Está en la página 1de 6

Derecho constitucional internacional.

El Estado soberano ante el Derecho internacional: la independencia

Soberanía e independencia: el Estado soberano se caracteriza por no depender de ningún otro


orden jurídico estatal ni de ningún otro sujeto del Derecho internacional, dependiendo sólo del
Derecho internacional. Desde este punto de vista, la independencia puede ser considerada como
un aspecto básico de la proyección exterior de la soberanía.

El ejercicio de las competencias del Estado respecto de todas aquellas personas que se encuentren
bajo su jurisdicción debe respetar las reglas del Derecho internacional relativas a los derechos
humanos y a la especial protección debida a determinadas categorías de personas, aun
perteneciendo en principio al ámbito reservado de actividad estatal.

Principio de igualdad de los Estados. Una expresión concreta de la soberanía es la igualdad


soberana de los Estados, como uno de los principios rectores de la Organización Mundial. Aparece
recogido en la Resolución 2625 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la cual se indica
que todos los Estados “tienen iguales derechos e iguales deberes y son por igual miembros de la
comunidad internacional, pese a las diferencias de orden económico, social, político o de otra
índole”.

Unión de estado.

En los ámbitos del Derecho Constitucional y del Derecho Internacional hay dos formas de unión de
Estados: la unión personal y la unión real.

Existe unión personal si el gobernante de un Estado es, al mismo tiempo, gobernante de otro. O
sea si los órganos principales de gobierno de Estados diferentes tienen un titular común. Este tipo
de unión se produjo en las viejas monarquías cuando, en virtud de leyes sucesorias de coronas
distintas, una misma persona ocupó el trono de dos Estados, aunque éstos mantuvieron su propia
organización e independencia. En la actualidad no existen casos de unión personal. Ellas sólo
tienen un valor histórico. Como ejemplos del pasado pueden citarse a España y Alemania bajo
Carlos V (1520-1556), Inglaterra y Hannover (1714-1837) y Holanda y Luxemburgo (1815-1890).
Algunas de esas uniones se disolvieron por obra de las mismas leyes sucesorias que las
produjeron, que no permitían el reinado de las mujeres. En otros casos, en cambio, la unión
personal se transformó en unión real, como ocurrió con los reinos de Castilla y Aragón en España o
con Inglaterra y Escocia.

El Nacimiento, la Continuidad y la Extinción de la Personalidad Internacional del Estado.

El estado que reconoce espera y confía que el estado reconocido desempeñe su justo y adecuado
papel en la comunidad internacional y significa al mismo tiempo que el estado reconocido se
considera apto y capaz para desempeñar tal papel.

La doctrina de Acto del Estado consiste fundamentalmente en que los tribunales de un país no
debieran conocer de actos de gobierno de otra nación, realizados dentro de su propio territorio
por más que afecten a los nacionales del país del tribunal, aun cuando puede ir contra el orden
público del foro, o se encuentre que de alguna manera violan al derecho de gentes que se
presume existente.

Sucesión de estado.

La Sucesión de Estados se presenta por causa de que el Estado sufra alguna modificación territorial
de conformidad con el Derecho Internacional, Es decir, cuando de forma lícita un Estado pierde
territorio y otro Estado adquiere territorio. Es regulada y codificada, ya que al ser el Estado el
sujeto internacional por excelencia, las alteraciones o transformaciones que éste experimente, así
como los efectos jurídicos de ese proceso son de gran interés para la materia, este trabajo
demostrará esa importancia y su aplicación actual.

Inmunidad del estado.

La inmunidad es el derecho reconocido a cada Estado, en razón de su soberanía, a no ser


sometido a la potestad jurisdiccional de otro Estado. En otras palabras, la inmunidad de
jurisdicción del Estado puede definirse como el atributo de todo Estado soberano, que impide que
otros Estados ejerzan jurisdicción sobre los actos que realice en ejercicio de su potestad soberana,
o bien sobre los bienes de los cuales es titular o utiliza en ejercicio de dicha potestad soberana.

