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TEMA 8.

EL SISTEMA JURÍDICO

1. LA VIDA DE LAS NORMAS JURÍDICAS: CREACIÓN, APLICACIÓN Y EXTINCIÓN

El derecho esta formado por una gran diversidad de normas cuya finalidad ultima es ordenar
pacíficamente las relaciones sociales. Para que el derecho pueda cumplir este propósito, tiene
que adaptarse a los cambios que se producen en la vida social, por eso el derecho está en
transformación permanente. Como dice Kelsen, el derecho se encuentra en u proceso de
creación constantemente renovado. Se trata de una realidad dinámica, cuyas normas al igual q
las células de un organismo vivo, nacen, desarrollan su vida y finalmente mueren, siendo
sustituidas por otras.
Dicho más tecnicamente, el trayecto de las normas a lo largo del tiempo, cabe distinguir tres
etapas: la de su creación y entrada en vigor; la de su cumplimiento y aplicación; la de su
extinción o pérdida de vigencia.

La etapa de su creación y entrada en vigor se corresponde con un proceso que se inicia


cuando se advierte la necesidad de introducir disposiciones tendentes a resolver algunos
problemas sociales. El proceso finaliza cuando las nuevas regulaciones son aprobadas
formalmente por las personas u órganos autorizados. Se convierten así en normas jurídicas
válidas.
La entrada en vigor de las normas supone que pasan a formar parte del derecho positivo
vigente.
RECASENS distingue dos formas de producción de normas jurídicas:la forma orginaria y la
derivativa.
La forma originaria es la que tiene lugar cuando se prescinde del procedimiento de creación de
normas previsto por el derecho y se dictan nuevas normas al margen de la legalidad vigente, al
amparo de un nuevo poder constituyente. Se trata por lo tanto de un ruptura del derecho
vigente hasta ese momento, que puede deberse al estallido de una revolución que acaba
triunfando o un golpe de estado exitoso.
La forma derivativa tiene lugar cuando se dictan nuevas normas con arreglo a lo establecido
por un ordenamiento jurídico ya constituido, es decir, mediante los órganos y procedimientos
autorizados.

La etapa de su cumplimiento y aplicación:


Abarca el periodo en que las normas gozan de vigor jurídico, es decir, su intevalo de vigencia.
En este periodo producen los efectos que le son propios, obligando a los ciudadanos y jueces.
Estos tienen que aplicar las normas. Normalmente los ciudadanos se las aplican primero a sí
mismos cuando las utilizan como pautas orientadoras de su conducta, cumpliéndalas de forma
voluntaria, sin que sea necesaria la intervención coactiva del estado. Solo cuando se produce la
infracción de las normas, su aplicación pasa a ser tarea de los órganos jurisdiccionales, es decir,
jueces y tribunales de justicia.

La aplicación judicial del Derecho consiste en la especificación, para cada conflicto jurídico, del
contenido genérico de las normas jurídicas, normas que se pueden aplicar una y mil veces
durante su intervalo de vigencia.

La fase de pérdida de vigencia de las normas jurídicas.

Se pueden extingir por derrogación o por desuso.


En el caso de la derrogación, el propio derecho a través de una de sus normas pone fin a la
validez de otra. Esta sería la derrogación expresa, pero también puede ser tácita. Esta se
produce cuando se dicta una nueva norma juridica que regula la misma materia que ya
regulaba otra norma anterior. Si ambas son incompatibles, la más antigua se considerará
tácitamente derrogada.

El desuso se produce cuando una norma teóricamente válida, pierde su efectividad, en el


sentido que los ciudadanos dejan de cumplirla y los jueces dejan de aplicarla. Cuando esto
ocurre durante largo tiempo, la norma que ha caído en desuso deja de estar vigente. Muchos
autores ponen en duda que las normas juricidas se puedan extinguir por desuso. Es más en
muchos oredenamientos hay disposiciones que prohíben que sus normas puedan extinguirse
por desuso, inobservancia o costumbre contraria. Con esto, el legislador trata de asegurar la
permanencia de su obra. El problema es que el legislador no puede dictarle normas a la lógica
de las cosas que tienen sus propias leyes, según la cual una norma que ha caido en desuso y
que es inefectiva, es una norma que no está vigente. Se trata de una cuestión de hecho, no de
derecho, ya que no depende de la voluntad del legislador, sino de lo que ocurre realmente.

No solo las normas jurídicas pasan por estas tres etapas, sino que también lo hacen los usos
sociales y la moral. Lo peculiar del derecho es que regula las tres fases. Esta tendencia a la
autoregulación es uno de los rasgos más característicos del sistema jurídico.

