Está en la página 1de 7

BOURDIEU: SOCIOLOGÍA Y EDUCACIÓN, UNA SÍNTESIS

Bourdieu investigó sobre las problemáticas de la educación y de la cultura; analizando


la forma en que la institución educativa cumple su función ideológica y legitimadora de
la reproducción de las desigualdades, transformando las diferencias y aptitudes
sociales de los individuos. De igual modo se interesa por entender si en el tránsito por
el sistema educativo sólo importa el mérito y el esfuerzo, o existen elementos del
origen social que dificultan la continuidad de las trayectorias escolares; y por
consecuencia, contradice el planteamiento funcionalista, reforzando la idea de que la
escuela funge como aparato ideológico y como mecanismo fundamental en la
legitimación de la reproducción social.

LA SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN Y LA SOCIEDAD ESTRATIFICADA

La sociología de la educación asume su rol específico cuando se establece


como la ciencia que estudia las relaciones entre la reproducción cultural y la
reproducción social. Esto sucede cuando trata de determinar la contribución
hecha por el sistema educacional a la reproducción de la estructura de las
relaciones de poder y de las relaciones simbólicas entre las clases, al contribuir
a la reproducción de la estructura de la distribución del capital cultural entre
estas clases. (Ibarrola, 1985: 144).
Siguiendo a Ibarrola, algunas perspectivas del marxismo, han establecido una
línea de explicación dentro de la Sociología de la Educación que analiza los
diferentes procesos y fenómenos existentes dentro del ámbito educativo,
centrándose en el estudio de mecanismos que operan en la escuela, buscando
explicar por qué tienden a asegurar la reproducción de la estructura a través de
las relaciones establecidas entre las diferentes clases sociales.  Dentro del
contexto del declive marxista al interior de la academia y en general en las
Ciencias Sociales, surge la propuesta teórica de un sociólogo francés llamado
Pierre Bourdieu; quien según Sánchez –Redondo, escribe sus primeras obras
de Sociología de la Educación sobre la relación y comunicación pedagógica,
especialmente acerca de los estudiantes, su cultura y sus estudios. Es
importante mencionar que Bourdieu va más allá de la Sociología de la
Educación y el tema de las clases sociales, abordando campos de
conocimiento complementarios como es  a Psicología Social de las clases. El
trabajo de Bourdieu representa la perspectiva más importante para el estudio
del modelo de reproducción cultural, además de responder a la investigación
empírica de la dimensión económica y cultural en conjunto, y respondiendo de
manera puntual al sistema simbólico dominante que denota el determinismo de
su teoría. Bourdieu en vez de calificar a la escuela como ideológica y parte de
la superestructura, busca explicar cómo juega la reproducción a través del
análisis detallado dentro de lo que ocurren en la educación, la cultura y el arte.
La Teoría Bourdiana responde a dos preguntas esenciales: ¿Cómo están
estructuradas económica y simbólicamente la reproducción y la diferenciación
social? y ¿Cómo se articulan lo económico y lo simbólico en los procesos de
reproducción, diferenciación y construcción del poder? (García Canclini, 1990).
La respuesta implica una sociedad estratificada, dentro la cual las relaciones se
expresan como una lucha de contrarios en forma dialéctica. La Teoría
Bourdiana hace un esfuerzo para desarrollar una Sociología de la
Escolarización, ligando cultura, clases y dominación. Bourdieu repiensa los ejes
fundamentales del marxismo: la reproducción social visualizada en el orden
social, la estratificación ejemplificada en la distinción de las clases sociales [1] y
su dialéctica, así como la heterogeneidad de las conflictivas sociedades
modernas. La pertinencia de retomar la noción marxista de las clases sociales
en Bourdieu, es que a partir de la distinción de estas, se permite distinguir y
explicar con mayor claridad las nociones de espacio social [2] y de campo[3].

