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ARCHIVO DE LA CATEGORÍA: CREENCIA Y CONOCIMIENTO

OPINIÓN, CREENCIA Y CONOCIMIENTO: GETTIER


PUBLICADO EL 17/02/2012
Supongamos que ayer a las diez de la mañana se estropea el reloj de Juan, sin que se dé cuenta de ello.
Supongamos además que hoy, a la misma hora, Juan mira su reloj y obtiene la información de que son las diez.
Cree que son las diez y efectivamente lo son. ¿Pero puede decirse que Juan sabe que son las diez?

Muchos filósofos han definido el conocimiento como creencia verdadera


y justificada; es decir, que para saber algo sería necesario cumplir con
estas tres condiciones:
a) Se cree en ese algo.
b) Ese algo es verdad.
c) Uno está justificado en creer ese algo.
Es la clásica definición tripartita de conocimiento: un agente A sabe que P,
donde P es una proposición que describe un hecho del mundo, si y sólo si
se cumplen esas tres condiciones: (i) A cree que P, (ii) P es verdadera,
(iii) A tiene una justificación para creer que P.
En el diálogo Teeteto de Platón, un personaje dice: “Estoy pensando ahora,
Sócrates, en algo que le oí decir a una persona y que se me había olvidado.
Afirmaba que la opinión verdadera acompañada de una explicación es saber, y que la opinión que carece de
explicación queda fuera del saber.” Platón no aceptaba la definición, pues en su filosofía la opinión lo es de cosas
sensibles mientras que el conocimiento lo es de Las Ideas. Pero muchos filósofos aceptaron que tanto creencia
como conocimiento lo son de cosas, siendo el conocimiento una creencia que además es siempre verdadera y
está bien fundamentada.
Contraejemplos de Gettier

En 1963 se publica en la revista Analysis un brevísimo artículo del filósofo Edmund


Gettier titulado ¿Es conocimiento la creencia verdadera y justificada? Allí se
rechazaba la clásica definición tripartita de conocimiento mediante ejemplos de
creencias verdaderas y justificadas que intuitivamente no aceptaríamos como
ejemplos de conocimiento.
Podemos creer justificadamente proposiciones falsas, como cuando alguien
cree que son las diez a las once porque mira su reloj (que siempre había funcionado
bien) una hora después de que se estropee.
Gettier diseñó contraejemplos para la definición tripartita. En ellos, alguien
tiene una creencia verdadera y justificada que sin embargo no es
conocimiento. han servido para que pensemos en muchos ejemplos parecidos:
Estoy en una ceremonia, y le pregunto a un amigo al lado mío cómo reconocer a su papá, a quien yo nunca he
visto. Mi amigo me dice que su papá es el único en la ceremonia que tiene bigote. Miro alrededor, y la única
persona que tiene bigote está vestida de negro. Entonces, yo deduzco que “el papá de mi amigo está vestido de
negro”. Sucede, sin embargo, que el papá de mi amigo en realidad justo ha ido al baño cuando he mirado. La
persona que yo veo con bigote acaba de llegar y no es el papá de mi amigo. A su vez, el papá de mi amigo,
efectivamente, está vestido de negro.
Vemos que:
a) Yo creo que “el papá de mi amigo está vestido de negro”.
b) Es verdad que “el papá de mi amigo está vestido de negro”.
c) Estoy justificado en creer que “el papá de mi amigo está vestido de negro”, porque lo he inferido del
testimonio verdadero que me ha dado mi amigo.
Con esto, según los criterios vistos al principio, uno puede decir que yo sé que “el papá de amigo está vestido de
negro”. Pero, ¿podemos decir que realmente lo sé?
Al mirar con calma el caso, encontramos que lo que debilita la creencia es que es mera casualidad que la
creencia adquirida que “el papá de mi amigo está vestido de negro” es verdad. No hay un vínculo que una el
hecho que mi creencia es verdad con la justificación que pretende sostener mi creencia. Y es que, un aspecto
importante que interviene en estos contraejemplos es el azar, que favorece la verdad de ciertas creencias
sin que ello implique la justificación de las mismas, como cuando alguien mira su reloj estropeado a las diez
e infiere (acertadamente pero por casualidad) que son las diez.
Confiabilismo al rescate
-Otro contraejemplo:
Imaginemos que en una alejada región, existe una carretera en la que conduce Sócrates con su automóvil. Hacia
los lados derecho e izquierdo, él observa una gran cantidad de lo que parecen ser graneros. Pero lo que Sócrates
no sabe, es que esos graneros son en realidad fachadas de cartón, que están ahí digamos como decorado para
una filmación. Desde la carretera, esos graneros de cartón son totalmente indistinguibles de los graneros de
verdad. Si Sócrates llegara a afirmar que tiene el conocimiento que allí hay graneros, sería mentira, ya que no se
cumple la condición de veracidad, aunque él crea y esté justificado para hacerlo. Pero supongamos que Sócrates
señala un granero al azar que, por casualidad, sí es un granero auténtico, el único verdadero que hay, y dice la
siguiente afirmación: “Ahí hay un granero”.
En este caso concreto, su creencia es verdadera y está firmemente justificada. Sin embargo ¿podemos
afirmar que Sócrates sabe que ahí hay un granero? ¿Estamos ante un caso de conocimiento? Atendamos a
que él hubiera dicho lo mismo, de haber elegido cualquier otro granero. Se cumplen las tres condiciones de la
definición clásica (Creencia Veradera Justificada) y sin embargo no parece tratarse de conocimiento
propiamente dicho.
-Otro más:
Imaginemos que Platón se encuentra cara a cara con Gettier. Platón ha observado claramente que Gettier tiene
un calzado color carmesí, y por otro lado ha corroborado rigurosamente que Gettier recibirá un reconocimiento,
por parte del pueblo, por su gran labor como pensador. Es decir, Platón está justificado en afirmar:
(a) Gettier tiene calzado color carmesí y Gettier recibirá un reconocimiento por su labor como
pensador.
De la proposición anterior, Platón infiere lo siguiente:
(b) El hombre que tiene calzado color carmesí recibirá un reconocimiento por su labor como
pensador.
Platón está totalmente justificado en aceptar a (b) como verdadera, a partir de los fundamentos que establece
(a), para los cuales tiene, como vimos, evidencia firme.
Pero supongamos que, a último momento, y sin que Platón lo sepa, el pueblo decide destinar el reconocimiento
a Platón y no a Gettier. Imaginemos, además, que Platón también tiene un calzado color carmesí, aunque en
ningún momento se percató de ello pues no tenía importancia. Entonces, vemos que la proposición (a) es
falsa, mientras que (b) sigue siendo verdadera. Aquí llegamos al quid de la cuestión. Platón tiene la creencia
verdadera y justificada de que (b) y no por ello podemos decir que tiene conocimientode que (b). En
otras palabras, la proposición (b) cumple todos los requisitos necesarios para ser considerada conocimiento: es
totalmente verdadera, Platón cree en ella y está justificado para hacerlo, pero vemos claramente que él no ‘sabe’
que (b), ya que la ha formulado en virtud de que era Gettier quien tiene calzado color carmesí, y que era también
Gettier quien recibiría el reconocimiento.
Los problemas de Gettier señalan dos cuestiones:

