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¿Cuántos empleados trabajan en la empresa?
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La realidad es que las cosas no siempre resultan según lo planeado. A veces surgirán
discrepancias entre tu cliente y tú. Sin embargo, lo último que querrás es que tu relación
profesional se vuelva tensa. ¿Quieres saber un poco más sobre por qué es relevante resolver
estas situaciones?
Aunque en ocasiones prefieras ignorar ciertos problemas con tus clientes, piensa en lo
siguiente para poner en perspectiva la solución de conflictos.
Ayuda a tu reputación
En un estudio realizado por Vonage, se encontró que 42 % de los clientes insatisfechos
compartirán su mala experiencia en redes sociales o en reseñas. ¿Te imaginas que un nuevo
prospecto visite tu sitio web y se encuentre con comentarios negativos sobre tu servicio al
cliente?
Es importante entender que uno de los elementos que atrae a más consumidores es el
empeño que una marca invierte en dar una buena experiencia, desde el primer contacto
hasta el seguimiento de la compra. Aunque sea para resolver un problema, una buena
atención se puede convertir en una situación positiva, y 70 % de los consumidores
afirmaron que eso les anima a ser más leales a una empresa, de acuerdo con el estudio.
Demuestra que tu cliente te interesa
Por muy pequeño que sea el inconveniente, si le pones atención e intentas brindar una
solución satisfactoria, tu cliente sabrá que en verdad te interesa darle una experiencia
valiosa, a cambio de invertir en tu negocio. Incluso podrías incluirlo en tu estrategia de
fidelización de clientes. Responsabilizarte y encargarte de lo negativo construye relaciones
a largo plazo.
Tanto las pymes como las empresas grandes evitan perder dinero por un asunto de mala
atención, en especial cuando está en sus manos evitar una catástrofe.
Te da material de aprendizaje
Una queja o inconformidad te da una importante lección de atención al cliente para el
futuro. Cada problema que experimenten tus clientes es una oportunidad de mejora. Y eso
te da la ocasión de crear un plan de acción que se anticipe a otras situaciones que podrían
ser más complicadas.
Desde cómo lidiar con una persona que ha tenido un mal día y arremete contra tu empresa,
hasta cómo gestionar problemas externos (retrasos con el proveedor de envíos de
mercancía, fallas en el sistema de tu servidor, materia prima agotada, etc.). Encontrarás una
ayuda valiosa al dominar tu estilo de manejo de conflictos. Por eso es una buena práctica
anticipar y mitigar los problemas. Así que analizaremos algunos consejos sobre resolución
de conflictos con los clientes en dos niveles: cómo evitar un conflicto antes de que ocurra y
cómo abordarlo cuando ya se produjo.
13 estrategias para la solución de conflictos en el servicio al cliente
12. Garantiza que toda tu empresa sepa cómo atender estas situaciones.
13. Actualiza tus manuales cada vez que identifiques un nuevo problema.
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Guía práctica para tratar con clientes difíciles
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Veamos cada una en detalle:
Tal vez hubo situaciones en las que no pudiste llegar a un acuerdo con los clientes sobre
ciertas cuestiones. Quizá lo que tu cliente necesitaba no era exactamente lo que él creía. O
peor aún: quizá no escuchaste con atención o no fuiste tan flexible como podrías haber sido.
¿Cómo evitar el conflicto que probablemente surja a partir de estas situaciones? Identifica
las estrategias que dieron resultado con clientes anteriores y establece mecanismos de
acción dentro del plazo que tienes para trabajar. O bien, determina los posibles conflictos
con el cliente y habla sobre sus inquietudes desde el principio.
Esto significa que deberás interactuar plenamente con cada cliente. Para ello, tienes que
establecer un plan que se adapte a sus necesidades y a los medios que prefiera para
comunicarse (por ejemplo, por correo electrónico, teléfono, WhatsApp, redes sociales,
etc.).
