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SILOGISMO JURÍDICO

El silogismo es una forma de razonamiento deductivo que consta de dos proposiciones


como premisas y otra como conclusión, siendo la última una inferencia necesariamente
deductiva de las otras dos. Silogismo jurídico, es lograr una relación coherente entre el
aspecto formal y la norma; es decir adecuar unos hechos a ladescripción abstracta que
hay en la norma por lo tanto este tipo de razonamiento servirá efectivamente para
garantizar la solidez en la argumentación que el abogado o cualquier operador del
derecho presente para sustentar su posición, sin perder de vista que lo que se evalúa es
la corrección de la conclusión a partir de la estructura lógica de sus premisas de base.
Los tipos de Silogismo son:

• Aristotélico

• Silogismo Concretivo (Miró Quesada).

El Silogismo se compone de dos premisas y una conclusión derivada de aquéllas. Se


dice que la conclusión es válida si las premisas lo son, pero desde un punto de vista
formal. No importa aquí la corrección o verdad material de las premisas, sino
simplemente que la conclusión se derive de ellas. Las premisas de la inferencia del
silogismo jurídico requieren, una vez determinadas, la verificación de su
estructura lógica. Así, surge la necesidad de analizar si la estructura de la premisa mayor
de carácter normativo se ajusta a la forma supuesto-consecuencia; y si de
otro lado la premisa menor corresponde efectivamente a un caso especial del supuesto
de hecho general contenido en la premisa mayor, en la norma vigente.

Realizada dicha constatación y si encontramos para ambos casos respuestas


afirmativas, llegaremos a una conclusión que será lógicamente válida, es decir que
responderá positivamente a un análisis de coherencia lógica al ser consecuencia
de la subsunción de ambas premisas. Sirve de apoyo a la interpretación y aplicación de
hechos a la norma.

Nos permite realizar un esquema lógico y formal, sobre unos acontecimientos y su


resultado.

Aunque la lógica debe ser respetada, su satisfacción no es condición suficiente para


que el razonamiento sea jurídicamente correcto, sino que sólo es una condición
necesaria. No admite equivocación, simplemente postula que una conclusión es válida
si se deriva de las premisas de base. Podemos concluir, que este tipo de interpretación
lógica y formal nos da la clave para entender el valor y al mismo tiempo los límites del
razonamiento lógico en el campo jurídico.
EJEMPLOS DE SILOGISMO
JURÍDICO:

Ejemplo 1:

PREMISA MAYOR: El divorcio en el matrimonio solo podrá ser demandado por el


cónyuge que no haya dado lugar a los hechos que lo motivan.

PREMISA MENOR: Juan y carolina se encuentran casados hace cuatro años, Juan
solicita por intermedio de apoderado judicial ante un Juez de la Republica el divorcio por
la supuesta infidelidad de Carolina, causal que es comprobada por la parte
demandante.

CONCLUSION: El Juez con base en las pruebas aportadas por el apoderado Judicial de
Juan dicta sentencia de fondo en la que decreta el divorcio de Juan y Carolina.

Ejemplo 2:

PREMISA MAYOR: Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga
para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser de una o de
muchas personas.

PREMISA MENOR: Ricardo y Luis constituyen un contrato en el cual Ricardo se


compromete con Luis a entrégale un bien inmueble en la ciudad de Valencia, a su
vez Luis se compromete con Ricardo a pagarle una determinada suma de dinero por
dicho bien. Ricardo demanda ante un Juez de la Republica la resolución de dicho
contrato y la correspondiente indemnización por los daños causados por Luís a causa de
su incumplimiento.

CONCLUSION: El Juez con base en las pruebas aportadas por Ricardo, decreta la
resolución del contrato y condena a Luís a pagar los daños y perjuicios causados al
demandante.
FALACIAS

palabra falacia proviene de la voz latina fallacia, que significa “engaño”. Es empleada
en el campo de la lógica y la retórica para designar a aquellos argumentos que
parecen válidos a simple vista, pero que no lo son.

Es decir, se trata de una forma de razonamiento erróneo, que se puede cometer


inocentemente o con la intención de manipular a los demás, dado que aunque su lógica
interna es errónea de todas formas puede resultar emocional o psicológicamente
eficaz.

Ahora bien, que un argumento no sea válido (o sea, que sea falaz) no significa que sus
premisas sean necesariamente falsas, ni que sus conclusiones lo sean tampoco.
Simplemente significa que el razonamiento que conecta a las premisas y las
conclusiones es incorrecto, defectuoso. En este sentido, las falacias son errores
procedimentales, y no tanto de contenido.

Las falacias han sido estudiadas desde la antigüedad clásica, especialmente la


grecorromana. Filósofos como Aristóteles (384-322 a. C.) le daban a la lógica una gran
importancia, y en sus Refutaciones sofísticas se aborda el tema de manera exhaustiva,
logrando identificar trece falacias diferentes, organizadas en dos grupos: aquellas cuya
invalidez depende del lenguaje, y aquellas en las que no.

Desde entonces se han incorporado a la lista una importante cantidad de falacias,


identificadas generalmente con un nombre que encarna su mecanismo de
razonamiento ilógico. A continuación veremos algunos ejemplos.

