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Definición jurídica
En el ámbito legal se define como «el conjunto de relaciones jurídicas pertenecientes a una persona, que
tienen una utilidad económica y por ello son susceptibles de estimación pecuniaria, constituidas por
deberes y derechos» (activos y pasivos). Desde este punto de vista, al valor de un bien patrimonial se le
descontará el valor de las cargas que se hallen gravándolo. Desde el punto de vista registral el patrimonio
es aquel bien inmueble parte del patrimonio familiar que pasa de generación en generación.
Desde un punto de vista económico, debe poder medirse o estimarse en dinero. Por esta razón, no
forman parte del patrimonio de cada quien sus derechos fundamentales, que no pueden ni comprarse ni
venderse.
Desde un punto de vista contable, se compone de dos partes: un activo (todos los capitales e
instrumentos financieros, así como todos aquellos bienes que podrían venderse para recibir capitales) y
un pasivo (todas las deudas, obligaciones o cargas impositivas en general).
Los bienes que constituyen el patrimonio de alguien pueden generalmente heredarse, o sea,
transmitirse por línea sucesoria. Esto es especialmente cierto para los patrimonios naturales, históricos
o culturales, que acompañan a las generaciones de seres humanos, sin que le pertenezca a ningún
individuo en específico.
Desde el punto de vista jurídico, abarca no sólo los bienes de una persona natural o jurídica,
sino también sus derechos y obligaciones.
Desde el punto de vista más simple, explícito en muchas legislaciones a partir del Código Napoleónico,
considerando el patrimonio ya sea como la herencia de un individuo o como su propiedad, el patrimonio
solamente abarca elementos capaces de ser evaluados monetariamente o de apreciación pecuniaria. Así,
existen derechos extrapatrimoniales, como lo son el derecho a la vida, a la libertad, al voto, etc, que, a
pesar de ser ejercidos individualmente, no son de propiedad individual propiamente tal, razón por la cual el
sujeto no puede disponer de ellos como sí lo puede hacer con los bienes de su patrimonio.
Es a partir de esta concepción como en algunos países se aplica el llamado impuesto sobre el patrimonio.
Desde este punto de vista el patrimonio se compone de un activo y un pasivo:
Pasivo
Sobre el pasivo patrimonial recaen las obligaciones, deudas y cargas en general. Este pasivo es respaldado
por los activos que forman parte del patrimonio. Así, por ejemplo, en una sucesión mortis causa, los
herederos reciben un patrimonio, que si incluye deudas no satisfechas y exigibles, deben satisfacerlas.
a) Sólo las personas pueden tener un patrimonio, en tanto que sólo ellas son sujetos de derechos y
obligaciones. Si deudor es el que responde con sus bienes del cumplimiento de sus deberes, sólo las
personas pueden tener un patrimonio, pues sólo ellas pueden ser deudoras.
b) Toda persona necesariamente debe tener un patrimonio. Se entiende que patrimonio no es sinónimo de
riqueza y que aunque en el presente no se tengan bienes, existe la capacidad de tenerlos en el futuro, es
decir, comprende los bienes in potentia. De este modo, el artículo 1964 del Código Civil para el Distrito
Federal establece que el deudor responde del cumplimiento de sus obligaciones, con todos sus bienes, con
excepción de los declarados por la ley como inalienables e inembargables.
c) Cada persona sólo tendrá un patrimonio, lo que resulta de la consideración de su universalidad y de la
indivisibilidad de la persona a quien se atribuye.
d) El patrimonio es inseparable de la persona; considerado como universidad el patrimonio sólo es
susceptible de transmitirse mortis causa. Si en vida pudiera enajenarse todo el patrimonio, significaría que
la personalidad podría enajenarse.
Para Rojina Villegas la teoría clásica del patrimonio es "artificial y ficticia, despegada de la realidad y
vinculada hasta confundirse con la capacidad", ya que dicha teoría llegó a considerar que el patrimonio
puede existir aun sin bienes presentes y con la sola posibilidad de adquirirlos en el futuro.
b) Teoría del patrimonio afectación.
Esta moderna teoría surge como consecuencia de las críticas a la teoría clásica, pero sobre todo en cuanto a
la conceptualización de la indivisibilidad e inalienabilidad que se hace del patrimonio. Esta moderna teoría
desvincula las nociones de patrimonio y personalidad y evita su confusión, sin que esto signifique negar
una obvia relación.