▪ La evidencia y el razonamiento por el cual justificamos una creencia puede


implicar inequívocamente que esa creencia sea verdadera, aunque de hecho no
lo sea. Es decir, es posible justificar algo falso.
▪ Si se acepta una creencia verdadera y justificada, también se acepta como
verdadera y justificada otra creencia que derive o esté implicada por la
primera.
¿Soluciones al problema de Gettier?
Con esos problemas, Gettier consiguió abrir el debate acerca de qué es el
conocimiento. Una opinión generalizada es que dichos problemas en realidad no
constituyen una amenaza a la definición clásica, sino que más bien son
malinterpretaciones de los conceptos de creencia, veracidad y justificación.

Por ejemplo, los sexadores de pollos saben distinguir un


pollo macho de una hembra. Siempre han justificado este
saber diciendo que lo hacían a través de la vista. Pero se ha
demostrado, que en realidad, sin saberlo, lo distinguen por el
olor.

En este caso sí estaríamos dispuestos a admitir


conocimiento, y sin embargo la justificación, al ser errónea,
no juega ningún papel. Parece ser que hay casos en los que
“sabemos algo y no sabemos por qué”.
Otras consideraciones que podríamos hacer para intentar
responder a los problemas de Gettier:

1. La definición de conocimiento es válida, en la mayoría de los casos. La tarea del filósofo es determinar
en qué casos falla y por qué.
2. Los contraejemplos son válidos, mas poco interesantes, ya que el verdadero problema es que no puede
existir una definición general de conocimiento. Esta estrategia se inspira en el
Wittgenstein de Investigaciones filosóficas (1953). No habría características comunes a todos los casos
de conocimiento y sólo a ellos, sino un “aire de familia” entre los casos de conocimiento que
reconocemos como tales.
3. La definición de conocimiento es revisable, modificando sus cláusulas y/o añadiendo cláusulas nuevas:
▪ Análisis causal: A sabe que P si y sólo si la creencia de A está causada por el hecho que hace verdadera a
la proposición P. No se explica el conocimiento de hechos futuros o de verdades universales.
▪ Análisis fiabilista: A sabe que P si y sólo si obtuvo la creencia mediante un método fiable. No se ha hecho
más que interpretar la justificación como fiabilidad.
▪ Análisis de la no-refutación: A sabe que P si y sólo si la razón por la que A cree que P no es refutada por
alguna otra razón que a su vez no sea refutada.
▪ Análisis del rastreo de la verdad: A sabe que P si y sólo si A cree que P, P es verdadera, si P no fuese
verdadera A no creería que P, y si en condiciones distintas P continuara siendo verdadera A continuaría
creyendo que P.

En fin, recordemos algunas respuestas acerca de la cuestión ¿Cómo sabemos que sabemos?
-ESCEPTICISMO: “No tenemos forma de saber que sabemos.
No podemos apoyarnos en nada para fundamentar el
conocimiento. Nada es demasiado fiable”.
Como respuesta al Escepticismo:

–FUNDAMENTALISMO: Sí que podemos conocer. Todo el


edificio del conocimiento está construido sobre unos principios
o bases autoevidentes que no es necesario justificar. Esta base
es la experiencia. Es decir: “tengo pies porque los veo”.
–COHERENTISMO: Sólo podemos justificar un conocimiento
atendiendo a otro “conocimiento”. Es decir, justificamos una
creencia con otra creencia. Es algo así como una red o sistema
de creencias infinito que no está sustentando en nada. Según
ellos es el propio sujeto el que decide dónde parar esa cadena infinita.

PUBLICADO EN CREENCIA Y CONOCIMIENTO, EPISTEMOLOGÍA

Consulta: Enero 25, 2020; de: https://bilosofia.wordpress.com/category/creencia-y-conocimiento/

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