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ACTIVIDADES - 2ª EVALUACIÓN
TEXTO 1
Sólo los desesperados muy lúcidos se permiten esta clase de fuga que es más parecida a la cobardía: ante
cualquier ignominia cierran los ojos y en la oscuridad levantan una fortaleza. En realidad, ésta es una de las
dos salidas que Shakespeare propone en el célebre monólogo de Hamlet. Ser o no ser: afrontar con gran
ánimo los golpes de la fortuna o dormir, tal vez soñar, y con este sueño dar fin a las miserias de la vida.
Creerán muchos que es más noble combatir las injusticias, levantar la voz contra la opresión, devolver los
agravios o vengar las afrentas. Así sería, tal vez, en los tiempos en que se sabía qué era el mal, quién era el
enemigo y dónde estaba la gloria. Pero hoy se vive bajo una tiranía difusa y la maldad es inaprensible
porque se confunde en el aire con el resto de la basura humana. La lees en los periódicos, la oyes en la
radio, aparece en la pantalla del televisor, la contagian como una peste esos tipos mediocres y
condecorados que se abrazan en cualquier fiesta y sin darte cuenta, solo por haber descuidado las
defensas, descubres que ya eres incapaz de rebelarte, que te has impregnado de la mugre general y a eso
atribuyes el desprecio que también sientes de ti mismo. No creo que haya existido una época en que los
cretinos hayan sido tan apabullantes, ni los tontos hayan mandado más, ni la idiotez haya tratado de
meterse como la humedad por todas las ventanas de las casas y los poros del cuerpo. Se habla mucho de la
carne contaminada de los animales, pero aún es peor epidemia la degradación moral de las personas, que
está en todas y en ninguna parte. Ser o no ser. Hay que rendir homenaje a los desesperados más lúcidos
que resuelven esta duda de Hamlet huyendo de la basura a través de los sueños. Se trata de esos cobardes
imbatibles que robustecen su vida soñando ríos incontaminados, aromas de pan antiguo, risas de viejos
amigos que se mezclan en el jardín con los ladridos del perro y páginas bellísimas leídas en soledad. Así
resisten cuando un imbécil intenta devolverlos a la realidad con una bajeza. Esos desertores nunca serán
derrotados.
VICENT, Manuel
1.- Segmenta las siguientes palabras del texto: afrontar, injusticias, descubres, degradación,
imbatibles, robustecen, ladridos. Clasifica los constituyentes que obtengas y explica el significado
de los morfemas derivativos. Indica qué tipo de palabras son según su formación.
3.- Indica el tipo de unidad y la función sintáctica que desempeñan las seis secuencias subrayadas
en el texto.
4.- Escribe un texto de unas cinco líneas en el que aparezcan tres ejemplos de oraciones que
expresen tres tipos diferentes de impersonalidad.
5.- Localiza la interrogativa indirecta que aparece en el texto. Escribe un texto de unas cinco líneas
en el que aparezcan dos oraciones interrogativas indirectas, una parcial y otra total.
6.- Escribe un texto en el que aparezcan tres tipos de modalidades oracionales diferentes – distinta
a la del ejercicio anterior- e identifícalas.
7.- Escribe el término lingüístico apropiado para cada una de las siguientes definiciones y
ejemplifícalas con palabras del texto:
- Relación semántica que vincula a una determinada unidad léxica con otras de significado más
específico por las que puede ser sustituida.
- Coincidencia en la forma de dos palabras que tienen distinto origen y significado diferente.
