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ROBERTO CROTTOCINI

PNTRGPDSOFICA
RUDOLF STEINER
CQMO

CUELA
LA BIOGRAFÍA HUMANA: PROYECCIÓN TERRENA DE UN ACONTECER CÓSMICO

Roberto Crottogini
. DEDICATORIA
A L A FAMILIA E L E G I D A ANTES D E NACER: MAMA, PAPÁ Y NLLDA.

A L A FAMILIA E L E G I D A E N L A ADOLESCENCIA: MI PRIMER MATRIMONIO.

A L A FAMILIA E L E G I D A EN L A MADUREZ: MI SEGUNDO MATRIMONIO.

A L A FAMILIA E L E G I D A MÁS A L L A D E L A HISTORIA: MI T E R C E R MATRIMONIO.

A MI HIJO ESPIRITUAL: N I C O L Á S .

A L O S SOBRINOS Q U E FUERON L L E G A N D O A MI VIDA:


PAULA Y VÍCTOR
EZEQUIEL, CANDELA, C E L E S T E Y DANIELI
A N A K A R L A , FLAVIO, ROMÁN Y LUCIO.

A MI ESPOSA A C T U A L Y ESPEJO D E MI ALMA: M A B E L

A UN S E R HUMANO E X C E P C I O N A L : TONICA D E V A L E N C I A .

A DOS S E R E S HUMANOS ÍNTEGROS: O S C A R Y B E T T Y D E SANTOS L U G A R E S .

Y A TODOS A Q U E L L O S S E R E S CON QUIENES HEMOS L O G R A D O C R U Z A R NUESTRO DESTINO


E N L A P R E S E N T E ENCARNACION.

A M A D U JESS

A FLORENCIO ESCARDO

A MIS PADRES

A GODO W E I L

Y A V A N N A CAMPANI,

Q U E COMPARTEN OTRO PLANO.


"CADA SER HUMANO
TIENE SU ESTRELLA DENTRO DEL COSMOS"

RUDOLF STEINER
7 AÑOS DESPUÉS

"A manera de Prólogo" es el comienzo del libro y fue escrito en febrero de 1997.
Esta tercera edición se escribe un septenio después.

La Tierra como Escuela comienza con un desarrollo de la biografía del autor.


La propuesta del libro reclamaba un ejemplo práctico de trabajo con la Biografía Humana
-expresada en septenios- y qué mejor oportunidad que este ensayo realizado sobre la vida
misma del autor.
Esta introducción ha sido dividida en tres secciones:
0
Una historia personal.
* Una interpretación de la propia biografía.
* El sentido de mi Vida.
La presente actualización biográfica es una síntesis de estos tres puntos de vista.
Ha sido de público conocimiento, ya que asilo manifesté en la presentación del libro, que mi
esposa no pudo concurrir a la misma debido a su delicadísimo estado de salud.
La primera vez que tuve el libro en mis manos (recién editado) fue en el sanatorio donde ella
se encontraba internada, lo cual me permitió vivenciar las dos caras del destino: el dolor y la
angustia de la pérdida junto a la alegría y la satisfacción del éxito.
Ambos impostores, el éxito y el fracaso, suelen condicionar dramáticamente cada experien-
cia de vida entre el nacimiento y la muerte; en esta oportunidad el destino me deparó la extra-
ña posibilidad de que se manifestaran simultáneamente.
Erente a las fuerzas destructivas de la muerte física, se erguían ahora, las fuerzas crea-doras
de un nuevo organismo viviente llamado "La Tierra como Escuela" La Idea que gobierna la
Obra está mucho más allá del mundo físico y del mismo papel con que se confecciona un libro.
Pero... ¿qué representa para un Ser humano, la pérdida de un ser querido?
Depende del grado de evolución anímico-espirilual que cada uno haya alcanzado en la pre-
sente encarnación, puede representar la posibilidad de transformar el dolor en crecimiento.
Cuando no se ha logrado jranquear el mero mundo físico emocional, un profundo dolor es
vivido como una "injusticia" del destino o un "castigo de Dios".
En mi caso personal puedo dar un claro testimonio de los hechos más dolorosos que signa-
ron mi vida (mitad del sexto septenio y mitad del noveno).
A los treinta y nueve años sufrí la muerte de mi perra y con ella el dolor más intenso cono-
cido por mí hasta ese momento y a los cincuenta y nueve años la muerte de mi esposa, pero en
otro septenio, con una capacidad muy distinta para asimilar el dolor de la pérdida.
Pero en definitiva los dos acontecimientos marcaron dos procesos iniciáticos de ampliación
de la conciencia.
Suelo utilizar el antiguo concepto de "Iniciación" para designar el proceso de metamorfosis
del alma humana... que le permite al hombre un contacto cierto con los "mundos superiores".
En mi alma no existía la menor duda de la pertenencia del Ser humano a un mundo espiri-
tual, como asimismo, que aquello que denominamos "la muerte del cuerpo físico" correspondía
a un repetido fenómeno de disociación del cuerpo y el espíritu para que cada "organización"
siga su lógico devenir, dando fin a un nuevo proceso de aprendizaje llamado VIDA.
Pero este conocimiento, adquirido a través de los años, mediante un sano pensar, no podía
amenguar el profundo dolor del corazón.
También tuve la dicha de recibir un regalo postumo que contribuyó a compartir nuestros des-
tinos más allá del umbral de la muerte: al tercer día de su partida, llegó una antigua vecina con
un hermoso ramo de rosas rojas para mí.
Hacía ya un tiempo que no vivía cerca nuestro y tampoco sabía lo que había ocurrido en
nuestro hogar, pero la noche anterior se le había presentado Vanna muy nítidamente en un
sueñof?) y le había pedido que me compre esas rosas (que eran las flores que yo acostumbraba
a regalarle) y que me diera las gracias por todo lo que había hecho por ella.
Cuando nuestra vecina supo que mi esposa había fallecido fue muy grande su impresión,
estalló en llanto y fue muy difícil ayudarla a salir de ese estado emocional.
Este último episodio de despedida unido a muchos otros fenómenos suprasensibles ocurridos
durante ¡os dos últimos meses de su existencia física, permitieron que mi alma recuperase rápi-
damente la paz interior perdida en los últimos meses.
Curiosamente su partida se produjo el día 27 de febrero de 1998, un nuevo aniversario de la
llegada de Rudolf Steiner al planeta: llamado "NACIMIENTO".
Al mes siguiente, marzo 98, se producen tres acontecimientos que marcan definitivamente mi
vida futura.
1. Estoy en la mitad del noveno septenio, tengo cincuenta y nueve años y comien-
zo a recorrer pausadamente mi viudez cuando me reencuentro con Elida, la crea-
dora de Danza Armonizadora quien me invita a participar de uno de sus grupos.
2. En ese mismo mes llega desde Córdoba una joven llamada Mabel Millor para
hacerme un reportaje por el libro recién editado.
3. El día 30 de marzo del 98 -aniversario del ingreso de Rudolf Steiner al mundo
espiritual: llamado "MUERTE"- se crea el "Proyecto Hermes" en la ciudad de
Buenos Aires, una institución dedicada a difundir, desarrollar y profundizar la
Ciencia Espiritual Antroposófica en nuestro país.
Ahora bien ¿cuál es el significado de estos tres episodios ocurridos justamente en el centro
del noveno septenio (cincuentay seis a sesenta y tres años)?
Un septenio caracterizado por una polaridad muy especial entre el mundo material y el
mundo espiritual.
Así como en el tercer septenio (14 a 21 años) cuando el ser humano empieza a vivir se encuen-
tra atrapado entre un despertar de los Ideales (mundo del espíritu) y un despertar de los instin-
tos (mundo físico), en el noveno septenio se abre la posibilidad de recuperar la memoria cósmi-
ca de nuestra esencia e incursionar en un nuevo desarrollo místico: el Yo se ha ido "despren-
diendo" cada vez más de la materia y es "atraído" por su verdadera patria celestial. El conflicto
surge entonces con lo vivido hasta el presente.
Adquiere relevancia cómo ha evolucionado el "clan familiar" (relación con los hermanos,
padres, pareja, hijos y amigos entre otros) como asimismo la autoobservación (aceptación de crí-
ticas y errores, equilibrada autoestima, respeto por los demás, objetivos y metas alcanzados, etc.).
Recordemos que en esta etapa de la vida podemos descubrir al anciano sabio interior o pre-
cipitarnos en una vejez recalcitrante, con una profunda "ceguera cósmica", un inmenso pánico
frente a la enfermedad y a la muerte y un gran apego a toda la seducción del mundo físico: bien-
es materiales, objetos personales, pertenencias de todo tipo, hasta una presunta inmortalidad
del cuerpo físico.
Pero entonces ¿qué incidencia tuvieron en mi vida estos tres acontecimientos?
El primero de ellos, el encuentro con la danza y especialmente con el Tango Artístico, desper-
tó en mí reminiscencias de mi adolescencia, cuando esa música porteño me brindaba una identi-
dad. Esa misma identidad que fite creciendo}' encontró en el teatro una brillante consolidación.
Fueron muchos años de aprender a expresar las emociones plenamente, los que me ayuda-
ron a vivir con intensidad, como ser humano, el dolor ajeno en mi trabajo profesional.
Ahora podía conjugar la danza popular con la expresión de mis sentimientos evitando
entonces la anulación de mi sentir, o lo que es peor aún, en este septenio, la mecanización de
los mismos.
El segundo acontecimiento tiene que ver necesariamente con un encuentro kármico que real-
mente jamás hubiera imaginado.
Un inocente encuentro profesional, con una periodista radial que llega de Capilla del Monte
a hacerme un reportaje sobre el libro recién aparecido, desemboca en un reencuentro espiritual
de dos seres que están atravesando simultáneamente un gran momento de dolor en sus respec-
tivas vidas: en mi caso la viudez y en el de ella su separación.
Este proceso determina una drástica modificación del rumbo que aparentemente iba a seguir
mi existencia futura.
Mi duelo personal dejó de ser tal para transformarse en una experiencia doloroso compartida.
Un fenómeno interesante acompañó a este proceso y es digno de ser mencionado.
Hubo un éxodo de personajes de mi entorno social, que venían participando de mi dolor en
los últimos meses tanto en el área del consultorio como en los grupos de trabajo espiritual.
Una de ¡as causas probables de este fenómeno es la característica humana de estar mucho
más predispuesta para consolar a quien sufre que para compartir su alegría.
En la actualidad esto se ha revertido totalmente y ambos compartimos con nuestros amigos
y pacientes nuestra experiencia de vida.
Este proceso culminó a los sesenta y dos años en nuestra unión matrimonial que, en ambos
casos, era la tercera experiencia y, por supuesto, ¡a mejor elegida y la más consciente.
También pude comprobar fehacientemente la falsedad de aquel adagio popular que dice así:
"cuando se llega a viejo se deja de amar... ", en realidad la verdad es lo opuesto: ¡cuando se pier-
de la capacidad de amar se es VIEJO!
Los dos acontecimientos antes mencionados están relacionados íntimamente con lo personal,
a diferencia del tercero, que guarda un estrecho vínculo con lo social y con la misión en la vida
de cada uno de sus creadores.
Así vio la luz el Proyecto Hermes, nacido para difundir el impulso espiritual del Dr.
RUDOLF STEINER, que convocó a numerosas personas, decididas a llevar a la acción un
noble objetivo.
Como todo proyecto humano se inspiró en una Idea, esto es, en un Plano Superior de
Conciencia y, como tal, su finalidad última trasciende los intereses meramente físicos o mate-
riales; por este motivo ha conservado con humildad, como toda creación humana, el nombre
de Proyecto.
La misión de la difusión de la Ciencia Espiritual es imperativa en los momentos actuales, en
medio de una crisis mundial de Valores.
Es oportuno recordar que la palabra difundir (del latín diffunderey lleva en sí misma la idea
de extender, derramar, verter y propagar la luz.
Una vez creada la Institución, debió ser presentada "en sociedad" en nuestro país y en el
exterior.
Coincidentemente, en el año ¡998 comienzan a llevarse a cabo en DORNACH (Suiza), los
Congresos Internacionales de la Sección Médica del Goetheamim (Centro de la actividad an/ro-
posófica mundial) y a partir de dicho año he debido viajar anualmente en forma regular, tanto
como presidente de la Asociación Argentina de Medicina Antroposófica como Co-Director
(junio con la Dra. Amalia Altobelli) del Proyecto Mermes.
Este intercambio de experiencias ha determinado la intensificación de los cursos que se des-
arrollan en la Institución, ya que la Docencia y la Investigación son los dos propósitos funda-
mentales de la misma.
Así finaliza este septenio de vida de "La Tierra como Escuela" que se inicia con la doloroso
partida de mi compañera (gran dolor i trie¡ático) y culmina con un futuro luminoso y pleno de
paz y armonía compartida.

ROBERTO CROTTOGINI
Rueños Aires, febrero de 2004
Quiero hacer mención de cinco Individualidades que recuerdo con mucho afecto y que logra-
ron m i acercamiento al Camino, despertaron m i interés y contribuyeron a m i formación en la
Medicina Antroposófica, hechos que culminan hoy con la entrega de este libro.

En la presente vida se llaman así:


Dr. Otto Wolff; fue el principal responsable de m i asombro inicial. Su sabiduría y su manera
de transmitirla fueron trascendentales para que despertara en mí una verdadera atracción por la
Antroposofía. Me enseñó a construir la pregunta inteligente.- Me enseñó cómo pensar.
Dr. Bernardo Kaliks; hombre joven, entusiasta, con gran conocimiento de la Ciencia Espiritual
y capacidad de trabajo. En mis reiterados viajes de estudio a Brasil durante m i formación, siem-
pre se constituyó en una presencia especial. Más allá del intercambio profesional, nos une una
vieja amistad.
Dra. Gudrun Burkhard; presencia querida y respetada. Magnífica síntesis de los valores sajones
y latinos. Extraodinaria organizadora e innovadora de la enseñanza. Las preguntas que figuran
en este libro al final de cada septenio, han sido ofrecidas gentilmente por ella y forman parte del
trabajo de Formación en Biografía Humana que se realiza en San Pablo, Brasil, bajo su dirección.
Dr. Rudolf Treichler; ejemplo vivo de ancianidad y sabiduría. Lo conocí en julio de 1982 en
San Pablo, con motivo de la realización de u n curso sobre los septenios. M u y movilizado por es-
te enfoque de la biografía, comencé una investigación personal pudiendo comprobar a lo largo
de los años la realidad de lo expuesto. A catorce años de tal evento, hoy ve la luz este trabajo.
No obstante, quiero agradecerle algo muchísimo más importante que me dejó el encuentro y
que me ha ayudado a dar vida y realidad a la persona de Rudolf Steiner: en dicha oportunidad
mantuvimos una reunión informal donde el doctor Treichler nos relató u n sinnúmero de anéc-
dotas personales con Rudolf Steiner. En más de una ocasión, cuando observo ahora las clásicas
fotos del padre de la Ciencia Espiritual, las imágenes vividas que ha dejado en mí ese relato me
permiten dar un pequeño salto en el tiempo y concientizar aquel escenario de la vieja Europa,
cuna de la Antroposofía.
Dra. Michaela Glóeckler; es u n Ser m u y especial que respeto y quiero mucho. Delicada y sen-
sible, una gran fortaleza espiritual emana de su cuerpo de mujer. Trasunta u n admirable equili-
brio entre sus cualidades femeninas y masculinas. Cree en la gente y vive lo que enseña: ése es
su secreto.

También quiero expresar m i reconocimiento a dos amigos que acompañaron todo m i proceso
de mutación antroposófica aquí, en Buenos Aires:
Unos de ellos es Wolfram Schneider, a quien identifico con la Antroposofía desde m i primer
contacto con ella. Su casa, de puertas abiertas para toda clase de encuentros, cursos o semina-
rios, fue el ámbito donde se alimentó día a día la llama que hoy resplandece en m i corazón. En
lo personal, su ayuda trascendió lo anímico espiritual y se proyectó con creces en lo material.
Nunca olvidaré su acción. Agradezco también la cordialidad venusina de impecable anfitriona
de su esposa Tatiana Schneider: u n hermoso ser humano.
Finalmente, m i recuerdo para alguien con quien caminamos juntos la misma senda. Alguien
que no sabía una palabra de alemán, como yo, y con quien compartimos la ansiedad por apre-
M I RECONOCIMIENTO

hender los rudimentos de la Ciencia Espiritual sin tener material traducido para hacerlo. Com-
partimos, además, largas horas de estudio desestructurando lo aprendido durante años para plas-
mar los contenidos en una nueva medicina. Luchamos para consolidar u n día de encuentro pa-
ra médicos. Transmitimos todo lo que elaboramos; organizamos cursillos, charlas y seminarios.
Hoy, después de largo tiempo de no trabajar juntos por nuestras distintas tareas, nos encontra-
mos en la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Medicina Antroposófica (A.A.M.A.)
para iniciar una nueva etapa. Ese alguien, que es producto puro de esta tierra americana, siem-
pre fue u n ejemplo de trabajo y humildad. El es m i amigo y se llama Segundo Santillán.
A Juan Carlos Kreimer, m i gran amigo y el denodado impulsor para que yo escriba El i m p u l -
so volitivo de m i veta de escritor. A l fin lo logró.

A David Mociulsky, un viejo amigo que respaldó inicialmente m i esfuerzo de palabra y de


obra. Fueron muchas horas las que dedicó con empeño para acompañar mis primeros esfuerzos.

A Cristina Bett, paciente y amiga de muchos años. Gran camarada y compañera de estudio de
la Antroposofía. En reiteradas oportunidades fue la encargada silenciosa de buscar temas o pun-
tos clave que este libro necesitaba.

A Noemí Varrone, paciente de varios años. Cuando se enteró de m i proyecto me ofreció su


trabajo: correctora de libros. Yo desconocía esa profesión. Es una de las responsables de m i cam-
bio interno; a través de sus correcciones fui aprendiendo a ordenar ideas y afinar la expresión de
los conceptos; en suma, aprendí a escribir. Hoy he ganado una amiga.
A Vanna Campani, m i segunda esposa, la compañera que tuvo que sostener el "edificio de los
proyectos", soportar entre bambalinas la "puesta en escena", pero no pudo estar presente en el
"estreno de la obra".
E l sacrificio de nuestra vida privada, en muchos aspectos, fue decisivo en los dos últimos
años para que el libro viera la luz.
Su salud quebrantada no le pennitió asistir a la presentación del mismo y l o tuvo en sus
manos por primera vez en su lecho de enferma.
"La Tierra como Escuela" no pudo escapar a su contenido y al poco tiempo de haber "naci-
do" para la humanidad, ella "partía" para el mundo espiritual, dejando tras de sí un mensaje pleno
de amor y paz para quien la había acompañado hasta el último aliento.
A ella, a su Verdadero Ser, m i profundo agradecimiento por habernos podido reencontrar en
esta vida
A Mabel M i l l o r , m i actual esposa, mariposa radiante que aparece en la noche oscura de m i
soledad.
Cuando las fuerzas de m i espíritu trataban de comprender el significado de estos últimos doce
años signados por la enfermedad, su cálida presencia le dio nuevamente sentido a m i vida.
Compartí con ella m i profundo duelo durante mucho tiempo. Su mirada, su palabra y su ter-
nura fueron los atributos de su alma para que y o lograra con "gastados instrumentos", transfor-
mar las cenizas del dolor en sustancia nueva del Amor.

A todos ellos, muchas gracias.


1.'

A MANERA DE PRÓLOGO
I UNA HISTORIA PERSONAL
ti II UNA INTERPRETACIÓN DE LA PROPIA BIOGRAFÍA
a III EL SENTIDO DE MI VIDA

UNA INTRODUCCIÓN
A LA CIENCIA ESPIRITUAL
i i
ANTROPOSÓFICA
LA BIOGRAFÍA HUMANA 3
LAS PRIMERAS PREGUNTAS Y ALGUNAS RESPUESTAS • Los
CUATRO NACIMIENTOS • EL DOBLE ORIGEN DEL HOMBRE:
SUS DOS HERENCIAS • LIGAZÓN TEMPORAL DE LA ESEN-
CIA ESPIRITUAL CON LA MATERIA: VIDA HUMANA • RES-
PECTO DEL ESPÍRITU QUE SE MANIFIESTA EN EL YO, Y EL
VEHÍCULO QUE CONSTRUYE, HABITA Y ABANDONA: EL
CUERPO • RESPECTO DE LA FORMA DEL ORGANISMO • EL
ALMA • FUERZAS ESPIRITUALES PLANETARIAS Y EL METAL
CORRESPONDIENTE • LA VIDA ENTRE LA MUERTE Y UN
NUEVO NACIMIENTO • LAS VIDAS SUCESIVAS Y EL DESTI-
NO HUMANO • ESTRUCTURA CUATERNARIA DEL HOMBRE
• AMPLIACIÓN DE LA ESTRUCTURA CUATERNARIA • ES-
TRUCTURA TERNARIA DEL SER HUMANO * OTROS CON-
CEPTOS ANTROPOSÓFICOS • EL HECHO DE CRISTO

67
PRIMERA PARTE
Los SEPTENIOS
i
>7 I LOS TRES SEPTENIOS DEL CUERPO
II LOS TRES SEPTENIOS DEL ALMA
III LOS TRES SEPTENIOS DEL ESPÍRITU
I V LA VIDA C O N T I N Ú A

I
LOS TRES SEPTENIOS
DEL CUERPO

PRIMER SEPTENIO ( 0 A 7 AÑOS) Ti


SEPTENIO DEL CUERPO - FÍSICO SU CONSOLIDACIÓN Y
REESTRUCTURACIÓN • EL NACIMIENTO FÍSICO • POSTU-
RA ERECTA • HABLAR • PENSAR • EL DESARROLLO DE
LOS SENTIDOS Y LA PERCEPCIÓN SENSORIAL • ENFERME-
DADES INFANTILES • MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y AN-
TROPOSOFÍA • CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTE-
NIO • RIESGOS Y OPORTUNIDADES • FUERZA PLANETARIA
Y M£TAT CORRESPONDIENTE • ASPECTO MITOLÓGICO •
PREGUNTAS DEL PRIMER SEPTENIO ( 0 A 7 AÑOS)
ÍNDICE

S E G U N D O SEPTENIO ( 7 A 1 4 AÑOS) 85 OCTAVO SEPTENIO ( 4 9 A 5 6 AÑOS) 1 ®


SEPTENIO DEL CUERPO - ETÉREO MADURACIÓN ANÍMICA EL MAESTRO • FUERZA ANÍMICA DEL PENSAR • EL
• METAMORFOSIS DE LAS FUERZAS DE CRECIMIENTO EN NACIMIENTO DEL MAESTRO INTERNO • TRES CAMINOS
FUERZAS DE PENSAMIENTO • VIDA ANÍMICA SI INTRODUC- PARA GUIAR EL DESARROLLO ESPIRITUAL • CARACTERÍSTI-
CIÓN A LA PATOLOGÍA DE LOS DOS PRIMEROS SEPTENIOS • CAS GENERALES DEL SEPTENIO • FUERZA PLANETARIA Y
CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO » RIESGOS Y METAL CORRESPONDIENTE • ASPECTO MITOLÓGICO •
OPORTUNIDADES • FUERZA PLANETARIA Y METAL CORRES- PREGUNTAS DEL OCTAVO SEPTENIO ( 4 9 A 5 6 AÑOS)
PONDIENTE • ASPECTO MITOLÓGICO • PREGUNTAS DEL
SEGUNDO SEPTENIO ( 7 A 1 4 AÑOS)
NOVENO SEPTENIO ( 5 6 A 63 AÑOS) 181
EL SABIO * EVOLUCIÓN DE LA SEXUALIDAD « I
TERCER SEPTENIO ( 1 4 A 2 1 AÑOS) 95 CONCIENCIA DE LAS FUNCIONES ANÍMICAS: PENSAR, SEN-
SEPTENIO DEL CUERPO ASTRAL - MADURACIÓN SOCIAL Y TIR Y ACTUAR • CAMINO A LA SABIDURÍA • CARACTERÍS-
TERRESTRE * OBSERVACIÓN DE LA CONDUCTA COTIDIANA TICAS GENERALES DEL SEPTENIO • FUERZA PLANETARIA Y
DE UN ADOLESCENTE DE UN MEDIO URBANO • NUESTROS METAL CORRESPONDIENTE * ASPECTO MITOLÓGICO •
DOS SEXOS « CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO PREGUNTAS DEL NOVENO SEPTENIO ( 5 6 A 6 3 AÑOS)
• CONSTRUCCIÓN DE IDEALES • CRISIS DE IDENTIDAD •
RIESGOS Y OPORTUNIDADES • FUERZA PLANETARIA Y
LOS TRES SEPTENIOS DEL ESPÍRITU 197
METAL CORRESPONDIENTE • ASPECTO MITOLÓGICO • Dos TIPOS DE HOMBRE • ESPEJAMIENTO BIOGRÁFICO DE
PREGUNTAS DEL TERCER SEPTENIO ( 1 4 A 2 1 AÑOS) TENDENCIAS Y PROCESOS MÓRBIDOS * TRABAJO ESPIRI-
TUAL ESPECÍFICO PARA LOS TRES SEPTENIOS DEL ESPÍRITU
LOS TRES SEPTENIOS DEL CUERPO

LOS TRES SEPTENIOS LA VIDA CONTINUA


DEL ALMA
LA V I D A C O N T I N Ú A 211
ANCIANIDAD Y VEJEZ • CARACTERÍSTICAS GENERALES •
CUARTO SEPTENIO ( 2 1 A 2 8 AÑOS) 119 SOBRE LA MUERTE Y EL ARTE DE MORIR: DISTINTOS ENFO-
AUTODOMINIO - EL ALMA SENSIBLE • CARACTERÍSTICAS QUES • ASPECTO PSICOLÓGICO • ASPECTO ESPIRITUAL
GENERALES DEL SEPTENIO • ALGUNAS CONSIDERACIONES
SOBRE EL CUARTO MIEMBRO ESENCIAL: EL YO • ALMA
SENSIBLE (DE SENSACIÓN) • PREGUNTAS DEL CUARTO
SEPTENIO ( 2 1 A 2 8 AÑOS)

Q U I N T O SEPTENIO ( 2 8 A 35 AÑOS) 129 SEGUNDA PARTE


AUTOAFIRMACIÓN - EL ALMA RACIONAL • CARACTERÍSTICAS
GENERALES DEL SEPTENIO • ALMA RACIONAL • LA VERDAD
U N A CIENCIA ESPIRITUAL
• PREGUNTAS DEL QUINTO SEPTENIO ( 2 8 A 3 5 AÑOS)
I EN EL CAMINO FILOSÓFICO 23
SEXTO SEPTENIO ( 3 5 A 4 2 AÑOS) 135 DE UNA CIENCIA ESPIRITUAL
AUTOCONFIANZA - EL ALMA CONSCIENTE • CARACTERÍS- II LA PSICOLOGÍA: UN ESFUERZO 2 3 9
TICAS GENERALES DEL SEPTENIO • ALMA DE CONCIENCIA HUMANO TRAS LA BÚSQUEDA DEL YO
• PREGUNTAS DEL SEXTO SEPTENIO ( 3 5 A 4 2 AÑOS)
CUATRO CORRIENTES PSICOLÓGICAS OCCIDENTALES •
LOS TRES SEPTENIOS DEL A L M A M DE LA PSICOLOGÍA A LA PSICOSOFÍA • PSICOTERAPIA Y
CONCEPCIÓN ANTROPOSÓFICA DEL ALMA m LA MISIÓN DESARROLLO ESPIRITUAL: HACIA UNA PSICOSOFÍA
DE LA IRA,LA VERDAD Y LA DEVOCIÓN EN EL ALMA III EL PROCESO BIOGRÁFICO 257
HUMANA • FUERZA PLANETARIA Y METAL CORRESPON-
COSMOGONÍA - 7 ETAPAS, PLANETARIAS 7 CUERPOS O
DIENTE • ASPECTO MITOLÓGICO
MIEMBROS ESENCIALES - 7 ÉPOCAS DE LA TIERRA 7 RAZAS
RAÍCES - LAS 7 SUBRAZAS O CIVILIZACIONES TERRESTRES -
7 ESTADOS DE CONCIENCIA - Los 7 CHAKRAS Y EL HOMBRE
ACTUAL • LEYES DE LA BIOGRAFÍA
LOS TRES SEPTENIOS
DEL ESPIRITU
TERCERA PARTE
S É P T I M O SEPTENIO ( 4 2 A 4 9 AÑOS) 155
EL PRINCIPIANTE • CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL APÉNDICE
SEPTENIO • ALMA DE CONCIENCIA • EL MATRIMONIO
* EL ENAMORAMIENTO Y EL AMOR * AMOR SEXUAL, RUDOLF STEINER - RESEÑA BIOGRÁFICA
FRATERNAL Y SUBLIME • FUERZA PLANETARIA Y METAL
BIBLIOGRAFÍA
CORRESPONDIENTE • ASPECTO MITOLÓGICO • PRE-
GUNTAS DEL SÉPTIMO SEPTENIO ( 4 2 A 4 9 AÑOS) ENTIDADES A N T R O P O S Ó F I C A S )3
Este libro trata sobre la Biografía humana. Por lo tanto, creo
adecuado reseñar en este prólogo algunos eventos de mi
propio proceso biográfico.

Es una forma de impulsar el trabajo septenario que el lector


podrá desarrollar consigo mismo, a medida que penetre en
profundidad los contenidos del presente texto.
U N A HISTORIA PERSONAL
En una fría madrugada del mes de junio de 1938, u n viejo navegante cósmico recalaba una vez
más en esta agitada Tierra asomado a ella desde u n pequeñín y frágil cuerpo de varón.
Hasta los 7 años aproximadamente, se hizo difícil retener al pequeño en la Tierra: sus pies ala-
dos lo impulsaban hacia el cielo (lo que le reportó varias palizas por caminar sobre los techos de
las casas vecinas).
Un día cercano a sus 4 años, subido a u n banquito de madera quitó los fusibles del tablero prin-
cipal de entrada del fluido eléctrico a la casa e introdujo los deditos en el hueco. Su tía, que lle-
gaba en ese instante, lo vio "volar" varios metros hacia atrás: aunque parezca mentira, salió ileso.
Su permanente asombro frente al Cosmos le jugó otra mala pasada a los 6 años, cuando cursa-
ba el Jardín de Infantes. Estando un día en clase, el sonido de u n avión le causó una profunda sor-
presa; se levantó rápidamente y salió al patio para verlo... todos sus compañeritos lo sigueron. La
maestra, que había quedado sola en el aula, le colocó la primera mala nota de su vida.
La movilidad y las travesuras iban en aumento. La vida con sus padres se hacía cada vez más d i -
fícil frente a los problemas con los vecinos y en la escuela. El colegio inglés San Cirano, donde sus
padres lo habían hecho ingresar con gran esfuerzo, decidió expulsarlo, a los 8 años de edad, por
mala conducta en el vehículo de transporte escolar: esto es, arrojar algunas prendas de u n com-
pañerito por la ventanilla. Entonces comenzó una nueva etapa en la escuela del barrio, que tam-
poco fue muy tranquila.
Por esa misma época su madre recibió la visita de la cigüeña, para lo cual debió abandonar el
hogar durante algunos días yéndose "a dormir a una casa grande" llamada Sanatorio San José.
Cuando fueron a visitarla junto con su padre, éste le explicó detalladamente al niño cuál era la
ventana en la que la cigüeña había dejado el "regalito recién llegado del cielo". A partir de enton-
ces el niño quedó profundamente impresionado por la inteligencia de estas aves, sobre todo ¡por
acertar con la ventana exacta de la habitación que ocupaba su mamá! Cuando la hermanita lle-
gó a su casa, él "decidió" irse a dormir solo al altillo, bastante lejos de sus padres.

También a los 8 años y cercano el momento de la primera comunión, se le declaró a una niña
y se puso de novio... Esa noche no pudo dormir por la emoción.
La escuela primaria fue un escenario propicio para el desarrollo de su capacidad y habilidades;
como ejemplo: el maestro de sexto grado, Antonio Alejandro Díaz, pintor, egiptólogo y excepcio-
nal ser humano, fue el responsable de enseñarle los jeroglíficos egipcios, de llevarlo a pintar la na-
turaleza en las plazas, de introducirlo en los museos y humanizar a los "héroes legendarios que
forjaron nuestra patria".
Lector consecuente de los libros de los hermanos Grimm y de la colección Robín Hood, entre
otros, a los 11 años el n i ñ o escribió su primer cuento de hadas.
M u y atraído por la religión y los relatos bíblicos, en esa misma época vivía el duro conflicto de
tener que aceptar la evidencia de que los Reyes Magos "eran los padres", cuando todos sus ami-
guitos ya hacía mucho tiempo lo sabían. Él había desarrollado su propia teoría: los reyes seguían
viviendo en otra dimensión, y en la noche de Epifanía, por una misteriosa conjunción de astros
que guiaba la estrella de Belén, se abría una puerta entre los dos mundos. Por la puerta podían pa-
sar entonces, cada año, los reyes y acercarse realmente a los niños para materializar de la nada sus
deseos y necesidades, premiando así el buen comportamiento durante el año transcurrido.
También en esa etapa fue el m o m e n t o de recibir otra nueva revelación: la que daba cuenta
del origen de los niños. Así fue desplazado el reino animal (la cigüeña) como intermediario en
la llegada de u n nuevo Ser al m u n d o .
A los 13 años se produjo u n brusco cambio en su organización familiar. Tenía 12 cuando supo
A MANERA

DE PRÓLOGO

de la existencia de una institución de enseñanza secundaria donde se practicaban muchos depor-


tes, y especialmente el fútbol. Una característica para él llamativa era que los alumnos v i v í a n en
ese lugar durante toda la semana. Cuando su padre le preguntó si le gustaría incorporarse a ese
colegio, él contestó afirmativamente: a los 13 años ingresaba en el Liceo Militar. Todavía hoy re-
cuerda su primera noche allí: el llanto (a veces no muy silencioso) de aquellos hombrecitos que
deberían aprender en los días siguientes que 'los hombres no lloran".
!

A los 14 años comienza el natural desarrollo desarmónico del cuerpo; en su caso: excesiva al-
tura y delgadez, tamaño inusitado de pies y manos, rasgos exagerados en la fisonomía. Entre es-
tos últimos se destacaba la forma, no deseada por cierto, de su nariz, idéntica a la de su padre.
Este alud de transformaciones físicas debía soportar, además, la burla mordaz del entorno. Pero
todos debían soportar a todos, ¡cada uno con su escultura a cuestas!
El caos social y dos revoluciones lo encontraron, a los 17 años, dentro de u n uniforme, empu-
ñando u n fusil y ejerciendo una autoridad tan ficticia como es aquélla que otorga u n régimen
militar.
No estaría completo este periplo "liceístico" sin recordar la enorme importancia que tuvo para
el joven, en ese tiempo, un hecho muy especial. Al cumplir los 15 años (junio de 1953), exacta-
mente en la mitad de su carrera de bachiller, aparecía la revista de ciencia ficción "Más allá", que
ocuparía totalmente su interés hasta el punto de hacer llegar una sugerencia a la Dirección de la
misma en el sentido de que sus lectores podrían identificarse entre sí mediante u n emblema o
distintivo, sugerencia que la Editorial publicó en el siguiente número.
Finalmente, como en todo proceso, llegó el día tan esperado: la terminación de los estudios se-
cundarios y por ende la transición entre la vida militar y la vida civil (aunque dadas las caracte-
rísticas de lo vivido por el joven sería mucho más preciso referirse a una readaptación a la vida
cotidiana en el seno de una familia). Simultáneamente, se produjo el ingreso en la Facultad de
Medicina y el inicio de una relación sentimental estable.
Los 18 años señalaron así una crisis múltiple:
• el retorno del joven ausente y reinserción en el grupo familiar
• el comienzo de un estudio universitario
• la iniciación de u n noviazgo impensado, que no figuraba en los planes paternos.
Como resultado de esta crisis se instaló una dura batalla (ahora afuera del cuartel) de muchos
años de duración, que involucró a los integrantes del clan familiar entre sí y a otras personas
allegadas que debían elegir a qué "bando" pertenecían: si al de los padres defraudados por las ac-
titudes del h i j o rebelde y su novia, o al de la "oveja negra" que luchaba a brazo partido por i n -
dependizarse del yugo familiar.
La vida se hizo muy difícil, y la depresión y la angustia incitaron a aquel joven a pensar en u n f i -
nal dramático para su vida, que felizmente se diluyó en el mismo instante de emerger como idea.
El lapso entre los 21 y los 28 años se caracterizó por presentar la misma lucha de los años an-
teriores, mientras avanzaba sustancialmente el estudio de la medicina. A los 23 se produjo su i n -
greso al Hospital Durand como alumno regular de la Primera Unidad Hospitalaria. A los 24 años
fue admitido, como u n gran logro personal, en la Guardia de los días martes como "último pe-
rro". (Esta clásica denominación del argot médico de la época no pretendía ninguna utópica u n i -
ficación de las carreras de Veterinaria y Medicina, y menos aún relacionar la esencia del reino
animal con la esencia del ser humano). En realidad era una clara evidencia del servilismo debi-
do, al rey y a su corte. Era una relación inversa a lo que sostenía Darwin: aquí la cadena evolu-
tiva empezaba con el Jefe de Guardia (¡médico!), continuaba con sus colaboradores inmediatos
(practicante mayor y menor) y descendía a través de sus subditos para confundirse con la mana-
da (los perros). Una de las tareas descollantes en la formación médica y humanística del "último
perro" consistía en ir a buscar la damajuana de vino para el almuerzo, que debía estar en la me-
sa antes de que llegara el soberano y su comitiva. El incumplimiento reiterado de este tipo de
pautas iba creando u n malestar en la realeza, sobre todo cuando otros plebeyos empezaban a ple-
garse al movimiento. Esta tímida subversión al establishment se completaba en el plano profe-
sional con una asistencia humanitaria a los homosexuales, psicoterapia a los alcohólicos e hip-
nosis para aliviar dolores o evitar una anestesia... (¡y todo ello realizado en la misma Guardia...!)
Para aquel año, 1962, eran muchas afrentas al modelo biomédico imperante, así es que, pese a
intentar u n cambio de Guardia (pasó a los días jueves) durante u n corto lapso, llegó el momen-
to de abandonar la experiencia. Una frase célebre fue el corolario de este ciclo de la vida del en-
tonces futuro médico: "Ustedes no saben por qué me echan, pero yo sí sé por qué me voy".
UNA HISTORIA

PERSONAL

Pocos años más tarde sucedieron dos hechos singulares y decisivos en su proceso biográfico:

• a los 26 años llegó la ansiada graduación como médico

• a los 28, en medio de una gran crisis familiar, se consumó el matrimonio.

De los 28 a los 35 años fue el tiempo de un profundo aprendizaje como médico y como ser
humano:
• Como pediatra, aprendió a recibii al niño desde el vientre mater-
no, asistiendo a la pareja embarazada. En este rol de asistente del recién
nacido, colaboraba en el parto estrechamente con el obstetra y la par-
tera para traer a ese Ser a la vida, reanimarlo, darle su primer baño y po-
nerlo al pecho de su madre. Simultáneamente podía colaborar también
.Jas enfermedades
el padre del bebé, hecho que solía despertar (no está de más recordar-
lo) una actitud hostil por parte del personal auxiliar y hasta de muchos servían para
colegas, que no admitían esa "intromisión" en el modelo biomédico-
mecanicista. Esta tarea señalaba el comienzo de u n compromiso mutuo
entre los padres y el pediatra: criar u n niño sano. Tampoco trataba las analizar y corregir
enfermedades infantiles con sustancias artificiales (fármacos) salvo, cla-
ro está, situaciones de extrema gravedad; antes bien, las enfermedades
servían para analizar y corregir el desequilibro que les había dado ori-
el desequilibro que
gen. Toda enfermedad se constituía en un aprendizaje para los padres.
Dentro de estos parámetros, el peso de un lactante no era relevante pa-
ra evaluar su desarrollo psicofísico (no había balanza en el consultorio
es había dado origen;
de aquel pediatra); y se les enseñaba a los padres a reconocer la apari-
ción y desaparición de los reflejos del lactante siguiendo paso a paso la toda enfermedad
maduración neurológica y emocional del niño.
• Como psicoterapeuta y guía f a m i l i a r , seguía de cerca el desarrollo
de la nueva Individualidad y la correspondiente incidencia en el seno
se constituía en
de la familia. Se llevaban a cabo entrevistas de pareja para discriminar
los nuevos roles a asumir, el papel de los abuelos y los tíos, de los otros
hijos si los había, y las nuevas responsabilidades que como padres de-
un aprendizaje
berían encarar.
• En el primer año de estudios universitarios ya comenzó la lectura
para los padres.
sistemática de la obra de Freud, y apenas recibido trataba los problemas
de conducta y a los niños difíciles (de padres difíciles).
• Mientras trabajaba como psicólogo del niño y la familia, ejerció la docencia en la Facultad
de Psicología. En esta línea, organizaba grupos terapéuticos familiares, y daba conferencias sobre
el tema de la sexualidad y sus tabúes en algunas escuelas privadas que se arriesgaban a transgre-
dir las costumbres del momento. Fue entonces cuando aprendió que la ignorancia de los padres
era superlativa y que los niños tenían, todavía, una sabiduría innata.
• En el Hospital Argerich primero y en el Policlínico Lanús después, organizó sendos servicios
de psicopatología infantil dentro de cada una de las cátedras de pediatría. En aquella época, ya
su concepción estrictamente psicosomática no concebía ninguna alteración orgánica que no tuvie-
ra su origen (consciente o no) en la esfera psíquica. Esta manera de encarar la especialidad la ha-
bía desarrollado al lado de" un gran maestro, el profesor Florencio Escardó.
Alrededor de los 34 y 35 años, la situación sociopolítica del país (años 1972 y 1973), con sus
grandes movilizaciones populares y sus luchas intestinas, obligaba a tomar posiciones en ese sen-
tido. La seducción de la filosofía marxista, como panacea para lograr una justa igualdad de cla-
ses, era inmensa. El materialismo dialéctico se perfilaba como una opción racional e inteligente
para u n intelectual de la década del '70. Era u n momento crucial y había que tomar una deci-
sión: ¿participar o no participar en la lucha política? Cuando esa decisión ya estaba casi t o m a -
da a f i r m a t i v a m e n t e , u n a serie de acontecimientos magistralmente enhebrados apartaron
naturalmente al joven del escenario previsto.
Aquí finaliza lo que se puede denominar una historia personal, caracterizada por la descrip-
ción pura de los acontecimientos, sin la correspondiente interpretación. De ahora en más em-
pieza una nueva historia que llega hasta el momento presente. Lo que sigue a partir de los 36
años forma parte de otra vida, de otro proceso absolutamente distinto en el que no se puede se-
parar lo histórico de lo vivencial y de la interpretación sin alterar su verdadera esencia.
f =
)f\ A MANERA

DE PRÓLOGO

R E C U E R D O Y H O M E N A J E A L PROFESOR D O N F L O R E N C I O E S C A R D Ó / C O M O C O R O L A R I O D E ESTA
H I S T O R I A PERSONAL
La imagen del doctor Escardó posee una gran fuerza organizadora en el proceso biopsicosocial
del personaje central de la presente historia. Éste lo conoció en profundidad como discípulo de su
cátedra, en el año 1962, cursando Pediatría en el Hospital Durand, cuando se llevaba a cabo u n no-
vísimo intento por reestructurar el estudio de las Ciencias Médicas acercando al estudiante a su fu-
turo habitat: el hospital. Esos alumnos se constituían así en modernos cobayos del plan nuevo.
El joven ya conocía distintas anécdotas acerca del doctor Escardó por haber sido con anterio-
ridad un ávido concurrente al Hospital de Niños, cuando era un estudiante de medicina del an-
tiguo sistema o plan viejo. La personalidad impulsiva de don Florencio, su originalidad y su h u -
mor, se acompañaban a veces de una ironía sarcástica hacia todos los convencionalismos socia-
les, culturales y académicos.
Como alumno de tal cátedra, el futuro médico se fascinaba cada vez más con el enfoque psi-
cosomático del enfermo y el modo de abordaje de la psicopatología infanto-juvenil y familiar en
la consulta cotidiana. Era una verdadera revelación asistir cada mañana a aquellas clases.
En un plano más íntimo y personal, el profesor Escardó fue elegido por el joven como media-
dor en sus constantes enfrentamientos familiares, que por entonces eran ya más espaciados y
menos intensos, lo que determinó que el profesor ocupara u n sitio m u y especial dentro de la v i -
da anímica del protagonista central de la presente biografía.
Ahora bien, después de cursar la materia había, indefectiblemente, que enfrentar el examen f i -
nal. De más está decir el grado de significación que posee cada uno de estos eventos en la histo-
ria de cualquier estudiante: u n cúmulo de sucesivas batallas en pos de la victoria final. Así pre-
parado, como un guerrero, se produjo el enfrentamiento decisivo casi sin dormir y leyendo has-
ta el segundo anterior a ser llamado al "cadalso". Pero hete aquí que el escenario de la vieja Sala
XVII no era, ni por asomo, parecido a las aulas de la Facultad. Además, detrás de don Florencio
había unas doce personas de pie -entre psicólogos y médicos- que presenciarían el examen del
pobre estudiante. Ahí, en medio del despliegue de personajes y del bullicio, resonó la voz del
profesor; leyó en voz alta su nombre y lo increpó: "¿Se puede saber por qué viene a dar examen
usted?", y continuó el interrogatorio en el mismo nivel de exaltación: "¿Es que no sabe que por
la dedicación y el trabajo realizado durante el curso usted ya se ha hecho acreedor a los diez pun-
tos?" Resulta totalmente imposible describir el estado anímico que tales conceptos provocaron
en ese sufrido estudiante de medicina casi al término de su carrera: una mezcla extraña de incer-
tidumbre, asombro, incredulidad y pánico (para acercarnos tibiamente a la realidad de enton-
ces). ¡Y en verdad no le tomó examen!, siendo ése el único que no rindió durante toda su carre-
ra, que se sacó un "diez" y que le llevó una semana reponerse del shock de "no pelear contra el
enemigo". Un hecho insólito de esta naturaleza sólo podía ocurrir en una cátedra singular guia-
da por un profesor singular: don Florencio Escardó.
Llegó así la culminación de la carrera y su broche de oro: la ceremonia del juramento hipocrá-
tico y la entrega de diplomas que se llevó a cabo en el aula magna de la Facultad de Ciencias Mé-
dicas. 3 de junio de 1964: noche de tormenta; pero n i la lluvia torrencial n i el frío lograron do-
minar el intenso calor anímico que irradiaba del corazón del flamante médico. Ya la ceremonia
estaba por terminar y el profesor Escardó aún no llegaba para entregarle el diploma a su discípu-
lo, que así se lo había solicitado especialmente. Por f i n hizo su aparición en el estrado poblado
por rígidas personalidades académicas y frente al público que colmaba el salón de bote a bote,
se quitó el impermeable totalmente empapado, lo arrolló y lo arrojó debajo del majestuoso si-
llón que tenía asignado. Su gran sonrisa y u n guiño cómplice hacia quien esperaba tan impa-
ciente su presencia, fueron el preludio de u n verdadero acto de iniciación en el arte de curar, u n
bello símbolo de la nueva etapa que allí se iniciaba.
Poco tiempo después, en una entrevista de médico a médico con motivo de recabar su opinión
respecto de la forma de encarar el trabajo de consultorio privado, el doctor Escardó se expresó
de la siguiente manera:
"Querido amigo, yo estoy plenamente seguro de su capacidad e idoneidad porque lo he visto
trabajar a m i lado; sé lo que pone en su labor y cómo se brinda. Con la preparación que usted
tiene y la formación en psicología que está haciendo, no va a tener jamás ningún problema en
su profesión, trabaje donde trabaje."
Estas proféticas palabras del viejo maestro acompañaron toda la vida del joven médico, y aún
hoy resuenan con la misma fuerza en su alma. Después de aquel encuentro la vida los mantuvo
distanciados; una vida signada, para ambos, por la búsqueda y el descubrimiento. Pasaron lar-
UNA INTERPRETACIÓN DE

LA PROPIA BIOGRAFÍA

gos años. Pero sus caminos se acercaron nuevamente para compartir otros ámbitos m u y distin-
tos... y muy distantes del viejo hospital. (En el año 1982 el doctor Escardó publicaba u n peque-
ño ensayo titulado "Didáctica para una curación por el espíritu".) En algunos tramos del reen-
cuentro desfilaron temáticas absorbentes, como son los alcances de las medicinas diferentes: ho-
metopatía, acupuntura, osteopatía; o el desarrollo espiritual a través de la meditación, la astro-
logia, el ocultismo. Celoso guardián de las verdaderas bases del método científico y sus limita-
ciones, su espíritu se abría con amplitud para incursionar en otros planos de conciencia que no
son patrimonio de la ciencia académica.
En los útlimos años de su vida, el profesor Escardó llamó u n día ex-
presamente al protagonista de la presente biografía y le dijo con entu-
siasmo: "Quiero que me enseñe esa nueva medicina que usted conoce,
"Quiero que me enseñe
que hace tanto bien, y que integra completamente al ser humano." El
viejo profesor de pediatría, decano de la Facultad de Ciencias Médicas esa nueva medicina que
de la Universidad de Buenos Aires, quería conocer la medicina de orien-
tación antroposófica. Al igual que Goethe en su lecho de muerte, pedía
más luz. El entusiasmo inicial se transformó en algo de desconcierto
usted conoce, que hace
cuando dijo: "Nos equivocamos, amigo mío, al insistir tanto en una
medicina psicosomática, nos faltaba el espíritu." Y la respuesta del an- tanto bien y que
r
tiguo discípulo fue: "No, Florencio, no nos equivocamos. Los tiempos
de los hombres son los que marcan el momento de presentar ciertas
ideas en sociedad." (La culminación de aquel gran esfuerzo por incor-
integra completamente
porar el alma a la medicina de la persona humana como medicina psi-
co-somática, se ve coronada hoy por una verdadera Ciencia Espiritual al ser humano."
que incorpora la sabiduría divina a la medicina del hombre.)
Así, el gran hombre a quien está dedicado este homenaje se constituyó en el maestro del jo-
ven médico, y sugestivamente, en su madurez, en discípulo de su trabajo.
Si la v i d a física del doctor Florencio Escardó n o se hubiese e x t i n g u i d o , seguramente este
p r ó l o g o hubiera sido escrito p o r él. Porque así c o m o u n día le pedí que fuese él q u i e n me
entregara el m í t i c o d i p l o m a de m i i n i c i a c i ó n m é d i c a , h o y le pediría que presentara p ú b l i -
camente este l i b r o .

UNA INTERPRETACIÓN DE LA PROPIA BIOGRAFÍA


(Resulta obvio aclarar que pueden existir numerosos puntos de vista para considerar la con-
ducta humana, especialmente la de los primeros años de la vida; los más difundidos corres-
ponden al ámbito de la Psicología.
En nuestro caso, se trata de analizar la vida desde una perspectiva más amplia a ú n ; esto es,
desde una visión anímico-espiritual del ser h u m a n o . Es imprescindible, entonces, dividir la
biografía en períodos de siete años, llamados septenios, y tener en cuenta las características
de cada uno de ellos. Esta es la concepción que aplicaré a c o n t i n u a c i ó n , lo reitero, en m i pro-
pia historia personal como introducción al contenido de m i libro. Claro está que u n estudio
biográfico profundo constituiría un libro en sí mismo; no obstante, este esbozo de interpre-
tación puede servir de modelo.)
Basándonos en la historia personal narrada hasta aquí, nos encontramos en el Primer Sep-
tenio con u n n i ñ o que heredó de Hermes la movilidad y el humor. La hiperquinesia y la lo-
cuacidad se fueron acentuando hacia el final del septenio. (El asombro es una cualidad i n -
trínseca del deseo de conocer, y es por lo tanto m u y intenso en los primeros años de la vida
terrestre, cuando el n i ñ o va redescubriendo el m u n d o a cada paso.)
\ A MANERA

J DE PRÓLOGO

En este caso, la capacidad de asombro, sin límites, trajo aparejados sucesivos castigos para es-
te n i ñ o , de acuerdo con los modelos culturales de la época. Todo era probable: desconectarse de
la realidad circundante y abandonar u n aula completa en el jardín de infantes para observar u n
avión, o seguir a los bomberos por más de veinte cuadras cuando no tenía permiso paterno n i
siquiera para bajar de la vereda de su casa. Sin embargo, las travesuras no pasaban de una sana
ingenuidad; en general, no eran actos guiados por el rencor sino por la diversión y la aventura.
La bondad, ideal básico del septenio, se manifestaba a veces con meridiana claridad: u n día lle-
gó a sus manos una honda rudimentaria, hecha con u n trozo de rama y una goma elástica, que
permitía arrojar proyectiles a gran distancia; m u y entusiasmado salió a la calle para "hacer p u n -
tería" con su nuevo juguete. Un compañerito de juegos se hallaba en ese mismo momento, con
un engendro similar, debajo de u n árbol y apuntando cuidadosamente hacia lo alto. Después de
dos o tres disparos sucedió algo que jamás el niño hubiera imaginado: u n pájaro cayó muerto a
sus pies... ¡había experimentado por primera vez en esta nueva encarnación el horror de arran-
car la vida a otro ser... y además como diversión! Romper la maldita honda, no poder comer ese
día y llorar largo tiempo acongojado por el episodio, fue todo u n o . Esa imagen nunca la pudo
borrar de su alma.
En ese Primer Septenio tuvo algunos encuentros m u y intensos con la muerte. Lo ocurrido fren-
te al tablero eléctrico a los 4 años de edad es u n testimonio dramático de ello. También es inte-
resante destacar el contacto con el peligro, como fue el caminar sobre los techos de las casas ve-
cinas o arrojarse al vacío desde cierta altura con la plena convicción de poder volar; todas situa-
ciones de alto riesgo para la vida física. Una interpretación psicológica de la situación podría se-
ñalar una tendencia autodestructiva, pero una consideración anímico-espiritual podría inferir,
en el acto de arrojarse al vacío a esa edad, una reminiscencia de la sensación de falta de peso o
levedad del alma prenatal o post mortem, y descubrir, además, u n profundo deseo de regreso al
mundo espiritual o, por lo menos, una fuerte añoranza del mismo. Los caracteres de la escritu-
ra, que se manifestaron alrededor del cambio de septenio, entre los 7 y 8 años, son una muestra
inequívoca de la dualidad de mundos en que este niño vivía. Una dualidad geminiana m u y mar-
cada que incrementó mucho su ansiedad.
Si el Primer Septenio en algunas oportunidades situó al n i ñ o frente a la muerte, el Segundo
Septenio marcó u n encuentro con el otro misterio básico de la vida terrenal: el nacimiento. (En
este etapa todo niño abandona paulatinamente la simple imitación para emular lo que aprende:
necesita aprender. Está predispuesto al amor, y está también capacitado para desarrollar la vene-
ración hacia la autoridad que le enseña.) Precisamente por entonces este niño fue víctima de u n
doble engaño por parte de sus propios padres: la concepción de la vida humana y la existencia
de los Reyes Magos. El hecho de que los modelos culturales imperantes en otros tiempos justifi-
cara ambas actitudes, no mitiga n i el dolor n i la frustración que produjeron en el alma del n i ñ o
esos sucesos. (Cuando a lo largo del libro, como se verá en el Segundo Septenio, decimos que el
Cuerpo Etéreo completa su desprendimiento a nivel cefálico, nos referimos a que la organización
vital hace abandono de la sustancia física del cerebro y se encuentra entonces capacitada para la
conformación de imágenes. Ellas se tornan cada vez más claras y precisas, e impregnan del mis-
mo modo la vida anímica del n i ñ o . Los relatos que éste percibe mediante todos sus sentidos se
plasman como imágenes, adquiriendo una fuerza inusitada, sobre todo cuando provienen de la
autoridad amada a la cual el niño se entrega sin retaceos. Es m u y difícil, pues, destruir lo que se
ha creído o plasmado, para reconstruir una nueva verdad.) Alrededor de los 8 años este proceso
se encontraba en aquel niño en plena evolución y resultó m u y duro encarar una mentira relata-
da con lujo de detalles, tal como la partida de la mamá de su casa y el encuentro en una venta-
na del sanatorio con la nueva hermanita. Muchos fueron los interrogantes que lo acosaron fren-
te a los hechos relatados: ¿ C ó m o sabía la m a m á cuándo debía ir a encontrarse con la cigüeña?
¿ C ó m o sabía la cigüeña la ventana exacta para entregar el bebé? ¿Y si se había equivocado de
hermanita? ¿Y si se hubiera caído el canastito desde semejante altura? ¿ C ó m o resistía la bebita
tanto frío allá afuera? ¿Por qué m a m á estaba en cama? ¿Estaría enferma justo en el momento en
que llegaba la hermanita?
Éstas y muchas otras preguntas quedaron sin respuesta clara, o con evasivas; todas contribu-
yeron a deformar una realidad tan pura como es la verdad de la concepción humana.
La otra mentira, en cambio, siguió u n curso totalmente distinto en el alma del n i ñ o . Es posi-
ble que el amor y el mágico asombro que los Reyes Magos irradiaban como mensajeros del m u n -
do espiritual, hayan transformado el engaño en una compleja teoría multidimensional de super-
vivencia de los tres héroes que perduró bastante tiempo, mucho más que lo habitual para los n i -
UNA INTERPRETACIÓN DE

LA PROPIA BIOGRAFÍA

ños de esa época. (La aguda percepción espiritual del niño del Primer Septenio va declinando en
la medida en que se desarrolla en él la facultad del pensar. Los mundos espirituales desde d o n -
de ha llegado se esfuman lentamente de la conciencia diurna, dejando sólo su recuerdo y su rea-
lidad impresos en los cuentos de hadas, en las leyendas o en los mitos.) La devoción por los le-
gendarios personajes que allí tienen su morada se manifestó, en este n i ñ o , en los misterios de
las pirámides egipcias, en la mitología griega, en los cuentos de los hermanos G r i m m y en la es-
critura de su primer cuento de hadas.
Su temperamento sanguíneo también se desplegaba, concomitantemente con los descubri-
mientos de su espíritu. ¡Sólo Hermes podía comprender el alma de este n i ñ o incansable y travie-
so... y sonreír! En este septenio se produce también en él una apertura anímica importante, que
se manifiesta en u n sentimiento de amor a Dios, m u y marcado ante la inminencia de recibir a
Cristo en la Primera C o m u n i ó n , y en u n enamoramiento de una niña con la consiguiente decla-
ración de amor "según los cánones vigentes".
Y así lo encontramos en el umbral del Tercer Septenio, desde los 14 hasta los 21 años, el que
comienza con una etapa conflictiva, m u y dura (que venía ya de sus 13 años y llegó a los 18), o
sea el lapso de su convivencia en el Liceo Militar. La vida en un internado, a esa edad, puede de-
jar profundas huellas en la vida de una persona. Durante cinco años el joven debió hacer fren-
te a la i n j u s t i c i a de los hombres respaldados en u n utópico reglamento, al a u t o r i t a r i s m o grose-
ro expresado en axiomas tales como "el superior siempre tiene razón" y a la tremenda exigencia
y competencia propias del sistema. El joven atravesaba a la sazón una gran inestabilidad emo-
cional, en tanto que su aspecto físico (rasgos no deseados o rechazados) contribuían aún más a
desmoronar la débil autoimagen edificada.
En suma, el mar de sensaciones que no podía canalizarse adecuadamente era determinante del
conflicto, el dolor y la impotencia, a los que la Individualidad (el Yo humano) debía sobreponer-
se constantemente despertando su voluntad dormida.
La v i r t u d básica del septenio (como podrá verse en el Cuadro corres-
pondiente a los Tres Septenios del Cuerpo) es la predisposición al de-
ber, o sea la adquisición de responsabilidad. Paradójicamente, ésta era
una parte de la constante exigencia del sistema y también la mejor ma-
El enfrentamiento
nera de producir rechazo en lo íntimo de su Ser. Este trabajo, natural
en esa época de la vida, se veía dificultado, además, por una lucha i n - en el ámbito
terior entre la imagen arquetípica ideal del hombre y el instinto emergen-
te de su incipiente desarrollo sexual. En medio de tal conflicto, el joven
experimentaba la necesidad de luchar por el ideal básico caracterísico familiar siempre
del septenio: la verdad. Y así comenzaron a despertarse las fuerzas sub-
yacentes en su Individualidad: la dignidad, el respeto, la fraternidad, o
la verdad misma.
resulta Juro
La construcción de ideales, patrimonio de este periodo, se v i o enri-
quecida por un nuevo despertar del amor hacia Dios, hacia la humani- y extenuante.
dad (la patria) y hacia los seres queridos. La aparición de la ya mencio-
nada revista "Más Allá", de fantasía científica o ciencia ficción, conju-
gaba las dos aspiraciones profundas de este joven: los descubrimientos Muchas cosas
científicos propiamente dichos (la ciencia) y el conocimiento de la lla-
mada fantasía o ficción (lo espiritual). Era la conjunción perfecta entre
tierra y cielo, entre el m u n d o material y el mundo espiritual. ...¿Una
caen Je su pedestal,,.
premonición, tal vez, de su futura incursión en la Ciencia Espiritual?
(También aquí pueden surgir distintos puntos de vista, según sea la óptica con la que se exa-
mine la situación. Desde lo psicológico: u n joven no debería estar expuesto a sufrir semejantes
impactos o agresiones a su personalidad. Desde lo anímico espiritual: el destino individual; que
puede ser representado como una verdadera trama con infinitas opciones y posibilidades, aun-
que todas ellas sujetas al h i l o c o m ú n de la evolución del Ser; toda experiencia vivida tiene u n
sentido superior aun cuando en el momento de atravesarla no se lo encuentre.)
Cercana ya la finalización de ese tercer septenio, la readaptación a la convivencia familiar tra-
jo duras pruebas al joven; en realidad, padeció una de las crisis más difíciles de toda su biogra-
fía. El rechazo a todo tipo de autoridad y el hábito de actuar como individualidad frente a sus
padres, que pretendían el cumplimiento de sus propios planes y normas de convivencia, fueron
ingredientes suficientes para generar el caos. (El enfrentamiento en el ámbito familiar siempre
resulta duro y extenuante. Muchas cosas caen de su pedestal: se desploman antiguas idealizaciones,
A MANERA

DE PRÓLOGO

cunde el desconcierto y el recelo, irrumpen en escena la indignación y el rencor. La admiración y el


respeto ya no existen, la paradoja amor-odio se instala entre los seres ligados por la misma sangre,
mientras que el dolor corroe los cimientos del núcleo familiar.)
Así entonces, el lapso entre los 20 y 21 años se constituyó en el proceso más doloroso de crecimien-
to personal de toda su biografía y uno de los incentivos clave para orientarse, en u n futuro, como te-
rapeuta en la problemática familiar.
(Es indudable que la riqueza de acontecimientos y transfomiaciones producidas durante los tres pri-
meros septenios no se vuelve a repetir en el resto de la vida, especialmente en lo que se refiere a su i n -
fluencia en la presente vida.)
Durante el Cuarto Septenio, desde los 21 a los 28 años, los choques emocionales fueron mucho me-
jor tolerados. (Es que en este lapso estamos en presencia de la primera etapa de consolidación del al-
ma, el alma sensible, y por lo tanto de un dominio del cuerpo de sensaciones por parte del Yo huma-
no.) Los dos episodios vividos por el joven al final del septenio, la graduación como médico y el casa-
miento que ya tienen en sí mismos una honda repercusión social y familiar, señalaron la finalización
de una etapa dolorosa y la consecuente apertura a otros ámbitos de la experiencia.
El ejercicio de la libertad y la responsabilidad se dirigió entonces a formar una familia, a lograr una
posición en la vida y desarrollar la profesión elegida.
Así arribó el Quinto Septenio, 28 a 35 años, el momento en el cual el Yo ilumina con plenitud la exis-
tencia humana; es el tiempo de la autoafinnación. (El pensar adquiere en esta época la capacidad de ma-
nifestarse en su forma más pura, un verdadero reflejo de la esencia espiritual del Yo superior. Por ese
motivo se le adjudica un excesivo valor al pensamiento lógico-racional. Está sobredimensionado lo de-
mostrable -método científico de conocimiento- en detrimento de lo intuitivo -desarrollo de las faculta-
des espirituales del ser humano-: es la etapa del alma racional)
En esta época los pensadores y los pensamientos tenían un peso muy grande en aquella alma; el
ateísmo y el agnosticismo se expandían con toda la fuerza del dogma. El estudio de la medicina aca-
démica, profundamente influida por una filosofía mecanicista, había terminado por derrumbar los la-
drillos que la religión apilara entre sus 8 y 16 años (segundo septenio y comienzo del tercero).
Si la crisis final del tercer septenio, merced al descontrol emocional, puso en peligro la vida fí-
sica de aquel joven, y la crisis del final del cuarto septenio con la graduación y el m a t r i m o n i o
cambió su organización socio-familiar, la crisis final de este ya hombre del q u i n t o septenio fue
mucho más profunda y asombrosa.
Tales los términos apropiados para describir la delicada situación anímica de quien debió arrojar por
la borda las convicciones intelectuales acuñadas durante toda una vida, sintiéndose inerme e indefen-
so frente a la revelación certera de otro nivel de existencia como es el mundo espiritual.

Sirva este esbozo de una interpretación de la propia biografía que acompaña a una historia personal, pa-
ra introducir al lector en el estudio septenario de su propio proceso biográfico.

EL SENTIDO DE M I V I D A
El n i ñ o se ha hecho hombre y es el mismo hombre quien ahora habla y da cuenta de sus ex-
periencias...
Y así llegó el Sexto Septenio (35 a 42 años, lapso en que las fuerzas se transforman radicalmen-
te cuando se insinúa el esbozo del alma consciente). U n sistema binario de creencias se derrum-
bó ¡caos! y otro enfoque, no sujeto ya una doble condición física y psíquica (cuerpo y mente),
empezaba a conformarse.
Apareció un espacio nuevo: lo trascendente, lo oculto, lo esotérico... ¿por qué no llamarlo por
EL SENTIDO

DE MI VIDA

su nombre?: lo espiritual, que transformó la concepción de u n arquetipo binario del hombre en


la actual estructura ternaria integrada por un cuerpo, u n alma y u n espíritu.
Todo esto me llevó a u n cambio de hábitos alimenticios, respiratorios y corporales. C o m e n z ó
la práctica del ayuno y la meditación y surgió u n nuevo contacto con la naturaleza.
El cambio se extendió a la forma de ejercer la profesión: continué la asistencia de niños, pero
dejando de lado la "especialidad" me iba convirtiendo en u n médico naturista-holístico que aho-
ra empezaba, también, a atender adultos.
Apartarme de esa especialidad después de diez años de ejercitarla
con u n determinado reconocimiento, para incursionar en u n ámbi- ...siguiendo esas
to menospreciado por el "establishment m é d i c o " , fue una experien-
cia singular. Sin embargo, como toda decisión, tuvo su costo pero
también su recompensa. indicaciones, el coche
Empezó entonces m i formación como terapeuta corporal: bioenergé-
tica, eufonía, masajes, osteopatía y manipulaciones vertebrales, entre
otras disciplinas. Así fue como el cuerpo tomó u n nuevo sentido y se
milagrosamente
transformó radicalmente m i concepto de la enfermedad.
La etapa del alma consciente se había cumplido con creces. El cambio
de rumbo era manifiesto.
recuperó su dirección y
Hubo tres acontecimientos puntuales que jalonaron esta etapa:
• a los 36 años, el ingreso (por primera vez) a una escuela de enseñan- se detuvo a un costado
za espiritual, Misión de Amor, donde escucho (también por primera
vez) los conceptos de Reencarnación y Karma
• a los 40 años asisto (por primera vez) aquí, en Buenos Aires, a una
del camino como
charla sobre Antroposofía a cargo del doctor Otto Wolff
• a los 42 años sobreviene m i separación matrimonial y concomitan-
temente u n nuevo cambio de vida.
si nada hubiera ocurrido
Con esta crisis finaliza el Sexto Septenio. En los umbrales del Séptimo Septenio (a los 42 o
43 años), o primer septenio del Espíritu, el destino que los seres humanos no recordamos,
inesperadamente se hace presente. En este caso, ciertos encuentros determinaron la decisión
de viajar a la India para conocer una inédita Individualidad llamada Sri Sathya Sai Baba, que
reiteradamente se me presentaba en sueños. U n mes antes de emprender el viaje con ese f i n ,
viví u n episodio espectacular y con u n altísimo riesgo de muerte: en la ruta, viajando solo y
por u n m o m e n t á n e o descuido debido al cansancio, el automóvil que conducía tocó el borde
del asfalto y salió disparado hacia el lado opuesto; al querer recuperar el d o m i n i o del coche,
éste se convirtió en u n verdadero t r o m p o sin control. Apareció entonces, nítidamente, la ima-
gen de Sai Baba indicando lo que debía hacer para evitar u n vuelco; siguiendo esas indicacio-
nes, el coche milagrosamente recuperó su dirección y se detuvo a u n costado del camino co-
mo si nada hubiera ocurrido.
Y llegó el cruce del Atlántico, por primera vez. Ese viaje espiritual a la India pudo ser coronado
con u n viaje espiritual a Europa: la experiencia mística de Oriente que abrió las puertas de la de-
voción, y la vida en Dornach, Suiza, cuna de la Antroposofía, fueron el estímulo para encontrar
el Camino. Mientras en el lugar donde me alojaba los niños de u n maestro Waldorf hacían sonar
candorosamente el kantele, todavía sonaban en mis oídos los cantos devocionales hindúes.
Había encontrado m i camino, el Camino que hoy transito.
De allí en más, recorrí u n ' ' largo sendero de profundización y estudio de la Ciencia Espiritual
de Rudolf Steiner.
Aquello fue el corolario de m i búsqueda: las nociones de karma, reencarnación y destino; la
dimensión espiritual de la enfermedad; la experiencia terrena como escuela; el sentido de la v i -
da y de la muerte...
... todo se ofreció a m i nueva visión con nitidez.
Aprendí que detrás del nombre "Antroposofía" hay u n método, una tarea sistemática que da
acceso al descubrimiento interior de los mundos superiores, y que nos lleva a convertirnos en
investigadores de ese m u n d o espiritual y no en "creyentes".
Una especial recomendación de Rudolf Steiner es:
"No crean lo que digo, experiméntenlo."
A MANERA

DE PRÓLOGO

Aquello que se hace consistente mediante el desarrollo del pensar y forma u n conjunto homo-
géneo, nunca estará expuesto a trastabillar tal como una creencia basada en el aspecto emocio-
nal. En este último caso, el peligro latente de ese tipo de conocimiento estriba en que puede en-
quistarse en el intelecto, enfriarse y esclerosarse en el dogma, y perder así la pureza de sentimien-
tos que despierta una noble verdad.

También en este septenio se produjo el reencuentro con mis padres después de varios años de
total distanciamiento. Entre la separación matrimonial (a los 42 años) y el viaje a la India y Eu-
ropa (a los 43 años) se producía la bíblica "vuelta del hijo pródigo" al hogar paterno. U n d o m i n -
go fueron invitados mis padres, sin conocer las razones, al Primer Centro Sai Baba de Buenos A i -
res (del cual fui uno de los fundadores). Al finalizar esa ceremonia dominical les pedí perdón a
ambos públicamente: lo sentí como una ofrenda a la comunidad. Pero lo importante fue apren-
der a perdonarnos, aun los peores agravios, y por m i parte también rescatar el cuarto manda-
miento de la Ley de Dios: "Honrar padre y madre".

Durante mis años de agnosticismo y psicoanálisis había podido entender las raíces del actuar
de m i madre, pero sólo pude amarla cuando comprendí que ella era el ser elegido por mí como
madre en m i presente encarnación.

En la misma época en que el perdón y agradecimiento hacia m i madre fluían de m i alma, el


vínculo paterno también sufría una gran c o n m o c i ó n .

En m u y poco tiempo tres seres, muy especiales para mí en esta vida y cada u n o en su propia
esfera de acción, me confirmaban como persona y como ser humano.

• en el plano f a m i l i a r , m i padre biológico reconoce al h i j o pródigo

• en el plano profesional, Florencio Escardó me pide que le "enseñe" la Medicina de orienta-


ción Antroposófica y me deriva pacientes en consulta

• en el plano espiritual, Bhagavan Sri Sathya Sai Baba, en silencio con Jos ojos entrecerrados
y luego de tener un largo rato mis manos entre las suyas me dice lentamente: "Tú eres u n m u y
buen hombre..."

Por lo tanto, m i verdadero padre me reconcilió con el amor; m i profesor de pediatría, ejemplo
vivo de una medicina humana e íntegra, me enalteció como médico y m i G u í a espiritual en el
mismo corazón de la India me reconfortó con la pureza de la bondad.

Estos tres seres iluminaron m i despertar a la vida Espiritual que se consolidó y encaminó mer-
ced al "reencuentro" con Rudolf Steiner.

Los hechos sobresalientes de este primer septenio del Espíritu (de 42 a 49 años) fueron los
siguientes:

• a los 43 años, viaje espiritual a la India y Europa

• a los 45 consolidación de una nueva pareja en el plano físico, anímico y espiritual.

• a los 47 años una experiencia inédita: la construcción de nuestra casa

• a los 48 años, constitución de un nuevo matrimonio, el de la madurez.


En el Octavo Septenio (de 49 a 56 años) comenzaron los viajes regulares a España. La incertidumbre
y la inestabilidad que atravesaba nuestro país deterrminó que buscara otros horizontes para hacer fren-
te a diversos compromisos contraidos. Es una experiencia dura para una persona de 51 años salir de
un medio en el que se ha alcanzado determinado prestigio y reconocimiento, para ir a trabajar en un
lugar extraño y lejano. No era la primera vez que debía "lanzarme al campo de batalla", y así lo hice
hasta lograr, después de repetidos viajes, formar tres grupos de trabajo y estudio en otras tantas ciuda-
des de la madre patria, algunos de ellos de honda repercusión afectiva como grupo humano.

Este septenio se caracterizó por los viajes, y éstos, a su vez, por las partidas y llegadas. Sin embargo,
no es normalmente una etapa propicia para tantos movimientos; más bien se necesita calma para po-
der observar el camino. Pero en m i caso, esa calma recién sobrevendría al final del período.

También en esos años partieron mis padres en su viaje más largo. Se fueron con seis meses de dife-
rencia; después de más de cincuenta años juntos no pudieron esperarse mucho tiempo. Para ese en-
EL SENTIDO

DE MI VIDA

tonces, el destino nos había obsequiado diez años generosos desde el reencuentro hasta la partida.
Ya hacia el final de este segundo septenio del Espíritu cesaron los viajes y comenzó la quietud.
Esta quietud tiene hoy un nombre, se llama "La Tierra como escuela".
Los eventos principales de estos últimos años quedan así resumidos:

• a los 51 comienzan los viajes a España


• a los 53 años son mis padres los que inician su propio viaje
• a los 54 finalizan mis viajes a España
• a los 55 empieza la escritura de este libro.
Hoy, el comienzo del último septenio, el Noveno, vinculado con las fuerza pla-
netaria de Saturno, o septenio de la memoria cósmica, me encuentra terminan-
do esta obra comenzada hace cuatro años. les pedí perdón
a mis padres
En el aspecto personal, la tarea realizada me ha transformado: no soy ya la mis-
ma persona que empezó a reunir sus apuntes para volcarlos en una modesta guía
de lectura antroposófica. Se han enriquecido m i memoria y m i audición. Puedo
"escuchar" lo que realmente piensa y lo que dice cada persona, aunque ni ella
misma conozca plenamente el sentido de sus palabras. Ha crecido m i capacidad públicamente:
de expresión y m i comprensión del idioma. ¡Amo los conceptos, he descubierto
el espíritu de la lengua!
lo sentí como
En cuanto al aspecto profesional, puedo hacer el siguiente resumen de m i vida
médica:
una ofrenda
• Como pediatra, participé del advenimiento de u n ser humano desde su
concepción hasta su parto físico. Asistiendo al recién nacido, colaboré en la
preparación de su bienvenida a este mundo y en la entrega a sus padres.f For- a la comunidad
mación del cuerpo)

• Como psicoterapeuta, viví intensamente las emociones y angustias de padres e hijos, las dificulta-
des de la pareja y de la familia; y constaté en la vida cotidiana cómo se transforma un proceso emo-
cional en otro orgánico llamado "enfermedad". (Desarrollo del alma)
• Como terapeuta corporal tuve otra dimensión del cuerpo: lo vi contracturarse, autoagredirse, de-
fenderse, relajarse... Aprendí su lenguaje, aprendí a quererlo, a cuidarlo, y sobre todo a respetarlo. (In-
tegración del cuerpo)
• Como antropósofo pude conjugar el verbo "ser": ¿quién soy?, ¿quién eres?
• Y cuando en determinado momento la vida me colocó frente a la enfermedad mal llamada "ter-
minal", empezó m i trato con enfermos en tránsito, m i contacto con la muerte y su inexistencia como
tal. (Descubrimiento del espíritu). La convicción profunda de abordar el tema en comunión con la per-
sona que ha de partir, en medio de su miedo ancestral y su alienación final, despierta siempre en mí
aquellas palabras que transmitiendo la verdad no dañen y aquellas otras que confortando no engañen.
Es así que en el recorrido de este camino, al principio inconsciente, he ido viviendo la realidad del
cuerpo, del alma y del espíritu desde distintos lugares.
Hoy, esos espacios de aprendizaje convergen en un centro: la integración del hombre.

ROBERTO CROTTOGINI
en Buenos Aires, febrero de 1997
31 LA B I O G R A F I A H U M A N A -»

ACLARACIÓN RESPECTO DE LO DESARROLLADO EN CADA SEPTENIO

33 LAS PRIMERAS PREGUNTAS Y ALGUNAS RESPUESTAS

33 LOS CUATRO NACIMIENTOS

37 EL DOBLE ORIGEN DEL HOMBRE: SUS DOS HERENCIAS

37 LIGAZÓN TEMPORAL DE LA ESENCIA ESPIRITUAL CON LA MATERIA: VIDA H U M A N A


RESPECTO DEL ESPÍRITU QUE SE MANIFIESTA EN EL YO, Y DEL VEHÍCULO QUE
CONSTRUYE, HABITA Y A B A N D O N A : EL CUERPO

40 RESPECTO DE LA F O R M A DEL ORGANISMO H U M A N O

EL A L M A

41 FUERZAS ESPIRITUALES PLANETARIAS Y METAL CORRESPONDIENTE

SU "RELACIÓN CON LA MEDICINA DE ORIENTACIÓN ANTROPOSÓFICA


ASPECTO MITOLÓGICO
RELACIÓN CON EL COSMOS

44 LA VIDA ENTRE LA MUERTE Y U N NUEVO N A C I M I E N T O


EXPERIENCIA CERCANA A LA MUERTE

46 LAS VIDAS SUCESIVAS Y EL DESTINO H U M A N O

48 ESTRUCTURA CUATERNARIA DEL HOMBRE


CUERPO FÍSICO
CUERPO ETÉREO
CUERPO ASTRAL
EL YO

51 A M P L I A C I O N DE LA ESTRUCTURA CUATERNARIA
RELACIÓN ENTRE LAS ORGANIZACIONES FÍSICAS Y LOS CUERPOS SUTILES

ESTRUCTURA TERNARIA DEL SER H U M A N O


ESTRUCTURA TERNARIA DEL CUERPO FÍSICO

OTROS CONCEPTOS ANTROPOSÓFICOS


CUERPO Y MUNDO FÍSICO
ALMA Y MUNDO ANÍMICO
ESPÍRITU Y MUNDO ESPIRITUAL
INTELECTO Y RAZÓN
EL PENSAR
EL SENTIR
LA VOLUNTAD

EL HECHO DE CRISTO

A lo largo de este libro scian utilizados algunos conceptos propios de


troposofía (antrópos = Inmibie; salta - \abidinun, poi lo que lesultaiú útil
acercar al lector a la escuna de sus sigmfuados. Ista mtiaducción mienta,
como guía de lectura, ahur la\ pueitas liana un lenguaje antioposúfico con
la particular significación asi adquirida por cada concepto o vocablo, facili-
tando de este modo una mejor comprensión del texto. También se han su-
brayado, entrecomillado, destacado, en fin, algunas palabras o expresiones
con el objeto de prevenir al lector ya que en el lenguaje cotidiano es costum-
bre utilizarlas con otros sentidos. En muchos casos, he citado contenidos de
la obra de Rudolf Steiner, fuente írrenunciable de todos mis trabajos.
Sabemos bien que no es fácil despojarse de diferentes interpretaciones o conceptos, pero creemos que
quien se acerca a estas páginas tiene ya disposición interior para una transformación. Por eso estas
sencillas aclaraciones introductivas resultan importantes, para ayudar a una lectura comprensiva y
des-prejuiciada, es decir provechosa.
LA BIOGRAFÍA H U M A N A

La biografía humana, que se manifiesta entre los fenómenos biológicos llamados nacimiento
y muerte, se divide en septenios o períodos de siete años.
Esta división no es arbitraria; su origen se encuentra en el tiempo que emplean los distintos
"cuerpos sutiles" del ser humano en su correspondiente maduración.
Si llevamos esta descripción al gráfico 1 se podrá observar que se consideran nueve septenios,
los cuales, a su vez, se pueden agrupar en tres septenios del cuerpo (0 a 21 años), tres septenios del
dlmu (21 a 42 años) y tres septenios del espíritu (42 a 63 años).
Ahora bien, los primeros tres septenios o septenios del cuerpo, que constituyen la base de la
biografía humana, tienen la particularidad de reflejarse inconsciente y conscientemente en los otros
períodos septenarios. Así entonces, la transformación inconsciente se proyecta en los tres septe-
nios del alma (cuarto, quinto y sexto), mientras que la transformación consciente, expresión cla-
ra de la voluntad del hombre, se lleva a cabo en los tres septenios del espíritu (séptimo, octavo
y noveno), etapa de la verdadera madurez de la existencia.
De tal modo, todo lo acontecido entre esos dos momentos está concatenado en la misteriosa

1
CUERPO ,,,,, * ESPÍRITU
ALMA

]°- 2 Q
¥Q 4 5 Q 5 0 7 0 go 90
TRANSFORMACIÓN
CONSCIENTE

•0 17 114 121 28 35 142 149 156 «63


IBlBSiiEiigI§¡IBBSBSilillSii1IBBIIIliiiiilIIIBBIIIIIIIII -
CF. CE. CA A.S. A.R. \ A.C . YO E.V. H.E.

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TRANSFORMACIÓN
INCONSCIENTE
INTRODUCCIÓN

trama del destino, o karma. Son leyes universales que guían estos procesos, y también se debe a
ellas el equilibrio entre los distintos cuerpos que todo hombre trae al nacer. Desde este p u n t o de
vista nadie nace en pleno estado de salud, sino que lo hace con una serie de predisposiciones
provenientes del proceso de encarnación vivido con anterioridad. Pese a que la programación
genética es el sustento de la teoría mecanicista de la vida, la investigación científico-espiritual
ofrece la posibilidad de pensar cómo se imprimen las consecuencias de la vida anterior en la
constitución del genoma humano de la presente vida.
La biografía del ser humano resulta ser cada día más atractiva. Si hay algo que define la pre-
sencia espiritual en el hombre, y lo diferencia del animal, esto es su biografía. En el reino ani-
mal, u n perro o una gaviota pertenecen a la especie perro o gaviota; con su descripción se dirá
todo lo necesario sobre su esencia ya que las características particulares de cada animalito n o
cambian la esencia de la especie. Lo que en el hombre es su biografía sería en el animal la des-
cripción de toda su especie.
El hombre se evidencia como tal a través de su biografía; así entonces, cada hombre constitu-
ye u n hecho inédito.
Resulta insuficiente conocer la vida de una persona a través del relato de su padre, su h i j o o su
mujer; existe algo individual que sólo puede transmitir cada uno. La biografía es lo inédito de
cada ser humano, es la experiencia de la Individualidad. Elaborándola, la persona acepta mejor
su pasado y establece relaciones más sanas con su futuro: puede construir u n arco desde el pasa-
do hacia el futuro atravesando las dificultades y errores del presente.
Al observar la propia biografía sentimos que no se trata de algo que ocurrió en el tiempo sino
de algo que creció; se generó una gestalt temporal. Así como una forma se estructura en el espa-
cio, también se va construyendo una forma en el tiempo.
Esto se realiza a través de u n r i t m o que se relaciona causalmente con el r i t m o anual del cuer-
po físico: el r i t m o septenario, o septenio. Conocido ya por Hipócrates y Paracelso, a principios
del siglo XX Rudolf Steiner lo actualiza y lo desarrolla como u n pilar dentro del conocimien-
to antroposófico.
A C L A R A C I Ó N RESPECTO D E L O D E S A R R O L L A D O E N C A D A S E P T E N I O : La descripción de l o que
puede acontecer en cada período aproximado de siete años (es decir, en cada septenio) no cons-
tituye en sí reglas fijas que regulan el comportamiento o la actitud de cada persona, sino más
bien puertas que se abren en determinadas etapas según la transformación de los respectivos
miembros esenciales del hombre (tema que desarrollamos más adelante): Cuerpo Físico, Cuer-
po Etéreo, Cuerpo Astral, Yo. Así, plenamente organizados, van emergiendo los distintos cuerpos
del hombre; es decir, las distintas organizaciones suprasensibles se van "pariendo" una a una
en cada septenio.
La descripción que realizamos se ajusta a u n modelo aproximado de metamorfosis espiritual
de cada una de estas organizaciones suprasensibles en el plano físico.
Cada período septenario produce un nuevo nacimiento; cada nacimiento tiene "dolores de par-
to" o crisis. Las crisis correspondientes a cada septenio pueden ser consideradas como las opor-
tunidades de cambio que el destino nos otorga, o sea el crecimiento que el hombre podrá obte-
ner transformando esas crisis en verdaderos puntos de desarrollo. (En cada septenio aparecen
"cosas nuevas", tal como sucede con la metamorfosis de las plantas.) Evidentemente existirá una
gran diferencia entre lo acontecido a cada individuo en sus respectivas experiencias de vida. M u -
chos son los factores que participan en el proceso, tales como la calidad de los cuerpos que se
traen a cada encarnación, la voluntad que el hombre desarrolle a cada instante para enfrentar
las peripecias que se le presentan y un sinnúmero infinito de causas vinculadas con el karma i n -
dividual y colectivo.
A través del ritmo séptuplo nuestra vitalidad (la vida del Cuerpo Etéreo) y nuestra vida anímica
(el alma) se unen con la corporalidad física. Rudolf Steiner describe claramente este aconteci-
miento biológico y espiritual: la esencia del nacer no consiste en que algo nuevo "sale" del vien-
tre materno, sino en que algo inédito y especial "entra" en el cuerpo físico del nuevo Ser.
LAS PRIMERAS PREGUNTAS

Y ALGUNAS RESPUESTAS

LAS PRIMERAS PREGUNTAS Y ALGUNAS RESPUESTAS

• ¿Qué significa encarnación?


• ¿Qué significa excarnación?
• ¿Qué es condensación y sutilización?
• ¿Cuál es el alcance del concepto de conciencia extracorpórea y cuál es el significado de que la
conciencia del Yo se exprese a través de u n cerebro físico?
• ¿ C ó m o se entiende la relación existente entre la materia (concebida ingenuamente como algo
sólido, concreto y real) y el espíritu (también ingenuamente considerado como u n efluvio fantas-
mal, inexistente e irreal)? ¿ C ó m o es posible aceptar la influencia de una sustancia espiritual sobre
una sustancialidad material? Es decir, dos sistemas tan distintos, ¿cómo pueden interactuar?

• Llamamos en-carnación (entrar en la carne) o condensación, a u n complejo proceso en el que


una organización o campo de fuerzas que denominaremos espiritual (o sutil, con relación a la
materia) tiende claramente a materializarse (a aparecer) en el plano físico, a ocupar u n espacio
sujeto a las leyes de los cuerpos sólidos de la física clásica:
A esto se llama el nacimiento del hombre.

• Llamamos ex-carnación (salir de la carne) o sutilización, al proceso mediante el que la organi-


zación sutil tiende a emanciparse de la densidad de las leyes físicas, abandonando su transitoria
condición humana y regresando a su medio natural. El residuo material se someterá así a las frías
leyes de la naturaleza, y por ende a su destrucción:
A esto se llama la muerte del hombre.

A través del desarrollo de los siguientes puntos trataremos de dar respuesta a los interrogantes
restantes.

LOS CUATRO NACIMIENTOS

Acompañados por el gráfico 2 nos ubicamos en el primer nacimiento del hombre: el nacimien-
to del Cuerpo Físico [JJ. Es u n hecho recibido con alegría y felicidad: ha llegado u n inocente y se
lo viste de blanco simbolizando la pureza que representa.
Para nuestra sociedad este nacimiento es el único "visible", y a su al-
rededor se desarrollan las más novedosas interpretaciones:
• Desde las escuelas psicológicas tradicionales importa abordar el es-
tudio de la personalidad de los padres, el tipo de gestación llevada a ca-
bo o el trauma psíquico del parto, para determinar las impresiones pri-
marias que pueden dejar huellas indelebles en la mente del nuevo Ser.
Este llega al m u n d o sin responsabilidades anteriores, sin causas de en-
fermedad, sin evidencia de temperamento individual alguno y es some-
tido a u n medio sociocultural y familiar heredado por azar. Tal como si
fuera u n gran libro en blanco en el que sus progenitores biológicos em-
pezarán a reflejar los propios conflictos no resueltos. que defi
• Por su parte, la medicina moderna ha creado una nueva especiali-
dad alrededor de este momento singular: la neonatología, cuyo campo
de acción abarca parte del embarazo, el parto, y el primer mes de vida
a partir del cual el nuevo Ser objeto de estudio le pertenece ya al pedia-
tra. (Esta especialidad adquirió notoria relevancia científica y a diario
incrementa sus investigaciones sobre el funcionamiento bio-físico-quí-
mico del "sistema recién estrenado". Merced al aporte de la genética pue-
de conocer con bastante precisión las fallas, siempre atribuibles a una
alteración matemáticamente predecible del ADN o del ARN. Excepción
hecha de la mujer o el hombre médico que tratan de superar la deshu- del animal
manización del sistema con toda la fuerza de su corazón y la bondad de
su alma.)
esto es su biografía.
INTRODUCCIÓN

• Para la m e d i c i n a de orientación antroposófica, en cambio, el recién nacido es u n viejo


peregrino, con una historia t a n larga como la h u m a n i d a d m i s m a , t a n responsable de esta
nueva v i d a c o m o de las que ya v i v i ó , depositario de u n destino elaborado mediante la en-
señanza que le dejó cada u n o de sus anteriores errores. Todo el secreto de sí, de Dios y del
Universo, está contenido en este Ser o r i g i n a l integrado p o r tres nuevos Cuerpos que deberá
conocer -Físico, Etéreo, Astral- y por su antigua esencia que deberá recordar -su Yo-.

(Como señalamos, las posturas de dos corrientes importantes de nuestra época, la psicología y
la medicina, y ciertas actitudes rituales de nuestra cultura, evidencian el arraigo del preconcep-
to materialista de una sola existencia. Aunque la física moderna hace tiempo haya dado por tie-
rra con ciertos conceptos clásicos como materia, energía, tiempo y espacio, el prejuicio subsiste.
Entendemos que si el concepto de una organización suprasensible es difícil de asimilar porque
transgrede nuestras convicciones o creencias, más difícil aún resultará comprender la integración
de las distintas organizaciones y su posterior nacimiento. No obstante, despojarse de las creen-
cias en boga e intentar el cultivo del pensar, puede permitir el logro de un estado de conciencia
superior al de vigilia que da acceso a otros planos de la realidad.)

En el segundo nacimiento del hombre, nacimiento del Cuerpo Etéreo f J j , sucede algo m u y
distinto con respecto al primero, porque se trata de u n m o m e n t o que suele resultar general-
mente inadvertido.
Los padres son testigos de la caída de los dientes, de que las enfermedades infantiles han
cesado, de que el n i ñ o hace otras preguntas, de que empieza a ordenar su pensamiento en
forma lógica... Es decir, su Cuerpo Físico sigue su pauta habitual de crecimiento, pero se pro-
duce u n gran cambio en la manera de manifestar las ideas: las fuerzas de crecimiento empie-
zan su transformación en fuerzas del pensar.
Esto indica que el primer desprendimiento del Cuerpo Etéreo se produce precisamente en la
organización cefálica. Es el m o m e n t o apropiado para que el n i ñ o ingrese en la escuela (aun-
que debido a las nuevas tendencias lo hace, a veces, a los cinco años con los consiguientes
problemas futuros). El n i ñ o se emancipa del Cuerpo Etéreo materno y consolida su propio Cuer-
po Etéreo: la primera organización suprasensible. Posee ya su propia organización v i t a l sepa-
rada de la de su madre.
Estamos ahora ante u n ser humano dueño de u n Cuerpo Físico ya consolidado, que ha so-
portado determinados procesos inflamatorios (enfermedades infantiles) como aprendizaje pa-
ra robustecerlo.
¿Qué pasa a continuación?: en el tercer septenio -14 a 21 años- se prepara el nacimiento del
Cuerpo Astral, o sea el tercer nacimiento del nombre [3} Durante esta etapa es cuando se mani-
fiesta el Cuerpo Astral (fuerzas provenientes de los astros, o sea del Cosmos) que se ha indepen-
dizado, como sus antecesores, del vínculo simbiótico materno. (Un principio general de la vida
consiste en que algo que finaliza su cometido, madura y se desprende.) Alrededor de los 14 años
se emancipa el Cuerpo Astral de los órganos genitales, dando lugar a la iniciación de la menstrua-
ción en la mujer y la actividad sexual en el varón, además de impulsar los caracteres sexuales se-
cundarios en ambos sexos. Estas fuerzas que se liberan de los correspondientes órganos pueden
ser utilizadas para el desarrollo de otras áreas del ser humano, por ejemplo el despertar de cier-
tas facultades anímicas aptas para captar la belleza.

El cuarto y último nacimiento ¡4}señala el desprendimiento final de la Individualidad, y coin-


cide aproximadamente con los 21 años.
Esto no significa que a los 21 años se desprenda el Yo, sino que el tiempo empleado para que
la metamorfosis de dicha organización se lleve a cabo se encuentra alrededor de esa edad en nues-
tra realidad temporal. Así sucede con los tiempos aproximados que demanda cada entidad para
lograr pleno desarrollo.
Para aclarar más este punto, podemos hacer u n paralelo con el desarrollo neurológico del lac-
tante, por ejemplo: el niño no sostiene su cabecita porque tiene tres meses, sino que la madura-
ción física del sistema nervioso, respondiendo a la acción de los cuerpos sutiles, emplea aproxi-
madamente ese tiempo para alcanzar la fuerza necesaria para lograrlo.
YO esencia espiritual del hombre LTI nacimiento cuerpo físico U muerte del cuerpo físico (muerte física)

CA cuerpo astral SI nacimiento cuerpo e t é r e o B muerte* del cuerpo e t é r e o (entre el 7 y el 1 0 día post-mortem)
a 2

CE cuerpo e t é r e o SI nacimiento cuerpo astral B muerte* del cuerpo astral (aproximadamente un tercio del tiempo vivido)

CF cuerpo físico Hl nacimiento del yo


© nacimiento * A q u í el concepto de muerte se entiende
A q u í el nacimiento se refiere al
© muerte funcionamiento a u t ó n o m o de cada como d e s i n t e g r a c i ó n o d e s a p a r i c i ó n de
uno de estos cuerpos dichos cuerpos
INTKODUCCIÓN

Del tiempo demandado por cada organización para integrarse y nacer como tal, surge esta bio-
grafía en septenios:

Nacimiento CUERPO FÍSICO Inicio de la vida t e r r e n a

Alrededor de 7 a ñ o s CUERPO ETÉREO Desarrollo del pensar

Alrededor de 14 a ñ o s CUERPO ASTRAL Desarrollo del sentir

Alrededor de 21 a ñ o s YO Desarrollo de la voluntad

Estos cuatro nacimientos se pueden observar:


• desde la perspectiva del ser que nace,
• desde la perspectiva del hombre corriente (frente a ese nacimiento).
En el primer caso, el primer nacimiento transcurre en la inconsciencia, y los otros tres pueden
registrarse sólo como cambios personales.
En el segundo caso, el primer nacimiento es vivido como el único, y es m u y impactante por
la espectacularidad y el suspenso de su proceso. Los otros tres, cada vez más sutiles, n o llegan
más allá de la conciencia de vigilia.
El gráfico 2 lleva nuestra atención hacia los años centrales de la vida, donde la integración de
los cuerpos (de acuerdo al karma o destino de cada Ser) debería ser óptima.
Avanzando en nuestra observación, nos encontramos con la desorganización lógica de la es-
tructura cuaternaria frente al envejecimientro y la muerte - M - . Ese Cuerpo Físico que en el es-
tado embrionario se caracterizaba por su constitución semisólida, elástica, flexible, y su ten-
dencia a lo cósmico esférico, se presenta ahora impregnado de sustancias terrestres, tales co-
mo el carbonato de calcio. La decrepitud muestra algunas características insoslayables, como
el endurecimiento, la rigidez, la mineralización propia del estado terrestre y la tendencia a las
líneas rectas (mundo mineral). El trazo grueso utilizado para destacar el Cuerpo Físico persigue
tal finalidad, y el trazo más tenue de los otros Cuerpos (especialmente el Yo) indica la necesi-
dad de abandonar la materia, regresando con todo su bagaje a la patria espiritual. Producida
la separación del Cuerpo Etéreo (CE) aparece el cadáver, verdadero residuo del Cuerpo f ñ i c o Q ,
margen derecho- con las características ya descriptas. Durante los días posteriores a la muerte
física se va desintegrando la organización vital, disolviéndose en el éter cósmico. En ese tiem-
po se presenta al hombre la posibilidad de ver en imágenes toda la vida transcurrida hasta lle-
gar a su f i n , lo que designamos como segunda muerte Q .

Se inicia el tercer proceso, que comprende al Cuerpo Astral, sede de todas las posibilidades de
que la sustancia sienta (reino animal y humano) y no de que la sustancia solamente viva (reino
vegetal). Dos situaciones, desconocidas al término de nuestra vida, son fundamentales en este pro-
ceso; en primer lugar: ¿dónde estuvimos durante el viaje onírico de cada noche? La tercera parte
de la vida transcurre en ese estado, y este conocimiento debemos aprehenderlo post mortem para
completar nuestra experiencia vivida con miras a la próxima encarnación. En segundo lugar: en
toda nuestra existencia no llegamos a conocer el resultado que nuestra acción (acto volitivo) pro-
voca en el otro; conocemos las respuestas a nuestro actos pero no lo que sintió íntimamente aquél
al que dirigimos nuestra acción. Resulta imprescindible ahora recibir en nosotros mismos la pro-
pia acción, agradable o desagradable; es necesario grabarnos en forma indeleble sus consecuen-
cias. Es la manera de hacer consciente nuestra voluntad. En cada experiencia vital que debemos
realizar, la verdadera fuerza de la voluntad permanece oculta a nuestra conciencia actual en lo más
profundo de nuestra sangre. Ignoramos completamente lo que sucede entre el impulso de hacer
y su ejecución -el movimiento-... sólo sabemos que ocurre, pero no cómo ocurre. Tornar conscien-
te la voluntad del hombre debe ser una de las metas futuras de la humanidad.

El tiempo que requiere nuestro agotado Cuerpo Astral para dicha tarea se puede estimar en al-
rededor de una tercera parte del tiempo vivido en la Tierra.
Esta es la tercera muerte Q , y la última.
El Yo, pleno de experiencia, ahora se desprende totalmente de la última envoltura y comienza
su travesía eterna hacia la próxima incursión en la materia. Nuevamente se ha separado el h o m -
bre espiritual consciente, ya en busca del Cosmos, del hombre terrestre inconsciente, integran-
te de la corriente de vida humana que aguarda el próximo encuentro.
EL DOBLE ORIGEN DEL
HOMBRE: SUS DOS HERENCIAS

EL DOBLE ORIGEN DEL HOMBRE: S ü S DOS HERENCIAS

En el punto N del gráfico 2 -nacimiento- vimos la integración del hombre "superior" con el
hombre "inferior". (Los convencionalismos "superior" e "inferior" intentan reflejar la idea de lo
sutil o celeste, y de lo denso o terrestre.)
El Yo, revestido por su astralidad, se va introduciendo en el estado embrionario de su propio
cuerpo, donde la vitalidad del Cuerpo Etéreo de la humanidad en general y de los padres en par-
ticular está ordenando el caos de la sustancia en pos de la forma arquetípica del hombre.
Hablamos de u n hombre físico que pertenece a la Tierra y se acerca al nacimiento, y de u n
hombre espiritual cuyo acercamiento a la Tierra proviene de "arriba" y que desciende al plano
de la materia. He aquí la fusión del hombre espiritual (eterno) con el hombre terrenal (perece-
dero). El hombre espiritual posee su forma particular, no heredada sino de sí mismo a través del
trabajo constante sobre la propia esencia. A medida que la evolución espiritual prosigue, en esa
Individualidad se desarrollarán facultades más sutiles que le permitirán ampliar su conciencia y
penetrar los secretos del mundo, de la naturaleza y del hombre mismo: éste es uno de los senti-
dos de toda iniciación.
Lo que caracteriza a ese hombre espiritual es el Yo que se envuelve du-
rante el descenso en la sustancia sensciente de su nuevo Cuerpo Astral.
[a herencia
física constituye
Se produce así un nuevo intento del Yo por establecer la estructura cua-
ternaria humana por primera vez en esta nueva experiencia de vida. La
entidad humana se ha conformado.
Producido el milagro de la encarnación se inicia el desarrollo hacia la
propia biografía, esa huella que deja la Individualidad en la historia h u -
el linaje
mana. El Yo, testimonio inmutable de la evolución del Ser, llega desde
un tiempo sin tiempo (que podríamos llamar futuro) a encontrarse con etéreo-físico Je
un hombre físico que viene del pasado y que aporta, a través de s<& pro-
genitores, un Cuerpo Etéreo viviente y las sustancias terrestres que inte-
grarán su nuevo Cuerpo Físico.
toda la humanidad.»
Tal confluencia de fuerzas se produce para reiniciar el eterno juego de la vida en el espacio-
tiempo, en el punto cero de u n eje de coordenadas que pasan por la concepción y culminan en
el nacimiento, esto es, el presente.
La herencia física constituye el linaje etéreo-físico de toda la humanidad, la sabiduría incons-
ciente de concebir cuerpos vivos, ese plano bio-físico-químico que desde hace milenios consti-
tuye la vida engarzada en el pool genético de la humanidad.
Nuestros padres son los dos últimos actores que intervienen para que finalmente se descorra
e! telón y aparezca esta nueva obra maestra de Dios: el hombre.

LIGAZÓN TEMPORAL DE LA ESENCIA ESPIRITUAL CON LA MATERIA: V I D A HUMANA

Para la explicación de este fenómeno tan subyugante seguiremos el proceso ayudados por el
gráfico 3.
En primer término el punto I nos señala una representación conceptual de la vida apoyada en
la teoría mecanicista, que trata a todo organismo vivo como u n mecanismo y que constituye el
sustento ideológico del materialismo.
La vida humana estaría representada por u n segmento que empieza en el punto N y finali-
za en el p u n t o M . La vida comienza merced al azar en el primer punto y finaliza también por
azar en el segundo p u n t o . Hay que tener en cuenta, además, que la vida a la que se hace re-
ferencia es la vida biológica, propia del cuerpo que acaba de ser parido; la conciencia y la
Individualidad, funciones superiores del ser humano, se presuponen como una extensión del
mencionado Cuerpo Físico.
La idea de una sola existencia se apoya en la imposibilidad del método científico de demostrar
otra cosa.
Los puntos extremos del segmento estudiado se suelen denominar vida y muerte, y ninguna
otra cosa puede existir más allá de semejante demarcación. Esto determina que al alcanzar una
cierta edad la persona sienta que cada día vivido es u n día menos, u n paso más hacia la decre-
pitud, la decadencia y la muerte.
INTRODUCCIÓN

El punto I I representa otra concepción de la vida apoyada en teorías tales como la vitalista o
la morfogenética.
La sinusoide reemplaza al segmento rígido y casual de la vida humana que observamos ante-
riormente, y presenta a la vida, consciente de sí misma (el espíritu humano), como u n fenóme-
no perenne que periódicamente incursiona en el plano físico-biológico de la humanidad en una
interminable sucesión de nacimientos y muertes. Estos de escasa duración temporal en relación
con los grandes períodos de tiempo que median entre una muerte y u n nuevo nacimiento.
La causalidad profunda de este proceso es la evolución del Ser y la posibilidad de adquirir el
pleno d o m i n i o de su voluntad y por ende su libertad.
El punto A es una representación del Dr. Víctor Bott, que refleja claramente lo que podríamos
llamar el descenso del Yo hacia su experiencia física, a través de los distintos planos anímico-es-
pirituales que se caracterizan en la ciencia oculta con la denominación de "esferas planetarias".
Esta curva de descenso es una parte de la eterna sinusoide que repite los ciclos de acercamiento
a lo denso (nacimiento) y retorno a lo sutil (muerte). (A del punto II)
El punto B amplía la curva anterior referida a la encarnación propiamente dicha o biografía
humana expresada en septenios. (B del punto A)
El Yo, como sede de la Individualidad, conformará su propia biografía en cada encarnación i n -
dependientemente de sus progenitores. No obstante, los padres influirán de manera especial en
el trabajo individual de ese Yo:

• Espiritualmente: por ser elegidos como padres


por compartir sus destinos.

• Anímicamente : por la concepción, embarazo y parto


desarrollo del lactante, niño y adolescente
ambiente familiar y escolar -pautas-
capacidad de amor.
O sea, influirán en el aspecto psicoafectivo del n i ñ o , hecho que deja fuertes impresiones en
el alma de todo ser humano por constituir ese período uno de los más difíciles en el proceso de
afianzamiento y desarrollo de las propias fuerzas del Yo.

R E S P E C T O D E L ESPÍRITU QUE SE MANIFIESTA EN E L YO, Y E L VEHÍCULO


QUE CONSTRUYE, HABITA Y ABANDONA: E L CUERPO
Empecemos por el hombre físico, que depende, para su conformación fisicoquímica, de todo lo
aportado por el género humano y en última instancia también del aporte de sus padres biológicos.
Para dar una idea cuantitativa de este proceso diremos que matemáticamente, hasta la décima ge-
neración de antepasados, intervinieron en este evento 1.024 personas; y si ampliamos la observa-
ción hasta la vigésima generación, se necesitarán 1.045.376 de seres humanos para que la concep-
ción se lleve a cabo. Vemos, entonces, lo trascendente y lo efímero de cada aparición física en la his-
toria humana, pues el material genético se diluye a tal punto que u n tatara-tatara-tatara nieto sólo
poseerá el uno por ciento de aquellos genes originales.
La estructura del Cuerpo Físico está conformada por sustancias y fuerzas terrestres que a través de
la "danza biológica" se destruyen y reconstruyen incesantemente.

El concepto "danza biológica" proviene de una biología de avanzada, y se refiere al asom-


broso mecanismo de intercambio atómico constante que afecta a toda la estructura mate-
rial de nuestro cuerpo. Así ocurre con los diferentes tejidos, aun cuando cada uno tenga
su propio ritmo de renovación: el hígado, u n mes y medio; la piel u n mes; la mucosa es-
tomacal, diez días. La matriz genética que poseemos h o y (símbolo de nuestra
Individualidad biológica), no está constituida por los mismos átomos que hace dos años
n i nuestro cuerpo futuro estará conformado por los átomos de hoy: en u n período prome-
dio de seis años se transforma totalmente la esencia de la materia que utilizamos. Esta es
una cualidad misteriosa de la vida humana. En medio de la disolución constante de núes-
RESPECTO DEL ESPÍRITU QUE SE MANIFIESTA EN EL YO,

Y EL VEHÍCULO QUE CONSTRUYE, HABITA Y ABANDONA: EL CUERPO

MUERTE

ITEORÍA VITAUSTAX MORFOGENÉTI

©NACIMIENTO

©MUERTE

O PROCESO BIOGRÁFICO TERRENAL DEL YO

PLANO
ASTRAL

O BIOGRAFÍA EN SEPTENIOS

TIERRA

- i — • * -
2 1
28 J 5 « 4 9 5 6 63 70

NACIMIENTO
INTRODUCCIÓN

tro ser genético, conservamos la sensación de u n Yo físico estable. La propia disolución


ocurre fuera de nuestro campo de conciencia. Tal comprobación desafía la posibilidad de
definir cualquier cuerpo como algo estático y fijo. A nivel físico estamos en u n equilibrio
dinámico con la Tierra.

R E S P E C T O D E LA FORMA D E L ORGANISMO HUMANO

La forma del hombre como integrante del género humano, puede provenir únicamente de una
fuerza igual a la suya como resultado de su procreación.
Las fuerzas reproductivas hacen nacer de él otro cuerpo que puede tener su misma forma, es
decir, que puede ser portador del mismo Cuerpo Etéreo o vital, ya que todo cuerpo vital es una re-
petición de su antecesor. Por este motivo, no se manifiesta en una forma cualquiera, sino en la
que posee por herencia, que ya existía en sus antecesores. (Cuando hablamos del género huma-
no, nos referimos a aquello que le otorga al hombre singularidad como tal: ubicación, tamaño
y forma de sus órganos, de su cabeza, de su columna, de su esqueleto; es decir, la figura e ima-
gen del integrante de la especie humana.)
Así como hemos descripto la herencia física del hombre, analicemos ahora su herencia espiri-
tual: También el espíritu aparece a la visión suprasensible con una forma determinada (la pala-
bra "forma" se utiliza aquí con u n sentido espiritual). Las formas del espíritu difieren de u n h o m -
bre a otro; no hay dos formas espirituales idénticas. Estas diferencias entre los seres humanos no
se pueden imputar solamente al ambiente, a la educación o al medio social, ya que dos perso-
nas en igualdad de condiciones externas se desarrollan de modos distintos, lo que confirma que
han venido al mundo con predisposiciones anímicas m u y particulares. Apoyarse en el código ge-
nético para justificar tal o cual comportamiento, significa no haber observado antes con deteni-
miento la relación del hombre con sus experiencias.
Ahora bien, si como hombre físico repite la forma de sus antepasados, ¿qué es lo que repite co-
mo hombre espiritual?: desarrolla su propia biografía y su forma particular; modifica la forma fí-
sica heredada, le da contenido, expresión y sentido individual.
El tema de la forma ocupa u n amplio campo de investigación científica y espiritual. "Lo esen-
cial es invisible a los ojos", hace decir Antoine de Saint Exupéri a su Principito: así es la forma: es-
tá presente como lo obvio, no puede ser vista pero todos vivimos en ella, no puede ser descu-
bierta pero todos dependemos de ella... Es cambiante, dinámica, y su existencia como fuerza pa-
sa inadvertida para los sentidos comunes.
Generalmente vemos el resultado, no el proceso; y aquí el proceso lo c o n s t i t u y e n las fuer-
zas de la forma, o sea las fuerzas formativas, que se irradian constantemente desde el espíri-
t u h u m a n o : la materia modelada es el resultado. Cuando esta materia es abandonada por
los cuerpos sutiles -muerte física- rápidamente se desintegra, pierde la forma porque han
desaparecido sus fuerzas generadoras.
El hombre espiritual no hereda la forma de nadie sino de él mismo; la forma pertenece al espí-
ritu eterno, el que en cada encarnación realiza un nuevo aprendizaje.
Así como la forma física del hombre es una continua repetición, una reencarnación de la
naturaleza del género humano, el hombre espiritual tiene que ser una reencarnación de es-
te mismo hombre espiritual pues como tal cada hombre es u n género propio.

E L ALMA

Entre el cuerpo y el espíritu vive el alma.


A l hallarse entre el cuerpo y el espíritu, el alma se sitúa entre el presente y lo perpetuo.
Las circunstancias exteriores obran sobre personas distintas de modos distintos a través de u n
ente no material (que, además, no se origina en la materia), y que en Antroposofía es denomi-
nado el alma (concepto más amplio que el de psiquis o mente). Las impresiones que llegan al al-
ma desde el m u n d o exterior, a través del sistema neurosensorial del Cuerpo Físico, perduran co-
mo tales mientras el objeto esté presente y el ojo permanezca abierto. Si no tuviese la facultad
de conservarlas por medio de la memoria, el alma tendría que percibir a cada instante el objeto
para tener conciencia del mismo. Utilicemos el ejemplo de u n color que hemos visto ayer y que
vemos nuevamente hoy: ¿qué es lo que realmente sucede en el alma?: el mismo color que hoy
percibo me estimula la aparición de la representación de ayer, pero ésta de hoy no es la misma
FUERZAS ESPIRITUALES PLANETARIAS

Y EL METAL CORRESPONDIENTE

que la de ayer. La representación es u n f e n ó m e n o que desaparece en el m o m e n t o de "ahora".


AI producirse el recuerdo se desarrolló en m i interior (en m i alma) el proceso resultante de
mi relación anterior con el m u n d o externo, al margen de la representación actual; la repre-
sentación suscitada por el recuerdo no es la original conservada, sino otra nueva. (Recordar
significa experimentar algo que ya no se halla presente; o sea, relacionar una experiencia pa-
sada con la vida actual.)
Además, el alma también se manifiesta en el m u n d o por sus acciones. Por medio del recuer-
do, el alma conserva el ayer, y con sus acciones prepara el futuro.
Constituyendo el eslabón entre el cuerpo y el espíritu, el alma par-
ticipa de la percepción del m u n d o físico a través del cuerpo y reci-
Es difícil recordar
be del espíritu el d o n de v i v i r en la verdad y el bien. El espíritu trae
de su propio m u n d o espiritual las leyes eternas, y mediante el alma hechos puntuales
consciente las v i n c u l a con las experiencias anímicas individuales,
expresándose así el espíritu en la propia vida del alma (inclinacio-
nes e impulsos).
de otras vidas vividas
Las experiencias mismas son pasajeras, pero sus frutos permane-
cen: "Como entidad que conserva lo pasado, el alma acumula incesan-
a través de
temente tesoros para el espíritu." (Rudolf Steiner)
La entidad que llamamos alma resulta así concebible si se amplía
otros cuerpos y de
su concepto mediante u n trabajo realizado a través de las experien-
cias de vidas transcurridas. Es sumamente difícil y de escasa i m p o r - otros cerebros
tancia recordar hechos puntuales de otras vidas vividas a través de
otros cuerpos y de otros cerebros (distintos en cada encarnación);
pero sí es factible acumular sus frutos y lograr así que el espíritu
pero sí es factible
crezca. (Algo similar ocurre con nuestro aprendizaje i n f a n t i l : no re-
cordamos los pasos dados para aprender a leer y a escribir, sin em- acumular sus frutos,..
bargo ha quedado asentado en nosotros el arte de hacerlo.)

FUERZAS ESPIRITUALES PLANETARIAS Y E L M E T A L CORRESPONDIENTE


Sü R E L A C I Ó N CON L A M E D I C I N A D E O R I E N T A C I Ó N ANTROPOSÓFICA

¿Qué son fuerzas planetarias?


¿Qué son fuerzas astrales?
¿Cuál es su misión?
¿Cuál es su relación con el cuerpo y la forma del hombre?
¿Por qué llevan nombres de planetas?
¿Qué relación puede haber entre la masa física de u n planeta y la conducta humana, los sen-
timientos, la fuerza de voluntad o el modo de pensar?
¿Qué nexos lógicos pueden existir entre esos inmensos cuerpos sólidos, semilíquidos o gaseo-
sos llamados planetas que flotan en el espacio a distancias inconcebibles, y nuestro destino?
¿Por qué razón sus nombres coinciden con los nombres de los dioses del Olimpo?
¿Cuál es la influencia de la mitología en m i vida presente?
¿Qué significado tienen los relatos épicos de la saga griega en el privado e inconsciente m u n -
do interior?
¿Existirá alguna relación entre estas fuerzas espirituales y aquellos Arcángeles que describió Dio-
nisio el areopagita, mártir cristiano del siglo I ?
Las ideas que sustentan estas preguntas han representado incógnitas insolubles desde la ópti-
ca cartesiana-newtoniana: ¿cómo aceptar la incidencia de fuerzas espirituales invisibles (no de-
mostrables científicamente) sobre la materia así concebida según el modelo de la física clásica de
principios de siglo? Quienes hayan recibido una formación académica y sientan inquietudes es-
pirituales, ¿deben desarrollar u n doble discurso (espiritual y científico) para evitar las contradic-
ciones, o deben abdicar de la lógica aprendida pacientemente... para creer? Por cierto que no. Es
necesario discriminar entre intelecto, razón e intuición, fortificar el pensar, aspirar a la libertad,
y despertar el asombro y la reverencia si se intenta incursionar en los dominios de la sabiduría.
INTRODUCCIÓN

Trataremos de acercar las más claras respuestas posibles, a los interrogantes planteados:
Las esferas espirituales planetarias constituyen u n tema decisivo, que hace a la Antroposofía,
y que suele ser desvirtuado por conocimientos populares psuedocientíficos o pseudoesotéricos.
La distorsión de la realidad puede resultar una complicación seria, más aún cuando se trata de
u n conocimiento oculto a los sentidos corrientes que exige el despertar de otro nivel de concien-
cia para aprehenderlo. La vulgarización de u n conocimiento es mucho más peligrosa que la ig-
norancia del mismo. En este último caso, la intuición puede orientar a la persona por el camino
correcto; en cambio, el pseudoconocimiento apoyado en la vanidad de quien sabe "la media ver-
dad" puede generar grandes obstáculos en la búsqueda del camino.

ASPECTO M I T O L Ó G I C O : Cuando decimos Cosmos, decimos fuerzas, y fuerzas m u y especiales que


se irradian hacia la totalidad del Universo. Aquello que viene del Cosmos a la Tierra, como sus-
tancia, es m í n i m o (por ejemplo, meteoritos), pero lo que permite que la Tierra sea una entidad
viviente está a cargo de fuerzas cósmicas. Algunas de ellas son detectables mediante instrumen-
tos como la radiación cósmica, las ondas de luz, los rayos gamma o las influencias gravitaciona-
les de los planetas; otras, solamente pueden captarse por u n desarrollo suprasensible de la enti-
dad humana, tal como las fuerzas etéreas o las fuerzas astrales.

Estas últimas eran percibidas por la clarividencia natural del hombre antiguo, lo que le permi-
tía u n contacto certero con los dioses (que luego fueron descriptos, ya humanizados, en la m i -
tología hindú y egipcia). Sus figuras aparecían todavía en dos dimensiones, o sea en u n solo pla-
no, sin profundidad.
Es en la época griega cuando el hombre ya puede expresar sus contactos con el m u n d o espi-
ritual a través de la perfección de las formas en las tres dimensiones del espacio. Entonces flo-
rece la belleza; es el m o m e n t o de evolución en el que lo bello se asimila a lo bueno, y por en-
de, lo feo se asimila a lo malo. El arte griego, y la escultura en particular, alcanzó u n grado ma-
jestuoso de expresión en sus dioses humanizados. (A la vez, se desarrollaban las bases de nues-
tra Filosofía.)
Encontramos en esto una maravillosa síntesis del alma humana que perdura íntegramente en
la profundidad del inconsciente del hombre de hoy: ...los temores de Kronos frente a su hijo; los
celos de Afrodita; la eterna belleza de Eros; la fecundidad de Selene; el valor de Ares; la soledad
de Psique; la divina cólera de Zeus, la compasión de Asclepios... (Para citar sólo algunas caracte-
rísticas indelebles que ostentaban los dioses del Olimpo y que heredamos sus hijos, los hombres.)
En la época romana los dioses alcanzaron su grado m á x i m o de materialización, precisamente
cuando se condensó el poder en la Tierra con la formación de grandes imperios. Desde el siglo
III a.C, aproximadamente, en Roma se asimiló la imagen de Asclepios a Esculapio; Kronos a Sa-
turno; el resplandor de Selene a la Luna; la vastedad oceánica de Afrodita al amor de Venus; o la
personificación de la pasión guerrera e indisciplinada de Ares al dios ítalo de los campesinos,
Marte.
Es curioso observar c ó m o los dioses mitológicos dejaron tal huella en la historia de la huma-
nidad, manifestándose hasta hoy como verdaderas fuerzas reinando en nuestro m u n d o interior.
Fuerzas contra las que luchamos, como la envidia, los celos o el egoísmo; o que deseamos alcan-
zar, como el valor, la belleza, la fecundidad o la compasión.
La constitución físico-espiritual del hombre antiguo era m u y distinta de la actual; podríamos
decir que estaban mucho menos encarnados sus principios espirituales. (Por lo tanto, su relación
con otros planos era más fluida, lo que dio origen, también, a las leyendas, las fábulas y los cuen-
tos de hadas como sublime expresión de una inmensa sabiduría.) A medida que los cuerpos su-
tiles del hombre penetraron más y más en la materia, el ser humano se ha ido alejando de aquel
nivel de experiencias reemplazándolas por el desarrollo de la facultad de pensar. Pero el pensa-
miento, merced a u n desarrollo unilateral del intelecto, corre el riesgo de caer en el intelectua-
lismo y esto se evidencia en el pensamiento abstracto actual.
El hombre de hoy, con sus cuerpos sutiles profundamente encarnados, no puede imaginar ya
u n m u n d o causal, no puede admitir su verdadero origen espiritual e incluso niega con vehemen-
cia la existencia de lo que realmente piensa en él. Es decir, niega con el Yo la expresión de su mis-
m o Yo. Esto contribuye a que se interprete la mitología como una proyección psicológica de los
conflictos del hombre de ese tiempo, sin tener en cuenta el cambio trascendente operado en el
cuerpo actual del ser humano.
FUERZAS ESPIRITUALES PLANETARIAS

Y EL METAL CORRESPONDIENTE

Se podría decir, entonces, que lo esencial en las preguntas que han brotado en nosotros es-
tá relacionado con nuestra dificultad de aprehender las fuerzas espirituales y vincularlas, ade-
más, con la materia en sí misma.

R E L A C I Ó N CON E L COSMOS: Ahora bien, cuando el Cosmos irradia sus fuerzas manifestándose
en los distintos planos: ¿qué acontece en el hombre?, ¿qué acontece en la Tierra?
En el hombre, la acción de estas fuerzas espirituales planetarias se manifiesta en la aparición
física de aquellas estructuras complejas que llamamos "órganos". Las funciones espirituales (cós-
micas) plasman en el plano físico el órgano correspondiente apto para su función. Se materiali-
zan en el embrión los distintos aparatos o sistemas (circulatorio, digestivo, respiratorio, nervio-
so) a partir de la individualización, astralización y eterización de la sustancia que será integrada
en ese cuerpo inédito, en formación. Así va descendiendo, una vez más, la Idea espiritual, arque-
típica, del hombre, impregnada, ahora sí, de los gérmenes del destino que ha preparado incons-
ciente o conscientemente el Ser a través de sus experiencias anteriores. Las fuerzas de la
Individualidad -el Yo- son portadoras del mensaje, y mediante el cuerpo de sensaciones -Cuerpo
Astral- comienzan su trabajo sobre el modelador vital de la materia -Cuerpo Etéreo- para irrumpir
en el d o m i n i o de las fuerzas de la Tierra -Cuerpo Físico-. (En esta confluencia de fuerzas de la
Individualidad, de la conciencia y de la vitalidad, se halla presente el misterio de la vida.) Así se
graba en la intimidad del ADN -código genético- la partitura de la obra que cada ser humano de-
berá interpretar, con sus respectivas notas. De aquí que resulte tan imprescindible mantener cla-
ra la imagen de la materia densa terrestre como u n gran vacío ocupado por campos de fuerzas,
donde se transmuta constantemente materia en energía y viceversa (fenómeno captado por la
investigación de la física moderna), para lograr la integración lógica de estas fuerzas de la mate-
ria misma con las fuerzas espirituales (captadas por el desarrollo interior del individuo).

Esta c o n s t r u c c i ó n particular del cuerpo v i v i e n t e a partir de un p r i n c i p i o esencial,


creativo, ordenador del caos físico, que deja en cada órgano el sello indeleble de su
I n d i v i d u a l i d a d , es la piedra angular que nos obliga a dudar de la v i a b i l i d a d de un in-
d i s c r i m i n a d o transplante de órganos h u m a n o s . Detectado el cuerpo e x t r a ñ o , l u c h a n -
do denodadamente m e d i a n t e u n sabio rechazo i n m u n o l ó g i c o , el organismo sano se
defiende a ultranza de la convivencia con un tejido ajeno a él. Es que las técnicas de
transplantes, de h i b e r n a c i ó n a r t i f i c i a l , de fertilización in v i t r o y de b i o t e c n o l o g í a en
general, están elaboradas sobre la base de otra idea del h o m b r e : la teoría mecanicis-
ta de la vida que dispone de dos sólidos pilares científicos: la p r o g r a m a c i ó n g e n é t i -
ca -estructura q u í m i c a del A D N - ; y la teoría neodarwiniana -genética m e n d e l i a n a ,
mutaciones aleatorias y selección n a t u r a l - .

