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Uno de los aspectos a tener en cuenta es que los errores serán comunes, y quizás inevitables.
No obstante, esto no significa que la formación del coach no haya sido satisfactoria o que no
esté capacitado para ejercer la profesión.
Cabe apuntar que cada coach es libre de adaptar los conocimientos a su forma de hacer y de
ser. Partiendo de unos parámetros teóricos , puede adaptar su metodología tanto a nivel
conceptual como ético.
El experto deberá basar sus sesiones en un cuestionario hacia su cliente, desde la primera cita
hasta la última. Además, cada uno podrá incorporar o quitar las actividades o dinámicas que
crea convenientes.
A continuación, se mencionan unas pautas básicas para que el alumno tenga un sustento
desde el que partir para llevar a cabo sus sesiones de coaching.
Cabe apuntar que cada coach es libre de adaptar los conocimientos a su forma de hacer y de
ser. Partiendo de unos parámetros teóricos , puede adaptar su metodología tanto a nivel
conceptual como ético.
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iniciarse con esta dinámica.
El experto deberá basar sus sesiones en un cuestionario hacia su cliente, desde la primera cita
hasta la última. Además, cada uno podrá incorporar o quitar las actividades o dinámicas que
crea convenientes.
A continuación, se mencionan unas pautas básicas para que el alumno tenga un sustento
desde el que partir para llevar a cabo sus sesiones de coaching.
6.1.1. Metodología
● agobio;
● victimismo;
● objetivos mal definidos;
● agotamiento mental.
Todos estos estados desembocan en el bloqueo del individuo . Este puede ser tanto
emocional como de actuación. Sea cual sea, el coach debe proporcionar las herramientas al
individuo para que encuentre la solución.
A continuación, se mencionan las principales recomendaciones que debe seguir el coach para
ayudar al coachee frente a cada uno de los estados:
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● Objetivos mal definidos. El coach debe:
● ayudar a definir metas de forma clara y accesible para el coachee;
● preguntar para determinar si los objetivos son o no estimulantes y motivadores para el
cliente.
● Agotamiento mental. El coach debe:
● animar al coachee a darse un descanso mental cuando sea necesario;
● ayudarle a planificar dicho descanso de forma que se sienta cómodo y relajado.
El contenido educativo de este capítulo se basa en las ideas expresadas por los expertos en
coaching Perry Zeus y Suzanne Skiffington (2007).
Las primeras reuniones entre coach y coachee sirven para establecer un plan de acción. Para
ello, se analizarán las razones y necesidades que tiene el cliente y que le han llevado a
contratar una asesoría de coaching.
El profesional de esta disciplina debe plantearse una serie de cuestiones antes de tener la
primera reunión con su cliente. El coach debe tener claro su objetivo y valorar, después del
encuentro, si el coachee está dispuesto a cambiar sus patrones y hábitos.
El coach también debe plantear soluciones o, mejor dicho, objetivos que vayan guiando al
coachee durante el proceso. Estas son algunas de sus funciones:
La primera sesión suele ser una de las más complejas debido a la actitud del coachee, que
puede experimentar cierto grado de ansiedad por lo que supone este proceso para él. Debe
sentir que puede mostrarse sin filtros. Debido a ello, es necesario que el coach prepare una
buena entrevista inicial, teniendo en cuenta los miedos y las inseguridades del cliente.
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El profesional debe estar debidamente formado y conocer al cien por cien las técnicas y
aspectos prácticos de la disciplina. Estos conocimientos le permitirán abordar con seguridad la
primera sesión y transmitir confianza al coachee.
Durante el primer encuentro entre ambos es importante analizar qué tipo de cliente es el que
acude a recibir los servicios profesionales. Es decir, el coach deberá analizar los rasgos de la
personalidad del coachee , así como su perfil relacional, tanto en el trabajo como en otros
ámbitos de su vida.
El contrato
En esta segunda fase de planificación de la acción, el coach y el coachee deben analizar los
primeros resultados del proceso introductorio. Es entonces cuando se establecen los objetivos
finales a nivel personal u organizativo, bien si se trata de un cliente individual o empresarial.
El coach también debe animar al cliente a compartir sus logros y vivencias con las personas de
su entorno, ya sean familiares, amigos o compañeros de trabajo. De esta manera, el coachee
demuestra su compromiso con el proceso.
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Según Zeus y Skiffington (2007), y siguiendo con la base mayéutica del coaching y su dinámica
pregunta-respuesta, estas son algunas de las cuestiones que se podrían incluir en el plan
de acción:
En el ciclo de coaching, la tercera fase del proceso, da comienzo la acción. Las estrategias
se empiezan a aplicar y el coachee va descubriendo, paso a paso, las cualidades y aptitudes
que le son propias y que va desarrollando. Durante esta etapa, el coach y su cliente se reúnen
a solas y trabajan situaciones reales.
