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Fra Angélico

(Guido o Guidolino di Pietro; Vicchio di Mugello, hacia 1395 - Roma, 1455) Pintor italiano.
No se le atribuye ninguna obra hasta 1420 (relicarios para Santa Maria Novella). Se
orientó hacia un arte expresivo, instalado en el espacio y bañado por la dulce luz
florentina, que no atenúa en absoluto la solidez de la composición y la firmeza de los
volúmenes. Todas estas cualidades aparecen con gran evidencia en sus obras
fundamentales: Descendimiento (c. 1440), Lamentación sobre el cuerpo de Cristo (1440-
1445), La coronación de la Virgen (antes de 1445), la serie de pinturas realizadas para las
celdas del convento de San Marcos de Florencia y La Anunciación del Museo del Prado. Las
virtudes espirituales del pintor armonizan con la frescura y la delicadeza de sus coloridos,
con la elegancia del dibujo y con esa manera tan suya de ocupar el espacio con el mínimo
de medios y de efectos.
La pintura del beato Angélico sorprende tanto por su calidad técnica como por la
profunda devoción religiosa que inspira. Como escribiera Giorgio Vasari, «habiendo sido
excelente pintor y miniaturista y óptimo religioso, merece por ambas razones que de él se
haga honradísima memoria». Guido o Guidolino di Pietro fue conocido como Fra Giovanni
di Fiésole, nombre que adoptó al tomar el hábito de Santo Domingo; sin embargo, se le
conoce más popularmente como Fra Angélico o el beato Angélico por su religiosidad y la
serena espiritualidad de sus obras, pese a que la iglesia nunca le concedió el título.

Casi nada se sabe de su formación pictórica, aunque en su estilo se aprecia una transición
entre elementos temáticos de tipo trecentista o gótico (fondos dorados, alargamiento de
las figuras, gusto por el trazado de líneas curvas en los ropajes) y aspectos innovadores
más característicos del arte del Quattrocento: sentido del volumen, intentos de
profundización en perspectiva y, sobre todo, luminosidad de la atmósfera, elemento este
último de poderosa presencia en la obra del maestro. Es probable que su iniciación
artística se realizara de la mano del monje camaldulense Lorenzo Monaco.
En las tablas realizadas entre 1420 y 1436 para el convento de San Marcos de Florencia
(Adoración de los magos, El beso de Judas) se aprecia una progresiva madurez artística,
que alcanza su mejor nivel en La Anunciación y en las dos versiones de La coronación de la
Virgen. En el Retablo del Juicio Final, que constituye la culminación de esta serie de
composiciones, se aprecia un detenido estudio de la perspectiva y un intenso contraste
entre la intensidad expresiva de la felicidad de los elegidos y la representación
convencional y fría de los castigos infernales.
En 1436, Fra Angélico inició la serie de pinturas murales del ya citado convento de San
Marcos, donde su arte adquiere un mayor sentido del volumen, quizá por influencia de
Masaccio. Destacan en estos frescos, entre otras, las escenas de La anunciación, San Pedro
mártir, La Virgen con el Niño y ocho santos, La coronación de la Virgen y Cristo peregrino.
Su evolución estilística se observa también en los frescos de la capilla Nicolina del
Vaticano.

