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KLIMOVSKY.
PARDO.
DIAZ.
ECHEVERRIA.
III.1) El racionalismo: René Descartes. Las reglas del método. La duda metódica.
Críticas al saber sensible. Críticas al conocimiento racional. El cogito.
CARPIO.
CARPIO.
En tanto el racionalismo afirmaba (cf. Cap. VIII, § I 3) que la razón conoce sin ayuda de
la experiencia -y, más aun, que todo factor empírico debiera ser dejado de lado para que
la razón, entendida como facultad innata, funcione con plenitud-, el empirismo sostiene
la tesis contraria. Todo conocimiento deriva en última instancia de la experiencia
sensible; ésta es la única fuente de conocimiento, y sin ella no se lograría saber ninguno.
El espíritu no está dotado de ningún contenido originario, sino que es comparable a una
hoja de papel en blanco (a white paper), que sólo la experiencia va llenando.- Así como
para el racionalismo el ideal del conocimiento se hallaba en las matemáticas,
constituidas por juicios universales y necesarios (a priori), el empirismo lo encuentra
más bien en las ciencias naturales o tácticas (cf. Cap. III, § 2), en las ciencias de
observación, cuyos juicios son particulares y contingentes (a posteriori). -Por último,
mientras que el racionalismo expresaba una tendencia filosófica declaradamente
metafísica, porque afirmaba la posibilidad del conocimiento de una realidad que
trasciende los límites de la experiencia (ideas platónicas, substancias. Dios), el
empirismo propende, en general, a negar la posibilidad de la metafísica y a confinar el
conocimiento a los fenómenos, a las fronteras de la experiencia: no hay más
conocimiento de las cosas y procesos que el que se logra mediante la sensibilidad; la
"razón" no podría tener otra función, según esto, como no fuera la de ordenar
lógicamente los materiales que los sentidos ofrecen. La corriente empirista se inicia con
F. Bacon (1561-1626), quien, limitándose predominantemente al plano metodológico,
establece el principio según el cual toda ciencia ha de fundarse en la experiencia, o, en
otros términos, que el único método científico consiste en la observación y la
experimentación, y construye en consecuencia una teoría de la inducción.1 J. Locke
(1632-1704) fue el primero en desarrollar sistemáticamente la teoría gnoseológica
empirista, sosteniendo que todo conocimiento en general deriva de la experiencia. Pero
el representante más ilustre de la escuela, y con quien el empirismo llega a su
culminación, fue el escocés David Hume (1711-1776), porque llevó esta teoría casi
hasta sus últimas consecuencias con una hondura y sutileza que convierten sus análisis
en piezas maestras de la argumentación filosófica; sus profundas críticas a los dos
principales conceptos de que se valía el racionalismo, los conceptos de causalidad y de
substancia (cf. Cap. VIII, § 14), preparan el camino para las investigaciones de Kant. 1
La inducción es el razonamiento que va de lo individual a lo general -observando lo que
ocurre con un cuerpo sometido a la acción del calor, y luego con otro, y con otro, etc.,
se termina por llegar al juicio universal: "el calor dilata los cuerpos". La deducción, en
cambio, sigue el camino inverso: de lo universal a lo particular o singular -por ejemplo,
el silogismo "todos los hombres son mortales, Sócrates...", etc. PRINCIPIOS DE
FILOSOFÍA EL EMPIRISMO Hume fue un excelente escritor y ensayista -autor
también de una notable Historia de Inglaterra-, y esa habilidad de su pluma lo convierte
en uno de los filósofos más sencillos -en la medida en que los filósofos puedan serlo,
porque esa facilidad es a veces una apariencia que despista al lector superficial o rápido,
y sólo la repetida frecuentación de sus obras consigue percibir las dificultades de fondo
con que lucha su pensamiento. Su fuerte reside en la extraordinaria capacidad para el
análisis psicológico; y su filosofía puede caracterizarse como psicologismo, porque ese
análisis es para él el tipo de análisis propio de la filosofía. 2. Impresiones e ideas Como
filósofo empirista. Hume sostiene que todo conocimiento en última instancia procede de
la experiencia; sea de la experiencia externa, vale decir, la que proviene de los sentidos,
como la vista, el oído, etc., sea de la experiencia íntima, la autoexperiencia. Según esto,
el estudio que Hume se propone emprender consistirá en el análisis de los hechos de la
propia experiencia, de los que hoy se denominan hechos psíquicos y que Hume llama
percepciones del espíritu (donde "percepción" es sinónimo de cualquier estado de
conciencia). A las percepciones que se reciben de modo directo las denomina Hume
impresiones, y las divide en impresiones de la sensación, es decir, las que provienen del
oído, del tacto, de la vista, etc. (las que están referidas al "mundo exterior"), e
impresiones de la reflexión, vale decir, las de nuestra propia interioridad; ejemplo de
impresión de la sensación, un color, o un sabor determinados; impresión de la reflexión,
el estado de tristeza en que ahora me encuentro. Estas impresiones, o representaciones
originarias, se diferencian de las percepciones derivadas, que Hume llama ideas, como
v. gr. los fenómenos de la memoria o de la fantasía. En su Investigación sobre el
entendimiento humano escribe: Todo el mundo admitirá fácilmente que hay una
considerable diferencia entre las percepciones del espíritu cuando una persona siente el
dolor del calor excesivo, o el placer de la tibieza moderada, y cuando después recuerda
en su memoria esa sensación o la anticipa imaginándola. 2 El recuerdo no es un estado
originario, sino derivado de una impresión. Y lo mismo ocurre con la fantasía, cuando
se imagina, por ejemplo, un viaje que pensamos realizar próximamente. Y agrega
Hume: Podemos observar una distinción similar en todas las otras percepciones del
espíritu. Un hombre en un acceso de cólera es impulsado de modo muy diferente de otro
hombre que sólo piensa en esa emoción. 3 No es lo mismo, en efecto, estar encolerizado
que recordar la cólera del día anterior, o imaginar cómo me puedo encolerizar por algún
hecho futuro. Hay entonces una diferencia fundamental entre "impresiones" e "ideas". Y
esta diferencia, según Hume, es una diferencia de intensidad o vivacidad: Con el
término impresión significo, pues, todas nuestras percepciones más vivaces cuando
oímos o vemos o palpamos o amamos u odiamos o deseamos o queremos. Y las
impresiones se distinguen de las ideas -que son las percepciones 2 An Enquiry
Concerning Human Understanding (ed. L.A. Selby-Bigge, Oxford, Al the Clarendon
Press, 1961), Section II, p. 17 (trad. esp. Investigación sobre el entendimiento humano.