8.- Reescribe las frases, explicando los cambios, de manera que no quede en ellas ninguna
incorrección:
Nuestros mayores nos dijeron que la vida era un valle de lágrimas (1). Nosotros, como venganza, quisimos
educar a nuestros hijos haciéndoles creer que la vida era un parque de atracciones. Lo bueno que tenía el
partir de una expectativa tan baja era que las criaturas nos lanzábamos al mundo con la idea de que todo
sería cuesta arriba (2), de tal manera que la vida, finalmente, resultaba ser una grata sorpresa y nosotros
podíamos reservarnos una dosis de rencor, que siempre gusta, hacia quien nos había inoculado la idea de
que la alegría siempre es un sentimiento que ha de ser castigado. El influjo del valle de lágrimas perdura. La
felicidad carece de prestigio intelectual. No verán ustedes un escritor que declare su alegría abiertamente:
unos dicen sufrir por el mundo desde que se levantan; otros, más sinceros en el fondo, sufren sin descanso
por su obra, y los terceros, entre los que reconozco que me encuentro (3), jamás confesaremos nuestra
dicha por terror a perderla (4) […] De cualquier manera, hay momentos en que me parece mucho más
peligroso hacer creer a un niño que la vida será un parque de atracciones (5) […] A menudo, escucho a los
padres de ahora que lo importante (6) es reforzar la autoestima del niño. Hay, en el mismo instante en que
usted lee este artículo, cientos de miles de padres españoles reforzándoles la autoestima a sus niños; es
decir, haciéndoles ver que son guapos cuando no lo son tanto; que son listos (7), cuando está por ver; que
se lo merecen todo, cuando no han demostrado nada. El problema es que una vez que las criaturas hayan
de convivir con otros niños se enfrentarán al hecho de que nadie les alaba tanto como sus padres (8) y, a
menudo, sus desproporcionadas expectativas se verán frustradas (9). Los padres, angustiados con la
decepción de un niño que encuentra que la vida no es un permanente parque en el que se tiene derecho a
ticket para todas las atracciones, reaccionarán reforzando más si cabe la dichosa autoestima. Como
resultado, no es infrecuente encontrarse con chavales rebosantes de autoestima e infelices por no
encontrar un mundo a su altura (10). Hace tiempo que vengo dándole vueltas a esto. La psicología barata
ha hecho mucho daño poniendo el acento en el yo: hay que aprender a quererse a uno mismo (11). Parece
que se busca un tipo de persona que sólo se preocupe por satisfacer sus deseos. Por fortuna, hay otras
corrientes que entienden que lo que el individuo necesita es hurgar menos en su interior (12) y estar más
atento a lo que ocurre en el mundo.
1.- En el texto hay 12 secuencias subrayadas, indica qué tipo de unidad es cada una y la función
sintáctica que desempeñan.
2.- Localiza dos palabras compuestas y dos palabras derivadas. Explica cómo se han formado y
el significado que aportan los morfemas derivativos.
3.- Señala cuál es el referente de los pronombres que encuentres en los siguientes fragmentos del
texto:
- haciéndoles creer que la vida era un parque de atracciones…
- No verán ustedes un escritor que declare su alegría abiertamente.
- unos dicen sufrir por el mundo desde que se levantan…
- hay momentos en que me parece mucho más peligroso
4.- Localiza tres conjunciones distintas e indica de qué tipo son.
5.- Localiza en el texto dos oraciones compuestas en estilo indirecto. ¿Qué tipo de oraciones son?
6.- Escribe en un registro formal-culto un texto breve, de unas cinco líneas, en el que aparezcan
dos subordinadas sustantivas (una con función de sujeto y la otra con función de complemento
directo).
MORFOLOGÍA
1. Análisis morfológico de las unidades de esta oración: La alumna piensa en sus estudios.
2. Divide las siguientes palabras en sus componentes formales y clasifícalas por su estructura léxica:
guardabarros, panadero, hazmerreír, tórax, monedero, panecito, hombretón, descolocar.
3. Forma la familia léxica de cada una de las siguientes palabras: tierra, flaco,pintor, camino, blanco.
4. Escribe sustantivos con los siguientes sufijos apreciativos y explica los matices que cada uno de ellos
aporta a la palabra:
• -on, -azo, -ote.
• -ito, illo, -in, -uco
• -ucho, -ajo, -ejo
5. Escribe sustantivos a partir de verbos con los siguientes sufijos no apreciativos cuyo significado figura
entre paréntesis: -dura (acción y efecto); -dor (cualidad, agente, locativo); -mento, -miento (acción o
proceso); -dero (lugar); -ción, -sión (acción o proceso).
7. Escribe adjetivos a partir de sustantivos con los siguientes sufijos no apreciativos cuyo significado
figura entre paréntesis: -al (relación), -ario (relativo, cualidad), -ero (relación, que tiene carácter de), -esco
(propio de, cualidad), -ista (partidario de), -oso (cualidad).
8. Escribe palabras que contengan los siguientes prefijos y sufijos cuyo significado tienes entre
paréntesis: aero- (aire), -algia (dolor), antropo- (hombre), -arquía (gobierno), cardio (corazón), -cidio
(matar), crono- (tiempo), demo- (pueblo), dis- (mal), -fobia (repulsión), -forme (forma de) hemo- (sangre),
hetero- (otro), topo- (lugar), xeno- (extranjero).
9. Delimita silábicamente e indica si en las siguientes palabras hay diptongo, triptongo o hiato: núcleo,
día, pasión, teníais, Europa, diario, averiguáis.