¿Y qué acontece en la Tierra cuando recibe estas fuerzas espirituales


planetarias?
En el hombre,
(Recordemos la estructura ordenada y estable de u n mineral para com-
prender c ó m o se ha producido este fenómeno en el seno de la natura- la acción Je estas
leza.) El resultado de la acción de lo intangible espiritual en lo intangi-
ble material conduce a ese ordenamiento atómico manifiesto que lla-
mamos "metal". fuerzas espirituales
planetarias se
El edificio de fuerzas constituyente de la materia y la inexistencia
en el nivel subatómico de algo indestructible -átomo- que someti-
do a las mismas fuerzas planetarias conforman u n órgano en la or-
ganización humana, en este caso resultan en la constitución de u n
metal. Cada metal así engendrado por una particular fuerza plane- manifiesta en la
taria -plomo=Saturno; plata=Luna- conservará las propiedades i n -
trínsecas de esa fuerza, lo cual brinda la posibilidad de revitalizar-
la en u n órgano humano (engendrado por la misma fuerza) que se
aparición física Je
encuentre afectado por el desequilibrio llamado enfermedad.
Obviamente, no se aplica el metal en estado sólido tal como se lo en- aquellas estructuras
cuentra en la naturaleza, sino a posteriori de u n largo proceso calórico,
cuasi alquímico, que le devuelve sus propiedades originales, y que lo
sustrae de su estado cristalizado para poder ser administrado a u n orga- complejas que
nismo también integrado por los cuatro campos de fuerzas: lo físico, lo
vital, lo sensible y la Individualidad. Esto se logra merced a la dinami-
zación de la sustancia según el método hanehmaniano.
llamamos "órganos".
INTRODUCCIÓN

Brindamos el siguiente cuadro referido a la aparición del metal en la Tierra, proceso que se de-
be a la metamorfosis de las fuerzas planetarias en contacto con el suelo terrestre:

»-•' .-m
r * "i*

LUNA argentum PLATA

MERCURIO mercurius MERCURIO

VENUS cuprum COBRE

SOL aurum ORO

MARTE ferrum HIERRO

JÚPITER stanum ESTAÑO

SATURNO plumbum PLOMO

Tal realidad permite que u n estudio cuidadoso de las propiedades físicas del metal nos ponga
en contacto con la esencia espiritual del planeta que le dio origen. Esta es la razón por la cual la
Antroposofía hace de los metales la columna vertebral de su terapéutica, previa preparación de los
mismos para reactivar las fuerzas espirituales que subyacen tras su estado cristalino.

Este trabajo médico de orientación antroposófica lleva ya ochenta años de práctica, con
resultados harto elocuentes. C o m e n z ó a llevarse a cabo en Europa, a principios de siglo, so-
portando los embates del cientificismo. Más tarde fue siendo tolerado merced a la libertad
individual conquistada por el hombre, y hacia fines del siglo se ha extendido a muchos paí-
ses del m u n d o . Se hace imprescindible que la medicina (ciencia y arte de curar) tenga en
cuenta posturas diferentes de las científicas convencionales, y que el médico compruebe la
realidad de dichas posturas. Estos ochenta años de resultados claros pueden transformar
una teoría espiritual en una hipótesis de trabajo.

Hemos efectuado un paralelismo entre la visión científica actual de una materia "inmaterial", y
la acción de fuerzas también "inmateriales" que actúan y modelan dicha materia. En el primer ca-
so, la certeza de la realidad la brinda el método científico.
En el segundo caso, la certeza se obtiene merced a u n arduo trabajo interior que desarrolla fa-
cultades latentes en el ser humano; si el mundo sensible a los sentidos se presenta como lo apa-
rente (lo que aparece), para aprehender la esencia (lo que es) es imprescindible una transforma-
ción interna. La visión desarrollada mediante la sustancial modificación del pensar intelectual en
dirección al pensar puro impregnado del sentir y de la voluntad, develará a nuestra conciencia los
profundos misterios de la metamorfosis de estas fuerzas espirituales planetarias.

L A VIDA ENTRE LA MUERTE Y UN NUEVO NACIMIENTO

Cuando el hombre muere su cuerpo se convierte en u n instrumento inútil para la entidad que
actuaba en él. El Cuerpo Etéreo, el Cuerpo Astral y el Yo abandonan la morada del Cuerpo Físico ce-
diéndola a la acción de los elementos. Durante los días que siguen a la muerte física, el Ser asiste
a la denominada "experiencia de Tableau". Entonces contempla, casi absorto, u n alud de imáge-
nes vivísimas de la vida que acaba de finalizar. Al cabo de unos diez días, este proceso culmina
con el desprendimiento total del Cuerpo Etéreo y el respectivo cese de las imágenes. Los restantes
Cuerpos -Astral y Yo-, inician u n proceso depurativo, u n estado que podría recordarnos la imagen
religiosa del purgatorio, pero no bajo la concepción del castigo sino de la justicia. Es lógico com-
prender que las acciones ejecutadas durante la vida hayan contaminado a los miembros esencia-
les del hombre, y para llegar a un plano de mayor sutileza deberá depurarse lo acumulado. Esta
depuración produce d o l o r y aprendizaje. El aprendizaje es la finalidad. El dolor o el placer,
según la acción de que se trate, acompañará el proceso (si el dolor fuera la finalidad, entonces sí
lo llamaríamos castigo).
Durante u n lapso equiparable a u n tercio de la vida terrenal recorrida, el Ser experimentará re-
trospectivamente su existencia pasada (desde la muerte hasta el nacimiento). Las vivencias en el
plano anímico resultan más reales aún que la propia vida física, ya que el organismo que posibi-
LA VIDA ENTRE LA MUERTE

Y UN NUEVO NACIMIENTO

lita nuestra sensopercepción dentro de la estructura cuaternaria humana es precisamente el


Cuerpo Astral o a n í m i c o , que ahora se ha desprendido del Cuerpo Físico y del Cuerpo Etéreo y
está capacitado para realizar el verdadero aprendizaje que proyectará luego en la conforma-
ción de su próxima encarnación. (El tercio de vida vivida al que hicimos m e n c i ó n , constitu-
ye aproximadamente el tiempo en que el Cuerpo Astral está ausente de la vida consciente o
de vigilia, o sea el sueño. Este viaje onírico de cada noche del Cuerpo Astral corresponde en-
tonces al tercio de vida que dormimos.)
En la más primaria de las interacciones humanas hay una cuestión esencial que escapa siempre
a la experiencia individual: se trata del resultado de nuestras palabras o acciones en lo íntimo
de nuestro semejante. Podemos retractarnos de tales acciones e incluso ser perdonados por aquél
a quien afectó nuestra actitud, pero lo que no podemos experimentar es lo que ha vivido ese
otro Ser en su propia alma. Sólo recuperamos la plenitud de nuestro acto en el proceso post mor-
íeni a través de la vivencia, en nosotros, de aquella acción tal como la vivió quien la padeció o
disfrutó por nuestra causa. La situación será diferente para cada uno, según haya sido el transcu-
rrir de cada vida. Tales impulsos tienen por sede el Cuerpo Astral que carece ahora, para satisfa-
cerse, del Cuerpo Físico.
Los hechos relacionados con el aprendizaje del hombre en la vida se edifican sobre la base del
error y su posterior rectificación. El error es el verdadero maestro. La validez de esta afirmación se ex-
tiende desde el logro de la postura erecta a la adquisición de cualquier otra capacidad.
Finalmente, el Cuerpo Astral también se disuelve en el mundo astral.
Se libera así el Yo, que penetra el mundo puramente espiritual. Allí, tam-
bién él atraviesa distintas etapas entrando en contacto con las entidades
Es habitual que
espirituales que dominan esas esferas.
A esta época "celeste" le sigue la preparación que el Yo debe hacer pa- muchas personas que
ra una nueva incursión en la vida terrestre. El espíritu siente u n crecien-
te impulso, que lo obliga a volver al antiguo escenario buscando un equi-
librio entre su vida anterior y la vida futura. Podríamos decir que el Yo
han vivenciado este
construye así, en lo físico y anímico, su futuro terrestre (reencarnación).
En nuestra humana medición del tiempo pueden pasar siglos: ya esco- fenómeno pierdan
gidos sus padres, que de acuerdo al destino estarán ligados a él y le da-
rán su nueva envoltura corpórea, el Ser retornará entonces a la Tierra.
el miedo atávico a
E X P E R I E N C I A CERCANA A L A M U E R T E - E C M - : Se conocen hoy los casos
de miles de personas que han atravesado experiencias cercanas a la muer-
te y que narran este tipo de sucesos.
a muerte y se decidan
Hay dos factores que han contribuido al descubrimiento y comproba-
ción de las ECM. El primer factor está dado por las masivas intervencio-
a investigar el lado
nes quirúrgicas que hoy la medicina practica merced al alto grado de de-
sarrollo tecnológico alcanzado. El segundo factor está representado por
las investigaciones científicas no tradicionales que se llevan a cabo en
oculto de la misma
todos los rincones del planeta.
Miles de personas son sometidas diariamente a la acción de poderosos fármacos, como la
anestesia y algunos psicofármacos, que son capaces de separar bruscamente el Cuerpo Etéreo
del Cuerpo Físico. M u c h í s i m o s seres humanos, sin distinción de sexo, credo, raza o cultura,
cuentan así con la posibilidad cierta de acceder por breves instantes (a veces no tan breves)
a este tipo de experiencias.
Las ECM han sido descriptas, comprobadas y publicadas por numerosos investigadores. Se
caracterizan por la muerte clínica, sensación de caída, separación del propio cuerpo, auto-ob-
servación del f e n ó m e n o desde cierta altura, aparición del túnel oscuro en cuyo extremo final
se halla una presencia luminosa y tranquilizadora. Menos frecuentes son las experiencias que
consisten en enfrentarse con la decisión de cruzar o no u n umbral o una puerta, tras lo cual
no se podrá regresar.
Es habitual que muchas personas que han vivenciado este fenómeno pierdan el miedo atávico
a la muerte, y en algunos casos hay quienes se sienten motivados, a partir del acontecimiento, a
investigar seriamente el lado oculto de la muerte.
En la actualidad estas situaciones se pueden narrar sin temores n i recelos. Pero varias años atrás,
INTRODUCCIÓN

muchas personas que vivían episodios de este tipo preferían negar el hecho, suponer que había
sido u n sueño... y evitar el conflicto de asumirlo frente al escepticismo familiar y cultural.

A través de m i experiencia de treinta años de consultorio, he recogido innumerables tes-


timonios de estos hechos singulares, y además he constatado la presencia de fenómenos
(llamados hoy paranormales), como el recuerdo de situaciones puntuales acaecidas dos o
tres años antes del propio nacimiento físico e incluso previos a la misma concepción, lo
cual habla a las claras de una conciencia prenatal.

Pero toda la fenomenología descripta es apenas el movimiento inicial hacia la disolución del
Cuerpo Etéreo, y puede ser bruscamente interrumpido por un fármaco o u n shock eléctrico, co-
nectando nuevamente (cuando así correspondiere) al Cuerpo Etéreo con el Cuerpo Físico.
En cambio, el desarrollo metodológico de la Antroposofía sobre el proceso post mortem,
lo hace perceptible solamente a través de un intenso y prolongado trabajo meditativo que
puede llegar a abarcar toda la vida del ser humano.

L A S VIDAS SUCESIVAS Y E L DESTINO HUMANO

Este tema se conoce habitualmente con el nombre de Reencarnación y Karma. El término


"reencarnación" ya es de antiguo uso y evoca con rudeza la penetración en la carne. Algo inma-
terial, intangible, penetra y abandona, sucesivamente, la carne. Este concepto invariablemente
se acompaña con u n vocablo más antiguo aún, "karma", que proviene del sánscrito y significa:
sujeto al eEn estancadenamiento de causas.
En última década se ha escrito mucho sobre esto. El espacio que ocuparemos aquí es simple-
mente para hacer algunas referencias generales.
La vida terrestre procede de otras vidas anteriores, y otras más le seguirán. No podemos cum-
plir nuestra evolución y nuestro aporte a la humanidad (en el sentido de las grandes metas h u -
manas), en una única vida terrestre. El espíritu no surge de la nada; no viene al m u n d o para de-
saparecer, tras algunas décadas, hacia la eterna bienaventuranza o hacia la condenación eterna.
La realidad de las distintas vidas ha sido naturalmente aceptada por el hombre antiguo. Tal
convicción, emanada de su clarividencia atávica, se debía a que sus distintos "cuerpos" poseían
una menor penetración en la materia. Esto le posibilitaba participar de una cierta visión del
m u n d o espiritual, lo que le otorgaba certeza de su existencia. Esta particular conformación de
su Ser quedó impregnada en antiquísimas leyendas y cuentos de hadas, o relatos folklóricos pro-
pios y tradicionales de cada rincón de la Tierra, denotando aquella inmensa sabiduría original.
En su proceso evolutivo, el hombre fue cambiando lentamente. Por u n lado, comenzó a de-
sarrollar su pensar, y por otro lado sus sentidos físicos adquirieron cada vez mayor relevancia.
Estos factores, entre otros, determinaron que el ser humano perdiera aquella participación cós-
mica natural y se fuera aproximando a su configuración actual, donde sus organizaciones espi-
rituales han "descendido" profundamente en la materia. Este proceso, resumido, se puede apre-
ciar en el niño durante el primer septenio de vida: poco a poco va perdiendo contacto con los
seres espirituales que lo asisten; seres que han recibido distintos nombres, según la época cul-
tural: gnomos, hadas, amiguitos imaginarios o extraterrestres. Es m u y claro a la observación có-
mo el n i ñ o se va separando del regazo celestial para incorporarse al m u n d o físico terrenal.
La realidad de las distintas vidas puede ser reconocida actualmente merced a la investigación
científico-espiritual, y su libre aceptación depende del criterio personal. Se trata de u n pensa-
miento que puede ser la confirmación de una idea largamente presentida o, en otros casos, pro-
ducir duda o recelo. Sin embargo, nos atrevemos a afirmar que quien durante algún tiempo se
observe a sí mismo y a la vida, percibirá que este pensamiento constituye una verdad.
Lo que es importante desde el punto de vista antroposófico es la diferencia entre creencia y
conocimiento. (Personalmente he vivido las dos situaciones: m i materialismo científico fue con-
movido cuando por primera vez escuché el concepto reencarnación, luego se instaló en mí la
duda y a posteriori la creencia.)
Al principio, la creencia se impregna de u n fuerte sentimiento y luego puede esterilizarse en
u n dogma de fe. Si no revisamos nuestras creencias se corre el peligro de que algún día, frente
a ciertos embates de la vida, se derrumben estrepitosamente y quedemos vulnerables al miedo,
a la soledad y al desconcierto.
LAS VIDAS SUCESIVAS Y

EL DESTINO HUMANO

En cuanto al conocimiento, la Antroposofía, que es u n método cognocitivo de la realidad y no


una religión, propone el desarrollo de facultades latentes en el ser humano para alcanzar otros es-
tados de conciencia y adquirir así individualmente la certeza plena de lo observado. La construc-
cón de este conocimiento debe ser tan sólido en su estructura como puede serlo u n puente cons-
truido por la ingeniería humana; solamente así el hombre se puede decir a sí mismo que ha re-
suelto el tema de su propia muerte.
Como ejemplo, examinemos el fenómeno del sueño: No en vano el sueño ha sido llamado he-
mano menor de la muerte; si observamos con detenimiento este fenómeno cada día podemos
encontrarle mayores semejanzas. La sensación de dejarse ir, el soñar vividamente y el volver a
despertar (cosa que se repite diariamente a lo largo de nuestra existencia) conforma u n bello poe-
ma que nos recuerda nuestra travesía cósmica.
Los sueños del hombre corriente, abrumado por su problemática

...no interesa
existencial, pueden responder al planteo freudiano de los sueños. Es-
tos pueden obedecer a estímulos endógenos o exógenos, y utilizar
mecanismos de condensación, transferencia, sustitución o simboliza-
c i ó n . Pero a medida que el i n d i v i d u o trabaja sobre sí mismo con una
actitud meditativa de la vida cotidiana, con la meditación propia- el fenómeno
mente dicha o con el trabajo sobre su biografía, los sueños se trans-
forman, dejan de referirse a situaciones personales o conflictos a n t i -
guos y aparecen mensajes o contactos con el m u n d o espiritual. Las
en sí mismo, sino
personas pueden diferenciar claramente este tipo de sueños, y el m o -
m e n t o del descanso logra así convertirse en u n verdadero acceso
consciente al m u n d o anímico-espiritual.
el camino a recorrer
(En m i experiencia profesional he podido apreciar, en varios pa-
cientes que han dedicado parte de su tiempo a la meditación, la apa-
para llegar al
rición de fenómenos de precognición, o sea la percepción anticipada
de sucesos a ocurrir en u n corto plazo; esto les despertó el interés por
adquirir u n conocimiento espiritual.)
conocimiento de los
Desde el punto de vista de la Ciencia Espiritual no interesa el fenó-
meno en sí mismo, sino el camino a recorrer para llegar al conocimien- mundos superiores.
to de los mundos superiores.
La atenta observación del proceso sueño-vigilia nos induce a construir la imagen de lo que su-
cede en realidad con el Sueño Grande o la Buena Muerte, y la Gran Vigilia o la Dura Vida. Así
como el sueño interrumpe nuestra actividad cotidiana, que retomamos al día siguiente sin re-
cordar qué caminos anduvimos, así la muerte interrumpe nuestra vida sin que podamos recor-
dar qué mundos recorrimos. En ambos casos nos encontraremos con la consecuencia de nues-
tros actos, y debemos estar preparados para enfrentarlos.

La a c t i v i d a d convertida en destino es el karma. Si consideramos al karma simplemente co-


mo una "ley de causas espirituales" su significado no quedará claro. No se puede aplicar, por si-
m i l i t u d , u n concepto tan profundo a una simple relación causal como las que operan en la cien-
cia natural. No puede concebirse el karma sin la producción de un efecto que recaiga sobre el ob-
jeto o el Ser que lo haya provocado. Se puede llamar, entonces, Ley de Karma a una ley de Cau-
sa y Efecto con la condición de que el efecto recaiga siempre sobre la causa, y que el Ser se haya
conservado, que permanezca siendo el mismo cuando el efecto haga impacto sobre él.
Breve ejemplo del accionar del karma:
Hay dos momentos de características m u y distintas en la vida del hombre: una fase material,
o proceso biográfico entre el nacimiento y la muerte, y una fase espiritual, o proceso cósmico
entre la muerte y u n nuevo nacimiento.
Si en la primera fase, o biografía, el hombre establece conscientemente una conexión entre una
causa y su efecto y ayudado por u n impulso inconsciente introduce cambios en el curso de su
vida, ha actuado la voluntad sobre las series kármicas y ha producido u n nuevo efecto kármico
que modifica lo previamente establecido.
La fase espiritual se inicia al atravesar los umbrales de la muerte. La conciencia extracorpórea
asiste al cuadro general de la propia vida y el Ser siente la profunda necesidad de reparar. Esta
INTRODUCCIÓN

necesidad queda grabada inconscientemente en el Yo y se proyecta en la próxima encarnación


como u n verdadero impulso de reparación.
Las palabras del apóstol Pablo: "Lo que el hombre siembre es lo que recogerá", resumen la signifi-
cación de la ley del destino.

ESTRUCTURA CUATERNARIA D E L HOMBRE

Mediante una ampliación de la conciencia es dable percibir en la entidad humana cuatro or-
ganizaciones a las que denominamos Cuerpo Físico, Cuerpo Etéreo, Cuerpo Astral, Yo. Las mismas
constituyen la estructura cuaternaria del ser humano.

CUERPO FÍSICO: Para representar lo que es realmente el Cuerpo Físico debemos situarnos medita-
tivamente frente al ser humano en el momento de su muerte. Es en ese crucial instante, tantas
veces repetido y no por ello menos temido, cuando se produce una particular transformación
del cuerpo humano. A partir de ese momento comienzan a operarse una serie de fenómenos
nunca antes observados en ese cuerpo: u n organismo viviente está dejando de ser tal para em-
pezar a adquirir las características irreversibles de lo muerto. (No tenemos ocasión de observar el
proceso inverso: u n cadáver que renace a la vida. O sea, la transformación de u n cuerpo muer-
to en una entidad viviente, proceso que podría llamarse anti-humano, ya que de lo muerto n u n -
ca proviene la vida.)

Frente a esa transformación que es la muerte podemos observar con certeza la partida. Algo de-
saparece, se esfuma, y deja tras de sí u n residuo: los restos de ese "algo". Desaparece el movimien-
to y se hace presente, majestuosa, la inmovilidad de la muerte. Comienza así u n proceso de en-
durecimiento y rigidez -rigor mortis- lo cual evidencia la imposibilidad cadavérica de controlar el
elemento líquido: el cuerpo se seca. Aparece luego la putrefacción, debido a que los gérmenes
que naturalmente habitan el interior del cuerpo escapan ya al control de la vida y se m u l t i p l i -
can desordenadamente destruyendo toda sustancia orgánica.
Otro fenómeno más sutil se agrega a nuestra observación, y consiste en la pérdida de la forma.
Este hecho posee u n gran significado desde el punto de vista espiritual, ya que evidencia con to-
tal claridad que la forma humana no depende de la estructura de la materia que la compone, que
algo más sutil le da cohesión y sentido. Una vez desaparecido de aquel escenario ese "algo", se
nos muestra la imposibilidad del organismo de mantener su forma, su identidad.
Desde el punto de vista científico, sabemos que el cuerpo físico se renueva totalmente cada
cinco o seis años, y no solamente a nivel celular sino también a nivel molecular y atómico. Si
bien permanece siempre intacta nuestra forma (rostro, cuerpo, sistema inmunológico, impresio-
nes digitales, voz), ello no se debe a la materia que lo constituye; se debe a una cierta fuerza i n -
herente a la forma misma, que llamamos fuerzas formativas y cuya misión consiste en edificar
constantemente nuestro Cuerpo Físico.
Poco a poco, entonces, la estructura mineral de este cuerpo abandona el reino de la vida para
integrarse al m u n d o mineral propiamente dicho. Allí sucumbe a las leyes de lo sólido, lo inerte,
aquel ámbito susceptible de ser estudiado desde la Física y la Química, pero no desde la Biología
(conocimiento de la vida). Hay diferencia entre cuerpo mineral y cuerpo físico: en el primero las
sustancias aparecen en estado bruto y en el segundo en estado neto.
Todas las leyes naturales que rigen lo acuoso, gaseoso y calórico actúan en el Cuerpo Físico y son
las mismas que actúan en la naturaleza. Pero en el ser humano estas leyes trabajan de manera dis-
tinta (cada hombre tiene u n rostro diferente aunque las mismas leyes actúan sobre todos los h o m -
bres); se hallan subordinadas a la dirección especial emanada de cada Individualidad.
Es interesante hacer notar con un ejemplo ciertas particularidades que se ofrecen a nuestra ob-
servación: el hierro, como integrante del reino mineral inerte, responde normalmente a la atrac-
ción de u n campo magnético; sin embargo, si aplicamos este campo de fuerzas al organismo v i -
vo, los átomos de hierro que integran los glóbulos rojos de la sangre no responden a dicho cam-
po abandonando su función normal. Es decir, que en el individuo viviente actúan fuerzas que
sustraen al átomo de hierro de las leyes exteriores de la naturaleza, para someterlo a otras leyes
propias de la vida. De acuerdo con esto, u n átomo de hierro inerte no es igual a u n átomo de
hierro "viviendo" en un ser humano.
Nuestra actitud meditativa frente al cuerpo sin vida, nos permite, además, presenciar qué ha-
ce la naturaleza con ese cuerpo. Esa maravillosa naturaleza que nos regala una fascinante pues-
ESTRUCTURA CUATERNARIA

DEL HOMBRE

ta de sol, la imponente presencia de una gigantesca montaña, los increíbles bosques tropicales
exuberantes de color en sus plantas y animales, u n mundo marino asombroso y u n cielo azul
cubierto de aves que despiertan a la vida cada amanecer... ¿Qué hace la imponente madre Natu-
ra con el cuerpo humano sin vida?: irremediablemente lo destruye.
Cualquiera de los cuatro elementos -fuego, aire, agua o tierra- que i n -
tegran la naturaleza exterior al hombre, desintegran esa forma humana,
lo que nos indica que el Cuerpo Físico viviente no proviene de la natu-
raleza pues si así fuera sería conservado por ella; cuando la organiza-
¿Qué es, la vida?,
c i ó n v i t a l desaparece, el cuerpo del h o m b r e es destruido. De lo cual
deducimos que lo vital en el hombre constantemente lucha para arran-
car la estructura corporal de las garras de la muerte. Debe de existir, pa-
¿de dónde proviene?
ra lograrlo, una organización de fuerzas de tal magnitud que permite
reunir las sustancias terrenas necesarias para construir el organismo ma- No somos testigos
terial y mantenerlo constantemente vivo.
Esta imagen que ahora se presenta a nuestra percepción de lo vivien-
te es un eterno proceso de sustracción del armazón mineral y su ten-
conscientes de su incio
dencia a regresar a lo inanimado e inerte. En esto consiste "la lucha por
la vida", inconsciente, habitualmente no percibida, pero sí latente en en nosotros mismos.
cada uno de nosotros.
Queda así presentado con crudeza el Cuerpo Físico como el cadáver
que llevamos adentro en forma potencial y que constantemente tiende
Sólo podemos observar
cómo se mantiene
a reincorporarse al reino mineral.
Ahora podemos concebir al cuerpo viviente -impregnado de vitalidad-
que ocupa u n lugar en el espacio, que está sometido a las leyes de lo só-
lido, y que posee los sentidos físicos para que lo espiritual, causa y ver-
dad de su existencia, se asome al mundo de los objetos. Es el cuerpo en-
día tras día,
cargado de suministrar los límites físicos a esa conciencia cósmica que
ha retornado al mundo material. y cómo desaparece.
He aquí el Cuerpo Físico, Organización Mineral, Primer Principio o Pri-
mer Cuerpo.

CUERPO E T É R E O : Y ahora nos formulamos la pregunta crucial: ¿Qué es, entonces, la vida?, ¿de
dónde proviene?

No somos testigos conscientes de su inicio en nosotros mismos. Sólo podemos observar c ó m o


se mantiene día tras día, y c ó m o desaparece.
Nuevamente indagamos a la experiencia: para vivir ingerimos sustancias que tienen vida, co-
mo los vegetales (podemos también ingerir carnes, pero éstas se formaron ingiriendo vegetales).
En cambio, no es posible la vida si nuestros alimentos consisten solamente en sustancias inertes
provenientes del reino mineral inanimado (agua, sales y minerales).
Cuando nos alimentamos con el vegetal nos preguntamos: ¿ C ó m o obtiene la vida esta sustan-
cia?; recordamos entonces a los minerales inertes en la tierra y el agua que los vehiculiza. Sin
embargo, solamente la luz del sol puede producir la fotosíntesis que transformará la esencia en
la sustancia verde comestible que, al ingerirla, transmite la vida. Sabemos, también, que si la luz
del sol desapareciera, forzosamente se interrumpiría la cadena encargada de mantener este eco-
sistema terrestre que sirve de albergue al hombre.
Desde u n punto de vista científico se habla repetidamente de innumerables fenómenos físico-
químicos que se ponen en juego para producir la fotosíntesis, pero permanece oculto un con-
cepto simple y puro: la vida es luz transformada.
Y la sustancia que constituye una planta es el resultado directo de la metamorfosis de la
luz solar.
Es obvio que la planta necesita usar átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno -hidratos de car-
bono- para este trabajo peculiar; es comprensible que necesite del agua para que su raíz pueda
absorber los portadores minerales y realizar esta tarea alquímica... pero que la luz solar es la v i -
da ¡también es obvio!
El vegetal tiene una característica propia además de la vida, y es el crecimiento; el vegetal ere-
INTRODUCCIÓN

ce, y se transforma. ¿ C ó m o se produce esta transformación?: se debe a lo que viene de afue-


ra, a la luz solar, que hace posible la manifestación de la vida y las fuerzas formativas de la
planta. Así, la forma se introduce en la sustancia.

La utilización de la palabra "sustancia" merece una aclaración; viene del latín "substa-
re"= "estar debajo de", ser recipiente de fuerzas. En éste, su sentido antiguo, la sustancia
era portadora de lo sutil, de lo insustancial y trascendente; por ejemplo, de la vida mis-
ma, y esta vida venía del Sol.
Hoy se ha sustituido el término "sustancia" por "elemento", y ha perdido el siginifica-
do profundo que en la antigüedad tenía la palabra. "Elemento" representa u n concepto
abstracto de la química, demostrable por experimentación científica pero no asible por
la experiencia directa.

La luz permite la manifestación de la: • vida


• forma

Observemos ahora meditativamente estas fuerzas de la vida y de la forma que son parte de la luz
del Sol: llegan a la Tierra desde la periferia y succionan hacia arriba aquello sobre lo que actúan, co-
mo fuerzas de la levedad. En constante oposición a ellas obran las fuerzas de la gravedad, o fuerzas
terrestres, que se dirigen hacia el centro de la Tierra.
La física clásica hablaba de la atracción de los cuerpos, por su peso, hacia dicho centro de la esfe-
ra terrestre, y la física moderna habla de la interacción gravitacional de las partículas; que resulta
muy débil para detectarse experimentalmente, pero dada la cantidad inmensa de partículas que com-
ponen los objetos sólidos, entre ellos interactúan generando esta fuerza universal.
Para la Antroposofía ellos pertenecen a una parte de las fuerzas terrestres que siguen siendo las
fuerzas de la Tierra que se oponen a las fuerzas etéreas.
Así como el Cuerpo Físico representa al reino mineral, el Cuerpo Etéreo representa al reino vegetal
en nuestra constitución. Son las fuerzas de crecimiento y reproducción. Son aquellas fuerzas solares,
en nosotros.
El Cuerpo Etéreo es de naturaleza suprasensible (no perceptible por los sentidos comunes n i capta-
ble por los aparatos tecnológicos modernos).
En la antigüedad podía ser captado por la clarividencia natural que los seres humanos poseían an-
tes del desarrollo del pensamiento. Hoy se puede conocer su existencia mediante dos caminos: el
pensar y la razón; o bien a través de un profundo trabajo de interiorización, tal como lo propone la
Antroposofía.
Este organismo o Cuerpo constituye la trama esencial, el espejo en donde se reflejan las represen-
taciones. Es la base de nuestra posibilidad de construir imágenes y llegar en el futuro al desarrollo
de la conciencia de imágenes o imaginativa.
El Cuerpo Etéreo es la matriz del pensar, es el elemento del pensar; pero no su contenido. A través de
nuestra organización etérea podemos llegar hasta el momento mismo de nuestra existencia prena-
tal, porque mediante el Cuerpo Etéreo actualizamos en el curso de la vida una porción ya pasada de
la misma. Así es que constituye una unidad temporal. Es u n organismo temporal, así como el Cuer-
po Físico es un organismo espacial. Es quien gobierna las leyes de la hidrodinámica en el plano ma-
terial y para manifestarse en este plano utiliza el elemento Agua. Las fuerzas etéreas dominan el agua
mediante el potasio -un portador- y asimilan la luz mediante el magnesio -otro portador-.
"Sin agua no hay vida", dice el antiguo conocimiento, y sin el elemento líquido no poseeríamos es-
te cuerpo viviente en el que predomina justamente el agua.
El mundo etéreo vegetal es diferente en calidad del mundo animal y del humano. El máximo des-
pliegue de su vitalidad y crecimiento lo vemos en las plantas y en los árboles: si cortamos una ra-
ma, brota otra, y otra más; si cultivamos una planta en una maceta tendrá poco crecimiento, supe-
ditada como está su vitalidad a dicho volumen. Lo mismo se manifiesta en los niveles más primiti-
vos del reino animal: también los peces crecerán según el tamaño de la pecera. No ocurre esto, sin
embargo, a medida que ascendemos en la escala zoológica: en una salamandra, por ejemplo, la ex-
tirpación de su cola traerá aparejado el crecimiento de u n órgano similar (fuerzas etéreas aún m u y
poderosas); pero en un mamífero (un perro, por caso) la pérdida de u n miembro no traerá apareja-
ESTRUCTURA CUATERNARIA

DEL HOMBRE

da su reposición, y además su crecimiento no dependerá del espacio en donde habite (organiza-


ción etérea más débil, ya que debe mantener u n delicado equilibrio con las fuerzas astrales de la
sensación, la percepción y el movimiento).
En lo que respecta al hombre, en el niño recién nacido el mundo eté-
reo se manifiesta con toda su fuerza, con su vitalidad plena, y va deca- El órgano del Cuerpo
Etéreo es el hígado,
yendo poco a poco a través de la vida. Ya en la vejez se hace evidente
su incapacidad: demora más las cicatrización de heridas, predomina la
sequedad en todo el cuerpo, el cansancio ante los esfuerzos es cada vez
más notorio, etc. el almacenamiento
de energía
El órgano del Cuerpo Etéreo es el hígado, el almacenamiento de ener-
gía más importante. Es el centro del anabolismo, por eso su función p r i -
mordial se realiza por la noche, cuando el Cuerpo Físico descansa. (Un
estudio profundo en este aspecto sería la base de una verdadera Biolo-
gía humana.)
más importante.
He aquí el Cuerpo Etéreo, Organización Vital, Segundo Principio o Segundo Cuerpo.

C U E R P O A S T R A L : Dirigiremos ahora nuestra atención hacia el reino a n i m a l . Lo primero que


nos atrae en los animales es su capacidad de desplazamiento, o sea el m o v i m i e n t o exter-
no. En segundo lugar, es m u y evidente el m o v i m i e n t o i n t e r n o , que se expresa como una
cualidad a n í m i c a polar (es m u y distinta la reacción de u n gatito si le pisamos la cola que
si le acariciamos la cabeza). Estamos en presencia de una cualidad anímica expresada, co-
mo d i j i m o s , en polaridades: alegría-pena, frío-calor, amor-odio, simpatía-antipatía. Esta
cualidad no tiene relación con la vida o el crecimiento, pero sí necesita, para desarrollarse,
la base de lo v i v i e n t e .

¿Cuál es el elemento indispensable para la manifestación de lo anímico? Tenemos que pensar-


lo un momento...: el Aire. En la antigüedad el mismo lenguaje proveía el conocimiento; en la
época griega el vocablo "neuma" significaba aire y alma. Se sabía que el alma vivía en el aire, que
la respiración se relacionaba con la emoción. (Hoy se conoce que toda emoción tiene inmedia-
ta repercusión en el sistema cardio-respiratorio.)
Sabiendo ya que el alma vive en el aire nos podemos preguntar: ¿y qué es el aire? Rápidamen-
te pensamos en el oxígeno, pero la mayor parte del aire está constituido por nitrógeno. ¿Y qué
hace el nitrógeno?: se combina con los hidratos de carbono, que son la base de la vida y dan l u -
gar a la formación de proteínas -carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno-. A través del nitróge-
no -un portador- la organización anímica (el alma) penetra en el organismo: el aire se ha mate-
rializado en este plano físico.
Si nos detenemos en la embriología animal, podremos observar, en u n momento dado, la pe-
netración de una fuerza poderosa -fuerza anímica- en u n cúmulo celular indiferenciado produ-
ciéndose el blastocele (una cavidad interior). Esta cavidad orgánica poseerá una cuota del ele-
mento aéreo en su contenido, y siempre albergará al alma. (Cuando alguien habla de odio vis-
ceral y coloca su mano sobre el plexo solar, está instintivamente aludiendo a una cavidad que es
identificada como el recipiente de dicho contenido anímico.)
¿Y c ó m o se mueve el animal? El movimiento implica u n trabajo muscular y el músculo está
compuesto por proteínas. O sea que son sustancias a base de proteínas las que producen las con-
tracciones musculares, cuya fuerza proviene de la degradación del glucógeno -hidratos de carbo-
no- almacenado en el hígado (que es una manifestación del Cuerpo Etéreo). Así como el Cuerpo
Etéreo anaboliza (almacena y construye) este nuevo cuerpo -anímico- para funcionar cataboli-
za (se mueve y destruye).
El mundo vegetal se caracteriza por procesos anabólicos -reducciones-, y el m u n d o animal por
lo opuesto, es decir procesos catabólicos -oxidación-.
¿Y c ó m o siente el animal? ¿Cual es la esencia de la sensación y la percepción? La observación
desprejuiciada evidencia que la organización animal posee u n sistema neuro-sensorial que le per-
mite percibir el mundo circundante y el mundo interno. (También lo posee el hombre con u n
alto grado de perfección para ser utilizado por el espíritu humano.) Es ésta la inmensa diferen-
cia que separa la organización vegetal de la organización animal: la planta vive, crece y se m u l -
tiplica; el animal vive, crece, se mueve ¡y siente!
¿Qué organización se halla detrás de esta nueva posibilidad del hombre y del animal? Sabemos
INTRODUCCIÓN

que vive en lo aéreo, que es una fuerza que proviene de los astros. Pero lo sabemos por una concep-
ción del universo pre-newtoniana: una visión no mecanicista, en la que las constelaciones pueden
ser comprendidas como centros de irradiación de fuerzas suprasensibles, y no meramente como cuer-
pos aislados flotando en el espacio. A estas fuerzas provenientes de los astros podemos llamarlas as-
trales, y a la organización humana y animal correspondiente se la puede denominar organización o
Cuerpo Astral.
También el lenguaje de la antigüedad reconocía a las fuerzas astrales como fuerzas superiores; a és-
tas correspondía el término "zodíaco" (lo animal), y a las fuerzas inferiores se las llamaba "bios" (fuer-
zas de la vida).
Y recordando el mundo vegetal, mundo etéreo, verde por excelencia, hay u n lugar en el que éste
cambia: es en la flor y en el fruto. Aquí, donde se producen el color, el olor y el sabor, se halla pre-
sente la región astral de la planta, en contacto con el mundo etéreo. No hay flores verdes (este color
es patrimonio de la hoja), y todos los colores que resplandecen coronando una planta corresponden
al lugar en el que se produce el catabolismo vegetal, la oxidación en cambio de la reducción.
Ese pequeño ámbito de lo vegetal es el que se corresponde a la esencia del Cuerpo Astral animal.
Lo que llamamos la forma del animal no es otra cosa que la forma que necesita ese Cuerpo
Astral para expresar su esencia en el mundo físico. El león no es león porque posea dicho cuerpo,
sino que el Cuerpo Astral león necesita esa forma física para expresarse como tal.
Es el Cuerpo Astral la causa del movimiento, de la posibilidad de sentir (desde las pulsiones instin-
tivas hasta la emoción estética), y también del desarrollo de la conciencia. Aquella conciencia que se
evade cotidianamente para sumergirse en su propia sustancialidad astral denominada "el mundo de
los sueños". Así como creemos que el Cuerpo Físico se cansa y se entrega al descanso para su recupe-
ración, otra es la lectura antroposófica del mismo proceso: es el Cuerpo Astral el que se satura de las
percepciones del mundo físico y necesita retirarse para fortalecerse, regresando luego al Cuerpo Físico,
con lo cual se produce el despertar.

Existen numerosas experiencias cotidianas que evidencian la relatividad del cansancio físi-
co: es diferente el agotamiento que sentiré en mitad de una carrera de u n kilómetro que en m i -
tad de otra cañera de cuatro kilómetros. Además, si en el cansancio que corresponde al esfuer-
zo imaginado, intervienen estímulos anímicos o astrales, como por ejemplo: el redoble de u n
tambor durante u n combate cuerpo a cuerpo, la música marcial en u n desfile, el aliento del
público en una competencia deportiva o la llegada de una noticia imprevista... cambiará i n -
mediatamente la respuesta al esfuerzo. Si realmente la causa del agotamiento residiera en el
cuerpo físico, nada podría alterar su respuesta.

Para poder manifestarse, reiteramos, esta organización astral domina las leyes de los gases, ya que sin
el elemento Aire su presencia en el mundo físico sería imposible.
Mediante un profundo trabajo de la voluntad, creando un vacío de conciencia, podemos acceder a
u n estado meditativo que supere la visualización nítida de imágenes -conciencia imaginativa-. Enton-
ces es posible que se haga presente en nosotros un mundo sutil y sonoro de indescriptible belleza; es-
tamos ante la conciencia inspirativa, que nos puede proyectar al tiempo que media entre la última
muerte y un nuevo nacimiento.
He aquí el Cuerpo Astral, Organización Consciente, Tercer Principio o Tercer Cuerpo.

E L YO: La pregunta frente al descubrimiento de los principios esenciales de los tres reinos: mineral -
muerte-; vegetal -vida-; animal -conciencia-, es la siguiente: ¿Qué es lo específicamente humano y
cómo se caracteriza su manifestación?

Citemos tres diferencias:


• la postura erecta de la columna
• el habla
• el pensar
Si observamos sin prejuicios al hombre, tratando de percibir qué es lo que él puede realizar y en
cambio no puede hacer el animal, la primera diferencia que surge en su bipedestación, es la postura
erecta de la columna vertebral. Al evocar esta imagen casi inmediatamente puede surgir la represen-
tación de u n pingüino, u n mono o un perro. Aclaramos, entonces, que en el caso del pingüino (que
ESTRUCTURA CUATERNARIA

DEL HOMBRE

es una especie de pájaro nadador, cuyo medio natural es el agua sobre la que se desplaza como si vo-
lara), bastaría con observar una radiografía de su columna vertebral para alejar toda posibilidad de
comparación con el hombre. En los otros casos de animales que pueden intentar momentáneamen-
te la bipedestación, ésta les insume u n gran esfuerzo por lo que vuelven rápidamente a la posición de
sentados: es el caso del mono, que es cuadrumano, y el caso del perro con su posición sobre las cua-
tro patas.
El otro aspecto que establece una radical diferencia hombre-animal, es el habla. (Las últimas inves-
tigaciones señalan un lenguaje propio de los animales. Puede que los animales posean u n código de
comunicación -se llaman mutuamente, se golpean para hacerlo-pero esto es muy diferente del habla,
que es la expresión del pensar.)
A pesar de que la humanidad pareciera creer que sólo el lenguaje hablado o escrito sirve para su co-
municación, no es éste el único medio para comunicarnos. ¿Qué es, entonces, el lenguaje?: es la ex-
presión total del espíritu humano.
Si analizamos algunos idiomas, como el sánscrito o el hebreo, vemos que cada letra de sus alfabe-
tos expresa un concepto íntimamente relacionado con el Todo. Alli no hay nada separado del resto.
Otra diferencia reside en el pensar. Se suele confundir el pensar con la inteligencia, con la memo-
ria o con cualquier otra actividad en la que se requiera el uso del intelecto. A menudo no se distin-
gue entre intelecto y razón, y se desconoce la intuición.
Pensar no es solamente combinar ideas (mera función del intelecto). El Ío sólo puede
Pensar es el acto de crear. Es someter el pensamiento a las virtudes del
alma: asombro, veneración, sagrada concordancia con las leyes cósmi-
cas y entrega. E n la unión de la cabeza con el corazón surge la luz del
expresarse en
pensar.
Dijimos que la luz permite la manifestación de la vida, por lo tanto la vi-
el plano físico a través
del más sutil de
da es luz metamorfoseada... Si volvemos a transformar la vida, ésta será luz;
pero esa luz no es visible porque es la Idea. Saber es luz, crear es luz, amar
es luz, pensar es luz...
El hombre es autoconsciente, es portador de un Yo y se identifica con ese
Yo.
os estados, el calor
El espíritu se expresa cuando el hombre se dice a sí mismo: Yo. A un niño pequeño se le puede ex-
plicar todo, pero él, solo, tendrá que aprender qué es "yo". Escuchará a los adultos emplear esa pala-
ra para autodesignarse, pero seguirá diciéndose a sí mismo su propio nombre hasta el momento tras-
cendente en que se produzca una verdadera creación del espíritu en la Tierra y se autodenomine a sí
mismo con la palabra "yo". Esta es la manifestación de la Individualidad.
El Yo, como entidad sutil por excelencia, sólo puede expresarse en el plano físico a través del más
sutil de los estados: el calor.
El Yo del hombre puede modificar el mundo; tiene la posibilidad de hacerlo, para bien o para mal
(el espíritu humano está permanentemente sometido a esta eterna elección). Bien sabemos que en el
paraíso había dos árboles: el de la vida y el del conocimiento (del Bien y del Mal); en este último se
enrosca Lucifer -portador de la luz-. Él es el responsable de que el hombre abra sus ojos al conocimien-
to antes del tiempo previsto por los dioses, aunque así infrinja la ley. Esto es bien distinto de la pre-
sentación del mismo hecho en el contexto de una religiosidad infantil, donde el hombre desobede-
ció a Dios (autoridad paterna), infringiendo la Ley, y fue castigado. ¡Y aún lo seguimos pagando!
La serpiente, que es el símbolo de la Tierra (en la India es sinónimo de sabiduría y en Occidente es-
tá asociada al despertar del conocimiento), vive pegada a esa Tierra y a sus fuerzas. Pero en el hom-
bre se incorpora y lo lleva a la posición erecta. El eje de la bipedestación humana, la columna verte-
bral, es el símbolo de la serpiente perfecta, pero con una especial particularidad: ¡perdió su contacto
con la tierra para elevarse al cielo!
Y para elevarse aún más, es preciso hacer de la fuerza del amor una fuerza de conocimiento: éste es
el duro escollo que se presenta en el trabajo interno cuando se logra trascender la conciencia inspirati-
va. El amor al que nos referimos es aquél que nos hace capaces de sentirnos uno en el mundo físico
con un Ser que no somos nosotros, de sentirnos verdaderamente uno con él de tal manera que expe-
rimentemos lo que le pasa tanto como experimentamos lo que nos pasa, y podamos salirnos de no-
sotros para revivir en ese otro.
En el curso de la vida humana ordinaria, el amor no alcanza este grado de entrega al que es preci-
INTRODUCCIÓN

so llegar para transformarlo en u n poder de conocimiento. (Cabría denominarlo "la prueba del do-
lor del conocimiento".)
Estamos, ahora sí, en la conciencia del Yo, en la conciencia intuitiva, que es la que nos puede
conducir, incluso, a la encarnación anterior. Tal nivel de profundidad del Ser sólo se abordará
mediante una sabia religión, aquélla esencial que tienda a religare el m u n d o físico sensorial con
el m u n d o espiritual.
He aquí el Yo, Organización Yoica, Cuarto Principio o Cuarto Cuerpo.

LO INANIMADO
CUERPO F Í S I C O propiamente dicho
MINERAL Lo muerto LO INERTE
LA QUIETUD
0 CADÁVER

|?; CRECIMIENTO
CUERPO E T É R E O
VEGETAL La vida | DESARROLLO
0 VITAL
j¡f REPRODUCCIÓN

SENSACIÓN CUERPO ASTRAL


ANIMAL La conciencia
í MOVIMIENTO 0 ANÍMICO

i , F POSTURA ERECTA
HOMBRE | La conciencia de s í HABLAR YO
1 PENSAR 0 ESPÍRITU
LA INDIVIDUALIDAD

AMPLIACIÓN D E LA ESTRUCTURA CUATERNARIA


R E L A C I Ó N ENTRE LAS O R G A N I Z A C I O N E S FÍSICAS - O R G A N I S M O L Í Q U I D O , A É R E O Y C A L Ó R I C O - Y LOS
CUERPOS SUTILES - C U E R P O E T É R E O , C U E R P O A S T R A L Y Y O -

Una instancia profunda, n o materialista, de reflexión sobre el ser humano, consiste en hacer-
lo a través de las organizaciones físicas que sostienen o permiten la acción de los cuerpos sutiles
del hombre.
Sabemos que la ciencia acepta hoy la existencia del hombre tan sólo en su aspecto sólido, i n -
corporando el concepto abstracto de "medio interno" para referirse a la circulación de los líqui-
dos a través de los intersticios que otorga la estructura sólida. También es aceptada la circulación
del aire, a través del sistema respiratorio, para cumplir su función biológica de suministro de oxí-
geno y de liberación de anhídrido carbónico. Se acepta, asimismo, la presencia de u n calor orgá-
nico, propio de la entidad viviente: la sangre, como sistema idóneo para distribuir el calor; y los
centros nerviosos, como reguladores de la temperatura corporal y de los delicados mecanismos
físico-químicos que colaboran en dicha regulación.
Sin embargo, no se adjudica a estos elementos una organización propia, y menos aún se
los considera miembros constituyentes del organismo humano.
(Respecto de la más sutil de estas organizaciones -el calor- es oportuno acotar que la termogra-
fía de un cuarto vacío, ocupado recientemente por varias personas, puede detectar durante u n
lapso la presencia de una parte del organismo calórico desprendido de aquéllas como u n "mol-
de" de calor en el que ellas estaban ubicadas. Este molde le revela a nuestros sentidos físicos có-
mo ha sido organizado el calor circundante por la correspondiente organización calórica de ca-
da persona que allí estuvo presente.
Desde el punto de vista antroposófico, esto se entiende merced a la existencia de la estructura
cuaternaria, compuesta por una organización acuosa, gaseosa y calórica que se manifiesta, a su
vez, en la organización sólida, física.)
Si logramos concebir a estas cuatro organizaciones, desde la más densa -física- hasta la más su-
til -calor-, nos acercaremos a una concepción integral del hombre.
Al hablar de estado sólido de la materia, recordemos la ilusión que supone para los sentidos
comunes esa estructura según la física moderna: poderosos campos de fuerzas que operan a tra-
AMPLIACIÓN DE LA

ESTRUCTURA CUATERNARIA

vés de espacios infinitos. Cuando consideramos burdamente al hombre sólido a través de sus par-
tes más relevantes (huesos, músculos, articulaciones), lo vemos simplemente como u n sostén,
sin ningún contacto con el m u n d o exterior, encerrado en sí mismo merced a la piel que recubre
y separa lo interno de lo externo. Pero si imaginamos al hombre líquido se hace más difícil sepa-
rarlo del m u n d o líquido circundante. Esta dificultad se acrecienta al intentar imaginar al hombre
aéreo -o calórico- que vive en profunda relación con el mundo exterior (aunque conservando
siempre su Individualidad).
Si avanzamos u n poco más en el trabajo de investigación espiritual, debemos concluir que las
tres organizaciones -líquida, aérea y calórica- se interpenetran con la organización sólida, sin per-
der, aquí tampoco, ninguna de ellas su calidad de tales. Esto significa interpenetrarse: mantener
la función del organismo respectivo en el conjunto.
Así como sabemos, cuando hablamos de cuerpo sólido, que cada órgano tiene su peso especí-
fico y por lo tanto cada uno es atraído de manera distinta por la fuerza de gravedad, también
cuando decimos "calor" sabemos que cada órgano posee su calor propio para la calidad de f u n -
ción que debe ejercer. Y llegamos a u n punto clave:
• puedo imaginar estas organizaciones con u n funcionamiento autónomo, per se; o bien
• puedo hallar el verdadero sentido de esta conformación.
Ya hemos dicho que una dificultad importante con la que tropezamos al referirnos a la inte-
racción del mundo espiritual con el mundo material (según la física newtoniana) es el cómo. Y
entonces nos preguntamos: ¿Qué es lo que provee la autonomía de las organizaciones analiza-
das? ¿Cuál es el sentido de que una determinada cantidad de líquido, aire y calor respondan a
un Todo, a una Individualidad propiamente dicha?
La única razón viable para que esto ocurra es el hecho de que "algo" domine una cierta región
de la naturaleza líquida, aérea y calórica, y la transforme en una unidad coherente y provista de
una finalidad en sí misma. Así podremos entender mejor la presencia de u n Cuerpo Etéreo v i v i f i -
cando el elemento líquido; u n Cuerpo Etéreo que porta en sí mismo la capacidad de formar imá-
genes, muchas más de las que nuestra conciencia puede captar.
Para hacer esto consciente, necesitamos la formación sólida de u n cuerpo físico que debilite
esas imágenes hasta transformarlas en representaciones imaginativas. La prueba de este fenómeno
se puede hacer contemplando con atención u n objeto y cerrando luego los ojos: rápidamente
puede aparecer una tenue representación imaginativa, pero n o habrá rastros de la verdadera ima-
gen que reside en el organismo acuoso vivificado, en donde se plasma el pensar.
Así es, también, c ó m o el organismo aéreo alberga al Cuerpo Astral, que es la esencia del sentir.
El Cuerpo Astral es conciencia, y ésta "vive" en el hombre aéreo.
Para que las fuerzas del sentir se hagan realidad deben reflejarse en la organización física, que
siempre es su referente final. El Yo vibra en el organismo calórico; es el instrumento para expre-
sar la fuerza de voluntad en la organización física.
Lo expuesto se puede integrar en el siguiente cuadro:

O r g a n i z a c i ó n acuosa del Cuerpo Etéreo las i m á g e n e s y el pensar


HOMBRE LÍQUIDO

O r g a n i z a c i ó n gaseosa del Cuerpo Astral el sentir


HOMBRE AÉREO

Organización calórica del Yo la voluntad


HOMBRE CALÓRICO

oda lo c u a l se expresa a t r a v é s de 1 »

O r g a n i z a c i ó n material del Cuerpo Físico


HOMBRE SÓLIDO
INTRODUCCIÓN

ESTRUCTURA TERNARIA D E L SER HUMANO


ESTRUCTURA T E R N A R I A D E L C U E R P O F Í S I C O :

Si a la descripción de los cuatro miembros esenciales, o estructura cuaternaria, podemos deno-


minarla Anatomía Espiritual, la proyección de las tres actividades del Alma y los tres estados de
conciencia del Espíritu en el Cuerpo Físico puede ser llamada Fisiología Espiritual.
Vamos a observar este acontecer a la manera de Goethe, o sea una observación en polaridad
de los distintos fenómenos, lo que nos inducirá paulatinamente a u n conocimiento más pro-
fundo que aquél que brinda el pensar lineal o causal de la ciencia.
El principio de la polaridad es la unidad. La dualidad surge de la unidad, por lo tanto basta co-
nocer la esencia de una polaridad para conocer la opuesta.
No es lo mismo concebir lo opuesto como contradictorio que perci-
birlo como complementario. La primera postura estimula la escisión, la
segunda la integración del conocimiento.
La estructura ternaria del Cuerpo Físico es la respuesta lógica del m u n -

O
do de las sustancias al mundo de las fuerzas. El cuerpo humano tries-
tructurado es el modelo físico ofrendado a la manifestación ternaria del
Alma y el Espíritu.
La estructura tripartita del ser humano es la fijación, en el m u n d o de
la materia, de la Ley de 3, impresa reiteradamente en distintas regiones
corporales. Es m u y fuerte, y es preciso reconocerla.
Observemos en a c t i t u d meditativa, la figura humana en polaridad:
• Hacia arriba aparece una forma esférica, pequeña con relación a la totalidad del cuerpo
(cabeza), que alberga u n ó r g a n o m u y especial. Es el Polo Neurosensorial. PNS
• Hacia abajo, aparece una forma de mayor tamaño, globulosa (abdomen), que contiene va-
rios órganos con funciones disímiles. Es el Polo Metabólico Motor. P M M
• Entre ambos polos se hace presente una formación radiada y segmentada (tórax) que encie-
rra en sí misma dos sistemas peculiares del hombre. Es el Sistema Rítmico. SR
Dos prolongaciones se desprenden del polo inferior para posarse en la

i
tierra. Se inician con u n hueso único, que luego se duplica y finalmen-

o
te se multiplica para lograr el apoyo (muslo, pierna y pie).
Otras dos prolongaciones se extienden desde la f o r m a c i ó n inter-
media para unirse al m u n d o , para acariciar o castigar. También se
i n i c i a n con u n solo hueso que se duplica y se m u l t i p l i c a (brazo, an-
tebrazo y mano).
El polo superior está constituido exteriormente por superficies duras
casi inmóviles que custodian en su interior una masa blanda.
— E l polo inferior todavía retiene las superficies duras por afuera, pero
1 7 han desaparecido en la región anterior casi en su totalidad (pubis); los
V J huesos planos tienen una cierta movilidad (el sacro); esto difiere de lo
; que ocurre en el polo superior. Este polo inferior está encastrado en dos
columnas o miembros inferiores, que le otorgan la asombrosa m o v i l i -

i
dad contrastando nítidamente con el polo superior. En esta estructura
el hueso está por adentro y el músculo por afuera, convirténdose ambas
extremidades en columnas de sostén para que aquella cabeza se pueda
desplazar.
Hasta aquí el hombre es u n invertebrado en su cabeza y u n vertebrado en sus extremidades.
De este hombre, de este antropos universal, devienen todos los reinos que le acompañan en su
aventura terrenal.
El tórax mantiene su equilibrio entre ambos polos; en conjunto recuerda una forma esférica
(polo superior) pero dotada de una escasa movilidad (polo inferior), y está constituido por unas
prolongaciones singulares (las costillas) que recuerdan más bien a las extremidades, en tanto apa-
rece algo propio, el ritmo, en la disposicón segmentada de aquéllas y en la función de los órga-
nos que lo integran (corazón y pulmón).
ESTRUCTURA TERNARIA

DEL SER HUMANO

Esta Ley de 3 se refleja también en cada parte del sistema:

• La frente curvada con tendencia a lo esférico


• La nariz integra el aparato respiratorio
CARA
. • La boca, movilidad e ingestión de alimentos que
se dirigen al aparato digestivo

Cabeza del fémur esférico


PIERNAS Cuello del fémur intermedio
Alargamiento del fémur y movilidad CEU
duplicación de la tibia y el peroné

Calcáneo esférico ÜÜMl


PIE Metatarso intermedio HJMj
Dedos carácter radial de los miembros tüüJ

Cabeza de húmero esférico lil^M


BRAZOS Cuello del húmero intermedio jÉMIB
Alargamiento del húmero y movilidad E2K1
duplicación del cubito y radio

Talón de mano esférico UiüM


MANO Metacarpo intermedio IJTjijW
Dedos carácter radial de los miembros EUH

Un examen más minucioso, sin preconceptos, de la cabeza humana, nos plantea la diferencia exis-
tente con el animal. La fonna esférica cósmica también se da en el animal, pero solamente al princi-
pio de su existencia. Si observamos a los animalitos recién nacidos, especialmente los superiores, vere-
mos que casi todos ellos ostentan la particularidad de presentar esta esfericidad del polo neurosenso-
rio. A medida que transcurre el tiempo, esta forma que en el hombre perdura toda la vida, en el ani-
mal se pierde, especialmente en el nivel del macizo facial. Si observamos al mono, como uno de los re-
presentantes del reino animal más cercano al hombre, es dable apreciar u n cambio dramático de for-
mas antes de los 4 años de edad. La cabeza del chimpancé joven guarda una extraodinario parecido
con la cabeza humana, pero a poco de actuar en él las fuerzas astrales propias de la especie se produce
el achatamiento de la bóveda craneana, el alargamiento del hocico, el engrosamiento de los bordes de
las órbitas y la aparición de protuberancias óseas que distorsionan la forma original de su cabeza cul-
minando ésta en u n promontorio grosero en el occipucio. Concomitantemente se desarrollan pode-
rosos músculos en la cabeza y el cuello que colaboran a otorgarle al ejemplar su expresión bestial.

La astralidad animal, sin la tutela de un Yo, ha hecho su trabajo, y ahora empuja la cabeza y la co-
lumna hacia la tierra; la columna vertebral debe renunciar a su verticalidad, patrimonio del Yo huma-
no.
La cabeza del animal está preparada como instrumento para el trabajo físico: la del topo para hacer
túneles, la del castor para horadar la tierra, la del pájaro carpintero para martillar la madera del árbol,
la del delfín para surcar las aguas. Lo que esa cabeza ha perdido de universalidad como arquetipo o for-
ma primordial lo ha ganado en eficiencia física.
En el hombre, su cabeza debe mantener esa forma para acoger al Espíritu. Este acontecer del arque-
tipo de la cabeza humana se acompaña con la forma de la mano (forma primordial), que también en
el hombre permanece como detenida en el proceso mientras que en el animal continúa su evolución
hacia la garra o la pezuña.
Ante estas elementales observaciones se hace bastante difícil sostener la idea de una Zoogénesis (dar-
vinismo) como origen del hombre, y se abre un promisorio futuro para desarrollar una verdadera An-
INTRODUCCIÓN

tropogénesis. (Sobre el tema puede consultarse "Hombre y Animal", de Hermann Poppelbaum.)


Siguiendo con nuestra observación, debemos señalar ahora u n crecimiento limitado de la cabe-
za humana; y esto se entiende porque los fines de la misma difieren de la de los animales. Esta for-
ma humana debe contener el cerebro, que es el encargado de la función espiritual por excelencia:
el pensar. A una forma cósmica también corresponden pensamientos cósmicos. Debemos imagi-
nar al cerebro físico como u n instrumento que permite reflejar las fuerzas del pensar. De allí su si-
m i l i t u d con el cuarzo (como lo describiremos más adelante).
Hay también u n movimiento limitado de la cabeza; ésta es la sede de la quietud. Cualquier mo-
vimiento brusco produce mareo y malestar. (Un traumatismo leve puede producir una conmoción
cerebral.) El cerebro está sostenido por el líquido céfalo-raquídeo y su peso real apenas llega a los
25 gramos; si apoyara todo su peso sobra la superficie ósea se destruiría su estructura (de esa forma
está protegido de los traumatismos externos).
La otra característica esencial del polo neurosensorio es la escasísima vitalidad de los tejidos. (Una
neurona es muy frágil, y le resulta casi imposible reproducirse. -Señalamos que en la actualidad se es-
tán llevando a cabo experiencias de revitalización del sistema nervioso a nivel de las prolongaciones
neuronales o dendritas-.) Esa escasa vitalidad la utiliza este polo para cumplir maravillosamente su fun-
ción específica: transmisión del impulso nervioso como instrumento de la percepción sensorial y el
pensar; por ende, una neurona posee una mínima vitalidad y una gran especialización de función.
El trabajo de los órganos de los sentidos y el pensar se edifica sobre la base constituida por la cua-
si muerte del tejido viviente. Los órganos de los sentidos son claros representantes de esta "muer-
te": el ojo y el oído son verdaderas obras de arte del mundo cristalino inerte en u n organismo v i -
vo. A la escasa vitalidad la acompaña siempre la mínima temperatura tolerable para vivir. Este es
el polo de la quietud, del frío y de la muerte; es el polo en el que predomina el catabolismo, base
del pensamiento.
El polo neurosensorial es una vedadera concentración de fuerzas
centrípetas. Todo afluye, todo llega.
Es en sí mismo u n gigantesco órgano de percepción abierto al m u n -
do. Lo penetran fuerzas como el pensamiento, la luz y el sonido y sus-
tancias como el aire y los alimentos. (Hasta el mismo alimento, para
llegar al polo inferior, debe entrar por el polo neurosensorial.)
Cuando hablamos de la Estructura Cuaternaria hemos descripto los
miembros esenciales; ahora es necesario explicar su funcionamiento:
En el Polo Neurosensorio existe una relación particular entre el
Cuerpo Astral y el Yo respecto de la corporalidad (Cuerpo Físico y Cuer-
po Etéreo). Indeleblemente unidos hasta la muerte, el Cuerpo Físico y el
Cuerpo Etéreo componen lo que denominamos "complejo inferior", el
hombre material; mientras que el Cuerpo Astral y el Yo componen el
"complejo superior", el hombre espiritual. Ambos tan imprescindibles
para la vida humana.
En el polo neurosensorial predomina netamente el complejo superior y es de escasa significación
el complejo inferior o vital, que se manifiesta en el polo metabólico motor. Cuando a los 7 años
de edad se desprende el Cuerpo Etéreo de la organización cefálica del niño, termina el crecimiento
de la cabeza, y estas fuerzas se transforman en fuerzas del pensar (tema que abordaremos en el se-
gundo septenio). A partir de allí, la mínima presencia de Cuerpo Etéreo no transformado en fuerzas
del pensamiento, causante de la reducida vitalidad del polo neurosensorial, permite el libre juego
de la organización Astral/Yoica que rítmicamente se libera de la cabeza. (Un ejemplo típico de este
ritmo es la polaridad vigilia-sueño. La presencia del Cuerpo Astral y el Yo en el polo neurosensorial
determina el estado de vigilia, y su desprendimiento para retornar al mundo anímico-espiritual es
lo que conocemos como sueño.)
Hacia el final de este punto presentamos una síntesis, de la que ahora se desprende la correlación
horizontal entre:

El sistema neurosensorial ASPECTO FISIOLÓGICO se expresa en el CUERPO

La actividad del pensar ASPECTO ANÍMICO se manifiesta en el ALMA

La conciencia de vigilia ASPECTO ESPIRITUAL es patrimonio del ESPÍRITU


ESTRUCTURA TERNARIA

DEL SER HUMANO

Y ahora dirigiremos la mirada al o t r o p o l o del ser h u m a n o , el p o -


lo inferior. Es el p o l o de la vida, del anabolismo, y l o llamamos Po-
lo Metabólico.
Aquí se localizan las fuerzas centrífugas, las fuerzas de la expansión.
El polo inferior del cuerpo está ligado a la tierra. Si en el polo neurosen-
sorio predomina el aflujo de fuerzas, aquí predomina la eliminación de
sustancias (las heces, la orina, la sangre menstrual o el esperma); todo
se elimina al exterior. Su crecimiento es ilimitado; cualquier órgano
que ocupe la cavidad abdominal tiene una increíble capacidad de repro-
ducción. A diferencia del tejido nervioso, una célula hepática posee una
inmensa vitalidad y cumple una increíble cantidad de funciones; todas
las células del aparato digestivo están en permanente cambio. La esen-
cia de este polo es el crecimiento, la multiplicación y la reproducción
características del predomino del Cuerpo Etéreo.
La temperatura y el movimiento también son predominio de este po-
lo. Todos los órganos abdominales poseen una temperatura superior al resto del cuerpo,ya que
la temperatura es imprescindible para que la vitalidad se exprese como tal. En cuanto al m o v i -
miento: todo aquí se mueve y si algo se paraliza puede ser grave (como por ejemplo u n ileopa-
ralítico). Esto también se presenta como esencia del polo inferior y su denominación completa
es Polo M e t a b ó l i c o M o t o r .
El movimiento se puede expresar sutilmente como intercambio de sustancias (metabolismo) y
como desplazamiento (marcha). Aquí intervienen los miembros inferiores, que aparecen como
prolongación del cuerpo hacia la tierra. La articulación del fémur con la cadera forma una u n i -
dad con ésta y le otorga al polo inferior la particularidad de proyectarse hacia la tierra en forma
radiada, como ya lo hemos mencionado. Es la posibilidad del hombre de desplazar su cuerpo por
el planeta. La función de los brazos, aunque predomina el elemento radiado (polo metabólico
motor) es de otra naturaleza por pertenecer éstos al tórax (sistema rítimico).
Hay otra polaridad implícita del mismo polo metabólico motor que confirma la integración de
funciones del hombre: es el fenómeno de la reabsorción intestinal, que es de naturaleza comple-
mentaria y opuesta al mismo polo metabólico motor.
Visto en conjunto el proceso digestivo, en el polo neurosensorial se desestructuran los alimen-
tos y en el polo metabólico motor se reelaboran. Aquí interviene de manera polar el Cuerpo As-
tral, que ayuda a desestructurar en el polo superior los componentes etéreos de la sustancia i n -
gerida y colabora en el polo inferior a dotar a la sustancia de las propias fuerzas etéreas y astra-
les pertenecientes a la Individualidad.
Ya hemos señalado que el polo metabólico motor es el ámbito del complejo inferior (Cuerpo
Físico, Cuerpo Etéreo) con predominio del Cuerpo Etéreo, y que el complejo superior (Cuerpo Astral,
Yo), que en el polo superior se desprende con facilidad, aquí está inmerso en la sustancia. Esto
determina la conciencia de uno y otro polo (aspecto espiritual).
Cuando el Cuerpo Astral y el Yo están libres, la conciencia alcanza u n
punto óptimo y se denomina "conciencia de vigilia" o diurna: cualquier Auna forma cósmica
alteración de los tejidos pertenecientes al polo neurosensorial es perci-
bida con creces por el grado de conciencia propio de la región (por ejem- también corresponden
plo: una otitis, una conjuntivitis o una odontalgia). Pero cuando estos
cuerpos sutiles están sumergidos en la sustancia, en lo vital, el resulta-
do es la semiconciencia o la inconsciencia, que domina el polo meta-
pensamientos cósmicos.
bólico motor. (Cuando u n cólico propio de u n órgano digestivo se ha-
ce presente en la conciencia, es porque ya hay u n gran sufrimiento de Debemos imaginar
dicho órgano.)
Con respecto a las actividades del Alma (aspecto anímico), cabe des- al cerebro físico
como un instrumento
tacar que estamos ante el misterio de la voluntad. Si bien es compren-
sible el pensar y el sentir, no ocurre lo mismo con la voluntad. Hay m u -
chas dificultades en la vida corriente y con el lenguaje para identificar
a esta fuerza tan particular. Es c o m ú n suponer, sin demasiado análisis,
que está ligada a la cabeza, lo cual es u n absurdo. La esencia de la vo-
que permite reflejar
luntad es el acto volitivo, es el impulso, la base del movimiento; ¿y cuál
es el polo del movimiento?: el polo metabólico motor. ¿Y cuál es el es- las fueras del pensar.
INTRODUCCIÓN

tado de conciencia del polo metabólico motor?: la inconsciencia. En esta etapa evolutiva cós-
mica del hombre el acto de voluntad vive en lo inconsciente de su Ser y se manifiesta a través
de la organización de mayor vitalidad y mayor inconsciencia:
la sangre
En el polo opuesto, como ya vimos, predomina la organización menos vital, y por lo tanto más
consciente:
el nervio
(La polaridad nervio-sangre es tratada en extenso en el libro "Fisiología oculta", de Rudolf Steiner.)
Esta es la correlación horizontal de tal polaridad:

Ei sistema m e t a b ó l i c o motor ASPECTO FISIOLÓGICO se expresa en el CUERPO


La actividad de la voluntad ASPECTO ANÍMICO se manifiesta en el ALMA

El estado de inconsciencia ASPECTO ESPIRITUAL es patrimonio del ESPÍRITU

Acabamos de describir la polaridad cabeza (polo neurosensorial) - abdomen (polo metabólico


motor), y ahora nos situaremos en el centro de la figura humana: el tórax, cuyo aspecto extra-
ño, representado rítmicamente por las costillas, presenta u n movimiento intermedio entre la
quietud de la cabeza y la movilidad del abdomen.
La característica principal de este ascenso y descenso de la jaula torácica es el r i t m o . El r i t m o
que se insinúa en esta forma física es el reflejo del sistema rítmico que palpita y respira en su i n -
terior. La organización corazón-pulmón es la encargada de mediar entre los serenos y silencio-
sos procesos de absorción de luz y sonidos por parte de la cabeza, y la tumultuosa irrupción de
alimentos y jugos intestinales en el proceso digestivo que se lleva a cabo en el abdomen.
El corazón efectúa su trabajo de contención entre la absorción de los alimentos o proceso i n -
ferior y las actividades del polo superior del cual la respiración representa el nivel más bajo. (La
imagen del corazón asimilado a una bomba es un triste legado del mecanicismo imperante que
ha puesto grandes trabas al conocimiento de la verdadera labor físico-espiritual del órgano de la
cordialidad y el afecto. Para quien tenga interés en este tema puntual, sugiero consultar los tra-
bajos científicos de investigación sobre la circulación arterial, del doctor Szoege Manteuffel.)
El órgano central del sistema circulatorio es u n ordenador del proceso en sí. Su particular es-
tructura muscular y nerviosa que le permite auto-regularse, también indica que está preparado
para percibir los cambios de la composición de la sangre, los misterios del metabolismo y las su-
tilezas del polo neurosensorial.
Lo importante de este sistema rítmico es que permite actuar alternativamente a cada polari-
dad, a cada tendencia sin menoscabarla, conservando cada una su idiosincracia.
Sabemos ya que cuando las fuerzas del polo metabólico motor irrumpen en el polo neurosen-
sorial, o viceversa, se produce la enfermedad. Aquí radica lo sutil del r i t m o . L o esencial del rit-
m o es el c a m b i o , permitir la predominancia de uno y otro polo: la inspiración o espiración sos-
tenida, sin cambio, producirá la muerte; la sístole o la diástole cardíacas sostenidas, sin cambio,
también llevarían a la muerte. (El ritmo es salud. Llevar una vida rítmica es terapéutico: horarios
de tareas y distribución del descanso. El trabajo no enferma, pero sí la forma incorrecta de rea-
lizarlo. El ritmo es u n problema de tiempo, y hay que aprender a dominarlo. N o confundamos
vida rítmica con rutina. La r u t i n a proviene de la i m p o s i b i l i d a d de vivir cada instante c o m o
parte del Todo; la aparente separación del Todo y la incapacidad de agradecer a la vida acarrean
una falta de sentido a la existencia cotidiana.)
El sistema rítmico es la base del sentimiento. No existe la mínima emoción posible sin una
modificación de la respiración o la circulación. Se siente con el corazón, no con la cabeza. La con-
ciencia del sentir coresponde a la subconsciencia o conciencia de sueño. El sentimiento en su esen-
cia es un hermoso semisueño; ocupa el centro entre la conciencia de vigilia y la inconsciencia.
El sentir es la tercera expresión del Yo en la alma humana; acompaña íntimamente al pensar
y a la v o l u n t a d .
Una característica del sentimiento es su constante cambio: nunca se quiere igual, constante-
mente se oscila entre la simpatía y la antipatía.
ESTRUCTURA TERNARIA

DEL SER HUMANO

Una prolongación del sentir se da físicamente en el tórax por la insersión de los miembros su-
periores en la parte alta del mismo. Las extremidades superiores forman una unidad anatómica
con el tronco, el cuello y el esternón. También se duplican y multiplican sus huesos para expre-
sarse en el m u n d o . Esta es una característica del polo metabólico motor, expresada en los m i e m -
bros inferiores, que se mantiene en los brazos; pero éstos pertenecen a otro sistema y obedecen
a las peculiaridades del sistema rítmico. Los brazos expresan claramente la simpatía y la antipa-
tía. Pueden se utilizados para contener y abrazar o bien para pelear y destrozar; pueden consti-
tuirse en dos vigorosos elementos de destrucción al servicio de fuerzas oscuras e instintivas (po-
lo metabólico motor) o pueden transformarse en u n cálido vehículo de la percepción (polo neu-
rosensorial) desarrollando el camino de la sensibilidad y el afecto (sistema rítimico). Los brazos
están ligados al corazón, y el vórtice del centro cardíaco se expresa directamente a través de ellos
y de su extremo distal: las maravillosas manos del hombre, que como modelo arquetípico de lo
humano han servido para cambiar la faz de la Tierra... para bien o para mal.
Cada una de estas tres manifestaciones anímicas (pensar, sentir y querer) necesitan de una or-
ganización física o sistema que les permita expresar su verdadera naturaleza:
• La fuerza del pensar requiere de un verdadero espejo para reflejarse en el m u n d o . Lo ideal se-
ría un cristal inerte. Lo más cercano dentro de la organización humana y que menos obstáculo
ofrece a su luz lo constituye el frío, la quietud y la escasa vitalidad del polo neurosensorial.
• La fuerza de la voluntad, como impulso puro, necesita nutrirse de la combustión de las sus-
tancias, del calor y de la movilidad de la sangre para actuar. Por eso encuentra en la vitalidad, el
calor y el movimiento del polo metabólico motor su medio idóneo.
• El sentimiento vive en el rítmico desplazamiento entre dos polos: la simpatía y la antipatía;
solamente puede hallar este modelo fisiológico en el sistema rítmico.
Por lo tanto, la correlación horizontal es la siguiente:

El sistema r í t m i c o ASPECTO FISIOLÓGICO se expresa en el CUERPO

La actividad del sentimiento ASPECTO ANÍMICO se manifiesta en el ALMA

El estado de subconciencia ASPECTO ESPIRITUAL es patrimonio del ESPÍRITU

Para finalizar, a continuación realizamos u n resumen de la estructura ternaria del Cuerpo Físi-
co que acabamos de describir; asimismo, haremos una síntesis de la estructura ternaria del Alma
y el Espíritu:
• El Cuerpo Físico viviente (la corporalidad) presenta sus tres sistemas perfectamente ínter-re-
lacionados desde el punto de vista anátomo-fisiológico:
1) El sistema neurosensorial, que abarca toda la estructura del sistema
nervioso y la organización sensorial. No existe ninguna
2) El sistema rítmico, que incluye en una unidad funcional a las dos
organizaciones rítmicas humanas: el sistema respiratorio y el cardiocir-
culatorio. emoción sin una
3) El sistema metabólico motor, que comprende al sistema digestivo,
glandular y reproductivo, como asimismo a todas las manifestaciones
motoras: metabolismo, regeneración y movimiento.
modificación de la
• El A l m a es la sede de las tres actividades que denominamos "fun-
ciones psíquicas" y que constituyen una parte de lo anímico:
respiración y circulación.
1) El pensamiento; y todas las actividades relacionadas: memorizar, imaginar, evaluar, calcular, clasi-
ficar, idear, concebir, planear, razonar, comparar, etc. Se expresa a través del polo neurosensorial.
2) El sentir; sentimientos, emoción, sensibilidad, todo el espectro posible de simpatía y anti-
patía, atracciones y rechazos, expansión y contracción, alegría y dolor. Se expresa a través del sis-
tema rítmico.
3) La voluntad; el acto de querer hacer. Pero u n querer y desear profundo e instintivo, el impulso
a crear y vivir, o a destruir y morir; la fuerza secreta y original que nos mueve desde las profundida-
des, desde ese fondo común humano y cósmico. Se expresa a través del polo metabólico.
^ INTRODUCCIÓN

• El Espíritu es el depositario de aquello que concierne a los tres estados de conciencia; pertenece a
un plano que trasciende la realidad física y que requiere cierta metodología para ser vivenciado:
1) Conciencia de vigilia: es el estado normal del hombre, el de estar despierto (haciendo la salvedad
de la enorme diferencia cualitativa que existe entre los seres humanos en cuanto al "estar despierto").
2) Conciencia de sueño (soñar): subconciencia, es el mundo anímico en sí, la manifestación del mun-
do anímico-espiritual durante la vida humana; u n estado crepuscular donde la realidad presenta una
manera particular de imágenes muy vividas que fluyen y se interpenetran en u n lenguaje simbólico
profundo. Al pretender asir la realidad desde el estado de vigilia (esto es, mediante la memoria que de-
be ejercerse a través de la sustancia física del cerebro humano), en pocos instantes se desvanece.
3) Conciencia de sueño profundo (sin sueños): es el estado de semiconciencia o inconsciencia total
a la que la entidad anímico-espiritual se retira cada día para disponer de fuerzas renovadas, que serán
consumidas con creces en el diario vivir por el organismo físico-etéreo. (Aclaramos que el estado de con-
ciencia de sueño profundo que aquí se menciona involucra los estados de semiconciencia e incons-
ciencia correspondientes a los estados de antiguo Saturno y Antiguo Sol. Ambos son descriptos en "Cos-
mogonía", punto incluido en "El proceso biográfico", segunda parte de este libro.)

f|P|j PENSAR Conciencia de vigilia


O PENSAMIENTO CONCIENCIA

gjli SENTIR
O SENTIMIENTO
Conciencia de soñar
...SUBCONCIENCIA : Y
tirtftt QUERER " Conciencia de sueño profundo
O VOLUNTAD SEMICONCIENCIA í ¡NCONOENCIA

OTROS CONCEPTOS ANTROPOSÓFICOS

CUERPO Y MUNDO FÍSICO: El cuerpo es aquella entidad que le permite al hombre entrar temporaria-
mente en contacto con los objetos que lo rodean a través de sus percepciones sensoriales -sentidos- y
también a través de su propia existencia corporal.
Las sustancias del mundo exterior integran el cuerpo y las fuerzas de este mundo actúan tam-
bién en él.
El mundo físico o mundo exterior es aquél que se nos revela por los sentidos; es aceptado per se, tal
como nos es dado, y constituye un hecho en sí mismo.

A L M A Y MUNDO ANÍMICO: Alma se denomina a la entidad que permite unir las cosas externas a nues-
tra propia existencia. Mediante el alma se conservan las impresiones recibidas de los objetos constitu-
yendo cada uno su mundo propio. Lo anímico es u n campo inaccesible a la percepción corporal.
El mundo anímico está constituido por las impresiones que recibimos de los objetos. Son las sensa-
ciones de agrado o desagrado, placer o disgusto, alegría o dolor; o sea, los sentimientos que se despier-
tan en nuestro mundo interior o mundo anímico.

ESPÍRITU Y M U N D O ESPIRITUAL: Espíritu es la esencia de la Individualidad. Es la entidad que permite


reflexionar sobre la percepción y los actos, y mediante este proceso adquirir conocimiento.
Únicamente puede el hombre formarse un concepto justo de sí mismo si adquiere conciencia en su
propio Ser de la importancia de la facultad del pensar. Mediante el espíritu el hombre puede captar los
impulsos ético-morales superiores que guían a la humanidad hacia lo verdadero, lo bueno y lo bello.
El mundo espiritual consiste en los conocimientos que adquirimos de los objetos: las leyes que rigen
los fenómenos de la naturaleza, los secretos de la existencia y el íntimo contenido que hace a los ob-
jetos mismos.

INTELECTO Y RAZÓN: Nuestro pensar debe cumplir una doble tarea


OTROS CONCEPTOS

ANTROPOSÓF1COS

• crear conceptos de contornos agudos -intelecto-


• reunir los así creados conceptos individuales para formar un Todo armonioso -razón-.
La primera es una actividad discerniente. La segunda es sintética. Ambas constituyen las activi-
dades del espíritu. Vamos a citar sus diferencias:
El intelecto, por sí solo, no puede superar el estado de la separatividad. Por otro lado, es la acti-
vidad imprescindible para que el pensar emerja del caos.
Esta actividad del intelecto se denomina "discernimiento" y se encarga de establecer las diferen-
cias, de separar o discriminar (causa y efecto, mecanismo y organismo, espíritu y naturaleza). Crea
conceptos, pero no capta la u n i d a d .
La razón es la capacidad de percibir ideas. A la razón le corresponde superar la dualidad plantea-
da por el intelecto y relacionar los conceptos creados por él, demostrando que aquellas cosas sepa-
radas constituyen una íntima unidad. Conduce a la manifestación de la unidad superior de los con-
ceptos intelectuales, que en sus creaciones el intelecto ya posee pero sin lograr percibirlos. Es la
esencia de la síntesis.

CONCEPTO: Es el pensamiento i n d i v i d u a l t a l como lo fija el intelecto. I i <i


Cuando diversos pensamientos aislados se expresan y fluyen activamen-
te enlazándose unos con otros, se generan entidades que sólo pertenecen La esencia del pensar
al ámbito de la razón y que no son asequibles por el intelecto. Para la ra-
zón, los productos del intelecto renuncian a su existencia particular y só-
lo siguen viviendo como una parte de la Totalidad. A estas creaciones de
es penetrar
la razón las denominamos "ideas".
La separatividad es un estado creado artificialmente. Para nuestro lo que se esconde
conocimiento es un p u n t o transitorio, no definitivo. El hombre que
sólo concibe la realidad intelectualmente se distancia de ella, y como
la misma en verdad es una unidad, él debe colocar en su lugar una tras el mundo
multiplicidad y diversidad que no tiene nada en c o m ú n con la esen-
cia de la realidad.
En estos planteos se origina la disonancia entre la ciencia de carácter
meramente sensorio.
intelectual y el corazón humano. Aquellos cuyo pensar no se haya desa-
rrollado a tal punto que puedan formarse una concepción armoniosa del
mundo para captarlo con claridad conceptual, son capaces no obstante
de sentir la íntima armonía del Universo. A ellos les da el corazón lo que
la esencia del sentir
es su constante cambio
al hombre científicamente ilustrado le ofrece la razón.

EL PENSAR: El pensar es una capacidad del alma humana destinada a per-


cibir hechos más elevados que aquéllos que pueden captar los órganos de
los sentidos. La tarea del pensar es penetrar lo que se esconde tras el m u n -
do meramente sensorio. La esencia de
La percepción sensorial nos da u n aspecto de la realidad; el otro aspec-
to se encuentra en la concepción pensante del mundo. El pensar es el i n -
térprete que permite comprender el aspecto exterior de la experiencia. la voluntad es
La esfera del pensar es únicamente la conciencia humana. Es el pensar
una actividad espiritual por la que el ser humano participa de una reali-
dad inmaterial: el mundo de los conceptos.
la fuerza de la acción
EL SENTIR: LO esencial es su constante cambio; el sentimiento vive en el desplazamiento rítmico
entre dos polos: simpatía-antipatía, atracción-rechazo, alegría-pena (sistema rítmico).
La sensación, o capacidad de sentir, surge en el alma cuando el deseo que emerge del oscuro m u n -
do instintivo del polo metabólico motor se encuentra con la percepción sensorial que desciende
desde lo alto del polo neurosensorial.

LA V O L U N T A D : ES el acto volitivo, la fuerza de la acción. Es el desarrollo de la capacidad de hacer


cosas. Es el despertar de la inteligencia práctica de los miembros, o voluntad durmiente.
La actividad artística es de capital importancia en la infancia para el desarrollo de las fuerzas vo-
litivas. Lo creado mediante el modelado, el dibujo, la pintura, el trabajo con telas, madera o me-
tal, se transforma en un espejo de la Individualidad propia que se expresa transformando el am-
biente. La resistencia de los materiales y la necesidad de esfuerzo para vencerla y transformarlos
creativamente es u n gran impulso para la formación de la voluntad.
INTRODUCCIÓN

E L HECHO D E CRISTO

"El Ser que describimos como el Ser de Jesucristo (en la medida en que es posible a nues-
tro entendimiento humano, en la actualidad, describir su Ser) es tan grande, tan infinito, y
tan poderoso, que de tal consideración no puede resultar ninguna conclusión que nos facul-
te para decir en forma unilateral alguna, quién era Jesucristo y lo que su Ser significa para
el alma y el espíritu de todo individuo humano." (Rudolf Steiner)

• El c o n o c i m i e n t o p r o f u n d o del Hecho de Cristo es la piedra angular de la Antroposofía.


• No se debe c o n f u n d i r la imagen de Jesús, portadora del Cristo, con el Cristo m i s m o .
• Las Individualidades de Zaratustra y del Buda constituyeron a los tres miembros infe-
riores del hombre Jesús, que albergó en sí m i s m o al Cristo c ó s m i c o , al Dios encarnado.
• El significado de la encarnación del Principio Crístico en Jesús Nazareno durante el bau-
tismo en el J o r d á n trasciende todas las religiones, razas o nacionalidades y trajo consecuen-
cias decisivas para la h u m a n i d a d .
• El Impulso Crístico aporta al hombre la posibilidad de encontrar a Dios en el centro
de su propio Yo, otorgándole la fuerza equilibrante del Karma.
... "Si quieres saber dónde se te puede revelar la fuerza divina que anima el mundo contempla a
tu Yo, porque es a través de tu Yo que Dios te habla." (Rudolf Steiner)
• El Misterio del G ó l g o t a es la causa profunda de una metamorfosis del alma h u m a n a . A
partir de allí, el propio Yo puede alcanzar u n c o n o c i m i e n t o claro de lo d i v i n o , de lo espiri-
tual a lo cual pertenece el n o m b r e , que le permitirá vislumbrar el sentido de su propia exis-
tencia.
• La sustancia del Impulso Crístico es el ascenso de la conciencia humana a la conciencia
Divina.

Teniendo en cuenta el pensamiento básico de Rudolf Steiner vamos a tratar de esbozar


una a p r o x i m a c i ó n al Hecho de Cristo desde los cuatro Evangelios:
1. En el Evangelio de San Juan recibimos u n destello del Ser D i v i n o a través de la sabi-
d u r í a suprema. Allí dice "Yo soy la luz del m u n d o " .
2. Del Evangelio de San Lucas emana el sacrificio supremo y la posibilidad del mayor re-
n u n c i a m i e n t o , fuente de toda c o m p a s i ó n y a m o r : "Perdónalos, Padre, no saben lo que ha-
cen" y "Padre, en tus manos encomiendo m i Espíritu".
Las prédicas terrenales de Zaratustra (compasión) y de Buda (amor) se v i e r t e n en la i n -
mensa corriente del Cristianismo. Las dos Individualidades se unen místicamente en el mis-
m o cuerpo de Jesucristo.
3. Del Evangelio de San Marcos se irradia el Poder de Cristo:
- Todo cuanto en la Tierra se comporte como fuerza o poder.
- La potencia creadora que palpita en el m u n d o .
- Todo el c o n j u n t o de fuerzas naturales y espirituales que impregnan a todos los seres y
a todos los Reinos del universo.
- La Fuerza que desarrolla el Poder mediante el cual todo puede realizarse.
Si podemos acercarnos a la c o m p r e n d e n , o en todo caso a la i n t u i c i ó n de las ideas i m -
partidas a la Tierra, como p e n s a m i e n t o d i v i n o del Cristo al acercarnos al Evangelio de San
Juan...
Si podemos llegar a sentir el cálido aliento del a m o r capaz de sacrificarse a sí m i s m o ,
cuando el contenido del Evangelio de San Lucas fluye d e n t r o de nuestro ser...
Si podemos i n t u i r la presencia de una Fuerza universal como impulso v o l i t i v o de todo lo
existente al acércanos al Evangelio de San Marcos...
EL CRISTO

... Entonces estamos alcanzando u n cierto espacio de conciencia que nos permite atisbar
que los p e n s a m i e n t o s , los s e n t i m i e n t o s y la v o l u n t a d del Cristo constituyen la esencia de
la manifestación del Yo en el alma humana (pensar, sentir y querer).
Todo lo existente es una irradiación de Fuerzas Divinas.
Es una profunda D o n a c i ó n de Sí de aquellas entidades sublimes que denominamos Je-
rarquías Espirituales.
4. ¿Y qué sucede cuando vemos al Cristo a través del Evangelio de San Mateo? Se nos pre-
senta u n cuadro de u n Jesús-Hombre, nacido en el seno del antiguo pueblo hebreo, en una
familia m u y respetuosa de sus tradiciones. A través de esta imagen conoceremos la vida, la
historia y el destino h u m a n o . Es u n armonioso retrato de la perfección h u m a n a . De tal
m o d o podemos acercarnos a la Personalidad de C r i s t o , Ser D i v i n o que se expresa en el
Ser H u m a n o J e s ú s .

Dadas las características de este libro, estimarnos innecesario profundizar más nuestra
descripción introductoria aun cuando queden sin citar muchos conceptos antroposóficos,
varios de ellos de dificultosa explicación en un espacio materialmente limitado. No obs-
tante, a propósito de los distintos temas que abordaremos, de aquí en más se irán desple-
gando otros en su correspondiente contexto; tanto es así que se encontrarán reiteraciones,
en las que hemos incurrido expresamente en beneficio de una mejor comprensión.
Para la realización del propio trabajo biográfico, se ha incluido un cuestionario com-
puesto por preguntas específicas al final de cada septenio.
En las últimas páginas anotamos direcciones de distintas entidades antroposóficas; asi-
mismo los datos personales del autor, a quien el lector interesado podrá dirigirse con refe-
rencia a los temas aquí tratados.
"CADA VEZ

LA D I V I N A N A T U R A L E Z A SE MANIFIESTA

D I V I N A M E N T E A TRAVÉS D E L O S H O M B R E S ,

ASÍ, E L LINAJE ANHELANTE

LA C O N O C E D E N U E V O . "

FRIEDRICH HÓLDERLIN

"EL V E R D A D E R O VIAJE D E DESCUBRIMIENTO

NO CONSISTE EN BUSCAR

N U E V O S PAISAJES, S I N O E N T E N E R

NUEVOS OJOS."

MARCEL PROUST
* -
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PRIMER SEPTENIO (o A 7 AÑOS)

71 SEPTENIO DEL CUERPO FÍSICO


SU C O N S O L I D A C I Ó N Y R E E S T R U C T U R A C I Ó N

72 EL NACIMIENTO FÍSICO

72 POSTURA ERECTA.

73 HABLAR.

76 PENSAR

76 EL DESARROLLO DE LOS SENTIDOS


Y LA PERCEPCIÓN SENSORIAL

77 ENFERMEDADES INFANTILES
USO D E SUSTANCIAS T E R A P E U T I C A S

NATURALES Y ARTIFICIALES
1
MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y ANTROPOSOFIA

80 CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO

81 RIESGOS Y OPORTUNIDADES

a FUERZA PLANETARIA

Y METAL CORRESPONDIENTE

ASPECTO MITOLÓGICO

PREGUNTAS DEL PRIMER SEPTENIO


(O A 7 AÑOS)

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PRIMER SEPTENIO (0 A 7 ANOS)

SEPTENIO D E L CUERPO FÍSICO


S ü CONSOLIDACIÓN Y REESTRUCTURACIÓN

Para encarar profundamente el primer septenio de vida debemos remontarnos, sucesivamente, a la


aparición del Cuerpo Físico en el mundo (parto), a su conformación orgánica (período embrionario), al
instante de la concepción (embarazo), y al estado prenatal. En este último y particular estado es don-
de nos encontramos verdaderamente con la esencia del hombre, donde se hallan contenidas las incóg-
nitas de cada devenir humano, de cada encarnación física.
La futura madre es quien primero advierte (no siempre conscientemente) la presencia "en sí misma"
de otro Ser; el momento del descenso espiritual de ese Ser, situación previa a su consolidación mate-
rial. Muchas veces resulta inmediata la percepción del instante mismo de la concepción, aunque, a de-
cir verdad, la madre recibe anteriormente varias señales de que ello se avecina. Tales avisos suelen dar-
se durante el sueño o bien fugazmente en la vida de vigilia, y es frecuente también que la madre "re-
ciba" el nombre que deberá llevar la entidad que se está materializando. Respecto de la alimentación
materna, pueden surgir cambios bmscos tanto en la necesidad de alimentos exóticos (antojos, en nues-
tro argot popular) como en los hábitos alimenticios, por ejemplo: ayunar, ingerir solamente vegetales
o bien necesitar una abundante provisión de carnes. Todo este cuadro, que se explica habitualmente
desde un contexto psiconeuroendocrino, es la manifestación física de una entidad espiritual que cau-
sahnente estimula la unión del espermatozoide con el óvulo, protege su logro y comienza a ordenar las
sustancias que deberán integrar la futura corporalidad.
El espíritu humano, presente en el Yo del hombre, es el portador de toda la experiencia acumulada
de encarnación en encarnación y de las necesidades específicas de la próxima vida. En realidad, el Yo
se proyecta a través de la organización yoica en el plano físico para plasmar dichas necesidades en el
código genético humano, y este plano constituye la herramienta biofisicoquímica perfecta para cum-
plir con el destino de cada Ser. Recordemos que el Yo procede de lo eterno y es el último integrante de
ia estructura cuaternaria; es la Individualidad, lo esencialmente humano, lo inédito e irrepetible.
En su descenso, es necesario que el Ser adquiera su organización astral, que le permitirá sentir, vivir
ía sensación, expresar el movimiento y, posteriormente, la conciencia. Esta nueva adquisición (que per-
sistirá mucho más allá de la muerte física) ya trae esbozadas las necesidades espirituales y es portadora
en sí misma de las predisposiciones mórbidas y de determinadas características anímicas. El descenso
espiritual del Ser necesita ahora de una matriz energética y orgánica de sostén, o sea necesita de las
fuerzas plasmadoras de la vida y de las sustancias bioquímicas imprescindibles para desarrollar y man-
tener una vida físico-biológica. El útero grávido es el nido colmado de fuerzas y sustancias preparado
para sostener este proceso; el desarrollo intrauterino presenta la configuración máxima de la sustancia.
Así como el Cuerpo Astral y la organización del Yo confluyen en el mundo físico en la formación de
un nuevo Ser, ahora deben organizarse el Cuerpo Etéreo y el Cuerpo Físico en el seno de la materia. Du-
rante el primer septenio las incipientes fuerzas etéreas del niño están organizando la sustancia vivien-
te de acuerdo con la Idea o arquetipo que vive en el espíritu del Ser. Sólo al cabo de los siete primeros
años el Cuerpo Etéreo adquirirá estructura propia, lo cual marcará el comienzo del segundo septenio.
En el momento del nacimiento, el Cuerpo Físico no está preparado para su cometido. Desde enton-
ces y hasta los siete primeros años es plasmado hasta el fin de las formas. Todo el crecimiento posterior
transcurre según estas formas. ¡Durante el resto de la vida no somos tan creativos respecto del Cuerpo
Físico como lo somos en estos primeros siete años! El cerebro, por ejemplo, específicamente la sustan-
cia blanca que representa la verdadera base física del pensar, termina su conformación en el segundo
septenio.
Este cerebro del primer septenio no sirve aún para ejercer la función del pensamiento en sí, ya que
está trabajando en el plano físico como un poderoso centro de irradiación de fuerzas formativas que es-
timulan el crecimiento y la reproducción celular de todo el organismo. (Es por eso que una perturba-
ción cerebral trae como consecuencia alguna malformación de la figura humana.)
Cuando decimos fuerzas formativas nos referimos a fuerzas espirituales que se irradian desde el Cuer-
po Astral y el Yo a través de la sustancialidad física que denominamos cerebro. Así el Cuerpo Físico pue-
de transformarse en instrumento verdadero del Yo y del Cuerpo Astral.
La acción plasmadora, ejercida desde el polo neurosensorial sobre el Cuerpo Físico, se complementa
con la influencia proporcionada por el medio ambiente a través de los órganos de los sentidos. Las i m -
Ia
PARTE

presiones sensoriales procedentes del mundo exterior ayudan a formar los órganos físico-espirituales,
y surge de aquí una actitud infantil básica: la imitación. Esta imitación raramente es consciente: el n i -
ño es un ser imitativo. Pero no son tan sólo estímulos físicos y anímicos lo que imita, también la i m -
presión sensorial subyacente lleva a una imitación orgánica en la formación del cuerpo.

Cuando nos referimos a órganosfísico-espiritualeslo hacemos en el sentido de la conforma-


ción previa de un organismo etéreo-astral, modelado de acuerdo con el plan que obra en la con-
ciencia del 7o, y cuyo resultado será la manifestación física que acostumbramos denominar "ór-
gano". Siempre hay un corazón o un hígado etéreo-astral soportando la estructura biofisicoquí-
mica estudiada y tratada por la ciencia médica académica.

Las fuerzas espirituales formativas son las encargadas de manifestar la forma en el mundo físico y sólo
se agotan cuando han cumplido totalmente el plan arquetípico individual. En ese momento se meta-
morfosean en otra calidad de fuerzas espirituales y siguen operando en el ser humano. Un ejemplo tí-
pico es aquél de las fuerzas de crecimiento, transmutadas al final de su misión en fuerzas del pensar a
nivel cefálico a partir del segundo septenio.
El psicoanálisis resaltó la importancia de este primer septenio de la vida, pero solamente desde el
punto de vista psíquico. En nuestro caso, apuntamos al desarrollo del profundo concepto científico-
espiritual sobre el que descansa todo un enfoque práctico de la pedagogía y la medicina de orientación
antroposófica.

E L NACIMIENTO FÍSICO

El nacimiento físico marca u n hito fundamental en el proceso biográfico. ¡Cuántas vicisitudes ha de-
bido atravesar este nuevo Ser para decir "aquí estoy"! ¡Cuántas luchas contra las fuerzas de rechazo pro-
venientes de una madre atribulada con su propia historia! La indescriptible aparición de unos islotes
sólidos en medio del mar que los contiene -líquido amiótico-, las primitivas sensaciones de interiori-
dad -formación de cavidades-, la aparición del polo cefálico y del pélvico en medio de una oscura sen-
sación de lo semisólido y líquido... todo va tornando dura la preparación para el pasaje, para la sali-
da... Pero, realmente, "¿quiero salir"?

Parecen repetirse las experiencias clásicas de las ECM -Experiencia cercana a la muerte- pero
en otro estado de conciencia denominado, en términos psicológicos, inconsciente. Porque en
este momento, el del nacimiento, se halla presente también el túnel oscuro y la luz al final, pe-
ro la conciencia es corporal; en la ECM la conciencia es extracorpórea.

Se produce entonces la separación, la ruptura de la simbiosis, la soledad de la separatividad impresa


en el cuerpo mismo. Se desploma el Ser en una angustia inenanable y el llanto es la consecuencia ob-
via de la explosión de los sentidos... luz, sonido, frío, la manifestación de la gravedad, las contraccio-
nes, la falta de aire... violencia y dolor... ¡Un espíritu ha muerto, un niño ha nacido! Y desde allí mis-
mo, el desarrollo de la sabia contienda entre las fuerzas de la vida -disolución, reproducción y creci-
miento- y las fuerzas de la muerte -endurecimiento, oscificación y mineralización-.
Todo se encamina entonces hacia el cumplimiento de la triple manifestación del Yo encarnado: sos-
tener la columna vertebral alcanzando la postura erecta, desarrollar el habla y ofrecer así una sólida ba-
se para el desarrollo del pensar.

POSTURA ERECTA

En este primer septenio todas las fuerzas anímico-espirituales están sumergidas en lo orgánico. La ac-
tividad está puesta en la creación y en el sostén de todo el andamiaje físico-material. Transcurrirá apro-
ximadamente un año hasta lograr la difícil tarea de erguir la columna vertebral sin apoyos externos.
Éste es el principio de la pérdida de la unidad cósmica del Yo para percibir el mundo exterior separado
del sí mismo interior. Deberán pasar varios meses más aún para superar con seguridad la gravedad te-
rrestre y poder caminar fluidamente, correr y saltar con plena posesión del cuerpo.
El sostén de la columna empieza por la cabeza, aproximadamente a los tres meses. Para alcanzar la
postura erecta la cabeza y el cuello deben ir adquiriendo la necesaria posición de reposo y equilibrio
en lo alto del cuerpo, para que los miembros inferiores desarrollen toda su movilidad y capacidad pa-
ra afrontar la gravedad terrestre.
POSTURA

ERECTA

En este proceso, la visión (coordinación de ambos ojos y la cabeza) cumple u n destacado papel. El
ser humano aprende a dirigirse a u n punto determinado del mundo exterior: explora el mundo que
lo rodea como si lo palpara con los ojos (aparición de la oscura sensación del "acá" y del "allá"). Son
los primeros pasos en el descubrimiento del propio cuerpo y el mundo circundante. Junto con este pa-
pel que juega la visión, el niño aprende a levantar y a bajar la cabeza. Comienza a utilizarla como ór-
gano de orientación.
Cercano el sexto mes de vida ya se ha producido la maduración de buena parte del mecanismo de
sostén de la columna vertebral. Con el logro del trípode formado por ambos isquiones y el apoyo de
cada una de las manos en el suelo, o sea con la postura de sentado, el niño comienza a asir el mundo
entre sus manos.
Cuando se aproxima el noveno mes ya se establece la posibilidad del gateo, que se corresponde con
una actividad del gato (mamífero que integra la lista de los animales llamados domésticos, aquéllos
que el hombre ha decidido escoger en su peregrinaje terrenal). Desde este proceso típicamente animal
el ser humano intentará la sofisticada aventura de erguirse "una vez más". Y no se detendrá allí, sino
que además intentará desplazarse por el planeta con su "nuevo cuerpo". Con el primer paso, en su nue-
vo mundo se ha transformado de criatura en creador.
Si resumimos este proceso, que culmina a los doce meses de vida con el comienzo del caminar, po-
demos decir:
Este es el logro de la Individualidad. El niño ha podido discriminarse del
mundo que lo rodea. ..para ei desarrollo
anímico del hombre
En el curso de este proceso hay atisbos de la metamorfosis, por ejemplo:
el reflejo de marcha y el gateo. En el primer caso, sosteniéndose en posición
vertical y permitiendo que sus pies reciban la impresión del suelo sólido, el
niño articula sus piernas como si intentara la marcha. En el segundo caso,
si lo coleamos decúbito ventral (boca abajo) sobre una superficie sólida,
es fundamental el andar.
también iniciará un esbozo de movimiento que recuerda al gateo.
Si bien estos dos esbozos de reflejos no corresponden al verdadero acto del Si esto falla, faltará
caminar, significan que las fuerzas espirituales provenientes del Yo están ya
presentes en el organismo pero aún no se ha producido la madurez física su-
ficiente para responder a ellas. (En Pediatría se denomina a esto "reflejos de
el control de la vida
inmadurez", porque desaparecen para dar lugar al acto del caminar.)
El proceso de maduración puede ser un ejemplo de la metamorfosis (que
de sentimientos, el uso
describimos en "Cosmogonía" o en "Leyes de la biografía"), cuando se tor-
na necesaria la reunión de lo antiguo con lo nuevo para conjugar la expe- consciente de la memoria
riencia actual.
Los niños que no logran los reflejos posturales no pueden retener impre- y no se producirá
siones sensoriales; su memoria es muy deficiente y desarrollan apenas la ca-
pacidad de evocar recuerdos conscientemente. (Por ejemplo: en el espásti-
co, cualquier estímulo visual o sonoro exacerba sus espamos musculares; v i -
la separación entre
ve absorbido por sus impresiones sensorias y no puede discernir el mundo
circundante de sus propias sensaciones.) el individuo y el mundo.
En síntesis: para el desarrollo anímico del hombre es fundamental el andar. Si esto falla, faltará el con-
trol de la vida de sentimientos y el uso consciente de la memoria; además, no se producirá la separa-
ción entre el individuo y el mundo.
Como corolario, observemos el reino animal y dentro de él a sus exponentes más evolucionados, es
decir los mamíferos superiores: cuando la columna permanece horizontal y la cabeza se presenta co-
mo una continuación de la misma, el Ser sigue formando una unidad con el mundo; sólo puede evo-
car imágenes recordativas. Las impresiones sensoriales lo abruman constantemente con solicitudes de
atracción o de rechazo -simpatía/antipatía-. No se ha producido allí la creación, la separación entre i n -
dividuo y mundo. Por lo tanto no es posible adquirir la facultad del habla n i el pensar.
He aquí una abismal diferencia entre el hombre y el animal.

HABLAR

Hablar es expresar pensamientos por medio de palabras, pero el habla en sí misma es u n misterio cu-
ya comprensión escapa al intelecto racional.
I A
PARTE

El lenguaje humano, que descansa en el principio de la comunicación por medio de símbolos, es al-
go radicalmente distinto de los sonidos guturales (de un felino) o melódicos (de u n canario) prove-
nientes del reino animal. Estos sonidos dan cuenta exclusivamente de los sufrimientos o placeres en
que vive sumergido lo animal, y no presentan ninguna analogía con el habla.
Por lo tanto, hay u n aspecto del lenguaje que permanece ligado a lo animal del hombre y le permi-
te expresar sus emociones y sentimientos. Pero cuando el habla humaniza sus tonos y lo sonoro se une
al poder que anida en el Verbo, se hace posible entonces pronunciar los nombres de todos los objetos
y seres de la Creación.
No obstante, falta aún otro peldaño en este proceso místico de integración del espíritu de la lengua
con la Individualidad encarnada. El hombre necesita algo más que el mero nombrar las cosas: necesi-
ta confrontar la palabra escuchada para comprender, así como también pedir respuestas para satisfacer
sus interrogantes y sentirse reflejado en el otro para reconocerse a sí mismo.
Otra posibilidad para caracterizar al habla es aquélla que la presenta como una expresión del Yo que
no obra solamente desde la conciencia de vigilia (donde se lleva a cabo el pensar), sino que lo hace
desde la región de la conciencia onírica: he aquí el ámbito en el que el Yo habla.
Así como el movimiento se percibe totalmente cuando se ha realizado, así el habla se hace totalmen-
te consciente después de haberse pronunciado.
Es verdad que, en general, el hombre coincide con lo que habla; pero no siempre es así. Hay situa-
ciones patológicas complejas en las que el habla se independiza del control consciente del individuo
y ocupa un espacio virtual por sí misma. También hay otras situaciones o actividades (discursos, opi-
niones o expresiones) en las cuales, cuando el pensamiento fortalecido se eleva a los dominios del es-
píritu, se vierten conceptos que trascienden la intención del expositor.
"Esto es así porque el habla es una entidad independiente de mí, que sigue sus propias modalidades y leyes,
que posee su propio razonamiento, que es activa por sí misma y se enuncia a sí misma, que late en mí como el
hálito que viene y se va; es entidad que se adueña de mi motricidad y la eleva a la región del aparato lingüísti-
co donde entra en contacto con el elemento aéreo; que descansa también en la corriente sangiunea y se extien-
de hasta el oído: hállase entretejida conmigo y sin embargo es distinta de lo que yo mismo soy." (Karl Kónig)
En este sentido es interesante vincular al espíritu de la palabra con el espíritu de la música, y nada
mejor para ello que traer el recuerdo de las nueve musas. De ellas podemos evocar a Calíope, inspira-
dora de la poesía épica, para comprender el habla; y a Euterpe, para comprender la música.
Solamente cuando intuimos el espíritu de la lengua tras lo sonoro podemos acercarnos al verdadero
significado del habla humana. Ella se expresa en tres aspectos que podemos caracterizar como: decir,
nombrar, liablar.
El fenómeno primario consiste en que el hombre manifieste el lenguaje y a través de él exprese sus
deseos, anhelos y sentimientos. Así él se enuncia a sí mismo, se da a conocer: tal la función del decir.
La segunda función del habla es manifestarse a sí misma como entidad espiritual autónoma. Aquí el
lenguaje vive en su propio mundo; se encarga de descifrar los nombres eternos y temporales de los ob-
jetos para que el hombre aprenda a conocerlos. El espíritu del habla conoce la esencia de las cosas y lo
revela al hombre haciéndolo partícipe de su encanto: he aquí el nombrar.
El tercer aspecto le permite al ser humano comprender a los otros seres que hablan y dirigirse a ellos.
El lenguaje se entiende consigo mismo y con el pensamiento; es una verdadera estructura social que
fluye derrumbando los muros que separan a las almas entre sí en el mundo físico. La conversación, el
diálogo, la reflexión, el intercambio de ideas y la oratoria, entre otras modalidades, conforman este
misterioso don humano: el hablar.
K. Buehler, (citado por Kónig en su libro "Los primeros tres años"), caracteriza estos tres procesos de
la siguiente manera:
• En el decir reconoce la manifestación (es la posibilidad del propio Ser de enunciar ante el mundo
quién es)
• Al nombrar le atribuye la presentación (es el mundo revelado al hombre)
• Al hablar le otorga la influencia (fenómeno social del lenguaje)

"El hablar abarca los tres aspectos, pero el liabla es aún más amplia y mayor que el hablar." (Karl Kónig)

El hablar propiamente dicho es una parte integrante del habla, ya que ésta comprende además la fa-
HABLAR

cuitad de escuchar. Por lo tanto, hay una fase sensorial, receptiva, y una fase motriz, expresiva sobre
las que se asienta el desarrollo del habla.
El lenguaje se convierte así en uirente social que liga al niño con el mundo circundante, con los
otros: ahora puede integrarse a la comunidad lingüística como u n miembro más, unirse al mundo des-
de su Individualidad.
Cuando balbuceaba era cosmopolita. A través del decir, nombrar y hablar, se ha tornado ciudadano
de su país.
Hoy se acepta que es el hombre total quien habla; que es él mismo, como ser físico, anímico y espi-
ritual, quien toma parte en la función del lenguaje; que hablando se expresa como persona y recibe,
además, mediante la palabra, respuesta a todos los interrogantes que en este mundo se le presentan a
su espíritu peregrino.
La facultad del habla se manifiesta en el hombre a través del organismo
lingüístico humano; éste presenta una estructura ternaria. En el centro se
encuentra la laringe, maravilloso órgano específicamente humano que fun-
Cuando el niño
ciona como el corazón del sistema. La laringe está dotada de una gran can-
tidad de músculos que brindan una actividad rítmica de compresión y ex- balbuceaba
pansión de la columna aérea, modelando el material sutil imprescindible
para la formación del tono y el sonido. Esta es la región del pasaje constan-
te del aire en su eterno vaivén; se encuentra conectada, por delante, con los
era cosmopolita.
órganos bucales, que son los encargados de moldear los sonidos labiales, pa-
latales, dentales y linguales, origen de las consonantes que pronunciamos. A través del decir,
La cavidad nasal es el resonador que puede subir o bajar el volumen del so-
nido emitido. La laringe se encuentra ubicada entre la región media y supe-
rior de u n conducto aéreo que denominamos tráquea. Este tubo se proyec-
nombrar y hablar,
ta hacia abajo, bifurcándose para originar los dos grandes bronquios, los que
a su vez siguen su misma disposición en forma descendente dando la ima- se ba tornado
gen de un verdadero árbol invertido: el árbol bronquial. Esta peculiar dispo-
sición da por resultado que el aire que penetra nuestra organización corpó-
rea se encuentra al final del camino en presencia de una inmensa superficie
ciudadano de su país...
de contacto con la sangre. La región anatómica anfitriona de este encuen-
tro entre el mundo exterior y el mundo interior, está constituida por infini- hoy se acepta que es
tas celdillas microscópicas llamadas alvéolos, donde una tenue película se-
para el aire inspirado de la sangre. Por lo tanto, parte del aire necesario pa-
ra cumplir la función del habla establece una íntima relación con la sangre
el hombre total
humana a través del pulmón, uno de los dos órganos integrantes del siste-
ma rítmico, base fisiológica del sentir. quien habla; que es él
Sin embargo, el organismo lingüístico presenta otro aspecto curioso: es su
proyección hacia arriba, en busca del órgano de la audición, que representa mismo, como ser físico,
en la función del escuchar la forma complementaria del habla. La columna
aérea, sustento material del lenguaje, se introduce por la trompa de Eusta-
quio en la cavidad del oído medio y allí entra en contacto con el mundo ex-
anímico y espiritual,
terior a través del tímpano y con el mundo interior merced a la ventana re-
donda que comunica con la cóclea. Dentro de ella se encuentra el órgano quien toma parte en la
de Corti, sutil escultura humana que representa la región terrestre de la ana-
tomía, donde el espíritu de la lengua y el espíritu de la música dejan el tes-
timonio de su presencia.
función del lenguaje...
Sintetizando, diremos entonces que el organismo lingüístico presenta esta triple disposición:
• Hacia abajo se extiende a los pulmones, donde la sangre se abre al aire
• Hacia arriba establece contacto con el oído por medio de las trompas de Eustaquio
• En el medio, donde funcionan la laringe y los órganos bucales, se halla entregado al aire que ince-
santemente entra y sale.
A esta estructura anatomofisiológica pertenecen las tres etapas del hablar.
Desde abajo, donde se encuentran la sangre y el aire, se eleva la motricidad y asciende el decir: trans-
fiere los apetitos y deseos, las aspiraciones y las emociones a la región del habla para expresarse dicien-
do. Quedará oculta en ese nivel, durante toda la vida, alguna frase univerbal que el niño suele utilizar
para expresar sus emociones primarias. Cuando exigimos, damos órdenes, regañamos o utilizamos tér-
I A
PARTE

minos ofensivos, así como cuando apetecemos alguna cosa con añoranza o mahumor, la esfera del de-
cir es lo que se expresa. Y lo hace de abajo hacia arriba.
En cambio, de arriba hacia abajo se expresa el nombrar. Del oído a la laringe fluye la posibilidad de
otorgar el nombre. El ámbito del oír es la cuna del sentido verbal descripto por Rudolf Steiner. Allí el
habla revela al hombre la esencia de las cosas, sean ellas objetos, plantas, animales, hombres. Desde
arriba el nombrar fluye al encuentro del decir y se le une sin menoscabo de su identidad.
Por último, el hablar nace de la confluencia del aire con la respiración. De allí entonces que consti-
tuya un elemento social: une, enlaza, teje entre dos entes parlantes, entre hombre y hombre, lleva las
preguntas y respuestas de un alma a otra.
Resumiendo:
• El decir emerge desde abajo hacia arriba (está integrado por las sílabas o frases univerbales)
• El nombrar fluye desde arriba hacia abajo (las palabras constituyen los elementos del nombrar)
• El hablar aparece al final, conformando una unidad. Sin embargo, el hablar también es un elemen-
to autónomo... vive fluyendo hacia afuera con la exhalación (la oración se transforma en la vestimen-
ta del hablar).

Las sílabas, palabras y oraciones ocupan sus respectivas esferas y ponen de manifiesto los vínculos
infinitamente complejos del habla con el hombre.
Rudolf Steiner describe así el misterio del habla:
"La elaboración del lenguaje sólo puede compararse con el trabajo artístico. Así como no exigimos que la imi-
tación del artista corresponda a la realidad, así tampoco podemos exigir que el habla reproduzca aquello que
ha de representar. El habla refleja lo externo en el mismo sentido en que lo refleja el retrato o el artista. Antes
de que el hombre fuera espíritu autoconsciente en sentido moderno, hallábase activo en él un artista que traba-
jaba como espíritu del lenguaje. Nuestro Yo se aposentó en un lugar en el que previamente un artista había ejer-
cido su actividad. Hemos de concebir, con sentido artístico, lo que como espíritu del lenguaje subyace en el que-
hacer humano."

PENSAR

En lo que respecta al pensar, éste se desarrolla en contacto con el acto de hablar. De allí entonces que
en una primera etapa los conceptos se orienten hacia el mundo exterior; son conceptos objetivos: me-
sa, silla, perro, árbol.
La etapa siguiente se caracteriza porque al nombre del objeto se le agrega u n verbo: hermana grita,
perro salta, nene duerme. El mundo externo ya no es registrado como "siendo" sino que se lo concibe
como conjunto de seres que actúan.
En el primer paso el acto de pensar conquista el espacip -objetos extemos-.
En el segundo caso conquista el tiempo -ayer, hoy- ya que toda acción tiene una temporalidad.
La tercera etapa aparece cercana a los 3 años, cuando el niño antepone el vocablo inédito "yo" a la
acción en sí: "yo quiero", en lugar de: "nene quiere". Este es un instante trascendente en la vida de to-
do ser humano. Además, es un punto de partida común para que se almacenen los recuerdos, ya que,
en general, con anterioridad a esta etapa no hay memoria. A este momento particular lo denomina-
mos primera conciencia del Yo.

E L DESARROLLO DE LOS SENTIDOS Y LA PERCEPCIÓN SENSORIAL

Los tres pasos descriptos -caminar, hablar y pensar- constituyen la base de todo el desarrollo poste-
rior del hombre. Recordemos que en esta etapa las fuerzas formativas -anímico/espirituales- están abo-
cadas totalmente a la construcción del organismo físico.
Un principio antroposófico muy importante dice:
"Cuando las fuerzas espirituales han finalizado su labor se desprenden de la materia y pueden ser utilizadas
para otros fines."
Un ejemplo típico ya mencionado: la metamorfosis de las fuerzas de crecimiento en fuerzas del pen-
sar en el nivel neurosensorial cefálico al finalizar el primer septenio de vida. Esta es también la causa
que permite a las fuerzas del Yo, cuando abandonan en parte su tarea física de crecimiento y reproduc-
EL DESARROLLO DE LOS SENTIDOS

Y LA PERCEPCIÓN SENSORIAL

ción del sistema nervioso, operar como fuerzas de conciencia -memoria- y obtener para la Individua-
lidad los primeros recuerdos.
Ya hemos destacado la importancia que tiene, en el niño pequeño, el desarrollo de los sentidos. Sus
órganos sensoriales actúan como verdaderas antenas frente al mundo circundante -tacto, vista, oído,
olfato, gusto, equilibrio-. Todo su cuerpo y su Ser se abren al mundo externo... mamar no constituye
únicamente u n incentivo del gusto sino también el contacto con el pecho materno, su calor y su olor;
las tensiones de la madre, el ritmo de su corazón, sus alegrías y angustias actúan sobre el organismo
infantil.
El ambiente familiar se va a reflejar también en el aspecto orgánico del n i -
ño. Las desavenencias materno-paternas, la presencia de personajes irritan-
tes o la psicopatología familiar, se tornan elementos muy perniciosos para
Las enfermedades
la construcción futura de su Cuerpo Físico. Por el contrario, la dulzura, el ca-
riño y el cuidado pueden ayudar a conformar un organismo sano. Todo el
entorno contribuye a plasmar los órganos. El contacto con elementos natu-
representan
rales, como el agua, la tierra, la arcilla, la madera, el algodón o los metales,
y la presencia de los colores y la buena música, preparan eficientemenre al una posiblidad de
niño para una existencia más plena.
(Durante m i asistencia a parejas embarazadas -como futuro pediatra del cambio para el Cuerpo
hijo- siempre les sugería escuchar música de Beethoven, Mozart o Bach pa-
ra preparar el alma del futuro Ser. ¡Qué diferencia radical supone despertar
los sentidos del niño mediante elementos y formas de la naturaleza, a in-
paco heredado,
tentarlo con el monótono material plástico, las músicas disrítmicas o los so-
nidos y colores agresivos!) la oportunidad de
El niño se halla constantemente en acción y movimiento experimentan-
do el mundo circundante y mejorando paulatinamente la calidad de sus i m -
presiones sensorias. Aprende por imitación, y no es conveniente dirigirle de-
transformación que tiene
masiados reproches ya que esta actitud puede minar su autoconfianza inci-
piente. Esta confianza, básica en el niño, debe preservarse a toda costa por-
que es un valor esencial para su futuro.
la individualidad -el ío-
Resumiendo, también podríamos d,ecir que en este septenio se distinguen
tres etapas:
y que se ejerce a través
• Formación de órganos
• Conciencia del Yo
del o m s i r O calórico
• Desarrollo de órganos de los sentidos. del ser humano.
ENFERMEDADES INFANTILES
USO DE SUSTANCIAS TERAPÉUTICAS NATURALES Y ARTIFICIALES

Las enfermedades representan una posiblidad de cambio para el Cuerpo Físico heredado -genoma hu-
mano-, la oportunidad de transformación que tiene la Individualidad -el Yo- y que se ejerce a través del
organismo calórico del ser humano. (Recordemos que la organización astral se manifiesta mediante el
organismo aéreo y la organización etérea mediante el organismo líquido.) Esto justifica los elevadas es-
tados febriles que puede alcanzar benéficamente un niño; y por ende la cantidad de proteínas que eli-
minará a través de sus enfermedades, especialmente las proteínas formadas por su madre en el perío-
do embrionario.
Mediante este proceso repone su andamiaje proteico, pudiendo así la Individualidad -el Yo- transmu-
tar el aspecto más íntimo de su corporalidad física en directa relación con los elevados fines espiritua-
les que debe alcanzar en cada encarnación.
Generalmente, los actos más inofensivos y amorosos de los padres y el pediatra marginan insospe-
chadamente un cúmulo de posibilidades para que el niño alcance una salud estable en la vida por v i -
vir. Un ejemplo práctico se da en el sarampión: a través de la violenta reacción orgánica producida fren-
te al virus y merced a un cuadro febril intenso, el niño elimina por la piel, el pulmón y el sistema uri-
nario, una parte importante de proteínas originales maternas sustituyéndolas por la propia proteína
signada por la Individualidad actuante -el Yo-. El niño cambia su metabolismo, crece, transforma su
personalidad y se vuelve mucho más estable y saludable que antes de contraer la enfermedad. Las ma-
dres son testigos de estas profundas modificaciones a partir de la convalecencia post-sarampionosa.
I A
PARTE

Esta es la razón por la cual no se puede suprimir impunemente u n cuadro febril infantil con
u n antipirético y menos aún aconsejarlo como prevención de enfermedades. La fiebre en sí es
un complejo proceso físico-etéreo producido por las organizaciones anímico-espirituales, de
enorme relevancia en la vida futura de cada Ser. A partir de estas premisas, otro tema afín es el
que trata la utilidad o la inconveniencia de una inmunización masiva con el fin de detener la
enfermedad, polémica que no cabe desarrollar en el presente trabajo. Diremos, como simple
acotación, que en países con una cultura más evolucionada y en les cuales se tiene en cuenta
plenamente la libertad de elección de las personas, no es obligatoria la vacunación; ésta es una
decisión particular a tomar entre los padres y el pediatra.

Se hace ahora imprescindible explicar cuál es la diferencia entre la supresión de un síntoma inme-
diatamente después de su aparición, y la actitud opuesta que consiste en observar el proceso subyacen-
te para decodificar qué significa dicho síntoma en ese niño.
En el primer caso, se actúa generalmente bajo el miedo "por lo que puede ocurrir", unido a la inge-
nua docilidad con que se aceptan ciertos supuestos de esta era tecnológica, como son aquellos de la ra-
pidez y la eficacia: "Un médico es bueno y el fármaco que prescribe mejor aún cuanto más rápidamen-
te se soluciona el problema suscitado". Esta práctica se denomina "supresión del síntoma"; si la infec-
ción tratada, por ejemplo, aparece nuevamente en el término de dos semanas o un mes, o si se trans-
forma en una otitis o cistitis recidivante, o si una sinusitis se tranforma en una bronquitis... ése es otro
problema.
En el otro caso, la observación del proceso genera un aprendizaje inconsciente en el niño y cons-
ciente en sus padres. En el niño, su Cuerpo Físico aprende a enfrentarse con la agresión bacteriana, m i -
cótica o viral y su Cuerpo Etéreo se torna hábil para manejar su sistema inmunológico -sabiduría del
cuerpo-. En cuanto a los padres, aprenden a observar la maravillosa homeostasis del organismo, su ca-
pacidad de lucha e incluso su agotamiento; aprenden a integrar la predisposición febril natural (hay
organismos que elevan con facilidad la curva térmica y otros que no lo hacen), el grado de incidencia
ambiental en la producción de síntomas, el tipo de regresión que hace el enfermo, o el beneficio se-
cundario de la enfermedad.
En la época en que vivimos, es muy fácil crear u n hijo fármaco-dependiente y es también usual que
debamos iniciar en algún momento un salvataje desesperado. Resultará más sabio evitar desde la n i -
ñez el hábito de consumir sustancias químicas de efectos inmediatos, tipo:
Dolor > analgésico
Resfrío > antigripal
Tos > antitusivo
Fiebre > antipirético o antibiótico
Es muy importante evitar la dependencia psíquica y física de una sustancia química proveniente del
exterior que solucione mágicamente nuestros males, y poder desarrollar, en cambio, la autoconfianza
del niño en su cuerpo y en su alma. Hay que acostumbrarse a templar el organismo del hijo (y el pro-
pio de los padres) frente al dolor, mediante la paciencia y la comprensión; compartir con él los miedos
y confiar juntos en la evolución del proceso. (Esta propuesta se halla a considerable distancia del pla-
cer de sufrir -masoquismo-, de la necesidad patológica de autocastigo o de la resignación frente a la
"voluntad divina".)
La observación del proceso, coherente, adulta, nos indicará también los límites: el agotamiento del
cuerpo y la necesidad de recurrir a una sustancia farmacológica artificial para enfrentar la situación. El
trabajo que sugerimos debe ir acompañado por una asistencia médica idónea, brindada por profesio-
nales que también orientan su propia vida hacia estos postulados arquetípicos de salud.
Cuando me refiero a la espera en sí, que implica la observación del proceso, no quiero decir que al
niño no se le suministren mientras tanto sustancias naturales, dinamizadas o no, para ayudar al orga-
nismo en la lucha contra la enfermedad. Al administrar una sustancia proveniente de cualquiera de
los tres reinos que rodean al ser humano y que ostentan una evolución común -mineral, vegetal o ani-
mal-, se incorpora la propia fuerza etéreo-astral de la naturaleza para estimular o atenuar las respectivas
organizaciones suprasensibles -Ciiapo Etéreo, Astral, Yo-. Estas fuerzas respetan al organismo en lucha y
lo estimulan para que "recuerde lo que sabe".
Por el contrario, cuando se suministra una sustancia química, artificial, que modifica sólo el sustra-
to físico-químico del cuerpo enfermo sin ninguna ingerencia en las verdaderas causas de la enferme-
dad, se le impide al cuerpo ejercer lo que sabe, se lo bloquea, se lo excluye, se lo margina... y la enfer-
MEDICINA PSICOSOMÁTICA

y ANTROPOSOFÍA

medad, que ahora debía manifestarse como tal, se agazapa, gruñe como un animal herido, se retira y
espera la oportunidad de su próxima aparición con toda la violencia que engendra este proceder.
Las pruebas que avalan claramente estas palabras se asientan, a nivel personal, en las experiencias
compartidas con mis pacientes durante treinta años y a nivel general, forman parte cada historia clí-
nica o de cada biografía si examina atentamente sin prejuicios ni dogmatismos de ninguna índole.

MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y ANTROPOSOFÍA

Al decir medicina psicosomática decimos, en este caso en particular, pediatría psicosomática, es de-
cir pediatría: una auténtica dedicación al niño y su mundo, salud y educación incluidas.

A propósito del tema, deseo ampliar aquí u n recuerdo de m i vida profesional que, además
de resultar ilustrativo, me permitirá rendir homenaje a ese inspirado médico, el doctor Flo-
rencio Escardó:
Han quedado m u y atrás (década del "60) los días brillantes de la Sala X V I I del Hospital de
Niños "Ricardo Gutiérrez", de Buenos Aires, con el profesor Escardó. Esa época vivida como
una verdadera luz, todavía hoy es para mí u n faro encendido en medio del cientificismo ca-
da vez más rígido y con tal superespecialización que agobia. En aquel espacio del que hablo
se luchaba por unir ei conocimiento científico con el saber psicológico para trabajar una To-
talidad: el niño, la familia y la sociedad. Existía entonces una escuela para padres, para aque-
llos que necesitaban canalizar sanamente, y n o a través del hijo, sus miedos, ansiedades o
angustias. Así se les proporcionaban nociones básicas respecto de temas tabúes: la sexuali-
dad, el amor, la pareja, el dinero. Se les enseñaba a reconocer al niño sano; para eso era i m -
prescindible visitar salas de cirugía, de rehabilitación, pulmotores... o sea reconocer a los n i -
ños realmente enfermos.Como parte del programa de Extensión Universitaria, los estudian-
tes de Medicina que cursaban pediatría en esa cátedra debían concurrir regularmente a v i -
llas de emergencia y cumplir en ellas parte del trabajo específico. Los médicos aprendían a
tratar al niño sano y n o solamente al niño enfermo. Se dictaban clases de pediatría de con-
sultorio privado; se analizaban recetas de distintos profesionales tratando de comprender el
criterio que las sustentaba.

Aquel espacio era, en f i n , . u n valioso semillero. Personas relacionadas con esa corriente h i -
cieron algunos intentos pedagógicos para crear lugares -pequeños colegios- donde impartir
una enseñanza distinta a aquellos niños cuyos padres estuvieran buscando otros horizontes.
Por aquella época para mí no había diferencia entre lo religioso y lo espiritual... todo sona-
ba más o menos igual a mis oídos. Se agregaba, además, u n prejuicio: la desvalorización de
quienes postularan una cierta idea de la realidad apoyados en una tesitura emanada de la re-
ligión ya que lo religioso o lo clerical pertenecían, exclusivamente, a u n contexto político.
Y bien, ¿cuál es el nexo entre esa recordada pediatría de la persona y la familia con la An-
troposofía? El vínculo entre ambos enfoques se produjo cuando, transcurrido ya el tiempo,
el doctor Florencio Escardó me pidió conocer acerca de la Antroposofía. Tuve así, en sus úl-
timos años, el privilegio de asesorarlo y transmitirle las bases de la Ciencia Espiritual; él h i -
zo luego experiencias con preparados de medicina antroposófica en su propia persona y a
posteriori con sus pacientes. Así como su espíritu inquieto, no convencional, había incur-
sionado en la Homeopatía, la Acupuntura y la Osteopatía, descrubriría al final de su vida la
importancia del camino antroposófico.

En la Antroposofía convergen la medicina del Cuerpo Físico -la enferme-


dad-, la psicopatología -trastornos anímicos- y la problemática espiritual. En
nuestro ámbito adquiere un significado particular la interrelación pedago-
...encontrar
gía-medicina. Una correcta actitud pedagógica no sólo enseña, sino que
también cura. El pedagogo de orientación antroposófica ayuda a ordenar y la estrategia adecuada
armonizar las fuerzas vitales y espirituales del niño, y prepara un adulto más
sano para enfrentarse a sí mismo y al mundo. para enfrentar
En cuanto al médico de orientación antroposófica, su responsabilidad
consiste en encontrar la estrategia adecuada para enfrentar la situación del
paciente en los tres planos:
la situación del paciente
• En el plano físico: la confrontación con las manifestaciones físicas de la
enfermedad y sus repercusiones anímicas (tipo de proceso mórbido: agudo,
en los tres planos.-físico,
crónico, invalidante, terminal, etc.)
anímico y espiritual.
l l'ARTE
y

• En el plano anímico: las características de personalidad, de grupo familiar, verdadera necesi-


dad de ayuda, el deseo de curarse, la conciencia de enfermedad, etc.
• En el plano espiritual: tratar de comprender la enseñanza que brinda la enfermedad, cuál es
el sentido de la vida, un primer análisis de la biografía, la causalidad del encuentro médico-pa-
ciente y, si es que existen, guiar las inquietudes de conocimiento trascendente. Un buen proce-
so de desarrollo espiritual siempre constituye una excelente terapia.

CARACTERÍSTICAS GENERALES D E L SEPTENIO

Hay u n ideal básico que caracteriza a este septenio: la bondad.


¿Qué significa este concepto en términos antroposóficos?
Significa que el niño viene de u n mundo bueno, natural, celestial, e invita al adulto a dar lo
mejor de sí, lo más bueno. La bondad se halla impresa en ese cuerpecito y necesita recibir bon-
dad como alimento. La bondad es algo corpóreo ya que el Cuerpo Físico se ha materializado en
este mundo a través de la sustancia espiritual.
El Ser necesita, en esta nueva encarnación, expresar esta realidad y debe, como u n verdadero
ejercicio espiritual, aprender a respetar y agradecer:
Respetar, con una actitud religiosa, la creación: la piedra, el vegetal, el animal, la naturaleza.
El concepto de actitud religiosa se refiere a estimular el desarrollo profundo de la devoción y la
reverencia que late en cada ser humano.
Agradecer: el aprendizaje del agradecimiento es terrenal; se realiza a través de u n cuerpo físico
que modifica la percepción espiritual de la realidad lo que proporciona una infinita sabiduría.
El n i ñ o que vive en sí, plenamente, la b o n d a d , se transforma en el anciano que puede
bendecir.
En este septenio también se lleva a cabo el desenvolvimiento de la voluntad, y esto se logra me-
diante la acción y el desarrollo del polo metabólico motor.
Los ejercicios físicos deben contemplar el trabajo individual, como asimismo las rondas y los
saltos; también el movimiento acompañado por la música y la palabra, como lo hace la euritmia.
Esta es la etapa de la imitación: la imitación sana de un oficio -tareas artesanales- y la imita-
ción de una actitud correcta. Es importante que el niño vea, que perciba, que desarrolle sus sen-
tidos y conforme así u n Cuerpo Etéreo sano para el próximo septenio.
Frente a situaciones difíciles debemos armonizarlos y tratar de que se amen entre sí -especial-
mente los más pequeños-.
El desarrollo del pensar se caracteriza ahora por la percepción, así como la voluntad se manifies-
ta por el instinto.
Son estos los años de la maduración fisiológica.
El aprendizaje es, en gran medida, inconsciente, y la a c t i t u d general es, ya lo d i j i m o s , la
imitación.
El desarrollo de capacidades se caracteriza por el caminar, el hablar y el pensar, ya descriptos
anteriormente.
En lo concerniente a la fantasía, en esta primera etapa la denominamos fantasía creadora acti-
va. Se llama así al resplandor del mundo espiritual que el nuevo Ser trae consigo al dar los pri-
meros pasos en esta nueva experiencia de vida. En el mundo espiritual se vive la vida tal cual allí
es. El mundo de los arquetipos es una realidad vivida que el nuevo Ser debe cotejar a cada ins-
tante con el m u n d o físico circundante. El niño descubre aquí en la Tierra los resultados físicos
de aquellos arquetipos. Para el pequeño, el mundo espiritual del cual proviene es una absoluta
realidad y jamás una realidad fantasiosa o fantástica. De ahí que el nombre fantasía creadora ac-
tiva señale el proceso de adaptación del niño a su nuevo estado. Lo que denominamos "fantasía
fantasiosa" está dado por las asociaciones de percepciones recibidas por el n i ñ o y que no se en-
cuentran en la realidad física.
Aunque cada ser humano sea un viejo peregrino de la vida, en cada nueva encarnación es u n
niño bueno y pleno de asombro ante una realidad incierta; y debe luchar denodadamente con-
tra dos obstáculos desconocidos: un cuerpo nuevo y u n viejo planeta transformado.
RIESGOS Y

OPORTUNIDADES

Así se entiende por qué, en esta etapa, el niño debe recibir abrigo, calor, protección y cuidado,
y también por qué resulta tan destructiva la frialdad, el abandono" y la indiferencia.
Frente al ideal básico de la bondad, que caracteriza al septenio, el niño debe desarrollar la virtud
básica: predisposición a la gratitud. Para ello necesita generar la confianza en sí mismo, tarea ine-
ludible e irrenunciable de padres y maestros.

En este primer septenio


RIESGOS Y OPORTUNIDADES

En el primer septenio los riesgos y oportunidades están relacionados


con la conducta de los padres y con la de los maestros.
Tratemos ahora de efectuar u n recordatorio de las actitudes paternas
predominan las fuerzas
que pueden velar por la salud del niño o empujarlo -muchas veces i n -
conscientemente- hacia un laberinto de complicaciones. lunares, y son por
Respecto de las enfermedades infantiles y en especial del cuadro fe-
bril que generalmente las acompaña, debemos aprender a observar al
n i ñ o desde el nacimiento mismo. Reiteramos lo dicho anteriormente: excelencia las fuerzas
esta es una labor que será compartida con el pediatra, quien deberá
guiar a los padres enseñándoles a diferenciar u n cuadro realmente pe-
ligroso (como una estenosis de píloro, una patología abdominal aguda
de reproducción y
o una hidrocefalia), de u n cuadro febril infantil con vómitos repetidos,
inapetencia, anginas o cualquiera de los síntomas típicos de u n ser h u -
mano que transita sus primeros años de encarnación físico-corpórea.
crecimiento; son
De un Ser que debe, además de sus cuerpos suprasensibles, estrenar una
nueva manifestación del planeta, de la naturaleza, las transformaciones
de la cultura, una nueva familia y m u y especialmente sus nuevos pa-
las responsables de
dres. Cobijados los padres y el pediatra bajo el manto de una profunda
actitud médico-espiritual, podrán orientar sus conductas en la preven- guiar específicamente
ción de enfermedades, en la alimentación o vacunación.

Así como el tema de las enfermedades infantiles es muy importante, el desarrollo de


también lo es el hecho de lograr la autoconfianza, o confianza básica
del niño.
Recordemos, además, que nuestro hijo está plasmando sus órganos y
dos sistemas: el aparato
que este proceso debe resguardarse mediante:
- una sana alimentación genital y el cerebro.
- un sueño apacible
- percepciones sensoriales no distorsionadas -intelectualidad precoz, estímulos visuales o acús-
ticos violentos, etc-
- presencia constante de lo rítmico en el aprendizaje, en los juegos y en las actividades
sociales
- comportamiento moral
La indiferencia familiar o escolar frente a estas necesidades básicas puede ocasionar serios dis-
turbios en la conformación de los órganos, y el desvío de las fuerzas formativas necesarias para
este trabajo puede determinar órganos frágiles que sucumbirán más tarde a procesos de enveje-
cimiento (como la esclerosis).
Es menester que los padres que no han tomado conciencia, que no se han preparado previa-
mente para el advenimiento de u n hijo, realicen, cuando se encuentran biológicamente en esa
instancia, una metamorfosis en sus sentimientos, hábitos, pensamientos..., para tratar de no da-
ñar a ese Ser tan profundamente ligado a sus propios destinos.

FUERZA PLANETARIA Y E L METAL CORRESPONDIENTE

Al describir la fuerza planetaria preponderante en el septenio no debe suponerse que es la úni-


ca fuerza que actúa, ya que las llamadas fuerzas planetarias son, en la Antroposofía, las fuerzas es-
pirituales que actúan sobre todo lo existente.
En este primer septenio predominan las fuerzas lunares, y son por excelencia las fuerzas de re-
producción y crecimiento. Estas inmensas fuerzas de reproducción celular que guían la forma-
I A
PARTE

ción del huevo fecundado se atenúan a medida que llegamos al séptimo a ñ o de vida; son las res-
ponsables, además, de guiar específicamente el desarrollo de dos sistemas: el aparato genital y el
cerebro.
Aquí se manifiestan las dos caras de la luna:
- el proceso de vida, expresado en la extraordinaria fertilidad de la espermatogénesis o la rique-
za nutritiva del óvulo, corresponde a su cara brillante (como u n espejo);
- su cara oculta y oscura se proyecta en la configuración del cerebro humano, la organización
que ostenta la menor vitalidad de todo el Cuerpo Físico, la mínima necesaria para subsistir y cum-
plir la misión espiritual trascendente: el pensar. Este es el proceso de muerte lunar, que también re-
cuerda el origen cósmico de la Luna como una excrecencia de la Tierra. Si ahondamos aún más,
observamos que así como la luna refleja la luz solar, el cerebro refleja los pensamientos y las per-
cepciones.
En este primer septenio se da el nacimiento de la Luna dentro del cerebro humano: ...la for-
mación de la sustancia blanca es u n proceso lunar.
Nos referiremos ahora al metal correspondiente al septenio: la plata (argentum). Es aquí donde
la cosmovisión de Rudolf Steiner se materializa en nuestro quehacer cotidiano. El uso de la pla-
ta -fuerzas lunares cristalizadas- sometida a los procedimientos alquímicos que Steiner señaló,
produce sus efectos físicos, visibles y comprobables en el ser humano. La medicina de orienta-
ción antroposófica hace uso de estos preparados desde principios de siglo.
El argentum está relacionado con todos los procesos regenerativos, multiplicación celular e i n -
corporación de sustancias del mundo exterior al organismo.
(Cuando se habla de absorción de sustancias no debe pensarse solamente en sustancias n u t r i -
tivas que llegan a través de la mucosa intestinal, sino también las presentes en el aire y que pe-
netran por los alvéolos pulmonares, y en las percepciones que se reciben por los órganos senso-
riales.)
La acción específica del argentum se ejerce sobre el Cuerpo Etéreo para que éste permita absor-
ber al Cuerpo Astral desplazado.
Si imaginamos al Cuerpo Etéreo como una esponja y al Cuerpo Astral como el agua que lo i m -
pregna, podemos decir que la misión del argentum es mantener constante este equilibro. Recor-
demos, además, que cuanto más endeble es la conformación de los cuatro cuerpos -por ejemplo
en el primer septenio-, cualquier susto o agresión recibida produce una expulsión violenta del
Cuerpo Astral -agua- que se desplaza bruscamente de la organización físico-metabólica, quedan-
do el Cuerpo Etéreo -esponja- abandonado a sí mismo y organizando el sistema metabólico de ma-
nera totalmente incorrecta. En este caso, el Cuerpo Astral -agua- actuaría desde afuera sin pene-
trar el Cuerpo Etéreo -esponja- comprimiéndolo y ocasionando la patología correspondiente.
El argentum torna permeable a ese Cuerpo Etéreo que recibiendo al Cuerpo Astral restablece el
equilibrio perdido.

ASPECTO MITOLÓGICO

Espiritualmente estamos en el septenio regido por las


fuerzas lunares, o sea por la Luna -Selene-. Selene fue adora-
da en Roma como diosa lunar, según la tradición desde el
año 182 (a.C). Su templo principal está edificado en el
Aventino, de Roma. Algunos autores la relacionan también
con Diana.
Selene es la diosa griega cuya personificación reúne la
esencia de las fuerzas dominantes en el septenio. Su nombre
viene del griego "selas", que significa resplandor. Fue her-
mana de Eos -Aurora- y de Helios -Sol-; tuvo u n hijo con
Zeus y cincuenta hijos con Endimión. En Grecia no hubo
u n culto marcadamente lunar -excepto en el Peloponeso-,
pero Selene ejerció u n influjo notable en la fe popular por
sus mutaciones, o fases lunares, que se relacionaban con la
Selene, la diosa lunar griega relacionada tam- fecundidad y el nacimiento -proceso de vida- y con la decre-
bién con Artemisa. Fragfnento de cabeza de pitud -proceso de muerte-.
mármol del Siglo VI a C.
PREGUNTAS DEL

PRIMER SEPTENIO

• ¿ C ó m o fuiste llamado, t e n w ías un s o b r e n o m - • ¿ C ó m o era el calor del nido materno?


bre, quién te lo dio? • ¿ Q u é esperaban de t i tus padres?
• ¿ C ó m o fue el parto: natural, i n d u c i d o , a térmi- •¿Tenías explosiones anímicas?
n o , prematuro?
•¿Tenías miedos, envidias?
•¿Fuiste un niño deseado?
• ¿ C ó m o has vivido las prohibiciones y los casti-
• ¿ Q u é edad tenían tus padres c u a n d o naciste? gos?
•¿Te veías m á s parecido a t u padre o a t u madre? •¿Tuviste que sufrir heridas internas y privacio-
•¿Tenían tus padres u otros familiares alguna en- nes?
fermedad especial? ¿ C u á l ? •¿Sentiste la alegría de ser descubridor?
•¿Había enfermedades psíquicas, neurológicas, • ¿ C u á l es t u primer recuerdo?
diabetes, cáncer, tuberculosis, alcoholismo u
• ¿ C u á l e s fueron los acontecimientos más i m p o r -
otras adicciones? ¿ O t r a s enfermedades?
tantes durante este lapso? Enumera los buenos y
• ¿ Q u é nacionalidad, lengua, profesión, tenían tus los malos.
padres?
• ¿ C u á n d o dijiste "yo"?
•¿En q u é paisaje, en q u é casa, transcurrió t u n i -
•¿Sufriste golpes del destino: enfermedades, acci-
ñ e z ? ¿ H a b í a un jardín? ¿Tenías t u propia habita-
dentes, shock, pérdidas?
ción?
• ¿ Q u é importancia tenían los cuentos, historias,
• ¿ C u á l era t u relación con padre, madre y abue-
canciones infantiles, juegos y juguetes, televi-
lo?
sión, dibujos animados, etc.?
•¿Vivían otras personas en la casa?
• ¿ C ó m o viviste el jardín de infantes y el c o m i e n -
• ¿ Q u é lugar ocupas en el orden de tus hermanos zo del primer grado? ¿A q u é edad?
y cuál fue t u relación con ellos?
•¿Eras un niño/niña nervioso, t r a n q u i l o , a t e n t o ,
• ¿ C u á l era el e n t o r n o h u m a n o ? distraído?
• ¿ Q u é costumbres de la familia se han grabado • ¿ C u á n d o e m p e z ó el cambio de dientes?
en t u vida?
• ¿ C ó m o era t u alimentac¡ón?¿Recibiste leche m a -
• ¿ C u á l fue t u lengua materna? ¿ Q u é otros idio- terna, hasta c u á n d o ? ¿Leche natural, elaborada
mas se hablaban? industrialmente? ¿ O t r o s productos?
• ¿ H u b o mudanzas en ese tiempo? • ¿ C u á l fue t u alimento principal y tus alimentos
• ¿ Q u é impresiones sensorias recuerdas (olores, preferidos?
colores, tonos, contactos) en relación con el • ¿ Q u é enfermedades tuviste?
país, la zona, la naturaleza, el jardín, la casa, los
• ¿ H u b o accidentes u operaciones quirúrgicas?
animales, h o m b r e s , elementos?
•¿Cuáles vacunas, medicamentos y vitaminas re-
• ¿ Q u é actividades recuerdas? ¿ C u á l e s eran tus
cibiste?
juegos preferidos? ¿ Q u é has i m i t a d o , a q u i é n ?
• ¿ C ó m o era el r i t m o vigilia-sueño? ¿ O t r o s ritmos:
• ¿ Q u é particularidades tenías?
comer, bañarse, etc.?
• ¿ C ó m o era t u m u n d o sentimental?
• ¿ C ó m o era tu constitución? ¿ C a b e z a grande o
• ¿ C ó m o eran las vivencias de la natualeza? ¿Vi- p e q u e ñ a ? ¿ C u á n d o se cerraron las fontanelas?
vían los reinos de la naturaleza en ti?
• ¿ C u á n d o se dieron el pararse, caminar, hablar?
• ¿ C ó m o era t u religiosidad? ¿Tenías ocasión para
• ¿ Q u é puedes decir del desarrollo psicomotor:
practicar la d e v o c i ó n , amor, veneración, ora-
eneuresis, gatear, control de esfínteres?
c i ó n , confianza?
• ¿ C u á l era el sentimiento básico (color, movi-
•¿Había rituales al ritmo del día: al levantarse, al
m i e n t o , imagen)?
irse a d o r m i r , en la comidas?
• ¿ C u á l e s fuerzas o i m p e d i m e n t o s resultaron del
• ¿ S e festejaban las fiestas de fin de a ñ o ?
Primer Septenio para t u futura vida?
S E G U N D O S E P T E N I O {7 A 1 4 AÑOS)

EPTENIO DEL CUERPO ETÉREO


MADURACIÓN ANÍMICA

METAMORFOSIS DE LAS FUERZAS

DE CRECIMIENTO EN FUERZAS DE PENSAMIENTO

VIDA A N Í M I C A

I N T R O D U C C I Ó N A LA PATOLOGÍA DE LOS DOS PRIMEROS SEPTENIOS


PRIMERA CONSECUENCIA: CUERPO (INTELECTUALIDAD CORPÓREA)

SEGUNDA CONSECUENCIA: A N Í M I C A

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO

90 RIESGOS Y OPORTUNIDADES

FUERZA PLANETARIA Y METAL CORRESPONDIENTE

ASPECTO M I T O L Ó G I C O

PREGUNTAS DEL SEGUNDO SEPTENIO (7 A 14 ANOS)

' t • "f.
SEGUNDO SEPTENIO (7 A 14 ANOS)

SEPTENIO DEL CUERPO ETÉREO


MADURACIÓN ANÍMICA

"El Cuerpo Etéreo es la entidad por la cual en cada momento de la \ñda el Cuerpo Físico es preservado de la
disgregación." (Rudolf Steiner)

¿Por qué la denominación de Cuerpo Etéreo?


a) El concepto "cuerpo" significa organización de una forma. En este caso, la forma es imperceptible
a los sentidos físicos pero accesible mediante el desarrollo de sentidos supra-físicos o supra-sensibles.
A aquellos lectores familiarizados con la física subatómica, les puede resultar útil imaginar la natura-
leza intrínseca de la materia que subyace bajo el aspecto sólido, fundamentada en una red inseparable
de interacciones de partículas que producen un incesante flujo de energía -fuerzas- conocidas como:
interacciones fuertes, débiles, electromagnéticas y gravitacionales. Si, exento de prejuicios, se intenta
percibir entonces las fuerzas formativas que se plasman en la forma, puede allanarse el camino entre el
conocimiento científico y la Ciencia Espiritual. No citamos este ejemplo porque hablemos de la mis-
ma entidad gnoseológica, sino para comparar cómo la mente humana es capaz de captar dos concep-
tos de fuerza. Para comprobar -método científico- los modelos técnicos de la ciencia, el ser humano de-
be crear los instrumentos adecuados para su medición. Para captar -ciencia espiritual- estos mismos
procesos espirituales debe desarrollar, en cambio, su propio instrumento: la conciencia meditativa y la
metamorfosis del pensar. (Sobre este tema se pueden trabajar los textos "¿Cómo se adquiere el conoci-
miento de los mundos superiores?", y Filosofía de la libertad de Rudolf Steiner.)
b) Las fuerzas que integran esta organización son fuerzas formativas o plasmadoras de la sustancia.
Por este motivo al Cuerpo Etéreo también se lo denomina "organización vital". (A estas fuerzas formati-
vas se las llamaba en la antigüedad fuerzas etéreas. En la civilización egipcia usaban el término "trepti-
kon", o sea "lo que nutre"; y Paracelso utilizó la palabra "archeus", o sea "el principio".)
c) El concepto "etéreo" se refiere al origen de estas fuerzas, las que se perciben como provenientes de
la periferia de la Tierra, más precisamente como surgidas de la bóveda celeste. ("Eter" significa aire pu-
ro, sutil; no tiene vinculación alguna con el sentido impuesto por la física clásica de fines del siglo pa-
sado, que para justificar la teoría del desplazamiento de la luz, vigente en ese momento, necesitaba de
la existencia de esta hipotética sustancia. Esto último también contribuyó a conferir a la palabra "éter",
científica y popularmente, la impresión de lo inexistente. Desde el punto de vista práctico, las fuerzas
etéreas pueden ponerse en evidencia mediante un proceso especial llamado "cristalización sensible",
que consiste en verter una gotas de sustancia viva -jugo de plantas, sangre- en una solución salina de
cloruro de cobre. Los cristales allí fonnados orientarán al experto para saber qué solución -extracto de
raíz, de hoja o de flor- fue vertida; en el caso de la sangre, se podrá obtener una valiosa información
respecto del tipo de enfermedad presente en un organismo. Se trata de una reacción cualitativa y no
cuantitativa. En la práctica médica diaria puede remitirse una gota de sangre para su estudio, en u n tu-
bo de ensayo especial, a Domach, Suiza, y sus resultados serán enviados en un período de aproxima-
damente quince días.)
Hasta los siete años el Cuerpo Etéreo estructuró el Cuerpo Físico. A partir de entonces, la actividad or-
gánica permanece encerrada en el Cuerpo Físico y el Cuerpo Etéreo se libera de su actividad plasmadora,
especialmente a nivel de la cabeza de donde se desprende porque ha terminado en parte su trabajo. (El
desprendimiento del Cuerpo Etéreo de la organización neurosensorial ha sido inmortalizado en la escu-
tura: Palas Atenea, diosa de la sabiduría y el pensamiento, es parida de la cabeza de Zeus y se la repre-
senta con un casquete.) Esta liberación en parte del sistema nervioso determina su nacimiento en sí
mismo como verdadero Cuerpo Etéreo. Ya todos los órganos fueron plasmados por él. La aparición de
la segunda dentición marca con precisión este fenómeno madurativo. Alrededor del octavo año de v i -
da la maduración alcanzada por el cerebro del niño ya no presenta diferencias significativas con el ce-
rebro del adulto. Hasta ahora, las fuerzas formativas habían trabajado sobre el modelo heredado, pero
a partir de este momento el nuevo Ser ha formado su cuerpo propio.
Si observamos detenidamente el trabajo de las fuerzas plasmadoras en el plano físico, creando y
amalgamando células para constituir tejidos y órganos, al relevarse de su accionar físico es lógico que
estas fuerzas proyecten su actividad creadora a otro plano y generen órganos no físicos, los cuales son
llamados "órganos de aprendizaje" y cuyo desenvolvimiento se produce en el alma del ser humano. A
I A
PARTE

través de estos órganos de entendimiento recibimos el mundo espiritual así como mediante los ór-
ganos físicos recibimos el mundo de las formas físicas.
Lo que antes eran células físicas ahora son representaciones. Estas son para el alma lo que las célu-
las para los órganos del Cuerpo Físico. Es muy frecuente que hablemos de "parto del Cuerpo Etéreo pro-
pio" atendiendo a esta separación o desprendimiento materno y a la consolidación del propio Cuer-
po Etéreo. Como en el parto físico es el cuerpo el que se separa de la madre y el cordón umbilical de-
be ser cortado para que el nuevo cuerpo viva, aquí el Cuerpo Etéreo comienza a vivir su vida propia
en imágenes y representaciones. Los padres deben velar para que este aprendizaje sea completo y sa-
no; así como amar no significa otorgar sin límites, educar no significa simple transmisión de cono-
cimientos. Las acciones dictadas por el amor deben apuntar al futuro de la Individualidad en cier-
ne, a la educación, al despertar del interés, al fortalecimiento de la autoridad que la imparte y al de-
sarrollo de la confianza básica del niño -autoridad amada-.
El Cuerpo Físico está formado por células que poseen una vida autónoma capaz de reproducirse i n -
definidamente -capacidad reproductiva celular-. Sin embargo, este organismo celular está sujeto a
normas y modelos que determinan hasta dónde debe crecer u n conjunto celular y la forma y d i -
mensiones que debe adquirir -tamaño de los órganos, altura del cuerpo, etc.-.
Estas pautas están impresas genéticamente en cada célula; no obstante, u n grupo celular evolucio-
na de una manera en u n lugar determinado del embrión y otro grupo vecino lo hace de modo d i -
ferente -problema n 2 de la Biología: Regulación (tratado más adelante)-.
a

Esta vida autónoma celular debe ceder en su accionar para dar prioridad a la forma -como Totali-
dad- que el Ser debe conformar, de acuerdo a la idea que anida en el espíritu.
Este Cuerpo Etéreo posibilita entonces la limitación celular con la finalidad de lograr la forma. De
esta manera el Cuerpo Físico continúa su proceso y llega a la conformación física de sus infinitas cé-
lulas entregándose así, plenamente, a las fuerzas del Cuerpo Etéreo. Nadie puede poseer u n Cuerpo Eté-
reo sin contar previamente con el sustento de las células del Cuerpo Físico. Las fuerzas del pensa-
m i e n t o son fuerzas liberadas del crecimiento.
Lo que H. Driesch, vitalista del siglo pasado, designaba como "entelequia", ha sufrido una profun-
da metamorfosis en los conceptos antroposóficos de Rudolf Steiner sobre el Cuerpo Etéreo, los cuales
pueden hoy ser mejor comprendidos a la luz de las investigaciones de la física subatómica.

METAMORFOSIS DE LAS FUERZAS DE CRECIMIENTO


EN FUERZAS DEL PENSAMIENTO
Dice el doctor Rudolf Treichler que: El Cuerpo Físico está formado de células cuya "vida autóno-
ma" tiene que ser superada hasta u n cierto punto para que la forma del organismo y sus órganos
puedan surgir. Esta superación a través de la configuración humana es posibilitada por el Cuerpo
Etéreo, el que además permite el crecimiento de las células que él necesita para ser recibido por el
Cuerpo Físico. Ningún Ser puede poseer u n Cuerpo Etéreo si no tiene células. En el proceso continuo
de formación del cuerpo, las células son siempre estados finales sobre los cuales el Cuerpo Etéreo se
apoya, y que él al mismo tiempo integra en la formación de órganos físicos. (Traducción personal
del portugués.)
También en la vida continua del alma existen productos finales que se pueden reunir en órganos
anímicos: son las representaciones en las cuales se condensan los juicios del alma. Del juicio Ta ro-
sa es roja' surge la representación l a rosa es roja'. El juicio que emana de la vivencia del alma an-
tes de la representación acabada, tiene u n carácter más existencial que la representación más cons-
ciente; ésta se libera y continúa viviendo en el alma como imagen, pudiendo ser evocada nueva-
mente en la memoria.
Así como el cuerpo está formado por células, la vida anímica está constituida por representacio-
nes que, como la célula, poseen una cierta vida propia sirviendo al mismo tiempo para la compren-
sión de lo nuevo.
En este contexto, Rudolf Steiner se refiere a "conglomerados de representaciones anteriormente forma-
dos" que posibilitan esta comprensión. Al contrario de las formaciones celulares espaciales, las re-
presentaciones no están continuamente presentes, pero resurgen siempre, nuevamente, en la me-
moria. Con esta restricción constituyen la sustancia más conformada de la vida anímica, compa-
rable a lo que las células significan para la vida física.
Así como en el cuerpo las células son reunidas en órganos que a través de la respiración y la n u -
VIDA ANÍMICA

trición elaboran contenidos del mundo físico, en el alma las representaciones se estructuran en ór-
ganos con los cuales pueden ser elaborados contenidos anímico-espirituales del mundo.
A través de la reunión de representaciones aisladas se forman complejos de representaciones. Aque-
llo que aprendemos, que permitimos que se torne u n complejo de representaciones, adormece cuan-
do olvidamos y despierta cuando recordamos.
Este complejo de representaciones se torna, en el proceso de aprendizaje, en aquellos órganos a
través de los cuales podemos reconocer no sólo contenidos cósmicos, sino también elaborarlos; es-
to es, comprenderlos.
Mediante el recuerdo podemos captar más de lo que olvidamos; a través del mismo podemos
aprender más de un objeto que por la percepción. Por ejemplo: producimos representaciones aisla-
das de la forma de crecimiento de la planta; las representaciones aisladas formarán en nosotros u n
órgano a través del cual podemos comprender, recordando, la planta entera. Podemos percibir que
después del olvido, el complejo de representaciones resurgido, el antiguo órgano, ya se transformó.
Se formó u n nuevo órgano más desarrollado a través del cual podemos aprender algo nuevo de la
esencia del objeto.
De acuerdo con la naturaleza del Cuerpo Etéreo, estos órganos que usamos para pensar son mucho
más vivos y dinámicos que los órganos del Cuerpo Físico y además se renuevan constantemente.

V I D A ANÍMICA

También se produce otra liberación del Cuerpo Etéreo, no tan pronunciada como la cefálica, y se
lleva a cabo en la región media e inferior del organismo. Esta liberación es la base de una facultad
anímica: el temperamento.
Llamamos así a aquello que se halla entre la conciencia y el cuerpo; por ejemplo, u n melancólico
posee u n cuerpo estructurado de manera diferente que u n colérico.
El temperamento guarda relación, por un lado con el cuerpo y por otro lado con la región aními-
ca -alma-; es decir, vive en el ámbito del Cuerpo Etéreo.
Rudolf Steiner describe al hombre como u n organismo vivo que forma
un cuerpo que le sirve de sostén para una vida anímica. El Cuerpo Etéreo es
el intermediario entre el Cuerpo Físico y la vida anímica -alma-. Un Cuerpo
„.así como amar
Etéreo sano puede equilibrar las preponderancias de lo físico sobre lo aní-
mico, y viceversa. no significa otorgar
Este cuerpo es de naturaleza mercurial; actúan aquí las fuerzas de Mer-
curio: fuerzas armonizadoras equilibrantes, las fuerzas de la salud. El órga- sin límites, educar
no de Mercurio en el Cuerpo Físico es el pulmón. En el niño del segundo
septenio se abre una nueva vida de sentimientos a través del sistema ríti-
mico, que es importantísimo, y especialmente a través del pulmón. no significa
El sentir tiene que ver con los órganos rítmicos: corazón-pulmón, los
cuales han crecido notoriamente en esta época, y ya se establece la rela- simple transmisión
ción pulso/respiración -4/1- que es la relación normal en el adulto.
Ahora podemos percibir "algo" en el alma del niño, no sólo en su cabe-
za. Esa alma no está totalmente encarnada; se percibe que ella estructuró
de conocimientos.
su Cuerpo Físico pero no está íntegramente dentro de ese cuerpo.
El Cuerpo Astral y el Yo se interiorizan más aún en el ser humano. El des-
Las acciones dictadas por
prendimiento del Cuerpo Etéreo en la región media del cuerpo acompaña
a la recepción de estas fuerzas anímico-espirituales en su descenso a la cor- el amor deben apuntar
poreidad. Se puede comparar esto con una vivencia musical, en la que el
Cuerpo Etéreo es representado por una voz profunda, una fuga penetrada
por una melodía que llega desde lo alto -Cuerpo Astral, Yo-. Allí aparecen al futuro de
las consonancias y las desarmonías de esa vida de sentimiento.
Resumiendo, diremos que en el niño de 7 a 14 años se puede apreciar la individualidad en
esa vida anímica, esa sensibilidad partiendo de la región media del cuer-
po, y no sólo de la cabeza. El niño del primer septenio también posee sus
sentimientos, pero más ocultos.
cierne, a la educación,
M u y importante es recordar también que en este segundo septenio se
al despertar del interés...
I 2
PARTE

produce el desarrollo y la reformulación de tendencias adquiridas, hábitos y temperamento.


A medida que el descenso del Cuerpo Astral y del Yo se profundizan, aparecen otros fenóme-
nos. La imitación ya no será el principio del desarrollo y la educación. A partir de ahora surge
u n anhelo interior generado por el sentimiento. Este anhelo tiene u n nombre especial: autori-
dad amada. La autoridad amada constituye uno de los principios pedagógicos fundamentales que
Rudolf Steiner trató de transmitir a los pedagogos. El desconocimiento de este principio, fuera
de la Escuela Waldorf, ha ocasionado hasta el presente no pocas dificultades. Se ha pretendido,
por ejemplo, transitar desde la autoridad rígida y severa -autoritarismo- hasta el autogobierno de
los niños pequeños -pseudolibertad-.
El n i ñ o de este segundo septenio debe cultivar el respeto y la veneración (forma elevada del
amor) hacia quien le enseña; y el Cuerpo Astral del maestro debe influir sobre el modelado del
Cuerpo Etéreo del niño (por este motivo no sirven los consejos, sino la acción). Entonces, es ab-
solutamente imprescindible la presencia de u n Ser, el maestro, a quien el n i ñ o pueda amar pro-
fundamente para recibir así el contenido de sus enseñanzas: lo que el maestro transmite es ver-
dadero. A través de este anhelo de la autoridad amorosa es que reacciona en lo ínitmo del pe-
queño su recién despierto sentimiento de amor y se desplaza su centro desde el pulmón al cora-
zón, órgano específico de la fuerza amorosa. (Recordemos que hablamos de órganos físico-espi-
rituales.) Esto se traduce como u n primer nivel de equilibrio entre la simpatía y la antipatía que
el niño deberá enfrentar decisivamente en el próximo septenio.
El ejercicio del rol de autoridad amada por parte del maestro le sirve al niño para superar con
amplitud este trance. Los padres, merced a su comprensión, dedicación y entrega, deben consti-
tuirse en los primeros exponentes de la autoridad amada.
Entre los 9 y 11 años el ser humano vive la sensación de "poseer" corazón. Descubre físicamen-
te su propio corazón, y este órgano experimenta ahora una súbita ampliación de su tamaño y
desempeño.
Así como a los 3 años el niño dice "yo" por primera vez y refulge en la cabeza, entre los 9 y 10
años el Yo brilla en el corazón. Este pasaje del Yo por la vida anímica, determina sensaciones de
soledad, incomprensión y tristeza,por lo que el pequeño necesita mucho cariño y afecto para po-
der relacionarse socialmente. También es la época del primer amor, pero el Ser amado tal vez
nunca se entere...
Así como en el inicio del segundo septenio el Yo aparece inmerso en el sistema rítmico, entre
los 9 y 10 años se hunde en el polo metabólico. El niño se yergue de abajo hacia arriba; aumen-
ta su temperatura corporal. La glucosa sanguínea, portadora del Yo, sube a partir del noveno año
de vida.
Para clarificar estos distintos procesos también se puede dividir al septenio en tres etapas:
• 7 a 9 años: formación intensiva de la cabeza -Cuerpo Etéreo desprendido-, la Individualidad
se expresa notoriamente en el rostro.
• 9 a 12 años: crecimiento torácico y de los órganos rítmicos corazón-pulmón. Se instala la re-
lación pulso/respiración -4/1- del adulto. Llega la madurez respiratoria y u n nuevo pensar se ha-
ce posible (Steiner-Müller-Wiedemann). El Yo se hace presente a nivel del sentimiento (soledad
e incomprensión).
• 12 a 14 años: crecimiento longitudinal, alargamiento de los muslos (torpeza, dificultades con
el esquema corporal). Alcaza la capacidad de elaborar sus propios juicios sobre el m u n d o
(madurez terrena).

INTRODUCCIÓN A LA PATOLOGÍA DE LOS DOS PRIMEROS SEPTENIOS

El desprendimiento del Cuerpo Etéreo de la cabeza produce dos efectos interesantes:


- Efecto positivo: comienza el aprendizaje
- Efecto negativo: pérdida de vitalidad del cerebro
El efecto positivo se debe a lo ya descripto: este desprendimiento del Cuerpo Etéreo lo habilita
para desarrollar la facultad anímica del pensar imaginativo, la capacidad de acceder a las repre-
sentaciones, y también desarrollar la memoria; con lo cual en el niño está encaminado el proce-
so de aprendizaje.
El efecto negativo es la consecuencia física de aquel desprendimiento etéreo: el tejido nervio-
INTRODUCCIÓN A LA PATOLOGÍA

DE LOS DOS PRIMEROS SEPTENIOS

so, para subsistir, queda supeditado a las mínimas condiciones de vitalidad. En este caso hay dos
consecuencias: una que va a repercutir en el cuerpo y otra que lo hará en lo a n í m i c o .

P R I M E R A CONSECUENCIA: C U E R P O ( I N T E L E C T U A L I D A D C O R P Ó R E A )

La tendencia a la desvitalización de nuestro cerebro puede ser tan intensa que resulte m u y d i -
fícil recuperarla o armonizarla. Si además se agrega u n aprendizaje temprano -intelectual- de
gran exigencia, se acentúa la movilización de fuerzas vitales, que son desplazadas en exceso del
organismo. Esto trae las siguientes manifestaciones:
• El cuerpo no puede ser bien plasmado -morfogénesis deficiente-
• Problemas dentarios ...para tratar de lograr
• Modificación patológica del crecimiento.
Como las fuerzas etéreas son desplazadas en exceso hacia la cabeza
para servir al aprendizaje, ésta tiende a u n crecimiento mayor en senti-
un niño sano, hay que
do longitudinal, lo que ocasiona u n cuadro de astenia corporal. Se pro-
duce una estructuración unilateral a partir del sistema nervioso. Cuan- estimular otras fuerzas:
do esta estructuración, que parte del sistema nervioso, no es respondi-
da con una fuerza vital suficiente, hay u n predominio de las fuerzas for-
mativas, que partiendo de la cabeza penetran mucho el Cuerpo Físico.
las fuerzas del arte,
Esto produce una estructura lineal -"un manojo de nervios"-. La con-
ciencia se esparce por todo el organismo. El ser humano presenta una
conciencia exgerada de los acontecimientos corpóreos -espasmos, en-
la actividad artística en.
durecimientos, contracturas- y esto se expresa como hiperexcitabilidad
o nerviosismo. Las experiencias sensoriales no permanecen en el ámbi- el proceso educativo
to cefálico sino que penetran ahora profundamente la corporalidad. Es-
te proceso perturba la actividad plasmadora normal, positiva, de los ór-
ganos y ocasiona además una perturbación de la vitalidad del cuerpo. -modelado, pintura,
La persona "nerviosa" teme a las percepciones sensoriales pues la con-
mueven en demasía; vibra al unísono con ellas. canto, formación del
habla. Euritmia-
La hiperexcitabilidad nace en los primeros septenios.
Esta es la consecuencia para el cuerpo y su repercusión en la esfera
anímica. El d o m i n i o de la cabeza trae aparejada una constitución asté-
nica longitudinal y la hiperexcitabilidad; consume muchas fuerzas v i -
tales y al mismo tiempo impide que el Cuerpo Astral y el Yo se interio-
es un factor real
ricen adecuadamente en el Cuerpo Físico.
El énfasis de la intelectualidad en la educación, que ya comentamos -fuer-
de curación.
zas de la cabeza-, produce una distorsión del uso de las fuerzas etéreas, as-
trales y yoicas. Hay una mayor fijación del Yo y del Cuerpo Astral en la re- En nuestra época
gión cefálica, que hoy en día se manifiesta en que los niños son más "des-
piertos" y sumamente hiperexcitables. También han aumentado notoria-
mente las enfermedades escleróticas y degenerativas, debido esto al deterio-
la educación debe
ro temprano del sistema nervioso. A este cuadro especial, Rudolf Steiner lo
define admirablemente como "intelectualidad corpórea". significar cura.
S E G U N D A CONSECUENCIA: A N Í M I C A

Las impresiones sensoriales patológicas para el niño son aquéllas relacionadas con nuestra tec-
nología y no las vinculadas con la naturaleza, que armonizan con él. Aunque al niño no se lo
puede aislar del m u n d o circundante, se pueden sí graduar sus impactos.
Además, para tratar de lograr u n niño sano, hay que estimular otras fuerzas: las fuerzas del ar-
te. La actividad artística en el proceso educativo -modelado, pintura, canto, formación del ha-
bla, euritmia- es un factor real de curación. En nuestra época la educación debe significar cura.
Reiterando siempre el concepto de órganos físico-espirituales para entender el interjuego de fuer-
zas suprasensibles, daremos u n ejemplo práctico de lo expuesto:
Se produce una exaltación del sistema nervioso en el primer septenio; el niño vibra intensa-
mente con las impresiones sensoriales que recibe; esas representaciones exacerbadas se fijan y
aparecen las ideas obsesivas. Si recibe una impresión exacerbada de la suciedad sumada a una
I A
I'ARTE

educación represiva, se grabará esa imagen en su alma y aparecerá la representación obsesiva en


su mente obligándolo a lavarse constantemente las manos -acción compulsiva-. Esa representa-
ción del polo cefálico se interiorizó demasiado y aparece ya subconscientemente penetrando a
nivel orgánico el pulmón, lo cual se traduce en la manifestación del miedo (recordemos la res-
piración del obsesivo).
Sintetizando, se puede hacer u n esquema de la génesis de los procesos patológicos de los dos
primeros septenios:
a) Lo anímico interfiere intensamente el Cuerpo Físico y lo enferma:
• órgano-neurosis
• neurosis.
b) Lo corpóreo -fuerzas corporales- fluye hacia lo anímico y produce enfermedad:
• psiconeurosis.
• psicosis

CARACTERÍSTICAS GENERALES D E L SEPTENIO

El ideal básico que se destaca en el septenio es la belleza, y su característica es lo artístico-ima-


ginativo. El n i ñ o de esta edad es u n poeta, hay que ayudarlo para que se exprese: se lo puede
acercar a la poesía para evitar su encierro o proporcionarle vivencias m u y nítidas por medio de
los cuentos de hadas y las leyendas. La belleza es tan importante en esta etapa de la vida, que
para el niño de 7 a 9 años el maestro es bello por lo que sabe; (ya después de los 9 años, tal vez
podrá descubrir que su maestra es vieja...). Este es u n niño que inicia su escolaridad y abandona
diariamente el hogar; empieza una nueva etapa de socialización.
Lo podemos ver saltar, correr, reír, llorar... Sus sentimientos se expanden, y también lo vere-
mos muchas veces triste y desconcertado sin saber el porqué; la soledad será a menudo su úni-
ca compañía. Aquel Yo que se hizo presente a los 3 años diciendo "yo quiero", se ha transforma-
do en una sensación de Yo en pleno centro de la vida anímica, y lo hace titubear y adentrarse en
sí mismo. Introspección y extroversión caracterizan al niño del segundo septenio.
Las percepciones sensoriales del primer septenio son reemplazadas por las representaciones;
ahora se forman imágenes merced a los órganos de aprendizaje. La memoria y el pensamiento
imaginativo -en imágenes- deben ser cuidados por quienes rodean al pequeño -padres y maes-
tros-. Las toxinas de este etapa la constituye la introducción agresiva de conceptos que pueden
derivar en una intelectualidad precoz.
La fantasía es ahora emotiva y estética, y debe ser respetada.
En cuanto a la voluntad, se ha transformado en impulso o apetito.
El incipiente temperamento aflora: la madurez fisiológica de los primeros siete años se trans-
forma en madurez anímica. El niño ya no imita; ahora necesita emular. El aprendizaje se desa-
rrolla de manera semiconsciente; no podría ser de otro modo dada la cantidad de transformacio-
nes que debe soportar su organismo en este lapso de la vida.
La educación, en forma global, debe hacer especial hincapié en el desarrollo de su sistema rít-
mico y utilizar justamente el r i t m o para transmitir las enseñanzas. U n desarrollo anormal de es-
te sistema rítmico ocasionará futuros problemas cardiovasculares y respiratorios.
La virtud básica del septenio es la predisposición al amor, lo que lleva a la veneración y a la de-
voción que son, en esta etapa, esenciales -autoridad amada-. Esta virtud se corresponde con el
ya mencionado ideal básico: la belleza.

RIESGOS Y OPORTUNIDADES

Entre los distintos riesgos específicos en esta etapa de la vida surgen con nitidez dos m u y i m -
portantes:
• El primero consiste en estimular una intelectualidad precoz mediante la introducción de
conceptos agresivos, que desestructuran la metamorfosis normal de fuerzas de crecimiento en
fuerzas del pensamiento, impidiendo el sano desarrollo de la fantasía creativa. Esto imposibili-
tará el desenvolvimiento de la capacidad de creación y el entusiasmo en el septenio de la trans-
formación inconsciente del Cuerpo Etéreo (quinto -28 a 35 años-).
FUERZAS PLANETARIAS Y

EL METAL CORRESPONDIENTE

• El segundo está dado por la falta de desarrollo de los sentimientos de reverencia y venera-
ción; especialmente por la desorganización rítmica en el aprendizaje.
Otros riesgos tienen que ver con la adquisición de malos hábitos (alimenticios, respiratorios,
higiénicos, morales). También es ciertamente riesgosa la actitud y el comportamiento de las f i -
guras parentales. Lo que el n i ñ o reciba en esta etapa (discusiones, agresiones, intolerancia) en
el núcleo familiar, quedará muy impreso en su organización etérea y será determinante en la
posibilidad de ejercer su propia autoridad, de ser líder de u n grupo o de consolidar su futuro
matrimonio.
También lo que la doctora Gudrun K. Burkhard denomina "coraza de normas" será otro fac-
tor que impida, en la época del alma racional, u n buen desarrollo anímico del hombre. Esta
coraza de normas que se estructura sobre la base de los "debes" y los "no debes" en forma i n -
cisiva y rígida, interfiere en el normal desarrollo de los sentimientos del n i ñ o .
A esta coraza psíquica debemos agregar las corazas físicas que traban
el desarrollo de la armonía corporal del niño limitando algunos gestos
según sexo y costumbres (los movimientos de la pelvis en el varón o El arte tiene su origen
ciertas posturas espontáneas en las niñas). Ya sabemos qué sucede
cuando se reprimen las manifestaciones emocionales y el precio que se
paga para desestructurar estos bloqueos.
en una estera
En cuanto a las oportunidades del septenio, las vamos a centrar en los
trabajos artísticos que pueden realizarse para ayudar al niño. En el estí-
espiritual,
mulo de la predisposición al amor tienen especial interés los ejercicios
respiratorios y las actividades rítmicas, con el objeto de sostener el de- ia imagen mitológica
senvolvimiento del pensar y del sentir. Aprender a valorizar y a admi-
rar... Y se aprende a admirar a través del arte. de las musas son las
Hoy es c o m ú n que las personas hayan perdido la capacidad de admi-
rar y que tampoco consigan pensar y filosofar; el asombro y la venera-
ción están en el comienzo del filosofar. El arte tiene su origen en una
imágenes de esta
esfera espiritual. La imagen mitológica de las musas son las imágenes
de esta realidad espiritual. Todo hombre lleva u n artista dentro de sí y realidad espiritual.
cada noche revive esta dádiva divina. Por eso es que hay que revalori-
zar el sentido onírico de la vida: adormecerse es como nadar o volar; en
el sueño aparecen imágenes trascendentes que son recibidas por el
Jodo hombre lleva un
hombre-artista que puede trasladarlas a la tela o al instrumento musi-
cal. Es necesario vitalizar estas vivencias en toda persona. La música, la artista dentro de sí
danza, el canto, son en esta etapa de la vida imprescindibles para u n
sano y armónico desarrollo del Ser en evolución. y cada noche revive
En cuanto al uso de medicamentos antroposóficos es importante
aplicar los de origen vegetal (plantas de la familia de las umbelíferas). esta dádiva divina.
FUERZA PLANETARIA Y E L METAL CORRESPONDIENTE

La fuerza planetaria espiritual dominante en este septenio es Mercurio. ¿Y cuáles son las ma-
nifestaciones característricas de las fuerzas mercuriales?: el movimiento, la comunicación, el
contacto y el humor.
El movimiento ordenado de las sustancias nutritivas es una tarea de Mercurio. Es u n proceso
distinto del crecimiento indiferenciado, de la absorción intestinal, o de la regeneración celular
que es u n trabajo lunar -plata-. Los movimientos de dispersión o confluencia como la diapéde-
sis, el ordenamiento de las sustancias de acuerdo con el órgano de que se trate, el encauzar esas
células en un torrente de circulación linfática o venosa, son tareas de las fuerzas mercuriales.
Ya hemos expuesto la idea de la acción prenatal de las esferas espirituales que otorgan sus ca-
racterísticas propias de acuerdo al destino individual de cada Ser. En este septenio estas fuerzas
son las encargadas de la conformación del sistema glandular, el sistema linfático y el p u l m ó n .
En ellas el movimiento es primario y la consolidación de una forma es secundario. Se pueden
analizar los trabajos de Schwenk y proyectar estas observaciones a la configuración de la larin-
ge, el corazón o los ganglios del sistema linfático.
Pensar nuestro órganos como torbellinos líquidos o semilíquidos que paulatinamente se aquie-
tan para consolidar su forma física, es pensar en Mercurio. En el embrión se constituye primero
I A
PARTE

la circulación sanguínea, y por enlentecimiento de corrientes van apareciendo los primeros esbozos
del corazón. Así ocurre también con la circulación linfática y la función de los ganglios correspon-
dientes.
Esta idea de unión, de contacto, se expresa maravillosamente en el órgano de Mercurio: el pulmón.
Allí confluyen la corriente aérea y la sanguínea; el interior se pone en contacto con el exterior.
De lo expuesto se desprende que la estasis -estancamiento- es el proceso adecuado para utilizar es-
tas fuerzas. Las fuerzas mercuriales, dinamizadas de diversa manera en el medicamento antroposófi-
co, sirven para tratar este tipo de patología.
Aquí el metal correspondiente a la fuerza planetaria lleva el mismo nombre: mercurius. En algunas
preparaciones especiales se lo une al azufre para utilizarlo como sulfuro natural de mercurio. Se lo em-
pleará entonces en todos los trastornos glandulares que necesiten recuperar su natural armonía.
Se podrían enumerar muchos problemas físicos donde la acción de Mercurio es muy importante -
diarrreas, sudores, adenoides, alergia, asma, edemas-.
En cuanto a la acción de Mercurio en lo psíquico o anímico: en el plano del pensamiento la esta-
sis se manifiesta por la viscosidad mental. Un extremo de esta situación lo constituyen las ideas fijas.
Las fuerzas de Mercurio otorgan vivacidad al pensamiento, y están en el origen del humor. El humor
tiene horror a la repetición -acción netamente reservada a las fuerzas de la Luna-.
La risa que se extiende como las gotitas del mercurio tiene una virtud terapéutica tal, que Rudolf
Steiner consideraba que un maestro que no hiciera reír a sus alumnos al menos una vez durante la
clase, no podía ser u n buen pedagogo.
En este septenio entonces se reflejan las fuerzas espirituales de Mercurio, las fuerzas de la salud. De
hecho, éste es el más sano de todos los septenios.

ASPECTO MITOLÓGICO

Mercurio, el dios de los pies alados, el mensajero de los h o m -


bres que siempre se acerca a Júpiter... Dos arquetipos que el hom-
bre posee, la inteligencia de Mercurio y la sabiduría de Júpiter;
son dos polaridades que forman parte de la esencia humana.
Mercurio, como tal, es un dios romano, protector de comer-
ciantes y astrónomos; lo veneraron los plebeyos en cuyas manos
se hallaba el comercio de Roma. Fue un dios alegre, juvenil; da-
da su sagacidad e inteligencia prodigiosa, se le atribuyeron toda
clase de inventos y fue venerado por inventores y oradores. Los
atletas encontraron en él un estímulo particular por su juventud
y velocidad.
Equiparado con el dios griego Hermes (antiquísimo y de culto
muy difundido) Mercurio tiene, desde su nacimiento, una histo-
ria enraizada en la picardía y el engaño: dice la saga que el mis-
mo día en que nació inventó la lira y robó a su hermano Apolo
una manada, a la que hizo caminar hacia atrás a la vez que él cal-
zaba sus propias sandalias al revés para despistar a sus seguido-
res. Cuando fueron a investigarlo, dormía dulcemente en su cu-
na... Su robo exitoso le valió el nombre de "dios del hallazgo di-
Hermes, cabeza del dios de terracota.Obra
Je arte etrusco que data del 500 aC. choso" (hurto), y lo hizo acreedor al reconocimiento como "dios
de los ladrones".
Según otra versión, Mercurio le cambió a su hermano la manada ofreciéndole en cambio su lira.
Apolo le dio una vara mágica -el cericeo-, el gorro alado y los zapatos también alados. La vara mági-
ca se transformó en el caduceo, varilla que ostenta dos alas en su extremo y dos serpientes ascenden-
tes. (La serpiente, símbolo claro de la columna vertebral del hombre, se ha separado de la Tierra y se
yergue hacia el cielo -acción específica del Yo humano durante el primer año de vida-.)
Mercurio-Hermes es el patrono de los médicos, los comerciantes y los ladrones. Recordemos que
Mercurio siempre ayuda a combatir el estancamiento, y los mercaderes y los ladrones contribuyen, a
su manera, a cambiar las cosas de lugar....
También los médicos, en la búsqueda de la armonía y la salud, tratan de restablecer el equilibrio de
fuerzas trastocado.
PREGUNTAS DEL

SEGUNDO SEPTENIO

•¿Con c u á n t o s años empezaste la escolaridad •¿Qué valores eran importantes para tus padres?
primaria?
•¿Cuál fue tu e d u c a c i ó n religiosa?
•¿Qué tipo de e n s e ñ a n z a has recibido?
•¿Tuviste oportunidad de un quehacer artístico:
•¿Qué mundo de i m á g e n e s y q u é fuerzas de m ú s i c a , pintura, modelado, teatro, danza?
fantasía fueron cultivadas?
•¿Has sentido un cambio especial a los 9 años?
•¿Te gustaba ir a la escuela?
•¿Qué acontecimientos exteriores importantes,
•¿Cuáles eran tus materias preferidas y cuáles no? positivos o negativos, recuerdas?
•¿Eras buen o mal alumno? •¿Cómo era tu mundo de sentimientos: odio,
amor, c o m p a s i ó n , celos, envidia, miedos?
•¿Eras atento o distraído, activo o perezoso en
la escuela? •¿Has notado cambios especiales, interiores o
exteriores, alrededor de los 1 2 años?
•¿Tenías buena memoria?
•¿Cuáles eran en aquel tiempo tu deseos voca-
•¿Cómo eran tus relaciones con tus maestros?
cionales?
•¿Cómo eran tus relaciones con tus c o m p a ñ e r o s ?
•¿Tenías que realizar trabajos especiales? ¿ C u á -
•¿Cómo pasabas tus vacaciones? ¿Tenías ocasio- les te agradaban y cuáles no?
nes de vivir la naturaleza, de ir de excursión?
•¿Se percibían tus sentimientos, se los respetaba?
•¿Qué actividades deportivas practicabas?
•¿Eras tratado con justicia? ¿Tenías un senti-
¿Cuándo?
miento de justicia frente a los otros?
•¿Cuáles eran tus juegos preferidos?
•¿Podías traer amigos a casa o estabas m á s a
•¿Había pruebas de valor o de competencia? menudo en la casa de otros?
•¿Cuáles fueron tus libros preferidos? •¿Qué tipo de vestimenta tenías?
•¿Qué obligaciones tenías? •¿Te sentías bello o feo?
•¿Cuáles eran tus relaciones en casa con padre, •¿Tenías otros sentimientos acerca de ti?
madre, hermanos, y otros?
•¿Qué disposición de temperamento se perfila-
•¿Quién era tu persona referente m á s impor- ba en ti?
tante?
•¿Cuál fue el p e r í o d o de crecimiento principal
•¿A q u é autoridades temías? en esa é p o c a ?
•¿Qué costumbres había en casa?: comer, dor- •¿Eras un n i ñ o fuerte?
mir, etc.
•¿Cómo se o r d e n ó la r e p i r a c i ó n y la circula-
•¿Cuáles eran los ritmos del día, semana, año? ción? ¿Sufrías frío en pies y manos? ¿Sufrías
frío frecuentemente o siempre sentías calor?
•¿Qué normas fueron implantadas, cuáles devi-
nieron positivas y cuáles negativas en tu vida •¿Qué enfermedades tuviste en ese tiempo?
futura? ¿ M e d i c a m e n t o s , h á b i t o s alimenticios, acci-
dentes, fracturas, operaciones?
•¿Aprendiste a conocer v e n e r a c i ó n , amor, res-
peto? •¿Cuándo fue la primera m e n s t r u a c i ó n o eyacu-
lación?
•¿Cómo eran los castigos y alabanzas?
•¿Qué fuerzas u obstáculos resultaron del Se-
•¿Tenías tu dinero de bolsillo, tus p e q u e ñ o s in-
gundo Septenio para tu vida futura?
gresos?

•¿Qué rol jugaban estética, arte, mundo de


i m á g e n e s en tu hogar, en tu casa?
T E R C E R S E P T E N I O (14 A 21 AÑOS)

95 SEPTENIO DEL CUERPO ASTRAL


MADURACIÓN SOCIAL Y TERRESTRE

98 OBSERVACIÓN DE LA CONDUCTA COTIDIANA


DE UN ADOLESCENTE DE UN MEDIO URBANO
NUESTROS DOS SEXOS
CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO
CONSTRUCCIÓN DE IDEALES
LA CRISIS DE IDENTIDAD
EL J O V E N

LOS PADRES

RIESGOS Y OPORTUNIDADES
FUERZA PLANETARIA Y METAL CORRESPONDIENTE
ASPECTO MITOLÓGICO
PREGUNTAS DEL TERCER SEPTENIO (14 A 21 A Ñ O S )
TERCER SEPTENIO Ü4 A 21 Anos)

SEPTENIO DEL CUERPO ASTRAL


M A D U R A C I Ó N SOCIAL Y TERRESTRE
¿Por qué la denominación de Cuerpo Astral?
a) El concepto "cuerpo", reiteramos, se refiere a la organización de una fonna. En este caso, la
forma es aún más sutil que la organización vital y absolutamente imposible de percibir median-
te los sentidos físicos; sólo es factible su percepción a través del desarrollo de sentidos supra-fí-
sicos o supra-sensibles.
b) Las fuerzas que integran esta organización son fuerzas anímicas portadoras de la sensación,
de la posibilidad de sentir y de desarrollar el movimiento y la conciencia.
c) El concepto "astral" se refiere al origen de estas fuerzas. Etimológicamente proviene de "as-
tro" o "estrella". Se trata de fuerzas espirituales que emanan de la región espiritual a la que per-
tenecen los astros físicos visibles.
(En este libro emplearemos muchas veces la palabra "alma" como sinónimo de Cuerpo Astral,
pero específicamente el alma caracteriza al Cuerpo Astral transformado.)
Ya Paracelso hablaba de u n cuerpo estelar o astral particular del hombre. A continuación cita-
mos dos testimonios de reconocidos científicos contemporáneos:
"Muchos elementos químicos presentes en nuestros cuerpos surgieron en regiones lejanas del Universo.
El manto de la tierra está cubierto por un sedimento de elementos que tuvieron su origen en distintas re-
giones del espacio y que finalmente han pasado a formar parte de nuestros cuerpos. Descendemos de las
estrellas. La maquinaria bioquímica en que hemos evolucionado debe su naturaleza a los elementos quí-
micos que la componen; elementos que son dones estelares. Hemos sido formados por las estrellas, por
hechos que sucedieron a grandes distancias en el universo. La moderna teoría cosmológica sostiene que
todo cuanto sucede en la Tierra sufre el influjo de partes muy distantes del Universo."
Larry Dossey
(médico)
"Los avances actuales de la Cosmología sugieren, con bastante insistencia, que las condiciones coti-
dianas sólo se mantienen en virtud del influjo de partes distantes del Universo; que las ideas que tene-
mos del espacio y de la geometría quedarían invalidados, caso de suprimir de nuestra consideración las
partes distantes del universo. Nuestra experiencia cotidiana parece estar tan íntegramente integrada,
hasta los menores detalles, con los aspectos a gran escala del Universo, que es prácticamente imposible
contemplar a ambos como si estuvieran separados."
Fred Hoyle
(astrónomo)
En esta etapa, tercer septenio, el ser humano ya no es creativo en cuanto a sus propios órga-
nos, pero sí lo es en el sentido de crear su propia Individualidad.
Cuando el Cuerpo Astral llega a la parte inferior del organismo, el hombre adquiere la madu-
rez terrestre (es justamente en este punto donde termina el desarrollo de los animales). Para el
ser humano se inicia el desarrollo de la personalidad anímica; el Yo "vive" en el alma, y no na-
ció porque sí: una nueva vida anímica personalizada comienza.
Pero, ¿qué vida anímica es ésta? Si observamos el nacimiento del alma -Cuerpo Astral transfor-
mado-, veremos como hecho relevante que el Cuerpo Astral nace en el polo metabólico -parte i n -
ferior del cuerpo-. Aquí se presenta una polaridad interesante: a los 7 años el Cuerpo Etéreo nace
y se desprende del polo neurosensorial -cabeza- mientras que el Cuerpo Astral debe sumergirse
profundamente en el metabolismo y órganos genitales para comenzar, a los 14 años, su despren-
dimiento y por ende su nacimiento desde el polo metabólico motor -pelvis-. (La menstruación
comienza cuando se ha desprendido este Cuerpo Astral de los genitales femeninos; los caracteres
sexuales masculinos acontecen, también, luego de este desprendimiento.) Cuando el niño co-
mienza su aprendizaje en la escuela aprende, también, a quedarse quieto. Es decir que el princi-
pio de la cabeza es la quietud: para pensar, el cerebro debe estar en calma. Este principio empie-
za entonces a actuar sobre el niño:
• polo neurosensorial = quietud
• polo metabólico motor = movimiento
1 PARTE
Q

Cuando estos principios se alteran, la enfermedad se hace presente: en la cabeza n o se tolera


el más m í n i m o movimiento y en el abdomen n o se tolera la quietud. Por ejemplo:

Polo neurosensorial Una leve conmoción cerebral


Cabeza -movimiento brusco de la masa encefálica- es grave.

Polo m e t a b ó l i c o motor Una parálisis intestinal es grave, ya que


Abdomen las asas intestinales deben estar
en constante movimiento.

También resulta válida la siguiente observación:


• En el hombre superior> quietud, calma, reflexión = pensar
• En el hombre inferior > acción, movimiento, reproducción = instinto
El pensar y el instinto son dos manifestaciones humanas. (Cuando nos referimos a inferior o
superior no estamos calificando sino describiendo -la cabeza está arriba y la pelvis está abajo-.)
La vida anímica del joven es acometida después de los 14 años. Desde principios de siglo hay
una aceleración de la madurez corporal; en los comienzos del mismo la pubertad era u n proce-
so dramático, en u n año y medio se completaba la transformación anímica y corpórea. Hoy el
proceso lleva años, incluso existe la tendencia a persistir en estado puberal -adolescente cróni-
co- mucho más allá del tercer septenio.
En esta etapa del adolescente hay verdaderas tempestades del alma. Debe entenderse su v i -
da anímica bajo estos impulsos que su alma recibe del polo de m o v i m i e n t o -polo metabóli-
co motor- y del polo de la quietud -polo nuerosensorial-..Hay que ayudarlo a encaminar este
conflicto por medio del trabajo anímico-espiritual. Esa vida anímica, tan movida, es llamada
también vida emocional, y entra en conflicto con la vida de la "cabeza".
En el alma se manifiestan constantemente los contrastes:
VOLUNTAD VIDA EMOCIONAL PENSAR
O o o
san mm t m
El joven se rebela contra la intelectualidad de su tiempo; se rebela contra l o establecido, con-
tra l o fijo (convencional o estable); se rebela contra la "fijeza" de su propia cabeza en medio de
una sociedad dominada por las ideas, los pensamientos y los razonamientos. Como no consigue
encarnar profundamente en su cuerpo (dificultades del Yo para su descenso en l o físico), es fácil
presa de las tempestades emocionales y su voluntad (manifestación del Yo) es débil. Todo l o an-
tiguo es malo, pero n o se sabe c ó m o cambiarlo. Entonces el joven trata de destruirlo. (Un caso
interesante es el marxismo, que subyuga a los jóvenes adheridos a ideas extremistas y que con
el correr del tiempo van perdiendo sus objetivos y la claridad de sus metas. Las biografías de al-
gunos terroristas evidencian c ó m o esa claridad de objetivos se va diluyendo.) Aparece una vo-
luntad clara de destrucción sin que subsistan las metas primarias.
A través del corazón se puede ser creativo en el ámbito social. Aquello que aparece en el orga-
nismo inferior como deseo sexual es sólo la parte física del amor. Algunas de esas fuerzas sexua-
les se pueden transformar en amor anímico. Lo que emerge de la esfera inferior -polo metabólico
motor- debe ser transformado por el corazón -sistema rítmico-. Asimismo, aquello que proviene
de la cabeza -el conocimiento, polo neurosensorial- debe ser recogido también por el corazón.
Del corazón fluye el amor, y metamorfoseando el deseo sexual en amor y el conocimiento en
sabiduría (debe amarse lo que se aprende). La educación tiene u n papel m u y importante; educar
así, conlleva criar a los niños y tratar a los ancianos con amor.
Pero antes de desarrollar el amor por algo, es necesario despertar el interés. Aquí es donde jue-
ga u n relevante papel la educación. Una muy importante sugerencia pedagógica de Rudolf Stei-
ner para el tercer septenio es despertar en los jóvenes el interés por el mundo circundante. Surge
en primer término un encuentro: ese Cuerpo Astral, que en parte se desprendió del Cuerpo Físico,
puede vivenciar el mundo y lo hace en forma más inmediata que antes, cuando estaba sumergi-
do en el Cuerpo Físico. Su vida anímica está impregnada del deseo y sensaciones -no sólo las se-
xuales-. Este deseo puede ser transformado en interés, en interés hacia y para el mundo. Las imá-
genes que el joven recibe son sensaciones -Rudolf Steiner las denomina "mar de sensaciones"-.Ya
SEPTENIO DEL CUERPO ASTRAL

MADURACIÓN SOCIAL Y TERRESTRE

dijimos que las células del Cuerpo Físico son similares a nuestras representaciones del alma; la
sangre de nuestro cuerpo, nuestro mar interior, corresponde al mar de nuestras emociones. Las
percepciones que el ser humano recoge del mundo va a transformarlas en sensaciones. De aquí
puede nacer el amor.
Rudolf Steiner considera que estas sensaciones son tan importantes que a este Cuerpo Astral
que nace en la pubertad lo llama "cuerpo de sensaciones".
También al miembro esencial que nace a los 21 años, Steiner lo llama "alma de sensaciones" o
"alma sensible".
Esta sensación que se exalta en el amor tiene el sello de las fuerzas es-
pirituales planetarias de Venus. Venus -Afrodita- nace de la espuma del
mar al salir el Sol: surge así su relación con las fuerzas solares que rigen Del corazón fluye el
los tres septenios del alma -21 a 42 años-. Venus deberá guiar al Ser pa-
ra entregarlo a ellas. Esta es una imagen de la transformación de aque-
llo que surge del interior oscuro de nuestro Ser -profundidades oceáni-
amor, metamorfoseando
cas- hacia la luz del sol; o sea, la transformación de una parte de esas
fuerzas del deseo en fuerzas del amor. el deseo sexual en amor
La ayuda que pueden recibir los jóvenes para no anclarse solamente
en el nivel de la sexualidad, consiste en despertar su interés para que, a
su vez, éste despierte el amor. (Si no es así, pueden perderse totalmen-
y el conocimiento
te en ese reino de la oscuridad.) Este camino lleva a que en los próxi-
mos septenios el Sol -el Yo- dirija la vida del hombre. en sabiduría
El amor puede irradiar desde ese sol interno. Así como el Sol es fuen-
te de fuerzas para todo el Cosmos, así el Yo es el motor de toda nuestra
evolución. Sin el impulso del Yo dentro del alma, el hombre permane-
(debe amarse
cería en el mismo nivel de los animales.
El hombre evoluciona de la madurez terrestre -tercer septenio- a la lo que se aprende),
madurez espiritual -séptimo, octavo y noveno septenio- a partir de su
Yo. Cada fase se caracteriza por incorporar cada vez más el Yo dentro del
alma; con esto el Yo individual se torna creador. Ese Yo i n d i v i d u a l es
la educación tiene
portador del espíritu c ó s m i c o .
La creatividad de ese Yo interno se expresa así: entre 14 y 21 años i n - un papel
tenta trabajar frente al caos que cada ser humano trae consigo en el al-
ma; una parte de esa alma sensitiva se transformó, y de ese cuerpo de
emociones nace el alma de sensaciones.
muy importante...
El concepto "cuerpo de sensaciones" ya apunta a la fase siguiente, pues los tres primeros sep-
tenios tienen relación todavía con el desarrollo físico.
La última sombra de la pubertad sobre esa vida anímica ya está tocando a su f i n . El amanecer
señala el nacimiento del sol en la vida anímica del adolescente. A los 21 años el sol despierta
dentro del alma humana. El Yo estructuró ya todo el organismo (por ejemplo, cuando el n i ñ o
pasa de la postura animal a la postura erecta -se yergue-; esto tiene que ver con la acción del Yo,
con las fuerzas solares).
A los 21 años concluye una cierta acción del Yo dentro del Cuerpo Físico. Ese crecimiento del
Cuerpo Físico que es penetrado por el Yo finaliza alrededor de esta edad. También termina el cre-
cimiento del rostro. En ese rostro, el Yo se expresa de una manera más intensa. Ahora, esa i m -
pregnación de la forma del rostro terminó y el Yo puede volver a sí mismo. Se está produciendo
el descubrimiento del verdadero Ser, se está atisbando la verdadera identidad, se está producien-
do el cuarto nacimiento: el del Yo individual, con la consiguiente crisis de identidad: ¿quién soy?
El ser humano ya puede ser considerado como responsable de sí mismo, y la educación fami-
liar y escolar pueden ser sustituidas por la autoeducación.
Un Yo que está por desarrollarse totalmente en esa alma -14 a 21 años- forma juicios que están
impregnados de simpatía o antipatía, lo que lleva a la sensación. Y realmente son muchas las
sensaciones que se reciben constantemente.
A partir de los 21 años ese Yo toma estos procesos con mayor seguridad, quiere saber c ó m o son
las cosas realmente. El ser humano se tornó responsable de sus propios actos, incluso ante la ley.
El Yo todavía no es el centro del alma; en la época del alma sensible -21 a 28 años- esto aún no
ha ocurrido. Cuando ocurra, esa alma será totalmente poseída por el Yo.
I A
PARTE

Recordemos lo expuesto:
• De 14 a 21 años = Tempestad de emociones
• De 21 a 28 años = Tempestad de sensaciones
El Yo tiene que aprender a conducir el barco a través de las tempestades.
OBSERVACIÓN DE LA CONDUCTA COTIDIANA DE
UN ADOLESCENTE DE UN MEDIO URBANO
Con estas observaciones no se pretende sucumbir a un reduccionismo ingenuo ignorando un
infinito número de causas -sociales, culturales, económicas, políticas, familiares, psicológicas, aní-
mico/espirituales, kármicas y cósmicas-,que concurren a la producción de estos fenómenos. Sola-
mente se hará hincapié en las características del Cuerpo Astral, que se ha liberado y desprendido,
para entender la posibilidad de este acontecer del tercer septenio que se caracteriza por la lucha
entre el deseo y la responsabilidad (entre el Cuerpo Astral, y el Yo que empieza a manifestarse).
• En el punto A, el m o v i m i e n t o -típica expresión del Cuerpo Astral- lo podemos seguir a tra-
vés de la música actual y sus representantes. La evolución hacia la violencia se patentiza en la
vestimenta de los grupos musicales, las insinuaciones de los mismos a u n auditorio hipnotizado
por el ruido y las luces, las ilustraciones de los compact disc haciendo apología de la muerte y la
destrucción, etc. En cuanto al deporte, es ése u n ámbito propicio para que se manifieste la astra-
lidad descontrolada hasta llegar incluso al crimen y al mal por el mal en sí mismo. No quiere de-
cir esto que cuando se desata la violencia en u n espectáculo público deba adjudicarse la respon-
sabilidad solamente a los adolescentes. Pero son los jóvenes los que más fácilmente pueden su-
cumbir a estas expresiones, sin poder reflexionar debidamente. En dichas situaciones se mani-
fiesta u n estado puberal crónico, no transformado, que hoy afecta a una parte importante de
nuestra sociedad.
• En el punto B, es interesante observar el metalenguaje, la presencia física y la vestimenta
creados por los adolescentes, para apreciar claramente la p o l a r i d a d astral, el deseo puro sin i n -
tervención del pensamiento; y si el deseo es contrariado surge la violencia. En el metalenguaje
utilizado es m u y claro el refuerzo de las palabras (prefijo Re) con el f i n de acentuar la expresión

• Música violenta, ensordecedora, repetitiva, hiriente


A • Vestimenta y actitudes de los grupos musicales y del
MOVIMIENTO público que los acompaña;
Música
• Características de los festivales
Consumo de drogas, descontrol, incitación a la violencia
• Ilustraciones de CD/cassettes, etc.

í. • Competitivos en grado extremo


Deportes i • Violentos; incluso mortales para quienes acuden a presenciarlos
f Canchas de fútbol

B • Generalización: "Todo bien. Todo mal."


POLARIDAD • Me agrada: ' Rebueno. Relindo. Reinteresante."
!

Metalenguaje
SIMPATÍA/ANTIPATÍA • No me agrada: "Remalo. Reharto."
• Vivir solo el momento: "Ya fue. Zafar."

Vestimenta
Cabello extremadamente largo - Cabeza rapada
Ropas enormes - Ropa ajustada a la piel

• Sujeto a la renovación constante de necesidades creadas por el sistema


Por ejemplo: Medios masivos de comunicación
OBSERVACIÓN DE LA CONDUCTA COTIDIANA DE

UN ADOLESCENTE DE UN MEDIO URBANO

del deseo y la polaridad específica de la astralidad. La presencia física puede exhibir una cabelle-
ra larguísima o una cabeza rapada, una profusión de olores artificiales según los dictados del úl-
t i m o comercial, o un antiguo olor a santidad. La vestimenta puede oscilar entre una ropa tan
ajustada al cuerpo que comprometa la respiración normal, hasta una ropa tan holgada que fla-
mee como una verdadera bandera ante la brisa más suave.
• En el p u n t o C, el deseo marca la característica del septenio; es la esencia del Cuerpo Astral.
Este deseo está sujeto a la renovación constante de necesidades creadas por el establishment ( i n -
fluencia de los medios masivos de comunicación). El adolescente urbano se hace esclavo del de-
seo, no puede darse cuenta de que el sistema le crea una necesidad ficticia y piensa que para al-
canzar la felicidad debe satisfacerla. Desgraciadamente, debido al desarrollo tecnológico, este
mismo fenómeno lo experimentan actualmente los adolescentes que viven en el medio rural.
Respecto del gráfico 5, esta imposibilidad es mayúscula al principio del septenio y decrece ha-
cia el final cuando el Yo empieza a manifestarse en el alma sensible (cerca de los 21 años).
El fenómeno de inseguridad -punto I - es clásico en el joven que no ha adquirido aún una ade-
cuada autoestima, que todavía posee una frágil autoimagen. Aquí se inscribe el fenómeno cultu-
ral de las marcas comerciales. Estar respaldado por la marca confiere la identidad que no se tie-
ne y suministra la seguridad que falta.
Un tema también interesante que podríamos titular "invasión de los pies en la cultura", se re-
laciona con el fenómeno del uso de las sofisticadas zapatillas modernas. Ha habido una muta-
ción generalizada en la valoración de los pies -lo terrestre-, en detrimento de la cabeza -lo cós-
mico-. Predomina el movimiento -región inferior- sobre la reflexión -región superior-. La parte
fundamental de la vestimenta la constituye el calzado; hasta la publicidad habla de u n "calzado
inteligente". N o debe sorprender, entonces, que tal jerarquización lleve a los adolescentes, en
sus gestos cotidianos, a colocar los pies sobre la cama (donde se duerme) y sobre la mesa (don-
de se come); sin olvidarnos que también los pies lo llevan a uno a conocer el m u n d o a través de
kilómetros y kilómetros (mochileros y caminantes).
El mismo fenómeno de inseguridad es el que induce a la búsqueda de límites configurando una fuer-
te actitud de transgresión y rebeldía. Muchas de estas actitudes se detallan en el gráfico 5.

,
La búsqueda de límites en el mundo exterior lleva a la /transgresión
\ y rebeldía
Ejemplo
1
Transgresión de hábitos
Horario,: comida, sueño,; salidas
> Adicciones
Tabaco, alcohol, drogas, etc.
1
Lenguaje soez, grosero, agresivo
INSEGURIDAD > Mofa constante del otro
Programas televisivos llamados "cómicos"
' Promiscuidad sexual
'Desprecio por el adulto y por el anciano
1
Discriminación racial
1
Formación de bandas urbanas
' Contravención de todo tipo de reglas de la vida social
1
Destrucción de servicios públicos
Teléfonos, señales, etc.

INCAPACIDAD ¡ • • • Ser mantenido, alimentado, dependiente


II DE ASUMIR Estado puberal-adolescente prolongado
REPONSABILIDADES i • En el meta-lenguaje actual: zafar

i • Alcohol y drogas
¡ Sueño ilusorio de recuperar el paraíso perdido
III EVASIÓN Reminiscencias del mundo espiritual
.. •Suicidio
I Imposibilidad de soportar el mundo
I 2
PARTE

En el punto II se ejemplifica la incapacidad de asumir responsabilidades; y en el punto III la eva-


sión, que es la imposibilidad más grave entre todas y puede acercar al adolescente hasta el umbral mis-
mo del suicidio.
NUESTROS DOS SEXOS
El encabezamiento del tema llama inmediatamente a la reflexión sobre el misterio de la diferencia-
ción sexual.
Si examinamos el aspecto anatómico manifestado en el embrión tiempo después de la concepción,
ya se podrán observar los esbozos del aparato genital masculino y femenino; reciben el nombre de con-
ductos de Wolff y Müller, respectivamente.
Lo interesante de la aparición simultánea y potencial de los dos sexos en esta temprana etapa embrio-
nal y la posterior atrofia de uno de ellos de acuerdo al sexo previsto para ese ser humano, obliga a pen-
sar que se ha plasmado físicamente una realidad espiritual. El espíritu humano no tiene sexo, es una
unidad; pero su manifestación en el plano de la materia necesariamente se canaliza en uno de los dos
aspectos de una polaridad: masculina o femenina. Cuando llega el momento indicado para la defini-
ción, una parte del Ser debe quedar anulada, y así ocurre: verdaderamente se produce la atrofia física de
una región del feto para que se canalice adecuadamente el sexo determinado por su destino en la pre-
sente encarnación.
Pero la situación presenta otras particularidades. Observando el polo cefálico del embrión, nos encon-
tramos con el surgimiento de las vesículas cerebrales en el mismo momento en que el Ser "renuncia" a
la formación del sexo opuesto.
Esta simultaneidad en la aparición de los hemisferios cerebrales con la atrofia del sexo opuesto, sería
la demostración biológica de lo que aparece en forma de imágenes en el primer Libro de Moisés respec-
to de la coincidencia de la diferenciación sexual con el desarrollo de la conciencia. (M. Glockler)
Un resultado de la investigación científico-espiritual proporcionada por Rudolf Steiner, da cuenta de
que el impulso para el desarrollo del cerebro se obtiene gracias a la renuncia de la fuerza reproductiva
del otro sexo. En el caso de la configuración de un cuerpo femenino, el excedente de fuerzas masculi-
nas no utilizadas sufre una metamorfosis y ayuda a la formación del cerebro y del propio pensamiento.
Esto constituye una base física y anímica para comprender aún más la complementariedad que presen-
tan ambos sexos.
Solamente captando este desarrollo físico-espiritual del ser humano podremos acercarnos al misterio
de la dualidad en la unidad.
Y ahora surge otra pregunta: ¿El impulso espiritual de lo masculino y lo femenino llega a la Tierra con
la misma fuerza? Por supuesto que no. El impulso espiritual que se hará varón llega con más profundi-
dad a encarnarse en la materia y exhibe, por tanto, una maduración terrestre a partir de este septenio
que difiere de la forma femenina "mujer", cuyo impulso espiritual no es tan intenso lo que va a deter-
minar entonces una constitución más cósmica.
(Aclaramos que en esta descripción no nos referimos a la mujer y al hombre como tales, sino a los
principios masculino y femenino presentes armoniosamente o no en cada ser humano que físicamen-
te pisa la Tierra.)
Esta distinta penetración espiritual en la materia consolida aún más la diferenciación sexual, como
que lo masculino será más pesado -huesos y músculos-; más anguloso -reino mineral-; huesos más alar-
gados (especialmente la pelvis); órganos genitales atravesando la cavidad abdominal para situarse afue-
ra del cuerpo; maduración temprana de los miembros (que es lo que lo conecta con la Tierra); voz más
grave; mayor concentración de hemoglobina que a su vez es portadora de hierro (metal que favorece la
encamación); aptitud para la lucha, defensa y acción -acción externa-; u n cerebro más pesado -pensa-
miento racional y reflexivo-.
En el caso de lo femenino, se completará la polaridad: siendo el cuerpo más liviano predominará lo
esférico -forma cósmica-; las curvas; los huesos pelvianos serán más anchos; los órganos genitales no
trascenderán la cavidad abdominal; la maduración se hará más notoria en su sistema rítmico -vida aní-
mica-; la voz más aguda; menos ligazón con la Tierra (una parte del Ser no ha encarnado, lo cual le otor-
ga la cualidad de vivir la vida del pensar a partir de imágenes internas más que del raciocinio frío); te-
nor de hemoglobina menor y preparado para fecundar, recibir y nutrir -acción interna-.
No obstante, podrá haber hombres de una profunda ternura y gran sensibilidad artística -principio fe-
menino-, y mujeres matemáticas brillantes con gran capacidad de conducción empresaria -principio
masculino-. Es el destino que cada Ser ha tejido para sí el que irá marcando las características de cada
Individualidad.
CARACTERÍSTICAS

GENERALES DEL SEPTENIO

Sigmund Freud estudió, desde su perspectiva, lo que él denominó "sexualidad i n f a n t i l "


o desarrollo psicosexual del n i ñ o , y brindó importantes conclusiones para analizar los vín-
culos enfermos entre los seres humanos (compejo de Edipo, de Electra, etc.). Sin embar-
go, este enfoque ha sido unilateral e insuficiente porque no ha considerado la dimensión
anímico-espiritual del hombre.
Cari Jung intuyó y desarrolló esa dimensión dando a luz el "anima" y el "animus"; am-
bas entidades responderían a la esencia espiritual del ser h u m a n o . El hombre materializa-
do físicamente como tal, posee u n aspecto femenino interior llamado anima, y la mujer
físicamente como tal posee un componente masculino interior que es el animus.

Con esto se completa terrenalmente el ser humano. Es un espíritu que ha seguido el camino de la ma-
teria según la Ley y, mientras tanto, inconscientemente vive en él la unidad total.
Recordemos finalmente unas palabras de Rudolf Steiner referidas al tema de los sexos: "Mediante la in-
vestigación científico-espiritual es posible comprobar que la mujer posee un Cuerpo Etéreo masculino y el hombre
un Cuerpo Etéreo femenino." (Por ejemplo: la metamorfosis de fuerzas afectadas a los órganos genitales y
su desplazamiento hacia la cabeza.)
CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO
¡Ha nacido el Cuerpo Astral en el ser humano! Nació de los órganos sexua-
les; este desprendimiento es el inicio de la vida anímica personalizada y el
despertar del interés. La vida anímica movilizada se llama emocional. Toda Un resultado de
emoción tiene su origen en la dinámica del organismo inferior -sexual/geni-
tal-; la vida anímica que viene de abajo se enfrenta con las fuerzas que vie-
nen de la cabeza. El deseo se transforma en amor cordial en el corazón, y de-
la investigación
berá convertirse en interés por el mundo. El Ser debe aprender a metabolizar
las emociones y de esta elaboración surgirán en su alma los sentimientos. científico-espiritual da
El ideal básico del septenio es la verdad; y las características se expresan a
través del poder representativo lógico: "Respeta al maestro por lo que sabe".
Las fuerzas anímico-espirituales desarrollan el pensamiento y especialmen-
cuenta de que el impulso
te el juicio crítico. Aquí lo importante es comprender, tal como en el segun-
do septenio era sentir y en el primero era hacer -voluntad-. para el desarrollo
La presencia del Yo (3 años) en el primer septenio se transformó en una
sensación del Yo (10 años); ahora es la época de una primera realización del
Yo. El desarrollo del pensar comenzó con la percepción -primer septenio-, del cerebro se obtiene
continuó con la representación en el segundo septenio, y aquí, en el tercero,
desemboca en la adquisición de conceptos: es el momento del desarrollo del
pensar abstracto-conceptual.
gracias a la renuncia de
El adolescente necesita imperiosamente conocer la verdad. A esta necesi-
dad de su polo cefálico se opone la fuerza de lo instintivo que ahora se ha la fuerza reproductiva
transformado en deseo -maduración sexual y anímica-. Su voluntad se llama
ahora deseo. Entre los 14 y 21 años se esbozan las tres etapas del amor por
primera vez: amor sexual, amor erótico/afectivo -compañerismo- y amor ver- del otro sexo.
dadero o espiritual. (Gudrun Burkhard)
La madurez social -formación de grupos y comunidades- también puede ser llamada, desde el punto
de vista espiritual, "maduración terrestre", porque es el tiempo en el que el Cuerpo Físico presenta desar-
monías e incongruencias. El cuerpo se subordina aún más a la gravedad terrestre; se altera la armonía y
d equilibrio alcanzado por el niño de la mitad del segundo septenio. Puede presentarse: una figura alar-
gada, agobiada a nivel cervical (cabeza gacha) y primeras dorsales (una cierta cifosis), los miembros su-
periores colgando de la cintura escapular y los inferiores que se arrastran indolentes por el suelo... todo
confiere al joven un aspecto desgarbado y torpe. El espejo es el enemigo necesario que le devuelve una
imagen que él desconoce y rechaza.
Sin embargo, a través de este Cuerpo Físico, con su esquema corporal desestructurado, debe emerger la
tuerza que lo llevará a levantar la cabeza hacia el cielo y respirar plenamente.
El aprendizaje ya es consciente y la actitud de emulación dio paso a otra que es la apreciación. Debi-
do al desarrollo del pensar lógico, ahora lo atrae la ciencia. Sus fantasías han trascendido lo creativo y
lo emotivo estético para transformarse en fantasía extra-intelectual.
Alrededor del inicio de este tercer septenio se presenta una imagen ideal de ser humano. Esta imagen,
transformada en arquetipo, es rectora y propulsora del desarrollo. La virtud básica del septenio es la pe-
l e
PARTE

disposición al deber -adquisición de responsabilidad- y la lucha está planteada entre la imagen ideal ar-
quetípica del hombre y el instinto proveniente de su recién adquirida maduración sexual. En medio de
este conflicto el joven siente que debe luchar por su ideal básico: la verdad. Trata de lograr este ideal en
sí mismo, y también en los demás; de allí su actitud crítica hacia los otros.
Si no encuentra un ideal o un ídolo digno de imitar, idolatra a cualquier figura popular que posea u n
alto grado de reconocimiento como artista o como deportista; la lectura de biografías famosas puede
contribuir a encontrarlos. En el metalenguaje adolescente hallamos palabras de uso corriente que expre-
san esta necesidad -ídolo, ídola, genio, diosa-.
CONSTTOJCCIÓN DE IDEALES
Esta es, repetimos, la característica esencial del septenio. (Ver gráfico 6)
¿Y qué es un ideal? En su acepción académica es la síntesis de la perfección suprema, representa el mo-
delo o las metas más elevadas del ser humano.
Desde el punto de vista antroposófico, el ideal procede de la esfera de los conceptos. El concepto es al-
go inmaterial que existe objetivamente como realidad espiritual; nuestro pensar nos permite relacionar
varios conceptos entre sí.
El pensar es una actividad subjetiva por la cual el hombre participa de la realidad objetiva e inmaterial
del mundo de los conceptos. Elpetisar es uno de los dos factores que integran el acto cognocitivo; el otro
factor es la percepción sensoria del mundo circundante. Por lo tanto, el conociiniento de un objeto o
fenómeno, se produce cuando se unen los atributos captados a través de los sentidos -percepción- con
la idea o contenido espiritual de dicho objeto -concepto-.
"Las ideas se tornan ideales a través del proceso de realizarlas." (Rudolf Steiner)
El anhelo de los valores espirituales de bondad, verdad y belleza será el estímulo constante para sos-
tener un ideal, que es uno de los últimos recuerdos del mundo espiritual. La capacidad de desarrollo de
la imaginación creadora o fantasía extra-intelectual aparece en este tercer septenio y su causa es el des-
prendimiento o nacimiento del Cuerpo Astral.
Reiteramos: el principio bisexuado se manifiesta definitivamente en la pubertad. El desarrollo sexual
enfrenta al individuo a dos situaciones polares: el hedonismo y/o la promiscuidad, o el ejercicio de la
responsabilidad. En el plano físico aparece la posibilidad de procrear congéneres y en el plano anímico-
espiritual la vivencia de la humanidad como u n Todo. Los dos sexos llevan en sí la condición humana
en su integridad, aunque cada uno la viva de diferente manera según su mayor o menor penetración
en la materia: el principio masculino penetra más profundamente haciendo al hombre más terrenal, y
el principio femenino penetra menos haciendo a la mujer más cósmica.
El ser humano proviene de u n mundo espiritual o mundo de las ideas, y nace físicamente en un m u n -
do material que impregna sus sentidos. Aquí empieza el conflicto de no ser esclavos de la materia -sen-
saciones- n i de las ideas -intelecto-. Este es el problema de este septenio: el enfrentamiento entre la ima-
gen ideal o arquetípica del hombre y los instintos que ahora demandan al joven. Su propio ideal se or-
dena con los ideales de la humanidad; se siente u n humano entre los humanos, pelea por sus derechos,
por la libertad y por la justicia.
Frente al tema de la construcción de ideales afloran inmeditamente las "toxinas" contra las cuales el
adolescente luchará a brazo partido: el cinismo, la falsedad y la hipocresía.
L A CRISIS DE IDENTIDAD
A fines de este período de tantos cambios -21 años- el joven se enfrenta con el advenimiento real de
su propio Yo; esa eclosión en el alma humana marcará los tres septenios siguientes -21 a 42 años-.
Este es el momento del cuarto y último nacimiento de uno de los miembros esenciales del hombre,
del más sutil de los cuatro cuerpos. Es el instante de parir el propio Yo. Esta es la crisis de identidad: ¿Quién
soy yo?
Todo comenzó con el nacimiento del Cuerpo Físico. A los 7 años es parido el Cuerpo Etéreo y a los 14 el
Cuerpo Astral. A los 21 años nace el Yo en el alma y la pregunta tan difícil: ¿Quién soy yo, realmente?
Hay dos tuerzas en pugna frente a este proceso:
• la lucha de la Individualidad por emanciparse
• la oposición consciente o inconsciente de los padres por evitarlo.
E L JOVEN: Debe trabajar arduamente para despojarse de las imágenes maternas y paternas muy fuertes
que le impiden su propio reconocimiento.
Tendrá que elaborar internamente su biografía hasta el presente y no dispone de muchos elementos,
LA CRISIS DE

IDENTIDAD

ya que buena parte de la vida vivida ha pasado inadvertida dado el cúmulo de transformaciones físicas,
anímicas y espirituales que tuvo que soportar: una transformación corporal que oscila desde u n lactan-
te a un adolescente, una metamorfosis anímica que va desde el llanto de un recién nacido al llanto de
una iniciación sexual, y el advenimiento espiritual desde el logro de la postura erecta hasta la crisis de
identidad.
Los PADRES: ES muy común en nuestro medio escuchar la siguiente sentencia: "Lo conozco como si lo hu-
bieraparido". Y sin embargo, ésa es la posición más difícil para conocer plenamente a una Individualidad,
precisamente por la imposiblidad de ser ecuánime en el intento. Llama la atención que muchas madres
experimenten sorpresa respecto de su hijo adolescente (16 o 17 años en adelante); lo desconocen total-
mente y con gran asombro manifiestan "éste no es mi hijo..." y agregan "éste no puede ser mi hijo..." El he-
cho adquiere contornos muy dolorosos cuando estas expresiones son vertidas por medios periodísticos y
un padre o una madre suelen aparecer diciendo "mi hijo no puede haber robado...", "mi hijo no puede haber
matado...".
¿Dónde está el error de semejante apreciación? ¿Por qué la sorpresa? ¿Por qué este gran desconoci-
miento de la realidad del hijo? Una reflexión al respecto: la madre vive maternalmente los primeros
años del niño con plenitud, y construye inconscientemente una imagen total de ese hijo. Su hijo es ese
bebé que amamanta, ese niño que empieza a caminar, ese escolar blanco y vaporoso, ese picarón que
apaga las velitas... Generalmente alrededor del segundo septenio, concluye su archivo primario de imá-
genes. La gran cantidad de fotografías que cristalizan estos momentos transitorios acentúan aún más en
el alma materna la sensación de conocer la verdadera personalidad del hijo. Cuando ese niño, cuya ima-
gen coagulada en el tiempo su madre conserva, rompe los cánones o reglas familiares, sociales y cultu-
rales, evidentemente se produce una profunda mezcla de dolor y asombro en el corazón de quien creía
que era madre de "otro" Ser. Esta descripción abarca a un sector amplio de la comunidad con sus respec-
tivas connotaciones socio-culturales particulares, sumadas las enormes diferencias individuales que ca-
da madre pueda aportar a su proceso personal. (Cuando hablamos en especial de la madre, lo hacemos
porque el vínculo biológico puede determinar en ella un apego mayor, pero estas reflexiones están diri-
gidas también a los padres.)
¿Cuál es, entonces, el secreto que se esconde detrás de este proceso de desconocimiento? ¿Qué debe-
rían hacer los padres para no equivocarse? ¿Cómo pueden conocer mejor a su hijo, día a día?
Si analizamos la vida humana a través de la Ciencia Espiritual, queda muy
claro que los hijos no nos pertenecen:
• En lo biológico sólo somos albergue de la vida, pero no sus creadores; só- Es el futuro dijo
lo se nos confiere su cuidado.
• En lo espiritual, es la Individualidad del Ser que encarnado en nosotros quien elige a
será llamado "hijo" quien, merced a su conciencia extracorpórea prenatal -su
Yo-, será guiado espiritualmente para concretar su elección y golperará a las
puertas de nuestra vida humana para pedir que lo recibamos en su seno. Es sus padres y no a
el futuro hijo quien elige a sus padres y no a la inversa
Lo que podemos conocer del Ser durante los primeros años de la vida la inversa; el golperará
es sólo el embrión de la Individualidad. Solamente a partir del tercer sep-
tenio empezará a vislumbrarse quién es realmente el que ayudamos a nacer.
Cada día que pasa, mientras vemos crecer a nuestro niño nos debemos pre- a las puertas de
guntar: "¿Quién será?" Así cultivaremos permanentemente nuestro asombro
y estaremos abiertos a cada instante para conocer algo más de ese Ser que en
esta vida se llama "hijo nuestro".
nuestra vida humana...
Esto exige de los padres una inmensa cuota de humildad para reconocer su papel de mediación, amén
de su agradecimiento al mundo espiritual por haber sido elegidos para tan noble tarea. Tal actitud sen-
sata de los padres constituirá el mejor obsequio que podrán ofrecerle al Ser en crecimiento. Y sus suce-
sivas separaciones: rupturas de la simbiosis biológica -el parto-, caminar solo, ingresar en la escuela, la
pubertad, los primeros amores... hasta la crisis de identidad, serán vividas por el grupo familiar como
una verdadera gracia: compartir un destino común.
RIESGOS Y OPORTUNIDADES
Los riesgos de esta etapa son muchos y muy graves porque ponen en peligro el desarrollo futuro del
Ser. Nunca se manifiesta en forma tan absoluta el mundo astral en una etapa de la vida como en el ter-
cer septenio.
El despertar del cuerpo de sensaciones que exacerba el movimiento y la esclaviutud al deseo, unido
a la imposibilidad del Yo de acercarse al mundo y aquietar la organización astral, constituyen la esencia
I A
PARTE

del riesgo. Pubertad, adolescencia, un cuerpo erotizado, una inmadurez emocional y u n mar de deseos,
pueden desembocar en el tabaquismo, el alcoholismo, el uso de drogas, la pasión desenfrenada, el afán
de velocidad o la competencia feroz, por mencionar sólo algunos de los posibles caminos sin retorno.
Es un instante crucial para ingresar en estados de adicción y dependencia.
Por supuesto, las oportunidades para atravesar esta etapa y salir fortalecido también existen. Los de-
nominados "estímulos para la predisposición al deber" pueden ser agrupados en físicos, psicológicos y
artísticos.
a) Físicos: movimientos que exijan precisión y concentración. Alimentación dirigida al sistema ner-
vioso. Desarrollo de la percepción sensoria consciente.
b) Psicológicos: técnicas dirigidas a la auto-observación y a la auto-afirmación. Estudio de ciencias
exactas y filosofía. Ciencia a partir del goetheanismo.
c) Artísticos: percepción musical, literaura y poesía. Historia del arte, observación de cuadros, poesías
escritas por el joven mismo, literatura de la vida, costumbres, hábitos de razas y pueblos.
A modo de síntesis, en el gráfico 6 (pag. 117) se hace también una recopilación de las enfermedades
factibles de ser contraidas como consecuencia de la falta de predisposición al deber.
FUERZA PLANETARIA Y METAL CORRESPONDIENTE
La esfera espiritual de Venus es la tercera, a partir del plano terrestre, que debe atravesar el Ser en dos
actividades polares como son la encarnación y la excarnación: la conformación de órganos en la prime-
ra experiencia o nacimiento físico, y el abandono del cuerpo por parte del alma en la muerte física.
Pero, ¿qué es lo esencial subyacente en el arquetipo de Venus?: el principio de la conservación. Ya en
la mitología hindú existe una fuerza que preserva lo creado, se llama Vishnú. De este principio de la con-
servación derivan la economía y el ahorro. Estos dos conceptos son fáciles de captar en cuanto a la rea-
lidad física: el ahorro de un bien material o la economía del hogar. Pero es más difícil ampliar concep-
tual y vivencialmente su acción en la conformación de la sustancia humana, en la preparación de la
misma para ser individualizada por las fuerzas de Marte o en el ahorro de energía logrado en el ciclo de
las proteínas.
B. Lievegood propone una imagen clásica para comprender la acción de las fuerzas de Venus: u n ama
de casa hacendosa y callada, que sabe escuchar pero que no interviene en la conversación, que prepara
el hogar de la mejor manera posible para que los que llegan allí se sientan cómodos. Este ambiente cá-
lido y acogedor es el símbolo de la interiorización de estas fuerzas; también se expresan en el recogi-
miento y en la meditación. (Etimológicamente, "venerar" deriva de Venus.)
El órgano de Venus es el riñon y su satélite la glándula suprarrenal; el sistema venoso también le co-
rresponde -Venus = venas-.
En el órgano físico-espiritual riñon se manifiestan estas fuerzas en el maravilloso trabajo de reabsor-
ción del fluido líquido que pasa por el glomérulo, y en la regulación del intercambio aéreo con el exte-
rior. Las 4/5 partes del aire que respiramos está constituido por nitrógeno, y el riñon es la parte del or-
ganismo donde se depura activamente el nitrógeno.
El riñon es denominado el órgano del Cuerpo Astral. Recordemos que el Cuerpo Astral -entidad supra-
sensible- es uno de los miembros de la estructura cuaternaria del hombre, y que para actuar en el plano
físico necesita del estado gaseoso de la materia -elemento aire-. Se puede vislumbrar así por qué el riñon
es el órgano central del temperamento sanguíneo.
La calidad de estas fuerzas venusinas en el riñon son responsables, en gran medida, de la astralizaáón
de la sustancia o irradiación renal. Este es un concepto antroposófico dado por Rudolf Steiner y señala
el camino que deben seguir las sustancias dentro del organismo viviente para ser aceptadas e incorpo-
radas como propias.
El órgano físico espiritual riñon es el encargado de imprimir su sello mediante la preparación o astra-
lización de la sustancia -actividad del cobre- para ser individualizada por la organización del Yo. Este es
un trabajo de las fuerzas de Marte, y su instrumento, el hierro, es el encargado de otorgarle la Individua-
lidad biológica a nuestra sustancia proteica.
La asimilación es el aspecto de Venus que ofrece menos dificultades para su comprensión. Esta asimi-
lación es pasiva y se lleva a cabo por fuerzas astrales, mientras que la excreción, que también depende
de Venus, es activa y se hace bajo el influjo de fuerzas del polo neurosensorial. Este proceso es sincróni-
co con la elaboración y síntesis química, que es un proceso de Marte.
En resumen: el riñon, desde el punto de vista de la medicina antroposófica, tiene una doble función:
por un lado elimina sustancias -función excretora- y por otro lado cumple su misión de irradiación as-
LAS FUERZAS PLANETARIAS Y

EL METAL CORRESPONDIENTE

tralizadora de las sustancias. (Rudolf Steiner)


Esta función renal se complementa con una tonicidad especial que caracteriza al organismo en gene-
ral. Si el Cuerpo Etéreo estuviera abandonado a sí mismo (privado del impulso del Cuerpo Astral) el orga-
nismo acuoso del ser humano por él gobernado perdería su forma, y su estructura caería bajo las leyes
de la gravedad terrestre: se producirían entonces edemas, metrorragias, hemorragias, y se facilitaría la
formación de hemorroides, várices, etc. Es decir, se hallaría debilitada la función astralizadora de las sus-
tancias -irradiación renal débil o debilidad del Cuerpo Astral-.
También las glándulas suprarrenales son un teatro predilecto para la acción de las fuerzas astrales so-
bre el Cuerpo Etéreo. Si se produce una lesión en estas glándulas, el Cuerpo Etéreo no recibe el impulso del
Cuapo Astral, se atrofia y las funciones vitales se degradan -enfermedad de Adisson-. Cuando las fuerzas
de Venus son débiles puede aparecer astenia, hipotensión e hipoglucemia, pero si en cambio son dema-
siado intensas aparecerá hipertensión, meteorismo, etc.
El metal correspondiente a Venus es el cobre -cupnim-. Cuando constatamos que el organismo hídri-
co humano está perdiendo su configuración normal y por ende su tonicidad natural, es el momento
adecuado para introducir el cupnim y ofrecer un punto de apoyo a las fuerzas astralizantes (dicho de otra
manera: ayudar al Cuerpo Astral) para que estimulen convenientemente al Cuerpo Etéreo encargado de
gobernar el organismo líquido. Es habitual que se administre concomitantemente el hierro -fetrum-, ya
que las fuerzas de Marte y Venus siempre actúan en sincronicidad.
Un ejemplo de perturbación serían los cólicos o espasmos -musculatura involuntaria- que acompañan
a una menstruación abundante y que caracterizan u n intento desesperado, no natural, del Cuerpo Astral
por evitar una hemorragia. El mismo criterio antroposófico nos dice que las contracturas, espasmos o
calambres musculares -musculatura voluntaria- se deben a intentos fallidos del Cuerpo Astral. Tratar u n
cólico, por ejemplo, mediante la regulación del Cuerpo Astral, permite llegar en profundidad a causas
más reales del trastorno, esclarecer la conciencia -esencia del Cuerpo Astral-, lograr un bienestar -regula-
ción del Cuerpo Etéreo- y prevenir repeticiones sistemáticas.
En cambio, la administración de u n espamolítico o un miorrelajante sólo permite atenuar la crisis, y
finalizada esta acción farmacológica nada ha cambiado en el organismo enfermo, además de estar ex-
puesto a los efectos secundarios del fármaco en cuestión y a la repetición del síntoma por él suprimido.
No obstante, esto no significa que en una situación crítica, donde el organismo del paciente no respon-
de a u n sano estímulo de curación, el médico no deba apelar a sustancias químicas artificiales. Esto se
llama sentido común; lo opuesto se llama dogmatismo.
ASPECTO MITOLÓGICO
Recordando la inmensa sabiduría que encierra la mitología en general y la griega en par-
ticular, vamos a describir los rasgos principales de una deidad muy rica y compleja. Nos
referiremos a Venus, diosa de los antiguos ítalos, señora de la primavera y protectora de los
jardines, ligada a la jovialidad, al porte y a los atractivos eróticos, y que llegó a ser diosa
nacional y protectora del estado romano. En el siglo I adquirió gran auge su culto.
Aparte de la célebre estatua de mármol encontrada en Melos -siglo II a.C-, la famosa Ve-
nus de Milo, hay muchísimas esculturas que testimonian la veneración popular. En la te-
la la inmortalizó Sandro Botticelli en el siglo XV, demostrando su profunda intuición: Ve-
nus emerge de la inmensidad del océano sobre la valva de una ostra en medio de la espu-
ma del mar.
Analicemos esto: "...emerge de la inmensidad del océano" "...en medio de la espuma del
mar": las profundidades oceánicas nos traen reminiscencias de su origen oscuro e incierto;
sus fuerzas operan en lo inconsciente preparando al Ser para la adquisición de lo anímico:
el advenimiento del alma. La vida vegetativa está representada por el agua, pero no por la
espuma. ¿Qué es la espuma?: agua más aire. En el aire flota el soplo de la vida, el próximo
escalón de la evolución. El Cuerpo Etéreo rige las leyes de los líquidos -elemento agua- don- Afrodita,diosa
griega del amor y
de impera el fenómeno de la vida: reproducción y crecimiento -fuerzas lunares-. No así el
la belleza. Venus fue
de la conciencia o el de la sensación, o sea la fuerza del sentimiento: éste es el ámbito del su equivalente romana.
Cuerpo Astral que gobierna las leyes de los gases, de lo aéreo -elemento aire-. Allí actúa Ve- Cabeza de Afrodita en
nus, donde el aire penetra al agua, donde la vida anímica compenetra la vida biológica. mármol del S. IV a C.

Siguiendo nuestro análisis: Botticelli pintó a Venus "sobre la valva de una ostra": Las valvas de las os-
tras se abren y cierran pasivamente, es un proceso ni activo ni agresivo... ¡esto es Venus! Y si continua-
mos con la investigación científica descubriremos que la ostra es un molusco muy rico en cobre, i m -
prescindible para su respiración. ¡Tal vez Botticelli no poseía esta información, pero sí la intuición de los
mundos superiores!
l e
PARTE

En el año 295 a.C, aproximadamente, a Venus se la identifica con Afrodita. Los orígenes de Afrodita
son muy enigmáticos. Según algunos autores es oriental, e idéntica a la diosa semita Astartí.
Cuenta la saga que Kronos -Saturno- fue iniciado por su madre Gea, esposa de Urano, para derrocar a
su padre. Kronos logró cortar los genitales de Urano con una hoz, cayendo estos al fondo del océano y
naciendo de allí Afrodita, de la espuma del mar. Se supone que su culto llegó a Grecia por mar, y en
Chipre y otras islas se le profesó intensa devoción.
Los griegos la vivenciaban a Afrodita -Venus- como parida por la espuma. En algunos lugares se vivían
estas sensaciones con mayor intensidad, por ejemplo en la isla de Chipre, ¿y qué se descubrió luego allí?:
¡grandes cantidades de cobre! -Chipre = cobre-.
En la versión de Homero, Afrodita fue hija de Zeus y Dione, y se casó con Hefistos, cojo y feo, dios de
la forja y el fuego, cuyas obras eran de una enorme belleza. Ella tenía muchos amantes, como Ares y
Adonis, y también muchos hijos, entre los que se destacan Eros y Harmonía.
Estas fuerzas de Afrodita pueden reconocerse en nuestra alma estableciendo la polaridad con Psique,
que es la femineidad más elaborada, más elevada y también la más triste: Psique, hija de reyes, belleza
incomparable, es adorada pero nunca cortejada. Ella despierta los celos de Afrodita, quien exige a los pa-
dres que la encadenen en lo alto de una montaña del Cáucaso para desposarla con el señor Morte, el
más horrible y repulsivo de los seres; la ceremonia de casamiento era en realidad una ceremonia de
muerte. Pero nada de esto ocurre, ya que Eros, dios del amor, el más bello del Olimpo, queda embelesa-
do por Psique; accidentalmente se clava una de sus flechas quedando instantáneamente prendado de
ella. La rapta y la desposa, pero con la condición de que no podrá verlo durante el día; él sólo la visita-
rá en la oscuridad de la noche. Las hermanas de Psique, celosas, siembran en ella la duda respecto de su
esposo invisible y le aconsejan matarlo argumentando que Eros es un horrible monstruo que va a de-
vorarla. Psique intenta romper el pacto existente entre ambos tratando de ver a Eros mientras duerme;
pero él despierta, y entonces desaparece de su vida. Aunque Eros siempre la cuidará, Psique está ahora
nuevamente sola.
Esta leyenda permite considerar dos tipos de femineidad:
• Afrodita representa lo femenino antiguo, lo oceánico, la turbulencia de la castración, la etapa pre-
consciente; ella reina en lo inconsciente, representa las fuerzas instintivas primarias.
• Psique nace del contacto de una gota de rocío con la tierra. El elemento tierra es la conciencia.
Representa la pureza, la entrega, el sacrificio y la soledad: en matrimonio con la tierra la gota de ro-
cío muere.
(Recordamos que al hablar de lo femenino nos referimos a la mujer en sí y a lo femenino del alma
masculina: el ánima -Jung-.)
Resumimos ahora algunas características, a manera de pautas de los diversos trabajos que se pue-
den realizar sobre la base de lo descripto para los cuales habrá que concatenar los aspectos masculi-
nos, Ares y Hefistos, y detectar así cuál es el equilibrio de fuerzas femeninas y masculinas en cada
uno de nosotros:

Femineidad antigua Femineidad elaborada

Verdadera hembra Virginidad

Vanidad Entrega

Lujuria Soledad

Fertilidad Pureza

Tiranía, cuando es contrariada Subyugación total por el esposo (el otro)

Regresión Siempre espera a un Eros inmaduro, creador de paraísos

Evolución preconciente Evolución consciente

Celos Desarrollo del pensamiento

Envidia

Seducción/Competencia
ASPECTO

MITOLÓGICO

PREGUNTAS DEL TERCER SEPTENEl(14 a 21 años) ^ <*


•¿Cuándo has notado los cambios físicos en tu •¿Tu padres apoyaban o c o m b a t í a n tu situación
cuerpo? ¿ C ó m o los has enfrentado? profesional?
•¿Cómo fue el despertar sexual? ¿ H o m o s e x u a l i - •¿Cómo era la relación con tus padres?
dad? ¿Heterosexualidad? •¿Hubo personas que representaran un ideal o un
•¿Cómo fue el sentir de las fuerzas? ejemplo para ti; de q u é especie?
•¿Qué enfermedades tuviste en esa época? ¿Acci- •¿Había personas en las que podías confiar; tenías
dentes, medicamentos, drogas, tabaco, alcohol, la sensación de que te e n t e n d í a n ?
otras dependencias? •¿Había personas que influenciaban en forma ne-
•¿Tenías depresiones o explosiones de ira, ideas gativa?
de suicido? •¿Cuáles eran tus lecturas preferidas?
•¿Cuál era tu relación con la alimentación? •¿Hacías deportes? ¿Cuáles eran los preferidos?
•¿Qué ideales se despertaban en ti? ¿Tenías í d o - •¿Te gustaba viajar?
los? ¿Participabas activamente en a l g ú n partido
•¿Fuiste confirmado? ¿Tenías una vida religiosa
político u otros grupos?
practicante?
•¿Cuáles eran tus intereses?
•¿Tenías oportunidades de expresar tu vida aní-
•¿Cómo siguió tu f o r m a c i ó n escolar? mica?
•¿Cuáles eran las materias que despertaban m á s •¿Tenías una amiga o un amigo?
tu interés? ¿Eras un buen alumno; d ó n d e esta-
•¿Cómo te manejabas con el dinero? ¿Tenías di-
ban tus mayores dificultades?
nero de bolsillo, ganancia propia, dinero gana-
•¿A q u é edad elegiste tu profesión? ¿Cuál fue? do para tus necesidades?
•¿Cuáles fueron tus responsabilidades? •¿Cómo era tu relación con la verdad?
•¿Cómo era tu círculo de amigos y los intereses •¿En q u é campo te sentías libre? ¿En cuál te sen-
comunes? ¿Eras fácilmente aceptado o rechaza- tías obligado?
do en el grupo? ¿Por q u é ?
•¿Cuáles eran tus planes de vida?
•¿Había trabajos que hacías por propia iniciativa
•¿Hiciste el servicio militar?
y con alegría? ¿Cuáles eran?
•¿Tuviste un cambio interno o externo alrededor
•¿Hubo vocaciones o capacidades que no pudis-
te desarrollar? ¿Cuáles fueron? de los 18 años?

•¿Tenías compromisos de trabajo a d e m á s de las •¿Qué cualidades planetarias se desarrollaban


tareas escolares? más intensamente?
•¿Tenías tu propio espacio físico? ¿Tu propio es- •¿Cuáles fuerzas resultaron del Tercer Septenio
pacio a n í m i c o ? ¿Tus amigos? ¿Tu lugar en la fa- positivas o negativas para tu vida futura?
milia? ¿Tu esfera privada? ¿Secretos?
LOS TRES SEPTENIOS DEL CUERPO
Así como hemos señalado que cada siete años -septenios- se produce una crisis que po-
demos traducir como crecimiento, ahora decimos que cada tres septenios, o sea cada 21
a ñ o s , ocurren situaciones m u y particulares, como el desplazamiento de la conciencia: del
cuerpo al alma y de ella al espíritu.
(Cada vez que mencionamos etapas m u y importantes en la biografía humana, es necesa-
rio recordar la elasticidad con que debemos tomar estos cambios de r u m b o : hablamos de
períodos aproximados, ciclos que se cumplen alrededor de cierto n ú m e r o de años. Sería i m -
p r o p i o establecer fechas rígidas en lo que hace a las transformaciones de la conciencia del
hombre.)
Procuraremos integrar estas tres etapas decisivas de la vida que abarcan desde el naci-
m i e n t o hasta los 21 años.
• Se puede hacer una primera síntesis teniendo en cuenta la organización de la estructu-
ra ternaria del ser h u m a n o , que es p a t r i m o n i o del adulto ya que el n i ñ o como tal pertene-
ce todavía a una bipolaridad.
En el período e m b r i o n a l , en el que la producción de formas alcan-
za su m á x i m o n i v e l , el ser h u m a n o se caracteriza por una gran ca-
Las fueras formativas
beza con grandes ojos y el esbozo de los futuros miembros; o sea,
la presencia física del polo neurosensorial y u n incipiente polo meta- pertenecen al
bólico motor. A medida que transcurre el t i e m p o , i n c l u i d o el naci-
m i e n t o físico, el polo neurosensorial tiene gran preeminencia en el
desarrollo alcanzando su c u l m i n a c i ó n alrededor de los 7 años. El
principio espiritual
p r e d o m i n i o de este sistema en esta etapa no tiene que ver con su
f u n c i ó n específica: el pensar. El n i ñ o no piensa en esta época; por portador del
el c o n t r a r i o , t o d o su sistema neurosensorial está c o m p r o m e t i d o
en la c a n a l i z a c i ó n de dichas fuerzas f o r m a t i v a s para d i r i g i r l a s a
t o d o el o r g a n i s m o , desde el aparato l o c o m o t o r hasta los ó r g a -
plan individual de cada
nos i n t e r n o s . Estas fuerzas, que utilizan este sistema como canal,
primero deben estructurar el propio sistema y posteriormente el ser humano; a ese
resto del Cuerpo Físico. Por eso es m u y apropiado decir que el h o m -
bre crece desde su cabeza hacia abajo. campo de fuerzas que
En Antroposofía se denomina principio de la forma al aflujo de
fuerzas formativas a través del sistema neurosensorial, que es t r a n s -
p a r e n t e para dichas fuerzas del mismo modo que lo es para los
definimos como
pensamientos. U n símil de este proceso en el m u n d o físico nos lo
brinda el cuarzo, que combina la fuerza cristalina con su permeabi- el cuarto cuerpo
lidad a la luz. Esta imagen del cuarzo en el m u n d o material sirve
para comprender el papel que cumple el sistema neurosensorial, es-
tático, i n m ó v i l , casi inerte como el cristal y con la admirable capa-
del hombre,
cidad de ser atravesado por las fuerzas formativas, que luego de f i -
nalizada su obra sobre la sustancia -aparición de la forma- se trans- a individualidad, el T a
mutarán en fuerzas del pensar.
Las fuerzas formativas pertenecen al p r i n c i p i o espiritual portador del plan i n d i v i d u a l de
cada ser h u m a n o ; a ese campo de fuerzas que definimos como el cuarto cuerpo del h o m -
bre, la I n d i v i d u a l i d a d , el Yo.
El Cuerpo Etéreo, que solemos mencionar como cuerpo morfogenético-generador de formas-,
o cuerpo de fuerzas formativas, es el instrumento mediante el cual se plasma en la materia fí-
sica -principio de la sustancia- el plan previsto en el Yo. Por este m o t i v o siempre recordamos
que el cuerpo v i t a l , o Etéreo, es en sí mismo la sustancia del pensar. La idea es el p a t r i m o n i o
espiritual en donde vive el p r i n c i p i o de la forma y el m u n d o físico-etéreo el plano en el que
descansa el p r i n c i p i o de la sustancia.
Lo mismo sucede entonces en la constitución del código genético, o genoma h u m a n o : el
plan espiritual previsto se i m p r i m e meticulosamente en el ámbito b i o q u í m i c o , y será pre-
cisamente lo que deberemos trabajar en cada nueva experiencia de vida, sea una predispo-
sición mórbida -enfermedad- o u n rasgo de carácter.
P PARTE

Lo que la vida nos depara a posteriori es el escenario de los detonantes del proceso ins-
c r i p t o , y frente al camino signado como destino se alza nuestra voluntad -el acto de elegir-
y nuestra e v o l u c i ó n espiritual para guiar dicha elección.
En el primer septenio se hacen presentes, en general, las enfermedades infantiles que
c o m p r o m e t e n la piel con erupciones acompañadas por altas temperaturas: dos factores ne-
cesarios para una depuración de los vestigios maternos del Cuerpo Etéreo y para una mayor
profundización de la organización del Yo en el Cuerpo Físico.
Llegamos al segundo septenio, que es la etapa más sana de toda la existencia. El predo-
m i n o de la salud en el septenio de Mercurio -esencia de la curación- es significativa. Es una
etapa de gran armonía, propia del desarrollo del sistema rítmico. Existe u n e q u i l i b r i o de for-
mas entre el crecimiento l o n g i t u d i n a l (en altura) y el crecimiento h o r i z o n t a l (relleno o en-
gorde). Es m u y i m p o r t a n t e entonces el papel que c u m p l e n las canciones y las danzas, so-
bre todo es i m p o r t a n t e vivenciar el ritmo que subyace en la música y en el m o v i m i e n t o .
En la tercera etapa -14 a 21 años- de estos tres Septenios del Cuerpo, los n i ñ o s van ga-
nando fuerza, sobre todo el varón que necesita además competir físicamente para autoafir-
marse en este proceso de desarrollo osteotendinoso y muscular. El p o l o m e t a b ó l i c o m o t o r
predomina y sus fuerzas impregnan el polo superior con facilidad. U n ejemplo de ello es la
aparición del acné j u v e n i l ; u n proceso metabólico que i r r u m p e en la región cefálica. En es-
ta etapa se desarrolla la propensión a futuras enfermedades metabólicas. Una mala c o n f i -
guración del p o l o metabólico m o t o r podría constituirse en el detonante de enfermedades
del metabolismo -reumatismo o gota a partir del séptimo septenio-.
En cuanto al adolescente cercano a la pubertad, desaparece la armonía de formas, se m o -
difican muchas cosas en u n lapso breve. Si se acarrean tendencias corporales hereditarias
desagradables, empezarán a manifestarse alrededor de los 13 ó 14 años, c o n lo que se i n -
tensificarán a ú n más las difíciles experiencias que deben afrontar n o r m a l m e n t e los adoles-
centes -descontrol emocional, inseguridad, alteración del esquema corporal, entre otros-.
Una contribución constante a la alteración del esquema corporal la constituye u n cuerpo
que cambia día a día de f o r m a , lo que se manifiesta en la característica torpeza de esta eta-
pa de la vida.
Otra transformación i m p o r t a n t e es la del rostro. Además de las distintas interpretaciones
psicológicas respecto de los prolongados períodos que el adolescente dedica a observarse
en el espejo, hay una razón de m u c h o peso para que esto ocurra: en m u y poco t i e m p o su
rostro c a m b i ó y no corresponde a la imagen que el joven tenía de sí m i s m o . Este asombro
frente a la imagen reflejada, que lo sume en incertidumbre y desorientación, es m u y dis-
tinta de la crisis de identidad de los 21 años.
AI finalizar el tercer septenio, los tres sistemas -neurosensorial, rítmico y m e t a b ó l i c o - de-
ben llegar a u n e q u i l i b r i o de funciones.
De lo dicho hasta aquí surge este cuadro:

0 a 7 años Predominio del polo neurosensorial. Enfermedades infantiles


Acción intensa de las fuerzas formativas

7 a 14 años Desarrollo del sistema rítmico Salud

14 a 21 años Consolidación del polo metabólico Predisposición a


enfermedades metabólicas

• Existe una segunda síntesis, basada en la estructura cuaternaria del hombre -Cuerpo Fí-
sico, Etéreo, Astral, Yo-. Ya hemos hablado de las fuerzas formativas al referirnos a la cons-
trucción del Cuerpo Físico. Las fuerzas formativas son m u y fuertes en el n i ñ o , pero más aún
en el e m b r i ó n . El embrión es u n receptor de estas fuerzas -fuerzas espirituales- y para absor-
berlas necesita de una matriz física adecuada. Dicha matriz corresponde a una sutil organi-
zación de silicio, que es el soporte en el plano físico -materia- de la organización del Yo -
espíritu-. Cuando Steiner hablaba del sílice, éste a ú n no se conocía; se sabía que el cuerpo
contiene algo de sílice, pero esto parecía carecer de valor. Sólo en los últimos años ha co-
brado importancia su hallazgo. El sílice está presente en nuestras uñas, en la piel, el cabe-
l l o y en el tejido c o n j u n t i v o , en especial se concentra en la periferia del cuerpo; t a m b i é n
en el resto de los órganos pero en menor proporción. Es el embrión el que contiene mayor
LOS TRES SEPTENIOS
DEL CUERPO

cantidad, y cuanto más joven se es, mayor es el contenido de sílice


que el cuerpo posee. Su imagen podría ser la de una esponja que ab-
sorbe las fuerzas formativas de la periferia corporal y las canaliza
La parte liberada del
hacia el sistema nervioso, quien se encarga de la difusión.
El sistema nervioso y los órganos sensoriales absorben las fuerzas
Guapo MbI la vive el
del sílice, y están construidos por ellas; por eso son transparentes a
la luz -la visión-, al sonido -la audición- y a las ideas -el pensar-. niño como vida anímica
El hombre como tal "viene de afuera", del Cosmos. Su esencia per-
tenece a ese plano; la célula o el ó v u l o fecundado le b r i n d a n el sus- y la parte que se
tento b i o q u í m i c o -terrenal- para su manifestación física, su "puerta
de entrada" a este m u n d o . compenetra más con
Este Cuerpo Físico así construido va consolidando sus órganos y
sistemas, sometido a las fuerzas de la vida -crecimiento, desarrollo
y m u l t i p l i c a c i ó n - y a las fuerzas de la muerte -esclerosis y minera-
eltapoEté
determina el crecimiento
lización-. A través del desarrollo de los septenios, se pueden apre-
ciar en el primero las fuerzas vitales o lunares y en el noveno las
fuerzas esclerosantes o saturninas. La polaridad vida-muerte, Luna-
Saturno, plata-plomo, condiciona el equilibrio perfecto que deno-
minamos estado de salud.
de los genitales
A los 7 años se libera el Cuerpo Etéreo de la organización cefálica. El Cuerpo Etéreo es el res-
ponsable de la vida del Cuerpo Físico, pero una parte se transforma en fuerzas de la concien-
cia o fuerzas del pensar, que adquieren entonces una base fisiológica antes n o poseída. Aho-
ra el n i ñ o está en condiciones de alcanzar su escolaridad. Cesan las formas redondeadas -o
cósmicas- que han prevalecido hasta los 7 años. Comienzan a crecer los miembros antes que
el torso; crecen los miembros pero n o la columna vertebral. Las fuerzas de mineralización
determinan una consolidación en la organización cefálica; algo ha muerto y los dientes han
caído. Este crecimiento particular de los miembros y el cambio de los dientes i n d i c a n el na-
c i m i e n t o del Cuerpo Etéreo.
A los 14 años se libera el Cuerpo Astral, pero todavía n o se emancipa t o t a l m e n t e del o r -
ganismo. Se libera una parte y la otra parte penetra a ú n más en el Cuerpo Etéreo. La par-
te liberada del Cuerpo Astral la vive el n i ñ o como vida anímica, y la parte que se compe-
netra más c o n el Cuerpo Etéreo determina el crecimiento de los genitales. Ahora c o m i e n -
zan los genitales sus funciones; su crecimiento es inconsciente pero hay conciencia de la
zona. La conciencia de los genitales es la base de la conciencia de la sexualidad. La se-
x u a l i d a d es p a t r i m o n i o del h o m b r e ; en el a n i m a l n o existe como t a l , sólo está ligada a la
p r o c r e a c i ó n . El proceso sexual, n o obstante, n o es l o decisivo de esta etapa; el adolescen-
te alcanza cierta independencia pero a ú n n o puede d o m i n a r su Cuerpo Astral. El a n i m a l
t e r m i n a su desarrollo en la pubertad, n o aprende nada más, n o habrá nada nuevo para
él. El ser h u m a n o n o t e r m i n a su e v o l u c i ó n en la pubertad; al c o n t r a r i o , comienza sus es-
tudios universitarios, puede asumir la responsabilidad de u n trabajo y de u n a f a m i l i a ,
etc. A las fuerzas que posee debe aprender a dominarlas.
A los 21 años nace el Yo y comienza así la evolución del alma, que nunca t e r m i n a ya que,
merced a cambios m u y profundos que se producen aproximadamente cada siete años, si-
gue siempre aprendiendo.

