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• Suspensión
Ésta sólo tiene lugar en los supuestos expresamente mencionados en la Convención. La
suspensión no significa otra cosa que la exención, a los Estados parte del mismo, de no cumplir
el tratado durante cierto periodo. Esta suspensión terminará cuando desaparezcan las causas
que la motivaron.
•Depósito, registro y publicación de los tratados
La designación del depositario de un tratado podrá efectuarse por los Estados negociadores en
el tratado mismo, o de otro modo. El depositario podrá ser uno o más Estados, una OI o el
principal funcionario administrativo de tal organización.
•Recepción de los tratados en el derecho interno
Los sistemas de recepción o incorporación de los tratados a los sistemas jurídicos internos.
•Recepción de los tratados en nuestro sistema jurídico
El sistema de incorporación de los tratados a nuestro sistema jurídico es automático, ya que una
vez que el tratado es ratificado internacionalmente, en el ámbito interno sólo se requiere su
publicación. En todo caso, la falta de cumplimiento de dichas normas ejecutivas o no ejecutivas
origina responsabilidad internacional.
•Proceso de celebración de los tratados en México
Los tratados internacionales son ordenamientos celebrados por el Presidente
de la República actuando como Jefe de Estado, es decir. como representante de
los Estados Unidos Mexicanos ante el exterior; las facultades de que goza son exclusivas y
personalísimas al no haberse otorgado al Ejecutivo de la Unión.
3.2 La costumbre.
El arto 38 del Estatuto de la CI/ define la costumbre como "la prueba de una práctica
generalmente aceptada como derecho". De esta definición se deducen los
dos elementos fundamentales de la costumbre:
l. El elemento material: práctica constante y el informe.
Puede constituirse de actos o abstenciones. Así, en el asunto de Lotus, el Tribunal de La Haya
declaró "que una costumbre con tal carácter puede darse siempre y cuando concurra la
conciencia del deber de abstenerse".
2. El elemento espiritual : opinio iuris, convicción de la obligatoriedad jurídica
de la costumbre.
La opinio iuris o elemento espiritual consiste en la conciencia que tienen los Estados de actuar
como jurídicamente obligados.
Además de las costumbres generales, la doctrina y la jurisprudencia señalan
otro tipo de costumbres: las regionales y las bilaterales
La costumbre regional se origina entre un grupo de Estados vecinos en un área
geográfica determinada.
La costumbre bilateral se forma entre dos Estados y es obligatoria para ambos.
El derecho internacional consuetudinario está compuesto por normas que resultan de "una
práctica general aceptada como derecho", cuya existencia es independiente del derecho
convencional. El derecho internacional humanitario consuetudinario (DIH consuetudinario) reviste
una importancia fundamental en los conflictos armados contemporáneos, porque llena las
lagunas del derecho convencional tanto en lo que respecta a los conflictos armados
internacionales como no internacionales, fortaleciendo de este modo la protección de las
víctimas.
El derecho internacional deriva tanto del derecho convencional como de las normas conocidas
como derecho internacional consuetudinario. Normalmente, los tratados consisten en convenios
escritos en los cuales los Estados establecen determinadas normas de manera formal. En
cambio, el derecho internacional consuetudinario no está escrito, sino que resulta de "una
práctica general aceptada como derecho". Para demostrar que determinada norma es
consuetudinaria, es necesario probar que se refleja en la práctica de los Estados y que la
comunidad internacional considera que esa práctica es obligatoria como cuestión de derecho.
Tratado internacional, es un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido
por el Derecho Internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos
conexos y cualquiera que sea su denominación particular. (Art. 2 primer párrafo de la
Convención de Viena). Se utilizan muchos nombres para designar a los tratados, aunque esto no
es relevante desde el punto de vista jurídico, ya que la Convención de Viena señala “...
cualquiera que sea su denominación.” Esta multiplicidad de nombres se debe a que los tratados
internacionales presentan entre sí características muy diversas según la materia a que se
refieren, las partes que intervienen en la celebración, la formalidad o solemnidad con que se
concluyen, etc. La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados respeta expresamente
los usos de los Estados partes en lo que se refiere a la terminología acerca de los tratados al
decir, en el párrafo 2º de su artículo 2: “Las disposiciones del párrafo i sobre los términos
empleados en la presente Convención se entenderán sin perjuicio del empleo de esos términos o
del sentido que se les pueda dar en el derecho interno de cualquier Estado”
Según la definición de la CV, el segundo requisito es que el tratado sea por escrito, excluyendo
así los acuerdos verbales. Actualmente resulta muy difícil pensar en acuerdos internacionales
verbales; a pesar de ello, si se diera este supuesto, la CV no afecta el valor jurídico de los m
ismos. La Convención exige que los tratados internacionales celebrados entre Estados y por
escrito se encuentren regidos por el D I P. Se excluyen así los acuerdos celebrados entre
Estados regulados por el derecho interno de alguna de las partes o por algún otro derecho
interno.
