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Tenía un espíritu muy sensible pero era “cascarrabias”: propenso al enojo, a la explosión; tenía mal
genio, era irritable, impulsivo. Era pescador y trabajaba con su padre cuando Jesús lo encontró.
Estuvo junto a Jesús en los momentos de mayor intimidad y en los más amargos sufrimientos
Juan
Era pescador y trabajaba con su padre; Jesús lo llamaba “hijo del trueno” por su recia personalidad
y temperamento ardiente. Él es uno de los dos (junto a su hermano) que pretendieron el primer
lugar en el Reino de los Cielos
Santiago
Jesús es el Hijo de Dios.
• La identidad de Jesús es un tema central en los Evangelios, pues el
objetivo de los autores es presentar a la persona de Jesús y persuadir a la
audiencia de confiar en Él como Salvador y seguirle como Señor.
• Si ponemos atención al contexto narrativo de los sinópticos, notamos que
la transfiguración ocurre en torno a preguntas o revelaciones acerca de la
identidad de Jesús: la confesión de Pedro, los anuncios de la muerte y
resurrección de Jesús, y la instrucción sobre el costo de seguirlo.
La transfiguración cumple la
función de confirmar que
Jesús es nada más y nada
menos que el Hijo de Dios.
Jesús es el Mesías
• También nos da información específica respecto a la razón de su venida,
es decir, su misión.
• Aquí la descripción de la escena y los dos personajes que acompañan y
hablan con Jesús son de particular interés. El monte, la nube, la luz
resplandeciente, y un individuo que tiene una relación especial con Dios y
con el pueblo; todo esto trae a memoria la inauguración y renovación del
Antiguo Pacto
Jesús es el Hijo de Dios.
• En la escena vemos a Moisés, por medio de quien Dios estableció el
Antiguo Pacto, y quien prometió que Dios levantaría a un profeta como él
(Dt. 18:15-19; 34:10). Y también vemos a Elías, el enigmático profeta que
muchos años después denunció a Israel por su infidelidad al pacto (1 Re.
18:18), y cuyo retorno Malaquías profetizó que sucedería antes del día del
Señor (Mal. 4:4–6).
Jesús será glorificado, y nosotros junto a Él.
• Pero la transfiguración también nos dice algo más. Esta no es la primera vez
que los sinópticos registran una voz hablando desde el cielo diciendo: “Este
es mi Hijo amado en quien me he complacido”. Eso también lo vemos en el
bautismo de Jesús (Mt. 3:17; Mr. 1:11; Lc. 3:22).
• El bautismo señala la muerte de Jesús, su juicio; Dios se complace en su
disposición a sufrir el castigo que los pecadores merecen. La transfiguración,
en cambio, señala la resurrección de Jesús: es un anticipo de su
reivindicación, de su resplandeciente glorificación.
Jesús será glorificado, y nosotros junto a Él.
• Aunque su muerte pudo haberlo puesto en duda, la resurrección
confirmará que Jesús es el Hijo amado de Dios, en quien Él se complace
(ver Ro. 1:4; Fil. 2:5–11).