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LA ARQUITECTURA.

MONUMENTAL
Por José Morío 8ostres, Ar11uitecto

1. Edificio d el tiempo de las pPlucus empol·


vadas y del rapé , recientem ente construído
en el país de los «brise-soleils>>. Embajada
inglesa en Río.

La polémica en torno al monum entali smo constituyó producción , materializada en un sinfín ele ed ifi cios re·
materia básica e n los primeros tiempo de la defini· fericlo s a ,Ja s nuevas n ecesidad es. Los grandes bazares,
ción racionalista. Esta actitud estaba en el ánimo, en los hangare para almacenar ingentes volúmenes el e pro-
la m enta:lidacl y e n la propia consecuencia hi stórica del ducto s, las cubiertas de graneles luces para co bijar un
movimi ento moderno. Se enco ntraba en la liberación de número extraordinario de vehículo s, las estacion es el e
la casa-monumento, amortizable en vario s siglos, o en ferro can·il, el nuevo concepto ele los establecimi entos
la· crítica a fondo de la retórica ochocentista , en la com· ho spita.Iarios, provenientes el e la gran tran sforma ción de
posición artísti ca o en la oposición al remanente lastre la m edicina y el e la higien e, los edificio · dedi cado s al
·arqueológico, en pugna con stante con la co rrien te viva. deporte; todo ello obligó ciertamente al u o de otros
En términos esen cia.l es, las tesis oponían el respeto por m edio s y de su co rre pondiente len guaj e arquitectónico.
las obras del pasado a un monumental falso y de co- Si la gran arquitectura históri ca fué cas i exclusivamente
rativo. monumental, ésta, enteramente utilitaria o de ca rá cter
Pero el problema no solamente era co nceptual, sino ·inédito, habría aparecido para un hombre del Renací·
'que provenía de la índole mi sma de la arquile~tura miento como arquitectura menor, apenas di gna el e lla-
"moderna. La aparición d e nuevo s Lemas, d erivado s del marse arquitectura. E s la ar·quitectura que no se cn- '
progreso industrial, tanto en el tran sporte co mo en la cuenlra en los tratado s de lo s clási cos ni en las hü toria s

2. Este Ayuntamiento de Aarlws 110 es, ciertamen· 3. La casa·monumerito, al servicio de la especulación


te, un monumento representativo inspirado en y ele los complejos del cliente.
vie jos tópicos. Con lenguaje natural y sencillísi·
mo se ha expresado estructuralment.e un conteni·
do in temo .

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d~nde se aprende tan ólo la arquitectura monumental.
En término s claros, la doctrina racionalista hace una
revi sión a fondo de todos estos problemas y procura
emanciparlos de una po ible injerenda del viejo re-
pertorio arqueo,l ógico.
Después de una afirmación universal del movimiento
moderno, el problema de la arquitectura· monumental
ha experimentado un curioso giro, que, por otra parte,
era lógico esperar. El problema se ha invertido, en el
sentido de que, no pudiendo prescindir de una opor·
tuna arquitectura monumental, se haya sentido .f a ne-
cesidad de buscar un nuevo lenguaje, expresado en
término s vivo s. El eclifido religio so, el monumento pro·
píamente dicho y el edificio representativo responden a
una necesiclacl que tiene su centro e'l profundos estra-
to s del alma colectiva·. Son problemas que responden
tanto a lo exi tencial como a la esencia _ intemporal del
hombre. Vinculan la creación material al sentimiento
del má s allá, a una conciencia· ele época y de agrupa -
ción, son alu siones al futuro. Como el instinto de con·
servación ele la especie, el sentimiento ele continuidad ,
tanto material como emocional, e e pontáneo en la
especie humana, ya ea legando al futuro testimonio pe·
renne ele acontecimientos hi stórico s o a la memoria de
personajes ejemplar-es, ya sea conservando aquella ar·
quitectura del pasado que, en términos histórico , tenga
un valor equivalente.
' Las dificultades para encorllrar un incero lenguaje
monumental se deben principalmente a contenido s con· 4. Un centro cívico a escala de la nwyor ciudad
tradictorios de la cultura moder'na. Cuanto má s e avan· del mundo. Nueva York, Rockefeller Center.
za en el sentido de la erudición, de la conciencia del
pa ado, más se sumerge ,la arquitectura en el seudo- . ica. Si pensamo s c¡ue en otf'Os paí se ~ y cultura s- por
monumental que .representa toda la arquitectura del si- ejemplo, en el Japón-existe una gran arquitectura mo·
glo pasado que no fuera pura construcción o sintesi ele numental en madera, bellamente labrada y lacada, ante·
construcción y plasticidad, técnica más arte puro. rior a nuestra arquitectura románica, y en perfecto estado
Nuestra concepción de la vida no es estática, sino de conservación, con mayor motivo no s e lícito pensar
dinámica. Según Gropius, «la monumentalidad en el que el futuro pueda valorizar como materia monumen-
pasado fué el símbolo de una concepción estática del
mundoll. Además, las generaciones que construyeron los
5. Esta tumba de un arquitecto, Uno Ulberg,
grandes monumentos hi tórico s uo sabían que hacían obrci de Alvar Aalto, es wi ejemplo de pure·
monumentos. Alguien ha sugerido que la creación mO· za formal y de exacta limitación al t,enui y a.
numental es casi siempre in conscie)lle en su propia épo· los recursos plásticos.
ca, y que cuando exi te el propósito deliberado de le-
gar un testimonio al futuro mediante una obra arqui-
tectónica, aparece el eudomonumentalismo.
De ahí que la mayoría de los monumentos levantado
en la época moderna, desde el eclecticismo ha ta nues-
tros día s, aparezcan como estéticamente dudo os, no
ofreciendo otro valor que el efectivamente histórico ele
los simbolizados. Por este mi smo motivo , nadie podría
afirmu a la ligera que ciertos edificios de línea y con·
cepción enteramente modernas, construiclo s in ningún
propósito monumental, pueden tener efectivamente este
mismo carácter para las generacione · futura s.
Otro interesante aspecto es el prejuicio persistente cm
nosotros obre el concepto de monumentalidad , proce·
dente de la sugestión romántica de las ruina s, y del sen-
tido agónico que surge entre la acC:ón creadora del
hombre y el demoledor proceso del tiempo y de lo
elementos naturales. La consecuencia es el sentido lapÍ·
deo, estereotómico, a que va a ociada la: concepción de
un monumento, aparte ele .la natural aspiración a la
perduración que debe solicitarse ele la materia. Este es,
sin duda, el concepto occidental, el de }¡¡ cultura clá·