LA AUTOREGULACIÓN DEL DERECHO Y LA IDEA DEL ORDEN JURÍDICO COMO SISTEMA

Todas las normas que integran cualquier odenamiento jurídico están relacionadas unas con
otras. Luego el derecho no es un simple amontonamiento de normas sin conexión, sino una
especia de mecanisma articulado, y es esto lo que entendemos por sistema: un conjunto de
elementos que dependen unos de otros formando una unidad ordenada.

Puede afirmarse que un sistema es la suma de un conjunto y una estructura. Un conjunto


puede estar formado por una serie de elementos que no tengan ninguna relación entre sí. Por
ejemplo un conjunto formado por una tiza, un zapato y un microfono no sería un sistema, ya
que no existe relación entre ellos. Sin embargo, el conjunto formado por todos los numeros
naturales sí sería un sistema, ya que existe una relación de sucesión formando así una
unificación.

Si el derecho es un sistema de normas, tendrá que haber alguna relación entre ellas que los
unifique. En qué consiste esta relación?

La respuesta iusnaturalista concibe que esta relación es de derivación lógica. El derecho,


empezando por el derecho natural, es el conjunto de normas que se pueden deducir de ciertos
axiomas o principios de justicia que resultan evidentes para la razón humana. Una vez
identificados, como el principio de que se debe hacer el bien y evitar el mal, se pueden deducir
otros principios más concretos que. A su vez se pueden concretar en otras disposiciones más
detalladas. Así sucesivamente hasta formar un ordenamiento jurídico completo.

HUGO GROCIO, jurista y filóso de los SXVI y parte del XVII, partía del valor evidente de la
sociabilidad humana. Deduce que todo aquello que perturbe la convivencia social pacifica
debe ser prohibido. Una de las cosas que más la perturba según Grocio es el incumplimiento
de la palabra dada, de los contratos o acuerdos.
Luego es un principio del derecho natural que los pactos deben respetarse ``pacta sunt
servanda´´ y por lo tanto también se deben cumplir los contratos. Luego si existe un contrato
de compraventa, el vendedor tiene la ovligacion de entrgar el objeto de compraventa y el
comprador de pagar su precio.

De esto modo, por simple deducción lógica, Grocio va construyendo un sistema jurídico
completo. Todas las conclusiones que puedan extraerse de los principios válidos son normas
juridicas válidas.

El incoveniente de esta concepción es que olvida o ignora la importancia que tienen las
decisiones de las autoridades jurídicas competentes.

Puede ser que la moral esté constituida por un conjunto de normas o principios que se
deducen unos de otros, pero el derecho es algo diferente. Es cierto que las normas de
cualquier sistema tienden a ser coherentes en cuanto su contenido. También es cierto que en
las normas juridicas inferiores, el contenido suele derivarse las superiores. No es menos cierto
que la validez de muchas normas depende de su procedencia de una fuente autorizada para
crear derecho.

La segunda respuesta, la típicamente positivista, supone que la relacion entre las normas de
un sistema juridico es genética. Estan relacionadas por su origen, de manera que unas regulan
la forma de producción de las otras.

En esta respuesta se basa la teoría de la construccion escalonada del orden jurídico creada por
Adolph MERKL, pero impulsada por KELSEN. Dice que no todas las normas se encuentran en un
mismo plano, sino que están jerarquizadas, siendo reguladas unas por otras superiores.
Claramente, tiene que terminar en una norma última que kelsen denomina grundnorm.

Esta construcción suele representarse gráficamente mediante una pirámide, ``pirámide


kelseniana´´.

En la cúspide encontramos la grundnorm, la norma suprema de orden jurídico, superior incluso


a la constitución.

Por debajo de la consitución econtramos las leyes, que son normas jurídicas dictadas por el
poder legislativo ordinario del Estado, es decir, interpretaciones de la constitución. La
constitución regula el procedimiento de creación de las leyes

Por debajo encontramos los reglamentos, normas dictadas por el poder ejecutivo del estado.
Son aplicaciones de las leyes.

En el escalón inferior, Kelsen sitúa a los negocios jurídicos, como los contratos, que son normas
particulares porque obligan a las partes contratantes.

Después se sitúan las decisiones judiciales, también normas individuales ya que imponen
deberes y conceden derechos a las partes litigantes.