Ejemplos de falacias

Veamos algunos ejemplos de falacias:

1. La falacia del hombre de paja

También conocida como “falacia del espantapájaros”, consiste en la caricaturización,


tergiversación y exageración de los argumentos del adversario, para así sacarlas
de contexto y que sean más fáciles de rebatir, cosa que no sucedería si las
enfrentamos a través de un razonamiento lógico verdadero.
Su nombre proviene del hecho de que antiguamente se empleaban muñecos hechos
de paja para entrenar a los soldados en el combate, ya que los primeros son inmóviles
y fáciles de abatir.

Por ejemplo, imaginemos que alguien aboga por la legalización del aborto,
argumentando que es un hecho que ya ocurre en la sociedad y que requiere de ciertos
controles. Otra persona puede tratar de refutar ese argumento acusándolo de querer
legalizar el robo y el asesinato después.

El problema está en que la falacia no enfrenta lógicamente los argumentos a favor del
aborto que se le esgrimen, sino que inventa unos argumentos más fáciles de combatir y
arremete contra ellos, achacándoselos a su contrincante.

2. La falacia del francotirador

Esta falacia adquiere su nombre a partir de una anécdota, real o no, en la que un
supuesto francotirador disparó varias veces contra un granero en Texas, Estados
Unidos, y posteriormente dibujó una diana de tiro en su superficie, para así aparentar
que cada disparo había sido perfectamente planificado y demostrando así su pericia
con el rifle.

Similarmente, quien emplea esta falacia maquilla, adecúa o manipula la información


para producir un sentido a posteriori, y que parezca que todo es producto de una
conclusión lógica, hallando patrones donde no los hay, a conveniencia.

Supongamos que alguien camina de noche y se encuentra un billete en el suelo. Lo


toma y mira hacia arriba, y le parece que las estrellas forman una flecha señalando
hacia el billete, así que decide que quien siga esa flecha, conseguirá dinero regalado.
Cuando alguien pone en duda que eso sea cierto, le muestra el billete encontrado
como evidencia.

Obviamente, un evento único no sirve para determinar un patrón, y la existencia del


dinero encontrado no prueba automáticamente sus causas, como las dianas pintadas
por el francotirador no demuestran que tenga buena puntería.

3. La falacia ad hominem

Su nombre en latín significa “contra el hombre” y quiere decir que, en lugar de


combatir las ideas del argumento, se combate a la persona que los propone,
dándolas así por inválidas mediante un razonamiento nada lógico. Es una falacia
sumamente común en distintos ámbitos de debate, sobre todo en la política, en la que
es común desvirtuar públicamente a un individuo para así desvirtuar también sus ideas.
Por ejemplo, supongamos que un político propone una ley tributaria nueva, y en lugar
de combatir lo que la ley propone empleando argumentos que tengan que ver con lo
tributario, lo político o lo económico, sus adversarios le respondan acusándolo de
golpear a su mujer.

Sea o no cierta esta última acusación, por sí sola no dice absolutamente nada sobre la
ley tributaria y por ende no sirve para oponerse a ella, dado que la popularidad o la
moralidad de quien la propone no viene a cuento.

4. Falacia de la generalización apresurada

Consiste, como su nombre lo indica, en un procedimiento de extrapolación


o generalización que no se sostiene en premisas lógicas, sino que se da de modo
arbitrario, esto es, sin tener pruebas suficientes. Generalmente, estas
generalizaciones conducen a malas inducciones y conclusiones erróneas, de modo que
podemos considerarla un razonamiento inductivo falaz.

Imaginemos, a modo de ejemplo, que alguien adopta un gato, y que su mascota


demuestra una afición por comer chocolate. Entonces, generalizando rápidamente, la
persona decide que a los gatos les gusta el chocolate, sin detenerse a pensar que
quizá sea sólo a su gato al que le guste el chocolate, o que tal vez a algunos gatos les
guste y a otros no.

Falacias formales e informales

A lo largo del tiempo, las falacias se han clasificado de muy distintas maneras, siendo
la primera la que mencionamos al principio, obra de Aristóteles. Sin embargo, más
común hoy en día es la clasificación que las distingue entre falacias formales e
informales.

• Falacias formales. Son aquellas cuya invalidez puede demostrarse al


revisar las formas, o sea, el procedimiento lógico mismo, mediante pruebas
de validez.
• Falacias informales. Son aquellas cuya invalidez no radica tanto en lo
formal, o sea, en el método de razonamiento, como en el contenido de los
argumentos o la intención con que se formulan.

Falacias y sofismas

La diferencia entre falacia y sofisma era común antiguamente, pero hoy en día se
encuentra en desuso. Se basaba en las intenciones de quien lleva a cabo el
razonamiento inválido. De modo que, si esta persona no tiene intención alguna de
mentir, sino que simplemente se equivoca, estamos en presencia de una falacia.
Por el contrario, un sofisma existe cuando una falacia se emite con mala intención,
o sea, a sabiendas del error lógico. Sin embargo, no siempre es posible determinar
las intenciones de una persona a partir de lo que dice, de modo que esta diferenciación
puede no ser tan útil como al principio aparenta.

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