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ONTOLOGÍA: DIOS

Contenido
1. LA NATURALEZA DE DIOS
El concepto tradicional de Dios
Los conceptos filosóficos acerca de Dios
Dios es trascendente
Dios es inmanente
2. LA EXISTENCIA DE DIOS
Argumento panteísta
Argumento del arquitecto
Argumento de la causa primera
Argumento a priori
Argumento ontológico
Argumento del mal
El mal como castigo
El libre albedrío
3. LA FE EN LA FILOSOFÍA
La noción de creencia
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
El hombre sin Dios
El hombre es un ser itinerante
Dios y la religión
El mejor mundo posible
"Dios ha muerto"
La moral cristiana
EVALUACIÓN

EL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA DE DIOS Y SU NATURALEZA


DURACIÓN 4 HORAS INCLUYENDO LA EVALUACION DEL TEMA.

Logro: Comprende, a partir de argumentos, el problema de la


existencia de Dios y la definición de su naturaleza.

1. LA NATURALEZA DE DIOS

A menudo nos enfrascamos en discusiones a propósito de la


naturaleza de Dios o de lo divino y no encontramos la salida. Con el
ingrediente adicional de que en esas discusiones solemos mezclar los
sentimientos, los compromisos personales y la imagen que queremos
proyectar ante los demás. Pero dejando de lado la relación afectiva
que tenemos con nuestras creencias, vale la pena hacer una
aproximación racional al tema, de tal modo que nos ayude a despejar
dudas conceptuales.

El concepto tradicional de Dios.

Los mortales se imaginan que los dioses han nacido y que tienen
vestidos, voz y figura humanos como ellos. Los etíopes dicen que sus
dioses son chatos y negros que tiene ojos azules y el pelo rubio. Si
los bueyes, los caballos o los leones tuvieran manos y fueran capaces
de pintar con ellas y de hacer figuras como los hombres, los caballos
dibujarían las imágenes de los dioses semejantes a las de los caballos
y semejantes a las de los bueyes y harían sus cuerpos como cada uno
tiene el suyo (Jenófanes de Colofón, fragmentos 14-16, siglo IV a.C.)

En nuestro ámbito cultural, occidental y cristiano, Dios es usualmente


concebido como un ser. A ese ser se le atribuyen varias
características:
• Es el creador del universo.
• Es absolutamente libre.
• Es omnisciente, es decir, todo lo sabe y lo conoce.
• Es todopoderoso, o sea que posee un poder sin límite.
• Es bondadoso, es decir, siempre hace el bien.
• Es infinito y eterno.

En el cristianismo, además, se acostumbra pensar que Dios es una


persona y, en la tradición cristiana católica, se dice más exactamente
que son tres personas en un solo ser. Es el concepto de la Trinidad,
tres personas distintas y un solo Dios verdadero: Dios Padre, Dios
Hijo y Dios Espíritu Santo.
En el cristianismo se piensa que sólo existe un Dios. Esta creencia es
compartida por otras religiones emparentadas con el cristianismo: el
judaismo y el islam, religiones que por eso se llaman monoteísta,
expresión compuesta de raíces griegas que significa creer en un único
Dios. Sin embargo, es obvio que esta no es la única manera posible
de pensar en Dios. También es posible pensar que existen varios
dioses, como ha ocurrido en muchas tradiciones alrededor del mundo,
llamadas por ello politeístas.

Los que piensan que un dios es un ser, sin importar en cuántos


dioses crean, reciben el nombre de teístas 1. Pero existe un concepto
más amplio: el concepto de lo divino. Ser teísta no es la única
mañera posible de entender lo divino. La palabra divino es un
adjetivo, y aunque cotidianamente se la aplica a personas o cosas
hermosas, su significado religioso y filosófico es distinto. Lo divino,
por ejemplo, es lo sagrado, o lo que no es humano y supera en
dignidad a cualquier realidad existente o posible.