Buenos Aires, Losada, 2 1945. p. 49). 3 op. cit., sec. II, p. 17 (trad. p. 50). PRINCIPIOS
DE FILOSOFÍA EL EMPIRISMO menos vivaces de que somos conscientes cuando
reflexionamos sobre cualesquiera de esas sensaciones o movimientos antes
mencionados.4 Tanto las ideas cuanto las impresiones pueden ser a su vez complejas o
simples, según que se las pueda descomponer o no: Aunque un color particular, o un
sabor u olor son cualidades que están todas reunidas en esta manzana, es fácil darse
cuenta de que no son lo mismo, sino que al menos son distinguibles unas de otras. 5
Todos nuestros conocimientos derivan directa o indirectamente de impresiones. Incluso
las ideas o nociones más complejas, aquellas que -por lo menos ante un primer examen-
parecen más alejadas de la sensibilidad, en definitiva, si observamos y nos fijamos bien,
provienen también ellas de impresiones. Por ejemplo, me puedo hacer la idea de una
montaña de oro, dice Hume, y podría creer que se trata de un hecho originario de mi
mente; pero no es difícil darse cuenta de que no se trata de una percepción originaria,
sino que es simplemente el resultado de una combinación operada por mi espíritu, que
ha unido la idea de oro, de un lado, con la de montaña, por el otro, ideas que yo poseía
ya de antes y que derivan de impresiones. Según esto, entonces, el espíritu humano no
tiene otra posibilidad como no sea la de mezclar o componer, dividir o unir los
materiales que las impresiones suministran. Y en esta actividad el espíritu no responde a
otra legalidad que a la de las leyes de asociación de las ideas (cf. Cap. VI, § 6). Según
Hume, son tres: asociación por semejanza, asociación por contigüidad en el tiempo y en
el espacio, y asociación por causa y efecto: Creo que nadie dudará de que estos
principios sirven para conectar ideas. Un cuadro conduce nuestros pensamientos hacia
el original [semejanza]; cuando se menciona un departamento de un edificio
naturalmente se sugiere una conversación o una pregunta acerca de los otros
[contigüidad]; y si pensamos en una herida apenas podemos evitar que nuestra reflexión
se refiera al dolor consiguiente [causa y efecto].6 Se da así un notable paralelismo con
el esquema básico de la ciencia física moderna. Para ésta, en efecto, a) el mundo
material se reduce a unidades últimas, ya indescomponibles, los átomos, cuyo
movimiento, combinaciones y separaciones producen la totalidad de los procesos que
constituyen el mundo físico; y b) toda la multiplicidad de los cambios que allí ocurren
está regida por (o no son más que casos particulares de) una sola ley, la ley de gravedad,
descubierta por Newton (cf. Cap. II. § 7). Pues bien, con especial conciencia del
segundo momento, Hume traslada aquel esquema al campo del hombre, a su vida
espiritual; el subtítulo de su obra mayor, el Tratado de la naturaleza humana, es: "un
intento para introducir el método experimental de razonar" -es decir, el método de
observación y descripción empírica- "en los temas morales" -esto es, en las cuestiones
relativas al espíritu humano. En efecto, toda la multiplicidad y variedad de los estados
anímicos se reduce a percepciones simples, y a la postre a impresiones simples; y
aquella variedad nace meramente de la combinación de tales elementos mediante las
leyes de asociación. En el empleo de este principio, que hace paralelo con la ley de
Newton,7 es donde Hume mismo considera que habría de ponerse su título de gloria.8 9
4 op. cit., sec. II, p. 18 (trad. p. 51). 5 A Treatise of Human Nature, Libro I, Parte I, Sec.
I (cd. L.A. Selby-Bigge, Oxfofd, At the Clarendon Press. 1960), p. 2. 6 Enquiry, sec. III,
p. 24 (trad. p. 58). 7 Cf. Enquiry, sec. I, pp. 14-15 (Trad. pp. 46-47). 8 An Abstract of a
Book lately published, entituled A Treatise of Human Nature, ed. J. M. Keynes and P.
Sraffa. Cambridge, 1938 (cit. por T.E. Jessop, "Sonic Misunderstandings of Hume", en
V. C. Chappell. ed., Hume, London. Macmillan. 1968. p. 47). PRINCIPIOS DE
FILOSOFÍA EL EMPIRISMO 3. El principio fundamental del empirismo Hume puede
entonces resumir lo dicho y enunciar su principio fundamental empirista en los
siguientes términos: todos los materiales del pensar se derivan de nuestras sensaciones
externas o internas. Sólo la mezcla y composición de éstas pertenece al espíritu y a la
voluntad. O, para expresarme en un lenguaje filosófico: todas nuestras ideas, o
percepciones más débiles, son copia de nuestras impresiones o percepciones más
vivaces.10 Hume cree poder probar el principio empirista mediante dos argumentos. En
primer lugar, cuando analizamos nuestros pensamientos o ideas, por más compuestos o
sublimes que sean, veremos siempre que se reducen a ideas tan simples como eran las
copias de sensaciones precedentes. Aun aquellas ideas que parecen más alejadas de este
origen, después de cuidadoso examen aparecen como derivadas de él.11 De manera que
si nos ponemos a analizar nuestras ideas, por más complicadas o sublimes que sean, por
más alejadas de la sensibilidad que parezcan, se verá que en última instancia se reducen
siempre a impresiones. Y de ello es un ejemplo, además de la "montaña de oro", ya
mencionada, la mismísima idea de Dios. En efecto, la idea de Dios, con el significado
de un Ser infinitamente inteligente, sabio y bueno, surge al reflexionar sobre las
operaciones de nuestro propio espíritu y al aumentar ilimitadamente estas cualidades de
bondad y sabiduría.12 La idea de Dios es la idea de un ente infinitamente sabio,
infinitamente poderoso, infinitamente bueno, etc. Hume se pregunta de dónde procede
tal idea, y observa que ella no es más que la reunión y multiplicación al infinito de ideas
de cualidades características de nuestro propio espíritu. Pues mediante la reflexión me
doy cuenta de que poseo algunos conocimientos, un cierto saber; la reflexión me
permite también observar en mí cierta capacidad para hacer cosas, un cierto poder; y me
percato asimismo, de la misma manera, que hay en mí cierta bondad. Multiplico luego
al infinito la idea de saber, y obtengo la idea de sabiduría infinita y perfecta; hago lo
mismo con la idea de poder, y formo la idea de poder infinito u omnipotencia; y
extendiendo igualmente la idea de bondad, llego a forjarme la idea de bondad absoluta y
perfecta. Enlazo por último estas tres ideas -omnisciencia, omnipotencia y bondad
suma- en una sola idea compleja, y entonces tendré formada la idea de Dios.13 En tanto
que para Descartes la idea de Dios era una idea innata, que el hombre no es capaz de
producir (cf. Cap. VIII, § 11), para 9 Nota: No obstante, puede muy bien plantearse la
pregunta de si las llamadas leyes de asociación de ideas son verdaderas leyes , y no más
bien, en el mejor de los casos, tipos de relación muy vagos, que se dan en cada
individuo de manera diferente. Pues se habla de "ley" cuando puede establecerse una
relación de modo preciso, con necesidad, pudiendo predecirse con rigor lo que ha de
suceder; así se sabe con seguridad que si tomo con mis dedos esta hoja de papel y la
suelto, fatalmente habrá de caer (ley de gravedad). Pero si se pronuncia la palabra
"blanco", esta "idea" la llevará a una persona a imaginar "negro", por contraste; otra
pensará en la nieve; otra evocará "banco" porque es poeta o gusta de las rimas. Según
esto, el modo de asociar es cuestión que depende de la personalidad respectiva (y no que
la personalidad fuese resultado mecánico de las asociaciones, como viene a sostener el
asociacionismo).- Cf. L.J. Guerrero. Psicología. SS 97-100, Buenos Aires, Losada, '
1946.- 10 Enquiry, sec. II, p. 19 (trad. p. 52). 11 loc. cit. 12 loc. cit. 13 Ya en la
Antigüedad. JENÓFANES (alrededor de 570 - 470 a.C.) había dicho que "si los bueyes,
los caballos y los leones tuviesen manos y con ellas pudiesen dibujar y realizar obras
como los hombres, los caballos dibujarían figuras de dioses semejantes a los caballos, y
los bueyes a los bueyes, y formarían sus cuerpos a imitación del propio" (frag. 15, trad.
R. MONDOLFO. El pensamiento antiguo, I. p. 76). PRINCIPIOS DE FILOSOFÍA EL
EMPIRISMO Hume es una idea construida por el espíritu sobre la base del material que
proporcionan impresiones de la reflexión (es, entonces, lo que Descartes llamaba "idea
facticia", cf. Cap. VIII, § 10). Y mientras que el filósofo francés se sentía forzado a
sostener que a esa idea correspondía en la realidad un ente efectivamente existente (cf.