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tal las actuales estructuras en hierrro y hormigón, te-
niendo particularmente en cuenta la sup erior duración
de estos materiales en relación a la piedra.
Es a través de la adherencia de la obra arquitectónica
con la realidad su stancial de un p aís como mejor cum·
ple la arquitectura su misión cultural, expresiva y re·
presentativa. E s lo que mejor no s explica el nivel de
vida de su s habitantes, la eficacia técnica y también el
sentido moral que el hombre atribuye ..,a la vida, la pre-
disposición anímica de .la raza.
Entre la arquitectura monumental y arquitectura re-
presentativa exi ten Íntimas conexiones, su sceptibles ade- ·
más de pelirrrosos equívo cos, que co nvien e di scriminar
oportunamente. Algunas veces procederán de antihistó-
ricas interpretaciones del cará cter monumental de los
edificios repre sentativos del pasado. Otras veces serán
consecúencia de un arte-propaganda que exagera la ver-
dad, cuando no la deforma convenientemente, en cuyo 6. Niemeyer y la Academia racionali6ta en eh
Brasil han hecho posibles, con medios y auda-
caso es difícil hablar de arquitectura y de estilo. cia extraordinarios, los sueños teóricos elabo-
En oposición a los atributos de perennidad en el con- rados en Europa. Río de ]aneiro, Ministerio
de 'Educación Nacional.
cepto, en ,l a forma , en la materia, en la armouización
con la expresión geológica o el lugar geográfico, gran
parte de la arquitectura mod erna ha tenido que desarro- bién significativo, en la concurrencia de los diverso s
llarse en el escenario monótono y convencional de las países a las Exposiciones intertíacionales. Estas organi-
grandes ciudades. Ambitos arquitectónicos má s efímeros zadones, que se iniciaron al1ora hace cien año s y como
y banales que orgánicamente elá ticos, han surgido de consecuencia del interés directo y creciente de los go-
la flu ente variedad de la vida ciudadana. bernantes en los problemas económicos, proporcionan
La arquitectura comercial, el café, el hotel, .la sala de trascendente documentación arquitectónica para el aná-
espectáculos lleva fatalmente a una preponderancia de- lisis y evolución del movimiento moderno .
corativa, a la moda ornamental. Resulta campo abonado En la confluencia estilística d el edificio utilitario de
por el neodecorativismo irrespon able, para quien oscile carácter colectivo y la expresión monumental, nuestra
inseguro entre fa. arquitectura, la pintura y la escultura, atención crítica se dirige al edificio representativo, sea
luciendo particulares habilidad es, con un ojo puesto en o no oficial.
el público y otro en el arte. De antemano se aceptan En este caso, hemo s de esperar en particular aquella
sistematizaciones, juegos de forma s, colores, iluminacio- suprema virtud que es la mode tia. No se trata de que
nes, calidades y materiales que en poco han de sobre- su s dimen siones estén o no a escala humana o de un
venir a la prevista amortización del negocio que repre- presupuesto más o menos amplio, sino de una justa pro-
sentan , que fatalmente han ele su stituirse a plazo no po_rción en todos .l os aspecto . Más cerca de sus límites
muy remoto por otros má nuevos y sen sacionales. Y estará, por ejemplo, una obra como el Ayuntamiento de
éste es, en rea,lidad, el espacio dond e se proyecta la Aarhus, de Ame Ja·cobsen y Flemming Lassen, en que
mayor parte de la vida social de nu es tro tiempo. la nota reali ta de las oficinas administrativas y la oficial
La arquitectura representativa en el mundo actua.l ha del salón de sesiones, recep cion es, etc., han sido per-
tenido ocasión de manife starse, aunque en el aspecto fecta y espontáneamente annonizadas. O este sobrio y
predominantemente técni co y comercial , y esto es tam- correcúsimo Instituto de Optica, de Fisac, inteligente