• También se pueden ordenar estos tres Septenios del Cuerpo desde el p u n t o de vista de
la evolución biopsicosocial:

Lactante-lnfanda HOGAR
I Nacimiento-2 dentición
Q
Protección materno-familiar
0 - 7 años

Niñez propiamenta dicha ESCUELA


II 2 dentición-Pubertad
A
1er. contacto con el mundo
7 a 14 años segundo hogar

juventud-Adolescencia MUNDO
III Pubertad-Adultez Encauce de su destino en el mundo:
14 a 21 años trabajo, profesión, familia, etc.
• Por su parte, B. C. J. Lievegoed ha graneado cada u n o de estos tres septenios de mane-
ra que una simple observación nos da la pauta del proceso central de cada u n o :
En el primer septenio la relación del n i ñ o c o n el m u n d o es de
afuera hacia adentro, aunque el Yo n o sea plenamente consciente
de las experiencias vividas. Tiene u n a gran apertura al m u n d o y
una aceptación tácita de todo l o que viene a su encuentro. El n i ñ o
vive en u n m u n d o en donde el bien y el m a l se dan, en apariencia,
indiscriminadamente. Inicialmente su i m p u l s o perentorio es abrir-
se al m u n d o sensoperceptivo, reclamando la satisfacción de sus ne-
cesidades. La inocencia es paradisíaca, la confianza es i l i m i t a d a y el
asombro es t o t a l . Aprende a hablar, lo que le permite ingresar en la
vida espiritual humana. Poco a poco va perdiendo el contacto d i -
recto con el m u n d o celestial; a medida que su organismo neurosen-
sorial se prepara para la f u n c i ó n específica del pensar se cierran len-
tamente las puertas del Devachan. C o n sus órganos sensoriales
abiertos, responde al m u n d o que l o rodea i m i t á n d o l o . A través de
la imitación aprende a descubrir los errores y aciertos de la c o n v i -
vencia h u m a n a , y por una imitación más sutil se crea en sí m i s m o
las bases para una futura moralidad.

En el segundo septenio, existe una u n i d a d cerrada; los impulsos actúan desde el centro a
la periferia del m u n d o . Lo externo sólo es a d m i t i d o después de haber sufrido u n período
de "digestión". El n i ñ o de 7 a 14 años tiene su reino personal, u n m u n d o en donde el rey

«¡««ElliSiu
*+***. .'.V*' *¿r~
• • * t I j ..'!••

¡fliHíl ^ \^^MÍ^^^^^^^S0-'^^^fM

IDEAL BÁSICO 1 BELLEZA ^ ^ ^ ^ ^ ^ H • V E R D A D •


CARACTERÍSTICAS > CORPÓREO RELIGIOSA ; ARTÍSTICO-IMACINATIVO PODER REPRESENTATIVO LÓGICO

FUERZAS ANÍMICO VOLUNTAD SENTIMIENTO PENSAMIENTO


ESPIRITUALES ACCIÓN EE2ü|:] 5ENSI6I-JDAD IWMYl CRITICO
JUICIO K'liiliiWWil

CONCIENCIA CONCIENCIA SENSACIÓN DE YO EPOCA DE LA


DEL YO INCIPIENTE DE YO "REALIZACIÓN " DEL YO
EMPIEZA A DECIR YO VIVENCIA DE YO

DESARROLLO DEL PERCEPCIÓN ¡ REPRESENTACIÓN CONCEPTOS "PENSAR


PENSAR ABSTRACTO-
CONCEPTUAL

DESARROLLO DE INSTINTO IMPULSO DESEO


LA VOLUNTAD APETITO

MADURACIÓN MADUREZ FISIOLÓGICA MADUREZ PSICOLÓGICA MADUREZ SOCIAL


CORPORAL ••0 ANÍMICA TERRESTRE

APRENDIZA|E INCONSCIENTE SEMICONSCIENTE CONSCIENTE

ACTITUD IMITACIÓN EMULACIÓN APRECIACIÓN

DESARROLLO DE CAMINAR-HABLAR-PENSAR MEMORIA-PENSAR IMAGINATIVO DESARROLLO DEL PENSAR LÓGICO


CAPACIDADES IMITA LO MORAL ES UN POETA, HAY QUE AYUDARLO LO ATRAE LA CIENCIA

FANTASÍA CREADORA-ACTIVA ; EMOTIVA-ESTÉTICA EXACTA-INTELECTUAL


NO FANTASIOSA

EDUCACIÓN POLO SISTEMA POLO


Trabajo sobre cada METABÓLICO RÍTMICO NEURO
uno de los sistemas MOTOR SENSORIAL
orgánicos

svivmmam m liiifí':;
LOS TRES SEPTENIOS
DEL CUERPO

es é l . U n círculo m á g i c o lo protege y le permite realizar todas las


quimeras que su fantasía requiera. Lo externo sólo puede penetrar
por fragmentos. En su m u n d o se siente seguro. Tiene muchas amis-
tades, pero carentes de seriedad y estabilidad; ellas le sirven para
jugar con otro en el m u n d o p r o p i o . Es feliz en sí mismo; la i n f e l i -
cidad penetra desde el exterior. Estas experiencias se adaptan o se
enquistan: en el primer caso se elaboran, pero en el segundo caso
ocasionan futuros trastornos a la vida psíquica. Es el septenio en el
que se desarrolla la vida emotiva; es el septenio del ritmo.
(Como breve acotación señalamos el d a ñ o potencial que puede
producir la televisión, durante el p r i m e r o y el segundo septenio, al
paralizar o suprimir la fantasía creadora activa y la fantasía e m o t i -
va estética.)
En el tercer septenio la dirección del impulso es de adentro hacia
afuera. El m u n d o externo llama para ser conquistado y transforma-
do. Período de grandes luchas internas y externas, sólo se podrá
restablecer el equilibrio bastante después de los 21 años; hasta ese
m o m e n t o la dirección de la actividad será siempre centrífuga. El
m u r o del segundo septenio se agrieta y se desmorona poco a poco.
El joven se enfrenta con la dura realidad y quiere conquistarla des-
de sí m i s m o , desde ese centro que ha construido su propio Yo. Desde este centro se abre pa-
so al m u n d o exterior, al cual quiere imponerle sus normas. Se ha vuelto activo a n i v e l so-

CARACTERISTICA • ABRICO-CALOR- FORMACION DE IMAGENES CONSTRUCCION DE IDEALES


ESENCIAL DEL ' PROTECCIÓN-CUIDADO
SEPTENIO
FRIALDAD INTRODUCCION AGRESIVA CINISMO
Y SUS TOXINAS >ABANDONO DE CONCEPTOS FALSEDAD
INDIFERENCIA INTELECTUALIDAD PRECOZ HIPOCRESÍA

PREDISPOSICIÓN A LA G R A T I T U D PREDISPOSICIÓN AL A M O R PREDISPOSICIÓN AL D E B E R


NECESITA CONFIANZA DESARROLLA r DEVOCION i RESPONSABILIDAD
VENERACION IMAGEN IDEAL ¡ *>
;

. MQUETIPlf^tMIMSmiNSTlNTC»:.
DEL HOMBRE

> GESES3 BELLEZA VERDAD

ENFERMEDADES > .LA INGRATITUD .LA FALTA D E A M O R ....LA FALTA DE PREDISPOSICION


FUTURAS A L DEBER
RELACIONADAS •HIPERTENSION •PROBLEMAS r CARDIOCIRCULATORIOS •FATIGA CRÓNICA «INSOMNIO
CON... •DIABETES L RESPIRATORIOS •IRRITABILIDAD «DEPRESIÓN
•OBESIDAD •AGOTAMIENTO STRESS

SENTIMIENTOS A LA GRATITUD AL A M O R ...AL D E B E R RESPONSABILIDAD


FUTUROS OPTIMISMO TOLERANCIA AFECTO FRATERNIDAD AUTOCONOCIMIENTO
RELACIONADOS PLENITUD ESPERANZA AMISTAD ENTREGA IRRADIACIÓN POSITIVA
CON LA PACIENCIA PAZ INTERÉS POR COOPERACIÓN VOCACIÓN CLARA
PREDISPOSICIÓN.. CREATIVIDAD EL MUNDO PREDISPOSICIÓN AL IDEAL
ESPÍRITU LÚDiCO

SENTIMIENTOS DE GRATITUD DE AMOR DE PREDISPOSICIÓN AL D E B E R


FUTUROS PESIMISMO INTOLERANCIA ODIO EGOISMO USO DE r PODER
RELACIONADOS VACÍO DESESPERACIÓN RENCOR CELOS L SEDUCCIÓN
CON LA TEDIO/CULPA IMPACIENCIA ENEMISTAD ENVIDIA RESIGNACIÓN PÉRDIDA DE LA ESPERANZA
AUSENCIA... INSATISFACCIÓN INDIFERENCIA COMPETIVIDAD MARGINALIDAD r GUERRILLA CF
L DROGAS CE
L SECTAS CA
F PARTE

cial y las amistades son ahora genuinas, pues se busca al o t r o como


I n d i v i d u a l i d a d , sobre todo a medida que el septenio avanza.
El adolescente también conquista el m u n d o de las ideas; es la eta-
pa de construcción de ideales. Este ideal no debe ser una meta tan
elevada que produzca depresión por lo inaccesible, sino que la as-
piración sea tal que pueda convertirse en meta realizable.
Los ideales representan el ú l t i m o recuerdo del m u n d o espiri-
tual.
El joven desarrolla una sensibilidad especial por la justicia, sobre
todo por el "como debiera ser" el m u n d o , su profesor o su p r o p i o
padre. Tiene una agudizada percepción para los defectos y debilida-
des. Su crítica n o es otra cosa que la expresión de su desilusión al
comprobar que los adultos que tanto aprecia y quiere se encuen-
tran lejos del ideal. La ayuda pedagógica para este septenio se pue-
de sintetizar así:
- Estimulación de su capacidad de pensamiento y f o r m a c i ó n de jui-
cio p r o p i o mediante el c o n o c i m i e n t o de f e n ó m e n o s y hechos rea-
les.
- Iniciación en el camino de la autoeducación, desarrollando el
amor por el deber y la responsabilidad con la presentación de ideales a través de personali-
dades destacadas de la historia.

iJWBfli-, - tiiir - '.itoi'i italiMtj.BiMittifai'a'iiiff.; *A*ttt¿itAr ';.. «.

U> - M í

FISICOS •EJERCICIOS FISICOS •EJERCICIOS RESPIRATORIOS •MOVIMIENTOS QUE EXIJAN


•INDIVIDUALES-RONDAS-SALTOS PRECISIÓN Y CONCENTRACIÓN
•MOVIMIENTOS ACOMPAÑADOS DE: •MEDICAMENTOS DE ORIGEN •ALIMENTACIÓN Y
MÚSICA VEGETAL MEDICAMENTOS DIRIGIDOS
] EURITMIA
PALABRAS AL SISTEMA NERVIOSO
•IMITACIÓN SANA DE OFICIOS •PLANTAS DE LA FAMILIA DE •DESARROLLO DE LA
TAREAS ARTESANALES LAS UMBELÍFERAS PERCEPCIÓN SENSORIA
•ALIMENTACION CONSCIENTE
•DIRIGIDA AL METABOLISMO
•CONDIMENTOS DE CALOR
POR EJEMPLO PLANTAS LABIADAS
•USO DE MEDICAMENTOS
•MINERALES-COMPRESAS-BAÑOS

PSICOLOGICOS OBSERVACION DEL APRENDER A ADMIRAR Y •ESTUDIO DE CIENCIAS


COMPORTAMIENTO EN LAS VALORIZAR LAS DIVERSAS EXACTAS Y FILOSOFÍA
SITUACIONES DIFÍCILES SITUACIONES EN QUE NOS •CIENCIA DESDE EL
COLOCA EL DESTINO GOETHEANISMO
•TÉCNICAS DIRIGIDAS A LA
AUTOOBSERVACIÓN Y
AUTOAFIRMACION

ARTISTICOS COLORES-FORMAS-SONIDOS MUSICA PERCEPCION MUSICAL


QUE ESTIMULEN EL ; DANZA LITERATURA
• METABOLISMO ¡ CANTO POESÍA
i AMARILLO-RO)0-NARANJA

DESARROLLO TACTO OLFATO AUDITIVO


DE SENTIDOS VITAL GUSTO VERBAL
MOVIMIENTO VISTA PENSAMIENTO
EQUILIBRIO TERMICO YO AJENO

sai§
"COMPRENDIMOS EL MISTERIO DEL ÁTOMO

Y R E C H A Z A M O S E L S E R M Ó N D E LA M O N T A Ñ A . . .

E L NUESTRO ES U N MUNDO D E GIGANTES NUCLEARES

Y DE ENANOS ÉTICOS."

OMAR BRADLEY

" N O DEBO BUSCAR MI DIGNIDAD EN EL ESPACIO

S I N O E N E L G O B I E R N O D E MI P E N S A M I E N T O .

N O T E N D R É MÁS, A U N Q U E P O S E A MUNDOS.

SÍ F U E R A P O R E L E S P A C I O , E L U N I V E R S O M E R O D E A R Í A

Y ME TRAGARÍA COMO UN ÁTOMO.

P E R O P O R EL PENSAMIENTO YO ABRAZO EL MUNDO."

BLAS PASCAL
CUARTO S E P T E N I O (21A 2 8 AÑOS)

AUTODOMINIO - EL ALMA SENSIBLE


PRIMER SEPTENIO (o A 7)

SEGUNDO SEPTENIO (7 A 14)

TERCER S E P T E N I O (14 A 21)

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO


ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL CUARTO
MIEMBRO ESENCIAL: EL YO
ALMA SENSIBLE (DE SENSACIÓN)
PREGUNTAS DEL CUARTO SEPTENIO (21 A 2 8 AÑOS)

3-
CUARTO SEPTENIO CÍA28 AÑOS)

AUTODOMINIO - E L ALMA SENSIBLE

Los tres septenios descriptos hasta aquí c u l m i n a n con la crisis de identidad que representa
el nacimiento del Yo en el alma humana. Nos encontramos frente a una profunda transición,
que implica dejar atrás los tres septenios del Cuerpo para introducirnos en el primero de los
tres septenios del Alma.
El alma es caracterizada en la Antroposofía como ese recóndito espacio interior que cada
ser h u m a n o reconoce como su inviolable m u n d o interno. Ese espacio se va conformando i n -
conscientemente; a partir de los 21 años adquiere una gran relevancia que culmina a los 42,
cuando el hombre está ya en condiciones de trabajar conscientemente sobre su espíritu.
Estos tres septenios del Alma, centrales en la biografía, también pueden ser descriptos co-
m o los septenios de la vida a n í m i c a . Es desde los 2 1 años cuando el Yo se hace presente ple-
namente en la vida de nuestras sensaciones. Él es el encargado de la transformación i n -
consciente de nuestro Cuerpo Astral que derivará en la constitución del alma sensible -de
sensaciones-.
Para llegar con mayor claridad al tema resultará útil hacer una recopilación de los hechos
importantes que preceden a este m o m e n t o biográfico:

FINAL DEL P R I M E R SEPTENIO ( 0 A 7 ) :

A los 7 años el Cuerpo Etéreo se libera parcialmente de la región cefálica: al terminar su tra-
bajo sobre la sustancia física del tejido nervioso queda disponible para desarrollar los órga-
nos del pensamiento. Así como antes podía dirigir al Cuerpo Físico en su ordenamiento celu-
lar, ahora puede ocuparse de agrupar las representaciones, las células del pensamiento: transfor-
m a c i ó n de las fuerzas de crecimiento en fuerzas del pensar.
Sin embargo, el resto de la organización etérea sigue ligada al Cuerpo Físico para mantener
su crecimiento y maduración. Así como en la cabeza se produce su desprendimiento, la rela-
ción con el polo inferior -abdomen y pelvis- nos muestra lo opuesto: una gran inserción en
el Cuerpo Físico. En el nivel torácico -sistema rítmico- su relación es mucho más lábil.

F I N A L DEL SEGUNDO SEPTENIO ( 7 A 1 4 ) :

A los 14 años le corresponde al Cuerpo Astral desprenderse de la organización física, lo que


describimos como nacimiento del Cuerpo Astral. Este nacimiento le da u n t o n o más personal
a la vida anímica.
El Cuerpo Astral abandona la cobertura materna al separarse del Cuerpo Físico y despliega
más libremente su polaridad:
• En el nivel del polo neurosensorial el tejido nervioso pierde bastante vitalidad y se i n t e n -
sifica el pensamiento abstracto-conceptual.
• En el nivel del polo metabólico motor surge una nueva vida anímica, pasional, i n s t i n t i -
va. La fuerza del deseo está enraizada en este polo, y se manifiesta como voracidad, rencor,
odio, miedo, vergüenza.
Estas transformaciones anímicas del Cuerpo Astral se expresan fisiológicamente en el com-
portamiento impredecible del adolescente, sus dificultades para comunicarse y expresarse,
los peregrinajes sin sentido, los movimientos corporales que a c o m p a ñ a n su m o v i m i e n t o i n -
terior representado por los intercambios metabólicos de sustancias y humores. Hay una gran
actividad a nivel urogenital, donde el eje anatomofisiológico riñón-suprarrenal revela la pro-
funda relación existente entre el órgano de la vida anímica, el riñon, y la glándula suprarre-
nal, sabia reguladora de lo"s contenidos emocionales. Una sutil vibración del Cuerpo Astral se
expresa químicamente como producción de adrenalina.

TERCER SEPTENIO ( 1 4 A 2 1 ) :

A los 21 años se produce el nacimiento del Yo en nuestro m u n d o interior -alma-. Nuestro


Yo, que viene preparándose desde el nacimiento físico, al p r i n c i p i o de la biografía se m a n í -
I A
PARTE

fiesta luchando contra la pesadez de la Tierra, y el á m b i t o de esta lucha es el cuerpecito del


lactante. Sólo al cabo de u n a ñ o de vida el n i ñ o logrará la postura erecta. La postura erecta
se c o n t i n ú a con la expresión del hablar y del pensar. Lograr la bipedestación es una f u n c i ó n
inconsciente del Yo; mientras que la lucidez del pensamiento y el juicio claro son funciones
conscientes del Yo, que pueden aparecer cuando éste se libera de la corporalidad.
A medida que los miembros esenciales abandonan el Cuerpo Físico, este desprendimiento
traslada y transforma procesos inconscientes en conscientes.
Cuando nos aproximamos al cuarto septenio el Yo debe c u m p l i r dos papeles importantes:
• Realizar plenamente su destino en la presente vida.
• Controlar, moderar e impregnar cada vez más la vida anímica tempestuosa del ú l t i m o
septenio v i v i d o -tercero- para transformar ese Cuerpo Astral en el alma sensible.
Los tres Septenios del Alma se caracterizan por esta irrupción del Yo en el alma h u m a n a ,
y en este cuarto septenio comienza la transformación del m i e m b r o más sutil que lo acom-
paña: el Cuerpo Astral.
Luego veremos al Yo trabajando sobre el Cuerpo Etéreo para conformar el alma racional;
f i n a l m e n t e , ejercerá su actividad sobre las fuerzas del Cuerpo Físico para desarrollar el alma
consciente.

C A R A C T E R Í S T I C A S G E N E R A L E S D E L SEPTENIO

El cuarto septenio es el m o m e n t o del a u t o d o m i n i o : el Yo debe controlar la vida a n í m i c a ,


debe conducir la nave cada vez con mayor seguridad a través de las tempestades emocio-
nales. Debe aquietarse ahora aquel mar de sensaciones. Corresponde esta etapa al nacimien-
to del Sol dentro del alma.
El Yo estructuró todo el organismo y se emancipa del Cuerpo Físico. Así como le permitió
al n i ñ o erguir su columna vertebral en el primer a ñ o de vida pasando del a n i m a l al h o m -
bre, alrededor de los 21 años concluye una cierta acción dentro del Cuerpo Físico: el creci-
m i e n t o del Cuerpo Físico que hasta ahora era permeable a la acción del Yo toca a su f i n ; t a m -
bién t e r m i n a el crecimiento del rostro. Ya el ser h u m a n o puede considerarse como respon-
sable de sí m i s m o .
Aquellos juicios impregnados por la simpatía o antipatía son tomados con mayor seguri-
dad. El Yo n o se tornó todavía el centro del alma, pero el i n d i v i d u o quiere saber c ó m o son
las cosas realmente, quiere aprender a conocer la vida y el m u n d o .
Este cuarto septenio es clave para el desarrollo social. La gran inestabilidad emocional en
que la persona se encuentra determina una n o t o r i a inseguridad frente al m u n d o , agravada
por la falta real de experiencias. Su autoestima depende en gran medida del exterior: una
palabra, un gesto de aprobación o desaprobación proveniente del afuera, hacen tambalear
el incipiente proceso de a u t o d o m i n i o . En esta confrontación el hombre se encuentra a sí
m i s m o . El Yo debe desarrollar su carácter en el libre intercambio con el m u n d o .
A partir de ahora, la educación en general llega a su f i n y comienza la autoeducación. C o n -
comitante con la libertad aparece la responsabilidad sobre las acciones realizadas y los
compromisos asumidos.
El Yo, cuarto m i e m b r o esencial del ser h u m a n o , ha nacido y se encuentra a disposición
del h o m b r e ; ya no reacciona i n v o l u n t a r i a m e n t e , como el Cuerpo Astral cediendo al deseo,
sino que aparece la capacidad de ejercer la propia voluntad de decisión. El i n d i v i d u o busca
con e m p e ñ o una posición en la vida, afirmarse en su trabajo o en su profesión, compartir
sus días con alguien, y también formar una familia. El joven percibe en sí una gran creati-
vidad y satisfacción de v i v i r .
No obstante, al finalizar el septenio suele producirse u n eclipse de aptitudes que obede-
ce a profundas razones kármicas. Para algunas personas, esta etapa se convierte en una gran
crisis difícil de superar: algo que les había sido dado ha cesado alrededor de los 28 años. Es-
ta sensación de pérdida necesita encararse con real tesón, y depende de cada u n o poder su-
perarla.
Son dos peligros los que se pueden presentar:
• Actitudes aprensivas y críticas.
CARACTERÍSTICAS GENERALES

DEL SEPTENIO

• Sucumbir a los placeres externos para calmar la inseguridad i n t e r n a -drogas, alcohol, es-
capismos varios-.
Si el Yo no logra mantener el e q u i l i b r i o , la persona puede perma-
necer en estado de pubertad perenne -juveniles inmaduros-. Pero el
caso contrario suele ser más peligroso, esto es la ausencia de m a n i -
Lo espiritual
festaciones emocionales: el i n d i v i d u o no siente, todo lo encuentra
vacío, frío... y tal estado, llevado al tedio, puede constituirse en puede ser recogido
una grave enfermedad.
V i k t o r Frankl, creador de la Logoterapia, realizó gran parte de su por la cabeza
rica experiencia en los campos de exterminio nazi. Allí pudo asis-
tir, en sí m i s m o , a la resurrección del alma humana, al t r i u n f o del
espíritu sobre la materia y del amor sobre el o d i o . Así desarrolló tres
pero, si no
posibles búsquedas del hombre: el placer, el poder y el sentido de
la vida. despierta el sentir,
En la c o n c e p c i ó n antroposófica la búsqueda exclusiva del placer
correspondería a lo Luciférico; la del poder a lo A h r i m á n i c o -am- no hay deseos
bas, típicas expresiones del M a l - , y la búsqueda del sentido de la v i -
da correspondería al impulso Crístico. de vivir; la mayor
Frankl descubrió, con m u c h o acierto, la neurosis de vacío. Lo espi-
ritual puede ser recogido por la cabeza pero, si no despierta el sen-
tir, n o hay deseos de vivir. La mayor parte de los suicidios se deben
parte de
directa o indirectamente a este vacío existencial, a esta falta de sen-
tido de la vida. La persona busca impresiones que la satisfagan rá-
pidamente: drogas, alcohol, sexualidad; también pueden ocuparse
os suicidios se
estos espacios con interminables horas de televisión. Cuando algu-
na de estas actividades se transforma en imperiosa necesidad del deben directa o
Cuerpo Físico se la puede identificar como v i c i o : se ha establecido la
dependencia y, como t a l , la adicción. Esto provoca una regresión
del Cuerpo Astral hacia el Cuerpo Físico (que había abandonado a los
indirectamente a
14 años) y se reproduce una infancia patológica. El trasfondo del
problema es la búsqueda de u n m u n d o suprasensible añorado. este vacío existencial...
La profilaxis para estas situaciones se encuentra en u n camino de desarrollo espiritual.
Cualquier terapia anímica para una adicción debe ayudar a encontrar el interés por la v i -
da. La terapia artística antroposófica contribuye eficazmente a este proyecto; enseña p r i -
mero que el i n d i v i d u o aprenda a sentir para que luego pueda aprehender el conocimiento.
Otra enfermedad puede aparecer en esta etapa: la esquizofrenia. C o m o toda enfermedad
kármicamente i m p o r t a n t e , se inscribe en el genoma h u m a n o -código genético- marcando
una predisposición para desarrollarse como t a l . Pero necesita además los factores detonan-
tes (familia, cultura, época) para c u m p l i r su cometido. Aquí solamente destacaremos la es-
cisión en la vida a n í m i c a de u n eventual paciente: hipersensible i n t e r i o r m e n t e y frío y abs-
tracto exteriormente; los dos polos aparecen en simultáneo durante el proceso. El f e n ó m e -
no arquetípico del carácter así constituido es la escisión -esquizo = división-. En la crisis de
la enfermedad se puede constatar una intensificación de tal f e n ó m e n o de escisión: excita-
ción emocional por u n lado y frialdad intelectual con especulación abstracta por el o t r o .
Pueden así surgir ataques de furia que atenten contra la propia vida y la de los demás - i n -
tensificación de la excitación-, como así también estados de estupor -intensificación de la
abstracción- en los cuales el paciente puede llegar a permanecer semanas o meses comple-
tamente insensible y sin la menor manifestación de v o l u n t a d o sentimientos.
Podemos describir este estado como u n cáncer del alma, una caotización de la vida a n í m i -
ca. Su presentación puede darse por:
• Trastornos en la percepción y el pensar (polo neurosensorial). Clasificación psiquiátrica:
alucinatoria-paranoide.
• Trastornos de la vida de los sentimientos (comportamientos ridículos hasta la desapari-
ción de sensaciones -sistema rítmico-). Clasificación psiquiátrica: hebefrénica.
• Trastornos de la vida volitiva y motora (estados de tensión o relajación, accesos de furia
o estados de estupor -polo metabólico m o t o r - ) . Clasificación psiquiátrica: catatónica.
I 9
PARTE

A L G U N A S CONSIDERACIONES SOBRE E L CUARTO MIEMBRO E S E N C I A L : E L YO

Es m u y frecuente asistir a una c o n c e p c i ó n del Yo, proveniente de la psicología clásica,


que lo define como una abstraccióti. Así como Freud describe la topografía del aparato psí-
quico en forma abstracta y el Yo aparece como u n simple i n t e r m e d i a r i o entre el m u n d o y
nuestras vivencias internas, algunas escuelas lo definen como "un punto imaginario subya-
cente a lo vivenciado".
Sin proponérselo específicamente, la psicología a c a d é m i c a , que debería ahondar en la
esencia del alma h u m a n a , e l i m i n a el Yo y paralelamente la sustancial diferencia entre el
a n i m a l y el h o m b r e .
Entonces: ¿ C ó m o concebir u n m u n d o trascendente, espiritual, si el c o n o c i m i e n t o ya
presupone que el hombre puede ser d e f i n i d o como el a n i m a l más evolucionado? Si n o po-
demos concebir su Yo, verdadero emisario del m u n d o espiritual, ¿qué queda del hombre?
•Cuántas evidencias nos b r i n d a la naturaleza al detenernos en ella sin prejuicios n i pre-
conceptos, practicando por ejemplo la observación goetheanística sugerida por la A n t r o -
posofía! Así resulta m u y sencillo descubrir:
• que el hornero construye genialmente su n i d o , pero no puede construir u n p l a n o del
mismo
• que la abeja construye maravillosamente su p a n a l , pero n o puede comprender la geo-
metría del h e x á g o n o
• que el águila vuela majestuosamente, pero no puede comprender las leyes físicas que
le p e r m i t e n hacerlo
• que el canario fascina con su canto, pero no puede saber de las leyes de a r m o n í a m u -
sical subyacentes en su t r i n o .
Es i n d u d a b l e , entonces, que el a n i m a l actúa por i n s t i n t o siendo así como construye lo
que su especie sabe y puede hacer, y que puede t a m b i é n tener sensaciones. Todo lo cual ca-
racteriza lo que realmente él es: u n Cuerpo Astral que c o n f o r m a u n Cuerpo Físico para ac-
tuar en el plano físico. Pero u n Cuerpo Astral c o m p l e t o , capacitado para ejercitar l o que re-
cibe de la especie a la que pertenece; u n Cuerpo Astral que n o dudará, que sabrá siempre
el c a m i n o acertado, que n o deberá elegir entre lo bueno y lo m a l o ; u n Cuerpo Astral que
pertenece al alma grupal de la especie, u n alma grupal que le brindará la experiencia reco-
gida por todos los seres de dicha especie.
Ahora algunas preguntas resultan elementales: ¿ Q u é es lo que hace falta para c o m p r e n -
der las leyes de la naturaleza? ¿ Q u é es lo que se necesita para evolucionar de lo i n s t i n t i -
v o - e m o c i o n a l p u r o , salvaje, al s e n t i m i e n t o de amor al p r ó j i m o , a la naturaleza..., y a Dios?
¿ Q u é es lo que revela los secretos de la existencia? ¿ Q u é es el pensar y cuál es su i n s t r u -
mento? A q u í estamos ante el cuarto m i e m b r o esencial del h o m b r e , estamos en presencia
del Yo, del espíritu manifestado en el Yo h u m a n o .
Si analizamos las descripciones que Rudolf Steiner hace del Yo, es significativa la distan-
cia que a ú n media entre las escuelas psicológicas y la A n t r o p o s o f í a . Para la Ciencia Espi-
r i t u a l , este m i e m b r o esencial del h o m b r e , el Yo, posee una realidad concreta que n o pue-
de soslayarse. Rudolf Steiner lo describe como centro del alma, con u n trabajo inconscien-
te d e n t r o de la corporalidad y u n trabajo consciente hacia la luz del espíritu. N o es sola-
mente u n m i e m b r o esencial del ser h u m a n o , es u n m i e m b r o esencial del m u n d o , del m u n -
do espiritual al que pertenece y desde el cual irradia constantemente hacia el i n t e r i o r del
hombre.
Al p r i n c i p i o , la conciencia h u m a n a lo percibe como u n reflejo: el Yo inferior, el Yo terre-
n a l . La f i n a l i d a d del desarrollo h u m a n o consiste en que cada vez más el Yo superior pene-
tre en el Yo inferior.
El ó r g a n o físico-espiritual que viene siendo preparado para este encuentro durante los
tres Sepenios del Cuerpo es el corazón. El amor del corazón es, en ú l t i m a instancia, la irra-
diación del Yo superior. La verdadera esencia del ser amado, con q u i e n busca unirse nues-
t r o amor, es su Yo superior.
Otra p o l a r i d a d se nos presenta al observar este proceso:
ALMA

SENSIBLE

• El h o m b r e ansia que el Yo se torne, cada vez más, centro del alma. E l Yo es vivenciado
en el interior del sí mismo.
• El Yo actúa como guía del desarrollo a n í m i c o . E l Yo permanece como estrella guía en
el m u n d o e s p i r i t u a l .
Durante el sueño el Yo inferior puede unirse al Yo superior. A l día siguiente, una nueva
idea, u n discernimiento más claro, pueden ser el resultado del encuentro.
Reiteramos que desde los 14 a los 21 años, toda la actividad interna del hombre estaba
dirigida hacia su p r o p i o centro. La postura egocéntrica era n o r m a l en el tercer septenio.
Afloraba el concepto de identidad; de tornarse idéntico a sí m i s m o ; de alcanzar u n perma-
nente estado interior de ser igual a sí m i s m o . El púber necesitaba de su Yo para afirmarse
en el caos de sus vivencias emocionales. Ese Yo estaba en vías de m a d u r a c i ó n , por lo que se
necesitaba la identificación con los demás, con otras personalidades.
Antes de los 21 años, el Yo temía encontrarse a sí m i s m o . A los 2 1 , surge vacilante en el
joven la necesidad de identificarse con ese Yo que presiona sobre la vida a n í m i c a : es el m o -
m e n t o en que son cruciales las preguntas: ¿ Q u i é n soy? ¿ Q u é quiero? ¿De qué soy capaz?
Rudolf Steiner define el n a c i m i e n t o físico como "el cruce de la puerta de la Luna". Llegado
así a la Tierra puede el Ser ejercitar su libertad para dirigirse a la puerta del Sol, que lo lle-
vará al m u n d o espiritual. Los tres septenios centrales de la biografía - 2 1 a 42 años-, se cons-
t i t u t y e n en "la puerta del Sol" para el joven. (R. Treichler)

A L M A SENSIBLE (DE SENSACIÓN)

Es menester que al caracterizar al alma sensible desarrollemos p u n t u a l m e n t e el tema de la


sensación. Todo el septenio de 21 a 28 años lleva esta d e n o m i n a c i ó n , pero ¿qué es la sen-
sación desde el p u n t o de vista antroposófico?
Haremos p r i m e r o una descripción fisiológica del proceso que de-
termina lo que así llamamos sensación: u n estímulo del m u n d o ex-
terior, como por ejemplo una vibración del aire que circunda nues-
tro Cuerpo Físico, puede ocasionar distintos efectos según qué es-
El amor del corazón
tructuras de nuestro organismo encuentre a su paso. Si dicha vibra-
c i ó n impacta el t í m p a n o y consecuentemente huesecillos del oído
medio, endolinfa y órgano de C o r t i , seguirá el camino del nervio
es en última
r

a u d i t i v o hacia el cerebro y lo catalogaremos como estímulo acústi-


co o sonoro. Pero si esta vibración encuentra a su paso una córnea, instancia,
un cristalino, distintos humores y una retina, seguirá el camino del
nervio óptico y lo catalogaremos como estímulo l u m i n o s o o visual.
T a m b i é n , esa vibración del aire puede depositar sustancias en unas
la irradiación del
asombrosas cilias vibrátiles, impresionar una zona de la mucosa p i -
tuitaria, estimular u n bulbo olfatorio y recorrer el nervio del mis-
mo nombre para i n f o r m a r al cerebro del olor. De la frecuencia v i -
ío superior;
bratoria o l o n g i t u d de onda del f e n ó m e n o dependerá también que
el organismo h u m a n o reciba la correspondiente i n f o r m a c i ó n . la verdadera esencia
La gama de f e n ó m e n o s físico-químicos y bio-eléctricos que se
producen desde el órgano sensorial hasta la misma neurona es m u y del ser amado,
extensa; pero hasta allí sólo es posible para el cerebro decodificar
diferencias de señales. ¡No podemos decir aún que hemos sentido
algo!
con quien busca
Las leyes de la física pueden estudiar una i n t e r m i n a b l e secuencia
de estos f e n ó m e n o s provenientes del m u n d o exterior, que se c o n t i - unirse nuestro amor,
n ú a n a través del cuerpo h u m a n o hasta su última consecuencia en
el m u n d o sutil de la materia (como la actividad de los neurotrans-
misores), pero solamente podemos recibir la sensación de r o j o , de
es su ío superior.
sonido o de olor cuando esta i n f o r m a c i ó n trasciende el cerebro y es
recibida por el cuerpo a n í m i c o o Cuerpo Astral.
En la investigación moderna se habla ya de f e n ó m e n o s cerebro-mente, reservando esta
nomenclatura inespecífica -mente- para lo intangible, sutil, no mensurable, impredecible,
energético o desconocido. Es verdad que el término en sí otorga una aureola de c o n f i a b i l i -
I A
PARTE

dad científica que no ofrece el concepto Cuerpo Astral, pero la a m p l i t u d que b r i n d a este úl-
t i m o permite llegar a una comprensión más cabal del ser h u m a n o en sus aspectos a n í m i -
co-espirituales, lo que no se logra a través de los vocablos "mente" o "psiquis".
Al Cuerpo Astral que nace a los 14 años lo podemos caracterizar, en u n sentido más estric-
to a ú n , como cuerpo de sensaciones. Es m u y i m p o r t a n t e la d e n o m i n a c i ó n de sensación para
una investigación p r o f u n d a de la naturaleza humana.
Rudolf Steiner describe al cuerpo de sensaciones como aquél que permanece en í n t i m a re-
lación con el Cuerpo Físico y lo caracteriza como una parte del Cuerpo Astral, ligado al Cuer-
po Etéreo, que mantiene su v í n c u l o con el Cuerpo Físico aún durante el s u e ñ o .
D i j i m o s ya que el resto del Cuerpo Astral -alma- se separa cotidianamente del Cuerpo Físico
para recuperarse del agotamiento producido por las sensaciones suscitadas en él por el
m u n d o exterior. A este proceso lo denominamos sueño. No es el Cuerpo Físico el que se
cansa y necesita reposo, sino el Cuerpo Astral quien lo abandona para recuperarse y
retornar a u n nuevo estado de vigilia. El Cuerpo Astral trae cada día las fuerzas necesarias
para plasmar nuevamente los órganos físico-espirituales del ser h u m a n o .
A través de la vida de sensación abierta hacia el m u n d o , surgen las condiciones para que
el centro de la persona pueda ser reconquistado a cada instante y conformar así la sensa-
ción interna o sentimiento. De la sensación de simpatía abierta hacia el otro puede derivar la
simpatía interna que despierte en el centro del alma la fuerza del amor. Esta fuerza repre-
senta el nivel superior de la sensación, y une en sí misma a todas las fuerzas a n í m i c a s .
El órgano físico para desarrollar la fuerza del amor es el corazón, que ya caracterizamos
en el segundo septenio como el órgano rítmico del e q u i l i b r i o .
La sensación no es u n elemento primario del alma. Surge a medida que el deseo que
emerge del polo metabólico m o t o r , v o l u n t a d inconsciente, sale hacia el m u n d o y se en-
cuentra con la percepción, que proviene del m u n d o a través del p o l o neurosensorial. Este
encuentro hace que las percepciones se t o r n e n sensaciones.
U n ejemplo sirve como aclaración: de la percepción intensiva de
u n a n i m a l i t o conservamos una determinada sensación, la que a su
vez es t r a n s m i t i d a en parte a una nueva recordación del a n i m a l i -
t o . Cuando se produce en nosotros el recuerdo del a n i m a l , resur-
PNS PERCEPCIÓN girá la sensación ligada a esa experiencia y asumirá ahora u n nue-
vo carácter.

L
En resumen: el deseo que proviene en forma oscura del hombre
inferior -polo metabólico m o t o r - y la percepción (o c o n o c i m i e n t o )
que llega del hombre superior -polo neurosensorial-, se encuentran
en el centro con el sentimiento de simpatía para despertar así la

T
SENSACIÓN
fuerza del amor.
Es conveniente recordar aquí que en el plano físico el alma sen-
sible tiene una íntima relación con el sistema urogenital. D i j i m o s
que al comenzar el tercer septenio -14 años- la organización a n í m i -
ca -Cuerpo Astral- se separa del Cuerpo Físico a n i v e l de sus órganos
genitales. En el plano físico esto trae aparejado el i n i c i o de la mens-
PMM^ truación y el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios. En el
plano espiritual, lo que se ha desprendido del Cuerpo Astral otorga
la posibilidad de desarrollo de una nueva vivencia a n í m i c a . El sis-
tema urogenital se transforma en un i n s t r u m e n t o de desarrollo aní-
E3 Polo Neurosensorial
mico ya que ahora el Yo puede establecer una relación más libre
TZ?M Polo Metaból ico-motor
con el m i s m o . Estas fuerzas pueden ascender a la región media del
cuerpo y manifestarse como vida a n í m i c a del p u l m ó n .
(Cuando hablamos de fuerzas oscuras del polo metabólico nos referimos a fuerzas a n í m i -
cas -inconscientes-, como es el deseo, que ascienden a encontrarse con la percepción. To-
da fuerza anímica posee una base de sustentación en el sistema físico-etéreo.)
La c o m p r e n s i ó n de la estructura cuaternaria del hombre ofrecida por la Antroposofía, i m -
pide trazar una línea divisoria entre lo físico u orgánico y lo psíquico o m e n t a l tal como lo
postulan habitualmente las distintas escuelas médicas y psicológicas. El Cuerpo Etéreo - v i -
ALMA

SENSIBLE

tal- se halla ligado a la organización mineral del Cuerpo Físico, constituyendo una verdade-
ra unidad biológica -vida inconsciente-, la que a su vez se halla subordinada a la organiza-
ción anímica -Cuerpo Astral- y a la I n d i v i d u a l i d a d -Yo, vida consciente-: los cuatro campos
de fuerza o estructura cuaternaria. Para acercarnos u n poco más a la c o m p r e n s i ó n físico-es-
p i r i t u a l del ser h u m a n o , restaría agregar que cada u n o de estos cuerpos d o m i n a respectiva-
mente cada u n o de los estados de agregación de la materia que constituyen al hombre en
el m u n d o físico:
Ahora nos preguntamos: ¿ Q u é es el alma sensible o alma de sensaciones?

CUERPO FÍSICO Estado sólido

CUERPO ETÉREO Estado líquido

CUERPO ASTRAL Estado aéreo

YO Estado calórico

"Si nos imaginamos al hombre como un receptor de impresiones sensorias llegadas de todo su
entorno, lo podemos imaginar también como fuente de la actividad sensorial que responde hacia
todos los puntos desde donde recibe dichas impresiones". Esta será entonces "el alma capaz de
recibir sensaciones. La misma es tan real como lo es el Cuerpo Físico". "Hacer abstracción del al-
ma sensible de una persona que se encuentra entre nosotros como si ella tuviera solamente el
Cuerpo Físico, sería lo mismo que si de un cuadro tuviéramos la representación de la tela única-
mente." (Rudolf Steiner)
El Yo, que trabaja durante los tres primeros septenios sobre el Cuerpo Físico para preparar
el desarrollo a n í m i c o o n a c im ie n t o del alma sensible, durante el tercer septenio trabaja es-
pecialmente sobre el cuerpo de sensaciones para lograr esta m a d u r a c i ó n . Esa lucha c o n el
caos a n í m i c o de la pubertad da sus frutos: el alma sensible nace a los 21 años. Las respues-
tas del Yo son de carácter i n m e d i a t o . La sensación es el elemento d o m i n a n t e del septenio.
Se unen la percepción y el deseo y brota una nueva sensación. El Yo logra controlar el mar de
sensaciones -14 a 21 años-, pero todavía n o puede impregnar al alma c o n el pensamiento -
28 a 35 años-.
Rudolf Steiner utiliza el término "nacimiento" sólo cuando se re-
fiere a los miembros esenciales del hombre: Cuerpo Físico -naci-
m i e n t o - , Cuerpo Etéreo -7 años-, Cuerpo Astral -14 años-, Yo -21 años-
No es el Cuerpo físico
. Después de los 2 1 años, Steiner habla de "desarrollo prioritario de
los miembros anímicos". N o obstante, alguna vez ha utilizado el con-
cepto al referirse a los miembros anímicos -alma sensible, alma ra-
el que se cansa y
cional y alma consciente-, y esto puede obedecer a los "intensos do-
lores de parto" que provoca esa aparición. (R. Treichler) necesita reposo,
En el alma sensible vive todo l o que sentimos como placer y d o -
lor, alegría y s u f r i m i e n t o , las disposiciones de á n i m o y los afectos,
t o d o lo que brota en el alma inmediatamente frente al m í n i m o es- sino el Cuerpo Astral
t í m u l o exterior. Lo que en ella nace se asocia a aquello que provie-
ne del exterior. En el alma sensible emergen las tendencias y los
i n s t i n t o s , los apetitos, las pasiones y los deseos de la naturaleza quien lo abandona
humana.
Vamos a aclarar a ú n más la diferencia entre cuerpo de sensacio-
nes y alma sensible: en la percepción debemos entrar en correspon-
para recuperarse
dencia c o n el m u n d o exterior, y así se produce la sensación. Este es
el trabajo del cuerpo de sensaciones (por ejemplo: u n metal al r o j o
v i v o , quema). Si ahora nos referimos a la representación, ésta es una
y retornar a
posesión del alma sensible y se expresa a través de imágenes (la re-
presentación de u n metal al rojo v i v o , n o quema). Se pueden trazar
con exactitud los límites entre l o que vivenciamos i n t e r i o r m e n t e y
un nuevo
el m u n d o exterior. En este sentido existe una clara oposición en el
mecanismo de trabajo del cuerpo de sensaciones - m u n d o exterior- estado de vigilia
I A
PARTE

y el alma sensible -mundo interior-.


Cuerpo de Sensaciones = percepción-sensación (mundo exterior)
Alma Sensible = representación-imagen (mundo interior)
Podríamos decir también, que el alma sensible permite vivenciar lo suscitado por el m u n d o ex-
terior solamente cuando reflexionamos sobre dichas vivencias; cuando nos entregamos a ellas a
través de juicios y pensamientos se está abriendo en nosotros el alma racional.
Es necesario destacar una fuerza del alma sensible cuya misión es educar al Yo en dos direccio-
nes: la denominamos ira.
(El tema de la ira se desarrollará en "Los Tres Septenios del Alma", al igual que los puntos "Fuer-
zas Planetarias y Metal correspondiente" y "Aspecto Mitológico" pertenecientes a este cuarto sep-
tenio, al quinto y al sexto puesto que dichos puntos son comunes a los tres septenios.)
PREGUNTAS DEL

CUARTO SEPTENIO

•¿Cuál era tu sentimiento vital alrededor de los


21 años?
•¿Tuviste satisfacciones en el trabajo, autorrealiza-
•¿Tuviste alguna crisis?
ción?
•¿Cuándo empezaste a vivir solo?
•¿Qué tareas te han dado placer? ¿Cuáles hiciste
•¿Tenías la sensación de estar en el estudio o la con disgusto?
profesión acertados?
•¿Cuáles eran tus perspectivas para el futuro?
•¿Cuándo fuiste independiente e c o n ó m i c a m e n -
•¿Cuál era la imagen que los otros tenían de ti y
te?
cuál la que t ú tenías de ti mismo?
•¿Tuviste oportunidad de trabajar durante tus es- •¿Se hicieron visibles nuevas actitudes, vivencias
tudios o de seguir estudiando mientras trabaja-
de tus límites? ¿Cuáles fueron?
bas?
•¿Cuál fue tu sentimiento básico en ese período?
•¿Vivías junto con otra persona o fundaste una fa-
•¿Eras introvertido o extrovertido?
milia? ¿Tuviste hijos? ¿Cuántos? ¿ C ó m o era la
relación con ellos? •¿Cómo era tu relación con el entorno: activa,
pasiva? ¿Y c ó m o eras hacia los otros?
•¿Cómo fue la elección de tu pareja?
•¿Tenías angustias vitales? ¿De q u é especie?
•¿Cómo fue tu estilo de vida?
•¿Había otros sentimientos que r e a p a r e c í a n :
•¿Qué roles tomaste a tu cargo? ¿Te agobiaban
odio, culpa, ira?
esos roles, o la familia; pudiste despegar tu per-
sonalidad? •¿Cuáles fueron tus frustraciones?
•¿Cómo eran las oscilaciones anímicas? •¿Qué valores internos no hubieses abandonado
•¿Cómo te valoraban los otros? por casamiento o trabajo?

•¿Estabas comprometido en una f o r m a c i ó n co- •¿De q u é tipo era tu cosmovisión?


munitaria? ¿ C o m u n i d a d de vida, equipo, etc.? •¿Practicaste ejercicios de autoeducación? ¿ C u á -
les?
•¿Cómo actuaron en ti las vivencias exteriores:
fortaleciendo o debilitando? Da algunos ejem- •¿Sentiste a l g ú n cambio alrededor de los 27 o 28
plos. años? ¿Cuáles?
•¿Pudiste viajar y conocer otros países, otras per- •¿Qué enfermedades o crisis psíquicas tuviste?
sonas? •¿Accidentes?
•¿Qué otros intereses tenías aparte del trabajo? •¿Cuáles eran tus actividades deportivas?
•¿Disfrutaste de la vida? •¿En q u é ocupabas el tiempo libre?
•¿Pudiste realizar tus ideales? •¿Cuáles eran tus costumbres alimenticias?
•¿Qué ambiciones profesionales tenías? •¿Otras costumbres: adicciones, alcohol, tabaco,
drogas?
•¿Tenías un buen jefe o guía en el trabajo, o te
desarrollaste a u t ó n o m a m e n t e , a u t o d i d á c t i c a - •¿Cuáles fuerzas resultaron del Cuarto Septenio
mente? positivas o negativas para tu vida futura?

.^jsamam&^. i * = i.- ^ . • .. *Awmmmt* _ J Í


Q U I N T O S E P T E N I O (28 A 35 AÑOS)

|2) | AUTOAFIRMACIÓN - EL ALMA RACIONAL


0) I CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO
] j| | ALMA RACIONAL
J32 | LA VERDAD
333 | PREGUNTAS DEL QUINTO SEPTENIO (28 A 35 AÑOS)
Q U I N T O SEPTENIO as A 35 AÑOS)

AUTOAFIRMACIÓN - E L ALMA RACIONAL

Cuando empieza la vida humana propiamente dicha -nacimiento-, el Yo se encuentra lejos del cuer-
po en desarrollo y sus efectos se irradian primordialmente, pero a medida que la vida avanza hay una
aproximación de este Yo luminoso, portador de la conciencia cósmica, a la conciencia terrenal de la nue-
va encarnación.
Si observamos el gráfico 1 en la curva de acercamiento del Yo a la vida humana, se hace muy notorio
que en el período central de la biografía -28 a 35 años- es cuando él se encuentra más cerca de la evolu-
ción biológica del hombre. Pero también es a partir de este quinto septenio, central de la biografía y que
no se espeja con otros septenios, que el Yo vuelve a alejarse de la vida, para reintegrarse, post mortem,
a su verdadero habitat espiritual.
Lo que ha cambiado para el hombre encarnado es la maduración de sus Cuerpos, o miembros esen-
ciales, y lo que ha cambiado para el Yo es el cúmulo de experiencias realizadas en este nuevo proceso de
encarnación terrenal. A! mencionar esta maduración de sus miembros esenciales, nos referimos a las
transformaciones que cada ser humano realiza a lo largo de su vida, lo cual le permite configurar, entre
la muerte y un nuevo nacimiento, el destino de la próxima encarnación. El Yo es el verdadero deposita-
rio de la experiencia de las vidas vividas; en él se encuentran condensadas las causas y necesidades kár-
micas de cada nueva experiencia vital. Los otros tres Cuerpos -Físico, Etéreo, Astral- desaparecen al finali-
zar cada vida humana; sólo el Yo acuña en sí mismo las verdaderas razones de la próxima vida.
Esta sabiduría innata, cósmica, del Yo, se enriquece encarnación tras encarnación con la última expe-
riencia terrenal. No es posible transmitir dicha sabiduría a un niño que acaba de nacer, quien debe
aprender en forma imperiosa y para subsistir, todo lo que lo rodea, empezando por sus nuevos Cuerpos
a los cuales desconoce. Tal aprendizaje no es el consciente, sino el aprendizaje inconsciente: funciona-
miento de los órganos, equilibrio de la columna vertebral, establecimiento de un sistema inmunológi-
co adecuado, adaptación a los nuevos progenitores y hermanos... en fin, ¡la vida misma!
También, durante la vigilia el niño sufre un aluvión de impresiones sensoriales que no puede meta-
bolizar, pero que son parte de su nueva inserción en el mundo. Solamente cuando duerme puede reen-
contrarse con su verdadero Yo superior y recuperar por ese momento la ansiada paz espiritual.
El niño del primer septenio -0 a 7 años- todavía mantiene un amplio contacto con el mundo espiri-
tual. En el segundo septenio -7 a 14- este contacto se pierde. En el tercero -14 a 2 1 - ya el púber no con-
sigue conectarse con ese mundo porque no logra vencer los embates de su astralidad.
Este es el proceso que se lleva a cabo durante los tres primeros septenios -0 a 21 años-, llamados Sep-
tenios del Cuerpo. El Yo prepara a los otros tres miembros esenciales -Cuerpo Físico, Etéreo, Astral- pero
aún no se acerca realmente a ellos; esto ocurrirá en la maduración del alma -21 a 42 años-.

¡Qué diferencia contemplar lo que pasa con el Yo en los últimos tres septenios -42 a 63 años-,
llamados Septenios del Espíritu! El alejamiento del Yo tendrá características totalmente distintas;
entonces el hombre puede tener acceso a los mundos superiores con u n elevado grado de con-
ciencia. Si bien esto dependerá del proceso evolutivo individual, sus Cuerpos ya habrán madura-
do; habrá adquirido una capacidad emocional, racional y volitiva, y enfrentará la vida y el desti-
no con otros instrumentos. Será posible la quietud interior, meditar, cantar, pintar, modelar, orar,
unir el pensamiento con el corazón, y lograr que los mundos espirituales nos abran lentamente
sus puertas.

Es difícil comprender que la omniconciencia de un Yo debe aprender a leer y escribir en cada encar-
nación como parte de la nueva experiencia terrestre, por lo que resulta más difícil aún concebir cuáles
son los efectos terrenales del alumbramiento del Yo en el alma humana, proceso este que llega a su má-
xima expresión en este septenio del alma racional. Si solamente podemos aceptar al Yo en su dimensión
espiritual, no comprenderemos la verdadera lucha que debe realizar frente a los propios miembros esen-
ciales que ha conformado en la presente vida. Es un error natural intentar la comprensión de la esencia
del Yo superior identificándola profundamente con nuestro Yo terrenal; solamente, a través de una ele-
vación de la conciencia -imaginativa, inspirativa e intuitiva-, es posible trascender dicha identificación
para acercarnos a sus dominios.
Lo que ahora describiremos son los aspectos humanos de esta situación espiritual en la que el Yo ha
comenzado a trabajar sobre los miembros esenciales -Cuerpo Astral, Etéreo, Físico- para tranformarlos en
miembros anímicos -alma sensible, racional y consciente-.
1 Q
PARTE

Dijimos que la transformación inconsciente del Cuerpo Astral da por resultado la aparición del alma
sensible alrededor de los 21 años. El Yo se toma centro del alma y sus destellos impregnan con el pensar al
alma sensible.
La transformación inconsciente del Cuerpo Etéreo, sustancia del pensar, es lo que brinda la posibilidad
real del arribo al alma racional.
Pero este proceso está jalonado de contradicciones, ya que el regio emisario del mundo espiritual tro-
pieza en cada caso con una pequeña, mayor o absoluta oposición a su accionar por parte de los otros
Cuerpos. En algunos casos, su luz los podrá atravesar con facilidad: es cuando en el Ser resplandece el al-
truismo, la verdad eterna y el bien moral. Pero en otros casos, la tergiversación de su luz puede desem-
bocar en un profundo egoísmo impregnado de soberbia, envidia y codicia.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO


El concepto "autoafirmación" que encabeza el desarrollo de este quinto septenio, es una clara alusión
al esfuerzo que el individuo debe realizar en la confrontación de su Yo con su propia vida anímica.
Efectivamente, este septenio se caracteriza por un largo proceso de afirmación y consolidación de las
verdades emergentes y los propios valores. El pensar actúa ahora de manera más intensa. El Yo se eman-
cipa del alma; ha amainado ya la violencia de deseos e impulsos. El individuo logra una mayor interio-
rización: a medida que avanza su proceso reflexivo del pensar permite que las sensaciones maduren co-
mo sentimientos sin necesidad de exteriorizarlas, como sucedía en el período anterior. Actúa más acer-
tadamente y coordina mejor sus pasos. Se modifica su relación con los otros; terminada la juventud, la
vida se torna más seria.
Un concepto clave de este septenio es el orden. El hombre debe cotejar la validez de lo aprendido: qué
es lo que sirve y qué es lo que no sirve. Le resulta importante verificar la repercusión de sus aptitudes en
el ambiente que lo rodea. Generalmente se propone una reelaboración de estrategias en su trabajo, pro-
fesión, vida de hogar, etc. Hay una necesidad inminente de cambio, incluso muchas separaciones se dan
en este período. El individuo puede trabajar muchas horas sin cansarse y en condiciones normales tie-
ne un buen equilibrio psicofísico.
En el caso de parejas, las que se han casado muy jóvenes y tienen en esta etapa hijos en edad escolar
se diferenciarán de las parejas que se hayan unido en un tiempo cercano. En el primer caso, los padres
son requeridos por sus niños u n mayor tiempo dentro del hogar y deben amoldarse a este requerimien-
to. En el segundo caso, cada miembro se ocupa más de su carrera, promoción o prestigio.
En líneas generales, los varones deben integrar los afectos en su alma desechando viejos mandatos
(por ejemplo, "los hombres no lloran"). La mujer, si ha seguido modelos vigentes y ya tiene hijos, debe
acoplar a sus sentimientos de madre el desarrollo del razonamiento lógico. Este trabajo ayuda al matri-
monio a perdurar; si no existe buen diálogo y verdadero compañerismo la separación suele ser una sa-
lida habitual debido a la diferencia de tiempos en la maduración de cada integrante de la pareja.
Algunos peligros que pueden presentarse:
• La vida rutinaria; todo planificado por el pensamiento
• La necesidad de dominio del otro
• El orgullo y la vanidad
• La crítica
• La envidia hacia los jóvenes
• El alcoholismo
• La hipocondría (ya hacia el final del septenio)
Como contraimagen nombramos ahora los desafíos: tolerancia, respeto, aceptar opiniones antagóni-
cas, saber escuchar, no criticar, reconocer los propios errores, y toda actitud que permita atenuar el ego-
centrismo (reflejo de la irradiación del Yo superior en el alma).
En este quinto septenio hay una crisis fundamental que el hombre deberá afrontar: el balance entre
los logros y las metas; es decir, lo que ha alcanzado y lo que no ha alcanzado frente a la exigencia del
acercamiento del Yo. De esta crisis puede derivar una depresión: aparece por primera vez la conciencia
de la propia muerte agravada aún más por pérdidas cercanas: padres, esposo, amigos, incluso hijos.
La relación existente entre la curva biológica y la anímico-espiritual, hecho que pertenece a la finaliza-
ción del quinto septenio y al comienzo del sexto, nos permite comprender la sensación de cierto desgas-
te, que llega hasta la mitad de la vida -35 años-, y esta aparición de la conciencia de la propia muerte.
La curva biológica -Cuerpo Físico, Cuerpo Etéreo- empieza con el nacimiento (N) y finaliza con la muer-
CARACTERÍSTICAS GENERALES

DEL SEPTENIO

te (M). Es la evolución física visible que todos conocemos, y que corresponde a la vida útil del Cuerpo
Físico impregnado por el Cuerpo Etéreo o vital. Esta organización biológica está subordinada a las leyes
básicas del anabolismo y del catabolismo. Mediante el anabolismo se produce la multiplicación, el creci-
miento y el desarrollo, que llegan hasta la mitad de la vida (aproximadamente el quinto septenio). De
ahí en más comienza a hacerse más notorio el catabolismo, es decir predomina la destrucción por so-
bre la construcción y el organismo se encamina pausada e inexorablemente hacia el desgaste, el enve-
jecimiento y la muerte.
Si consideráramos al ser humano sólo desde esta perspectiva, nos hallaríamos frente a las propuestas
de la medicina contemporánea que en su lucha denodada por encontrar las causas del envejecimiento
biológico exige, por ejemplo, donantes para trasplantar órganos o propone la hibernación artificial pa-
ra conservar restos humanos en estado de animación suspendida. Sin embargo, desde el punto de vista
antroposófico se abre hoy la dimensión anímico-espiritual del ser humano, que integra así su estructura
cuaternaria.
El gráfico muestra el acercamiento de la entidad anímico-espi-
ritual -Cuerpo Astral, Yo- a la organización biológica y también su
contacto más estrecho durante el quinto septenio. Este acerca-
miento y posterior alejamiento preparatorio para la próxima ex-
periencia de vida producen un fenómeno particular: cuando la
entidad espiritual se acerca al alma, tal como lo hemos descrip-
to, irradia fuerzas hacia el organismo biológico (vectores lado iz-
quierdo). Esto ocurre durante los tres Septenios del Cuerpo, ayu-
dando así a mantener el anabolismo de dicha organización que
se equilibra en este quinto septenio. A partir de los 35 años se
inicia el catabolismo biológico, cuando el fenómeno conocido
como envejecimiento físico traduce la inversión de fuerzas; el
catabolismo sirve para irradiar fuerzas a la entidad espiritual, la
que deberá desprenderse de la materia para continuar su eterno
camino (indicado en el gráfico con las flechas correspondientes).
Por último, en este septenio especial de la biografía se dan las
condiciones para la unión de las fuerzas del pensar con las fuerzas
del sentir: la cabeza con el corazón. Es el septenio de los 33 años,
lo que representa esotéricamente el encuentro con el Cristo. Es
una época trascendente de la vida, en que el corazón está madu-
ro para abrirse a las fuerzas crísticas.
(Esta referencia no significa alusión a una religión en particu-
lar, sino a las fuerzas espirituales superiores que siempre están
disponibles para quien sepa abrir su corazón.)

ALMA RACIONAL

Nos encontramos ahora frente a una síntesis que ya está expresada en su propia denominación. En
nuestro idioma se suele nombrar solamente como alma racional, pero en otros su denominación real es
alma intelectual-afectiva, o de intelecto y sentimiento. En castellano no existe una palabra que represente
fielmente el significado de la palabra alemana "gemüt", que también expresa lo íntimo, el ánimo, el va-
lor, el coraje.
Lo importante de estas consideraciones es que este nuevo miembro anímico no es una dualidad, si-
no una verdadera síntesis del pensamiento y del sentimiento. El pensar y la afectividad tienen un carácter
más duradero, constituyen en esta etapa una unidad. El intelecto necesita del calor y el afecto para l i -
garse a la vida. La afectividad necesita de la reflexión para aquietar y esclarecer las emociones. Esta unión
del pensar y el sentir evidencia un grado más elevado de conciencia que la mera sensación que surge y
se transforma en el alma sensible. Así como es necesario entender profundamente al Cuerpo Astral para
comprender su transformación en el alma sensible, del mismo modo hay que comprender al Cuerpo Eté-
reo para acercarse al alma racional.
El Yo ha realizado una transformación inconsciente del Cuerpo Etéreo; la penetración del pensar en el
alma sensible la transforma en alma racional. Cuando lo suscitado en el hombre por el mundo exterior
-alma sensible- se continúa en su interior, cuando reflexionamos sobre dichas percepciones, cuando ela-
boramos juicios y pensamientos sobre ellas conformando el contenido total de nuestra alma, entonces
estamos en presencia del alma racional.
¿Y cómo responde nuestra organización corporal frente a estos cambios del alma?
l s
PARTE

Al hablar de "órganos" en medicina de orientación antroposófica, nos referimos a u n proceso cósmi-


co-espiritual condensado materialmente en el mismo órgano físico que describen la Anatomía y la Fi-
siología. El aspecto físico de u n órgano obedece a la interacción de distintos campos de fuerza, que de-
nominamos fuerzas espirituales planetarias, y que actúan individualmente suministrando a cada ser hu-
mano que renace el cuerpo adecuado a su destino, y por ende el aprendizaje que debe realizar. Este men-
saje se inscribe químicamente en el código genético hoy llamado genoma humano. De tal modo no
existen órganos físicos aislados como resultado de una multiplicación celular autónoma, subordinada a
las leyes del azar, sino entidades físico-espirituales que constituyen todo cuerpo humano y que reprodu-
cen aquella función cósmica primordial en armonía con el sistema al cual pertenecen.
Así entonces: si el corazón es u n órgano solar, su contracción y expansión -sístole/diástole- será un re-
flejo de la función rítmica solar. En efecto, en el Sol también podemos encontrar este proceso de con-
tracción y expansión cuando estudiamos la aparición y desaparición rítmica de las llamadas manchas
solares. El proceso observado tanto en el corazón como en el Sol es la manifestación física de esa fun-
ción cósmica.
(Reconozco la dificultad de una lectura conjunta de fenómenos pertenecientes a disciplinas tan dis-
tintas como son la Astronomía y la Medicina. Es uno de los grandes errores de esta cultura de la espe-
cialización: se han ido formando gradualmente cada vez más especialistas de las partes con una total
prescindencia del Todo.)
Comprendido esto, podemos continuar pensando con una mayor amplitud en el sistema de órganos
físico-espirituales que sostienen el desarrollo de las respectivas alma sensible y racional.
Así como el alma sensible se apoya en el sistema urogenital, el alma racional se apoya en el sistema
hepatobiliar. El sistema urogenital presenta una mayor conexión con el mundo exterior -orina, mens-
truación, células germinales, embarazo, parto, etc.- del mismo modo que el alma sensible, que reaccio-
na inmediatamente a los estímulos del mundo externo. Por otra parte la simpatía y antipatía, que cons-
tituyen la base del alma sensible, se expresan también en los procesos renales de reabsorción y excre-
ción que más tarde ascenderán a nivel torácico manifestándose en la vida anímica del pulmón -inspi-
ración/ espiración-.
El alma racional tiene su base orgánica en el sistema hepatobiliar, un sistema que pertenece a u n n i -
vel más interno del organismo y que no guarda una relación con el exterior como sucede con el uroge-
nital. El hígado es el órgano central del organismo hídrico, y además de recibir el flujo de cinco corrien-
tes distintas -sangre venosa, arterial, porta, linfa y bilis-, es el eje de acción del Cuerpo Etéreo, objeto prin-
cipal de transformación por parte del Yo en el estado que denominamos alma racional. También es i m -
portante recordar que a través del sistema hepatobiliar surge la fuerza de voluntad del Yo -base del tem-
peramento colérico- (tema que será desarrollado al hablar de los cuatro temperamentos).
Así como en el alma sensible las fuerzas oscuras del polo metabólico ascienden al tórax para manifes-
tarse en el pulmón, en el alma racional las fuerzas ascienden para expresarse en la vida anímica del co-
razón. Y se hace realidad la unión del pensar con el sentir: la cabeza con el corazón. "Aquello que hasta
ahora fue aprendido por la cabeza sirviendo para la fonnación de sensaciones, debe tornarse ahora un saber de
corazón, un saber cordial." (RTreichler)
(Recordamos que al hablar de los tres estados del alma -sensible, racional y consciente- estamos refi-
riéndonos a la acción del Yo sobre cada uno de los tres Cuerpos -Astral, Etéreo y Físico-.)

L A VERDAD
Existe una relación interesante entre este quinto septenio y el septenio del Cuerpo Etéreo -7 a 14 años-.
En ese período, donde nace y se consolida el Cuerpo Etéreo propio del hombre, la verdad no puede ser co-
nocida de manera independiente. Por eso es que Rudolf Steiner insiste en la presencia de la autoridad ama-
da como portadora de la verdad. A través de este vínculo queda depositada una simiente en el Cuerpo Eté-
reo infantil que luego, cuando se opera la transmutación de las fuerzas formativas -de aecimiento- en fuer-
zas del pensar, permite conformar un órgano espiritual capaz de captar esta fuerza espiritual que llamamos
verdad. Ella no es aquí un concepto sino una verdadera fuerza espiritual. Y cuando hablamos de la con-
formación de órganos, estamos señalando su trabajo interno para recibir dicha fuerza. Así también se es-
clarece el significado de la expresión "búsqueda de la verdad suprema o espiritual" como alusión a un cami-
no de desarrollo interior muy diferente en sí de las verdades humanas, tan parciales y transitorias, supe-
ditadas al desarrollo individual.
La verdad objetiva es la meta del alma racional; y en su realidad espiritual es la educadora del alma ra-
cional así como la ira lo fue del alma sensible. El hombre debe buscar una verdad cada vez más elevada,
del mismo modo que debe convertir a la ira en el enemigo que paulatinamente ha de ser eliminado.
PREGUNTAS DEL

QUINTO SEPTENIO

PREGUNTAS DEL QUINTO SEPTENIO (28 a 35 años)


•¿Hasta c u á n d o d u r ó la crisis anterior? ¿ Q u é te •¿Alcanzas a expresar con claridad y objetividad
a y u d ó a salir de ella? tus sentimientos?
•¿Cómo era tu vida en familia? ¿Encontraste tu •¿Cómo es tu relación con hombres y mujeres?
lugar sin sentirte oprimido y sin oprimir a los •¿Cómo se despliega tu aspecto masculino y fe-
otros? menino (anímico)?
•¿Cómo son tus relaciones con la pareja y los hi- •¿Tienes vivencias de muerte y resurrección?
jos? ¿Amas a tu pareja? ¿Eres amado?
•¿Creaste a l g ú n espacio interior o vives totalmen-
•¿Cómo has organizado tu vida profesional? te hacia afuera?
•¿Pudiste realizar alguna de tus ideas? ¿Cuáles? •¿Qué vive en ti como verdad interior?
•¿Cuáles son las condiciones para tu desarrollo •¿Cuáles de las normas del segunto septenio has
profesional? dejado de lado, cuáles has conservado y cuáles
•¿Estás en la profesión cierta, en el lugar correc- has creado ahora?
to, con las personas adecuadas? •¿Dónde hay situaciones de conflicto?
•¿Haces lo correcto en tu profesión? (cualidad •¿Cuáles son las personas más importantes en tu
planetaria, ver tercer septenio) vida?
•¿Hay un ritmo en tu trabajo: ritmo diario, sema- •¿Recibes todavía ayuda de tus padres, o del Es-
nal, mensual, anual? tado?
•¿Cómo es el equilibrio entre la vida laboral y la •¿Tiene una casa?
vida familiar?
•¿En q u é has invertido el dinero? ¿Tienes deudas?
•¿Te has hecho cargo de a l g ú n trabajo social?
•¿Qué enfermedades, crisis psíquicas o acciden-
•¿Además de la profesión dispones de tiempo pa- tes ocurrieron en esta época?
ra deportes, arte y f o r m a c i ó n ?
•¿Tuviste vivencias especiales a los 31 años y me-
•¿Hubo nuevos impulsos en esta fase, nuevos dio (el punto más profundo de la e n c a r n a c i ó n )
puntos de vista? ¿Cuáles? o a los 30 o 33?
•¿Es posible la e x p r e s i ó n de sentimientos? •¿Cómo actúa ( a c t u ó ) este Quinto Septenio en tu
vida poterior?
?!

I SEXTOSEFTENIO(35A42AÑOS)

|35 | AUTOCONFiANZA - EL ALMA CONSCIENTE


|35 I CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO
|37 | ALMA DE CONCIENCIA
]39 | PREGUNTAS DEL SEXTO SEPTENIO (35 A 42 AÑOS)
SEXTO SEPTENIO (35 A 42 ANOS)

AUTOCONFIANZA - E L ALMA CONSCIENTE

El proceso que comenzó alrededor de los 21 años con la crisis de identidad tiene en esta etapa
de la vida su culminación. Se hace presente ahora u n nuevo aspecto de la conciencia, esto es la
conciencia de los hechos. Pero no sólo los hechos ocurridos hasta la concreción de una meta, sino
que ahora se analiza tanto el camino recorrido como el que resta recorrer.
Este aspecto se complementa con la conciencia de las cosas, que se manifiesta en el valor que
las mismas tienen para nosotros. La persona siente la exigencia de ser ella misma; no es ya el
simple hecho de lograr lo correcto sino de que aquello logrado tenga valor.
Frente a este nuevo impulso, la pregunta acerca del sentido de la vida se ha transformado. El
joven se preguntaba: ¿Cuál es el sentido de la vida?; ahora el adulto se pregunta: ¿Qué valor tie-
ne lo vivido hasta ahora?
En este período es cuando puede consolidarse la autoconfianza, lo cual demanda u n trabajo de
la voluntad. -
Ante una nueva conciencia de los hechos y de las cosas, hay algunos interrogantes que ya pue-
den insinuarse con relación a los proyectos:
¿Valdrá la pena hacer el esfuerzo? ¿Tendré las fuerzas necesarias para lograrlo? ¿Cuál es la dis-
tancia que me separa de mis metas? ¿Cuántos años tendré aún para vivir?
Estas preguntas pueden transformarse, con el auxilio de la voluntad, en u n verdadero estímu-
lo para realizar en adelante un camino mejor. En sí mismo este camino está determinado por la
metamorfosis del concepto "valor" en el concepto "tarea". La pregunta acerca del valor de la propia v i -
da es sustituida luminosamente por: ¿Qué valor puede tener m i vida para el mundo? La tarea es-
tá unida al sentido de la vida, y descorre el velo sobre la finalidad de la existencia, el aprendizaje
terrenal y la sabiduría cósmica del Ser: surge el descubrimiento de que algo que no procede de
lo ya conocido, algo nuevo, se abre ante nosotros. Es u n nuevo impulso... es el impulso de lo
suprasensible, de lo que trasciende a la persona; es la luz del propio espíritu percibida ahora por
el alma. A la intensificación de esta conciencia espiritual se une la intensificación de la concien-
cia de la vida en el mundo; es el camino de la verdadera madurez anímica.
Simultáneamente con el despertar espiritual aparece una nueva concepción de la muerte. En
la mitad de su biografía el hombre se encuentra nuevamente con la muerte; adquiere la propia
certeza de ella. Ya en el septenio anterior aparece la conciencia del hecho en sí; pero la experi-
mentación del f i n de la vida terrena es una característica del presente septenio, cuando toma for-
ma la certidumbre del devenir.
Las fuerzas del Cuerpo Físico que ahora se transforman inconscientemente son las mineralizan-
tes, las fuerzas saturninas que consolidan el esqueleto humano, las fuerzas subyacentes de la cor-
poralidad. La experiencia cósmica espiritual se transformó en experiencia terrenal física a partir
del nacimiento, con la correspondiente formación y el desarrollo del Cuerpo Físico. Esas fuerzas
ahora empiezan a separarse del Cuerpo Físico; comienza u n catabolismo pronunciado y se trans-
formarán en fuerzas de la conciencia. Nuevamente recuperarán su calidad de fuerzas espirituales
para reintegrarse al Cosmos mientras que el Cuerpo Físico sigue inexorablemente su destino de
desintegración material. Cuando no se lleva a cabo una completa transformación, habrá una evi-
dente dificultad para consolidar una conciencia plena.
Este proceso de muerte y resurrección que se vive a lo largo de cada vida, es u n reflejo de los
sucesivos nacimientos y muertes que ligan al espíritu humano con el m u n d o físico, y es también
la base de estados de infelicidad, insatisfacción y depresión.
Si observamos en el esquema de la página 131 las curvas biológicas y anímico-espirituales que
marcan la evolución del quinto y sexto septenio, vemos que donde el catabolismo y la excarna-
ción predominan se hace presente el alma de conciencia. De los tres estados que atraviesa el alma
-sensible, racional y consciente-, el consciente se caracteriza por ser el de mayor desprendimien-
to de la esencia anímico-espiritual.
En el cuarto septenio -21 a 28 años-, la entidad anímico-espiritual trataba de gobernar los i m -
pulsos que bullían en ese Cuerpo Astral naciente que se estaba emancipando, por regiones, del
I 2
PARTE

Cuerpo Físico. Ahí lo determinante era el sentir -transformación inconsciente del Cuerpo Astral, o
alma sensible-.
En el quinto septenio -28 a 35 años- el alma era penetrada por las fuerzas del pensamiento y
se producía una nueva transformación. Ahí lo determinante era el pensar -transformación i n -
consciente del Cuerpo Etéreo, o alma racional-.
En el sexto septenio -35 a 42 años-, que estamos ahora tratando, el Yo comienza a producir la
metamorfosis de la materia física. Entonces lo determinante es la voluntad -transformación i n -
consciente del Cuerpo Físico, o alma consciente-. Este proceso requiere u n desgaste de la materia
física, ya que ninguna conciencia es posible sin u n catabolismo biológico que la sustente. El sis-
tema neurosensorial es el ámbito específico en el que se llevan a cabo los procesos catabólicos;
cada percepción, cada acto de conciencia se edifica sobre una ínfima desintegración de la orga-
nización físico-etérea.

Resulta más difícil asimilar el concepto "fuerzas espirituales del Cuerpo Físico" que este
otro referido a las intangibles fuerzas del Cuerpo Astral o del Cuerpo Etéreo. En el caso del
Cuerpo Físico nuestra imagen tropieza con el estado sólido de la materia, con el m u n d o de
los objetos, y es ciertamente complejo vincular la densidad de la materia con fuerzas su-
tiles subyacentes pertenecientes a ese m u n d o material. La complejidad aumenta cuando
tratamos de comprender c ó m o esas fuerzas del Cuerpo Físico se pueden transformar en
fuerzas de la conciencia. Una ayuda que puede recibir el lector desprevenido, habituado a
concebir la materia integrada por átomos indivisibles al mejor estilo de Demócrito, es ima-
ginar:
1) la inexistencia de la materia como tal; 2) su transformación constante en energía, y
viceversa o desintegración; 3) la presencia de poderosos campos de fuerza de atracción y
repulsión que determinan fenómenos como el electromagnetismo, la cohesión de lo sóli-
do, la fuerza de gravedad y la tremenda fuerza desencadenada en la fisión nuclear.
Esta concepción de la realidad de la materia proviene de la superación de la física clási-
ca y corresponde a los resultados obtenidos por la física subatómica o física de las partí-
culas. Pero las fuerzas del Cuerpo Físico a que se refiere la Antroposofía no se reducen a la
descripción científica actual del estado sólido de la materia, sino que pertenecen a u n or-
den cósmico superior y requieren, para ser captadas, u n desarrollo de nuestro propio Ser
que supere la conciencia diurna o de vigilia, tal como ocurre con la conciencia imagina-
tiva, inspirativa e intuitiva. Es obvio que tanto la física subatómica como la Antroposofía
se refieren al mismo objeto de estudio: la corporalidad del hombre (en tanto ésta pertene-
ce al m u n d o físico material). Las descripciones de la física m o d e r n a respecto de la m a -
teria se h a l l a n contenidas en u n a c o n c e p c i ó n científico-espiritual; pero esta concep-
ción exige, además, una transformación de la percepción que permite reconocer otro pla-
n o de la realidad denominado "espiritual". A esta transformación gradual la llamamos
conciencia imaginativa, inspirativa e intuitiva.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO

Observando el esquema de la página 131, al terminar el quinto septenio vemos la delicada situa-
ción del cuarto miembro esencial humano: el Yo. En la mitad de la existencia física es solicitado por
el mundo espiritual, al cual pertenece, y por el mundo material, al cual pertenece temporalmente.
Su esencia lo vincula intuitivamente con el Cosmos, y sus sentidos ahora plenamente despiertos lo
unen fuertemente a la vida física. Si el hombre sigue el llamado de las estrellas, el tope máximo de
la vida biológica se torna u n verdadero punto crucial para su desarrollo espiritual. La esencia aními-
co-espiritual atraviesa la encarnación más profunda, o camino descendente, durante los primeros
septenios. Después de su máxima expansión terrena alcanza u n cierto equilibrio -centro de la bio-
grafía- para tomar luego el ascenso de su camino hacia los mundos superiores.
En el mundo actual observamos generalmente la tendencia opuesta. El hombre no logra su pro-
pósito natural de acercamiento al mundo espiritual en esta segunda etapa de la vida; y esto pese
a disponer cada vez más de las fuerzas sutiles espirituales liberadas por el desgaste del Cuerpo
Físico. Consecuentemente, el orden se invertirá: el mundo de los sentidos cumplirá su parte y las
renovadas fuerzas de la conciencia serán desaprovechadas e inutilizadas. La vida anímica sufrirá
la decadencia del Cuerpo Físico y acompañará irremisiblemente a éste en su camino hacia la des-
trucción -curva biológica descendente- sin la posibilidad de utilizar aquellas fuerzas para el desa-
rrollo espiritual. Cuando las fuerzas anímicas no logran una verdadera transformación pueden i n -
ALMA DE

CONCIENCIA

cidir significativamente en la presente vida y, por ende, en el próximo destino terrenal.


En el plano físico suele producirse una disminución de la vitalidad y de la capacidad de trabajo;
inconvenientes que pueden superarse con u n aumento de la autoexigencia, pero eso tendrá u n cos-
to en el futuro. Es una etapa en la que aparece frecuentemente la sensación de vacío. Se trata de u n
vacío distinto al descripto en el cuarto septenio -alma sensible-. Aquel vacío era inmediatamente
ahogado por una nueva sensación; éste, en cambio, es tal que predispone al encuentro consigo mis-
mo, que permite la irrupción de u n nuevo impulso desconocido hasta el presente.
Esta nueva conciencia abre las puertas a la libertad interior. Período de aceptación de sí mismo y
de los otros, constituye u n verdadero ejercicio para lograr la autoconfianza. Es una etapa de profun-
dos cuestionamientos respecto de la vocación, tanto sea para cambiarla como para retomar aquélla
que se abandonó. También puede producirse una inexplicable transformación de los sentimientos
amorosos, en sentido positivo o negativo. Los peligros de este septenio son los mismos que los del
anterior, pero más profundos y dolorosos: vida rutinaria, necesidad de dominio, envidia hacia la ju-
ventud, soberbia, alcoholismo e hipocondría, entre otros.
Se incia aquí u n proceso de aceptación del desgaste del Cuerpo Físico, lo
que tendrá características diferentes a medida que transcurra la biografía;
se deberá encontrar u n nuevo ritmo para experimentar la corporalidad. Esta nueva conciencia
El final de este septenio nos coloca frente a una verdadera crisis existen-
cial; la crisis de autenticidad que se inició en el anterior llega a su punto
más álgido: la transformación plena del alma de conciencia.
abre las puertas a
A L M A DE CONCIENCIA la libertad interior;
Culmina con este septenio el proceso de maduración del alma humana.
Es éste el tercer septenio consecutivo en el que el Yo se halla abocado a una
transformación profunda e inconsciente de los tres miembros esenciales
es un período de
del ser humano.
Alrededor de los 21 años empezó su trabajo sobre el Cuerpo Astral, por-
aceptación de sí mismo
tador de placer y dolor, alegría y sufrimiento, instintos, apetitos, pasiones.
A aquella parte transformada de la astralidad, que permite vivenciar inte-
riormente todas las cualidades anímicas y que reacciona de inmediato
y de los otros,
constituye un verdadero
frente a los estímulos del mundo exterior, la denominamos alma sensible.
Alrededor de los 28 años el trabajo del Yo se llevó a cabo sobre otra de las
envolturas esenciales: el Cuerpo Etéreo. El Cuerpo Etéreo es la sede de la v i -
talidad, de la formación del tejido viviente, y es en sí mismo la sustancia
del pensar. El inicio del segundo septenio -7 años- lo encuentra en plena ejercicio para lograr
transformación de las fuerzas de crecimiento en fuerzas del pensamiento. A los
7 años el Cuerpo Etéreo es parido como organización independiente e i n -
dividual, y a los 28 años es transformado inconscientemente por el Yo pa-
a autoconfianza.
ra profundizar el pensar.
Cuando no se vivencia solamente lo suscitado por el mundo exterior; cuando el alma no vive so-
lamente de percepciones exteriores inmediatas sino que reflexiona sobre ellas y se entrega plena-
mente a esa reflexión; cuando el trabajo sobre lo percibido se agrupa en pensamientos y juicios for-
mando el contenido total de nuestra alma afectiva... allí se ha conformado el alma racional, que se
acrecienta cuanto más viven en ella la verdad y el bien.
Pero existe aún un nivel superior que el alma puede alcanzar, y esto ocurrió cerca de los 35 años:
la transformación que el Yo impulsó inconscientemente se llevó a cabo sobre las fuerzas del Cuerpo
Físico; cuando la vivencia interior se convirtió en un saber del mundo exterior nos hallamos en pre-
sencia del alma consciente. Si consideramos la consolidación material alcanzada por el Cuerpo Físico,
se hará m u y evidente la intensidad de la actividad transformadora del Yo en esa etapa de la vida. Así
es que se comprende mejor la necesidad del predominio del catabolismo en la segunda mitad de la
vida para garantizar una constante transformación de la sustancia física en fuerzas de la conciencia
-fuerzas espirituales del Ser-.
También hay una relación interesante entre los problemas del primer septenio -septenio del
Cuerpo Físico, 0 a 7 años- y las situaciones que acontecen en este sexto septenio -35 a 42 años-: lo
que en aquel período inicial no fue sembrado es casi imposible que ahora sea cosechado. Si u n n i -
ño no ha sido guiado en el sano desarrollo del sentimiento y la voluntad, es harto difícil que en esta
1- PARTE

etapa el hombre pueda vivenciar dichos impulsos o la metamorfosis de los mismos.


En cuanto al sistema de órganos que sirve de fundamento al alma de conciencia, la correla-
ción entre conciencia y sistema nervioso no deja ninguna duda de que el órgano básico es el
cerebro. "Los gestos expresivos del alma de conciencia prefieren siempre la cabeza." (Rudolf Steiner)
De la cabeza se eleva el alma de conciencia al m u n d o espiritual. El pensar cognitivo debe es-
tar impregnado de fuerzas volitivas y de sentimiento para ser u n pensamiento v i v o .
En el alma consciente el complemento del cerebro es el corazón. "El pensar de la cabeza tien-
de a morir cuando no es alimentado por el corazón; se torna en el pensar frío del intelecto que ilumi-
na sólo la superficie del mundo cuando no recibe en sí el calor profundo y penetrante del corazón, que
le transmite voluntad, amor y luz." (R.Treichler)
Ya dijimos que en esta etapa el ser humano establece una particular relación con el m u n d o .
En la etapa del alma sensible el m u n d o exterior impactaba el alma generando a cada instante
una nueva sensación. Ahora, en cambio, el hombre no queda atrapado en el m u n d o de las sen-
saciones, sino que observa, analiza y recapacita sobre lo percibido, y actúa meditativamente
dentro de u n sistema de valores ofrecidos a él por el m u n d o . Conforme con su propia evolu-
ción realizará una selección de esos valores, la que podrá desplazarse hacia lo material: rique-
za, prestigio, poder..., o hacia lo espiritual: verdad, bondad, belleza.
Adquiere ahora relevancia la esencia de las cosas, tanto del m u n d o como la propia del h o m -
bre. Lo esencial de u n objeto, que producía una sensación en el alma sensible, u n pensamien-
to reflexivo en el alma racional, conmueve ahora el alma y resplandece en el centro de la con-
ciencia. En este centro vive el alma consciente. Pensemos por ejemplo en una planta: en el al-
ma sensible y en el alma racional la planta se abre al m u n d o para cerrarse luego sobre sí mis-
ma como fruto en el alma consciente.
Esto es n o t o r i o en todo el conocimiento del Ser. El Yo superior se acerca al Yo inferior y le
permite reconocer la esencia de u n objeto. Este conocimiento es fruto de un nuevo pensar. El pen-
sar reflexivo del alma racional ha dado lugar a u n pensar creativo que ahora la transforma en
alma consciente. Goethe lo caracteriza como "pensar razonable" -de la razón- para diferenciar-
lo del "pensar intelectual" -del intelecto-. Mediante este pensar el hombre se une con la sabidu-
ría del Universo.
Lo que determina la transformación del pensar es la voluntad... la v o l u n t a d torna v i v o el
pensamiento.
Y cuando la v o l u n t a d puede ser depurada de sus oscuras tendencias e instintos se transfor-
ma en entrega, y se halla en condiciones de desarrollar los ideales morales. Cuando el senti-
m i e n t o puede ser depurado a través de la iluminación de las fuerzas inconscientes de simpa-
tía-antipatía, se transforma en amor y puede desarrollar el sentimiento moral.
La profunda u n i ó n de amor-sentimiento y entrega-voluntad se llama devoción. Así como la ira
educa al alma sensible y la verdad lo hace con el alma racional, la devoción es la fuerza recto-
ra del alma consciente.
PREGUNTAS DEL

SEXTO SEPTENIO

PREGUNTAS DEL SEXTO SEPTENIO (35 a 42 años)


•¿Sucedió algo importante alrededor de los 35 o •¿Cómo está tu relación de pareja? ¿Camina va-
36 años? cía o alcanza una nueva profundización?
•¿Alguna disminución de la vitalidad? •¿Puedes trabajar bien en grupo?
•¿Aparecieron miedos especiales (miedo a la •¿Cómo manejas tu rutina? ¿Qué es lo que más
muerte, no voy a vivir por mucho más tiempo, tienes que hacer?
etc.)? •¿Qué es lo que más te agrada?
•¿Conoces tus límites? ¿Conoces tus potenciali- •¿Qué valor tiene el dinero en relación con el tra-
dades, las tienes en uso? bajo?
•¿Qué te resulta fácil? ¿Qué te resulta difícil? ¿Re- •¿Cuál es tu posición en la Empresa?
pondes a los desafíos?
•¿Qué es para ti la muerte, el dolor y el miedo?
•¿Has vivido un vacío interior? ¿Cómo lo has ma-
•¿Has encontrado nuevos valores espirituales?
nejado?
¿Cuáles? ¿Eres fiel a estos nuevos valores?
•¿Hasta qué punto coincide la imagen que tienes
•¿Qué recibe el mundo de ti?
de ti mismo con la que los otros tienen de ti?
•¿Cómo son tus relaciones con los demás?
•¿Te aceptas con tus propios límites? ¿Hasta dón-
de aceptas el límite de los otros? •¿Enfermedades especiales, crisis psíquicas, acci-
dentes? ¿Sientes que algunos órganos se debili-
•¿Te has reconciliado con tus padres?
tan o que se rebelan una y otra vez?
•¿Has hecho algún cambio de valores en ti?
•¿Cuál es tu posición con las drogas, alcohol o
•¿Ha cambiado algo en tu vida profesional o fa- manía por el trabajo?
miliar sobre la base de estos nuevos valores?
•¿Tienes cambios especiales?
•¿Cómo están las cosas con tu espacio físico, aní-
•¿Percibiste cambios especiales interiores o exte-
mico y espiritual?:
riores alrededor de los 37 años? ¿Cuáles?
En casa: ¿mi rincón, mi taller?
•¿Qué fuerzas resultaron del Sexto Septenio posi-
En el trabajo: ¿mis amistades? tivas o negativas para tu vida futura?
•¿Estás en el camino de la realización de tu "leit-
motiv"?
LOS T R E S S E P T E N I O S D E L A L M A

CONCEPCIÓN ANTROPOSÓFICA DEL ALMA


LA MISIÓN DE LA IRA, LA VERDAD Y
LA DEVOCIÓN EN EL ALMA HUMANA
LA IRA Y EL A L M A SENSIBLE -21 A 2 8 A Ñ O S -

LA V E R D A D Y EL A L M A R A C I O N A L - 2 8 A 35 A Ñ O S -

LA D E V O C I Ó N Y EL A L M A C O N S C I E N T E -35 A 42 A Ñ O S -

FUERZA PLANETARIA Y METAL CORRESPONDIENTE


ASPECTO MITOLÓGICO

El grabado «lülSol pertenece a


una marca italiana.
The Encyclopedia uf Sign and
Symbpls de John Laing .
and David Wke. -'^§>. '> £.*
LOS TRES SEPTENIOS DEL A L M A

CONCEPCIÓN ANTROPOSÓFICA D E L A L M A

Para desarrollar una visión que abarque los tres septenios centrales de la biografía es i m p o r -
tante ampliar el conocimiento del alma en el sentido de la Antroposofía.
Si el Yo es el representante del m u n d o espiritual (lo trascendente) y el cuerpo la expresión
del m u n d o físico material (la sustancia), el alma constituye el verdadero enlace entre ambos
mundos. (Ver esquema).
El siginificado académico del vocablo "alma" es: soplo, aire, aliento..., es decir el p r i n c i p i o
de la vida, y proviene de latín anima. En el año 1251 se registra la aparición de la palabra
"animal", que en su estructura incluye la totalidad del vocablo "anima", lo que expresa clara-
mente c ó m o se percibía en esa época la esencia de lo anímico subyacente en lo animal. Para
comprender al alma es u n buen p u n t o de partida adentrarnos en la esencia de lo animal.
En la descripción de la estructura cuaternaria del hombre descu-
brimos la relación existente entre el reino mineral i n a n i m a d o y el
Cuerpo Físico, o primer cuerpo del h o m b r e , constituido por la orga-
n i z a c i ó n m i n e r a l inerte característica del estado cadavérico del ser
humano.
En u n segundo n i v e l desarrollamos el concepto de vida (de vida
biológica) como p a t r i m o n i o del reino vegetal, y nos referimos a las
fuerzas vitales que laten en la esencia del m u n d o vegetal. Lo v i n -
culamos con el Cuerpo Etéreo, o segundo cuerpo del h o m b r e , donde
se hallan presentes las fuerzas de crecimiento, desarrollo y m u l t i -
plicación, que sirven además como sustancia matriz del pensar.
En el tercer nivel aparece el reino animal como portador de los secre-
tos del alma. Observemos sus características:
• Frente al reino vegetal, el animal presenta una interiorización, u n
ámbito i n t e r n o separado del m u n d o exterior. Ya desde su conforma-
ción embrionaria aparecen cavidades que se transformarán en órga-
nos huecos impregnados por u n nuevo impulso que la Antroposofía
denomina Cuerpo Astral. Lo animal se manifiesta entonces más ence- MUNDO FÍSICO-MATERIAI
rrado en sí mismo, más separado del m u n d o que lo vegetal. SUSIASICIA

• Se da el m o v i m i e n t o , o desplazamiento, como una cualidad m u y


particular que le permite acercarse o alejarse frente a aquello que lo
atrae o que lo repele.
• Presenta u n sistema neurosensorio, en algunos casos sumamente p r i m i t i v o , que le p e r m i -
te establecer u n contacto con el m u n d o .
• Se observa en él u n estado de vigilia, o de alerta, al cual podríamos denominar como u n
"cierto estado de conciencia" referido a los instintos básicos: miedo, hambre, dolor, frío, se-
xualidad, etc.
Todos estas características distancian suficientemente al reino animal del reino vegetal.
Veamos ahora cuáles son los elementos que lo alejan considerablemente del cuatro reino, el
humano:
• En los animales no podemos hablar de individualidad consciente; podemos referirnos al
hecho de que ellos se constituyen en individuos, separados en cuerpos físicos, que respon-
den a una misma señal de idéntica manera -la fuerza del instinto-, pero el animal no tiene la
conciencia del sí mismo. El llamado del i n s t i n t o hace que los cuasi i n f i n i t o s cuerpos de i n -
sectos, peces, pájaros o mamíferos respondan de la misma forma, que exista una u n i f o r m i -
dad de respuesta. A ese llamado del i n s t i n t o lo llamamos alma grupal. Es una fuerza astral
(que proviene de los astros), tiene u n centro para cada especie y regula admirablemente sus
experiencias como tales. Por lo tanto, u n animal es u n Cuerpo Astral proyectado en el m u n -
do material que ha conformado u n Cuerpo Físico para cumplir su cometido.
• Depende enteramente de su astralidad m a n i f i e s t a y completamente desarrollada para
su especie, no pudiendo apartarse de ella n i u n ápice.
I A
PARTE

• No puede d o m i n a r sus instintos.


• Vive entregado a las impresiones que recibe su Cuerpo Astral, y dichas impresiones desapa-
recen cuando desaparece el objeto que las produce.
• No tiene memoria. El animal reconoce a su dueño y se alegra cada vez que éste se hace pre-
sente. Pero cuando desaparece de su vista cesa la reacción, y puede sumirse en u n largo sueño has-
ta que un nuevo estímulo aparezca. (Memoria es la capacidad de representación abstracta de imá-
genes sin estar el objeto presente.)
• No puede pensar. Por lo tanto, no establece una relación sujeto-objeto frente al mundo. Apren-
de a recorrer u n laberinto pero jamás podría realizar u n diseño del mismo; construye u n panal per-
fecto pero no puede comprender la geometría del hexágono. (Un hornero no puede hacer u n pla-
no de su nido; una paloma mensajera no puede comprender las razones de su orientación espa-
cial.)
• No puede elegir entre varios actos posibles. El animal no es libre.
Las características expuestas representan l o esencial que configura al reino a n i m a l , y nos
b r i n d a n a los seres humanos los elementos necesarios para reconocer nuestra propia astrali-
dad: el movimiento, la polaridad simpatía-antipatía, las emociones, los instintos, las pasiones, los
deseos... esto es, la posibilidad de sentir, de percibir sensaciones.
Pero la astralidad humana que "vive" en el hombre mediante su Cuerpo Astral no está definida y
especializada, y dista mucho de ser idéntica a la astralidad animal. El animal adquiere en el naci-
miento su Cuerpo Físico con las particularidades que le imprime la astralidad de la especie, y ya no
puede modificarlas. En la vida del hombre, una parte importante consiste en la transformación de
su Cuerpo Astral. En cada nueva encarnación el hombre debe "dominar" u n nuevo Cuerpo Astral,
constituido según las leyes del karma individual y colectivo, para llevar a cabo su nuevo destino.
¿ Y qué es aquello que hace Hombre al hombre?
• El hombre tiene conciencia de sí mismo, puede pensar, se puede oponer al mundo, puede re-
presentar sus impresiones sensoriales de manera abstracta y elevarlas a representaciones, concep-
tos e ideas.
• Tiene memoria, la que se enriquece con sus sentimientos para convertirse en recuerdos (re-cor-
dio = corazón).
• No depende de sus emociones, puede dominar sus instintos, puede renunciar a sus deseos o
placeres. El hombre es libre. Puede elegir la acción a seguir (impulsos morales o inmorales).
• Posee en sí mismo la permanencia de un sentimiento, más allá de la presencia del objeto.
• Puede cambiar a la naturaleza.
• Se equivoca. Aprende. Cambia.
• Desarrolla la postura erecta, habla y piensa. El hombre es inédito, único e irrepetible.
Ahora la respuesta se hace más clara: lo que hace Hombre al hombre es el espíritu que se mani-
fiesta en el Yo. Esta es la entidad madre y causal de toda la historia humana; es nuestra esencia, la
organización que tiene a su cargo la acumulación de experiencia de encarnación en encarnación,
la pieza clave de la evolución, la que otorga sentido a 'la Tierra como escuela".
:

Si observamos nuevamente el gráfico 1 podemos ver al Yo que se acerca consciente e incons-


ciente a la vida física; este acercamiento culmina en el septenio central -28 a 35 años- también
llamado alma racional. En esta trayectoria, que se repite en cada proceso de materialización, el Yo
desarrolla una labor inconsciente y otra consciente, dependiendo esta última de nuestra volun-
tad. La labor inconsciente del Yo, de transformación de los tres Cuerpos -Astral, Etéreo, Físico- es la
que hemos descripto en los capítulos correspondientes como alma sensible, alma racional y alma
consciente.
El alma se halla vinculada por u n lado con el mundo físico, a través de los sentidos; por otro la-
do, con el mundo espiritual.
Los órganos de los sentidos, a partir de la maduración física, van a registrar siempre la misma
información proveniente del mundo exterior a través del Cuerpo Astral. Pero frente a esa infor-
mación suministrada por los sentidos, es totalmente distinto lo que puede captar el alma de u n
niño de 10 años y lo que capta la de u n adulto. El alma anida en el Cuerpo Astral, es una parte
metamorfoseada del Cuerpo Astral; pero no es el Cuerpo Astral.
"El cuerpo astral es portador de lo anímico, pero no es lo anímico mismo." (Rudolf Steiner)
Una manera más didáctica de exponer este tema es decir que el alma humana se divide en tres
LA MISIÓN DE LA IRA, LA VERDAD Y

LA DEVOCIÓN EN EL ALMA HUMANA

principios constitutivos que podemos distinguir con exactitud: el principio constitutivo anímico in-
ferior -alma sensible-, el principio constitutivo medio -alma racional- y el principio constitutivo su-
perior -alma consciente-. Estos tres principios se deben distinguir en la vida anímica del hombre,
pero no se deben separar en el alma humana. El Yo, portador de la autoconciencia, es lo que u n i -
fica los tres principios, es el principio activo, es el ejecutor mismo de los tres principios.
Vamos a hacer ahora una síntesis de la metamorfosis que se opera en el alma, teniendo en cuen-
ta los septenios en los que se lleva a cabo la acción de padres, educadores y de las personas que i n -
fluyen significativamente en la biografía, con las correspondientes consecuencias:

Las alegrías inmediatas de la vida física Carácter libre, abierto,


CUERPO FISICO y el amor que fluye del entorno, gran ¡nterrelación con el mundo.
0 a 7 años plasman el CF. y lo toman flexible. 35 a 42 años Alma consciente

Autoridad amada, Hombre de iniciativa, hombre de valor.


CUERPO ETEREO portadora de la verdad. Carácter firme.
7 a 14 años Autoridad especialmente sanadora. 28 a 35 años Alma racional

Fuerzas que provienen de grandes ideales Aparecen ideales elevados y juicios éticos.
CUERPO ASTRAL (último recuerdo del mundo espiritual) Entusiasmo.
14 a 21 años que permiten amalgamarlos Carácter alegre y pujante.
con los de la humanidad. 21 a 28 años Alma sensible

Cerrando este punto sobre la concepción antroposófica del alma, recordemos algunos conceptos
precisos del fundador de la Ciencia Espiritual, Rudolf Steiner:
"Se denomina \dma' a la entidad que permite unir las cosas extemas a nuestra propia existencia." "Me-
diante el alma se conservan las impresiones recibidas de los objetos, constituyendo cada uno su mundo pro-
pio... su mundo interior."

LA MISIÓN DE LA IRA, LA VERDAD Y LA DEVOCIÓN EN EL A L M A H U M A N A


LA IRA Y E L A L M A SENSIBLE - 2 1 A 2 8 AÑOS-
Considerando una vez más en forma conjunta a los tres Septenios del Al-
ma y situándonos cerca de los 21 años, podremos observar la función de la
qué es aquello que
cualidad anímica llamada ira, la verdadera educadora del alma sensible.
Es importante recordar la trascendencia que ha tenido para cualquier jo-
hace hombre
ven la construcción de ideales, lo cual se ha llevado a cabo en el tercer sep-
tenio -14 a 21 años-: esos ideales que él hizo propios y que confrontó con al hombre?. El hombre
los ideales de la humanidad, que determinaron su rebeldía, la lucha por sus
derechos, por la libertad, por la justicia, y a su vez la desesperación por no
poder conciliar la realidad del mundo con la imagen que se había forjado
tiene conciencia de
en su interior. Ese estado anímico es el que encuentra el Yo cuando comien-
za su labor de transformación inconsciente del Cuerpo Astral. sí mismo, puede pensar,
La ira vive en el alma sensible, en la que el Yo se incuba aún oscuramen-
te. El hombre todavía no está maduro para elaborar juicios sanos y claros oponerse al mundo,
respecto del mundo exterior, y es la ira la que actúa en forma impredecible
frente a ese mundo inquietante y difícil de comprender. La aparición de la
ira antes de que el hombre sea capaz de formar juicios luminosos, hace sur-
representar
sus sensaciones de
gir el interés por sí mismo.
"Nadie puede ser conducido de mejor manera a un juicio, seguro en sí mismo,
que aquél que sea capaz de arder en noble cólera frente a lo inmoral, lo innoble o
lo necio", dice Steiner. manera abstracta y
Si frente a una injusticia no pudiéramos arder en noble ira, el mundo
exterior pasaría indiferente ante nosotros, no sentiríamos el aguijón de
nuestro propio Yo, no sentiríamos su accionar en el mundo: la ira lo pun-
elevarlas a conceptos
za, lo compromete, lo saca de sí mismo para que pueda enfrentarse al
mundo exterior. e ideas.
1 PARTE
L1

Desde otra perspectiva, la noble ira produce u n a m o r t i g u a m i e n t o en el s e n t i m i e n t o del


p r o p i o Yo y contribuye a educarlo en el altruismo (alter = el o t r o ) , que es la polaridad
opuesta al e g o í s m o .
He aquí el doble papel de educadora de la ira: en u n caso, preserva la autonomía de nuestro
Yo, lo estimula, lo incita a manifestarse, nos arrebata de la indiferencia por el m u n d o ; y en el
otro caso atenúa nuestro sentimiento egocéntrico y egoico del Yo al involucrarnos en una causa
justa, despertando así el altruismo.
La ira es necesaria, de lo contrario no podría ser combatida; en su superación el alma se eleva.
La ira mata al egoísmo; es una cualidad del alma que, en tanto pueda superarse trae consigo el
altruismo fortificando de este modo sanamente al Yo. Recordemos que la ira no educa porque
conduzca a excesos o arrebatos incontrolables, sino por su acción en lo íntimo del alma. La v i -
da nos enseña que quien haya podido experimentar la noble ira frente a la injusticia, la hipocre-
sía o la falsedad, alcanzará la verdadera clemencia y el verdadero amor. De u n corazón inflama-
do de amor puede brotar el acto de bondad y una mano que bendice. El amor y la clemencia cons-
tituyen la otra cara de la noble ira.

L A V E R D A D Y E L A L M A R A C I O N A L - 2 8 A 3 5 AÑOS-
ASÍ como el alma humana tiene cualidades que debe superar para elevarse cada vez más, tiene
también cualidades a las cuales se debe entregar para seguir avanzando. El alma racional debe
desarrollar fuerzas que surgen de ella misma y que pueda cultivar y amar. Debe poseer fuerzas a
las cuales poder entregarse. A estas fuerzas el hombre ha de entregarse con amor, y esto redun-
dará en u n fortalecimiento anímico.
La fuerza que educa para el altruismo en el alma racional es la verdad.
La verdad debe ser amada, el cultivo interior de la misma es imprescindible para el ascenso del
alma al mundo espiritual. Sus enemigos son la mentira y el error. Hablamos implícitamente del
Cuerpo Etéreo, la sustancia misma en donde se debate el conflicto entre las fuerzas de la verdad y
la mentira.
El Cuerpo Etéreo es transformado inconscientemente por el Yo en este septenio del alma racio-
nal. Mediante el desarrollo del pensar y la reflexión sobre las sensaciones que despierta el mundo
exterior en el alma sensible, ésta se va metamorfoseando en el estado que denominamos alma
racional. Ahora se comprende mejor aún la importancia que tiene la autoridad amada que men-
cionamos en el segundo septenio como el vehículo idóneo para que la verdad llegue a nosotros,
en plena formación del propio Cuerpo Etéreo individual, posibilitando la impregnación de nues-
tra alma con el amor a lo verdadero.
"El hombre debe buscar una verdad cada vez más elevada, del mismo modo que debe convertir a la ira
en el enemigo que paulatinamente ha de ser eliminado." (Rudolf Steiner)
La verdad debe convertirse en algo que el hombre debe amar, y no sólo buscar. El hombre as-
pira a ella, y cuando desarrolla el sentido de la misma se siente depositario de una fuerza que lo
conduce al altruismo. Si algo obstaculiza el encuentro con la verdad es que aquél que la busca
no puede desprenderse de sí mismo. El desprendimiento de sí mismo es el camino recto para co-
locarnos a su servicio. La verdad no se rige por nadie y sólo puede ser encontrada por quien se
entrega a ella.
La verdad no es algo que exprese una opinión acerca de las cosas. Una sola fotografía de u n ár-
bol es totalmente insuficiente para transmitir la realidad de ese objeto observado; deberíamos
hacer gran cantidad de fotografías desde distintos lugares, desde el aire y desde el suelo, para
acercarnos a la realidad que pretendemos aprehender. La representación así obtenida se indepen-
dizará necesariamente del propio punto de vista del observador. Si aplicamos esta comparación
al hombre, lo que en el ejemplo se logra por procedimientos externos -fotografía-, el ser huma-
no lo puede conseguir mediante u n gran trabajo interior para liberarse de las propias conjeturas
respecto de lo observado; es decir, liberarse de sí mismo en un camino de aproximación a la ver-
dad. Ella sólo se revelará a quien intente superarse a sí mismo no permitiendo que entorpezcan
su camino las pasiones, los deseos o los instintos.
El amor es la única pasión de la cual el hombre no debe despojarse en la búsqueda de la ver-
dad. El poeta inglés Coleridge pronunció una sentencia esclarecedora respecto de c ó m o debe si-
tuarse el hombre frente a la verdad: "Quien ama al cristianismo más que a la verdad, pronto verá que
prefiere a su secta cristiana antes que al cristianimso y que se ama más a sí mismo que a su secta". De
esto deducimos que toda posición orientada contra la verdad lleva directamente al egoísmo, u n
LA M I S I Ó N DE LA IRA, LA VERDAD Y

LA DEVOCIÓN EN EL ALMA H U M A N A

egoísmo que degrada al hombre. No hay otro amor, fuera del amor a la verdad, que pueda libe-
rar al Yo de sí mismo. "El hombre que se ata a sus opiniones, no ama por amor a la verdad sino por
amor a sí mismo y obra de por sí como un ser antisocial." (Rudolf Steiner)
He aquí planteada la misión educadora de la verdad en el alma racional. Pero, ¿qué es en
sí misma la verdad? ¿Puede el h o m b r e ser su dueño? ¿Existe una sola, única y total? A l -
guien la definió alguna vez como una diosa lejana a la cual el h o m b r e siempre se a p r o x i -
ma, pero nunca alcanza.
La posición de la Ciencia Espiritual es m u y clara: "La verdad evoluciona al igual que todo lo de-
más en el mundo; es la forma del espíritu divino y posee muchas formas." (Rudolf Steiner)
La verdad puede adoptar muchas formas; todos hemos de aprender y
seremos así tolerantes hacia toda manera de expresarla. No debemos
presumir poseerla frente al mundo; reconoceremos que otros hombres El amor y la clemencia
se hallan ahora en u n punto donde alguna vez también estuvimos no-
sotros, y aceptaremos plenamente la etapa en que ahora se encuentran.
No hay nada que divida tanto a los hombres como la creencia respec-
constituyen la otra cara
tiva de creerse dueños de la verdad, y no hay nada que los aproxime
tanto como la noble tarea de buscarla en c o m ú n .
de la noble ta.
L A D E V O C I Ó N Y E L A L M A CONSCIENTE - 3 5 A 4 2 AÑOS- No hay nada que divida
Hemos desarrollado hasta ahora la idea de los principios constituti-
vos presentes en el alma humana denominados alma sensible, alma ra- tanto a los hombres
cional y alma consciente. En el caso del alma sensible, analizamos la
misión educadora de la ira en esa etapa previa a la iluminación del al-
ma por el Yo. En el caso del alma racional, describimos la importancia
como la creencia
de la verdad como fuerza educadora. Este principio constitutivo ad-
quiere vigencia plena cuando el sentimiento se deja inundar por la luz respectiva de creerse
interior del pensar, haciendo posible que desde nuestro interior se pue-
dan purificar, depurar y elaborar las cualidades anímicas para dominar
los impulsos volitivos, equilibrar la vida de los sentimientos y armonizar
dueños de la verdad, y
nuestro pensar. Verdaderamente es el Yo humano quien comienza su
manifestación en este segundo principio constitutivo, o alma racional, no hay nada que
y respecto del mismo es importante hacer algunas disquisiciones sobre
su probable evolución que será decisiva en cuanto al destino del Ser. los aproxime tanto
Posibilidades evolutivas del Yo:
• La conformación de u n fuerte centro de irradiación del Ser, pobla- como la noble tarea
do de contenidos que l o hagan cada día más valioso y más autónomo.
(Más adelante veremos la problemática de u n Yo débil que absorbido
por el m u n d o se pierde, literalmente, en ese mundo.)
de buscarla en común.
• U n Yo que quiera gozar, poseer, o que codicie absolutamente todo, siendo además minucio-
so y controlado, lo que precipitaría su endurecimiento y rigidez llegando a secarse en el más pu-
ro egoísmo.
Así como la ira, cuando es superada, se torna una importante educadora del alma con relación
a la evolución del Yo, la verdad entendida como una profunda responsabilidad del hombre de
desarrollar u n "sentimiento de amor a lo verdadero", amplía y fortalece el Yo tornándolo cada
vez más desinteresado. Rudolf Steiner se pregunta al respecto: "¿Qué es lo que se desarrolla en el al-
ma consciente como aptitud humana, no pudiendo el hombre alcanzarlo sino en una medida limitada,
si no le es dado como aptitud?"
¿Cuál es la fuerza que ascendiendo del alma racional logra la transmutación del principio
constitutivo más elevado del hombre, el alma consciente?: es el pensar, que se eleva del alma ra-
cional para penetrar el alma consciente; es la fuerza del pensar.
Solamente si el hombre se transforma en un ser pensante cabal, puede lograr el desarrollo del
alma autóconsciente, pues dicha alma debe alcanzar el saber, el saber del m u n d o y de sí misma. El
instrumento más elevado del saber es el pensar. (Siempre es necesario recalcar que no hablamos
del mero pensar intelectual; del intelecto que discrimina objetos, clasifica y archiva información
como una computadora. Hablamos del pensar de la razón y de la síntesis, de la vivencia pro-
funda de la realidad y su proyección a otros niveles de conciencia.) La sensación y percepción
exteriores nos dan cuenta del m u n d o que se revela a los sentidos, del mundo de los objetos. Es-
I A
PARTE

te acto de presencia frente al m u n d o implica una apertura al mundo sensible. Ese mismo m u n -
do puede estimular a su vez nuestro deseos y ansias de saber; todo este saber se relaciona con
el mundo sensible, siempre presente y accesible a nuestros sentidos.
Sin embargo, otra cosa m u y diferente sucede con el saber suprasensible. Este saber no se
encuentra en el m u n d o exterior, y si el alma consciente necesita compenetrarse con él debe
recibir el impulso desde su interior. Este impulso sólo puede partir del alma y ya hemos dicho
que las fuerzas anímicas, además del pensar, son el sentimiento y la voluntad. O sea, que si el
pensar no se sirve de estas dos fuerzas nunca podrá alcanzar el m u n d o del saber n o sensible.
El hombre trae inconscientemente la necesidad de encontrar el m u n d o suprasensible, y
desde u n principio sus dos guías interiores deben ser el sentimiento y la voluntad. El sentimien-
to, como guía hacia esos mundos, cumple una misión fundamental y esto es: la posibilidad
de cultivar el amor a lo desconocido. Así como aprendemos a amar a las personas y a las co-
sas que nos rodean, así debemos amar al m u n d o desconocido de lo suprasensible. El amor no
se puede explicar: existe, y sólo a través de ese amor podremos desarrollar el pensar sobre d i -
cho m u n d o .
Pero también la voluntad debe impregnarse de la fuerza de acción que la dirija hacia lo des-
conocido antes de que el pensar pueda acercarse a ese m u n d o . Al impulso de la v o l u n t a d que
ansia realizar las metas y los propósitos de lo suprasensible lo denominamos entrega.
Cuando se entrelazan el sentimiento y la voluntad dan sustento al pensar. Cuando se u n e n el
amor y la entrega surge la fuerza rectora del alma consciente: la devoción. Esta es la fecunda-
ción recíproca del amor y la entrega para que el pensar pueda irrumpir en los dominios de lo
suprasensible.
Pero también se puede hablar de devoción en la vida cotidiana cuando el alma consciente
se acerca a u n objeto desconocido con amor y entrega. El alma autoconsciente no podrá al-
canzar nunca u n saber sobre las cosas si no se acerca a ellas con estas cualidades del sentir y
la voluntad. ¡Cuan diferente surge ante nuestra conciencia el mero pensar intelectivo, mecá-
nico y habitual, frente a esta concepción antroposófica que integra el pensar a la devoción pa-
ra alcanzar así el saber!
Hemos visto que el Yo evoluciona por la superación de la ira -alma sensible- y que se am-
plía y fortalece por el cultivo del amor a la verdad -alma racional-. Aquí termina la autoedu-
cación del Yo y comienza la educación por la devoción -alma consciente-.
"La ira debe ser superada, el sentimiento de la verdad debe colmar el Yo y la devoción debe fluir
del Yo hacia el objeto a conocer." (Rudolf Steiner)
Ante una falta de amor y entrega, el pensar intelectual podrá mostrarse híbrido y frío, con-
tribuyendo a precipitar al Yo a u n duro egoísmo. Pero, ¿qué sucede cuando se produce u n ex-
ceso de estas cualidades? Aparecen otros riesgos importantes de destacar: habíamos dicho que
el Yo tiene la necesidad de crecer cada vez más para constituirse en u n ser pleno de conteni-
do que irradia hacia el m u n d o , evitando el peligro de su degeneración en u n estéril egoísmo.
Por otro lado, el Yo también corre el riesgo de perderse en el m u n d o ; u n Yo débil puede ser
buen ejemplo de esta situación.
Vamos a señalar ahora lo que sucede con los excesos de la voluntad y los sentimientos. En el
caso de la v o l u n t a d , el exceso de entrega provoca que el Yo "salga de sí mismo" y que se f u -
sione totalmente con lo "otro" a lo que se ha entregado, corriendo el grave peligro de que el
propio ser del hombre se p i e r d a . Nos perdemos a nosotros mismos. A esta entrega desmedi-
da la llama Steiner "desmayo anímico", y hace la comparación con u n desmayo físico en el que
el Yo se pierde transitoriamente en la oscuridad de lo inconsciente: el Yo se pierde anímica-
mente pero su cuerpo y la relación con el m u n d o exterior no se alteran, mientras que el des-
mayo del alma puede ser permanente. El Yo carece del poder suficiente para gobernar la vo-
luntad -verdadera expresión del sí mismo-. El grado extremo de este proceso sería la muerte
de la propia v o l u n t a d . (En estos últimos años hemos visto algunos ejemplos prácticos de es-
ta situación, como por ejemplo la inmolación conjunta y el suicidio ritual de grupos de per-
sonas pertenecientes a algunas sectas mesiánicas.)
La pérdida del impulso v o l i t i v o por parte del Yo lo deja a merced de "lo otro" a lo que ha
entregado su v o l u n t a d . El verdadero Ser no puede guiarse erróneamente si el hombre conser-
va el saber pensante, el saber sobre sí mismo. Sólo el pensar puede impedir que el Yo se pierda
mediante la entrega, cuando sale al m u n d o . El pensar debe acompañar irrenunciablemente a
la entrega.
LA M I S I Ó N DE LA IRA, LA VERDAD Y

LA DEVOCIÓN EN EL ALMA H U M A N A

Resumiendo: en el m o m e n t o en que la v o l u n t a d de entrega pierde la v o l u n t a d de pensar,


se expone a perderse a sí misma.
¿Y qué sucede con el exceso de amor? ¿Puede haber u n exceso de amor que sea peligroso pa-
ra la integridad físico-anímico-espiritual del hombre? Sí. Cuando el amor prescinde de pene-
trar lo desconocido con la luz del pensar, del juicio y de la razón, ese amor se transforma en
pseudo-misticismo.
(Lo denominamos "pseudo-misticismo" para establecer una diferencia con "misticismo", cu-
yo significado académico es: doctrina filosófica y religiosa según la cual se llega a la perfec-
ción en una especie de contemplación o éxtasis que une misteriosamente el alma con Dios.
Es un estado de u n i ó n entre el alma y Dios mediante el amor.)
El Yo perdura siempre en el sentimiento, pero al no ser esclarecido por la luz del pensar y de
la voluntad se precipita hacia el m u n d o sin sostén. U n amor a lo desconocido sin el soporte
del pensar y la v o l u n t a d , lleva al alma a caer más aún en el pseudo-misticismo. En este cua-
dro hay lago de sonambulismo anímico, para establecer una comparación con el sonambulis-
m o corporal, así como en el caso de la entrega hablábamos de desmayo anímico en relación
con el desmayo físico.
U n místico que intente recorrer el camino de los mundos superiores y que n o posea una só-
lida fortaleza espiritual a nivel de su propio Yo, se verá inclinado a aprehender l o desconoci-
do tal como ocurre en el m u n d o de los sueños.
"Cuando el pseudo-misticismo se apodera del alma, ésta pasa a un estado de ensueño permanen-
te, sonambúlico." (Rudolf Steiner)
El alma debe ser capaz de establecer siempre una relación correcta
con el m u n d o y con los hombres. N o debe o m i t i r nunca fortalecer su la voluntad debe
pensar y purificar lo que sus sentidos incorporan del m u n d o exterior.
Cuanto más débil es la autoconciencia, mayor es la posibilidad de
caer en el pseudo-misticismo. El alma debe cultivar u n pensar crea-
impregnarse de la
dor vigoroso y una sólida v o l u n t a d , porque una voluntad débil su-
mada a una inercia del pensar deja abierta la puerta a todo tipo de
supersticiones. Es u n alma que atraviesa la vida como en estado de
fuerza de acción que
sueño; desarrolla una propensión a n o penetrar las cosas por el es-
fuerzo propio del pensar y necesita cada vez más que le dicten desde
la dirija hacia
afuera la verdad y el saber de las cosas. Para reconocer lo suprasensi-
ble, nunca debemos aspirar a u n conocimiento que excluya el pen-
samiento creador a u t ó n o m o . Esto nos revelará dicho m u n d o en su
lo desconocido antes
verdad, en su claridad y en su certeza.
Cuando la verdadera devoción impregna el alma, la oración, la me-
de que el pensar
ditación o la profunda reverencia frente al m u n d o nunca nos pueden
inducir a u n error. Cabe preguntarnos: ¿Y c ó m o se alcanza natural- pueda acercarse
mente la devoción en una cultura tan materialista como la actual?
En el caso del adulto que descubre estas verdades, ante él se presen-
ta una gama de posibilidades para elegir el trabajo a realizar acercán-
a ese mundo al r

dose a los distintos sitios especializados. En el caso del n i ñ o , recor-


demos lo desarrollado en el segundo septenio respecto de la autori- impulso de la voluntad
dad amada; en pleno proceso de consolidación de su Cuerpo Etéreo és-
ta puede i n f l u i r notoriamente en el despertar del sentimiento de que ansia realizar las
amor a la verdad. Asimismo es importante recordar algo que ha i d o
desapareciendo poco a poco de nuestra cultura: la existencia de per-
sonas reverenciadas o veneradas por su grupo familiar y la participa-
metas y los propósitos
ción del n i ñ o en los relatos o historias referentes a esa persona; y
m u y especialmente en el sentimiento hacia ese Ser por parte de los
de lo suprasensible lo
adultos. Esa semilla, sembrada a temprana edad en su corazón -final
del primer septenio y comienzo del segundo-, se constituye en ver- denominamos entrega.
dadera garantía de u n desarrollo futuro de la devoción.
La devoción eleva los oscuros instintos y sentimientos, la simpatía y antipatía se transfor-
man en juicio del sentimiento o juicio estético, los estados confusos de placer o displacer se
convierten en sentimiento por lo bello y lo bueno; y así el alma puede ser conducida a tra-
vés del camino del amor hacia u n sentimiento moral.
El alma que ha purificado correctamente la voluntad para convertirla en entrega, con una
plena consciencia del Yo, purificará también las oscuras tendencias, pasiones e instintos que
la impregnan para transformar los impulsos internos en ideales morales.