2. Comunícate de manera clara
La comunicación es un elemento integral de todo lo que haces en una relación satisfactoria
con el cliente. Un rasgo distintivo de una empresa responsable, sin importar su
experiencia, es hacer preguntas. ¿Qué quiere realmente tu cliente? ¿De qué forma tu
producto o servicio es un medio para lograr su objetivo? ¿Cuáles son sus dificultades?
¿Cuáles son sus metas y cómo influye en ellas tu producto o servicio? Sé curioso y
considera las ideas del cliente.
Hay otro aspecto crucial: pregúntate cuáles son tus objetivos con este cliente y alinéalos
con los que él ya te compartió. De este modo, podrás ayudarle a lograr lo que quiere, y su
éxito te empoderará a ti y a tus prácticas comerciales. Esto es lo que se conoce como
«simbiosis».
Por ejemplo, supongamos que tienes una empresa de marketing; una de tus estrategias
habituales es recomendar a todos tus clientes que utilicen activamente las redes sociales
como canales, pero un cliente tradicional (al que le ha ido bien sin ellas) no ve motivo para
hacerlo.
4. Di que lo sientes
Si cometiste un error, no será suficiente reconocer que tuviste la culpa. Si tu relación con el
cliente no es excelente, esto te perjudicará a ti (en el ámbito profesional) y al cliente (en el
ámbito personal). Reconoce todos los errores y discúlpate, pero añade algo más: explica al
cliente cómo solucionarás el error y cómo evitarás que situaciones como esta se repitan en
el futuro.
Elabora un plan de acción, con pasos para revertir el daño ocasionado y otros para seguir
adelante. Hazle saber que realmente te interesan los resultados excepcionales y su bienestar.
Para elaborar el plan de acción no debes basarte solo en lo que tú piensas. Ayuda a tu
cliente de una manera que tenga sentido para él. Cuando intentes corregir una situación,
deberás hacerlo mediante un proceso de colaboración. Las conversaciones derivadas de esta
colaboración quizá sean incómodas, pero serán valiosas a largo plazo.
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La idea es crear un cliente fiel o un defensor. En definitiva, una buena empresa trata de
deleitar constantemente a tus clientes y hacerlos sentir más cómodos en tus manos.
Proponer alguna solución da buenos resultados, pero te favorecerá más escuchar cómo el
cliente desea que lo ayuden. Escucha sus inquietudes y conviértelas en oportunidades para
crecer.
Es posible que te encuentres con clientes que no entiendan muy bien en qué consiste tu
trabajo producto o servicio. Manejar algunos conceptos puede ser confuso para los que no
se mueven dentro de cierta industria. Sin embargo, si un cliente optó por ti es porque espera
que le ayudes. Por eso debes ser paciente y brindar toda la información que requiera.
Intenta explicar tu estrategia y procesos de la manera más clara posible desde el inicio,
exponiendo objetivos. Pero también deja espacio para las preguntas, por muy repetitivas
que te parezcan. Permite que tus clientes se informen y eduquen gracias a tus
conocimientos, sin ser condescendiente. Sé generoso con tu experiencia.
Habrá ocasiones en las que tu primer instinto ante un conflicto con tu cliente sea justificar
el error. Lo que menos espera una persona es la historia de por qué comenzó el error y por
qué no eres responsable directo en el suceso.
Es muy importante que quienes integran tu equipo de servicio al cliente tengan muy claro
que no se trata de señalar o cubrir al culpable, sino de remediar el asunto. En realidad, al
evidenciar a otro de tus colegas como el responsable de una situación
demuestras problemas profundos en tu empresa. Es más apremiante encontrar cómo
solucionarlo que revelar de quién fue el equívoco.
8. Abre la puerta a tus procesos
Para mantener una comunicación clara y constante con el cliente, te recomendamos que,
cuando sea factible, le permitas echar un vistazo a tu trabajo y su evolución. Elabora un
documento en el cual puedas darle seguimiento a la estrategia de resolución y tiempos de
entrega. No tendrás que profundizar en los detalles. Lo que importa es que el cliente se
entere que todo avanza sin problemas y pueda ver los resultados tan pronto estén
disponibles.
