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SEMINARIO MAYOR NUESTRA SEÑORA DEL CAMINO

DIÓCESIS DE SOLOLÁ-CHIMALTENANGO

Derecho Canónico

P. Alfredo Chavajay

IGLESIA Y DERECHO

Javier Lajuj Aq’ab’al


Tuyuc García

12

Sololá 10 febrero 2023


IGLESIA Y DERECHO

1. LA FUNCIÓN DEL DERECHO

El hombre no solo necesita de los demás para vivir, sino para conseguir
metas y objetivos que en sí mismos resultan inalcanzables. El derecho se hace
presente en las relaciones humanas. Su utilidad es la de, establecer un orden en
la exigencia de justicia, es de dar a cada uno lo suyo, siendo su objetivo final.

El derecho es orden de la comunidad, no de la persona como la Moral lo


concibe. Decimos así, que es una realidad social vinculada en la constante
realización de la justicia.

Las funciones principales del derecho son:

a) Armonizar, porque tiende a ser un instrumento de equilibrio ente los


distintos factores operantes en la vida social, de esa forma la convivencia
es más facilitadora debido a un tono de estabilidad en las relaciones
sociales. Y, debido a la protección o el derecho que proclama la sociedad,
automáticamente se da una legitimidad hacia la autoridad.
b) Satisfacer, ante todo hacia las exigencias de justicia, solucionando así
conflictos y tensiones. Además, impera la vida social al actuar con la
aplicación de aquellas normativas preestablecidas por ella misma.
c) Garantizar, sobre todo, la seguridad de los legítimos intereses de los
miembros de la sociedad.

Entonces, decimos que el derecho armoniza, satisface pretensiones,


garantiza los bienes sociales; estructura la sociedad, estableciendo un orden
social justo. Y lo establece mediante un ordenamiento. Aunque, como bien es
sabido, es difícil conseguir un orden jurídico como tal, pero que es un gran paso
de la humanidad en la consecución del bien.
Por lo que, la ordenación social que supone el Derecho no es algo acabado,
perfecto, sino perfectible, no se debe entender desde su pretensión, sino en
cuanto a su fin como lo entiende Hervada.

Nuevamente Hervada y Lombardía nos recuerdan que, el Derecho es un


orden dado y creado por el hombre, no solo es norma establecida por el legislador
humano, ni una obra ordenadora, sino una ordenación social imperada que
estructura las relaciones intersubjetivas.

2. EL DERECHO EN EL MINISTERIO DE LA IGLESIA

A manera introductoria, hemos de decir que, la Iglesia es un misterio


sobrenatural, por lo que la mente humana, aun con la luz de la fe, no puede captar
en su totalidad la profundidad que esconde. Debido a eso, el jurista para
comprender y cultivar el derecho canónico debe serse teólogo, pero tampoco
entrometer completamente la Teología en el Derecho, ya que perdería su
esencialidad.

El jurista debe estar presente en su labor intelectual y la exigencia de


realizar la justicia tal como lo recoge Viladrich, porque la Iglesia es sobrenatural y
terrestre. No está de más recalcar que, donde hay una realidad social,
definitivamente allí hay Derecho y la Iglesia es una sociedad, es decir, centrada en
la vida comunitaria. Aunque, no solo se reduce en el aspecto comunitario ni
jerárquico, debido al misterio que alberga: la justicia total en la Iglesia.

A la iglesia, por tanto, no le corresponde construirse, sino vivirse en


absoluta fidelidad al designio trinitario. En consecuencia, tiene como naturaleza
realizarse y conservarse hasta la consumación de los tiempos, ya que el designio
trinitario se dirige no sólo a una élite, sino a toda la humanidad.

Por ello, la realidad del Derecho es inseparable al dar a cada uno lo suyo,
suum cuique tribuere. Es así como llegamos a decir que, el Derecho de la Iglesia
es el calificado como Derecho canónico, cuyas normas si se quiere entender así
incluye las aquellas dadas por Cristo, los principios de orden y exigencias de
justicia, debido al carácter histórico propio de todo Derecho.

En primer lugar, tiene carácter histórico al ser una positivación, es decir, la


toma de conciencia eclesial de su contenido concreto. Luego, su formalización, al
buscar los medios idóneos para garantizar su efectividad, se pone al servicio con
todos sus recursos en la aplicación.

Es importante retener que el Derecho canónico objetivo tiene como núcleo


fundamental al Derecho divino. En conclusión, la dimensión jurídica es intrínseca
a la naturaleza de la Iglesia, esta tiene su propio Derecho.

3. LOS ANTIJURIDICISMO

En definitiva, el Derecho canónico no ha sido aceptado pacíficamente por


todos, ni en la misma Iglesia ni desde fuera, surgiendo concepciones erróneas al
determinar que es una invención humana, siendo un obstáculo para el pleno
desarrollo de la vida cristiana y para la genuina fidelidad al espíritu evangélico.

Los principales grupos en contra del Derecho Canónico son en gran parte
los gnósticos y montanistas; cátaros, valdenses y albigenses; protestantes y
modernistas, principalmente al predicar una separación entre lo divino y humano,
lo invisible y visible, pero es bien sabido que la unión social de la Iglesia sirve al
Espíritu de Cristo que la vivifica, tal como lo resalta la Lumen Gentium.