Fra Angélico, que nunca abandonó su trabajo artístico, fue prior del convento dominico de
Fiésole entre 1450 y 1452. El artista murió el 18 de febrero de 1455 en el Vaticano,
cuando se disponía a decorar las paredes de una capilla hoy desaparecida. Aunque no
tuvo discípulos directos, su aportación al desarrollo de la pintura renacentista fue
considerable.
Obras de Fra Angélico
En España se conservan tres obras seguras de Fra Angélico y otra recientemente atribuida. En el
Museo del Prado de Madrid se conservan dos de sus obras más representativas.
La primera es el gran retablo de La Anunciación (1430-1432), realizado para el convento dominico
de Fiesole, y presente en el museo desde su donación por la Corona española en 1861. Dicha obra
fue regalada en Italia al primer duque de Lerma, valido del rey Felipe III, lo que explica su
presencia en España dos siglos antes de que los primitivos italianos cobrasen estimación en el
mercado internacional.
La segunda obra es La Virgen de la granada, adquirida en enero de 2016 por el Estado a su
entonces propietario, el duque de Alba, y que data de 1426. La Casa de Alba había conservado
dicha obra en el palacio de Liria desde que Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva la adquiriese en
Florencia hacia 1817. El precio de compra de La Virgen de la granada ascendió a 18 millones de
euros, a pagar entre El Estado español (10 millones), el Museo del Prado (4) y la Fundación
Amigos del Museo del Prado (4).1
Esta operación de compra incluyó, además, la donación por el Duque de Alba de una predela que
los expertos de la pinacoteca madrileña (y otros del extranjero, como el Museo de Arte de
Filadelfia) han certificado también como obra salida del pincel del propio Fra Angélico y en la que
está representada una escena del entierro de San Antonio Abad, con lo que el Museo del Prado
contaría con tres obras del artista italiano.
Por su parte, el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid posee La Virgen de la Humildad, pintada ya
en plena madurez del artista entre el 1433 y 1435, que perteneció a los Thyssen desde 1935 hasta
la compra de la colección Thyssen por el Estado español en 1993. Actualmente se encuentra
expuesta en el MNAC de Barcelona, cedida en depósito por el Museo Thyssen-Bornemisza.
Finalmente, en la sala del Tesoro de la catedral de Toledo se conserva un Crucifijo con figuras de
santos, obra escasamente estudiada y conocida, pero de gran calidad y que muestra todas las
características del pintor de Fiesole.

Fra Angélico, fresco de las celdas de San La Anunciación (c. 1450)


Marcos. Cristo alcanza a Adán para rescatarlo
del Infierno. c. 1440
El nombre de San Juan Bautista (1434-1435) La Adoración del Niño Jesús

La Natividad
La huida a Egipto (c. 1450)

Masaccio
(Tommaso di ser di Giovanni di Mone Cassai; San Giovanni Valdarno, actual Italia, 1401 -
Roma, 1428) Pintor italiano. La carrera artística de Masaccio es interesante, primero, por
la sorprendente relación entre la brevedad de su vida (murió a los veintisiete años) y la
importancia, además de relativa abundancia, de sus creaciones, y segundo, por su
aportación decisiva al Renacimiento, ya que fue el primero en aplicar las reglas de la
perspectiva científica.

Masaccio se trasladó a Florencia cuando aún era muy joven, y en 1422 figuraba inscrito en
el gremio de pintores de esta ciudad. Nada se sabe de lo que hizo hasta entonces y con
quién se formó. Se le vinculaba tradicionalmente con el taller de Masolino, pero en la
actualidad se cree que no fue en él donde se formó, sino que se incorporó como
colaborador ya formado.

Su primera obra documentada, el tríptico de San Juvenal (1422), es una creación que
supera plenamente el gótico. En el posterior políptico para el Carmine de Pisa (1426), la
composición a base de pocas figuras esenciales y la plasmación natural de la luz definen
su estilo característico, que se despliega plenamente en su obra maestra: el ciclo de
frescos sobre la vida de San Pedro y la expulsión del Paraíso, que pintó para la capilla
Brancacci de Santa Maria del Carmine, en Florencia, en colaboración con Masolino.
Obra
Tríptico de San Juvenal

Tríptico de San Juvenal.


