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Liderazgo
en
la
era
de
la
complejidad:
de
héroes
a
anfitriones
Margaret
Wheatley
y
Deborah
Frieze
©2010
Publicado
en
Resurgence
Magazine,
invierno
2011
Traducido
al
español
por
Magda
Barceló
en
2011,
con
apoyo
de
:
Durante
d emasiado
tiempo
muchos
d e
nosotros
nos
h emos
d ejado
cautivar
por
la
noción
d e
héroe.
Tal
vez
s e
d eba
a
nuestro
d eseo
d e
ser
salvados,
d e
no
tener
que
esforzarnos
y
confiar
en
a lguien
más
para
que
lo
haga,
que
lo
resuelva.
Los
p olíticos
nos
b ombardean
constantemente
presentándose
como
h éroes
que
van
a
resolver
todos
nuestros
problemas.
Es
una
imagen
a tractiva,
una
promesa
tentadora.
Y
nosotros
continuamos
creyéndonosla.
En
algún
lugar,
hay
alguien
que
sabrá
mejorar
las
cosas.
En
algún
lugar,
existe
a lguien
suficientemente
visionario,
inspirador
e
inteligente
a l
que
todos
s eguiremos.
En
a lgún
lugar...
Pero
bueno,
como
escribió
el
poeta
William
Stafford,
p arece
que
ha
llegado
el
momento
d e
mandar
a
los
h éroes
a
su
casa.
Es
momento
d e
d eshacernos
d e
ilusiones
y
expectativas
que
sólo
s irven
para
convertirnos
en
personas
d ependientes
y
pasivas.
Es
hora
de
no
esperar
más
a
que
a lguien
venga
a
salvarnos.
Es
tiempo
de
afrontar
sin
tapujos
nuestra
situación
—que
estamos
en
esto
juntos,
que
todos
tenemos
voz—
e
ingeniárnosla
para
movilizar
las
mentes
y
los
corazones
d e
todas
las
p ersonas
d e
nuestras
comunidades.
Pero,
¿Por
qué
insistimos
en
esperar
h éroes?
Quizá
p orque
damos
p or
h echo
ciertas
cosas:
• Los
líderes
tienen
las
respuestas.
Saben
lo
que
hay
que
hacer.
• La
gente
hace
lo
que
s e
le
d ice.
Sólo
hacen
falta
buenas
instrucciones
y
planes
precisos.
• Elevado
riesgo,
requiere
elevado
control.
A
medida
que
las
situaciones
s e
vuelven
más
complejas
y
difíciles,
el
poder
n ecesita
subir
(a
los
líderes
que
saben
lo
que
hay
que
hacer).
Estas
creencias
dan
lugar
a
modelos
d e
mando
y
control
mundialmente
venerados
en
organizaciones
y
gobiernos.
Las
p ersonas
en
la
base
d e
la
jerarquía
s e
someten
a
la
mejor
visión
y
d iligencia
d e
los
d e
arriba.
Los
líderes
prometen
sacarnos
d e
este
embrollo;
el
resto,
rendimos
nuestra
autonomía
individual
a
cambio
d e
s eguridad.
La
única
consecuencia
predecible
d e
los
intentos
por
a rrebatar
el
control
en
una
situación
compleja,
incluso
caótica
p or
parte
d e
los
líderes,
es
la
creación
de
más
caos.
S e
mueven
d e
forma
a islada
con
tan
sólo
unos
pocos
asesores,
e
intentan
encontrar
(rápidamente)
una
solución
s encilla
a
un
problema
complejo.
Y
la
gente
les
presiona
para
que
hagan
precisamente
esto.
Todos
quieren
que
el
problema
d esaparezca;
gritos
de
"resuélvanlo
ya!"
nacen
d esde
el
público.
Los
líderes
s e
esmeran
para
que
parezca
que
se
han
h echo
cargo
d el
problema
y
tienen
todo
por
la
mano.
Pero
las
causas
d e
los
problemas
actuales
son
complejas
y
están
interconectadas.
No
existen
respuestas
s encillas,
y
ninguna
p ersona
por
s í
misma
tiene
forma
a lguna
de
saber
qué
es
lo
que
hay
que
hacer.
Ni
s iquiera
el
más
fuerte
d e
los
líderes
puede
cumplir
la
promesa
de
estabilidad
y
s eguridad.
Aún
así,
p ocas
veces
nos
damos
cuenta
d e
cuán
compleja
es
la