Está en la página 1de 6

Esculturas a comentar que pueden entrar en el examen

Renacimiento español
1. Sacrificio de Isaac – Alonso Berruguete
2. San Sebastián del retablo de San Benito de Valladolid – Alonso de Berruguete
3. El Santo Entierro – Juan de Juni
Barroco
4. David – Bernini
5. Apolo y Dafne – Bernini
6. El Éxtasis de Santa Teresa – Bernini
7. Cátedra de San Pedro – Bernini
1. Escultura del Renacimiento en España (comentario)
A lo largo del s. XVI se abandonan progresivamente las formas góticas de influencia
francesa y flamenca, que son sustituidas por el estilo renacentista italiano, producto de
los viajes de los escultores españoles a Italia, de la llegada de artistas italianos y
franceses y de la importación de obras. Sin embargo, la escultura española mantuvo
ciertos rasgos peculiares:
- Predominio de la temática religiosa, por el poder de la Iglesia y el conflicto católico-
protestante. Hay un gran desarrollo de la imaginería religiosa, ya iniciada en el Gótico.
- Mayor preocupación por la fuerza expresiva que por la belleza formal y las correctas
proporciones, en un afán de crear imágenes devotas de contenido emocional.
- El material más utilizado fue la madera. El mármol, la piedra y, en menor medida, el
bronce, se emplearán en monumentos funerarios de príncipes, nobles o eclesiásticos.
Uno de los aspectos más destacados fueron los retablos de madera. Estos contaban
con una estructura arquitectónica en la que se alberga el programa escultórico.
Estaban organizados horizontalmente en banco, varios cuerpos superpuestos y ático;
verticalmente se dividen en calles formadas por columnas, frisos y frontones. Las
esculturas exentas se suelen alojar en hornacinas y los relieves en planchas lisas. Las
figuras se policromaban empleando varias técnicas: dorado, estofado o encarnado.
En España el Renacimiento en escultura se inició a principios del s. XVI desde un estilo
tímidamente renacentista hasta un clasicismo patente en todas las obras a finales de la
centuria. Entre los escultores de la primera etapa sobresalen:
- Felipe Bigarny (1475-1543). De origen francés, se estableció en Burgos. Una de sus
primeras obras destacada es el trascoro de la catedral de Burgos, en el que aún
mantiene la tradición gótica, pero en el que usa formas renacentistas en el fondo
arquitectónico. Será en el retablo mayor de la Capilla Real de Granada donde se
exprese con un estilo diferente: figuras más monumentales, de gran dramatismo y
movimiento, con una rica ornamentación plateresca. Posterior a este destaca el
retablo de la capilla del Condestable de la catedral de Burgos.
- Damián Forment (1480-1540). Nacido en Valencia, se inició con esculturas destinadas
a conventos e iglesias valencianos. Uno de sus encargos más importantes fue el
retablo mayor de la basílica del Pilar de Zaragoza, donde mantiene la traza gótica. Es
en el retablo del monasterio de Poblet donde abandona el Gótico y sus relieves y
estatuas denotan clasicismo. En su retablo de Santo Domingo de la Calzada su estilo
avanza, con la abundancia de figuras y la introducción de elementos mitológicos.
El segundo tercio del s. XVI es el momento de mayor esplendor. Las figuras más
destacadas, procedentes de la escuela de Valladolid, son:
- Juan de Juni (1506-1577). De origen francés, fue plenamente renacentista. Su estilo
monumental, por influencia de Miguel Ángel, está lleno de fervor y sentimiento, y sus
figuras presentan una intensa pasión, fruto del dolor y la angustia. Entre sus
principales obras están el grupo del Santo Entierro y la Virgen de los Cuchillos.
- Alonso Berruguete (1488-1561), hijo del pintor Pedro Berruguete, se formó en
Florencia y en Roma, donde entró en contacto con Miguel Ángel, Donatello, Jaccopo
della Quercia y los manieristas florentinos, y asistió al descubrimiento del Laocoonte.
Afincado en Valladolid, realizó numerosas obras en las que expresa el dramatismo y la
emoción característicos de sus creaciones. Ejemplos son el Sacrificio de Isaac y el San
Cristóbal, dos tallas que se realizaron para el retablo de San Benito de Valladolid.
También destaca Gaspar Becerra y su retablo de la catedral de Astorga, donde utiliza
los modelos miguelangelescos y las composiciones manieristas.
Durante el último tercio del siglo XVI, en la escultura tiende a un Manierismo clasicista
equilibrado y sobrio en las formas y austero en lo decorativo. La Iglesia usó este estilo
como propaganda e impulsó la construcción de grandes retablos y grupos escultóricos
de carácter religioso y político. Muchos escultores van a trabajar para Felipe II en el
Escorial, como los broncistas italianos León Leoni y su hijo Pompeyo. Del primero
destaca Carlos V y el furor, pero su obra más importante, en la que también intervino
su hijo, son los grupos funerarios de Carlos V y Felipe II, con sus respectivas familias,
realizados en bronce dorado y con adornos de esmaltes.
2. La escultura barroca. Bernini.
El arte barroco se extiende desde principios del siglo XVII hasta mediados del XVIII. Se
inició en Italia ligado a los profundos cambios y tensiones que vivió Europa. La Reforma
luterana provocó la ruptura entre protestantes y católicos, lo que llevó a graves
conflictos, como la Guerra de los Treinta Años. Los católicos reaccionaron con el
Concilio de Trento y la llamada Contrarreforma, rechazando todo lo expuesto por
Lutero.
Esto tuvo su reflejo en Roma, sede del Papado, que experimentó una gran
