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ALIMENTACIÓN DEL NIÑO MENOR DE 2 AÑOS

Resumen

El objetivo de este seminario es que los estudiantes conozcan la importancia de la leche


materna, lactancia materna exclusiva, alimentación complementaria, y el número de tomas
que deben ingerir los niños menores de dos años.

Los primeros 2 años de vida se caracterizan por un desarrollo físico, social, y un


crecimiento rápido. Se producen muchos cambios que afectan la alimentación e ingestión
de nutrientes. Los lactantes sanos y bien nutridos tienen energía para responder y aprender
ante los estímulos de su entorno.

Se concluye que la alimentación en el niño menor de dos años está basada principalmente
en la lactancia materna y alimentación complementaria, sin embargo, se requiere de
fórmula comerciales en el caso de no poder consumir leche materna. Se recomienda el
consumo de formulas caseras a base de leche de vaca o leche de soja, en hogares donde la
economía familiar no permite el acceso a fórmulas comerciales.

La fuente principal para el seminario, constituyó el libro de Dietoterapia de Kraus de L.


Kathleen Mahan, Sylvia Escott-Stump, y Janice L. Raymond.

Introducción

Una Alimentación adecuada en los niños menores de dos años es indispensable para su
desarrollo y crecimiento óptimo. Los alcances de los beneficios de la Lactancia Materna y
la Alimentación Complementaria van más allá de los primeros años de la vida. La
alimentación en esta etapa constituye un momento determinante para la adquisición de
hábitos alimentarios en edades futuras. Es un periodo de crecimiento acelerado, su
capacidad gástrica es limitada y sus requerimientos nutricionales aumentan, causando una
alta vulnerabilidad nutricional. Un niño bien nutrido tiene la energía suficiente para
responder ante los estímulos de su entorno.

La información bibliográfica disponible señala la importancia de la LME en los primeros 6


meses de vida y la trascendencia de la incorporación oportuna de una alimentación
complementaria y adecuada, tanto en cantidad y calidad como en biodisponibilidad de
nutrientes, que permita cubrir las demandas nutricionales. Alimentación complementaria
oportuna es "alimentación que complementa, como una unidad, a la lactancia materna sin
desplazarla"

Existen múltiples casos de mal nutrición en ésta edad como retardo en talla o bajo peso,
directrices importantes tomadas en cuenta para la elaboración de programas de promoción
de la salud.

Las medidas preventivas en el área de salud permitirán la prevención de secuelas a futuro


como consecuencia de una lactancia materna incorrecta. Los resultados positivos de la
atención a las necesidades nutricionales de los niños no solo tendrán impacto en el presente
sino también a largo plazo al promover generaciones de adultos sanos.

Con la información que se presenta a continuación se espera ayudar a fortalecer las


prácticas de nutrición dirigidas a los niños pequeños.

Objetivos

Conceptuales

 Conocer el tipo de alimentación para los niños menores de dos años y las cantidades
de macro y micro nutrientes que necesitan en ésta etapa.
 Identificar las características nutricionales de la leche materna, indispensable en los
primeros seis meses de vida.

Procedimentales

 Realizar un debate respecto al consumo de la leche materna frente al consumo de


fórmulas lácteas en este grupo etario.
 Manejar adecuadamente porciones y requerimientos en niños menores de dos años,
para realizar una adecuada valoración nutricional y prescripción dietética.

Actitudinales:
 Crear conciencia respecto a la alimentación en los dos primeros años, necesaria para
el crecimiento y desarrollo físico e intelectual.
 Compartir diversas opiniones y puntos de vista sobre los mitos y verdades a cerca
de la lactancia materna y la alimentación complementaria.