LA TEORÍA DE LOS CAMPOS

La noción de campo proviene de la corriente marxista, en la cual la sociedad se


define por la dialéctica que genera la lucha de clases y las divisiones sociales.
Bourdieu matiza algunos puntos del marxismo, para explicar lo referente a las
relaciones estructuradas en los campos y en cada uno de los distintos niveles
que responden a la producción, distribución y consumo. Un campo es un sector
determinado de acción y de influencia, en el que se confluyen una serie de
relaciones sociales determinadas, estas relaciones de carácter diverso se
definen por la producción o posesión de un determinado capital. La Teoría de
los Campos se fundamenta en la idea de que existen leyes generales de
funcionamiento en la sociedad, las cuales se pueden analizar de manera
independiente a las características y particularidades de los individuos.   El
funcionamiento de los campos es asimilado por los individuos a través de
determinados procesos complejos de socialización, los cuales hacen de estos
espacios estructuras estructurantes; orientando la  racionalidad de sus actos y
produciendo relaciones sociales. La Teoría de los Campos funciona como un
mercado, en el cual los actores compiten por obtener los mayores beneficios
específicos de cada campo. Esta competencia redefine las relaciones objetivas
entre los participantes y genera un proceso de adaptación del habitus[4] de
estos al campo en cuestión.

EL CAPITAL FAMILIAR

El Capital Familiar forma parte de los diferentes campos que configuran la


Teoría de los Campos. Este capital supone un conjunto de costumbres,
prácticas, conocimientos, destrezas, habilidades, talentos, así como maneras
de ser y de pensar que son eficientes para obtener éxito en el ámbito
educativo. En este sentido, la familiaridad con algunas prácticas culturales sólo
puede ser producida por una educación familiar específica, capaz de transmitir
la cultura hegemónica a las nuevas generaciones (sus descendientes),
acercándolos a todos aquellos procesos que son considerados legítimos y
valiosos dentro de la sociedad. Este proceso se transmite de generación en
generación, en el cual la información acumulada por la tradición genera la
reproducción cultural inherente a todos los sistemas educativos en su función
de reproducción social, preservando en la memoria y en las prácticas todas
aquellas tradiciones y símbolos que son significantes para dar sentido y
orientación en términos culturales a los individuos. El papel de la familia es
relevante, ya que la elección de una institución educativa o de una carrera
universitaria no es una decisión simple ni individual; por el contrario, se
complejiza debido a que la familia forma parte de la decisión y la reproducción,
pues estas últimas son el resultado de una doble consideración, las
capacidades de la familia para sufragar los gastos del estudiante y los recursos
individuales propios con los que cuenta el estudiante para su desempeño
escolar.
EL CAPITAL CULTURAL