Tradicionalmente se ha considerado que el Estado posee inmunidad absoluta, criterio que ha sido
igualmente aceptado por los tribunales. Sin embargo, esta teoría ha evolucionado con el tiempo
dando paso cada vez más a la de la inmunidad relativa.

Por tanto, históricamente se diferencian dos etapas en el tratamiento acordado a los Estados
extranjeros para ser llevados a juicio ante los tribunales nacionales. Una primera etapa, hoy en
franco retroceso, reconoce lo que doctrinalmente se denomina “tesis tradicional de exención
incondicional del Estado extranjero de la propia jurisdicción” o “tesis de la inmunidad absoluta de
los Estados”, la cual considera que no es posible llevar ante los estrados judiciales nacionales a un
Estado extranjero a no ser que éste manifieste su consentimiento para ello, o dicho de otro modo,
renuncie al beneficio de la inmunidad de jurisdicción.

Reconocimiento de estado.

El reconocimiento consiste en una manifestación unilateral de voluntad de un Estado mediante la


que se reconoce la existencia de una determinada situación jurídica, tal y como sería el caso de la
existencia de un Estado, de un gobierno o de un comité de liberación nacional.

Una vez que el reconocimiento ha sido otorgado, el mismo no puede ser revocado. Una excepción
a este principio existe sólo cuando el reconocimiento ya no tiene más objeto alguno debido a que
el Estado o gobierno reconocidos han desaparecido.

Dos son las formas mediante las que se lleva a cabo el reconocimiento: Expreso y tácito. El
reconocimiento expreso se otorga mediante una declaración formal, escrita o verbal. El
reconocimiento tácito se lleva a cabo mediante actos que llevan implícita la voluntad de un Estado
de reconocer determinada situación, como por ejemplo, el establecimiento de relaciones
diplomáticas, el recibimiento del jefe de Estado o, la conclusión de tratados Internacionales
bilaterales.

Reconocimiento de gobierno.

El reconocimiento internacional es un derecho internacional con consecuencias jurídicas


nacionales e internacionales mediante el cual un sujeto de derecho internacional reconoce
un acto de otro semejante (Estado, gobierno, entre otros). El reconocimiento es expresado
por los Estados con el fin de reconocer comúnmente la existencia de otro Estado y/o de un
gobierno. El reconocimiento puede ser concedido expresa o tácitamente, por lo general de
una declaración del gobierno que reconoce.

El reconocimiento de gobierno podemos definirlo como la manifestación de voluntad que


hace un Estado o grupo de Estados mediante la cual verifica la constitucionalidad de un
gobierno o no, y que tiene como efecto la continuidad o no de las relaciones entre los
Estados.

Por ser el reconocimiento un acto político de carácter unilateral (aunque puede ser de carácter
colectivo, como ahora sucede con la Unión Europea), en algunos casos puede estar supeditado a
condicionamientos, lo que trae cierta perversión política en esta práctica.

Efectos del reconocimiento.

El reconocimiento de un nuevo Estado es el acto libre por el cual uno o más Estados admiten la
existencia, en un territorio definido, de una sociedad humana organizada políticamente,
independiente de cualquier otro Estado preexistente y capaz de respetar las obligaciones de
derecho internacional, y por el cual estos Estados manifiestan, por lo tanto, su intención en
considerarlo un miembro de la Comunidad Internacional. El reconocimiento tiene un efecto
declarativo. La existencia de un nuevo Estado, junto a todos los efectos jurídicos ligados a esa
existencia, no es afectada por la recusación en reconocerlo por uno o más Estados.

Otros sujetos de Derecho Internacional con base Territorial.

Actualmente, la gama de sujetos de derecho internacional es amplia y está en aumento: los


estados, las organizaciones internacionales, las organizaciones parecidas a las estatales (la Iglesia
católica, la Soberana Orden Militar de Malta), los pueblos que luchan por su liberación, el Comité
Internacional de la Cruz Roja .

