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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0259/2017-S3

Sucre, 3 de abril de 2017 SALA TERCERA


Magistrada Relatora: Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez Acción de libertad Expediente:
18200-2017-37-AL Departamento: La Paz En revisión la Resolución 02/2017 de 8 de febrero,
cursante de fs. 83 a 86, pronunciada dentro de la acción de libertad interpuesta por Martín
Alejandro de la Quintana Rivera en representación sin mandato de Víctor Humberto Cayoja
Soliz contra Ernesto Macuchapi Laguna y Ángel Arias Morales, Vocales de la Sala Penal Primera
y Tercera, respectivamente, del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz; y, Tomás Eulogio
Condori Mamani, Daniel Juan Huaynoca Villca y Jimena Velásquez Albarracín, Jueces Técnicos
del Tribunal de Sentencia Penal Tercero del mismo departamento. I. ANTECEDENTES CON
RELEVANCIA JURÍDICA I.1. Contenido de la demanda Por memorial presentado el 7 de febrero
de 2017, cursante de fs. 44 a 47, el accionante a través de su representante manifestó que:
I.1.1. Hechos que motivan la acción Dentro del proceso penal instaurado en su contra por la
presunta comisión del delito de estafa en grado de complicidad se dispuso la imposición de la
medida cautelar de detención preventiva en consideración a la existencia de probabilidad de
autoría prevista en el art. 233 del Código de Procedimiento Penal (CPP), y la concurrencia de
los riesgos procesales establecidos en los arts. 234 y 235 de dicha norma procesal. Así, por
Resolución 329/2015 de 1 de octubre, en la que se determinó la aplicación de la detención
preventiva, se establecieron los riesgos procesales contenidos en los arts. 234.2 y 235.2 del
CPP, determinándose en cuanto al primer riesgo que ‘“…el 2 imputado con los dineros que
hubieran sido colectados que asumen mas de 235 mil dólares el imputado tiene los recursos
correspondientes para poder efectuar de tener la facilidad de abandonar el país o permanecer
oculto toda vez que el representante del Ministerio p[ú]blico a indicado que no ha dado
ningún tipo de información o algún tipo de documento que haga conocer donde encontraría
este monto de dinero, por lo que el suscrito juez considera que ante estas circunstancias
existiendo estos recursos que supuestamente se hubiera efectuado, sonsacado bajo artificios…
concurriría el núm. 2”’ (sic). Posteriormente interpuso solicitud de cesación de la detención
preventiva, de conformidad a lo establecido en el art. 239.1 del CPP y adjuntando nuevos
elementos de convicción, misma que fue resuelta por Resolución 11/2016 de 15 de diciembre,
por la cual los Jueces Técnicos del Tribunal de Sentencia Penal Tercero del departamento de La
Paz -ahora codemandados-, determinaron en cuanto al riesgo contenido en el art. 234.2 de
dicho cuerpo legal lo siguiente: “…se mantiene el riesgo de fuga, al no tener arraigo natural por
lo que se mantiene” (sic), cambiando de este modo el fundamento para aplicar el riesgo
procesal referido, no emitiendo fundamento alguno por el cual sostuvieron la concurrencia del
riesgo procesal del art. 235.2 del mismo Código, realizando una parcial valoración de la prueba
aportada. Apelada la referida Resolución los Vocales ahora demandados por Auto de Vista
396/2016 de 30 de diciembre, mantuvieron ambos riesgos procesales sin efectuar una debida
fundamentación ni realizar la respectiva valoración de la prueba, toda vez que a su criterio no
se habría desvirtuado el riesgo contenido en el art. 234.2 del CPP, respecto de que el acusado
habría recaudado una serie de recursos económicos que los podría utilizar para su fuga o para
permanecer oculto, refiriendo vía complementación que el Tribunal a quo lamentablemente
habría equivocado sus fundamentos al consignar que el imputado no desvirtuó dicho riesgo
procesal por no acreditar un arraigo natural y social, reponiendo indebidamente este
fundamento en vulneración al principio de favorabilidad; y, en relación al art. 235.2 de dicho
Código, determinaron sin haber valorado prueba alguna que el acusado podría influir sobre los
otros partícipes, testigos o peritos, no mencionándose a quiénes se refería precisamente por la
ausencia de dicha valoración, estableciendo de memoria que se podría influir en partícipes y
testigos. Con dicho pronunciamiento los Vocales hoy demandados vulneraron su derecho al
debido proceso respecto a la falta de valoración de la prueba, por cuanto en relación al art.
234.2 del CPP no realizaron dicha labor sobre los documentos presentados consistentes en el
memorial de respuesta a una excepción planteada, en la cual los acusadores admiten que su
persona no recibió dinero alguno, certificaciones del sistema financiero que acreditan que no
tiene ni tuvo dinero alguno en dicho sistema, requerimiento de anotación preventiva en
“COSSMIL” sobre el mineral de ulexita, y el reconocimiento de deuda firmada por Cidar Rivero
Plaza -otro coimputado- y los acusadores particulares, prueba que fue valorada por el Tribunal
a quo y que le sirvió de fundamento al mismo para cambiar el criterio respecto al riesgo de
fuga; sin embargo, en alzada la valoración estuvo ausente, y vulnerando el principio de
prohibición de reforma en perjuicio, reponen 3 un riesgo procesal agravando su situación
jurídica al determinar nuevamente que el riesgo persistiría debido a que supuestamente su
persona no habría desvirtuado la recaudación de dineros con los que se pudiera dar a la fuga o
permanecer oculto, cuando dicho criterio fue cambiado por la Resolución 11/2016. En relación
al art. 235.2 del mismo cuerpo legal, la ausencia de valoración de la prueba radica en la no
consideración de las declaraciones prestadas dentro del proceso de investigación y la
acusación en la que se ofreció testigos, habiendo en ambas instancias resuelto su solicitud en
base a meras conjeturas o suposiciones, pues al no valorar dicha prueba no se conoce quienes
son los supuestos testigos y partícipes, peor aún no se tomó en cuenta que el Juez cautelar en
la Resolución primigenia nunca estableció la posibilidad de influir en testigos. Asimismo, el
Auto de Vista ahora impugnado vulneró su derecho al debido proceso respecto a su elemento
de certeza y congruencia, toda vez que en relación al art. 234.2 del CPP, el Tribunal a quo
determinó que dicho riesgo en los términos señalados en la Resolución primigenia habría
desaparecido; sin embargo estableció su concurrencia porque no se acreditó actividad lícita
por arraigo natural y social; empero, los Vocales ahora demandados de forma incongruente
concluyeron que lamentablemente dicho Tribunal a quo, habría equivocado sus fundamentos,
incongruencia manifestada al no considerar el principio de favorabilidad por el cual se le
estaba prohibido creer que el mismo se equivocó, debiendo aplicar ante la duda lo más
favorable para su persona, correspondiendo considerar que dicho riesgo solo subsistía por la
falta de actividad lícita y que habiendo demostrado lo mencionado debieron determinar la
inexistencia de dicho riesgo procesal. En este mismo sentido, respecto al art. 235.2 del referido
Código, los Vocales demandados de forma incongruente determinaron que se podría
influenciar en testigos, cuando en la Resolución 329/2015, de forma clara y absoluta se
estableció que dicha influencia radicaba en la que se podría efectuar sobre Cidar Rivero Plaza y
en otros partícipes, sin mencionar la influencia sobre testigos; sin embargo, en el Auto de Vista
impugnado aparecen dichos testigos en los que se podría ejercer influencia, sin ni siquiera
haberlos nombrado, ni mencionando cómo se influenciaría sobre los mismos, expresando
simplemente un criterio subjetivo y un juicio de valor a futuro sin constar evidencia alguna.