Bourdieu desarrolló el concepto de capital cultural[5], para generar una unidad


de medida que diferencie a los estudiantes de acuerdo a sus disposiciones
culturales y no sólo económicas, ya que el terreno de la educación y la cultura
se expresa en términos de recursos y disposiciones culturales incorporadas en
los individuos. Aquellos individuos que se encuentren potencializados con
mayores acervos de capital cultural, serán aquellos que tengan mayores
oportunidades de éxito y mejores beneficios sociales por mérito propio.
Retomando a Bourdieu, el capital cultural es un principio de diferenciación casi
tan poderoso como el capital económico.
La noción de capital cultural se impone en primer lugar como una hipótesis
indispensable para dar cuenta de las diferencias en los resultados escolares
que presentan niños de diferentes clases sociales respecto del éxito escolar, es
decir, los beneficios específicos que los niños de distintas clases y fracciones
de clase pueden obtener del mercado escolar, en relación a la distribución del
capital cultural entre clases y fracciones de clase. (Bourdieu, 1987:11).
El capital cultural se subdivide en 3 categorías básicas: El Estado
Incorporado[6], el Estado Objetivado[7] y el Estado institucionalizado[8].
La cultura de la élite está tan cerca de la escuela que los niños de clase media
baja (y a posteriori de la clase trabajadora agricultora e industrial) pueden
adquirir sólo con gran esfuerzo algo de lo que está dado a los niños de las
clases cultas (estilo, gusto y saber) en resumen, esas aptitudes que parecen
naturales en los miembros de las clases cultas y naturalmente esperados por
ellos precisamente porque (en el sentido etnológico) ellos son la cultura de esa
clase. (Bourdieu, 1986: 39).
La asistencia al teatro, conciertos y museos son determinantes en la herencia
cultural[9] de los individuos, ya que éstos deben ser aprehendidos y poseídos
como bienes culturales[10] y bienes simbólicos; agregando mayor capital
cultural  y reproduciéndose en la estructura de distribución de las clases
sociales. No todos los individuos tienen el habitus de realizar ciertas actividades
que les proporcionaría capital cultural. Siguiendo a Lahire, No todo se vive a la
manera de la “necesidad hecha virtud[11]. (Lahire, 2005).
Esto implica considerar que las cosas podrían ser de otra forma, que podría
haber otras alternativas.
La noción de capital cultural se impone en primer lugar como una hipótesis
indispensable para dar cuenta de las diferencias en los resultados escolares
que presentan niños de diferentes clases sociales respecto del “éxito escolar”.
(Bourdieu, 1987: 11).
El capital cultural es diferenciador en tanto que acerca o aleja a los individuos
de lo que es considerado como valioso por el contexto escolar. En este caso a
los estudiantes de distintos orígenes sociales, explicando las diferencias del
rendimiento y éxito escolar a través del acervo o bagaje cultural con que llegan
a la escuela, mismo que es determinado al interior de la institución familiar, y
que complementará al estudiante dentro de la escena educativa. La relación
entre capital cultural y desigualdad educativa, funge como agente fundamental
de transmisión de conocimientos, igualador de conocimiento social y agente de
control y acreditación del conocimiento. Ligando el tema del poder con el de la
cultura, Bourdieu provee un número de hallazgos sobre cómo el currículum
hegemónico[12] trabaja al interior de la escuela, señalando los intereses
políticos subyacentes a la selección y distribución de esos cuerpos de
conocimiento que tienen prioridad. Estos temas de conocimiento no sólo
legitiman los intereses y valores de las clases dominantes, sino que también
marginan y rechazan otros tipos de conocimiento. Dicho conocimiento da forma
al Capital Cultural de las clases altas, suponiendo una cierta familiaridad con
las prácticas sociales y lingüísticas de la clase dominante. Con lo anterior, se
explica que la escuela legitime el Capital Cultural dominante a través de los
cuerpos de conocimiento jerárquicamente ordenados en el currículum
hegemónico.

EL SISTEMA EDUCATIVO

El papel del sistema educativo es fundamental, ya que reproduce la estructura,


produciendo las desigualdades debido a los efectos de la distinta distribución
del capital cultural y su relación con en el éxito escolar y en la longitud posible
de las trayectorias académicas dentro del sistema educativo. Este cúmulo
teórico sobre la reproducción, comprende una compleja amalgama de
concepciones y aproximaciones, que se asocian con la crítica a la supuesta
igualdad de oportunidades del sistema educativo, entre otras temáticas. El
sistema educativo logra su efectividad en la medida en que está dirigido a
individuos expuestos a la cultura por su educación familiar, del mismo modo, el
sistema educativo juega el papel de certificador de conocimientos, que
fundamenta a la vez, los procesos de diferenciación social con base al mérito
escolar. El sistema educacional reproduce la distribución del capital cultural
entre las clases, en la medida en que la cultura que transmite sea más cercana
a la cultura dominante y en la medida en que sea inculcada por la propia
familia.  La escuela reproduce la ideología dominante, sus formas de
conocimiento y la distribución de la capacitación necesaria para reproducir la
división social del trabajo. La escuela funciona como una agencia de la
reproducción social y como un mecanismo de imposición cultural o
propiamente dicho, de violencia simbólica de la cultura de las clases
dominantes sobre las subculturas, y de esta forma se legitiman tanto el
capitalismo como las prácticas sociales dominantes. De manera explícita para
los reproduccionistas, la escuela toma tres sentidos:
 Provee a las diferentes clases sociales del conocimiento necesario y
adecuado para que ocupen sus respectivos lugares en una fuerza de trabajo
estratificada, formando los cuadros necesarios para cada uno de los
segmentos.
 Funciona para distribuir y legitimar las formas de conocimiento, valores y
lenguaje que constituyen y responden a la cultura dominante y a sus
intereses, preservando la ideología hegemónica que juega en cada
sociedad.
 Funge como aparato estatal para producir y legitimar los imperativos
ideológicos y económicos que subyacen al poder político del Estado, para
mantener una consistencia entre la enseñanza escolar y las putas que
marca el Estado.
La desigualdad educativa depende de las diferentes normas que cada sociedad
establece, los niveles deseables en términos de justicia distributiva, y a la
manera formal y legal en cuanto a las posibilidades y oportunidades educativas
se refiere. Este factor de desigualdad educativa, es un indicador de que no
todos los jóvenes tienen acceso a un mismo capital cultural institucionalizado y
de esta manera se encuentran en desventaja, derivado de la arbitrariedad
cultural[13] y ante las oportunidades existentes en la sociedad actual; lo cual da
pie a la violencia simbólica[14].