El tríptico de San Juvenal era una obra desconocida de Masaccio, no mencionada por su biógrafo
Giorgio Vasari, que fue redescubierta en 1961. La pintura se compone de tres tablas: la central
representa a la Virgen con el Niño, flanqueados por dos ángeles; en los paneles laterales aparecen
parejas de santos: San Bartolomé y San Blas en el de la izquierda, y San Juvenal y San Antonio Abad
en el de la derecha. En la tabla central figura la inscripción que ha permitido datar la obra: ANNO
DOMINI MCCCCXXII A DI VENTITRE D’AP[RILE]. La composición está construida de acuerdo con las leyes de la
perspectiva: las líneas de fuga del pavimento de los tres paneles convergen en un punto de fuga
central, representado por la mano derecha de la Virgen, que sostiene los pies del Niño.
Capilla Brancacci
En 1424, Masaccio y Masolino comenzaron la decoración de la Capilla Brancacci, en el transepto de
la iglesia de Santa María del Carmine. La capilla había sido construida de acuerdo con las
disposiciones testamentarias de Pietro Brancacci, pero fue Felice Brancacci, próspero mercader en
sedas que había desempeñados varios cargos políticos importantes en Florencia, quien
encomendó la decoración de la capilla a Masaccio y Masolino. Los dos pintores trabajaron de
forma perfectamente coordinada: ambos trabajaron en las dos paredes de la capilla, y dieron una
gran unidad a la composición, gracias al empleo de una misma gama cromática, y de un único
punto de vista (el de un espectador situado en el centro de la capilla). Cuando Masolino marchó a
Hungría, en septiembre de 1425, Masaccio continuó trabajando en solitario. Más adelante, tras la
partida a Roma y posterior muerte de Masaccio, el trabajo quedó interrumpido. En 1436 Felice
Brancacci fue desterrado de Florencia al subir al poder la familia Médici. La decoración de la
capilla sólo fue terminada en 1481 por Filippino Lippi. Entre 1746 y 1748 se realizaron
importantes transformaciones en la capilla, y en 1781 sufrió importantes deterioros a causa de un
incendio que ennegreció los frescos. Fueron restaurados en 1988, volviéndose al color original.
Los frescos se distribuyen en dos niveles horizontales a lo largo de las dos paredes de la capilla
(originalmente había también pinturas en los lunetos y en la bóveda, todas ellas obra de Masolino).
Se sigue el esquema característico de la pintura florentina al fresco, consistente en ordenar las
composiciones como si fuesen cuadros colocados en el muro, y, para destacar esta idea, cada
escena está enmarcada por pilares clásicos y capiteles corintios pintados.
La expulsión de Adán y Eva del paraíso terrenal, antes y después de la restauración.
El tema principal de los frescos es la historia de la vida de san Pedro, patrón de los marineros y
comerciantes del mar, y hay también algunas referencias al Génesis, concretamente a la historia de
Adán y Eva. El programa iconográfico se ha interpretado en relación con la personalidad del
comitente: Felice Brancacci había sido uno de los primeros cónsules del mar de Florencia en 1421,
y entre 1422 y 1423 fue embajador en El Cairo.

La Trinidad
Entre 1426 y 1428 Masaccio realizó el fresco de la Trinidad en uno de los muros laterales de la
iglesia florentina de Santa María Novella. En este mural se hace uso por primera vez de la teoría de
la perspectiva. La pintura representa el dogma de la Trinidad, en el marco de una capilla inspirada
en los arcos de triunfo romanos, con una bóveda de medio cañón dividida en casetones y sostenida
por columnas jónicas, flanqueadas a su vez por pilastras que sostienen un entablamento. En el
centro se encuentra Cristo crucificado, sostenido por Dios Padre —única figura que escapa a las
leyes de la perspectiva, en tanto que ser incomensurable—; bajo la cruz se encuentran la Virgen
María y San Juan Evangelista. Más abajo están los dos comitentes, identificados recientemente
como Berto di Bartolomeo del Banderaio y su esposa Sandra, quienes asisten arrodillados a la
escena sacra. Por debajo de ellos, y funcionando como base de la composición, hay un altar de
mármol bajo el cual se ve un esqueleto yacente al que acompaña la inscripción: «Ya fui antes lo que
vosotros sois; y lo que soy ahora lo seréis vosotros mañana» («Io fu già quel che voi sete: e quel chi
son voi ancor sarete»).
La pintura puede leerse en sentido vertical ascendente, como la ascensión hacia la salvación
eterna, desde el esqueleto (símbolo de la muerte) hasta la Vida eterna (Dios Padre), pasando por la
oración (los donantes), la intercesión de los santos (San Juan y la Virgen), y la redención (Cristo
crucificado). El uso que hace Masaccio de la perspectiva hace que la composición sea un auténtico
trompe l'oeil o trampantojo que hace parecer que el muro está efectivamente perforado.
Sandro Botticélli
(Alessandro di Mariano Filipepi; Florencia, 1445 - id., 1510) Pintor italiano. Muy valorado
en la actualidad, Sandro Botticelli no se cuenta entre los grandes innovadores del
Renacimiento, sino que se inscribe más bien en un grupo de pintores que rehuyó el
realismo a ultranza y se inclinó por un estilo basado en la delicadeza, la gracia y un cierto
sentimentalismo. Uno de ellos fue Filippo Lippi, maestro e inspirador de la obra de
Botticelli.
La trayectoria artística de Sandro Botticelli se inició con obras de temática religiosa, en
particular con vírgenes que, como la Virgen del Rosal, denotan un gran vigor compositivo.
En 1470, cuando contaba ya con un taller propio, se introdujo en el círculo de los Médicis,
para los que realizó sus obras más famosas. Un primo de Lorenzo el Magnífico, Pier
Francesco de Médicis, le encargó la alegoría de La primavera y también, al parecer, El
nacimiento de Venus y Palas y el centauro.