FUERZA PLANETARIA Y METAL CORRESPONDIENTE

Las fuerzas espirituales que rigen los tres Septenios del Alma son las fuerzas solares.
Resultan importantes algunas observaciones respecto de la Ciencia Natural y de la Ciencia Es-
piritual al hablar del Sol. En todos los septenios hemos descripto la acción preponderante de una
determinada fuerza espiritual planetaria. En este caso nos referiremos al Sol, representante i m -
portantísimo de las fuerzas espirituales planetarias que rigen el desarrollo del alma, así como en
el primer septenio nos referimos a las fuerzas de la Luna que desarrollan y modelan el Cuerpo
Físico.
Sin embargo, desde una perspectiva astronómica n i la Luna n i el Sol son planetas: la Luna es
un satélite m u y cercano y el Sol es una estrella m u y lejana. Se reactualiza así la interminable con-
troversia entre la Astrología y la Astronomía, entre el espíritu y la materia, entre el m u n d o de
Ptolomeo y el de Copérnico.
La verdadera Astrología, cuyo origen se hunde en el devenir de los siglos, no solamente se re-
cuesta sobre la concepción geocéntrica -la Tierra como centro del sistema-, sino que vivencia en
el Cosmos algo imponente, omniabarcante, que incluye a la humanidad como parte de u n To-
do. La constitución del Hombre, de la Tierra y del Cosmos que percibía el antiguo astrólogo era
radicalmente distinta de la que percibe actualmente u n científico, ya que la disposición de los
miembros esenciales -Cuerpo Etéreo, Cuerpo Astral, Yo- difería de la del hombre de nuestros días.
La encarnación de esos cuerpos en el Cuerpo Físico era antiguamente más sutil, y permitía captar
con nitidez la realidad del mundo espiritual tras los velos de la percepción sensorial del m u n d o
físico. El Universo mismo se hallaba preñado de fuerzas espirituales de distinto orden que daban
origen, en la consolidación de formas de la sustancia, al mundo material que conocemos a tra-
vés de los sentidos. El hombre era el centro del sistema, la razón de ser de la existencia humana
se inscribía en las estrellas, las constelaciones irradiaban sus fuerzas mancomunadamente con
las fuerzas planetarias cercanas a la Tierra y plasmaban a la naturaleza y al hombre. La Tierra co-
mo expresión del ser humano encarnado ocupaba u n lógico geocentrismo.
¿Y qué decir de la moderna Astronomía? Si de la antigua Alquimia se ha desprendido la quí-
mica moderna y de la antigua Cabala ha surgido la matemática, es harto elocuente que de la ma-
dre de todas las ciencias, la Astrología, ha nacido la Astronomía. De aquella concepción global
de las así llamadas Ciencias Ocultas, se han desgajado las ciencias modernas que sin excepción
profundizaron minuciosa y sistemáticamente el análisis de la materia. (Recordemos lo dicho an-
teriormente respecto de la mayor penetración de los miembros esenciales -Cuerpo Etéreo, Cuerpo
Astral, Yo- en el Cuerpo Físico de la humanidad, con el consiguiente desarrollo de u n pensar i m -
pregnado del campo de fuerzas de la materia y una pérdida paulatina de la antigua clarividencia
natural.)
Simbólica y científicamente, este descenso del hombre a la materia ha sido una constante en
el último siglo. La medición de los fenómenos, la posibilidad de repetirlos y prever su aparición,
así como la confirmación de hipótesis y elaboración de teorías, han coronado al método cientí-
fico como la única herramienta idónea para conocer la realidad. Pero una realidad material, que
excluye absolutamente de la constitución humana y terrestre los aspectos anímico-espirituales
que describe la Ciencia Espiritual Antroposófica.
La Astronomía se basa en la concepción heliocéntrica -el Sol como centro- con las siguientes
consecuencias:
• La Tierra es "desplazada" del centro del sistema.
• Nuestro sistema planetario es desplazado a su vez a la periferia de la galaxia.
Si nuestro sistema solar se ha transformado en u n insignificante grano de arena en medio del
espacio y la Tierra es apenas una mota de polvo cósmico, si la zoogénesis de Darwin ha relega-
do al hombre a ser el animal más inteligente, si u n biólogo molecular premio Nobel como Jac-
ques M o n o d lo condena a deambular "como u n gitano marginado del Universo, sordo a su m ú -
sica e indiferente a sus acordes de esperanza"... ¿qué podemos esperar del Hombre?
Es difícil en la actualidad conciliar la existencia de dos puntos de vista respecto de una deter-
minada situación. Aquél que sustenta la concepción heliocéntrica no tolera ningún desarrollo
conceptual desde otra perspectiva que no sea la suya, ya que la base del pensar lógico racional
FUERZAS PLANETARIAS Y

METAL CORRESPONDIENTE

impide la coexistencia de los opuestos. Este es el caso de la ciencia contemporánea, como por
ejemplo la Astronomía.
En cambio, la Ciencia Espiritual acepta la polaridad geocentrismo-heliocentrismo, utilizándo-
la como tal o individualmente según el punto de partida de las observaciones, y tendiendo siem-
pre a completar la unilateralidad de la visión materialista que del Universo tiene la Ciencia Na-
tural. Las investigaciones científico-espirituales de Rudolf Steiner ofrecen una base m u y sólida
para corroborar sus resultados: la transformación de nuestro propio instrumento (de nosotros
mismos), la metamorfosis del pensar intelectivo y una elevación del estado de conciencia de v i -
gilia, entre otros. La Cosmogonía así desarrollada nos muestra u n universo físico en constante
cambio, producto de la acción de campos de fuerza que denominamos fuerzas espirituales. En d i -
cha observación, la Tierra es el centro y la periferia está compuesta por el m u n d o estelar -estre-
llas y constelaciones-; el mundo planetario -o astral-, que incluye al Sol y a la Luna, es el media-
dor entre nuestro centro y la periferia.
Dentro de este marco observemos ahora las características del Sol:
• Es el centro del sistema solar. la Cosmogonía así
• A su alrededor, en u n perfecto equilibrio de fuerzas, giran todos los
planetas. desarrollada nos
• Cada uno de ellos adquiere una parte de su individualidad en rela-
ción con el centro del sistema, por ejemplo: los cambios climáticos y
energéticos que se producen en cada uno durante su traslación alrede-
muestra un universo
físico en constante
dor del Sol.
• El movimiento y el ritmo caracterizan al mundo planetario, y espe-
cialmente al Sol.
• En la corona solar se puede apreciar la alternancia de fases de con- cambio, producto de
tracción y expansión en sincronía con la aparición y desaparición de las
manchas solares. Este proceso rítmico de materalización -contracción y
aparición de manchas- y espiritualización -expansión y desaparición de
la acción de campos de
manchas-, dura alrededor de once años y es una bella expresión de la
sístole y la diástole del órgano central de nuestra vida, el corazón. fuerza que
Rudolf Steiner dice al respecto: "El corazón es el órgano mediante el cual
el espíritu o la individualidad percibe lo que sucede dentro del organismo fí-
sico. Es una especie de órgano neurosensorial que percibe lo que acontece den-
denominamos fuerzas
tro de todos los órganos merced a las señales que los mismos le envían a tra-
vés de la sangre." "Esto se inscribe profundamente en la individualidad y ser-
espirituales; la ¡ierra
es el centro y la
virá de información inconsciente en el mundo espiritual para constituir kár-
micamente el Cuerpo Físico de la próxima encarnación".
Al mismo tiempo, este asentamiento inconsciente del espíritu huma-
no en el corazón permite mantener en orden todos los otros ritmos pla-
netarios que describimos en cada septenio. Un ejemplo típico es el ca-
periferia la constituyen
so en el que una fuerte impresión anímica determina una aceleración
del r i t m o cardíaco -taquicardia-; inversamente, una actividad intelec- el mundo estelar y
tual excesiva disminuye los latidos -bradicardia-; modificándose de es-
ta forma los ritmos de todas las fuerzas planetarias espirituales que ac-
túan sobre el ser humano.
el mundo planetario.
Debemos recordar que las fuerzas solares tienden constantemente al equilibrio de funciones.
El corazón, mediante la diástole, se expande llenándose de sangre y acogiendo en sí mismo lo
esencial del metabolismo, lo que corresponde en la estructura ternaria a la función del polo me-
tabólico -abdomen-. Durante la sístole, elimina totalmente la sangre que contiene -ley del mús-
culo cardíaco del todo o nada- hasta llegar al espasmo, a la contracción masiva, y allí sirve a las
fuerzas de la estructuración o fuerzas formativas características de polo neurosensorial -cabeza-.
El corazón pertenece, junto con el pulmón, al sistema rítmico de la organización humana -tó-
rax-. La oscilación es constante entre ambos polos -metabólico y neurosensorial- y de este r i t m o
nace la armonía.
El metal que han consolidado las fuerzas solares en la Tierra es el oro -el proceso del aurum-.
No existe enfermedad en la que el aurum no pueda resultar de utilidad, ya sea como medicamen-
to de fondo o como coadyuvante del tratamiento. En todas las enfermedades cardíacas tiene su
campo de acción, tanto si éstas son debidas a la tendencia diastólica -afecciones inflamatorias,
I A
PARTE

insuficiencia cardíaca-, o si corresponden a la tendencia sistólica espasmódica -angina de pecho,


precordialgia, infarto o esclerosis-. En el área de lo anímico su utilidad se presenta tanto para las
tendencias depresivas y melancólicas como para la euforia y la manía; en ambos casos trata de
regular el fluir de la Individualidad -el Yo- en el organismo físico-etéreo.
Finalmente, recordemos lo dicho al comienzo: en cada septenio se describen las fuerzas espi-
rituales que intervienen durante cada lapso; pero en el caso de los tres Septenios del Alma, o sep-
tenios centrales de la biografía, que ocupan veintiún años de la vida humana -21 a 42 años-, to-
do ese tiempo está signado por la fuerza rectora del Sol.
ASPECTO MITOLÓGICO
Nos hallamos ante Helios, el dios solar griego, hermano de
Selene y, en otra versión, su esposo. Casi siempre fue repre-
sentado con u n disco solar o ceñida su cabeza por una coro-
na de rayos. En las antiguas concepciones, Helios montaba
una hermosa cuadriga que le había construido Hefistos, dios
de la forja; durante el día cruzaba el firmamento de este a oes-
te y regresaba por la noche navegando el océano en u n plati-
llo dorado. Dado que circundaba el m u n d o diariamente se su-
ponía que podía observar todo lo que en él ocurría, y que po-
dría contarlo. Así es que fue el responsable de revelarle a He-
fistos, a quien admiraba por sus maravillosas obras de arte, los
amores de su esposa Afrodita con Ares.
Hefistos, deformado y cojo, no veía la luz del día ya que tra-
bajaba bajo tierra, o en el Etna, en donde ideaba y realizaba
sus hermosísimas creaciones, opuestas exactamente a su feal-
dad física. Desde una perspectiva psicoespiritual, Hefistos re-
Helios, dios solar griego. presenta el trabajo interior del alma humana. Es el "herrero
Máscara de oro que lo representa, interior" que trabaja en silencio en las profundidades de la tie-
encontrada en Micenas. rra, que se ve a sí mismo sin máscara, feo y cojo (la fealdad de
la sombra jungiana), y que logra con el esfuerzo, el silencio y
la perseverancia las verdaderas obras de arte del hombre: la transformación del odio en amor, de
la envidia en respeto y veneración o del egoísmo en altruismo.
La revelación de Helios y su privilegiada posición para conocer todo lo acaecido en el m u n d o ,
le valió que lo consideraran dios de la verdad, y que fuera invocado junto con otros seres d i v i -
nos como testigo en los juramentos. Además era el dios de la luz, capaz de curar la ceguera, pe-
ro también de provocarla como castigo por las malas acciones. Helios ejerció escasa influencia
en Grecia, excepto en el Peloponeso y en Rodas donde se le erigió u n impresionante m o n u m e n -
to de bronce llamado el Coloso de Rodas. Su asimilación romana recibió el nombre de Sol. Su
templo principal estuvo en el Quirinal, y su imagen creció en importancia cuando el imperio ro-
mano aceptó dioses solares orientales. Tuvo otro gran templo en Heliópolis, junto a Zeus. Se lo
declaró sumo dios del Estado romano. Entre sus devotos más conspicuos se encontraba Aurelia-
no, quien hizo acuñar en las monedas su propia efigie con la corona de rayos solares de Helios.
" H O Y , A N T E S D E L A L B A , S U B Í A LA C O L I N A , M I R É L O S C I E L O S

APRETADOS D E LUMINARIAS, Y LE DIJE A MI ESPÍRITU:

CUANDO CONOZCAMOS TODOS ESTOS MUNDOS Y E L PLACER Y

LA S A B I D U R Í A D E T O D A S LAS C O S A S Q U E C O N T I E N E N ,

¿ E S T A R E M O S YA T R A N Q U I L O S Y S A T I S F E C H O S ?

Y M I E S P Í R I T U M E DIJO:

N O , GANAREMOS ESAS ALTURAS SÓLO PARA CONTINUAR A D E L A N T E . "

WALT WHITMAN
SÉPTIMO SEPTENIO (42 A 49 AÑOS)

EL PRINCIPIANTE

TRANSFORMACIÓN CONSCIENTE DEL CUERPO ASTRAL (Yo ESPIRITUAL)


ETAPA DEL DESARROLLO SOCIAL - LA FUERZA DE LA PALABRA
EL REFLEJO DE MARTE: EL VERBO

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO

EL MATRIMONIO

EL ENAMORAMIENTO Y EL AMOR

AMOR SEXUAL, FRATERNAL Y SUBLIME

AMOR SEXUAL
AMOR FRATERNAL
AMOR SUBLIME

FUERZA PLANETARIA Y METAL CORRESPONDIENTE

ASPECTO MITOLÓGICO

PREGUNTAS DEL SÉPTIMO SEPTENIO (42 A 49 AÑOS)


SÉPTIMO SEPTENIO (42 A 49 ANOS)

$ EL PRINCIPIANTE $
T R A N S F O R M A C I Ó N CONSCIENTE D E L C U E R P O A S T R A L ( Y O E S P I R I T U A L )
E T A P A D E L D E S A R R O L L O SOCIAL - L A FUERZA D E L A P A L A B R A
E L REFLEJO D E M A R T E : EL V E R B O

Este es el septenio de Marte; es la etapa de la acción. Hemos llegado a los 42 años: comienza el
desarrollo del espíritu. El hombre y la mujer se convierten en principiantes, o aprendices: empie-
zan a recorrer el largo camino del despertar espiritual.
¿ Q u é significa esta aseveración y cuál es su fundamento?
Esta etapa de la vida se caracteriza por una transformación consciente del Cuerpo Astral, y no
meramente por el hecho de "haber durado" una cantidad de años a partir del nacimiento físico.
Hay una gran diferencia entre el esfuerzo consciente individual que cada ser humano rea-
liza, en u n lapso aproximado de siete años, en provecho de la transformación de uno de
sus miembros esenciales, y la dogmática suposición de que cada siete años ocurren o "de-
ben ocurrir" determinados fenómenos en la vida de u n individuo.
Si el hombre o la mujer que se aproximan a esta etapa clave para el desarrollo de sus potencia-
lidades espirituales no hacen esta transformación, sufrirán irremediablemente una gran falencia.
Nos encontramos aquí con que la persona debe reconocer el comienzo de la declinación físi-
co-biológica, lo que puede ir presentándose de varias maneras:
• Intensificación de las fuerzas de desgaste físico.
• Cansancio que se hace más manifiesto frente a los mismos esfuerzos que antes se hacían.
• Los dolores ocasionados por un esfuerzo físico son mayores y la recuperación es más lenta.
• Aumento del peso, que ya no es factible controlar como ocurría años atrás (hecha la excep-
ción de aquellos que normalmente han tenido dificultades para aumentar de peso).
• Tendencia a u n desequilibrio hormonal, acentuado a lo largo del septenio para hacer eclo-
sión al final del mismo -49 ó 50 años- (más impactante en la mujer por su menopausia que en
el hombre por su andropausia).
• Posibilidad de una incipiente caída de cabellos (con excepción de la calvicie hereditaria que
ya aparece alrededor de los 20 años).
• Notoria disminución de la visión.
• Pérdida de la memoria corriente (la que toda persona posee sin que haya realizado u n traba-
jo para recuperarla o mejorarla).
• Problemas circulatorios venosos y linfáticos (cobran mayor intensidad y pueden agravarse en
quienes acarrean una marcada tendencia hereditaria).
• Decaimiento de las fuerzas vitales, que en las regiones más lábiles del organismo, como el
sostén del sistema venoso o linfático, ceden a la fuerza de la gravedad.
• Tendencia a la sequedad de la piel; por ende aparecen las arrugas. Esta es otra consecuencia
del debilitamiento del Cuerpo Etéreo, encargado de mantener la integridad del organismo hídri-
co del ser humano.
• Cuando la tendencia a la desvitalización se hace presente en la organización genital, la res-
puesta estará de acuerdo con el trabajo interno realizado por cada persona. Al percibir algunos
de estos síntomas unidos a una cierta pérdida de autoestima o autoimagen (especialmente si es-
tos valores se hallan colocados inconscientemente en el aspecto físico), es habitual que el i n d i -
viduo, preferentemente el hombre, se incline por la incentivación de una actividad sexual com-
pensatoria. El mal uso de estas fuerzas "desprendidas" lo hará caer fácilmente en el miedo (a la
enfermedad, la vejez o la muerte), o en el egoísmo (competencia con los más jóvenes, mayor exi-
gencia consigo mismo), todo lo cual puede empujar hacia los riesgos de este septenio: la suscep-
tibilidad a la ofensa, la ambición y el orgullo.En el caso de la mujer, además de los fenómenos ge-
nerales, es factible que, cercano ya el final del septenio, decida encarar la pérdida de su lozanía
I A
PARTE

inclinándose por el uso de hormonas para retrasar una natural menopausia, cambiar con cierta
periodicidad su peinado y el color de sus cabellos, apelar a la cirugía plástica para "levantar" lo
que la tierra atrae o "estirar" lo que la carencia de líquido contrae. Su amenazada femineidad la
hará presentarse: como una mujer madura, como una madre comprensiva, como una abuela jo-
vial o como una adolescente frivola tratando de cursar ahora las asignaturas pendientes.
• Un elemento infaltable en este período es la sensación de vacío que acompaña al cúmulo
de manifestaciones físicas y anímicas. Este vacío, que puede ser vivido como soledad, trata de
compensarse con pequeñas o grandes gratificaciones buscadas en el m u n d o exterior: si el nivel
socioeconómico lo permite suelen darse viajes, cambios de auto o de casa, emprendimiento de
nuevos negocios, etc. También es frecuente en esta etapa u n cambio de pareja.
No obstante el esfuerzo desmedido para sobreponerse a la disminución de las fuerzas vitales,
detrás de este proceso de negación siempre estará latente la posibilidad de la depresión/cáncer
o de la hiperexcitabilidad/infarto, supeditado esto al destino o karma individual inscripto en
cada código genético.
Una concepción materialista de la vida tornará al hombre o a la mujer esclavos de la casuali-
dad, el azar, la buena o la mala suerte. Sin embargo, cualquiera sea la concepción, no necesita-
rá estar asentada sobre sólidos pilares; el cambio se dará tácitamente como u n mero vivir me-
cánico de la realidad cotidiana: a partir del comienzo del séptimo período septenario, el mun-
do espiritual llama a la puerta... y cada vez lo hará con más fuerza.
Lo que hasta aquí hemos relatado corresponde a conductas habituales y generales observadas
en nuestra sociedad; una sociedad que lucha materialmente por sobrevivir, m u y enajenada de
sí misma como para percibir el llamado del espíritu. Pero afortunadamente cada vez hay más ex-
cepciones a la regla, es decir más individuos cuyo Ser interior puede escuchar el llamado.
El desarrollo social estará directamente relacionado con la elección del camino a seguir: o la
actitud se orienta hacia fines realmente altruistas o se cae en la tentación del uso y abuso de
poder.
Las fuerzas "desprendidas" que mencionamos anteriormente pueden ser utilizadas para una
nueva forma de creatividad. Son estas fuerzas las que nos abren el camino del arte y nos acer-
can al m u n d o espiritual.
En los tres Septenios del Espíritu -sétpimo, octavo y noveno- se deben concatenar tareas y me-
tas en una cosmovisión total. Ahora se generan la humildad, la aceptación y el amor.
Las realizaciones deben ser patrimonio del espíritu y no meramente de la materia. El tipo de
trabajo individual se halla en el mundo físico, no podría ser de otro modo ya que somos cuer-
pos físicos; pero la esencia del acto de trabajar pertenece a un orden de leyes no materiales. En este
septenio es imprescindible armonizarse interiormente con las leyes cósmicas.

CARACTERÍSTICAS GENERALES D E L SEPTENIO

Primer septenio del desarrollo espiritual. El alma se pone al servicio del espíritu. El alma es lo
que nos conecta con el m u n d o físico para que el espíritu pueda expresarse. El espíritu, para po-
der utilizar el cuerpo, necesita sentir y transformar ese cuerpo que representa su conexión con
el plano físico.
Aquella marea de sensaciones, característica del tercer septenio, ahora se transforma: una parte
del Cuerpo Astral se "separa" aún más del organismo -especialmente a nivel de los genitales- y el
individuo "sabe" que está preparado para la acción. Este septenio es el septenio de la acción, y al
mismo tiempo son los años para superar las nuevas crisis provocadas por la ofensa, la ambición
y el orgullo... es el momento de enfrentar a estos tres impostores.
Ahora nace una imagen arquetípica de la amistad. Un nuevo sentido de la autoafirmación per-
mite al amor desarrollarse plenamente.
El nuevo desprendimiento del Cuerpo Astral y su segundo nacimiento ya anticipan su despren-
dimiento final de la organización física, o sea la muerte.
Este septenio es el reflejo del tercero -14 a 21 años-. El "puente" entre ambos lo constituye es-
te doble desprendimiento del Cuerpo Astral: menarca -14 años- y menopausia -49 años-. En el
primero las fuerzas liberadas se canalizan hacia el despertar del interés, y en el segundo al desper-
tar del arte. Es el período creativo por excelencia. Las fuerzas del Cuerpo Astral pueden aprove-
charse para acceder al arte. En el tercer septenio la búsqueda de comunidades era guiada por sim-
CARACTERÍSTICAS GENERALES

DEL SEPTENIO

patías y antipatías; en el séptimo hay u n sentido más elevado: la transformación del Cuerpo As-
tral da posiblidades de contacto con otros seres independientemente de sus características.
Aquella tempestad pasional de los 14 a 21 años tiene aquí su eco, y si no se transforma en pa-
sión de espíritu el hombre y la mujer procurarán vivir una nueva juventud con las crisis conse-
cuentes: separaciones, alcoholismo, etc.
Las fuerzas de Marte (Ares) rigen este período. Marte es el dios de la guerra: puede oscilar en-
tre la acción mesurada y la violencia, puede luchar contra su ambiente, el orgullo lo puede lle-
var a arremeter ciegamente sin medir las consecuencias, y la falta de humildad le imposibilita
pedir perdón. Por tanto, es necesario que Marte -séptimo septenio- se una a Venus -tercero-: m i -
tológicamente Afrodita (Venus) es la amante de Ares (Marte), y de ellos nacen Harmonía y Eros...
la armonía interior y el amor. Marte recoge el amor y la sensibilidad de Venus, lo que le permi-
te percibir la esencia del otro y amarlo; ayuda a establecer una buena relación con el m u n d o .
Este es el trabajo interior del septenio; el advenimiento del Yo espiritual es el primer paso en
la transformación consciente del Cuerpo Astral.
¿Y cuál es la fuerza de Marte?: la fuerza de la voz. Uno de los órganos de Marte es la laringe, y
en este septenio es sumamente importante cultivar el don de la palabra, descubrir su vibración
en nuestra alma y en la ajena... la palabra puede castigar y acariciar, puede exigir o tolerar. En
esta etapa debemos aprender a hablar frente a los demás; es propicio también aprender a cantar,
integrar un coro, descubrir el misterio del habla.
(Rudolf Steiner desarrolló u n trabajo específico, "Formación del habla", sobre cuyos postulados
estamos trabajando hoy.)

• Menarca (inicio de la menstruación) • Menopausia (cese de la menstruación)


Primer nacimiento del CA. Segundo nacimiento del CA.
• Sexualidad incipiente • Sexualidad que declina
Desprendimiento del CA. del polo inferior -genitales- Desprendimiento más profundo del CA. de los genitales
Aparición del interés Inclinación al arte
• Emociones • Sentimientos
• Amistad exclusiva • Comunidad
• Cuerpo (descubrimiento • Cuerpo
de nuevas formas físicas) Transformación de ciertas formas físicas
El cuerpo cambia El cuerpo cambia
• Lo anímico (confusión y exaltación) • Lo anímico (crecimiento y ordenamiento)
Aceptación de la declinación física y
descubrimiento del crecimiento del alma
• Adquisición del conocimiento ligado • El conocimiento está más ligado
a la experiencia directa (gran movilidad) al pensar y a la reflexión
• Movimiento sin dirección • La dirección del movimiento
(guiado por la sensación-Venus-) (Marte)
• Enamoramiento de sí mismo (narcisismo) • Actitud respetuosa hacia el objeto amado
El otro casi no existe Comprensión y aceptación de las diferencias
Fuerte exigencia hacia el otro
• Predomina la pasión • Se busca la paz interior
• Inconsciencia • Conciencia
• Impaciencia • Paciencia
• Expansión • Concentración
• La muerte está lejana • La muerte está cercana
• Tiempo: no hay noción de su existencia • Tiempo: aparece clara noción de su uso y existencia
I A
PARTE

E L MATRIMONIO

(Cuando empleamos el vocablo "matrimonio" nos referimos a la situación clásica de u n h o m -


bre y una mujer que viven bajo el mismo techo y crian a sus hijos, si los hay. La expresión más
apropiada para definir actualmente esta situación sería "pareja en convivencia".)
La convivencia diaria es el modelado de la propia Individualidad; el espacio y el tiempo don-
de debe conjugarse el respeto, la libertad y la dignidad humana. Si la pareja decide constituirse
de acuerdo con las leyes humanas se dará el casamiento civil -aspecto terrenal-, y si ambos inte-
grantes sienten la profunda necesidad de una íntima entrega al mundo del espíritu se dará el ca-
samiento religioso -aspecto espiritual-.
En la unión hombre-mujer se pueden presentar distintas alternativas: si el hombre es siginifi-
cativamente mayor que la mujer, o viceversa, los problemas descriptos en el punto anterior van
a ser mucho más agudos para quien atraviese antes la etapa. Si la pareja tiene la misma edad, es-
tos fenómenos podrán compartirse y atenuarse sus efectos.
No obstante, suelen darse con frecuencia situaciones de ruptura; porque otra posiblidad que
exige gran trabajo interno es el afianzamiento del vínculo o el replanteo del mismo. Los hijos ya
han dejado de ser obstáculos o excusas para esconder vínculos patológicos. En tan dolorosa cir-
cunstancia juega u n papel fundamental la historia en c o m ú n y especialmente el comienzo de la
relación.
La importancia del aspecto espiritual es aquí decisiva. Seguramente a esta altura de la vida los
integrantes del matrimonio han atravesado ya circunstancias difíciles con relación a sí mismos
y al vínculo que los une a sus propios padres, a su pareja o a sus hijos. Es posible también que
puedan haber resuelto de manera aceptable su conflicto llevando una vida tolerante (o difícil-
mente soportable, en el peor de los casos). En este proceso, pueden haber recibido una impor-
tante ayuda psicoterapéutica para arribar a u n "impasse", que en algunos casos podría identifi-
carse con la indiferencia. La indiferencia, como estado ambiguo, ofrece una cierta tranquilidad.
Es una alternativa interesante frente a la tormenta emocional, pero nunca u n lugar de llegada;
nunca es una situación de estabilidad sino, en todo caso, transitoria: está a mitad de camino en-
tre el odio y el amor. La pareja que vive una situación de este tipo no puede alcanzar una paz i n -
terior duradera. Entonces juegan un importante papel las metas individuales, las característricas
de la personalidad y la fortaleza anímica para afrontar cotidianamente una lucha con el otro
contendiente.
Se puede observar, y bien, la diferencia entre u n tratamiento psicoterapéutico convencional,
que le permite al individuo convivir con u n conflicto que le deparó la vida "por azar" (con la pa-
reja o los hijos), y la incursión en u n aspecto transpersonal, trascendente -mundo espiritual- que
le permite entender el sentido de esta convivencia, el respeto por la Individualidad ajena, y ejer-
citarse en el perdón.
Tales los valores espirituales que se presentarán como exigencia al ser humano a partir de este
septenio. Esta es la transformación del Cuerpo Astral que debemos guiar conscientemente. En la
libertad de cada uno estriba el decidir c ó m o manejar las fuerzas que se ofrecen a nuestra volun-
tad en esta época de la vida.

E L ENAMORAMIENTO Y E L AMOR

Es en este lapso de la vida cuando se puede apreciar esta diferencia: enamoramiento y amor son
dos conceptos que confunden a quien los pronuncia y a quien los escucha. Esto se debe a la pro-
funda subjetividad que los mismos encierran; es tan íntima su resonancia y tan disímil la expe-
riencia de cada Ser que cada uno tiene su particular interpretación.
Para tratar el tema vamos a valemos de la mitología, portadora de los arquetipos insondables
del alma humana.
Eros, el más hermoso de los dioses del Olimpo, fue hijo de Ares (Marte) y de Afrodita (Venus).
De lo más puro y hermoso de lo masculino y lo femenino nace la belleza del amor encarnada en
Eros (Cupido).
¿Y quién es Eros, el dios del amor?
Pertenece a las deidades más antiguas del Olimpo; su verdadero origen se pierde en la eterni-
dad del tiempo. Su imagen alada de niño inocente o joven juguetón que dispara flechas sobre
EL ENAMORAMIENTO

Y EL AMOR

los humanos y los dioses, fue emergiendo poco a poco del m u n d o de la mitología para internar-
se en el m u n d o de lo artístico. Tratemos de penetrar la sustancialidad de esta imagen. El enamo-
ramiento aparece como u n hecho fortuito, "una flecha que se clava"... Pero la flecha la dispara
un dios, y muy antiguo, por lo tanto su sabiduría debe de ser inmensa. Aquellos seres que caen
bajo su impacto no son para él meros desconocidos: puede unirlos u n pasado tempestuoso, una
experiencia por vivir, una prueba que afrontar. Entonces el hecho aparentemente fortuito se su-
bordina al cumplimiento de las leyes espirituales que guían el karma individual.
Sin embargo, el dios en cuestión es un n i ñ o o u n joven, no u n dios
adulto y maduro; por lo tanto, siempre mantiene viva una necesidad
lúdica y la capacidad de asombro característica del enamoramiento. Sus
El estado de
enamoramiento
acciones estarán enmarcadas en la sorpresa y la espontaneidad. Por ser
joven o n i ñ o su modalidad puede expresarse como instintiva, egoísta y
posesiva, como una exacerbación de los sentidos en los cuales no tiene
cabida la reflexión. Es u n dios con alas en la espalda (no en los talones
como Hermes -Mercurio-); estas alas, que podrían representar el vuelo implica una pérdida del
del pensamiento, se insertan firmemente en el dorso de la cavidad to-
rácica, cavidad central del cuerpo humano que encierra el misterio del
encuentro del aire con la sangre. Los órganos físico-espirituales que allí
sí mismo, una entrega
se alojan -corazón/pulmón- son el centro de la actividad rítmica y la
única posibilidad humana de manifestar el sentimiento. involuntaria y
plena a la divinidad:
Eros es u n dios impredecible, inquietante, que sorprende a los otros
dioses del Olimpo con travesuras impensables; revolotea, como los pá-
jaros, muy alto y sus flechas certeras pueden caer en cualquier momen-
to sobre nosotros los hombres cambiando radicalmente nuestras vidas,
subyugándonos a partir de ese instante fugaz a u n Ser aparentemente enamorarse es,
desconocido. La herida de la flecha sangra, y esa misma sangre nos une
con el otro en un secreto pacto de sumisión y entrega eterna. Una en-
trega propia de la pubertad, de la astralidad desprendida del polo infe-
en realidad,
una cuestión
rior; una entrega que parte de las fuerzas de lo biológico y que invade
todo nuestro Ser. El estado de enamoramiento implica una pérdida del
sí mismo, una entrega involuntaria y plena a la divinidad: enamorarse
es, en realidad, una cuestión de los dioses.
¿Y el amor? ¿Qué es el amor?
de los dioses.
Si el enamoramiento es divino, el amor es humano. Si el enamoramiento se presenta abrupta-
mente, como u n flechazo ciego y ajeno a nuestra conciencia cotidiana, el amor es u n lento y pa-
ciente trabajo interior. El amor es la metamorfosis del enamoramiento, es transformar lo divino
en humano. Es la expresión de leyes espirituales muy sabias que permiten la evolución del amor
sexual hasta el amor sublime, del amor humano egocéntrico hasta el amor sin posesión. El amor
nos permite vivir tanto lo que nos hace iguales como lo que nos hace diferentes. El amor es res-
ponsabilidad.
Pero hay u n amor engañoso, que prostituye, esconde, tergiversa, humilla. Esto n o es amor;
hunde y denigra; lo podemos llamar amor cómplice. Es m u y importante desenmascarar a este mal
llamado amor, u n pseudo-amor que lo permite todo por no dañar, por no poner límites; u n fal-
so sentimiento que oculta lo que no se debe ocultar, como por ejemplo la dolorosa adicción de
un ser querido. La alternativa es el amor responsable, que está por encima del dolor y cuyo sus-
tento es la verdad triunfando sobre el amor mezquino.
El respeto y la fraternidad son los primeros pasos a dar en el camino del amor. ¿ C ó m o se i n i -
cia este camino? Se inicia con el abandono de ciertos vicios: los celos, la envidia, la calumnia.
Cuando estas emociones negativas son reconocidas, otras de menor envergadura pueden ir apa-
reciendo: prejuicio, competencia, fantasía de superioridad, infalibilidad, crítica aparentemente
constructiva. Cada persona tendrá menores o mayores afinidades con tales emociones y poco a
poco se irá capacitando para enfrentarlas.
(Un camino interesante fue señalado por Cari Jung al describir "la sombra" como una entidad
que agrupa todos los aspectos escindidos, o negados, durante la construcción de la propia ima-
gen, del propio modelo, de quiénes somos en realidad. Si no depuramos adecuadamente el al-
ma, la facultad cognoscitiva que de ella depende no podrá manifestarse y perderá la capacidad
de percibir la realidad; sólo se reflejarán nuestras propias proyecciones no elaboradas.)
I A
PARTE

Por lo expuesto hasta aquí, pareciera que el amor tiene mucho más que ver con nosotros mis-
mos que con el otro. Así es, por momentos el otro se convierte en u n gran espejo en el que de-
bemos aprender a mirarnos.
La primera etapa del verdadero amor es el trabajo consciente: "Conócete a ti mismo". La perse-
verancia en este largo camino de introspección irá dando sus frutos poco a poco hasta lograr el
despertar en nuestra alma del sentimiento llamado amor. Solamente entonces estaremos en con-
diciones de darlo y recibirlo, de compartir este sagrado mandato universal.

• Aparición espontánea • Responsabilidad


• Instintivo • Respeto

• Invasivo • Fraternidad
• Pasional • Transitar de la igualdad a las diferencias
• Alteración de los sentidos • Aceptación de los límites
• No cabe el pensar • Conciencia de la Individualidad
• Exacerbación del sentir

• Pérdida de sí

• Eqoísmo/Posesión

U n trabajo de este septenio es la metamorfosis de lo divino -Eros- en lo terrenal -humano-.

A M O R SEXUAL, FRATERNAL Y SUBLIME

Mucho se ha escrito sobre el amor. No es el propósito de este libro abordar el tema exhausti-
vamente, pero sí es importante exponer algunas características.
El ordenamiento elegido -amor sexual, fraternal y sublime- obedece a u n planteo didáctico y re-
presenta un modelo ascendente de descripción a partir de la corporalidad física; frente a la rea-
lidad espiritual causal subyacente en toda manifestación de la materia el orden debería ser exac-
tamente el opuesto.
De tal modo, el amor sexual constituiría en sí mismo u n verdadero reflejo terreno del amor su-
blime, y este último, a su vez, la expresión humana más elevada del amor divino. La compren-
sión cabal de esta idea nos abre la puerta a u n gran secreto de la vida humana: frente a todo
despertar del amor físico en el alma, debemos aprehender los sentimientos que allí germi-
nan como parte de nuestra propia capacidad de amar, independientemente del Ser que los
haya despertado. El otro Ser no nos brinda ningún atributo que nosotros no poseamos, sola-
mente los despierta.
Lo dicho no le arrebata nada al misterio del amor; solamente procura evitar que lo inmensa-
mente bello que éste puede despertar en nosotros se pierda, se evada o se marchite ilusoriamen-
te detrás de algún abandono.
En el complejo proceso humano de enamorarse es harto difícil poder separar la ternura, la ca-
lidez o la bondad que se han despertado en nuestra propia alma, de la poderosa ilusión física que
representa la persona amada, que pertenece, obviamente, al m u n d o exterior a nosotros. Ese
m u n d o exterior siempre será cambiante y susceptible de producir los acontecimientos más ines-
perados, nunca exentos de placer y dolor (de acuerdo al karma de cada Individualidad).
El sentimiento de amor humano oscila entre dos estados m u y particulares del alma: u n pro-
fundo egocentrismo, casi puro egoísmo, y una tendencia a la emancipación total, o camino ha-
cia la libertad. Tal es la realidad del Yo humano en su eterno devenir entre la tierra y el cielo.
Cuanto más se encadena el Yo a la corporalidad más se esclaviza -amor sexual-, y cuanto más se
independiza de ella más libre se torna -amor sublime-.
En la vida humana coexisten los distintos grados de amor, y es difícil encontrarlos en su for-
A M O R SEXUAL,

FRATERNAL Y SUBLIME

ma pura. Sin embargo, si observamos a través de la biografía, podremos descubrir que en los p r i -
meros años de la existencia predomina naturalmente la etapa más egocéntrica del amor, ligada
inconscientemente a la corporalidad: basta recordar al niño recién nacido en quien la necesidad
de recibir afecto y calor humano es inconmensurable.
Durante los tres primeros septenios -0 a 21 años-, septenios del Cuerpo, aquella imperiosa ne-
cesidad de recibir, en los primeros años, adquiere luego u n precario equilibrio -amor adolescen-
te- y sigue evolucionando para transformarse, hacia el final del tercer septienio -21 años-, en el
esbozo de u n nuevo tipo de amor.
Así, el denominado amor sexual ocupa u n lapso fundamental del proceso biográfico, para
transformarse más adelante en otras categorías del amor.
Durante los tres septenios del Alma -21 a 42 años- se consolida paulatinamente la necesidad
de dar y recibir, encaminándose el ser humano a! desarrolllo del amor fraterno: una consecuen-
cia directa de la maduración anímica merced a la acción del Yo humano.
La etapa de la madurez -42 a 63 años-, septenios del Espíritu, trae aparejado el despertar pleno
del amor sublime, que brilla como una estrella más en el firmamento de la condición humana.

• A M O R SEXUAL

El aspecto del amor al que nos referimos se encuentra indudablemen-


te ligado al mundo físico, o sea al mundo de los cuerpos, al mundo de
De tal modo,
los sentidos.
El amor sexual es u n aspecto del amor, que proviene de lo instintivo, el amor sexual
que tiene u n carácter natural y se torna necesario.
El Yo se compenetra totalmente con la organización física. Esta posi- constituiría en sí mismo
bilidad que tiene el Yo de disfrutar y sentir la corporalidad terrestre es a
la vez el factor de distorsión de este aspecto, ya que puede polarizarse
en un exceso (adicción) o en u n déficit (inhibición o represión), lo cual, un verdadero
en ambos casos y en pleno ejercicio de su libertad, le brindará el apren-
dizaje correspondiente. reflejo terreno
Es importante aquí establecer diferencias entre lo sexual y lo genital.
Ambos términos están ligados a la corporalidad del hombre y a su pre-
sencia física terrenal:
del amor sublime,
• Por sexualidad se entienden todas las formas de expresar y compar-
tir las sensaciones propias y ajenas: una mirada, una sonrisa, u n beso, y este último, a su vez,
una caricia, u n abrazo o u n apretón de manos. Ninguna de las manifes-
taciones de la emoción humana deja de pertenecer a alguno de los dos
sexos. La relación sexual representa en sí misma el corolario de la en-
la expresión humana más
trega entre dos seres humanos; es u n acto inédito, privado y mágico,
que convoca a dos Individualidades más allá del tiempo y del espacio
de la conciencia ordinaria.
elevada del amor divino
• La genitalidad, por su parte, es una de las expresiones más pobres de la relación entre dos
seres humanos. El último peldaño de su decadencia es la pornografía, que cultiva el genitalis-
mo exento de todo erotismo -culto a Eros- y la sensualidad -placer de los sentidos-. Sin embar-
go, no es esto lo más grave de la cultura de lo pornográfico, sino que haya escindido también
al ser humano, a quien ha amputado la belleza espiritual de su alma (palabra, diálogo y con-
ceptos) y la belleza física de su cuerpo (el cuerpo desnudo es una verdadera obra de arte de
Dios). A medida que el amor se genitaliza, con exclusividad, pierde su categoría universal, se
restringe a una región del cuerpo y allí se consuma y se consume. En una sana evolución, en
cambio, el aspecto genital será siempre u n mero subdito de la sexualidad humana.
Otro aspecto del amor sexual es la posesión. En la posesión se pueden reconocer dos ca-
racterísticas: el poder y la ilusión. El poder se manifiesta en la a c t i t u d de s o m e t i m i e n t o al
Ser amado, en el creerse d u e ñ o del otro, en controlar su vida e i m p o n e r condiciones hasta
llegar eventualmente a hacerlo prisionero de tal insensatez. La ilusión comienza a desarro-
llarse paulatinamente a partir de l o que imaginamos que representamos, o debemos repre-
sentar, para el o t r o . La idealización es u n aspecto menos conocido de la ilusión, que pue-
de conducirnos a u n a autoesclavitud en v i r t u d de subyugarnos a l o que deseamos que el
^ I A
PARTE

otro sea y a no ver lo que realmente es.

Quiero mencionar dos aspectos disímiles relacionados con el amor sexual y que sue-
lo recibir como consulta médica:
U n o de ellos se refiere al "síndrome de cansancio crónico", más conocido en nues-
t r o medio como "estrés de la vida moderna", que agrupa una larga lista de síntomas
entre los cuales figura la d i s m i n u c i ó n d e l deseo sexual. Este cuadro afecta a m i l l o -
nes de personas en el hemisferio occidental. Lo padecen grandes masas de seres h u -
manos confinados a la psicopatogenia de la vida urbana, típica de las m e g a l ó p o l i s ac-
tuales. Cuanto más intenso es el p r e d o m i n i o de las funciones intelectivas abstractas,
mayor es el cansancio que se produce y menor es la m o t i v a c i ó n i n s t i n t i v a que emer-
ge del polo metabólico inferior. Lo c a r a c t e r í s t i c o de este c u a d r o es el a g o t a m i e n t o .
El otro aspecto consiste en la d i s m i n u c i ó n d e l deseo sexual en la persona que rea-
liza una práctica espiritual, como la oración, la m e d i t a c i ó n o la auto-observación co-
t i d i a n a , a lo largo de u n período determinado. Se produce en este caso una redistribu-
c i ó n de las fuerzas anímico-espirituales que operan en el plano físico, m o d i f i c á n d o s e
la actividad de ciertos chakras. L o c a r a c t e r í s t i c o de esta s i t u a c i ó n es la p l e n i t u d .

Desde una perspectiva antroposófica, la sexualidad entendida con a m p l i t u d se refiere,


por un lado, al hecho de asumir el r o l protagónico transitorio de h o m b r e o de mujer según
la e n c a r n a c i ó n ; y por otro lado, a experimentar plenamente y con d i g n i d a d , la c o n d i c i ó n
masculina o femenina, elegida antes de nacer, en el encuentro con todos aquellos seres con
quienes debemos compartir nuestro destino actual.
La sexualidad así planteada nos remite a una profunda m e d i t a c i ó n sobre lo transitorio |
del sexo y la e n c a r n a c i ó n . A n i v e l del Cuerpo Físico nos ayuda a evitar la identificación t o -
tal con "una parte" del ser espiritual que somos (sexo actual) y a respetar íntegramente la
"otra parte" que en esta vida no somos (sexo complementario).
En los dominios del alma es de sumo valor, en cambio, asumir la coexistencia de las fuer- j
zas espirituales planetarias de Marte y Venus, responsables de nuestras tendencias masculi-
nas, como el coraje, la acción o la capacidad de decisión, y femeninas, como la sensibilidad,
la suavidad, la compasión o la paciencia.
Desde u n p u n t o de vista antropológico se puede observar que el h o m b r e avanza hacia u n
desarrollo mayor de su cabeza, para poder contener u n sistema neurosensorio de mayor vo-
l u m e n (sede de la actividad espiritual superior). Asimismo, este desarrollo ha mermado en
cuanto hace a la constitución del resto del esqueleto. No sería aventurado suponer, e n t o n -
ces, que en u n f u t u r o lejano se produzca u n p r e d o m i n i o de funciones del p o l o superior del
cuerpo en d e t r i m e n t o de las funciones del polo inferior.

• AMOR FRATERNAL

La sola m e n c i ó n de la fraternidad en el acontecer h u m a n o i l u m i n a el alma. El amor fra-


terno es el amor que une a los seres entre sí, que permite al hombre sentirse hermano del
h o m b r e . . . Es, en esencia, la apertura del corazón.
En este aspecto el amor pierde en parte su contenido físico y aparecen valores intrínse-
cos del alma. Se hace presente lo que podríamos llamar "amor al p r ó j i m o " , como u n esbo-
zo de desinterés personal y apertura al otro con sus necesidades y debilidades. Se llama de-
sinterés personal a una renuncia a la autosatisfacción o al egocentrismo exagerado; la ne-
cesidad ajena se puede vivenciar como propia, y también la alegría ajena nos penetra.
Los tres septenios del Alma -21 a 42 años- constituyen una etapa adecuada para esta
transformación, especialmente en su última parte, o alma consciente -35 años a 42-. Es una
preparación para el descubrimiento de las cinco cualidades que a ú n v i v e n en germen en el 1

alma humana y que pueden ser cultivadas conscientemente alrededor de los 42 a ñ o s . (Ver
"Tres Septenios del Espíritu".)
En el amor fraterno ya se presenta u n fuerte reflejo de los m u n d o superiores, especialmen-
te de las más elevadas regiones del m u n d o a n í m i c o . Los reinos de la naturaleza se hacen pre-
sentes delante de nuestro sentidos. La naturaleza en sí despierta en nosotros una actitud re-
FUERZAS PLANETARIAS Y EL

METAL CORRESPONDIENTE

verente: la rígida estructura de u n cristal, la inagotable vitalidad de una planta o el cuerpo


cálido de u n animalito que acaba de nacer, pueden ayudarnos en este dulce despertar.

• AMOR SUBLIME

A medida que nos aproximamos a estas regiones del espíritu se hace cada vez más difícil
encontrar los términos adecuados para su descripción, ya que las palabras dejan de signifi-
car exactamente aquello que queremos explicar.
Diremos que se llama amor sublime al amor c ó s m i c o , al amor t o t a l . Lo característico de
este amor es su desprendimiento de la corporalidad.
En el amor sexual es imprescindible la persona física y la obtención de la autosatisfac-
c i ó n . En el amor fraternal se pierde una parte del contenido físico y se hace presente el
amor que une a los seres entre sí. En el amor sublime se completa el desprendimiento del
c o n t e n i d o físico y se manifiesta libremente el amor a los ideales. Esto linda con l o angeli-
cal, con los mundos espirituales propiamente dichos. Es la verdadera luz que se proyecta
desde l o alto reflejándose en el amor fraterno y sexual.
Los tres septenios del Espíritu -42 a 63 años- pueden ser la cuna del desarrollo de esta ca-
lidad del s e n t i m i e n t o , proceso que puede intensificarse cuando se trascienden las i n f l u e n -
cias planetarias -más de 63 años-.
El despertar del amor sublime a c o m p a ñ a todo trabajo meduloso consciente en pos del co-
n o c i m i e n t o de los mundos superiores. También el amor fraterno a la naturaleza puede
transformarse cuando trascendemos las formas físicas, elevando nuestro pensar a las regio-
nes espirituales de los arquetipos, a las verdaderos dominios de la Idea.

Esta caracterización que hemos realizado del amor debe ser interpretada con la misma
a m p l i t u d con que observamos el alma humana, ámbito de su manifestación. La i n c l i n a c i ó n
o la preponderancia de estos grados del amor se darán en íntima correspondencia con la
v o l u n t a d y la evolución de cada Ser.

F U E R Z A P L A N E T A R I A Y METAL CORRESPONDIENTE
ti amor traterno es
Las fuerzas planetarias correspondientes al septenio son las de
Marte. Teniendo siempre en cuenta las aclaraciones que en d i s t i n -
tas partes del texto reiteramos respecto de la manera de compren-
el amor que une a
der estos campos de fuerzas creadoras que llamamos fuerzas espiri-
tuales planetarias, trataremos ahora de captar el arquetipo subya- los seres entre sí
cente en las fuerzas de Marte (Ares).
Es imposible hablar de Marte sin hablar de Venus. Su acción es que permite al hombre
c o n j u n t a e inseparable, y se refleja en la constitución íntima de la
sustancia h u m a n a . Hemos dicho anteriormente que las fuerzas de
Venus, mediante su c o n d e n s a c i ó n , el cobre, preparan la sustancia
sentirse hermano
del hombre...
formada para ser individualizada; ahora, las fuerzas de Marte pue-
den lograr dicho cometido a través del hierro.
En la organización renal se lleva a cabo, mediante el Cuerpo As-
tral, la astralización preparatoria de la sustancia -fuerzas del cobre-
para que el Yo pueda completar la individualización a partir de las
es, en esencia,
fuerzas del hierro.
La idea de individualización de la sustancia proviene de la investi-
la apertura del corazón
gación científico-espiritual y es u n concepto específicamente a n -
troposófico: mediante este proceso el Yo toma posesión de la sus- ...el amor pierde en
tancia física que integra el organismo h u m a n o . Así como n o hay
dos impresiones digitales idénticas, tampoco hay dos átomos de
hierro idénticos. Cada elemento c o n s t i t u t i v o de la entidad huma-
parte su contenido físico
na lleva el sello particular de la Individualidad que lo gobierna. Si la
imagen de Venus es un ama de casa hacendosa y callada, la imagen de y aparecen valores
Marte es compatible con el arquero que dispara su flecha o con el lan-
zador de jabalina. Observemos bien: primero se produce la concentra- intrínsecos del alma.
l u
PARTE

ción de fuerzas; en u n segundo momento el objeto es proyectado hacia el blanco; finalmente el


objeto alcanza el blanco.
Sintetizando: aparece la concentración, el movimiento y el efecto. Este proceso lo aplicaremos pa-
ra considerar los dos órganos físico-espirituales subordinados a las fuerzas de Marte: la vesícula y
la laringe.
En el caso de la vesícula, la bilis se acumula -concentración-, se proyecta al intestino -movimien-
to- y realiza su trabajo de absorción de las grasas -efecto-. En el segundo caso, antes de emitir la
voz hay un instante de inspiración -concentración-, continúa el pasaje del aire -movimiento-, y
luego llega la palabra -efecto-. La síntesis de este trabajo es la actividad dirigida hacia u n objetivo
preciso. Esto es lo que distingue a Marte de la movilidad de Mercurio. Mercurio es el movimien-
to por el movimiento mismo, se mueve "alegremente"; Marte, en cambio, dirige su actividad ha-
cia u n elemento exterior sobre el que debe actuar. Marte supera los obstáculos en tanto que Mer-
curio los contornea.
En el caso de la laringe, la forma de la misma responde a las fuerzas de Mercurio (enlentecimien-
to de corrientes), pero la fuerza de la voz depende de Marte (el grito que infunde coraje, que se
opone al miedo). Análogamente la forma del corazón responde a fuerzas mercuriales, pero el i m -
pulso de la circulación arterial -pulso- se debe a Marte.
Estas fuerzas de Marte que describimos físicamente en relación con una columna aérea -larin-
ge-, con el torrente sanguíneo -corazón y arterias- y con el flujo biliar -vesícula-, también se ha-
cen presentes en lo anímico como fuerzas mediadoras del Yo. Son las que constantemente facilitan
el proceso de encarnación del Yo en la organización física, y por lo tanto significan u n mayor ejer-
cicio de la voluntad. Estos conocimientos esotéricos pertenecen a la humanidad, y están plasma-
dos en forma indeleble en lugares comunes del lenguaje cotidiano aun cuando pasen inadverti-
dos para quien no haya aprendido a escuchar: cuando pronunciamos frases tales como "una férrea
voluntad" nos estamos refiriendo a las fuerzas del hierro que activan la voluntad del Yo.
El hierro, condensación de las fuerzas de Marte, cumple u n papel relevante dentro del organis-
mo humano en el proceso vital de la respiración (constante encarnación de los principios superio-
res en los inferiores), en la circulación y en la digestión. Es el metal de mayor presencia física en el
planeta (grandes yacimientos y asociado a otros minerales).
Estas son algunas de las razones por las que el hierro es el elegido para atraer lo espiritual a lo
terrenal en el ser humano -encarnación-.
Al igual que Venus, hay dos aspectos de Marte que se pueden objetivar con claridad: la activi-
dad exterior y la actividad interior. La mitología nos ayuda a conformar imágenes al respecto:
Afrodita (Venus), por desobedecer a Zeus fue obligada a desposar a Hephistos (Vulcano), el dios
del mundo subterráneo, del fuego y la fragua; feo, cojo y deforme, pero maravilloso artesano que
calentando pacientemente el hierro creaba las más hermosas figuras. El amante de Afrodita era
Ares, dios de la guerra, de la destrucción, y especialmente de la acción. Estas dos vertientes de Mar-
te pueden servir para comprender el trabajo externo (Ares) y el trabajo interno (Hephistos).
¡Qué poderosa imagen la de Hephistos para sintetizar el trabajo interior que todo ser humano
puede acometer en cada vida!... ¡la paciencia de martillar constantemente ese hierro que ha de
templarse con el fuego (voluntad)! Perseverancia para crear la obra más bella: la transformación
del alma humana realizada en silencio y soledad en las profundidades de la Tierra.
Si aplicamos esta imagen poética a la construcción de la sustancia humana en el plano físico-
químico, podremos observar que la destrucción del glucógeno -glucogenolisis-, las combustiones,
o la desasimilación en general, son patrimonio de la actividad marciana exterior (Ares); y la sín-
tesis química y la elaboración de sustancias son propias de la actividad interna (Hephistos).
Asimismo, en el plano anímico, la hipertensión esencial, u n cólico vesicular o la destructiva cóle-
ra son manifestaciones de fuerzas de Marte descontroladas en exceso; contrariamente, la depresión
-falta de voluntad-, la abulia y el miedo a la vida responden a una deficiencia de dichas fuerzas.
Por lo explicado antes sabemos que estas fuerzas se pueden ordenar mediante la administración
de los metales. Los metales en su estado sólido natural representan la cristalización de las fuerzas
espirituales planetarias. La farmacodinamia antroposófica posee los métodos necesarios para devol-
ver a las mismas todas su virtudes condensadas, y en este caso el metal utilizado es el hierro -pro-
ceso del ferrum-.
Desde el punto de vista orgánico el hierro tiene una extraordinaria relación con las proteínas.
ASPECTO

MITOLÓGICO

Visto a la luz de la Antroposofía el hierro es la sustancia anti-proteína por excelencia; nunca le


permite quedar libre, siempre la mantiene condensada dentro de sí. En los casos de alergias o i n -
munopatologías, que son estados en los que se rechaza una proteína extraña (o lo que es peor:
nuestra propia proteína), la utilización del hierro es decisiva. Entre las múltiples aplicaciones que
se le dan a los preparados con hierro en la medicina de orientación antroposófica, existen algu-
nos particularmente importantes, dada la cantidad de personas afectadas: es el caso del tratamien-
to de la angustia. Rudolf Steiner pronosticó que esta afección presentaría el carácter de epidemia
hacia el fin de este siglo y recomendó para su tratamiento distintas preparaciones sobre la base
del ferrum.
Al finalizar el tema de las fuerzas planetarias, es oportuno recordar una vez más, la profunda y
misteriosa relación que guardan entre sí las Fuerzas de Marte y Venus en lo intrínseco del alma
humana.
Allí se expresan como cualidades masculinas y femeninas.
La cualidad de Venus, guía del tercer septenio, se refiere a la mujer encarnada como tal y a la
cualidad femenina del alma del hombre (ánima).
Así mismo la cualidad de Marte, expresión del séptimo septenio, se manifiesta en el hombre
encarnado y en la cualidad masculina del alma de la mujer (animus).
ASPECTO MITOLÓGICO
Al abordar el modo de acción de Marte y su relación con la organización humana ya hemos
hecho una presentación del tema mitológico, que ahora ampliaremos.
Cuando en la Ciencia Espiritual se habla de fuerzas de Marte, no se establece una diferencia
entre los contenidos de la mitología griega y la romana; más bien se hace una síntesis de tan i n -
mensa riqueza de imágenes. Así entonces, y tal como lo hemos venido acotando, cuando nos re-
ferimos a Marte allí también conviven Ares y Hephistos.
Daremos ahora algunas características particulares de estos dioses legendarios:
• Ares es u n dios marcial griego procedente de Tracia y equiparado por los romanos con Mar-
te. Hijo de Zeus y Hera, se lo consideró la personificación de la pasión guerrera salvaje e indisci-
plinada. Homero empleó su nombre para designar la lucha, el golpe mortal o la guerra. Fue uno
de los doce grandes dioses del Olimpo, pero su culto se difundió poco en Grecia. Amado por
Afrodita, de esa unión nacieron Eros y Harmonía.
• Marte era el dios itálico de los campesinos, que en Roma se convir-
tió en dios de la guerra. Con Júpiter y Quirino fue uno de los más i m - .. cuando
portantes para los romanos. Se lo identificó con Ares, a quien superó
por su papel verdaderamente crucial en las batallas que el imperio ro-
mano daba en su ambición por conquistar el mundo. Tras innumera-
pronunciamos
bles victorias fue colocado en u n sitial de honor y acabó por ser padre
de Rómulo y Remo, o sea su propio ancestro. Celebraban su fiesta en
frases tales como
"una férrea voluntad"
marzo -Marte- y en octubre, o sea al comienzo y al final de las campa-
ñas militares; entonces los sabios -hermandades sacerdotales- bailaban
en su honor danzas guerreras ataviados con sus antiguos escudos, tra-
jes y mantos rojos. Marte tuvo varios templos en Roma, y le estaba de-
dicado el Campo de Marte en donde se reunían las asambleas solemnes
nos estamos refiriendo
a las fuerzas del hierro
del ejército. Por otra parte conservó sus antiguos rasgos de dios de los
campesinos, quienes le seguían ofreciendo sacrificios para asegurarse la
buena cosecha y la prevención de pestes en el ganado. Si remontándo-
nos a la cosmología hindú relacionamos la acción preservadora de Ve-
nus sobre lo creado con la imagen de Vishnú, podemos evocar aquí la
que activan
imagen de Shiva, el destructor, para comprender la polaridad de las
fuerzas de Marte y Venus. la voluntad del ío.
• Hephistos fue el dios griego del fuego, de la forja del hierro, de la artesanía, de la manufac-
tura y de las artes. Probablemente originado en Asia Menor, la sede más importante de su culto
fue la isla de Lemnos. Desde el siglo V I -a.C- fue venerado en Atenas, donde tuvo su templo. En
la mitología romana se lo asimiló a Vulcano. El mito griego lo hizo hijo de Zeus y Hera; Hephis-
tos quedó cojo desde que su madre lo arrojó al mar de donde Tetis y Eurinome lo rescataron pa-
ra luego criarlo. "La Odisea" menciona a Afrodita como su esposa, mientras que en "La Ilíada" lo
I a
PARTE

es Caris -personificación del donaire-; la belleza de ambas estaba en consonancia con las her-
mosas obras que él ideaba y realizaba. Se creía que Hephistos tenía sus talleres debajo de la tie-
rra, precisamente debajo del Etna, lugar donde llevaba a cabo sus obras maestras con la ayu-
da de los cíclopes -dioses de la segunda generación, hijos de Urano y Gea-: el cetro de Agame-
n ó n , la armadura de Aquiles, la cuadriga de Helios (Sol), y la gargantilla de H a r m o n í a , entre
otras. Cuando supo que su esposa Afrodita lo engañaba con Ares, la cazó con una red y la ex-
puso a las burlas de los dioses del O l i m p o .
El arquetipo que subyace en este personaje resulta interesante para analizar y proyectar al
hombre mismo:
- Su propia madre intenta matarlo: hay una polaridad amor-odio
que cada ser humano debe resolver en su vida. U n primer paso sería
el rechazo, otra situación más grave a ú n es el abandono, y una graví-
sima, ya sin retorno, lo constituye el i n t e n t o de dar muerte al h i j o .
Una madre que intenta matar a su h i j o ha llegado al extremo del
odio.
- Su esposa lo engaña: aquí no sólo es manifiesta la infidelidad, si-
no la ofensa como hombre y u n nuevo abandono por parte de la m u -
jer (para quien ya ha debido soportar que su propia madre intentara
matarlo).
- Es u n artesano brillante capaz de crear las formas más bellas
modelando el hierro con golpes certeros: la paciencia, la perseve-
rancia y el trabajo solitario en la fragua interior, pueden dar por resul-
tado la transformación del odio y desarrollar, en cambio, una exqui-
sita sensibilidad para dar a luz verdaderas obras de arte forjadas con
i|uestras manos, sutiles instrumentos de la v o l u n t a d .
Esta última alegoría significa que el hombre puede superar el odio
más intenso (el acto de la madre de Hephistos) y perdonar las ofensas
más grandes (el engaño de Afrodita) si trabaja en profundidad sobre
Ares, dios marcial griego. sí mismo (el interior de la tierra) mediante su férrea v o l u n t a d (el mar-
Urna funeraria etrusca con base t i l l o sobre el hierro candente) para dar a luz las obras de arte más her-
de bronce y cabezal de terracota. mosas (cualidades de la propia alma).
Cerca del 600 a C.
PREGUNTAS DEL

SÉPTIMO SEPTENIO

...I
•¿Qué cambios externos e internos has percibido •¿Estás en competencia con colegas más jóvenes
alrededor de los 42 años? ¿Estabas en una crisis? o con tus hijos?
¿Qué la produjo? •¿Te sientes creativo?
•¿Te has enfrentado con el miedo o con el cora- •¿Puedes vivir en armonía con tus nuevos valo-
je? res?
•¿Te sientes solo o apoyado? •¿Cómo coinciden verdad exterior e interior?
•¿Qué significa para ti el otro? ¿En la pareja, en el •¿Puedes tener nuevas metas de vida o fueron
trabajo? frenadas?
•¿Qué crees que puedes hacer por ellos? •¿Qué costumbres sientes que debes cambiar?
•¿Cómo es la relación con tu pareja? Si quieres seguir desarrollándote, ¿qué tienes
•¿Cómo es la relación con tus hijos? que hacer o dejar de hacer?
•¿Cumplen ellos tus esperanzas o expectativas? •¿Consigues donar los frutos de tu vida?
•¿Te has enamorado otra vez? ¿Cómo lo mane- •¿Sientes autenticidad en tu actuar o actúas toda-
jas? vía de acuerdo a normas y roles establecidos?
•¿Cómo manejas la disminución de tus fuerzas fí- •¿Has tomado nuevas tareas sociales o nuevos pa-
sicas? satiempos?
•¿Practicas deportes? •¿Qué talentos habías enterrado que ahora po-
•¿Cómo te manejas con la disminución de la gra- drías actualizar?
cia? •¿Has notado cambios especiales a los 48 años ?
•¿Sientes un vacío porque tus hijos son grandes? •¿Qué enfermedades o crisis psíquicas has teni-
¿Intentas atarlos a ti? do? ¿Accidentes, drogas, medicamentos, alco-
•¿Te sientes amenazado en el trabajo por los más hol, etc.? ¿Preguntas especiales relacionadas
jóvenes? con el sistema urogenital, músculos y órganos
digestivos?
•¿Te ocupas en cambiar tu método de trabajo,
desarrollar una nueva capacidad como guía pa- •¿Cómo se ha manifestado este Séptimo Septe-
ra transmitir tus conocimientos, cultivar suceso- nio en tu vida ulterior?
res?
OCTAVO SEPTENIO (49 A 56 AÑOS)

EL MAESTRO
T R A N S F O R M A C I Ó N C O N S C I E N T E D E L CUERPO ETEREO ( E S P I K I I U VIIAU

ETAPA DEL DESARROLLO M O R A L - L A F U E R Z A D E L A I M A G E N

EL REFLEJO D E J Ú P I T E R : LA S A B I D U R Í A

FUERZA ANÍMICA DEL PENSAR


EL PENSAR P U R O

EL NACIMIENTO DEL MAESTRO INTERNO


J74 I TRES CAMINOS PARA GUIAR EL DESARROLLO ESPIRITUAL
C A M I N O ORIENTAL

MÉTODO CRISTIANO

M É T O D O DE LA A N T R O P O S O F Í A

J5 j CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO


|75 I FUERZA PLANETARIA Y METAL CORRESPONDIENTE
¡77 | ASPECTO MITOLÓGICO
PREGUNTAS DEL OCTAVO SEPTENIO (49 A 56 AÑOS)

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T R A N S F O R M A C I Ó N CONSCIENTE D E L C U E R P O E T É R E O ( E S P Í R I T U V I T A L )
E T A P A D E L D E S A R R O L L O M O R A L - L A FUERZA D E L A I M A G E N
E L REFLEJO D E J Ú P I T E R : L A S A B I D U R Í A

En plena crisis de los 50, el hombre y la mujer se acercan a los umbrales de u n nuevo proceso.
Se trata de u n fenómeno sociocultural y familiar m u y fuerte que determina, drásticamente, la
transferencia a otro grupo social: el de la tercera edad, la edad madura o, peor aún, el de la vejez.
En la mujer el hecho biológico dominante se observa con el cese de su período menstrual o me-
nopausia. Claro está que dicho proceso será vivenciado individualmente de manera m u y diferen-
te según sea la preparación interior y la disponibilidad anímico-espiritual. En el caso del hombre,
un fenómeno biológico parecido se produce merced a los problemas de la próstata, aunque estos
no son inexorables en su aparición n i poseen igual jerarquía sociocultural que la menopausia co-
mo para que el varón se sienta marginado bruscamente de sus pares y atrapado por "la vejez". No
obstante, es considerable la cantidad de pacientes a los que este hecho asesta un duro golpe en su
madura juventud.
Radicalmente distinta es la actitud frente al climaterio, que comprende al hombre y a la m u -
jer. El climaterio ha sido estudiado minuciosamente en los últimos tiempos, pues con el aumen-
to del promedio de vida la población pasiva ha engrosado notoriamente las estadísticas especial-
mente en los países industrializados. Estos trabajos fueron desentrañando componentes endocri-
nos, neurovegetativos y psíquicos. Desafortunadamente, gran parte de las conclusiones a las que
se arribaron desemboca en alguna sustancia química que, al emplearla en el organismo humano,
reproduce los efectos producidos por la hormona o el neurotransmisor que ha comenzado natu-
ralmente a declinar por la edad.
Dicho en otros términos: se busca sustituir una parte del sistema, por ejemplo el funcionamien-
to de una glándula, sin tener en cuenta que esa glándula pertenece a una Totalidad que no se re-
duce al sistema endocrino sino que es vida, conciencia, sentimientos, voluntad, ideales; es decir,
pertenece a una Totalidad que se llama ser humano.
La investigación actual, en general, analiza cada vez más lo ultrapequeño, y el desarrollo y apli-
cación de soluciones parciales "para sentirse mejor" no brinda ninguna respuesta valedera a los i n -
terrogantes básicos del hombre de esta edad. El problema del climaterio masculino y femenino
no se resuelve en el plano químico-biológico, aun cuando algunas modificaciones en este senti-
do otorguen u n alivio pasajero a ciertos síntomas. Tampoco es una cuestión estrictamente psico-
lógica. Hubo que luchar mucho tiempo para que los factores psíquicos, que n i siquiera se men-
cionaban como causales o detonantes de enfermedad hace treinta años, fueran incorporados co-
mo tales ampliando así la visión mecanicista de la medicina y haciendo aceptable una interpre-
tación psicosomática de la enfermedad.
Pero también esta visión dualista es insuficiente para enfrentar los requerimientos anímico-es-
pirituales que cada vez se manifiestan con más fuerza en esta etapa de la vida. Se han dado res-
puestas al Cuerpo Físico en el terreno de la bioquímica; se ha dado respuesta a una parte del alma
en el ámbito de la psicoterapia... pero no hay respuestas para el espíritu en el plano trascenden-
te. Y éste es u n trabajo individual, de perseverancia y de elevación de la propia conciencia.
He aquí, precisamente, lo que se abre para el ser humano tras esta nueva crisis: la época cen-
tral de los tres Septenios del Espíritu. Lo que antes era una insinuación, en este octavo septenio
es una norma. Aquella vaga necesidad de una respuesta espiritual que empezó a ceñir el alma des-
pués de los 40, se transforma ahora en una presión constante sobre nuestras actividades cotidia-
nas. Es la etapa de la transformación consciente del Cuerpo Etéreo; es el reflejo del segundo septenio
-7 a 14 años-, cuando se consolidaba el incipiente Cuerpo Etéreo individual. Así como a los 7 años
se producía el nacimiento del segundo de los miembros esenciales del hombre, ahora hay que pre-
pararse para transformar ese Cuerpo Etéreo. Sobre la base de aquella estructura, hemos administra-
do la vitalidad del Cuerpo Físico y hemos adquirido poco a poco los hábitos y las costumbres; tam-
bién se fue plasmando el temperamento.
Recordemos que es mucho más difícil cambiar u n hábito o una costumbre-ámbito del Cuerpo
Etéreo- que modificar una cualidad anímica -ámbito del Cuerpo Astral-. Es más sencillo revertir una
I A
PARTE

tendencia egoísta -Cuerpo Astral- que el hábito de la crítica -Cuerpo Etéreo-.


A mayor sutileza de la organización suprasensible, mayor posibilidad de cambio; por el con-
trario, cuanto más nos aproximemos al Cuerpo Físico -máxima cristalización y mineralización de
la sustancia- más difícil se hará lograr la transformación de los Cuerpos. El Cuerpo Etéreo "vive" en
el Cuerpo Físico; en él se constituye durante el período embrionario y su existencia se extiende
aproximadamente hasta unos diez días más allá de la muerte física. Dijimos que los hábitos que
se fijan son m u y difíciles de erradicar; el Cuerpo Etéreo se presenta muchísimo menos "elástico"
que el Cuerpo Astral para intentar cualquier modificación. ¿Y cuál es el problema si esos hábitos
no se modifican en este septenio? La dificultad es doble:
• Por u n lado nos veremos impedidos de la necesaria maleabilidad durante esta vida para adap-
tarnos, para continuar nuestro proceso de aprendizaje.
• Por otro lado será muchísimo más duro atravesar las barreras de la muerte con ciertos proce-
sos incrustados y anquilosados en el Cuerpo Etéreo.
Cuanto mayor es la contaminación, mayor será la depuración necesaria: a este proceso espiri-
tual, percibido humanamente se lo denomina dolor. En el curso de la desintegración física llega
a su f i n la enfermedad: la putrefacción cadavérica arrasa con los restos orgánicos del extinto
Cuerpo Físico. La organización mineral que llamamos Cuerpo Físico, cuando es abandonada por el
Cuerpo Etéreo, se desintegra completamente en contacto con cualquiera de los estados de agrega-
ción de la materia: la tierra, el agua, el aire o el fuego.
El Cuerpo Etéreo liberado debe entregarse al éter cósmico, y cuanto más depurado se encuentre
más fácil será su reintegro al mismo.
(Merced a la existencia del Cuerpo Etéreo ha sido posible también desarrollar la facultad aními-
ca del pensar. En el seno de este Cuerpo permanecen almacenadas todas las representaciones que
los órganos de los sentidos han suministrado a la conciencia del Yo. El Cuerpo Etéreo, de natura-
leza solar, es u n verdadero archivo de imágenes de la vida vivida.)
Teniendo en cuenta la transformación consciente del Cuerpo Etéreo, es natural que en el octavo
septenio se produzca la culminación de la reflexión y el pensar, que no están ya exigidos por la
acción como en el período de 42 a 49 años.
Estas dos actividades tienen u n contenido distinto al del quinto septenio -28 a 35 años-. D u -
rante el nacimiento del alma racional, producto de la transformación inconsciente del Cuerpo Eté-
reo, se produce el m á x i m o acercamiento del Yo al alma, (gráfico 1)
Y en ese momento el individuo se transforma en u n Ser pensante que todo lo procesa a través
de la razón. Es u n alma que ha nacido de la superación de lo emocional, de la tiranía de las emo-
ciones; es u n alma que supera la ira y se sumerge en la verdad -Cuerpo Etéreo-.
Durante el período de 28 a 35 años, el ser humano defiende con todas sus fuerzas la cualidad
que se ha instalado como reflejo de la cercanía de ese Yo. El pensar es su propio soporte frente a
lo emocional que no ha podido aún tamizar.
Ahora, en el octavo septenio, la fuerza de la imagen es la fuerza del Cuerpo Etéreo transforma-
do; es la imagen que se visualiza internamente y se proyecta externamente, en especial para
quien ha logrado despertar su maestro interior y transmite sus enseñanzas.
Este es el septenio del desarrollo moral; una verdadera transformación del Cuerpo Etéreo trae apa-
rejada una profundización de lo moral. La moral no se fundamenta con sermones, ya que si esto
fuera posible no habría más inmoralidad sobre la Tierra. ¡Han sido tantas las oportunidades en
las que escuchamos bellísimas máximas de boca de tantos entusiastas predicadores!
Dice Rudolf Steiner: "Saber lo que hay que hacer, lo que es moralmente correcto, es lo que menos im-
portancia tiene en la cuestión moral; lo importante es que existan dentro de nosotros impulsos que, en
virtud de su poder interior, de su fuerza interna, se conviertan en actos morales, es decir se proyecten al
mundo exterior como realidad moral."
En los tres últimos septenios se hace cada vez más evidente la dualidad del ser humano. Pue-
de manifestarse u n hombre con predomino de apetencias y necesidades solamente materiales:
es el hombre que "duerme" o simplemente que "existe" y para el que la vida es una caja de sor-
presas, de casualidades ilimitadas, u n continuo esquivar obstáculos o u n aprovechar la ausencia
de ellos, sin que despierte en él la conciencia del aprendizaje que la vida ofrece. Pero también
puede emerger el otro hombre: aquél en el que germinaron las semillas sembradas durante el
EL MAESTRO

septenio anterior cuando era u n principiante en el camino espiritual, y ese proceso lo conduce
ahora al despertar de su maestro interior.
En esta pugna es fundamental el trabajo de autoconocimiento que cada uno haya logrado de-
sarrollar. La valoración de lo hecho podrá oscilar entre la satisfacción egoísta de u n deseo perso-
nal y la inquietud de saber si lo realizado puede servir a la humanidad. Ahora ya no importa lo
que el hombre quiera realizar sino lo que los otros necesitan de él. La creatividad se expande con
una cosmovisión de la Totalidad. Una nueva filosofía de vida se puede instalar. Una nueva con-
cepción espiritual del mundo puede aparecer. Es posible que se dé una transformación en ma-
dres o padres en el sentido de ser más comprensivos, amplios, seguros de sí mismos, y aún de
ejercer la maternidad o la paternidad de otros hijos que no sean los propios. La mujer, aceptada
su menopausia, puede sentir que una nueva vitalidad se hace presente acompañada por una re-
novada sensación de libertad, de poder ser ella misma, de proyectar. O puede sentir que ya es de-
masiado tarde para cambiar algo -tendencia depresiva-. Para el hombre, la situación se presenta
a veces más delicada porque generalmente su entormo de trabajo no ha cambiado y se le hace
difícil disminuir el r i t m o de la acción.
En el septenio anterior lo dominante era la acción de Marte. Dijimos
que había una acción externa -Ares- y una acción interna -Hephistos-.
Si se ha recorrido el camino de la fragua interior, el principiante se esta-
Ahora ya no importa
rá transformando en maestro; pero si no ha sido éste el camino y la ac-
ción sólo se ha canalizado hacia lo exterior, en u n organismo donde ha
mermado la vitalidad pueden desencadenarse problemas psicofísicos
lo que el hombre
quiera realizar
muy serios. El vacío que el hombre siente como preludio de una mayor
necesidad de diálogo interno puede ser confundido con soledad, con
un ancestral abandono o con una falta de sentido de la vida misma. Es
habitual que trate de compensarlo con más trabajo -adicción al traba-
jo- o con la intensificación de tratamientos revitalizantes que le prome- sino lo que los
ten hacerlo sentirse más joven. En nuestra cultura, el "sentirse bien" o
estar bien" a una cierta edad, está referido únicamente al bienestar f i -
sicobiológico medido por la cantidad de tiempo que se puede resistir
otros necesitan Je él.
un esfuerzo físico, la cantidad de kilómetros corridos diariamente o la
cantidad de relaciones sexuales semanales. Habitualmente el hombre
no se preguntará, porque realmente asusta, por el estado del alma: si se
La creatividad
se expande
ha logrado paz interior; si se ha meditado seriamente en c ó m o repercu-
tirá la propia muerte en los seres queridos; qué pasará con el verdadero
Ser (el mismo que piensa estos conceptos) a partir del abandono del
Cuerpo Físico; si se ha logrado transmutar el egoísmo básico de los pri-
meros años de la vida; o si se puede sentir al otro como verdadero her- con una cosmovisión
mano más allá de los lazos afectivos, la raza, el sexo, la religión o el n i -
vel social.
de la Totalidac.
FUERZA ANÍMICA D E L PENSAR

La transformación consciente del Cuerpo Etéreo, propia de esta época, trae aparejada una m o -
dificación sustancial del pensar; es oportuno, entonces, abordar este tema.
Se pueden observar tres características diferentes del pensar:
a) El pensar c o m o i n s t r u m e n t o c o t i d i a n o de c o m u n i c a c i ó n .
El trabajo de los sentidos apenas alcanza u n m í n i m o nivel de conciencia. Esta conciencia de
vigilia es saturada con información desordenada proveniente de u n m u n d o agresivo y caótico;
hay una intromisión del mundo exterior en nosotros sin que podamos oponer resistencia.
El pensar se convierte así en una seudocomunicación cotidiana utilizada para la sobreviven-
cia. Esta tarea pasiva del hombre determina una consecuente debilidad del Yo.
b) El pensar c o m o m e r o subdito del deseo.
La función del pensar sucumbe a la emoción. La construcción del pensamiento se lleva a ca-
bo sobre la matriz del deseo, lo que le otorga al sentimiento la consistencia y estructura que és-
te no posee.
El deseo puede ser consciente o inconsciente y dar origen a las más bellas concepciones inte-
lectuales para justificarse.
I A
PARTE

c) E l pensar como acto cognocitivo.


Este nivel del pensar exige la ampliación de la capacidad de los sentidos. Irrumpe la voluntad
de conocer; salgo de mí mismo hacia el mundo para conocer la realidad física y aún trascender-
la. Es un trabajo activo, plenamente consciente del hombre, que fortalece su Yo.
Es necesario, entonces, comprender algo más sobre la esencia del pensar.
La diferencia entre pensar y pensamiento es que éste último es u n producto, algo concluido;
mientras que el pensar es la actividad misma, el movimiento, el trabajo interior. Aprender có-
mo pensar es diferente de aprender qué pensar. Profundizando en el cómo, se logra esa versa-
tilidad y vitalidad que hace posible lo que se llama pensamiento libre.
Cuando el qué pensar domina al cómo pensar, la enseñanza se transforma en dogma, sea és-
te filosófico, político, religioso o científico. Q u é cosa pensar o qué cosa debe ser pensada aho-
ga y esteriliza al cómo, al pensamiento libre: se obedecen y repiten fórmulas y recetas sin com-
prenderlas y se anula la experiencia del c ó m o . La formación del pensar no es formalización del
pensamiento, tampoco es información de lo ya pensado n i repetición mecánica de ideas ajenas.
La diferencia entre cómo y qué, es esencialmente la diferencia entre lo que cobra forma en
uno mismo y lo que recibimos ya formado.
He aquí la diferencia entre vivencia e información.

E L PENSAR P U R O :

En el pensar puro encontramos dos formas de expresión que surgen en realidad de la misma
fuente, y son: la Intuición profunda y la Actividad matemática.
• La Intuición profunda, o sabiduría preconsciente, es natural del hombre primitivo (dada la
particular disposición de sus miembros esenciales).
Es pura y objetiva; consiste en el descubrimiento de las leyes lógicas que se ocultan tras la Na-
turaleza, el Cosmos y el Hombre mismo. Pero el aprender a diferenciar, distinguir o discriminar,
es sólo una parte del proceso; su cultivo unilateral puede producir estragos en la persona.
• La Actividad matemática es necesaria para equilibrar la tendencia anterior.
La capacidad de interrelacionar, de percibir interconexiones e interligazones es el camino ha-
cia la inteligencia.
El Todo es la referencia fundamental para comprender la interrelación sinfónica de las partes.

E L NACIMIENTO D E L MAESTRO INTERNO

En este septenio hay dos temas centrales: el primero se refiere al despertar del maestro interno
y el segundo a la enseñanza. Ambos están indisolublemente unidos por su esencia.
El período de 49 a 56 años es el señalado para la aparición del maestro interior. Se dan las con-
diciones para que el trabajo interno pueda ahora hacer fructificar este aspecto. A partir del sep-
tenio anterior -42 a 49 años- ya se produce una marcada sensiblidad en la persona para que se
lleve a cabo este proceso, y es entonces cuando se da el comienzo de los tres Septenios del Espí-
ritu.
Ya lo dijimos: en este período puede haber una oscilación entre u n hombre dormido que sim-
plemente vive, fácil presa de u n materialismo dominante -lo denominaremos caso A-, y u n h o m -
bre despierto que trabaja sobre sí, que puede proyectarse a una búsqueda espiritual -caso B-.
En el caso A, el impulso destinado a descubrir al maestro interior puede iniciarse conociendo a
una persona capacitada para guiar una enseñanza espiritual. Este encuentro se puede eclipsar si
el individuo no ha superado aún la competitividad, la envidia o los celos. Si su proceso personal
no cambia ese rumbo, se irá cerrando su alma cada vez más a los nobles impulsos espirituales
propios de este septenio. No obstante, en algún momento puede reaccionar tratando de buscar
una apertura a la cuestión de su desarrollo interior, y frente a la aparición del ser adecuado para
cumplir tal cometido plantearse a sí mismo: ¿de qué me sirve escuchar a otros hablar del m u n -
do espiritual si yo mismo no lo puedo ver?
"Esto es una modalidad del egoísmo que se caracteriza por la falta de confianza y el rechazo de la ex-
periencia", dice Rudolf Steiner.
En el caso B se presentan dos alternativas según sea la debilidad o la fortaleza de la constitu-
EL NACIMIENTO DEL

MAESTRO INTERNO

ción anímico-espiritual de la persona y su karma. Estas alternativas son:


1) Necesidad de pertenencia -organizaciones secretas, sectas, etc.-. Es el caso de personalidades
débiles que se entregan mansamente a una ideología autoritaria, o por el contrario de caracteres
violentos con álgidos descontroles emocionales que encuentran en el dogmatismo y el fanatis-
mo su posibilidad de expresión. Entre los episodios siniestros de este tipo, el fanatismo puede
culminar en el suicidio masivo de los integrantes de una secta, como la matanza en el seno de
la Orden del Templo del Sol, Lausana, Suiza (1994); la autoinmolación de los seguidores de Da-
vid Koresh, en Waco, Texas (1993); o el suicidio de los fieles del Templo del Pueblo liderados por
Jim Jones en Guyana (1978). Estos ejemplos de resonancia mundial obedecen a procesos com-
plejos en los que se reinstala por u n lado el pensamiento mágico, y por otro lado el antiguo cri-
terio de autoridad medieval sin discriminación n i elaboración del pensar.

El criterio de autoridad admitía que lo dicho por la Iglesia, o Aristóteles, era verdad por
el sólo hecho de que tales autoridades l o afirmasen; que ciertos autores, ciertos libros o
instituiciones n o podían equivocarse. De manera que bastaría citarlos para enunciar la
verdad eximiéndose de cualquier explicación o crítica ulterior. U n hecho concreto se dio
cuando Copérnico publicó su "De revolutionibus orbium caelestium" ("Acerca de las revo-
luciones de las esferas celestes"), en 1573, en donde enunciaba la tesis según la cual la Tie-
rra gira alrededor del Sol -heliocentrismo: se le objetó que la teoría era falsa porque en la
Biblia (Josué X, 12-13) está dicho que Josué m a n d ó detener el Sol y si lo m a n d ó detener
quiere decir que es el Sol el que se mueve y no la Tierra. En 1616 la Iglesia condenó la obra
de Copérnico.

2) Reconocimiento del verdadero maestro: el individuo logra despertar su asombro, aprende a


escuchar y a pensar, confía y encuentra la paz interior.
"Los oyentes que brindan su confianza de esta manera al gurú gradualmente se harán poseedores de
ese conocimiento." (Rudolf Steiner, Stuttgard, 02/09/1906)
Resumiendo:
En el caso A: El rechazo, la soberbia o el egoísmo determina la imposibilidad de entrega y la
anulación de u n posible despertar.
En el caso B: 1) se hace muy intensa y a veces irreparable, la depen-
dencia, el sometimiento y la anulación de sí mismo. 2) confianza y en-
trega al maestro; discriminación apoyada en el saber escuchar y en la
Ese maestro que
no enajenación del pensar. U n verdadero maestro alentará siempre es-
ta última opción para ayudar al crecimiento y emancipación del discí- lia despertado
pulo.
Sin embargo, el tema realmente trascendente de esta etapa no se re- es el arquetipo
fiere a los vaivenes exteriores de la vida. Estos pueden incluir la viven-
cia d t episodios exóticos o pesadamente rutinarios, la aparición de per- de lo humano-
sonajes relevantes como son los maestros externos o la pérdida de los
mismos, situaciones trágicas o momentos de encantadora dulzura... pe-
ro el destino en sí mismo no es lo importante, sino qué hemos logrado
Maestro es el que
hacer con ese destino: ¿Qué enseñanza nos dejó? ¿Qué ha germinado
en nosotros?
puede cambiar
Y ahora sí podemos hacernos la pregunta clave del septenio: ¿Ha des-
pertado nuestro maestro interior?
a los otros.
Esta suerte de éspejamiento de la vida vivida que presentan los septe-
nios, trae aparejado el nacimiento del maestro dentro de nosotros mis-
Su despertar en
mos: aquel alumno de 7 a 14 años ocupa ahora el lugar del maestro de
49 a 56 años. Si aquel niño vivió realmente la autoridad amada en su co-
nosotros hace verdad
razón, hoy podrá dar a luz al verdadero maestro interior. Los pies alados
de Mercurio -Hermes- se han transformado en el majestuoso porte de la promesa tácita
Júpiter -Zeus-. Mercurio creció, golpea a la puerta del cielo y Júpiter se
hace presente derramando la sabiduría de la madurez. de reunificación,
Ese maestro que ha despertado es el arquetipo de lo humano. Maestro
es el que puede cambiar a los otros. Su despertar en nosotros hace ver- de reencuentro
dad la promesa tácita de reunificación, de reecuentro con el sí mismo.
Su nacimiento equilibra la dualidad, él está más allá de las antinomias con el sí mismo.
1" PARTE

amor-odio, alegría-sufrimiento, esencia-existencia. El maestro es la experiencia real más el ejer-


cicio de transformación. Satisface la nostalgia primitiva de ser intermediario entre Cielo y Tie-
rra. Lo que el maestro tiene de sobrenatural es que suma a la experiencia del saber humano una
fuerza activa de evolución.
Y la consecuencia directa de haber vivido plenamente aquella autoridad amada le da ahora
al hombre la cualidad y la posibilidad del enseñar como ideal, de aconsejar con amor, de irra-
diar su luz y de ser u n ejemplo perenne.

T R E S CAMINOS PARA GUIAR E L DESARROLLO ESPIRITUAL

Reiteradamente se habla del camino espiritual pero no suele hacerse hincapié en algunos pe-
ligros que dicho desarrollo puede acarrear. El ser humano, debido a que su Cuerpo Astral vive
en su corporalidad, no está sujeto a pasiones demasiado groseras. Pero al comenzar u n trabajo
interior sin la guía de u n método equilibrado, puede separarse bruscamente el Cuerpo Astral del
Cuerpo Físico quedando abandonado este último a sus propias características y pudiendo con-
ducir a todo tipo de excesos.
Quien penetre el desarrollo oculto sin haber dedicado especial cuidado al desarrollo de las
cualidades morales, puede exhibir ciertos rasgos que como hombre ordinario ya podría haber
superado y tornarse iracundo, vengativo o mentiroso; es decir, reaparecer en forma violenta ca-
racterísticas de la personalidad que ya se habían suavizado. Esto también puede sucederle, dice
Steiner, "a quien, sin el correspondiente desarrollo moral, sea absorbido excesivamente por las sabias
enseñanzas de la Teosofía."
Cuando u n individuo comienza a sentir las demandas del mundo espiritual en lo profundo
de su alma, empieza la búsqueda. Esta búsqueda suele abrirse paso a través de dos vías esencia-
les: el dolor y la imperiosa necesidad de conocimiento. (Esta última vía difiere notoriamente de
la mera curiosidad, que no desarrolla en sí misma ningún aspecto de la voluntad.)
Es m u y lógico, dada la formación que se recibe actualmente, que una persona posea una cier-
ta cautela, a veces teñida de escepticismo, frente a fenómenos paranormales, hechos inexplica-
bles o lecturas esotéricas. Esta actitud cambia radicalmente cuando toda aquella información se
impregna de la vivencia del hecho en sí. Se produce entonces el pasaje de ciertos contenidos
del intelecto al ámbito de los sentimientos, y también es posible que sea convocada la v o l u n -
tad. Para que el recorrido arribe a buen puerto se hace necesario que alguien colabore en el
aprendizaje. Dice Rudolf Steiner: "...se necesita de un guía que, al penetrar el desarrollo oculto, le ex-
plique al novato cómo se relacionan las cosas y cómo orientarse al respecto. En ello estriba la necesi-
dad de encontrar un maestro en quien pueda confiar estrictamente." (Suttgart, 02/09/1906)
Agreguemos a estas sabias palabras que cuanto mayor sea el equilibrio del discípulo, mayor
será la posibilidad de descubrir al maestro. No serán vanos los esfuerzos destinados a lograr la
armonía interior, conciencia del propio cuerpo, dominio de las emociones y apertura a la ma-
nifestación del espíritu.

• CAMINO ORIENTAL:

Ha sido m u y difundido en Occidente en estas últimas décadas, debido a la acuciante necesi-


dad del hombre de desprenderse de las garras de u n materialismo voraz. Se lo reconoce con el
nombre genérico de yoga -unión con lo absoluto-. Es u n sistema filosófico-espiritual antiquísi-
mo, de origen hindú, que plantea el reencuentro con Dios a través de la meditación, la entre-
ga y la renuncia personal al mundo material, y existen innumerables variantes según sea el t i -
po de yoga de que se trate.
Lo que caracteriza al camino oriental es la presencia de un iniciado que vive en el plano físi-
co y actúa como gurú o maestro de la persona que se entrega a él en forma absoluta. Es de gran
importancia que el discípulo logre suprimir enteramente su propio Ser y lo entregue al gurú,
quien ha de sugerir, incluso,- toda iniciativa a seguir.
"Esta renuncia completa del propio ser se presta para la mentalidad hindú, pero no es indicada para
la cultura europea." (Rudolf Steiner)
(Debemos hacer una disquisición con respecto a otro camino oriental, de origen chino y sig-
nificativamente diferente del mencionado, que obedece al pensamiento de Confucio exotérica-
mente y de Lao Tsé esotéricamente, y cuya base es el Tao.)
TRES CAMINOS PARA GUIAR

EL DESARROLLO ESPIRITUAL

El maestro
• MÉTODO CRISTIANO:

Aquí es suplantado el gurú individual por el gran maestro que es Je-


sús-Cristo. Todos pertenecen a Él; la sensación de ser Uno con Él reem-
plaza la oriental entrega a u n gurú encarnado en el plano físico. El ya no es el guía sino
adepto depende también en este camino de u n guía espiritual, aun
cuando éste no posea la jerarquía del gurú; el aspirante será guiado ha-
cia el Cristo por u n representante terrestre, por u n ministro de Dios.
el consejero que da
La palabra "pontífice" -ponti-fex- significa precisamente eso: el puente.

• M É T O D O ROSACRUZ:
las instrucciones para
Este camino permite al discípulo gozar de una mayor indepen-
dencia. El maestro ya n o es el guía sino el consejero que da las ins-
la disciplina interior,
trucciones para la disciplina interior, a la vez que procura u n deci-
dido desarrollo del pensar. a la vez que procura
un decidido desarrollo
El discípulo que ha recibido inicialmente la orientación del con-
sejero, aprende a encaminarse según su propia razón. Para quienes
deseen investigar en p r o f u n d i d a d este tema sugiero la lectura de la
Conferencia X I V dada por Rudolf Steiner el 6-6-1907 y que aparece
en la edición titulada: "Teosofía Rosicruciana". del pensar.
Siempre es útil recordar qué significa el pensar para la Ciencia Espiritual: mientras el Ser vive
en el plano físico percibe con los sentidos físicos lo que se halla en ese plano. Asimismo, las
percepciones astrales son válidas para el plano astral y las percepciones espirituales lo son tam-
bién para dicho plano. Cada plano posee su forma específica de percepción, pero hay una acti-
vidad que es el pensar lógico y que atraviesa todos estos mundos. La lógica es la misma en los
otros planos. Por lo tanto, en el plano físico se puede aprender algo que es válido para todos
los niveles: éste es el método observado por la disciplina antroposófica cuando insiste en culti-
var preferentemente el pensar valiéndose de los recursos de este plano. El fortalecimiento se ad-
quiere al aprender las verdades teosóficas o a través de prácticas espirituales. (Para una profun-
da ejercitación pueden estudiarse textos como "Verdad y Ciencia" y "Filosofía de la libertad",
ambos de Rudolf Steiner, que están escritos deliberadamente de tal modo que el pensar así
adiestrado puede operar, con absoluta seguridad, en los planos más elevados.) De esta manera,
el maestro ocupa el lugar de amigo y consejero del discípulo y éste se educa según su propia ra-
zón, la mejor maestra.

Señala Steiner que entre los europeos el método cristiano es el indicado para los más emoti-
vos; pero quienes se han distanciado de la Iglesia y se apoyan más en la ciencia debido a la cual
fueron arrastrados a la duda, progresarán mejor por el camino rosacruz.
En el umbral de la ciencia espiritual, Conferencia X I I , 2-9-1906

Los tres caminos mencionados pueden haber sido emprendidos independientemente en dis-
tintas encarnaciones, e inclusive pueden ser complementarios en la formación alcanzada por el
aspirante al desarrollo espiritual. También es posible que alguien nacido en la cultura occiden-
tal pueda sentir, en algún momento, una gran atracción por el camino oriental, y que esto se
deba a u n camino n o concluido en una experiencia anterior o a una fuerte reverberación de
aquella experiencia mística. Por eso es tan importante el extremo cuidado que Rudolf Steiner
pone constantemente en el respeto por la espiritualidad ajena, a p u n t o tal que la posibilidad de
abdicar de nuestras propias convicciones cuando sea menester, para vivenciar fraternalmente
la religión del prójimo es índice de u n elevadísimo rango espiritual. No olvidemos que el ape-
go o la pertenencia a una determinada religión se desprenderá totalmente en el camino que el
espíritu sigue en cada proceso de excarnación, permitiéndole de tal modo según la necesidad
de experiencia, la elección de su próxima fe religiosa.

CARACTERÍSTICAS GENERALES D E L SEPTENIO

Este es el septenio regido por Júpiter. Lo dominante es la fuerza de la imagen. Es el septenio de


la transformación consciente del Cuerpo Etéreo en espíritu vital.
Reiteramos, en el espejamiento de la biografía se da aquí la correspondencia con el segundo
septenio: a los 7 años el niño se hace alumno; ahora, a los 49, el hombre se transforma en maestro.
P PARTE

Esta transformación es mucho más profunda que las anteriores; lo que se profundiza son las cos-
tumbres y el temperamento, arraigados ambos en el Cuerpo Etéreo. Si de los 49 a los 56 años no se
consiguen modificar los hábitos que se instalaron de los 7 a los 14, es m u y posible que el ser h u -
mano los lleve consigo más allá del umbral de la desaparición física. Cuando alguien, haciendo ga-
la de una ilusoria fortaleza, dice por ejemplo "soy así y no voy a cambiar más", sólo consigue tornar
más rígidos sus hábitos prematuramente en todos los ámbitos de su Ser, tanto físico como aními-
co, lo que es mucho más grave aún. En este período el Cuerpo Etéreo es tan fundamental como lo
es en el segundo septenio, aunque de otra manera. Transformar el Cuerpo Etéreo (hábitos relaciona-
dos con el Cuerpo Físico o con la claridad del pensar) es mucho más difícil que la metamorfosis de
una cualidad anímica -por ejemplo, el egoísmo-.
El conocimiento intelectual puede ahora transformarse en sabiduría: así como a los 7 años el hom-
bre empieza a aprender, ahora puede enseñar.
Hay dos posibles crisis en este septenio:
• Intentar mantener la actividad del período anterior -42 a 49 años-.
• "Sumergirse" en el Cuerpo Etéreo sin transformarlo y, como éste ya no tiene la vitalidad de los 7
a los 14 años, tratar de rejuvenecerlo artificialmente mediante la cirugía plástica, los cosméticos y
otras prácticas de moda, entablando así una lucha estéril contra el deterioro físico e ignorando la v i -
da espiritual -religiosa- y el desarrollo artístico, ambas actividades de incalculable valor para transi-
tar este período.
Júpiter, esencia de la sabiduría, envía a los hombres la curación por intermedio de Mercurio. Cuan-
do se unen Júpiter y Mercurio, la sabiduría de la vejez se transforma en terapéutica.

FUERZA PLANETARIA Y METAL CORRESPONDIENTE

Nuestras observaciones nos llevan ahora a una elevada región espiritual: la esfera planetaria de Jú-
piter. Nos encontramos en el dominio de las fuerzas de la forma. La esencia de estas fuerzas brinda la
imagen del hombre que conocemos y reconocemos como tal; o sea, lo que percibimos externamen-
te de u n ser humano es obra de Júpiter. La belleza apolínea del cuerpo humano propia de las esta-
tuas griegas está ligada directamente a él.
La solidez de Saturno, exhibida duramente en nuestro esqueleto, necesita de la plasticidad de Jú-
piter para que la forma humana se exprese como vehículo de las manifestaciones anímicas. El esque-
leto necesita revestirse de músculos, ligamentos y articulaciones para abandonar su rigidez ances-
tral; aquello que denominamos partes blandas en el lenguaje corporal corresponde a la esencia mis-
ma de Júpiter. En la adquisición de la forma humana están involucrados, para alcanzar la armonía
arquetípica correspondiente, el tejido adiposo y el de sostén.
La huella de Júpiter en la Tierra se halla presente en el estaño. El stanun es la densificación de las
fuerzas espirituales que estamos describiendo. Así como el alfarero trabaja la arcilla o la tierra con sus
manos y el agua, así las fuerzas del stanun necesitan del líquido para modelar la sustancia viva -ac-
ción del Cuerpo Etéreo-. El stanun es el elemento imprescindible para que el estado líquido adquiera
consistencia. En términos físico-químicos, se transforma el elemento líquido en u n gel: el estado sol
es metamorfoseado paulatinamente en el estado gel -plasticidad de los coloides-.
Si obervamos la masa hepática, el líquido sinovial o las serosas, podremos tener una imagen ma-
ravillosa de la acción de las fuerzas de Júpiter.
Y a continuación surge la pregunta: ¿Cuál es el destino de estas fuerzas cuando finalizan su traba-
jo de modelado?
Esta es la segunda fase del proceso planetario que conocemos con el nombre de Júpiter: después
de haber formado los órganos para el movimiento, ellas deben impulsar el movimiento mismo. La mo-
vilidad está directamente vinculada con la constitución de las articulaciones, el funcionamiento de
los cartílagos articulares, la precisión del desplazamiento de los discos intervertebrales, la elasticidad
de las cápsulas articulares, la perfecta elongación y sincronización de músculos y ligamentos.
Ahora sí la forma podrá expresarse armoniosamente estableciendo u n ritmo que oscila entre la re-
cuperación de la forma y su movimiento. Esta relación entre fonna y movimiento se manifiesta en los
procesos de percepción de aquellas formas. La sensación habitual es que las percibimos mediante el
sentido de la vista, lo cual es erróneo ya que a través de la vista sólo percibimos el color. Para captar
una forma debemos seguir su contorno, y aquí interviene, generalmente de manera inconsciente,
el sentido del movimiento. Los ojos se pasean por el objeto observado como si lo acariciaran. Un
ASPECTO ir II II

MITOLÓGICO JL/ /

ejemplo más claro lo dan los gestos que hacemos con nuestras manos para describir u n objeto con
los ojos cerrados; los movimientos que realizamos son muy semejantes a los que necesitaríamos ha-
cer para modelar ese objeto.
El proceso detallado es la expresión polar con respecto a las fuerzas de Mercurio mencionadas en
el segundo septenio, cuando ellas dominaban las corrientes líquidas y a cuyo enlentecimiento se de-
be la condensación de la forma (-trabajos de Schwenk-).
Trasladando los conceptos desarrollados a la práctica médica de orientación antroposófica, encon-
tramos que indudablemente el stanun es de imprescindible uso en todos aquellos procesos articula-
res que llevan a una alteración de la forma: anquilosis, deformación articular o degeneración óseo-
articular. En el caso del hígado, el stanun beneficiará enormemente cualquier patología que tienda
a producir fenómenos de esclerosis o endurecimiento del tejido hepático. En términos generales, sta-
nun resulta de suma utilidad en los casos en que u n órgano blando tiende a perder su forma debido
a un proceso inflamatorio o a un edema: tratará siempre de ayudar a recuperar la configuración nor-
mal. Por este motivo se lo usa en derrames pleurales, pericarditis o ascitis, y también en hidroartro-
sis administrándolo en forma inyectable en la misma zona física del proceso. Naturalmente, en la
praxis médica antroposófica no se utiliza una sustancia aislada para tratar u n problema, sino que se
unen varias de ellas para equilibrar y encauzar el proceso mórbido. Todas provienen de los tres rei-
nos de la naturaleza, ya que el hombre es, también, parte de la naturaleza.
Queda otro aspecto por considerar y es el relativo al sistema nervioso.
Mitológicamente, Júpiter es la fuerza planetaria de la sabiduría y así está
ligado a la correcta conformación del cerebro físico; sin esta fuerza no po-
Cuando alguien,
dríamos desarrollar u n sano pensar. Stanun se administra en enfermeda-
des neurológicas que se acompañen de u n daño en el sistema nervioso haciendo gala de
central, como es el caso de las enfermedades degenerativas. Todo lo desa-
rrollado respecto de las fonnas en el plano físico, puede ser considerado
también para el plano del psiquismo: síntomas, tales como la imposibili-
una ilusoria fortaleza,
dad de concentrar la atención, la dispersión de ideas, la imposibilidad de
construir pensamientros apropiados ante determinadas situaciones, los
pensamientos "pequeños", etc., pueden ser tratados con stanun en sus di-
dice por ejemplo
ferentes dinamizaciones.
"soy así y
ASPECTO MITOLÓGICO

Se trata ahora de recordar a Zeus, hijo de Kronos y Rea, dios indoger- no voy a cambiar más",
mano de los cielos. Zeus pertenece a la tercera generación de dioses, es
uno de los pocos cuyo origen se da por demostrado y en la saga griega
ocupa u n lugar descollante. Está vinculado con casi todas las divinida-
sólo consigue tomar
des del Olimpo, ya sea como padre, esposo o amante. Su descendencia
fue numerosa; cualquier linaje que se preciara como tal en Grecia siem-
pre luchaba por colocar a la cabeza de sus orígenes a u n ancestro del
más rígidos sus hábitos
divino Zeus. Creció sin que su padre supiera de él; pero cuando llegó el
momento enfrentó a Kronos y lo obligó a vomitar a todos sus herma- prematuramente
nos. Con ellos compartió entonces la soberanía del universo: a Posei-
dón le dio los mares y a Hades los infiernos (aquí los infiernos se refie-
ren a las profundidades de la Tierra). Sus hermanos Demeter y Hera
en todos los ámbitos
de su Ser
también fueron devueltos a la vida por su intervención; Hera, eterna-
mernte celosa, aparece muchas veces como la única esposa legítima de
Zeus.
En las concepciones más antiguas se lo presenta como u n dios climático o atmosférico; osten-
taba todo el poder de la natulaeza en sus manos, de él partían los rayos y truenos (la divina có-
lera de Zeus) que conmovían a los humanos y a los propios dioses. Era el custodio de las costum-
bres y el orden, del derecho y la libertad; su imagen fue creciendo hasta convertirse en el padre
de familia de los dioses, y también de los humanos por cuya protección velaba. Era protector de
los extranjeros, a quienes brindaba hospitalidad; escuchaba las oraciones de los devotos y acep-
taba los sacrificios expiatorios. Su presencia ocupó todos los intersticios de la vida griega.
Representó una cierta corriente monoteísta que se centró en su figura. Uno de los sitios predi-
lectos para su adoración fue Olimpia, en donde había existido u n antiquísimo oráculo. Allí mis-
mo se celebraban, en su honor, los recordados Juegos Olímpicos. La estatua de Zeus, tallada en
mármol por Fidias y considerada una de las siete ma-
ravillas del m u n d o , fue levantada en su m a g n í f i c o
palacio.
La versión romana hereditaria de la mayor parte de
los atributos de este dios indogermano es Júpiter. (El
nombre "Iupiter" proviene del latín "Diespiter" y signi-
fica "Padre de la luz".) De gran influencia en la vida
romana como dios de la atmósfera y del clima, J ú p i -
ter también dominaba el rayo, el trueno y la l l u v i a , y
era el guardián del orden y las costumbres. C o m o
custodio del derecho protegía especialmente el ma-
t r i m o n i o y los juramentos. Venerado en el C a p i t o l i o ,
constituía el ideal estatal de los romanos. Con Juno
(diosa joven que representaba la gran fuerza v i t a l de
la mujer) y con Minerva (diosa itálico-etrusca de los
artesanos, poetas, maestros y médicos), formaba la
tríada del arte bajo cuya i n v o c a c i ó n los romanos ce-
lebraban una serie de actos oficiales: declarar la gue-
rra, publicar los pactos internacionales o recibir los
Zeus, dios supremo de los griegos.
cortejos de generales triunfantes. Junto con Marte y
El fragmento lo representa con un rayo
combatiendo a un gigante, Q u i r i n o , Júpiter fue considerado u n o de los dioses
que pretende arrebatarle su poder. más importantes de Roma.
PREGUNTAS DEL

OCTAVO SEPTENIO

PREGUNTAS DEL OCTAVO SEPTENIO (49 a 56 años)


•¿Cómo fue el peso del a ñ o 49? •¿Cómo te sientes con personas más jóvenes?
•¿Encontraste un nuevo rumbo de vida? •¿Conduces tu vida a r m ó n i c a m e n t e , equilibrada-
•¿Eres a ú n flexible, estimulable, o esclerosado en mente, o te falta algo?
lo físico, a n í m i c o y espiritual? •¿Cómo manejas tu sexualidad?
•¿Cómo entregas tu experiencia de vida a otros? •¿Cómo fue la segunda mitad de los 56 (o sea los
¿Enseñas sin obligar? 55 y medio, tercer nodo lunar)? ¿ C a m b i o s exte-
•¿Pudiste conformar tus fuerzas organizativas y riores e interiores? ¿Y a los 60 a ñ o s (Júpiter-Sa-
directrices dejando libres a tus colaboradores? turno)?
(Aptitudes sociales de colocar al hombre correc- •¿Qué enfermedades, crisis psíquicas, accidentes,
to en el lugar correcto.) tuviste? ¿Drogas, medicamentos, adicciones?
•¿Cuáles tareas humanas genuinas te llegaron? •¿Preguntas especiales dirigidas al c o r a z ó n , pul-
¿Cuáles nuevas has asumido? m ó n , hígado?
•¿Cuáles nuevas metas, ideales, intereses, pudiste • Como mujer, ¿ c u á n d o y c ó m o fue la menopau-
realizar? ¿Cuáles nuevos se agregaron? sia?
•¿Te sentiste al u n í s o n o con tu moral o tu ética? •¿Cómo influyó este Octavo Septenio en la fases
•¿Qué costumbres has cambiado? ulteriores de tu vida?
•¿Tienes a l g ú n afán espiritual o religioso?
N O V E N O S E P T E N I O (56 A 63 AÑOS)

EL SABIO

TRANSFORMACIÓN CONSCIENTE DEL CUERPO FISICO (HOMBRE ESPIRITU)


ETAPA DEL DESARROLLO MÍSTICO - LA REALIZACIÓN
EL REFLEJO DE SATURNO: EL RECUERDO CÓSMICO

EVOLUCIÓN DE LA SEXUALIDAD

CONCIENCIA DE LAS FUNCIONES


ANÍMICAS: PENSAR, SENTIR Y ACTUAR

C A M I N O A LA SABIDURÍA

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO

"PEQUEÑA" M E M O R I A Y "GRAN" M E M O R I A

FUERZA PLANETARIA Y METAL CORRESPONDIENTE

ASPECTO M I T O L Ó G I C O

ASPECTOS PSICO-ESPIRITUALES DEL M I T O DE KRONOS

PREGUNTAS DEL NOVENO SEPTENIO (56 A 63 AÑOS)


NOVENO SEPTENIO (56 A 63 ANOS)

oEL SABIO*
T R A N S F O R M A C I Ó N CONSCIENTE D E L C U E R P O FÍSICO ( H O M B R E - E S P Í R I T U )
E T A P A D E L DESARROLLO M Í S T I C O - L A R E A L I Z A C I Ó N
E L REFLEJO D E S A T U R N O : E L RECUERDO CÓSMICO

Estamos ahora en el umbral de una nueva crisis muy especial dado el grado de conciencia que
puede alcanzar el hombre a esta edad. La crisis se puede manifestar en el ámbito de lo humano
o de lo espiritual. En el primer caso, la crisis humana se puede producir como corolario de una
vida poblada de desaciertos, o equivocaciones que no han podido ser reparadas. El ámbito de es-
ta manifestación es el referido a los vínculos: pareja, padres, hermanos, amigos, compañeros de
trabajo; o sea la sociedad toda en la que se desarrolla cada biografía. Sobrellevar estas situacio-
nes conflictivas suele demandar u n gran esfuerzo, y de no resolverlas una incipiente depresión
puede ser la consecuencia. Desde el punto de vista psicológico, a esta edad es necesario alcanzar
la suficiente maduración para aceptar críticas y errores, ya que si no se ha logrado reconocer en
su justo valor al sí mismo -autoestima- y a los otros -respeto- es m u y probable que la persona se
precipite hacia una zona oscura, de eternos reclamos no satisfechos, saturada de una "incom-
prensión del mundo" y de u n ejército de culpables por "tan desgraciada existencia".
En el caso de la crisis espiritual, ésta se produce por una apertura de conciencia, por u n des-
pertar del espíritu que denominamos fase mística de la evolución: el individuo siente u n llamado
imperativo de ciertos impulsos espirituales que no logra concatenar con la vida llevada hasta el
presente. Estos impulsos pueden obedecer a ideales tales como la verdad, la fraternidad, la justi-
cia o la libertad.
El espíritu humano encarnado es sensible, en este período de la vida, a la acción de la fuerzas
espirituales de Saturno y con ellas al recuerdo cósmico de la realidad esencial del Ser. Las sucesi-
vas encarnaciones van dejando en el espíritu su huella, y cuando se avecina u n nuevo proceso
de desencarnación, o sea u n nuevo desprendimiento de la materia, las fuerzas de Saturno cons-
tituyen una valiosa ayuda para recuperar una vez más la integridad del Ser y su profunda rela-
ción con la Totalidad. Esta situación consolida la posibilidad humana de transformar al conoci-
miento en sabiduría.

En cada septenio se presentan crisis que podemos caracterizar como anímico-espiritua-


les. Recordemos que el concepto de "lo anímico", o sea aquello relativo al alma, represen-
ta una concepción clave de la Antroposofía: integra y contiene otros conceptos usados co-
tidianamente a los que considera como enfoques parciales de la inconmensurable dimen-
sión del alma humana: lo mental, lo psíquico, lo psicológico o la vida emocional.

A medida que el ser humano se acerca a las últimas etapas de cada experiencia de vida, las cri-
sis anímicas debieran ser de menor envergadura mientras crecen en importancia las experiencias
vinculadas al m u n d o trascendente o espiritual. Tarea nada fácil, y que supone u n sabio desape-
go del m u n d o exterior y una marcada inmersión en el mundo interior.
Finalizan ahora los tres últimos septenios relacionados con el desarrollo del espíritu: el h o m -
bre penetra el noveno y último septenio ligado a las fuerzas espirituales planetarias y como tal
completa a los 63 años el noveno ciclo de siete años desde su nacimiento.

EVOLUCIÓN DE LA SEXUALIDAD

El tema en sí mismo ha significado un inmenso peso para la humanidad en general y para el


individuo en particular. En el presente siglo se ha vivido una polaridad manifiesta al respecto,
desde la represión victoriana a fines del siglo pasado hasta el libertinaje que caracteriza el f i n del
siglo actual.
Son muchos los caminos posibles para abordar una profunda transformación de hábitos y cos-
tumbres. Aquí hablaremos de una evolución de la sexualidad a través de la propia vida, y para
ello nos ayudaremos con el gráfico 9.
El desarrollo septenario de la vida terrenal como reflejo de una realidad espiritual es el eje p r i n -
1
1 PARTE
Q

cipal de este libro. Esta misma orientación sirve para tratar el concepto de la evolución de la se-
xualidad en el noveno septenio.
Si analizamos el proceso de encarnación del ser humano, surge nítidamente a la observación
el retardo de la diferenciación sexual del embrión. La unidad espiritual se mantiene en las p r i -
meras épocas de la formación del Cuerpo Físico y se expresa como una bisexualidad orgánica; o
sea que se encuentran presentes los dos esbozos embrionarios responsables de la constitución
maculina y femenina respectivamente -conductos de Wolff y Müller-. La organización del Yo, de
acuerdo con el plan individual de la nueva encarnación, impulsa la atrofia de uno de los con-
ductos presentes y de esta forma se lleva a cabo el sacrificio de una parte del andrógino p r i m i t i -
vo que vive en nosotros.
Para el espíritu humano abordar la vida física significa, entonces, abdicar de la unidad y el
equilibrio para comenzar la renovada búsqueda dentro de la condiciones especiales que cada
nuevo Cuerpo Físico plantee de acuerdo con el destino personal de su encarnación.
A lo largo de la vida siguen latentes las cualidades polares de Marte y Venus, de lo masculino
y lo femenino. Estas cualidades se pueden expresar de dos maneras:
1) Aspecto físico: los impulsos espirituales correspondientes a estas dos fuerzas se hacen pre-
sentes en la vida física del ser humano a través de la acción bioquímica de las sustancias cono-
cidas como hormonas que, actuando a distancia sobre receptores específicos, son las mensajeras
de la actividad de las glándulas respectivas sobre la totalidad del organismo femenino o mascu-
lino. Esto es m u y importante para diferenciar la concepción mecanicista de la ciencia actual, de
la concepción científico-espiritual: para la endocrinología clásica un Ser es mujer porque en ese
organismo existe u n cierto nivel sanguíneo de estrógenos-progesterona; en tanto que para la An-
troposofía, u n Ser que debe ser mujer (en su encarnación) producirá la cantidad necesaria de es-
trógenos-progesterona que dicho cuerpo requiera.
2) Aspecto anímico: los mismos impulsos espirituales, cuando actúan en el plano anímico, ex-
presan lo masculino a través de la creatividad, el impulso o la decisión; y lo femenino median-
te la receptividad, la paciencia y la sensibilidad.

No somos, por lo tanto, hombres o mujeres que pertenecemos a dos clases distintas de seres
humanos:
• no nos ha tocado por azar una de las dos experiencias
• no tenemos una sola vida para experimentarlo
• no tenemos una condición particular -sexo- qué defender o imponer al "adversario"...
E V O L U C I Ó N DE

LA SEXUALIDAD

Más aún: si lograran derribarse algunos muros socioculturales, las opiniones diferentes podrían
ser enriquecidas por el simple hecho de provenir de mujeres o de hombres, ya que la corporali-
dad de cada uno sustenta una menor o mayor inserción espiritual en la materia con la consi-
guiente repercusión en la construcción de juicios y elaboración de pensamientos. El organismo
femenino presenta u n área importante de su organización suprasensible fuera del Cuerpo Físico,
cuya característica es ser menos encarnado o más cósmico en su manera de razonar; mientras
que u n organismo masculino ha sido penetrado más profundamente por los miembros esencia-
les del Ser, y su característica del pensar será ahora de límites más precisos y de objetivos más
claros tal como la materia física se lo impone.
C o l o c á n d o n o s por unos instantes en la posición del espíritu que ha
de encarnar, podríamos imaginar nuestra futura posibilidad de pensar
a través de u n cuerpo femenino o masculino. Si consideráramos que Si consideráramos
pertenecemos a u n sexo o a otro merced a la exclusión temporaria de
una parcela espiritual, nuestra postura frente al m u n d o y a la vida se-
ría absolutamente distinta de la que sustentamos al afincamos de ma-
que pertenecemos
nera primitiva y excluyeme a una transitoria sexualidad pretendiendo
establecer, además, tal o cual superioridad o derechos. a un sexo o a otro
En el mismo gráfico se pueden observar algunas similitudes entre el
primer septenio y el noveno: en los primeros siete años las diferencias
sexuales entre los niños se remiten a los caracteres físicos que osten- merced a
tan sus cuerpos heredados y que traen desde el estado fetal, sin que los
mismos hayan llegado aún a desarrollar los caracteres sexuales secun-
darios, proceso que se inicia en el segundo septenio. También los jue-
la exclusión temporaria
gos, la conducta y el modo de relacionarse conservan generalmente
una carencia de definición sexual. Cuando los niños de esta edad tien-
den a manifestar una prematura diferenciación sexual, lo hacen mer-
de una parcela
ced a modelos culturales y/o ambientales que determinan los tipos de
juego, ropa, actitud o actividad que se estila deben practicar según el
sexo al que pertenezcan.
espiritual,
El reflejo de esta situación del primer septenio, donde se prolonga
aún el estado espiritual del Ser, lo vemos en espejo en este noveno sep-
nuestra postura
frente al mundo y
tenio cuando las diferencias sexuales se van atenuando. La organiza-
ción genital y sus funciones comienzan u n paulatino proceso de invo-
lución debido a que la entidad anímico-espiritual -Cuerpo Astral, Yo-
emprende lentamente el abandono del instrumento físico para reinte-
grarse al m u n d o espiritual, y el organismo vital -Cuerpo Etéreo- se tor- a la vida sería
na cada día más incapaz de cumplir cabalmente su función original.
(Recordemos que en el m u n d o espiritual el sexo no existe como dife-
renciación entre los seres; ello ocurre solamente en el plano físico de absolutamente distinta
la manifestación.)
El proceso perteneciente al noveno septenio es el comienzo de una virtual des-sexualización
del ser humano en el sentido más sublime de la palabra; es cuando la sexualidad deja de ser al-
go que separa y divide. Esta separatividad y división son características del m u n d o físico. La i n -
tegración y unicidad son expresiones del m u n d o espiritual; se manifiesta socialmente en el en-
cuentro entre individuos de esta edad. Ahora se puede percibir la verdadera presencia espiritual
del Ser independientemente de su sexo; puede valorarse al hombre y a la mujer como ser huma-
no total.
Observemos ahora en el gráfico las etapas centrales de la vida: desde que finaliza el primer
septenio hasta que entramos en el noveno se produce una separación de las características
que definen a cada u n o de los sexos. (No obstante la relatividad de u n diseño gráfico, se
aprecia la n o t o r i a distancia que alcanza dicha separación en estas etapas centrales.) A partir
del segundo septenio, las curvas representativas de cada u n o de los sexos comienza su dife-
renciación hasta alcanzar el tope más alto en la parte central de la biografía -los tres septe-
nios del A l m a , 21 a 42 años-, para iniciar u n acercamiento a partir de los tres septenios del
Espíritu -42 años en adelante-.
La distorsión de una u otra curva puede responder a infinitas causas. U n conjunto de causas
está ligado siempre al destino individual, como por ejemplo las características de los distintos
I A
PARTE

Cuerpos -Físico, Etéreo, Astral- conformados en cada encarnación, unido esto al encuentro con dis-
tintas personas y a situaciones por las que necesariamente debemos atravesar en cada vida.

Aunque no es específicamente nuestro tema, si mencionamos una tendencia que el Ser


podría enfrentar como la homosexualidad, se hace por demás evidente que ya existirá en
sus miembros esenciales una constitución particular y el encuentro con personas y situa-
ciones determinadas será clave para su trabajo interior. La distancia relativa de las curvas
que indican la diferenciación sexual en cada ser humano, será entonces mucho menor de
lo que habitualmente es para el hombre o la mujer que no traigan inscripto dicho proce-
so de aprendizaje en su encarnación.

Otro conjunto importante de causas está relacionado con el karma colectivo. Esto se refiere al
tipo de familia y etapa de la cultura donde el nuevo Ser deberá insertarse para retomar su apren-
dizaje terrenal. Los lazos físico-etéreos humanos -herencia física- presentan diferencias sustancia-
les según su ascendencia o rango; no así la esencia espiritual del Ser. No es lo mismo nacer a la
vida física dentro de una familia de la alta aristocracia europea que hacerlo en u n conglomera-
do humano al sur de la India.
De la misma forma es m u y distinta la actitud, con respecto al sexo opuesto, de alguien que
irrumpe en una estructura social de tipo patriarcal y que recibe como estigma el machismo -má-
xima distancia de los aspectos masculinos en el gráfico- de la que tendrá quien haya nacido en
una comunidad espiritual y haya recibido como legado u n respeto fraternal hacia el otro sexo.
Otro caso es el feminismo -máxima distancia de los aspectos femeninos en el gráfico-, que l u -
chando por vencer desigualdades sociales puede caer en el rechazo o el desprecio por el sexo
masculino, lo cual sería justamente contrario a aquello que trata de reivindicar.
En ambos casos se produce una marcada hipertrofia de los patrones normales de la polaridad
femenino-masculina. Es evidente que cuando el hombre llega a la adquisición de u n conoci-
miento espiritual ya no participará en la lucha entre los sexos; no ocurrirá algo semejante si te-
nemos en cuenta lo transitorio de cada existencia y la posibilidad clara y lógica de conformar,
sucesivamente, u n Cuerpo Físico de hombre o de mujer.
En cuanto a la pareja, que constituida como tal llega a esta etapa de la vida, se torna impres-
cindible el redescubrimiento mutuo de nuevos valores. Hay tres virtudes que deben sobrevivir a
los años compartidos para permitir u n reencuentro permanente y supremo: el respeto, el perdón
y el asombro. Es vital cultivarlas en cualquier relación humana, pero se torna de suma necesidad
en la pareja debido al riesgo psicofísico de la convivencia:
• El respeto es la atención brindada al otro; es también la consideración que ese otro nos me-
rece como ser humano y la veneración que nos despierta como encarnación divina. En cada
hombre, en cada mujer, anida el Ser. El mutuo respeto nos ayudará a trascender el hombre exis-
tencial para encontrar al hombre esencial.
• El perdón es la otra cualidad insustituible en la convivencia, ya que sin esta actitud es virtual-
mente imposible la superación de situaciones críticas. En primera instancia se puede abordar y
elaborar el posible conflicto incluso con una asistencia psicoterapéutica, pero la verdadera reso-
lución reside siempre en el perdón.
• En cuanto al asombro, pareciera ser una virtud poco importante a primera vista pero su pre-
sencia se vuelve esencial en una prolongada convivencia. La falta de asombro es un síntoma gra-
ve de deterioro de una pareja. Se evidencia, por ejemplo, cuando cualquiera de los dos integran-
tes sabe con antelación cuál será la respuesta del otro ante determinadas situaciones... una res-
puesta rutinaria, carente de creatividad, de sorpresa, de vida. Primero se van conociendo mutua-
mente las respuestas, luego se conocen las actitudes, después las ideas, los dogmas, las pequeñas
inmoralidades cotidianas, y así sucesivamente hasta saberlo aparentemente todo del otro... y sin
embargo, paradójicamente convivir con un auténtico deconocido. Porque lo que conocemos del
otro es exactamente lo mecánico, lo muerto de sí mismo. La mecanización de nuestros pensa-
mientos, sentimientos y acciones representan la muerte del Ser... la aparición del no Ser. A par-
tir de allí convivimos con u n rol, no con una persona. Por eso un valor fundamental para quie-
nes practican la convivencia consiste en cultivar la capacidad de asombro. Con esa actitud se i n i -
cia el amor al conocimiento, decía Aristóteles. El asombro se cultiva, se trabaja, crece en noso-
tros, se riega con humor y humildad. Debemos educar a nuestros sentidos para percibir el m u n -
do que nos rodea: el pájaro que hoy vuela raudo no es el mismo de ayer, n i la puesta de sol de
E V O L U C I Ó N DE

LA SEXUALIDAD

esta tarde será la de m a ñ a n a . . . La cascada majestuosa que hoy nos envuelve es tan fascinante co-
mo la creación misma.