I.1.2. Derechos y garantía supuestamente vulnerados El accionante a través de su
representante denunció la lesión de sus derechos a la libertad y al debido proceso en sus
vertientes de certeza, congruencia, fundamentación y omisión de valoración de la prueba,
citando al efecto los arts. 23.I, II y III, 115, 116 y 180.I de la Constitución Política del Estado
(CPE). I.1.3. Petitorio Solicita se conceda la tutela, disponiendo la nulidad de la Resolución
396/2016 de 30 de diciembre, solo y exclusivamente en cuanto a los riesgos procesales del art.
234.2 y 235.2 del CPP, así como de la Resolución 11/2016 de 15 de diciembre, en los
argumentos del riesgo procesal del art. 235.2 de dicho Código, 4 ordenándose que el
fundamento establecido en dicha Resolución respecto al primer artículo nombrado de la
misma norma, se mantenga firme y subsistente. I.2. Audiencia y Resolución del Juez de
garantías Celebrada la audiencia pública el 8 de febrero de 2017, según consta en el acta
cursante de fs. 78 a 82, presente la parte accionante, y ausentes las autoridades demandadas y
el representante del Ministerio Público, se produjeron los siguientes actuados: I.2.1.
Ratificación y ampliación de la acción La parte accionante ratificó in extenso los extremos
vertidos en su memorial de acción de libertad, habiendo ejercido su derecho a la defensa
material al manifestar personalmente que lo que se pide a través de la presente acción tutelar
es que los Vocales demandados no omitan valorar la prueba, habiéndose presentado más de
cincuenta cartas de bancos, un reconocimiento de deuda notariado donde “René Sidar” el
principal acusado, reconoció la existencia del dinero y el pago pendiente que se debe realizar,
y un memorial de excepción presentada por la parte querellante, documentación que en
ningún momento fue valorada ni por los Vocales hoy demandados ni por los Jueces de
Sentencia Penal codemandados, no entendiéndose cómo se puede preguntar a su persona
dónde está el dinero cuando no consta ni un recibo, pues todos los dineros entregados
contienen un recibo, mismos que se encuentran en el cuaderno de investigación, no existiendo
ninguno que tenga su firma, solicitándose a los Vocales demandados que valoren dichas
pruebas, toda vez que tienen la obligación de hacerlo. I.2.2. Informe de las autoridades
demandadas Ernesto Macuchapi Laguna y Ángel Arias Morales, Vocales de la Sala Penal
Primera y Tercera, respectivamente, del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, por
informe presentado el 8 de febrero de 2017, cursante de fs. 67 a 69, manifestaron que: a) Al
emitirse el Auto de Vista 396/2016, se cumplió con el principio de limitación por competencia
establecido en el art. 398 del CPP, por lo cual se procedió a resolver la apelación planteada con
la debida fundamentación fáctica, jurídica, constitucional y jurisprudencial, habiéndose
efectuado la valoración de la prueba acorde a lo determinado por el art. 173 del mismo
Código, por lo que otros aspectos no reclamados por la parte apelante no podían ser
considerados a efectos de no emitir una resolución ultra o extra petita, vulnerándose el
principio de imparcialidad contenido en el art. 178.I de la CPE; b) Respecto al argumento de la
parte accionante en relación a la vulneración del principio de reforma en perjuicio establecido
en el art. 400 del adjetivo penal, en cuanto a lo determinado sobre el riesgo procesal
contenido en el art. 234.2 de dicha normativa, se tiene que no se lesionó tal principio toda vez
que se acudió al principio de legalidad contenido en el art. 180.I de la Norma Suprema, y
considerando que dicha solicitud fue efectuada en base al art. 239.1 del CPP, entonces el
imputado debía desmerecer las razones de su 5 detención preventiva, y no si tenía o no
arraigo natural, habiendo hecho énfasis a la Resolución 186/2016, emitida por la Sala Penal
Tercera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, consiguientemente el Tribunal a quo
que emitió la Resolución de rechazo lamentablemente equivocó los fundamentos al haber
consignado que el imputado no acreditó tener arraigo natural, cuando lo que estaba en
discusión era que el imputado había recaudado una serie de recursos económicos que los
utilizaría para darse a la fuga o permanecer oculto, aspecto este que debía ser desvirtuado, por
lo que el Tribunal de alzada simplemente subsanó la errónea fundamentación principalmente
para otorgar seguridad jurídica al imputado, pues de lo contrario se estaría ampliando los
fundamentos de dicho riesgo procesal dejándole en indefensión; y, c) En cuanto al numeral 2
del art. 235 del CPP, referido a la influencia negativa que se pueda ejercer sobre partícipes,
testigos y peritos, se estableció claramente que se debe evitar la influencia sobre los mismos,
más aún considerando que es en la acusación formal en la que se ofrece dichas intervenciones
y la misma se realiza en el juicio propiamente dicho, habiéndose incluso invocado la SC
0007/2007-R de 8 de enero, que establece que este peligro procesal subsiste inclusive hasta
antes de la ejecución de la sentencia, razón por la cual se instauró su persistencia,
considerando el carácter protector del mismo. Daniel Huaynoca Villca y Tomás Condori
Mamani, Jueces Técnicos del Tribunal de Sentencia Penal Tercero de la Capital del
departamento de La Paz, por informe presentado el 8 de febrero de 2017, cursante a fs. 70 y
vta., refirieron que por Resolución 11/2016, se rechazó por unanimidad la solicitud de cesación
de la detención preventiva, toda vez que no se desvirtuaron los riesgos procesales contenidos
en los arts. 234.2 y 235.1 y 2 del CPP, determinación que una vez apelada fue resuelta por el
Tribunal de alzada confirmando el fallo emitido, dándose cumplimiento al principio de
legalidad, debiéndose considerar que la Resolución pronunciada no es de carácter definitivo ni
causa estado, pudiendo la parte accionante interponer nuevamente su solicitud en cualquier
instancia. Jimena Velásquez Albarracín, Jueza Técnica del Tribunal de Sentencia Penal Tercero
de la Capital del departamento de La Paz, no asistió a la audiencia, ni remitió informe alguno
pese a su notificación cursante a fs. 53. I.2.3. Resolución El Juez de Sentencia Penal Tercero de
la Capital del departamento de La Paz, constituido en Juez de garantías, mediante Resolución
02/2017 de 8 de febrero, cursante de fs. 83 a 86, denegó la tutela solicitada, bajo los siguientes
