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TEMA 8 : EL RENACIMIENTO

1.-El Quattrocento

La emulación artística de los mecenas y su oposición deliberada al gótico


propagaron el arte humanista por toda Italia.
El arquitecto Brunelleschi , los escultores Ghiberti y Donatello, y el pintor
Masaccio ha creado artes y ciencias jamás vistas y oídas.

La arquitectura: Brunelleschi y Alberti

Brunelleschi marchó a Roma con el propósito de estudiar de cerca la estatuaria


clásica. Pero las ruinas de la Ciudad Eterna cambian su vocación hacia la
arquitectura.
En 1418 participa con Ghiberti en el certamen florentino para la construcción
de la cúpula de la Catedral y se alza vencedor. La solución que le da el triunfo
consiste en cubrir el tambor octogonal con dos cúpulas superpuestas,
encofrando una dentro de otra y dejando una cámara de aire entre ambas. De
este modo, el peso de los materiales disminuían.
Trata de conjugar en sus proyectos los elementos y las proporciones de la
tradición romana con la perspectiva renacentista, que él mismo inventó.
Entre los elementos clásicas se decanta por las columnas de fuste liso cuando
construye pórticos y basílicas. La proporción vendrá marcada por la distancia
de separación entre soportes. Como creador de la perspectiva, armoniza
visualmente las masas en el espacio, graduándolsegúnlas leyes ópticas.
En 1429 diseñaba la Capilla Pazzi para uso funerario de esta familia de
banqueros florentinos. Además, en este edificio juega con el color de los
materiales, al utilizar la piedra gris para los elementos arquitectónicos y la cal
para el revoque de los muros.

Leon Battista Alberti es un teórico que representa el saber universal del genio
renacentista. Sobresalió en todas las artes ideó artilugios mecánicos y dedicó
tratados a la escultura, a la pintura y a la arquitectura.
El segundo objetivo de Alberti es el templo. Sus primeros trabajos consisten en
remodelar edificios medievales. A la basílica gótica de Santa Maria Novella, de
Florencia, le añadió una fachada de proporciones perfectas, dotada de sentido
musical, asumiendo como módulo compositivo el cuadro.
La construcción religiosa más importante de Alberti fue San Andrés, de
Mantua.

La escultura: Ghiberti y Donatello


Lorenzo Ghiberti fue un orfebre medieval en 1401 ganó el concurso público
para construir las Segundas Puertas del Baptisterio de Florencia, superando a
Brunelleschi. Ghiberti tuvo que fragmentarlas en veintiocho tréboles de cuatro
hojas y desarollar en estos compartimientos veinte escenas del Nuevo
Testamento más ocho imágenes de los evangelistas y doctores de la Iglesia que
sitúa en el zócalo.
Acto seguido las autoridades florentinas le confiaban las Terceras Puertas. En la
subdivisión de las hojas opta por diez espacios cuadrados, que le permiten tratar
con mayor amplitud las escenas del Antiguo Testamento que le encargan. En la
narración de estos episodios bíblicos adopta la perspectiva lineal de Uccello y
los complejos efectos de profundidad que Donatello había transmitido al
bajorrelieve mediante la técnica del schiacciato o “aplastado”.

Donato di Niccolò, llamado Donatello. Sus cualidades son el dominio que


ejerció sobre todas las técnicas y materiales, la profundidad psicológica con que
expresa los sentimientos humanos, y su imaginación creadora para definir la
tumba, el púlpito, la cantoría, el altar y el monumento ecuestre del
Renacimiento. En cuanto a las etapas de su catálogo, se advierte una fase inicial
de adolescencia y madurez en Florencia, su estancia en Padua y el posterior
regreso a Florencia, donde desarrolla un arte expresivo y nervioso.
Tras viajar a Roma con Brunelleschi y aprender los secretos de la fundición del
bronce en el taller de Ghiberti, los primeros trabajos de Donatello en Florencia
son estudios psicologos destinados a decorar los principales edificios góticos de
la ciudad: apóstoles para la Puerta de la Mandorla de la Catedral, profetas para
el Campanile y patronos gremiales para la capilla de Or San Michele. Otro
santo protector es el enérgico San Jorge.
Su siguiente apuesta plástica se centra en el altar de piedra o bronce. En 1440
realizaba el tabernáculo de la Capilla Cavalcanti, en la iglesia de Santa Croce de
Florencia, con el tema de la Anunciación.

