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08/04/2022
Sandro Botticelli, El nacimiento de Venus, 1482-1485, temple sobre tela, 172.5x278.5 cm.,
Galería de los Uffizi, Florencia, Italia.
LECTURA DENOTATIVA
Los personajes que aparecen en el lienzo El nacimiento de Venus de Sandro Botticelli son Venus, Céfiro,
Cloris y la alegoría de las Horas.
Venus protagoniza el centro del cuadro, posando desnuda sobre una concha que la ha traído hasta la
orilla. Su cuerpo yace formando una línea sinusoidal. Un cuello algo desproporcionado sostiene la cabeza
que se inclina hacia la izquierda, mientras la cadera se dirige a la derecha.
La larga y abundante cabellera flota en el aire. Su extensión le permite usarla para esconder
delicadamente sus partes íntimas, mientras una de sus manos se apoya en su pecho.
A la izquierda del lienzo se encuentran dos personajes agrupados en pareja. Se trata de Céfiro, el dios
del viento, y de su mujer Cloris, diosa de las flores, que deja caer algunas sobre la escena. Ambos dioses
son representados con alas, flotando en el aire, ataviados con mantos que cubren sus partes íntimas.
Céfiro sopla sobre Venus y la lleva hasta una costa segura donde la espera una mujer. Se trata de una
alusión alegórica a las Horas, las tres diosas de las estaciones. Esta mujer, ubicada a la derecha del
lienzo, porta un vestido blanco estampado con flores, lista para abrigar a Venus con un manto también
florido sobre un fondo rosa.
LECTURA CONNOTATIVA
Contexto histórico
El nacimiento de Venus de Sandro Botticelli fue pintado entre los años 1482 y 1485. En ese momento,
el Alto Renacimiento en Italia aún estaba por llegar, y Botticelli se encontraba trabajando en Florencia—
su ciudad natal—después de una temporada en Roma, donde había sido comisionado para la creación
de frescos en la Capilla Sixtina. Al regresar a Florencia, volvió a pintar regularmente representaciones
católicas romanas. Sin embargo, también comenzó a incursionar en un nuevo tema: la mitología griega
y romana.
Como resultado de este nuevo interés en la iconografía antigua, produjo dos pinturas a gran escala: La
primavera y El nacimiento de Venus. Aunque no son un par, estas piezas a menudo se examinan
simultáneamente debido a las similitudes de sus temas, estilo y escala. Además, ambas piezas están
pintadas al temple, un medio tradicional hecho de pigmento y yema de huevo. Sin embargo, a diferencia
de La primavera, que fue pintada sobre un panel, El Nacimiento de Venus es una obra sobre lienzo; la
primera de su tipo en la Toscana.
En el contexto de la Italia del siglo XV, que era muy cristiana a pesar de su humanismo, Botticelli conoció
a los pensadores neoplatónicos ligados a Lorenzo de Medici, su mecenas. El Neoplatonismo fue aquella
corriente filosófica que intentó mediar el patrimonio cultural griego-romano y el cristianismo.
Gracias al poder social de la familia Medici, los artistas bajo su protección pudieron trabajar los encargos
mitológicos sin que la Iglesia pudiera impedirlo.
Valor artístico
Como al ojo le gusta ver un cierto movimiento en los ropajes, el tratadista Alberti aconsejaba a los
pintores que representaran la cabeza de Céfiro soplando a través de las nubes para que los ropajes
movidos por el viento ondeen graciosamente en el aire. Botticelli siguió esta recomendación al pie de
la letra. Todo se agita en “El Nacimiento de Venus”, desde las olas del mar hasta las ramas de los
naranjos del fondo, las rosas al caer y los mantos de las figuras. Pero sobre todo los cabellos que,
como exigía Alberti, deben formar remolinos como si quisieran enredarse u ondear en el aire,
parecidos a las llamas, o retorcerse entre sí igual que las serpientes.