Cuando menos en el plano interno, por seguridad jurídica, para los efectos de fincar
responsabilidad y, en el caso de tratados internacionales, para los efectos de que la parte con
quien se celebra el tratado quede enterada del alcance y la medida de la representación, se
impone que la designación del representante para la negociación de los tratados sea en forma
expresa y por escrito.
La negociación comprende el inicio de los contactos entre las partes interesadas, el
señalamiento de la materia objeto del tratado, su acotamiento temático, la redacción del texto,
tarea de elevada complejidad en el laborioso camino de allanar posiciones e intereses
naturalmente contrapuestos.
La dificultad de la negociación se observa en la determinación del idioma o los idiomas que
asumirán valor probatorio, lo que conlleva complicaciones para homogeneizar o armonizar
términos jurídicos en lenguas distintas y a menudo pertenecientes a sistemas jurídicos de
extracción diferente. En un entorno internacional de disparidades fácticas y de niveles de poder
desiguales, cada palabra y cada frase, pueden dar pie a interpretaciones elásticas y
disparatadas.
En esta fase inicial se siembran los cimientos normativos de un régimen convencional futuro. La
negociación de un tratado culmina con la adopción del texto, pero al adquirir su vigencia en caso
de esclarecimiento necesario, la voluntad de las partes o el fin del tratado son escudriñados por
el intérprete en los trabajos preparatorios y en los documentos preliminares. La negociación
mantiene, consecuentemente, una importancia mayor a la ya de por sí relevante finalidad de
concluir un texto.
De ahí que al elaborarse un texto, sea imprescindible darle autenticidad y no dejarlo al arbitrio de
los negociantes que podrían estarlo modificando en todo su contenido. Esto no excluye la
posibilidad de que, firmado el tratado, durante su aprobación legislativa o al momento de
ratificarse, se introduzcan modificaciones o reservas sujetas a la autorización de los demás
Estados, o bien, que se decida el rechazo total del texto acordado en un principio. Lo cierto es
que la elaboración del texto demanda autenticidad, que ocurre con la firma y anuncia el propósito
del Estado de proseguir en la confección jurídica del acuerdo.
Por disposición constitucional expresa (art. 89, fracc. X), en el sistema jurídico mexicano la
facultad y la responsabilidad de celebrar tratados internacionales corresponde al Presidente
Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. El haber optado por un sistema de gobierno
presidencialista necesariamente llevó a depositar esa función, que es de naturaleza ejecutiva, en
quien jurídicamente y de hecho es titular de la función de hacer y actuar.
E l Senado, como órgano colegiado carece de la función de asesoría que se le reconoce en el
sistema estadounidense; se limita a aprobar o reprobar los tratados una vez que e llos han sido
negociados por el Presidente de la República (art. 76. fracc. 1 ).
Los tratados internacionales son ordenamientos celebrados por el Presidente de la República
actuando como Jefe de Estado, es decir, como representante de los Estados U n idos Mexicanos
ante el exterior; las facultades de q u e goza son exclusivas y personalísimas al no haberse
otorgado al Ejecutivo de la Unión. De tal suerte, dicha facultad es indelegable mediante ley,
decreto, acuerdo, orden, poder, etc. Sin embargo, si la facultad de celebrar tratados
internacionales es indelegable, ello no impide que puedan negociar tratados el Ministro de
Relaciones Exteriores o embajadores plenipotenciarios.
4.2.3.2. Etapas en el proceso de celebración
a) La firma.
b) El canje de instrumentos que constituyen un tratado.
e) La ratificación.
d) La aceptación.
e) La aprobación.
f) La adhesión.
g) la ratificación
h) Con reservas
La manifestación del consentimiento de los Estados contratantes no constituye el punto final del
proceso de celebración de un tratado. Tal momento final es realmente el de la entrada en vigor, a
partir del cual el tratado comienza a obligar a los Estados parte.