Finalmente, en la base se sitúan los actos de ejecución, realizados por particulares o


autoridades públicas.
Esta concepción escalonada del sistema jurídico representa un complejo sistema de normas
ordenado a partir de relaciones de dependencia, en el sentido de que la validez de las normas
de cada escalón de la pirámide se apoya en la validez de las normas de un escalón superior. Así
hasta llegar a la norma fundamental, grundnorm, cuya validez no puede apoyarse en una
superior y en consecuencia, debe presuponerse.

Si nos preguntamos, dice Kelsen, por qué razón es válida una sentencia que ordena el ingreso
en prisión de un homicida, responderemos que es válida por que se apoya en una norma
jurídica superior, la que regula el homicidio.

Si nos preguntamos por qué el código penal es válido diremos que se apoya en una norma
válida jurídica superior la constitución. El problema comienza cuando nos preguntamos por
qué es válida la constitución.

Un positivista radical respondería que es válida ya que ha sido impuesta por el soberano.
Kelsen rechaza esta solución. En su opinión, la validez de una norma, y por lo tanto su
obligatoriedad, solo puede fundamentarse en otra norma y no en un mero hecho. Del ser no
puede derivarse el deber ser. Ahora bien, la voluntad del soberano que establece la
constitución es un mero hecho, por lo tanto no pude validar la constitución.

Dado que por encima de la norma fundamental ya no existen más normas jurídicas positivas,
Kelsen se ve obligado a postular la existencia de una, que es la grundnorm.

Es fácil advertir que esta teoría del Kelsen es un tanto artificiosa, y sin duda es el punto débil
de su concepción del sistema jurídico. El problema radica en que el positivismo jurídico nunca
ha sido capaz de explicar cuál es el fundamento último del deber jurídico.

En resumen, la norma fundamental cumple la única función de fundamentar la validez de la


constitución, de manera que sea capaz de generar verdaderos deberes jurídicos.
Indirectamente fundamenta la validez de todas las normas que se derivan de la constitución,
es decir, todas las normas restantes del orden jurídico, que quedan relacionadas por un vínculo
de dependencia.

Una tercera respuesta sostiene que se trata de una relación de conexión o dependencia
recíproca. Similar a la existente entre los órganos de un ser vivo. Es la que inspira una nueva
concepción del sistema jurídico que no es ni iusnaturalista ni positivista, sino más bien
postpositivista.

Se trata de la concepción reticular del sistema jurídico, que lo representa no como una
pirámide, sino como una red.

En España, ha defendido esta concepción entre otros, ALEJANDRO NIETO, en un libro ``crítica
de la razón jurídica´´. Antes había defendido esta concepción SANTIAGO MUÑOZ MACHADO.

En último término se basa en la sociología, concretamente en la teoría de los sistemas que a su


vez se inspira en la biología. Es un hecho fácilmente observable que muchas veces las normas
jurídicas inferiores, creadas conforme al procedimiento establecido en otras normas
superiores, influyen a su vez e las normas superiores y delimitan su verdadero alcance. Este
fenómeno inspira la concepción reticular del sistema jurídico, cuyos elementos normativos se
relacionan unos con otros en una pluralidad de sentidos y direcciones.
Pueden identificarse cuatro grandes nudos o bloques normativos, coincidiendo cada uno con
un agente social que opera en ellos. Estos son los legisladores, en el caso de la ley; los jueces
en la jurisprudencia de tribunales; juristas teóricos en la doctrina científica; y ciudadanos
particulares en caso de los negocios jurídicos. Estos agentes sociales se relacionan unos con
otros de forma interactiva, de manera que cada uno influye en los demás y se ve influido por
ellos.

Los legisladores influyen en los jueces, cuyas decisiones, que forman la jurisprudencia, deben
aplicar la ley. También influyen en la actividad de los ciudadanos particulares, cuyos acuerdos,
contratos y negocios jurídicos en general, deben ajustarse a la ley. Por último influyen en los
juristas teóricos, quienes a la hora de elaborar su doctrina utilizan la ley como punto de
partida. La ley influye en todos los demás, pero es recíproca.

Los jueces también influyen en las leyes y delimitan su verdadero alcance, ya que antes de
aplicar las leyes, los jueces tienen que interpretarlas, estableciendo así su verdadero
significado. Además pueden determinar la operatividad real de las leyes, es decir, su vigencia,
según las aplique íntegramente, solo en parte, o directamente no las aplique. Si los jueces
dejan de aplicar una ley, esta perderá su efectividad y caerá en desuso. También influye en los
juristas teóricos, que al elaborar la doctrina también tienen en cuenta la jurisprudencia.
Finalmente, influyen en la actividad jurídica de los particulares, ya que los negocios jurídicos
con frecuencia generan conflictos que terminan ante los tribunales de justicia. Por lo tanto, las
decisiones judiciales dan a los negocios jurídicos su configuración definitiva.