El entrenador facilita al cliente las herramientas y estrategias necesarias para que este pueda
desarrollar, de forma óptima respecto a su objetivo, todas y cada una de sus cualidades. La
dinámica debe basarse en la simulación de situaciones reales en las que el coachee deberá
aplicar los métodos proporcionados por el profesional.
Para valorar si la sesión ha sido satisfactoria, se debe tener en cuenta que el profesional tiene
más facilidad conforme va adquiriendo experiencia. No obstante, Zeus y Skiffington (2007)
determinan los indicadores que pueden observarse en la tabla 1.
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6.2.4. Fase IV: evaluación y seguimiento
El coach debe evaluar, es decir analizar y observar, de forma constante a su cliente, pues de
esta forma podrá conocer la progresión de este durante el proceso y determinar si su avance
es real o no. Cabe destacar que esta evaluación es para el profesional y no para el cliente, por
lo que el coachee no debe sentirse presionado durante el procedimiento.
Uno de los métodos más conocidos consiste en que el entrenador y el cliente pacten una
metodología para evaluar el proceso. Es indispensable que, independientemente de cuál sea,
permita apreciar el cambio del coachee.
Pese a que este punto puede ser algo complejo y adaptativo, hay aspectos que es
indispensable analizar durante la evaluación:
La respuesta a estos puntos puede facilitar al profesional del coaching el saber si las sesiones
han llegado a su fin o no. Por este motivo, es recomendable programar frecuentemente estos
encuentros evaluadores, para concretar resultados.
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6.3. PREDISPOSICIÓN DE AVANZAR DEL
COACHEE
Si por algo se caracteriza el éxito de los procesos de coaching es por la voluntad del coachee
. La predisposición del cliente ante el proceso es clave, ya que, aunque la metodología esté
bien pautada y el profesional tenga mucha experiencia, el procedimiento no funcionará a
menos que el cliente esté motivado y dispuesto a avanzar.
El proceso de coaching debe ayudar al cliente a adquirir consciencia tanto de sus límites como
de sus potenciales. Por este motivo, a continuación, se exponen las condiciones que facilitan el
Las condiciones que facilitan el progreso se conocen como catalizadores de avances. Estos
indicadores varían en función del individuo.
Hay que tener en cuenta que estos condicionantes pueden suponer tanto una gran oportunidad
de avance para el coachee como un freno absoluto. El cambio de un foco a otro dependerá de
la actitud del cliente. A continuación, se exponen los principales catalizadores de avances:
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Los catalizadores paralizantes provocan un freno de los avances. Como los anteriores, estos
catalizadores están directamente relacionados con el coachee.
No obstante, a diferencia de ellos, están conectados con los patrones y la educación del
cliente. Las ideas rígidas no suelen permitir el avance. Los principales catalizadores
paralizantes son:
Los conocimientos que otorga esta disciplina permiten a los clientes manejar de forma
adaptativa la incertidumbre que experimentan durante el proceso. De este modo, el coachee
entiende que la vida es, en sí misma, un aprendizaje.
La coach profesional Viviane Launer (2011) afirma que el aprendizaje consiste en agrupar
todos los conocimientos previos e iniciales de una persona, transformarlos, y adquirir otros
nuevos.
Aprendizaje cero
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están estancados y lastrados.
Este “no aprendizaje” es frecuente y se identifica observando las respuestas de los coachees
durante las sesiones. Los individuos, en estos casos, tienen fijadas en su mente unas
respuestas que, ya sean adecuadas o no, no permiten correcciones ni cambios.
Aprendizaje I
Adquirir esta consciencia es posible con una perspectiva positiva, tanto por parte del coach
como del propio cliente, y también con la aplicación de técnicas básicas de coaching. Este
nivel constituye el centro de atención del procedimiento.
Aprendizaje II
Dicho de otra forma, implica una transformación en el conjunto de alternativas entre las
que el cliente elige. Cuando se sabe conducir un coche, por ejemplo, ya se sabe conducir
cualquier modelo.
Aprendizaje III
Mientras que en el nivel anterior el cambio era correctivo, en el nivel de aprendizaje III es
evolutivo. Se caracteriza por las alteraciones representativas en el individuo o en el grupo, en
su forma de actuar y de pensar. Tanto la mente como la acción cambian en este nivel.
Para el antropólogo Gregory Bateson, el individuo necesita acceder al nivel III de aprendizaje al
enfrentarse a contradicciones, crisis y bloqueos derivados del nivel II. En esta etapa se
sitúan la creación artística y los descubrimientos científicos.
Aprendizaje IV
Gregory Bateson considera que el nivel de aprendizaje IV solo puede ser alcanzado por un
grupo o por la especie en conjunto, ya que es imposible acceder a él de manera individual.
Este nivel lleva a unas formas de comportamiento totalmente nuevas, sin encaje en el sistema
sociocultural vigente. Como modalidad realmente revolucionaria en cuanto a aprendizaje,
implicaría la creación de arquetipos o sistemas de comportamiento nuevos al cien por cien.
