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Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Teología
Asignatura: Antropología Teológica
Docente: Jorge Antonio Zurek Lequerica. O.C.D.
Estudiante: Juan Diego Hernández Gaviria

LA SEXUALIDAD: UN DON DADO Y VIVIDO EN LIBERTAD


“La sexualidad no es sólo una realidad biológica, orgánica o reproductiva; representa una
modalidad de ser que enviste la totalidad del ser humano, orientándolo hacia el don y la
acogida” (Carlo Rocchetta)
El presente escrito intentará rescatar, las principales ideas del texto “liberación sexual y
ética cristiana” de José Vico Peinado y de manera especial tendremos como objetivo hacer
un reflejo y una crítica a algunos postulados que el autor presenta. Antes de ahondar en lo
mencionado anteriormente, nos centraremos por un momento en la citación que se ha
realizado al inicio de este texto, la cual hace parte del libro “hacia una teología de la
corporeidad” de Carlo Rocchetta. Dicho autor comprenderá la sexualidad como una
dimensión constitutiva del ser humano, la cual, según él, guarda un potencial de amor en
otras palabras una fuerza interior, que lanza de manera constante a todo ser humano al otro,
es una fuerza en potencia que desea ser vivida de manera personal y con la otredad.
Es así como Carlo Rocchetta, va a orientar dicha propuesta a partir del libro del Génesis,
utilizando pasajes del capítulo I y II de dicho libro, si bien, encontramos en su texto claves
que nos ayuden a vivir una sexualidad enfocada en el proyecto de Dios, tales como el tomar
conciencia de la sexualidad como un don de Dios, que necesariamente debe ser acogido
desde la libertad, para descubrir en ella comunión con lo divino y lo humano, es decir, con
Dios, consigo mismo y con el otro. Es completamente diciente cuando el texto afirma, que
la escritura al referirse que una pareja es una sola carne “no está descrito como destinado al
menos de modo directo o exclusivo, a la procreación y a la perpetuación de la especie, sino
ante todo a la realización de una comunión total del hombre y de la mujer.” 1
En otras palabras, la sexualidad es un don, en la medida en que nos une con él o la otra, por
ende, un rasgo de la sexualidad es la comunión entre seres humanos, una comunión que trae
consigo otro rasgo completamente profundo y es la mirada, estar conectados a la fuerza
interior que habita en todo ser humano (sexualidad), es poder descubrir como nuestra
mirada no intenta dominar sino acoger y amar en plenitud al otro. Pero bien, como lo
hemos mencionado anteriormente el texto de Rocchetta, tiene un gran riesgo, que puede
poner en duda lo mencionado anteriormente, puesto que las bases antropológicas que
plantea, son tomadas del Antiguo Testamento y de manera más concreta del libro del
Génesis, bases que terminan siendo débiles, debido a la construcción literaria del texto
sagrado, que termina reduciendo la sexualidad, al amor entre hombre y mujer. ¿Acaso no
vivencio mi sexualidad con personas de mi mismo género? (Amigos, papá, familia o en

1
ROCCHETTA, Carlo. Hacia una teología de la corporeidad, Editorial San Pablo, p. 155.
algún caso concreto una relación homosexual) y lo mismo por parte de las mujeres
(Amigas, mamá, familia o en algún caso concreto una relación de noviazgo con otra mujer).
Después de haber hecho un breve recorrido por el texto de Carlo Rocchetta, ahora nos
dispondremos para desarrollar lo enunciado anteriormente, acerca de la lectura de
“liberación sexual y ética cristiana” de José Vico Peinado. Tal como lo hemos nombrado
anteriormente la sexualidad, es un don, el cual José Vico le da dos énfasis claros, el primero
es que la sexualidad pertenece a la persona y segundo de la persona recibe su valor y
significado. Es así como la sexualidad, no puede ser tomada como un aspecto marginal,
sino como una realidad profunda de la persona.
José Vico Peinado, se plantea una pregunta que podríamos considerar clave en su texto y es
“¿Qué hace que el varón sea varón y a la mujer ser mujer?” 2 a lo que él responderá: “lo
biológico, lo psicoafectivo y lo sociocultural.” 3 Es así como de manera muy global dirá que
el aspecto biológico, es la columna del edificio de la sexualidad y allí hablará de los
cromosomas, de la constitución cerebral, los cuales son rasgos claros que distinguen, según
el autor, al hombre de la mujer. En el aspecto psicoafectivo, hablará de manera concreta del
hombre y dirá que este está dotado de unos caracteres psicosomáticos, como la pornografía,
donde el autor afirma que ver pornografía “no es un lugar de cita ni sendero de
comunicación sino un simple pedazo de carne que sacia la soledad y el vacío interno.”4
La pregunta que me surge, debido a la falta de profundización en dichos conceptos que el
autor enmarca, es en relación a la parte psicoafectiva ¿Qué pasa con la mujer? ¿Cuáles son
los caracteres psicosomáticos que ellas presentan? Puesto que dejarlo enmarcado solamente
en el ámbito masculino, nos reduce la mirada. Finalmente, en cuanto a lo sociocultural, el
autor nos dirá lo siguiente: “puesto que ser varón o ser mujer solo se puede ser «en
contexto». El contexto social y cultural afecta a la identidad sexual del varón y de la mujer,
sea en sí misma sea en los roles que se espera que desempeñe cada uno en la relación entre
los géneros.”5 Aquí también podríamos cuestionar, pues da la impresión que la sexualidad,
en cuanto al ámbito sociocultural queda reducida a los roles que estos cumplen en la
sociedad.
Es importante aclarar, que si bien la dimensión biológica, psicoafectiva y sociocultural,
hacen parte de la vivencia de la sexualidad, creo que es poco conveniente utilizar dichas
dimensiones para sustentar la tesis: “de lo que hace que el hombre sea hombre y la mujer
sea mujer”. Puesto que dichos rasgos están en todos de manera general y no necesariamente
es lo que único que diferencie al hombre de la mujer. Así mismo, José Vico logrará
nombrar la sexualidad como un aspecto irrenunciable, puesto que es un don dado a todo ser
humano y al mismo tiempo la sexualidad nos lleva a un modo de ser (intrapersonal) y a una
presencia en el mundo (interpersonal).

