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Trabajo Integrador Final Sociología de la Educación

Astrid Jimena León Cruz


Profesorxs: Oscar Graizer- Lucia Natale

El sistema escolar y la desigualdad

En la sociedad contemporánea, las funciones del sistema educativo desempeñan un papel


crucial en la reproducción de las desigualdades educativas y sociales. La escuela, como
mecanismo de producción y reproducción, puede influir en la distribución de recursos,
oportunidades, acceso a conocimientos y posiciones en la estructura social (Apple,
1987.p.25). Esto, a su vez puede tener efectos duraderos en la movilidad social y el acceso
a mejores condiciones de vida de cada individuo, al influir en la misma construcción del
sujeto (Verhoeven, 2014.p87). Para algunos autores, la desigualdad es un rasgo
característico de las sociedades contemporáneas (Kaplan, 2017p36), sin embargo, otros
consideran que son las formas de dominación y las relaciones de poder que estas presentan
y que la desigualdad es solo un epifenómeno de dichas formas y relaciones (Bourdieu y
Passeron, 1998p.55-Bersntein, 1990.p.34) Este ensayo pretende explicar las relaciones
entre las funciones de los sistemas educativos en la sociedad contemporánea y las
desigualdades educativas y sociales. Para ello, es necesario profundizar en el sistema
educativo como dispositivo de transmisión cultural, la forma escolar y la producción y
reproducción cultural y social.

La escolarización contribuye a estandarizar y organizar la escuela como respuesta al


proceso de masificación y estandarización de la misma (Acosta, 2014). Esta organización
escolar presenta la noción de “forma escolar” la cual gira en torno a los modos de
socialización que se generan en dicho entorno. Estos modelos emergentes de socialización
generan nuevas relaciones y prácticas, que, según con la mirada teórica con la que se
analicen, tienen un efecto en el individuo y repercuten en su posición dentro de la estructura
social, como señala Acosta (2014) “la forma escolar es trasversal a diversas instituciones y
grupos sociales, es decir no queda sujeta de la institución, sino que la trasciende a la manera
de dispositivos.” (p.35). Confuso, impreciso

Seguido a esto, el rol de la escolarización en la reproducción de un orden social desigual se


puede explicar a partir de los fundamentos de Pierre Bourdieu (1998). El autor presenta la
relevancia de las dimensiones simbólica y cultural, las cuales ofrecen una explicación sobre
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el funcionamiento del orden social contemporáneo y las relaciones que permiten su
mantenimiento y continuidad. Este sociólogo plantea que los sistemas de escolarización son
uno de los espacios donde se reproducen las posiciones y jerarquías de un orden social
desigual, esto se lleva a cabo a partir de dos procesos: el primero por medio de inculcación
del capital cultural dominante y, el segundo, por su legitimación (Bourdieu y Passeron.
1998,p.47). El capital cultural que se trasmite en las escuelas es aquel definido por las
clases más educadas o ilustradas, que impone su legitimidad como clase dominante y busca
reproducir y mantener su dominio (Bourdieu y Passeron,1998. p.51). Esta condición sitúa a
la clase menos favorecida en disparidad de relación con los poseedores del capital, puesto
que los hijos procedentes de grupos sociales más ilustrados ya gozan de un capital cultural
fortalecido, el cual les proporciona una capacidad más amplia de acción en la sociedad
(Bourdieu,1998), mientras que los hijos procedentes de grupos sociales populares se ven
limitados en sus habilidades sociales para formar parte de las estructuras de poder. Buen
desarrollo. y coincide con una redacción clara. Como dicen distintos autores: lo que se
entiende bien, se puede expresar con claridad.

Bourdieu y Passeron (1998) señalan que los sistemas de enseñanza son instrumentos de
reproducción que logran trasmitir y legitimar el capital cultural y simbólico a través de la
“Violencia simbólica”, definida como “todo poder que logra imponer significaciones e
imponerlas como legítimas, disimulando las relaciones de fuerza en que se funda su propia
fuerza (…)” (p.44). Por medio de la acción pedagógica (AP) se ejerce la violencia
simbólica, buscando imponer el capital cultural dominante como legítimo, invisivilizando
el hecho de que es solo una posición cultural, del mismo modo, oculta las relaciones de
fuerza que se esconden detrás de ese arbitrario cultural (la doble arbitrariedad de la
violencia simbólica). Esto se alcanza gracias a la autoridad pedagógica, la cual le otorga a
la acción pedagógica la autoridad que respalda la arbitrariedad de su imposición, pues se
presenta como parte legitima de la misma (p,53). Por último, esta autoridad es avalada por
el Estado, pues como señala Bourdieu (1996) “el Estado […] dispone de medios para
imponer e inculcar principios durables de visión y de división conforme a sus propias
estructuras, es el lugar por excelencia de la concentración y del ejercicio del poder
simbólico” (p.8). Es así que, al reproducirse los discursos y los arbitrarios de la clase
dominante, siendo estos naturalizados, se desarrolla en los sistemas de educación la
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reproducción de la dominación, negando la posibilidad de pensar otras formas de relaciones
sociales o de orden social (Bernstein,1990).

