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Muchas veces hay en nuestras vidas algunas cosas que nos detienen
espiritualmente, que nos molestan en nuestra relación con Dios. Nosotros sabemos
que eso nos detiene pero nos cuesta dejar de hacerlo. Esto no quiere decir que
Dios no esté dentro de nosotros.
Pero es verdad que estas cosas que nos detienen y que hacen sentir incomodo al
Señor dentro de nosotros, muchas veces van más allá de nuestras fuerzas, pero
para eso lo tenemos a nuestro Dios Todopoderoso. Hay un episodio en el que
Jesús halló en el templo a comerciantes que habían convertido la casa de Dios en
un mercado. Entonces, haciendo un látigo de cuerdas, echó a todos del templo,
juntamente con sus ovejas y sus bueyes; regó por el suelo las monedas de los que
cambiaban dinero y derribó sus mesas.
Sus discípulos se acordaron de que está escrito: "El celo por tu casa me
consumirá". Dios nos ama tanto que tiene todo el deseo y la intención de entrar a
nuestras vidas y romper todo lo que nos aleja de Él. Él siente celo por
nosotros.
Hoy puedes permitir a Jesús que dentro de ti derribe todo lo que no honra a Dios,
Todo aquello que te está destruyendo y que te está robando el propósito de Dios
para tu vida. Deja que Jesús limpie tu corazón y prosigue a la meta! No permitas
que nada te detenga en el camino hacia una relación verdadera con Dios.
No siento a Dios cerca
«Parece que esté hablando solo», «es como si le orara a la pared», «Dios me
parece muy lejano». Esta dificultad para sentir a Dios es una de las quejas más
frecuentes en la vida cristiana y terreno propicio para las dudas e incluso las crisis
de fe si no se entiende bien el problema. Todos hemos sentido a Dios lejos en
algún momento.
Otras veces nos ocurre en el período devocional cuando buscamos la comunión
con el Señor o incluso estando en la iglesia. Descubrimos como una frialdad,
como si la oración fuera un monólogo con uno mismo o como si estuviéramos
totalmente solos.
Empecemos por decir que esta experiencia es universal, afecta a todos los
creyentes, incluso a los más maduros. Por ejemplo, los salmistas nos han dejado
escrito el testimonio de momentos espirituales cuando Dios les parece un ser
lejano e irreal. Al estudiar los Salmos sorprende las veces en las que aparece el
adverbio «lejos» referido a Dios. «Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes
en el tiempo de la tribulación?» ( Salmo 10:1). «¿Hasta cuándo, Señor, me
olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?» , inquiere
David en el Salmo 13:1. Un estudio detallado de los salmos es un filón para
conocer los altibajos espirituales de grandes hombres de Dios, en especial del rey
David. En los Salmos encontramos como un diario íntimo de su lucha por sentir a
Dios cerca y experimentar la misericordia y la presencia del Señor. Por ello este
libro de la Biblia se ha convertido en un libro de vigencia permanente para todos
los creyentes, porque en él vemos, como en un espejo, nuestras propias luchas
espirituales.
¿Cuáles son las causas?
Ilustración del sol y la nube es muy útil para entender esta realidad. ¿Brilla el sol
en un día nublado? La respuesta es sí. El sol está brillando, pero por encima de las
nubes. Se ha interpuesto una nube que me impide verlo y sentirlo, pero la
distancia entre el sol y nosotros no ha variado un ápice. La realidad subjetiva, tal
como la veo yo, es que el sol ha dejado de brillar. La realidad objetiva, no
obstante, es que el sol sigue brillando exactamente igual que siempre. Si
pudiéramos remontarnos hacia arriba, por encima de las nubes, nuestra visión
subjetiva cambiaría por completo.
¿Cuáles son estas nubes? ¿Qué causas producen la dificultad para sentir? A veces
son causas pasajeras, duran unas pocas horas o días y, luego, desaparecen. Entre
ellas destacan el:
El stress también afecta mucho la vida espiritual, sobre todo si se asocia con
depresión. Ello es así porque altera nuestra percepción de la realidad, nos hace ver
las cosas de forma distorsionada, como unas gafas mal graduadas.
Observamos, por tanto, cómo los sentimientos son frágiles y están expuestos a
oscilaciones frecuentes. Son como un fuego que se apaga o se enciende según las
condiciones del tiempo; basta un poco de lluvia para extinguirlo. Por ello no son un
termómetro fiable para medir la calidad de nuestra oración ni mucho menos la
profundidad de nuestra fe.
La Biblia describe esta hermosa realidad espiritual con expresiones como «ser
temeroso de Dios» o «vivir en el Espíritu». Dios es tan central en nuestra
vida, está tan presente que lo preside todo. Es «caminar con Dios» como hizo
Enoc ( Gn. 5:24). Es vivir «como viendo al Invisible» ( Hechos 11:27).
Es requerir la presencia del Señor en nuestro andar diario: «Si tu Presencia
no ha de ir conmigo…» ( Éxodo 33:15). Esta debe ser la meta primera de
nuestra fe: vivir con y para Dios, no tanto sentirle cerca. En el momento en
que dejes de obsesionarte con los sentimientos, éstos fluirán de manera
natural y paulatina.
Ecle.12:1.
intoduccion
Sólo eres jóven una vez en la vida.Solo una vez en la vida tienes todas tus fuerzas,
todo tu tiempo, todas tus “ganas”,toda tu ilusión..... nunca más volveras a ser
como ahora. Nunca más tendrás posibilidades de hacer veinte cosas cada día, y
acostarte con las mismas fuerzas que al levantarte. Nunca más te sentirás libre de
problemas como ahora, con la determinación y la “ignorancia” de quien quiere
comerse el mundo. Solo eres joven una vez en la vida: Acuerdate de tu creador
ahora que eres joven.
Muchos han hablado con el mismo argumento;no tengo tiempo, más adelante ya
le dedicaré más días a Dios. Muchos han esperado ese “más adelante” que está a
la vuelta de la esquina, y nos es más que
Hoy, con sus vidas apunto de terminar lamentan el tiempo perdido: Lamentan no
haberse acordado de su Creador cuando eran más jóvenes.
Siempre dejamos a Dios para más adelante. Siempre caemos como tontos en la
misma trampa.....¿conoces las historia?
Cuando haya terminado mi carrera universitaria tendré más tiempo para servir al
Señor…
Cuando haya encontrado un trabajo digno, tendré más tiempo para...
En cuanto haya ganado un poco de dinero, podré establecerme para...
Voy a casarme y necesito trabajar para comprarme una casa, más tarde ya
serviré...
Ahora vamos a tener un hijo y ya sabes lo que eso representa de tiempo, dinero…
En cuanto los niños sean un poco mayores, ya estaremos libres para dedicarle
tiempo a Dios.
Cuando su vida esté un poco más asentada económicamente podremos dedicar
tiempo.
Ahora queda muy poco tiempo para jubilarnos, y entonces dedicaremos todos los
días al servicio del Señor.....
NO hermano... ahora estoy muy viejo y me canso demasiado rápido, que los
jóvenes se dediquen a esas cosas..............
Este es el mejor tiempo de nuestra vida para dedicarle al Señor, para trabajar en
su obra, para servirle y dedicarnos al El.