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Decíamos en el tema anterior que Jesús no escribió ningún libro de la

Biblia, pero sí se habla de Él en los cuatro evangelios. En realidad, ya se
hablaba de Jesús desde el Antiguo Testamento, cuando se anunciaba
que en algún momento llegaría el Mesías prometido.
Cientos de años antes de que naciera Jesús, Isaías escribió: “He aquí que
la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre
“Emanuel” (Isaías 7:14). El nombre “Emanuel” quiere decir “Dios con
nosotros”. El niño prometido sería Jesús, el Hijo de Dios.

EL PUEBLO DE ISRAEL LO ESPERABA

La nación en la que nació Jesús estaba sometida a un emperador y a un
procurador impuestos por Roma. Se dividía en grupos sociales y
religiosos como: los publicanos, los esenios, los fariseos, los saduceos,
los zelotes, entre otros. Esperaban al Mesías, soñando obsesivamente
con una liberación política del imperio romano. Por eso es que, cuando
Jesús llega, a muchos les cuesta entender por qué en lugar de liderar la
lucha contra los opresores, habla de amor, de paz, de perdón.
El concepto de salvación que habían tenido durante muchos años no
coincidía con la salvación que les traía Jesús: mientras ellos querían la
liberación del dominio romano, Jesús venía para liberarlos del pecado y
restablecer la amistad con Dios.
TESTIMONIOS EN LA BIBLIA

En los evangelios y en algunos libros de la Biblia, JESÚS ES VERDADERO DIOS Y VERDADERO

encontramos distintos testimonios afirmando que Jesús es
el HIJO DE DIOS. Veamos los más importantes:
• Desde la anunciación, el Ángel Gabriel le dice a María:
“Será grande y con razón le llamarán Hijo del Altísimo; será
llamado Santo, el Hijo de Dios” (Lucas 1,32-35)
• En el bautismo de Jesús se manifiesta claramente que Él es
el Hijo de Dios cuando se abren los cielos y se escucha una
voz celestial que dice:
“Este es mi Hijo Amado, este es mi Elegido” (Mateo 3,16-17)
• Yendo de camino hacia la región de Cesarea, Jesús les
pregunta a sus apóstoles ¿Quién dicen ustedes que soy
yo?, a lo que Pedro responde:
“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mateo 16,15-16)
• El centurión romano, un hombre que no creía en Jesús,
estando junto a la cruz en el momento mismo de la muerte
de Jesús, exclama:
“Verdaderamente este era el Hijo de Dios” (Mateo 27,54)
• En alguna ocasión, cuando Jesús estaba reunido con
algunos de sus apóstoles, sucedió en hecho inexplicable:
Pedro estaba hablando cuando una nube luminosa los
cubrió y de la nube salió una voz que decía:
“Este es mi hijo, el Amado, este es mi Elegido; escúchenlo”.
(Mateo 17,5)
Cuando afirmamos que Jesús es el Hijo de Dios,
reconocemos que Él es Dios y que, por tanto,
nuestra vida solo tendrá sentido en la medida
que lo aceptemos y nos unamos a Él por la fe.
HOMBRE
Aunque esta verdad puede ser difícil de entender, los
cristianos creemos que Jesús tiene dos naturalezas: una
divina y otra humana. Es decir, Jesús es Dios y es Hombre a
la vez.
Sabemos que es Dios porque, además de las manifestaciones
que leímos antes, Él mismo lo dijo (“Quien me ve a mí, ve a
mi Padre”), y también por sus actos, especialmente por sus
milagros, los cuales solo pueden darse con el poder de Dios.
Así mismo, lo vemos actuar como cualquier ser humano:
- Sufre y siente tristeza;
- Siente cólera;
- Siente hambre, sed y cansancio;
- Vive la experiencia de la amistad humana.
En definitiva: Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre, que vino
al mundo para salvarnos del mal. La decisión de seguirlo o
ignorarlo es tuya.
Actividades
1. Busca y anota la definición de: publicanos,
esenios, fariseos, saduceos, zelotes,
2. Lee las siguientes citas: Juan 1,1; Filipenses 2,6-
11; Juan 10,22-23; y escribe las expresiones que
nos hablan de la identidad de Jesús.
3. ¿Qué le dirías a alguien que te dice que Jesús
fue solo un hombre pero no el Hijo de Dios?
4. Con datos de la Biblia, elabora una breve
biografía de Jesús. Puedes agregar algún dibujo
o imagen.