Los efectos de los Tratados ratione personae determinan “cuáles son los sujetos internacionales
respecto de los que surten sus efectos los Tratados, es decir, si sólo tienen eficacia respecto a
las partes en el mismo o si crean derechos u obligaciones para Estados terceros al Tratado”. En
cuanto a los efectos de los Tratados debemos distinguir entre el efecto general y los efectos
específicos. Respecto al efecto general, cabe decir que los Tratados obligan a las partes. Ello
plantea el problema del fundamento y la razón de la obligatoriedad entre las partes. La respuesta
a este problema se encuentre en el principio pacta sunt servanda. Esta norma “-que implica que
la actitud de buena fe ha de prevalecer durante la ejecución de un Tratado en vigor- satisface
una necesidad de seguridad jurídica, y ha sido transmitida a través del tiempo como una verdad
evidente y universalmente aceptada”
a) Efectos en el tiempo: Los efectos específicos de los tratados ratione temporis son los
que nos ayudan a determinar “los momentos inicial y final en que un Tratado empieza o
dejar de producir sus efectos”. En cuanto al momento inicial, “la regla general es que un
Tratado despliega sus efectos jurídicos desde su entrada en vigor, en virtud del principio
de irretroactividad, consagrado en el art. 28 de la Convención de Viena” 14. En cuanto al
momento final, es aquel en que deja de ser de aplicación y, por tanto, deja de producir
efectos, “la regla general es que un tratado deja de producir efectos jurídicos en el
momento de su terminación”
b) Efectos en el espacio: Los efectos específicos de los tratados ratione loci son los de
determinar “el espacio física o territorial al que alcanzan los efectos del Tratado”. La
regla general reconocida en el artículo 29 de la Convención de Viena, es la de “la
obligatoriedad en de cada una de las Partes, entendiéndose por tal el territorio terrestre,
las aguas interiores, el mar territorial y el espacio aéreo”. Pero esta regla puede sufrir
excepciones, de acuerdo con la última frase del citado artículo Por otro lado, “existen
casos en que un Tratado no se aplica a determinadas partes del territorio estatal, a
dependencias insulares, a colonias dependientes, etc., puede tener una aplicación fuera
del territorio de los Estados Partes, ya sea porque contiene estipulaciones respecto a
terceros Estados, ya sea porque se pretende regular un espacio que se encuentra fuera
de la jurisdicción de los Estados…” Por otra parte, existen tratados que pueden tener
efectos fuera del territorio del Estado “cuando se prevé que obligarán a los Estados parte
respecto de las personas que se encuentren bajo su jurisdicción, ya sea en su territorio o
fuera de él. Por ejemplo, de la aplicación de los tratados de derechos humanos
ratificados por un Estado en los territorios sometidos a ocupación de ese Estado”.
d) Efectos entre las Partes y respecto de terceros Estados: Los efectos de los Tratados
ratione personae determinan “cuáles son los sujetos internacionales respecto de los que
surten sus efectos los Tratados, es decir, si sólo tienen eficacia respecto a las partes en
el mismo o si crean derechos u obligaciones para Estados terceros al Tratado”.
Respecto a los efectos entre las Partes, los Tratados producen efectos entre las mismas.
Y sólo estas pueden limitar los efectos mediante una estipulación en el Tratado o a
través de las reservas.
4.2.6. Reservas.
Una declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado o su denominación, hecha por un
Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o adherirse a él, con objeto de excluir o
modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación a ese Estado.
La práctica contemporánea codificada en la Convención, admite con liberalidad la formulación de
reservas; los únicos casos en que no se admite formular reservas son:
Las reservas autorizadas expresamente por el tratado no requieren una aceptación posterior, a
menos que el tratado así lo dispusiera. En los demás supuestos, las reservas requieren ser
aceptadas aunque sea en forma implícita. En los supuestos en que se requiere la aceptación,
una reserva se considerará como aceptada por un Estado cuando éste no formule objeción a la
reserva dentro de los 12 meses siguientes a la fecha en que la misma haya sido notificada.
El término validez de los tratados designa de manera exhaustiva las condiciones que debe
cumplir un tratado para producir un efecto jurídico y las consecuencias en caso de
incumplimiento. Estas condiciones se refieren a:
la facultad de celebrar un tratado internacional (Tratados, conclusión y entrada en
vigor; poderes de celebración de tratados);
el consentimiento de las partes;
la legalidad de los tratados; y
los requisitos para el registro y la publicación (Tratados, registro y publicación).
La nulidad relativa o anulabilidad supone la existencia de una causa de nulidad del Tratado, pero
respecto del que cabe la posibilidad que se vea convalidado por un acuerdo expreso entre las
partes o por un comportamiento tal que equivalga a una aquiescencia.
Las causas de nulidad relativa son las siguientes:
a. La manifestación del consentimiento en violación manifiesta de una norma de importancia
fundamental del Derecho interno relativa a la competencia para celebrar Tratados.
b. Cuando el representante del Estado tenía una restricción específica de sus poderes para
manifestar el consentimiento del Estado.
c. En caso de error sobre una situación que sea base esencial del consentimiento, siempre que
el Estado que lo alega no contribuyera con su conducta al error o las circunstancias fueran tan
evidentes que estuviera advertido de él.
d. En los casos de dolo, entendiéndose por tal el que deriva de una conducta fraudulenta de otro
Estado negociador.
e. En los casos de corrupción del representante de un Estado, efectuada directa o
indirectamente por otro Estado negociador.
