El tratamiento criogénico también llamado temple criogénico o transformaciones
criogénicas, el cual utiliza bajas temperaturas para modificar la microestructura de los metales y otros materiales, convirtiendo estas en estructuras más homogéneas a través de la conversión de Austenita a la deseada Martensita. Los tratamientos criogénicos son una extensión a los tratamientos térmicos a altas temperaturas ya que la aplicación de estos se complementa directamente, en los materiales tratados se observan muchos cambios y beneficios en su rendimiento y estructura.
El tratamiento criogénico tiene dos modalidades: el tratamiento seco y el tratamiento
húmedo. En el primero las piezas están en contacto con nitrógeno gaseoso durante todo el proceso, mientras que en el segundo las piezas al llegar a la temperatura de sostenimiento pueden estar en contacto con el nitrógeno líquido.
Se basa en predeterminar un ciclo térmico que involucre un enfriamiento de las
piezas en una cámara criogénica, manteniendo el material a esa temperatura durante 20-40 horas, y finalmente recalentar hasta temperatura ambiente. Las velocidades de enfriamiento y calentamiento deben ser tales que no induzcan, tensiones residuales ni un choque térmico a las piezas tratadas. Tratamiento Térmico Sub-Cero
Como su nombre lo indica, consiste en someter a los materiales templados a un
enfriamiento por abajo de cero grados usando para ello nitrógeno líquido o hielo seco. Los materiales con mucha aleación o con exceso de carbono en las superficies cementadas o carbonitruradas tienen tendencia a producir austenita retenida. La austenita retenida es parte del material que fue transformado en austenita al calentar por arriba del punto de transformación de cada material para luego ser transformado en martensita con el enfriamiento brusco que implica el temple.
A veces esa transformación de austenita en martensita es incompleta y con este
proceso se completa totalmente la misma.
El proceso incompleto trae inconvenientes:
1) Quedan puntos blandos en la superficie y no se alcanza la máxima dureza
posible con ese material.
2) Esos puntos de austenita, a veces, no terminan de transformarse en
martensita con el revenido, pero cuando la pieza es sometida luego a alguna exigencia en el uso cotidiano, pueden transformarse en martensita y fisurarse porque es equivalente a usar un material templado sin haberlo revenido, o sea sin sacarlo de su punto de máxima tensión.
El tratamiento subcero se utiliza para el zunchado por expansión, cuyo proceso es
el siguiente: a una pieza a temperaturas bajas esta llega a contraerse, lo cual da paso a introducir algún anillo o cojinete el cual se encuentra a temperatura ambiente, para finalizar la pieza que sufrió el tratamiento subcero, al empezar a estabilizar su temperatura, nuevamente gana volumen lo cual nos proporciona un apriete perfecto.
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