Los juristas teóricos, influyen en los legisladores, jueces y particulares que actuan a través de
sus abogados. Todos ellos utilizan sus construcciones teóricas, su doctrina.

Finalmente, los ciudadanos particulares influyen en todos los anteriores ya que estos están
muy atentos a la hora de realizar su trabajo en determinados aspectos sociales: las
aspiraciones, ideales...

Demostramos así la estrecha conexión y dependencia pluridireccional y abierta que existe


entre los puntos de la red que representa el sistema jurídico en la concepción reticular, a
diferencia de la concepción piramidal de Kelsen, que lo presenta como un sistema de normas
unidireccional y cerrado.

Por lo tanto, una gran diferencia se encuentra en la unidireccionalidad o pluridireccionalidad


del sistema. La unidireccionalidad de la concepción piramidal se debe a que en este caso todas
las normas dependen de normas superiores. La cadena de validez resultante procede de arriba
abajo, de forma unidireccional.

Para ALEJANDRO NIETO la imagen de una red refleja la compleja estructura del sistema
jurídico de forma más fiel a la vida jurídica real, mientras que la visión de Kelsen le resulta
demasiado simple.

Otra diferencia es la que afecta al carácter abierto o cerrado del sistema jurídico.

La concepción piramidal representa un sistema de normas cerrado, cada norma depende de


una norma superior y no de la realidad social. Por el contrario, la concepción reticular
representa un sistema abierto en el que los diferentes elementos reciben la influencia
constante de factores externos al derecho. La ley recibe influencia de creencias morales
socialmente dominantes, así como de las ideologías o intereses económicos. Lo mismo sucede
con las decisiones de los jueces, influenciados por las presiones de gobernantes y la opinión
pública. Al igual que los juristas teóricos y ciudadanos particulares. La apertura del sistema a
todas estos factores asgura su supervivencia ya que impide que se fosilice y lo capacita para
adaptarse a los cambios sociales que se producen de forma incesante.

Como conclusión, podemos afirmar que en el sistema jurídico se combinan las tres clases de
relaciones entre las normas: de coherencia en cuanto al contenido de las normas, ya que todo
orden jurídico rechaza las contradicciones; relaciones de dependencia genética entre las
normas, ya que unas regulan la creación de otras; relaciones de dependencia recíproca de las
normas enrte sí y de las normas con el contexto exterior al sistema jurídico.

Por lo tanto lo que dota de unidad a todas las normas del sistema jurídico es una relación
compleja que combina los elementos previamente mecionados.

PROBLEMAS QUE PLANTEA A CONCEPCIÓN DE DERECHO COMO SISTEMA: LAGUNAS Y


ANTONIMIAS

Existen tres condiciones que debe complir todo sistema normativo: unidad, compleción y
coherencia.

La unidad, ya que el derecho es un sistema de normas cuyos elementos están relacionados


unos con otras formando una estructura unitaria. Esta unidad se basa en diferentes aspectos
según diferentes opiniones:

Para algunos autores, positivistas en su mayoria, esta estructura unitaria adopta la forma de
una pirámide integrada por normas ordenads jerárquicamente. Para otros, especialmente
postpositivistas, adopta la forma de una red cuyos principales nudos dependen unos de otros.

Para los primeros, se trata de una estructura independiente y cerrada en sí misma. Para los
postpositivistas es una estructura abierta a factores como la sociedad, religión, economía...

La compleción: se dice que un orden jurídico es o está completo cuando los jueces pueden
encontrar en él normas suficientes para resolver todos los casos que se les presenten.

Si por el contrario, un orden jurídico carece de normas para resolver problemas no previstos
por el legislador, se dice que tiene LAGUNAS. La compleción consiste por lo tanto en la
carencia de lagunas. Hay que preguntarse si el sistema jurídico es completo o tiene lagunas, y
en el caso de que las tenga, se trata de un problema irresoluble para el Derecho, o algo que sí
puede resolverse ya que cuenta con elementos que permiten rellenar esos huecos.

El derecho dispone de recursos que permiten a los jueces completar sus lagunas, luego, al
menos potencialmente, el derecho es un orden de normas completo. Cumple el requisito de la
compleción.