Seguido a esto, la reproducción del orden social que se genera en el espacio escolar, podría
verse reflejada en las trayectorias de los sujetos en el mismo sistema. Esto podría hacerse
visible en la investigación de Perrenoud (1984) La Fabrication de l’excellence scolaire
(citado por Van Haecht, 1999), donde señala que la excelencia se fabrica no por las formas
pedagógicas, sino que esta es fabricada por las clases dominantes que detentan el poder de
evaluar conductas y de construir representaciones legitimas (arbitrario cultural), los
procesos evaluativos son considerados productores de juicios de excelencia. Sin embargo,
el autor señal que la excelencia escolar no solo se alcanza con la adquisición de
competencias, saberes o habilidades, sino que, entran en la ecuación otras capacidades
como la lógica, la disciplina, el sentido común y el compromiso de trabajo, habilidades que
no se adquieren en el ámbito escolar, sino que son fruto del habitus inicial de alumno. El
concepto de habitus es un rasgo de distinción de clase social, es definido como un conjunto
de disposiciones socialmente adquiridas que mueven a los individuos a vivir de manera
similar a la de otros miembros de su grupo social fuente. El habitus no solo replica
costumbres o gustos, sino también integra las diferentes formas de capital (cultural,
simbólico, económico, etc.) en las que el sujeto participa desde el seno familiar
(Bourdieu,1999), en otras palabras, el habitus define a una persona en cualquier situación
como perteneciente a cierta clase o grupo y es esencial para marcar el orden social. De esta
forma, es evidente que el habitus es un factor condicional para los alumnos, pues aun
cuando poseen grandes habilidades intelectuales, la ausencia del capital simbólico,
económico y cultural representa una desventaja, ya que esta repercute en la forma que el
individuo es situado o jerarquizado en la estructura social del orden social contemporáneo.

El ejemplo anterior, no solo muestra cómo el sistema escolar reproduce desigualdades que
provienen de ámbitos externos a la escuela, sino que también verbo en cierta forma cómo
las reproduce por medio de los espacios evaluadores y los circuitos escolares.

A diferencia de Bourdieu, quien considera que el sistema escolar solo reproduce


desigualdades generadas en relaciones externas de la vida cultural (reproducción cultural
Bourdieu 1998, p51), Bernstein (1998) afirma que la educación no solo reproduce, sino que
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también produce cultura y de esta forma participa de la producción y reproducción del
orden social, pues señala que es a partir de los principios de comunicación que se
reproducen las relaciones de poder a través de la trasmisión (p.42). Este autor propone que
la práctica comunicativa denominada “práctica pedagógica” no solo es transmisora de
criterios (capital cultural dominante) sino que también influye en las relaciones de poder
externas (reproducción de relaciones de dominación). Esta práctica además está controlada
por principios que regulan el contexto (locus) donde esta misma trasmite el conocimiento,
por ende, es también productora. Esta regulación no solo se extiende sobre la selección de
los saberes o el conocimiento, los cuales son recontextualizados o “pedagogizados” para su
transmisión, sino que también sobre el trasmisor (portador) y lo que se trasmite. Estos
principios que conforman el discurso pedagógico participan de forma activa en la
distribución de diversas formas de conciencia y las limitaciones que se les impone, tales
como diferentes clasificaciones o relaciones entre las categorías (género, clase, etnias, raza,
etc.) y las posiciones sociales de las relaciones entre grupos y jerarquías. Esta es la razón
por la cual la práctica pedagógica es un espacio de pugna por las formas “legítimas” de
conocimiento, pues regula el qué se trasmite y el cómo se distribuye dentro de los grupos
sociales, generando relaciones de control y principios de poder que engendran relaciones
desiguales (Bernstein,1990).