fundamentos: 1) La Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental del Justicia de La Paz, por
Auto de Vista 396/2017, luego del análisis en grado de apelación de la Resolución 11/2015,
rechazó la solicitud de cesación de la detención preventiva del hoy accionante, determinando
su procedencia en parte al haberse desvirtuado las causales inmersas en los arts. 234.1 y 235.1
del CPP, pero persistentes las contenidas en el numeral 2 de ambos artículos, determinación
emergente de la valoración realizada de acuerdo a lo establecido en los arts. 124 y 173 del
referido 6 cuerpo legal, teniendo en cuenta que la Resolución del Tribunal a quo fue objeto de
modificación como se tiene expuesto; sin embargo, persistían dichos riesgos procesales que
dieron lugar a su detención preventiva, haciendo notar que los Vocales hoy demandados
efectuaron el trámite respectivo a efectos de desvirtuar dos de los riesgos procesales que
habrían persistido; 2) El accionante se encuentra privado de libertad debido a la determinación
de la autoridad jurisdiccional emergente de un proceso penal que se le sigue por la presunta
comisión del delito de estafa con agravación de víctimas múltiples, sin que se pueda atribuir
que los riesgos procesales que persisten hayan sido desvirtuados en su totalidad, no estando la
vulneración al debido proceso debidamente acreditado como corresponde menos en esta
instancia a través de la acción de libertad; 3) El Juez de garantías no puede realizar la
valoración de la prueba como se pretende; y, 4) Conforme al art. 250 del referido cuerpo legal,
las medidas cautelares tienen carácter provisional pudiendo ser modificadas en cualquier
momento. En la vía de complementación la parte accionante solicitó se mencione porque no
se valoró la prueba presentada, no habiéndose referido en la Resolución emitida respecto a la
prueba ofrecida, pues al omitir la misma el Juez de garantías estaría incurriendo en la misma
vulneración al debido proceso en su elemento de fundamentación, debiéndose referir a cada
una de ellas y la valoración otorgada. A cuyo efecto el Juez de garantías manifestó que no tiene
facultad de valorar prueba alguna, que fue conocida por el Juez de instancia y el Tribunal de
apelación, considerándose suficiente lo expuesto respecto a lo solicitado. II. CONCLUSIONES
De la revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establece lo
siguiente: II.1. Cursa Auto de Vista 186/2016 de 5 de julio, por la cual la Sala Penal Tercera del
Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, declaró improcedente el recurso de apelación
interpuesto contra la Resolución 88/2016 de 4 de marzo, que rechazó su solicitud de cesación
de la detención preventiva, determinando la persistencia de los riesgos procesales contenidos
en los arts. 234.1 y 2, y 235.1 y 2 del CPP (fs. 28 a 34 vta.). II.2. Mediante Resolución 11/2016
de 15 de diciembre, Tomás Condori Mamani, Daniel Huaynoca Villca y Jimena Velásquez
Albarracín, Jueces Técnicos del Tribunal de Sentencia Penal Tercero de la Capital del
departamento de La Paz -hoy codemandados- rechazaron su solicitud de cesación de la
detención preventiva, manteniendo firmes y subsistentes todos los riesgos procesales
establecidos en el Auto de Vista 186/2016 (fs. 25 a 26 vta.). II.3. Por Auto de Vista 396/2016 de
30 de diciembre, Ernesto Macuchapi Laguna y Ángel Arias Morales, Vocales de la Sala Penal
Primera y Tercera, respectivamente, del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz -ahora 7
demandados- declararon la procedencia en parte del recurso de apelación interpuesta contra
la Resolución 11/2016 anteriormente mencionada, solo en relación a haberse desvirtuado el
numeral 1 de los arts. 234 y 235 del CPP, confirmando en el fondo la mencionada Resolución
manteniendo el rechazo de la solicitud de cesación de la detención preventiva al encontrarse
pendientes los dos peligros procesales establecidos en los arts. 234.2 y 235.2 de dicha
normativa; asimismo, cursa la complementación realizada a dicho fallo de alzada en la cual
entre otras cuestiones se aclaró que el arraigo natural nunca estuvo en discusión no
teniéndose que desvirtuar el mismo, sino lo relativo a que si el imputado había recaudado una
serie de recursos económicos que los utilizaría para darse a la fuga o permanecer oculto,
habiendo el Tribunal a quo lamentablemente equivocado los fundamentos al consignar que no
se acreditó tener un arraigo natural y social (fs. 11 a 17 vta.). III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS
DEL FALLO El accionante a través de su representante considera vulnerados sus derechos a
libertad y al debido proceso en sus vertientes de certeza, congruencia, fundamentación y
omisión de valoración de la prueba, toda vez que los Jueces hoy codemandados a tiempo de
emitir la Resolución 11/2016, efectuaron una valoración parcial de la prueba presentada
determinando el rechazo de su solicitud de cesación de la detención preventiva, omitiendo
realizar una adecuada fundamentación que sustente la decisión asumida; a su turno, los
Vocales ahora demandados, a través del Auto de Vista 396/2016, incongruentemente y
omitiendo realizar una valoración de la prueba, determinaron la persistencia del riesgo
procesal contenido en el numeral 2 del art. 234 del CPP, sustentando que no se habría
desvirtuado el riesgo respecto a que su persona habría recaudado recursos económicos
mismos que los utilizaría para darse a la fuga o permanecer oculto, cuando referido criterio fue
modificado por la Resolución 11/2016, que valorando los documentos presentados estableció
que dicho riesgo no concurre debido a que se acreditó que su persona no recolectó ni recaudó
ningún dinero; empero, al no haber acreditado actividad lícita el mismo persistiría, por lo que
los Vocales demandados al haber repuesto el fundamento anterior vulneraron el principio de
prohibición de reforma en perjuicio establecida en el art. 400 del mismo Código, al introducir
nuevamente el fundamento de riesgo procesal anterior agravando su situación procesal,
cuando de acuerdo al principio de favorabilidad el Tribunal de alzada debió aplicar lo más
favorable para el imputado y no determinar de forma incongruente y sin valorar prueba alguna
que el Tribunal a quo lamentablemente habría equivocado los fundamentos, correspondiendo
que el fundamento establecido en la Resolución 11/2016 respecto al art. 234.2 del señalado