Cap. VIII, §11), Hume se limita tan sólo a comprobar que de hecho tenemos tal idea,
pero que, por el momento al menos, no es sino una idea más, sin ningún privilegio
respecto de las otras, y comparable por tanto a la idea de centauro, a la de sirena o a la
de montaña de oro. Quizás a la idea de Dios corresponda una realidad, es posible que
haya Dios (como tal vez haya sirenas en algún remoto lugar del océano), pero también
es posible que no exista; por lo tanto, Dios no es por lo pronto, según Hume, nada más
que una mera idea. El segundo argumento dice: si ocurre que, por defecto del órgano,
una persona no es capaz de experimentar ninguna clase de sensación, tiene la misma
incapacidad para formar las ideas correspondientes. Así, un ciego no puede formarse
noción de los colores ni un sordo de los sonidos. 14 Pero si se otorgase a cualquiera de
ellos el buen uso del órgano de que carecen, el ciego pronto llegaría a alcanzar la idea
de color o el sordo la de sonido. De esta manera Hume se encuentra en condiciones de
formular el criterio con que determinar la validez de una idea. Toda idea deriva en
definitiva de alguna impresión, según se ha visto; pero para que la idea tenga valor
objetivo, es preciso que copie o represente exactamente una impresión, es decir, que le
corresponda una impresión con el mismo significado que posee la idea -y si se trata de
una idea compleja, habrá de corresponderle una impresión a cada uno de sus elementos,
y en la misma relación con que se dan en la idea. Una idea es válida en cuanto
concuerda con las impresiones.15 Sí la impresión faltase, como en el caso de la montaña
de oro -porque no tengo impresión de montaña y oro a la vez-, ello querría decir que la
idea no es válida, que no es una idea objetiva, sino una idea carente de significación
real, producto sólo de la imaginación. En consecuencia. Cuando abriguemos, pues, la
sospecha de que un término filosófico se emplea sin ninguna idea o significación -como
es muy frecuente- tenemos que preguntarnos: ¿de qué impresión se deriva esta supuesta
idea? Y si es imposible asignarle alguna, esto servirá para confirmar nuestra
sospecha.16 4. Conocimiento demostrativo y conocimiento fáctico Hume distingue dos
tipos fundamentales de objetos de conocimiento y, respectivamente, de ciencias. Por
una parte, posible objeto de conocimiento lo constituyen las relaciones entre las ideas:
éste es el tema de las matemáticas ciencia demostrativa -es decir, que se vale tan sólo de
la razón-, cuyas verdades son necesarias (a priori), no dependen para nada de la
realidad, sino que se fundan exclusivamente en el pensamiento. 14 Enquiry, sec. II, p.
20 (trad. p. 52). 15 Cf. Treatise, Libro II, parle III. sec. IlI, p. 415; II, III, X, p. 448; III,
1, I, p. 458. 16 Enquiry, sec. III. p. 22 (trad. pp. 54-55). PRINCIPIOS DE FILOSOFÍA
EL EMPIRISMO La proposición: el cuadrado de la hipotenusa es igual a los cuadrados
de los dos lados expresa una relación entre estas figuras. Tres veces cinco es igual a la
mitad de treinta expresa una relación entre estos números. Las proposiciones de esta
clase pueden descubrirse por el mero trabajo del pensamiento, sin que dependan de algo
existente en alguna parte del universo. Aunque en la naturaleza no hubiera jamás un
círculo o un triángulo, las verdades demostradas por Euclides siempre conservarían su
certeza y evidencia. 17 El otro género de conocimientos es el que se refiere a los hechos
(matters of fact), a las cosas existentes (existences), y es evidente que se trata de un tipo
de saber muy diferente al anterior, desde el momento en que sus afirmaciones son
siempre contingentes, no necesarias (a posteriori). La segunda clase de objetos de la
razón humana, los hechos, no son descubiertos del mismo modo, ni nuestra evidencia
(evidence) de su verdad; por más grande que sea, es de naturaleza igual a la anterior. Lo
contrario de todo hecho es siempre posible, porque nunca puede implicar contradicción
y porque el espíritu lo concibe con la misma facilidad y distinción como si estuviese
complétame: te de acuerdo con la realidad. La proposición el sol no saldrá mañana no es
menos inteligible y no implica mayor contradicción que la afirmación mañana saldrá.
Sería en vano, pues, tratar de demostrar su falsedad. Si fuera falsa por demostración
implicaría contradicción y el espíritu nunca podría concebirla distintamente.18 Este tipo
de conocimientos referentes a la realidad no ofrecen propiamente problema alguno en la
medida en que estén constituidos tan sólo por impresiones o recuerdos -vemos hoy salir
el sol, lo vimos ayer, anteayer, etc. Pero ocurre que constantemente vamos más allá de
las impresiones mismas, y aun de los recuerdos, para hacer afirmaciones concernientes
al futuro, a algo de lo que no hay ni impresión ni recuerdo, como cuando se afirma que
"el sol saldrá mañana". ¿Qué es, se pregunta Hume, lo que nos permite ese pasaje?
Todos los razonamientos que se refieren a los hechos parecen fundarse en la relación de
causa y efecto. Sólo mediante esta relación podemos ir más allá de los datos [evidence]
de nuestra memoria y de los sentidos. [...] Un hombre que encuentra un reloj o cualquier
otra máquina en una isla desierta sacará en conclusión que alguna vez ha habido
hombres en la isla. 19 Por lo tanto es preciso investigar esta idea de causalidad. 5.
Crítica de la idea de causalidad La idea de causalidad es de enorme significación, como
el mismo Hume se apresura a reconocer, pues se trata de una noción que se nos impone
y empleamos constantemente. Por ejemplo, nos encontramos en una habitación a
obscuras y oímos una voz; inmediatamente suponemos que esa voz proviene de una
persona, pues a nadie se le ocurriría imaginar que esa voz no procede de alguien que la
ha emitido. Establecemos entonces un enlace causal entre la voz (efecto) y la fuente
productora (causa). De modo semejante, esperamos en el futuro que las mismas causas
irán acompañadas por los mismos efectos; que, v. gr., si pongo la mano en el fuego, me
17 op. cit., sec. IV. parte I, p. 25 (trad. p. 62). 18 op. cit., pp. 25-26 (trad. p. 62). 19 op.
cit p. 26 (trad. p. 63). PRINCIPIOS DE FILOSOFÍA EL EMPIRISMO quemaré. Y es
obvio que sin este tipo de previsiones, la vida humana no podría desenvolverse de
manera adecuada. El agricultor siembra los granos esperando que luego habrán de
producir su fruto, tal como hasta ahora ha ocurrido. La importancia de esta idea de
causalidad, pues, es patente, incluso en las manifestaciones más corrientes de la vida
cotidiana. Ahora bien, se trata de una idea compleja, en la que el análisis revela cuatro
elementos o componentes, a) Ante todo un primer hecho, lo que llamamos "causa", que
inicia el proceso, b) En segundo lugar, otro hecho, como término del proceso causal, y
que es lo que se llama "efecto", c) En tercer lugar, una cierta relación temporal entre a)
y b), a saber, una sucesión: primero aparece la causa, más tarde el efecto, d) Por último,
para que pueda hablarse de relación causal, el primer hecho tiene que producir el
segundo, o, dicho con otros términos, el primer hecho posee una cierta fuerza o energía
que hace que aparezca el segundo, y ello de tal manera que, dado el primer hecho, el
otro necesariamente tiene que darse; la relación de causalidad, pues, y esto es lo
esencial, es una relación de conexión necesaria. Un ejemplo aclarará lo dicho, y a la vez
permitirá comprender la crítica de Hume. Tómese el caso más sencillo que pueda
ocurrírsenos: En una mesa de billar, una bola en movimiento se dirige hacia otra, que se
encuentra en reposo; la golpea, y entonces también se mueve la segunda bola. Se dice
entonces que el movimiento de la primera es la causa del movimiento de la segunda.