La práctica jurídica nos ofrece una buena prueba de que efectivamente el derecho es
completo, ya que ni uno solo de los innumerables casos que se presentan ante los tribunales
de justicia queda sin resolver.

Como dice R.VON IHERING, no hay lagunas en el derecho, solo en su conocimiento. Quiere
decir que no hay lagunas cuando se concome bien el derecho y se sabe explotar a fondo. Las
lagunas están solo en la mente de los malos juristas, que tienen un conocimiento insuficiente
del derecho. Es una forma un tanto radical de decir que las lagunas del derecho son solo
aparentes, ya que el derecho cuenta con recursos que permite eliminarlas.

Antes de examinar estos instrumentos, profundizaremos más en el concepto de las lagunas del
derecho, esos vacíos normativos que existen a veces en las leyes u otras disposiciones
jurídicas.

Para aclarar este concepto, es útil examinar sus diferentes clases. Distingue entre lagunas
normativas o reales y lagunas axiológicas o ideológicas:

Las normativas son aquellas que se manifiestan cuando el derecho carece de respuesta para
resolver determinados casos no previstos por el legislador; las axiológicas se manifiestan
cuando el orden jurídico ofrece una solución clara para un caso, pero que se considera
inoportuna o injusta. Si la propuesta se considera injusta porque colisiona con los ideales de
justicia del juez, entonces no tendríamos aquí una verdadera laguna del derecho, sino una
meramente ideológica. Pero si la solución prevista por la norma se considera injusta porque
colisiona con los principios de justicia proclamados por el propio legislador, entonces sí existiría
una verdadera laguna del derecho.

Si profundizamos más en la idea de la laguna ideológica, podemos añadir que se produce


cuando un caso encaja en el supuesto de hecho de una norma jurídica. Si el caso cuenta con
características particulares, Partes relevantes que si hubieran sido conocidas por el legislador,
seguramente le habría dado al caso una solución diferente.

Al contrario de lo que suele pensarse, este tipo de lagunas no son siempre meros desacuerdos
con los ideales de justicia plasmados en el derecho, sino que a veces son ausencias de
regulación, no totales, pero sí parciales, que hacen inadecuada la solución prevista por las
normas jurídicas para determinados casos.

Otra clasificación relevante es la que distingue entre lagunas de la ley y lagunas del derecho:

Las primeras afectan a la ley, y se pueden rellenar recurriendo a las otras fuentes del derecho,
como los principios generales del derecho o a través de los precedentes judiciales, en aquellos
sistemas que los admitan.

La lagunas del derecho afectan al orden jurídico en su conjunto y se manifiestan cuando éste
carece de respuesta para un conflicto jurídico determinado. Muchos autores están de acuerdo
en que las lagunas del derecho son prácticamente inconcebibles en un derecho moderno y
desarrollado, ya que éste dispone de numerosos recursos para resolver cualquier problema
jurídico. Por ejemplo a través de los principios generales del derecho, que son pautas muy
genéricas cuya flexibilidad es casi ilimitada.

Otra clasificación es la que distingue entre lagunas subjetivas y lagunas objetivas:

Las subjetivas son causadas por un sujeto determinado, normalmente el legislador y tienen su
origen en su actuación, quién consciente o inconscientemente (por error) deja materias sin
regular.

La mayor parte de las lagunas conscientes son lo que se conoce como lagunas técnicas que se
manifiestan cuando el legislador se remite a una norma que no existe. Por ejemplo, el artículo
125 de la Constitución reconoce a todos los españoles el derecho a participar en la
administración de justicia a través de la institución del jurado.

El problema es que esta ley se promulgó en 1995, desde el 1978 cuando se aprueba la
constitución, existió una evidente laguna técnica.

También se consideran lagunas técnicas las indeterminaciones provocadas por el hecho de que
algunas leyes se limitan a establecer un marco de regulación general y delegan en los jueces u
otras autoridades jurídicas la tarea de concretar esa regulación en cada caso.

En cuanto a las lagunas objetivas son aquellas que no son culpa del legislador, sino del paso del
tiempo, al desfase entre el derecho y la realidad social, que viene provocado por su dinamismo
constante, que genera problemas no previstos previamente por el legislador.

Otra clasificación distingue entre lagunas primarias y lagunas secundarias

Las primarias surgen simultáneamente a las leyes que las contienen, mientras que las
secundarias son sobrevenidas, es decir, no estaban presentes en la ley en el momento de su
promulgación, sino que se manifiestan posteriormente, a causa de la evolución tecnológica y
científica.

