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El ser humano ha estado inmerso en el mundo del trabajo desde hace varios años atrás,

su presencia en las cuatro revoluciones que caracterizan su evolución en este ámbito,


siendo la agrícola, la cognitiva, la científica y por último la tecnológica, ha mostrado su
interés y sobretodo su capacidad de adaptación. Con la creación de diferentes
herramientas, el ser humano ha mostrado su constante participación en los campos de
conocimiento, donde se reinventa y a su vez comprende a partir de distintas perspectivas
los cambios que se presentan en el mundo del trabajo. Con esto, desde el Siglo XIX, ha
enmarcado una etapa importante no solamente en el crecimiento sino en la historia de la
humanidad de la mano con la psicología, que ha estado involucrada desde los
procedimientos más simples hasta los más complejos, y se ha centrado tanto en la
comprensión como en la adaptación del comportamiento de los individuos en el
ambiente laboral.

Para empezar, es relevante hablar de la Modernidad, ya que es un periodo de gran


importancia puesto que se produce un cambio en la visión del ser humano. El lugar que
ocupaba el pensamiento religioso se va apartando y va así mismo abriendo paso a que el
individuo piense de manera diferente a partir de la razón. Este cambio no solo se origina
gracias a los diferentes eventos que se estaban presentando en la época sino gracias a las
diferentes disputas que se presentaban entre varios pensadores de la época que
impulsaron la transformación de la concepción del capitalismo.

Aunque para muchos pensadores, el hecho que el individuo se apartara de la religión y


empezara a actuar bajo su voluntad para llegar al progreso era la mejor opción, para
Weber (2004), esto no era necesariamente cierto. El, consideraba que el modo de vida
racional junto con el metódico del protestantismo, significaría un plus al espíritu
capitalista que favorecía ese deseo del hombre de progresar y crecer a nivel económico.
Pero este pensamiento es de gran relevancia ya que fue el que cambió la mentalidad del
hombre posterior al capitalismo, puesto que, la concepción de riqueza y de bienes
materiales se separa de todo el sentido metafísico o ético-religioso llevándolo a
conseguir ese deseo conseguir la riqueza motivada por la búsqueda de la libertad.

Esta idea la impulsa Ferrarotti (1976) en su texto, al mencionar que la verdadera esencia
del hombre es su autenticidad, reforzada por su creatividad, el libre desarrollo de su
personalidad y que este sea capaz de ver el mundo con sus propios ojos creando
simultáneamente un juicio a partir de la inteligencia y juicio personal acerca del mundo
que lo rodea. De esta manera, la confianza del individuo en sí mismo para conseguir su
libertad, el progreso y crecimiento, realiza cambios en la intervención y concepción de
la psicología puesto que comienza a concebirse como ciencia y abriéndose un lugar en
las ciencias sociales independiente de la filosofía. Y así mismo en lo económico ya que
promueve la libertad económica sin ningún tipo de intervención externa.

Este pensamiento liberal y capitalista es relevante ya que impulsa el origen de la


industrialización gracias al pensamiento que tenían los individuos con relación al
trabajo. Este, transformó las relaciones de producción en el mundo y dio origen a la
fábrica y clase obrera. En esta etapa el desarrollo de la máquina fue fundamental, pues
como lo resalta Mumford (1992) en su texto, básicamente fue el centro de todo el
proceso de producción. En estos años, la felicidad del hombre consistía en la cantidad
de bienes que una sociedad era capaz de producir y gracias a la máquina esto era
posible. Esto, aunque tuvo grandes ventajas, trajo consigo desventajas con relación a la
clase obrera, que como menciona Vergara (1971) en su texto, Taylor en este momento
además de mostrar las necesidades internas del capitalismo de modo que resaltaba
posible y de gran importancia la introducción de máquinas, a su vez resaltó la necesidad
de tener obreros especializados que requerían de preparación y organización para esta
nueva forma de producción. La concepción entonces, de felicidad y producción era
básicamente lo mismo, en lo que la psicología tuvo un papel relevante ya que el hombre
era concebido como una máquina y no como un ser humano.

Esta concepción fue punto de partida para empezar a darle un giro a la concepción del
hombre y su labor en ese ámbito, donde la psicología pudiese ser fuente de un cambio,
donde el ser humano pudiese ser libre, innovador, creativo y a su vez útil sin necesidad
de ser explotado y maltratado por el deseo de producción. El Siglo XX, entonces, trajo
consigo ese valor y concepción del ser humano no como una maquina sino como un
individuo capaz de realizar varias labores en el campo, de la mano con el bienestar.

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