7. No es necesario
recurrir a las
«dimensiones so-
brehumanas» ni
a la retórica ar-
queológica para
lograr la monu-
mentalidad; bas-
ta con unos hue-
cos bien propor-
cionados y dis·
puestos. Madrid,
Instituto de Op·
tica, de Fisac.

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adapta ción del espíritu d el nuevo emp1n mo escandi-
navo a la tradición castiza del muro de ladrillo rojo.
Será seguramente éste eJ buen camino, el d e una mo-
destia llena de responsabilidad, y no el d el edificio,
recientemente inaugurado, de la Embajada británica en
Río, concebido dentro del molde ele un estilo colonial
intrascendente, en regresivo contraste con l~ atmósfera
renovadora de la joven - arquitectura brasileña.
Un tipo de edifi cio moderno, que probablemente será
considerado en el futuro como monumental-representa-
tivo, es el ra scacie,lo s, niás por su significado que por
su tamaño. En él se integran factores de época muy de-
finido s : romanticismo técnico, publi c idad, calidad repre-
entativa. Su proceso de desarr~lo ha sido objeto de
miméticas asimilaciones, hasta llegar a afirmarse en un
léxico propio. Desde los primeros edificios de Chicago,
superpo siciones de la técnica inicial del hierro laminado
con el repertorio figurativo del cuatrocientos italiano,
o la introducción del concepto de torre en el proyecto
de Saarinen para el Chicago Tribune o el Rockefeller
Center, ha sta el triunfo de la s teorías puri stas d e Le
Corbu ier y Ozenfant, del volumen puro, en el Mini s-
8 •. Interior de Nuestra Señorn de Raincy, de
C. y A. Perret, trasposición en hormigón terio de Educación Nacional de Río y el edificio de
armado del concepto de la «Sainte Cha- la O. . U., el rascacielos ha- seguido un proce o de
pelle». La preocupación constructiva frente liberación ele todo historici smo hasta incorporarse en
' ! la busca de u.na auténtica expresión re·
ligiosa. término s autóctonos a la historia d e la arquitectura mo-
numental.
Como la s viviendas-rascadel&S de «La Ville radieuse»,
estos gtandes primas de cristal, «brillando en el espa·
cío como diamantes», simbolizan el triunfo ·de ideas
estéticas que hace veinte años fueron revolucionarias
y experimentales- y en cierta manera utópicas-y que
hoy, en el acmé ele su línea evolutiva, coinciden con
la aparición de un nuevo espíritu. E sto s edificios expli-
can mejor el «ismo» de que proceden, su b elleza abs-
tracta, que al hombre contemporáneo.
9. Las ruinas del mundo clásico fueron moti- Esta insuficiencia responde a contradicciones funda-
vo de sucesivas interpretaciones. La última, menta.les que forman parte del drama interno de nuestra
románticoneoclásica, tema pictórico, litera· época, que fraccionan y limitan el pleno dese nvolvimien-
rio y de infinidad de grabados, influye de
manera desviada la creación monumental to de la personalidad humana. Hemos de pensar que
del ochocientos. El arco romano de Bará en mucho s aspectos no somos má s que lo s primitivos de
en la provincia de Tarragona, según una la civilización moderna. Las mejores condir.iones para
litografía romántica. la creación monumental han correspondido a épocas en
que fué posible una unidad general de la cultura. No
tuvo el artista o el intelectual que librar una lucha con-
tra la corriente para imponer el mensaje de su nueva
concepción de la vida, como ha ocurrido cun el mundo
moderno. Así co~o Grecia- entera, por ejemplo, canta con
Homero, su s grandes forma s estéticas coinciden con la s
espontáneamente populares, y está identificación, que se
evidencia en la Grecia heroica, la Roma de Augusto
o en el Cristianismo medieval, repre senta el lado opues-
to de aquella complejidad y alta diferen ciación que ca-
racteriza la cultura presente. El problema de la expresión
monumental, · co mo el d e la humanización de la arqui-
tectura y del urbani smo, o en término s más amplios,
el de la humanización de la cultura científica y maqui-
nista, es i~ediato al problema nuclear del hombre
moderno. La aceptación universal de unas ventajas téc-
nica , de una sistematización similar, no comporta aún
la debida correspondencia con su fondo emocional. Para
llegar a esta necesaria unidad cultural se precisan una
síntesis y una asimilación que requieren su ti empo para
realizarse.

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