La pintura: el Beato Angelico, Masaccio, Piero della Francesca y Botticelli

La pintura italiana del siglo XV se mueve en dos direcciones: los artistas


interesados por la línea y los preocupados por el volumen. La primera tendencia
está representada por el Beato Angelico y Sandro Botticelli, y de la segunda
participan Masaccio y Piero della Francesca.

Beato Angelico es un título que concedieron al fraile dominico Giovanni da


Fiesole después de morir. De este modo, podían proclamar que su obra pictórica
estaba ungida por la inspiración divina. Sus obras son herederas del gótico
internacional. Utiliza colores rutilantes y fondos dorados, la luz invade por igual
toda la composición: es la luz divina.
El retablo de La Anunciación, representa esta sensibilidad.

Tommaso di Giovanni, apodado Masaccio, impresiona por su precocidad.


Murió con apenas 27 años pero, pese a su corta carrera, es el fundador de la
pintura moderna. Es el primer artista que construye con el color.
Los frescos de la Capilla Brancacci son ya una obra maestra. La historia más
famosa pintada por Masaccio será El tributo de la Moneda, que fragmenta en
tres escenas yuxtapuestas. En el centro, Cristo es requerido por el recaudador de
impuestos de Cafarnaún para que pague el derecho de portazgo antes de entrar
en la ciudad, el Señor encarga a Pedro que pesque un pez en el lago de
Genezaret, en cuyas entrañas hallará la moneda solicitada por el funcionario de
hacienda. Este episodio aparece a la izquierda y el pago del impuesto, a la
derecha.
El fresco de La Trinidad, pintado para la iglesia de Santa Maria Novella, de
Florencia, constituye en la actualidad el primer documento conservado de la
perspectiva matemática aplicada a la pintura renacentista. El Calvario, el Padre
Eterno y los donantes se recortan sobre un tabernáculo fingido, cubierto con una
bóveda acasetonada, que crea en el espectador un efecto ilusionista de
profundidad.
Debajo pinta una falsa mesa de altar con un esqueleto y la tétrica inscripción.
La herencia de Masaccio va a ser superada por Piero della Francesca al
combinar la luz y el color en la construcción del volumen.

Se educa en Florencia, donde entabla amistad con su paisano Giovanni Bacci


cuya preocupación es unir las Iglesias de Oriente y Occidente. Piero contribuirá
con su arte a exaltarestas intuiciones en la capilla familiar de los Bacci, situada
en el presbiterio de la basílica de San Francisco, de Arezzo, que decora con la
Historia de la Vera Cruz. La serie consta de diez episodios extraídos de la
Leyenda Dorada, que comienzan en el momento en que los hijos de Adán, al
dar sepultura a su padre, colocan bajo su lengua la simiente del árbol, de cuya
madera se haría luego la cruz de Jesús.
Además de pintor sacro, Piero es también el retratista cortesano de los príncipes
y tiranos del quattrocento. En contacto con la pintura y con los pintores
flamencos, cuya técnica de las veladuras al óleo copiará en su Virgen de
Senigallia y en las obras pintadas durante la década de los setenta, dominada
por la famosísima Pala Brera de Milán.

Sandro Botticelli trabajaba en Florecia como artista independiente,


convirtiéndose en el primer favorito del círculo neoplatónico de los Medici. La
pintura que desarrolla es mitológica y tiene un contenido moralizante.
Para la villa de Castello, propiedad de Lorenzo de Pierfrancesco, realiza dos
cuadros singulares: La Primavera y El Nacimiento de Venus, que simbolizaban,
respectivamente, el “Amor” y la “Belleza”.
La Primavera es un horóscopo destinado a celebrar las bodas de su propietario.
Ante un bosquecillo de naranjos y flores, Venus libera por una parte a las
Gracias, que bailan a su derecha juntos a Mercurio, y, por otra, a Flora, situada
a la izquierda, que es producto de la unión carnal entre el viento Céfiro y la
ninfa Cloris.
El viento primaveral Céfiro, la ninfa Cloris y la unión de ambos en Flora
vuelven a aparecer en el Nacimiento de Venus. Según la mitología clásica,
Venus nació de los testículos de Urano al contacto con el mar, cuando fue
castrado por Cronos.
El modelo femenino de graciosa postura y armoniosos bucles se repite en Palas
domando al Centauro. Palas representa la Sabiduría al haber nacido de la cabeza
de Júpiter.
A partir de 1492, las siluetas flotantes, los vestidos de gasa y los tocados
complicados desaparecen.