Como corolario de este tema puedo citar cuatro estados que he reconocido, a través de
los años, en u n proceso espiritual consciente de integración de la pareja. Los dos prime-
ros son muy variables en cuanto a las edades en que pueden presentarse. El primero de
ellos - n 1- es característico del encuentro y el deslumbramiento, y acompaña el inicio de
Q

la relación. El advenimiento del segundo estado - n 2- es m u y crítico, y depende de m u -


2

chos factores el que no se precipite en una separación; en esto tiene que ver la evolución
individual, la autoestima, la capacidad para encarar el fracaso, la disposición caracteroló-
gica, el temperamento, el karma, etc.
En el presente septenio se pueden consolidar los estados n 3 y n 4.
2 2

Estado n 1: Es la etapa simbiótica de la relación; en general, puede ser el momento del


2

enamoramiento. Es el tiempo del mutuo descubrimiento de las cualidades positivas. El


m u n d o cambia para ambos integrantes de la pareja; se reconocen a sí mismos como idén-
ticos en su manera de ser, de pensar o de sentir, y creen no sólo reconocerse de esta vida
sino de vidas anteriores. Es la etapa de la u n i ó n profunda por lo similar. (Esta descripción
será más o menos acertada según la edad biológica y psicológica de cada uno.)
Estado n 2: Es la etapa de escisión o de diferenciación. Hay u n verdadero crecimien-
Q

to, pero se puede desembocar en u n alejamiento temporario o la ruptura. No se soporta


ahora la des-ilusión, no se soporta el engaño ("Yo creía que eras distinta/o"). Se idealiza el
período anterior; mutuamente extrañan ambos lo que antes daban de sí mismos. Apare-
cen las cualidades negativas del otro; es inaceptable el cambio. Angustia y dolor. Es la eta-
pa más crítica.
Estado n 3: Este estado está reservado para quienes hayan reconocido su propio egoís-
2

m o e intolerancia, para quienes hayan aprendido a escuchar y a respetar. Es la etapa de


aceptación del otro c o m o trabajo interior; aceptación de sus cualidades positivas y ne-
gativas. Este es el momento de abandonar la exigencia para dar de sí, y debe tenerse su-
mo cuidado en no confundir con resignación o indiferencia, porque esto constituiría
la polaridad opuesta a una verdadera evolución del amor humano. En general pasan va-
rios años, en la biografía de ambos integrantes de la pareja, hasta dominar la propia astra-
lidad y alcanzar u n real estado de comprensión.
Estado n 4: Este estado está reservado para los seres que han logrado trascender ciertos
a

niveles de conciencia. Si el estado anterior es u n exponente de verdadero trabajo interno,


éste (que he encontrado en escasas oportunidades) ya evidencia una verdadera labor es-
piritual de unicidad, desapego, agradecimiento, perdón y amor al prójimo. El diag-
nóstico de este estado del alma n o se Tealiza por lo que refiere cada persona sino por
sus actitudes y otras características suprasensibles. Lo d e n o m i n o estado de gracia, y
se caracteriza por el agradecimiento a Dios por haber p o d i d o compartir la vida c o n
otro ser h u m a n o . Esto puede estar a c o m p a ñ a d o por el agradecimiento al aprendiza-
je alcanzado y la p o s i b i l i d a d de haber realizado el p r o p i o cambio interior.

C O N C I E N C I A D E LAS FUNCIONES ANÍMICAS: P E N S A R , S E N T I R , ACTUAR

El n o v e n o septenio es el i n d i c a d o para realizar una síntesis de t o -


do lo v i v i d o ; t a m b i é n es p r o p i c i o para hacer una síntesis de toda la En cuanto a la pareja
b i o g r a f í a - y aprehender con claridad las tres funciones a n í m i c a s :
pensar, sentir y actuar. hay tres virtudes que
La c o m p r e n s i ó n puede llegar a través de u n trabajo consciente o
inconsciente. La c o m p r e n s i ó n inconsciente se puede lograr me-
diante la propia experiencia v i v i d a , y suele ser lo más h a b i t u a l . La
deben sobrevivir a los
c o m p r e n s i ó n consciente, en cambio, exige de la persona una p a r t i -
c i p a c i ó n activa, una observación atenta del m u n d o y de sí m i s m o , años compartidos para
y una c o n c e p c i ó n integral del h o m b r e .

En este n o v e n o septenio es relevante que el h o m b r e aprenda a t o - permitir un reencuentro


mar clara conciencia de estas tres actividades esenciales del alma.
La e n t i d a d físico-etérea h u m a n a va sufriendo, progresivamente, permanente: el respeto,
una p e n e t r a c i ó n cada vez mayor de la fuerza terrestre representada
por el d e p ó s i t o de carbonato de calcio, el que i m p r e g n a más y más
los tejidos a la par que el Cuerpo Etéreo se apaga y la vida se aleja en
el peden y el asombro.
I 9
PARTE

el t i e m p o . La correspondiente mineralización de la organización corporal trae aparejada


una tansformación de las fuerzas del Cuerpo Físico en fuerzas de la conciencia.
Si esto no se realiza a r m ó n i c a m e n t e y con una lucidez impecable, es inevitable u n des-
plazamiento de los procesos de esclerosis del Cuerpo Físico al Cuerpo Etéreo, lo que se acom-
pañará de una esclerosis del pensamiento; en otras palabras, una rigidez de los juicios...
una verdadera d o g m a t i z a c i ó n del libre f l u i d o del pensar. El proceso h a b i t u a l de osificación
del aparato osteo-articular se traslada entonces a estructuras m u c h o más sutiles, como son
los órganos del pensamiento.
Las fuerzas de Saturno se pueden utilizar en esta etapa para revertir el camino hacia la so-
lidificación y el endurecimiento, tratando así de recuperar el calor p r i m o r d i a l que también
es i nm a ne nt e a ellas. Así entonces se puede estimular la plasticidad del concepto, la v i v i f i -
cación de la idea o la recreación de la imagen. Ya no es i m p o r t a n t e en u n diferendo de o p i -
niones quién tenga razón sino qué se puede aprender en el contacto con otros seres, con
otras concepciones, con otras ideas. En la posibilidad de t r a n s m u t a c i ó n , en la plasticidad
y cambio de posición vive la sabiduría.
El p e n s a m i e n t o sirve para captar los conceptos y relacionarlos. Es una actividad subjeti-
va que tiene por objeto una realidad objetiva. El p r o p i o pensar es una actividad espiritual
por excelencia por la que el hombre participa de una realidad i n m a t e r i a l : el m u n d o de los
conceptos. El hombre los capta, no los produce. Cuando se llega a ciertos niveles de i n t e -
riorización, ¡qué lejana parece la necesidad de refutar a u n i n t e r l o c u t o r con el mezquino
deseo de afirmar nuestra personalidad!
Y así como tratamos de penetrar el m u n d o espiritual de los conceptos a través del pensar,
así debemos conocer qué es el sentir en nosotros. En esta etapa debemos tener m u y clara
la diferencia entre lo que pensamos y lo que sentimos, debemos descubrir c u á n d o u n de-
seo latente impulsa la construcción de u n juicio para justificarlo. A esta edad, t a n t o los de-
seos como las pasiones deben ser metamorfoseados en sentimientos nobles y elevados. Lo
mezquino deberá ser desplazado por los sentimientos altruistas (alter = el o t r o ) . Hay una
lógica evolución de etapas pretéritas, como el tercer septenio, donde el n o v e l pensamien-
to se halla subordinado al mero servicio de una astralidad desbordante. Ahora, en este sep-
tenio, es m u y i m p o r t a n t e la luz que emana de u n ideal, como la verdad o la libertad, para
que el ser h u m a n o sea guiado y logre desarrollar a pleno las grandes metas humanas que
v i v e n impresas en su espíritu.
Si el hombre tiene clara concienca del pensar y del sentir, le resultará m u c h o más senci-
l l o reconocer c ó m o debe actuar, c ó m o debe ser usada su voluntad en este tramo de su b i o -
grafía signado especialmente por la realización.
Pero, ¿qué es la voluntad? Reiteramos: es una fuerza que anida en las profundidades i n -
conscientes del alma. Es la fuerza de la acción, es el acto v o l i t i v o . Podemos identificar a la
v o l u n t a d a medida que se expresa en los distintos miembros esenciales del ser h u m a n o . Su
primera expresión la denominamos instinto, cuando ella opera en el Cuerpo Físico h a c i é n -
dose cargo de los impulsos vitales, de crecimiento, a l i m e n t a c i ó n y reproducción, y así la
caracterizamos en el primer septenio. Cuando esta fuerza es penetrada por el Cuerpo Etéreo
se convierte en apetito o impulso. La acción repetida del impulso genera el h á b i t o . En el
segundo septenio es cuando su acción se manifiesta con claridad; pero es en el tercer sep-
tenio cuando se hace consciente al establecer contacto con el Cuerpo Astral transformándo-
se en deseo.
Cuando esta fuerza de lo v o l i t i v o entra en el d o m i n i o del Yo, se transforma en motivo, y
esto ocupa los tres septenios centrales de la biografía -alma sensible, alma racional, alma
consciente-. Aquí es bien clara la diferencia con el a n i m a l : t a n t o el h o m b r e como el a n i -
mal pueden tener deseos, pero sólo el hombre puede tener motivos. De ahí en más, en los
tres septenios siguientes la v o l u n t a d adquiere connotaciones elevadas de acuerdo con el n i -
vel que alcance cada u n o de los gérmenes superiores del Yo:
• A s p i r a c i ó n en el n i v e l del Yo Espiritual (séptimo septenio)
• P r o p ó s i t o en el n i v e l del Espíritu V i t a l (octavo septenio)
• R e s o l u c i ó n en el n i v e l del Hombre Espíritu (noveno septenio)
Una preocupación pionera de Rudolf Steiner fue la libertad del acto v o l i t i v o : definió a la
C O N C I E N C I A DE LAS FUNCIONES

A N Í M I C A S : PENSAR, SENTIR, ACTUAR

v o l u n t a d c o m o l a d e c i s i ó n l i b r e t o m a d a p o r u n i n d i v i d u o t o t a l m e n t e consciente. Tal
desarrollo es el corolario de la obra de Goethe, quien ya había determinado que la Idea o
p r i n c i p i o espiritual del Universo n o es una mera abstracción o p r i n c i p i o metafísico, sino
una realidad concreta que hace su aparición en el m u n d o sensible, y así estableció tres n i -
veles de manifestación de esta Idea o p r i n c i p i o espiritual:
1) M u n d o i n o r g á n i c o : m u n d o de los objetos inanimados.
La Idea se expresa como leyes de la naturaleza. En realidad en este m u n d o sólo se encuen-
tran entes con u n cuerpo físico, como los minerales.
2) Mundo orgánico: mundo de los seres animados, plantas y animales.
La Idea se expresa en el reino vegetal a través del arquetipo, o planta p r i m o r d i a l . La d i -
versidad de f o r m a s y las f u n c i o n e s vitales se deben a la r e p e t i c i ó n de m ó d u l o s . La Idea
se expresa en el reino a n i m a l -animales superiores- por la existencia del arquetipo ideal
subyacente en todas las especies superiores. Esto lo refirió a la estructura ósea y a los órga-
nos que constituyen el organismo a n i m a l . En el caso de la estructura ósea, pudo observar
que los huesos del cráneo son vértebras metamorfoseadas y que el p r i n c i p i o básico de la d i -
ferenciación de órganos n o se da por repetición, sino que estos se estructuran a partir de
u n centro ideal. El a n i m a l posee, además de las formas y procesos vitales, una vida anímica -
instintos y sensaciones-. Recordemos que e n este n i v e l nos e n c o n t r a m o s , a d e m á s d e l
Cuerpo Físico, c o n u n a o r g a n i z a c i ó n etérea y astral que p o s i b i l i t a estas m a n i f e s t a c i o -
nes de l a Idea.
3) Hombre: A q u í la Idea se torna consciente de sí misma. El h o m -
bre piensa f o r m u l a n d o conceptos e ideas; por tal m o t i v o el pensar
es su herramienta de acción en el m u n d o espiritual. A q u í aparece
el Yo c o m o soporte para que l a Idea p u e d a hacerse consciente
la ¡dea
de sí m i s m a .
o principio espiritual
En sus obras sobre Goethe, Steiner examina a f o n d o esta i n m a -
nencia de la Idea y la f u n c i ó n del pensar en el proceso de conocer del Universo
-acto cognoscitivo-; le preocupa la investigación sobre lo moral y la
posibilidad de i n c l u i r l a en el campo de la acción de la Idea. Su obra
"Filosofía de la libertad" (1894) es una investigación filosófica sobre no es una mera
el problema de la ética, o la libertad del acto v o l u n t a r i o , edificada
sobre la c o s m o v i s i ó n goetheana del m u n d o .
Hay dos elementos constitutivos en cuaquier acto de v o l u n t a d :
abstracción o
la disposición caracterológica y la m o t i v a c i ó n m o m e n t á n e a . El p r i -
mer caso se refiere a las características anímicas que constituyen la principio metafísico,
manera de ser del i n d i v i d u o -percepción sensorial, sentir, pensar- y
el pensar p u r o , o capacidad de i n t u i r ideas. El segundo p u n t o es el
que actúa sobre la disposición caracterológica y lleva al hombre a sino
tomar una decisión, o acto de v o l u n t a d . Una m o t i v a c i ó n puede re-
ferirse al placer de la a c c i ó n ; otra, al s o m e t i m i e n t o a leyes externas
o mandatos internos, y otra puede ser u n acto de p l e n a c o n c i e n -
una realidad concreta
cia h u m a n a incluso en consonancia con u n progreso moral de la
h u m a n i d a d . El ú l t i m o n i v e l corresponde a la i n t u i c i ó n e s p e c í f i c a
de l a "idea de a c c i ó n " . Quien i n t u y e esta idea de acción se i d e n t i -
que hace
su aparición en
fica con ella y actúa plenamente por amor a ella. La acción libre es
aquélla que deviene de la i n t u i c i ó n de l a Idea; sólo así el acto es
de l i b r e v o l u n t a d . Cualquier o t r o acto que n o proceda de esa i n -
tuición y que sea determinado por disposición o m o t i v a c i ó n infe-
rior, por noble que sea, no es libre. Es preciso: el mundo sensible
• auto-observación sutil de los propios actos, y
• raciocinio m u y claro, ya que la verdadera libertad consiste en actuar de acuerdo con la
idea de a c c i ó n basada en una i n t u i c i ó n de la misma.
La i n t u i c i ó n nace del pensamiento impregnado por la v o l u n t a d . La libertad de la v o l u n -
tad presupone, entonces, la existencia de u n m u n d o espiritual. La realidad de las Ideas es
I a
PARTE

la capacidad del hombre de elevarse a ese m u n d o a través del pensar puro: esto es la me-
tamorfosis del pensar, (ver páginas 235 y 236)
C o m o corolario de la conciencia de las funciones anímicas a desarrollar en este septenio,
repetimos que la comprensión del pensar, sentir y actuar, puede ser fruto de u n trabajo
consciente o inconsciente. Hacer el trabajo plenamente conscientes nos impulsará de lle-
no a penetrar el c o n o c i m i e n t o de los mundos superiores.

C A M I N O A LA SABIDURÍA

En esta época, el maestro puede volverse sabio (Kronos es el padre de Zeus). El sabio pue-
de ayudar a cambiar a los otros como también lo hace el maestro, pero desde otro lugar; el
sabio podrá seguir siendo maestro, lo cual es ó p t i m o , pero sus enseñanzas tendrán ahora
la luz de la sabiduría.
Sabiduría es aquella que surge cuando lo absoluto y lo eterno se manifiesta en la con-
ciencia finita y transitoria arrojando luz sobre la vida. La sabiduría h u m a n a es el reflejo del
estado de omniconciencia espiritual al que retornamos cada vez que atravesamos el u m b r a l
de la muerte física; la sabiduría conecta al m u n d o interior con el m u n d o espiritual. El h o m -
bre sabio se comunica con una realidad superior, se interesa por saber qué es aquello que
va más allá de la razón.
La sabiduría se constituye en u n estado de ser, independiente de los rasgos de personali-
dad. Lo que define al sabio es lo que él hace en el m u n d o , y no lo que dice o piensa. (No
debe confundirse sabiduría con adquisición de conocimientos, y menos a ú n con almace-
n a m i e n t o de conocimientos.) Hay un c o n o c i m i e n t o temporal y u n saber atemporal: el sa-
bio ya lo ha descubierto. La ciencia contemporánea engendra bibliotecas de c o n o c i m i e n -
to, pero el saber atemporal sigue vigente en los textos sagrados de las distintas religiones,
en la mitología, en las tradiciones y en las leyendas.
El c o n o c i m i e n t o , per se, puede constituirse en u n precioso i n s t r u m e n t o de poder. La sa-
biduría, en cambio, se presenta como u n camino espiritual de a u t o c o n o c i m i e n t o . No es el
c o n o c i m i e n t o lo que conduce a la sabiduría, más bien son las condiciones morales las que
pueden hacerlo. El verdadero sabio conoce realmente el alma h u m a n a , la natualeza que lo
rodea y la inmensidad del Cosmos; aquello que aprende cada día lo relaciona con el Todo;
antes debió aprender a escuchar, ahora puede hablar o hacer silencio, pero ya sabe porqué.
Su ú n i c o poder es el poder de espíritu.
La sabiduría permite reconquistar el asombro y la veneración de los primeros años de la
vida. Siempre late el corazón de u n n i ñ o dentro del h o m b r e : el n i ñ o del primer septenio
ha cobrado vida y las fuerzas espirituales del Cuerpo Físico paulatinamente son transforma-
das en fuerzas de la conciencia.
La verdadera sabiduría desmantela la soberbia y desarrolla la h u m i l d a d . Se nutre de los
ideales básicos del alma humana: bondad, belleza y verdad. La sabiduría irradia luz, cual
un faro, en la oscura noche de la ignorancia. La sabiduría es luz...
"Todo aquél que necesita penetrar en la esencia del saber, es imprescindible que dé un paso en
el camino del conocimiento y tres pasos en el camino de lo moral." (Rudolf Steiner)

C A R A C T E R Í S T I C A S G E N E R A L E S D E L SEPTENIO

Este septenio está regido por Saturno; lo d o m i n a n t e es la resolución que se expresa a tra-
vés de la realización. Es el septenio reservado para el germen del Hombre Espíritu, o trans-
formación consciente del Cuerpo Físico.
La realización es la fuerza para que el Yo pueda hacer lo que el espíritu quiera en mí; es
la realización del acto. Es la posibilidad de realizar por sí m i s m o . (Goethe terminó su "Faus-
to" durante el noveno septenio. A Steiner le llevó treinta años integrar su trimembración;
en sus últimos años fundó la Sociedad Antroposófica, e i m p u l s ó el n a c i m i e n t o de la C o m u -
nidad de Cristianos y la primera clínica antroposófica en Arlesheim, Suiza.)
La forma física que surgía en el primer septenio, regido por la Luna, es vivida ahora espi-
ritualmente. Las que antes eran fuerzas creadoras, ahora se transforman en fuerzas de la
conciencia -relación Saturno/Luna-. Ya hemos dicho que detrás del aspecto físico visible,
conformado por la sustancia, se entretejen las fuerzas espirituales propias de la materia i n -
CARACTERÍSTICAS

GENERALES DEL SEPTENIO

legradas en el Cuerpo Etéreo, en el Cuerpo Astral y en la organización del Yo. Las fuerzas fí-
sicas de la forma corresponden a lo estático, a lo cristalino -por ejemplo, el esqueleto-; son
una c o n d e n s a c i ó n de fuerzas espirituales m u y poderosas que condicionan la estructura ú l -
tima de la materia en el m u n d o físico. Dijo Rudolf Steiner: "El Cuerpo Físico es el fin del ca-
mino de Dios..."
También u n temperamento colérico o sanguíneo encuentra en esta etapa la calma. La
transformación del Cuerpo Físico otorga una mayor transparencia para el espíritu. (Es útil re-
cordar c ó m o el cuarzo es transparente a la luz y el cerebro físico l o es a los pensamientos.)
El C u e r p o Físico se t r a n s f o r m a e n u n v e r d a d e r o r e c e p t á c u l o
de fuerzas e s p i r i t u a l e s . . . l a sabiduría humana
(Desde ya que la percepción de esta metamorfosis de fuerzas de-
penderá del desarrollo espiritual alcanzado por cada persona.) es el reflejo
La presenilidad, posible en este septenio, puede acompañarse c o n
problemas de salud, físicos o psíquicos. Si estos se hacen presentes
y el i n d i v i d u o n o ha hecho u n trabajo de apertura espiritual, es
del estado
muy fácil que toda su atención la centre en sí mismo tornándose
profundamente egoísta, perdiéndose para sí y para el m u n d o . Este
de omniconciencía
t i p o de situaciones i n h i b e n las posibilidades de percepción espiri-
t u a l , ya que n o se desarrollan convenientemente los órganos aní- espiritual al que
mico-espirituales; el hombre se encamina entonces, aceleradamen-
te, hacia u n verdadero proceso de deterioro y esclerosis psicofísica. retornamos cada vez
que atravesamos
La vivencia de la muerte es m u y clara, lo cual lleva a una nueva
crisis. Aparece otra depresión: la de la vejez ("antes todo era me-
j o r . . . " ) . U n a adecuada transformación de fuerzas físicas en fuerzas
de la conciencia es una buena prevención para este tipo de depre-
siones. Si bien la fuerza planetaria de Saturno está relacionada c o n
el umbral
la esclerosis y la muerte física, también lo está con el calor p r i m o r -
dial que desde el interior del hueso da origen a la sangre y a la v i - de la muerte física.
da.
La otra misión de estas fuerzas está relacionada con la memoria
de la presente vida y con la memoria cósmica de la h u m a n i d a d . El
estado del antiguo Saturno -primera incorporación de la Tierra-
...Lo que define
marca el comienzo de la c o n d e n s a c i ó n de la materia... la base, el
sostén de la futura experiencia del hombre sobre la Tierra.
al sabio es lo que
En este noveno septenio se establece una c o n e x i ó n c o n el p r i m e -
ro; hay una i l u m i n a c i ó n de la vida i n f a n t i l y una reconciliación
él hace en el mundo,
con todas sus manifestaciones. Si el hombre o la mujer del noveno
septenio no fueron buenos padres o madres, pueden descubrir aho- y no lo que
dice o piensa.
ra como abuelos o abuelas las delicias de esta etapa de la vida.

"PEQUEÑA" MEMORIA Y "GRAN" MEMORIA:

La sabia pérdida de la memoria reciente está ligada a u n desarrollo i m p o r t a n t e de la me-


moria c ó s m i c a . En este sentido, la pequeña memoria de la vida corriente, culturalmente
aceptada como "problemas de la edad", d i s m i n u y e por dos motivos:
• menor capacidad del sistema neurosensorial
• preparación para abandonar el Cuerpo Físico.
Recordemos que esta pequeña memoria es la representante del estado de vigilia o c o n -
ciencia d i u r n a .
En cuanto a la gran memoria, o memoria cósmica, responde a o t r o estado de conciencia
y se relaciona con el mayor o menor desarrollo espiritual alcanzado. La gran memoria pue-
de a u m e n t a r por dos motivos:
• apertura de órganos anímico-espirituales
• preparación para retornar al m u n d o espiritual.
Este sabio proceso de oclusión del Cuerpo Físico merced a la i n v o l u c i ó n del sistema neu-
I 2
PARTE

rosensorio -órganos de los sentidos-, es el corolario de su abandono por la entidad espiri-


tual que se despide del m u n d o hasta redescubrirlo desde otro cuerpo y desde otra alma. Es-
te proceso se a c o m p a ñ a con la apertura de los órganos espirituales necesarios para v i v i r en
los mundos superiores.

La observación cotidiana en el c o n s u l t o r i o me indica que esta pérdida de m e m o r i a


reciente debería darse en etapas avanzadas de la biografía, cosa que n o ocurre en la
actualidad ya que es harto frecuente la consulta por este síntoma por parte de h o m -
bres y mujeres en la m i t a d de sus vidas (35 a 42 años). Sin embargo, en estos casos
la pérdida se debe a una deficiente utilización de los órganos de los sentidos, a u n
desgaste del sistema neurosensorio, a una falta de a t e n c i ó n hacia el m u n d o c i r c u n -
dante y a una angustiosa evasión frente a las condiciones que i m p o n e la civilización
actual.

F U E R Z A PLANETARIA Y METAL CORRESPONDIENTE

La descripción de las fuerzas planetarias que hemos ido insertando en cada septenio c u l -
m i n a aquí con el desarrollo de las fuerzas espirituales de Saturno. Físicamente, el planeta
Saturno está m u y lejos de nosotros y las fuerzas que llevan su nombre también se hallan
alejadas de nuestra conciencia cotidiana.

Repetimos una vez más que la formación de nuestro Cuerpo Astral es un proceso
concomitante con el descenso del Yo desde el mundo espiritual para su encarnación
en el mundo físico. El Yo trae un destino y un plan para cumplirlo: un destino elegi-
do mediante su libre albedrío espiritual, y un plan, a veces utópico, para atravesar la
nueva encarnación. Este propósito contempla, entre otros, la constitución de órga-
nos débiles o resistentes, de sistemas inmunológicos lábiles o eficientes, de tempera-
mentos tormentosos o depresivos. Es así que a lo largo de la vida iremos descubrien-
do y aceptando, o no, las características de nuestra Individualidad corpórea y aními-
ca. En otro términos: el cuerpo recibido en cada experiencia de vida posee un com-
plejo sistema de predisposiciones mórbidas y resistencias, inscriptas en el mapa ge-
nético individual llamado científicamente "genoma humano".

Los órganos formados especialmente por estas fuerzas saturninas son el bazo, el esquele-
to y la médula ósea, los cuales se hallan, verdaderamnente, m u y lejos de nuestra concien-
cia. Si observamos el esquema de los campos de acción de las fuerzas planetarias, podremos
ver que Saturno se presenta como una hipotética línea divisoria que delimita u n área i n t e -
rior constituida por todas las fuerzas planetarias estudiadas, y u n área exterior dada por lo
que Rudolf Steiner llama "estrellas fijas" o fuerzas espirituales procedentes de las constela-
ciones, que reciben el nombre de "fuerzas zodiacales". Precisamente, Steiner describe el es-
tado de la evolución conjunta de la Tierra y el arquetipo espiritual del hombre en una an-
tiquísima etapa donde sólo se podía percibir el "calor p r i m o r d i a l " , llamando a esta p r i m e -
ra manifestación de la futura Tierra "estado del Antiguo Saturno". Lo describe, además, en
su Ciencia Oculta, como el ámbito en el que aparece por primera vez el esbozo espiritual
del futuro Cuerpo Físico.
Estas características de las fuerzas planetarias de Saturno, se mantienen imperecederas a
lo largo de la e v o l u c i ó n . Esencialmente, estas fuerzas tenderán siempre a llevar lo espiri-
tual a tal grado de condensación que en el plano físico las bautizaremos: procesos de cris-
talización (en el reino mineral) y mineralización o esclerosis (en el campo biológico). En el
proceso de cristalización se libera algo imponderable: para disolver u n cristal en agua se ne-
cesita calor, pero si por el contrario queremos cristalizar una solución, al producirse el fe-
n ó m e n o se libera calor, el calor que se hallaba latente en la sustancia. Este es el calor p r i -
m o r d i a l al cual nos referíamos antes. Estos fenómenos elementales de la naturaleza pasan
h o y en día inadvertidos para nuestros sentidos debido a la severa i n t o x i c a c i ó n de las per-
cepciones sensoriales que padece la h u m a n i d a d .
¿Y qué pasa con la mineralización de la sustancia viviente? Aquí lo que se libera no es ca-
lor sino fuerzas vitales, fuerzas de lo viviente, o fuerzas etéreas que también son i m p o n d e -
rables como el calor. En el ser v i v o , constantemente se están transformando fuerzas vitales
en sustancia mineral. Este proceso de mineralización de la sustancia es diferente según los
FUERZAS PLANETARIAS

Y METAL CORRESPONDIENTE

reinos de que se trate: en el m u n d o mineral se presenta el cristal propiamente d i c h o , que


es una sustancia salina e inanimada; en el reino vegetal la mineralización forma la made-
ra, que sólo después de muchos siglos se incorporará totalmente al reino m i n e r a l .
¿Y qué sucede en los animales superiores y en el hombre? En ellos la sustancia m i n e r a l
se encuentra en abundancia... pero, ¿dónde?: en los huesos y en los dientes. Pertenece a
una parte de la v i t a l i d a d que m u r i ó y se hizo cristalina; éste es el proceso de muerte. Y es
diferente según se trate de animales inferiores o superiores. En los moluscos el proceso de
muerte de la sustancia viva es externo, se l o excreta hacia afuera y queda conformada su
valva o la caparazón que lo cubre y protege. En cambio, en los animales superiores o en el
hombre este proceso se lleva a cabo dentro del organismo v i v o . . . es u n proceso de muerte
que llevamos adentro nuestro... es i n t e r n o .

"...pues somos sólo corteza y hoja.


La muerte, que cada uno en sí lleva,
es fruto en torno al que todo gira."
Rainer María Rilke

La astralidad, esencia de lo a n i m a l , de la sensación, del m o v i m i e n t o y la conciencia, ne-


cesita para su manifestación la posibilidad de utilizar la sustancia etéreo-vital... el consumo
de la vida misma, ¡he aquí la paradoja! Realmente la vida vegetativa llega a su f i n por las
fuerzas de Saturno. En el m u n d o físico son las fuerzas de Saturno, o fuerzas del plumbum,
las que matan la vida.
La conciencia requiere, para su e x p a n s i ó n , la destrucción de la v i -
da biológica, de la v i t a l i d a d . (Observemos la polaridad entre la ex-
tremada v i t a l i d a d del recién nacido y su conciencia casi inexisten- [a conciencia
te.) En el hombre este proceso c u l m i n a en la posibilidad de pensar:
el proceso óseo y dental es la expresión viva de la transformación
de lo v i v i e n t e en f u n c i ó n de la conciencia.
requiere, para
Las fuerzas del plumbum -Saturno- son m u y intensas hasta la m i -
tad de la vida en el ámbito metabólico, pero en la segunda m i t a d se
su expansión, la
manifiestan c o n mayor intensidad en el sistema neurosensorial.
Hay una v i t a l i d a d inmanente llamada fuerzas de la vida o fuerzas l u -
nares -proceso de argentum- tendientes al crecimiento y la m u l t i p l i -
destrucción de
cación celulares, equilibradas constantemente por u n proceso de
muerte que lleva a la delimitación de esta vida y al desarrollo de la la vida biológica;
conciencia. El resultado de t a l interacción lo encontramos en el
mencionado desarrollo cristalino de la formación de huesos y dien-
tes.
este proceso culmina
Los niños pequeños tienen una conciencia m u y escasa, apenas
para poder registrar las necesidades básicas de subsistencia -alimen-
en la posibilidad
to, abrigo, descanso- y prácticamente duermen todo el día ya que
ese estado es el ideal para este proceso de crecimiento y regenera- de pensar:
c i ó n . Las fuerzas vitales o etéreas trabajan desarrollando el organis-
m o físico, y las fuerzas de la muerte lo hacen consolidando el es-
queleto -mineralización, esclerosis, etc-.
el proceso óseo y
Estas funciones minerales en el ser h u m a n o son el resultado de la
f u n c i ó n espiritual por excelencia que da comienzo en p l e n i t u d a
dental es
partir de la finalización del primer septenio: el pensar. Por eso es
que hemos reiterado en distintas oportunidades que las fuerzas de
crecimiento se transforman en fuerzas de pensamiento, y el resul-
la expresión viva de
tado de esto es la transformación de la sustancia viva en m i n e r a l .
De aquí entonces que el embrión tenga características de t i p o gela-
la transformación de
tinoso, que en el feto aparezca una mayor organización y que el re-
cién nacido tenga núcleos de osificación. Asimismo, el n i ñ o del p r i -
mer septenio presenta una formación ósea p r i m i t i v a y a partir de
o viviente en función
los 7 años comienza u n largo proceso de mineralización que c u l m i -
nará con la rigidez del f i n a l de la vida.
de la conciencia
1 ^ I PARTE
A

Señalamos antes que las fuerzas de Saturno llevan a la f o r m a c i ó n del esqueleto -muerte
física de la sustancia-, pero también son las que m a n t i e n e n el "calor p r i m o r d i a l " de la ca-
vidad del hueso en donde la médula ósea sigue obrando el milagro de la creación de la san-
gre, o sea la resurrección de la vida. Y así como la médula ósea crea la vida, el bazo la des-
truye; es el encargado de la destrucción de los glóbulos rojos envejecidos y débiles que ya
han c u m p l i d o su m i s i ó n . Sin embargo el bazo también participa de la vida: después de ca-
da ingestión de alimentos interviene en el proceso digestivo y la circulación a b d o m i n a l . El
r i t m o de la comidas no corresponde casi nunca a los ritmos interiores del cuerpo, y el ba-
zo se encarga de compensar rítmicamente este desfasaje: aumenta de t a m a ñ o después de
una comida abundante y disminuye de v o l u m e n entre comidas. Solamente observando es-
tas fuerzas a través de la polaridad puede ser comprendido su accionar.
Otra f u n c i ó n importante que corresponde a Saturno la constituye la memoria. La fijación
de u n recuerdo es u n f e n ó m e n o que tiende hacia lo muerto, similar a la f u n c i ó n del esque-
leto. La memoria nos ofrece una cierta fijeza en relación con la vida del pensamiento. U n
hecho acaecido es como u n pensamiento cristalizado: nos pone en relación con el pasado,
y es diferente de la toma de conciencia de u n recuerdo (re-cordo) y la representación que
hace revivir ese pasado que se ha fijado. Esto se torna peligroso para el hombre maduro que
aguarda una ancianidad luminosa; siempre existe el riesgo latente de adherirse rígidamente
a los recuerdos y a los hábitos en los que la biografía se detiene y ya nada nuevo aparece.
Ahora veamos algunas aplicaciones médicas de plumbum. U n caso especial es el raquitis-
m o , en el que una I n d i v i d u a l i d a d m u y débil no posee la fuerza necesaria para lograr una
adecuada cristalización de la sustancia. He aquí entonces, una o p o r t u n i d a d ideal para for-
talecer las fuerzas del plumbum en ese organismo. Otro caso interesante lo constituyen los
n i ñ o s en trance de adolescencia (12 a 14 años) cuya personalidad se muestra soñadora, i n -
capaz de concentrarse, carente de interés escolar, m u y juguetona y con serias dificultades
en su relación con otros jóvenes de la misma edad. Aquí, el plumbum lo ayudará en poco
t i e m p o a conformarse y cristalizarse u n poco más dentro de su personalidad. En enferme-
dades de la edad adulta, el plumbum, en altas dinamizaciones, interviene en todas aquellos
procesos de esclerosis prematuras, como nefroesclerosis, cataratas, osteoporosis, etc. En la
arterieesclerosis en general, incluso a c o m p a ñ a d a de agresividad, desorientación, descon-
centración e incapacidad de c o n t r o l de esfínteres, los preparados con plumbum despliegan
toda su acción benéfica.
Para finalizar, podemos recordar la mítica imagen de Kronos (devorador de sus hijos): u n
esqueleto con una guadaña en una mano y u n reloj de arena en la otra. La muerte e m p u -
ña la hoz que siega la vida, y el reloj delimita inexorablemente el t i e m p o de lo v i v i e n t e .
Penetremos profundamente esta imagen: la guadaña puede representar "la vida que debe
ser segada", como el pasto o el trigo; y los hijos devorados, "la vida que debe ser transfor-
mada", como nuestros pensamientos a partir de la formación de la sustancia v i t a l o etérea.
Servir de a l i m e n t o al reino animal o h u m a n o es una manera de elevar la vida vegetal a
u n estrato superior; significa la penetración de lo etéreo-vital en el d o m i n i o de lo a n í m i c o -
espiritual. En el proceso digestivo, tal como lo investiga la Antroposofía, la sustancia vege-
tal es descompuesta física y q u í m i c a m e n t e para su asimilación, y a la vez se lleva a cabo la
destrucción de las fuerzas etéreas presentes en la sustancia v i v i e n t e , para lograr así su inte-
gración a la propia d i m e n s i ó n humana del organismo donde ocurre el proceso.
¿ Q u é significa Kronos?: t i e m p o . . . u n t i e m p o que comienza, y que t a m b i é n t e r m i n a . ¿Y
c u á n d o se establece una relación con el tiempo?: solamente cuando aparece la vida. La v i -
da biológica transcurre en u n cierto lapso; está delimitada temporalmente por la c o n s t i t u -
ción del Cuerpo Etéreo o v i t a l , y así como tiene u n comienzo tiene t a m b i é n u n f i n a l . Así co-
m o el Cuerpo Físico es el cuerpo espacial que nos permite vivenciar el espacio a través de
los sentidos, el Cuerpo Etéreo es el cuerpo temporal a través del cual v i v i m o s el t i e m p o .
A S P E C T O MITOLÓGICO
Este es el septenio d o m i n a d o por Kronos -Saturno, para los romanos- que pertenece a la
segunda generación de dioses griegos y al grupo de los Titanes, entre los cuales es el más
joven. Otros Titanes destacados son Prometeo y Epimeteo.
De Urano y Gea descienden los Cíclopes, los Gigantes, los Hecatónquiros y los mismos
Titanes. Según algunas versiones, el enojo de Gea con su esposo Urano se debió a la e x p u l -
sión de los C í c l o p e s (un solo ojo, en el entrecejo) y de los Hecatónquiros (cien manos). Ins-
FUERZAS PLANETARIAS Y

EL METAL CORRESPONDIENTE

tó entonces Gea a Kronos a castrar a su padre y a arrebatarle la soberanía del universo. M á s


tarde, para n o verse expuesto al m i s m o destino que su padre Urano, Kronos devoró a t o -
dos sus hijos menos a Zeus, ya que su esposa Rea mediante una estratagema escondió a
Zeus en u n a caverna y ofreció a Kronos una piedra envuelta en lienzos, que éste e n g a ñ a d o
devoró. Criado por ninfas, ya mayor, Zeus enfrentó a su padre y l o obligó a v o m i t a r a t o -
dos sus hermanos. Se desató así una nueva disputa p o r la soberanía universal; Zeus salió
t r i u n f a n t e y encarceló a Urano y a los Titanes en el tártaro (los infiernos). Luego todos fue-
ron indultados y liberados, y Zeus cedió a su padre Kronos la soberanía sobre la Isla de los
Bienaventurados.
La idea de una generación de dioses suplantada por otra n o es griega; más b i e n parece te-
ner u n origen o r i e n t a l . En otra versión, el m i t o de la suplantación pareciera indicar la t r a n -
sición de una época a otra; esto va desde una época luminosa (edad de oro) donde Kronos
ejercía u n a pacífica soberanía, hasta una etapa de luchas y guerras para obtener la victoria
y el poder.
Saturno, equiparado a Kronos en la Roma del siglo I I I a . C , fue probablemente u n a n t i -
guo dios etrusco de los labriegos. Aparece en la tradición como rey de Lacio, y su n o m b r e
t a m b i é n se halla v i n c u l a d o con una edad de oro en la que los humanos vivían felices y des-
preocupados. Las fiestas en su h o n o r se llamaban saturnales. El t e m p l o r o m a n o de Saturno
se c o n t r u y ó al pie del Capitolio; en él se guardaba el erario p ú b l i c o .

ASPECTOS PSICO-ESPIRITTJALES D E L M I T O D E KRONOs:Existe una historia singular que se


repite con algunas variantes en cada una de las tres generaciones de deidades más antiguas
del O l i m p o . (Al decir más antiguas queremos significar más inconscientes en cuanto al des-
pertar de la conciencia de la humanidad.) La historia se refiere al miedo atávico que el pa-
dre siente de ser desplazado por su h i j o y a la rivalidad y celos que ello trae aparejado. I n -
terviene entonces la madre para ayudar al h i j o en su lucha contra el padre. Hay aquí u n a
interacción antiquísima entre los roles de padre, de h i j o y de madre, que ha sido p r o f u n -
damente desarrollada en el modelo freudiano.

Dentro de u n modelo psicológico, estos roles perma-


necen fijos e inmutables dado que sólo se entiende una
única existencia, y además se consideran casuales, ya ios roles de padre,
que el modelo está encuadrado en una teoría mecanicis-
ta de la vida y como t a l determinado por las leyes del
azar ("ninguna madre puede elegir quién será su h i j o " ) . madre e hijo
No ocurre l o mismo si l o vemos a la luz de la Ciencia
Espiritual, en donde las experiencias de vida son m ú l t i -
ples y están regidas p o r el karma que reúne repetida-
pueden rotar siendo
mente a los protagonistas según las experiencias que los
mismos deban realizar. Los roles de padre, madre e h i j o vividos nuevamente entre
pueden rotar siendo vividos nuevamente entre las mis-
mas I n d i v i d u a l i d a d e s , ya que u n a d e t e r m i n a d a
I n d i v i d u a l i d a d puede elegir -conciencia prenatal- a sus
las mismas individualidades,
nuevos progenitores. (En forma personal, puedo decir
que la c o m p r e n s i ó n terapéutica de u n proceso de las ca-
racterísticas descriptas debe ir a c o m p a ñ a d a por el desa-
ya que una determinada
rrollo de u n a verdadera capacidad de amor, entrega y
perdón, para lograr u n a verdadera solución del conflic- individualidad puede elegir
to.)
A n i v e l personal, puedo decir que la c o m p r e n s i ó n te-
rapéutica del proceso debe ir a c o m p a ñ a d a por el desa-
-conciencia extracorpórea
rrollo de u n a verdadera capacidad de amor, entrega y
perdón, para lograr u n a auténtica solución del conflic-
to.
o prenatal-
La imagen de Kronos evoca dramáticamente la castra-
ción del padre, sumada al repudiable acto de devorar a a sus nuevos progenitores.
sus propios hijos para esquivar al destino.
Si la interpretación del m i t o se desarrolla en u n contexto psicológico, servirá para anali-
zar cuáles son los impulsos inconscientes que emergen del alma humana cuando se cons-
I PARTE

1
A

t i t u y e n estos vínculos en una pareja que ha parido u n h i j o .


Pero si lo encuadramos en u n contexto espiritual, se desnuda con crudeza u n c o n f l i c t o
ancestraldel ser h u m a n o : la conservación eterna del poder o b i e n , la entrega del m i s m o al
h i j o que es el sucesor... -El concepto h i j o se refiere a la nueva generación y el vocablo po-
der al d o m i n i o y sometimiento de otros-. Por u n lado, aparece claramente la necesidad
egoísta de la perpetuación eterna del aspecto material del p r o p i o cuerpo, con una pérdida
de visión del papel efímero y transitorio que cumple éste en la vida h u m a n a t o t a l . El ver-
dadero papel es el de i n d u c i r el correspondiente aprendizaje en aquellos que deben expe-
r i m e n t a r l o . Por o t r o lado, se expresa la sabiduría y la h u m i l d a d para aceptar la d e c l i n a c i ó n
de los aspectos físicos de la corporalidad y su necesaria entrega a las fuerzas destructoras de
la naturaleza, para que el espíritu que lo anima se libere, una vez m á s , de sus ataduras y
vuelva a experimentar la vida espiritual propiamente dicha.
Analicemos ahora esta secuencia:
• Urano, primera generación de dioses, decide enterrar a sus
hijos (bajo tierra, en el i n f i e r n o ) . Su esposa, Gea, es la encar-
gada de preparar a su h i j o Kronos para derrocar a su padre,
quien es castrado con una hoz y arrojados sus testículos al
mar.
• Kronos, segunda generación de dioses, repite la historia, y
temeroso de sus hijos los devora u n o a u n o . Su esposa, Rea,
salva a Zeus e s c o n d i é n d o l o en una cueva y d á n d o l e al padre,
en reemplazo de su cuerpo, una piedra envuelta en pañales
que Kronos devora.
• Zeus, tercera generación de dioses, obliga a su padre a v o -
mitar a sus hermanos para que recuperen su libertad.
Es evidente que la violencia p r i m i t i v a de Urano y Kronos
evoluciona hacia la a c t i t u d firme de Zeus, q u i e n disputa la so-
beranía universal con su padre Kronos pero luego lo perdona
y le otorga la soberanía de una i s l a l 9 4 ; t a m b i é n i n d u l t a a los
Titanes y comparte con sus hermanos Hades y Poseidón la so-
beranía del Universo. Esto muestra u n verdadero proceso evo-
l u t i v o desde aquella dureza p r i m i t i v a hasta la incorporación
Crottos, cabeza de bronce arcaico. del perdón en la a c t i t u d de los dioses, lo cual señala el cami-
Data del 500 a C.
no a seguir por el alma humana en su desarrollo espiritual.
También es posible observar en el A n t i g u o Testamento u n acentuado p r e d o m i n o de la jus-
ticia y el rigor. El Nuevo Testamento, en cambio, se halla impregnado del amor y el perdón.
PREGUNTAS DEL

NOVENO SEPTENIO

SU

•¿Cómo fue el paso de los 55 a los 56 años? •¿Has organizado la administración de tus bie-
¿Crisis, cambios exteriores e interiores? ¿ C ó m o nes?
fue el a ñ o 60? •¿Cómo está tu campo de relaciones?
•¿En q u é estado se encuentran tus ó r g a n o s sen- •¿Tienes en las viejas relaciones cosas que arre-
soriales? ¿ Q u é haces por su cuidado? glar o que reconciliar?
•¿Cómo está tu memoria? •¿Cómo es tu relación con la g e n e r a c i ó n más jo-
•¿Cómo es tu movilidad física? ¿ Q u é ejercicios ven?
haces para conservarla? •¿Qué ataduras tienes en la vida?
•¿Tienes p r e o c u p a c i ó n anímica o disgustos e in- •¿Qué cosas han de ser respetadas cuando estés
satisfacción? enfermo de muerte? ¿Y después de la muerte?
•¿Qué sentido le ves a tu vida? (Expresar los deseos.)
•¿Has alcanzado tus metas? •¿Cómo será tu vida después de la jubilación?
•¿Qué quieres desarrollar en el futuro? •¿Qué impedimento o dificultades tienes de na-
•¿Qué aspecto tiene tu futuro plan de vida? turaleza corporal o anímica?
•¿Tienes ganas de aprender cosas nuevas? •¿Qué enfermedades, accidentes, operaciones,
etc., drogas, medicamentos, adicciones, tienes?
•¿Tienes posibilidades financieras para los p r ó x i -
mo años?*
(Para las ulteriores fases de la vida las preguntas
serán las mismas que las de 56 a 63 años.)
197 I LOS TRES SEPTENIOS D E ESPIRITU
j ALMA
I ESPÍRITU
] % | DOS TIPOS DE HOMBRE
]99 j ESPEJAMIENTO BIOGRÁFICO DE TENDENCIAS Y PROCESOS MÓRBIDOS
; TRABAJO ESPIRITUAL ESPECÍFICO PARA LOS TRES SEPTENIOS DEL ESPÍRITU
LOS TRES SEPTENIOS D E L ESPÍRITU

Así como al finalizar el desarrollo de los tres primeros septenios y de los tres segundos presen-
tamos "Los tres septenios del Cuerpo" y "Los tres septenios del Alma", ofreciendo una visión de
conjunto de lo tratado unitariamente, ahora corresponde idéntica labor con los tres últimos sep-
tenios, llamados del Espíritu.
Es importante resaltar y despejar ciertas incongruencias conceptuales que nos acompañan en
la vida cotidiana, desde u n elemento rector del idioma como es el diccionario de la lengua cas-
tellana. Analizaremos algunas definiciones respecto de "alma" y "espíritu" para comprender el i n -
menso halo de confusión que rodea a estos dos conceptos esenciales:

ALMA

• Proviene de latín anima = soplo, vida, aire, aliento


• Significa: principio de vida
• Sinónimos: espíritu, ánimo, inteligencia, instinto, entendimiento

ESPÍRITU

• Proviene del latín spiritits = soplo


• Significa: sustancia incorpórea. Ejemplo: ente imaginario como los aparecidos, los genios o
los gnomos.
• Sinónimo: alma, fantasma, principio del pensamiento
Etimológicamente, "espíritu" es una derivación de la palabra "espirar", que significa soplar, res-
pirar, y que participa a su vez de una constelación de semejanzas:
• aspirar: echar el aliento hacia abajo
• conspirar: respirar juntos, estar de acuerdo
• expirar: exhalar
• inspirar: soplar adentro de algo, infundir ideas
• suspirar: respirar hondo
Como se puede apreciar, el primer sinónimo sugerido para "alma" es "espíritu", y viceversa, con lo
cual se plantea una dificultad mayúscula al intentar diferenciar ambos términos.
Si seguimos observando los sinónimos sugeridos, por ejemplo para "alma" -ánimo, inteligencia, ins-
tinto, entendimiento-, se hace muy complejo entender qué es realmente el alma. El significado asig-
nado -principio de vida- también induce a confusión, ya que se lo puede relacionar con el hálito de
vida, pero no se especifica si se alude a una vida bilógica -bios- o a una vida superior o consciente.
Tratemos ahora de comprender el significado de "espíritu" a través de la definición académica: "sus-
tancia incorpórea" con la aclaración "ente imaginario como los aparecidos, los genios o los gnomos".
La imagen recibida mediante estos conceptos es borrosa y confusa. La expresión "ente imaginario"
contribuye definitivamente a determinar la inexistencia del concepto que define. Además, la etimo-
logía del vocablo nos remite al latín spirare = espirar, y las distintas acepciones que de allí se derivan
dan una idea aproximada de que el espíritu tiene algo que ver con la vida -inspirar-, con la muerte -
exhalar- y sobre todo con el proceso rítmico de la respiración (atada indisolublemente al sistema car-
diovascular).
El concepto clave de la existencia humana, el motivo de su reencarnación y destino y la posibili-
dad de evolución consciente del hombre, quedan virtualmente a la deriva frente a esta fragilidad con-
ceptual y a una sinonimia que mezcla el espíritu con el alma, con los fantasmas y los principios del
pensamiento. Es uno de los regalos del materialismo en que vivimos esto de confundir el alma con
el espíritu y dar una imagen tan borrosa e inexistente del Yo humano.
El concepto antroposófico de alma ha sido desarrollado ya en "Los tres septenios del Alma"; desde
el mismo enfoque, diremos ahora que el espíritu es la esencia de la Individualidad; es la entidad que
permite reflexionar sobre la percepción y los actos, para adquirir así el conocimiento. Únicamente
puede el hombre formarse u n concepto de sí mismo si adquiere conciencia de la importancia que po-
see la facultad de pensar en su propio ser.
IA
PARTE

Alma y espíritu constituyen en sí una verdadera puerta de entrada al conocimiento del mundo
anímico-espiritual, y por tal motivo la Antroposofía realiza una prolija descripción y caracteriza-
ción. (Puede consultarse "Teosofía", de Rudolf Steiner.) También, junto con el cuerpo, el alma y el
espíritu representan la base de la estructura ternaria del ser humano: cuerpo, alma y espíritu en
contraposición a una confusa imagen dual -cuerpo/mente, cerebro/mente- que ha ido ganando
adeptos en ciertos ámbitos científicos. Si bien la aceptación del concepto "mente" o "energía" in-
troduce una alternativa frente a la rígida concepción mecanicista -sistema que explica los fenó-
menos vitales mediante las leyes de la mecánica-, la dualidad no ayuda a esclarecer en su totali-
dad el camino de regreso a los mundos superiores.
En lo que se refiere al aspecto religioso, hace ya muchos siglos que se ha perdido la triestruc-
turación humana en favor de una híbrida dualidad cuerpo-alma o materia-espíritu, lo que priva
al hombre de alcanzar un profundo conocimiento de su esencia.

DOS TIPOS D E HOMBRE

En cada uno de los tres septenios del Espíritu hemos descripto los avatares físicos y psíquicos
que la persona puede atravesar y las posibilidades de desarrollo espiritual que se abren en cada
una de las crisis septenarias. Esto conforma el punto crucial, medular, que el ser humano tiene
a su alcance para lograr la transformación consciente de su Cuerpo Astral -Manas-, de su Cuerpo
Etéreo -Buddi- y de su Cuerpo Físico -Atinan-.

De aquí entonces que hayamos definido al hombre del séptimo septenio -42 a 49 años-, que
experimenta por primera vez los efectos del agotamiento del Cuerpo Físico y que debe descubrir
en el camino de la declinación física el rescate de su aspecto espiritual, como el principiante en
el proceso de desarrollo espiritual. Consecuentemente, el hombre del octavo septenio -49 a 56
años- se podrá convertir en el maestro, y el del noveno septenio -56 a 63 años- puede devenir en
el sabio. A medida que transcurren estos tres septenios (desde los 42 hasta los 63 años), el ser hu-
mano va incorporando a su visión particular del Universo, la Naturaleza y el Hombre, la expe-
riencia adquirida.

En la práctica he observado que pueden aparecer en esta etapa "dos hombres", o dos t i -
pos de hombres m u y distintos, y por ende polares entre sí. La inclinación individual ha-
cia alguna de estas dos posiciones depende de muchos factores, pero dos m u y relevantes
son el destino elegido y la evolución espiritual de cada Ser.
(Antes de hacer una descripción aproximada de estos "dos hombres", recordamos que
toda síntesis esquemática presentada en este libro lleva en sí misma el impulso de acercar
al lector a una comprensión del tema, pero no excluye una inmensa variedad de expresio-
nes inéditas para cada ser h u m a n o . Algo similar ocurre cuando queremos determinar con
precisión u n temperamento o u n signo astrológico: es m u y difícil encontrar una manifes-
tación pura de cada u n o de ellos.)

Hombre dormido H o m b r e despierto


1
Sometido a la VIDA > Inmerso en el TRABAJO y el aprendizaje
Resignado Conocimiento de Sí

• Simplemente existe,
y ocupa un lugar en el mundo
tryt rp» •• -.• '•<*"Wf *' *.' »"
?
r•»*«
• Esclavo del miedo y la culpa lkAfo^taft,v,li.v^ :
• Ya no lucha contra el miedo y la culpa,
• El origen de sus conflictos es exterior los transforma y aprende.
y se debe a eventos y/o personas • Los conflictos pertenecen a su interior y
• Sólo atina a preguntarse "por qué" son la base de su aprendizaje terrenal
• Sometido al azar y la casualidad • Aprendió a preguntarse "para qué"
• Descubre la causalidad de la existencia
• Se desgasta en la búsqueda del Placer • Busca el Sentido de la Vida (aprovecha cada crisis
o el Poder de su biografía para encontrar al nuevo hombre)
• Encadenado a la dimensión témporo- • Abierto a perspectivas transpersonales
espacial del mundo físico
• Aprende a cultivar el asombro,
la reverencia y la entrega

También he encontrado esta idea de los dos tipos de hombres en algunos autores que
ESPEJAMIENTO BIOGRÁFICO DE

TENDENCIAS Y PROCESOS MÓRBIDOS

han desarrollado caminos particulares para despertar al nuevo hombre:


• G. Gurdjieff, el inquietante místico ruso, define al hombre corriente como u n Ser dor-
m i d o y habla de u n choque consciente para despertarlo. Considera a la Vida como u n es-
tado mecánico de la existencia y al Trabajo sobre Sí como lo esencial para lograr otra ca-
lidad de hombre.
• K. G. Dürckheim, el sabio de la Selva Negra, a través de su propia experiencia quiere
hacer una síntesis entre el cristianismo y el budismo zen; esto es la reunión mística de
Oriente y Occidente. Introduce en Occidente el concepto de "Hará", o centro v i t a l . D i v i -
de al hombre en u n ser existencial y u n ser esencial, brindando u n interesante camino pa-
ra lograr la metamorfosis.
• V. Frankl, creador de la Logoterapia, sobreviviente de los campos de exterminio del na-
zismo, hace oír su voz y describe al hombre como sometido a las fuerzas del Placer o el
Poder, o bien luchando para encontrar el Sentido de la vida.

Este c ú m u l o de aportes me parece útil para poder pensar en ese ser humano que alcan-
za los 42 años y en forma activa en cada instante debe decidir sobre los cambios a reali-
zar en sí mismo.

En esta etapa el cambio esperado n o se dará sólo en lo esencial sino también en la disposi-
ción caracterológica del h o m b r e . La estructura de su personalidad también deberá acompa-
ñar a sus cambios internos. Así como el recién nacido presenta sus huesos apenas esbozados,
con sus incipientes núcleos de osificación casi transparentes, a las fuerzas de Saturno para
que éstas inicien su trabajo de cristalización y mineralización, así también el carácter del n i -
ñ o presenta una maleabilidad que se irá estructurando y consolidando a lo largo de los años.
Es m u y habitual aceptar el advenimiento de la madurez o de la vejez acompañadas por una
rigidez de carácter y de pensamiento. Así como el Cuerpo Físico pierde su flexibilidad y su
plasticidad, igualmente el carácter y u n c ú m u l o de ideas se entretejen para constituir u n rí-
gido corsé que el i n d i v i d u o ostenta generalmente como fortaleza o seguridad en sí m i s m o .
Cuando se produce u n verdadero cambio i n t e r n o , esta expresión corporal y caracterológi-
ca se modifica radicalmente dando lugar al surgimiento de la distensión, la paz y la beatitud
características de haber encontrado la armonía plena con Dios y con el m u n d o .
En lo que hace a la esfera corporal propiamente dicha, podemos recordar que las enfeme-
dades de la segunda m i t a d de la vida (42 años en adelante) tienen su origen en la infancia.
Ya hemos visto que la predisposición a enfermedades o las tendencias caracterológicas
(que kármicamente debe enfrentar la Individualidad) se imprimen en el código genéti-
co; su aparición en la biografía se debe a los detonantes, y el desarrollo en menor o m a -
yor grado de los mismos al aprendizaje espiritual que el ser humano haya realizado has-
ta el momento.

ESPEJAMIENTO BIOGRÁFICO D ETENDENCIAS Y PROCESOS MÓRBIDOS

Así vemos que:


• Del desarrollo del polo neurosensorial
-cerebro y sentidos- que se lleva a cabo en
el primer septenio, van a depender las en-
fermedades del sistema nervioso, como la 21 a 22
esclerosis cerebral (que puede presentarse REUMATISMO
MIEMBROS 1 COTA
en el noveno septenio). ' DESARROLLO
ÓRGANOS ABDOMINALES DIABETES
• Del desarrollo del sistema rítmico, o 14 a 16 AP. CENITAL 49
maduración del sistema cardio-respiratorio, ESCLEROSIS VASCULAR
que se lleva a cabo en el segundo septenio, DESARROLLO AP. RESPIRATORIO TENDENCIA AL INFARTO
dependerá la aparición de esclerosis vascu- i SR AP. CIRCULATORIO ASMA
7a9 56
lar o tendencia al infarto, como asimismo
la reaparición de u n asma antigua (que pue- DESARROLLO CEREBRO ESCLEROSIS CEREBRAL
den aparecer en el octavio septenio). SENTIDOS
63
• Del desarrollo del polo metabólico mo- ( •- - - -
tor, que se produce en el tercer septenio, y NACIMIENTO
>
que involucra a la alimentación, la regula-
P PARTE

ción metabólica, el desarrollo del aparato genital, la altura definitiva y el desarrollo de los miem-
bros, dependerá en gran medida el despertar de tendencias mórbidas como reumatismo, diabe-
tes, gota o trastornos digestivos (que se observan en el séptimo septenio).
También la sexualidad evoluciona en estos tres septenios del espíritu, acompañando las carac-
terísticas de cada persona. Me refiero al concepto de sexualidad en forma m u y amplia, tan am-
plia como el m i t o del andrógino espiritual que al dividirse en cada encarnación física necesita
imperiosamente encontrar su otra mitad para lograr la armonía y el equilibrio. El encuentro en
el plano físico entre los dos sexos es u n verdadero intento de reconstituir la unidad primordial.
La belleza de este relato es una expresión del amor sublime: en u n aspecto abarca la sensualidad
como una renovación de la sensación que nos brindan los sentidos, y en otro contempla el de-
sarrollo del afecto, la comprensión y el respeto como parte de una sensación de unicidad cósmi-
ca y humana que crece a través de los tres septenios del espíritu.
La relación sexual propiamente dicha, como acto íntimo, privado y libre, también crece y se
enriquece alcanzando una expansión, u n sentir pleno y una sensación de c o m u n i ó n con el Cos-
mos, más allá del Ser.
La descripción de tal e v o l u c i ó n espiritual de la sexualidad contrasta n í t i d a m e n t e
con la g e n i t a l i z a c i ó n y la m e c a n i z a c i ó n que suele sufrir h o y la sexualidad cuando se
le teme, se la i g n o r a , se la idealiza o excluye; es decir cuando se la distorsiona o se la
arranca del contexto de su t o t a l i d a d . Es más grave a ú n cuando es u t i l i z a d a c o m o fac-
t o r de s o m e t i m i e n t o o de poder. En este sentido el mercado de la pornografía ofreci-
do a la sociedad de consumo actual, en el que el sexo ha sido extrapolado de la t o -
t a l i d a d del ser h u m a n o y se lo ha genitalizado, profanado, degradado, envasado y co-
mercializado c o m o u n p r o d u c t o m á s , es u n claro ejemplo de la p o l a r i d a d opuesta al
concepto espiritual de la sexualidad h u m a n a al cual nos hemos referido más arriba.

Es oportuno recordar que cuando Rudolf Steiner fue consultado sobre la cuestión de la sexua-
lidad señaló que ésta correspondía exclusivamente a un problema de evolución de la humani-
dad. Tan importante como su respuesta fue el momento histórico en que la pronunció, ya que
él desapareció físicamente en el año 1925 y todos podemos recordar la represión sexual que v i -
vió la cultura occidental durante el primer cuarto de este siglo. U n indicio de tal realidad lo cons-
tituyen los conflictos académicos y sociales que suscitara la obra de Freud al encuadrar el tema
de la sexualidad como parte de la teoría psicoanalítica en cierne.

TRABAJO ESPIRITUAL ESPECÍFICO PARA LOS TRES SEPTENIOS D E L ESPÍRITU

Lo que sigue es una guía de aquello que podemos interpretar como una evolución sana de u n
proceso biográfico de madurez, ancianidad y muerte. No se trata de indicación n i de sugerencia
alguna sobre lo que se debe hacer, pensar o sentir, y menos aún es una receta espiritual de lo que
se debe hacer "para alcanzar el cielo".

Los estados anímico-espirituales que se describen son el resultado de m i observa-


c i ó n práctica durante tres décadas de c o n s u l t o r i o . (Estos resultados son los que
g u í a n , en general, t o d o el material que he volcado en las p á g i n a s de este l i b r o . ) Este
proceso fue jalonado por dos transformaciones: la p r i m e r a , i n d i v i d u a l , que parte de
una ciencia mecanicista para arribar a una Ciencia Espiritual; la segunda, profesio-
n a l , que se i n i c i a c o n una pediatría psicosomática y desemboca en una m e d i c i n a de
o r i e n t a c i ó n antroposófica. Estas experiencias vivas de la relación causal m é d i c o - p a -
ciente, h a n sido el crisol donde fueron compartidas las vivencias c o n m u c h o s pacien-
tes en tránsito (mal llamados "terminales") y muchos otros seres de diferentes eda-
des, sexo, cultura y n i v e l social que se veían abocados a enfrentar la v i d a , la enfer-
medad, la discapacidad o la m u e r t e . Así me fue posible i n i c i a r u n largo aprendizaje,
que nunca terminará mientras c u m p l a esta tarea. Este aprendizaje me e n s e ñ ó a c o m -
partir:
• Vidas rutinarias, m o n ó t o n a s , s i n mayores sobresaltos; que n o c o n o c i e r o n la c u m -
bre del placer n i el abismo del dolor.
• Vidas que c u m p l i e r e n religiosamente con los imperativos o modelos sociocultu-
rales de su é p o c a .
• Vidas con tropiezos graves, c o m o accidentes, enfermedades m u y serias o pérdi-
das de seres m u y cercanos.
• Vidas envueltas en las tinieblas de la depresión y el s u i c i d i o .
• Vidas ancladas en el o d i o y en la venganza.
TRABAJO ESPIRITUAL ESPECÍFICO PARA

LOS TRES SEPTENIOS DEL ESPÍRITU

• Vidas egoístas y estériles; almas semidesvanecidas por el alcohol o las drogas.


• Almas ya depuradas, con cuerpos deformados.
• Cuerpos inmóviles de por vida, oficiando de cárcel para u n alma atribulada.
• Inocencia, pureza y beatitud, con hermosos cuerpos o con horribles malformaciones...
Y también, este aprendizaje me ha enseñado a descubrir en cada una de estas vidas una
pieza más del ingenioso rompecabezas que es la propia biografía.

Existen cinco cualidades en esta evolución sana de madurez, ancianidad y muerte. No obs-
tante las limitaciones del lenguaje escrito para brindar una descripción por lo menos apro-
ximada del m u n d o a n í m i c o del h o m b r e , he tratado de plasmar estas cinco cualidades e n
dos esquemas:
• El primero de ellos nos ayudará a visualizar c ó m o se relacionan en-
PERDÓN
tre sí. (Es obvio que nada puede ocurrir de manera tan esquemática en
el alma del hombre, pero, teniendo en cuenta el intelecto que debe
aprehender la idea, el mensaje resulta didáctico.) La sensación de unici-
dad ocupa el centro del alma y de allí se desprenden las otras cuatro ca-
racterísticas. La idea de que la sensación de unicidad ocupa el centro ha DESAPEGO
surgido de observar que, cuando la persona llega a experimentarla, las
otras cualidades pueden ser alcanzadas sin dificultad; mientras que si al-
gún otro valor ocupa el centro las demás cualidades no poseen la mis-
ma viabilidad. "Ocupar el centro" significa que la persona reiteradamen- AGRADECIMIENTO
te se siente allí ubicada y hace de esto u n aspecto central de su vida. Es-
ta actitud le permite descubrir alguno de los otros caminos.
• El segundo esquema pretende ilustrar la posible evolución de estas cinco cualidades a partir
de los 42 años.
Los vectores, sus cambios de dirección y la altura alcanzada por ellos
en el gráfico, tratan de evocar la multiplicidad de cambios posibles que
cada vida humana trae aparejada, con la consiguiente transformación
del alma humana. Los valores que seguiremos desarrollando a conti-
nuación son tomados aquí en forma conjunta.
La intensidad del cambio se destaca con u n vector más grueso; esta
situación puede darse de manera muy nítida en u n septenio en particu-
lar y decaer notoriamente en el próximo. L a intensidad del cambio no
va asociada a la perseverancia en el camino elegido. La transforma-
ción de la persona sufrirá los embates del medio ambiente donde ella
actúa, y para sostener esa transformación debe existir, y despertarse en
el hombre, una considerable fuerza de voluntad.
También he querido simbolizar el desarrollo espiritual con la eleva-
ción del vector respecto de la horizontal. Se puede llamar así a la incor- 42 49 56 63

poración efectiva de los cambios en la vida humana, es decir a la esta-


bilidad del cambio logrado.
La actitud que el hombre ponga en práctica desde los 42 años en adelante está en directa rela-
ción con la vida vivida, pero la madurez alcanzada también le servirá para implementar cambios
que nunca antes había encarado. La presencia cada vez más real de la propia muerte actúa co-
mo u n acicate para el despertar, pero también puede darse el fenómeno inverso y que el miedo
a lo desconocido, propio de la conciencia de vigilia, obstruya o paralice ese despertar.

Aquí es donde adquiere especial importancia el tema de los dos tipos de hombre m e n -
cionado anteriormente, y las ayudas espirituales para que el i n d i v i d u o despierte de su v i -
da mecánica a través del choque consciente.
Sobre la base de m i experiencia menciono dos caminos que habitualmente pueden
guiar al hombre en cada encarnación hacia el encuentro del segundo hombre: uno es el
dolor; el otro es la profunda necesidad de conocer. En este último caso dicha necesidad
debería equipararse ¡a la imperiosa necesidad de aire que sentimos luego de permanecer
más de cinco minutos con la cabeza bajo el agua! En el caso del dolor, n o significa esto
que se lo deba buscar como meta, sino que cuando él haga su aparición en nuestras vidas
jamás debemos dejarlo escapar sin haber descifrado su mensaje.
1 B
PARTE

Hablábamos de la sensación de unicidad; nos referíamos a esa especial sensación de unidad con
el Todo. ¿Qué es el Todo? En realidad, no hay conceptos que lo puedan definir, ya que en caso
de lograrlo lo definido dejaría de serlo; simplemente, el Todo... Es.

Tan especial sensación de unicidad se puede percibir, de dos maneras distintas:


• La primera de ellas es relatada frecuentemente por personas que han hecho abandono de su
Cuerpo Físico en una situación de extremo riesgo, como la ECM (Experiencia Cercana a la Muer-
te), acontecida por una intervención quirúrgica, por u n accidente, o eventualmente durante una
meditación profunda. Estas personas la describen como la sensación de no poseer u n cuerpo y
de sentirse a la vez parte del Universo. El cuerpo es el Cosmos mismo. La sensación de unidad
se manifiesta con la esencia de las cosas -arquetipos espirituales- y no con las cosas en sí. Las co-
sas u objetos del mundo físico se vivencian como una consolidación material de aquella esencia
(o arquetipo). No obstante, no es una fusión cósmica con pérdida de la conciencia; siempre exis-
te la conciencia del sí mismo participando con verdadero gozo de la inédita experiencia. Es ha-
bitual que la sensación aparezca entrelazada con otras manifiestaciones, como la omnipresencia
(estar presente en distintos lugares simultáneamente), o la omnisapiencia (sentir que se sabe to-
do de la Naturaleza, del Hombre, de Dios; asistir fascinado a los misterios íntimos de la vida y a
la inexistencia de la muerte). Cuando la experiencia cesa y se retorna al cuerpo generalmente se
duda de lo vivido, ya que el imperio de los sentidos y nuestro condicionamiento cultural no de-
jan resquicios para experiencias suprasensibles. Solamente si la persona siente una verdadera
confianza y comprensión por parte de u n interlocutor responsable se atreverá a relatar este tipo
de experiencias.

Deseo aclarar que no es nada frecuente, n i es propio de una simple ECM, el hecho de
que una persona tenga acceso a lo aquí relatado. En la ECM habitual suele presentarse el
túnel oscuro, la presencia luminosa, puede asistirse o no al desdoblamiento del propio
cuerpo y pueden coexistir experiencias paranormales; pero para llegar a ciertos estados de
conciencia el ser humano debe alcanzar u n trance m u y profundo, casi similar a la muer-
te física. Han sido m u y pocas las personas que han atravesado una ECM, con las cuales
hemos podido pesquisar de manera provechosa para sí mismas estos fenómenos. En ge-
neral, el episodio había ocurrido durante una ECM quirúrgica; en u n solo caso sucedió d u -
rante una meditación, y en n i n g ú n caso he podido observar su aparición por ingestión de
drogas.
Pero lo más valioso de estas experiencias n o es la anécdota, sino el cambio de vida de
quienes las han v i v i d o y su necesidad de conocimiento acerca de los mundos espirituales.

Lo dicho sirve como descripción de la sensación de unicidad en sí, pero no son estas experien-
cias las que nos interesan ahora. Dijimos que había dos maneras distintas de acercarnos a esa
sensación de unicidad; hemos descripto una de ellas, impregnada de u n profundo sentido kár-
mico para quien la atraviesa, cuya irrupción se busca accidental o dramáticamente y que puede
ser aprovechada o no a posteriori.
La otra manera de acercarse a dicha experiencia es la que realmente interesa en todo proceso
biográfico. No se manifiesta bruscamente, no posee la intensidad n i la fugacidad de las experien-
cias relatadas. Es u n proceso que se instala lentamente a partir de la cuarta década de la vida y
que debe ser cultivado cuidadosamente.
Si alrededor del inicio del séptimo septenio (42 años) el segundo hombre no aparece, es m u y
probable que la dirección del proceso evolutivo sea atraída entonces hacia el materialismo con
la exacerbación del individualismo, el egoísmo y la separatividad. Los objetivos correspondien-
tes al m u n d o físico adquirirán gran relevancia y florecerá u n escepticismo notorio respecto de
las experiencias transpersonales o espirituales.
Pero si la persona abre sus" sentidos a esta sensación nueva de unicidad y se decide conscien-
temente a profundizarla, entonces se habrá iniciado la verdadera senda del principiante que aspi-
ra a la fraternidad y a la unidad en el camino espiritual.
Los caminos que mayor ayuda b r i n d a n en este sentido como testigos del acontecer c o t i -
diano lo constituyen la meditación diaria y la observación constante de sí m i s m o . En a m -
bos casos se rompe sistemáticamente con la esclavitud de la conciencia de v i g i l i a y se pue-
de apreciar la causalidad.
TRABAJO ESPIRITUAL ESPECÍFICO PARA

LOS TRES SEPTENIOS DEL ESPÍRITU

La toma de conciencia de esta causalidad que obra en nuestra existencia nos prepara para abor-
dar el concepto de karma. (Para quienes trabajan en una línea transpersonal jungiana se hará
evidente la sincronicidad de los fenómenos observados.) Solamente así la vida adquiere sentido
c o m o escuela, y cada tropiezo será bienvenido por el mensaje que encierra. Aunque estemos en
presencia de u n hecho minúsculo, éste no debe dejar de ser relacionado con la causalidad y con
el orden universal. Si se ejercita esta observación constantemente, el individuo logra instalarse
poco a poco en la sensación de unicidad emergente. Más aún, todo conocimiento adquirido de-
be apuntar a la unión con el Todo, y aquel conocimiento antiguo deberá ser reformualdo en re-
lación con la Totalidad.
Cuanto más se especializa el hombre, más peligrosa se torna la ten- CU3íldo ÜSÍC
dencia a la separatividad y al mero conocimiento abstracto, impersonal
y, por ende, in-humano. N o está mal conocer a fondo las partes o lo m i -
núsculo siempre que se lo integre con la Totalidad de la cual proviene. estado de unicidad
Cuando este estado de unicidad ocupa el centro del alma se percibe
una agradable sensación de paz y u n germinar de sentimientos serenos
de amor y fraternidad universal.
ocupa el centro
La actitud que suelen despertar estas sensaciones de unidad y paz i n -
terior es el desapego.
del alma se percibe
El desapego es habitualmente mal entendido y por tanto mal enseña-
do en algunos grupos espiritualistas inspirados en la sabiduría oriental. una agradable
(No me refiero al concepto que del desapego tiene el maestro oriental,
sino a la interpretación que se le da en Occidente.) Una particularidad
del aprendizaje occidental es el desarrollo manifiesto de la
sensación de paz
Individualidad y su correspondiente limitación, así como una particu-
laridad del aprendizaje oriental es el desarrollo de la devoción. Como
y un germinar de
todo tiene una razón de ser en los designios divinos, es m u y ingenuo
suponer que el hombre occidental posee u n ego m u y grande y que el sentimientos serenos
hombre oriental carece de ego. Es sabido que las almas que encarnan,
en Oriente o en Occidente, poseen determinadas características adecua-
das al lugar del planeta en el que realizarán su experiencia. Cada h o m -
de amor y
fraternidad universal
bre está donde debe estar, y cada uno debe descubrir cuál es su verda-
dero camino ya sea en el lugar donde ha nacido o cruzando los mares
en busca del propio destino.
Es evidente que el peligro de una poderosa Individualidad es el egoísmo, pero a su vez la
inexistencia de la individuación conlleva el peligro de perderse para sí mismo y para el m u n -
do. El aprendizaje se adquiere con las dos experiencias.
Recordemos que la voluntad es el instrumento del Yo. De esta conciencia del Yo depende
ahora el desapego.
En los grupos mencionados es frecuente comprobar una temprana exigencia, hacia quienes se
acercan a integrarlo, en el sentido de practicar el desapego o la renuncia al ego. Se sabe que este
ego es u n mero reflejo del Yo superior, u n simple aspecto de la personalidad. Pero lo que no se
sabe, o no se tiene en cuenta, es que cada persona que llega al grupo trae, tras de sí, una biogra-
fía, una estructura de personalidad, una familia, u n contexto cultural y una experiencia occiden-
tal a cuestas. No se tiene en cuenta que al recién llegado puede haberle llevado muchos años es-
tructurar una personalidad que puede ser endeble, y ahora, frente a u n choque consciente de
búsqueda espiritual, se le puede estar exigiendo que abandone lo que tanto trabajo le costó con-
seguir y además ¡cultivar el desapego!
Esta situación no es una mera hipótesis; se trata de u n relato arquetípico conformado por n u -
merosas personas que suelen llegar a la consulta antroposófica confundidas y angustiadas por
no saber c ó m o resolver el conflicto entre su necesidad espiritual y la exigencia externa. Sin n i n -
guna duda, lo primero que hay que fortalecer es su estructura de personalidad; afianzar su au-
toestima con todo el egocentrismo que de allí pueda devenir. Luego de u n período suficiente-
mente prolongado que garantice su estabilidad anímica y la adquisición de una base m í n i m a de
conocimiento, recién entonces se podrá encarar el tema en conflicto.
Hechas estas aclaraciones, ahora nos preguntamos ¿qué es el desapego?:
• Es u n cambio de valores
l u
PARTE

• Es la transformación de valores materiales en valores espirituales


• Es un valor que está en el centro, equidistante entre la posesión y la indiferencia. Resulta fre-
cuente que muchas personas, consciente o inconscientemente, renuncien a la posesión y caigan
en la indiferencia. Se produce una fuerte reducción del deseo (poseer) y el Ser pierde la capacidad
de sentir tornándose indiferente: ha transformado la hiperestimulación del Cuerpo Astral en
anestesia. Los dos extremos son nocivos para el alma.
El verdadero desapego produce una sensación de paz, y esta misma sensación lo incentiva. La
actitud de desapego estimula en la persona la alegría de descubrir que necesita cada vez menos
para estar cada vez mejor. Desapegarse no significa no tener, significa no depender de lo que se
tiene. Los valores materiales susceptibles de ser trabajados internamente como actitud de desa-
pego abarcan todos los objetos físicos que nos rodean, desde los más insignificantes hasta los
más grandes.
Mucho más difíciles de ser abandonados son los valores a n í m i c o s , porque son más sutiles y
están menos expuestos al campo iluminado de la conciencia; por ejemplo: los roles que ejerce-
mos diariamente, el prestigio alcanzado o el manejo del poder. En orden de sutileza siguen algu-
nas cualidades anímicas como la soberbia, la vanidad, el orgullo; en un plano aún más sutil es-
tán los conceptos y juicios rígidos que se han ido elaborando durante toda una vida y que se han
transformado ahora en una coraza inexpugnable entre el mundo y el Yo.
Las razones espirituales del desapego son casi obvias: la conciencia superior sabe de lo efíme-
ro de la existencia física; sólo basta elevarse a otro nivel de conciencia para que el desapego del
mundo físico se constituya en u n hecho lógico y necesario. Desde el punto de vista de la con-
ciencia de vigilia, u objetiva, hay u n solo acontecimiento en la vida que no resiste la menor ob-
jeción por parte de la razón, esto es la muerte del Cuerpo Físico. Es muy comprensible, entonces,
que a partir de la segunda mitad de la vida esta tremenda verdad humana cobre fuerza incons-
cientemente en el alma.
Todo desapego del mundo de los sentidos, antes de enfrentar la muer-
SENSACION te física, facilitará enormemente el tránsito hacia otro plano de con-
UNICIDAD ciencia y permitirá, en futuras encarnaciones, disfrutar serenamente del
Y
DESAPEGO proceso tan temido.
ACTITUD De la construcción de este esquema con lo tratado hasta aquí surge
claramente que la sensación de unicidad y la actitud de desapego con-
fluyen en u n sentimiento muy elevado: el amor al prójimo.
"Amarás al Señor, tu Dios y al prójimo como a ti mismo" encierra una ver-
SENSACION - dad oculta, y es el re-conocimiento de la Divinidad en el otro así como
AGRADECIMIENTO en nosotros mismos. Reconocer a Dios en el otro y en nosotros, sólo es
Y posible merced a la profunda devoción y reverencia que despierta en el
PERDÓN hombre la emanación divina que vive en su Espíritu.
ACTITUD
...Cuando se trasciende el cuerpo
un espíritu se hace presente.
Cuando se trasciende el espíritu
Dios mismo nos aguarda...
Esta es la clave del mensaje:
Amar a Dios en todos los seres y en todas las cosas...
Meditemos unos instantes acerca del primer mandamiento inscripto en las Tablas de la Ley que
Moisés entregó a su pueblo:
"Amarás a Dios sobre todas las cosas"
y observemos hasta qué nivel llega hoy nuestra conciencia y si se ha producido una transforma-
ción de su sentido.
El a m o r al p r ó j i m o se cultiva y crece. Es u n largo camino que parte del egoísmo -egocentris-
mo- para llegar al altruismo -alter = el otro-. Desde u n punto de vista es u n proceso que, por u n
lado, recibe aportes de la esfera de la unicidad y el desapego, y por otro lado de la esfera del agra-
decimiento y el perdón. Es una sensación que se instala en nuestro Ser y se manifiesta además co-
mo sensibilidad ante la necesidad ajena. Cuando esta sensibilidad se expande en el alma, se ex-
TRABAJO ESPIRITUAL ESPECÍFICO PARA

LOS TRES SEPTENIOS DEL ESPÍRITU

presa en el mundo como acto de generosidad. La mano generosa necesita del silencio para ser
pura: "Que t u mano derecha no sepa lo que hace t u mano izquierda".
La sensación de amor al prójimo siempre despierta u n sentimiento de sana alegría, u n verda-
dero bálsamo anímico-espiritual.
¿Y qué podemos decir de la esfera del agradecimiento y el perdón?
El agradecimiento es una sensación muy poco cultivada en el alma humana. Cuanto más afue-
ra de sí mismo vive el individuo, menos ejercita el Recuerdo de Sí y más aumenta la Compasión
de sí mismo; mayor se torna entonces su exigencia para con el mundo y su capacidad de agra-
decer se reduce al m í n i m o .
La aparición del "segundo hombre" puede transformar esta situación. La segunda mitad de la
vida, o septenios del Espíritu, hace propicia esta metamorfosis; es la etapa de la transformación
consciente de los tres miembros esenciales por el Yo humano. (El concepto "transformación
consciente" es una clara alusión al sabio ejercicio de la voluntad.)
Al hablar de agradecimiento y perdón se puede suscitar una controversia entre el aspecto psi-
cológico y el aspecto espiritual. Desde hace varios años se intenta en nuestro medio delimitar las
áreas de lo psicológico y lo espiritual, pero Ta temática sigue en pie. Sintéticamente se puede lla-
mar "psicológico" (psiquis, psique) a todo aquello que compete al alma en sentido antroposófi-
co, constituido básicamente por los mecanismos de acción. Y se puede llamar "espiritual" a to-
do lo vinculado con el espíritu humano, también en sentido antróposófico, y como tal a la fi-
nalidad de la acción.
Dos ejemplos nos pueden servir para ilustrarlo:
• Un niño que no recibió afecto en sus primeros años de vida, resul-
Es algo inherente
ta lógico que no logre desarrollar la capacidad de agradecer.
• Un niño que recibió la confianza necesaria y el estímulo de la pre-
al alma
disposición a la gratitud en el primer septenio está, en cambio, prepa-
rado para dar y recibir amor, y por ende para agradecer y perdonar.
olvidar rápidamente
Desde el punto de vista psicológico se puede justificar la incapacidad
de agradecer, en el primer caso, y la capacidad de hacerlo en el segun-
lo recibido,
do caso. O sea, se pueden comprender los mecanismos que se ponen en
marcha para producir tal o cual efecto. A esto llamamos mecanismos feor aún es creer
de acción, que son aquellos que pueden responder satisfactoriamente
a las preguntas "por qué" y "cómo". que uno se merece
Pero desde el punto de vista espiritual, para ambos casos al llegar a los
42 años se abren las puertas de los mundos superiores y con ellos el cul- mucho más que
tivo de estas cualidades del alma. Aquí se trata de comprender la fina-
lidad de la acción, y se estará en condiciones de abordar la pregunta lo recibido, y
"para qué".
En los ejemplos citados es obvio que uno de ellos estará mucho me- sentirse agobiado por
a injusticia.
jor preparado para enfrentar esta etapa, pero la diferencia se compen-
sa y equilibra con el destino individual: nadie nace en u n lugar y en
un tiempo que no le corresponda.
Por otra parte, en la vida se pueden cotejar a diario las infinitas excepciones a las reglas de la
lógica: quien más ha recibido ternura y cariño se puede tornar egoísta, y en cambio el corazón
de aquél que sólo recibió dolor y desprecio se puede volver dulcemente comprensivo y ayudar a
todos los que vivan la misma carencia, la misma orfandad. He aquí las raíces del karma, el dis-
tinto aprendizaje que puede realizar cada Yo individual y la sabiduría divina para que cada Ser
encuentre la experiencia que necesita en su viaje por el mundo. Es algo inherente al alma olvi-
dar rápidamente lo recibido. Pero peor aún es creer que uno se merece mucho más que lo reci-
bido, y sentirse agobiado por la injusticia. Cuando la reflexión ocupa el espacio de la vanidad rá-
pidamente cae el telón de este acto y se prepara uno distinto.
La sensación de agradecimiento se expande en el alma como el perfume de u n bosque. El agra-
decimiento nace de los hechos más insignificantes, como respirar, caminar consciente, oír el
canto de un pájaro, presenciar una puesta de sol, recostarse sobre el tronco de u n árbol o acari-
ciar a un animalito. Todo esto despierta un sentimiento de amor y fraternidad universal que i n -
centiva el amor al prójimo pudiendo trascenderse lo humano para llegar a lo divino. Sólo está
I A
PARTE

reservado a los espíritus sublimes transformar la fugaz sensación de agradecimiento en u n esta-


do permanente del Ser.
¿Y qué es lo que nos sugiere el perdón?
Si buscamos la imagen que la misma palabra evoca, en primera instancia nos encontramos con
una suave sensación de benevolencia y calidez. Pero si analizamos el vocablo en detalle surgen
algunas sorpresas: la palabra "perdón" se compone de una preposición inseparable, per, que re-
fuerza su significado, y de u n verbo que tiene profunda significación en sí mismo como acción
de desprendimiento y entrega, donar. Sin embargo, en el mismo vocablo permanece en silencio
otro significado, el de d o n . El sentido de la donación es el de la dádiva u ofrenda, como así tam-
bién es una cualidad del ser humano. Por lo tanto, el perdón es una verdadera cualidad del h o m -
bre que le permite desprenderse tanto de objetos materiales como del orgullo personal, desape-
go, para ofrecer una dádiva, amor al prójimo, que estimula en el espíritu la sensación de agradeci-
miento que lo une con el Todo, unicidad.
Y así nos introducimos en la esfera del perdón, para comprender qué papel juega en la biogra-
fía esta actitud. Es muy valioso entregarse con verdadera dedicación a esta labor espiritual que
abre el camino del autoconocimiento. Aquí hablamos del perdón como una actitud del alma en
relación con el mundo. Una actitud libre, que en cada momento podemos elegir asumir o recha-
zar. La actitud interior de perdonar encierra u n doble aspecto: anímico y espiritual. En el aspec-
to anímico produce u n alivio y una liberación, es u n desprenderse de algo que a su vez nos man-
tenía atrapados y esclavizados. Pero, ¿de qué nos desprendemos?; entre otros sentimientos, de la
humillación, del odio, del dolor.
La pretendida justicia que invocamos para castigar a quienes nos agravian tiene siempre u n os-
curo tinte de venganza que permite aliviar la injuria recibida; lo cual no tiene nada que ver con
aquello que la Justicia Divina determina respecto de nuestro agresor.
Las emociones son patrimonio del Cuerpo Astral, y cuanto menos trabajo hayamos realizado sobre
él mayor será el sufrimiento que soportaremos. Un ejercicio interesante que se puede realizar consiste
en observar atentamente qué sentimos cuando nos perdonan y qué nos sucede cuando perdonamos.
Es probable que cuando sintamos en nosotros el verdadero perdón, sin crítica, sin exigencias n i sumi-
sión, nos invada una cálida sensación de agradecimiento y alegría similares a lo que hayamos podido
experimentar alguna vez en la infancia frente a la bondad o benevolencia de la autoridad. Y cuando
seamos nosotros los que perdonemos desde ese mismo lugar de bondad, nos reencontraremos segura-
mente con aquella olvidada sensación de paz y amor pleno.
En el aspecto espiritual, el trabajo consciente del perdón nos abre las puertas del aprendizaje,
nos torna flexibles y comprensivos de la naturaleza humana. Es un excelente instrumento para
cincelar aspectos oscuros del alma, y nos abre el camino a la indulgencia y la compasión.
La compasión se apoya en la humildad y es el profundo sentimiento de amor cristiano hacia
el semejante. No tiene relación con u n detestable sentimiento de lástima que parásita en m u -
chas almas bajo el engañoso velo de la piedad. La palabra "compasión", en hebreo, deriva de la
voz "rechem", que significa útero, y que refiere u n nuevo nacimiento. Es decir u n nuevo comien-
zo, pero con una comprensión más profunda de lo inútil del resentimiento y el odio y una re-
novada esperanza de que su lugar lo ocupe el amor.
Saber que el otro es nuestro espejo, que los mismos errores que hoy
criticamos fueron nuestras equivocaciones ayer, que en nuestro cora-
zón y en el de nuestros semejantes brilla la misma luz, es suficiente pa-
UNICIDAD ra que se agigante el sentimiento de unicidad y de amor al prójimo.
Y
DESAPEGO Es el Yo humano el que se inclina a la serena reflexión, el que debe
dominar las turbulencias de la astralidad, el responsable de ejercer cada
día con mayor claridad su influencia rectora sobre el plano anímico y
corporal.
^lllllllllllt.K: Por estos motivos, los tres septenios del Espíritu constituyen en cada
encarnación la oportunidad de que el cuarto miembro esencial del
hombre, el Yo, evolucione u n poco más para acercarse a sus verdaderas
metas espirituales.
AGRADECIMIENTO
Y Reflexionemos entonces frente al esquema adjunto, respecto de las
PERDÓN
dos áreas descriptas confluyendo en el amor al prójimo, y situemos es-
TRABAJO ESPIRITUAL ESPECÍFICO PARA

LOS TRES SEPTENIOS DEL ESPÍRITU

to en el proceso espiritual de la biografía que se inicia a los 42 años.


El desarrollo de estas cualidades, en mayor o menor grado según cada persona, implica una
verdadera transformación de los aspectos anímico-espirituales del ser humano. Lo tratado hasta
aquí es una somera descripción de las características generales de estas sensaciones y actitudes,
y cada uno de estos aspectos puede ser motivo de u n intenso trabajo antroposófico en el encuen-
tro médico-paciente. Muchas personas perciben en sí mismas el despertar de estas cualidades en
forma inconsciente, lo cual puede manifestarse como una angustia existencial, y no compren-
den cómo canalizarlas o adecuarlas a la realidad; allí será de indudable trascendencia el septenio
en que el paciente se encuentre. Existe, además, la posibilidad de llevar a cabo u n trabajo bio-
gráfico con los profesionales especializados en el tema.
"SI SE T E HA ESFUMADO UN BIEN TERRENO,

N O E S T É S P O R E L L O E N P E N A , Q U E N A D A ES.

Y SI HAS T O M A D O P O S E S I Ó N D E U N M U N D O ,

N O T E A L E G R E S P O R ELLO, Q U E NADA ES.

P A S A N LAS P E N A S , LAS D I C H A S T O D A S ,

PASA T Ú D E L A R G O F R E N T E A L M U N D O ,

Q U E NADA ES."

JOHANN W O L F G A N G G O E T H E
211 I LA VIDA CONTINÚA

234 í ANCIANIDAD Y VEJEZ


35 I CARACTERÍSTICAS GENERALES
216 | SOBRE LA MUERTE Y EL ARTE DE MORIR
LA V I D A CONTINUA

Este título es m u y elocuente. Sólo resta despejar la siguiente incógnita: ¿cómo?


¿ C ó m o será la vida a partir de los 63 años?
Decribiremos este proceso en los tres niveles que hemos considerado al estudiar los septenios:
el cuerpo, el alma y el espíritu:
En el cuerpo se expresará la decadencia
En el alma se llevará a cabo la transformación
En el espíritu se manifestará el crecimiento

• El cuerpo es el instrumento idóneo para experimentar el mundo físico circundante, merced


a la presencia de u n sistema neurosensorio que lo convierte en el receptor obligado de la reali-
dad exterior, pero también lleva inscripto en sí mismo su propia decadencia y extinción.
Ya hemos dicho al hablar del primer septenio que el Cuerpo Físico se organiza en el seno del
Cuerpo Etéreo ingresando en la dimensión témporo-espacial del mundo material: cuando este
proceso se torna visible recibe el nombre de embrión.
Apenas esbozada la presencia física, se adquiere el tácito compromiso de la destrucción de la
forma una vez cumplido el destino previsto, lo que también se puede denominar su tiempo de
vida. Y en lo más recóndito de su incipiente conciencia corporal se produce la subordinación a
las leyes de lo sólido, tal como la presencia de la masa, el peso y la ocupación de u n espacio.
El m u n d o de la sustancia ha comenzado su eterno reordenamiento para constituir un nuevo
cuerpo humano acorde al plan espiritual del futuro Ser. Es así como el espíritu humano debe rea-
daptarse una vez más al mundo de la materia.
Este embrión se transformará sucesivamente en feto, recién nacido, niño y adulto, llegando en
la vida a una cúspide de lozanía y madurez anímica para sumergirse luego en el proceso de de-
cadencia física que acompaña inexorablemente al desprendimiento espiritual, inherente a cada
ciclo de existencia terrestre.
El conocimiento de estas mutaciones del Cuerpo Físico debería mantenernos en estado de aler-
ta para evitar nuestro desconcierto frente a la insidiosa esclerosis y degradación del mismo.
No obstante, es habitual que algún comentario proveniente de nuestro entorno sea el encar-
gado de modificar drásticamente nuestra autoimagen.
(En m i experiencia, n i el deterioro físico externo n i las enfermedades propias de la edad avan-
zada son los causantes del profundo dolor que produce una verdadera decadencia de la forma.)
Recordemos que el cuerpo es el escenario donde se manifiesta todo aquello que vive en el alma
del hombre.
En este sentido, toda vivencia anímica se refleja en la corporalidad, tanto en la intimidad de
sus órganos como en su cobertura exterior: la piel. No somos conscientes de nuestros órganos
pero en cambio somos muy sensibles a la modificación de nuestra apariencia exterior, por lo tan-
to lo más doloroso e imposible de revertir es la instalación de la máscara de la vida.
Este es u n fenómeno que se va instalando lentamente a partir de la segunda mitad de la bio-
grafía. No hay una fecha cierta de iniciación del proceso, pero se correlaciona con la menor ca-
pacidad de d o m i n i o del organismo líquido por parte de u n Cuerpo Etéreo ya débil, propio de la
edad. La sequedad de la piel permite que se vayan esculpiendo los gestos, que responden a los
estados anímicos habituales de cada persona. Haciendo u n parangón con la tragedia griega, d i -
remos que cada ser humano construye su propia máscara al igual que moldea su propio cuerpo
en relación con lo vivido. Nadie puede ocultar su pasado. Y será m u y diferente la máscara de
quien pueda reír con sano humor o con inocente asombro, de la máscara de aquel que sea ca-
paz de despreciar con soberbia o de herir sin piedad.
Si alguien cree que, cirugía plástica mediante, eliminará la máscara... se equivoca. Lo que se
puede lograr con el auxilio de la técnica es sólo una modificación aparente y transitoria de la for-
ma física. Pero el artífice real de la propia máscara, el alma humana, seguirá proyectando su ver-
dad sobre cualquier tejido que se implante para ocultar lo inocultable.
l s
PARTE

"La ancianidad levanta la máscara con que la gracia de la juventud cubre nuestros defectos; de modo
que aquél que no quiera parecer feo cuando llegue a viejo, es preciso que se apresure a ser bueno."
(Eugenie M a r l i t t )
• Así como todo lo relacionado con el Cuerpo Físico se encuentra indisolublemente atado a lo pere-
cedero y por ende a la decadencia y a la desaparición, todo aquello que se vincula al alma se halla pre-
dispuesto a la transformación.
El concepto de alma ha sido abordado a lo largo de este libro de muy diferentes maneras; una de
ellas la describe como nuestro profundo e ignoto mundo interior, y es allí mismo donde tiene lugar la
esperada transformación, la auténtica posibilidad de cambio.
Es en este espacio virtual donde se hacen presentes las primeras manifestaciones de u n nuevo con-
flicto con el medio, representado por la familia, los amigos, el trabajo o la profesión.
En el plano familiar se pueden agudizar ciertas diferencias ideológicas o de carácter con el resto del
entorno, transformándose la vida cotidiana en un verdadero escollo para superar diariamente.
En el plano laboral se puede descubrir ahora que la forma de ser o de pensar ya no está de acuerdo
con el sistema; el individuo se puede sentir desplazado sin entender el porqué, aunque la razón lo
acompañe; tomará conciencia de que otras personas son las que lo van a suceder a corto plazo. Suelen
aparecer conflictos con el propio pasado, (sensación de tiempo perdido o mal aprovechado) que se ha-
llan inmersos en una oscura sensación de injusticia y frustación.
En el plano profesional el hombre puede sentirse superado por el aluvión de nuevas técnicas y pro-
cedimientos, pero si ha cultivado una observación sana y una experiencia sólida nunca perderá de vis-
ta el Todo dejándose fascinar por las partes.
Lo que acabamos de exponer es más notorio en el caso del varón, mientras que, en el caso de la
mujer que ha llegado a esta edad sintiendo que ha cumplido satisfactoriamente el papel de mujer y
madre que le ha sido reservado como imperativo social, puede entregarse de lleno a una nueva v i -
da que nada tiene que ver, frecuentemente, con su vida anterior, de lo cual resultará u n verdadero
renacimiento.
Tanto para el varón como para la mujer es importante la experiencia de convertirse en abuelos; si tal
experiencia resulta buena podrán reparar viejas heridas, descubrir nuevas virtudes y abrir nuevos ho-
rizontes de sana alegría. Esto reconciliará al ser humano consigo mismo y con la vida; es una actitud
vital. (Desde luego, estamos hablando del abuelo o abuela respetuosos de sus hijos, que cumplen el pa-
pel de secundarlos en su paternidad sin invadir espacios n i desaparecer de la escena; que saben ser ver-
dadero canal de sabiduría y luz para sus nietos y para sus propios hijos.)
Esta actitud vital a partir del final del noveno septenio (63 años) ayudará a enfrentar la limitación,
el dolor o la enfermedad con una fortaleza muy especial.
De ahora en adelante irá lógicamente reduciéndose el gmpo de amigos, conocidos y familiares; a ve-
ces estas desapariciones cercanas despiertan grandes temores a la propia muerte, porque en general, a
esta altura de la vida, ya se ha descubierto que la enfermedad y la muerte no son siempre aconteci-
mientos que les ocurren a los demás.
Es el momento de pulir los objetivos de vida: el individuo debe estimar concretamente qué cosas no
hará, cuáles terminará y que nuevos emprendimientos son factibles a la luz del nuevo estado de con-
ciencia. Si esta depuración de objetivos se logra, seguramente sobrevendrá un estado de paz interior.
La magnitud de estos "embates de la vida" será directamente proporcional a los cambios logrados.
Cuanto menor haya sido la modificación de hábitos y costumbres, cuanto más rígida se haya tomado
nuestra estructura caracterológica, cuanto más dogmáticos se hayan vuelto nuestros pensamientos, es
decir, cuanto menor sea el espacio que nos brindamos para reflexionar sobre nuestros actos, más dura se pre-
sentará la batalla diaria "contra los otros" y más lejos que nunca estaremos de nosotros mismos.
Por lo tanto, una verdadera transformación anímica será el impulso para acoger en nuestro corazón
el agradecimiento, el perdón, el desapego y el amor al prójimo, sentimientos imprescindibles para al-
canzar la anhelada paz interior.

• Y ahora es el momento de acercarnos al espíritu para comprender realmente la vida vivida. Es


en esta dimensión donde se produce el crecimiento.
He aquí la razón de las cosas, el fundamento de la observación y el para qué de la existencia presente.
LA VIDA

CONTINÚA

Recordemos que así como el cuerpo está sujeto a las leyes de la herencia y el alma sometida al desti-
no o karma que ella misma ha creado, el espíritu obedece a la ley de la reencarnación o vidas tenes-
tres repetidas. (R. Steiner)
El concepto de las vidas sucesivas puede ser entonces el punto de partida
para comprender el significado de la existencia actual. Alcanzar los 63 años
fero ¿cómo enfrenta
el hombre
lleva implícita una verdadera necesidad de conocer nuestra esencia, nuestro
destino y nuestra profunda razón de ser.
Es verdad que de acuerdo el proceso evolutivo de cada Individualidad es-
to se puede transformar en u n constante desvelo o puede diluirse en una ne-
gación pueril de la existencia de los mundos superiores. También la época
de nuestros días, sin
en que vivimos es proclive a una parálisis del pensamiento vivo y a una pro-
liferación de la intelectualidad abstracta, clave del materialismo que aleja al una preparación previa,
hombre de sus fines trascendentes. El desarrollo tecnológico y científico
apoyado en la teoría mecanicista de la vida ha agigantado en este siglo que
fenece la imagen destructora, caótica y paralizante de la muerte.
una situación tan densa
Nada sutil o insustancial demostrable puede ser causa del nacimiento y
nada puede haber, obviamente,luego de la desaparición del Cuerpo Físico. y angustiante
como la supuesta
Este es el caldo de cultivo donde se nutre el pensar intelectivo corriente,
susceptible de ser llamado pensar kantiano debido a la enorme influencia
que ha recibido de u n genio de la filosofía, Emmanuel Kant (1724-1804).
Sólo mediante la experiencia pura (forma de la realidad en que ésta se
manifiesta cuando es percibida con total desprendimiento del propio ser)
disolución del Yo
y el fortalecimiento del pensar (máximo exponente de la actividad espi-
ritual) se puede disponer de una herramienta como es el pensar goethea- el no Ser,
nístico, fundamentado en otro genio de la humanidad, Johann Wolfgang
Goethe (1749-1832).
Una misión central de la Ciencia Espiritual consiste en brindar la meto-
que hipotéticamente
dología apropiada para guiar el pensar hacia u n punto equidistante entre un
dogma religioso y u n axioma científico. se produciría tras
Pero ¿cómo enfrenta el hombre de nuestros días, sin una preparación
previa, una situación tan densa y angustiante como la supuesta disolución el umbral
del Yo, el no Ser, que hipotéticamente se produciría tras el umbral de la
muerte física?
Él debe enfrentar dos aspectos:
de la muerte física?
• El primer aspecto corresponde al concepto de la muerte como tal y a sus implicancias huma-
nas, filosóficas y religiosas, para lo cual se requeriría ciertamente una preparación adecuada para
penetrar tal misterio.
• El segundo aspecto pertenece a su propia muerte y ello confunde bastante el mero pensar, hos-
tigado intensamente por los miedos, impulsos y deseos provenientes de la esfera de lo instintivo-
metabólico.
Este último aspecto compromete hondamente al ser humano con el significado de su propia
existencia, con el aprendizaje realizado y eventualmente con el sentido de su vida.
El estudio del proceso biográfico puede ofrecer una valiosa ayuda a quienes llegan a esta etapa
y requieren (en general inconscientemente) una comprensión cabal del proceso vivido. Otra fa-
ceta inestimable de esta ayuda se encuentra en el ámbito de lo artístico, como el modelado, la pin-
tura, la música, el canto o la euritmia.
Así nos preparamos para aprehender la significación del envejecimiento físico y el renacer espi-
ritual. La existencia presente es nuestra escuela: en ella lograremos nuestro crecimiento y evolu-
ción, metas superiores del espíritu humano.
Es habitual que se utilice casi todo el período vivido con fines totalmente egocéntricos, como
el logro de la propia subsistencia y la satisfacción de todos nuestros deseos.
Cuando la encarnación permite reconocer los propios errores y enmendarlos, aceptar la verdad
ajena y aprender, realizar un trabajo interior y crecer, se allana el camino para la tarea social y la
acción comunitaria en beneficio de los demás. El Amor en acción es Fraternidad.
I A
PARTE

De acuerdo con la evolución de cada Individualidad, cada espacio-tiempo entre nacimiento y


muerte será utilizado mucho menos para las demandas de la personalidad y m u c h o más pa-
ra el trabajo del Yo superior, preparándonos así para entregar al planeta el cuerpo y a Dios el
espíritu.
"Espíritu triunfal,
fluyan tus llamas
a través del desmayo
de almas temerosas.
Quema la egolatría
y enciende la compasión,
para que el altruismo,
la corriente de vida de la Humanidad,
fluya cual fuente de renacer espiritual."
Rudolf Steiner

ANCIANIDAD Y V E J E Z

El diccionario de la Real Academia presenta a los dos conceptos como sinónimos, pero ofre-
ce algunos ejemplos sutiles que llevan a la reflexión.
Lo obvio es, en este caso, también significativo: Anciano (letra A) figura al comienzo y Vie-
jo (letra V) al final.
La palabra "anciano" deriva de "ante", y ya se utilizaba a mediados del siglo X I I I ; otros si-
n ó n i m o s que aparecen son "patriarca" y "abuelo", los cuales transmiten en sí mismos una sen-
sación de ancianidad sabia y respetable.
Por su parte, la palabra "viejo" ostenta también algunos sinónimos tales como "deslucido"
y "estropeado por el uso", que hacen innecesario agregar comentario alguno. Etimológica-
mente deriva del vocablo "vetus", y su evolución fue la siguiente:
• en el siglo X V I I , veterano
• en el siglo XIX, veterinario (El significado tenía relación con las "bestias de carga", es decir,
animales viejos, impropios para montar y que necesitan de u n veterinario más que los demás.)
• en el siglo XIX, vetusto (muy viejo)
De tal modo, si aplicamos estas reflexiones a la biografía, debe hacerse una diferenciación
sustancial cuando u n ser humano deviene viejo o anciano.
Siguiendo con nuestro pensamiento observemos el Gráfico n 9, en la página 182, utiliza-
s

do en el septenio central de la biografía -28 a 35 años-; el mismo nos puede orientar respec-
to de nuestra actitud cuando se produce u n cambio de fuerzas.
La curva biológica (Cuerpo Etéreo,Cuerpo Físico) que empieza en el nacimiento (N) y llega a
su cúspide durante el q u i n t o septenio, ahí comienza su descenso: el anabolismo intenso del
período embrionario y de los primeros años de la vida se transforma lentamente en el cata-
bolismo que finaliza con la muerte (M) del Cuerpo Físico. Por su parte, el descenso de la cur-
va anímico-espiritual (Cuerpo Astral, Yo) llega también en dicho septenio a contactarse pro-
fundamente con lo biológico. A partir de esa etapa comienza otra vez su retorno al m u n d o
espiritual. Lo que aquí se insinúa biológicamente, se producirá en forma manifiesta espiri-
tualmente a partir de los 42 años.
La línea negra del esquema simboliza c ó m o se desliza una vida c o m ú n y c ó m o puede se-
guir el rumbo de la decrepitud y el deterioro, o elevarse a las alturas de la sabiduría de la an-
cianidad. Esa línea no necesariamente debe cambiar de r u m b o después de los 63 años sino
que puede hacerlo mucho tiempo antes, y así ocurre cuando el hombre anticipadamente avi-
zora sus posibilidades de transformación.
Siguiendo con nuestro enfoque de la realidad en polaridades, vamos a desarrollar los dos
estados arquetípicos: ancianidad y vejez.
Observando el cuadro surge con claridad la diferencia radical entre ambos arquetipos.
ANCIANIDAD

Y VEJEZ

En cuanto a l a vejez:
• Golpea con fuerza la conciencia de la madurez de q u i e n la observa.
• La decrepitud, el deterioro de la forma y la desconexión con la realidad circundante se
presentan ante nosotros como una pésima caricatura de lo que fue.
• El automatismo semiconsciente, el m a l h u m o r y u n m o n ó t o n o parloteo estimulan la ne-
cesidad de ignorar la presencia del "viejo".
• La debilidad del que grita y golpea se hace realidad ante nosotros.
• El viejo vive sumido en el egoísmo y la desconfianza.
• Tiene muchos miedos, le teme a la muerte.
• No existe la p r o p i a responsabilidad, la culpa siempre es ajena.
• Celebra su c u m p l e a ñ o s , o sea la cantidad de años vividos, y no sabe p o r q u é .
• Vegeta, vive b i o l ó g i c a m e n t e .
• El destino es u n geriátrico, al que le teme.
• La esclerosis de los órganos de los sentidos lo aisla cada vez más del m u n d o .
• Vive preso del cuerpo y de la vida.
• El espíritu se ha desconectado del Cuerpo Físico.
• Cesa su karma.
• ES SU MUERTE
En cuanto a l a a n c i a n i d a d :
• La imagen del anciano está u n id a a la sabiduría y el respeto; dos altos valores que ha-
blan de la d i g n i d a d h u m a n a .
• La sensación de transitoriedad que deja traslucir ahora su vida,
le brinda algo positivo: una conciencia cada vez más clara de lo que
le pasa, de lo que es eterno. Sabiduría es aquello que surge cuando
lo absoluto y lo eterno se manifiestan en la conciencia f i n i t a y t r a n -
sitoria arrojando luz sobre la vida.
...Cuando habla,
• Su fortaleza interior le permite callar y escuchar. El anciano
aprendió a escuchar y sabe c u á n d o debe hablar. su discurso
• Cuando habla, su discurso siempre denota una cosmovisión del
mundo. siempre denota
• La reflexión, la prudencia y la oportunidad son sus características.
• Sabe perdonar y agradecer. una cosmovisión
• Asume la responsabilidad de sus propios actos.
• Aprendió a confiar, y no teme que lo e n g a ñ e n . del mundo.
• No tiene miedos.
• No le teme a la muerte, la aguarda.
• Acepta su destino y no tiene exigencias; podría v i v i r en u n ge-

. . l a reflexión,
riátrico pero nadie quiere privarse de su c o m p a ñ í a .
• Su cuerpo envejece armoniosamente, la esclerosis del Cuerpo Fí-
sico es soportada con nobleza; eso le otorga lozanía.
• Celebra el día de su aniversario (birthday) recordando el m o -
m e n t o y la época en que llegó al m u n d o . Celebra la cualidad que
la prudencia
posee dicha fecha en relación con su existencia.
• El espíritu sigue expresándose a través de ese Cuerpo Físico que
y la oportunidad son
envejece, expandiendo la l u m i n o s i d a d del Ser.
• Vive en sí mismo la libertad plena de su alma y de su espíritu. sus características.
• ES SU RENACIMIENTO
P PARTE

CARACTERÍSTICAS GENERALES

Hemos hablado de la polaridad arquetípica ancianidad-vejez; sabemos que, como en toda d i -


visión de lo humano en categorías, nadie se encuentra totalmente involucrado en una sola de
tales polaridades. Es raro que la realidad individual sea blanca o negra; en general, es gris claro
o gris oscuro. El proceso siempre es gris y se puede dirigir hacia la luz o hacia la oscuridad.
Por otra parte, lo expuesto, más que una descripción de lo existente es u n alerta para quienes
nos acercamos a esas etapas. Es ésta una semblanza espiritual de la vida más allá del noveno sep-
tenio, o sea después de los 63 años.
Por entonces deben existir objetivos de vida. El hombre o la mujer de esta edad puede obser-
var que tiene por delante una gracia divina y esto estimulará su reconocimiento y veneración;
no porque la vida sea tan bella sino porque puede estructurarla y analizar la existencia pasada
evaluando así los distintos aspectos de la misma.

"... porque veo al final de mi largo camino


que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las hieles o la miel de las cosas
fue porque en ellas puse hiél o mieles sabrosas.
Cuando planté rosales coseché siempre rosas."
Amado Ñervo

Depende de la e v o l u c i ó n espiritual de cada persona que ésta sea la etapa de descubri-


miento del propósito oculto de la encarnación.
Más adelante, en las Leyes de la Biografía, veremos las distintas posibilidades de espejamiento
de los septenios entre sí; no obstante, diremos aquí que el espejo de esta etapa es la vida pre-
natal. Entonces el Ser estaba expandido en el Cosmos y debió condensarse para penetrar el Cuer-
po Físico; ahora, en esta etapa, se prepara para el proceso opuesto.
Todo se metamorfosea, es la preparación para nuestra expansión post mortem. El Cuerpo Físi-
co inicia su retracción como preparación para ese acontecimiento. Así como el Ser olvidó su v i -
da prenatal, empieza ahora a olvidar su vida actual. No necesita recordar detalles de la vida te-
rrena; está abierto el camino para recuperar la memoria cósmica. Se ha liberado de las influen-
cias planetarias. El anciano se abre al desarrollo de otro tipo de conciencia; las fuerzas físicas de
la forma siguen metamorfoseándose en fuerzas de la conciencia.
Dice Rudolf Steiner que "cada ser humano tiene su estrella en el Cosmos". Durante la vida terrena
ese contacto parecía perdido; ahora se recupera plenamente. El anciano ayuda a las Jerarquías
Espirituales en sus actividades. Las grandes personalidades pueden actuar en el Cosmos más que
otros seres. Algunos individuos aparecen confusos e incoherentes; ya no están trabajando en es-
te mundo sino en el Cosmos. Las Jerarquías Espirituales ayudan y guían al hombre hacia las es-
trellas, pero dependen del ser humano para ejecutar la tarea terrenal.

SOBRE LA MUERTE Y E L ARTE D E MORIR


D I S T I N T O S ENFOQUES

El misterio de la muerte siempre estuvo presente en los seres, pero en la antigüedad la muerte
se experimentaba de una manera m u y distinta. Es verdad que imperaba el temor al castigo u l -
traterreno, sobre todo en una sociedad como la medieval, y que se podía temer a la muerte por
los pecados cometidos. Pero también existía una confianza básica en la Verdad revelada que per-
mitía encarar con fe la vida, prepararse para una buena muerte y encomendar a Dios el alma con
gran esperanza. Lo realmente importante es que a la muerte se la aguardaba como se espera u n
largo viaje, con todo el dolor de una despedida pero con la enorme fe en el reencuentro espiri-
tual con los seres amados.
En la era moderna, y en Occidente especialmente, a partir de los espectaculares progresos de
las ciencias naturales, la convicción de que la muerte lleva a la extinción total del Ser ha gana-
do cada vez más terreno. Esto contribuyó a crear u n vacío existencial; y así como una masa de
seres sufre el horror a la muerte y la negativa a afrontar lo inevitable, hay otra legión que sien-
MODELO CIENTÍFICO ^fflj

CLÁSICO ¿LlLjJ

te a la muerte como una entrega de una parte de Sí a la Tierra para que la conciencia se pueda
liberar y ser Una con el Cosmos.
Entre estas situaciones polares frente al trance de morir hay una interesante gama de posturas
individuales. Lo que sigue es una síntesis de los puntos de vista o modelos más importantes que
sirven de soporte o que condicionan consciente o inconscientemente al individuo al situarse
frente al hecho mismo del morir:
1. Científico clásico
2. Científico moderno
3. Místico-filosófico
4. Dogmático religioso
5. Científico-Espiritual.
Se trata, repetimos, de una síntesis de lo que caracteriza a estos grandes modelos de pensa-
miento; y por supuesto pueden descubrirse algunos más. Es obvio que tampoco pueden contem-
plarse situaciones individuales, inéditas e infinitas propias del alma humana.
Estas concepciones del mundo que representan la evolución del pensamiento humano, ani-
dan en lo inconsciente de cada Ser y lógicamente no se encuentran así demarcadas en forma to-
tal en ningún individuo en particular. Detenerse a pensar en ellas, especialmente en las tres pri-
meras, y descubrir qué es lo que realmente pensamos respecto de la materia, de la energía, del
tiempo, del espacio, de Dios, del Universo, de la vida, de la muerte y del sentido de nuestra exis-
tencia, puede arrojar luz sobre muchos rincones oscuros de la conciencia. En cuanto a la cuarta
concepción, si la rigidez se torna patológica el problema deberá ser tratado en u n contexto psi-
coterapéutico. El q u i n t o enfoque es u n camino de trabajo interior, de investigación espiritual.

1- M O D E L O C I E N T Í F I C O CLÁSICO

Este modelo se encuentra profundamente arraigado en nuestra cultu-


ra actual y es la base de un descreimiento en una realidad trascenden-
...a partir de
te. El materialismo ha tomado el lugar de la religión de antaño y ha
contribuido a consolidar una determinada concepción del mundo ori-
los espectaculares
ginada hace alrededor de trescientos años.
La absoluta convicción de que el animal y el hombre eran máquinas
progresos de
perfectas y que la "pequeña distancia" que los separaba a ambos no era
significativa, transformó al ser humano meramente "en el animal más las ciencias naturales,
evolucionado". No fue difícil creer entonces que la química cerebral se-
gregaba la conciencia así como el hígado producía la bilis. la convicción de que
Siguiendo este mismo orden de ideas no parece incoherente concebir
el cuerpo humano como una máquina perfecta, construida con habili-
dad y precisión por la ingeniería genética, sometiendo de este modo a
la muerte lleva a
la vida, la conciencia y la Individualidad al d o m i n i o de las leyes de la me-
cánica. Definitivamente el mecanicismo y el materialismo se convirtie- la extinción total del
ron en la base del pensamiento científico y la imagen del hombre se vio
relegada a una compleja acumulación de células, tejidos, órganos y apa-
ratos, admirablemente bien ensamblados, originados por obra del azar,
Ser lia ganado
para "durar" un determinado tiempo y desaparecer tan misteriosamen-
te como aparecieron.
cada vez más terreno.
Desde 1642 hasta 1650 conviven en la Tierra dos colosos: Rene Descartes e Isaac Newton. Es-
te lapso durante el cual las dos Individualidades coexisten mientras uno llega a su ocaso y el otro
despierta a la vida, es u n símbolo de la amalgama de pensamientos que da origen al paradigma
que hoy lleva sus nombres. (Se llama "paradigma" a u n conjunto de ideas y pensamientos que
sirven de modelo para una cultura y que determinan inconscientemente para esa humanidad la
verdad dominante de la época.)
En el caso de la biología, la ciencia que se ocupa de los seres vivos y que debe dar respuestas
sobre la vida y sobre la muerte, este paradigma subyace en la concepción de que todos los aspec-
tos de u n organismo viviente pueden comprenderse reduciéndolo a sus integrantes más peque-
ños y estudiando sus relaciones recíprocas: primero fue la célula, luego el núcleo, después los
cromosomas, los genes, el ADN, etc. Este enfoque reduccionista sigue siendo la base teórica de
I A
PARTE

la gran mayoría de los representantes de la ciencia actual, y deriva en u n modelo espacio-


temporal respecto de la vida, la enfermedad y la muerte, que afirma por ejemplo:
• El cuerpo es una unidad aislada contenida en sí misma.
• El cuerpo es algo material, que se compone de elementos básicos de construcción i n d i v i -
duales: los átomos.
• La enfermedad es una cuestión corporal.
(Extraído de "Tiempo, espacio y medicina", de Larry Dossey)
Este mismo reduccionismo se halla presente al comenzar la vida física merced a la fertiliza-
ción i n v i t r o , en el transplante de órganos durante la "única" existencia, y en la ilusoria eva-
sión de la muerte que se pretende lograr con la hibernación artificial.
Evidentemente no queda, desde esta perspectiva, n i n g ú n resquicio posible para imaginar
algo más que el aspecto material del hombre; con lo cual la desaparición física del cuerpo en
el m o m e n t o de la muerte produce la tremenda angustia de una supuesta aniquilación total.

2 - M O D E L O CIENTÍFICO MODERNO

Aquí estamos frente a otro proceso que germina dentro del mismo árbol de la ciencia. La
pionera de este m o v i m i e n t o es la nueva Física, también llamada subatómica o física de las
partículas. La física teórica da un gran salto a principios de siglo. En 1905, Albert Einstein p u -
blica su trabajo desarrollando los principios de la Teoría General de la Relatividad y las bases
de la C u á n t i c a . Al finalizar la década del '20, se establecen los principios fundamentales de
la física cuántica, o teoría de los fenómenos atómicos.
Aquí se desmaterializa la materia. De la constatación de que los integrantes del á t o m o se
podían comportar, según las circunstancias, como corpúsculos materiales -materia- o como
ondas inmateriales -energía-, surge el Principio de Complementariedad dentro de la física, lo
cual trae aparejada la aceptación científica de la paradoja de que u n mismo f e n ó m e n o se
puede expresar de dos maneras opuestas: materia o energía.

Es relevante la incoherencia de la ciencia que acepta en su seno esta polaridad, m i e n -


tras el pensamiento racional no acepta jamás la existencia simultánea de dos posicio-
nes opuestas, como postula la Teoría General de la Relatividad. De aquí surge n a t u r a l -
mente la realidad h u m a n a expresada como cuerpo-mente o cerebro-mente.

¿ Q u é significa esta analogía? Significa que los contenidos de la conciencia, desde la percep-
ción del color hasta las imágenes y los pensamientos que fluyen en los dominios de lo que
se denomina m e n t e , pese a ser entidades insustanciales o inmateriales, están de alguna ma-
nera vinculados con el cerebro físico tal como las ondas o campos insustanciales de la física
están vinculados con los aspectos materiales de las partículas subatómicas.
La idea de que el Universo comienza a parecerse mucho más a u n gran pensamiento que a
una gran m á q u i n a , constituye el reconocimiento de la medida en que los físicos se apartan
en forma casi u n á n i m e del p u n t o de vista material.
Los átomos dejan de ser fragmentos de materia para transformarse en f o r m a p u r a .
Al "descender" al m u n d o subatómico el m u n d o objetivo del tiempo y el espacio cesa de
existir. Cuando la física reconoció que las partículas elementales, los presuntos "ladrillos del
Universo", ú l t i m o vestigio del atomismo, desaparecían, que n o consistían en materia alguna,
se v i o abocada a considerar, a través de alguno de sus iluminados precursores, también a la
separación i n d i v i d u a l de las mentes como ilusoria.
De ahí entonces la formulación de hipótesis de este tenor: "La m u l t i p l i c i d a d de mentes o
conciencias no es sino una apariencia, en verdad hay una sola Mente".
Se puede observar la evolución del pensamiento y c ó m o se van horadando ciertas convic-
ciones monolíticas de principios de siglo respecto de la materia.
A través de científicos de reconocimiento universal, y muchos otros que se asoman cada
vez con mayor frecuencia al ámbito de esta nueva física, se llega a desarrollar una cosmovi-
sión de la conciencia i n d i v i d u a l como una especie de fragmento holográfico de la concien-
cia cósmica, u n fragmento adherido temporariamente a u n cuerpo que eventualmente regre-
sará disolviéndose en la materia sutil que todo lo impregna.
ENFOQUE

MÍSTICO-FILOSÓFICO

Desde esta concepción moderna se desprenden otros parámetros del modelo espacio-tem-
poral respecto de la vida, la enfermedad y la muerte que son polares a los que describimos en
la ciencia clásica:
• El cuerpo integra una relación dinámica con el Universo y con todos los demás cuerpos
por medio de u n intercambio físico eterno (la danza biológica).
• La materia se ha desmaterializado; por tanto el cuerpo no es estrictamente material. Tan-
to los "elementos de construcción individuales" como los "átomos" son descripciones inader-
cuadas, supuesta la relación recíproca que se da entre todas las partículas.
• El i n f l u j o de la conciencia sobre los procesos físicos-corporales borra la distinción entre
cuerpo y materia.
(Extracción de "Tiempo, espacio y medicina", de Larry Dossey)
Así entonces, nos preguntamos:
• si en nuestros días la física de las partículas encuentra paralelismos asombrosos con el
misticismo oriental,
• si los laboratorios de investigación de fenómenos paranormales acreditan la existencia de
campos PSI, de energía psíquica o cósmica,
• si los campos morfogenéticos pueden ser responsables de la me-

Se ha abierto
moria colectiva y u n a v í a inmaterial de transmisión de conoci-
miento...
...es evidente que se ha producido una brecha real en el pensa-
m i e n t o científico clásico. Se ha abierto la puerta a otra dimensión
humana: el estudio de la m a t e r i a será complementado con el estu- la puerta a otra
dio de la conciencia que puede abarcar su manifestación entre el na-
cimiento y la muerte, como asimismo la sobrevivencia a la muerte
del Cuerpo Físico. dimensión humana:
Esto nos habilita para replantear científicamente la supuesta e x t i n -
ción total, tan temida, del ser h u m a n o más allá de la muerte física. el estudio de
3-ENFOQUE MÍSTICO-FILOSÓFICO

Este enfoque pretende agrupar a aquellas personas en quienes ha


la materia será
despertado la necesidad de conocer las raíces o los orígenes de la f i -
losofía o las religiones. Esto puede ocurrir en distintas edades y desa-
rrollarse como un hobby, incluso como una carrera universitaria. Pe- complementado con
ro hay una gran diferencia entre u n estudio intelectual acerca de es-
tos temas y la v i v e n c i a de los mismos; aunque el estudio puede i n -
ducir a u n trabajo interior, no es l o más usual. Así es como podemos el estudio
asistir a magníficas exposiciones acerca de las religiones comparadas,
las cuales pueden no haber hecho mella alguna sobre la estructura de
personalidad del orador. En este caso prima u n acercamiento intelec- de la conciencia
tual al tema y ésta es sólo una vertiente del pensar.
Veremos ahora algunas posturas, respecto de la muerte, de los grandes movimientos espi-
rituales, recordando que este material yace en el inconsciente colectivo de la humanidad:
El zoroastrismo creía que la resurrección del Cuerpo Físico ha de abarcar a todos los seres si-
multáneamente en una fecha futura. Esta idea, según el estudio de las religiones comparadas,
pudo haber pasado al judaismo, al cristianismo y al islamismo. De hecho, en la tradición j u -
día, Enoc y Elias fueron exentos de la muerte y subieron corporalmente al cielo; en los
Evangelios, Jesucristo resucitó y ascendió también en una forma corpórea espiritualizada a
los cielos.
El h i n d u í s m o cree en la realidad del alma, y al menos una escuela hinduista cree que el al-
ma humana se consustancia con u n espíritu suprapersonal, última realidad espiritual más
allá del Universo.
El budismo cree en las vidas sucesivas, pero sostiene que el elemento inmaterial que enla-
za las sucesivas encarnaciones n o es u n alma; dicho lazo es u n c o n j u n t o de estados psicoló-
gicos generados por el deseo, que a su vez acredita deudas a saldar. Estas pueden ser pagadas
durante la vida o en vidas sucesivas: esto es el karma. Finalizado este largo proceso no habría
más necesidad de encarnar y se entraría en el Nirvana (estado de felicidad perenne).
El egipcio de la época faraónica n o buscaba el Nirvana, sino la i n m o r t a l i d a d personal.
Construía tumbas y las colmaba de regalos. Las tumbas de los faraones y de otras celebrida-
des disponían de terrenos que producían ingresos para la m a n u t e n c i ó n de sacerdotes, los que
I A
PARTE

a perpetuidad debían oficiar rituales en homenaje a los muertos.