Algunos creen que con la palabra "Dios" los seres humanos


resumimos en un solo concepto todos nuestros más altos valores e
ideales morales. Según ellos, Dios no es una realidad que existe
independientemente del ser humano. El lenguaje religioso es, por
tanto, la proyección de nuestras aspiraciones espirituales. Esta
postura se conoce como no-realismo.

Los conceptos filosóficos acerca de Dios

Antes de preguntarnos si Dios existe, debemos preguntarnos qué es.


Para ello es útil estudiar algunos conceptos posibles de lo divino.

Dios es trascendente

La mayoría de los filósofos teístas han concebido a Dios como un ser


distinto del universo. Casi todos coinciden en que ese ser no puede
ser pensado con las mismas propiedades con las que pensamos los
seres que hacen parte del universo. Por lo tanto, cuando se dice que
Dios existe, no se está diciendo que existe en el mismo sentido en
que existe una cuchara. Dios es un ser trascendente. Esto significa
que está, en términos estrictos, más allá de la existencia y no
existencia.

El filósofo medieval Santo Tomás de Aquino, pensaba que cuando uno


1 Los que piensan que un dios es un ser, sin importar en cuantos dioses creen, reciben el nombre de teístas. Por le contrario, los que no creen
en la existencia de Dios se llaman ateos
dice, por ejemplo, que Dios es "bueno", "poderoso" o "sabio", no
debe entender esos términos en el mismo sentido con el que se los
aplica a un ser humano.

Por razones similares, algunos filósofos han llegado a pensar que no


tiene sentido decir que Dios es un ser, abandonando el teísmo.
Nuestro concepto de ser es limitado, aplicable a seres finitos. Dios es
incomparable y quizás sobre él o ello sólo se pueda decir lo que no
es.

Dios es inmanente
Otros filósofos teístas han identificado a Dios con el universo mismo.
Para estos filósofos, todo lo que existe es divino. Esta postura se
denomina panteísmo.

El problema del panteísmo como tal, es que puede hacernos pensar


que una cuchara es Dios. Dios se identificaría con una multiplicidad
de cosas finitas e imperfectas. Lo que no encaja muy bien con el
concepto básico de lo divino: aquello que supera cualquier realidad
concreta.

Una versión más elaborada es el panenteísmo: todo existe en Dios. El


universo, como entidad ^ total, se identifica con Dios. Pero una
cuchara, aun-| que haga parte del universo, no es Dios. Dios existe,
para el panenteísmo, sólo que no se distingue del universo como
totalidad. Un defensor de esta tesis es el filósofo moderno Baruch
Spinoza.

2. LA EXISTENCIA DE DIOS

Para la filosofía el problema no es de creencias. El hecho de que no


creas en Dios no es un argumento en contra de la existencia de Dios.
También puedes creer en Dios, pero eso no implica que Dios exista.
Incluso, puedes estar indeciso, ser un agnóstico, alguien que no sabe
si creer o no creer. Pero la existencia o inexistencia de Dios es
independiente de las creencias de la gente.

Los argumentos a favor o en contra de la existencia de Dios


dependen, en cambio, del concepto de Dios que asumamos.

Argumento panteísta
Supongamos que tienes un concepto panteísta de Dios. En ese caso
parece fácil probar su existencia:
— El universo es Dios.
— El universo existe.
— Por lo tanto, Dios existe.

La crítica de este argumento es que no se ha probado nada nuevo.


Todo lo que se afirma en la conclusión es que el universo existe y eso
ya lo sabíamos. Lo que el panteísta tiene que probar es que todo lo
que hay en el universo se identifica con Dios y eso no es fácil. A
menos que diga que "Dios" es otra palabra para hablar de todo lo que
hay en el universo, con lo que simplemente está proponiendo una
forma de hablar, pero no un concepto nuevo de universo. Y en ese
caso no se ha probado que Dios, tal y como se lo entiende
habitualmente, existe.

La existencia o inexistencia de Dios es independiente de las


creencias de la gente.