cuerpo legal se mantenga firme y subsistente, mismo que sea la base para determinar en
alzada su inconcurrencia al haberse demostrado la existencia de actividad lícita; en relación al
peligro procesal establecido en el numeral 2 del art. 235 del mencionado Código, la
incongruencia y omisión de valoración de la prueba radica en sentido de que en dicho Auto de
Vista se estableció sin valorar prueba alguna que se ejercería influencia respecto a los testigos,
cuando en la Resolución primigenia -se refiere a la Resolución 8 329/2015 - el Juez cautelar
nunca estableció la posibilidad de influir en testigos, no habiéndose señalado quienes serían
los mismos testigos o partícipes sobre los cuales se pudiera ejercer influencia y el modo en que
dicha influencia se pudiera ejercer, derivando en la concurrencia de este riesgo procesal solo
bajo un criterio subjetivo y un juicio de valor a futuro, sin consignar ninguna evidencia al
respecto. Corresponde en revisión, verificar si lo alegado es evidente y si corresponde
conceder o denegar la tutela solicitada. III.1. Obligación del Tribunal de apelación de
fundamentar y motivar la Resolución que disponga, modifique o mantenga una medida
cautelar. Jurisprudencia reiterada Al respecto, la SCP 0339/2012 de 18 de junio, recogiendo los
entendimientos asumidos por la jurisprudencia constitucional en cuanto a la fundamentación
como elemento del debido proceso, así como las condiciones y formalidades de las
resoluciones que dispongan una medida cautelar, dado el derecho involucrado, sostuvo que:
“El Tribunal Constitucional, ha desarrollado amplia jurisprudencia sobre cuáles son las
condiciones y formalidades que debe cumplir la Resolución que disponga una medida cautelar
de carácter personal de detención preventiva de un imputado y/o imputada, a través de la SC
1141/2003 de 12 de agosto, citada a su vez por la SC 0089/2010-R de 4 de mayo, sosteniendo
que: ‘...la aplicación de una medida cautelar de carácter personal en el ámbito procesal penal
debe cumplir con las condiciones de validez legal, lo que significa que, la autoridad judicial
competente, para adoptar la decisión de aplicar la detención preventiva, de una parte, está
obligado a verificar y determinar la concurrencia de los requisitos previstos por el art. 233 CPP,
para lo que deberá contrastar la solicitud fundamentada del Ministerio Público con los
elementos de prueba presentados sobre la concurrencia de los requisitos, en el marco de las
normas previstas por los arts. 234 y 235 CPP; de otra parte, deberá fundamentar en derecho la
decisión de aplicar la medida cautelar de carácter personal, pues tomando en cuenta que uno
de los principios fundamentales inherentes al Estado Democrático de Derecho es la motivación
de las decisiones de las autoridades públicas, el Juez está obligado a expresar los motivos de
hecho y de derecho en que se basa su convicción determinativa de la concurrencia de los
requisitos, así como el valor otorgado a los medios de prueba, esa fundamentación no puede
ser reemplazada por la simple relación de los documentos o la mención de los requerimientos
de las partes; de modo que está obligado a expresar los presupuestos jurídicos que motivan la
medida, con cita de las normas legales aplicables y la descripción clara y objetiva de los
elementos de convicción concurrentes’. En cuanto al Tribunal de apelación, la citada SC
0089/2010-R, señaló: ‘…está obligado igualmente a dictar una Resolución debidamente 9
fundamentada sobre la necesidad de aplicar dicha medida cautelar de carácter personal,
explicando la concurrencia de los dos requisitos determinados en el art. 233 del CPP. En ese
sentido, se ha establecido que el Tribunal de apelación, está obligado a motivar y fundamentar
su Resolución, precisando los elementos de convicción que le permiten concluir en la
necesidad de revocar las medidas sustitutivas y aplicar la detención preventiva; a cuyo efecto,
debe también justificar la concurrencia de los presupuestos jurídicos exigidos por el art. 233
del CPP y una o varias de las circunstancias señaladas por los arts. 234 y 235 del CPP, mediante
una Resolución debidamente fundamentada, conforme exige el art. 236 del CPP, puesto que
sólo cuando se han fundamentado debidamente estas dos situaciones, se puede disponer la
detención preventiva’. Así también, la SC 0782/2005-R de 13 de julio, determinó que: ‘Ahora
bien, la exigencia de pronunciar una Resolución motivada en la que se establezca la
concurrencia de los requisitos de validez para determinar la detención preventiva,
entendiendo por motivo fundado a aquél conjunto articulado de hechos que permiten inferir
de manera objetiva que la persona imputada es probablemente autora de una infracción o
partícipe de la misma y que existe riesgo de fuga y/u obstaculización de la averiguación de la
verdad no sólo alcanza al Juez cautelar, sino también al tribunal que conozca en apelación la
Resolución que disponga, modifique o rechace las medidas cautelares, toda vez que si bien de
conformidad con el art. 251 del CPP, las medidas cautelares dispuestas por el Juez cautelar,
pueden ser apeladas y, por lo mismo, modificadas, ello no significa que el tribunal de apelación
cuando determine disponer la detención preventiva, esté exento de pronunciar una
Resolución lo suficientemente motivada, en la que se exprese la concurrencia de los dos
requisitos que la ley impone para la procedencia de esa medida cautelar’. De lo que se
concluye que la fundamentación de las resoluciones judiciales no sólo es exigible al momento
de disponer la detención preventiva, sino también cuando se rechaza la solicitud de cesación
de la detención preventiva, se determine la sustitución o modificación de esa medida o,
finalmente, cuando se la revoca; aclarándose que la fundamentación se exige tanto en las
resoluciones pronunciadas en primera instancia, como aquellas emitidas en apelación y en
toda decisión judicial conforme establece el art. 124 del CPP” (las negrillas nos corresponden).
III.2. Análisis del caso concreto El accionante a través de su representante denuncia que las
autoridades demandadas a su turno asumieron la persistencia de los riesgos procesales
establecidos sin efectuar una adecuada fundamentación y 10 valoración de la prueba,
determinando el rechazo de su solicitud de cesación a la detención preventiva en ambas
instancias de forma incongruente lo que vulneró sus derechos a la libertad y al debido proceso.