2
VICO, José. liberación sexual y ética cristiana, Editorial San Pablo, p. 107.
3
VICO, José. liberación sexual y ética cristiana, Editorial San Pablo, p. 107.
4
VICO, José. liberación sexual y ética cristiana, Editorial San Pablo, p. 121.
5
VICO, José. liberación sexual y ética cristiana, Editorial San Pablo, p. 111.
Ahora bien, si afirmamos, que la sexualidad es una fuerza que habita en todo ser humano,
tal y como lo hemos hecho anteriormente y lo reafirma el autor en su texto, la pregunta que
el Vico se realiza y que nos podría iluminar a todos es:
“¿Qué puede y qué debe hacer la persona, sea varón o mujer, con esta “fuerza”
para que sea constructiva y no destructiva, liberadora y no esclavizante?”6
Considero, que es una pregunta fundante, pues seguramente todos los que estamos aquí
hemos experimentado la fuerza y el ímpetu de la sexualidad, teniendo claro que al hablar de
sexualidad no se hace referencia únicamente al ámbito genital; puesto que es una fuerza
vital que nos implica e implica todo lo que somos y hacemos. Según José Vico, dicha
fuerza “debe estar al servicio del desarrollo integral.” 7 Es decir, es importante reconocer y
acoger dicho don de la sexualidad, con las características propias con las que se manifiesta
en nuestro SER, y esto implica estar muy atento al lenguaje de nuestra sexualidad, la
manera como esta se comunica para así poderla vivenciar de manera constructiva.
Es así, como si logramos vivir una sexualidad consciente esta se constituye, según Vico
como una fuerza centrífuga, es decir, una fuerza que invita a la persona a salir de sí y a
vivir como SER en relación (otredad). La vivencia de la sexualidad, tiene como
consecuencia conocer y empaparnos del amor que habita en nosotros y desea salir al otro,
dicho amor no es solo un sentimiento, puesto que “es más extenso e intenso, es oblativo y
gratuito, no es reducido a un estado anímico.” 8 El amor no se manifiesta en nuestra
sexualidad de una sola manera, encontramos que cuando la sexualidad está bien orientada,
está emergiendo en nosotros, surge de manera gratuita: “el amor fraterno, el amor a sí
mismo, el materno, el erótico, el amor a Dios.”9 Según el autor el amor erótico va orientado
a la procreación y socialización. Así mismo cuando la sexualidad no está bien orientada
puede manifestarse “en el cariño o afecto desordenado, en el encaprichamiento, en el amor
vacío, en el amor romántico”10
Finalmente, dichas características que el autor enmarca en el ámbito de la liberación sexual,
como una sexualidad que favorece el crecimiento humano, descubro que si bien regala
pistas y trata de buscar un equilibrio entre la liberación sexual y la ética cristiana. Hay
aspectos que también quedan muy reducidos y aspectos que no contribuyen a la liberación
sexual, puesto que dicho texto en medio de sus riquezas se termina convirtiendo en un
manual de Cómo vivir la sexualidad. Considero que el aporte principal que el texto nos
hace según el interés de nuestra clase, es enmarcarnos y brindarnos algunas bases
antropológicas de la sexualidad desde una perspectiva teológica, que nos orienta a descubrir
que dicha dimensión sexual habita en nosotros, es un don dado, que requiere ser acogido,
escuchado y sobre todo acompañado, para que así pueda emerger y lo podamos vivenciar
tanto interna como externamente de manera libre y natural, tal y como se nos ha sido dado.

6
VICO, José. liberación sexual y ética cristiana, Editorial San Pablo, p. 122.
7
VICO, José. liberación sexual y ética cristiana, Editorial San Pablo, p. 122.
8
VICO, José. liberación sexual y ética cristiana, Editorial San Pablo, p. 126.
9
VICO, José. liberación sexual y ética cristiana, Editorial San Pablo, p. 135.
10
VICO, José. liberación sexual y ética cristiana, Editorial San Pablo, p. 135.

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