La solución panteísta es más convincente el pensamiento que dice


que todo en el universo tiene la misma sustancia. La sustancia del
universo tiene propiedades divinas: es única, infinita y es causa de sí
misma. Por lo tanto, se justifica decir que la sustancia del universo es
Dios.

Argumento del arquitecto


Si partimos de un concepto teísta que no identifique a Dios con el
universo, se pueden proponer varios argumentos para probar su
existencia. Veamos uno:

Una casa necesita de un arquitecto para existir.

— El universo se parece a una casa en que es ordenado y en que


todo lo que contiene parece estar orientado hacia un fin.

— Por lo tanto, el universo necesita de un gran arquitecto para


existir. Ese arquitecto es Dios, el Creador.

Este es un argumento por analogía, es decir, establece una


conclusión a partir de una comparación. La crítica de este argumento,
planteada por el filósofo moderno David Hume, ataca la comparación.
Las casas hacen parte del universo y es lógico suponer que necesitan
creadores. Pero el universo es un todo que no tiene por qué tener las
mismas propiedades o características de sus partes. Si tu nariz es
grande, de ello no puedes concluir que tú eres grande.

Además, así el argumento del arquitecto sea aceptado, no permite


probar que hay un único Dios. Podrían ser varios los arquitectos. El
filósofo monoteísta debe añadir un argumento más para probar que el
creador del universo es uno solo.

Argumento de la causa primera


Este es otro argumento que parte de un concepto teísta y que no
identifica a Dios con el universo.
— Todo lo que existe necesita una causa para existir.
— No puede haber una sucesión infinita de causas.
— Por lo tanto, hay una causa primera de todo lo existente. Esa
causa es Dios.

Este argumento supone que una cosa no puede ser causada por otra
y ésta por otra, y ésta, a su vez, por otra y así indefinidamente, pues
entonces nunca se habría iniciado la cadena de causa y efectos. Sin
embargo, el argumento contiene una contradicción: si es verdad la
primera premisa, no puede haber un ser sin causa, pero la única
posibilidad de que Dios sea la primera causa absoluta de todo es que
él no tenga causa.

Los defensores del argumento dicen que Dios es causa de sí mismo.


Pero eso significa aceptar que sí puede haber un ser que puede existir
sin el concurso de otro: ¿Por qué no pensar, entonces, que ese ser
autocausado es el universo mismo?

Además, si el argumento sirve, tiene un alcance limitado. Puede que


se pruebe que hay una única causa primera y que esta es Dios, con
lo que se probaría además que Dios es uno solo, pero con ello no se
han probado las otras características tradicionalmente atribuidas a la
divinidad: la omnipotencia, la omnisciencia y la bondad. Los
monoteístas tradicionales tienen que hacer más argumentos.

Argumento a priori
Dios es el ser cuya esencia consiste en existir. Por lo tanto, es
evidente que Dios existe y no es necesario demostrarlo.

Según este argumento, debemos aceptar por definición que Dios


existe. Negar su existencia sería como negar que un triángulo tenga
tres lados. El que niega la existencia de Dios, simplemente no
comprende su concepto.

La crítica de este argumento, planteada por Santo Tomás de Aquino,


es que no sabemos lo que es Dios. Mientras estemos en esta vida,
nadie puede vanagloriarse de conocer su esencia. Nuestro
conocimiento de Dios es imperfecto. Por lo tanto, la existencia de
Dios no es evidente para nosotros. Necesitamos demostrarla
mediante argumentos.

Argumento ontológico
¡Oh Señor!, tú que das la inteligencia de la fe, concédeme, en cuanto
este conocimiento me puede ser útil, el comprender que tú existes,
como lo creemos, y que eres lo que creemos. Creemos que encima de
ti no se puede concebir nada por el pensamiento. Se trata, por
consiguiente, de saber si tal ser existe, porque el insensato ha dicho
en su corazón:no hay Dios. Pero cuando me oye decir que hay un ser
por encima del cual no se puede imaginar nada mayor, este mismo
insensato comprende lo que digo; el pensamiento está en su
inteligencia, aunque no crea que existe el objeto de ese pensamiento.
Porque una cosa es tener la idea de un objeto cualquiera y otra creer
en su existencia...