En el “Manual de la pintura” de Cennino Cennini, aparecido hacia 1400. Indicaba como machacar las
piedras de lapislázuli para obtener el azul de las flores de aciano que adornan el manto de la Hora o
para la aplicación del finísimo pan de oro sobre el manto púrpura de Venus. Pero Botticelli también
demostró ser un artesano innovador: para “El Nacimiento de Venus” no eligió el usual soporte de madera
de álamo. Ya que hablamos del primer lienzo de gran formato conocido en la Toscana.
Aunque empleaba las pinturas al temple usuales en la época, disolvía los pigmentos en un mínimo de
materia grasa consiguiendo mejores resultados: el lienzo ha mantenido su elasticidad y firmeza hasta
nuestros días y la pintura apenas presenta fisuras. Cuando los restauradores retiraron la capa posterior
de barniz al aceite, descubrieron que Botticelli había aplicado una capa protectora inusual de clara de
huevo. Junto con la mezcla del temple, daba al cuadro un aspecto similar al fresco, acorde con una casa
de campo.
Las cuatro figuras se ordenan en una triada cuya estructura conforma un triángulo: Venus en el centro,
flanqueada a la izquierda por la pareja de Céfiros y a la derecha Hora Primavera.
A diferencia de estas figuras góticas de una Eva estilizada, la Venus de Botticelli es, sin duda alguna,
fruto de estudios anatómicos y la influencia de los modelos antiguos. El artista del Renacimiento adopta
de la escultura clásica griega el contraposto, la atractiva curva de la cadera de la diosa y su gesto de
pudor. Responde al canon que artistas como Policleto y Praxíteles elaboraron en su búsqueda por la
armonía y la belleza ideal. Según este canon, la distancia que separa los pezones debe ser igual a la
distancia entre el pecho y el ombligo y, a su vez, entre el ombligo y las piernas.
Estructura expresiva
Una mirada general al conjunto de la obra nos indica que la pintura está bañada por un resplandor
dorado en un mundo transformado por la belleza de Venus. El uso de colores claros y suaves, discretos
y recatados como la propia diosa, contrastan con los fríos verdes y azules. La parte derecha del cuadro
es algo oscura y sugiere, en cierto modo, que la presencia de la diosa llenará de luz esas zonas más
sombrías.
Respecto a los valores plásticos predominantes, encontramos el uso de una perspectiva geométrica que
da sensación de profundidad. Su análisis nos permite comprobar la adecuada dirección de Venus
respecto a la línea central, siguiendo el aliento de los dioses, que transmite impresión de movimiento. El
poder definidor y expresivo de la línea aparece con toda su fuerza dejando al color en un segundo plano.
Los contornos del desnudo femenino, que se alza como protagonista de la obra, están trazados
delicadamente y se animan con tonos nacarados. El efecto expresivo radica en la relación dialéctica que
existe entre el dinamismo de las figuras secundarias y la inmovilidad de Venus, navegando
majestuosamente hacia tierra.
Simbolismo
Venus
Venus es la diosa del amor y la fertilidad en la mitología Romana, la cual tiene la tarea de traer la belleza
al mundo.
Al observar a Venus podemos notar que tienen una expresión soñadora que representa que no basta
con reconocer lo hermosa que es, sino que su belleza viene de otro mundo al que no podemos acceder.
Por otro lado, se dice que se muestra desnuda porque ella es un ser sobrenatural por lo que nada puede
lastimarla incluyendo el frío o el viento.
La concha marina
La concha marina siempre se ha relacionado con la fertilidad femenina, sin embargo, en el caso de este
cuadro, como algo característico del renacimiento, también representaba el renacer personal, es decir,
el renunciar a nuestro antiguo yo lleno de ego y dar paso a nuestro auténtico yo.
Las rosas
Las rosas se dice que fueron creadas al momento del nacimiento de la diosa del amor, ya que son la
representación del mismo. Con su belleza representan al amor y sus espinas se relacionan con que el
amor puede llegar a lastimar.
Otra teoría es que las flores forman un pentágono, el cual se relaciona con el símbolo de la protección
de seres y elementos peligrosos del más allá.
