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La acción procesal es el medio para judicializar un conflicto. En este sentido, es la base de las demandas que
inician los procesos judiciales.
Las principales características que definen a las acciones procesales son las se muestran a continuación:
Acción civil: Dentro de estos tipos de pretensión judicial se encuentran aquellas que protegen los derechos
recogidos en los códigos civiles, como la reclamación de cantidad o un divorcio, por ejemplo. Dentro de
estas acciones, existen acciones de condena, declarativas, etc.
Acción penal: En este caso, el inicio del procedimiento no tiene porque ser por parte de quién ha sufrido la
lesión en su derecho, sino que se iniciará por los agentes judiciales. Basado en los derechos recogidos en
los códigos penales.
Acciones contencioso-administrativo: Esta pretensión fundará la lesión de un derecho en relación con
las administraciones públicas.
Acción laboral: Tendrá cabida en el marco del derecho de los trabajadores. Por ejemplo, una acción
de despido improcedente.
Acción mercantil: Estas serán destinadas a los conflictos surgidos en el tráfico empresarial. Por ejemplo, una
acción de iniciación de concurso de acreedores.
Más allá de la diferencia existente entre las acciones por jurisdicción hay que diferenciar entre las acciones
personales y reales:
Acción personal: Esta pretensión se inicia por una persona determinada contra otra persona determinada. El
ejemplo de más arriba es perfecto para entender esta acción. Nace esta acción por la obligación que existe
entre las dos personas.
Acción real: En este caso la pretensión se inicia por una persona determinada pero no contra otra, sino que
tiene sentido en la relación de esta persona con un objeto. Nace esta acción por la obligación que existe
entre la persona y la cosa. Por ejemplo, la acción posesoria.