Así pues, la Iglesia con sus estructuras y cauces instituidos se ordenan al


servicio del misterio invisible de la vida teologal de cada fiel; al cristiano
abandonado al poder del más fuerte en un universo inseguro que retrocede en su
camino de civilización. Quizá se piense que, el Derecho es obstáculo al verdadero
carisma que es la legítima libertad, cuando en realidad es lo contrario al
determinar que la libertad es Derecho.
4. RAÍCES SACRAMENTALES Y CARISMÁTICAS DEL ORDENAMIENTO
CANÓNICO

Hemos de empezar con que, el ordenamiento canónico no es una


superestructura de la Iglesia, sino hunde sus raíces en su mismo ser y su misma
vida, por lo que su dimensión jurídica se encuentra también en la realidad de cada
uno de los sacramentos, instituidos por Cristo como medios para constituir la
Iglesia.

Cada que se administra un sacramento se actualiza la Iglesia tanto en su


condición sagrada como en su estructuración orgánica. La trascendencia jurídica
de los sacramentos en el ser y en la vida de la Iglesia se manifiesta con particular
relieve en el Bautismo y en el Orden Sagrado.

Al Bautismo, ante todo, porque es la puerta de los demás sacramentos,


porque gracias a ello hay miembros del pueblo de Dios llamados a la vida
sacramental, pues, de esta forma se estructura la Iglesia. El cristiano incorporado
a Cristo por el bautismo, fortalecido por la confirmación, alimentado por la
Eucaristía, sanado e impulsado al crecimiento en la vida divina, tiene una vida
propia.

El Espíritu Santo instruye la Iglesia tanto con dones jerárquicos como con
los carismáticos. Los verdaderos carismas engendran los verdaderos derechos y
deberes en la comunidad eclesial, originando estructuras de la Iglesia.

5. CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO CANÓNICO

Dependen gran parte de la naturaleza y caracteres propios del ámbito social


que se trata de ordenar. El ordenamiento canónico al no ser solamente un
conjunto de normas, tiende a ser un sistema de relaciones jurídicas, un vínculo
complejo que une a los fieles y los sitúan en una determinada posición.

Viladrich será quien nos proporcione una síntesis:


a. Universalidad: no ordena algo determinado, sino para la entera humanidad,
incurriendo en las diversas nacionalidades, lenguas o razas.
b. Unidad y variedad: es característica del ordenamiento canónico. Se
manifiesta desde la potestad del Romano Pontífice que se extiende
inmediatamente en la Iglesia; en la igualdad y derechos de todos los fieles.
c. Plenitud: el ordenamiento canónico goza de plenitud, en su propio orden,
con plenitud de soberanía, no depende de un ordenamiento superior.
d. Elasticidad: hay unas normas canónicas que tienen una extraordinaria
adaptabilidad a las más diversas circunstancias de lugar, tiempo y
personas, como la equidad canónica.

6. DERECHO CANÓNICO Y PASTORAL

La actividad evangelizadora no es concebible sin un celoso respeto por los


elementos constitucionales que Cristo mismo ha establecido en la Iglesia y que el
ordenamiento canónico se ocupa de custodiar eficazmente en cada momento
histórico.

A veces, se dan dificultades prácticas de armonización entre la acción


pastoral y las normas jurídicas, cuando las leyes de la Iglesia, en sus elementos
meramente humanos, por el paso del tiempo no responden adecuadamente a los
imperativos de una acción pastoral concorde a las exigencias del Espíritu.

Por lo que, la doble actitud que ha de guiar el comportamiento eclesial ha


de ser la fidelidad y renovación. Un claro ejemplo puede ser la promulgación del
nuevo Código. En referencia a la acción pastoral, decimos que es la actividad
oficial pública de los ministros sagrados para facilitar a todos los hombres los
medios sobrenaturales confiados por Cristo a la Iglesia.

Es así como la Iglesia requiere una decidida y continua labor ministerial por
parte de los Pastores y en ningún caso puede ser anárquica ni arbitraria, sino
justa y ordenada. No es puro mandar, sino un mandar razonable según las
exigencias de la voluntad de Dios que se identifica siempre con la misma
sabiduría; una luz para el servicio de la Iglesia.

7. DERECHO CANÓNICO Y CULTURA JURÍDICA PROFANA

La justicia debe estar presente en cualquier dimensión social humana. Es


así como se puede ver que el Derecho canónico tiene como fundamento el
Derecho natural, siendo así la expresión jurídica del designio trinitario para la
salvación de cada hombre por medio de un pueblo, cuya unidad no es según la
carne sino según el Espíritu, tal como lo recalca la Lumen Gentium.

Entonces, es conveniente que el canonista cultive el estudio de los logros


jurídicos profanos. De hecho, hay un enriquecimiento entre ambos ordenamientos,
a su vez, algunos estancamientos que han tenido entre ellos. En definitiva, la
cultura jurídica profana es necesaria al cultivador del Derecho canónico.

8. DERECHO CANÓNICO E IGLESIAS Y COMUNIDADES ECLESIALES

El Concilio Vaticano II, remarca la importancia de crear aquella unidad


eclesial, aún con las distintas creencias desligadas de la misma Iglesia, tal como
los orientalistas, quienes por una parte conservan verdades relacionadas a lo que
la cristiandad predica. Del mismo modo se hace presente las normas jurídicas, son
muy distintas a las demás, por una parte, pero por otra, poseen estructuras
organizativas.

Por lo tanto, el Derecho canónico es sólo el Derecho de la Iglesia católica,


en la que subiste la Iglesia de Cristo, aunque el CIC admite excepciones de
aquellas personas quienes quieren la gracia de los sacramentos.

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