La base de la teoría moderna radica en el destino que en un momento determinado tienen los bienes,
derechos y obligaciones en relación con un fin jurídico y organizados autónomamente; el fin al cual
pueden estar afectados los bienes, derechos y obligaciones considerados como universalidad, igual puede
ser jurídico que económico.
A diferencia de la teoría clásica, la teoría del patrimonio afectación considera que de hecho una persona
puede tener distintos patrimonios, en razón de que puede tener diversos fines jurídico-económicos por
realizar, así como que dichos patrimonios, considerados como masas autónomas, pueden transmitiese por
actos entre vivos.
La moderna teoría del patrimonio afectación no ha sido aceptada universalmente por todas las
legislaciones y son todavía muchas las que, con una serie de excepciones, siguen recogiendo la teoría
clásica. En este último supuesto se encuentra la legislación mexicana, fundamentalmente en lo relativo al
principio de indivisibilidad.
Una diversa concepción del patrimonio lo entiende como el conjunto de bienes que tiene una persona y que
ésta tiene el deber de desarrollar y explotar racionalmente. Su fundamento se encuentra en las institutas de
Justiniano, cuando se dice que conviene a la República que nadie use mal de sus bienes, y en Tomás de
Aquino
Fuente(s):
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS de la UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA
DE MÉXICO, DICCIONARIO JURIDICO.
Solo las personas pueden tener patrimonio: esto acapara tanto las personas físicas como las jurídicas.
Toda persona tiene un patrimonio: con la separación de los bienes del patrimonio, se llega a la
conclusión que toda persona tiene un patrimonio, cuyos contenidos varían. El patrimonio no es más
que una potencialidad adquisitiva que toda persona tiene.
La relación entre persona y patrimonio no consiste en un derecho. La persona es titular de su
patrimonio, pero no tiene sobre él derechos de disposición. Una persona no puede, por ejemplo,
transmitir su derecho a adquirir bienes en el pasado.
Caracteres derivados
Intransmisibilidad del patrimonio
Transmisión mortis causa: cuando el sujeto muere, se extingue la personalidad titular del patrimonio.
Es decir, el patrimonio se desvincula de la persona, transmitiéndose a los herederos, y que actúan como
una extensión de su personalidad. Así, en la sucesión no se dispone sobre los bienes y las obligaciones
del muerto, sino sobre todo su patrimonio en general.
Transmisión inter vivos: la cesión del patrimonio inter vivos queda prohibida, pues como se expuso
anteriormente, el patrimonio es una característica de la personalidad.
El patrimonio objetivo
Es a partir de las observaciones mencionadas como algunos autores, principalmente Alois von Brinz
y Ernst I. Bekker desarrollaron la llamada teoría del patrimonio objetivo: “Los autores alemanes
observaron que el criterio común que hacía considerar las “universalidades” era una finalidad común, y por
ello las calificaron como “patrimonio de afectación” (Zwechvermogen), patrimonios objetivos, sin
vinculación con persona alguna. Teniendo en consideración la concepción filosófica de Rudolf von
Ihering de que el derecho es un interés jurídicamente protegido, es posible admitir que el ordenamiento
jurídico puede pretender proteger, además de las personas, ciertas finalidades u objetivos, y por ello no es
difícil aceptar que, en torno a esas finalidades, puedan agruparse también, entienden los derechos desde el
punto de vista objetivo (véase Derecho objetivo). Sin embargo, hay matices entre las diferentes autoridades
acerca de las implicaciones de la teoría.
Se ha argumentado que la sugerencia de Brinz posibilita o justifica las sociedades de responsabilidad
limitada. Es necesario sin embargo considerar que Brinz —como pandectista— basó sus observaciones en
un caso de la ley romana: el de las fundaciones o sociedades sin ánimo o fines de lucro. Sin perjuicio que
tales sugerencias establezcan el principio del reconocimiento legal de sociedades de capital social en un
sentido estrictamente comercial, la concepción es capaz de interpretaciones más amplias, lo que ha
establecido la base legal de la existencia de “sociedades altruistas”, aquellas que no tienen por objeto
obtener ganancia para ellas sino para otros (los beneficiarios siendo ya sea quienes los socios designen o
los socios mismos (ver, por ejemplo: mutualismo (movimiento)). Esto ha ocasionado a su vez que algunos
equiparen tales sociedades al de la concepción anglosajona del Trust, pero no todas las autoridades están
de acuerdo en que tal equivalencia sea correcta.
Véanse también: atribución patrimonial y Desplazamiento patrimonial.