Si hacemos ahora una reseña de creencias antiguas respecto de la vida más allá de la muerte,
encontramos que ésas también abarcan distintas posturas:
• La muerte implica la reabsorción de la personalidad por una entidad espiritual suprema,
atemporal, suprapersonal.
• La muerte implica la supervivencia de la personalidad:
- sobrevive desencarnada
- sobrevive como una tenue forma física vagando por el Hades o el Seol
- sobrevive artificialmente por medios materiales (tumbas, momificaciones,
estatuas), o no materiales (ritos y conjuros)
• La muerte implica una resurrección final corporal de todos los seres en una fecha determinada.
Esta descripción trata de abarcar las ideas directrices de las grandes corrientes espirituales del
mundo. Lo importante es reflexionar que en el linaje etéreo de la humanidad se hallan graba-
dos estos eternos mensajes, que ellos constituyen u n patrimonio del hombre, y que a la vez ac-
túan de estímulo inconsciente acicateando al ser humano para que éste reconozca una y otra
vez su verdadera esencia.
En el interés por estudiar estos procesos siempre está latente la búsqueda espiritual. En gene-
ral, se necesita una buena guía para no equivocar el camino correcto.

4 - M O D E L O D O G M Á T I C O RELIGIOSO

Este enfoque no se refiere a ninguna religión en particular, sino a la religiosidad con que se sa-
cramentan ciertos principios o dogmas.
El concepto "religioso" se aplica aquí para denominar las creencias que se instituyen como dog-
mas que deben ser creídos, aceptados y cumplidos so pena de recibir el castigo correspondiente
en la Tierra, perder la encarnación o cargar con la culpa más allá de la muerte. Estos sistemas rí-
gidos, que pueden ser patrimonio de cualquier organización, atraen a personas que padecen, en
muchas ocasiones, severos trastornos psicopatológicos y necesitan ser contenidas o encamina-
das por una fuerte autoridad exterior. También está latente el riesgo de ser atraído por alguna
secta mesiánica que ofrezca la salvación eterna.
Cuando la adquisición de un conocimiento espiritual no respeta la libertad humana, el valor
de dicho conocimiento se esfuma. El pensamiento se debilita, se fragmenta, se forman peque-
ños islotes a los cuales el individuo se aferra con desesperación y termina transformando la i n -
formación recibida en una pálida sombra de la verdad: el dogma ya se ha instalado.
En esta situación, se hace difícil enfrentar el fantasma de la muerte por la tremenda carga de
cuentas a saldar que ella presuntamente trae en sus alforjas. Este temor a la muerte es exacta-
mente lo opuesto a lo que se expone en el punto 1 : allí el temor es a la no existencia, a la diso-
lución de sí mismo; aquí el temor es al castigo ultraterreno, no se cuestiona si la vida post mor-
tem es una realidad sino si sólo está signada por u n supuesto sufrimiento acorde con las "cuen-
tas pendientes".
Cuando alguna de estas personas llega a la consulta antroposófica suele hacerse difícil brindar-
le ayuda, especialmente si el tema de fondo es el "cruce del umbral". Los prejuicios acuñados, las
culpas pendientes de castigo, los miedos no resueltos y el tiempo escaso de vida, hacen m u y d i -
fícil atenuar el sufrimiento anímico de estos seres.
U n dogmatismo severamente impuesto nunca deja el alma libre para volar hacia Dios.

5 - CONCEPCIÓN CIENTÍFICO-ESPIRITUAL

En sí mismo nuestro libro es. una exposición constante de este enfoque particular sobre la
vida y la muerte.
Lo esencial del camino antroposófico consiste en que no se trata de una religión que deba
creerse, sino de u n camino de investigación espiritual para adquirir u n conocimiento profundo
del Hombre y su relación con la Naturaleza y el Cosmos.
La meditación en sí misma, la actitud meditativa de la vida cotidiana y la propia biografía, el
CONCEPCIÓN fS
y% r

CIENTÍFICO-ESPIRITUAL / / i\

fortalecimiento del pensar y la ampliación de la conciencia, son algunos de los pasos que proyec-
tan al hombre más allá de la muerte. La transformación consciente del propio instrumento, de
la propia organización corpórea, suministra una herramienta idónea para superar la tremenda
incertidumbre y desorientación de nuestro tiempo.

De acuerdo con lo expuesto hasta aquí, vamos a realizar algunas consideraciones respecto de
la influencia que estos modelos pueden tener en nuestra cultura actual. Además, será útil que
tratemos de observarnos a nosotros mismos para descubrir cuál de estos enfoques ha incidido en
mayor o menor grado en nuestra propia postura frente a la muerte.
Acerca del modelo científico clásico se puede acotar lo siguiente:
La ciencia, merced a su metodología de investigación de la realidad, determina su área de tra-
bajo, lo cual es coherente y lógico. La problemática surge frente a aquello que ella no investiga
o no ha podido demostrar, como es la existencia del espíritu o la conciencia post morten. En
este caso, la civilización en la que nos toca vivir ha clasificado curiosamente esta ausencia de de-
mostración como sinónimo de inexistencia. La ciencia no nos dice "el alma no existe", sino sim-
plemente "no se ha podido demostrar su existencia".
Tal confusión proviene del papel directriz que ha asumido la ciencia
actual. Frente a los sorprendentes avances científicos de este siglo, el Los procederes
hombre ha cambiado de deidad; la autoridad que detentaba la religión
en siglos anteriores, fue derrumbándose poco a poco a medida que evo-
lucionaban las ciencias naturales. Hoy, el péndulo se ha desplazado ha-
terapéuticos cada vez
cia el otro extremo y la ciencia se ha constituido en u n templo de la
Verdad. Los hombres la han transformado en una nueva religión de la
cual parecen no poder prescindir: ahora se cree en la ciencia. Ella ha co-
más sofisticados de
sechado creyentes y adeptos. La medicina representa, en todo caso, el
punto más álgido de la confrontación entre los adelantos científicos y atención al enfermo
la verdadera esencia del hombre: el conflicto entre la enfermedad y el
estar enfermo.
cercano a la muerte,
Si bien es cierto que los adelantos técnicos para investigar alteracio-
nes del Cuerpo Físico son extraordinarios, la terapéutica para solucionar-
las recorre caminos que pueden ser cuestionados en u n futuro inmedia- centrados tan sólo en
to por la ética médica. (Me refiero, por ejemplo, a la manipulación ge-
nética, a la conservación de embriones, a la clonación humana o a los
intercambios de material genético entre el animal y el hombre.) Los
os órganos y aparatos,
procederes terapéuticos cada vez más sofisticados de atención al enfer-
mo cercano a la muerte, centrados tan sólo en los órganos y aparatos encubren
del Cuerpo Físico y no en la persona, encubren la incapacidad del sis-
tema para enfrentar a la muerte. Ella representa el término de todos
los esfuerzos de la medicina actual en el único plano de su realidad: fí-
la incapacidad del
sico-material. Ninguna parte del Cuerpo Físico del hombre puede subsis-
tir a la muerte. É t e m p a a enfrentar
Para esta medicina, el enemigo c o m ú n no puede ser otro que la muer-
te, contra la cual lucha infatigablemente. Sin embargo, el enemigo real
no es la muerte sino la ignorancia, el miedo y la falta de amor.
ala
Hacemos hincapié en el modelo de la ciencia clásica por la gran repercusión que tiene en nues-
tra comunidad. Como integrantes de esta comunidad, cuyo único contacto con la realidad del
mundo procede de los medios masivos de información (diarios, radio, televisión), absorbemos es-
ta particular postura de la ciencia que domina la escena, y nos hacemos partícipes inconscientes
de la filosofía materialista que impregna así nuestra conciencia. Sin entender muy bien el porqué,
descreemos de toda otra realidad superior o distinta de la que recibimos cotidianamente. Lógica-
mente, con el correr del tiempo experimentamos el consabido vacío interior que nos llevará a la
gran angustia en el momento de acercarnos a la muerte y, consecuentemente, a la Nada.
Por su parte, la comunidad científica puede albergar tanto a u n investigador brillante y apa-
sionado por su trabajo, que no conozca en absoluto los fundamentos filosóficos de la ciencia,
como a otro destacado profesional que sea u n lúcido epistemólogo. El primero de ellos estará ad-
herido inconscientemente al mecanicismo científico y el segundo l o hará conscientemen-
) I A
PARTE

te. En ambos casos, la postura intelectual frente al f e n ó m e n o de la supuesta disolución del


Sí m i s m o en el acto de m o r i r será la misma.
Deseo aclarar, por experiencia personal, que en cualquiera de los casos de mayor
escepticismo que podamos conocer, la situación se revierte total y absolutamente
fíente a una experiencia paranormal como la ECM, u otras. Tal vivencia desestructu-
ra todo el sistema intelectivo de pensamiento y suele aparecer el miedo, el descon-
cierto y en no pocos casos el asombro y la necesidad de adquisión de un conocimien-
to espiritual.

Y ahora, ¿qué nos sugiere el modelo científico moderno?


Es i m p o r t a n t e para quienes vivencian esta realidad, que proviene generalmente de á m b i -
tos de la ciencia clásica, el cambio de paradigma. Se produce una ruptura de los moldes clá-
sicos del materialismo científico, que da una franca o p c i ó n desde la razón y el c o n o c i m i e n -
t o , para concebir una realidad trascendente tras el umbral de la muerte.
Los descubrimientos de la física cuántica han sido comparados con el misticismo, en u n
i n t e n t o de varios autores por aproximarse a la realidad total del h o m b r e .
La imagen del ser h u m a n o que nos transmitía la ciencia clásica era incompleta, se refe-
ría solamente al aspecto material. Ahora también existe la posibilidad de i n c l u i r la concien-
cia del h o m b r e como objeto de estudio de la física.
Después de u n largo periplo nos estamos acercando a una c o n c e p c i ó n unificada de ma-
teria y conciencia. Este camino presenta muchos puntos en c o m ú n con el tercer modelo, o
místico-filosófico, pues la realidad estudiada por místicos, físicos o filósofos se puede u n i -
ficar y b r i n d a r conclusiones complementarias. El interés y el asombro pueden guiar el co-
nocimiento.
Por supuesto que las tentaciones del intelecto, frío, que discrimina y clasifica, privado de
la síntesis de la razón, siempre constituye u n peligro latente de desvío.
Estamos ahora en una nueva senda para intentar, con sólidas bases t a n t o en la esfera
científica como en la mística-filosófica, u n camino cierto de comprensión del Universo, de
la vida y de la muerte, que nos permita enfrentar esta ú l t i m a instancia con serenidad, sa-
biendo que la razón y el conocimiento nos ac ompañ arán en el m o m e n t o de la angustia y
la desesperación.
Con respecto al cuarto modelo, o dogmático-religioso, se nos plantea la situación opues-
ta con relación al anterior. Aquí se produce u n d e b i l i t a m i e n t o de la facultad anímica del
pensar, una i m p o s i b i l i d a d de relacionar sanamente una situación con otra; en suma, u n de-
b i l i t a m i e n t o del Yo. El espacio interior se acota, la salida se hace difícil. El Ser se ve c o n f i -
nado a u n calabozo de ideas. Se pierde la libertad y sobreviene el miedo. El m u n d o que se
ofrece a la percepción es cada vez más p e q u e ñ o . Todas las circunstancias de la vida se dan
por obra y gracia de una autoridad externa, imprevisible, que castiga a q u i e n desobedece.
A medida que la persona sucumbe más y más a esta a c t i t u d de encierro, la vida se con-
vierte en u n verdadero suplicio. Se pierde la capacidad de aprendizaje y crecimiento perso-
n a l . A la muerte se la teme por las propias culpas, que se agigantan día a día. Se hace difí-
cil que este pensamiento pueda fluir para alcanzar la verdadera vida que espera más allá de
la muerte física.
C o m o en los otros modelos descriptos, aquí también existen gradaciones que oscilarán
entre una tendencia dogmática y u n severo dogmatismo, insoportable, que hace difícil la
convivencia.
Lo que debemos analizar de nuestra actitud inconsciente frente a la muerte es lo siguien-
te: cuáles son, entre los factores descriptos, los que p r e d o m i n a n en dicha actitud sabiendo
que nunca será u n modelo puro el que se encuentre detrás. (La descripción de cada enfo-
que puede ayudar a discriminar d ó n d e está la dificultad.)
El q u i n t o enfoque, o c o n c e p c i ó n científico-espiritual, ya lo hemos d i c h o , es en sí misma
u n camino.
"Un sendero de conocimiento que pretende conducir lo espiritual en el ser humano a lo espiritual
en el Universo." (Rudolf Steiner)
Y merced a este camino, iremos desarrollando una visión antroposófica de la muerte co-
ASPECTO

PSICOLÓGICO

m o u n h i t o más de la sucesión de nacimientos y muertes que jalonan la vida del hombre


en esta Tierra.
Haremos entonces una distinción entre los problemas psicológicos de la muerte y el p r o -
blema espiritual de la misma.

A S P E C T O PSICOLÓGICO

En estos últimos años se está están creando e integrando nuevas disciplinas para conte-
ner y a c o m p a ñ a r al h o m b r e en el difícil trance de la muerte, lo cual constituye una respues-
ta lógica a la situación de deshumanización de la medicina.
En la actualidad, el enfermo enfrenta la muerte en u n estado de
indefensión absoluta, bajo el efecto de potentes drogas que o b n u -
b i l a n su conciencia, fuera de su medio natural y lejos de sus seres Estamos dispuestos a
queridos. (Estamos describiendo una sala de terapia intensiva.) Es-
te escenario podría ser adecuado para despedir u n Cuerpo Físico, pe-
ro es totalmente inadecuado para despedir al Yo h u m a n o .
pajar cualquier precio
Los aspectos psicológicos del proceso de la muerte se caracterizan
por describir al hombre que sufre. Las emociones que atraviesa toda por el engaño de
alma en las etapas preparatorias de la muerte son infinitas: confu-
sión, angustia, dolor, miedo, rabia, impotencia, frustración, culpa,
soledad, depresión... además de tornarse vulnerable y susceptible. la inmortalidad,
Dentro de este a l u v i ó n de sensaciones se pueden mencionar tres
aspectos que suelen estar presentes sistemáticamente: la depresión, y es que la muerte
la angustia y la culpa.
En forma suscinta abordaremos la manera de afrontar algunos de
estos estados a n í m i c o s :
es el misterio y
Frente a la angustia lo importante es saber escuchar, y no solamen-
te hablar. Saber escuchar no es fácil, hay que prescindir de la propia lo desconocido.
Individualidad para vivir ese instante j u n t o al otro Ser. Frente a la
culpa hay que proceder a estimularla para que ésta salga, para que se
produzca u n intenso drenaje. La frustración, por su parte, suele des-
Se nos lia enseñado a
componerse en rabia o tristeza. Frente a la rabia hay que estimular su
descarga, y frente a la tristeza generar nuevas ideas, nuevos enfoques.
En el caso de la depresión, puede ser anticipatoria (por ejemplo:
temer el misterio y a
preocupación por la muerte en sí misma) y hay que trabajar según
sea cada caso; o puede ser reactiva (por pérdidas reales) en cuyo caso negar lo desconocido.
se pueden analizar en c o n j u n t o con el terapeuta.
Es i m p o r t a n t e , para quien b r i n d a una ayuda en este sentido, recordar que el pasado y el
f u t u r o son sólo sueños, que disponemos solamente del presente y que si m o r i r es d o l o r o -
so, m o r i r sin haber v i v i d o resulta insoportable.
Nuestro sistema de vida nos enseña, desde m u y temprana edad, a negar la muerte. Es pa-
radójico negar lo ú n i c o cierto que la vida nos depara. Estamos dispuestos a pagar cualquier
precio por el e n g a ñ o de la i n m o r t a l i d a d . Y es que la muerte es el misterio y l o desconoci-
do. Se nos ha enseñado a temer el misterio y a negar l o desconocido.
Pero, ¿quién teme realmente la muerte?: nuestro ego inferior, reflejo de nuestro Yo real;
esa personalidad que se ha i d o construyendo con aspectos escindidos de la totalidad del
Ser. En realidad es el ego quien teme a la muerte, y con justa razón. Ante ella se reduce a
lo que siempre fue: nada. La muerte n o es la negación de la vida, sino la n e g a c i ó n del ego
inferior.
La misma vida se nutre de la muerte. Nuestros cuerpos se alimentan de la muerte de plan-
tas y animales, y ellos a su vez se alimentarán de nuestra propia muerte; y así sucesivamente.
Nuestro p e q u e ñ o ego niega la muerte creyéndose i n m o r t a l . Pero el verdadero Yo necesi-
ta de la muerte para recuperar su i n m o r t a l i d a d . Éste es el drama de nuestra i d e n t i d a d :
• naturalmente y sin aprendizaje nos identificamos con el Yo inferior
• con trabajo i n t e r n o y una profunda enseñanza nos identificamos con el Yo superior.
I A
PARTE

Así aparece luminosa la conciencia de la propia muerte en nuestra vida; deja de ser algo
externo a la vida para fundirse con ella; se transforma en u n referente categórico de lo t r a n -
sitorio y lo eterno.
Y aquí se fusiona lo a n í m i c o con lo espiritual, como u n Todo.

Antes de i n t r o d u c i r n o s en los aspectos espirituales p r o p i a m e n t e dichos, debemos


m e n c i o n a r el trabajo pionero de la doctora Elisabeth Kübler-Ross; su p r i m e r l i b r o
"Sobre la muerte y los m o r i b u n d o s " es u n clásico del tema. La descripción de las c i n -
co etapas que preceden a la muerte, según m i experiencia, se c u m p l e n con bastante
precisión, aunque el ser h u m a n o , en p r i n c i p i o , n o sea susceptible de ser sujetado a
esquemas rígidos de c o m p o r t a m i e n t o , y menos a ú n en lo que se refiere a su esfera
a n í m i c a . Las cinco fases, imprescindibles de conocer y manejar para quienes se ocu-
pan de esta tarea, son las siguientes:
• N e g a c i ó n y aislamiento
• Jra
• Pacto-transacción
• Depresión
• Aceptación
(No suelen darse rigurosamente en este orden; en otras oportunidades algunas de
ellas se extienden en el t i e m p o n o dando lugar a la aparición de las restantes; t a m -
bién es frecuente que la tercera fase sea m u y corta, o que n i siquiera aparezca. En n u -
merosas oportunidades he p o d i d o verlas aparecer s i m u l t á n e a m e n t e creando descon-
cierto en el paciente frente a emociones contradictorias.)

Y n o debemos olvidarnos jamás que existe u n sentimiento específicamente h u m a n o que


debe ser objeto de p r o f u n d o respeto por parte de todos los que rodeen a u n m o r i b u n d o , u n
sentimiento que a c o m p a ñ a silencioso todas estas fases, que se halla presente siempre en el
alma independientemente de la gravedad de la enfermedad y de la más pura lógica, que se
extingue sólo en el ú l t i m o hálito de la conciencia: es la esperanza.

ASPECTO ESPIRITUAL

El primer p u n t o de reflexión ante la muerte es desde d ó n d e la consideramos: ¿desde la


vida física que se extingue o desde la vida espiritual que se reinicia?
En el cristianismo p r i m i t i v o el día de la muerte de u n mártir era considerado el día de su
nacimiento.
La muerte a la que nos referimos tiene esa doble cualidad y así la hemos de considerar.
En todas las etapas de la existencia se cumple la ley de la metamorfosis, t a n t o en el m u n -
do natural como en el espiritual. Todo Ser v i v i e n t e sufre la transformación de su forma. La
ley espiritual de la metamorfosis a través de la sucesión de nacimientos y muertes le b r i n -
da al espíritu la posibilidad de alcanzar su verdadero destino.
La muerte arrebata el Cuerpo Físico del hombre y lo entrega a la tierra. La forma humana
pacientemente esculpida por las fuerzas formativas, ahora sucumbe al nuevo estado. Cual-
quiera de los cuatro elementos (Tierra, Agua, Aire y Fuego) está dispuesto para la destruc-
c i ó n de esa forma.
Las fuerzas de la naturaleza son entonces destructoras del Cuerpo Físico del h o m b r e . No
es de allí que proviene la construcción humana; las fuerzas formativas que plasmaron la for-
ma del cuerpo, el crecimiento y m u l t i p l i c a c i ó n , no pueden p r o v e n i r de la naturaleza ya que
ésta sólo destruye al cuerpo, lo disgrega. C o m o estas fuerzas terrestres disuelven nuestros
cuerpos físicos, es necesario que durante la vida haya una fuerza no terrenal, una organi-
zación v i t a l , que mantenga la u n i d a d y la vida del Ser.
Y ahora nos preguntamos:- ¿qué es lo que el hombre deshecha cuando cruza el u m b r a l de
la muerte?:
• En primer lugar su Cuerpo Físico.
• En segundo lugar todo lo que ha sido conformado en su alma como pensamiento abs-
tracto (un ejemplo tipo es el pensamiento científico).
ASPECTO

ESPIRITUAL

La sede del pensamiento es el Cuerpo Etéreo, o cuerpo v i t a l , y él es el que se desprende f i -


nalmente para que u n cuerpo viviente se transforme en cadáver.
Durante la vida, ínfimas porciones del Cuerpo Etéreo son transformadas constantemente
por el Cuerpo Astral para generar las ideas. Al m o r i r , todo el Cuerpo Etéreo se transforma en
una inmensa luz, pero esta experiencia no se vive en el Cuerpo Físico sino en el Yo.
"La muerte es ta vivencia más humana." (Rudolf Steiner)
A d e m á s , se almacenan en el Cuerpo Etéreo todas las imágenes captadas por la percepción
sensorial. Todo ese archivo de la memoria de la presente vida se desprende a partir de la
muerte y se disuelve en el éter c ó s m i c o . Durante u n lapso de siete a diez días el Ser asiste
a la experiencia de rever en imágenes toda su existencia, desde los últimos acontecimien-
tos vividos hasta el n a c i m i e n t o . Esta es la etapa en la que suele aparecer la imagen v i v i d a
de aquellos seres queridos con quienes existía u n v í n c u l o más estrecho. Lo que sí c o n t i n ú a
como parte del Ser, trascendiendo los umbrales de la muerte, son sus inclinaciones, sus
apetitos, los deseos que ha desarrollado, y en especial sus hábitos, además de los impulsos
v o l i t i v o s ; es decir, todo aquello correspondiente a su astralidad que c o n t i n ú a todavía por
un espacio de t i e m p o a c o m p a ñ a n d o al Yo en su experiencia post m o r t e m .
En el m o m e n t o de la muerte el hombre cesa de estar en el m i s m o
lugar que su Cuerpo Físico. El espíritu del hombre y su Cuerpo Físico
han tomado una vez más nuevos rumbos. Durante la vida física v i - En el momento Je
vimos la necesaria limitación que el Cuerpo Físico opone a la con-
ciencia cósmica que somos realmente, con la consiguiente sensa-
ción de i n d i v i d u a l i s m o y separatividad. Guardamos con el m u n d o a muerte el hombre
una relación sujeto-objeto; el m u n d o se halla frente a nosotros.
Al cruzar el u m b r a l de la muerte el hombre se vuelve Uno con el cesa Je estar en
Universo que hasta el presente sólo podía contemplar. El m u n d o
que se extendía antes afuera de su cuerpo, se transforma ahora en
experiencia subjetiva. Su existencia se extiende hasta los confines el mismo lugar que
del Cosmos... su interior se hace exterior. De la existencia personal
ha pasado a la existencia cósmica.
En el eterno retorno al m u n d o físico, en la encarnación, se da lo
su Cuerpo Físico
inverso: la conciencia cósmica del Yo se retrae, portadora del m u n -
do espiritual y sus leyes, consolidando los futuros órganos físico-es- El espíritu Jel hombre
pirituales. Esta materialización de formas y funciones, confinada a
un espacio físico d e l i m i t a d o llamado embrión, es el comienzo de la
vida. y su Cuerpo físico
La Tierra es la que nos brinda la posibilidad de pasar la prueba de
la muerte. En n i n g u n a otra esfera en la que el hombre pueda inter- han tomaJo una vez
venir en el curso de su vida física o espiritual se encuentra la muer-
te tal como se vive en la Tierra.
Es de suma trascendencia el c ó m o morimos para la vida futura en
más nuevos rumbos.
el reino espiritual.
"Ningún hombre ni las personas que lo amen y cuiden debería abandonar jamás la lucha con-
tra las potencias de ¡a muerte. Jamás debería acortarse la enfermedad mediante los así llamados
remedios humanitarios para ahorrarle al enfermo la lucha contra el dolor y contra las potencias
de la muerte. La tarea del hombre es medir en la Tierra sus fuerzas cara a cara con la muerte y
arrebatarle, paso a paso, su dominación. Sin aferrarse temerosa y ávidamente a la sed de vivir, el
hombre no ha de abandonar la esperanza hasta el último momento e imponer la voluntad de vi-
vir contra la muerte. Estos son poderes de resurrección que el Yo humano todavía puede lograr en
su lecho de muerte; después de la muerte ellos se transformarán en luz espiritual capaz de ilumi-
nar el entorno del alma. Los dolores que se hayan soportado con fortaleza se convierten en belle-
za y gracia espiritual proyectándose al futuro perfil espiritual del difunto. La fe en la vida arreba-
tada al cuerpo mortecino, excepto que aparezca el miedo ante el momento de morir, se convertirá
en alas del espíritu, y le comunicará al alma como don para el futuro el encanto de la eterna ju-
ventud." (Rudolf Meyer, Pastor de la C o m u n i d a d de Cristianos)
El haber t e n i d o la vivencia de atravesar la muerte y espiritualmente vencer la materia,
distingue al hombre de todas las jerarquías espirituales para quienes la muerte resulta des-
I A
PARTE

conocida; es decir, ellas desconocen la completa enajenación del espíritu que significa ex-
perimentar la vida en el mundo de la sustancia.
El mundo inanimado de la materia permite al Yo despertar a su total independencia y l i -
bertad. ¡Esta es la razón cósmica por la cual la entidad de Cristo descendió a la Tierra, pa-
ra conocer la muerte terrenal! Ella es la única entidad espiritual que ha compartido el des-
tino terreno con el Hombre, y como Yo libre lo precede en el camino hacia el espíritu: Cris-
to es el eterno mediador en el portal de la muerte.
Son dos las vivencias que han de compenetrar profundamente el espíritu humano en el
reino de los muertos: la vivencia del karma y el encuentro con el Cristo.
¿Y cuál es el Arte de morir?
Esta es una pregunta que no pertenece sólo a nuestra época. Mucho se ha escrito ya en
otros tiempos respecto de ella, cuando el ser humano no sólo tenía una idea distinta del
mundo espiritual sino cuando la organización de sus miembros esenciales, menos encarna-
dos en la materia, le permitía intuir dicho mundo. En el momento en que el hombre anti-
guo atravesaba el umbral para su encuentro con Dios, podía alcanzar un singular estado
de devoción que daba sentido por sí mismo a toda su existencia. Esta experiencia era obje-
to, además, de una cuidadosa preparación espiritual.
Poco tiene que ver esta disposición anímico-espiritual de antaño con la crisis habitual de
depresión, angustia y pánico del hombre moderno frente a la muerte.
No obstante, hay un ejercicio que puede ayudar en una labor consciente de preparación
para una buena muerte: es el trabajo meditativo nocturno sobre la actividad desarrollada
durante el día. El mismo consiste en visualizar en imágenes todos los sucesos ocurridos en
esa jornada, pero en orden invertido: desde el evento más reciente hasta el despertar de ese
día. Este trabajo, que sirve en lo cotidiano para que lo vivido en un estado de semiconcien-
cia no pase automáticamente al inconsciente, fuera del alcance del Yo, cumple a su vez el
cometido de ejercitarnos en el mismo proceso que se llevará a cabo post mortem durante
la desintegración del Cuerpo Etéreo.
Mi experiencia me dice que en la actualidad puede existir todavía un verdadero Arte de
morir. Recordemos las cinco cualidades que pueden aparecer durante los tres septenios del
Espíritu. Si esas cualidades siguen siendo cultivadas por el hombre sabio y el anciano, es
indudable que el momento de la partida nos encontrará preparados de una manera espe-
cial, nada común.
Analicemos ahora, a la luz de los fenómenos post mortem, qué significan dichas cualida-
des simultáneamente:
La unicidad o unidad con el Todo que aparece como centro de atracción o despertar de
las otras, que como toda experiencia espiritual durante la vida física se acerca y se aleja de
la conciencia, será la experiencia base que nos espera en el momento de abandonar las en-
volturas físicas. Lo que durante la encarnación es objeto de un esfuerzo de voluntad para
lograrlo, despojados del cuerpo es una realidad que nos penetra. De modo que toda sensa-
ción de unicidad estable que se alcance durante la vida proporciona un destello de paz i n -
terior, precursora de la paz espiritual duradera.
E l desapego es el más claro ejemplo de la experiencia venidera. Un buen ejercicio de de-
sapego produce excelentes resultados en el tránsito de un plano al otro; nada más conclu-
yente para evidenciar el traslado de un plano al otro que esta cualidad. Ya hemos dicho que
hay dos clases de desapego:
• de los objetos materiales, empezando por el propio Cuerpo Físico
• de los valores anímicos, que corresponden a las personalidad o ego inferior.
Respecto del agradecimiento, el perdón y el amor al prójimo de honda repercusión en
la vida humana, estos se manifiestan en el plano anímico-espiritual como parte indisolu-
ble de la fuerza del amor; la misma fuerza de la cual irradia el sagrado principio:
"Amarás al Señor, tu Dios y al prójimo como a ti mismo"

Las cualidades descriptas, que humanamente pueden recibir una elevada calificación mo-
ral, son poderosas fuerzas cuando actúan en otros planos sutiles. El hecho de cultivarlas
ASPECTO

ESPIRITUAL

durante la vida física es un magnífico aporte a nuestro futuro espiritual porque ellas tras-
cienden el umbral de la muerte.
Así entonces, las cinco cualidades que hemos caracterizado como evolución sana de la
madurez y la ancianidad, pueden transformar la muerte en un verdadero arte de morir.

"No temas ni a la vida ni a la muerte;


son países los dos que tú no ignoras.
Ir a la muerte es deternerse un punto,
para dormir y reposar. La alcoba
está llena de sombra en su silencio:
que para el buen dormir se hizo la sombra.
Y allá se duerme hasta que el alba amiga
por los balcones del oriente asoma.
No temas ni a la vida ni a la muerte;
son países los dos que tú no ignoras."

Arturo Capdevila
EN EL CAMINO FILOSÓFICO DE UNA CIENCIA ESPIRITUAL

Teniendo en cuenta la relatividad que supone tomar a distintos pensadores (filósofos o


científicos) para estudiar analíticamente un proceso histórico común a todos ellos, vamos
a intentar describir lo sobresaliente de sus obras para poder concatenarlas a lo largo del
tiempo y hasta nuestros días.(gráfico 10)
De la civilización griega, eje y guía del pensamiento occidental, elegimos a dos de sus re-
presentantes más brillantes: Platón y Aristóteles.
Platón, todavía vinculado con los antiguos misterios, tiene una vivencia tan real del
mundo espiritual que solamente puede ver el mundo físico como reflejo de aquél. Con una
cosmovisión muy amplia y conceptos definitorios muy precisos, expone claramente un
mundo real (o mundo de las Ideas) y, como pálido reflejo del mismo, el mundo físico o sen-
sorial (percibido por los sentidos).
En condiciones normales, nada une a estos dos planos de la existencia (uno espiritual y
el otro material -alegoría de la caverna-).
Es Platón el iniciador del sistema filosófico denominado idealismo objetivo, y el prime-
ro en plantear un sistema dualista en la filosofía occidental cuya síntesis se encierra en el
concepto Universalia Ante Rem (el universo de la Ideas es previo a la existencia de los obje-
tos materiales).
Aristóteles, su discípulo más destacado, expresa a posteriori su propio pensamiento (que
difiere del pensamiento de su maestro). Define claramente el elemento material y el com-
ponente espiritual en todo lo que existe, pero reconoce también que co-existen, ya que no
puede haber materia sin forma, elemento espiritual, ni forma sin materia: ambas compo-
nen una unidad.
El elemento espiritual está presente en el universo sensorial, y Aristóteles lo define con
el concepto Universalia In Re (el universo está adentro de las cosas mismas).
Si ya hemos descubierto que uno de los factores que nos permiten acercarnos con liber-
tad al acto cognoscitivo es la posibilidad de observarlo desde distintos puntos de vista, lo
utilizaremos para adjudicar al desarrollo platónico la categoría de dualismo y a la concep-
ción aristotélica la categoría de monismo.
Esto nos servirá para analizar la concepción vigente hoy, generalmente inconsciente en
quien la expresa, respecto de estas posturas universales del pensamiento humano.
Cada vez que un individuo separa los planos de la realidad, y se identifica con uno de
ellos, practica un dualismo material o un dualismo espiritual. Y cada vez que unifica la rea-
lidad (materia y forma), o sea la esencia inmanente de la cosa, se abre internamente al ca-
mino de comprensión del monismo.
Hasta el siglo XV, en la mayoría de los pueblos civilizados predomina una visión orgáni-
ca -viviente- del mundo. Se aceptaba tácitamente la existencia de dos mundos que interac-
tuaban entre sí (fenómenos espirituales y fenómenos materiales).
La estructura científica de esta visión orgánica tenía dos bases firmemente reconocidas:
Aristóteles y la Biblia.
En el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino, distinguido exponente de la Escolástica, conju-
ga la doctrina aristotélica de la naturaleza con la Etica y la Teología cristianas, establecien-
do un sólido sistema conceptual que no es cuestionado durante la Edad Media. Esta cien-
cia medieval tiene su asidero en la razón y en la fe, y su objetivo principal es comprender
2 PARTE
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8^^>SlilllSÉIl

XIV -1350-

1400-

XV -1450 §§- REVOLUCION CIENTIFICA

1500 ••H- -COPÉRNICO


(-1473-1543

XVI _1550 \ f /

BACON ,
CALILLO . KEF'LLR
• 1600
V1561-1626
> 150--1642 : 1571-1630

XVII -1650-
LOCKE
1632-1704 NEWTON
-1700- 1642-1727

HUME
XVIII - 1 7 5 0 - ,
1711-1776

1800

XIX -1850-

1900

XX -1950-

•2000-
CIENCIA
ESPIRITUAL

aiaw MU
EN EL CAMINO FILOSÓFICO

DE UNA CIENCIA ESPIRITUAL

el significado p r o f u n d o de las cosas, y n o controlarlas o predecirlas.


Entre los años 1500 y 1700 -siglos X V I y X V I I - los conceptos antiguos sufren grandes
cambios: el m u n d o viviente y espiritual es reemplazado por la idea de u n universo similar
a una m á q u i n a . Hay enormes cambios en el campo de la Física y la Astronomía que c o n -
ducen al proceso llamado por los historiadores Revolución C i e n t í f i c a .
Esas teorías invalidan la v i s i ó n g e o c é n t r i c a desarrollada por Ptolomeo, y desplazan a la
Tierra del centro del Universo para convertirla en u n satélite del Sol -visión h e l i o c é n t r i c a - .
Así, también el hombre pierde la hegemonía de ser la figura central de la creación divina.
C o p é r n i c o (1473 - 1543), en el mismo a ñ o de su muerte expone
sus ideas c o m o una mera hipótesis. Tal el problema que se plantea
frente a la c o n c e p c i ó n religiosa de la época. Á partir Je alli,
Toma esta herencia Kepler (1571 - 1630), científico y místico que
trata de hallar la a r m o n í a de las esferas mediante el análisis m i n u -
cioso de las tablas astronómicas, y f o r m u l a sus famosas leyes e m -
la ciencia
p í r i c a s del desplazamiento de los planetas, que c o n f i r m a n los estu-
dios de C o p é r n i c o . se orienta hacia
Pero el cambio radical en el á m b i t o científico se produce con Ga-
lileo (1564 -1642). Famoso ya por el descubrimiento de las leyes que
rigen la caída de los cuerpos, comienza sus observaciones del cielo
la búsqueda Jel
control y dominio Je
a través del recién inventado telescopio, hecho que le vale graves
enfrentamientos c o n el poder d o m i n a n t e de la Iglesia. Galileo se
constituye en el padre de la ciencia moderna al utilizar la experi-
m e n t a c i ó n científica j u n t o con u n lenguaje matemático. Sostiene
que para poder describir la naturaleza m a t e m á t i c a m e n t e , el h o m - la naturaleza,
bre de ciencia debe limitarse al estudio de las propiedades intrínse-
cas de los cuerpos materiales -forma, n ú m e r o y m o v i m i e n t o - que
son susceptibles de medirse o contarse. Las otras propiedades -co- actituJ que sigue
lor, sonido, sabor, olor- las considera proyecciones mentales subje-
tivas que deben excluirse del aspecto científico. Así, dirige el i n t e -
rés a l o cuantificable.
primando hoy
Sin desconocer el éxito obtenido por Galileo en el desarrollo de
la ciencia moderna, se le puede atribuir haberle i n f l i g i d o grandes
merceJ al desarrollo
pérdidas: "Desaparece la vista, el oído, el tacto, el olfato y el sabor, y
junto con ellos se pierden la estética, los valores, la calidad y la forma,
esto es todos los sentimientos, los motivos, la conciencia, el alma y el es-
tecnológico.
píritu." (R. D. Laing)
Francis Bacon (1561 - 1626), es u n entusiasta y apasionado defensor del nuevo método empí-
rico; y creador de una clara teoría del proceso i n d u c t i v o (sacar una conclusión general a partir
de un experimento y luego confirmarlo mediante otros experimentos).
Bacon preconiza el n o m i n a l i s m o (las Ideas como meras creaciones de la mente). Ahora
la realidad sólo puede ser aprehendida por medio de los sentidos, Universalia Pos Res: p r i -
mero los objetos, luego el Universo. La enérgica defensa de esta postura tiene gran i n f l u e n -
cia en el pensamiento de su época.
A partir de alli, la ciencia se orienta hacia la búsqueda del c o n t r o l y d o m i n i o de la n a t u -
raleza, a c t i t u d que sigue p r i m a n d o h o y merced al desarrollo t e c n o l ó g i c o . Los logros abso-
lutamente antiecológicos que se obtienen están en contraposición con aquella antigua v i -
sión de la naturaleza como meta para conocer su o r d e n , y también son contrarios a la v i -
da en a r m o n í a con d i c h o orden natural.
Es curioso constatar que mientras Bacon, c o n t e m p o r á n e o de Galileo (uno en Inglaterra,
otro en Italia) i m p o n e con fervor su m é t o d o e m p í r i c o i n d u c t i v o , Descartes, t a m b i é n c o n -
t e m p o r á n e o de Bacon, Galileo y Kepler, está desarrollando su m é t o d o r a c i o n a l d e d u c t i v o .
Detenernos en Rene Descartes es m u y i m p o r t a n t e . Gran m a t e m á t i c o y fundador de la f i -
losofía moderna, es el creador de u n m é t o d o científico que pretende ser absoluto, i n e q u í -
voco y exacto y que siempre le permitirá distinguir la verdad del error. Busca establecer re-
laciones matemáticas exactas en todos los f e n ó m e n o s físicos: el m u n d o material es t a n só-
lo una máquina.
En su monumental obra "El discurso del método", halla la clave en la duda radical, o "fi-
losofía de la desconfianza": la sabiduría tradicional, las impresiones sensoriales y hasta el
hecho de poseer un cuerpo... todo puede ser puesto en duda, menos la condición de ser
pensante: "Cogito ergo sun" ("Pienso, luego existo").
El método cartesiano es analítico, es decir, divide los problemas en cuantas partes es po-
sible hacerlo y luego los dispone según un orden lógico: razonamiento a n a l í t i c o .
Al concepto "mente clara y abierta" lo llama Descartes "intuición". La razón es más cier-
ta que la materia y existen dos campos independientes y separados:
Pensamiento= Res cogitans, o sustancia pensante
Materia = Res extensa, o sustancia extensa
Todo es c bra de Dios, quien se encuentra exactamente en el centro: el equilibrio perfec-
to entre los dos sistemas.
Descubre también la geometría analítica (correlación álgebra/geometría).
El pensamiento cartesiano fomenta el reduccionismo científico. Es así que induce a
concebirnos como entidades individuales dentro de nuestro propio cuerpo, aislados del To-
do; a conceder más valor al trabajo intelectual que al manual; impide a los médicos consi-
derar el factor anímico en la enfermedad o a los psicoanalistas ocuparse del cuerpo de sus
pacientes...
Se prepara de este modo el camino hacia una ciencia deshumanizada, que trata a los se-
res vivos como máquinas susceptibles de ser arregladas, depositando absoluta fe en una
ciencia certera, exacta e infalible.
Afortunadamente, estos conceptos se van resquebrajando hacia la mitad del siglo X X
merced a la aparición de Individualidades como Einstein -teoría de la relatividad, o cuán-
tica-, Heis^nberg -principio de incertidumbre-, Bohr -leyes de complementariedad-, entre
otros desta ados hombres.
Un personaje relevante dentro de la Astronomía y la Física, que sintetiza genialmente
aquellas obras de Copérnico, Kepler, Galileo y Descartes, es Isaac Newton (1642 - 1727), na-
cido en el mismo año en que desaparece Galileo.
Newton realiza el sueño cartesiano y completa la revolución científica. Establece una
teoría matemática que es la base del pensamiento científico hasta la mitad del siglo X X :
"El universo es un enorme sistema mecánico regido por leyes matemáticas exactas." (Sistema si-
milar a la relojería.)
Muy reconocido y admirado en su época, inventa además el cálculo diferencial.
Spinoza (1632 - 1677), contemporáneo y gran continuador de Descartes, enfatiza ahora
el hecho de deducir la verdad por medio del pensar: las Ideas desarrolladas a partir de la
observación son negativas. Para Spinoza, la verdadera paz de! alma proviene solamente del
razonamiento y del conocimiento del mundo de las Ideas.
Hume (1711 - 1776) representante del empirismo clásico, corona un movimiento que
había comenzado con Bacon y que se desarrolla en Locke (1632 - 1704).
La corriente empirista moderna, limitándose al plano metodológico, establece que toda
ciencia ha de fundarse en la experiencia: el único método científico consiste en la obser-
vación y experimentación -método inductivo-.
Locke es quien desarrolla sistemáticamente la teoría gnoseológica empirista, sostenien-
do que todo conocimiento deriva de la experiencia, y Hume critica profundamente los dos
principales conceptos de los que se valía el racionalismo -causalidad y sustancia- prepa-
rando así el camino para las investigacioines de Kant.
Kant (1724 - 1804), quizás el hombre que produce en la filosofía una revolución similar
a la copernicana en la ciencia, se eleva como un verdadero genio a las alturas del pensa-
miento. Su importancia radica en la extraordinaria profundidad de sus ideas y en la mag-
nitud del cambio que introduce en la filosofía y en el pensamiento humano. Hace su tra-
bajo medulosamente, a partir de las dos posiciones antagónicas en boga: el empirismo y
EN EL CAMINO FILOSÓFICO ^^Y^C

DE UNA CIENCIA ESPIRITUAL /"UJJ

el racionalismo, que en c o n j u n t o coinciden en ser formas de realismo (o sea que en el ac-


to de conocer l o i m p o r t a n t e es el objeto, la cosa en sí). El sujeto cognoscente es compara-
ble a u n espejo en el que todo se refeja a través de la razón -racionalismo- o a través de los
sentidos - e m p i r i s m o - .
Kant dice que el conocer n o es una actitud pasiva sino activa. Esto es, trazar el h o r i z o n -
te donde los objetos son tales, construir el á m b i t o de la o b j e t i v i d a d : conocer es elaborar el
objeto. C o n este planteo llega a la c o n c l u s i ó n de que la percepción sensorial es incapaz de
arribar a la verdad objetiva, y el intelecto sólo puede e m i t i r juicios ligando conceptos de
acuerdo a ciertas formas preestablecidas llamadas categorías.
De tal m o d o , la cosa en sí es inalcanzable, y Kant niega entonces toda posibilidad de co-
nocer la realidad: esto es el idealismo trascendental (condiciones a p r i o r i que hacen po-
sible el conocer), o s u b j e t i v o .
Observemos el g r á f i c o l O , en su parte inferior vemos el derrotero
de la ciencia natural a través de la síntesis kantiana, que como t a l
expresa la e v o l u c i ó n desde Platón - Aristóteles, siguiendo por Ba-
que del hombre
con - H u m e , Descartes - Spinoza y la revolución científica corona-
da por N e w t o n . hizo un banco
La ciencia moderna y sus cultores se han apoyado en el magistral
trabajo del idealismo trascendente, o subjetivo, para llegar al es- de órganos,
tado actual de cosas. Hoy el h o m b r e es literalmente disecado por
los diagnósticos especializados en órganos y sistemas, gobernados
éstos por leyes de la física clásica (hidrodinámica, leyes de los ga-
de embriones,
ses, entre otras) aunque los sofisticados elementos de diagnóstico
ya u t l i c e n la cibernética, los campos magnéticos o sutilezas del de esperma o de
m u n d o de las partículas.
Este m é t o d o científico de acceso a la realidad, que sufrió todas las cadáveres hibernados;
peripecias descriptas brevemente en esta recopilación; que perdió
en su proceso el orden natural o d i v i n o ; que sustituyó la idea de
una madre Tierra v i v i e n t e y respetada, por una masa mineral iner-
que a los accidentes
te a la que hay que arrancarle secretos y d o m i n a r ; que del hombre
hizo u n banco de órganos, de embriones, de esperma o de cadáve- viales los transforma
res hibernados; que a los accidentes viales los transforma en p o t e n -
ciales donaciones de órganos frescos...
en potenciales
... este m é t o d o científico n o es el ú n i c o medio para acercarnos a
la realidad. donaciones de
Allí, e n el extremo inferior del gráfico se encuentra la o p c i ó n :
Goethe y Steiner, con el desarrollo de una Ciencia del Espíritu, de
una Antroposofía, de una i n t e g r a c i ó n del hombre.
órganos frescos,..
Para desarrollar esta o p c i ó n presentamos a Johann Wolfgang Goethe (1749 - 1832), c o n -
t e m p o r á n e o de Kant y de Hegel (1770 - 1831), y conocido casi exclusivamente por ser una
figura cumbre de la literatura universal.
Desconocido, sin embargo, en su veta científica (teoría de los colores, la planta arquetí-
pica, etc.), en su labor de integración del hombre para arrancarlo del dualismo p l a t ó n i c o ,
en el desarrollo de u n m é t o d o científico basado en la observación y el análisis racional, y
propulsor, además, de una creación artística fundamentada en la i n t u i c i ó n y en la v i v e n -
cia espiritual.
Es Goethe el ú l t i m o representante de u n linaje de Individualidades que a través de la his-
toria preconizaron la u n i d a d del espíritu h u m a n o : Empédocles, Dante, Leonardo da V i n c i ,
Paracelso.
Observador, contemplador, se basa en la experiencia de los sentidos sin dar lugar a razo-
namientos teóricos o juicios a p r i o r i :
a- se relaciona con el presente;
b- se centra en la realidad concreta -experiencia pura-.
Las Ideas - p r i n c i p i o espiritual del universo- n o pueden existir en u n m u n d o sólo accesi-
2 PARTE
a

ble al pensamiento abstracto. La Idea no es algo metafísico, distante e inalcanzable, sino


que está presente en el m u n d o material perceptible por los sentidos. El h o m b r e , sujeto y
objeto de la ciencia natural, forma u n Todo con ella, y nunca puede ser desplazado del cen-
tro de la observación. No es el hombre u n nexo entre dos mundos, cuya existencia separa-
da creó Platón en el m o m e n t o en que c o m e n z ó a referirse al m u n d o material como reflejo
del m u n d o de las Ideas. Esta separatividad es intrínsecamente inexistente, pues n a c i ó en el
m o m e n t o en que el hombre dirigió su pensar al c o n o c i m i e n t o de sí m i s m o .
La Idea está presente en t o d o , en la naturaleza y en el h o m b r e que procura comprender-
la; es siempre la misma Idea que al reflejarse en dicha naturaleza delante del h o m b r e mis-
m o , lo obliga a elevarse en busca de la Idea Primordial que allí se manifiesta.
Todo es naturaleza. También podemos decir: "Todo es Idea". El que se expresa a través del
h o m b r e , cuando éste piensa, habla, o simplemente existe, es el m i s m o espíritu que se ma-
nifiesta en la naturaleza.
La Idea se expresa en los reinos de la naturaleza, y lo hace de modos diferentes (captada
genialmente por Goethe):
1- Objetos inanimados - m u n d o inorgánico-: la Idea se expresa como leyes de la naturale-
za.
2- M u n d o de los seres vivos - m u n d o orgánico-: todas las formas presentes son modifica-
ciones de una forma arquetípica - p r i m o r d i a l - , ya sea una planta o u n a n i m a l .
3- En el hombre: la Idea se torna consciente de sí misma. El h o m b r e piensa f o r m a n d o
ideas y conceptos.
Rudolf Steiner (1861 - 1925), filósofo, pedagogo y artista, poseedor desde p e q u e ñ o de una
capacidad innata para percibir las realidades de u n plano trascendente, es q u i e n desarrolla
m e t o d o l ó g i c a m e n t e la visión goetheana del m u n d o .
Este camino m e t o d o l ó g i c o del desarrollo del pensar para llegar con claridad y concien-
cia despierta al m u n d o espiritual, ha ido creciendo a lo largo del siglo XX. (En el presente,
el centro de actividades del m o v i m i e n t o Antroposófico se halla en D o r n a c h , Suiza, y cuen-
ta con sedes en varios países.)
Steiner se enfrenta con coraje a la corriente kantiana o neokantiana de su época, a f i r m a n -
do, en plena era del determinismo científico y filosófico, que el hombre es un ser espiritual
llamado a adquirir su libre voluntad. Durante varios años se encarga de la traducción de la
obra científica de Goethe; también escribe diversos ensayos sobre su poesía y en especial
sobre su particular manera de observar la naturaleza.
Con su "Filosofía de la libertad" completa el edificio m e n t a l de Goethe e i n i c i a , a la vez,
el desarrollo científico-espiritual de la sabiduría profunda del h o m b r e : Antropo-Sofía.
Algunas de las premisas básicas de Steiner son:
a- Estudio p r o f u n d o sobre la "inmanencia de la Idea y la f u n c i ó n del pensar en el proce-
so de conocer".
b- Posibilidad de inclusión de lo moral en el campo de acción de la Idea.
c- La v o l u n t a d es la "decisión libre tomada por u n i n d i v i d u o totalmente consciente".
c . l : Elementos constitutivos de cualquier acto de v o l u n t a d :
c . 1 . 1 : Disposición caracterológica: es el c o n j u n t o de características anímicas que cons-
t i t u y e n el carácter o la manera de ser del i n d i v i d u o -percepción sensorial, el sentir, el pen-
sar corriente hasta el pensar puro o i n t u i t i v o - .
c.1.2: M o t i v a c i ó n m o m e n t á n e a : actúa sobre la disposición caracterológica y es lo que l o
lleva a tomar una decisión; por ejemplo:
- placer que reporta el acto realizado (egoísmo)
- sometimiento a una autoridad, exterior o interior, a la que se obedece ciegamente (temor)
- principio de ética, regla moral, tradición, lo convencional o la voz de la conciencia
(condicionamiento)
- actos de plena conciencia: tienen por objeto el mayor bien para la h u m a n i d a d y su p r o -
greso moral
EN EL CAMINO FILOSÓFICO

DE UNA CIENCIA ESPIRITUAL

- actos en pos de u n Ideal: el acto proyectado está en armonía con


el contenido ideal de una dirección espiritual del m u n d o . La i n t u i - Steiner se enfrenta
ción de esa Idea sería el m o t i v o más elevado que se podría concebir.
con coraje a
La disposición caracterológica -c.1.1- culmina con la capacidad de
i n t u i r y la motivación m o m e n t á n e a -c.1.2- arriba a la intuición espe- la corriente kantiana
cífica de la Idea en acción. El i n d i v i d u o que intuye esa Idea se iden-
tifica con ella interior y exteriormente y actúa por amor a ella. o neokantiana Je
"La acción libre es aquélla que deviene de la intuición de la Idea. Sólo
éste es un acto de voluntad libre. "(Rudolf Steiner)
su época, afirmando,
Cualquier acto que no proceda de esa intuición y que no sea deter-
minado por disposición o motivación interior, por noble que sea, n o
será libre.
en plena era
Es menester auto-observación sutil de los propios actos y racioci-
n i o m u y claro. Jel determinismo
A manera de síntesis de las premisas enumeradas, diremos que el
i n d i v i d u a l i s m o é t i c o consiste en: científico y filosófico,
• que la verdadera libertad surge cuando se actúa de acuerdo con
la Idea de acción basada en una intuición de la misma, y esta última que el hoáre
nace del pensamiento penetrado por la v o l u n t a d ;
• que la libertad de la voluntad presupone, entonces, la existencia es un ser espiritual
de un m u n d o espiritual;
• que la realidad de las Ideas es la capacidad del hombre de elevar- Uamado a adquirir
se a ese m u n d o por sus propios medios: la metamorfosis de su pen-
sar; la trasformación de u n pensamiento intelectual abstracto en u n
nensar nuro.
su libre voluntad
¡He aquí la Antroposofía!
W i LA PSICOLOGÍA ililillPIlPPi;
UN ESFUERZO HUMANO TRAS LA BUSQUEDA DEL YO
UN POCO DE HISTORIA

041 CUATRO CORRIENTES PSICOLOGICAS OCCIDENTALES •


CONDUCTISMO
PSICOANÁLISIS
HUMANISMO
TRANSPERSONAL
« K M !
251 DE LA PSICOLOGÍA A LA PSICOSOFIA

253 PSICOTERAPIA Y DESARROLLO


ESPIRITUAL: HACIA UNA PSICOSOFIA
LA PSICOLOGIA

U N ESFUERZO H U M A N O TRAS LA BÚSQUEDA DEL YO

Este desarrollo está dedicado a esa legión de psicólogos y psicoterapeutas que se han acer-
cado y se acercan, constantemente, a la Antroposofía.
En nuestro país se ha producido, desde los años 60, u n profundo desarrollo de la psicolo-
v

gía y la psicoterapia. Este m o v i m i e n t o fue monopolizado y liderado por el psicoanálisis d u -


rante varios años, hasta verse desplazado en esta última década por otras tendencias que po-
dríamos denominar psicoespirituales. En general, quienes en la actualidad las practican son
psicoterapeutas que han realizado u n cambio en sus propias vidas incorporando dicha trans-
formación a su labor profesional; de la síntesis que haya realizado para sí mismo cada u n o de
ellos depende la m u l t i p l i c i d a d de sus enfoques. Algunos profesionales se nutren del budismo
tibetano, de las enseñanzas de don Juan (Castañeda), del Cuarto Camino (Gurdjeff), de la as-
trología, el taoísmo, el yoga, etc. (Es obvio decir que esta inclinación es diagnosticada como
"deserción" desde los claustros académicos; u n fenómeno similar sucede con los médicos que
se orientan hacia las llamadas medicinas alternativas o a la Antroposofía.) No es casual que
una formación universitaria como la que requiere la carrera de Psicología, en la que es nece-
sario buscar las raíces filosóficas del devenir h u m a n o , despierte las necesidades esenciales del
hombre para encontrar su verdadero Yo.

Una parte de m i trabajo dentro de la Antroposofía, ha sido tratar siempre con personas que
nada conocen de esta Ciencia Espiritual pero intuyen en ella una verdad trascendente que su
espíritu necesita. M i labor profesional como disertante se da habitualmente en congresos de
alimentación, de tanatología, terapias florales, desarrollo del potencial h u m a n o , reiki, yoga
integral, de psicología transpersonal y centros de salud mental, entre otros. En dichos ámbi-
tos recibo invariablemente muestras de la inquietud por conocer y estudiar la Ciencia Espiri-
tual; la mayor necesidad proviene de psicólogos y psicoterapeutas.
La Antroposofía desarrolla una metodología segura y ordenada para alcanzar los fines tras-
cendentes. Está sustentada por una teoría del conocimiento basada en una cosmovisión goet-
heana del m u n d o y, esencialmente, no debe ser creída sino pensada y e x p e r i m e n t a d a . La
posibilidad que me asiste es la de organizar grupos de estudio antroposófico, de autogestión,
con pautas m u y precisas y encuentros periódicos de evaluación del trabajo. Esta labor la he
realizado en distintas ciudades de España, aquí en la ciudad de Buenos Aires y en otras del
interior. Este es el contexto básico propicio para que el corolario de la Psicología sea una Psi-
c o s o f í a . En este sentido, en San Pablo, Brasil, se ha hecho u n gran adelanto integrando una
disciplina académica, como es la Psicología, con la Antroposofía.

U N POCO D E H I S T O R I A

A partir del siglo XIX las teorías psicológicas van diferenciándose de las estrictamente filo-
sóficas. La Psicología, per se, ha sido responsable de una serie de cambios significativos en el
pensamiento de Occidente durante el siglo XX.
Es difícil encontrar una definición acabada de esta ciencia; no obstante hay muchos auto-
res que lo han intenado:
"Es la ciencia positiva de la conducta de los seres vivos." (Me Dougall)
"Es la descripción y explicación de los estados de conciencia como tales." ( W i l l i a m James)
"Es la ciencia de la psique." (Titchener)
Sin embargo, estas definiciones son m u y limitadas. La psicología moderna, por ejemplo, ya
2 a
PARTE

incluye los procesos del inconsciente y los fenómenos biológicos.


A mediados de este siglo, para algunos la Psicología debía ser la ciencia de la experiencia
i n d i v i d u a l y por lo tanto necesariamente subjetiva; para otros, en cambio, los fenómenos de-
bían ser absolutamente objetivos, verificables y cuantificables.
Una caracterización más acertada la presenta como una ciencia que trata del conocimien-
to del alma (psique - alma; logos - palabra, razón); aunque en sí misma el alma no ha sido de-
finida con precisión, son estudiadas sus acciones.
La Psicología es una ciencia que pretende descubrir la estructura, las causas y los efectos de
la conducta humana, sus experiencias íntimas, y sus relaciones. De la conducta humana exis-
ten tres interpretaciones importantes: mecanicista, vitalista y organicista.
• Según la teoría mecanicista, la conducta del hombre es considerada como la de una m á -
quina: el comportamiento total es igual a la suma de elementos simples y fijos. Las f u n c i o -
nes psicológicas y biológicas se asemejan a u n c o n j u n t o de piezas mecánicas y pueden ser re-
ducidas a fórmulas, tal como se hace con los fenómenos inorgánicos de la física clásica. El
mismo concepto "mecanicista" acentúa la determinación y la predicción, y es generalmente
estático. No halla diferencias fundamentales entre vida y materia, y afirma que el análisis de
un ente animado o inanimado lleva a la explicación de su manifestación. Plantea que la su-
cesión de los acontecimientos está rígidamente determinada, que los hechos se enlazan unos
a otros como las piezas de una m á q u i n a y que a determinados antecedentes fijos correspon-
den siempre las mismas cadenas de consecuencias. O sea que si conocemos todos los facto-
res de una situación dada en u n m o m e n t o dado, estamos en condiciones de predecir sus re-
sultados: el curso de los acontecimientos en ese sistema mecánico es fijo, determinado e ine-
quívoco y los hechos se suceden de la misma forma que en una cadena donde u n eslabón se
enlaza con el precedente.

• Desde el enfoque vitalista, la conducta humana es dirigida por una fuerza v i t a l -la ente-
lequia de Driesch- y el comportamiento total sería igual a la suma de dicha fuerza, que es
esencialmente dinámica, más sus elementos simples. Esta fuerza v i t a l es inédita, presenta
propiedades distintas de aquéllas que actúan en el m u n d o físico. Así como las fuerzas de la
materia están determinadas y actúan de acuerdo con ciertas causas, las fuerzas vitales se de-
ben no sólo a causas sino a fines. A tal finalidad se la denomina "teleológica", y se presenta
como una propiedad adicional de la materia viva que escapa a la medición y a la predicción,
causando serios inconvenientes al método científico ya que altera el minucioso proceso de
sus cálculos. No obstante, la actividad de lo viviente no es estrictamente f u n c i ó n del n ú m e -
ro n i de la configuración espacial de las partículas que lo componen en u n m o m e n t o dado.
• La tercera teoría es la organicista; ésta considera a la conducta humana como u n sistema
d i n á m i c o , no atado a una disposición fija. La conducta total sería m u c h o más que la suma
de sus partes y el centro rector la resultante de las relaciones funcionales. Esta teoría sostie-
ne que la base de todos los fenómenos físicos, biológicos y psíquicos es u n sistema energéti-
co que satisface las propuestas de la lógica de la dinámica.

La historia de la Filosofía es u n constante vaivén entre los factores estáticos del mecanicis-
m o y los dinámicos del vitalismo. Heráclito piensa dinámicamente en los cambios continuos,
y Empédocles divide al m u n d o en elementos fijos. De Platón, aún conectado con los a n t i -
guos misterios, se deriva u n dualismo psicofísico: el m u n d o de los objetos y el m u n d o de las
ideas -concepto estático-. Más adelante, la clasificación de las causas se sustituyó por la de los
fines, y apareció la Ética -San Agustín, Santo Tomás-. Cuando la ciencia despierta -Copérni-
co, Kepler, Galileo, Newton-, introduce la observación de los hechos como u n factor esencial.
Galileo llama la atención respecto del hecho de que todo el universo es gobernado por las
mismas leyes, y afirma la imposiblidad de una clasificación rígida que separe u n f e n ó m e n o
de otro -concepto dinámico-. Descartes es el encargado de revitalizar el dualismo platónico
(el cuerpo es una m á q u i n a y la psique una entidad espiritual) -concepto estático-.
Entre el siglo X V I I I y XIX comienza la diferenciación entre teorías psicológicas y filosófi-
cas. Aunque apoyado en elementos estáticos, aparece con Darwin u n concepto d i n á m i c o que
señala que los mecanismos del desarrollo no serían ciegos sino dirigidos a u n f i n . Simultá-
neamente, en Alemania, con W o l f f y Kant, evoluciona el pensamiento psicológico: la psique
es dividida en v o l u n t a d , intelecto y emociones, y subdividida a su vez en facultades psíqui-
U N POCO
DE HISTORIA

cas relacionadas con las áreas craneales y más adelante con las localizaciones cerebrales.
Los descubrimientos fisiológicos estimulan el desarrollo de una psicología experimental.
Los estudios del f u n c i o n a m i e n t o del sistema nervioso -Galvani, Bell, Magendie-, de la acti-
vidad cerebral -Brocea, Fritsch- y de los órganos de los sentidos -Müller, Helmholz, Hering-
, relacionaron a la Psicología con la Fisiología. La maquinaria psíquica fue estudiada a tra-
vés de sus hilos conductores, "correas de transmisión", y receptores. Con W i í l i a m W u n d t se
produce u n giro hacia el concepto d i n á m i c o : funda el primer laboratorio de psicología ex-
perimental y se interesa por la actividad consciente. En Francia y en Estados Unidos se al-
ternan las concepciones estáticas con las dinámicas: Binet crea las pruebas estáticas de inte-
ligencia, James expone una teoría mecanicista de las emociones, Watson presenta su teoría
del conductismo.
Aparecen nuevos conceptos dinámicos a partir del estudio de personalidades anormales
-Ribot, Charcot, Freud-, del estudio del n i ñ o -Stanley Hall-, de las diferencias individuales
-Galoin, Stern- y de la observación de los procesos perceptivos dinámicos de la que deriva
la teoría de las estructuras -Gestalt- fundada por Wertheimer.
Es interesante observar los profundos cambios que ha experimentado la Psicología, escin-
dida de la Filosofía, especialmente en el siglo X X . Si tomamos en cuenta la transformación
del hombre, su vida y costumbres desde principios de siglo hasta la actualidad, podremos ha-
cer algunas deducciones importantes.
El dualismo materia-espíritu, cuerpo-alma, sujeto-objeto, imperante a fines del siglo pasa-
do, ha ido cediendo posiciones frente a una insinuante visión totalizadora del Universo y del
Hombre. Si bien la especialización del conocimiento ha aumentado desmesuradamente, t a m -
bién hay indicios de posturas integradoras del saber en áreas clave: la matemática, la física,
la química, la neurofisiología, la biología, y también la psicología.
Cabe mencionar algunos investigadores y científicos que han contribuido con una lucidez
implacable en este proceso:
• David Bohm, físico y matemático, antiguo colaborador de Albert Einstein, postula mate-
máticamente la existencia de u n orden implícito detrás de todo lo manifestado como univer-
so explícito; de lo sutil deviene lo denso.

ilya fri§ogíne llamado


• Ilya Prigogine, q u í m i c o , Premio Nobel 1977 por su teoría de las
estructuras disipativas, tiende u n puente entre las ciencias biológicas f
y sociales y en el lenguaje propio de la química y la matemática rea-
firma el eterno mensaje de los poetas y los místicos: todos formamos
una unidad con el m u n d o . El C o m i t é Nobel l o llamó "el poeta de la
por el Comité Nobel
termodinámica".
• Rupert Sheldrake, biólogo, b i o q u í m i c o , reconocido m u n d i a l m e n - "el poeta de
te, experto en fisiología vegetal, desarrolla la hipótesis de la causa-
ción formativa. Desafiando postulados de la física clásica, demuestra
que el aprendizaje, el desarrollo y la adaptación de las especies, de
la termodinámica",
los organismos vivos y del ser h u m a n o mismo, se puede dar a través
de u n proceso de resonancia mórfica. Esto significa, por ejemplo,
que si en Calcuta u n gato aprende u n nuevo hábito, los gatos de
reafirma el eterno
otros lugares del m u n d o manifestarán u n a marcada tendencia a
aprender lo mismo. ¡Y sucede en todos los niveles de los organismos mensaje de
vivientes, i n c l u i d o el hombre!
• Karl Pribram, neurocirujano, neurofisiólogo; conductista i n c o n - los poetas y
dicional de los años '40 se transforma en u n pionero de la psicología
cognitiva en los años'50, en aliado ocasional de los psicólogos h u -
manistas en los '60, hasta convertirse en defensor radical de la expe-
los místicos:
riencia espiritual al finalizar los '70. Sus profundos cambios están re-
lacionados con lo que la investigación científica le fue revelando. Su
modelo holográfico del funcionamiento cerebral entrelaza la neuro-
todos formamos
fisiología con la física teórica; desaparecen las localizaciones cerebra-
les, explica la percepción normal y saca las experiencias paranorma- una unidad
les y trascendentes del ámbito de lo sobrenatural para explicarlas co-
m o parte de la naturaleza humana.
con el mundo.
2" PARTE

• Ken Wilber, considerado una de las mayores autoridades mundiales en el estudio de la


conciencia, es autor de "La conciencia sin fronteras", libro en el que hace una síntesis de los
distintos modos de enfoque de la terapia, la curación y el crecimiento personal, en u n mar-
co de referencia que denomina "espectro de la conciencia". Su p u n t o de vista permite integrar
los rasgos esenciales de las tres direcciones principales de la psicología y la psicoterapia occi-
dental: la corriente Foica ortodoxa -conductismo cognitivo y psicología freudiana del Yo-, la
humanística -Rogers, Maslow, Perls-, y la transpersonal -psicología jungiana, psicosíntesis y
tradiciones místicas en general, donde aparece como núcleo la experiencia de la identidad
suprema o base de la filosofía perenne-.
El hecho indiscutido de que cada día haya más investigadores que estudian la realidad des-
de puntos de vista más amplios, no significa que la batalla esté ganada y que el ser h u m a n o
haya realizado u n giro desde la concepción materialista hacia la aceptación plena de u n m u n -
do espiritual, causal. Hay mucho terreno por recorrer aún. Pero en los últimos treinta años
han venido apareciendo hombres de ciencia buscadores de la verdad y abiertos a la experien-
cia, que están conmoviendo las raíces del mecanicismo a través de sus observaciones y expe-
rimentaciones. Es una verdadera luz la que irradian estos avances científicos en territorios
monopolizados por el determinismo biológico magistralmente sustentado por hombres de la
talla del biólogo molecular y premio Nobel Jacques M o n o d , quien en su obra cumbre, "Azar
y Necesidad", presenta una despiadada visión del hombre como la de "un gitano marginado del
universo, sordo a su música e indiferente a sus acordes de esperanza, de la misma forma que lo ha-
ce el universo mismo respecto de sus crímenes y sufrimientos".
Al hacer una síntesis de la ruptura del modelo mecanicista cartesiano-newtoniano y al
mencionar a algunos de los arquitectos de u n nuevo paradigma, me invade una serena ale-
gría al recordar, con respeto y admiración, a quien viera la luz en Kraljevec, pueblito fronte-
rizo ubicado entre Hungría y Croacia, el 27 de febrero de 1861. Ese día, la Tierra acogía físi-
camente en su seno, una vez más, al que sería en esta o p o r t u n i d a d el fundador de la A n t r o -
posofía. Debió transcurrir u n siglo para que pudiera corroborarse, poco a poco, su cosmovi-
sión del m u n d o físico y de los mundos suprasensibles. ¡La obra de Rudolf Steiner puede ser
ahora descubierta por la humanidad! ...y quienes ya se hayan acercado a este conocimiento
serán sus mensajeros.
Personalmente, he sido formado como médico y como científico para enfrentar el m u n d o
material de los objetos y de las formas. Y como hombre he sido transformado en el proceso
de autoconocimiento, una verdadera transformación de la conciencia que se opera en el ser
h u m a n o cuando éste inicia la búsqueda espiritual. ¡He aquí m i mensaje!

CUATRO CORRIENTES PSICOLÓGICAS OCCIDENTALES


(apoyadas en las teorías aquí presentadas)

CONDUCTISMO:

Es m u y tentadora la idea de concebir mecánicamente las actividades biológicas y psíquicas.


La vida se inicia con el contacto del óvulo y el espermatozoide. El desarrollo fetal está prees-
tablecido y ciertas leyes de la herencia indican algunas relaciones fijas. Si Gregorio Mendel
(1822-1884) no hubiera proseguido sus investigaciones, se hubiese implantado el concepto
puramente mecánico de que, en la herencia, el elemento más fuertemente dominante deter-
mina el desarrollo como una fuerza interna.
Tanto en el desarrollo embrionario como después del nacimiento podemos constatar que
estas ideas se contradicen, ya que una vez "ensambladas las piezas" la máquina n o trabaja
m u y bien como u n Todo, como ocurre en las máquinas mecánicas, sino que adquiere su pre-
cisión con el uso. Es m u y sugestivo el concepto de que "el ambiente condiciona las funcio-
nes", puesto que muchas de estas funciones aparecen y desaparecen sin que el ambiente ex-
terior influya demasiado. Tal es el caso de los reflejos de inmadurez -por ejemplo, el reflejo
de Moro- que va desapareciendo cercano a los 6 meses de vida a la vez que se instalan los re-
flejos de madurez -sostén de la cabeza y del tronco-. Así pues, la m á q u i n a no sólo se m o d i f i -
ca por el ambiente sino que se modifica a sí misma.
La teoría de la máquina mental se basa en el f e n ó m e n o de que los reflejos c o n t i n ú a n apa-
reciendo en los animales decapitados.
En épocas más recientes la teoría refleja de la psiquis encontró eco en Rusia -Pavlov y Bech-
CUATRO CORRIENTES

PSICOLÓGICAS OCCIDENTALES

terev- y en Estados Unidos -Watson-. Su premisa consiste en que la estimulación e inhibición de


los reflejos es la base de la actividad psíquica. Los distintos hábitos fundados en el aprendizaje,
la educación y la disciplina, constituyen solamente una larga cadena de reflejos condicionados.
Vladimir Bechterev, ampliando los trabajos de Iván Pavlov, funda la escuela reflexológica, que
tiene un pie en la biología y otro en la sociología, y debe entonces constituir una disciplina cien-
tífica independiente que no pudiera confundirse con ninguna de las dos ramas que trataba de
unificar. Según Bechterev, toda reacción psíquica es el resultado de dos factores:
• Estímulo específico del ambiente -conmutador exterior de la máquina-.
• Herencia y experiencias anteriores -conexiones internas de la máquina-.
La teoría de los reflejos condicionados tuvo amplia repercusión en
los Estados Unidos; como es factible condicionar todo tipo de res- "Denme una docena
puestas se la llamó "respuesta condicionada".
La otra parte de esta "máquina" -modelo del alma, de la psique o la
personalidad humana-, fue construida por Watson, quien trató de eli-
de lactantes sanos,
minar del robot humano todo rastro de conciencia. Así entonces,
concibe tres tipos de reflejos en la máquina humana: bien formados, y
• viscerales -corresponde a las visceras-
• manuales -músculos y miembros-
me comprometo
• verbales -órganos del lenguaje-.
El hombre es considerado como un autómata compuesto por refle-
a hacer de cada uno
de ellos, al azar,
jos; para el conductismo, los elementos subjetivos se basan en facto-
res mecánicos y materiales. La psiquis es como u n mecanismo de re-
lojería en el que cada asociación está marcada por una experiencia
que se añade a la asociaicón anterior. Algunos conceptos de Watson
dan una clara idea de lo subyacente en el conductismo: cualquier tipo
• La Psicología debe llegar a ser física, materialista, mecanicista y
determinista, es decir objetiva. de especialista:
médico, abogado,
• La Psicología tiene que borrar los conceptos místicos de valores
superiores y eliminar los peligrosos términos de contenido teológico
como "alma", "psique" y "conciencia".
• La conciencia es una simple suposición. incluso mendigo
• El animal humano es u n mecanismo físico o químico como la
ameba.
Conceptos que Watson expuso en su teoría doctoral:
y ladrón"... Watson
• "Sensaciones kinestésicas y orgánicas: su papel en las reacciones de la rata blanca ante el laberin-
to". (Según sus conceptos, esto se cumple rigurosamente en el ser humano.)
• "El hombre es un manojo de sensaciones kinestésicas y orgánicas en el laberinto del mundo en cu-
yo extremo no hay más que una cajita de comida".
• "El objeto de la psicología lo constituye una criatura en movimiento, tanto si se trata de una ra-
ta recorriendo un laberinto o de un hombre cruzando la calle". (No hay otra cosa que m o v i m i e n -
tos; estos constituyen la conducta y el hombre sólo existe como u n autómata conductista.)
Empleando las mismas palabras de Watson en 1913, podríamos decir hoy: "Denme una do-
cena de lactantes sanos, bien formados, y me comprometo a hacer de cada uno de ellos, al azar,
cualquier tipo de especialista: médico, abogado, artista, jefe de ventas, incluso mendigo y la-
drón, independientemente de su talento, tendencias, vocaciones y raza de sus antepasados".
Como corolario, Watson creyó poder separar en el recién nacido sólo tres tipos de reaccio-
nes emocionales que obedecían a tres mecanismos hereditarios: miedo, ira y amor. Siendo, co-
mo se llamaba a sí mismo, un conductista, se interesó principalmente por las normas de con-
ducta, pero cuando interpretaba el miedo, la ira o el amor, vulneraba su intención de ser pu-
ramente objetivo.
Con la debida distancia de las ideas conductistas de principio de siglo mencionaremos la
aparición de una psicología cognitiva, que se presenta como una transformación del m o -
2 Q
PARTE

délo conductista, con gran desarrollo en varios países a partir de la década del '70.
La segunda m i t a d de este siglo se caracteriza por el desarrollo t e c n o l ó g i c o , el avance de
la cibernética, la informática, la robótica y la tecnología c o m p u t a c i o n a l . Entre los diferen-
tes modelos de pensamiento y los desarrollos tecnológicos siempre ha existido una directa
relación, y la psicología cognitiva es la respuesta, en el campo de la Psicología, a esta revo-
lución de la tecnología; así lo prueba su lenguaje. En la década del '50 se i n t e n t ó h o m o l o -
gar a la computadora con el cerebro h u m a n o , y el m o d o computacional de procesamiento
de i n f o r m a c i ó n sirvió como modelo para entender el f u n c i o n a m i e n t o cerebral. A diferen-
cia del conductismo clásico, que se ocupaba de describir la conducta y explicar sus razo-
nes, la psicología cognitiva constructivista se o c u p ó directamente de la actividad interior
del i n d i v i d u o y del m o d o en que el sujeto produce el c o n o c i m i e n t o . A esta nueva concep-
ción se la l l a m ó p r i m e r a r e v o l u c i ó n c o g n i t i v a . Se caracterizó por emplear el paradigma
del procesamiento de i n f o r m a c i ó n , o sea considerar al ser h u m a n o c o m o u n organismo o
sistema que puede operar con la realidad y no sólo reaccionar ante ella procesando la i n -
f o r m a c i ó n recibida. Esta c o n c e p c i ó n t u v o u n t i e m p o l i m i t a d o de existencia.
Más adelante t u v o lugar la segunda r e v o l u c i ó n c o g n i t i v a : señalaba que los seres h u m a -
nos desarrollan conductas en secuencias n o lineales (como las computadoras) y que ellas
estaban integradas a una esfera social. Según esta perspectiva, lo psicológico se refiere a la
posibilidad humana de dar significado a los hechos que ocurren en nuestro cuerpo o en el
m u n d o social, y así organizar nuestra experiencia.
Esto nos demuestra c ó m o ha trascendido u n conductismo agresivo y despótico en el
transcurso de u n siglo, y también nos permite reflexionar: que la aparición o i m p l e m e n t a -
c i ó n de todo sistema por el ser h u m a n o es siempre u n trampolín para nuevas experiencias,
ya sea c o n s o l i d á n d o l o o extirpándolo.

PSICOANÁLISIS:

El psicoanálisis constituye la segunda fuerza psicológica, y corresponde a lo que se ha da-


do en llamar "psicología profunda" bajo cuya d e n o m i n a c i ó n se i n c l u y e n distintas escuelas.
Fue Sigmund Freud el creador de esta m e t o d o g í a particular dedicada a explorar a f o n d o
las diferentes experiencias y expresiones del h o m b r e : la experiencia i n d i v i d u a l y su signi-
ficación son únicas e inéditas para la personalidad t o t a l ; por ese m o t i v o resulta difícil y pe-
ligroso generalizarlas. N o obstante, el creador del análisis de la psique -psicoanálisis-, desa-
rrolló u n m é t o d o y una doctrina que ha impregnado t a n t o a la psicología c o m o a otros es-
tudios del devenir h u m a n o .
A pesar de todas las objeciones de sus detractores y la idealización de sus defensores, es
evidente que la revolución del pensamiento i n t r o d u c i d a por Freud c a m b i ó totalmente el
concepto de la psicología. Freud ha cambiado la imagen que el h o m b r e tenía de sí m i s m o ,
así como Einstein y sus seguidores cambiaron la imagen del planeta que habitamos y la ma-
teria que nos compone. U n cambio m u y i m p o r t a n t e : el i n d i v i d u o ya n o puede ser conside-
rado como una rata en u n laberinto sino c o m o una persona con experiencias únicas y for-
mas propias de c o m u n i c a c i ó n . Las manifestaciones psicológicas no son solamente meca-
nismos de estímulo-respuesta; son procesos d i n á m i c o s que suelen fundarse en conflictos.
La brecha entre psicología n o r m a l y animal ha desaparecido, y los enfermos mentales, tra-
tados antes como monstruos, han recobrado su dign idad h u m a n a .
U n elemento básico del desarrollo freudiano es la c o n c e p c i ó n del "inconsciente", área de
nuestra vida psíquica que hasta entonces ignorábamos por c o m p l e t o . Era m u y difícil en
una época, para el hombre c o m ú n y también para el científico, aceptar la existencia de u n
plano inconsciente; y más a ú n , que las fuerzas oscuras que allí se o r i g i n a n pudieran gober-
nar nuestros actos aparentemente libres. En ese plano inconsciente es donde se produce
una alteración témporo-espacial de la realidad, y su presencia nos llega mediante u n l e n -
guaje s i m b ó l i c o .
También allí se generan f e n ó m e n o s , tales como la represión, que i m p i d e n la manifesta-
ción de u n impulso y preparan el camino hacia la neurosis. La teoría de la represión es el
pilar f u n d a m e n t a l sobre el que reposa el edificio del psicoanálisis de Freud. Podemos supri-
m i r u n deseo conscientemente, adaptarnos y controlar nuestros apetitos; mientras que t o -
do material reprimido inconscientemente puede permanecer d o r m i d o o labrarse u n camino
CUATRO CORRIENTES

PSICOLÓGICAS OCCIDENTALES

hacia la superficie en forma de síntoma incontrolable. El estudio de los actos fallidos y los
sueños le permitió a Freud encontrar una vía regia de acceso al inconsciente.
Otro elemento destacado de la teoría psicoanálitica es la libido -energía psíquica o i m p u l -
so al placer-. Cuando Freud puso su atención sobre este aspecto c o m p r o b ó l o que ya había
expresado Charcot: toda neurosis se basa en u n trastorno sexual. Pero las manifestaciones se-
xuales aparecen bajo tantas máscaras que no podemos hablar de sexualidad refiriéndonos so-
lamente a lo genital. Freud utilizó el término "libido" para abarcar toda la amplia gama de
manifestaciones sexuales. También descubrió que existen en el cuerpo zonas que concitan
una gran atención a temprana edad, y las llamó "zonas erógenas". Éstas se van relevando co-
m o centros de placer a medida que los años pasan. Así, incorporó la boca y los labios -prime-
ra etapa de succión- como "zona oral". (Resulta interesante observar, en u n paciente que n o
puede superar un conflicto, c ó m o hace una regresión a una etapa anterior y comienza, por
ejemplo, la succión de su pulgar.) En una segunda etapa reconoció la importancia del esfín-
ter anal u n i d o al placer de la evacuación o la retención y llamó a ésta "zona anal"; f i n a l m e n -
te describió a los genitales propiamente dichos como "zona genital". La libido quedó d i v i d i -
da en tres fases: autoerótica, homosexual y heterosexual.
Uno de los logros que transmite más solidez a la teoría psicoanáli-
tica es la construcción de una topografía del aparato psíquico. Todos
estos conceptos constituyen hipótesis de trabajo para encontrar u n
A pesar Je toJas
camino a través de la selva de las funciones psíquicas. La vida psíqui-
ca humana comprende dos áreas principales: la consciente y la i n - las objeciones Je
consciente; nuestro sistema consciente controlado por el Yo, y nues-
tro inconsciente, el ello que alberga todas las fuerzas oscuras, apeti-
tos, deseos e impulsos (muy especialmente aquéllos reprimidos).
sus Jetractores y
Existe una gran desproporción entre ambas regiones, siendo la cons-
ciente pequeña y relativamente insignificante con relación a la i n - la idealización Je
consciente que se presenta como u n agente activo, impulsivo, abso-
lutamente d i n á m i c o .
sus defensores,
Hay otra región que se funde gradualmente con las dos anteriores:
se denomina preconsciente y allí se sitúa la censura. La tercera f u n -
ción que a c o m p a ñ a al Yo y al ello es la que se constituye con las res-
es eviJente que
tricciones morales y el estímulo hacia la perfección. Los padres, ele-
vados en la psique i n f a n t i l a la categoría de ideales, forman la base la revolución Jel
de la que deriva el superYo. El Yo se encuentra así entre dos grandes
fuerzas: los impulsos y deseos que pugnan por salir y el orden moral
que n o lo permite. Hay dos maneras de perder el equilibrio: o bien el
pensamiento
superFo es tan fuerte que el Yo n o puede alcanzar sus ideales, o bien
el ello y sus emociones son tan intensos que el Yo no puede dominar introducida por freud
sus impulsos. La neurosis aparece como u n mecanismo que protege
del desequilibrio. cambió totalmente
(Finalizando el esbozo de la corriente psicoanálitica, destacamos el
carácter abstracto de esta topografía psíquica con relación a una con-
cepción concreta de los "miembros esenciales suprasensibles" que
el concepto
de la psicología.
integran la estructura cuaternaria del hombre.)

HUMANISMO:

Es la tercera fuerza psicológica que se presenta en escena en l o que va de este siglo. Así co-
m o es sencillo describir a los fundadores de las dos fuerzas psicológicas anteriores, Watson y
Freud, se torna más complicado hacerlo con las raíces de este m o v i m i e n t o consolidado en la
década del '50 y del '60.
Históricamente, la corriente humanística germina en los Estados Unidos de posguerra, y
tienen su incidencia las emigraciones de psicólogos y psiquiatras alemanes -Goldstein,
Fromm, Perls, Buhler- que traen las ideas incipientes de la psicología existencialista. En A m é -
rica, autores como Cari Rogers, Abraham Maslow y Rollo May, desarrollan nuevas teorías y
modalidades terapéuticas. Karen Horney impulsa una concepción psicoanálitica culturalista;
Harry Stack Sullivan l o interpersonal; W i l h e l m Reich la vegetoterapia; Alexander Lowen el
análisis bioenergético; Viktor Frankl la logoterapia; Eric Berne l o transaccional; y es i m p o r -
2a
PARTE

tante mencionar también el aporte del psicodrama, de I. M o r e n o .


Esta convergencia de teorías y sistemas es lo que dio origen a la psicología humanística, re-
sultado de la vinculación de distintos abordajes, reunidos no por una teoría c o m ú n sino más
bien por una imagen del hombre bastante homogénea. Como no podía ser de otra manera, se
dio en u n m o m e n t o sociopolíticocultural singular en Occidente, y permitió la confluencia de
metodologías congruentes, la búsqueda de u n modelo integrador en sus postulados y técnicas
y, tendió, además, a la integración de la propia persona necesitada de ayuda.
En 1963, Cari Rogers decía: "La psicología humanística conducirá a formulaciones teóricas que
resultarán sorprendentes para los psicólogos convencionales, como lo fueron las teorías del espacio
no euclidiano para los físicos convencionales. Conllevará una visión del hombre como arquitecto
responsable de sí mismo, subjetivamente libre y que puede elegir."
En 1962 se c o n f o r m ó la American Association of Humanistic Psychology, cuyo objetivo
p r i n c i p a l consistía en "nuclear esfuerzos para abrir la vasta y crucial vida interior del hombre con
vistas a liberar su potencialidad y lograr la máxima autorrealización." ( A n t h o n y Sutich).
Este ente se propuso convocar a u n c o n j u n t o de personas cuyas ideas, organizada y explí-
citamente, se pudieran deslindar de la concepción determinista, mecanicista y causalista del
hombre, ya sea que tuviesen bases biológicas -psicoanálisis- o mecanismos t i p o estímulo-
/respuesta -conductismo-. En 1964, J. F. Bugental enumera cinco principios básicos de esta
posición:
1 . El ser h u m a n o es mucho más que la suma de sus componentes.
2 . La existencia se consuma en el seno de las relaciones humanas (interhumanas).
3 . El hombre vive en forma consciente, más o menos asequible. Esa es la base para la com-
prensión de la experiencia humana.
4 . Desde la disponibilidad consciente, el ser h u m a n o está en condiciones de elegir y de-
cidir. No es pasivo espectador de su existencia sino que la recrea.
5 . La persona vive orientada hacia una meta, objetivos y valores que son la base de su
identidad.
Las características principales de este m o v i m i e n t o fueron las siguientes:
a- El eje es el concepto de "persona", entendiendo que ésta es a u t ó n o m a e independiente
del otro. La persona tiende a la autorrealización, al despliegue de sus potencialidades hacia
una meta elaborando el sentido del sí mismo. Es una totalidad o r g a n o a n í m i c a con capaci-
dad simbólica de lenguaje. Vive como u n ser consciente, y es responsable ante sí y ante los
demás ejerciendo su libertad. Se autopercibe incompleta -miedo y angustia-; se observan en
ella dos tendencias básicas: conservación y cambio.
b- Con respecto a la ciencia se opone a su exigencia de objetividad, y constituye su pro-
pio modelo de "ciencia humana" basada en la experiencia. Confiere más importancia al sen-
t i d o y a la significación que a los procedimientos metodológicos. Utiliza métodos estadísti-
cos y de convalidación tradicionales pero subordinados a la experiencia subjetiva. Todo co-
n o c i m i e n t o es relativo, por lo t a n t o se estimula la experiencia aprovechando las infinitas
posibilidades humanas de representación mental y creatividad para ampliar el campo de co-
nocimientos. Opone la concepción de la vida como "experimento" a aquella otra de la vida
como "funcionamiento". Su posición científica se entrama con los modelos cibernético-ho-
lísticos y confluye en el nuevo paradigma holístico.
c- Se ubica entre las denominadas psicologías profundas -reestructuración personal-. No
desecha sino que integra los logros de otras líneas, confiando en la f e n o m e n o l o g í a como
m o d o de aceptar y agregar a la relación total una concepción de la experiencia h u m a n a .
Como corolario de la caracterización de esta corriente y siguiendo conceptos emitidos por
Abraham Maslow, Gardner M u r p h y y Cari Rogers, haremos una breve descripción del f u n -
cionamiento de la persona, lo cual puede ser analizado desde tres puntos de vista: organiza-
c i ó n , m o t i v a c i ó n y proceso.
• Respecto de la organización, "la personalidad es un sistema organizado, dinámico y abierto"
-Maslow-, que permite diferenciar tres etapas de desarrollo: indiferenciado, diferenciado y
sistémico - M u r p h y - . Rogers también la define así y agrega el concepto de "unidad" en una
tendencia a la totalización.
CUATRO CORRIENTES

PSICOLÓGICAS OCCIDENTALES

• En l o que hace a la m o t i v a c i ó n , Maslow dice que el desarrollo se da a partir de una ne-


cesidad, m o t i v o o impulso supremo; hay una tendencia al crecimiento y la autoperfección
que él denomina "tendencia positiva al crecimiento" y que asienta sobre una jerarquía de ne-
cesidades a satisfacer. M u r p h y coincide en que existe u n p r i n c i p i o de motivación que parte
de necesidades o impulsos, pero existe además una pluralidad de motivos posibles que son
la base de la búsqueda permanente. Rogers considera a la búsqueda de la realización de la
potencialidad, una "tendencia autoactuaiizante", como el p r i n c i p i o elemental de sus teorías,
es de origen biológico y c o m ú n a todos los seres vivos. Sostiene que l o que vive se define
por su presión al despliegue de las características inherentes a la especie. El sí mismo o n o -
ción del Yo regula este m o v i m i e n t o de desarrollo en el ser h u m a n o y l o diferencia de los
otros seres. Toda conducta humana busca el crecimiento, el m a n t e n i m i e n t o del organismo
como un Todo. Por eso, en toda acción realizada hay u n sentido: nada está determinado des-
de afuera del organismo; solamente el proceso de f i l t r o de nuestras percepciones determina
nuestros actos.
• En cuanto al proceso, éste tiene u n sentido que n o es unidireccional n i determinado. El
devenir permanente es l o que caracteriza a la persona. El pasado y el futuro son u n o , aquí
y ahora; por lo tanto, n o podemos pensar que u n o u otro sean determinantes de l o que so-
mos puesto que nos estamos construyendo en cada m o m e n t o . El cambio permanente es l o
que nos caracteriza y es el camino de la transformación, nos dice Cari Rogers. Por su parte,
M u r p h y reconoce tres momentos en la dirección del proceso y los relaciona con una estruc-
tura ternaria de la naturaleza humana:
• la naturaleza o r i g i n a l : biológica, bioquímica, la base de los ape-
titos. El eje es el concepto
• la naturaleza cultural: la aparición e integración con la cultura a
la que pertenecemos b r i n d a seguridad, c o m p a ñ í a y orden. Je "pegona"-
• la naturaleza creativa: de la frustración que la cultura impone
muchas veces a los apetitos biológicos, surge esta tercera caracterís- entendiendo que ésta
tica humana de la búsqueda, la exploración, el cambio y la evolu-
c i ó n creativa. es autónoma e
Finalmente, a través de Maslow se nos presenta u n proceso de "cre-
cimiento de la persona que es direccional, progresivo y en evolución cam-
biante. Este proceso está condicionado por el futuro y las elecciones vita-
independiente del otro.
íes que se van realizando". Plantea así una psicología del devenir y n o
del Ser, enfatizando que si hablamos del Ser tenderíamos a pensar
La persona tiende a
que en algún m o m e n t o el proceso se detendrá y esto n o ocurre sal-
vo con la muerte, cuando también sería discutible si hay o n o dete- la autorrealización,
nimiento.
Si merced a la postura de Maslow consideramos la posibilidad de al despliegue de sus
la c o n t i n u a c i ó n del existir en otros planos de conciencia, nos que-
da abierta la puerta a la psicología transpersonal. potencialidades hacia
TRANSPERSONAL:
una meta elaborando
La primera fuerza psicológica fue el Conductismo, la segunda el
Psicoanálisis freudiano, la tercera la corriente del potencial h u m a n o
o H u m a n i s m o , y la cuarta fuerza es la Transpersonal.
el sentido del sí mismo.
El núcieo esencial de esta corriente es la expresión moderna de la sabiduría atemporal u n i -
versal o "filosofía perenne". Aldous Huxley define a la filosofía perenne en estos términos:
"Es la metafísica que reconoce la Realidad Divina subyacente en el mundo de la materia, de la vi-
da y de la mente; la psicología que descubre en el alma algo similar o idéntico a la Realidad Divi-
na, la ética que coloca el fin último del hombre en el conocimiento del inmanente y trascendente
trasfondo absoluto de la existencia." Huxley se refiere específicamente a aquella tradición eso-
térica alrededor de la cual gira, según él, el h i n d u í s m o , el budismo, el taoísmo, el sufismo y
la mística cristiana.
La psicología transpersonal es una expresión moderna de la sabiduría perenne, y como tal
busca ampliar el campo de la psicología hasta Jos confines de la conciencia humana. La tra-
dición esotérica dice que provenimos del Ser Ú n i c o , que vivimos separados de Él y sin con-
1) 2 e
PARTE

ciencia de nuestro origen; que, sin embargo, podemos retornar a Él n o solamente median-
te el c o n o c i m i e n t o sino recordando nuestra verdadera i d e n t i d a d . Cada una de estas t r a d i -
ciones tiene su forma particular de expresarlo: los yoguis de la I n d i a t i e n e n por o b j e t i v o
realizar el A t m a n ; los budistas tratan de despertar la naturaleza del Buda; la mística cristia-
na nos impulsa a amar a Cristo para entrar en el reino de los cielos. En nuestro días, la psi-
cología transpersonal nos habla de realizar el self, el sí m i s m o , el centro p r o f u n d o del Ser.
El origen de la palabra "psicología" (psique = alma, aliento; logos = palabra, discurso, ra-
zón) nos está señalando que originariamente el vocablo orientaba hacia el lenguaje o el co-
n o c i m i e n t o del alma. Por su parte, la palabra "transpersonal" proviene del latín trans -a tra-
vés de, allende- y persona -máscara-, y fue adoptada para reflejar los hallazgos de i n d i v i d u o s
que, mediante la práctica de técnicas meditativas, logran estados de conciencia que tras-
cienden las fronteras conocidas del ego y los límites ordinarios del espacio-tiempo. Tam-
b i é n se utiliza el término para designar la liberación de virtudes trascendentales como el
amor y la c o m p a s i ó n altruistas, manifestadas en las actividades cotidianas de la personali-
dad. Además, puede ser c o m p r e n d i d o como una síntesis de lo trascendental y personal, ya
que u n o de los objetivos de la psicología transpersonal es brindar la ayuda necesaria para
integrar lo trascendental o espiritual con el n i v e l personal de la existencia: la realización
de nuestra I n d i v i d u a l i d a d singular, creativa, inédita, de la vida cotidiana, mientras se nos
muestran las raíces en la d i m e n s i ó n profunda, atemporal y sin forma del Ser eterno.
La psicología transpersonal tiene u n linaje venerable. Ken Wilber, autor de enorme rele-
vancia en el estudio de la conciencia, sugiere que el campo se extiende, en Occidente, a
Platón, San Agustín y P l o t i n o ; y en Oriente a Patanjali, Budagosa y Asanga. Durante el pre-
sente siglo, W i l l i a m James, Cari Jung, Roberto Assagioli y Abraham Maslow, h a n c o n t r u -
b u i d o enormemente a esta disciplina. Se puede acceder a estos postulados mediante libros
y conferencias de distintas autorías: el mencionado Ken Wilber, Stanislav Grof, Ralph
Metzner, Francis Vaughan, Roger Walsh y J o h n W e l w o o d , entre otros. Todos ellos h a n sido
i n f l u i d o s no sólo por psicologías esotéricas de Oriente y Occidente, sino por algunos de los
científicos c o n t e m p o r á n e o s ya citados anteriormente: David B o h m , Rupert Sheldrake, Ilya
Prigogine, cuyos puntos de vista acerca del espacio, el t i e m p o , la materia, la energía, la v i -
da y la conciencia, tienen u n paralelismo con los descubrimientos de sabios y místicos.
U n o de estos pioneros, Stanislav Grof, en su libro "Más allá del cerebro", expresa que la
psicología transpersonal busca aprender de los descubrimientos de investigadores de otras
muchas disciplinas:
• antropólogos: investigación de culturas aborígenes en sus prácticas c h a m á n i c a s , ritos
de i n i c i a c i ó n y ceremonias curativas
• tanatólogos: exploración de la muerte y estados inmediatos post m o r t e m
• terapeutas: técnicas vivenciales, trabajo corporal, formas no autoritarias de hipnosis
• científicos: experiencias de laboratorio con el sueño, alteración de estados de concien-
cia, aislamiento sensorial, biofeed-back, sonido h o l o f ó n i c o u otras técnicas con sonidos
• psiquiatras: t r a t a m i e n t o de pacientes en estados no ordinarios de conciencia
• parapsicólogos: percepción extrasensorial
• físicos: naturaleza del espacio-tiempo, implicancias de la física relativista del los q u a n -
t u m para la c o m p r e n s i ó n de las relaciones entre materia y conciencia.

Tal convergencia de ideas llevó al psicólogo Francis Vaughan a caracterizar el enfoque


transpersonal como una "meta-perspectiva que trata de reconocer y aprender de todos los pun-
tos de vista. Es una perspectiva que no busca imponer un nuevo sistema de creencias o una nue-
va metafísica, sino más bien estudiar la relación existente entre puntos de vista universales para
vislumbrar posibilidades de transformación".
La psicología transpersonal t u v o sus comienzos a fines de los '60 en los Estados Unidos.
En ese m o m e n t o la psicología humanista emergía para contrarrestar el materialismo cien-
tífico reduccionista del conductismo y del psicoanálisis freudiano. Frente al c o n d u c t i s m o ,
con sus experimentos condicionantes en ratas y palomas, y al psicoanálisis, basado en la
teoría freudiana de la mente como una compleja m á q u i n a biológica, los psicólogos h u m a -
nistas s i n t i e r o n que el ser h u m a n o estaba siendo olvidado como persona, como alguien
CUATRO CORRIENTES

PSICOLÓGICAS OCCIDENTALES

que se da cuenta de, que elige intencionalmente relacionarse con otros, que es capaz de ac-
tualizar su potencial creativo ú n i c o . Dentro de la tercera fuerza, varios i n d i v i d u o s comen-
zaron a explorar la convergencia entre las religiones orientales y las psicologías n o o r t o d o -
xas, seguros de que la espiritualidad oriental, con su énfasis en la trascendencia, podía ser
integrada con la perspectiva humanista en su insistencia en la autorrealización.
En 1968, Maslow, autor de dos trabajos clásicos de psicología humanista, "Hacia una psi-
cología del Ser" y "Los alcances de la naturaleza humana", declaró: "Considero que la psico-
logía humanista, Ja tercera fuerza, es una transición, una preparación para una más elevada cuar-
ta psicología: la transpersonal, transhumana; una psicología centrada no tanto en las necesida-
des e intereses humanos sino en el cosmos. Ella trascenderá lo humanista, la identidad, la auto-
rrealización y todo ese tipo de cosas". Maslow, que falleció en 1970, criticó al conductismo
por representar a los seres humanos como animales condicionados por su medio a m b i e n -
te, y a Freud por desarrollar su modelo de c o m p o r t a m i e n t o h u m a n o a partir del estudio de
la enfermedad m e n t a l : "Freud -dijo Maslow- nos dio la mitad enferma de la psicología, y aho-
ra debemos completar la mitad sana".
La definición de psicología transpersonal propuesta por A n t h o n y Sutich, editor fundador
del "Journal o f Humanistic Psychology", y del "Journal o f Transpersonal Psychology", es
hoy una especie de manifiesto del m o v i m i e n t o : "La emergente cuarta fuerza está interesada
especialmente en el estudio, comprensión e implementación responsable de estados del ser, del de-
venir, la autorrealización, la expresión y actualización de metanecesidades (individuales y de la
especie), los valores últimos, la autotrascendencia, la conciencia de unidad, las experiencias cum-
bre, el éxtasis, las experiencias místicas, el asombro innegable, el sentido trascendente, la trans-
formación del individuo, el espíritu, la transformación de la especie, el sentimiento de unidad, la
conciencia cósmica, la sensitización sensorial máxima, el fuego cósmico, la sinergia que englo-
ba a toda la especie humana, los encuentros interpersonales de óptima o máxima relevancia, la
realización y expresión de potencialidades transpersonales y trascendentes y cualquier concepto,
experiencia o actividad pertinente". Sutich también definió al terapeuta transpersonal: es
aquél que está c o m p r o m e t i d o con u n camino espiritual.
Si bien la estructuración y consolidación de la psicología transpersonal se deben a Mas-
low y a Sutich, h u b o dos precursores en Occidente que c o n t r i b u y e r o n a l o transpersonal
con sus descubrimientos: u n o de ellos fue Cari Jung, sobresaliente discípulo de Freud; el
otro fue Roberto Assagioli, fundador de la psico-síntesis (el paso siguiente a la p s i c o a n á l i -
sis). Tanto el análisis jungiano como la psicosíntesis se h a n convertido en dos caminos
m u y respetados dentro del creciente campo de la psicología trans-
personal.
A Cari Jung se l o puede mencionar como el primer representante
de una orientación transpersonal en psicología a pesar de haber
puesto, como Freud, gran énfasis en la d i n á m i c a de la personalidad; el inconsciente
pero su concepto de los estratos profundos del ser h u m a n o va m u -
cho más lejos que el de su maestro. Para Freud, la personalidad era
una especie de ciudad, con muchos barrios y suburbios, y el ego era es creativo
el alcalde. El alcalde es la autoridad gobernante, pero n o puede sa-
ber lo que ocurre en t o d o su d o m i n i o ; hace lo que puede para m a n -
tener la ciudad l i m p i a y segura, pero depende de la fuerza de meca-
e inteligente
nismos represivos policiales para controlar a aquellos elementos
que a t e n í a n contra el e q u i l i b r i o ciudadano. A esta prisión de com-
ponentes reprimidos o reprobables, Freud la llamó el "inconscien-
y conecta
te". Según su visión, el inconsciente es u n reservorio de ostracismos
varios, recuerdos dolorosos y conflictos, deseos e impulsos i n f a n t i -
les i n s t i n t i v o s , muchos de los cuales nunca se vuelven conscientes:
a individuo con
"La enfermedad psicológica se cura al hacer consciente lo inconsciente",
sostuvo. Jung aceptó ese concepto hasta u n cierto p u n t o , y recha-
zó de plano la visión freudiana del inconsciente como una mera
lo colectivo,
prisión de impulsos caóticos e irracionales. Para Jung, el incons-
ciente es creativo e inteligente y conecta al i n d i v i d u o con l o colec-
t i v o , la naturaleza y el cosmos. El inconsciente personal es u n río
la naturaleza
que desemboca en u n gran o c é a n o llamado "inconsciente colecti-
vo"; constantemente aquél es alimentado por las aguas de lo colee- y el cosmos",,, jung
2 a
PARTE

t i v o , considerado por Jung y muchos de sus seguidores c o m o la d i m e n s i ó n transpersonal.


Lo colectivo está por encima, más allá, y en derredor de la psiquis i n d i v i d u a l y en su tierra
crece la conciencia i n d i v i d u a l . A través de u n minucioso estudio de los sueños y fantasías
propias y de sus pacientes, sus numerosos viajes por el m u n d o , su análisis p r o f u n d o de re-
ligiones comparadas, la mitología universal y el lenguaje de lo s i m b ó l i c o , Jung e n c o n t r ó
"modelos dinámicos presentes en lo colectivo", formados por las experiencias remotas de la h u -
m a n i d a d . Los contenidos de estos estratos más profundos son idénticos en todos los seres
humanos, y se expresan en símbolos comunes a todas las culturas. Estos temas y leitmotiv
universales fueron llamados "arquetipos" del inconsciente colectivo. En el centro de este
reino arquetípico vive una autoridad a la cual el alcalde m i s m o debe rendirse: el self. La
c o n c e p c i ó n jungiana del self como el "Dios dentro nuestro", o la deidad interior, o la fuerza
dirigente suprema, le da a su autor u n lugar indiscutible en la psicología transpersonal.
Edward F. Edinger, destacado analista jungiano, dice: "En el inconsciente hay un centro
transpersonal de conciencia latente y de oscura intencionalidad. El descubrimiento de este centro,
que Jung denominó el self, es como el descubrimiento de una inteligencia extraterrestre. El hom-
bre ya no está solo en la psiquis y en el cosmos; las visicitudes de la vida toman una significan-
cia más vasta y nueva. Los sueños, fantasías, enfermedades, accidentes y coincidencias se tornan
mensajes potenciales del compañero invisible con el cual compartimos nuestra vida". "Al comien-
zo, el encuentro con el self es una derrota para el ego, pero con perseverancia y Dios mediante, de
la oscuridad nace la luz. Uno encuentra al Ser Inmortal, que hiere y cura, que lanza por tierra y
levanta, que hace lo pequeño y lo grande, es decir el Uno que nos hace enteros".
Pero contrariando la visión de la filosofía perenne, Jung creía peligroso que el ego i n d i -
v i d u a l se disolviese en el self. Sostenía que el ego y el self debían relacionarse, pero que el
mayor nunca debía absorber al menor: Debe ser una catástrofe cuando el ego es asimilado por
el self -escribió-, pues semejante disolución puede ¡levar a una psicosis". En este p u n t o su v i -
sión difiere de la sabiduría perenne que postula como objetivo f i n a l dicha d i s o l u c i ó n .
(Aquí habría que tener en cuenta los casos que Jung pueda haber tratado y que, como c o n -
secuencia de este proceso de disolución, no temporaria, hayan desembocado en una verda-
dera psicosis.)
Por su parte, Roberto Assagioli fue u n pionero del psicoanálisis en Italia, pero r á p i d a m e n -
te c a m b i ó su orientación sosteniendo que: "El psicoanálisis está enraizado exclusivamente en
el sótano de la naturaleza humana: nuestras motivaciones contradictorias, nuestras represiones
sexuales, nuestros impulsos primitivos, tienden a reducir a anhelos infantiles y neuróticos las au-
ténticas aspiraciones espirituales". Assagioli creía m u y necesario que descubriéramos nuestro
inconsciente personal, y aconsejaba con frecuencia el psicoanálisis antes de comenzar u n
trabajo espiritual. D i j o al respecto: "Primero tenemos que penetrar valientemente en el pozo de
nuestro inconsciente más bajo para descubrir las oscuras fuerzas que nos enredan y nos amena-
zan, los 'fantasmas', aquellas imágenes ancestrales o infantiles que nos dominan en silencio o
nos obsesionan, los miedos que nos paralizan, los conflictos que gastan nuestras energías".
Pero éste era sólo el paso i n i c i a l ; la tarea consistía en examinar n o sólo el "sótano" sino
toda la "mansión". La psicosíntesis se formuló en 1910 como una psicología de crecimien-
to; fue la segunda tendencia en la psicología occidental dirigida a los espacios recónditos
de la naturaleza humana: nuestros anhelos creativos, ideales de acción h u m a n i t a r i a , de
amor, de belleza, y en particular de realización del Ser superior o espiritual. En su trabajo,
Roberto Assagioli fue i n f l u i d o por varias enseñanzas espirituales: yoga, teosofía, budismo y
cristianismo.
A pesar de su reconocimiento de una diferencia entre el Yo personal - p u n t o de autocon-
ciencia pura y regidor de la personalidad- y el Yo superior, n o halló una real d i c o t o m í a en-
tre ambos. Para Assagioli no hay un solo self, sino varios niveles de autorrealización; en el
más inferior de ellos nuestro sentido del Yo se vive diferente del c o n t e n i d o de nuestras per-
sonalidades. En la mayoría de las personas el Yo se confunde con las emociones, los deseos,
los pensamientos, los roles que asumimos y las diversas identidades. Si nos desidentifica-
mos de estos contenidos cambiantes por medio de técnicas de psicosíntesis, podremos des-
cubrir que ellos no son lo que realmente somos. En u n n i v e l más avanzado del proceso de
realización, el self es reconocido como una entidad separada que existe más allá del Yo per-
sonal, y en una etapa posterior se trasciende completamente la ilusión de la separatividad
arribando a u n estado de total claridad y paz interior, en el cual la muerte es una i m p o s i -
b i l i d a d absoluta y la pérdida de la personalidad es la única vida verdadera.
DE¡LA PSICOLOGÍA

A UNA PSICOSOFÍA

D E L A PSICOLOGÍA A L A PSICOSOFÍA

Así c o m o la Antropología (antropos = hombre; logos = palabra, razón) es la ciencia que tie-
ne por objeto el estudio y conocimiento del hombre, la Antroposofía (antropos = hombre;
sofía - sabiduría) es la ciencia y el arte de i l u m i n a r la conciencia humana más allá de las
limitaciones del m u n d o físico, a través del fortalecimiento de u n pensar que despierta el
sentimiento y la v o l u n t a d p e r m i t i e n d o el acceso a u n plano superior de conciencia.
La Antroposofía es una Ciencia Espiritual que nos ofrece u n co-
n o c i m i e n t o integral del hombre y de su profunda relación con la
Tierra y el Cosmos. primero tenemos que
Siguiendo la misma analogía podemos inferir que la Psicología
corresponde a u n c o n o c i m i e n t o de la psiquis, y una Psicosofía,
emanada de la Ciencia Espiritual antroposófica, corresponde a una
penetrar valientemente en
profunda sabiduría del alma humana.
Si consideramos en c o n j u n t o las cuatro corrientes psicológicas
el pozo de nuestro
descriptas anteriormente, las podemos caracterizar como u n esfuer-
zo del hombre por redescubrir su verdadera naturaleza, como una
reminiscencia del hombre encarnado físicamente que pugna por al-
inconsciente más bajo
canzar su verdadera esencia espiritual.
Así es que la historia de la Psicología en este ú l t i m o siglo pue-
para descubrir
de ser descripta como u n e m p e ñ o h u m a n o en l a búsqueda del
Yo. las oscuras fuerzas que
Si bien es cierto que en cualquiera de las corrientes mencionadas
pueden rastrearse raíces filosóficas m u y antiguas, es también ver-
dad que en este ú l t i m o siglo, en el que hizo eclosión el materialis-
nos enredan y
m o más crudo, la imagen del hombre ha sufrido transformaciones
sustanciales que oscilan entre el h o m b r e - m á q u i n a , al p r i n c i p i o del nos amenazan,
siglo, y una persona libre, interactuante con el o t r o , que aspira a
conectarse con su Yo superior, el self, al finalizar el siglo.
Parece difícil, en u n primer i n t e n t o , asimilar hoy las palabras de
los fantasmas',
Watson y sus fervientes seguidores, pero si tratamos de recrear la
cultura imperante en la época, el florecimiento del universo mecá- aquellas imágenes
nico-determinista y los incipientes descubrimientos que el hombre
estaba realizando entonces, las expresiones del creador del conduc-
tismo resultarán una fiel reproducción del arquetipo del hombre-
ancestrales o infantiles
m á q u i n a : u n c o n j u n t o de reflejos condicionados complejos, o sea
un sistema estímulo-respuesta m e c á n i c o susceptible de ser m a n i p u -
lado con total prescindencia del Yo. Respetando el m o m e n t o histó-
que nos dominan en
silencio o nos
rico-cultural, n o es difícil concebir que una línea de pensamiento
de esta naturaleza se adueñara de u n importante escenario científi-
co. Tampoco es difícil imaginar que esta posición desembocara en
una psicología de laboratorio, deshumanizada, ocupada con el
c o m p o r t a m i e n t o de animales, elaboradora de prolíficas estadísticas obsesionan, los miedos
y acumulando enormes conocimientos objetivos.

Por otra parte, n i n g u n a c o n c e p c i ó n científica o filosófica emerge que nos paralizan,


aislada en el concierto del saber h u m a n o . Es habitual asistir, y la
historia del pensamiento así l o demuestra, a una pluralidad de i m -
pulsos simultáneos y en muchos casos totalmente antagónicos. A
los conflictos que gastan
principios del siglo X X , mientras Watson i m p o n í a su modelo psi-
c o l ó g i c o mecanicista, Freud trataba de develar los secretos del i n -
consciente, Einstein daba acelerados pasos en la demolición del
nuestras energías".„
edificio n e w t o n i a n o en el que sus colegas reposaban confortable-
mente, y Rudolf Steiner sentaba las bases de la Ciencia Espiritual. Assagioli
S i g u i e n d o el h i l o de la b ú s q u e d a del Yo, podemos observar que en el conductismo
n o aparece esta c o n c e p c i ó n . Basta recordar algunos conceptos de su fundador: "La con-
ciencia es una simple suposición". "El animal humano es un mecanismo físico-químico como la
amiba", etc. Estas ideas, que degradan al hombre frente al hombre mismo, se transforman
2 PARTE
a

luego en raíces de ideologías colectivas -fascismo, nazismo, c o m u n i s m o - en las que el h o m -


bre pierde su categoría de Ser espiritual encarnado en pos de u n destino, para transformar-
se en u n mero a n i m a l inteligente suceptible de ser analizado, viviseccionado y disecado, o
hasta m u t i l a d o , despedazado o simplemente s u p r i m i d o .
¿Qué es lo que sucede con la segunda fuerza, el psicoanálisis, en relación con esta
búqueda del Yo? La c o n c e p c i ó n freudiana crea u n inmenso m o n s t r u o llamado inconscien-
te, todopoderoso, tirano y d o m i n a n t e : "el universo de los deseos" en abierta pugna con la re-
presión de ellos, con las restricciones morales, y el estímulo hacia la perfección -superFo-.
En medio de esta lucha interior deambula u n Yo débil e insignificante, carente de aspiracio-
nes espirituales de trascendencia, solamente u n engendro... y además abstracto, como toda
la topografía del aparato psíquico. Esta concepción encierra en sí misma el peligro de toda
abstracción; esto es, que se convierta en u n castillo de ideas cada vez más rígido e inexpug-
nable hasta culminar en u n palacio de frío mármol: el Dogma.

Deseo dejar en claro que estas expresiones conceptuales las realizo en el momento
presente y merced a una perspectiva científico-espiritual que me ha permitido acceder
a otros estados de conciencia. He sido fervoroso creyente y defensor del psicoanálisis
desde el año 1956, cuando inicié mi carrera profesional, en el seno de una sociedad es-
céptica y organicista. Aquel joven estudiante de medicina que fui, con 18 años asoma-
dos al mundo, muchas ilusiones depositadas en la vida y cerca ya de la culminación
del tercer septenio, encontró en el psicoanálisis una alternativa humana: así logré en
las clases de anatomía poder soportar la muerte frente a las mesas de mármol sembra-
das de restos humanos. Esta adhesión se consolidó, en lo personal, en el curso de mi
propio sicoanálisis y como médico en la organización dos servicios de Psicopatología
Infantil (Hospital Argerich y Policlínico Lanús) de orientación psicoanálitica. Pero en
la actualidad no pertenezco ya a los creyentes en él, porque aprendí a no transformar
en religión aquello que me deslumhra o fascina. No tengo la menor duda de la efica-
cia del método en la resolución de un conflicto, cuando es recomendado acertadamen-
te y cuando es ejercido con el mismo acierto. Mi cuestionamiento se dirige a sus limi-
taciones para lograr un crecimiento espiritual o bien a sus interpretaciones frente a la
experiencia mística.

En el planteo freudiano no se puede continuar u n proceso cognocitivo superior pues el h o m -


bre queda atrapado en el abismo del inconsciente, imposibilitado de elegir su propio destino témpo-
ro-espacial (padres, familia, hogar), atado al azar de su conformación genética (predisposición
a enfermedades y disposición caracterológica), sometido a los vaivenes de la vida (pobreza, rique-
za, injusticia, soledad) en un marco de ilusoria separatividad del Todo y, por sobre todas las cir-
cunstancias constreñido a éste, su único cuerpo y a ésta, su única vida.
Si analizamos ahora contenidos conceptuales de la psicología humanista, se percibe
que el l o ha descendido a la figura h u m a n a y ésta se h a tornado persona. Cuando esta
tercera fuerza nos habla de una ciencia humana basada en la experiencia, y por lo t a n t o sub-
jetiva, cuando se aleja del modelo científico deshumanizado, se puede ya i n t u i r u n futuro
desarrollo orientado hacia una comprensión más amplia del espíritu h u m a n o . Cuando la
psicología humanista describe al hombre como "una totalidad órgano-anímica con capacidad
simbólica de lenguaje..." "...que es mucho más que la suma de sus componentes, que está en con-
diciones de elegir y decidir recreando su existencia, y que vive orientado hacia una meta, objetivos
y valores que son la base de su identidad..." -principios de J. F. Bugental-, se produce entonces
una verdadera c o m u n i ó n de ideales para sentar las bases de una futura Psicosofía. (En las
reiteradas oportunidades en que expuse los principios antroposóficos frente a grupos de te-
rapeutas orientados hacia el "acercamiento centrado en la persona" tuve la experiencia viva
de esta c o m u n i ó n . )
La psicología transpersonal, o cuarta fuerza, ha trascendido los umbrales del mundo
físico-material para relacionar al hombre con un mundo trascendente, y se esperan de
ella conceptos m u y claros y justos respecto de la existencia real de u n Yo superior, como
c u l m i n a c i ó n del largo camino recorrido por la Psicología durante el presente siglo.

En la vida diaria resulta difícil discriminar entre las distintas agrupaciones que se
postulan como representantes de la psicología transpersonal por la diversidad de enfo-
ques que ellas sustentan, a veces confusos y hasta contradictorios, respecto de concep-
PSICOTERAPIA Y DESARROLLO

ESPIRITUAL: HACÍA UNA PSICOSOFÍA

d o n e s básicas como el ego, el Yo superior o la conciencia. M i experiencia personal me


ha enseñado que son muchas las prácticas diferentes que se a u t o t i t u l a n "psicología
transpersonal". Desde el p u n t o de vista sociocultural falta aún acuñar una i d e n t i d a d
propia del M o v i m i e n t o . Así entonces, podemos encontrarnos con actividades t a n disí-
miles como una labor terapéutica jungiana o de psicosíntesis compartiendo l o trans-
personal con una práctica c h a m á n i c a , sin controles adecuados y con resultados i m p r e -
visibles. Es harto habitual que las personas se fascinen con una experiencia mística o
de e x p a n s i ó n de la conciencia; parecería que la pérdida o el desvanecimiento de la con-
ciencia brindara una prueba concluyente de la existencia de u n m u n d o superior.
La Antroposofía, en cambio, como c a m i n o de desarrollo espiritual, coloca el acento
en el proceso de t r a n s f o r m a c i ó n , y n o en el f e n ó m e n o que se puede dar como conse-
cuencia del trabajo.

Todo esto es coherente con la cantidad de m o v i m i e n t o s integran-


tes de esta cuarta fuerza. Debemos diferenciar a los que proceden
de las disciplinas espirituales de Oriente de aquéllos que provienen La investigación
de las filosofías que sustenta la psicología occidental. Hoy se habla
con insistencia de la u n i ó n entre Oriente y Occidente, y es i m p o r -
tante conocer básicamente sus caminos. La cultura occidental
científico-espiritual
adoptó una versión oficial de la verdad de t i p o científico: i n s t i t u -
cionalizó la ciencia, y así la búsqueda de la verdad se polarizó en antroposófica,
una comprensión de la misma como verdad intelectual. Esto signi-
fica que el m é t o d o científico es el ú n i c o responsable de nuestro co-
n o c i m i e n t o de la realidad: verificar las proposiciones, la consisten-
mediante
cia entre ellas y la demostración de los hechos, es suficiente para
determinar una verdad respaldada por la ciencia. una medulosa labor
La cultura oriental, en cambio, se rige más por la i n t u i c i ó n , y la
verdad significa la verdad del Ser, o de lo Absoluto. La búsqueda de ofrece una descripción
la verdad constituye u n progreso en el desarrollo de la intuición es-
p i r i t u a l , una verdad vivencial inseparable de una transformación
de la persona. Para las disciplinas espirituales orientales el hombre
concreta del
es una célula consciente integrante del organismo universal, m i e n -
tras que la psicología occidental concibe al hombre como i n d i v i - í o humano y
duo y todos sus conflictos son manifestación de lo que sucede a sus
unidades separadas. su interacción con
En lo que respecta a la búsqueda del Yo podemos decir, como sín-
tesis de estas cuatro fuerzas, que: los otros miembros
• en la primera fuerza, Conductismo, hay una total prescindencia
del Yo y por lo t a n t o , una ausencia del Yo;
• en la segunda fuerza, Psicoanálisis, el Yo se insinúa débil, insig-
esenciales que lo
nificante y abstracto;
• en la tercera fuerza, H u m a n i s m o , el Yo se instala en l a perso-
acompañan en la
n a , y la define como tal en su tránsito entre el nacimiento y la
muerte, fase material o Biografía. No se indaga la esencia misma del constitución
Yo h u m a n o n i la fase espiritual o cósmica de su evolución;
• en la cuarta fuerza, Transpersonal, se hace presente el Yo supe- del hombre a través de
r i o r que se refleja en el ego inferior. (Pero la m u l t i p l i c i d a d de co-
rrientes orientales y occidentales que convergen en este m o v i m i e n -
to puede generar obstáculos o confusiones.)
las sucesivas vidas.
La investigación científico-espiritual antroposófica, en cambio, mediante una medulosa
labor da una descripción concreta del Yo h u m a n o , una percepción clara del m i s m o y la
comprensión de su interacción con los otros miembros esenciales que lo a c o m p a ñ a n en la
c o n s t i t u c i ó n del hombre a través de las sucesivas vidas.

PSICOTERAPIA Y DESARROLLO ESPIRITUAL: HACIA UNA PSICOSOFÍA

El objeto y el trabajo de las escuelas psicológicas es la psicoterapia: u n encuentro con el


2 e
PARTE

paciente para ahondar en su psiquis, y en su cuerpo, a fin de encontrar las respuestas que
le permitan comprender la situación o crisis que lo aqueja. En este trabajo se busca ayudar
a la persona a reconocer y afrontar su conflicto, modificar ios vínculos con el entorno y,
en general, a que reestructure su personalidad. Es un trabajo ligado al ego inferior, que en
algunos casos puede adquirir características dramáticas como en la "escisión o disolución"
de la personalidad, tal como sucede en la psicosis. Tengamos en cuenta que casi todas las
terapias nos enseñan a adaptarnos, a enraizamos, a fortalecer el Yo en vez de trascenderlo.
Esto es muy importante en situaciones límite, como una psicosis pero, generalmente, cuan-
do ya se ha logrado la estabilidad y el equilibrio de la persona es el momento de trabajar
los valores ético-morales que anidan en su esencia, el conocimiento de las leyes kármicas,
las vidas sucesivas como portadoras de un destino, la biografía y el sentido físico-espiritual
de la existencia.