Teniendo en cuenta que la interposición de esta acción de defensa se la realizó incluso contra
los Jueces Técnicos del Tribunal Tercero de Sentencia Penal Tercero de la Capital del
departamento de La Paz, cabe aclarar que la presente Sentencia Constitucional Plurinacional
se referirá a la última determinación asumida en alzada, toda vez que los Vocales demandados
a tiempo de conocer el recurso interpuesto, tuvieron la oportunidad de revisar la Resolución
emitida por el Tribunal a quo, correspondiendo en ese sentido delimitar la problemática a
tratar respecto a dichas autoridades. Así, la parte accionante manifestó que el Tribunal de
alzada de forma infundada, incongruente y sin la valoración de la prueba ofrecida determinó
que: i) La persistencia del riesgo procesal contenido en el art. 234.2 del CPP, puesto que no
desvirtuó que su persona habría recaudado recursos económicos los cuales utilizaría para
darse a la fuga o permanecer oculto, cuando en la Resolución 11/2016 el Tribunal a quo,
habiendo valorado la prueba aportada cambió el criterio respecto al fundamento utilizado
para establecer este riesgo, señalando que el mismo ya se habría desvirtuado, toda vez que se
acreditó que el accionante no colectó ni recaudó ningún dinero al haberse evidenciado que
Cidar Rivero Plaza -otro coimputadoera el obligado a restituir los dineros al ser quien los
recibió, existiendo un contrato de reconocimiento de deuda, pero que el mismo persistiría al
no haberse acreditado actividad lícita por no tener arraigo natural ni social modificándose en
este sentido el fundamento de este riesgo procesal sobre el cual se debía analizar la
concurrencia o no de dicho riesgo, vulnerando en consecuencia el principio de prohibición de
reforma en perjuicio establecido en el art. 400 del mismo Código y el de favorabilidad por el
cual ante la duda se debe aplicar lo más favorable al imputado; y, ii) La concurrencia del
peligro procesal establecido en el numeral 2 del art. 235 del referido cuerpo legal, sosteniendo
que existiría la posibilidad de influir sobre supuestos testigos y partícipes, cuando el Juez
cautelar en la Resolución primigenia no estableció en ningún momento que se podría ejercer
dicha influencia sobre testigos, y ante la no valoración de la prueba los Vocales demandados,
no especificaron de quienes se trataba al no haberlos nombrado, no determinado tampoco de
qué forma se pudiera ejercer la influencia negativa referida, apareciendo en este Auto de Vista
impugnado testigos sobre los cueles se podría influenciar, estableciendo lo referido solamente
en base a un criterio subjetivo y un juicio de valor a futuro, sin constar evidencia alguna que
sustente su postura. Descritas las temáticas a tratar, se hace necesario para dicho objetivo
abordar los argumentos sustentados al respecto por la parte accionante a 11 tiempo de
plantear su recurso de apelación contra la Resolución 11/2016 de 15 de diciembre que rechazó
su solicitud de cesación a la detención preventiva, en la audiencia desarrollada el 30 de
diciembre de 2016, mismos consistentes en los siguientes puntos: a) En la Resolución
186/2016 de 5 de julio, se estableció que la posibilidad de fuga se acreditaba con los posibles
dineros que se hayan generado producto de la estafa, mismo que serían utilizados para dicho
objetivo, a lo cual el Tribunal de Sentencia Penal Tercero del departamento de La Paz,
manifestó que el riesgo de fuga se mantiene al no tener arraigo natural, determinación que no
puede ser modificada, lo que evidencia que el Tribunal a quo no solo desoye la citada
Resolución en perjuicio del imputado sino que también lo hace a su favor, destrozando la
posibilidad de que la probabilidad de fuga se concentre en los supuestos posibles dineros
“estafables”, más cuando en audiencia se hizo conocer la existencia de un documento de
reconocimiento de deuda realizado no con el ahora accionante sino con Cidar Rivero Plaza,
otro acusado, por lo que se solicita que el Tribunal de apelación acceda a la prueba y
determine la existencia de actividad lícita y por lo tanto la constancia de arraigo natural,
teniéndose en ese sentido por desvirtuado el riesgo mencionado de acuerdo al fundamento
empleado por el Tribunal a quo; y, b) Respecto al riesgo contenido en el art. 235.2 del CPP,
simplemente se manifestó que el imputado podría influenciar negativamente en los partícipes,
testigos, terceros intervinientes, omitiendo considerar que de acuerdo a la jurisprudencia
constitucional (SCP 0782/2016-S3 de 18 de julio) la fundamentación a realizar debe contener
una posición de hecho y de derecho a efectos que el imputado pueda saber de qué
defenderse, en consideración -precisamente- a sus derechos a la defensa y a la presunción de
inocencia, por otro lado, para analizar dicho riesgo no se valoraron las declaraciones
informativas, ni la acusación presentada, actuados en los que se advierte la existencia solo de
dos testigos mismos que ya declararon, no habiendo logrado fundamentar ni motivar la
decisión respecto a esta exigencia. Ante dicho planteamiento, los Vocales demandados a
través del Auto de Vista 396/2016 de 30 de diciembre, determinaron la persistencia de ambos
riesgos procesales y en consecuencia, vigente la detención preventiva del accionante, decisión
asumida bajo las siguientes consideraciones: 1) La Resolución 186/2016, estableció la
concurrencia del riesgo procesal contenido en el numeral 2 del art. 234 del CPP, con relación a
los argumentos esgrimidos en la Resolución de imputación formal y la Resolución primigenia,
en sentido que el acusado habría recaudado una serie de recursos económicos, los que
pudieran ser utilizados para 12 darse a la fuga o para permanecer oculto, por lo que en
consideración al art. 239.1 del mismo Código, el acusado no ha demostrado de manera
fehaciente y con documentación contundente e idónea que ya no concurriría dicho
presupuesto, correspondiendo resaltar que no se está indicando en esta Resolución que el
acusado -ahora accionanterecibió dineros de forma directa, sino que habría recaudado dinero,
mismo que pudo ser entregado al otro coacusado Cidar Rivero Plaza o viceversa,
manteniéndose vigente el riesgo referido al no haber desvirtuado dicho extremo, máxime
cuando en el presente caso ya existe una acusación formal presentada por el representante
del Ministerio Público en la que los dos coimputados fueron acusados por los ilícitos previstos
en los arts. 335 y 346 bis, (estafa con agravación de víctimas múltiples) del Código Penal (CP),
por lo que el Tribunal de Sentencia Penal correspondiente será el encargado de sustanciar el
juicio y en su caso determinar la sanción que corresponde a cada uno de ellos, no siendo esta
la instancia para debatir tal extremo; y, 2) La base del peligro procesal del numeral 2 del art.