Para terminar con las clases de lagunas, distinguimos entre lagunas exteriores a la ley (praeter
legem) internas a la ley (intra legem) o externas a la ley (extra legem)

Las primeras se producen por una regulación tan minuciosa que no incluye supuestos que
debería incluir.

Las interiores son contrarias a las anteriores, se manifiestan cuando la regulación de una
norma jurñidica es demasiado genérica y no distingue supuestos que merecerían una
regulación diferenciada. Norma que prohíbe acceso de vehículos a parques públicos. Siendo el
término vehículo demasiado amplio.

Para determinar si el derecho cumple o no con el requisito de la compleción, hay que distinguir
dos tipos de compleción.

La absoluta, aquellos ordenamietnos que disponen de reglas específicas para resolver


cualquier problema que pueda presentarse; la compleción relativa la tienen aquellos que sin
desponer de normas específicas, cuentan con mecanismos de integración.

Debe admitirse que el derecho carce de compleción absoluta, ya que es fácil encontrar lagunas
en cualquier ordenamiento jurídico, pero sí tiene compleción relativa, cuenta con una serie de
recursos para completar lagunas, siendo los principales:

El recurso es el de la equidad, especialmente en aquellos en los que se admite como fuente del
derecho. Permite a los jueces buscar libremente la solución más justa o más conveniente para
el caso difícil prescindiendo de las leyes.

La analogía consiste en trasladar al caso no previsto por la ley, la solución prevista para un caso
distinto pero semejante.
Se dice que la aplicación analógica del derecho conlleva la realización de un razonamietno
silogístico (razonamiento lógicamente correcto), en el cual la premisa mayor sería una norma
jurídica cualquiera, que puede representarse con la fórmula (S  C). La premisa menor
contrendría el caso que se trata de resolver, que sería semejante al supuesto de hecho de la
norma que forma la premisa mayor (X=_ S). De manera que la conclusión sería (X -> C). En la
aplicación del derecho por analogía, el resultado es la creación de una nueva norma jurídica
que antes no existía.

La complejidad radica en la determinación de la semejanza que permita llevar a cabo este


procedimiento. ¿Cuándo dos supuestos de hecho son lo bastante semejantes como para que
esté justificado atribuírles la misma consecuencia jurídica? Pues bien, cundo la razón de ser de
una norma sea extensible a otro caso no previsto expresamente por dicha norma.

En ocasiones ocurre que a pesar de la semejanza entre dos casos, no sea aconsejable recurrir a
la analogía, si exigen respuestas diferenciadas. El legislador prohíbe el recurso a la analogía en
determinados casos. Las normas penales no se pueden aplicar por analogía, ya que peligraría
el principio de legalidad penal. Tampoco se puden aplicar por analogía las normas que
introducen excepciones o aquellas que son temporales, transitorias.

El recurso a los principios generales del derecho, que en realidad no difiere mucho del
anterior, porque cuando se aplica una norma analógicamente, lo que se hace en el fondo es
extraer el principio que la inspira para después aplicarlo a casos no previstos expresamente.

Consiste en resolver el caso difícil aplicando un principio. Estos son criterios de justicia,
moralidad o pura lógica, que inspiran el orden jurídico y que pueden aportar a los jueces
orientaciones muy valiosas para ayudarles a resolver cuanalquier conflicto jurídico.

Es habitual que cuando se presenta una laguna, recurrir a estas normas tan flexibles para
rellenarla. Es precisamente su adaptabilidad lo que permite aplicar estos principios a cualquier
caso que se presente. La referencia a estos principios se introdujo en primero lugar en los
códigos civiles, para resolver precisamente, el problema de las lagunas, como es el caso del C.C
Austriaco.

Todavía en la actualidad, nuestro código civil en su artículo 1 parrafo 4, establece que los
principios se aplciaran en defecto de ley o costumbre.

Pero los principios no sirven solo para resolever lagunas, sino también para inspirar el
ordenamiento jurídico orientando la interpretación de cada una de sus normas.

Teniendo en cuenta que muchos principios hunden sus raices en la convicciones socialmente
compartidas, cuando el derecho se remite a ellos, se abre a la influencia de otros órdenes no
normativos, como la moral. La compleción relativa del derecho, nos obliga a concebirlo como
un sistema de normas abierto.

La compleción del derecho que se produce mediante el recurso a la analogía o principios


generales se conoce como autointegración, ya que, en estos casos, el derecho se completa
mediante elementos procedentes a su propio ordenamiento.