3.- El Cinquecento y la crisis del manierismo en Italia.


La muerte de Lorenzo “El Magnífico” en 1492 marca el fin de Florencia como
capital italiana del arte renacentista. Roma le sucede durante el primer tercio del
siglo XVI, dando origen al “Renacimiento clásico”. Es la época de los grandes
genios, Miguel Ángel, Rafael y Leonardo, pero también de la apareción del
capitalismo económico, del fortalecimiento político del Estado moderno, de las
reformas religiosas y de los descubrimientos geográficos.
La Ciudad Eterna va a vivir, bajo los pontificados gloriosos de Julio II y de
León X, una Edad de Oro de las artes.
Julio II inicia la construcción de la Basílica del Vaticano y ordena la decoración
de la Capilla Sixtina y las Estancias y fomenta las excavaciones arqueológicas,
comprando las estatuas que se iban descubriendo. En 1506 aparecía el Laoconte
seguido del Apolo de Belvedere, el Hércules Farnese y la Venus de medici.
El saqueo de Roma, el creciente dominio español en Italia y los alarmantes
avances de la Reforma protestante siembran de dudas a los artistas. Caen en la
exagerada imitación de Leonardo, Rafael y Miguel Ángel. La copia de la
maniera personal de los grandes maestros, pero vaciándola de contenido y
deformándola, es lo que se ha llamado manierismo. La impresión general de
estas obras es de tensión y ruptura de las reglas del arte clásico.

La arquitectura: Bramante, Miguel Ángel y Palladio

Bramante tiene sus comienzos en las cortes quatrocentistas de Milán. En Urbino


adquiere conocimientos de la perspectiva arquitectónica y en Milán el ideario
de los edificios de planta central. En Roma estudió las ruinas.
Los Reyes Católicos tras la Toma de Granada, deciden consagrar en Roma una
iglesia a San Pedro. El embajador español encargaba a Bramante un Templete
en el patio. El arquitecto proyecta una rotonda de 16 columnas dóricas, que se
convertirá en canon de belleza arquitectónica y en símbolo del estilo clásico.
Tras ser elegido papa Julio II, Bramante recibía el honroso título “arquitecto e
ingeniero general de todos los edificios pontificios”. Realizará tres grandes
encargos: la ampliación del Palacio Vaticano, la construcción del nuevo templo
de San Pedro y el trazado de las avenidas que bordean el Tíber.
Inspirándose en las villas romanas y en sus parques en terraza, construyó un
patio inferior, previsto como escenario de torneos, y dos jardines superiores a
los que se accede por escaleras monumentales, donde fueron colocadas las
estatuas antiguas presididas por el Laoconte.
El empeño por demoler la basílica paleocristiana de San Pedro y reconstruirla
de acuerdo con la grandiosidad de los nuevos tiempos se debe a Julio II.
Bramante diseña un edificio de planta central, con forma de cruz griega inscrita
en un cuadrado de ábsides salientes. Las cubiertas serían cúpulas. Todo ello
inspirado en modelos antiguos. El artista había expresado que su intención era “
alzar la cúpula del Pánteon sobre las bóvedas del templo de la Paz”.

El encargado de culminar la cúpula de San Pedro va a ser Miguel Ángel, que se


desquita de la rencorosa enemistad de Bramante. El estilo arquitectónico de
Miguel Ángel en la Ciudad Eterna queda reflejado en la Porta Pia y en la
reforma urbanística de la Plaza del Capitolio.
En 1520, el papa León X le encarga la construcción de la Sacristía Nueva en la
basílica de San Lorenzo.
En la cátedra de San Pedro, Miguel Ángel realiza la Biblioteca Laurenciana.
Consta de la sala de lectura y el vestíbulo.