Contenido

El contenido de este tema se fundamenta en que las necesidades de nutrientes de los


lactantes reflejan las tasas de crecimiento, la energía gastada con la actividad, las
necesidades del metabolismo basal y la interacción entre los nutrientes consumidos. Los
lactantes nacidos a término que se alimentan al pecho hasta saciarse y los que se alimentan
con una fórmula de 70 kcal/100 ml de fórmula ajustan su ingestión para cubrir sus
necesidades energéticas cuando los cuidadores son sensibles a sus impulsos de hambre y
saciedad. Un método eficaz para determinar si la ingesta calórica del lactante es adecuada
consiste en vigilar cuidadosamente su aumento de peso, su longitud y la relación de
peso/longitud según la edad.

Las recomendaciones de proteínas, necesarias para la reposición de tejidos, depósito de


masa magra y crecimiento se basan en la composición de la leche materna, y se asume que
la eficiencia de la misma es del 100%. La cantidad de proteína en la leche materna es
adecuada durante los primeros 6 meses de vida, aunque sea considerablemente menor que
en las fórmulas infantiles. De los 6 a los 12 meses de edad, la dieta debería complementarse
con otras fuentes de proteínas de alta calidad.

La recomendación de lípidos para los lactantes menores de 1 año de edad es consumir


como mínimo 30 g de grasa al día (cantidad presente en la leche materna y en todas las
fórmulas infantiles.

Los hidratos de carbono deberían suponer entre el 30% y el 60% de la ingestión calórica
durante la lactancia. Aproximadamente el 40% de las calorías de la leche materna y el 40-
50% de las calorías de las fórmulas infantiles proceden de la lactosa o de otros hidratos de
carbono, no se debe dar miel o sirope de maíz a los lactantes menores de 1 año de edad.
Los requisitos de agua de los lactantes dependen de la cantidad que pierden desde la piel y
los pulmones y en las heces y orina, además de la pequeña cantidad necesaria para el
crecimiento. La cantidad total recomendada de ingestión de agua para los lactantes, es de
0,7 l/día para los lactantes hasta 6 meses y 0,8 l/día para los lactantes de 7 a 12 meses de
edad.

Entre los minerales está el calcio, los lactantes alimentados con leche materna retienen
aproximadamente dos tercios de su ingesta de calcio. La ingesta adecuada (IA)
recomendada, de 0 a 6 meses es de 200 mg/día, y la de 7 a 12 meses es de 260 mg/día. El
cinc se absorbe mejor desde la leche materna que de las fórmulas infantiles. Ambas
proporcionan una cantidad adecuada de cinc (0,3 a 0,5 mg por 100 kcal) durante el primer
año de vida, y alimentos como carnes o cereales deberían proporcionar la mayor parte del
cinc necesario durante el segundo año. La importancia del flúor como prevención de la
caries dental es ya conocida, pero el flúor también puede producir fluorosis dental, la
ingesta máxima tolerada de flúor se ha establecido en 0,7 mg/día para los lactantes hasta 6
meses y 0,9 mg/día para los lactantes de 7 a 12 meses de edad. Se considera que los
lactantes nacidos a término tienen reservas adecuadas de hierro para su crecimiento hasta
que doblan su peso al nacer, lo que sucede aproximadamente a los 4 meses de edad y
mucho antes en los lactantes prematuros.

La biodisponibilidad del hierro de la leche materna es muy alta, pero los lactantes
alimentados al pecho deberían recibir una fuente adicional de hierro a los 4-6 meses de
edad. Las fuentes habituales de hierro son los cereales y las fórmulas infantiles reforzados
con hierro, mientras que la leche de vaca es una fuente insuficiente de hierro y no debería
administrarse antes de los 12 meses. La AAP recomienda 1 mg/kg/día de hierro,
comenzando a los 4 meses de edad y continuando hasta la introducción de alimentos
complementarios idóneos. La leche de las madres veganas estrictas puede ser deficiente en
vitamina B12, la deficiencia de vitamina B12 también se ha diagnosticado en lactantes
alimentados al pecho por madres con anemia perniciosa.

