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LA FELICIDAD HUMANA
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cen alguna obra y actúan de un modo cualquiera, el bien y la per-
fección están, al parece r, e n la obra especial que rea li zan; de igual
fOllll a , el hombre debe encontrar e l bi en en su obra propia, si es
que hay una obra especia l qu e e l ho mbre deba rea li zam l .
Aristóteles responde a esta cucstiÓn. Vivir-a0rma- es un,a
fun ción común a l ho mbre ya las planta s; la se ~ s l bli l da? es posel-
da ta mbién por los ~lJ1im alcs; por lo quc clcbe ra concl uirse q~e fg
p'ropio del /¡olll/¡re «será el aclo del alma conforme a la raz~ n, o
po r lo menos el ac to del a ll11 a qu c 11 0 pu cclc rea/lzarsc S Il1 razon»2.
ILas opcracioncs cspccílic<Imc ntc humanas son cl conoCimi en to y
eT amor - acto de la vo luntad qu e sigue a l conocJm Je nto-, y por
eso la felicidad consis tirá cn la máxima perfección de esas activi-
dades: el conoci miento de l objeto máximam ente inteligible y el
amor de lo máximamente b ueno yamabls J
Conti nua 9B~ l as reflex io nes d e A ri stóte les, Santo Tomás de
Aquino exp lica que /fa felicidad humana Co~slste en la co nt ~m
pla ión de Dios, que es la Verdad suma y altlSlma, a la que SlgU..§?
uí¡ amor)' U/'Lgo::o pelfectísimo de Dios como sumo y supremo
..
BienJ Siendo
-- la -
verdad y el bien en cuanto tales,
. si n límites ni
restncciones, el 9bjeto fOlmal de la inte ligenCia y de la voluntad,
~s claro que esas150tencias específicam ente hum anas n o lIegan -ª
su plenitud hasta que no descansan en Dios, que es la Verdad y el
1?ien. Ningú n bien finito -las riquezas, el placer, los honores, la
salud y fortaleza corporal- puede ser el objeto de la felicidad hu-
mana, porque son in capaces "de saciar las tendencias principales y
, I1]ás propi~l.s del ho rn.bre.. .
/"" I ye rn os así que el fin último y la felicidad coinciden .r Son I
, como las dos caras de una misma moneda. La gloria de Dios con- ,
lleva la felicidad de los que le glorifican, y.la felicidad d e los
hombres consiste en dar gloria a Dios por el conocimiento y el
am o r. «Nuestro fin es Dios. Hacia El tiende nuestro afecto d e' una
/ doble manera: en cua nto queremos la gloria de Dios, y e n cuanto .1
aspJramos a gozar de eIJa. El primer aspecto pe rtenece al amor
con que amamos a Dios en sí mi smo; el segundo, al amor con que l
n os queremos a nosotros mismos en Dios»3.
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ahora en dos teorías. La Etica urililariSla -cuyo princip 1
exponente es Bentham e afil lIla que la felicidad depende de fa
utIlIdad de nuestras aCCIOnes: a medida que los actos del
hombre son más útiles para el propio indi viduo o para la socie-
dad, se logra un mayo r grado de felicid ad, en tendida como
bIenestar económico y material ; es el placer lo que mueve al
hombre. Esta doctrina, que se encuentra en la base del liberalis-
~o : cae en un individualismo exagerado, desconociendo los
lImItes qu e Impone al hombre su propia natura leza.
Por su parte, el positivismo define a l hombre como un ser
socia l ante todo. Uno de los prim eros y más importantes positi-
VIstas, Comte, dirá : «El hombre propiamente dicho no existe ni
puede existir más que la Humanidad»5. El indi viduo est~ría
hecho para la sociedad, y sólo podrá ser feliz si se somete al
advenimiento de la sociedad perfecta, que constituiría el verda-
dero fin de la evolución humana y el último término del progre-
so. El positivismo, que ti ene notables repercusiones actua les,
elimina la importancia de cada perso na singular; el hombre,
para ser feliz, no debe ir hacia Dios, sino dejarse lleva r hacia un
utópico estado perfecto de la sociedad.
2. LA FELICIDAD HUMANA
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será tanto mayor cuanto más pleno Y c,o~tinuado sea nuestro
conocimiento y amor de Dios, y cuanto mas mforme, n~estras ac-
ciones. La contemplación de Dios nos ~cerca a la eternIdad !,a en
esta vida, y eleva nuestra alma por encima de la fatIga propIa del
tiempo; da una serenidad y gozo mtenor que. los sucesos de la for-
tuna no pueden dar ni quitar. Por el contran o, cuando el hombre
se aleja de Dios y se encierra en los bIen es terrenos , nunca está
satisfecho, y de todo se hastía.
La felicidad natural
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., .
