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Diferencias entre el Código civil y el código CDMX.

Ambos son entidades federativas, no son estados, son sede de los


poderes federales y capital de los Estados Unidos Mexicanos y tienen el
mismo territorio y límites. Si se hubieran traslado los poderes a otro lugar 
cuando existía el DF en su territorio se hubiera erigido el Estado del Valle
de México y si pasara lo mismo en estos momentos la CDMX se
transformaría en un Estado de la Unión con el nombre que actualmente
posee.

Una diferencia entre ambos consiste en que en el DF el gobierno estaba


a cargo de los Poderes Federales y de los órganos Ejecutivo, Legislativo
y Judicial de carácter local. En la CDMX los primeros no forman parte del
gobierno directo del territorio y sólo participan en éste en las materias
que expresamente le señale la Constitución Federal. Esto significa que,
como cualquier otro estado, la CDMX posee todas las facultades propias
de una autoridad política que no han sido conferidas a la instancia
federal. El DF, por el contrario, sólo ejercía la competencia residual
enlistada expresamente en el artículo 122 derogado, aquella que no
estaba reservada a la Federación que era la responsable primaria del
gobierno de la capital.

Por lo tanto, en la reforma constitucional reciente se eliminaron las


facultades que se otorgaban, con respecto al DF, al Congreso de la
Unión y al Presidente de la República y el otorgamiento de atribuciones a
la legislatura y ejecutivo locales se remitieron a la constitución de la
CDMX, que es una de las cuestiones que estarán a debate en el próximo
constituyente, aunque con las limitaciones que se imponen a las
entidades federativas, en lo general, y a la capital de la Federación, en lo
particular. El gobierno local pasa a ser el primario, por lo que la
competencia de los tres poderes son materia de su propia constitución, y
la instancia La Federal sólo interviene en forma excepcional, aunque el
Congreso de la Unión conserva el derecho de establecer las bases de
coordinación entre los poderes federales y los locales debido a la calidad
de capital que conserva la CDMX.

En ese sentido, en la nueva redacción del artículo 122 constitucional se


incluye una normatividad similar a la de los estados relativa a la
transparencia y acceso a la información; el combate a la corrupción; los
principios que rigen a la cuenta pública; las garantías de independencia
de las fracciones parlamentarias, el órgano fiscalizador, la función
jurisdiccional, la organización del ministerio público y la procuración de
justicia y los órganos autónomos. En cambio en la redacción anterior esta
normatividad estaba dispersa o era parte del facultamiento de los
poderes locales.

La organización política del DF se establecía en la Constitución Federal y


el Estatuto de Gobierno emitido por el Congreso de la Unión. La que
corresponde a la CDMX por la Constitución Federal y en la de la entidad,
que emitirá el constituyente en proceso de elección y, en su caso,
adicionará y modificará una mayoría de las dos terceras partes de los
miembros presentes de la legislatura de la CDMX. También el órgano
representativo responsable de la elaboración de normas generales
cambia su nombre de asamblea legislativa a legislatura local.

En el DF el jefe de la policía era nombrado y removido libremente por el


Presidente de la República, en la CDMX es nombrado y removido
libremente por el Jefe de Gobierno y separable del cargo sólo por causas
graves por el Ejecutivo Federal. En ambos casos, se aplica lo dispuesto
la fracción VII del artículo 115, que dispone que este último tendrá el
mando de la fuerza pública en los lugares donde resida habitual o
transitoriamente.
El DF estaba dividido en demarcaciones territoriales gobernadas por
jefes delegacionales electos por voto directo, libre, universal y secreto. 
La CDMX también contará con estas demarcaciones cuyo gobierno será
una alcaldía, integrada por un alcalde y un consejo electos de la misma
manera que el anterior jefe, con reglas específicas que para  su
conformación se establecen en la Constitución Federal y otras más que
se incluirán en la constitución de la CDMX, que además será el
documento que disponga sobre la extensión de las demarcaciones y las
facultades de los consejos. Sin embargo, la administración pública, como
sucedía en el D.F., será unipersonal, a cargo de los alcaldes, no del
consejo, que intervendrá primordialmente en la integración del
presupuesto que corresponda. Al igual que el DF la administración y la
hacienda públicas en la CDMX son unitarias y dependen del jefe de
gobierno.

Esta breve comparación entre lo que era el DF y dejará de ser totalmente


a partir de 2018 y lo que es la CDMX y que se conformará con más
precisión este año por la labor del constituyente permite concluir que la
transformación es de un gran tecnicismo jurídico constitucional, que poco
impacta en los cambios que espera una ciudadanía que padece
problemas concretos de asentamientos humanos, protección al medio
ambiente, transporte, tránsito, agua potable y drenaje y disposición de
desechos sólidos.

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