10. De las palabras que aparecen a continuación, crea otras derivadas con los sufijos e interfijos que se
indican y di la categoría gramatical de la palabra originada. Ej.: amable (-bilidad): amabilidad (sust.)
Activar (-ista)
11. Divide en sus constituyentes mínimos las siguientes palabras:
Sillín, casero, pensativo, campanario, polvareda, cantabais, ricachón, donjuán, manotazo, donar, agridulce, juego,
chiquitín, vaivén, elegancia, escritora, quitamiedos, granadas, preuniversitario, cantasen.
12. Escribe al menos dos palabras en las que aparezca cada uno de los siguientes prefijos:
13. Escribe al menos dos palabras en las que aparezca cada uno de los siguientes sufijos:
14. Escribe dos palabras derivadas de cada una de estas simples: sol, blanco, bosque, casa, dulce, puerta.
15. Indica cuáles de las siguientes palabras están prefijadas y con qué prefijo están formadas:
Enloquecer, contrato, enfadar, predisponer, revés, rehacer, contragolpe, subida, precipicio, subdesarrollo, sinfín,
sindicato.
16. Indica si las siguientes palabras son simples, derivadas, compuestas o parasintéticas:
17. Señala la estructura morfológica de las siguientes palabras: tardes, dominicales, veraniegas, amigos,
frecuentaban, tirachinas.
18. Clasifica los morfemas que aparecen en las siguientes palabras. Con los prefijos y sufijos que hayas encontrado
construye otras palabras.
5) Distingue los predicados de las oraciones siguientes. Separa las oraciones atributivas y predicativas. Explica la
diferencia entre las dos:
7) Completa estas oraciones con un CI. Después, sustituye ese CI por el pronombre que corresponda.
8) Inventa cinco oraciones en las que haya, en cada una de ellas, un CD y un CI:
10) Identifica los complementos circunstanciales de las oraciones y di de qué clase son:
Esta semana, los alumnos de séptimo haremos un control de lengua muy fácil
17. Los que somos del otro barrio no entendemos eso de ahí
14) De las oraciones compuestas que has identificado en el ejercicio anterior, separa las coordinadas de las
subordinadas. Di de qué tipo son cada una de ellas.
– Tiene grandes ... para ser un buen médico, pero su ... ante el trabajo deja mucho que desear.
– La ... produce tristeza, pero la ... habitual de algunas personas produce indignación.
– Llegar a la igualdad de todas las personas es ..., pero no por ello hay que intentar conseguirlo.
3. Agrupa las siguientes palabras en parejas de sinónimos y distingue en qué nivel (culto, vulgar) tienen
empleo: acaudalado, corcel, áncora, vicioso, ebrio, alopecia, calvicie, rico, disoluto, ancla, borracho, caballo.
4. Indica los tipos de contrarios en las siguientes palabras y escribe un ejemplo de cada uno: cobrar, reír,
vencedor, atacar, rico, hablar, masculino, profesor, abierto, hermoso, dar, hijo, varón, sencillo, castigo.
8. Forma campos semánticos con palabras que reúnan rasgos significativos de:
bueno-malo cantar-afinar
alto-bajo hallar-encontrar
fácil-difícil seco-empapado
tío-sobrino avaro-generoso
probable-improbable preguntar-responder
puntual-impuntual claro-oscuro
amigo-enemigo soso-salado
leal-desleal guapo-feo
valiente-cobarde normal-anormal
propio-impropio gordo-flaco
posible-imposible inteligente-torpe
caro-barato hablador-mudo
casa-vivienda mañana-ayer
pasado-antiguo grande-enorme
contento-feliz casado-soltero
feliz-desgraciado rubio-moreno
simpático-antipático amor-odio
rápido-lento tener-carecer
vehículo-motor tónico-átono
negro-color presente-ausente
loco-cuerdo dar-recibir
saber-ignorar limpio-sucio
militar-civil prestar-devolver
10. Escribe oraciones en las que se muestre el significado de las siguientes palabras homófonas:
bacía/vacía, balido/valido, bello/vello, sabia/savia, barón/varón, basto/vasto, bacilo/vacilo.
11. Indica la relación de hiponimia que se establece entre las siguientes palabras y apunta su
significado: alocución, disertación, arenga, panegírico, discurso, sermón, invectiva, diatriba.
12. Las siguientes palabras son sinónimas del verbo infringir o del verbo infligir. Clasifícalas según
equivalgan al primer verbo o al segundo: imponer, transgredir, incurrir, vulnerar, castigar, penar,
quebrantar, delinquir, aplicar.