La leche humana de una madre lactante adecuadamente alimentada aporta todas las
vitaminas que requiere un lactante, excepto la vitamina D. El contenido de esta vitamina en
la leche humana es de solo 20 unidades internacionales por litro (UI/l) (0,5 mg de
colecalciferol). La AAP recomienda, para todos los lactantes, una ingesta mínima de 400
UI de vitamina D al día desde poco después del nacimiento. La leche materna contiene
solo 2,5 mg/l de vitamina K, mientras que las fórmulas elaboradas con leche de vaca
contienen aproximadamente 20 veces esa cantidad. La IA de los lactantes es de 2 mg/día
durante los primeros 6 meses y de 2,5 mg/día durante los segundos 6 meses de vida.

La leche materna es, indudablemente, el alimento de elección para el lactante. Su


composición se ha diseñado de tal forma que aporte las calorías y nutrientes necesarios en
las cantidades apropiadas, durante los primeros días de vida, un bebé alimentado con
lactancia materna toma calostro, satisface sus necesidades nutricionales durante la primera
semana. Contiene menos grasa e hidratos de carbono que la leche madura, pero más
proteínas y concentraciones superiores de sodio, potasio y cloruro. Es, asimismo, una
excelente fuente de sustancias inmunitarias.

La American Dietetic Association y la AAP abogan por la lactancia materna exclusiva


durante los 6 primeros meses de vida, suplementada con alimentos complementarios entre
los 6 y al menos los 12 meses La incorporación demasiado temprana de nuevos alimentos
reduce la ingesta de leche materna y acelera el destete. La composición de la leche materna
es diferente de la leche de vaca, por lo que no se recomienda usar leche de vaca no
modificada para los lactantes hasta que tengan al menos 1 año de edad. Ambas leches
aportan 70 kcal/100 g, pero los nutrientes que aportan las calorías son diferentes. Las
proteínas suponen el 6% al 7% de las calorías en la leche materna y el 20% de las calorías
de la leche de vaca. La leche materna contiene un 60% de proteínas del suero
(principalmente, lactoalbúmina) y un 40% de caseína, mientras que la leche de vaca
contiene un 20% de proteínas de suero y un 80% de caseína. La caseína forma un cuajo
correoso y duro difícil de digerir, mientras que la lactoalbúmina de la leche materna forma
cuajos blandos y floculados fáciles de digerir. La lactosa aporta el 42% de las calorías en
leche materna y solo el 30% de las calorías en leche de vaca. Los lípidos proporcionan el
50% de las calorías en la leche materna y en la leche de vaca entera. El contenido de
colesterol de la leche materna es de 10-20 mg/dl comparado con 10-15 mg/dl en la leche de
vaca entera. Se absorbe menos grasa desde la leche de vaca que desde la leche materna. La
leche de vaca contiene cantidades suficientes de vitaminas del complejo B, pero poca
vitamina C. La leche materna es una fuente más rica de vitamina E que la leche de vaca. La
cantidad de hierro en la leche materna y la leche de vaca es pequeña (0,3 mg/l). Se absorbe
cerca del 50% del hierro de la leche materna, pero menos del 1% del contenido en la leche
de vaca. La biodisponibilidad del cinc de la leche materna es mayor que la del contenido en
la leche de vaca. La leche de vaca contiene tres veces más calcio y seis veces más fósforo
que la leche materna, y su concentración de flúor es dos veces mayor que en la leche
materna. Las concentraciones de sodio y potasio de la leche materna son aproximadamente
un tercio de las contenidas en la leche de vaca, lo que contribuye a que disminuya la carga
renal de solutos con la leche materna.

La leche materna y el calostro contienen anticuerpos y factores antiinfecciosos que no están


presentes en las fórmulas infantiles (La inmunoglobulina A secretora (IgAs)). La leche
materna mejora el crecimiento de la bacteria Lactobacillus bifidus, que interfiere con el
crecimiento de algunos microorganismos patógenos. Debido a la presencia de estos factores
antiinfecciosos, la incidencia de infecciones es menor en los lactantes alimentados al pecho
que en los alimentados con lactancia artificial. Los lactantes que no se han alimentado con
leche materna se alimentan habitualmente con una fórmula basada en la leche de vaca o con
un producto de soja, se elaboran de tal forma que se parezcan el máximo posible a la
composición de la leche materna.