235 del CPP, era que el acusado podía influenciar contra los otros partícipes, en su caso contra
testigos o peritos, y considerando que estas intervenciones se encuentran ofrecidas en la
acusación formal presentada por el Ministerio Público, los mismos deben deponer su
testimonio justamente en la audiencia de juicio oral, teniéndose presente que si bien los
mismos ya habrían intervenido en la etapa preparatoria, únicamente lo hicieron en calidad de
información y no propiamente como una declaración que se la hace ante las autoridades
judiciales competentes ya sea Jueces o Tribunales de Sentencia, debiéndose por ello evitar que
el imputado estando en libertad tienda a influir de manera negativa sobres dichos testigos,
correspondiendo al respecto invocar la SCP 0007/2007, que establece que este peligro
procesal subsiste inclusive hasta antes de la ejecución de la sentencia, razón por la cual en
criterio de este Tribunal de alzada persiste este riesgo procesal, considerando más aún el
carácter protectivo del mismo. Ante dicha determinación la parte hoy accionante en lo que
concierne a los puntos hoy impugnados solicitó enmienda y complementación manifestando
que se explique: i) Que “…la resolución apelada en la descripción del Art. 234 núm. 2), Art. 235
núms. 1) y 2) fueron debidamente fundamentadas y motivadas en relación al Art. 124,
explíqueme si estas descripciones están fundamentadas” (sic); La limitación contenida en el
art. 400 del CPP, referida a la reforma en perjuicio en relación a la determinación del Tribunal a
quo que respecto al art. 234.2 del mismo cuerpo legal, estableció la concurrencia del peligro
de fuga al no tener arraigo natural, habiendo 13 el Tribunal de alzada emitido su Resolución en
perjuicio del ahora accionante al determinar pese al límite del indicado art. 400 de la
mencionada normativa, la concurrencia de dicho riesgo por la existencia de dineros que
podrían ser utilizados para la fuga, estando lo referido superado por la Resolución apelada, por
lo que se tenía la prohibición “de mover una coma” respecto al riesgo establecido en el art.
234.2 del mencionado Código, por lo que se solicita se explique cuál es la descripción
normativa utilizada por las autoridades de alzada para ir más allá; ii) Si para el Tribunal de
Sentencia el peligro de fuga está relacionado al arraigo natural, inmediatamente vinculado al
domicilio, trabajo y familia, de mantenerse la posición del Tribunal de alzada cómo se podría
desvirtuar que los supuestos dineros habidos pueden ser utilizados en la fuga; y, iii) Qué valor
se dio a la Sentencia Constitucional referida a al debido proceso en su vertiente de motivación
y fundamentación. A lo cual los Vocales ahora demandados manifestaron: a) Se aclara que lo
que se mantiene vigente, firme y subsistente son los peligros procesales de fuga y
obstaculización descritos en los arts. 234.2 y 235.2 del CPP, en esa línea es que también se está
emitiendo una explicación complementaria a la Resolución pronunciada, por lo que se
entiende que si se encuentra fundamentada; b) Respecto al límite del Tribunal de apelación
contenido en el art. 400 del CPP, referido a la reforma en perjuicio, en relación del art. 234.2
de dicho Código, se entiende que no se vulneró dicha norma legal debido a que se acudió al
principio de legalidad contenido en el art. 180.I de la CPE, es decir el sometimiento de las
autoridades jurisdiccionales a normas de la Constitución Política del Estado y a la ley,
invocándose en el presente caso el art. 239.1 del referido Código, por el cual se establece que
la cesación a la detención preventiva es viable cuando nuevos elementos de juicio demuestren
que no concurren los motivos que lo fundaron o tornen conveniente que sea sustituido por
otra medida; es decir, que lo que el imputado tenía que desmerecer eran las razones de su
detención preventiva, habiéndose inclusive hecho énfasis en audiencia a la Resolución
186/2016 emitida por la Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz,
por lo cual no se tenía que desvirtuar si tiene o no un arraigo natural, consiguientemente el
Tribunal que emitió la Resolución de rechazo y que es objeto de esta apelación,
lamentablemente equivocó los fundamentos al haber consignado que el imputado no acreditó
tener un arraigo natural y social, lo que nunca estuvo en discusión, siendo la cuestión a ser
desvirtuada respecto a la Resolución primigenia, que el imputado había recaudado una serie
de 14 recursos económicos que los utilizaría para darse a la fuga o permanecer oculto, no
mencionándose en esa Resolución que había recibido directamente de la parte querellante o
de la víctima, pudiendo hacerlo él o por tercera persona, inclusive a través del otro implicado,
siendo lo referido lo que tenía que ser desvirtuado y no lo hizo; consiguientemente, el Tribunal
de alzada corrigió y subsanó la errónea fundamentación del Tribunal de Sentencia Penal para
garantizar la seguridad jurídica particularmente al imputado, pues contrariamente a lo
determinado, de admitirse el nuevo criterio, se estaría ampliando los fundamentos de dicho
riesgo procesal, dejándole en indefensión. Al respecto, la “SC 838/2007-R de 11 de mayo” y la
SCP 1149/2013 de 23 de julio, señalan que el Tribunal de apelación a momento de emitir un
pronunciamiento está obligado a resolver sobre el fondo del recurso de apelación, no
pudiendo anular una resolución erróneamente emitida, sino que amplía los alcances del
Tribunal de alzada ampliar, subsanar y corregir los fundamentos y argumentos del inferior,
precisamente para otorgar seguridad jurídica al imputado para un futuro pedido de cesación a
la detención preventiva, habiéndose por ello reorientado a través de la Resolución emitida, a la
Resolución primigenia así como al Auto de Vista 186/2016 invocado por el propio imputado, lo
contrario habría sido admitir un nuevo peligro procesal en base a un nuevo fundamento no
contenido en la Resolución base de la detención preventiva; c) En relación a que se explique si
el peligro de fuga está orientado a que el imputado tenga o no un arraigo natural o social, se
tiene que en la Resolución primigenia así como en el Auto de Vista que rechaza el primer
pedido de cesación a la detención preventiva, no se habla de dicho fundamento como un
peligro procesal contra el imputado, habiéndose en tal caso ratificado la Resolución apelada,
en el entendido de la ampliación de los riesgos procesales lo que no sucedió, por cuanto
simplemente se remitió a los fundamentos que se consignaron como las razones de la
detención preventiva del imputado; d) Respecto a la “Sentencia Constitucional” referida por el
apelante en relación al debido proceso, se entiende que en la presente Resolución de alzada se
está cumpliendo a cabalidad con el art. 124 del CPP, en lo concerniente a la fundamentación,
además del art. 115.II del CPE, relativo al debido proceso, y si bien es cierto que la Resolución
venida en grado de apelación adolece de muchos fundamentos, existiendo inclusive