El insensato tiene que convenir en que tiene en el espíritu la idea de


un ser por encima del cual no se puede imaginar ninguna otra cosa
mayor, porque cuando oye enunciar este pensamiento, lo comprende
y todo lo que se comprende está en la inteligencia: y sin duda
ninguna este objeto por encima del cual no se puede concebir nada
mayor, no existe en la inteligencia solamente, porque, si así fuera, se
podría suponer, por lo menos, que existe también en la realidad,
nueva condición que haría a un ser mayor que aquel que no tiene
existencia más que en el puro y simple pensamiento. Por
consiguiente, si este objeto por encima del cual no hay nada mayor
estuviese solamente en la inteligencia, sería, sin embargo, tal que
habría algo por encima de él, conclusión que no sería legítima. Existe,
por consiguiente, de un modo cierto, un ser por encima del cual no se
puede imaginar nada, ni en el pensamiento ni en la realidad (San
Anselmo, Proslogio, capítulo II). Santillana 1 pág.115-133.

Argumento del mal


— Dios es todopoderoso, omnisciente y bondadoso.
— Si existiera un ser todopoderoso, omnisciente y bondadoso, no
habría males en el mundo.
— Pero, hay males en el mundo.
— Por lo tanto, Dios no existe.

Aunque es un argumento para probar que Dios no existe, lo que en


realidad prueba este argumento es:

• O que Dios no es poderoso, sabio o bueno como creemos.

• O que lo que llamamos "males" no son tan malos como creemos.


La primera alternativa es que muchos teístas se resisten a aceptarla,
pero no hay que negar que tenga lógica. Decir que Dios no es bueno
como creemos no significa necesariamente decir que Dios es malo.
Puede significar, por el contrario, que Dios está más allá del bien y
del mal. En este caso, no estaría bien decir que Dios es bueno o es
malo, pues nuestros conceptos de bien o de mal tienen un origen
humano, histórico y variable. Dios es trascendente, no se subordina a
nuestros intereses y no es comprensible con nuestros conceptos
limitados.

La segunda alternativa es ampliamente aceptada, pero no deja de ser


problemática. Algunos afirman que lo que llamamos "males", son en
realidad las pruebas que Dios nos pone para que aprendamos a ser
mejores. Sin embargo, ¿son necesarias todas las pruebas? Puede que
haya una cuota considerable de sufrimiento humano justificable, pero
eso no implica que todo sufrimiento humano sea justificable de esa
manera.

El mal como castigo


Algunos piensan que los males no son sino el castigo que las
personas merecen a causa de sus faltas o, en el caso de los
cristianos, a causa del pecado original. El responsable del mal, en ese
caso, es el ser humano y no Dios. Sin embargo, se pueden dar
ejemplos de males que no se pueden justificar diciendo que son un
castigo divino. Si todo mal es un castigo, entonces los seres humanos
seríamos los responsables de los huracanes o de los terremotos, lo
que es evidentemente falso.

El libre albedrío
Una solución más inteligente, aunque no inmune a las objeciones, es
pensar que buena parte del sufrimiento humano no es intencional.
Muchos de los eventos que llamamos "males" son simplemente
fenómenos naturales. Los llamamos "males" porque nos hacen sufrir,
pero no son el producto de acciones deliberadas.

Los terremotos no son castigo de algún dios, porque un castigo


implica la intención de castigar. Simplemente ocurren porque tienen
que ocurrir.

Los demás males sí pueden ser pensados como intencionales: el mal


que una persona le hace a otra de manera voluntaria. O el mal que se
hace uno a sí mismo voluntariamente. Dios permitiría que ese tipo de
males ocurran porque nos ha hecho libres y respeta nuestra libertad.
Dios no querría manejarnos como marionetas, sino hacer posible que
seamos responsables de nuestros propios actos. En tal caso, aún
cabe la posibilidad de que Dios exista, así existan "males" en el
mundo. La solución es cambiar nuestro concepto de Dios.