Realizar obras de gran formato ajenas a la temática religiosa fue toda una novedad en
aquella época, y se debió seguramente a la vinculación de su mecenas con la filosofía
neoplatónica, cuyo carácter simbólico debían reproducir las obras encargadas. De ellas se
han realizado interpretaciones de enorme complejidad, que van mucho más allá de su
gracia evocadora.
A la misma época corresponden también La adoración de los Reyes Magos y el Díptico de
Judit, obras igualmente emblemáticas. El hecho de que, en 1481, fuera llamado a Roma
para decorar al fresco la Capilla Sixtina (junto con otros tres grandes maestros) hace
suponer que ya gozaba de un gran prestigio. A su regreso a Florencia realizó obras más
solemnes y redundantes, como la Natividad mística, probablemente influido por la
predicación tremendista de Girolamo Savonarola. Se le deben también bellísimos dibujos
para un manuscrito de la Divina Comedia de Dante.
Eclipsado por las grandes figuras del siglo XVI italiano (Leonardo, Miguel Ángel y Rafael),
Botticelli permaneció ignorado durante siglos, hasta la recuperación de su figura y su obra
a mediados del siglo XIX. Su estilo se perpetuó en cierto modo a través de los artistas
formados en su taller, entre ellos el hijo de Filippo Lippi, Filippino Lippi.

Obra
Primeras obras

La fortaleza (1470). Temple sobre tabla, 167 x 87 cm, Galería Uffizi, Florencia.
Para 1470 Botticelli tendría taller propio. Ya entonces su obra se caracteriza por una concepción
de la figura como vista en bajorrelieve, pintada con contornos claros, y minimizando los fuertes
contrastes de luz y sombra que indicarían formas plenamente modeladas. Para ese mismo año
realizó La Virgen con el Niño y dos ángeles. Es la primera obra de altar que realizó que se conserva.
Con esta obra crea una especie de escenario-teatro que muestra el contexto histórico del
Renacimiento.
Fue pronto tenido en cuenta por los Médici, de quienes recibió numerosos encargos. Pero su
cercanía con la familia es anterior. Fue recomendado a Pedro de Médici, padre de Lorenzo, por
Filippo Lippi.6 De esta época data el Retrato de hombre con la medalla de Cosme el Viejo (1474).
Realizó en la casa de los Médici muchas obras para Lorenzo de Médici. En los personajes de la
Adoración de los Magos (1475), «están retratados Cosme el Viejo, arrodillado ante el Niño, su hijo
Pedro de Médici abajo en el centro, Juliano de Médici y Lorenzo de Médici en el grupo de la
izquierda, a su lado Poliziano y Pico della Mirandola y, en el extremo derecho, mirando al
espectador, lo que se considera un autorretrato de Botticelli», según Vasari en su Vita de Botticelli.
Esta obra, que pintó para la iglesia de Santa María Novella, llamó la atención de los Médicis.
Comenzó a trabajar para ellos pintando un estandarte para el torneo de Juliano de Médici (1475),
ensalzado por Poliziano en sus Stanze. Sus contactos repetidos con esta familia fueron sin duda
alguna, útiles para garantizarle protección política y crear las condiciones ideales para la
producción de sus numerosas obras maestras.
Recibió en 1470 un importante encargo: La fortaleza. Una de las pinturas sobre Virtudes para la
Sala del Tribunal de los Mercaderes, para la serie de las Virtudes ejecutadas por Piero Pollaiuolo.
Esto indica que para entonces, con unos 30 años de edad, ya debía haber ejecutado obras
destacadas. Ese mismo año recibió el encargo de pintar dos pequeñas obras, Historias de Judit. Esta
historia fue una de las más empleadas durante el quattrocento. Giovanni Boccaccio la incluye en su
Historia de las mujeres famosas.
En 1472 entró a formar parte de la Compañía de San Lucas, gremio de pintores. En los años
siguientes Botticelli se hizo muy famoso, hasta el punto de ser llamado a Pisa para pintar un fresco
en su catedral, hoy perdido.
Hacia 1474 realizó el San Sebastián, para decorar una columna de la iglesia florentina de Santa
María la Mayor.