En concordancia con lo anterior, Apple (1987) reafirma el carácter reproductivo de la


educación, aquí, este autor expresa que existen luchas, conflictos y resistencias entre lo que
el sistema productivo y el sistema capitalista necesita para su reproducción y la falta de
coherencia en lo que produce la escuela. Apple (1987) reconoce que los sistemas de
escolarización contribuyen a mantener las relaciones de dominación y explotación puesto
que permiten la reproducción de relaciones fundamentales en forma de orden social
dominante y subordinado (p.29). Del mismo modo, afirma que dentro de las escuelas se
generan y perpetúan conjuntos de significados, prácticas y relaciones sociales que no
siempre son coherentes entre sí, es decir que, “presentan elementos que van en contra de la
desigualdad, pero al mismo tiempo, tienden a reproducir las relaciones y referentes
ideológicos que mantienen la hegemonía de las clases dominantes” (p.31). En otras
palabras, aunque se reproduzcan ideologías que juegan a favor de las clases dominantes, las
escuelas también generan prácticas y conocimientos que van en contra de estos intereses,
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puesto que, dentro de esta se fomenta la crítica, la cual es necesaria para mantener la
dinámica social. Finalmente, el estado hace parte de este engranaje reproductor,
interviniendo a través del control del funcionamiento de los sistemas escolares, y que es por
medio de estos que adquiere el consenso activo necesario para mantener su legitimidad,
integrando intereses de los grupos y clases sociales en disputa, pero siempre otorgando
prioridad a los intereses del grupo dominante.

A partir del análisis precedente, sustentado en diferentes autores, este trabajo aborda la
relación entre reproducción y producción de desigualdades en la educación, destacando la
influencia de los sistemas de escolarización en las trayectorias educativas de los sujetos y
su posible ubicación en la estructura social contemporánea. Los sistemas educativos son
“superestructuras” (Apple,1987) que realizan su trabajo de modo relativamente autónomo
funcionales al orden social contemporáneo, puesto que son espacios de carácter
intrasistemico, donde se conjugan diversos intereses, tanto económicos, como políticos e
ideológicos, que logran fortalecer y mantener la estructura social establecida. Desde la
perspectiva de los autores analizados durante este escrito, se puede afirmar que estos
espacios son como incubadoras de desigualdad, puesto que la desigualdad es funcional para
la conservación del orden social contemporáneo. A pesar de promoverse como un espacio
igualitario en el acceso para todos, dentro de este se entretejen relaciones sociales las
cuales, a través de la trasmisión y la comunicación, los contenidos, las formas y los
aspectos simbólicos culturales dominantes moldean al sujeto de forma naturalizada y así
mismo las relaciones de este dentro del orden social, posicionándolo de forma conveniente
al funcionamiento de la estructura. Para terminar, es importante resaltar, que los sistemas
educativos representan un motor para el orden social capitalista, en palabras de Apple
(1987) “la escuela es un lugar donde Estado, economía y cultura se interrelacionan y donde
las reformas propuesta en las innovaciones en los curriculum reflejan dichas
interrelaciones” (p.46). Por esta razón, estos sistemas son campos de tensiones y luchas por
el poder, ya que estos permiten distribuir de forma masiva no solo conocimientos y cultura,
sino también idearios y prácticas dominantes fundamentales para la reproducción y
perpetuación del orden social.

MUY BUEN TRABAJO. Tiene algunos problemas de redacción que generan


imprecisiones.
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El contenido está muy bien organizado y se responde a la consigna. Presentás el objetivo y
hacés un cierre. Muy bueno eso. Anoté algunas cuestiones, sobre todo de puntuación y
detalles en la sintaxis para que las tengas en cuenta a futuro. Hacen a la claridad y suman,
aunque sean aspectos locales. LN
Nota escrito 8 (ocho)

BIBLIOGRAFIA

Apple, M. (1987). Reproducción, contestación y currículums. En Educación y Poder


(pp. 17-52). Piados: Barcelona.

Braslavsky, C. (2019) [1985]. La discriminación educativa en Argentina. Ciudad


Autónoma de Buenos Aires: UNIPE: Editorial Universitaria.

Bourdieu, P. (1996). “Espíritus de Estado”. En: Revista Sociedad, Facultad de Ciencias


Sociales.

Bourdieu, P. y Passeron, J. (1998). La Reproducción. Elementos para una teoría del


sistema de enseñanza. (3° Ed.) Fontamara: México.

Bernstein, B. (1990). Poder, control y principios de comunicación. En Poder,


educación y conciencia. Sociología de la transmisión cultural (pp. 19-39). Barcelona: El
Roure.

Bernstein, B. (1998). El dispositivo pedagógico. En Pedagogía control simbólico e


identidad (pp. 55-68). Madrid: Morata.

Van Haecht, A. (1999). La escuela va a examen. Preguntas a la sociología. Biblos –


Miño y Dávila: Buenos Aires.

Verhoeven, M. (2014). Desigualdades múltiples, carreras escolares y pruebas en


sistemas educativos post-masificación. Los efectos de la segmentación educativa en la
construcción del sujeto. Propuesta Educativa N° 40 – Año 22 – Nov2014. – Vol. 2.

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