contradicciones, el Tribunal de alzada corrigió los mismos; y, e) En cuanto a la consulta de
cómo se podría desvirtuar el riesgo procesal contenido en el art. 234.2 del CPP, se debe tener
presente que al ejercerse una funcional jurisdiccional, no se puede actuar como abogado que
de hacerlo se orientaría a prejuzgar, y si en ese sentido se orientaría respecto a los elementos
de convicción necesarios para 15 desvirtuar el cuestionado riesgo procesal, con posterioridad
sería pasible a una excusa o recusación, no pudiéndose proporcionar por lo referido los datos
solicitados. Considerando los argumentos y fundamentos expuestos tanto por la parte hoy
accionante a tiempo de interponer su recurso de apelación como por los Vocales hoy
demandados en el Auto de Vista 396/2016 como en su Auto complementario, se tiene en lo
que concierne al riesgo procesal contenido en el art. 234.2 del CPP, que la propia parte
recurrente en oportunidad de su planteamiento de apelación señaló que en la Resolución
186/2016 -que es el Auto de Vista emitido por el Sala Penal Tercera a través del cual se
confirmó el rechazo a su última solicitud de cesación de la detención preventiva-, se habría
manifestado que se estableció la concurrencia de dicho riesgo, toda vez que existía la
posibilidad de fuga debido a que los posibles dineros generados producto de la estafa podrían
ser utilizados para dicho objetivo, pero que sin embargo, el Tribunal a quo desoyendo dicha
Resolución a favor del accionante estableció que el riesgo si persistiría pero que se debía a que
no acreditó su arraigo natural, modificación que a su vez a criterio del hoy accionante no podía
ser cambiada por el Tribunal superior, siendo el nuevo fundamento utilizado la base sobre la
cual el riesgo procesal de fuga debía ser analizado por el Tribunal de apelación y que habiendo
demostrado su arraigo natural lo que correspondería sería declarar la inconcurrencia del
mismo, a lo cual los Vocales demandados refirieron al igual que la parte apelante, que la
Resolución 186/2016 habiendo considerado tanto la imputación formal como la Resolución
primigenia que dispuso la detención preventiva, estableció como fundamento para determinar
la concurrencia del riesgo procesal de fuga establecida en el numeral 2 del art. 234 del mismo
Código, la posibilidad de que los recursos económicos recaudados fueran utilizados para que el
imputado se diera a la fuga y pueda permanecer oculto, no habiendo el imputado demostrado
de manera fehaciente y con documentación contundente e idónea que ya no concurría dicho
presupuesto. Ahora bien, con relación a este punto es conveniente en principio delimitar la
problemática en sentido de la modificación supuestamente indebida realizada por el Tribunal
superior, del fundamento utilizado por el Tribunal a quo para sostener la concurrencia del
peligro de fuga contenida en el numeral 2 del art. 234 del CPP; al respecto, como se evidencia
del desglose del Auto de Vista 396/2016, los Vocales ahora demandados reencaminaron dicho
fundamento en el sentido dispuesto por el Auto de Vista 186/2016 que es la Resolución de
alzada de la última solicitud de cesación de la detención preventiva, y que por lo sostenido por
dichas autoridades consideró tanto la Resolución de imputación formal y el fallo que dispuso
dicha medida cautelar, actuación que en modo alguno resulta alejado o contrario a las
facultades otorgadas a las autoridades superiores que en oportunidad del 16 conocimiento del
recurso de apelación están facultados e incluso tienen la obligación a tiempo de revisar la
actuación de las autoridades inferiores de corregir los errores en los cuales las mismas
hubiesen incurrido, siendo pertinente para el caso considerar la SCP 0339/2012, que a tiempo
de resolver en el caso concreto estableció que: “…el Tribunal ad quem tiene la obligación de
someterse a lo dispuesto por el art. 403 inc.3) del CPP e ingresar al fondo del asunto apelado,
aprobando o revocando el fallo del inferior, pues ese es el objetivo de dicha apelación
incidental; sin embargo, en el presente proceso en distintas ocasiones los Vocales se limitaron
a disponer que el Tribunal a quo proceda a dictar una nueva resolución en forma correcta (…)
consiguientemente se evidencia que no hicieron uso de las facultades que tienen para revisar y
modificar la resolución impugnada, para ese efecto les correspondía subsanar el error
inmediatamente, puesto que si consideraron que el fallo dictado por el Tribunal de Sentencia
contenía contradicciones, errores u otros, debieron revocarlo o aprobarlo previa valoración y
análisis respectivo, emitiendo para ello la resolución debidamente fundamentada tal cual exige
los art. 124 y 173 del CPP y no anular más de tres veces la resolución del referido Tribunal de
Sentencia por defectos; al no hacerlo, han incurrido en una omisión contraria a los derechos
del imputado…” , en este mismo sentido la SC 0838/2007-R de 11 de diciembre, que respecto a
la anulación de obrados sostuvo: “Del procedimiento establecido en el Código adjetivo penal
se establece claramente que, el tribunal de alzada al momento de recibir las actuaciones
pertinentes, debe ingresar al análisis de fondo de la cuestión planteada a efecto de resolver la
misma, ya sea aprobando o revocando la resolución impugnada, de acuerdo a los
antecedentes que informan el proceso, definiendo de esta manera la situación jurídica del o de
la imputada. (…) En la especie, de los antecedentes que informan el cuaderno procesal se tiene
que, el recurrente dentro del proceso penal seguido a instancia del Ministerio Público en su
contra, solicitó la cesación de su detención preventiva que fue rechazada por el Juez Sexto de
Instrucción en lo Penal, por Resolución 202/07, y apelada que fue, los Vocales recurridos, cual
era su obligación y en sujeción a sus atribuciones contenidas en las normas precedentemente
glosadas, no definieron la situación jurídica del recurrente, revocando o aprobando la
Resolución impugnada; por el contrario, dispusieron la anulación de obrados con el argumento
de que, el a quo proceda a dictar una nueva resolución, porque la misma no contenía el
fundamento que exige el art. 124 del CPP ni la valoración que exigen las normas
precedentemente señaladas, cuando lo que correspondía en sujeción al art. 251 del CPP, era
que se pronuncien sobre lo apelado, revocando lo impugnado o en su caso manteniendo
incólume la determinación adoptada por el a quo, mediante 17 una resolución debidamente
fundamentada previa valoración de los hechos y pruebas aportadas al respecto, salvando
cualquier omisión en la que el inferior hubiere incurrido en aplicación del art. 168 del CPP, ello
tomando en cuenta que el derecho a la libertad no puede estar sujeto a la demora que implica
la anulación de obrados” (las negrillas son nuestras). En ese sentido, se tiene claro que un
Tribunal de alzada a tiempo de pronunciar su resolución debe referirse sobre el fondo del
proceso evitando que por un error evidente el Tribunal superior anule obrados cuando tiene la
