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ESCUELA DE DERECHO
EL PATRIMONIO
BETHERNE VARELA
Patrimonio y propiedad
El concepto de patrimonio sirve para definir a las partes de una relación jurídico-
patrimonial: a través de una transacción articulada jurídicamente, un bien o un
derecho “pasa” de un patrimonio a otro. O se crea una deuda en un patrimonio y el
crédito correspondiente en otro patrimonio. De modo que bien puede decirse que
se aceptaría considerar que las partes de las relaciones jurídico-patrimoniales (los
“sujetos” de esas relaciones) son los patrimonios. La otra función del patrimonio es
fundar la responsabilidad del deudor. La responsabilidad es patrimonial, no
personal. El deudor responde con sus bienes, no con su persona. Responde con
su patrimonio, no con su alma ni con su vida o libertad.
Se describe la estructura de los patrimonios como formada por “dos esferas”. Una
externa: “cada patrimonio está separado de los demás patrimonios”, la frontera
entre ellos hace que “a este lado” esté “lo propio” y al otro lado “lo ajeno”. Y los
bienes singulares están dentro como derechos subjetivos (la propiedad de un
inmueble, por ejemplo. No se olvide nunca que solemos referirnos al derecho que
se ostenta sobre un bien refiriéndonos al bien mismo cuando el derecho es el de
propiedad) que, a su vez, están protegidos por las correspondientes acciones
remedios de tutela de los derechos subjetivos (acción reivindicatoria, en el caso
del derecho de propiedad, por ejemplo; acciones de enriquecimiento injusto en el
caso de los derechos de exclusiva…). De esta forma, cuando se crea un fondo
común con las aportaciones de los socios o cuando el fundador asigna a la
fundación un conjunto de bienes, se genera un patrimonio separado al que se le
pueden imputar créditos y deudas, al que pueden “pertenecer” nuevos bienes
adquiridos con ese fondo y que puede deshacerse de los bienes que lo forman a
cambio de otros y, por tanto, que puede ser demandado y demandar para ser
condenado a pagar o para ser reconocido su derecho a cobrar como si fuera el
patrimonio de un individuo.
Se explica así también por qué las deudas forman parte del patrimonio.
Constituyen el elemento pasivo del patrimonio” y, como un todo junto con los
bienes y derechos, “establecen el estado del patrimonio (solvencia)”. Lo
interesante es que las deudas no están conectadas con un bien singular, salvo
que un bien esté afecto específicamente al pago de esa deuda. Las deudas «son»
del patrimonio. Es el patrimonio el que es “deudor”: “La liberación de una deuda
enriquece el patrimonio una visión realista del patrimonio impide separar
arbitrariamente las relaciones obligatorias, que consisten precisamente en mutuas
prestaciones y contraprestaciones”. Se está reconociendo que el acreedor y el
deudor es el patrimonio; que es el patrimonio el que es parte de las relaciones
jurídico-patrimoniales. Esto se refleja muy claramente cuando se discute la
diferencia entre deudas y cargas. Las deudas pertenecen al patrimonio pero las
cargas, no. La carga “no es algo debido, ni una obligación que vincula al
patrimonio… se refiere a un bien o derecho determinado”. De manera que su
existencia afecta al valor del bien sobre el que recae la carga hasta el punto de
que si deviene excesivamente gravosa, el titular del patrimonio puede librarse
abandonando la cosa sobre la que pesa el gravamen. Esta distinción ha de
recordarse cuando se examinan las “propiedades destinadas”, esto es, los
negocios jurídicos por los que se afecta un bien a un propósito u objetivo. Si lo que
se afecta es un bien, no puede hablarse de patrimonio.
Sin embargo, los créditos no “están” de la misma forma que los bienes en el
patrimonio porque los derechos de crédito son derechos a que el deudor
desarrolle una conducta (dar, hacer o no hacer). Simétricamente, tampoco “está”
en el patrimonio del acreedor la deuda que figura en el patrimonio del deudor. Con
ello no se hace sino describir, comparándolos, al propietario o titular de un
derecho real con el acreedor. No está distinguiendo al propietario del titular de un
patrimonio ni a éste del acreedor de un derecho de crédito. La distinción entre si el
objeto valioso “está” o “no está” en el patrimonio no traduce sino los mecanismos
de protección del derecho de alguien a dicho “valor”.
CONCLUSION
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Martín Bernal, J. M. (2005). Nuevas orientaciones y tipologías sobre el patrimonio.
Revista Actualidad Jurídica (681). Pamplona: Aranzadi.