13. En los siguientes enunciados, sustituye la palabra en cursiva por otra que indique lo mismo pero
con mayor intensidad. Ej: El ejército enemigo fue destruido (aniquilado).
– Vive en la pobreza más absoluta. – Eso es una mentira dirigida contra mí.
rapidez
gordo
gordura
débil
debilidad
suave
suavidad
claro
claridad
transparente
transparencia
ancho
anchura
generoso
generosidad
Las clases de literatura no sirven
para nada
14/10/2021 -
Las clases de literatura no sirven para nada, solo para acumular nombres y fechas que olvidaremos en una semana, me
dicen a menudo mis alumnos del instituto. Yo les respondo que eso no es cierto y acto seguido me preguntan: ¿Pues para
qué sirve estudiar literatura? Y la pregunta proviene solo en parte de ellos. En realidad es una pregunta que está en el aire.
Mis alumnos la respiran y luego la expulsan. La respiran de sus padres que distinguen entre asignaturas “marías” (que
según ellos son prescindibles, y que suelen coincidir con las artísticas y humanísticas: dibujo, filosofía, teatro...) y
asignaturas importantísimas que les ayudarán a conseguir un buen trabajo. La respiran de una sociedad en la que lo útil es
lo importante. Y curiosamente llamamos “útil” a todo aquello que nos haga ganar dinero. Si nos ayuda a estar mejor con
nosotros mismos, a ser más críticos con la información que recibimos o a pensar con más profundidad no se considera útil.
Y es que no nos equivoquemos, ser crítico o pensar demasiado no son características que un jefe quiera en sus empleados:
le sirven mejor calladitos y obedientes.
¿Para qué tenemos que estudiar literatura?, me preguntan mientras clavan sus pupilas en mi pupila marrón. Y yo les
confieso que me da igual si en unos años recuerdan las obras de Espronceda o el nombre del caballo de Don Quijote. Que
mi propósito es conseguir que aprendan, a través de los textos, a mirar el mundo con madurez. Y esto significa darse
cuenta de que si observamos a nuestro alrededor seremos capaces de ver quiénes somos como personas y como sociedad.
La ropa que usamos, las canciones que escuchamos o las series que consumimos son signos claros para quien dedique un
poco de tiempo (si nos dejan) a observar. Por ejemplo, el Cid no es solo un héroe épico medieval. El Cid representa, como
todos los ídolos de una época, las aspiraciones de su sociedad. El Cid es católico, valiente y leal al rey porque eso es el
ejemplo de la perfección en el mundo medieval. De ahí llega la inevitable pregunta: ¿Qué héroes tenemos hoy en día? ¿A
qué aspiramos como sociedad? Gil y Gil, Belén Esteban o los concursantes de Gran Hermano fueron los héroes de la
década del pelotazo español. Nuestra aspiración era enriquecernos sin esfuerzo alguno. Y sin ética ninguna. Comprar pisos
y revenderlos, dejarse los estudios para ganar 3000 euros en la obra, meternos en política y poner sobrecoste a las
rotondas…
Analicemos las “celebrities” actuales (youtubers, futbolistas, kardashians...) y veremos con claridad qué tipo de sociedad
tenemos y qué papel queremos representar en ella...
Otro ejemplo: los poemas del Romanticismo son incomprensibles sin la Revolución Francesa y su idea de libertad. Pero
también se explican por la ley del péndulo, siempre presente en la historia. Esta ley dice que cada generación se aleja de la
anterior. O sea, lo que ya sabemos: que los hijos reniegan del mundo de sus padres. A la razón del siglo XVIII (el siglo de
las luces) se opone la irracionalidad y el sentimentalismo (a veces barato) de sus hijos, los románticos del XIX.
Del mismo modo, el péndulo volverá al otro lado una generación más tarde, cuando los románticos sean los antiguos y la
generación siguiente ponga de nuevo el foco en la razón. Los escritores realistas crecerán hartos de la sensiblería
romántica, rancia y viejuna desde su punto de vista. E influenciados por el método científico se propondrán llevar la
objetividad (que tantos frutos está dando en la ciencia desde la Revolución Industrial) a la literatura.
¿Y adivinan qué? Pues eso, que la siguiente generación, los modernistas, volverán al sentimentalismo para oponerse a sus
padres realistas...
