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Tipos de clientes y cómo tratarlos: la importancia de la

empatía

Antes de pasar a describir tres de los diferentes tipos de clientes que


podemos encontrarnos en nuestro día a día, permite que dediquemos
unas palabras a subrayar una idea que a veces olvidamos: la importancia
de la empatía.

Como ya sabes, la empatía es un rasgo fundamental de las grandes figuras


del liderazgo empresarial. Pero, además, esa capacidad de imaginar lo
que está sintiendo el cliente que tenemos delante, qué ronda por su
mente mientras estamos hablando o qué sentimientos positivos o
negativos le está generando la conversación es clave para averiguar con
qué tipo de cliente estamos trabajando y qué técnicas o tácticas
de comunicación y persuasión debemos aplicar en cada situación.

Tipo de cliente 1: el impaciente

La transformación digital en la que vivimos inmersos actualmente ha


provocado que aumente este tipo de clientes: el impaciente, ese hombre
o mujer que está acostumbrado a obtener información a golpe de clic y
en un milisegundo y que, por supuesto, lo quiere todo “para ya”.

Los clientes impacientes no son sencillos de tratar, convencer y


enamorar, pero con un poco de mano izquierda seguro que puedes
conseguirlo. Dos claves fundamentales:

1. Potenciar de forma teórica y práctica tu capacidad creativa.

2. Trasmitir al cliente que somos conscientes de la prisa que tiene y


convencerle de que nuestro equipo está trabajando “ya” en su encargo,
cuenta o proyecto.

 
Tipo de cliente 2: el reservado

Uno de los tipos de clientes más complicados que existen son los
llamados reservados, tímidos o introvertidos. Este perfil es complejo
sobre todo por la dificultad que tiene “sacarle” la información que
necesitamos para empezar a trabajar en su proyecto, entender las claves
de su negocio, etc.

Algunas claves para tratar con este perfil tipo de cliente:

1. Prueba distintos tipos de comunicación: asertiva, proactiva, etc. 

Tipo de cliente 3: el enfadado


Lamentablemente, el cliente tipo número tres de nuestra lista es uno de
los más comunes en el apresurado mundo del siglo XXI. El entorno social,
las dificultades de encontrar financiación o la competencia feroz son
algunas de las causas de que prolifere ese tipo de cliente que parece
enfadado cuando realmente está muy asustado y preocupado.

¿Cómo tratar con el cliente permanentemente enfadado? Dos claves:

1. Para enfrentarte con este cliente debes tener sólidos conocimientos


teóricos y prácticos de dirección y liderazgo, una formación especializada
en estrategias de negociación que te ayude a consolidar esa inteligencia
emocional clave para tratar eficazmente todo tipo de conflictos
profesionales.

2. No te empeñes en discutir o intentar convencer a un cliente que no


quiere soluciones, sino conflictos. Es difícil callarse en una discusión, pero
ahí precisamente está la diferencia entre un profesional y un gran
profesional: dominar la situación en todo momento.

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