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El proceso de coaching se desarrollará mediante diferentes sesiones con una duración
aproximada de 60 minutos . El número total dependerá de los objetivos, aunque suelen ser
suficientes entre unas 8 o 9 sesiones.
El fin de la terapia puede llegar en distintos tempos, todo depende del coachee y de su camino.
Hay casos que pueden durar un año, mientras que otros pueden prolongarse hasta cinco.
El psicólogo y fundador de Leading Group, Leonardo Wolk (2007), determina que la etapa de
reflexión final y cierre es la última del proceso de coaching.
Wolk (2007) apunta que, en la práctica, la distinción entre las distintas etapas del coaching no
está tan clara. Dependerá del ritmo y de las circunstancias de cada sesión con el coachee. Por
ello, el coach debe ir adaptando y dirigiendo el proceso en base al feedback recibido por parte
del cliente.
Según el informe de Alicia M. Hullinger y Joel A. DiGirolamo (2018) para la ICF, la derivación
será necesaria cuando la investigación del coach muestre que:
En este mismo informe, se pone en relieve el papel del coach como observador externo
. Mostrar interés y apoyo a los clientes puede ser un factor decisivo para las personas que
están pasando por dificultades y, especialmente, para las que no están dispuestas a pedir
ayuda.
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Las principales señales y/o problemas comunes de salud mental que pueden presentar
los clientes, y que deben identificar los coaches para derivarlos, son:
● ansiedad;
● depresión;
● trastornos de alimentación;
● trastorno de estrés postraumático (siglas TEPT en español y PTSD en inglés);
● abuso de sustancias o adicción;
● ideas suicidas;
● desórdenes del pensamiento;
● cambios marcados en el humor como irritabilidad, cólera, ansiedad, o tristeza;
● disminución del rendimiento en el trabajo o la escuela;
● abandono de relaciones sociales y actividades;
● cambios en el peso y en el aspecto, incluyendo la negligencia en la higiene personal;
● alteraciones en el sueño, ya sea quedarse dormido, dormir demasiado, padecer insomnio o
tener dificultades para despertarse.
La metodología recomendada por la ICF para que el coach derive a los clientes a otros
profesionales médicos es la siguiente (Hullinger y DiGirolamo, 2018):
La ICF establece una síntesis, que se puede observar en la tabla 2, para que los coaches
puedan saber cuándo, cómo y por qué actuar ante una posible crisis psicológica o psiquiátrica
de uno de sus clientes.
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RESUMEN
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● El proceso de aprendizaje en el coaching no es solo labor del cliente. El entrenador
primerizo también debe practicar y resolver dudas sobre su metodología a medida que va
aplicando los conocimientos teóricos adquiridos.
● La base sistémica del coaching se centra en el diálogo y en la pregunta/respuesta entre
coach y coachee. Así pues, el procedimiento deberá iniciarse con esta dinámica.
● Según la universidad colombiana EAFIT, la metodología del coaching se divide en siete
puntos o fases: observación, toma de conciencia, objetivos, actuación, evaluación,
compromiso y motivación.
● Los sentimientos, estados de ánimo y problemáticas que se abordan frecuentemente en las
sesiones de coaching son: agobio, victimismo, objetivos mal definidos y agotamiento
mental.
● El desarrollo de una sesión de coaching se organiza en cuatro fases:
● Fase I: establecer la relación de coaching.
● Fase II: planificar la acción.
● Fase III: ciclo de coaching.
● Fase IV: evaluación y seguimiento.
● Existen dos catalizadores que influyen en el éxito de las sesiones:
● Catalizadores de avances. Son las condiciones que facilitan el proceso y varían en
función del individuo. Pueden suponer tanto una gran oportunidad de avance como un
freno absoluto.
● Catalizadores paralizantes. Provocan un freno de los avances. Están conectados con
los patrones y con la educación del cliente.
● Según el antropólogo y lingüista estadounidense Gregory Bateson, los aprendizajes se
dividen en cinco niveles: aprendizaje cero, aprendizaje I, aprendizaje II, aprendizaje III y
aprendizaje IV.
● El proceso de coaching se desarrolla mediante diferentes sesiones con una duración
aproximada de 60 minutos. El número total dependerá de los objetivos, aunque suelen ser
suficientes entre unas 8 o 9 sesiones.
● Si los clientes muestran síntomas de alguna patología o trastorno psicológico o
psiquiátrico, se debe poner fin a las sesiones de coaching y derivarlos a los profesionales
correspondientes.
● La Unidad de Primeros Auxilios de Salud Mental establece el siguiente plan de acción para
derivar a un coachee:
AUTOEVALUACIÓN
Contesta las siguientes preguntas y practica las bases teóricas de este capítulo. No olvides
analizar y responder de acuerdo a lo que entendiste.
SOLUCIONARIO
1. Según la EAFIT, ¿cuáles son las fases del proceso de coaching?
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La metodología del coaching se divide en siete puntos o fases: observación, toma de
conciencia, objetivos, actuación, evaluación, compromiso y motivación.
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