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La discapacidad Visual en las escuelas. Un asunto por resolver.

La Constitución Política de 1991, en su artículo sesenta y siete (67), establece la educación


como un derecho de las personas, sin excepción alguna, donde los responsables del
aprendizaje es el estado, la sociedad y la familia. Por ello, el decreto 1421 de 2017, es un
reglamento a la educación inclusiva con atención a la población con discapacidad en todos
los niveles educativos donde se trata de ajustar a los parámetros fijos por la constitución;
sin embargo, eso es solo sobre el papel.
En efecto, la precariedad del estado sobre el control educativo para aplicar las políticas de
inclusión en todas las escuelas y colegios en el territorio nacional es alarmante donde deja
entrever que la educación inclusiva es perecedera, tanto en el perímetro urbano como en el
área rural.
Por ejemplo, una gran cantidad de escuelas no están preparadas para recibir en sus arcas de
formación a niños y niñas con limitaciones visuales. Si bien, por un lado, han tratado de
implementar elementos de espacialidad y ubicación en las escuelas como los suelos podo
táctiles o señalizaciones en braille estos quedan sucintos ante la necesidad de poder entablar
una relación con el profesor y los demás compañeros. Pues para eso es necesario profesores
capacitados en la educación de los niños y niñas con limitaciones físicas; y también, la
pedagogía para los demás compañeros en la escuela, donde no vean al niño como el
“diferente”, sino puedan incluirlo a los espacios de sociabilidad escolar.
Por otra parte, la responsabilidad no puede caer directamente en las escuelas, aunque
tengan una gran relevancia de la educación de los estudiantes con discapacidad visual, pero
también es responsabilidad de la familia y la sociedad. Es así, como la educación cumple
un rol importante en la política de inclusión donde pueda brindar capacitaciones y
pedagogía ciudadana a las personas y los familiares. Por un lado, las personas tratan de
excluir, rechazar y menospreciar la capacidad intelectual de los niños y niñas con
discapacidad visual, donde creen que por esas limitaciones ellos no están en óptimas
condiciones para habitar el entorno de las demás personas; y por otro, la familia, donde lo
excluyen y lo aíslan como un elemento diferenciador no adaptado del entorno social. Por lo
tanto, las capacitaciones y la pedagogía ciudadana establecerían conciencia sobre el rol que
pueden cumplir los niños y las niñas con discapacidad visual en la sociedad.
En suma, la educación de las personas con discapacidad es un derecho que se debe de
exigir con vigor dejando a un lado el narcisismo de una sociedad excluyente, donde las
políticas de inclusión deben de estar presentes en todas las escuelas del territorio nacional.

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