3. LA FE EN LA FILOSOFÍA

Se piensa que la filosofía, por ser una actividad de carácter racional,


no puede sino oponerse al irracionalismo propio de la fe religiosa. Sin
embargo, durante muchos siglos la filosofía y la religión han recorrido
caminos similares. ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo se relacionan la
razón y la fe?

La noción de creencia
Cuando hablamos de creencias entendemos el término en dos
sentidos: algo que no nos ofrece total confianza y aquellas
convicciones personales, que si bien puede ser de carácter netamente
subjetivo, se asientan firmemente en la mente. También, bajo otra
óptica, cuando la gente piensa en las creencias, en unas
circunstancias las considera de manera despectiva, como si fueran
indignas de ser valoradas y en otras son objeto de respeto y
reverencia profunda.

Ahora la cuestión que nos atañe es esta: ¿cuál es el sentido de


creencia que hay que aplicar cuando hablamos de tener creencias
religiosas? Es corriente que cuando una persona quiere poner en
aprietos a un filósofo le pregunte a quemarropa "¿Crees en Dios?".
Sin duda, la respuesta que dé será comprometedora. Pues si dice sí,
el filósofo ya no lo parecerá tanto porque tendrá que aceptar como
propias un conjunto de creencias que quizás vayan en contravía de su
espíritu racional.

Pero si dice no, se esperará de él una serie de argumentos de


carácter escéptico que den cuenta de su posición "naturalmente
racional y crítica", que después de todo puede ofrecer contradicciones
o dificultades teóricas y prácticas.

Discutir sobre este tipo de cosas es pues difícil, en razón de la


complejidad de la noción de creencia y en razón de la complejidad de
la noción misma de "Dios". Poca gente del común se da cuenta de
que una creencia religiosa no necesariamente implica la creencia en
un dios personal, y son menos los que logran distinguir una creencia
religiosa de una actitud religiosa, de un pensamiento religioso y de
una vida religiosa, etc. Un individuo puede ser alguna de esas cosas
sin tener las otras, y hasta un filósofo puede tenerlas todas y no
tener que creer en un dios de ningún tipo. Si todo esto ocurre con la
simple noción de creencia es fácil imaginarse lo que sucedería con
todas las demás cosas relativas a los asuntos religiosos y filosóficos.

LECTURAS COMPLEMENTARIAS

El hombre sin Dios


Dostoievski escribe: Si Dios no existiera, todo estaría permitido. Este
es el punto de partida del existencialismo. En efecto, todo está
permitido si Dios no existe y, en consecuencia, el hombre está
abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí una
posibilidad dónde aferrarse. (...) Si por otra parte, Dios no existe, nos
encontrarnos frente a valores y órdenes que legitimen nuestra
conducta.
Así no tenemos ni detrás, ni delante de nosotros, en el dominio
luminoso de los valores, justificaciones o excusas; estamos solos, sin
excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado
a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo y, sin
embargo, por otro lado libre, porque una vez arrojado al mundo es
responsable de todo lo que hace (Jean Paul Sartre, El existencialismo
en un humanismo)

El hombre es un ser itinerante


Al insistir exclusivamente en el individuo, el existencialismo tiene el
peligro de olvidar dos dimensiones fundamentalmente humanas: lo
social y lo trascendente.

El hombre totalmente cerrado a sí mismo, que no espera nada de


fuera, se encuentra abocado al absurdo, a la angustia, a la nada.

Orientar de esta forma nuestra vida hacia el más allá es, no cabe
duda, tomar la posición contraria a la adoptada por la casi
unanimidad de los filósofos contemporáneos (...).