4.2.10. Terminación.
Al contrario de los casos de nulidad, el origen de la extinción de los Tratados no está en ningún
vicio de consentimiento o en su incompatibilidad con normas esenciales del Derecho
internacional, sino, generalmente, en situaciones sobrevenidas cuando el Tratado conserva aún
su validez o en decisiones de las Partes, posteriores a su entrada en vigor.
La extinción o terminación de los Tratados puede ser debida a causas muy variadas. Para el
estudio de este apartado, diferenciaremos varios supuestos.
Conforme a las disposiciones del propio Tratado (art. 54.a del Convenio de Viena):
a. Por consentimiento de todas las Partes, después de consultar a los demás Estados
contratantes.
b. Por denuncia, siempre que conste la intención de las Partes en autorizarla o se deduzca de la
naturaleza del Tratado. Normalmente todo Tratado incorpora una cláusula de denuncia
unilateral que suele incluir las siguientes condiciones basadas en el principio de la buena fe y
en el respeto al resto de Partes en el Tratado:
o Notificación expresa al depositario o, en su ausencia, al resto de Partes en el Tratado.
o Preaviso de un cierto plazo temporal.
o Explicación de los motivos de la denuncia.
c. Por abrogación tácita. Cuando todas las Partes celebren posteriormente otro Tratado sobre la
misma materia y conste o se deduzca la intención de las Partes de regirse por el tratado
posterior. También en los casos en que los Tratados sean incompatibles o no aplicables
simultáneamente.
d. Violación grave. Como consecuencia de una violación grave del Tratado se faculta a la otra
Parte en los Tratados bilaterales y a las otras Partes unánimemente en los multilaterales para
darlo por terminado.
e. Imposibilidad de cumplimiento. Por imposibilidad de subsiguiente cumplimiento, como
consecuencia de la desaparición o destrucción definitivas de un objeto indispensable para
dicho fin.
f. Cambio fundamental de circunstancias. Por un cambio fundamental de las circunstancias
existentes en el momento de la celebración del Tratado no previsto por las Partes. Esta causa
es conocida como cláusula rebus sic stantibus y ha sido objeto de un amplio desarrollo y
debate doctrinal. En este caso deben darse las siguiente condiciones:
o Que la existencia de dichas circunstancias constituya una base esencial del
consentimiento.
o Que dicho cambio tenga por efecto modificar radicalmente las obligaciones que aún deben
cumplirse.
o Que el Tratado no establezca una frontera.
o Que el cambio de circunstancias no resulte de una violación de la Parte que lo alega.
g. Norma de ius cogens. La aparición de una nueva norma imperativa del Derecho internacional
general (ius cogens) hará que todo Tratado existente que se oponga a la misma se convierta
en nulo y se dé por terminado.
El término final. Es causa de terminación la llegada al término final, cuando el Tratado haya sido
estipulado para una duración determinada. No obstante, esta causa puede considerarse
englobada en la determinación conforme a las disposiciones del Tratado, prevista en el art. 54.a)
de la Convención.
La guerra. La guerra, como causa de terminación de los Tratados, ha sido una cuestión discutida
y que ha dado origen a una amplia bibliografía.
Conforme al proyecto elaborado por la Comisión de Derecho Internacional de la ONU relativo a
los efectos de un conflicto armado en los tratados entre Estados (cuando al menos uno de los
Estados es parte en el conflicto armado), el estallido de un conflicto armado no produce
necesariamente la terminación de los tratados ni la suspensión de su aplicación, ni entre los
Estados partes en el conflicto armado, ni entre un Estado parte en el conflicto armado y un tercer
Estado.
Según el art. 4 de dicho proyecto elaborado por la Comisión de Derecho Internacional de la ONU
“para determinar si un tratado es susceptible de terminación, retiro o suspensión en caso de
conflicto armado, deberá recurrirse a los arts. 31 y 32 de la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados (reglas de interpretación) y a la naturaleza y el alcance del conflicto
armado, los efectos del conflicto armado en el tratado, la materia objeto del tratado y el número
de partes en el tratado”.
Extinción del sujeto internacional. En los casos de extinción del sujeto internacional, los Tratados
quedarán afectados y en su mayor parte extinguidos. Por ejemplo, la desaparición de la antigua
Unión Soviética fue una de las causas alegadas por la Administración estadounidense para
denunciar unilateralmente, el 13 de diciembre de 2001, el Tratado de misiles antibalísticos de
1972.
No incluimos el estado de necesidad entre las circunstancias no contempladas en la Convención
de Viena como causa de terminación de los tratados. El estado de necesidad fue una causa
invocada en diversas ocasiones por la doctrina. Sin embargo, estamos ante una posible causa
de suspensión, pero no ante una causa de terminación de los tratados.