transformación urbana. La Iglesia católica utilizó el lujo y la ostentación como medio
de propaganda religiosa. El arte barroco es ampuloso y recargado, donde las formas
adquieren movimiento y predomina el sentido de lo teatral, con gran dramatismo y
emotividad. Es un arte conservador que busca ser artificioso y espectacular para atraer
la atención del público, pero con un mensaje sencillo.
Además, tuvo lugar el nacimiento de la ciencia moderna, con descubrimientos como el
heliocentrismo. Todo ello llenó la sociedad de desasosiego por la inestabilidad general,
lo que se reflejó en el arte por la ilusión y el artificio.
Al igual que la arquitectura, la cuna de la escultura barroca es Italia. Se superó el
Manierismo añadiendo varias novedades. Sus características principales son:
- Interés por expresar el movimiento. Esto se refleja especialmente en la ampulosidad
de los ropajes. Asimismo, las figuras forman diagonales y se representan en escorzo
para reforzar el dinamismo.
- Los ropajes y el movimiento acentúan los juegos de luces y sombras. Las superficies
presentan acusados salientes y entrantes-
- Las esculturas se conciben dentro del marco arquitectónico o urbano al que iba
destinada.
- Las expresiones humanas se plasman con dramatismo para conmover al espectador.
- Gusto por el desnudo.
- Se sigue empleando el mármol, que adquiere calidades plásticas al ser pulimentado
en extremo.
- Se representan distintos temas, principalmente religiosos (apoteosis, gloriosas de
santos, escenas de martirio y éxtasis…), retratos (escultura funeraria, retratos
ecuestres), mitológicos (para adornar jardines y las ciudades), etc.
Entre los principales escultores encontramos a Stefano Maderno, Camilo Mariani y
Francesco Mochi. Pero el más destacado fue Gian Lorenzo Bernini.
Aunque abarcó otras artes con gran maestría, la verdadera vocación de Bernini fue la
escultura. Gozó de fama internacional y ejerció una gran influencia, llegando su estilo a
ser el modelo durante un siglo. Para él, la escultura ha sido la expresión de la historia
de la humanidad, algo que aplica a la Iglesia porque es el instrumento de salvación de
los hombres; al Estado, instrumento para conseguir la felicidad terrenal; y al Arte, que
permite hacer visible las creaciones de la imaginación.
Su estilo se caracteriza por el dramatismo y la plasmación de emociones intensas, el
gusto por captar un instante de tiempo, el movimiento, el realismo, y el detallismo a la
hora de representar la anatomía, los rostros, la piel y los ropajes. Busca crear una
escultura que impacte emocionalmente a través de un juego estético preconcebido: la
proyección espacial de sus obras, el sentido escenográfico de las mismas, la distorsión
de sus formas, el modelado de las superficies y un extraordinario virtuosismo.
Su obra escultórica puede dividirse en varias fases:
- De entre 1615 y 1617 son sus primeras obras, como La cabra Amaltea. Pese a su
dependencia manierista, cuenta con gran libertad, energía y perfección
- Entre 1618 y 1624 inicia una nueva etapa con El rapto de Proserpina, el David o Apolo
y Dafne. Aunque se inspira en la línea serpentinata manierista, la fuerza y la firmeza de
las obras rompen con su espíritu.
- A partir de 1624 empieza la serie de estatuas como Santa Bibiana o San Longino, que
expresan la nueva sensibilidad, donde los ropajes participan del espíritu de las figuras y
junto con las cortinas provocan atrevidos juegos de luces y sombras. Es también aquí
cuando comienza el Baldaquino de San Pedro
- A partir de 1630 vuelve al clasicismo con la tumba de la condesa Matilde, algunos
retratos o la cabeza de Medusa.
- Entre 1640 y 1650 alcanzó su madurez y desarrolló sus obras más personales.
Destacan el Éxtasis de Santa Teresa o la Fuente de los Cuatro Ríos.
- Finalmente, a partir de 1660, sus figuras se alargan y los pronunciados y delicados
ropajes las envuelven con gran plasticidad. Ejemplos son el Daniel o María Magdalena.
Como arquitecto, sienta las bases de un estilo ortodoxo, caracterizado por la búsqueda
de un efecto principal: la naturaleza espectacular, y unos espacios definidos por el
principio de expansión infinita, animados por fuerzas centrífugas. Trabajó para el papa
Urbano VIII y asumió obras urbanas tan importantes como la Plaza de San Pedro.
También terminó el Palacio Barberini. Más tarde, inició la construcción de la iglesia de
San Andrés en el Quirinal, que tendrá una gran influencia al utilizar una planta
centralizada (ovalada) rematada por una cúpula.
La arquitectura barroca llena los edificios de movimiento con frontones curvos y
partidos, líneas curvas y columnas salomónicas. Las fachadas tienen múltiples planos
que introducen efectos de luz y juegos de perspectiva. Se usan efectos ilusionistas que
agrandan el espacio: espejos, cúpulas pintadas con perspectivas… Se hacen grandes
cúpulas y se emplea el orden gigante. Abunda la decoración, principalmente vegetal. El
interior se enriquece con pinturas y retablos dorados. Además, se diseñan grandes
avenidas y plazas que llevan a los principales edificios para que estos destaquen.
Distinguimos dos periodos en Italia: el primer tercio del s. XVII, más calmado, en el que
destacó Carlo Maderno, quien modificó la planta final de la Basílica de San pedro y
realizó su fachada; y el resto del s. XVII, ya Barroco pleno, en el que, además de
Bernini, sobresale Borromini, con San Carlos de las Cuatro Fuentes.

También podría gustarte