Pues bien, lo que ahora corresponde hacer, según las premisas de Hume (cf. § 3), es
comprobar si cada uno de los cuatro elementos encontrados en la idea de causalidad
tiene su correspondiente impresión, o no. a) Sobre la base del ejemplo anterior, está
claro que hay impresión del primer hecho, porque veo la primera bola en movimiento,
b) Y es obvio que lo mismo ocurre con el segundo hecho: también percibo el
movimiento de la segunda, c) En tercer término, también se percibe la sucesión: primero
se observa un movimiento, el otro se lo percibe más tarde, d) El problema, en cambio,
aparece con el cuarto factor, que sin embargo -es preciso observarlo- es el que tiene
mayor peso o importancia en la cuestión, porque constituye la esencia misma de la
causalidad; sin él, en efecto, nos encontraríamos con una mera sucesión, no con una
conexión causal, pues ésta requiere, además de la sucesión, que el segundo hecho sea
necesariamente producido por el primero. Y bien, ¿hay impresión de la conexión
necesaria del primer hecho con el segundo? ¿Percibo, o percibe alguien, que el primer
hecho produce el segundo? O, para expresarnos con el lenguaje de la física, que
constantemente emplea el concepto de causa (cf. Cap. III, § 9), y según la cual hay una
fuerza, o energía cinética, que se transmite de una bola a la otra, ¿vemos u oímos la
fuerza? ¿la olemos, palpamos o saboreamos? ¿Tenemos impresión de ella? Hay
impresiones visuales de rojo, azul, verde, etc., y auditivas de sonidos y ruidos, y táctiles
de lo duro o lo blando, etc., pero no hay impresión ninguna de fuerza o conexión
necesaria, no hay absolutamente ninguna impresión de que el movimiento de la segunda
bola resulte necesariamente del movimiento de la primera, de que ésta transmita a
aquella alguna fuerza. Cuando miramos los objetos externos a nuestro alrededor, y
consideramos la acción de las causas, ni en un solo caso somos capaces de descubrir
alguna fuerza o conexión necesaria, alguna cualidad que ligue el efecto a la causa y que
hace que el uno sea la infalible consecuencia de la otra. Sólo encontramos que el
primero realmente, de hecho, sigue a la otra. El impulso de una bola de billar va
acompañado del movimiento de la segunda. 20 20 op. cit. sec. VIl. parte I, p. 63 (trad.
pp. 111-112, retocada). PRINCIPIOS DE FILOSOFÍA EL EMPIRISMO La experiencia
nos muestra sólo sucesiones -que después del movimiento de la primera bola ocurre el
segundo-; pero no nos enseña absolutamente nada más. No nos dice, en modo alguno,
que entre los hechos haya una relación necesaria tal que, dado el primer hecho,
forzosamente tenga que ocurrir el segundo. Podría entonces suponerse que esa noción
de fuerza o conexión necesaria procediese de la razón, que se tratase de un
conocimiento a priori; y que. por tanto, el supuesto básico mismo del empirismo fuese
falso. Sin embargo, según Hume, no es así. La razón procede siempre guiándose por el
principio de contradicción, de tal manera que es racionalmente posible todo lo que no
sea contradictorio; y no es contradictorio que la segunda bola no se mueva; por tanto,
por la sola razón no se conoce la relación causal. Cuando veo, por ejemplo, que una
bola de billar se mueve en línea recta hacia otra y aun suponiendo que por casualidad se
me ocurriera que el movimiento de la segunda bola es el resultado de su contacto o
impulso, ¿no puedo acaso suponer que cien sucesos diferentes podrían haberse seguido
de esa causa? ¿No pueden ambas bolas quedar en absoluto reposo? ¿No puede la
primera bola volver en línea recta o rebotar en la segunda en cualquier línea o
dirección? Todas estas suposiciones son compatibles y concebibles. ¿Por qué, entonces,
deberemos dar preferencia a una que no es más compatible y concebible que el resto?
Ninguno de nuestros razonamientos a priori será capaz de mostrarnos un fundamento de
esta preferencia. 21 Dicho de otro modo: con la razón solamente -esto es, sin recordar lo
que ya sabemos y sin ningún otro recurso a la experiencia-, simplemente pensando
sobre un hecho, nunca se llegará a saber qué efecto podrá producir, porque
racionalmente son pensables sin contradicción las más diversas posibilidades. La idea
de conexión necesaria, pues, tampoco procede de la razón. Aunque se suponga que las
facultades racionales de Adán eran completamente perfectas desde el primer momento,
no podría haber inferido de la fluidez, y transparencia del agua que podía ahogarse en
ella, o de la luz y el calor del fuego, que éste podía consumirlo. 22 Sin embargo, la
verdad es que el hombre no se limita a comprobar meras sucesiones, sino que, según
antes se dijo, afirma relaciones causales y está seguro de que los objetos similares irán
acompañados por efectos similares: Si se nos presenta un cuerpo de color y consistencia
iguales a los de) pan que anteriormente hemos comido, no tendríamos inconveniente en
volver a comerlo, previendo con certeza un alimento y sustento iguales, 23 así como
confiamos en que la bola de billar ahora en movimiento habrá de mover a la que
encuentra en su camino. ¿Cómo es que pasamos de los casos observados a los casos
futuros, y con plena seguridad de que siempre ha de ocurrir así? 6. Origen de la idea de
causalidad Es un hecho que poseemos la idea de conexión necesaria; por ende, es
preciso rastrear su origen. Para ello Hume imagina un experimento: 21 op. cit., sec. IV,
parte I, pp. 29-30 (trad. p. 67); cf. sec. IV, parte II, p. 35 (trad. pp. 75-76). 22 op.cit.,
sec. IV, parte I, p. 27 (trad. p. 64, retocada). 23 op. cit., sec. IV, parte II, p. 33 (trad. p.
74). PRINCIPIOS DE FILOSOFÍA EL EMPIRISMO Supongamos que una persona
dotada de las más poderosas facultades de razón y reflexión aparece repentinamente en
nuestro mundo.24 Esto es, se parte de la hipótesis de que de pronto apareciese en
nuestro mundo una persona perfectamente desarrollada, sin haber pasado por las
experiencias de la niñez, la juventud, etc., pero con su inteligencia y sus sentidos
maduros. Entonces, ¿qué conocería del mundo que le ofrecen los sentidos y que por
primera vez observa? En verdad, lo que vería sería una continua sucesión de objetos, y
un suceso siguiendo a otro, pero no podría descubrir nada más. Al principio, no sería
capaz, mediante ningún razonamiento, de llegar a la idea de causa y efecto.25 El
personaje del ejemplo, por hipótesis desprovisto de cualquier experiencia previa, no
vería en el mundo nada más que meras sucesiones de hechos -no relaciones causales-;
vería, v. gr., que al movimiento de una bola de billar sigue el de la otra, y no percibiría
absolutamente nada más, de modo que no podría establecer ninguna conexión causal.
Ahora bien, transcurrido cierto tiempo, la actitud de nuestro hombre habrá de cambiar.
En efecto, supongamos que esta persona ha adquirido más experiencia y que ha vivido
tanto tiempo en el mundo que ha observado que los objetos o sucesos familiares están
constantemente ayuntados. 26 La experiencia, las repetidas observaciones, le han
permitido notar que los dos hechos del ejemplo, el movimiento de una bola de billar y el
de la otra, han estado siempre acompañados o ayuntados (conjoined); que
constantemente un hecho ha seguido al otro; en un caso, en dos, en cien, en todos los
casos que han caído bajo su observación. Y entonces, como consecuencia de toda esta
experiencia, después de haber visto muchas veces que cuando una bola de billar
golpeaba a otra la segunda se movía, ocurre algo nuevo en su espíritu: que si ahora, una
vez más, ve una bola de billar en movimiento dirigirse hacia otra, concluirá, antes de ver
lo que va a suceder, que la segunda bola también se va a mover: Inmediatamente infiere
la existencia de un objeto [el movimiento de la segunda bola] por la aparición del otro
[el movimiento de la primera]. Y, sin embargo, con toda su experiencia, no ha adquirido
ninguna idea o conocimiento de la fuerza oculta por medio de la cual el primer objeto
produce el otro; y tampoco es un proceso de razonamiento el que lo induce a sacar tal
inferencia. 27 Nuestro hombre ha observado multitud de casos en los cuales una bola de
billar golpea a otra y la segunda se mueve, y se pregunta entonces Hume si esa persona,
después de haber visto tal número de casos, ve, en rigor, algo más que lo que había visto
en la primera ocasión. La primera vez, cuando apareció de repente en el mundo, no vio
más que sucesiones; ahora, después de la observación de muchos casos, ¿ve acaso algo
más? Es evidente que no, que no hay ninguna nueva impresión. Ni tampoco hay nada
con que la razón pueda haber contribuido, según se mostró más arriba. Y, sin embargo,
ahora el personaje del ejemplo hace algo que antes no había podido hacer: con sólo ver
el primer movimiento, infiere el segundo. ¿Qué ha ocurrido, entonces, para que pueda
24 op. cit., sec. V, parte I, p. 42 (trad. p. 84). 25 loc. cit. 26 loc. cit. 27 loc. cit.