Esto permite que tu cliente se sienta tranquilo y tenga oportunidad de compartir dudas o
comentarios «en tiempo real». Y si tú encuentras obstáculos de último minuto, puedas
informarle de inmediato para resolverlos.
Es verdad que una mala reseña puede tener un impacto adverso para tu empresa, sobre todo
si no la resuelves. Pero siempre proporciona la oportunidad de investigar qué salió mal para
repararlo y aprender para no repetirlo en el futuro. ¿Qué pasa cuando una persona decide no
comentar nada sobre su experiencia y, simplemente, no vuelve a comprarte otra vez?
No vale la pena asumir que se trata de un caso aislado, cuando en realidad se trata de
alguien que se quedó con mal sabor de boca. Además debes tomar en cuenta que muchos
clientes prefieren no exponer sus nombres en redes o páginas públicas y por eso no emiten
comentarios.
Una forma de adelantarte a eso es crear encuestas breves que envíes por correo electrónico,
días después de que se confirme la entrega del artículo que tu cliente adquirió. Así le das
oportunidad de probar el producto o servicio y el cliente puede compartir su experiencia a
partir de tu invitación a calificarte. Ni siquiera tienes que elaborar una encuesta complicada,
basta con pedir que el usuario califique su nivel de satisfacción en general. En caso de que
su respuesta sean baja, alguno de tus representantes puede comunicarse de inmediato para
averiguar más sobre lo que no le gustó.
Esta es una estrategia de prevención, así que vale la pena que la implementes para reducir
las probabilidades de perder clientes por no conocer sus opiniones.
Aun cuando tu cliente haya dejado de enviar mensajes porque sabe que su queja ya se está
atendiendo, asegúrate de que reciba toda la información pertinente, que no tenga dudas y
que no haya surgido ningún inconveniente al respecto. No se trata de contactarlo
diariamente, pero sí de que sepa que hay personas al pendiente del caso y de su
satisfacción. Sobre todo cuando se trata de situaciones que toman varios días para
resolverse (como problemas de logística o aquellos en los que se involucra un tercero,
como un banco), corrobora que haya contacto suficiente para que tu cliente no se sienta
abandonado a su suerte, sino todo lo contrario.
12. Garantiza que toda tu empresa sepa cómo atender estas situaciones
Cuando tengas oportunidad, promueve actividades o cursos para afinar habilidades blandas
(comunicación, empatía, trabajo en equipo) que sirvan para reforzar las políticas de tu
empresa. Esto no solo beneficia a tus clientes, sino también a tus colaboradores, que
aprenden maneras de lidiar con personas agresivas, mientras ejercitan su paciencia,
creatividad e inteligencia; que tanto se necesitan para resolver conflictos.
13. Actualiza tus manuales cada vez que identifiques un nuevo problema
Finalmente, cuida que cada problema que resuelvas sea en verdad un nuevo
aprendizaje. Crea un archivo que muestre estadísticas de los problemas más habituales, las
soluciones más eficaces y las oportunidades que existen para mejorar.
Además, es buena idea rescatar aquellos casos que se convierten en hitos para tu empresa,
ya sea porque se presentan por primera vez, porque se relacionan con una nueva
tecnología o plataforma de compra, porque se trata de algún producto o servicio nuevo en
tu oferta o porque fue un reto digno de compartirse. Esos son los casos que ayudan a crear
nuevas estrategias o adaptar las que ya existen. Tu manual de atención al cliente se
actualiza con ellos y se convierte en un documento más valioso para tus colaboradores.
Asegúrate de incluir las conclusiones más valiosas y las acciones que demostraron
satisfacer a tu cliente.
Seamos realistas: no vivimos en un mundo ideal. A veces, cuando las relaciones con los
clientes se vuelven tensas y surgen conflictos, debemos decidir si vale la pena esforzarse
por salvar la relación.
En la mayoría de los casos, una persona satisfecha merece mucho la pena. Trabaja con tu
cliente como un socio para solucionar los problemas. Así pueden conectarse de manera tal
que haya menor margen de error en el futuro.