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Seminario Mayor Nuestra Señora del Camino

Diócesis de Sololá-Chimaltenango
Pedro David Guarcax Coc
Primero de Configuración
Introducción a la Sagrada Escritura
HOJA DE TRABAJO:
Instrucciones: Responde a las preguntas que se te plantean a continuación, utilizando el
libro “Conocer la Biblia, iniciación a la Sagrada Escritura” del Autor Josemaría
Monforte.

1. ¿Cómo llevó Dios a cabo la Revelación?


Que Dios que sale al encuentro del hombre y se da a conocer de dos maneras: una
natural y otra sobrenatural. La primera se produce a través de las criaturas; el hombre,
mediante su inteligencia, puede conocer a Dios con certeza a partir de sus criaturas, como
se reconoce a un artista a través de su obra; éste es nuestro conocimiento natural de Dios.
La segunda viene directamente de Dios: es otro conocimiento que el hombre no puede
alcanzar por sus propias fuerzas y, por eso, lo llamamos sobrenatural.
CEC. 51 “Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el
misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo
encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza
divina”(DV 2).

2. ¿Qué se entiende por revelación natural?


Se entiende a través de las criaturas; el hombre, mediante su inteligencia, puede
conocer a Dios con certeza a partir de sus criaturas, como se reconoce a un artista a través
de su obra; éste es nuestro conocimiento natural de Dios.
CEC: 50.  Mediante la razón natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza a
partir de sus obras. Pero existe otro orden de conocimiento que el hombre no puede de
ningún modo alcanzar por sus propias fuerzas, el de la Revelación divina (cf. Concilio
Vaticano I: DS 3015). Por una decisión enteramente libre, Dios se revela y se da al hombre.
Lo hace revelando su misterio, su designio benevolente que estableció desde la eternidad en
Cristo en favor de todos los hombres. Revela plenamente su designio enviando a su Hijo
amado, nuestro Señor Jesucristo, y al Espíritu Santo.

3. ¿Qué quiere decir que Dios ha hablado a los hombres en lenguaje humano?
Es decir, el intérprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicamos,
debe estudiar con atención lo que los autores querían decir y Dios quería dar a conocer con
dichas palabras. Además, no se puede perder de vista que la Palabra divina no es una pura
información neutra y distante, sino que trata de comunicarse con los hombres, dándose a
conocer y, a la vez, que se revela, pide una respuesta.
CEC. 101. En la condescendencia de su bondad, Dios, para revelarse a los hombres,
les habla en palabras humanas: “La palabra de Dios, expresada en lenguas humanas, se
hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre asumiendo nuestra
débil condición humana, se hizo semejante a los hombres” (DV 13).

4. ¿Dios ha revelado todo su plan de una vez o por etapas?


No, Dios se comunica con el hombre poco a poco, paso a paso, por etapas. Con una
maravillosa pedagogía se revela en una historia de salvación, gradual y progresivamente, no
lo dice todo de una vez. Los jalones o etapas de esta revelación divina son en síntesis: el
protoevangelio o primer anuncio de salvación, la alianza con Noé, la elección de Abrahán
con la alianza y las promesas, el Éxodo o salida de Egipto con Moisés y la alianza sinaítica,
la promesa a David de un Mesías descendiente de su linaje, el Exilio o cautividad
babilónica y la vuelta a la Tierra Prometida en el AT; la Encarnación del Redentor, la
Iglesia fundada por Cristo y, finalmente, la Pa-rusía o Segunda venida del Señor en el NT.

5. Dese el punto de vista bíblico, ¿en cuántos bloques o pueblos queda dividido la
humanidad?
La humanidad queda dividida entre el pueblo que nace de Abrahán -los judíos- y el
gran resto de la humanidad -los gentiles.

6. ¿A que nos referimos cuando hablamos de literatura sapiencial?


Nos referimos a la llamada literatura sapiencial del AT, que completará la
Revelación, preparando a los hombres para la venida del Mesías Salvador en la “plenitud
de
los tiempos”.
Y son principalmente denominados libros sapienciales, porque las enseñanzas e
instrucciones que Dios nos ofrece en ellos, forman lo que en el Antiguo Testamento se
llama Sabiduría, que es el fundamento de la piedad. Temer ofender a Dios nuestro Padre, y
guardar sus mandamientos con amor filial, esto es el fruto de la verdadera sabiduría. 

7. Cuando hablamos de la plenitud de la revelación, ¿de qué estamos hablando?


Estaríamos hablando de a la plenitud de los tiempos: la Encarnación del Verbo de
Dios, Jesucristo. La Encamación supone que la Palabra eterna habita entre los hombres y
revela la intimidad de Dios, hablando las palabras de Dios, realizando la obra de la
salvación que Dios Padre encomendó a su Hijo.
“Por eso, quien ve a Jesucristo, ve al Padre; Él, con su presencia y manifestación,
con sus palabras y obras, signos y milagros, sobre todo con su muerte y gloriosa
resurrección, con el envío del Espíritu de verdad, lleva a plenitud toda la revelación y la
confirma con testimonio divino; a saber, que Dios está con nosotros para libramos de las
tinieblas del pecado y la muerte, para que seamos resucitados en una vida eterna”.

8. Cuando hablamos del “depósito” de la Revelación, ¿a qué nos referimos?


Es la que contiene verdades de orden tanto sobrenatural, como natural. Porque solo
de esta forma, “la Tradición y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas,
manan de la misma fuente, se unen en un mismo caudal, se ordenan hacia el mismo fin”.
Es decir, el depósito se caracteriza por la inmutabilidad del dogma y el desarrollo
homogéneo de la doctrina de la fe. La Revelación alcanzó su plenitud en Cristo y quedó
completa en el período apostólico. La expresión doctrinal de esa plenitud puede
configurarse de manera diversa a lo largo de la historia, a medida que se profundiza en su
riqueza infinita, y la asistencia del Espíritu Santo garantiza que ese depósito vivo
permanezca idéntico a sí mismo.

9. ¿Cuál es la misión del Magisterio de la Iglesia respecto a la Revelación?


La misión del Magisterio de la Iglesia, es de custodiar la revelación divina, en
general, y las Escrituras, en particular, para defenderlas de posibles errores o desviaciones y
para difundir la Palabra de Dios a todas las naciones hasta el fin de los tiempos.
CEC. 88. Por tanto, la misión del Magisterio de la Iglesia es ejerce plenamente la
autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una
forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas
en la Revelación divina o también cuando propone de manera definitiva verdades que
tienen con ellas un vínculo necesario.

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