Tras una etapa como cantero y escultor en Padua, se traslada a Vicenza, para
renovar con una envoltura pétrea la Basílica. Delinea una fachada de dos
plantas, el piso bajo de orden dórico y el alto de orden jónico, a partir de la
repartición seriada de un módulo. Consiste en inscribir un arco de medio punto
y dos dinteles laterales apeados sobre columnas de orden normal, en un marco
arquitrabado con columnas de orden gigante.
La célebre Rotonda concebida con una segunda vivienda para la alta sociedad,
que buscaba en el campo refugio pacífico frente a la ajetreada vida urbana.
Consta de un salón central, cubierto con cúpula, y cuatro pórticos con frontón,
que actúan como galerías, desde las que se puede gozar de la campiña.
Sus obras religiosas se concentran en Venecia, desarrollando plantas de cruz
latina y fachadas articuladas por la conjuntación de dos frontones.
La escultura: Miguel Ángel.

Miguel Ángel alcanza el grado de “divinísimo” y es el único artista del siglo


XVI a quien se dedican en vida tres biografías. Fue arquitecto, urbanista e
ingeniero, poeta y pintor.
Forja su genio en el jardín medicineo de la Plaza de San Marcos, en Florencia,
donde estudia las obras antiguas coleccionadas por Lorenzo “el Magnifico”. A
este ambiente corresponde el relieve juvenil de la Virgen de la Escalera,
inspirado en representaciones de sarcófragos e influido por la técnica
donatelliana del schiacciato o aplastado.
A la muerte de Lorenzo “el Magnífico” se establece en Roma . En la Ciudad
Eterna esculpe un Baco al que da “la esbeltez” de la juventud masculina y la
carnosidad y redondez de la femenina”. Fue adquirido por banquero Jacopo
Galli y este financiero le consigue un encargo, el cardenal Jean Bilhères de
Lagraulas, embajador del rey de Francia desea una Piedad para su tumba.
Es la primera vez en su vida que acomete este tema iconográfico. Vasari explica
que la belleza juvenil de María se debe a que es símbolo de la pureza
inmaculada, no corrompida por el pecado, y que su desproporción con respecto
al pequeño cuerpo de Cristo responde a la calculada composición piramidal del
grupo.
La fama de su talento se propaga por Italia y sus paisanos florentinos lo
reclaman para confiarle la ejecución del David en un bloque gigantesco de
mármol de Carrara. El tamaño de la piedra era tan grande, que ningún artista se
había atrevido a enfrentarse con ella. En 1504, la estatua se colocaba junto a la
Puerta del Plazzo Vecchio., dominando la Plaza de la Señoría. Representa al
joven pastor hebreo, con la honda sobre el hombro. Esta inspirado en la
estatuaria clásica y testimonia los profundos conocimientos anatómicos.
El Moisés y los Esclavos sirven para mostrar dos aspectos del arte de Miguel
Ángel: la potencia dramática o terribilità y el inacabado o non finito.

La pintura: Leonardo, Rafael y Miguel Ángel.

Leonardo, Miguel Ángel y Rafael van a ser adversarios en la vida y en el arte.


Leonardo aporta a la pintura el espíritu de la investigación. Su principal
contribución será la técnica del sfumato o difuminado, que consiste en sombrear
las figuras y diluirlas mediante el claroscuro en el espacio.
Leonardo abandona Florencia y acude a Milán, ofreciéndose a Ludovico Sforza
como ingeniero militar, arquitecto y pintor. El Duque lo toma a su servicio,
confiándole la estatua ecuestre de su padre. Mientras tanto, define en la Virgen
de las Rocas la composición piramidal y su célebre sfumato.
La Sagrada Cena, pintaba en 1498 para el convento dominico de Santa Maria
delle Grazie. Trató de inventar un sistema que le permitiese pintar al temple
sobre la pared. El resultado del experimento fue desastroso y la pintura que
vieron los contemporáneos está desvanecida. Leonardo agranda ópticamente el
muro frontal del refectorio con un cenáculo fingido. El recurso utilizado estriba
en hacer converger las líneas de fuga hacia las tres ventanas abiertas a la
espalda de Cristo, que confieren profundidad y luz natural a la estancia.
A la caída del ducado de Milán, Leonardo es ya un pintor famoso en Italia.
Regresa florencia, donde expone Santa Ana, La Virgen y el Niño.
La República de Florencia le encarga el fresco de la Batalla de Anghiari para
decorar la Sala Grande del Palacio Viejo.
Inició el retrato más célebre de su carrera y de la pintura universal: el busto de
Monna Lisa, una florentina cuyo nombre de soltera era Lisa Gherardini y que,
al casarse con Francisco Giocondo, pasará a llamarse “La Gioconda”. Sobre un
paisaje de atmósfera vaporosa, siluetea una figura que luego difumina,
otorgamente una expresión enigmática. Se dice que quien miraba intensamente
el hoyuelo de la garganta, notaba palpitar los pulsos.