CONCLUSIONES
El propósito fundamental de este trabajo fue describir las posturas específicas
en las que tienen lugar las teorías de la reproducción, marcando en cierto
sentido la visión economicista que implica la tradición marxista. En primer lugar,
desde la perspectiva teórica de Bourdieu, se muestra la lucha de clases y la
reproducción cultural y social que ha atravesado a diferentes generaciones,
poniendo el énfasis en el dominio de la cultura hegemónica sobre las oprimidas
clases proletarias. En segundo lugar, describí los planteamientos teóricos que
facilitan la comprensión de la reproducción social, cultural y política al interior
del sistema educativo, tomando este último como aparato ideológico. A manera
de reflexión final, quiero plantear que la modernidad en la que nos encontramos
hoy día dentro del Sistema Educativo; efectivamente, reproduce las diferencias
de las clases sociales, por mucha igualdad o equidad que el Estado intente
pregonar a nivel discursivo en los diferentes campos del ámbito educativo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Ansart, Pierre (1992) “Las Sociologías Contemporáneas”. Argentina, Amorrortu


Editores.
Apple, Michael y Nancy King (1986) “Economía Política y Control Escolar en la
Vida Cotidiana”. España, en Ideología y Currículo. Madrid, Akal pp. 63-83.
Bourdieu, Pierre (1979) “Los Tres Estados del Capital Cultural”, en Actes de la
Recherche en Sciences Sociales.
Bourdieu, Pierre (1986) “La Escuela como fuerza conservadora: Desigualdades
Escolares y Culturales”, en Contemporary Research in the Sociology of Education.
Bourdieu, Pierre (2000) “Sobre el Poder Simbólico”. Argentina, Intelectuales,
Política y Poder.
Bourdieu, Pierre y Passeron, Jean Claude (1977) “La Reproducción: Elementos
para una Teoría del Sistema de Enseñanza”. España, Laia.
Casillas, Miguel y Ragueb, Chain (2007) “Origen social de los estudiantes y
trayectorias estudiantiles en la Universidad Veracruzana”, en Revista de
Educación Superior, Vol. XXXVI.
De Ibarrola, María (1985) “Las Dimensiones Sociales de la Educación”. México, El
Colegio de México.
García, Néstor (1990) “Introducción. “La Sociología de la Cultura de Pierre
Bourdieu: Sociología y Cultura”. México, Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes.
Kuschick, Murillo (1987) “Nota sobre la Sociología de Pierre Bourdieu”.
México, Sociológica #5.
Lahire, Bernard (2005) “El Trabajo Sociológico de Pierre Bourdieu: Deudas y
Críticas”. Argentina, Siglo XXI Editores Argentina.
Martínez, Ana (2007) “Pierre Bourdieu: Razones y Lecciones de una Práctica
Sociológica”. Argentina, Manantial.
Sánchez-Redondo, Carlos (2009) “En Memoria de Pierre Bourdieu”. España,
Universidad de Castilla – La Mancha.
Vizcarra, Fernando  (2002) “Premisas y Conceptos Cásicos en la Sociología de
Pierre Bourdieu”. México, en Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, Vol.
VIII, núm. 16.
Willis, Paul (1999) “Producción Cultural y Teorías de la Reproducción”,
en Fernández Enguita: Sociología de la Educación. España, Ariel.
[1] Grupos sociales antagónicos
[2] Sistema de posiciones sociales que se definen las unas en relación con las
otras.
[3] Refiere a una delimitación de espacio temporal, en la cual ocurren
enfrentamientos de participantes en función de la forma en que se valoran los
distintos tipos de capital. Dicho de otra forma, es el ámbito de la actividad o
acción de los capitales, representado por la esfera de la vida social que se ha
autonomizado progresivamente a través de la historia, en torno a cierto tipo de
relaciones sociales, de intereses y de recursos propios, diferentes a los de
otros campos.
[4] Sistema natural de disposiciones transferibles y durables, que actúa como
una mediación entre las estructuras estructuradas y la práctica, mediante un
sistema de predisposiciones capaz de engendrar prácticas adaptadas a las
estructuras y contribuir a la reproducción. Por otra parte, el habitus responde al
proceso por el que lo social se interioriza en los individuos, logrando que las
estructuras objetivas concuerden con las subjetivas. El habitus genera
prácticas individuales que dan a la conducta esquemas básicos de percepción,
apreciación, pensamiento y acción. Éste es producto de la socialización y
difiere entre los variados grupos subordinantes y dominados dentro de la
sociedad. La noción de habitus está basada en la Teoría de Control Social, la
cual está conformada en la lógica de la dominación, a través de una disciplina
lingüística y corporal, se internalizan las elecciones que constituyen una cierta
relación con el mundo.
 
