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Los herederos, los estudiantes y la cultura

Hola a todos.

En la clase pasada hablábamos de la teoría de los capitales de Pierre


Bourdieu, la cual constituye la base de su pensamiento para llegar a la idea de
la “herencia social”, es decir todas las capacidades, no sólo la económica, que
son transmitidas por el entorno familiar y social inmediato. Esta es una de las
instancias que para Bourdieu tiene mayor participación activa en la
reproducción social, pues dota a los agentes de una serie que les permiten
desenvolverse en el espacio social, pero que al mismo tiempo, por las
características ideológicas de la propia reproducción, invisibiliza esa herencia
social, transmutándola en mérito personal. Su visión es fuertemente crítica al
ideal meritocrático, pues todo logro en el campo de la formación profesional o
personal, en cualquier campo que se trate, esconde siempre un punto de
partida diferente en cada sujeto, que involucra a sus capacidades heredadas,
es decir, al volumen y estructura del capital que controla.

Desde esta perspectiva Bourdieu y Passeron entienden al sistema educativo


como una instancia de reproducción social, en el cual las diferencias sociales
fundan desigualdades educativas, y al no tomar en cuenta estas diferencias
reproduce la desigualdad.

En esta dirección los autores concluyen que esta ceguera frente a las
desigualdades sociales habilita la percepción de toda diferencia como
desigualdades de talento. Se ignora la herencia social de los estudiantes y se
pasa a atribuir el grado de “éxito” en su desempeño en el sistema educativo de
acuerdo a capacidades personales, ligadas a la gracia o al talento individual.
Esta ceguera, que pasa por la consideración a priori de la igualdad de todos los
estudiantes, se encuentra legitimada en todas las instancias del sistema
educativo, desde el concurso, en el cual se asegura la igualdad formal a través
del anonimato, pero que al mismo tiempo impide tomar en consideración las
desigualdades reales ante la cultura. Esta “igualdad formal” para los autores
permite que la herencia social continúe operando, favoreciendo a los más
afortunados, y convirtiendo institucionalmente el privilegio en mérito. Esto es
consecuente con las necesidades de un sistema educativo que produce sujetos
seleccionados y jerarquizados. Sin embargo, si tan sólo se atiende al punto de
llegada, ignorando el punto de partida, se terminarán atribuyendo logros
idénticos a sujetos iguales, cuando esto puede no ser el caso, ya que un
estudiante con menor herencia cultural demostrará un mayor rendimiento frente
a otro de una condición favorecida que haya obtenido igual resultado.

Los autores insisten en la necesidad de relativizar la jerarquía establecida


según el criterio educativo prevaleciente, ya que logros idénticos no implican
sujetos iguales.

No obstante, esta ceguera frente a las desigualdades, esta falta de percepción


de la herencia social en los estudiantes, aparece fuertemente apuntalada por
factores ideológicos que atribuyen el éxito al talento individual. Los autores
llaman “ideología carismática” a aquella forma de pensar que valoriza la gracia
o el talento individual e ignora los condicionamientos sociales y la herencia
cultural. Por medio de esta consideración los privilegios de clase se convierten
de herencia social en logro personal, se atribuyen condiciones esenciales a los
distintos sectores sociales (falta de talento, indolencia, haraganería, etc) y se
ofrece una máscara para ocultar el racismo de clase que sostiene este tipo de
posicionamientos.

Más preocupante aún resulta el hecho de que las clases desfavorecidas


retoman este esencialismo de la clase alta y viven su desventaja como un
destino personal.

Por su parte, los docentes, con frecuencia surgidos de la clase media, o de


familias de docentes, suelen ser muy afectos a la ideología carismática,
construida para justificar el privilegio cultural, pues es como miembros de la
clase intelectual que participan, aunque más no sea parcialmente, de los
beneficios de la burguesía.

“al descansar la ideología del don más que nada en la ceguera ante las
desigualdades sociales frente a la educación y la cultura, la simple descripción
de la relación entre el éxito universitario y el origen social tiene una virtud
crítica” p. 108

Para los autores la ideología carismática posee tres órdenes de influencia


negativa en el desempeño escolar. Al ignorar que los resultados en el sistema
educativo están directamente relacionados con la atmósfera cultural de la
familia:

 Se transforma en destino individual al producto de una serie de


circunstancias, que todavía puede ser corregido por la acción educativa.
 Se sacan conclusiones prematuras y definitivas en base a resultados
escolares.
 Se refuerza en el estudiante (en particular niño/a) la sensación de que
su condición intelectual es un designio de la naturaleza.

Estas consideraciones se apoyan en otra de las afirmaciones de los autores


que pone de relieve el peso que entienden tiene la herencia cultural, cuando
entienden que en el estado actual de la sociedad y de las tradiciones
pedagógicas, la transmisión de las técnicas y de los hábitos de pensamiento
exigidos por la educación remite primordialmente al medio familiar.

Finalmente los autores apuntan la crítica hacia las pedagogías que no tienen
otros fundamentos que los psicológicos, pues entienden que sirven a
un sistema que ignora las diferencias sociales.

Les dejo un video sobre el tema:

https://youtu.be/LR-qGKqRBgE

Es una buena idea ver los otros videos del mismo canal que hablan sobre
Bourdieu, les va a servir como repaso de la clase anterior, para afianzar
nociones como habitus de clase, campo social, y la teoria de los cuatro
capitales.

Saludos. Nos seguimos leyendo.

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