PRINCIPIOS DE FILOSOFÍA EL EMPIRISMO realizar tal inferencia? Puesto que hay
que excluir a la razón y a la experiencia, ¿qué nuevo factor o facultad ha entrado en
juego? Pues bien, el principio que ha permitido la inferencia no es, según Hume, sino lo
que se llama hábito o costumbre. Porque esa especie de mecanismo mental que es el
hábito, y que se forma mediante un proceso de repetición -piénsese en la memorización
de una poesía, v. gr.-, consiste en la tendencia a reproducir un plexo o conjunto de
hechos psíquicos aprendidos cuando se revive una parte de dicho conjunto (no hace
falta más que decir: "en el cielo las estrellas...", para que el niño inmediatamente siga
con "en el campo las espinas, etc."). De modo parejo, a fuerza de observar casos
semejantes se asocian en el espíritu tan estrechamente la idea de una bola de billar en
movimiento y el movimiento de otra, que llega un momento -el momento en que el
hábito se ha constituido- en que, con sólo percibir el primer movimiento,
inmediatamente acude a la imaginación el segundo, y así se lo anticipa antes de que
realmente haya ocurrido. Este principio [el que explica la inferencia] es la costumbre o
hábito. Porque siempre que la repetición de un acto u operación particular produce una
propensión a renovar el mismo acto u operación, sin ser impelido por ningún
razonamiento o proceso del entendimiento, decimos que esta propensión es el efecto de
la costumbre. 28 Lo que Hume sostiene es en el fondo algo muy sencillo;
paradójicamente, la dificultad del argumento reside en la extrema sencillez de lo
analizado. El genio de Hume reside en su extraordinaria capacidad para analizar lo más
sencillo, lo más obvio, y que justo por serlo es lo que menos observamos (cf. Cap. III. §
5). La costumbre, el hábito, tiene fuerza tal sobre nosotros, que nos resulta muy difícil
regresar a los datos sensibles tal como éstos se presentan y Hume nos pide, libres de
todo lo que no sean las puras impresiones. Pero si se hace el esfuerzo, y se lo logra, se
verá que Hume está en lo cierto. En resumen, entonces, esa noción de fuerza o conexión
necesaria, que constituye el núcleo de la idea de causalidad, no nos la proporciona la
razón ni hay tampoco impresión ninguna de ella. No es nada más que resultado del
hábito: como constantemente, cada vez que se acerca la mano al fuego, se siente calor,
termina por inferirse que hay una conexión forzosa entre el fuego y el calor. Parece,
pues, que esta idea de una conexión necesaria entre los sucesos surge de casos similares
en que ocurre la ayuntación constante de estos sucesos, ya que ninguno de estos casos
[por sí solo] puede sugerirnos esa idea, aunque fueran examinados por todos sus
costados y desde todos los ángulos. Pero en un número de casos que se suponen
similares, no hay ninguna diferencia con cada uno de los casos aislados, salvo que
después de una repetición de casos similares el hábito conduce al espíritu, al aparecer un
suceso, a esperar su acompañante usual y a creer que existirá. Por tanto, esta conexión
que sentimos en el espíritu, esta acostumbrada transición de la imaginación de un objeto
a su acompañante usual, es el sentimiento o impresión a partir de la cual formamos la
idea de fuerza o de conexión necesaria. Eso es todo. 29 Se ve ahora, por fin, cuál es la
impresión de la que proviene la idea de conexión necesaria: es la impresión o
sentimiento, que el espíritu experimenta, del tránsito usual de una idea a otra asociada
con ella. Pero también se comprende que esta idea de la causalidad no es, tomada en
rigor, teoréticamente válida, que no nos da conocimiento de las cosas mismas: porque
no tiene el mismo sentido que posee la impresión (cf. § 3). En efecto, la impresión se
refiere a la forzosidad del hábito, de manera que es el sentimiento de una necesidad
subjetiva, si así puede decirse; en cambio, la idea de conexión 28 op. cit. , p. 43 (trad.
pp. 84-85). 29 op. cit. , scc. VII, parle II, p. 75 (Irad. p. 126, retocada). PRINCIPIOS
DE FILOSOFÍA EL EMPIRISMO necesaria está referida -ilegítimamente- a las cosas
mismas. La conexión necesaria resulta de una especie de "proyección" a las cosas
mismas, de lo que no es más que un hábito: es la conversión de una relación subjetiva
en una relación objetiva. Pero la "necesidad" de los hábitos no es una verdadera
necesidad en el sentido riguroso de la palabra, sino válida únicamente para cada
individuo en función de las experiencias que cada uno haya tenido; no es una necesidad
objetiva, propiamente dicha, como la del juicio "la suma de los ángulos interiores de un
triángulo es igual a dos rectos". La crítica de Hume, entonces, viene a suprimir el valor
teorético de la noción de causalidad. Que pueda tener alcance objetivo, no es más que
creencia (belief) nuestra, sin duda útil, de gran importancia práctica, según se dijo (cf. §
5), porque sin ella la vida humana se haría imposible; pero una "creencia", por muy
sólida que parezca, no es más que una convicción subjetiva, carente en principio, hasta
donde sepamos, de fundamento en la realidad, y por tanto, encarando la cuestión con
rigor y desde un punto de vista puramente teórico, la idea de causalidad es una idea
inválida. Y si bien dentro del campo de la experiencia constituye una guía útil y aun
indispensable, resultará totalmente engañosa si pretende empleársela en la metafísica:
porque en este territorio no es posible comprobar sucesiones constantes, y por tanto su
empleo será enteramente arbitrario y caprichoso. Pero con esto, entonces, de acuerdo
con la crítica de Hume, se viene abajo uno de los pilares capitales de la metafísica
racionalista, que había otorgado un lugar de privilegio a la causalidad, llegando Spinoza
a identificarla con la razón misma -"causa" o "razón" (cf. Cap. VIII, § 14)- y fundando
en ella Descartes su primera prueba de la existencia de Dios (cf. Cap. VIII, § 1 1). 7.
Crítica de la idea de substancia La crítica de Hume al concepto de substancia procede
prácticamente sobre las mismas líneas que la crítica a la causalidad. Esta noción de
substancia es una noción en apariencia muy clara y que todos empleamos diariamente y
de modo continuo; "substancia" equivale a "cosa", y constantemente estamos
refiriéndonos, en las palabras o en los hechos, a cosas, como la silla, la mesa o el sol. La
idea de substancia, según tuvo oportunidad de señalarse (Cap. VIII, § 14), significa lo
que-está-debajo -esta mesa, por ejemplo- de los accidentes -roja, de diez quilos, dura, de
cuatro patas, etc.-; es lo que unifica los accidentes variados y cambiantes, constituyendo
su fundamento permanente, permitiendo que esta mesa sea la misma aunque se la pinte
de verde, se le quite una pata, etc. Pues bien, es preciso preguntarse si hay impresión de
substancia o cosa. Fuera de duda, tenemos impresiones de los accidentes; en nuestro
caso, vemos el color rojo de esta mesa, palpamos su dureza, etc. Pero, ¿tenemos
impresión de esta mesa? Fijémonos bien en la pregunta: ésta no inquiere por las
impresiones de los accidentes de la mesa, sino por la impresión de la mesa misma.
¿Vemos, olfateamos, gustamos o tocamos la substancia que es "esta mesa" -no los
accidentes, sino esta cosa, esta mesa misma? Y es preciso confesar que no, que no hay
tal impresión. Quien lo dudara, no tendría más que consultar un manual de psicología y
buscar en el capítulo referente a las sensaciones: allí verá que hay sensaciones de rojo,
de amarillo, de dureza, de agrio, etc., pero no encontrará sensaciones de mesa ni, en
general, de cosas o substancias. Si [la idea de substancia] nos fuese comunicada por
nuestros sentidos, pregunto: ¿por cuál de ellos, y de qué manera? Si fuese percibida por
los ojos, debe ser un color; si por los oídos, un sonido; si por el paladar, un sabor; y lo
mismo respecto PRINCIPIOS DE FILOSOFÍA EL EMPIRISMO de los otros sentidos.