Obras de madurez
En 1478 tuvo lugar la conjura de los Pazzi (1478), en la que murió asesinado el hermano de
Lorenzo el Magnífico, Juliano de Médici. Sandro pintó al fresco sobre la Puerta de la Aduana los
retratos de los conjurados Jacopo, Francesco y Renato de Pazzi y del arzobispo Salviati, ahorcados,
fueron borrados en 1494. De esta época datan varios retratos conmemorativos del fallecido
Juliano de Médici. Debido a la cercana relación de Lorenzo y Botticelli, este le encargó dos obras de
tipo político. Realizó Palas y el Centauro para conmemorar el triunfo de la facción Médici sobre la
facción Pazzi. Esta pintura es mencionada por Vasari en su vida de Botticelli. Después de estas
pinturas políticas Botticelli pasó a Roma para decorar la capilla Sixtina, entonces recién
construida. En 1481, el papa Sixto IV llamó a toda una serie de artistas prominentes florentinos y
umbríos, entre ellos a Botticelli, para que pintasen frescos en las paredes de la capilla Sixtina.

Las pruebas de Moisés (1481-1482). Pintura mural, 348,5 x 558 cm. Capilla Sixtina, Ciudad del Vaticano.
Según Vasari, Botticelli se encargó de dirigir y coordinar el conjunto de pinturas al fresco de la
capilla Sixtina. El programa iconológico era la supremacía del papado. Para realizar la obra, los
pintores tuvieron que aceptar unas convenciones representativas comunes a todos, de manera que
la obra final resultara homogénea: usaban la misma escala de dimensiones, la misma estructura
rítmica y representación paisajística, una sola gama cromática con adornos de oro que hiciera
resplandecer las pinturas con la iluminación de las antorchas y las velas. En esta obra común la
contribución de Sandro fue moderadamente exitosa, realizando tres recuadros: Castigo de Core,
Datan y Abiram, Hechos de la vida de Moisés y La tentación de Cristo (1481-1482). Pertenecen a su
taller la mayoría de las figuras de pontífices situadas en los nichos. Aunque solo son suyas tres de
las historias. Después de su estancia en Roma (1481-1482), Botticelli volvió a Florencia, y continuó
con su carrera de pintor cortesano.
Dibujo de Sandro Botticelli: Los seis gigantes desnudos en torno al pozo, Divina Comedia, Infierno, Canto XXXI,
Gabinete de dibujos, Berlín.
Tomó afición a la lectura de Dante. «Siendo de mente sofisticada, allí escribió un comentario sobre
un pasaje de Dante e ilustró el Infierno que él mismo imprimió, dedicándole mucho tiempo, y esta
abstención al trabajo condujo a serios desórdenes en su vida». Así hablaba Vasari del primer Dante
impreso (1481) con las decoraciones de Botticelli, no imaginándose que el nuevo arte de la
impresión pudiera interesarle a un artista. Botticelli como dibujante ofrece una interpretación
personal, que transciende al humanismo.
Los cuatro paneles de La historia de Nastagio degli Onesti (1483) fueron un encargo de Lorenzo el
Magnífico. Estos eran un regalo de boda de Lorenzo para Giannozzo Pucci, con ocasión de su
matrimonio con Lucrezia Bini. Narraban la leyenda extraída del Decamerón de Giovanni Boccaccio.
Entre 1478 y 1486, realiza Los frescos de la Villa Lemmi. Fueron descubiertos en 1873. Recoge
ideas neoplatónicas de Ficino sobre el Amor. A mediados de los años 1480 Botticelli trabajó en un
gran ciclo de frescos con Perugino, Ghirlandaio y Filippino Lippi para la villa de Lorenzo el
Magnífico cerca de Volterra; además, pintó muchos frescos en iglesias florentinas.
En 1491 Botticelli formó parte de un comité para decidir la fachada de la catedral de Florencia.
Las últimas obras que hasta ahora se conocen de Botticelli son Historias de Lucrecia, Historias de
Virginia y Vida de San Cenobio (1500-1504). Las dos primeras estaban, según Giorgio Vasari,
destinadas al palacio de Giovanni Vespucci.
Obras maestras