Sin embargo, podemos preguntarnos si la negación sistemática del


más allá no origina, la base de las convulsiones que, en nuestra
época, han alcanzado su paroxismo; quizá sólo puede instaurarse un
orden terrestre estable si el hombre conserva una conciencia aguda
de lo que podríamos llamar su condición itinerante, es decir, si se
recuerda constantemente que trata de abrirse un camino precario, a
través de los bloques erráticos desde un universo hundido y que
parece escaparse a sí mismo por todas partes, hacia un mundo de
constitución ética más fuerte, y de la cual aquí abajo sólo puede
percibir unos cambios y unos reflejos inciertos (Gabriel Marcel, Homo
Viator).

Dios y la religión
Los mortales se imaginan que los dioses han nacido y que tienen
vestidos, voz, y figura, humanas como ellos. Los etíopes dicen que
sus dioses son chatos y negros y los tracios que tiene ojos azules y el
pelo rubio. Si los bueyes, los caballos o los leones tuvieran manos y
fueran capaces de pintar con ellas y de hacer figuras como los
hombres, los caballos dibujarían las imágenes de los dioses
semejantes a las de los caballos y los bueyes semejantes a las de los
bueyes y harían sus cuerpos tal como cada uno tiene el suyo.
Jenófanes de Colofón, fragmentos 14-16, siglo VIa.C. cfr. Santillana 1
pág. 126

El mejor mundo posible


Digamos ahora por qué causa el hacedor hizo el devenir y este
universo [...] Como el dios quería que todas las cosas fueran buenas
y no hubiera en lo posible nada malo, tomó todo cuanto es visible,
que se movía sin reposo de manera caótica y desordenada lo condujo
del desorden al orden, porque pensó que este es en todo sentido
mejor que aquel. Pues al óptimo sólo le estaba y le está permitido
hacer lo más bello. Por medio del razonamiento llegó a la conclusión
de que entre los seres visibles nunca ningún conjunto carente de
razón será más hermoso que el que la posee y que, t ¡u vez, es
imposible que esta se genere en algo sin alma. A causa de este
razonamiento, al ensamblar el mundo, colocó la razón en el alma y el
alma en el cuerpo, para que su obra fuera la más bella y mejor por
naturaleza. Es así que según el discurso probable debemos afirmar
que este universo llegó a ser verdaderamente un viviente provisto de
alma y razón por la providencia divina. Platón, Timeo. cfr. Santillana
1 pág. 130

"Dios ha muerto"
"Uno de los argumentos fundamentales de Nietzsche era que los
valores tradicionales (representados en esencia por el cristianismo)
habían perdido su poder en las vidas de las personas, lo que llamaba
nihilismo pasivo. Lo expresó en su tajante proclamación "Dios ha
muerto". Estaba convencido que los valores tradicionales
representaban una "moralidad esclava", una moralidad creada por
personas débiles y resentidas que fomentaban comportamientos
como la sumisión y el conformismo porque los valores implícitos en
tales conductas servían a sus intereses. Nietzsche afirmó el
imperativo ético de crear valores nuevos que debían remplazar los
tradicionales, y su discusión sobre esta posibilidad evolucionó hasta
configurar su retrato del hombre porvenir, el “superhombre”.

De acuerdo con Nietzsche, las masas (a quien denominaba "rebaño",


"manada" o "muchedumbre") se adaptan a la tradición, mientras su
superhombre utópico es seguro, independiente y muy individualista.
El superhombre siente con intensidad, pero sus pasiones están
frenadas y reprimidas por la razón. Centrándose en el mundo real,
más que en las recompensas del mundo futuro prometidas por las
religiones en general, el superhombre afirma la vida, incluso el
sufrimiento y el dolor que conlleva la existencia humana. Su
superhombre es un creador de valores, un ejemplo activo de "eticidad
maestra" que refleja la fuerza e independencia de alguien que está
emancipado de las ataduras de lo humano "envilecido" por la
docilidad cristiana, excepto de aquellas que él juzga vitales.

El superhombre siente con intensidad, pero sus pasiones están


frenadas por la razón. (Comentario a dos textos de Nietzsche de Javier borrego)

La moral cristiana
Aquello que es el hombre y lo que debe de hacer se manifiesta en el
momento en el cual Dios se revela a sí mismo. Deuteronomio 6, 4-7.