El misterio de la pintura de Leonardo se toma en claridad con Rafael Sanzio.


Cuatro etapas se advierten en su vida: En Perugia, Urbino, Florencia y Roma.
En Perungia adquiere las tonalidades claras, las posturas elegantes y los paisajes
idílicos en contacto con el maestro local Pietro Perugiano, a quien pronto
supera. Profundiza en los estudios de perspectiva.
La etapa florentina se caracteriza por asimilar la composición piramidal y el
sfumato leonardesco, con los que realizará un ramillete de Madonas. Una de las
más famosas será La Virgen del jilguero.
En 1508, Julio II lo convoca en Roma para confiarle la decoración de cuatro
habitaciones, que han pasado a la historia con el nombre de Estancias
Vaticanas.

Rafael solo realizó personalmente la primera estancia. Una alegoría más lograda
es un fresco llamado La escuela de Atenas, el triunfo de la Filosofía antigua. En
esta obra, ilustra el Templo de la Ciencia, donde Platón, como filósofo de la
especulación metafísica, indica el cielo, mientras Aristóteles señala la tierra, en
cuyo campo se desarrolla la experimentación física.
Fuera del Vaticano decoró con pinturas mitológicas la resistencia romana del
banquero Agustín Chigi. El tema central es el Triunfo de Galatea, donde retrató
a su amante Margarita Luti “la Fornarina”.
El campos del retrato fue otra de sus especialidades que cultivó con gran éxito.
Antes de morir, entregó los catones para diez tapices con los Hechos de los
Apóstoles, que fueron tejidos en Bruselas y expedidos a la capilla vaticana de
León X. Rafael refleja la perfección de una sociedad que cree haber alcanzado
su equilibrio.
Miguel Ángel se inició en el arte a través de la pintura. A los trece años de su
padre le puso de aprendiz en el taller de Ghirlandaio, donde aprendió la técnica
del fresco.
Sus primeras obras conservadas son posteriores a la inauguración de la estatua
de David. Se trata de una tabla para un coleccionista privado y un encargo
oficial para la República.
En 1504 realizaba para el tejedor de paños Agnolo Doni el tondo que lleva su
nombre. El escorzo de la Virgen arrodillada en primer término, tendiendo el
Niño a San José en una violenta torsión, y los desnudos del fondo vuelven a
reproducirse en el cartón de La batalla de Cáscina.
Restaurado el régimen republicano en Florencia, el confaloniero determinó
celebrar la gloria militar del pueblo y encomendó a Miguel Ángel, la
perpetuación artística del episodio de Cáscina, en el que los florentinos habían
vencido a los paisanos. Lo llenó de hombres desnudos que, mientras se bañan
por el calor en el río Arno, oyen dar la alarma en el campo porque los enemigos
les asaltan. El fresco no se llegó a pintar, pero el cartón será fuente de
inspiración. Miguel Ángel había llegado a dominar el dibujo anatómico tras
pasar largas horas descuartizando cadáveres y así nacerán sus obras maestras.
La más célebre se encuentra en la bóveda de la Capilla Sixtina. Para levantar
ópticamente el techo, imaginó un conjunto articulado por grandiosas pilastras
fingidas y entre ellas fue acomodando las monumentales figuras de los Profetas
y Sibilas. A su alrededor pintó a los Antepasados del Salvador. Luego, Miguel
Ángel compartimentó el espacio rectangular del centro en nueve tramos,
separados por desnudos y tondos, donde narra la Creación y la Caída del
hombre como figura en el Génesis.
Un cuarto de siglo después, concluía la decoración de esta Capilla con otra obra
grandiosa de energía sobrehumana. Si en el techo había pintado el prólogo de la
Humanidad, adora representaba el epílogo en el muro del fondo. Las trompetas
del Apocalipsis están sonando, los muertos resucitan y el Juicio Final ha
llegado. En el centro un Cristo joven en actitud de justo juez divide la
composición en dos mitades. A la derecha, los elegidos suben al cielo
sostenidos por los ángeles, a pesar de que los demonios quieren reternerlos en
vano; y a la izquierda, los réprobos se precipitan en el infierno, donde los
aguarda Caronte con su barca.

