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Momigliano Arnaldo. Historiografía Griega.

Traducción castellana por José Martínez


Gonzales. Editorial Crítica, Barcelona. PP 307.

El libro Historiografía Griega, realizado por el historiador italiano Arnaldo Momigliano,


destacado por sus diversos estudios de historia clásica en la edad antigua; tiene como
objetivo principal establecer el quehacer, la labor y las influencias endógenas y exógenas de
otras sociedades, como los persas, judíos y romanos que integran al historiador griego
dentro del contexto en la sociedad que está inmerso, así como también; se ocupa de las
causas de la escritura de la historia llevada a cabo por los historiadores de Grecia
desarrolladas a partir de la guerra, los imperios y la historia universal.

El libro se encuentra dividido por catorce capítulos, sin embargo, el hilo argumentativo
varía entre cada uno de estos debido a dos variables. La primera, se trata de que la
composición estructural del libro por capítulos no fue escrita al momento de la edición, sino
es una compilación de artículos realizados por Arnaldo Momigiliano. Es así como el
capítulo de “Teopompo” fue publicado en el año 1931 y “los orígenes de la historia
universal” es publicado en 1982, dos años antes de la edición del libro. La segunda, está
inmerso dentro los capítulos, pues todos no fueron publicados en una revista académica,
sino también fueron transcripciones de conferencias dictadas por el autor. En efecto, estas
dos variables no interfieren dentro de la argumentación del autor al momento de establecer
su análisis en la historiografía griega.

Por lo tanto, dentro del objetivo, mencionado anteriormente, se pueden situar dos aspectos
claves que será la ilación dentro de la argumentación del libro. El primer aspecto es sobre
los historiadores griegos y sus métodos, formas y la sociedad a quien se dirige al momento
de hacer pública sus investigaciones junto con las causas por la cual se puede escribir
historia y rememorar el pasado, como la guerra y la política de los cambios institucionales
como punto de cambio histórico. No sin antes establecer que en el primer capítulo
“Historiografía griega”, donde el autor desarrolla la diferencia entre dos icónicos
historiadores como Heródoto y Tucidedes, resalta la idea de complementariedad dentro del
desarrollo del quehacer en el oficio de escribir la historia donde “Tucidedes no ha hecho
otra cosa que reforzar el rigor y la coherencia de los criterios de Heródoto” (Pág. 14). Este
primer capítulo, que lleva por nombre también como el título del libro “Historiografía
griega”, es una introducción al texto debido a que el autor establece distintas categorías
para comprender los demás capítulos, como por ejemplo el tiempo, la historia total o
universal, la influencia de pueblos extranjeros en Grecia, los historiadores griegos en
distintos momentos históricos, etc.

Este primer aspecto empieza con el quehacer del oficio de los historiadores respecto al
cambio y tiempo histórico. Esta idea se desarrolla en el capítulo segundo y tercero, “La
tradición y el historiador” y “el tiempo en la historiografía antigua”. ¿Cuáles son las
circunstancias donde el historiador podría comprender un hecho histórico o el cambio
historio, y también; que concepción tradicional del cambio se desarrolla dentro de la labor
historiográfica griega?, es así como Arnaldo Momigiliano instaura que la labor histórica en
Grecia giraba en torno “a dos tipos de cambios: las guerras y las revoluciones políticas”
(Pág.64). Con los precursores de la investigación histórica se desenvuelve estos dos
cambios. Heródoto realiza una labor más etnográfica que alude a la guerra y la identifica
como un cambio histórico igual que Tucidedes, pero con un labor y discurso de tinte
político. Por lo cual, esta tradición de establecer la guerra como un cambio se desarrolla a
lo largo de la historiografía griega influyendo en la romana.

En este sentido, el historiador griego que comprendía el cambio histórico tradicional estaba
sujeto a la concepción del tiempo que se desarrollaba dentro de la sociedad. No es la misma
concepción de tiempo para los judíos y persas que para los griegos. De este modo, para los
historiadores griegos el tiempo debía estar en aquellos momentos dignos de ser recordados
“así el historiador griego debía encontrar los acontecimientos que quiere conservar”
(Pág.84).

De esta manera, el tiempo y el cambio histórico dentro de las investigaciones realizadas por
los historiadores griegos están sujetos y articulados a la transmisión y la divulgación de los
resultados de investigación, ya que el historiador se apoya de la comunicación escrita u oral
que cada sociedad presenta. Pues “en el siglo V a.c los historiadores comenzaron a atraer al
público organizando recitales… pero Tucidedes atacó estas representaciones como
prostitutas y contraria al interés de la verdad” (Pág. 108). Pero esta transmisión escrita u
oral, no solamente es respecto a los historiadores y su público, sino también en las fuentes
de consulta para abordar el pasado, como, por ejemplo, Heródoto y Tucidedes se basaron
en gran parte de la comunicación oral para reconstruir las causas de las guerras médicas y
del Peloponeso.