También puede ocurrir que el derecho se integre con elementos del exterior, esto se conoce
como heterointegración. Por ejemplo cuando se remite al derecho romano o canónico.
La coherencia.Se dice que un orden jurídico es coherente cuando sus normas no se
contradicen, no atribuyen a un mismo supuesto de hecho consecuencias jurídicas
incompatibles entre sí. Carece de ANTONIMIAS.

Es cierto que en cualquier sistema jurídico es posible encontrar antonimias, cuya existencia es
la conseucuencia casi inevitable de la forma en que habitualmente se desarrolla el derecho. Se
hace a través de determinadas personas u órganos autorizados, que no pueden dictar las
normas arbitrariamente, sino que deben respetar el contenido de las normas superiores. Pero
disponen de un amplio margen de discrecionalidad.....

Esto es algo inverosímil ya que el grado de complejidad de los sitemas actuales es muy alto.
Son muchas las personas que tienen competencia para dictar normas jurídicas. De ahí el
desajuste entre ceraciones normativas de unos y de otros.

En realidad, la coherencia del sistema, al igual que la compleción, no es una cualidad real del
mismo, sino un ideal. En cualquier sistema existen lagunas o antinomias. Pero el Derecho no
sería un verdadero sistema normativo si no aspirara a eliminar sus contradicciones.

Existen tres principios clásicos que permiten resolver muchas de las antonomias que afectan a
cualquier derecho:

El principio jeráquico (lex superior derogat inferiori): si se detecta una antinomia entre una ley
y la constitución, claramente prevalecerá la constitución y la ley será declara inválida. Este
principio aparece recogido en diversas normas de nuestro derecho positivo, como por ejemplo
en el artículo 9, párrafo 3 o el artículo 97 de la Constitución Española. En la misma línea el
artículo 51 de Régimen jurídico de las administraciones públicas.

El principio cronológico (lex posterior derogat priori): la ley dictada más recientemente
prevalece y derroga la más antigua. Dado el carácter cambiante del derecho, que es necesario
para que el orden jurídico se puede adaptar a los cambios sociales, es lógico, ya que es de
suponer que las normas más recientes responden mejor a las necesidades sociales del
presente y reflejan más fielmente la voluntad actual del legislador que las más antiguas.

Al igual que ocurre con el principio jerárquico, este también se encuentra reflejado de forma
expresa en nuestro sistema jurídico, concretamente en el artículo 2 párrafo 2º del codigo civil
dice que las leyes solo se derrogan por otras posteriores. Este mismo artículo añade que se
consideran derrogados todos los aspectos de la ley anterior que sean incompatibles con la ley
posterior.

El principio de la especialidad (lex specialis derogat generali): la ley especial derroga a la


general que la contradiga. Esto quiere decir que la norma que regula una materia de forma
más minuciosa, prevalece en caso de contradicción sobre la norma que regula esa misma
materia de una forma más amplia.

La palabra derogar tiene un significado diferente del que tiene en los dos principios anteriores.
En estos, equivale a excluir del orden jurídico a una de las normas contradictorias; mientras
que en el de la especialidad, equivale a prevalecer.

Muchas veces ocurre que las leyes especiales que derogan leyes generales son excepciones
que se introducen por razones de justicia u oportunidad. Es lógico entonces, que la ley especial
prevalezca sobre la general, ya que la excepción prevalece sobre la regla.
Por desgracia, los tres principios clásicos no bastan para resolver todas las antinomias. En
ocasiones ocurre que los propios principios de resolución de antinomias colisionan entre sí y
dan soluciones incompatibles. Supongamos que existe una contradicción entre una norma A y
una norma B de un sistema juridico. Si la norma A es más reciente, según el principio lex
posterior, la norma A tendría que prevalecer sobre la B y esta quedaría expulsada del sistema
jurídico. Pero supongamos que la norma B tiene mayor rango jerárquico que la A. En este caso,
conforme al principio jerárquico, tendría que ser la B la que prevaleciera.

Para resolver este tipo de problemas, que se conocen como antinomias de segundo plano, los
juristas han ido elaborando una serie de criterios, ampliamente aceptados, que establecen un
orden de prelación entre los tres principios básicos:

1. Cuando colisionan el principio jerárquico y el cronológico, la mayor parte de los juristas


están de acuerdo en que debe prevalecer el jerárquico. Entre una ley y un reglamento,
prevalece la ley. De lo contrario sería posible desactivar el contenido de una norma jurídica
superior mediante una disposición de rango inferior dictada posteriormente, lo cual es
inadmisible.