A la izquierda del cuadro podemos observar a Céfiro conocido como el Viento del Oeste, el cual es la
suave brisa de la primavera que impulsa a Venus a la orilla, mientras que, por otro lado, se encuentra
abrazando a Cloris, quien había sido secuestrada por el mismo Céfiro. Según lo que se ha llegado a
interpretar, ellos representan la unión de la materia y el espíritu y de lo masculino y lo femenino.
La historia detrás de este secuestro es que Céfiro secuestró a Cloris, una ninfa, en el Jardín de las
Hespérides, pero Céfiro se enamoró de su víctima y la ninfa se vio forzada a casarse con él, por lo que
ascendió su rango de ninfa a diosa convirtiéndose en la diosa de la primavera y de las flores.
Hora primavera
Ella es una tradicional compañera de Venus, la cual, tiene entre sus manos una capa lista para colocarla
en los hombros de Venus. Su vestimenta tiene muchas flores primaverales, lo que representa la llegada
de la primavera.
Valor de referencia
Nos enfocaremos principalmente en la obra de "La primavera" de Botticelli, la cual hace referencia a la
celebración de la estación del año de las flores que es representada con personajes mitológicos.
Tanto en la pintura de "El Nacimiento de Venus" como en la de "La Primavera" podemos notar el gran
interés que tenía Botticelli por la iconografía católica romana y la mitología griega y romana.
Hablando más sobre la composición de la obra, podemos ver a Venus con una vestimenta típica de
Florencia en el siglo XV; esta se encuentra debajo de su hijo, Cupido, quien es símbolo de amor y apunta
con su arco hacia las Tres Gracias, las cuales representan el placer, la castidad y la belleza.
Al lado derecho del cuadro aparecen tres personajes, los cuales son Céfiro, Cloris y Flora, quienes son
el eje temático de toda la composición. Flora fue la ninfa Cloris, quien es representada como alguien
pura que exhala flores al respirar y que está siendo raptada por Céfiro, el dios del viento, quien se
enamoró profundamente de ella y la siguió para después obligarla a ser su esposa.
Por otra parte, junto a las Tres Gracias se encuentra Mercurio, el dios del comercio, que está usando un
bastón para alejar un conjunto de nubes grises o también llamado "El Mensajero de los Dioses", su
vestimenta está compuesta por un casco y unas sandalias con alas, además de tener una postura que
nos da a entender que estar asilado del resto de la composición.
Tiempo después, Céfiro, arrepentido por su comportamiento, transforma a Cloris en Flora y le entrega
como regalo un jardín hermoso en el que reinará por siempre la primavera.
Aunque originalmente Botticelli no realizó estas dos obras para ser estudiadas en conjunto, muchos
suelen analizarlas juntas por la estrecha relación que guardan entre sí.
Botticelli pintó "El nacimiento de Venus" pocos años después de terminar "Primavera", empleando en
ambos casos pintura al temple y usando aproximadamente la misma escala y medidas.
Por otro lado, podemos decir que la mayor similitud entre ambas pinturas es la temática, ya que ambas
piezas contienen a Venus como el eje central, en donde a su alrededor, se llevan a cabo varias escenas.
En "Primavera", el estilo de la diosa está más relacionado al estilo gótico, tiene una postura estática y se
encuentra vestida, mientras que en "El Nacimiento de Venus", se tiene mucho más movimiento, está
desnuda y se relaciona más con lo humano y terrenal.
Céfiro y Cloris aparecen en ambas obras, sólo que en "El nacimiento de Venus" se encuentran con flores
flotando a su alrededor, en cambio, en la obra de "Primavera" se tienen colores mucho más oscuros,
dando una sensación de que está ocurriendo algo malo.
Mientras tanto, Flora, es el personaje en donde se encuentran la menor cantidad de diferencias ya que
en ambos cuadros usa un vestido con un estampado floral y porta un collar en forma de corona, además,
en "El nacimiento de Venus", aparece cubriendo a la diosa con una capa similar a la que sostiene en su
brazo en el cuadro de "Primavera".
Sandro Botticelli, La primavera, 1485-1487, temple sobre tabla, 203x314 cm., Galería de los
Uffizi, Florencia, Italia.
BIBLIOGRAFÍA
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ajestuosamente%20hacia%20tierra.