Un punto de inflexión dentro de la argumentación del libro se presenta entre capítulo siete y
ocho, “El lugar de Heródoto en la historiografía” y “observaciones sobre las causas de la
guerra en la historiografía antigua”. Si bien, el autor del texto seguía desarrollando la idea
de que el cambio histórico en la historiografía griega era importante en cuanto a su
producción sobre la guerra, establece que hay ciertos elementos que los historiadores no
pudieron desarrollar a cabalidad. Puesto que “hay algo que Tucidedes no logra hacer, es
explicar los orígenes remotos de la guerra entre Esparta y Atenas…Hay cosas que no
sabemos porque Tucidedes no procuro estudiarlas” (Pág. 157), donde afirma que, “Osaré,
por consiguiente, enunciar la conclusión general de que los historiadores griegos y romanos
eran mucho más competentes sobre los desarrollos constitucionales que sobre las causas de
la guerra” (Pág. 163). En efecto, el segundo aspecto de la argumentación del libro se
establece con otra forma de cambio dentro de la historiografía griega que percibían los
historiadores.

El segundo aspecto está situado en el cambio institucional regido por los controles
políticos, en el caso de la historiografía romana, imperiales. Va a ser con el historiador
Teopompo, en el capítulo nueve, que Arnaldo Momigliano empieza a desarrollar el
argumento de establecer que desde la historiografía griega se sitúa en otro análisis, como la
política influenciada por Tucidedes. Sin embargo, son los historiadores cercanos a la
expansión del imperio romano en Grecia que ven el cambio histórico como el cambio del
tiempo e instauran de cierta manera otra visión de escribir la historia. Por lo tanto,
historiadores como Polibio y Posidonio le aportan al género historiográfico de Grecia
nuevos elementos de análisis para investigar la historia constitucional y/o política del
momento que esta articulado al imperialismo romano, sin tener en cuenta la guerra como el
gran signo de un cambio, sino los cambios institucionales que se establecen dentro de estas
estructuras. En efecto estos dos historiadores son, según Arnaldo Momigliano, “de gran
originalidad cuando analizan la situación del Estado romano respecto al mundo que lo
rodea … ellos ven con gran claridad el proceso de imposición del control romano”
(Pág.238).

Para complementar esta nueva forma de escribir la historia dentro de la historiografía


griega recurre a otra situación para el análisis de los imperios que dejan entre ver el cambio
institucional, como la sucesión de imperios. En el antepenúltimo capitulo Daniel y la
sucesión de imperios, argumenta que historiadores después de Polibio “sobre todo en
Roma, la idea de sucesión de imperios debió estar presente en todos los historiadores” (Pág.
259), pero este planteamiento histórico se da también al hecho religioso como en el libro
del profeta Daniel, “quien es el único escritor no griego y no romano que formula la
sucesión de imperios como trama histórica” (Pág. 259) estableciendo así la influencia de
otras perspectivas dentro de la historiografía griega.

Entorno a estos dos aspectos de ilación argumentativa que presenta el libro cabría resaltar
tres anotaciones para concluir. La primera, va dirigida a reconocer como Arnaldo
Momigliano presenta una defensa sobre Heródoto como padre de la historia, criticado no
solo por sus contemporáneos, sino también por el largo desarrollo de la historiografía
incluso cuando se profesionaliza su labor. Para ello, el autor de este libro desarrolla una
serie de juicios claros y concisos para situar a Heródoto como el precursor de la
investigación historia. En efecto, “no se le negaba el lugar de primus inventor de la historia,
pero al mismo tiempo no se tenía confianza en él” (Pág. 135) y también; “no podría ser
considerado el padre de la historia si hubiese sido tan evidente que había copiado a sus
predecesores” (Pág. 140). La segunda anotación, es que a pesar de que los capítulos se
escribieron en diferente tiempo, no se instauraron por azar, sino por demostrar el largo
trasegar de la historiografía griega. Tercera y última, es un libro bastante agradable de leer,
un libro escrito para historiadores. Se resalta el hecho de que hay pequeños fragmentos
traducidos en el idioma original de las obras clásicas de los historiadores griegos,
comparado con otros textos de historiografía antigua, que dificultan la comprensión de la
misma.

Johan Sebastián Villanueva Prada


110200262020.
Universidad Del Tolima
Historiografía I.

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