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Este documento presenta una discusión sobre la existencia de Dios y el conocimiento de Dios como fundamento para una posible revelación. Argumenta que ni los que aceptan ni los que rechazan la existencia de Dios pueden justificar sus posiciones con certezas absolutas, dado que lo infinito no puede comprenderse completamente desde una perspectiva finita. También sugiere que el ser humano está naturalmente abierto a lo infinito y que Dios se ha revelado para comunicarse con su creación.
Este documento presenta una discusión sobre la existencia de Dios y el conocimiento de Dios como fundamento para una posible revelación. Argumenta que ni los que aceptan ni los que rechazan la existencia de Dios pueden justificar sus posiciones con certezas absolutas, dado que lo infinito no puede comprenderse completamente desde una perspectiva finita. También sugiere que el ser humano está naturalmente abierto a lo infinito y que Dios se ha revelado para comunicarse con su creación.
Este documento presenta una discusión sobre la existencia de Dios y el conocimiento de Dios como fundamento para una posible revelación. Argumenta que ni los que aceptan ni los que rechazan la existencia de Dios pueden justificar sus posiciones con certezas absolutas, dado que lo infinito no puede comprenderse completamente desde una perspectiva finita. También sugiere que el ser humano está naturalmente abierto a lo infinito y que Dios se ha revelado para comunicarse con su creación.
Facultad de Teología Asignatura: Moral fundamental Docente: Alberto Munera Duque, SJ y Maria Isabel Gil Espinoza Estudiante: Juan Diego Hernández Gaviria
SÍNTESIS ANALÍTICA Y CRITICA DE TEMA 1: EXISTENCIA DE DIOS Y
CONOCIMIENTO DE DIOS – FUNDAMENTO DE UNA POSIBLE REVELACIÓN: ¿Qué tiene de malo admitir que existe algo más allá de nuestra comprensión? ¿acaso nuestra comprensión lo abarca todo? Pues bien, admitir la existencia de Dios no tiene nada de malo, es más, podríamos empezar está síntesis afirmando que el día que la ciencia sustancie a Dios en un laboratorio, la gente dejará de necesitar la fe y ahí la afirmación: “¡Creo en Dios!”, ya no sería válida, tendría que ser remplazada por la afirmación: “¡He comprobado sin duda alguna desde la ciencia, su existencia!” Al aceptar la hipótesis en favor de la existencia de Dios, podrían surgir cuestionamientos de parte de personas que rechazan dicha hipótesis, como por ejemplo ¿qué argumentos podemos proponer en favor de la existencia de Dios? Y aquí solemos divagar, intentando convencer o vender nuestras convicciones a otros, cuando en realidad lo único que podríamos compartir son experiencias, aunque estas son subjetivas y terminan siendo solo una percepción más no una prueba, puesto que cualquier “prueba” o argumento que intentemos dar, siempre irá de lo finito a lo infinito y por la tanto nunca serán suficientes. También podríamos intentar apelar a la existencia del universo, pero tampoco sería suficiente pues el universo es algo dado que no requiere explicación de nuestra parte. Es decir, tanto aquellos que aceptan la hipótesis de la existencia de Dios como aquellos que acogen la hipótesis de su no existencia, no pueden justificar su acogida o rechazo a partir de certezas; puesto que, al pretender que lo infinito quepa en nuestra finitud, ese infinito perdería su esencia y estaría limitado por nuestra mente finita. Por lo tanto, únicamente podemos hablar de Dios partiendo de la acogida o rechazo de su existencia. Es por eso, que intentando dar otro paso, en descubrir el fundamento de una posible revelación, nos podríamos preguntar ¿quién es Dios para nosotros? Y llegaremos a la conclusión que no hay una respuesta absoluta, ni verbos que logren expresar el sentir interior, puesto que dicho interrogante nos puede arrojar como posible respuesta otra pregunta: ¿es posible conocerlo? Pues solamente podremos responder ese ¿quién es? A partir de la posibilidad de conocerlo y del ¿cómo me relaciono con él? Por el momento, podríamos partir de la certeza natural, que el ser humano en su estructura está abierto a lo infinito, y si está abierto es porque ese infinito que llamamos Dios, ha deseado revelarse, ha deseado comunicarse con la creatura, es así como responder a la pregunta de: ¿quién es Dios para nosotros? Nos podría ayudar preguntarnos ¿qué tan conscientes estamos de nuestra propia existencia? Pues tener conciencia de nosotros nos hace tener conciencia de Dios, porque lo universal se puede captar y degustar en lo particular. Y ¿cuál es la posible razón de la variedad de respuestas frente al significado de Dios para nosotros? Que siempre estamos en camino hacia Él, somos seres finitos con sed de conocer lo infinito y ese camino que recorremos día a día hacía Dios, está constituido por nuestra historia particular, puesto que es el mismo Dios se revela en nuestra particularidad.