Dios se hace conocer y reconocer como aquel que solo es bueno.


Mateo 19, 17.

Dios se presenta como aquel que a pesar del pecado del hombre,
continúa siendo modelo del obrar moral. Levítico 19, 2.

Dios se presenta como aquel que fiel a su amor por el hombre y le da


su ley. Éxodo 19, 9-24.

Para obtener la respuesta sobre lo que es bueno o malo debe el


hombre dirigirse nuevamente hoy a Cristo.

Es Él quien devela a los fieles el libro de las Escrituras, y revelando


plenamente la voluntad del Padre, enseña la Verdad sobre el obrar
moral. Por esto, el hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a
sí mismo -y no solo según pautas y medidas de su propio ser, que
son inmediatas, parciales, a veces superficiales e incluso aparentes-
debe, con su inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad y
pecaminosidad, con su vida y con su muerte, acercarse a Cristo.

Para caminar por el sendero de la ética cristiana es menester entrar


en Cristo con todo nuestro ser, para apropiarnos y asimilar toda la
realidad de la Encamación y de la Redención para encontrarnos a
nosotros mismos en Cristo.

Sólo Dios puede responder a las preguntas sobre el bien, porque Él es


el Bien Supremo.

La verdad atrae y vincula al hombre con su principio y su fin último


¡Dios! La meta de la ética cristiana es la felicidad y ella es poseer a
Dios. (Fragmentos de textos bíblicos y citas de la opción del cristiano de urbano Sánchez
García).
EVALUACIÓN

Busque alguno de sus compañeros de aula y desarrollen la


evaluación.

1. Hagan una crítica a las ideas planteadas en las lecturas


complementarias.
2. ¿Consideran ustedes que el texto de Platón tiene argumentos
sólidos para demostrar la existencia de Dios? ¿Por qué?
3. Si ustedes pudieran ser quienes den orden al universo y sus leyes,
decidiendo cómo componer sus partes, y qué seres del cielo y la
tierra lo habitarán, y si además, pudieran inventar o elegir un tipo
de hombre "ideal", ¿cómo lo harían, cómo crearían el universo y
en qué orden, cómo sería para ustedes un ser humano ideal?
4. Según el planteamiento de Sartre, la libertad humana ha de
definirse a partir de una expresa negación de Dios, digan por qué?
5. ¿Qué opinan al respecto de dicho concepto de libertad planteado a
lo largo de la exposición del tema?
6. ¿Qué opinan acerca, de la crítica de Gabriel Marcel al
existencialismo ateo?
7. ¿Les parece que el olvido de lo trascendente es la causa de la
crisis actual en el mundo? ¿Por qué?
8. ¿En qué términos podrían describir la "condición itinerante del
hombre"?
9. ¿Cuál de las dos posiciones FRENTE A LA EXISTENCIA DE DlOS les
parece más interesante? ¿Por qué?
10. Que piensan de la afirmación que hace Jenófanes de Colofón.
Elaboren una crítica de al menos ocho renglones.
11. De los seis argumentos sobre la existencia de Dios ¿Cuáles les
llamaron la atención y por qué?. Escríbanlo en diez renglones.
12. De las apreciaciones que el texto nos da ¿Dios es inmanente o
trascendente y por qué?.
13. Busquen una imagen, una foto, un dibujo o una pintura que tenga
para ustedes una representación de lo divino. Luego, señalen los
elementos que caracterizan lo divino y explica por qué.
14. ¿Cuál es el papel de Dios en las decisiones del hombre? Y, ¿cuál es
la finalidad del hombre?
15. Escriba un consejo práctico de cómo un joven de hoy puede hacer
realidad sus opciones religiosas éticas y morales.

Bibliografía

Fundamentos de la filosofía Andrés rosa tomo 2pag 115-135

Filosofía de la religión del libro 2 Santillana paginas 103 en adelante

Filosofía de la religión del libro 1 Santillana paginas 125 en adelante

Crítica a la visión antropomórfica de los dioses

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