Los cereales son normalmente el primer alimento que se añade a la dieta del lactante. Las
frutas y verduras rituradas y «junior» aportan hidratos de carbono y vitaminas A y C. La
mayoría de las carnes trituradas y junior se preparan con agua. Los purés de carne, que
tienen la mayor densidad de calorías que cualquiera de los alimentos comercializados para
los bebés, son una fuente excelente de proteínas de alta calidad y hierro del grupo hemo.
Los alimentos para lactantes han de seleccionarse cuidadosamente a fin de satisfacer las
necesidades nutricionales y de desarrollo del niño. Se animará a la madre a amamantar a su
hijo inmediatamente tras el parto. Con independencia de si los lactantes reciben lactancia
natural o artificial, hay que cogerles y abrazarles durante las tomas. Una vez establecido un
ritmo de alimentación, los lactantes se muestran inquietos o lloran para indicar que tienen
hambre, mientras que sonríen y se duermen cuando están satisfechos, la mayoría se
alimenta cada 2 o 3 h, a las 4 semanas de edad come cada 4 h y a los 2 meses de edad los
lactantes han madurado lo suficiente como para dejar que la madre omita las tomas
nocturnas.

La introducción de alimentos sólidos en la dieta del lactante empieza con el proceso de


destete, en el que el lactante pasa de una dieta con leche materna o fórmula exclusivamente
a otra más variada. El proceso de destete debe ser gradual y se basará en la velocidad de
crecimiento del lactante y en las habilidades que adquiera durante su desarrollo. Los
alimentos que se usen deben elegirse para complementar las necesidades de nutrientes del
lactante, favorecer la ingestión de los nutrientes apropiados y mantener el crecimiento.
Muchos lactantes empiezan el proceso de destete con la introducción de una taza hacia los
6 o 9 meses de edad, y completan el proceso cuando son capaces de tomar una cantidad
adecuada de leche o fórmula de la taza, a los 18-24 meses de edad. Entre los 9 y los 18
meses de edad, la mayoría reduce la ingestión de leche materna o de fórmulas artificiales.
En la etapa de destete, los lactantes tienen que aprender muchas técnicas de manipulación,
incluida la capacidad de masticar y tragar alimentos sólidos y usar utensilios. Aprenden a
tolerar varias texturas y sabores de las comidas, comen con los dedos y luego se alimentan
solos con un utensilio. Se animará a los niños muy pequeños a que coman solos. El tamaño
de las raciones de comida que se ofrezcan a un niño es muy importante.
Con 1 año, los lactantes comen entre un tercio y la mitad de la cantidad que consume
normalmente un adulto. No se deberían servir platos grandes llenos de comida a los niños
pequeños; tanto el tamaño del plato como la cantidad del alimento deben guardar
proporción con su edad. Una cucharada (no una cucharada colmada) de cada alimento por
cada año de edad es una guía bastante sencilla.

Conclusiones

La alimentación es el pilar fundamental para un optimo crecimiento, por tal motivo es importante
saber elegir correctamente los alimentos a proporcionar a los niños menores de 2 años de modo
que cubra con sus requerimientos energéticos y de micro y macro nutrientes.

Se conoció la composición de la leche materna, su aporte calórico y nutricional, razón por la que se
recomienda la lactancia materna exclusiva los 6 primeros meses de vida.

El estudiante tienen conocimiento respecto a las cantidades y porciones adecuadas de cada


grupo de alimentos que cubre los requerimientos nutricionales en los niños menores de dos
años.

Recomendaciones

Bibliografia

Mahan K, Escott-Stump, Raymond J. Kraus; Dietoterapia: El Sevier. 2013. 13va Edicion. Pgs: 376-
387

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