Pero creo que nadie afirmará que la substancia es un color, ni un sonido, ni un sabor.30
Aunque parezca paradójico, es necesario afirmar que no vemos esta mesa, ni la
tocamos, ni la olemos, etc.; lo único que vemos, tocamos, olemos, etc., son sus
accidentes, no la mesa misma. Pero, tal como en el caso de la causalidad, habrá que
preguntar en seguida cómo se forma esta idea de substancia o cosa. La explicación es
semejante. Miro estoque tengo ante mis ojos y que llamo "esta mesa"; cierro los ojos,
luego los vuelvo a abrir y me encuentro con impresiones semejantes a las primeras; me
voy de esta habitación, regreso luego de un tiempo, y vuelvo a tener impresiones
semejantes. El enlace que se da entre las distintas percepciones es semejante, constante.
Y la repetida ejecución del mismo enlace perceptivo forma en mí un hábito -
determinado, entonces (no por la repetición de una misma sucesión, como en el caso de
la causalidad, sino) por la repetición regular de un mismo conjunto, relativamente
constante, de impresiones contiguas. El hábito me lleva a creer que esas impresiones
contiguas, no se acompañan meramente unas a otras, sino que están necesariamente
enlazadas entre sí por algo que las une, y que es lo que llamamos cosa o substancia. Y
este algo en que creemos se lo proyecta en la realidad, suponiendo que hay en ella algo,
una substancia, que existe constantemente a lo largo del tiempo romo soporte de los
accidentes. Mas de este modo no se hace sino confundir una necesidad subjetiva con la
objetiva. Así escribe Hume: La idea de una substancia [...] no es más que un conjunto
(collection) de ideas simples que están unidas por la imaginación y poseen un nombre
particular asignado a ellas, por el cual somos capaces de recordar, para nosotros mismos
o los otros, este conjunto. 31 De manera que lo que llamamos "esta mesa" no es
propiamente una cosa o substancia, sino solamente un conjunto relativamente constante
de ideas simples contiguas -idea de rojo, de dureza, etc.- que designamos con un
nombre -"esta mesa", o bien "la mesa de mi escritorio"- con el propósito de facilitar el
recuerdo o la mención, para saber, en una palabra, a qué particular conjunto de
impresiones nos referimos. En una carta del año 1746 escribía el filósofo: en lo que se
refiere a la idea de substancia, debo reconocer que, como no tiene acceso al espíritu a
través de ninguno de nuestros sentidos o sentimientos [pues de ella no hay impresión
ninguna], siempre me ha parecido que no es nada más que un centro imaginario de
unión entre las diferentes y variables cualidades que pueden encontrarse en cada trozo
de materia32 que nos ofrezca la experiencia. 8. Crítica de la idea de alma La crítica que
se ha hecho ha estado dirigida a la noción de substancia en general, si bien se tomó
como ejemplo una substancia material o corporal, "esta mesa". Pero la misma crítica se
aplica de modo semejante a La substancia pensante, alma o yo. La idea 30 Treatise. lib.
I, parte I, sec. VI, p. 16. 31 loc. cit. (trad. esp.. Madrid, Calpe, 1923, tomo I, p. 44,
retocada). 32 The Letters of David Hume (ed. by J.Y.T. Greig. Oxford, At the
Clarendon Press, 1932). tomo I, p. 94. PRINCIPIOS DE FILOSOFÍA EL EMPIRISMO
de alma es paralela a la de substancia material: este pensamiento que ahora pienso, este
dolor o este deseo particulares que en este momento experimento, serían estados
pasajeros, manifestaciones o accidentes del alma misma, de la substancia pensante que
soy yo. Ahora bien, ¿tengo impresión de mi alma o yo? No hay duda de que tengo
impresión -impresión de la reflexión- de mi dolor presente, o de que deseo algo, etc., es
decir, tengo impresión de los que llamo accidentes de mi alma. Pero en cambio no
parece en modo alguno que tenga impresión del alma, de la cual este acto de pensar,
este recuerdo, este deseo, serían las expresiones o estados pasajeros. En efecto, cuando
penetro más íntimamente en lo que llanto yo mismo (myseIf), tropiezo siempre con
alguna u otra percepción particular, de calor o frío, luz o sombra, amor u odio, dolor o
placer.33 Lo que yo percibo en mí mismo es siempre algún estado particular –este
recuerdo, este placer, etc.; sobre ello no hay duda ninguna. Pero en cambio no encuentro
ninguna impresión de mi alma o yo. No puedo jamás sorprenderme a mí mismo
(myself) sin percepción alguna, y jamás puedo observar nada, sino la percepción
[particular que se da en cada caso].34 De mí mismo no puedo observar sino mis
diversas percepciones particulares, pero no lo que sería yo mismo, mi yo substancial,
independientemente de aquellas manifestaciones. Mi yo o alma, conforme a la teoría
substancialista, debiera ser algo diferente de mis estados particulares; pero ocurre que
no tengo impresión ni percepción ninguna de mí mismo fuera de estos estados
particulares, y por tanto no sé en absoluto si hay tal alma o no. Cuando mis
percepciones se suprimen por algún tiempo, como en el sueño profundo, no me doy
cuenta de mí mismo y puede decirse verdaderamente que no existo. 35 En el sueño
profundo no hay ninguna percepción; pero entonces tampoco tengo conciencia de mí
mismo, no sé si existo o no, y más bien podría decirse que no existo, puesto que no
tengo entonces impresión ni conocimiento ninguno. Suprimida toda percepción
particular -suprimido todo accidente- parece que se suprime a la vez el yo -la substancia
"pensante". Y continúa Hume: Y si mis percepciones fueran suprimidas por la muerte y
no pudiese ni pensar, ni sentir, ni ver, ni amar, ni odiar después de la disolución de mi
cuerpo, me hallaría totalmente aniquilado, y no puedo concebir qué más se requiere para
hacer de mí un no-ser perfecto.36 En conclusión, entonces, lo que llamamos "alma" o
"yo" no es nada más que el conjunto o la serie de mis percepciones o estados anímicos.
La substancia pensante es sólo 33 Treatise, lib. I. parte IV, sec. VI, p. 252 (trad. esp.. I,
p. 390, retocada). 34 loc. cit. (trad. loc. cit., retocada). 35 loc. cit (trad. loc. cit.) 36 loc.
cit (trad. loc. cit.) PRINCIPIOS DE FILOSOFÍA EL EMPIRISMO un haz o conjunto
(bundle or collection) de diferentes percepciones que se suceden las unas a las otras con
rapidez inconcebible y que se hallan en flujo y movimiento perpetuos.37 El alma no es
la base o soporte misterioso del cual mis diversos estados psíquicos particulares fuesen
manifestaciones, como había sostenido Descartes. Para Hume no se trata más que de
una serie de percepciones que se suceden muy rápidamente en continuo flujo: esta
corriente, considera como totalidad, es lo que se llama "yo"; y éste no es nada más. 9.
Excursus. La "superación" de los filósofos No será superfluo que en este punto
formulemos una observación que, no por estar hecha de modo marginal, deja de tener
grave importancia, si es que se quiere comprender la índole de la filosofía. Las ideas de
causalidad y substancia son fundamentales para el racionalismo, según se dijo (cf. Cap.