R-asiOn
. contrana,
"'" pues el alma separada ya no ti' ene p .
aSlOneS'd '
por mtervenClOn dlv111a , pues DIOs respeta la condic' , ' ni
d.el a,lf!la separa d a, retn' b ' di
uyen o a aSI' de acuerdo • a susIOnménatural
't --
_.
dementos 6 . n os o
Lafelicidad sobrenatu.ral
3. FELICIDAD y MORALIDAD
_._- -- -
Conocida la naturaleza de la felicidad humana, debemos
preguntarnos ahora por su significado moral. ¿Es moralmente
bueno desear la felicidad? ¿El deseo de se r feli z es una intención
moral que puede o debe animar nuestras acciones concretas?
Existe ho y día una fuerte tendencia a pensar que no. Obrar bIen
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•
para ser feliz es considerado por muchos c0ll!0 Pyro amor propIO
egoísta. El hombre bueno debería moverse mas bien p0.r el .am.or a
Dios o a los demás , o al menos por respeto a su propia dlgmdad
moral. ,
Este punto de vista tiene ~u origen en «anl, que ,separo com.-
pletamente la moralidad Ji la ./eIICldad. Sc~u n este fi loso~o, la feh-
cidad es un concepto indctcrminado qu ~ significa algo aS I c~ mo la
suma de todos los pla ce rcs sc nslblcs. En .c uanto II1d ~ te rmll1ado,
no podría dar luga r a preccptos mora les obJeu~~s y unlve.rsa lmen-
te vá lidos: por su caráctc r se nsible , convertlfl a la Etl ca. en un
hedonismo grosero. Por otra parte, Kant piensa que la feliC idad es
deseada nat'üral y necesariamente por la senslbdldad human~, y
como lal qu eda fuera del á mbito de la mora li dad , ya qu e esta
comienza allí donde aparece la libertad. No obstante, Kant habla
de una síntesis final , que tendría lugar en la otra Vi da ,. ~ nt~~ mora-
lidad y felicidad, yen base a la necesidad de esa conclliaclOn final
entre el orden de la naturaleza (felicidad) y el de la libertad (mora-
lidad) postula la existencia de un Dios Remunerador y la inmor-
talidad del alma.
Es cierto que una conciliación plena Ji perfecta entre morali-
dad y felicidad só lo se dará en la otra vida. Allí será verdad que
los buenos tienen todos los bienes y ningún mal , y que los malos
tienen todos los males y ningún bien. Pero la coincidencia final
el1lre moralidad Ji felicidad no es más que la consumación de la
unión intrinseca entre ambos órdenes, que aquí se realiza imper-
fectamente, como tensión hacia una felicidad aún no poseída de
modo pleno.
Kant se equivoca al entender la felicidad como un bien de
orden sensible, y comete una ligereza notable al reducir todas las
morales eude monista~ clásicas al, hedonismo de Aristipo o Epicu-
ro. La Etlca de Anstoteles, y mas aún la del Aquinate, no tiene
nada de hedonis mo. Para estos filósofos , la felicidad es el bien
P.!OplO Ji exclUSiVO de los entes dotados de conocimiento intelec-
tual JI amor ~spiritual, porque sólo ellos pueden ser conscientes
del bien p oseldo y porque só lo la unión espiritual con Dios puede
ser ~n bi en perfecto y perpetuo, tal como requiere el concepto de
f§)lcldad. Los anima les lffacIO na.les tienen sensibilidad y buscan
el ~lacer, pero no pueden se r felices. La fel icidad está unida a la •
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de contemplar son igualmente los más dichosos no indo
.
te, 51110 por e
electo d e l a contemp l "
aClOn mi sma 'que Irectamen
tl'ene e ' -
. . ti . ti .' n SI un
precIo 111 II1lto; y en 111 , como conclusIón, la felicidad puede ser
consIderada como una especIe de contemplación»7.
Es claro también , por ~odo lo visto en las páginas anteriores,
que 19.1ehcldad humana esta muy leJOS de ser algo indeterminado,
y que de ~ iJ,!.se sIguen preceptos mora l ~s concretos: todo lo que la
recta razon muestra como pelten eclente a la naturaleza humana
de la que la felicidad es plen itud. '
Por último , debemos notar que :¡ólo la felicidad entendida
(}!! abstracto es objeto necesario de la inclinación natural. EU1QD1- \
b.r~ qUIere por natu ra leza ser feliz, pero la natural eza no le dice en \
qué consiste concretamente su fe licidad. El conocimi ento .Y-1!1
amor de la verd.adera felicidad es ya una tarea plenamente f1!oral, /
y no una necesIdad natural. Para quien ll ega a un conocimiento
exacto del objeto de la felicidad humana, es evidente que sólo
podrá alcanzarla amando a Dios como Sumo Bien y Fin último;
la satisfacción humana aparece como una consecuencia es que-
rida com..o_ un bien subordinado a la gloria de Dios. Cualquiera
puede experimentar que obrar mirando únicamente a la feli cidad
eterna, renunciando a todo pago y compensación humana, es ma-
nifestación de una categoría moral y de una plenitud de amor a
Dios elevadísimas.
BIBLIOGRAFÍA
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