En el caso del desarrollo espiritual ya hemos mencionado la existencia de tres caminos:


el camino cristiano, el camino oriental, y el método,Rosacruz (llamado así por Rudolf Stei-
ner) donde el mismo aspirante espiritual debe desarrollar su propio instrumento para acce-
der a los planos superiores.
En un contexto antroposófico, el médico, el psicólogo o el terapeuta deben conocer en
profundidad al paciente, su idiosincracia, sus posibilidades y sus falencias, porque el pro-
ceso de una expansión de la conciencia no está excento de riesgos. No se debe desestimar
a priori n i n g u n a terapia que el paciente esté llevando a cabo, sino acercarse, conocer
los mecanismos más íntimos y lo que subyace en el fenómeno observado. (Porque practi-
car la Antroposofía plenamente implica profundizar con humildad la realidad, aplicar el
criterio de investigación espiritual racional-intuitivo y emitir serenamente un juicio de va-
lor. Dejemos de lado la ligereza para clasificar lo que es antroposófico y lo que no lo es, lo
que se debe y lo que no se debe hacer.)
Una misión importante de la Antroposofía en el campo de la Psicología es sentar las ba-
ses de una Psicosofía: aprender a pensar, a no ser pensados, a no ser tan sólo un espejo
del pensamiento ajeno; a cultivar y desarrollar nuestro propio pensar. El pensar tiene a su
alcance un aspecto de la realidad a la que jamás podría acceder un ser meramente senso-
rial. No es tarea del pensar repetir lo que nos otorga el mundo de los sentidos, sino pene-
trar lo que éste nos esconde. (Rudolf Steiner desarrolla en su libro "Los principios de la gno-
seología para un concepto goetheano del mundo" los cimientos para la comprensión del
pensar como la actividad espiritual por excelencia.) El pensar, como experiencia superior
dentro de la experiencia, su vínculo con la percepción, el intelecto y la razón, así como su
naturaleza íntima y su relación con la conciencia, son los peldaños de acceso a los estratos
superiores del Ser.
La Ciencia Espiritual antroposófica, siguiendo una precisa metodología, trabaja en la
transmutación de los miembros esenciales del ser humano creando órganos de percepción
que permiten la captación de otros niveles de la realidad. El trabajo se inicia utilizando a
pleno los órganos sensoriales de nuestra corporalidad, los cuales son indispensables para
elaborar una sana percepción del mundo físico. Esto constituye el cimiento que sostendrá
la creación de aquellos órganos de percepción que permitirán la incursión en los mundos
superiores de la existencia.
El investigador espiritual va desarrollando poco a poco su capacidad de percepción y de
acción en otros planos de la realidad. Su preparación puede ser inconsciente a través de la
lectura de textos, o puede ser consciente, mediante la realización de ejercicios espirituales.
La Antroposofía no es una religión.
El trabajo antroposófico incluye:
• Terapia artística, que trabaja sobre los cuatro Cuerpos del hombre, y la euritmia, o gim-
nasia del alma, que logra a través del movimiento la perfecta armonía de dichos Cuerpos.
• Agricultura biológico-dinámica, que ayuda a observar las profundas relaciones entre los
seres de los distintos reinos -Biología-, las sustancias como portadoras de fuerzas espiritua-
les -Química oculta- y su relación con las fuerzas cósmicas -Cosmología-.
• Pedagogía Walfdorf, que prepara a los niños física y espiritualmente para implementar
una verdadera salud del alma.
En cuanto a la Medicina Antroposófica, ésta trata al ser humano con medicamentos es-
PSICOTERAPIA Y DESARROLLO

ESPIRITUAL: HACÍA UNA PSICOSOFÍA

penalmente preparados según las investigaciones de la Ciencia Espiritual. La sustancia de


estos medicamentos proviene de los tres reinos (mineral, vegetal y animal); la preparación
es artesanal y su acción singular se ejerce sobre los cuatro miembros esenciales del h o m b r e .
Expreso m i deseo de que en los próximos años pueda concretarse, en el á m b i t o de la psi-
coterapia, una P s i c o s o f í a que, con la adquisición de u n sólido c o n o c i m i e n t o científico-es-
p i r i t u a l , conduzca sin riesgos el proceso terapéutico desde la curación haria H desarrollo
espiritual.
EL PROCESO BIOGRÁFICO

39 COSMOGONÍA

259 • 7 ETAPAS PLANETARIAS • 7 CUERPOS O MIEMBROS ESENCIALES

2fl • 7 ÉPOCAS DE LA TIERRA • 7 RAZAS RAÍCES

263 • LAS 7 SUBRAZAS O CIVILIZACIONES TERRESTRES


CIVILIZACIÓN PR0T0-H1NDÚ (7227-5067 A.C.)- CONSTELACIÓN DE CÁNCER
CIVILIZACIÓN PROTOPERSA (5067-2907 A.C.)- CONSTELACIÓN DE GÉMINIS
CIVILIZACIÓN EGIPCIO-CALDEO-BABILÓNICA (2907-747 A.C.)- CONSTELACIÓN DE TAURO
CIVILIZACIÓN GRECO-LATINA (747 A.C.-I4I3)- CONSTELACIÓN DE ARIES
CIVILIZACIÓN GERMANO-ANGLOSAJONA (1413-3573)- CONSTELACIÓN DE ACUARIO

• 7 ESTADOS DE CONCIENCIA
PRIMER ESTADO DE CONCIENCIA • (INCONCIENCIA O TRANCE PROFUNDO)
SEGUNDO ESTADO DE CONCIENCIA- (SEMICONSCIENTE O DE SUEÑO)
TERCER ESTADO DE CONCIENCIA • (SUBCONCIENCIA O SOÑAR)
CUARTO ESTADO DE CONCIENCIA • (OBJETIVA-DIURNA)
QUINTO ESTADO DE CONCIENCIA • (CONCIENCIA DEL ALMA)
SEXTO ESTADO DE CONCIENCIA • (CONCIENCIA INSPIRATIVA)
SÉPTIMO ESTADO DE CONCIENCIA • (CONCIENCIA ESPIRITUAL)

• LOS 7 CHAKRAS Y EL HOMBRE ACTUAL


267
LEYES DE LA BIOGRAFÍA
22
A-FUERZAS DEL ZODIACO EN LA BIOGRAFIA
276
B-ALGUNAS LEYES ESPECIFICAS
278
C-ELABORACION MEDITATIVA
230
DE LA BIOGRAFIA Y MEDITACION

285 D-ORDEN POSIBLE PARA


EXAMINAR UNA BIOGRAFIA.

*• ría®.;
_ EL PROCESO BIOGRÁFICO

Como corolario del presente libro habíamos previsto desarrollar este tema mediante la demostración
práctica de un único trabajo biográfico, pero resultó imposible mostrar en una sola biografía una gran
parte de las leyes que rigen el proceso. Se pensó entonces en la presentación de varias biografías para
poder abarcar un mayor número de leyes, pero igualmente se tomó difícil lograr el propósito inicial
dadas las infinitas variantes de cada vida humana. Además, el destino expresado en cada biografía ha-
cía que su desarrollo fuera muy denso y angustiante, y tal estado de cosas conspiraba contra la clari-
dad y el despertar de la conciencia que sí se había producido en ocasión de los encuentros personales
terapeuta-paciente. Toda biografía resulta pues insuficiente como demostración cabal de un estudio
completo y es prácticamente imposible, además, trasladar al papel las sensaciones, vivencias y amplia-
ción de la conciencia, frente a la propia existencia actual como síntesis de las vidas vividas y como ger-
men de las otras por vivir.

Debemos aclarar que el trabajo del que hablamos nada tiene que ver con lo que habitualmen-
te se conoce como "terapia de vidas pasadas" donde, en u n estado de semiconciencia o trance
hipnótico, tratan de captarse vestigios de contenidos inconscientes para analizarlos luego bajo
la discriminación de la conciencia de vigilia. Tal tipo de trabajo no requiere de los participantes
una preparación espiritual previa. (Lejos de hacer una crítica o de emitir u n juicio acerca de los
resultados obtenidos a través de dicho método, nos preguntamos acerca de la veracidad y cer-
teza de la información recibida en las condiciones descriptas y la manera en que serán incorpo-
rados esos contenidos en la vida cotidiana.)

El abordaje de la propia biografía puede darse como inicio de una apertura espiritual o como coro-
lario de u n exhaustivo trabajo interno. Aun cuando quien desee acercarse puntualmente al septenio
correspondiente a su edad biológica puede igualmente conocer las características del mismo sin una
preparación previa, quienes hemos realizado la experiencia antroposófica sabemos que es necesario y
conveniente seguir algunos pasos iniciales:
• Desestructurar dogmas -científicos, relgiosos o de otra índole- y no reemplazarlos por otros.
• Discriminar entre intelecto, razón e intuición.
• Integrar el pensar con el sentir y la voluntad.
• Finalmente, para que la biografía humana empiece a develar sus secretos, es imprescindible una
elevación del estado de conciencia diurna y una actitud meditativa.
Planteado así nuestro trabajo, surgió entonces la idea de dejar de lado uno o varios trabajos biográ-
ficos puntuales y, en cambio, desarrollar nuestro tema mediante la inclusión de una reseña del gran
proceso cósmico que se plasma en el microcosmos humano.
La sucesión de incorporaciones del planeta Tiena, desde el estado de calor primordial denominado
en el ocultismo "antiguo Saturno" hasta el estado actual, se asemeja a u n proceso continuo de embrio-
génesis y parto que obedece a leyes espirituales precisas de las cuales participan el Universo, los plane-
tas, la naturaleza y el hombre. Es notable la sabiduría que entraña la alternancia de los procesos de con-
densación y sutilización, en los que la consolidación material es seguida por un tiempo de elaboración
espiritual para nuevamente expresarse en el plano físico, en el que se lleva a cabo una recapitulación
de lo ya aprendido, o "viejo", y lo recién creado, o "nuevo".
El proceso biográfico, que tiene lugar entre el nacimiento y la muerte como experiencia del Yo hu-
mano, debe ser estudiado exclusivamente dentro de esta dimensión cósmica, y las sucesivas transfor-
maciones septenarias -septenios- de los cuerpos suprasensibles también deben homolograse a las cita-
das recapitulaciones macrocósmicas. La biografía humana es, en este aspecto, u n verdadero espejo de
u n acontecer cósmico. Y si el hombre realiza constantemente un aprendizaje de sus propias acciones,
también las entidades espirituales que subyacen en todo el proceso creativo, o morfogénesis de la sus-
tancia, hacen a la vez el suyo.
COSMOGONÍA

COSMOGONÍA
• 7 ETAPAS P L A N E T A R I A S
• 7 CUERPOS -Miembros esenciales-
(Para esta descripción consultar gráfico 11)
Según la investigación espiritual llevada a cabo por Rudolf Steiner, la Tierra.atravesó:varios es-
tados evolutivos, llamados también períodos o cadenas. Hubo tres períodos anteriores al actual
estado terrestre y les sucederán otros tres períodos más.
Este proceso evolutivo se caracteriza por presentar una alternancia entre una fase material,
de condensación o consolidación de la sustancia, y una fase espiritual, de sutilización o deses-
tructuración de la sustancia. El principio de condensación está representado por los estados
llamados antiguo Saturno, antiguo Sol, antigua Luna y el actual estado Tierra. En cuanto al
principio de sutilización, éste se expresa a través de la noche cósmica, denominada pralaia en
la ciencia oculta. (Recordamos que estos principios universales ya fueron mencionados al re-
ferirnos a la corona de nuestro Sol actual durante la conformación y dispersión cíclica de las
manchas solares.)
Cualquiera sea el estado alcanzado no se continúa uno con otro enteramente nuevo, sino que
todo el proceso de configuración de la sustancia se refleja ahora como u n integrante más de la
actual actividad. La memoria de lo ya realizado interviene activamente en la manifestación de
lo nuevo, elevando u n grado más el nivel evolutivo al que pertenecía originariamente. Tal suer-
te de repetición y aprendizaje cósmico es la esencia de la metamorfosis. Una denominación
apropiada para esta evolución terrestre es "estados de incorporación del planeta Tierra".
La sucesión de fases materiales y espirituales determinaron un progresivo desarrollo de la con-
sistencia de la materia. Así entonces, lo que en el primer estado de la Tierra -antiguo Saturno- se
describe como una atmósfera de calor -elemento Fuego-, en el cuarto estado terrestre -Tierra- apa-
rece como el estado sólido y evoluciona hasta el que conocemos en la actualidad.

Creo útil recordar aquí que los estados de agregación de la materia descriptos por la física
clásica son 4 (aunque hoy se agregan otros, como el estado plásmico de las estrellas) y que los
elementos que describe la Antroposofía también son 4, se corresponden con aquéllos y repre-
sentan la esencia espiritual de la sustancia:

ESTADO DE A G R E G A C I Ó N DE LA MATERIA ELEMENTO


Física clásica Ciencia Espiritual
SÓLIDO TIERRA

LÍQUIDO AGUA

CASEOSO AIRE

CALOR FUEGO

El estado de agregación responde a una observación de la naturaleza basada en el método


científico de conocimiento de la realidad, y requiere para ello del intelecto, del ordenamien-
to metodológico del pensar, y de la conciencia de vigilia complementada con instrumentos -
microscopio, telescopio- para lograr una ampliación de los sentidos corrientes.
En cambio, para acceder a la dimensión de los elementos o esencia espiritual del mundo fí-
sico, para alcanzar los mundos suprasensibles, es menester disponer de la conjunción de in-
telecto, razón e intuición -según descripciones de la Ciencia Espiritual-, elevarse a un estado
que trascienda la conciencia diurna o de vigilia -conciencia de imágenes, inspirativa e intui-
tiva- y perfeccionar el instrumento humano de que disponemos.

El majestuoso proceso cósmico de materialización y espiritualización, se refleja en forma idén-


tica en las sucesivas apariciones del hombre físico sobre la superficie terrestre mediante el proce-
so de encarnación o condensación material y el de excarnación o sutilización espiritual.
Así se entenderá mejor lo dicho anteriormente en cuanto a por qué la biografía, expresada en
períodos septenarios -septenios- entre el nacimiento y la muerte física, es la expresión cabal de
un acontecer cósmico.
No es factible separar la evolución de la Tierra de la evolución del Hombre, y para compren-
der al hombre físico terrenal debemos comprender su estructura cuaternaria. El único miembro
esencial del ser humano que permanece y permanecerá eternamente como testimonio inédito
de la propia evolución es el Yo, a través del cual se manifiesta el espíritu del hombre. Los otros
tres Cuerpos -Físico, Etéreo y Astral- nacen y se desintegran en cada encarnación, y su origen está
ligado a la evolución terrestre. Cada estado planetario ha servido de sustento al desarrollo del
germen correspondiente a cada uno de los miembros suprasensibles del hombre.
Así, en el calor primordial del antiguo Saturno -primer estado planetario- era depositado el ger-
men del Cuerpo Físico. La conciencia humana, cual u n trance profundo e insondable, apenas al-
canzaba la conciencia del estado mineral actual y allí precisamente se desprendía del hombre la
esencia del reino mineral, R M . Todavía no existía una separación entre la esencia del calor -etér
calórico- y el calor físico, (gráfico 12)
Sobreviene luego la pausa milenaria de la noche cósmica o pralaia. En u n tiempo sin tiempo
se insinúa nuevamente una condensación de la materia: es el segundo estado planetario terres-
re, llamado antiguo Sol, donde se deposita el germen del Cuerpo Etéreo. En esta etapa el Sol se se-

FASE FASE FASE


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COSMOGONÍA

para de la Tierra a la vez que el hombre se desprende de la esencia del reino vegetal, R V . La con-
ciencia humana alcanza u n estado que podría recordar al sueño profundo sin sueños. También
ahí se lleva a cabo la separación entre algo similar al aire que conocemos -lo denso- y u n estado
etéreo de la luz o etér lumínico -lo sutil-.
Otra noche cósmica de fructífera latencia espiritual se instala majestuosamente. Eones eternos
cabalgan en el Cosmos hasta que se insinúa otra vez u n proceso de materialización que va a cul-
minar en el tercer estado planetario terrestre, o antigua Luna. Allí es depositado el germen espi-
ritual del Cuerpo Astral. Es el momento de la separación de la Luna, y el hombre también se des-
prende de brutales fuerzas que constituyen la esencia del reino animal, R A . La conciencia huma-
na de esa época se podría asimilar al soñar actual. Se separa u n estado de suficiente densidad,
que correspondería al agua, de un estado sutil de la materia, que llamamos etér sonoro químico;
y es así como el tercer estado terrestre se prepara para su noche cósmica.
El escenario desaparece una vez más de la percepción clarividente. Ha
llegado nuevamente el momento incomprensible de la recapitulación, Solamente en este
de la metamorfosis. Este último pralaia es particularmente importante,
porque el cuarto estado planetario de la Tierra se prepara para albergar
al germen del Yo humano. Estamos en presencia del estado Tierra pro- último estado terrestre
piamente dicho... la máxima solidificación conocida hasta ahora y el
nivel más profundo de experiencia en la materia que el hombre pudo
alcanzar. Este cuarto estado terrestre es lo adecuado para permitir el ac-
es posible establecer
cionar del Yo humano.
Culmina así la conformación cuaternaria del hombre. Se da ahora una correlación entre
una nítida separación entre el hombre y los reinos mineral, vegetal y
animal. Todo adquiere claros contornos y formas. La consistencia del
suelo terrestre alcanza niveles insospechados de dureza y rigidez. Cada la investigación
época de este estado Tierra reflejará a su vez un estado planetario ya pa-
sado. Se separa el elemento sólido de la sutileza del éter vital.(gráfico
12)
geológica de
Solamente en este último estado terrestre es posible establecer una
correlación entre la investigación geológica de la ciencia natural y la i n - la ciencia natural y
vestigación científico-espiritual. Los tres estados anteriores -Saturno,
Sol y Luna- sólo son asequibles a la investigación espiritual del akasha.
La futuras incorporaciones terrestres, llamadas cadenas de Júpiter, Ve-
la investigación
nus y Vulcano, tienen la misión de acompañar el desarrollo del Yo Es-
piritual -Manas-, el Espíritu Vital -Buddi- y el Hombre-Espíritu -Atman-. científico-espiritual.
•7 ÉPOCAS DE LA T I E R R A
• 7 RAZAS RAÍCES

Esta última incorporación del planeta que estamos transitando, el estado Tierra propiamente
dicho, ha debido atravesar las distintas épocas anteriormente señaladas para llegar al estado ac-
tual. Este proceso de consolidación terrestre descripto por la Ciencia Espiritual presenta una co-
rrespondencia con la investigación geológica, (gráfico 13)
La primera época terrestre, o Polar, es el reflejo de la antiquísima etapa de Saturno. El reino h u -
mano recapituló en esta etapa su estado mineral (conciencia de trance profundo) en u n m u n d o
en plena fusión y atmósfera gaseosa. Estos primitivos seres corresponden a la Primera Raza Raíz,
o Polar.
La segunda época, o Hiperbórea, se caracteriza por ser el reflejo de la etapa Solar. En aquel mar
de materia fundida y luminosa se formaron costras solidificadas, a manera de islas. Entonces el
hombre recapituló su estado vegetal (conciencia de dormir sin sueños). Así vivía la Segunda Ra-
za Raíz, o Hiperbórea.
En la tercera época, o Lemúrica, se refleja la etapa Lunar. Avanza la solidificación terrestre y el
hombre recapitula su estado animal (conciencia del soñar). Se consolida la separación de los se-
xos. Esta es la Tercera Raza Raíz, o Lemúrica. Luego de la destrucción del continente lemúrico
merced a grandes cataclismos de origen volcánico, surgió u n nuevo continente saturado de ne-
b l i n a densa y espesa como resultado del hálito gaseoso y ardiente de los volcanes del sur y
los bloques de hielo provenientes del norte. El Yo h u m a n o trabajó profundamente sobre los
otros tres miembros esenciales -Cuerpo Físico, Etéreo y Astral-.
2 a
PARTE

En la cuarta época terrestre, o Atlántica, se consolida verdaderamente el estado Tierra de


nuestro planeta actual. La Cuarta Raza Raíz es la Atlante. Se halla integrada p o r siete subra-
zas entre las que cabe mencionar la tercera -toltecas- y la q u i n t a -semitas-.
En la q u i n t a época terrestre, o post-atlante, es donde nos encontramos en la actualidad.
Somos representantes de la llamada Quinta Raza Raíz, o Aria.
La sexta y séptima época del estado Tierra albergarán a la sexta y séptima razas raíces que
completarán este ciclo del cuarto estado de incorporación de nuestro planeta.

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R E P E T I C I Ó N DEL FASES i Pre estadios c ó s m i c o s en el 1 s


RAZA R A Í Z
ESTADO SATURNO COSMICAS ÉPOCA desarrollo y d i v i s i ó n del POLAR
: POLAR 1 sistema total

R E P E T I C I Ó N DEL II ( D i v i s i ó n por fases de 2 a


RAZA R A Í Z
ESTADO SOLAR ÉPOCA • c o n t r a c c i ó n de la esfera HIPERBÓREA
HIPERBOREA ; planetaria

III É p o c a vitalizadora 3 a
RAZA RAIZ
REPETICION DEL biosfera general LEMÚRICA
ESTADO LUNAR ÉPOCA
LEMURICA D i f e r e n c i a c i ó n de carozo y
envoltura arcaica
TEMPRANA!
D i v i s i ó n interna y f o r m a c i ó n
de capas

CÁMBRICO
SILÚRICO
PALEOZOICA D E V Ó N I C O '
CARBONÍFERO
MEDIA PÉRMICO
TRIÁSICO
JURÁSICO
MESOZOICA
TARDIA CRETÁCEO :": " :

HUNDIMIENTO LEMURIA
1»¡ PALEOCENO 4 RAZA RAIZ
IV
a

ESTADO TIERRA EOCENO


2» ATLANTE

e
ÉPOCA
3« TERCIARIO OLIGOCENO
ATLANTICA
4«' MIOCENO
5« PLIOCENO
6« DILUVIO
CUATERNARIO
7' ERA GLACIAL

^

HUN
DM
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I
N T
OAT
L
ANT
D
I
A
CENOZOICA 1 CIVILIZACION PROTO HINDU
V 5 RAZA R A I Z
a

2 CIVILIZACIÓN PROTO PERSA


ÉPOCA ARIA
POST-ATLANTE 3 CIVILIZACIÓN EGIPCIO-CALDEO-
BAEILONICA .
M ACTUAL ' ' '
4 CIVILIZACION GRECO LATINA
5 CIVILIZACIÓN GERMANO-
ANGLOSAJONA
6
7

•«¡sam
COSMOGONÍA

L A S 7 S U B R A Z A S O C I V I L I Z A C I O N E S TERRESTRES
• CIVILIZACIÓN PROTO-HINDÚ ( 7 2 2 7 - 5 0 6 7 A.C.)
• CONSTELACIÓN DE CÁNCER

Esta antiquísima cultura está signada por la civilización que la antecede, o sea la A t l á n -
tida. Bajo una especial tutela espiritual la parte más evolucionada de estas poblaciones fue
guiada hasta Asia, donde f u n d ó el centro de culturas que llamamos post-atlantes de las cua-
les se irradiaría toda la cultura ulterior. A medida que la migración progresaba hacia el es-
te, las aguas i n u n d a b a n irreversiblemente el continente atlante.
Una parte de esa migración permaneció en Europa. Lo que nos relatan la saga y los m i -
tos germanos no son más que las reminiscencias de la vivencia que los antiguos atlantes
poseían de la naturaleza. Antes del a m o l d a m i e n t o del Cuerpo Etéreo, ellos percibían en for-
ma v i v i d a e intensa los espíritus de la naturaleza: en la turbulencia del aire a las s í l f i d e s ; e n
el m u r m u l l o del río a las ondinas, y en el crepitar del fuego a las salamandras.
Mientras t a n t o , en la I n d i a surgía otra vertiente de esta cultura post-atlante todavía p o -
seedora de vestigios de la antigua conciencia de imágenes que permitía captar el m u n d o es-
p i r i t u a l : se apartaban del m u n d o exterior para buscar la vivencia i n t e r n a ; se desligaban del
m u n d o físico-sensorio para encontrar a Dios en su corazón. (El concepto "maia" -ilusión-,
u t i l i z a d o para d e f i n i r el m u n d o de los objetos, da cuenta de esta postura.) Ellos eran guia-
dos por 7 rishis que actuaban a n i v e l etéreo y p r o v e n í a n , a su vez, de 7 oráculos atlantes.
(Rudolf Steiner)
Es el m o m e n t o de perfeccionamiento del Cuerpo Etéreo de la h u m a n i d a d .
Había una percepción integral del t i e m p o (pasado y futuro) y del
espacio, pero no se diferenciaba lo exterior de lo interior. Una elip-
se cerrada ayudaría a simbolizar esta época.
En la enseñanza o r i e n t a l actual todavía se manifiesta el impulso
de volver a la antigua conciencia onírica del atlante.

• C I V I L I Z A C I Ó N PROTOPERSA ( 5 0 6 7 - 2 9 0 7 A.C.)

• CONSTELACIÓN DE GÉMINIS

Así como la cultura i n d i a prescindía de la realidad, la cultura persa la t oma en cuenta. El


hombre se manifiesta como u n trabajador, emplea su fuerza para transformar la tierra, co-
mienza a arar y a sembrar cereales (trigo), cultiva árboles frutales; se alimenta c o n vegeta-
les, leche y m i e l . Tiene una especial preocupación por llevar el Sol - m u n d o espiritual- al i n -
terior de la Tierra - m u n d o material-, pero todavía no puede reconocer las leyes de la n a t u -
raleza. Vive las polaridades luz-oscuridad, cielo-tierra, bien-mal; se caracteriza por recono-
cer el m u n d o material como entidad opuesta al m u n d o espiritual.
Es el t i e m p o de perfeccionamiento del Cuerpo Astral.
Este hombre puede percibir la diferencia entre luz y t i n i e b l a , pe-
ro no todavía la categoría de interior y exterior. Permanece aún en
el simbolismo de la elipse.
La I n d i v i d u a l i d a d que guió esta cultura pertenece a u n t i e m p o
m u c h o más a n t i g u o , respecto del ser h u m a n o , reconocido p o r la
historia c o m o Zoroastro o Zaratustra.

• CIVILIZACIÓN EGIPCIO-CALDEO-BABILÓNICA ( 2 9 0 7 - 7 4 7 A.C.)

• CONSTELACIÓN DE T A U R O

El hombre logra penetrar los misterios de la naturaleza y sus leyes. Observa el Cosmos y
el m o v i m i e n t o de las estrellas. Relaciona los desbordes periódicos del N i l o y la consecuen-
te fertilización de sus tierras con determinadas características estelares. Sabe ya que las le-
yes de la naturaleza están regidas por entidades espirituales. La cultura egipcio-caldea e n -
laza p r o f u n d a m e n t e la astronomía exterior con el c o n o c i m i e n t o de los dioses que a n i m a n
las estrellas. El sacerdote egipcio no consideraba antagónicos el m u n d o físico en el que v i -
vía y el m u n d o espiritual que se le revelaba en la geometría. El i n t e r m e d i a r i o entre las en-
tidades espirituales y los hombres era el faraón. Las leyes sociales eran regidas por la sabi-
duría del Cosmos.
2a
PARTE

Pero no sólo busca el hombre a sus dioses tras las estrellas sino
que estudia las leyes que las rigen. Por entonces, los mundos espi-
rituales se manifiestan en el m u n d o físico a través de leyes mate-
máticas y geométricas. Así se desarrolla la maravillosa ciencia de
los caldeos.
Esta es la primera fase del desarrollo del alma de sensación.
Se siente el contraste entre lo interior y lo exterior pero mante-
niendo la u n i d a d . Su símbolo es la lemniscata.

• CIVILIZACIÓN GRECO-LATINA ( 7 4 7 A.C-1413)


• CONSTELACIÓN DE A R I E S

En esta cuarta etapa de la evolución, el hombre logra hacer fluir en la cultura lo que él mis-
m o vive como espiritualidad. La inteligencia humana se sobrepone a la sabiduría sacerdotal.
En la época griega la razón y el sentimiento forman una unidad. El m u n d o espiritual es atraí-
do hacia la materia en esculturas y templos. La tragedia griega es el exponente de una crecien-
te vida anímica personal. En la época romana, en cambio, la razón y el corazón empiezan a
disociarse: en el foro se establecen las leyes y en las catacumbas bulle el cristianismo. Las le-
yes sociales son asimiladas por el i n d i v i d u o . El impulso crístico actúa inconscientemente a tra-
vés de la historia y las tradiciones.
El Yo se interioriza profundamente en el alma y en el cuerpo. El pro-
pio Yo asume su desarrollo, y esto se expresa en la filosofía griega.
También se manifiesta la organización física del hombre en la m i -
tología: el laberinto del M i n o t a u r o nos evoca claramente el cerebro
humano.
Así se desarrolla la primera fase del alma racional.
El desarrollo del intelecto y la razón permiten que se separe ahora
lo interno de lo externo. La lemniscata se abre.

• CIVILIZACIÓN GERMANO-ANGLOSAJONA ( 1 4 1 3 - 3 5 7 3 )
• CONSTELACIÓN DE A C U A R I O

Epoca actual: desapareció la antigua autoridad, el hombre se torna cada vez más concentra-
do en sí mismo. Su acción y trabajo exterior son u n fiel reflejo de su interioridad. Las comu-
nidades étnicas se deshacen y el hombre se individualiza. Las razas se mezclan inexorablemen-
te. El amor basado en el parentesco natural ha de cesar, los vínculos han de darse de hombre
a hombre... el alma tendrá que encontrar al alma. Así como en el hombre antiguo fluía la san-
gre que lo mantenía u n i d o a su comunidad étnica o a su tribu, en nuestro tiempo se ha que-
brantado el amor que fluía a través de la sangre. En su lugar despertará u n amor de índole es-
piritual que nos permitirá ascender a los mundos espirituales.
El hombre tiene en sus manos el d o m i n i o de la materia y de los reinos de la naturaleza; de-
pende de él la sobrevivencia del planeta. Los desequilibrios sociales son cada día más acucian-
tes; la injusticia, el odio, la guerra y el hambre evidencian la necesidad urgente de u n cambio
de conciencia. Nuestra época es responsable de hacer descender u n poco más al plano físico
lo que en la época grecolatina había fluido del alma, aun cuando con ello el ser humano se
transforme en una entidad sumergida en la materia. Mientras que el griego reflejaba en sus
obras de arte sus vivencias anímicas, mientras que el romano expresaba sus necesidades i n d i -
viduales en los preceptos jurídicos, nuestra época se caracteriza por la creación de máquinas
como expresión materialista de necesidades enteramente personales. El profundo descenso del
hombre en la materia (a nivel de miembros esenciales) le ha permitido concebir como algo ló-
gico el transplante de órganos o la hibernación artificial. La tecnología sustenta la ilusión de
la inmortalidad física y la supresión del dolor y de la enfermedad. Las leyes del karma han si-
do veladas en la conciencia humana.
El hombre deberá encontrar sus propias fuerzas para retomar el camino desde este descenso
actual hacia los mundos sutiles; el desarrollo alcanzado por los sentidos es el soporte para en-
carar el ascenso. En la etapa actual ya no hay guías. La guía externa es u n instrumento para
despertar nuestro propio espíritu; hoy Cristo se ha tornado una realidad interior. El ser huma-
COSMOGONÍA

n o debe procurar su desarrollo espiritual buscando en su propia al-


ma el germen propulsor.
Esto es el i n i c i o del alma consciente.
La misión de la Ciencia Espiritual consiste en i l u m i n a r el retorno
consciente del h o m b r e a los mundos superiores. La lemniscata de-
be tender a acercarse para encontrar la u n i d a d en otro p u n t o de la
evolución.

• 7 ESTADOS D E CONCIENCIA

La conciencia que el hombre posee hoy no la ha poseído siempre. Como ya dijimos, ha sido
un lento proceso aparejado con las distintas incorporaciones del planeta Tierra.
La conciencia actual, también llamada de vigilia, es aquélla que abandonamos al dormir y re-
cuperamos al despertar. Como se trata de algo propio de nuestra vida cotidiana, no es observa-
do y menos aún analizado sistemáticamente a fin de conocer sus características. Esta conciencia
de vigilia ocupa el cuarto lugar en el desarrollo de la conciencia humana. Resulta evidente que
a u n mayor grado de desarrollo de los sentidos y del intelecto corresponde una ampliación del
grado de conciencia que el hombre puede alcanzar.
Han existido tres estados anteriores al actual y habrá otros tres en u n futuro lejano. De tal mo-
do que la conciencia, que actualmente es patrimonio de la humanidad, ocupa u n lugar central
en la evolución septenaria de la conciencia planetaria del ser humano.

P R I M E R E S T A D O D E CONCIENCIA ( I N C O N C I E N C I A O T R A N C E P R O F U N D O ) :

Este primitivo estado lo atravesó el hombre en la primera incorporación terrestre, o cadena de


Saturno. En ese momento, en medio del calor primordial del estado saturnal, se insinuaba sólo
el esbozo del Cuerpo Físico y el germen de los órganos sensorios. Era u n tipo de conciencia opa-
ca, pero universal.
En la actualidad sólo nos haría recordar algo similar el trance profun-
do al que llegan las personas con especial disposición mediumnística.
Solamente el reino mineral, que hoy nos acompaña, podría dar cuenta
ti amor
de esta conciencia de Saturno.

S E G U N D O E S T A D O D E C O N C I E N C I A (SEMICONCIENCIA O DE S U E Ñ O ) :
basado en
Este estado de semiconciencia o de sueño era patrimonio del ser hu-
mano durante la segunda incorporación terrestre, o estado solar. En esa
el parentesco natural
época el precursor del hombre dormía profundamente mientras apare-
cía el esbozo de su Cuerpo Etéreo. Ese Cuerpo Etéreo incorporado modifi- lia de cesar,
có al Cuerpo Físico, que también evolucionó u n grado más. La presencia
del Cuerpo Etéreo dio origen a la aparición de los órganos de secreción y
los relacionados con la nutrición, el crecimiento y la procreación.
los vínculos
Para el hombre actual una reminiscencia de aquel estado lo constitu-
ye el d o r m i r . No es ciara la conciencia del dormir sin soñar, ya que no lian de darse
tenemos referencias de dicho estado durante la vigilia; es una concien-
cia opaca en relación con la conciencia diurna, pero mucho menos que
la primera -inconsciencia-.
de hombre a hombre.,.
Los seres que en la actualidad viven una profunda vida de sueño, si-
milar a la descripta, son los integrantes del reino vegetal.
el alma tendrá
T E R C E R E S T A D O D E C O N C I E N C I A (SUBCONCIENCIA O S O Ñ A R ) :
que encontrar al alma.
El estado de subconciencia o estado de sueño con ensueños corresponde al proceso v i v i -
do por el antecesor del hombre en el período lunar. Se p r o d u j o entonces la recepción del
esbozo del Cuerpo Astral. Aquélla era una conciencia de imágenes m u y vividas aunque más
opaca que la de vigilia actual. El Cuerpo Astral transformó al Cuerpo Etéreo y al Cuerpo Físi-
co y fue el responsable de la formación del germen del sistema nervioso.
En ese entonces el soñar expresaba realidades, los colores se presentaban libremente en
el espacio y no fijados a los objetos como en la actualidad. El Ser percibía u n aluvión de
2° PARTE

imágenes del m u n d o (como ocurre h o y en los sueños) pero no podía ver formas n i obje- ¡í
tos. Se sentía atraído por imágenes agradables -simpatía- y rechazado por las desagradables
-antipatía-.
El soñar actual es u n vestigio de aquel estado de conciencia. Debido a la interesante cua-
lidad del soñar, podemos acercarnos a la comprensión de aquel estado de conciencia del
hombre lunar. El sueño contiene extraños simbolismos que se prestan a distintas interpre-
taciones; el m u n d o onírico (plano astral) es aparentemente caótico, atemporal y confuso j
hasta que logramos desentrañar sus mensajes.
En la constitución actual del ser h u m a n o la actividad del Cuerpo Astral es la que genera
la posibilidad del d o r m i r y del soñar. Cuando decimos que el ser abandona el estado de v i - 1
gilia para sumergirse en el m u n d o de los sueños, en realidad estamos diciendo que el Cuer-
po Astral, o portador de la conciencia, ha abandonado el Cuerpo Físico y el Cuerpo Etéreo pa-
ra internarse en el m u n d o a n í m i c o . Si el desprendimiento es m u y significativo se cae en u n
p r o f u n d o sueño sin ensueños (sólo permanecen unidos el Cuerpo Etéreo y el Cuerpo Físico),
pero si el Cuerpo Astral permance ligado al Cuerpo Etéreo entonces aparecen los sueños, ya
que la posibilidad de formar imágenes es exclusiva del Cuerpo Etéreo. Recordemos también
que el desprendimiento del Cuerpo Astral es a c o m p a ñ a d o invariablemente por la organiza-
ción del Yo.
En el soñar actual se entrelazan acontecimientos de la vida diaria o representaciones del
m u n d o externo, con representaciones del m u n d o i n t e r n o originadas en los órganos físico-
espirituales que componen nuestro organismo. Los seres que h o y podrían dar t e s t i m o n i o
de esta conciencia particular son los que pertenecen al reino a n i m a l .

C U A R T O ESTADO DE CONCIENCIA (OBJETIVA-DIURNA):

La conciencia del presente se llama conciencia de los objetos, u objetiva; t a m b i é n recibe


el nombre de conciencia diurna o de vigilia, aludiendo a la presencia del Cuerpo Astral den-
tro del organismo físico-etéreo.
Expresado de otro m o d o , se refiere al tiempo que transcurre entre el despertar y el dor-
mir. Se caracteriza por el hecho de que el hombre percibe, mediante los sentidos, el m u n -
do exterior o de los objetos, sus formas y colores, sonidos, olores y sabores. A d e m á s , refle-
xiona sobre lo percibido mediante el intelecto y la razón.
Lo que antiguamente el hombre tenía en sí mismo se ha trasladado afuera de él y se ha
fijado a los objetos. Los colores se interiorizan; afuera, los colores se adhieren a los objetos
y así determinan los límites de los mismos.
Aparece el Yo y coordina el accionar de los otros tres miembros esenciales -Cuerpo Físico,
Etéreo y Astral-. Se perfeccionan los órganos sensorios, que tenían su germen en Saturno.
Aparece la sangre, v e h í c u l o esencial del Yo. Se perfecciona la laringe: ahora el hombre pue-
de hablar.

Q U I N T O ESTADO DE CONCIENCIA (CONCIENCIA DEL ALMA):

Los tres estados que siguen ( q u i n t o , sexto y séptimo) son descriptos por Rudolf Steiner
merced a la investigación científico-espiritual por él realizada.
El primero de estos estados corresponde a la conciencia del alma. Durante el p r ó x i m o es-
tado de incorporación terrestre, llamado J ú p i t e r en el c o n o c i m i e n t o esotérico, se podrá au-
nar la conciencia d i u r n a con la conciencia de imágenes: la conciencia de vigilia permitirá
percibir los contornos y formas del hombre, y la conciencia de imágenes aquello que vive
en su alma y se expande constantemente en imágenes y colores en su aura. Esta será la c o n -
ciencia psíquica jupiteriana.
En esta etapa comenzará el desarrollo del germen del Yo espiritual, o Manas.

SEXTO ESTADO DE CONCIENCIA (CONCIENCIA INSPIRATIVA):

Este estado corresponde a la cadena de Venus. La conciencia psíquica del período ante-
rior se verá enriquecida por aquello que h o y la conciencia de vigilia no puede captar. El
hombre percibirá realmente lo p r o f u n d o de los seres y lo que a n t a ñ o se l l a m ó "música de
las esferas".
COSMOGONÍA

Durante esta época se desarrollará el germen del espíritu v i t a l , o Buddi.

S É P T I M O ESTADO D E CONCIENCIA (CONCIENCIA ESPIRITUAL):

El séptimo estado de incorporación de la Tierra se llama Vulcano. Es la culminación de los esta-


dos de conciencia planetaria de este ciclo que el hombre podrá alcanzar.
! onciencia opaca pero universal que el hombre tenía en Saturno se ha iluminado con la evo-
lución, y ahora él podrá percibir no sólo lo que sucede en su propio planeta sino lo que acontece
cósmicamente en su vecindad.
En esta etapa se desarrollará el germen del Hombre-Espíritu, o Atinan.
(Es menester recordar que en cada nuevo estado de incorporación terrestre se crean las condicio-
nes para el desarrollo de nuevos órganos anímicos que permiten al hombre experimentar plena-
mente la correspondiente conciencia.)

• L O S 7 CHARRAS Y E L HOMBRE ACTUAL

La palabra chakra, del sánscrito antiguo, significa rueda. En la terapéutica corporal suelo utilizar
como equivalente el término vórtice, ya que dicho concepto transmite una imagen dinámica, tridi-
mensional, semejante a fenómenos naturales tales como torbellinos de agua, de aire o de calor. El
concepto rueda se asocia más a una imagen plana, bidimensional. Rudolf Steiner usa una denomi-
nación muy antigua y además poética: los llama "flores de loto", y cuando se desanollan "ruedas
que giran".
Tanto cuando hablamos de chakras como de vórtices nos estamos refiriendo, en realidad, al or-
ganismo anímico-espiritual, ya que es allí, en el cuerpo anímico, donde funcionan estas organiza-
ciones sutiles.
En el gráfico 11 se describen, como corolario del descenso terrestre de la forma humana, los 7 cha-
kras que corresponden al hombre actual. Todos ellos poseen su antiguo nombre en la tradición
oriental: Sahasrara, Ajna, Vishuda, Anahata, Manipura, Schudistana y Mulhadara. En nuestro me-
dio los denominamos: Coronario, Frontal, Laríngeo, Cardíaco, Solar, Lumbosacro y Raíz. Esta es una
nomenclatura moderna derivada de prácticas occidentales de manejo de la energía, que señala ra-
cionalmente determinadas estructuras corpóreas responsables del soporte físico de estos centros de
energía, como sectores de la columna, órganos, o plexos del sistema neurovegetativo.
Hay un hombre espiritual que penetra cíclicamente la materia conformando la organización físi-
ca que necesita en cada experiencia de vida terrestre. Su entrada y salida de la sustancia corcespon-
den al nacimiento y a la muerte, respectivamente,.
En el gráfico 14 tratamos de poner en evidencia la misteriosa conjunción de los aspectos espiri-
tuales y materiales del hombre actual durante su encarnación física. En este ordenamiento de lo
denso a lo sutil van apareciendo órganos, glándulas y sistemas que se correlacionan en su función.
Cada región del cuerpo tiene una razón de ser en cuanto a su ubicación espacial, sin que ésta me-
noscabe en absoluto la universalidad de acción del órgano observado.
La estructura ternaria humana (página 56) representada en el extremo izquierdo del gráfico por
las siglas PNS, SR y PMM, abarca rítmicamente esta organización corporal, siendo portadora de los
aspectos más densos, como es el sistema óseo, hasta los más sutiles, como son los 7 chakras del cuer-
po anímico.

- ' • • - - •'. y . v r . - y . •• •

POLO NEUROSENSORIAL Cabeza 3 centros: Coronario - Frontal - Laríngeo


F£ÜPI SISTEMA RÍTMICO Tórax 1 centro: Cardíaco
fflM POLO METABÓLICO MOTOR Pelv¡s(abdomen) 3 centros:Solar-Lumbosacro - Raíz

La estructura de sostén que aparece a la izquierda es la que permite al hombre alcanzar la postura
erecta, y adquiere características especiales de acuerdo con la función que debe cumplir en cada uno
de los segmentos.
Los cuerpos vertebrales que forman la columna propiamente dicha, unen a los dos polos: la cabeza
"TAPA" DEL CRANEO CORTEZA CEREBRAL CEREBRO | CAROTIDEO Y PINEAL CORONARIO
VERTEX NEOCORTEX Funciones de la mente, CAVERNOSO
las ¡deas, el pensamien- !
to, la creación y la tras-
cendencia

BASE DE CRANEO • Ojos TRONCO ENCEFALICO TRONCO ENCEFALICO CAROTIDEO Y HIPOFISIS | FRONTAL
• Musculatura de la 1
PEDÚNCULO- Centros nuerovegetati- CAVERNOSO
frente y cabeza ! PROTUBERANCIA-BULBO vos que regulan toda la
HIPOTÁLAMO vida vegetativa 1

{ I A 6 CERVICALES
9 a
• Músculos de la cara y \ LARINGE Expresión de la palabra FARÍNGEO \ TIROIDES | LARÍNGEO
cuello j CUERDAS VOCALES
• Músculos posteriores ¿ ..
del brazo y antebrazo I ••
• McA/imiento de los dedos • „-

6 A 7 CERVICALES
9 a
• Pectorales TRÁQUEA Respiración y : PULMONAR Y ; TIMO ! CARDÍACO
1 A 6 DORSALES
Q fl
• Intercostales BRONQUIOS circulación de la sangre | C A R D Í A C O
• Trapecio-Romboides PULMONES
|

|
• Brazos y palmas de CORAZÓN
las manos
• Omóplatos

6 A 12 DORSALES
a fi
• Músculos abdominales E S T Ó M A G O Alimentación SOLAR |PÁNCREAS j SOLAR
• Región dorsal INTESTINO DELGADO Metabolismo
{
• Diafragma COLON TRANSVERSO ej. glucogenolisis
• Oblicuos-Rectos \ VESÍCULA E H Í G A D O ej. secreción de insulina

I A
A 5 LUMBARES
a • Parte anterior de COLON ASCENDENTE j Eliminación y MESENTERICO MEDULA SUPRARENAL f LUMBOSACRO
miembros inferiores. Y DESCENDENTE i reproducción INFERIOR ADRENALINA
Muslos-Piernas- RIÑÓN-URETER-VEJIGA l TESTÍCULOS
Pies (dorso) Ó R G A N O S GENITALES i OVARIOS
• Región lumbar IMPULSO SEXUAL
• Genitales

SACRO • Parte posterior de RECTO Eliminación y HIPOGASTRICO i CORTEZA SUPRARENAL RAIZ


miembros inferiores PRÓSTATA reproducción \ CORTICOIDES
Glúteos-Muslos ÚTERO ! TESTÍCULOS
Pies (planta) ! OVARIOS
\ CARÁCTER SEXUAL SECUNDARIO
COSMOGONÍA

y la pelvis. En el caso de la cabeza, ésta se manifiesta como una forma cósmica perfecta, una cavidad
esférica que guarda celosamente en su interior u n órgano tan delicado como es el cerebro -centro
del PNS-.
En el otro polo, el del movimiento, -centro del PMM-, la estructura rí-
gida ha cedido en intensidad por delante delegando en músculos pode-
rosos su función específica, expresándose así en la pelvis -útero o prósta-
...todo fluye y
ta, vejiga y recto-, y en la cavidad abdominal -hígado, bazo, estómago e
intestino-. En los miembros culmina este proceso, y la organización mus-
cular abraza y contiene a la misma estructura ósea.
se transforma,
Es de tal belleza la arquitectura divina, que así como los agujeros verte-
brales son los encargados de custodiar la médula espinal para mantener
que lo único inmutable
la impecable fluidez del sistema neurosensorio con cada una de las célu-
las del cuerpo, el sistema óseo de los miembros se ahueca recíprocamen-
te para albergar como u n cálido nido la creación mística de la sangre.
es el cambio....
El cuadro continúa con los órganos y las funciones orgánicas que descansan en los dominios de
la inconciencia. La descripción final agrupa a los plexos del sistema neurovegetativo y a las glán-
dulas endocrinas correspondientes a cada sector. Su misión es mucho más sutil en relación con el
aspecto mecánico del hombre osteomuscular y consiste en responder con la secreción de ingenio-
sas sustancias bioquímicas -los neurotransmisores, las hormonas o las enzimas- responsables direc-
tas de mantener el equilibrio de las funciones anímicas: el Pensamiento, el Sentimiento y la Volun-
tad. Estos mensajeros químicos son el resultado material de la interacción de los cuerpos suprasen-
sibles -Cuerpo Etéreo, Astral, Yo- que aparecen en la última columna como los chakras u órganos
del cuerpo anímico.

T R A B A J O D E A R M O N I Z A C I Ó N D E L SER H U M A N O A P A R T I R DE U N A I N T E G R A C I Ó N
DE SUS ASPECTOS M A T E R I A L E S Y ESPIRITUALES

La vida me ha enseñado que su esencia es la metamorfosis, que todo fluye y se transfor-


ma, que lo único inmutable es el cambio; lo real y verdadero para el hombre es el grado de
conciencia que pueda desarrollar para captarlo. La biografía humana es un testimonio físi-
co, anímico y espiritual de este fenómeno universal. Los cambios físicos son tan obvios que
no merecen descripción alguna, los cambios anímicos son mucho más difíciles de evaluar,
y los cambios espirituales trascienden nuestra posibilidad ordinaria de juicio.
Si una búsqueda espiritual puede determinar un cambio radical en la vida de una perso-
na, ¿cuáles serán las consecuencias cuando dicha transformación se proyecta no sólo a su
entorno inmediato sino a su tarea profesional? Tal es el caso de tantos médicos, psicólogos
y terapeutas, que merced a un cambio profundo de sus valores, creencias y pensamientos in-
cursionan en otras disciplinas y desarrollan una nueva imagen del hombre. (Parte de mi pro-
pia experiencia ha sido relatada ya en "Una historia personal" -página 19-.)
Una formación profesional que integrase a la medicina académica y a la psicología podría
brindar una óptima capacitación para el desarrollo de una orientación psicosomática en el
arte de curar, se trate de un sagaz clínico o de un avezado terapeuta. Pero cuando este uni-
verso dual se desploma frente a una realidad espiritual descripta de maneras muy disímiles
-realidad trascendente, estados alterados de conciencia, fenómenos paranormales, procesos
energéticos, etc.-, se debe reconstruir una nueva imagen del ser humano.
En lo personal, la consecuencia de dicha ruptura fue la elaboración de una síntesis del
nuevo orden de ideas que aquí aparece plasmado en el gráfico 14. Quedó así constituida la
antesala de un encuentro formidable con la Ciencia Espiritual de Rudolf Steiner, que ocurri-
ría kármicamente años más tarde.

La estructura metamérica que describe al cuerpo humano por sectores, permite relacionar una al-
teración hépato-vesicular con trastornos metabólicos, con espasmos de la musculatura abdominal,
con una sensación dolorosa entre la sexta y duodécima vértebra dorsal, con disturbios emociona-
les y con una desestabilización del vórtice del plexo solar. Esta posición abarcante ha recibido dis-
tintas denominaciones, pero estimo que la filosofía holística -holos = totalidad- es la que mejor ex-
presa este intento de reconstrucción de la imagen del hombre dada la atomización que ha ocasio-
nado un camino sin retorno: la ultraespecialización.
El ejemplo dado -una afección del sistema hepatobiliar- sirve como guía para abordar la natura-
2 a
PARTE

leza humana desde muchas perspectivas, y contemplar con amplitud la cualidad de un sín-
toma integrando técnicas y disciplinas existentes (gráfico 14):
• Trabajo manual sobre la estructura osteoarticular y tendinosa correspondiente: osteopa-
tía, quiropraxia, rolfing u otras manipulaciones vertebrales específicas.
• Utilización de ciertas posturas, torsiones o estiramientos, como asimismo rebotes rítmi-
cos de mediana intensidad en sectores corporales -pelvis, abdomen, rodillas- que mejorarán
notablemente el funcionamiento hepatobiliar, el sistema neurovegetativo y la circulación lo-
cal.
• Terapéutica específica para el reconocimiento y disolución de corazas musculares: Vege-
toterapia, Bioenergética, Biosíntesis. (Integración de lo emocional en el proceso mórbido.)
• Acceso a niveles profundos de la conciencia corporal: Eutonía -G.Alexander- y Método M.
Feldenkrais, entre otros.
• Armonización general mediante el movimiento expresivo, la danza o el canto. La música
es utilizada desde hace muchos años en nuestro medio como factor armonizador de los dis-
tintos centros de energía, existiendo algunos ritmos específicos para cada vórtice.
Es oportuno recordar aquí que la respuesta a un estímulo rítmico sonoro es totalmente sub-
jetiva y que cada uno de nosotros debe encontrar su propia expresión corpóreo-musical sin
caer en estereotipos que mecanicen el movimiento que acaba de nacer.
Cuando el cuerpo se transforma en un verdadero instrumento musical, nos hallamos en los
umbrales de una profunda introspección y un re-conocimiento de la verdadera naturaleza del
ser
• Uso de técnicas sutiles de armonización de los distintos vórtices, como el sonido de vo-
cales resonando en las cavidades del cuerpo -sonoterapia-, la cromoenergética practicada con
fuentes lumínicas puntuales, y la magnetoterapia con mínima intensidad de campo.

Si observamos los caminos sugeridos para restablecer el equilibrio perdido, resulta eviden-
te que los mismos se ordenan desde lo más enérgico hasta lo más sutil:
-manipulación vertebral- (sector izquierdo), hasta lo más sutil
-cromosonoenergética- capaz de actuar sobre los vórtices del cuerpo anímico (sector dere-
cho).
Por otra parte, lo dicho no excluye la necesidad de una eventual acción drástica sobre el
cuerpo físico, como es una intervención quirúrgica o la administración de una sustancia quí-
mica potente; pero no la reconoce ni la adopta como única posibilidad. La medicina conven-
cional actual es una alternativa a elegir cuando ya se ha intentado natural y sabiamente con-
ducir, armonizar, acompañar o transformar a la persona enferma y por ende a la enfermedad.
El abordaje de la desarmonía que produce el síntoma o el proceso mórbido, excede larga-
mente la limitada visión clínica que transmite la enseñanza universitaria del actual modelo
biomédico, que prepara al profesional para luchar contra la enfermedad más que para preser-
var la salud. La medicina convencional se apoya en una imagen recortada del hombre, liga-
da filosóficamente con una concepción mecanicista y con una descripción de la realidad ba-
sada exclusivamente en el método científico. Se ha desarrollado una poderosa tecnología de
investigación de la vida humana en su aspecto biofisicoquímico con una absoluta falencia en
el reconocimiento del aspecto anímico-espiritual.
Se presenta así ante la humanidad de fin de siglo un despliegue de técnicas y métodos tan
sofisticados y artificiales que incluso han llegado a crear desconfianza hacia lo que espontá-
neamente la naturaleza suministra como ofrenda de vida, ¡qué difícil se torna agradecer hoy
a la madre naturaleza el pan de cada día!, mientras quitamos el envoltorio plástico de un ali-
mento impregnado de sustancias y sabores artificiales, adicionado con minerales y vitaminas
también artificiales que tratan de restituir lo que la naturaleza paciente y laboriosamente ha
creado. No obstante, poderosas y sabias razones impulsan al ser humano hacia sus fuentes
naturales, tanto en el cuidado del medio ambiente como en la producción de sus alimentos
y medicamentos.
Encaminándonos hacia una ampliación de la conciencia, tal como propone la Antroposo-
fía, encontraremos una profunda explicación de las razones por las cuales los caminos pro-
LEYES DE ^TTII

LA BIOGRAFÍA ^_j/JL

puestos, y muchos otros, pueden conducir a u n verdadero restablecimiento de la salud.


Surgen ahora algunas preguntas esenciales, tanto para el médico como para el paciente:
¿Cuál es el propósito subyacente en el acto de la curación o, mejor aún, de la sanación? ¿Es una bús-
queda transitoria de recuperación de una función? ¿Es un intento de reparación provisoria de la "ma-
quinaria humana"? ¿Cuál es el sentido de la salud y de la enfermedad?
A medida que la reflexión nos introduce en otro estado de conciencia la respuesta no podrá prove-
nir solamente de un aspecto parcial del hombre, como es su Cuerpo Físico. Es necesario recurrir a una
concepción global del ser humano y no meramente a una técnica que lo equilibre o armonice transi-
toriamente.
Existen cuatro concepciones totalizadoras que la medicina ha encarado. Dos de ellas son milenarias
y provienen de Oriente: la medicina ayurvédica y la medicina china o meridiánica. Las otras dos se de-
sarrollaron en Occidente: la Homeopatía -siglo XVIII- y la Antroposofía -Siglo XX-.
Creemos oportuno aquí establecer algunas diferencias entre:

Un proceso t e r a p é u t i c o Alopatía
A
f a r m a c o l ó g i c o artificial o q u i r ú r g i c o Medicina especializada en ó r g a n o s ,
de a c c i ó n principal sobre el C u e r p o aparatos y sistemas
Físico

Un proceso t e r a p é u t i c o b i o l ó g i c o de Ceiuloterapia
B
a c c i ó n p r i n c i p a l s o b r e e l c u e r p o vital, I m p l a n t a c i ó n de células
o Etéreo Naturismo
A d m i n i s t r a c i ó n de sustancias naturales y
p r á c t i c a s naturales

C Un proceso t e r a p é u t i c o de a c c i ó n Acupuntura
p r i n c i p a l s o b r e los c u e r p o s E s t í m u l o de meridianos
{
suprasensibles superiores -Cuerpo Homeopatía
A s t r a l y Yo- Sustancias naturales dinamizadas q u e
pueden producir patogenesia
Antroposofía
Sustancias naturales dinamizadas
p r o v e n i e n t e s d e los t r e s r e i n o s s e g ú n u n a
cosmogonía científico-espiritual

Un proceso p s i c o t e r a p é u t i c o de Terapia a r t í s t i c a Psicoterapia


D
a c c i ó n s o b r e la o r g a n i z a c i ó n anímica Terapia b i o g r á f i c a PSICOSOFÍA

E Un p r o c e s o d e apertura y desarrollo espiritual

En el caso A, la transitoria solución no exige imperiosamente u n cambio trascendente en el i n -


dividuo, excepto que éste medite o reflexione sobre el sentido de su vida o aquello que ha oca-
sionado el desarrollo de su enfermedad. Si esto último no ocurre, la presunta curación tendrá u n
efecto limitado, hasta que nuevamente se pongan en funcionamiento los antiguos mecanismos
que precipitaron la crisis.
En el caso B, el sujeto da un paso más en el conocimiento de su cuerpo y de la naturaleza; em-
pieza la búsqueda de respuestas.
En el caso C, la persona puede ser conmovida por la calidad de sus cambios internos, y la sin-
tomatología suele transformarse en u n verdadero camino de iniciación (especialmente en caso de
recurrir a la Antroposofía, que puede señalar con claridad los hitos del sendero).
En los casos D y E se ilumina el alma con nuevos contenidos y la enfermedad adquiere real-
mente su profundo significado como develadora del mundo trascendente y guía del hombre ha-
cia la libertad.
Frente a esta renovada imagen del ser humano, la naturaleza y el cosmos, que ofrece la Cien-
^irW% 2 PARTE
a

cia Espiritual, se produce una metamorfosis anímica del médico y del paciente frente al sufri-
miento, el dolor, la enfermedad, el destino y la muerte... Es el momento en el que lo que llama-
mos enfermedad suele desaparecer como entidad nosológica para transformarse en devoción al
conocimiento y a la Verdad.
Precisamente, para este último caso recomendamos la lectura atenta y medulosa del capítulo
"Algunos efectos de la Iniciación" del libro "¿Cómo se adquiere el conocimiento de los mundos
superiores?", de Rudolf Steiner. Allí se dan las bases para un desarrollo oculto, que debe reunir
las cualidades del Pensar con la fortaleza de la Voluntad y la plasticidad del Sentir. El capítulo ci-
tado está dedicado al funcionamiento y desarrollo de las "flores de loto", y en él su autor brin-
da una verdadera guía para transitar el caminos de la iniciación espiritual sin tropiezos y con la
necesaria paz interior.
La Antroposofía expresada como medicina considera al hombre como una Individualidad, ab-
solutamente original, sujeta a un destino elegido, con una tendencia a desarrollar determinados
procesos patológicos que serán parte de su aprendizaje terrestre. Prepara sus medicamentos pro-
venientes de los tres reinos; cultiva sus propias plantas medicinales, practica la agricultura bio-
dinámica para la obtención de los alimentos, desarrolla una Higiene social para guiar a la comu-
nidad por el camino de la salud, impulsa la terapia artística -modelado, pintura, música, canto-
y la Euritmia para armonizar los miembros esenciales del hombre. Crea un sistema pedagógico
que, desde muy pequeño, protege y encamina al ser humano para que alcance una verdadera ar-
monía física, anímica y espiritual.
Sienta las bases, además, de un nuevo Orden Social, fundamentado en tres principios:
• Libertad en la vida espiritual
• Igualdad en la vida del derecho
• Fraternidad en la vida económica.

L E Y E S DE LA BIOGRAFÍA

El proceso que se desarrolla entre el nacimiento y la muerte física se llama biografía; lo que
acostumbramos llamar "leyes de la biografía" podría ser denominado también "manifestación
terrenal de un orden cósmico". Se trata de un trabajo del Yo superior llevado a cabo por la or-
ganización del Yo durante una encarnación.
En realidad se conforma una gestalt
temporal; un ritmo es plasmado en el
tiempo. Este ritmo está integrado por
una fase material y una fase espiritual;
ambas constituyen un verdadero re-
cuerdo cósmico de las incorporaciones
de la Tierra (detalladas en el punto an-
terior). La fase material, o Aprendizaje,
está delimitada por dos acontecimien-
tos: el nacimiento y la muerte física, re-
FASE ESPIRITUAL cibe el nombre de "proceso biográfico
terrenal del Yo" o biografía humana, y
©NACIMIENTO ©MUERTE
se halla integrada por períodos septe-
narios -septenios-. La fase espiritual, o
de Recapitulación, está también determinada por esos dos acontecimientos, pero en el pro-
ceso que media entre la muerte física y el próximo nacimiento; se la puede llamar "proceso
cósmico espiritual del Yo".

Rudolf Steiner nos dice que el ritmo humano es un ritmo que está en relación armónica
con el Cosmos. Hay distintos ejemplos de ritmos cósmicos impresos en el hombre que pue-
den ayudar a comprender la biografía como parte de ese orden universal:
• Inspiración / Espiración
• Sístole / Diástole
• Vigilia / Sueño
• Nacimiento / Muerte
LEYES DE

LA BIOGRAFÍA

• Percepción / Expresión anímica (A este ú l t i m o ejemplo se lo puede caracterizar como una


metamorfosis de la respiración, con una fase de interiorización, o percepción a través de los
sentidos, y una fase de exteriorización, o expresión anímica.)
Al hablar de los primeros septenios hemos visto cómo se producen los sucesivos nacimientos
de los distintos miembros esenciales del hombre. Estos nacimientos septenarios otorgan verdadero
sentido a la biografía humana.
Se entiende por nacimiento el instante en el cual se manifiesta con plenitud la organización supra-
sensible perteneciente a la Individualidad misma.
El nacimiento del Cuerpo Físico es acompañado por la presencia de los otros tres miembros esencia-
les -Cuerpo Etéreo, Astral, Yo- interpenetrados y no emancipados aún de las estructuras similares mater-
nas. De tal modo, a los 7 años sobreviene la auténtica independencia del Cuerpo Etéreo, a los 14 ocurre
lo mismo respecto del Cuerpo Astral y a los 21 años el proceso se repite con el Yo. Pero en este último
caso hay tres irrupciones más o menos constantes, a lo largo de los primeros 21 años, que anticipan
su advenimiento como Yo humano al finalizar el tercer septenio (justamente, 21 años). Estas irrupcio-
nes pueden revestir el carácter de leyes, y sirven para guiarnos frente a cada biografía; se las puede de-
nominar también ritmos del Yo.
Alrededor de los 3 años asistimos a la primera manifestación del Yo en el alma humana. El niño de-
ja de hablar en tercera persona para hacerlo en primera: al referirse a sí mismo ahora utiliza el vocablo
"yo". No es una palabra pensada sino vivida, es la conciencia del Yo. También se acompaña esta situa-
ción con una serie de actos de rebeldía caracterizados por el "yo quiero" o "yo no quiero", y el niño pue-
de llegar en algunas ocasiones a violentas manifestaciones de enojo y rabia para imponer su voluntad.
Esta confrontación entre el Yo y el mundo es muy saludable en esta etapa; los padres deben estar pre-
parados para enfrentar esta defensa que hace el niño de su egoidad incipiente.
Cercanos los 9 ó 10 años, el Yo hace una segunda irrupción en la vida,
pero ya no realiza la experiencia en el área de la voluntad sino en la del sen-
timiento, y como tal el niño pasa difíciles momentos de inseguridad, sole- El cuidado de la vida
dad y abandono que lo pueden precipitar hacia el desaliento y el miedo. A
este proceso se lo reconoce como "herida anímica" y se lo denomina viven-
cia del Yo. La autoridad del adulto ya no se acepta como absoluta y hasta
de los sentidos
aparece algún esbozo de crítica, pero el niño no tiene aún la fuerza para en-
frentar al mundo por sí mismo. De allí la importancia pedagógica que le
asigna Rudolf Steiner a la autoridad amada para que el niño pueda confiar
en el primer septenio
en forma ilimitada en el adulto que cumple el rol paterno, y encuentre así
sostén para este Yo que se está experimentando a sí mismo en la debilidad es el fundamento
y el abandono.
Hay una tercera manifestación del Yo antes de su nacimiento definitivo a
los 21 años: se produce en el curso del tercer septenio (entre los 16 y 18
de una memoria sana,
años) y la reconocemos como realización del Yo. Ahora se lo experimenta a
través del pensar y está íntimamente relacionado con la construcción de los activa y vivaz.
ideales.
Esta anticipación de su aparición estable en la vida determinando la tras-
cendente crisis de identidad -21 años-, se expresa como una adquisición de
Recuerdo y olvido
son funciones básicas
seguridad y capacidad de juicio, concomitante con el desarrollo de una au-
téntica responsabilidad. Una característica del más elevado de los miembros
esenciales, el Yo humano, es alcanzar sus objetivos a través de intentos repe-
tidos. Estos intentos son un claro testimonio de la lucha tenaz de la Indivi-
dualidad para imponer su impulso evolutivo, no sólo en la presente vida si- del í o kmano.
no en las sucesivas experiencias de encarnación física.
Todo este conjunto de experiencias es lo que denominamos biográficamente ritmos del Yo.
Si reconocemos que el trabajo biográfico es u n poderoso instrumento de autoconocimiento que efec-
túa el Yo humano, también debemos asignarle el debido valor a la función de la memoria, que es la que
permite llevar a cabo tal trabajo. Aquí se hace imprescindible diferenciar entre memoria y recuerdo:
• Desde el punto de vista de la ciencia natural, se llama memoria a una serie de intrincados meca-
nismos electrobioquímicos y neurohumorales que se desarrollan en la estructura física del cerebro pa-
ra almacenar información. Estos conceptos se modifican constantemente merced a la investigación ac-
tual, que relaciona sustancialmente el funcionamiento del cerebro humano con la computadora -psi-
2 a
PARTE

cocibernética-. Además de la finalidad explícita de inventar una aparatología cada vez más sutil según
lo exigen los tiempos, existen impulsos humanos inconscientes que llevan al hombre a reproducir ex-
ternamente la majestuosa sabiduría del tejido cerebral en un afán irresistible por conocerse cada vez
más a sí mismo. Hemos hablado en varias oportunidades de una filosofía mecanicista que sostiene el
andamiaje de la ciencia académica de hoy; mediante las leyes de la mecánica se pretenden explicar no
sólo los fenómenos biológicos o vitales, sino los de la conciencia y lo trascendente o espiritual del hom-
bre. Dentro de la investigación se están también produciendo brechas al diferenciar entre cerebro y
mente, o bien entre materia y energía. A partir de allí se hace sumamente complejo explicar la sutile-
za de la memoria, el recuerdo y el olvido, basándose únicamente en las leyes de la mecánica.
• Desde el punto de vista científico-espiritual la memoria y el recuerdo pertenecen a áreas diferentes.
La percepción del mundo circundante a través de los sentidos se produce gracias a la acción conjunta
del Cuerpo Astral, que permite obtener la sensación en sí misma, y del Cuerpo Etéreo que graba la ima-
gen recibida. La base de la memoria se encuentra en el Cuerpo Etéreo. Al finalizar el primer septenio se
produce la metamorfosis de las fuerzas de crecimiento en fuerzas del pensar, y allí adquiere el ser hu-
mano la base futura para su capacidad de memoria. (Recordemos que en el Cuerpo Etéreo también está
grabada la memoria cósmica.)
El cuidado de la vida de los sentidos en el primer septenio es el fundamento de una memoria sana,
activa y vivaz. De los 12 sentidos descriptos por la Antroposofía, el sentido vital, que transmite la sen-
sación de vibrante salud y que puede caracterizarse como suprasensible pues no existe u n aparato ade-
cuado para explicar su funcionamiento, es el responsable de que podamos percibir la unidad en nues-
tras vidas. Es la base para rehacer la biografía, para integrar todos los hechos de nuestra existencia. La
continuidad en el tiempo, dada por la memoria, es el fundamento para el trabajo biográfico, para la
integración de todos los acontecimientos vividos.
Con respecto al recuerdo, este proceso tiene que ver con el Yo y está indisolublemente asociado al ol-
vido. Recuerdo y olvido son funciones básicas del Yo humano. La memoria grabada en el Cuerpo Eté-
reo gracias a la percepción sensorial, requiere, para ser evocada, de la acción del Yo. En este proceso i n -
tervienen los sentimientos ligados a los hechos: podemos hablar de recuerdos dolorosos o hermosos,
olvidar algo que nos ha dañado o podemos recordar ínfimas secuencias de una situación placentera.
Esto indica que el trabajo biográfico debe ser orientado hacia una meditación biográfica que ayude a
observar los eventos sin una exagerada actitud crítica n i tampoco una marcada benevolencia.
(El trabajo biográfico está contraindicado antes de los 21 años debido a que el Yo no está aún total-
mente presente; de igual modo en caso de una psicosis o una drogadición, en las que el paciente se en-
cuentra semiausente.)
Al trabajar sobre la propia biografía se produce una apertura a otro modo de pensar, a una amplia-
ción del pensar. El estudio de una biografía es un elemento mercurial (recordemos la función mercu-
rial en el proceso alquímico). No tiene estancamientos, está en constante evolución; es una actividad
sanadora en sí misma.
En términos generales se puede decir que:
• El primer septenio es básico para la salud física
• El segundo septenio es básico para la salud anímica
• El tercer septenio es básico para la salud espiritual
Un ejemplo vivo de esta evolución sin estancamientos se da al considerar la biografía en períodos de
21 años -tres septenios del Cuerpo, tres septenios del Alma, tres septenios del Espíritu- y las particula-
ridades de cada período:
• De 0 a 21 años
Los tres septenios del Cuerpo
CONDICIONAMIENTOS KÁRMICOS Estos tres primeros septenios de la existencia
están relacionados con el pasado.
• SEXO
• PREDISPOSICIÓN A ENFERMEDADES
En realidad, aquí operan las fuerzas del pasa-
do. En este período la vida está sujeta a los con-
• TIPO DE PADRES
dicionamientos y limitaciones kártnicas.
• FAMILIA Y LUGAR QUE OCUPA
ENTRE SUS HERMANOS
Estos son algunos de los condicionamientos
• NIVEL ECONÓMICO Y SOCIO-CULTURAL
más fuertes e ineludibles del destino humano;
• LUGAR GEOGRÁFICO DEL NACIMIENTO
no obstante se acompañan de muchos otros
LEYES DE

LA BIOGRAFÍA

que ayudan a dar u n perfil determinado a estos primeros veintiún años.


• De 21 a 42 años
Los tres septenios del Alma
Son los tres septenios centrales de la biogra-
fía, período de intensa acción de las fuerzas EXIGENCIAS KÁRMICAS
solares.
Se llevan a cabo los encuentros kármicos LUGAR DE TRABAJO
más importantes del destino elegido. La se- CONCRETAR UNA PROFESIÓN
0 UN TRABA|0
xualidad está claramente definida, y si ella es-
tá al servicio del amor, es el m o m e n t o de ma- FORMAR PAREJA HIJOS
yor colaboración entre ambos sexos: elección CONSOLIDAR UNA FAMILIA
de la pareja para dar a luz hijos, proyectos e pR5
ideales. Es el m o m e n t o ó p t i m o del cultivo del
ánima en el hombre y del ánimas en la mujer
• De 42 a 63 años
Los tres septenios del Espíritu
Etapa para abocarse a una finalidad social. Si hasta aquí el ser humano realizó acertadamen-
te el camino, sentirá ahora la necesidad de satisfacer u n impulso social. Todos tenemos fuer-
zas excedentes, que no se agotan en una sola vida individual, que podemos poner al servicio
de la comunidad: son fuerzas del sacrificio, fuerzas de la responsabilidad.
U n ejemplo de la transformación de estas fuerzas excedentes en el nivel de los distintos
miembros esenciales se expresa en el siguiente esquema:
• Nivel físico = bienestar e c o n ó m i c o
• Nivel etéreo = buena salud (fuerzas
vitales)
• Nivel astral = fuerzas del amor y el REALIZACION
altruismo
KÁRMICA
• Nivel del Yo = sabiduría
Esta es la etapa de la realización.
HUMANIDAD

C o m o hemos visto, los ciclos planetarios terminan a los 63 años. A partir de entonces suce-
den hechos extraordinarios para cada Individualidad; de la evolución que haya alcanzado ca-
da alma dependerá la posibilidad de aprovecharlos: podrá ser u n largo vegetar dentro de u n
Cuerpo Físico endurecido e inútil; será la muerte como f i n de u n ciclo; tal vez la liberación de
enfermedades, o quizá la iniciación de una etapa muy rica y productiva en el plano espritual.
A los 63 años el i n d i v i d u o se libera del karma y de la influencia de las fuerzas planetarias,
del sistema solar. Los tres septenios que se extienden a partir de esa edad están regidos por
otras fuerzas planetarias extrasolares:
• 63 a 70 años: Urano
• 70 a 77 años: Neptuno
• 77 a 84 años: Plutón
Son etapas en las que el espíritu humano se va desembarazando de su Cuerpo Físico acumu-
lando en dicha transformación una inmensa sabiduría. Recordemos que el cuerpo del hombre
espiritualiza la Tierra, ya que como tal es una sustancia física que ha sido utilizada por el es-
píritu. El Cuerpo Físico, después de la muerte, es u n Cuerpo Físico metamorfoseado que devuel-
ve a la Tierra sustancia espiritualizada. Después del misterio del Gólgota los cuerpos de los
hombres pueden espiritualizar la Tierra. Quien muere antes de los 35 años lleva fuerzas al Cos-
mos, y desde allí son devueltas como invenciones y creaciones; son verdaderas dádivas del
m u n d o espiritual.
La biografía es también u n proceso de espiritualización de este Cuerpo Físico que la Tierra nos
prestó.
¡Qué alejados de nuestra conciencia cotidiana se encuentran estos pensamientos, y qué cer-
ca de ellos nos podemos sentir con sólo amar la tierra que pisamos!
276
A - L A S FUERZAS D E L Z O D Í A C O EN L A B I O G R A F Í A

Alrededor del cuarto septenio las fuerzas zodiacales c o m i e n z a n a desplegarse y e n v u e l v e n


las cualidades planetarias y el temperamento.

Haremos a continuación una síntesis de los tres primeros septenios para comprender la apari-
ción de estas fuerzas:

• Primer septenio: se dan las bases para el desarrollo de una buena memoria (imprescindible
para realizar u n trabajo biográfico).

• Segundo septenio: se manifiesta en el n i ñ o su temperamento, que es una cualidad del Cuerpo


Etéreo.

• Tercer septenio: aparecen las cualidades planetarias, que representan la manifestación del ca-
m i n o encarnatorio del alma. Los tiempos cósmicos que ha permanecido cada alma en la respec-
tiva esfera espiritual son los que determinan estas cualidades anímicas planetarias, a saber:

- Cualidades de Saturno: Investigar. Ir a lo profundo, siempre referido al pasado. Fidelidad, for-


malidad y comprensión. Juicio claro.
- Cualidades de Júpiter: Visión de la totalidad. Orden. Pensamiento global. A r m o n i z a c i ó n . Sa-
bio gobierno.

REINO MINERAL: REINO VEGETAL: REINO ANIMAL:


Cada arquetipo del zodíaco La observación del Las fuerzas astrales actúan
El Yo se inclina por una u
forma un elemento en la comportamiento de cada sobre la forma externa de la
otra fuerza zodiacal dentro
tabla de Mendeleiev, planta en relación con los 4 especie. La forma animal es
de los puntos de vista de
menos los 7 metales que elementos nos muestra la la expresión de una las 12 filosofías existentes.
corresponden a las fuerzas acción de las fuerzas astralidad completa.. Los 12 sentidos tienen que
planetarias. zodiacales en el reino ver con las 12
vegetal, plantas acuáticas, constelaciones del zodíaco.
aéreas o las relacionadas En la antigüedad se
con el calor. cultivaban 12 virtudes con
cada uno de los 12 meses
del año, que corresponden
HOMBRE: HOMBRE: HOMBRE: a su vez a las 12 fuerzas
zodiacales. Un trabajo
Forman los órganos de los Se expresan a través de los Se expresan a nivel
esencial de la vida del
sentidos que corresponden 4 elementos y de esta anímico. Son las mismas
hombre consiste en
a lo más inerte dentro de la manera obran sobre cada fuerzas astrales animales,
descubrir en su alma
organización humana, uno de los temperamentos, sólo que están abiertas al
las 12 fuerzas del zodíaco
base para un buen según la disposición trabajo del Yo. Dentro del
y trascenderlas para
desarrollo de las 12 virtudes particular de cada alma humana operan las 12
encontrar la fuerza n 13,
B

en la última etapa de la individuo: fuerzas del zodíaco; cada


el Cristo. El Yo es la fuerza
vida. ser humano muestra el
n" 13, y representa
predominio de cada una de
TIERRA = Melancólico al Cristo.
«stas 12 fuerzas -signo
AGUA = Flemático natal-. En la etapa final de
AIRE Sanguíneo la vida todas las fuerzas
FUEGO = Colérico •zodiacales pueden ser
superadas por la
ilnctividualidad; no dejan de
"serfuerzas animales que el
Yo def hombre tiene el
compromiso de superar.
Son las fuerzas más
factibles de transformación;
les siguen en orden de
dificultad las cualidades
planetarias y, más difícil
a ú n , el temperamento.
v
LEYES DE

LA BIOGRAFÍA

- Cualidades de Marte: Emprendedor. Lleva las ideas a la realidad, en metas y visión de futuro.
Coraje. Agresividad.
- Cualidades del Sol: Armonizar todas las demás fuerzas. Irradiante.
Creativo. Unificador. El hombre
- Cualidades de Venus: El cuidado. Cuidado del entorno; gran fanta-
sía y gran sentido de la belleza.
- Cualidades de Mercurio: Pensar creativo. Combinación. Aptitud de
es un Ser libre,
adaptación, flexibilidad y renovación. Pone las cosas en movimiento.
Superficialidad. merced a su í o
- Cualidades de la Luna: Ordena, refleja, sabe gozar. Sentidos abiertos
a la naturaleza.
se eleva por encima
En cuanto a la búsqueda de la vocación, o en la profesión, se podrían
sintetizar las cualidades planetarias de la siguiente manera:
Saturno: el investigador
de los instintos y
Júpiter: el pensador
Marte: el realizador
puede alcanzar
Sol: el artista
Venus: el cuidador
los mundos
Mercurio: el renovador
Luna: el conservador
espirituales.
(Destacamos las características de las cualidades anímicas planetarias, con el objeto de integrar-
las con la acción de las fuerzas planetarias descriptas en cada septenio como responsables de la
formación de los órganos internos del Cuerpo Físico. Las cualidades anímicas nos interesan para
interpretar una biografía, y las fuerzas planetarias para comprender la acción de los metales, co-
rrespondientes a cada planeta, que se utilizan en la medicina de orientación antroposófica.)
• CUARTO SEFÍENIO: DESPLIEGUE DE LAS FUERZAS ZODIACALES.

¿Y que son las fuerzas zodiacales?: nos referimos a fuerzas astrales, o fuerzas provenientes de
los astros. También suele considerárselas como fuerzas provenientes de las estrellas fijas, o como
irradiación de las distintas constelaciones que conforman el zodíaco celeste.
(Frente al materialismo que domina en la actualidad a la ciencia, hay que recordar que la per-
cepción de estas fuerzas queda supeditada a u n prolijo trabajo de desarrollo de órganos aními-
co-espirituales en la Individualidad del ser humano. La Ciencia Espiritual Antroposófica tiene la
misión de señalar este camino.)
Las fuerzas de que hablamos pertenecen en principio al animal y al hombre. La astralidad del
animal está muy vinculada con la Tierra; la forma de éste es la expresión de una astralidad con-
cluida. Las fuerzas zodiacales actúan en el reino animal sobre la forma externa de cada especie,
y se agotan en la energía del Cuerpo Físico del animal y en sus instintos.
Los órganos internos del hombre y del animal se parecen, pero no ocurre lo mismo con la for-
ma externa de ambos. En el animal, alma y cuerpo biológico están profundamente unidos. Por
eso el animal no duda, cualquier acto suyo está de acuerdo con el dictamen de su instinto; si
bien no se equivoca, tampoco es libre.
En el hombre, su alma, o Cuerpo Astral transformado, está relacionada con el Cuerpo Físico - i m -
pulso terreno- y con el Yo -impulso espiritual-. Su Cuerpo Astral es incompleto y constantemen-
te sufre las transformaciones que le impone el Yo en su evolución. El hombre es u n Ser libre mer-
ced a su Yo, se eleva por encima de los instintos y puede alcanzar los mundos espirituales. Lleva
en sí mismo los gérmenes del Yo superior -Manas, Buddi y Atma-. En la configuración externa, la
diferencia con el animal está dada en el hecho de que en el proceso humano actúan, además, las
fuerzas del Yo. Las fuerzas planetarias conforman los órganos internos del hombre y las fuerzas
zodiacales su forma externa desde la cabeza -Aries- hasta los pies -Piscis-. Las 12 fuerzas del zo-
díaco se hacen presentes expresadas en su Cuerpo Físico, pero no son llevadas a su máxima ma-
nifestación porque este Cuerpo Físico debe ser u n buen portador del Yo individual que unifica y
equilibra el sistema, (gráfico 15)
Las cualidades planetarias y las fuerzas zodiacales equilibran o exacerban el temperamento. Por
ejemplo, un temperamento colérico se puede atenuar frente a cualidades planetarias saturninas o
mercuriales y fuerzas zodiacales acuarianas. Por el contrario, se puede exacerbar frente a cualidades
planetarias marcianas y fuerzas zodiacales taurinas.
De acuerdo con lo desarrollado, concluimos en que si queremos conocer a fondo la Individua-
lidad o el sí mismo de una persona, además de estudiar el lenguaje de sus gestos; de realizar una
lectura corporal, de observar la morfología de su rostro, manos, pies, de todo su cuerpo; además
de oír su voz y su lenguaje particular, debemos estudiar su biografía de la forma en que lo veni-
mos señalando.
Para finalizar nuestra decripción de las fuerzas zodiacales en la biografía, sugerimos meditar sobre
lo siguiente:
• El hombre está hecho de sonidos.
• El Verbo cósmico se expresa con vocales -fuerzas planetarias- y consonantes -fuerzas zodiacales-.
• El Yo humano es el armonizador de dichas fuerzas.
La Euritmia, u n nuevo arte del movimiento, torna visibles las leyes ocultas del lenguaje.

B - A l - G U N A S LEYES ESPECÍFICAS

I) Señalaremos ahora varios tipos de espejamientos, de mayor o menor trascendencia, que nos re-
sultarán útiles para adquirir una comprensión cabal del proceso biográfico.
En primer lugar describiremos aquellos espejamientos que nos han servido como base para el de-
sarrollo de cada uno de los septenios (gráfico 1). Se dividen en dos tipos: inconsciente y consciente.
En el primer caso se refieren a la transformación inconsciente de los tres miembros esenciales-C»er-
po Físico, Etéreo, Astral- dando origen a las tres divisiones del mundo anímico -Alma Sensible, Racio-
nal, Consciente-, es decir los tres septenios del Alma:
• Metamorfosis del primer septenio en el sexto
• Metamorfosis del segundo septenio en el quinto
• Metamorfosis del tercer septenio en el cuarto
El segundo caso, en cambio, requiere de la voluntad para efectuar la transformación consciente, y
esto sucede durante los tres septenios del Espíritu:
• Metamorfosis del primer septenio en el noveno
• Metamorfosis del segundo septenio en el octavo
• Metamorfosis del tercer septenio en el séptimo
II) Una segunda ley específica a tener en cuenta es aquella que determina las influencias plane-
tarias de cada septenio, fijas para toda biografía.
Por ejemplo:
Luna: primer septenio
Marte: cuarto septenio
Saturno: noveno septenio
Esto contrasta con las cualidades planetarias y las fuerzas zodiacales, que son únicas para cada bio-
grafía en particular en dependencia con el karma, evolución y tareas de la presente encarnación.
III) Otra ley divide a los septenios en tres partes: pa-
FST1TTETH sado, presente y futuro. El área central -presente- es
específica del septenio. En el primer tramo de cada
PRIMER SEPTENIO uno de los septenios siempre obran fuerzas del pasa-
do, que corresponden a una transmutación de las
fuerzas del futuro del septenio anterior. (Esto recuer-
da la recapitulación planetaria descripta en "Cosmo-
PASADO
12 14 gonía".) Por ejemplo:

SECUNDO SEPTENIO
Si extrapolamos esta ley a los primeros septenios de
cada tríada -tres septenios del Cuerpo, tres septenios
del Alma, tres septenios del Espíritu-, podremos
LEYES DE

LA BIOGRAFÍA

encontrar la concordancia entre los primeros septenios de cada grupo, ya que todos están
relacionados con el pasado. Veamos este esquema:
Y así con respecto al futuro o al área central específica de cada septenio.
IV) Hay otras leyes importantes que suelen
aplicarse según el problema a tratar dentro
de la biografía. Una de ellas es la de "unidad
biográfica", que considera cada tríada -de tres
CUERPO ALMA ESPIRITU
septenios- c o m o una u n i d a d . De esta manera
nos encontramos biográficamente c o n tres
personajes distintos que h a n ido apareciendo Primera tríada PRIMER SEPTENIO
a l o largo de la existencia y que podemos ex- Segunda tríada CUARTO SEPTENIO
plorar a f o n d o en relación con determinados Tercera tríada SÉPTIMO SEPTENIO
conflictos y el m o d o adecuado de encararlos:
• U n personaje de los tres primeros septenios -0 a 21 años-: Cuerpo
• U n personaje de los tres segundos septenios -21 a 42 años- Alma
• U n personaje de los tres últimos septenios -42 a 63 años-: Espíritu
Por ejemplo: en muchas ocasiones se puede disociar l o suficiente al personaje como pa-
ra tratarlo como u n ser con vida propia, suponiendo que ese período de v e i n t i ú n años pre-
sentara una crisis de nacimiento del personaje, u n área media y una muerte del personaje.
(Este trabajo me ha resultado m u y valioso en personas cuyas edades oscilaban entre 50 y
60 años y que se encontraban atravesando etapas de incertidumbre respecto de la actitud
a asumir frente a su vida futura; m u y "tironeadas" por el deslumbramiento del m u n d o cir-
cundante y m u y dubitativas frente a una débil voz de la conciencia que sugería otro cami-
no. La posibilidad de asumir plenamente el personaje que v i o la luz a los 42 años y se for-
taleció a los 49, abrió puertas insospechadas para elegir el tiempo de su desaparición.)
V) Otra ley para recordar es la que anuncia las crisis septenarias. Cada siete años a p r o x i -
madamente, se producen las crisis específicas que hemos detallado en cada septenio, y que
obedecen a la metamorfosis de los miembros esenciales; he aquí, nuevamente, la a r m o n í a
del r i t m o h u m a n o con el orden c ó s m i c o .
Pero existen también otras crisis que se investigan en toda b i o -
grafía y que n o obedecen a esta Ley de 7. Mencionaremos en orden
de i m p o r t a n c i a :
El hombre está
• 3 años- conciencia del Yo
• 9 años - vivencia del Yo
hecho Je sonidos.
• 12 años - primer atisbo de la v o c a c i ó n
• 16 a 18 años - realización del Yo El Verbo cósmico
• 18 años - primer nodo lunar
• 2 1 años - crisis de identidad se expresa con vocales
-fuerzas planetarias-
• 24 años - espejo de los 18
• 28 años - crisis de los talentos (hay que trabajar l o que la n a t u -
raleza y la educación h a n brindado)
• 31 y medio - p u n t o crítico de m á x i m a encarnación y consonantes -
• 33 años - el Yo se encuentra consigo mismo en el centro del alma
• 35 años - crisis de autenticidad (verificación del camino, primer fueras zodiacales-.
gran balance de la vida)

El í o humano
• 37 años - segundo n o d o lunar
• 42 años - crisis existencial (disminución de las fuerzas físicas)
• 49 años - crisis femenina de la menopausia
• 56 años - crisis masculina de la andropausia
es el armonizaJor
• 57 años - tercer nodo lunar
Je dichas fuerzas
2" PARTE

Todas estas leyes obedecen a un ritmo cósmico profundamente impreso en la biografía i n d i v i -


dual. (Aunque las personas no tengan ningún conocimiento de las leyes biográficas, éstas se
cumplen inexorablemente.) En todos los casos hay elementos que retardan o aceleran procesos.
Una enfermedad o u n dolor intenso pueden ampliar la conciencia del ser humano:
• el SIDA en una persona joven
• el cáncer en una persona de mediana edad
• la muerte de un Ser muy querido
• una mutilación por accidente o enfermedad,
para citar sólo algunos de los infinitos ejemplos de la vida cotidiana.

NODOS LUNARES: Se los puede incluir como representantes de algunas leyes específicas de la bio-
grafía. Creemos oportuno hacer una breve mención de este fenómeno cósmico ya que posee una
profunda repercusión anímico-espiritual en el ser humano.
Apoyados en una posición geocéntrica, llamamos "nodo lunar" a la intersección de la órbita
solar con la órbita lunar. El recorrido aparente del Sol alrededor de la Tierra (eclíptica) se cruza
con el recorrido que también hace la Luna alrededor de la Tierra. Esto ocurre exactamente cada
18 años, 7 meses, 9 días, a partir del momento del nacimiento físico. Por lo tanto, cada 19 años,
aproximadamente, los nodos lunares, que son dos (norte y sur), se encuentran en el mismo p u n -
to del cielo en que se encontraban en el momento del nacimiento.
El nodo lunar indica el momento en que durante tres noches consecutivas el alma toma con-
tacto con su destino. Es el momento de mirar a través de la vida; el alma puede ver de dónde
viene y adonde va. Este contacto se produce durante el sueño, es decir cuando el alma se sepa-
ra del cuerpo; es u n hecho anímico-espiritual que se da en el Cosmos y en el alma. Puede ser que
en el curso de una sola noche cambie el rumbo de una vida.
• En el primer nodo (18 años y medio) se libera el alma parcialmente del cuerpo. Es u n hecho
que atañe a la Individualidad y repercute en la familia. Actúa sobre el sistema neurosensorio. (Su
origen se pierde en la noche de los tiempos; se lo puede encontrar ya en los Misterios de Eleu-
sis.)
• En el segundo nodo (alrededor de los 38 años) se libera el alma del m u n d o circundante. La
renuncia como imposición es su característica. Se lo vivencia como una expulsión del m u n d o
social. Muchas personalidades famosas mueren en esta época (Van Gogh, Rafael, Lord Byron).
Actúa sobre el sistema rítmico.
• En el tercer nodo (alrededor de los 57 años) se libera el alma del mundo físico. Es la expul-
sión del m u n d o terrestre. Ahora es la muerte la que espera, o bien la resurrección antes de mo-
rir. (Hacia fines del siglo pasado los hombres de bien morían respetablemente cerca de esta edad;
una neumonía era la encargada de tal menester. Basta repasar los registros de las iglesias en d o n -
de eran sepultados los fieles. Luego los infartos continuaron haciendo esta tarea; actualmente la
ciencia médica estira artificialmente los plazos.)
Es una etapa severa de examen interno. Si se la atraviesa con propósitos y planes claros, se pue-
de vivir una vida diferente. Actúa sobre el sistema metabólico motor.
Resumiendo:
• Primer nodo (18 años, 7 meses, 9 días) - sistema neurosensorio
• Segundo nodo (37/38 años) - sistema rítmico
• Tercer nodo (56/57 años) - sistema metabólico motor
Este r i t m o nodal, de casi 19 años, se puede trabajar en la biografía como u n episodio singular
que aparece al final del tercer septenio -14 a 21 años-, en la mitad del sexto -35 a 42 años- y al
comienzo del noveno -56 a 63 años-.

C - E L A B O R A C I Ó N MEDITATIVA DE LA V I D A V MEDITACIÓN

La herramienta básica para la elaboración de una biografía es el recuerdo.Ya hemos hecho la


disquisición entre memoria y recuerdo. Son dos términos que han sido homologados en nues-
tra época, e incluso son citados como sinónimos. El primer vocablo, "memoria", ha sido acapa-
rado por la desbordante tecnología de la computación y ya es frecuente que alguien recurra a la
LEYES DE

LA BIOGRAFÍA

memoria del ordenador para describir a la memoria humana.


Es de tal envergadura el mecanismo que nos penetra, que se hace más sencillo explicar u n
producto del pensamiento h u m a n o , como es la m á q u i n a , que indagar el verdadero pensar
del h o m b r e , (estudio de la Filosofía de la libertad, Rudolf Steiner)
Las dos palabras citadas traen impresas, sin embargo, una simien-
te que puede pasar inadvertida: la raíz de "memoria" es "memo", lo
que significa " t o n t o , bobo"; y la raíz de "recordar" es "cordis" que La computadora
significa "corazón", ó r g a n o central del amor h u m a n o . La h u m a n i -
dad misma, inconscientemente, se encarga de fijar estas sutilezas
en el lenguaje o r d i n a r i o .
tiene memoria,
La computadora tiene memoria, el hombre tiene recuerdos. Sutil-
mente se halla i m p l í c i t o el abismo que separa una i n v e n c i ó n del el hombre
hombre de la creación de sí m i s m o . El desarrollo más sofisticado
que el hombre pueda alcanzar seguirá siendo "tonto" frente a la
creación d i v i n a de u n organismo v i v i e n t e , portador de una entidad
tiene recuerdos.
anímico-espiritual.
La Antroposofía diferencia ambos procesos (memorizar y recor- El recuerdo es
dar) y los integra como una t o t a l i d a d . La memoria se constituye
por el archivo incesante de percepciones sensoriales conscientes y
p r e d o m i n a n t e m e n t e inconscientes en el Cuerpo Etéreo, al cual nos una función superior
referimos reiteradamente como la "sustancia del pensar" o la e n t i -
dad que nos permite instrumentar el pensar pero n o sus c o n t e n i -
dos. En el pensamiento "La sabiduría es luz", el Cuerpo Etéreo parti-
a la grabación
cipa en su construcción pero sólo el Yo le otorga el sentido. El Cuer-
po Etéreo es el á m b i t o de la imagen y la sede de la conciencia de
imágenes -o imaginativa-.
de la imagen.
(Reiteramos que, asimismo, es el responsable de la vida, de la vida biológica; nace alre-
dedor de los 7 a ñ o s , con I n d i v i d u a l i d a d propia, emancipado del Cuerpo Etéreo mat ern o, y
se extingue aproximadamente una semana después de la muerte física.)
El recuerdo es una f u n c i ó n superior a la grabación de la imagen. El hecho v i v i d o está en
constante cambio. Los sentimientos y las emociones que impregnan el alma son las encar-
gadas de estas transformaciones. Aquí radica la oculta sabiduría de que el recordar esté l i -
gado al órgano de la cordialidad y el afecto: el corazón.
El recuerdo es una f u n c i ó n del Yo como integrador del proceso v i v i d o . El Yo "vive" en la
sangre; su órgano cumbre de expresión es el corazón h u m a n o , y es merced a nuestro p r o -
pio trabajo i n t e r n o que podemos o n o redimir nuestro pasado.
De acuerdo con estas reflexiones debemos ser m u y cautos en la construcción de nuestra
biografía, ya que la misma debe descansar en la p r o l i j i d a d y claridad de nuestros recuerdos.
Este es el c a m i n o que nos induce a adoptar u n a actitud meditativa de la biografía.
Es habitual encontrar en la práctica diaria tres tipos de actitudes del paciente cuando se
indaga respecto de su vida. (Como sucede c o m ú n m e n t e con las clasificaciones, éstas n u n -
ca son puras n i dan cuenta absoluta de la realidad de cada persona, pero c u m p l e n el papel
de acércanos a u n c o n o c i m i e n t o global del f u n c i o n a m i e n t o del alma humana permitién-
donos disponer de u n nuevo elemento de j u i c i o para guiar nuestra necesidad de conocer.)
Las tres actitudes mencionadas son:
a) A c t i t u d negativa - Pesimismo - C o n c e p c i ó n catastrófica
b) A c t i t u d positiva - O p t i m i s m o - C o n c e p c i ó n ilusoria
c) A c t i t u d de e q u i l i b r i o - Balance - Capacidad de aprendizaje
• La primera a c t i t u d se manifiesta como u n registro p u n t u a l de acontecimientos y/o per-
sonas que han determinado a l o largo de la vida "nuestra infelicidad presente". A medida
que transcurre el t i e m p o , el relato de las mismas circunstancias se ve enriquecido con nue-
vos detalles que agigantan aún más el sufrimiento o r i g i n a l , l o cual intensifica el malestar
actual cerrando el ciclo de retro-alimentación de la angustia.
La trampa que tiende esta actitud es doble: por u n lado, mantener vivos, y por lo tanto ca-
2 2
PARTE

paces de seguir actuando en nuestro interior, los eventos que han ocurrido realmente; y por
otro lado extrapolarlos, o sea arrancarlos del contexto en el cual se dieron para colocarlos en
el centro de nuestra conciencia como los únicos episodios que nos han tocado v i v i r ; lo que
en sí mismo es absolutamente falso e irreal. Ninguna vida, por dolorosa que sea, ha dejado
de ofrecer momentos de alivio a quien la vive; a toda tempestad siempre sigue la calma.
Esta actitud negativa determina u n proceso autrodestructivo que mantiene u n "desgarro"
permanente de nuestro Cuerpo Astral y una reactivación constante del dolor producido por
aquella agresión, injusticia o h u m i l l a c i ó n . Esto trae aparejado u n estado de dolor visceral
que se alterna con ramalazos de odio, los que se proyectan sobre los "causantes" de nuestra
desgracia.
La persona no encuentra respuesta a los porqué de su sufrimiento, y esto causa u n senti-
m i e n t o de injusticia y rencor. Se suman a este proceso los personajes que en la actualidad
evocan el viejo resentimiento, y así se hace difícil encontrar el camino para que este Ser pue-
da comprender la necesidad de perdonar a los otros y de aceptar sus propios errores.
Cuando esta actitud signada por la atadura a hechos dolorosos o injustos se intensifica, la
podemos llamar "pesimismo", y cuando se torna verdaderamente patológica la suelo d e n o m i -
nar "concepción catastrófica" de la vida, c o m ú n m e n t e asociada con la depresión y la culpa.
En términos antroposóficos constituiría una visión ahrimánica de la existencia ligada a las
desventuras que el m u n d o material "ha echado sobre mis hombros".
• La segunda actitud no es tan frecuente y se caracteriza por ser la polaridad de la p r i m e -
ra, o sea registrar solamente los hechos agradables y, además, crearlos. Evidentemente que
así se vive mejor y hay más espacio para la reflexión. Pero el problema de que la vida n o
nos haya deparado n i n g ú n sinsabor, o que no recordemos que hayan o c u r i d o , consiste en
que así no encontramos muchas opciones para el aprendizaje que es la esencia de la Tie-
r r a c o m o escuela.
Esta actitud parecería no presentar conflicto alguno, pero puede tornarse difícil si tras-
ciende su o p t i m i s m o moderado para transformarse en una negación de la realidad estimu-
lando una falsa euforia (tipo "new age") donde "todos son buenos, la vida ha sido fantásti-
ca, m i destino genial y yo pertenezco a los elegidos para habitar el p r ó x i m o planeta de
luz..." A esto lo d e n o m i n o " c o n c e p c i ó n ilusoria", y se encuadra en la otra vertiente del Mal
que antroposóficamente se llama luciférica: trata de arrastrar al hombre fuera de la Tierra
en pos de una ilusión.
• La tercera actitud es la más equilibrada, y tiende a realizar u n balance. N o vive una exis-
tencia jalonada de recuerdos dolorosos n i una felicidad artificial, sino que comprende que la
experiencia terrenal es una sucesión de momentos dichosos y difíciles.

Lo que es importante entonces, es el cambio de pregunta:


- en la primera actitud no se encuentran respuestas convincentes a los por qué
- en la segunda actitud no hay preguntas
- en la tercera actitud la serenidad permite preguntarse para q u é . . . "¿qué debo aprender?"
Se presenta así la posibilidad de redención de nuestro pasado; éste es el meollo del trabajo
biográfico.
Según lo descripto habría dos maneras de aproximarse a la biografía:
• u n modo mecánico, que contabiliza solamente los hechos dolorosos, desgradables o ne-
gativos, o bien que niega lo que no desea revisar
• una actitud meditativa

De acuerdo con lo expuesto es evidente que existen muchos inconvenientes naturales pa-
ra recordar con fidelidad nuestra biografía, y que se necesita una personalidad equilibrada pa-
ra hacerlo con cierta objetividad. La persona que se acerca a este trabajo por necesidad, es fac-
tible que no posea justamente dicho equilibrio. Muchos recuerdos que creemos poseer sólo
responden a imágenes premoldeadas por conflictos o censuras y, en otros casos, nos halla-
mos vacíos de recuerdos.
LEYES DE

LA BIOGRAFÍA

Llevo varios años aplicando ios conocimientos adquiridos en el trabajo corporal, en la


realización de talleres vivenciales sobre los septenios. En ese sentido, ya algunos años an-
tes de entrar en contacto con la Antroposofía había instaurado anualmente lo que deno-
m i n é "Experiencia MIRAMAR": u n retiro de varios días en contacto con la naturaleza, que
ininterrumpidamente continúa llevándose a cabo hasta el presente cada mes de diciem-
bre en las cercanías de Miramar, hermoso lugar donde confluyen la arena, el mar, el cie-
lo, el bosque y el silencio. En ese espacio ha ido ganando terreno m i acercamiento a la
Ciencia Espiritual. En la actualidad el trabajo consta de una alimentación natural, traba-
jo corporal, danza, modelado, musicosofía, los cantos gregorianos, la observación goet-
heanística de la naturaleza y el silencio; además se realiza u n balance del ú l t i m o a ñ o v i -
vido y u n análisis de la vida en septenios. (A lo largo del a ñ o , se realiza en Buenos Aires
otra tarea, en este caso semanalmente, experiencias grupales que integran el trabajo cor-
poral y el Arte.)
Estas experiencias, destinadas a armonizar, equilibrar y elevar el alma humana, me han
permitido descubrir la importancia de la participación del cuerpo en la recuperación de
recuerdos m u y vividos sepultados en l o inconsciente del Ser. Si la memoria se almacena
en el Cuerpo Etéreo y éste se halla indisolublemente u n i d o al r i t m o , como l o vimos en
el segundo septenio, todo trabajo rítmico de balanceo de todo el cuerpo o algunas de sus
partes puede provocar la aparición de imágenes m u y claras contenidas en él, que e n t o n -
ces se desprenden y acceden a la conciencia de vigilia. Una cuidadosa observación de n o -
sotros mismos ayudará a aprehender estos valiosos contenidos que nuestra corporalidad
entrega ante estímulos tan sutiles como armónicos.
Aclaro que la labor desarrollada en los talleres vivenciales sobre los septenios -Expe-
riencia MIRAMAR- no está relacionada con la meritoria tarea de Formación en Biografía
Humana, que desarrolla la doctora Gudrun Burkhard en Brasil -integrada a la sección m é -
dica del Goetheanum-. Es ése u n excelente trabajo que brinda una sólida formación p r o -
fesional, y que recomiendo a todo terapeuta que se interese profundamente por los con-
tenidos de la Antroposofía. Las preguntas que figuran en este libro, al final de cada sep-
tenio, pertenecen precisamente a dicho trabajo de formación biográfica.

Hemos descripto hasta aquí los instrumentos que poseemos para


abordar nuestra propia historia: la memoria y el recuerdo; y hemos
analizado también las distintas actitudes que suelen asumir las per- El camino meditativo
sonas frente a la vida.
Ahora nos planteamos la manera de encarar la elaboración medi-
tativa de nuestra propia biografía, es decir el estado de conciencia
antroposófico,
que se debe alcanzar para la tarea en sí y, por ende, el papel que c u m -
ple la meditación en sí misma. Trataremos dicha polaridad: en cambio, parte de
La meditación que presenta Rudolf Steiner en forma detallada en
el capítulo "El conocimiento de los mundos superiores", de su libro
"La ciencia oculta", es la denominada meditación rosacruz. Es sabi-
dicha conciencia de
do que el concepto general de la meditación implica el retiro de la
atención del pensamiento cotidiano. El camino meditativo antropo-
sófico, en cambio, parte de dicha conciencia de vigilia para experi-
vigilia para
mentar en primer lugar sus límites y luego descubrir el germen de
nuevas facultades latentes en el ser h u m a n o . Despertar una fuerza experimentar en primer
a u t ó n o m a dentro del alma, independiente de la percepción senso-
rial, sin caer en el sueño, no es fácil. Ese germen sería compatible
con la aparición en nosotros del "observador interno", y es el i n d o
lugar sus límites y
de u n camino hacia una conciencia ampliada o superior.
La meditación rosacruz consta de cuatro pasos: luego descubrir
1) Construcción de imágenes a partir de pensamientos y senti-
mientos tomados de la conciencia de vigilia. el germen de nuevas
Por ejemplo: imaginar vividamente u n árbol, sus relaciones físicas
y espirituales con la Tierra y el Cosmos, sus limitaciones y su gran-
deza. Imaginar u n hombre apoyado sobre ese tronco y dar curso a las facultades latentes
reflexiones e ideas sobre ambos. Dejar que los sentimientos de amor
y reverencia fluyan plenamente hacia la imagen que estamos cons-
truyendo, independiente de la percepción sensorial.
en el ser humano.
2) Cesan los pensamientos y reflexiones anteriores.
Tratar de ser "absorbidos" por el cuadro; pasamos de observar el cuadro a vivenciarlo. Éste
adquiere más vida y color que el m u n d o de los objetos; los colores se hacen intensos. Es la
etapa de la m e d i t a c i ó n p i c t ó r i c a . Pueden aparecer contracciones musculares como conse-
cuencia del desvío de fuerzas hacia el sistema osteomuscular.
3) D e s a p a r i c i ó n del cuadro y concentración en las fuerzas que subyacen en el mismo.
El trabajo requiere borrar la imagen tratando de percibir las fuerzas a n í m i c a s que lo crean.
Al p r i n c i p i o sólo se pueden v i v i r instantes fugaces dentro de dichas fuerzas.
4) C u a n d o desaparecen las fuerzas a n í m i c a s de la etapa anterior, la atención se dirige al
Ser espiritual, origen de todas las fuerzas. Es el m o m e n t o del e n c u e n t r o esencial.

La meditación rosacruz lleva las fuerzas formativas al pensar y produce una intensificación
de los sentimientos.
Las fuerzas necesarias para formar las imágenes son las fuerzas del Cuerpo Etéreo (imagen)
permeadas por el Cuerpo Astral (sensaciones) que i l u m i n a n el pensar. Son fuerzas ascenden-
tes. Es un gesto inspirativo.
La consecuencia de u n exagerado proceso meditativo es que se incremente el egoísmo; pe-
ro u n egoísmo sutil que pase totalmente inadvertido a nuestro juicio crítico y nos entregue
mansamente en alas de la soberbia. En el proceso meditativo el Yo se coloca en el centro, y
todo gira a su alrededor; es una posición de separación del m u n d o y de los otros.
(Esta descripción del proceso es u n alerta para quienes hacen de la meditación u n culto, a
veces compulsivo, que obedece a secretas esperanzas de autosalvación con o l v i d o de su ver-
dadera tarea en el m u n d o . Sin embargo, ésta es sólo una observación de la Antroposofía, pues
de ninguna manera la Ciencia Espiritual, por sus principios, coartaría la libre v o l u n t a d de
n i n g ú n ser humano de realizar las prácticas que considere necesarias e inherentes al camino
espiritual elegido.)

• El YO se ubica en el centro adoptando una • Está al mismo tiempo en el centro y la


separación del mundo y de los otros periferia

• Posible incremento del egocentrismo • Aumento de cualidades y capacidades


sociales

• Aflujo de fuerzas • Se lleva la luz de la


formativas al pensar conciencia a la
voluntad
LEYES DE

LA BIOGRAFÍA

En el camino de desarrollo espiritual que la Antroposofía propone se encuentra otro proceso


que ayuda a equilibrar el trabajo meditativo y lo denominamos Elaboración Meditativa de la Bio-
grafía. Esta manera de acercarnos a nuestra propia historia debe cumplir algunos requisitos:
• Desarrollo sano del observador interno, lo cual fortalecerá nuestra objetividad.
• Reconocimiento de lo esencial y de lo que no lo es (quizás la tarea más difícil).
• Analizar cuáles han sido los hechos que contribuyeron decididamente a nuestro desarrollo
interior.
• Otros temas de menor relevancia, como la aparición y desaparición de ciertos personajes, la
repetición de errores, las coincidencias, los desencuentros y los reencuentros, entre otros.
Esta e l a b o r a c i ó n m e d i t a t i v a es u n gesto espirativo, sale de nosotros hacia el m u n d o . Estamos
a la vez en el centro y en la periferia: la relación del hombre con su entorno se fortalece. Se es-
trechan los vínculos con otras personas. Aumentan las cualidades y capacidades sociales. Descu-
brimos en nosotros y en los hombres que nos rodean la presencia del Yo superior. Ayuda a pre-
parar el trabajo que realiza el alma post mortem. Esencialmente, se invierten las fuerzas que se
movilizan. Se proyecta la luz de la conciencia hacia el oscuro m u n d o de las pasiones y los ins-
tintos, el ámbito inconsciente de la voluntad. Son fuerzas descendentes.

D - O R D E N POSIBLE PARA E X A M I N A R U N A B I O G R A F Í A

1) Presente:
¿Qué está pasando? ¿De qué recursos anímicos se dispone para enfrentar el conflicto? ¿Cuál es
la necesidad real de recibir ayuda? ¿Qué grado de conciencia se tiene del conflicto?
Recordar que es imprescindible que el Yo esté presente. Por eso no es aconsejable realizar el tra-
bajo antes de los 21 años (nacimiento del Yo) y tampoco con u n paciente con graves trastornos
psicopatológicos en que su Yo esté excluido.
2) Pasado:
Empezar por el último septenio o bien por el primero.
3) Observar los puntos críticos o crisis septenarias (nacimiento, 7 años, 14, 2 1 , 28, etc.).
4) Trabajar el primer recuerdo que surja (primer septenio, segundo, tercero). Recodar para es-
to los trabajos corporales antes mencionados.
5) Qué lugar ocupa en el grupo familiar; el orden dentro de los hermanos es kármico.
6) Buscar la herida anímica de los 9 años. El niño acomoda el r i t m o cardíaco al ritmo solar. (El
corazón de un niño late como un pájaro y el de u n anciano como el de una serpiente.) Hay u n
adelanto en la conciencia de sí mismo. Establece el futuro modelo de comunicación.
7) A diferencia de una psicoterapia, es importante abstenerse de hacer interpretaciones. Sola-
mente ayudar a que los acontecimientos salgan a la luz.

Para finalizar, recordemos: la biografía humana es un hilo conductor; así se


empieza a tener conciencia del propio karma.
Esencialmente se trata de un trabajo del despertar de la conciencia del Yo. Al
descubrir cómo se van concatenando los hechos, se tiene la verdadera impresión
de que el Yo superior ha organizado el destino.
Estamos hablando de nuestro destino, ése que cada ser humano irá desplegan-
do aquí, en esta escuela que es la Tierra.
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R U D O L F STEINER

R E S E Ñ A BIOGRÁFICA

Rudolf Steiner, el creador de la Antroposofía, nació el 27 de febrero de 1861 en Kraljevc, pue-


blito fronterizo ubicado entre Hungría y Croacia. Tuvo u n sólido vínculo familiar, con u n padre
comunicativo y afectuoso y una madre laboriosa. Las tierras que entonces lo vieron crecer osten-
taban todavía el encanto que precedió a la revolución industrial. Desde niño t o m ó contacto con
el m u n d o suprasensible, que ya percibía pero que le resultaba difícil de explicar en los términos
de la vida física cotidiana.
Cursó el bachillerato de Ciencias Exactas para seguir luego es-
tudios de Ciencias Técnicas y Naturales en el Instituto Superior
de Viena. También desde m u y joven se interesó en la historia y
la filosofía.
Sus profundas observaciones de la naturaleza y el hombre cul-
minaron, en 1919, con la fundación de la Escuela Waldorf, don-
de implemento su propio método pedagógico, de amplia acep-
tación en distintos países de Europa.
En 1890 había recibido una invitación para trasladarse a Wei-
mar, y allí permaneció trabajando por más de seis años en el Ar-
chivo Goethe. Publicó los escritos científico-naturales de Goet-
he, y en relación con ellos escribió "La concepción filosófica del
m u n d o de Goethe", y "Bases para una teoría del conocimiento"
según la filosofía goetheana. Su tesis para el doctorado se ocupa-
ba esencialmente de la teoría de la ciencia de Fichte, y apareció
editada bajo el título "Verdad y Ciencia". En 1894 publicó su "Fi-
losofía de la libertad, elementos de una filosofía moderna. Resul-
tados de la observación anímica según el método de las ciencias
naturales". Estos libros forman el fundamento cognoscitivo de
sus obras antroposóficas.
Otros de sus libros, por ejemplo "La ciencia oculta" y "¿Cómo
se adquiere el conocimiento de los mundos superiores?", no es-
tán en contradicción alguna con los conocimientos de las cien-
cias naturales, sino que los amplían hacia su vertiente espiritual.
Constituyen, en el sentido más riguroso, una Ciencia Espiritual.
Desarrolló también, con la doctora Ita Wegman, los funda- Rudolf Steiner: boceto del retrato de
mentos de una medicina de orientación antroposófica, con la Emil Orlik del año 1916.
publicación de varios trabajos al respecto. Al pie etá dedicado

Su propia evolución está contenida en su autobiografía, "El curso de m i vida", obra que
por los contactos con Edward v o n H a r t m a n n , Haeckel y Nietzsche, posee gran valor histó-
rico y cultural.
Rudolf Steiner escribió también cuatro dramas iniciáticos, que fueron representados en M u -
nich, y para los cuales luego fue erigido, por encargo de la Sociedad Antroposófica, el Goethea-
n u m , en Dornach, Suiza. Este edificio, comenzado en 1913, dio testimonio del genio artístico-
creador de Steiner. U n principio orgánico, el principio de la metamorfosis, dominaba entera-
mente la construcción, desde la base de hormigón hasta las dos cúpulas entrecortadas y los de-
más detalles: los marcos, las manijas de las puertas... hasta construyó u n taller de tallado para
los vidrios coloreados de las ventanas e inventó u n método químico para la preparación de co-
lores vegetales usados en la pintura de las cúpulas. Así creó una nueva arquitectura, escultura y
pintura, y sus correspondientes técnicas.
El edifico fue destruido por el fuego diez años más tarde. Sin embargo, en manera alguna per-
tenece al pasado, porque aquel principio de metamorfosis fue aplicado igualmente en el edificio
que se levanta hoy en el mismo sitio del primero. Tal como lo expusiera en su "Filosofía de la l i -
bertad", los hombres pueden unirse para una labor c o m ú n aun en tiempos en los que todo se
derrumba. Y esto quedó demostrado entre los años 1914 y 1918, azotados por la Primera Guerra
M u n d i a l , cuando personas de diecisiete naciones trabajaron pacíficamente en la construcción
3 Ü
PARTE

del primer Goetheanum. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue llevada adelante la actual
construcción.
En la Navidad de 1923, Rudolf Steiner dio nueva forma a la Sociedad Antroposófica; él mismo
asumió la presidencia y articuló la Universidad del Goetheanum en diversas secciones: una A n -
troposófica General una Pedagógica, otra para las Artes Musicales y de la Palabra (formación de
la palabra y euritmia), Artes Plásticas, Medicina, Ciencias Naturales (con Laboratorio de Biología
y un Círculo para la Investigación Agrícola), Ciencias matemático-astronómicas, Ciencias Socia-
les, Investigación Espiritual de la Juventud, Bellas Letras, etcétera.
El 30 de marzo de 1925 falleció Rudolf Steiner. A pesar del padecimiento de una enfermedad
física, hasta su últimos días trabajó en pro del desarrollo espiritual de la humanidad, obra que
quedó expresada en sus conferencias (alrededor de seis mil) y en unos setenta libros (más otros
menores).
Su legado es esta Ciencia Espiritual, la Antroposofía, definida por él mismo como "un sendero
del conocimiento, que pretende conducir lo espiritual en el ser humano a lo espirihial en el Universo."
BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOGRAFÍA

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Associacao Beneficente Tobías, San Pablo, 1980.
• BOTT Victor, op. c i t , volumen I I .
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de biografía; traducción del Der Merkurstab, enero/febrero 1994.
• CAPRA, Fritjof; El punto crucial; Rutas del Viento-Integral, Barcelona, 1985.
• CUADERNOS DE ANTROPOSOFÍA N 8; El primer septenio -La educación preescolar según
a

Rudolf Steiner-.
• DOSSEY, Larry; Tiempo, espacio y medicina; Editorial Kairós, Barcelona, 1986.
• HOLTZAPFEL, Walter; Enfermedades características de la infancia, niñez y adolescencia;
Editorial VValdorf, México, 1981.
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tomos I y I I ; Epidauro Editora, Buenos Aires, 1974.
• KALIKS, Bernardo; Los siete metales; conferencia del 27 de septiembre de 1980
(transcripción).
• LANZ, Rudolf; Do goethianismo a filosofía da liberdade; Editorial Antroposófica,
San Pablo, 1985.
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• MASLOW, Abraham H., DASS, Ram, CAPRA, Fritjof, WILBER, Ken, y Otros; Más allá del ego;
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• MEYER, Rudolf; En torno al destino de los muertos; Editorial de la Comunidad de Cristianos,
Buenos Aires, 1982.
• POPPELBAUM, Hermann; Hombre y Animal; Editorial Antroposófica, México, 1982.
• SANCHEZ BODAS, Andrés y Otros; Psicoterapias en Argentina - C ó m o ayudar a los
que ayudan; Holos Editorial, Buenos Aires, 1994.
• SCHWENK, Theodor; El caos sensible; Editorial Rudolf Steiner, Madrid, 1988.
• SMIT, Jórgen; Meditación y experiencias con el Cristo; transcripción, México, 1992.
• STEFFEN, Albert; Rudolf Steiner u n d seis werk; reproducción parcial fotocopiada, sin fecha.
• STEINER, Rudolf; ¿ C ó m o se adquiere el conocimiento de los mundos superiores?;
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• STEINER, Rudolf; El impulso del Cristo y la conciencia del Yo; transcripción, sin fecha.
• STEINER, Rudolf; El saludable desarrollo de lo físico-somático como fundamento del libre
despliegue de lo anímico-espiritual; Editorial Antroposófica, Buenos Aires, 1985.
• STEINER, Rudolf; La ciencia oculta, en bosquejo; Epidauro Editora, Buenos Aires, 1977.
• STEINER, Rudolf; La filosofía de la libertad; Epidauro Editora, Buenos Aires, 1986.
• STEINER, Rudolf; La vida entre la muerte y el nuevo nacimiento; transcripción
de conferencias (1912/1913).
• STEINER, Rudolf; Las manifestaciones del Karma; Editorial Glem, Buenos Aires, 1958.
• STEINER, Rudolf; Las metamorfosis de la vida anímica; Editorial Antroposófica,
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• STEINER, Rudolf; Los principios de la gnoseología para el concepto goetheano del m u n d o ;
Q
PARTE

Epidauro Editora, Buenos Aires, 1985.


STEINER, Rudolf; Profundos secretos del desarrollo humano; transcripción, sin fecha.
STEINER, Rudolf; Teosofía; Biblioteca Antroposófica, Buenos Aires, 1977.
TALBOT, Michael; Misticismo y física moderna; Editorial Kairós, Barcelona, 1986.
TOYNBEE, Arnold, KOESTLER, Arthur, y Otros; La vida después de la muerte-
Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1977.
TREICHLER, Rudolf; Biografía e psique. Graus disturbios e enfermidades da vida anímica
Editorial Antroposófica, San Pablo, 1988.
WILBER, Ken; La conciencia sin fronteras; Editorial Kairós, Barcelona, 1985.
WOLFF, Werner; Introducción a la psicología; Fondo Cultura Económica -Brevarios-,
México, 1976.
E N T I D A D E S ANTROPOSÓFICAS

Sociedad Antroposófica
Crisólogo Larralde 2224
(1429) Buenos Aires. Argentina

Fundación San Rafael


Therapeutikum San Rafael
Ramallo 2606
(1429) Buenos Aires. Argentina

Asociación Argentina de Medicina Antroposófica


Ramallo 2606
(1429) Buenos Aires. Argentina

C a s a Micael
V é l e z Sarsfield 322
(1640) Martínez (Buenos Aires). Argentina

C a s a de Rudolf Steiner
Roque P é r e z 3421
(1430) Buenos Aires. Argentina

Weleda S.A.
Ramallo 2568
Capital Federal. Argentina

Editorial Antroposófica
El Indio 1837
(1607) Villa Adelina (Buenos Aires). Argentina

Farmacia Belladona
Ramallo 2606

(1429) Buenos Aires. Argentina

Naturart
J o s é María Verduga 1459
(1607) Villa Adelina (Buenos Aires). Argentina
Fundación Tobías
Costa Rica 4438
(1414) Buenos Aires. Argentina
Proyecto Hermes
Ramallo 2606 - 2 Piso
o

Capital Federal. Argentina


Te!.: 4704-6950

Epidauro Editora
Ramallo 2566
(1429) Buenos Aires. Argentina

Comunidad de Cristianos
Corrientes 1363
(1636) Olivos (Buenos Aires), Argentina

Fundación L a Escondida
Casilla de Correo 37
(2800) Zarate (Buenos Aires) Argentina

Miguel y Gloria Demarchi


Casilla de Correo 80
(5178) La Cumbre (Córdoba). Argentina

La Choza
Casilla de Correo 52
(1748) General Rodríguez (Buenos Aires). Argentina

Marcos Schneider - "Hausbrot"


Pueyrredón 1755
(1640) Martínez (Buenos Aires). Argentina

Asociación de Jardines de Infantes Waidorf y/o Rudolf Steiner


Tatiana Schneider
Calcagno 514
(1609) Boulogne (Buenos Aires). Argentina

Jardín de Infantes Rudolf Steiner


O' Higgins 1235
(1602) Florida (Buenos Aires). Argentina

Asociación Educadora Argentina Rudolf Steiner


Warnes 1357
(1602) Florida (Buenos Aires). Argentina

Colegio San Miguel Arcángel


J o s é María Morena '1221
(1607) Villa Adelina (Buenos Aires). Argentina
Asociación Luz del Sol
Entre Ríos 1932
(1640) Martínez (Buenos Aires), Argentina

Clara de Asís
Buenos Aires 514
(1623) Ingeniero Maschwitz (Buenos Aires), Argentina

Juana de Arco
Aráoz1027
(1414) Buenos Aires. Argentina

C a s a Ita Wegman
Calle Polonia e/ Machado y Berutti
(1669) Del Viso (Buenos Aires). Argentina

Correspondencia al autor:

Dr. Roberto Crottogini


Mariscal Francisco Solano López 2968
(1419) Buenos Aires Argentina

e-mail: robertocrottogini@ciudad.com.ar
página web: www.proyectohermes.com
Al mismo tiempo que la física subatómica • En cada septenio s e produce un
"desmaterializa la materia", que las nuevo nacimiento y el desarrollo
investigaciones sobre la conciencia de una etapa en lo físico,
humana trascienden el cerebro físico y anímico y espiritual.
que la Psicología Transpersonal da
• Cada uno de estos ritmos
cuenta de un Yo Superior,
septenarios está regido por una fuerza
la Antropología perfecciona planetaria que proyecta s u influencia
una metodología precisa para eterna sobre la vida presente
penetrar en dichos mundos
superiores: el estudio de • A cada septenio le corresponde también
la biografía humana. Para esta un metal determinado; soaáÉuellos
ciencia espiritual y senda de metales que la Medicina Antroposófica
autoconocimiento trazada por utiliza, previa dinamización,
en s u terapéutica.
Rudolf Steiner a comienzo del
siglo XX, la biografía es el
• La presencia de personajes mitológicos,
espejo en el que s e refleja o arquetipos, obrando en nuestro inconsciente,
un acontecer cósmico. constituyen el aporte de la antigua
Los conocimientos sabiduría para el esclarecimiento de
reunidos por el Dr. Roberto los misterios de la vida cotidiana.
Crottogini en el libro que
usted tiene entre las
manos le ofrecen una
posibilidad inédita:
conocer su propio
proceso biográfico en el
marco de una dimensión
más amplia. Al Roberto Crottogini
comprender los procesos
Se graduó de médico
descriptos y responder a
en el año 1964. Fue
las distintas preguntas pediatra, docente
que aquí s e plantean, universitario, vtJSj
usted construirá un arco psicoterapeuta infanto-
desde el pasado hacia el familiar y terapeuta corporal.
futuro y establecerá una Desde 1974 incursiona en distintas
relación más sana con s u disciplinas espirituales. En 1979 toma conocimiento
presente. de la Antroposofía y a partir de entonces se dedica
a profundizar sus contenidos.
Esta es la historia de un
\ Fue presidente de la Asociación Argentina de
médico que se atrevió a Medicina Antroposófica y uno de los creadores
quebrar el modelo de la del Proyecto Hermes. La honestidad y seriedad
medicina académica para y con que divulga estos temas relacionados con
irrumpir en el ámbito de una la evolución del espíritu humano, le han dado
medicina complementaria y un lugar de merecido respeto, tanto en
totalizadora... una verdadera ámbitos científicos como espirituales.
ampliación del arte de curar. S
IB
N 987
-
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64-
2
Especialmente recomendada
para psicólogos, psicoterapeutas
y público en general.
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