La escuela veneciana: Tiziano

Florencia y Venecia representaban tendencias pictónicas opuestas. Florencia es


la capital cerebral del dibujo y Venecia sensorial del color. Tiziano será el
maestro indiscutible de la escuela veneciana, envolviendo sus obras en
tonalidades calientes, cortadas por blancos y azules intensos. Pero su mérito
está en sintetizarlo con el espíritu de sus contemporáneos romanos.
Se forma con el pintor Giorgione. Maestro y discípulo decoran al fresco el
Fondaco dei Tedeschi, el centro comercial de los alemanes residentes en
Venecia.
También pinta su primera obra maestra: la Asunción de la Virgen, que el prior
del contravento de Santa Maria Gloriosa dei Frari le encargan para el altar
mayor de la iglesia. Sorprende dotando a las figuras de un clasicismo colosal,
fragmentando la composición en tres pisos y envolviendo a María en una nube
dorada.
El retrato que hace de Carlos V en Bolonia iniciaba una larga colaboración
artística al servicio de la monarquía española. Nadie como Tiziano sabe dar al
personaje, además del parecido físico, una gallardía triunfal. En el retrato
ecuestre de Carlos V vencedor en Mühlberg representa el mito del poder.
Para la nobleza realiza pinturas de bacanales y fábulas mitológicas, en las que
recrea a Venus, Diana y Dánae con fuertes dosis de erotismo.
En la recta final de su vida desarrolla un estilo de trazo nervioso, que anticipa la
técnica impresionista.

4.-El Renacimiento en España


Al iniciarse el siglo XVI comienzan a introducirse las fórmulas renacentistas en
España. A ello contribuyó la llegada de artistas italianos para trabajar en la
península ibérica; la educación de españoles en Florencia, Roma y Nápoles y la
masiva llegada de libros de arquitectura y estampas grabadas.

La arquitectura: del plateresco a El Escorial

El uso desproporcionado o armónico de los órdenes clásicos y la desnudez


ornamental de los edificios permiten vertebrar la arquitectura española en tres
etapas: plateresca, romanista y purista.
El plateresco es un término acuñado por el analista sevillano don Diego Ortiz de
Zúniga, al detectar la semejanza existente entre la decoración de los edificios
hispalenses de la primera mitad del siglo XVI y la labor de los orfebres. Es una
modalidad ornamental que empalma con el gusto por la riqueza en os edificios
mudéjares y del gótico Reyes Católicos. Se caracteriza por utilizar paneles de
grutescos sin tener en cuenta la estructura del inmueble. La portada de la
Universidad de Salamanca y el Ayuntamiento de Sevilla son buenos ejemplos
de esta fase.

El romanismo supone ya la correcta asimilación de las proporciones clásicas y


la cristianización del grutesco. El introductor de esta corriente va a ser Diego de
Siloé en la capital andaluza, los canónigos le ponen al frente de las obras de la
Catedral, proyectando yna rotonda con deambulatorio en la cabecera y una
basílica de cinco naves escalonadas en el cuerpo.
La utilización por Siloé de un martyrium en la cabecera de la atedral de la
catedral de Granada respondía a dos razones: servir de panteón real a Carlos V
y halagar al Cabildo.
En los soportes de las naves ofrece otra importante solución, que será luego
utilizada por este mismo arquitecto en las catedrales de Málaga y Guadix. Estos
pilares, de proporciones vitruvianas, llevan sobre el capitel un tramo de
entablamento y, encima, otros pilares de menores proporciones para elevar su
altura.

El purismo consiste en aplicar la preceptiva clásica, despojándola de adornos.