2. La opinión de los juristas no es tan clara cuando el principio cronológico colisiona con el de
la especialidad. La opinión mayoritaria es que en caso de que esto suceda, debe prevalecer el
principio de la especialidad. Existe una máxima general que expresa esta idea: lex posterior
generalis non derogat prori especiali. De manera que la ley especial prevalece sobre la general
aunque esta haya sido dictada posteriormente. Este principio admite algunas excepciones. Si
una ley general posterior puede entenderse como un intento de poner fin a un privilegio
injustificado concedido por una ley especial enterior, entonces podría prevalecer la ley general
posterior. Deducimos que el principio cronológico es el más debil ya que es el que suele ceder
cuando colisiona con los otros dos.

3. El conflicto más dificil se da cuando hay colisiones entre el jerárquico y el de la especialidad.


Es un caso bastante frecuente, como por ejemplo, muchos casos de institucionalidad de la ley.
Se dan cuando la ley introduce una excepcion a una disposicion general contenida en la
constitución. Lo cierto es que no siempre prevalece la constitución, ya que en ocasiones esta
excepción está justificada con arreglo a los propios principios constitucionales. En todo caso,
no existen reglas fijas que ayuden a solcionar estos conflictos, de manera que será el juez
quien decida en cada caso que norma prevalece, utilizando criterios de justicia, oportunidad,
convenencia social...

Como dice BOBBIO, el criterio por excelencia es el criterio último de justicia, con el cual la
opinión de los juristas se une con la del hombre de la calle, para quién siempre debe
prevalecer la norma más justa.

Otra razón por la que los tres principios clásicos no son suficientes, es porque hay ocasiones
en las que ninguno de ellos puede aplicarse, es decir, cuando colisionan dos normas
coetaneas (misma época); son de mismo rango jerárquico; y si ademas tienen el mismo nivel
de cocreción. En este caso no se puedría aplicar ninguno de los principios.

A primera vista puede parecer que esta situación es muy pocp frecuente, pero en realidad no
es así, ya que todas las normas contenidas en un mismo código tienen el mismo rango
jerárquico, y son coetaneas salvo excepcioes, de manera que si se observa una contradicción
entre dos normas, salvo que tengan un nivel diferente de concreción, nos encontraríamos ante
la situación planteada previamente.
Existen tres vias posibles de solución que han sido exploradas y aplicadas por los jueces:

1. Considerar derogada una de las dos normas contradictorias. Se necesitan criterios


adicionales que ayuden a decidir que norma debe derogarse y cual prevalecer. Estos principios,
además de los ya mencionados, que permiten resolver antinomias pero no tienen la misma
aceptación generalizada. Serán los jueces quienes decidan la pertinencia o no de recurrir a
estos criterios adicionales. El más relevante es el principio de la ley más favorable, según el
cual, en caso de contradicción, debe prevalecer la ley más favorable. Los juristas tienden a
pensar que las normas permisivas sonmás favorables que las prohibitivas. Resulta fácil advertir
que este principio, aunque parece aceptable, resulta de difícil aplicación ya que las normas
jurídicas son bilaterales. Para la parte que goza del derecho, la norma que se lo conceda será
favorable, pero para la parte que soporta la obligación, será desfavorable. En definitiva, la
noción de norma más favorable no está clara y por tanto tambiés es problemátco el principio
que hace prevalecer la ley más favorable.

2. Considerar derogadas las dos normas contradictorias. Se anularían porque se niegan la una a
la otra. El resultado será la aparición de un vacío legal, una laguna en el derecho de manera
que lo que inicialmente era un problema de antinomias termina convirtiéndose en un
problema de lagunas.

3. No derogar ninguna y darles una interpretación diferente de manera que la contradicción


desaparezca. Interpretar una norma jurídica es tanto como atribuirle un significado, según el
que se le atribuya se puede editar o se puede provocar una contradicción con otras normas.
Con frecuencia el Tribunal Constitucional dicta sentencias interpretativas, ya que si ciertas
leyes fueran interpretadas de cierta manera serían inconstitucionales. Así pues, la
interpretación inconstitucional queda prohibida, luego el tribunal a través de la imposición de
ciertas interpretaciones resuelve posibles contradicciones entre la Constitución y las leyes.

Lo dicho es suficiente para demostrar que el derecho dispone de recursos suficientes para
resolver sus antinomias, luego al menos indirectamente cumple el requisito de la coherencia.
Luego no hay duda de que el derecho es un verdadero sistema de normas.

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