[5] Bagajes diferenciados lingüística y culturalmente, los cuales son heredados
por medio de los alrededores clasistas de las familias, entiéndase por esto la
herencia de significados, calidades de estilo, modos de pensar, y disposiciones
que poseen un cierto valor social asignado a un status, de acuerdo con lo que
las clases dominantes rotulan como el capital cultural más valioso. Instrumento
de poder al nivel del individuo bajo la forma de un conjunto de cualificaciones
intelectuales producidas por el medio familiar y el sistema escolar.
[6] Este capital existe bajo la forma de disposiciones duraderas del organismo,
en otras palabras, es un trabajo personal de adquisición o de “cultivarse”. Este
capital difícilmente puede ser transmitido instantáneamente.
[7] Este capital existe bajo la forma de bienes culturales, cuadros, libros,
diccionarios, instrumentos y maquinarias. Este capital puede ser transmisible
en su materialidad.
[8] Este capital existe como forma de objetivación muy particular, como se
puede ser con el título o las credenciales escolares. Esta patente de
competencia cultural, confiere a su portador un valor convencional, constante y
jurídicamente garantizado desde el punto de vista de la cultura. En este
sentido, los títulos jerarquizados son otro referente para la desigualdad social, y
ésta es atribuible a desigualdades “naturales”.
[9] Causa de la desigualdad escolar y generadora del concepto Capital Cultural
a través del cual se transmite la experiencia y el acervo familiar.
[10] Éstos forman parte del Capital Cultural que se denomina objetivada, la cual
se hace presente cuando se es portador de un determinado habitus.
[11] Bourdieu habla del “habitus como necesidad hecha virtud”.
[12] El currículum está organizado jerárquicamente como un cuerpo de
conocimiento apropiado para la competencia individual, y es hegemónico
porque excluye a los estudiantes de las clases subordinadas.
[13]La cultura es arbitraria cuando ésta no es deducible de ningún principio
universal físico, biológico o espiritual. Es decir, la selección de significados que
definen objetivamente la cultura de un grupo o clase es arbitraria. En otras
palabras, refiere a que la validez proviene únicamente de la cultura de las
clases dominantes, lo cual se nombra como saber objetivo y así se impone una
definición del mundo social que es consistente con sus intereses. La
arbitrariedad cultural se puede imponer por tres vías: la educación difusa, la
educación familiar y la educación institucionalizada. Todas las culturas cuentas
con arbitrariedades culturales, las cuales son consecuentes con el proceso de
socialización; y de manera concreta, el sistema educativo contiene sus propias
arbitrariedades culturales.
[14] Refiere a una acción racional donde el “dominador” ejerce un modo de
violencia indirecta y no física en contra de los “dominados”, los cuales no la
evidencian o son inconscientes de dichas prácticas en su contra, por lo cual
son cómplices de la dominación a la que están sometidos. Ésta violencia
simbólica, adopta varias formas, incluso refinadas; con la finalidad de
descalificar y empobrecer cualquier otra forma de cultura. Las prácticas de la
violencia simbólica forman parte de algunas estrategias construidas
socialmente dentro del contexto de esquemas asimétricos de poder, los cuales
se caracterizan por la reproducción de determinados patrones o roles a través
de la imposición “legítima” de la dominación. En otras palabras, la violencia
simbólica es un tipo de monopolio legítimo para imponer (inculcar) instrumentos
de conocimiento y expresión cultural de corte arbitrario.

También podría gustarte