Dos monumentos vinculados a la Casa de Austria representan esta opción: el
Palacio de Carlos V, en Granada, y el Monasterio de San Lorenzo el Real, en El
Escorial.
El Monasterio de San Lorenzo, considerado por sus contemporáneos como la
octava maravilla del mundo, se concibe como una moderna reconstrucción del
Templo de Jerusalén, que debía servir a la vez de palacio, panteón y convento.
El rey levanta a Dios un edificio perfecto que será trono político de la Casa de
Austria, mausoleo de los monarcas defensores de la ortodoxia católica frente a
la herejía turca y protestante.
La Sierra de Guadarrama ofrecía condiciones ventajosas para su
emplazamiento: estaba situada estratégicamente en el centro de la Península. La
muerte le sorprendió en 1567, sucediéndose su aparejador Juan de Herrera, que
modificó el proyecto.
La cultura científica de Herrera y su conocimiento de los tratados italianos de
arquitectura le ayudan a proyectar un monumento armónico, basado en la
combinación matemática de volúmenes geométricos, que articula con pilastras,
frisos y cornisas de orden toscano. El plano definitivo adopta la forma de una
parrilla.

La escultura: los primeros imagineros

El imaginero debía priorizar en sus obras la belleza del alma sobre la corporal,
labrando figuras de profunda espiritualidad.
Dos maestros educados en Italia: Berruguete y Juni, van a conducir la escultura
española del siglo XVI por la senda del expresionismo. El canon de belleza que
utilizan es diferente. Berruguete es el gran intérprete del manierismo del
alargamiento, sus imagines son estilizadas y secas. Juni se muestra partidario
del manierismo de la cuadratura, tallado personajes anchos y musculosos,
inspirados en Miguel Ángel. Ambos artistas hacen piezas desagarradas y
doloridas, presentándolas en violentas contorsiones e inestables posturas.
Contrataron retablos, pasos procesionales, sillerías de coro y sepulcros;
dominaron el mármol, la piedra y el barro, pero al material que sacaron mayor
partido fue a la madera, sobre fondos cuajados de oro.

Alonso Berruguete heredera el talento y la pasión por el arte italiana de su


padre, el pintor Pedro. Tras quedar huérfano en 1504, visita Roma, donde
Bramante le convoca en el Vaticano para que haga una copia del Laoconte, y
Miguel Ángel le da una carta de recomendación con el fin de que las
autoridades municipales de Florencia le enseñen el cartón preparatorio de la
Batalla de Cáscina.
En España acompañando a la corte itinerario de Carlos V con la acreditación de
pintor del rey. Contrata el retablo pictórico de la capilla funeraria del Canciller
de Aragón, Juan Selvagio.
Se desplaza a La Coruña para decorar las celas, estandartes y banderas de la nao
real. En 1521 se compremete a pintar al fresco la Sacristía de la Capilla Real de
Granada, sin embargo, Berruguete fracasa como pintor cortesano, Las claves de
su éxito residen en transmitir a las formas italianas el fuego del alma, que
reclamaban los místicos españoles para la imaginería policromada.
A partir de 1523, las órdenes religiosas le convierten en su retablista predilecto.
Los numerosos encargos que recibe le obligan a fundar un gran taller.
La espléndida serie de retablos platerescos que contrata se inicia con el del
movimiento jerónimo de La Mejorada, en el pueblo vallisoletano de Olmedo y
el de los benedictinos de San Benito el Real, de Valladolid.
Ladra el retablo del Colegio de los Irlandeses, de Salamanca y culmina este
ciclo con el de la Epifanía.
Todos estos conjuntos están acotados por balaustres y albergan una legión de
imágenes crispadas, descarnadas y espiritualmente alargadas, al utilizar como
canon la proporción quíntupla, consistente en contener diez veces la medida del
rostro.
La fama le lleva a Toledo, donde el Cardenal Tavera le encomienda la mitad de
la sillería alta de la Catedral Primada. En 1542, el Cabildo toledano le traspase
el remate de la silla episcopal, que Berruguete corona en 1547 con el grupo de
la Transfiguración.
En su estancia en Toledo realizó el Sepulcro del Cardenal Tavera, bajo el
crucero del Hospital de San Juan Bautista.

Juan de Juni aglutina tres sensibilidades en su estilo: la francesa, la italiana y la