VIII. § 14). A Descartes le parecieron tan claras y distintas, que ni por un momento
parece haber dudado de ellas. Y sin embargo Descartes fue el filósofo de la duda, y la
duda metódica exigía no admitir nada porque sí. y. por tanto, requería implícitamente el
examen de aquellas ideas. Descartes no lo hizo, convencido de que se trataba de
nociones tan evidentes que están más allá de toda posible duda. Que, por el contrario, se
trata de conceptos bastantes sospechosos, lo mostró Hume magistralmente. Ahora bien,
¿significa esto que Hume fue más inteligente o hábil que Descartes, o. todavía más que
nosotros, que repetimos las críticas de Hume, hemos de considerar a Descartes un
filósofo "superado" (por lo menos en lo que se refiere a aquellas nociones) y podemos
dar por falso o perimido su sistema? Creerlo sería caer en la más grande ingenuidad y
precipitación de juicio, y en el fondo no comprender la esencia de la filosofía, que
siempre nos está exigiendo regresar a los grandes pensadores del pasado. Descartes, que
idea el método de la duda, "olvida" dudar de la substancia y de la causalidad. Pero no
por una falla, por decir así, no porque fuese torpe donde nosotros nos hemos vuelto más
hábiles, sino porque todo filósofo, como todo hombre, tiene sus limitaciones, y nadie
puede saltar por encima de la propia sombra. Estas nociones de substancia y causalidad
son, por expresarnos así, parte de la sombra de Descartes como filósofo e individuo
histórico, constituían su propio ser; y justamente lo más difícil es hacernos objetivo lo
que nosotros mismos somos. Es en el fondo mismo del hombre, en su más íntima
esencia, donde se encuentran las limitaciones de la filosofía. Se afirmó páginas atrás
(Cap. III, § 10) que la filosofía pretende ser un saber sin supuestos; pero también se
apuntó que ello es sólo un desiderátum. Porque la constitución propia del hombre, lo
que la filosofía actual se complace en llamar la "finitud" del hombre, le impide alcanzar
el ideal del saber absolutamente libre de supuestos; al contrario, el hombre, por esencia,
los requiere. Y en cierto modo podría decirse que la historia de la filosofía, contemplada
en su conjunto, es como una sucesión donde cada filósofo va mostrando los supuestos
sobre los que se movió el filósofo anterior, sin perjuicio de que, a su vez, sea víctima de
los que el predecesor había descubierto, o de otros nuevos. 37 loc. cit. (trad. I. p. 391,
retocada). PRINCIPIOS DE FILOSOFÍA EL EMPIRISMO 10. Balance de la filosofía
de Hume. Escepticismo y naturalismo La filosofía de Hume, por lo que hemos visto
(pero es preciso aclarar que la exposición ha excluido su ética), termina por disolver
todo conocimiento y toda realidad en meras impresiones: no hay ni cosas, ni alma, ni
conexiones necesarias, o, al menos, no tenemos ninguna seguridad de que las haya. Sin
embargo esto no significa ir a parar al escepticismo absoluto o pirrónico, que para
Hume no sería más que una "diversión" (amusement)38 del pensar ocioso, porque
aunque un pirrónico pueda arrojarse a sí mismo o arrojar a otros a un estado de
momentánea confusión y de sorpresa por sus profundos razonamientos, el primero y
más trivial suceso de la vida pondrá en fuga todas sus dudas y escrúpulos y lo dejará al
mismo nivel, en todo punto de acción y especulación, que los filósofos de cualquier otra
secta, o que aquellos que nunca tuvieron que ver con investigaciones filosóficas. 39 El
escepticismo absoluto llevaría a eliminar toda acción y todo pensamiento. Pero en
verdad tal escepticismo es imposible; la naturaleza, el instinto, lo superan de hecho: "La
naturaleza es siempre demasiado fuerte para los principios",40 es decir, para las
especulaciones, que siempre serán vencidas por la vida. A pesar de todas las dificultades
que se han revelado en los análisis de la causalidad y de la substancia, a cada momento
de la vida diaria razonamos suponiendo cosas y nexos casuales, "y no podríamos
subsistir de ningún modo sin emplear esta clase de argumento."41 La praxis refuta al
escepticismo; La acción, el trabajo (employment) y las ocupaciones de la vida diaria son
los grandes destructores del pirronismo.42 La creencia en un mundo de cosas
conectadas causalmente es una creencia inconmovible que nos ha infundido la
naturaleza, la cual "por una necesidad absoluta e incontrolable nos ha determinado a
juzgar [no a dudar o abstenernos de juzgar] tanto como a respirar y sentir."43 El yo, la
casualidad, las cosas, las sentimos, porque la creencia (belief) que nos lleva a afirmarlos
"es más propiamente un acto de la parte sensitiva de nuestra naturaleza, que no de la
cogitativa.” 44 La condición humana es entonces bien peregrina; porque de hecho cree
en principios sin los cuales su propia existencia sería imposible, pero cuya indagación
conduce a la duda, al escepticismo: la extraña condición humana, que debe actuar y
razonar y creer, aunque no es capaz, ni con la más prolija investigación, de contentarse
en lo que respecta al fundamento de estas operaciones o de alejar las objeciones que
puedan hacerse contra ellas. 45 El escepticismo, entonces, se contrapesa con el
naturalismo. Es incuestionable que la duda tiene su utilidad: despierta el sentido crítico,
y elimina el dogmatismo y el fanatismo. Y Hume se declara partidario de un
escepticismo moderado o académico,46 que confía en el instinto natural y valora las
ciencias en la medida en que concentren sus 38 Enquiry, sec. XII. parle II. p.160 (Irad.
p. 234), 39 loc. cit., (trad. pp. 233-234. retocada). 40 loc. cit. 41 op. cit., p. 158 (trad. p.
231 retocada). 42 op. cit.. pp. 158-159 (trad. p. 232). 43 Treatise, lib. I. parte IV. sec. I.
p. 1 83. 44 loc. cit. 45 Enquiry, sec. XII, parte II, p. 160 (trad. p. 234, retocada). 46 Así
llamado porque dos escolarcas de la Academia. ARCESILAO (315-241 a.C.) y
CARNÉADES (214- 129), asumieron una actitud escéptica. PRINCIPIOS DE
FILOSOFÍA EL EMPIRISMO investigaciones en aquellos temas susceptibles de ser
verdaderamente conocidos y que estén al servicio de la vida humana. Así se entienden
las palabras con que Hume cierra su Investigación sobre el entendimiento humano.
Cuando recorremos las bibliotecas, persuadidos de estos principios, ¡qué devastación
deberíamos hacer! Si tomamos en nuestra mano un volumen, de teología o de metafísica
escolástica, por ejemplo, preguntemos: ¿Contiene algún razonamiento abstracto acerca
de la cantidad y el número? No. ¿Contiene algún razonamiento experimental acerca de
los hechos y cosas existentes? No. Pues entonces arrojémoslo a la hoguera, porque no
puede contener otra cosa que sofística e ilusión.47 Los únicos campos de conocimiento
legítimo son las matemáticas las ciencias de la naturaleza. Fuera de estos límites, no
puede hacer el entendimiento humano otra cosa, sino perderse en falacias y engaños.
IV.1) Neopositivismo: Círculo de Viena.
LORENZANO.
CHALMERS.
REALE Y ANTISIERI.
KLIMOVSKY.
H asta el momento hemos discutido la naturaleza del método científico, si es que tal
cosa existe como para que sea posible hablar de él así, en singular, dando especial
preferencia a aspectos vinculados con lo que se denomina la "lógica" del método y, en
especial, con la estructura de .las teorías científicas. Esta última analiza el modo en que
se jerarquizan las proposiciones científicas según un orden deductivo (y a veces también
gnoseológico), lo cual ofrece una visión de la ciencia que, desde el punto de vista
metodológico, ha sido denominada por muchos autores la concepción standard. A
nuestro juicio, refleja con bastante exactitud la forma de proceder de los científicos,
especialmente en campos como el de las ciencias naturales y, en especial, de la biología,
aunque creemos que lo mismo puede afirmarse para parte de la física, de la psicología y
de las ciencias sociales. Sin embargo, la concepción que hemos analizado en detalle ha
sido sometida a críticas parciales y, a veces, drásticas y totales por parte de ciertos
episternólogos actuales. Éstos dudan de que la descripción fáctica de lo que realmente
hacen los científicos, en el seno de una comunidad social, se corresponda con la práctica
del método hipotético deductivo; creen, más bien, que es necesario poner el centro de
gravedad del análisis en cuestiones sociológicas, en especial las atinentes al
comportamiento de la comunidad científica frente a los problemas que la sociedad le
demanda o a las propias opiniones, divergencias y creencias que adoptan. A mediados
de nuestro siglo y especialmente en la década de los años 60, se publicaron libros y
artículos que pasaron a formar parte de lo que, en su momento, se denominó la "nueva
epistemología". Todos estos aportes, vinculados a nombres tales como los de Kuhn y
Feyerabend, no llegaron a constituir una posición unificada que pudiera oponerse de
manera frontal a la sustentada por los hipotético deductívístas. De hecho, hay notables
discrepancias entre los partidarios de la "nueva epistemología" y, para mayor
complicación, existen, además, posiciones intermedias y más cautelosas corno la de
Lakatos, que, si bien aceptan parte de las críticas que provienen de la "nueva
epistemología", defienden una posición más clásica, argumentando incluso que ciertas
propuestas en boga resultarían peligrosas desde un punto de vista cultural, pues
allanarían el camino para un ataque devastador contra la racionalidad. El más popular de
los "nuevos epistemólogos", aunque quizá no el más ingenioso, es Thomas S. Kuhn. Su
libro de 1962, La estructura de las revoluciones científicas, imprimió un giro
copernicano a la epistemología contemporánea y la desplazó de su posición logicista
tradicional a otra de carácter más sociologista y vinculada con la historia de la ciencia.