La ley del péndulo es infalible. Cada generación quiere matar simbólicamente a sus padres. El punk de los 70 con sus
crestas verdes o las camisetas heavys de calaveras y diablos de los 80 (no olvidemos que no hay nada nuevo: escritores
simbolistas como Rimbaud se pintaron el pelo verde y Lord Byron era satanista como forma de ser antisistema) son
solamente una forma de escandalizar a los adultos cargándose la ética y la estética que ellos crearon (oponiéndose en aquel
entonces a la de sus padres). Y esto explica tanto lo macabro y morboso del movimiento Romántico como el cine de
destape como los tatuajes en la cara de los cantantes de trap.
El “Lazarillo de Tormes” no es solo la novelita de un pícaro que se busca la vida. Al igual que el cine kinki de los 80 o series
actuales como La casa de Papel o Vis a Vis, nos habla del descrédito social ante el poder, sea este la Iglesia o el Estado. En
épocas de bonanza económica observamos productos culturales que no ponen en entredicho el sistema: la música pop
hablando de naderías o series de médicos y policías (funcionarios). Pero en épocas de crisis los protagonistas (héroes a los
que aspiramos) están fuera del sistema: yonkis, ladrones o presas.
O superhéroes. La moda de los superhéroes es el ejemplo más claro de la poca confianza en el sistema que tenemos hoy
día. Un sistema que necesita que venga alguien de fuera a salvarlo pues por sí mismo no funciona.
Los poemas a la virgen del monje Gonzalo de Berceo son pura propaganda cristiana. Marketing del poder como las
películas y libros del sueño americano son propaganda capitalista: ¡Si te esfuerzas, lo conseguirás! ¡Si quieres, puedes!
Falsa meritocracia que culpabiliza al individuo de su fracaso en la vida sin problematizar un sistema en el que si no te
puedes pagar un máster, a ser posible en Estados Unidos, nunca accederás a ciertos trabajos. En el que el empresario suele
tener un colchón familiar porque, seamos honestos, pocos se arriesgan a perder lo que no tienen. La pobreza no es pereza
como piensan los ricos más miopes.
La pobreza es miedo.
Y así podríamos poner mil ejemplos más de cómo la literatura, como todos los productos culturales, habla de su época. De
cómo los textos literarios nos pueden enseñar a mirar el mundo. Y entonces entenderemos por qué los protagonistas de la
mayoría de series y películas actuales son mujeres desde el éxito de la revolución feminista, generando roles y modelos de
“ser mujer” hasta ahora pobres o inéditos en la representación cultural. Por qué las distopías surgen en épocas de crisis
señalando el colapso del sistema si nada cambia. Por qué la música trap habla de drogas y sexo, al igual que lo hizo el
punk, porque ambas eran/son una generación sin futuro, que probablemente vivirá peor que sus padres (sin trabajo, sin
sueldos decentes, abocada al alquiler) y ante la falta de expectativas se lanza a vivir el presente hasta el tuétano. O se lanza
a la nostalgia del pasado ante la crisis de futuro, y entonces surgen Calderón de la Barca o VOX aferrándose a los valores
del sueño imperial español.
Entenderemos que la obsesión por el oro, las marcas de ropa y todas esas canciones que hablan de enriquecerse son el
ejemplo más claro de la pobreza que nos rodea. Porque el rico no necesita fardar. El rico sabe que es rico. Y sus marcas,
carísimas, son a menudo desconocidas por la mayoría. Es el pobre el que necesita llevar oro, excesivo oro hasta lo cutre.
Grandes logotipos de marcas de pobre que muestra, a quien sabe mirar, su pobreza.
¿Para qué sirven tus clases de literatura?, me preguntan. Y yo les repito que la literatura es una forma de mirar el mundo.
Que la literatura nos atraviesa como individuos y como sociedad. Somos la simpleza ideológica, casi eslogan coucher, de la
poesía adolescente que adorna las redes. Somos la falta de futuro del trap y la nostalgia de un pasado (idealizado como
forma de enfrentarse a la inseguridad de los tiempos) de la novela “Feria” de Ana Iris Simón o del marxismo ya pasadete
de algunos sectores de Podemos. Los medios de comunicación, como el narrador de “Don Quijote de la Mancha”, han
dejado de ser fiables porque ha caído La Verdad (medieval o postinternet). Las películas de zombies nos muestran como
una masa imbecilizada por el consumismo y el populismo. Black Mirror, como la novela “Frankenstein” en el XIX, nos
alerta de los peligros de la revolución tecnológica de su época.
Así que la pregunta correcta sería: ¿Para qué NO sirven las clases de la literatura?