española. De Borgoña capta el dinamismo de los paños con que los escultores
locales envuelven sus pesadas figuras y toma prestada la composición
iconográfica que le hizo célebre: el Entierro de cristo.
En Florencia aprende a redondear los perfiles de las telas; en Bolonia funde la
rigurosa simetría de los entierros franceses.
En España se acomoda en Valladolid donde realiza el Entierro de Cristo para la
capilla funeraria del obispo fray Antonio de Guevara, en el monasterio de San
Francisco. Juni representa un drama teatral, donde la Virgen, San Juan, las
Marías y los Santos Varones proceden, con perfumen y toallas, al
embalsamamiento del cadáver de Jesús, que yace tendido sobre el féretro.
Las aportaciones de Juni se extienden también al campo del retablo. En 1545
contrata el de la parroquia de Santa María de la Antigua, donde renuncia a la
tradición plateresca sustituyendo el balaustre por columnas corintias de fuste
estriado.
El desbordado dramatismo que tensa todo el conjunto culminar en el desgarrado
episodio del Atico, con la Virgen desmayada bajo la cruz. A esta obra
monumental le siguen el retablo principal de la catedral soriana de Burgo de
Osma y el de la capilla privada de los Benavente.
En torno a 1567 debió de labrar la conmovedora dolorosa titular, que se
convertirá en el prototipo de las vírgenes procesionales castellanas del Barroco.

La pintura: el Greco

El Greco forma parte del reducido censo de artistas que selló su estilo, en el que
el manierismo del alargamiento alcanza la plenitud.
Su primera formación la recibe en la isla de Creta, especializándose en iconos
religiosos sobre fondos dorados. Su estancia en Italia la completa en Roma,
asimilando el apretado dibujo de Miguel Ángel. Se traslada a España con la
intención de servir a Felipe II en la decoración del monasterio de El Escorial.
A la espera de una respuesta favorable de Felipe II, el Greco acude a Toledo
para pintar los retablos de Santo Domingo el Antiguo. El Cabildo de la Catedral
le encarga, en 1577, El expolio de Cristo.
Felipe II propuso un trabajo: la pintura del Martirio de San Mauricio y la legión
tebana para el altar del santo en la basílica escurialense. El Greco se esmeró y
tardó dos años en realizar el cuadro.
El pintor se había equivocado. En vez de potenciar la decapitación de San
Mauricio y sus compañeros a manos de los romanos, concentra toda su atención
en el instante previo al martirio. El Greco había violado la regla de oro de la
estética contrarreformista: otorgar primacía al estilo sobre la iconografía, en vez
de subordinar el arte a la temática religiosa.
Desahuciado por el círculo cortesano, el Greco fija su domicilio en Toledo.
Poco después realizaría la obra cumbre su catálogo y de la pintura española del
siglo XVI: El entierro del Señor de Orgaz.
En 1323, cuando muere don Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de la villa de
Orgaz, bajan del cielo San Agustín y San Esteban para sepulcrar su cadáver en
la parroquia de Santo Tomé, diciendo a los asistentes: Tal galardón recibe,
quien a Dios y a sus santo sire, La prodigiosa recompensa se debía a que el
difunto había fundado un convento agustino bajo el nombre de San Esteban. El
párooco de Santo Tomé encargaba al Greco la com`nmemoracón del milagro.
El primer gran acierto del pintor y san Esteban inhuman los restos de su
benefactor tolrdano de la misma forma que José de Arimatea y Nicodemo
transladan a Cristo a la tumba. A su alrededor dispone el cortejo fúnebre que
acudió a la misa de réquiem. La moda en la indumentaria de los testigos la
trasladan también a los ternos de los factores y a la armadura milanesa con que
se amortaja al protagonista del dueto. En el novel superior, un ángel eleva el
alma del señor de Orgaz, que es recibido en la gloria por la Déeisis bizantina:
Cristo, la Virgen y San Juan Bautista.
Esta pieza maestra consolidó el prestigio del Greco en Toledo e inauguró una
nueva etapa en su estilo. El color se va apagando, reduciéndose a una fría gama
de tonos verdosos, grises, amarillos y carmines. Las figuras acentúan su
expresividad.
Los retablos, que al mismo Greco diseña dando prueba de sus conocimientos
arquitectónicos, son estructuras palladianas para enmarcar lienzos. Los altares
de la Capilla de San José del Colegio de San Bernardino, Casa Museo del
Greco y Hospital de la Caridad, en illescas, concentraban sus arbitrarias
visiones de la Virgen y de los santos. Complemento de estos conjuntos van a
ser los Apostolados, formando por trece cuadros, presididos por el Salvador.
Médicos, abogados, reólogos, humanistas, dignatarios eclesiásticos y
aristócratas, como el enigmático Caballero de la mano en el pecho, desfilan por
su inigualable galería de retratos.
A los 73 años, fallece el Greco entre la admiración de muchos.

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