El nacimiento de Venus (1484). Temple sobre lienzo, 172,5 x 278,5 cm, Uffizi, Florencia
Basó los temas de sus cuadros alegóricos en el idealismo neoplatonismo de los Médici. Un ejemplo
es La primavera, obra de madurez realizada hacia 1478 para la casa de Lorenzo di Pierfrancesco
de Médici, discípulo de Poliziano y Marsilio Ficino, en la ciudad de Florencia. Tiene inspiración
clásica. Pero los personajes presentan la reinterpretación propia del pensamiento renacentista.
Unos de sus cuadros más famosos es El nacimiento de Venus, (1484) de tema mitológico, que forma
parte de la misma serie realizada para los Médici, junto con La primavera y Palas y el Centauro. En
esta obra, Botticelli consigue poner fin al problema de cómo distribuir las figuras. Este problema
se debe al concepto de hacer del cuadro un espejo de la realidad. Botticelli lo resuelve tomándose
libertades con la Naturaleza, para dotar de belleza y armonía a la obra. Esto se aprecia en el
tamaño antinatural del cuello de Venus, en la pronunciada caída de sus hombros y en el extraño
modo en que cuelga su brazo izquierdo.7 Así pues, el arte de Botticelli alcanza la plenitud con El
nacimiento de Venus.
La primavera y El nacimiento de Venus dieron a Botticelli prestigio como artista. Pero las obras más
rentables fueron sus madonas. Obtuvo grandes riquezas gracias a su obra.

Andréa dél Vérrocchio

Andrea del Verrocchio


Andrea di Michele di Francesco di Cione detto Il Verrocchio

Escultor y pintor florentino

Nació en Florencia entre 1434 y 1437.

Fue el quinto de los ocho hijos de Gemma y Michele di Cione, fabricante de azulejos y
recaudador de impuestos.

Trabajó como orfebre en el taller de Giuliano Verrocchio, de quien tomó el


sobrenombre, también como escultor con Donatello, y como pintor con Alesso
Baldovinetti.

Director de una academia en Florencia que llegó a convertirse en el principal centro


de arte de la ciudad. Entre sus alumnos estuvieron Leonardo da Vinci, Sandro
Botticelli, Lorenzo di Credi y Peruggino.

Autor del monumento ecuestre de bronce ubicado en el Campo dei Santi Giovanni e
Paolo en Venecia. Sólo pudo hacer el modelo en arcilla de esta estatua, terminada
tras su muerte por el escultor veneciano Alessandro Leopardi.

Otras esculturas en bronce son el David (1470-1472, Museo Nacional del Barguello,
Florencia) y Amorcillo con un delfín (c. 1476, para la fuente del patio del Palacio
Vecchio, Florencia). Entre sus principales cuadros están Bautismo de Cristo (1470,
Uffizi, Florencia) y numerosas versiones de la Virgen con el niño (National Gallery de
Washington y Metropolitan Museum de Nueva York).
Nunca se casó y mantuvo a algunos de sus hermanos debido a los problemas
económicos de su familia.

Verrocchio falleció el 7 de octubre de 1488 en Venecia.

Obras seleccionadas

Cristo y santo Tomás (1467-1483)


El bautismo de Cristo, (1472-1475)
Virgen con los santos Juan Bautista y Donato (1475-1483)
Tobías y el Ángel (1470-1480)
David (1467)
Estatua ecuestre a Coleoni (1479-1488)

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