facultad de enmendar el mismo, como en el presente caso ocurrió, subsanación que si bien
puede producirse, esta debe estar debidamente fundamentada en conformidad a lo dispuesto
en los arts. 124 y 173 del CPP, en este sentido el Auto de Vista ahora cuestionado refirió que el
fundamento de dicho riesgo procesal establecido desde la Resolución primigenia (es decir la
que dispuso la detención preventiva del accionante) se sustentaba en la posibilidad de que el
dinero recaudado producto de la estafa pueda ser utilizado para que el accionante se dé a la
fuga o pueda permanecer oculto, fundamento que de igual forma fue el de la Resolución
186/2016, señalada por la propia parte accionante a tiempo de la interposición de su recurso
de apelación. Asimismo, a partir de la solicitud de enmienda y complementación realizada por
el accionante, los Vocales demandados manifestaron que el art. 400 del CPP, referido a la
reforma en perjuicio no fue vulnerado toda vez que se consideró el principio de legalidad al
cual está sujeto, debiendo tomarse en cuenta al emitir su Resolución el art. 239.1 del mismo
cuerpo legal, correspondiéndole al accionante desmerecer las razones que determinaron su
detención preventiva y considerando que el arraigo natural no estaba en discusión, dicho
Tribunal de alzada concluyó como es lógico en la subsanación del error incurrido por las
autoridades inferiores, reencaminando coherentemente el proceso al establecer nuevamente
el fundamento correcto que sustentaba el peligro de fuga, el cual fue establecido
precisamente en la Resolución que dispuso su detención preventiva y el que también fue
sustentado en las posteriores resoluciones, entendimiento que no se encuentra fuera de los
alcances de la equidad y la razonabilidad, ni evidencia vulneración alguna de los derechos del
accionante al encontrarse la citada decisión debidamente fundamentada, pues lo que en
efecto correspondía era justamente la subsanación y reorientación del proceso a lo
determinado en la Resolución 186/2016, y en la Resolución primigenia, como evidentemente
aconteció, debiendo considerar el fundamento expuesto en el Auto complementario como
parte del fallo emitido por los Vocales demandados cuyo análisis debe ser efectuado en su
globalidad al corresponder y ser parte de la Resolución principal, evidenciándose con ello que
la decisión del Tribunal de alzada de enmendar el error incurrido por las autoridades inferiores
se encuentra debidamente fundamentado y dentro de los alcances de sus 18 facultades toda
vez que al ser evidente el error su obligación era corregirlo evitando que el proceso se
desarrolle con defectos, sumándose a ello la coherencia que debe existir en el
pronunciamiento de las resoluciones sobre un mismo asunto, debiendo el proceso ser una
secuencia lógica de razonamientos encaminados a la decisión justa de cada caso, haciéndose
notar al respecto que la Resolución 186/2016, en su oportunidad también fue conocida y
resuelta por Ángel Arias Morales, Vocal de la Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental de
Justicia de La Paz -ahora codemandado-, quien obviamente se encontraba al tanto de las
causas que determinaron la detención preventiva del accionante y como es lógico la resolución
emitida fue el resultado de un razonamiento lógico, coherente y consecuente con todo lo
obrado en el proceso, correspondiendo por tal motivo denegar la tutela solicitada respecto a la
falta de fundamentación en relación al riesgo procesal contenido en el art. 234.2 del referido
Código. Con relación al peligro procesal establecido en el numeral 2 del art. 235 del CPP, el
accionante manifestó a través de esta acción tutelar que los Vocales demandados
establecieron que su persona podría influenciar negativamente sobre testigos, cuando la
influencia sobre testigos no fue establecida por el Juez cautelar en la Resolución primigenia,
conclusión a la que se arribó por la falta de valoración de las prueba presentada concerniente
a las declaraciones informativas y la acusación realizada por el Ministerio Público, al respecto
cabe precisar que dentro de los argumentos sustentados por la parte accionante a tiempo de
plantear su recurso de apelación no se encontraba lo anteriormente referido, pues dicho
planteamiento en la apelación concernía a que los fundamentos expuestos por el Tribunal a
quo no fueron los suficientes para sostener dicha influencia y que no valoraron ni las
declaraciones informativas ni la acusación, siendo estos los aspectos sobre los cuales los
Vocales demandados de conformidad a lo establecido en el art. 398 del adjetivo penal, les
correspondía emitir su fallo sustentado, al efecto en el Auto de Vista ahora impugnado dichas
autoridades demandadas sustentado la influencia que el accionante pudiera ejercer sobre los
partícipes y en su caso por testigos y peritos, mencionaron que considerando sus
intervenciones, además de la acusación formal presentada por el Ministerio Público, que los
mismos si bien ya hubieran intervenido en la etapa preparatoria lo hicieron en calidad de
información y no como una declaración propiamente dicha lo cual justamente por la acusación
propiciada por el Ministerio Público debe efectuarse en el desarrollo del juicio oral,
habiéndose en este sentido considerado tanto las declaraciones efectuadas en etapa
preparatoria como la acusación formal habiéndoles otorgado determinado valor al referir que
teniéndose presente su nueva participación en el juicio propiamente dicho a partir de la
acusación presentada entonces correspondía precautelar que el accionante en libertad no
ejerce influencia sobre los mismos, advirtiéndose de la lectura del Auto de Vista que los
Vocales demandados se circunscribieron a los partícipes, testigos y peritos señalados en la
acusación formal, lo que a su 19 vez evidencia su consideración y pertinencia, con lo que se
concluye que respecto al riesgo contenido en el art. 235.2 del mencionado cuerpo legal, el
Auto de Vista 396/2016 se encuentra debidamente fundamentado, habiendo considerado para
su determinación la prueba referida por el accionante a tiempo de su interposición del recurso
de apelación, por lo que corresponde en cuanto a este punto también denegar la tutela
solicitada. En consecuencia, el Juez de garantías, al denegar la tutela solicitada, adoptó la
decisión correcta. POR TANTO El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Tercera; en
virtud de la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de la Ley
del Tribunal Constitucional Plurinacional; en revisión, resuelve: CONFIRMAR la Resolución
02/2017 de 8 de febrero, cursante de fs. 83 a 86, pronunciada por el Juez de Sentencia Penal
Tercero de la Capital del departamento de La Paz; y en consecuencia, DENEGAR la tutela
solicitada. Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional. Fdo.
Dr. Ruddy José Flores Monterrey MAGISTRADO Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez
MAGISTRADA

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