9.1 Territorio no autónomos.

Se definen los Territorios No Autónomos como “territorios cuyos pueblos no hayan alcanzado
todavía la plenitud del gobierno propio”.
Declaración 1514 de la asamblea general de naciones unidas.
En 1960, la Asamblea General aprobó la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los
Países y Pueblos Coloniales (resolución 1514 de la Asamblea General), conocida también como la
Declaración sobre la Descolonización. En esa resolución, la Asamblea General, considerando el
importante papel que correspondía a las Naciones Unidas como medio de favorecer el
movimiento en pro de la independencia en los Territorios en Fideicomiso y en los Territorios No
Autónomos, proclamó solemnemente la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al
colonialismo en todas sus formas y manifestaciones, y en este contexto, declaró, entre otras cosas,
que todos los pueblos tenían el derecho de libre determinación.

Declaración 2625 de la Asamblea General de Naciones Unidas.

La Asamblea General,

Recordando sus resoluciones 1815 (XVII) de 18 de diciembre de 1962, 1966 (XVIII) de 16 de


diciembre de 1963, 2103 (XX) de 20 de diciembre de 1965, 2181 (XXI) de 12 de diciembre de 1966,
2327 (XXII) de 18 de diciembre de 1967, 2463 (XXIII) de 20 de diciembre de 1968 y 2533 (XXIV) de
8 de diciembre de 1969, en las que afirmó la importancia del desarrollo progresivo y la codificación
de los principios de Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la
cooperación entre los Estados, Habiendo examinado el informe del Comité Especial de los
principios de Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre
los Estados, que se reunió en Ginebra del 31 de marzo al 1º de mayo de 1970, Poniendo de relieve
la suprema importancia de la Carta de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz y la
seguridad internacionales y para el desarrollo de las relaciones de amistad y la cooperación entre
los Estados.

Estado de la ciudad del Vaticano.

El Estado de la Ciudad del Vaticano es universalmente reconocido como entidad soberana de


derecho público internacional, distinto de la Santa Sede, que es el órgano soberano de la Iglesia
católica. Sin embargo, están imbricados: en el Vaticano, el Papa y la Santa Sede desarrollan su
misión de gobierno de la Iglesia universal.

La forma de gobierno del Estado vaticano es la monarquía absoluta. Curiosamente, su rey, el Papa,
se elige por sufragio, pero limitado. Solo pueden votar los cardenales menores de 80 años.

El Estado de la Ciudad del Vaticano se encuentra en Roma, tiene una superficie de medio
kilómetro cuadrado y cuenta con unos 800 habitantes. Es el Estado más pequeño del mundo. Los
límites del Vaticano se definieron de acuerdo con el Estado italiano mediante los Pactos
Lateranenses, el 11 de febrero de 1929. Además, la comunidad internacional permite la
navegación marítima con buques propios, pese a que el Vaticano no tiene acceso directo al mar.

Partes beligerentes y pueblos con aspiraciones estatales.

Las Comunidades beligerantes o Insurrectos beligerantes son grupos insurrectos sujetos de


Derecho Internacional, a los que se ha reconocido el estatuto jurídico de beligerantes, ello implica
la existencia de una Guerra civil en la cual dichos insurrectos acceden al poder, desconociendo a la
autoridad gobernante, y controlando, además, una porción del territorio determinado, poseen un
gobierno propio, una fuerza militar y persiguen un fin político.
Cabe señalar que es el poder central quién les otorga el estatuto jurídico de beligerantes, con el
cual adquieren cierto grado de subjetividad internacional al constituirse en alguna medida como
sujetos de Derecho Internacional, liberándose así el Estado de “Responsabilidad Internacional” por
los actos cometidos por ellos (mientras el Estado no los declare beligerantes, tiene la obligación de
controlar a sus súbditos). Este reconocimiento tiene el efecto de dar a los terceros Estados la
posibilidad de acusar a dicha comunidad por los daños sufridos ante las organizaciones
internacionales pertinentes. Antes del reconocimiento, los terceros Estados deben observar
prescindencia, o sea la posibilidad de ayudar abierta o encubiertamente al Estado o a la
comunidad beligerante. Luego del reconocimiento los terceros Estados deben observar
neutralidad. El levantamiento en armas de parte de la población contra el gobierno establecido es
un asunto de jurisdicción interna si dicho gobierno controla la situación y responde por los daños
causados a otros estados.

También podría gustarte