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Caso 2.

Observar con mente abierta

En la clase de atención plena con niñas y niños


mayores de 11 años se hizo un ejercicio de
observación. Se colocaron 12 objetos en una
bandeja y la tarea que los alumnos debían hacer era
mirar con toda atención esos objetos; después de
treinta segundos, esos objetos se cubrían y ellos
tenían que escribir qué habían visto.

Martina, una niña de 11 años, casi fue presa del


pánico mientras decía: “¡No puedo hacerlo, no puedo
acordarme de nada!”. Ella misma se estaba creando un problema, mucho antes
de iniciar el ejercicio. La maestra le aseguró que los pensamientos no lo saben
todo. Martina hizo todo lo posible para concentrarse y pudo recordar cuatro de los
objetos de la bandeja. Un resultado similar al de otras niñas y niños del grupo.
Martina se sorprendió tanto con su desempeño, que le costaba trabajo creerlo.

Este ejercicio se siguió efectuando en la clase durante quince días, tres veces por
semana. El resultado al final mejoró mucho. La confianza también. Los alumnos
recordaban las cosas mucho mejor; su concentración aumentó. Además, les
encantaba hacer ejercicio.

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