Corno el propio Kuhn lo relata en la introducción a su libro, él comenzó su carrera
como físico, pero luego, por razones circunstanciales, se interesó por la historia de la
ciencia, momento en el que advirtió que lo que había sucedido en los períodos más
característicos del desarrollo de la ciencia no parecía corresponder exactamente a lo que
los epistemólogos tradicionales le habían enseñado. Muchas ideas acerca de tácticas
científicas y de la conducta de los investigadores, tal como la historia de la ciencia 10
señala, no parecían adecuarse a la concepción de epistemólogos como Popper, Hempel,
Nagel y muchos otros que provenían de la corriente positivista lógica o de algunas
similares del ámbito anglosajón. 341 · E:l s~ libro, KU!1ll.desarrolla su propuesta
especialmente en relación con las c:enclas físl~as y quurucas, y muy poco en relación
con la biología o las ciencias sociales.. ConsIderaremos entonces una disciplina e del
ámbito de las ciencias físicas y ~nahzaremos su desarrollo histórico, en los términos que
emplea Kuhn, desde sus ongenes hasta su estado actual. Según Kuhn, hay que distinguir
en el desarrollo de ~ etapas que luego se repiten cíclicamente y a las cuales, aun a riesgo
de esquematizar en exceso su pensamiento, numeraremos correlativamente. Preciencia
En la etapa número 1, que pudiéramos llamar precientifica, por razones que se
comprenderán a continuación, no puede decirse que la cienciaC se haya constituido de
una manera normal, tomando esta palabra con un significado técnico que
íntroducír~mos más. adelante. I'!ay que admitir que en esta etapa existen investigadores,
estud.I?SOS.y, SI se los quiere llamar así, hombres de ciencia, que toman en
consideracion CIertos pl:oblemas y tratan de resolverlos. Habrá distintos enfoques y
escuelas para el ab?r~la)e de tales problemas, pero lo que ocurre, y éste es el rasgo
distintivo y caract;nstic? ~e este momento del desarrollo de la ciencia C, es que no
existe consenso 1ll unanirnida.] en la comunidad constituida por las personas dedicadas
a tales menes~ere~: De hecho, se trata de individuos aislados o de capillas que tienen
poca conuuucacíón entre sí y todo ello plantea inconvenientes en CUaJItoa la
posibilidad de aunar esfuerzos. Los individuos aislados tienen, cada uno de ellos, su
propio equipo d~, conceptos para elaborar sus hipótesis, su particular lenguaje y su
peculiar valoración en cuanto a la impOliaJIcia o trivialidad de los problemas que
analizan. Se com~ren~e que este .estado de cosas provoca avances de la investigación
científica en direcciones muy diferentes Por otra palie, la utilización de conceptos
distintos tiene. c~mo efecto que la experiencia y los hechos, al ser conceptuados de
modo no cOlllcldente, recortan el universo en unidades, objetos, propiedades y
relaciones de nat~raleza muy diversa. Como Kuhn lo afirma, resulta que cada
descJipción de la real.ldad y de los hechos alude a lo que realmente podría denominarse
un "mundo distinto", porque está dividido, construido y clasificado según concepciones
muy dif~rentes. A est? se agrega que tampoco son comunes los instrumentos de los que
Iispone cada Científico para sus investigaciones. En una palabra, la actividad científi- :~
e~ como un arclIi~iélago de islas muy distantes las unas de las otras, donde
cada :leIJtI~co, de ~o.do. aislado, realiza su investigación en un universo de nociones
muy )ecultares y distintivas, de lo que resulta, y esto es muy grave para la eficacia de la
nvestigación científica, poca y difícil comunicación entre tales individuos. No es que
esta .sea enteramente imposible, pero hay que hacer notar aquí un rasgo distintivo de a
rmsma que, en cierto sentido, es un tanto agresivo para quienes nos dedicamos t la.
epi~temologÍa: gran palie del esfuerzo que los científicos destinan a argumentar r
discutir con otros consiste en tratar de persuadir al contendor de que los funda- ?entos
en los que se apoyan para su actividad son los únicos válidos. En cierto senido, gran
palie de la discusión es una disputa epistemológica acerca de lo apropia- [o de los
conceptos, de lo útil. y justo que es adoptar tal o cual conjunto de princi42 -------.--
__.__ . .. pios y de la importancia o. no de cierta problemática. En síntesis, la di~~usión
científica es fundamentalmente de naturaleza filosófica o, al menos, metateórica, y es
poco lo que se hace que pueda ser considerado, con eficacia, investigación científica.
Metafóricamente hablando, el conjunto de los científicos se comporta como una especie
de caótico ejército en el que todos los sol~ados ~e~en uniformes dis~~tos, armas
distintas, estrategias distintas y aun concepciones distintas acerca de quien es el
enemigo. Avanzan, por tanto, en direcciones diferentes. . Aunque semejante anarquía
puede resultar grata para ciertos posmodemlsta.s actuales partidarios de una libertad
total que garantizaría la riqueza del pensamiento humano, no parece aconsejable para la
marcha de la cien?ia, que es esenci~lmente una empresa colectiva. Precisamente, Kuhn
defiende la tesis de q~e I~ eficacia de la empresa científica, comparada con otras
empres~s hU!:lanas, ra~lc~ Jus~am~nte en que, en determinado momento, tal anarquía
y dispersión del ejercito científico es reemplazada por una forma más coordinada y
consensual de actuar, con lo cual e deja de ser una "preciencia". A propósito de ~sta
c~racterística, Kuhn reco~oce q~e el origen de su pensamiento y su epistemología
radica .~n un ~e~lle de caracter ~IOgráfico: en determinado momento de su carrera,
debió convtvir durante dos anos con los investigadores de un departamento de ciencias
sociales y ahí pudo llegar a la conclusión de que la calidad científica, la capacidad y la
inteligencia de los hombres que integraban ese departamento, en comparación con los
de un departamento de física o de química, no presentaba ninguna diferencia. ~Cuál es,
ento.nces, la ,r~- zón por la cual las ciencias sociales y humanas no han temdo una
eficacia y un exito comparables a los que pueden exhibir las "ciencias duras" como la
física, la química o la biología? .. . En opinión de nuestro epistemólogo, la razón es que
las ciencias SOCIalesy ~un, en cierto sentido, la filosofía, no han llegado a una posición
de c?nsenso y de ~culación en la tarea científica que les permita superar la etapa 1. Esta
sería la explicación de por qué en esos ámbitos no ha aparecido todavía su Newton, o
su. I?~n, alguien que pudiese diseñar un método unificador capaz de vo~ver mas
~llIdl~eCCI?- nal la actividad científica. Verdad es que muchos científicos
SOCIalespodnan discutir fuertemente esta tesis. Los materialistas dialécticos aducirían
que el Newtonde estas disciplinas ha sido Karl Marx, pero en la práctica no todos los
científicos sociales adoptansus teorías. En economía, la escuela de Keynes pareció, en
su m?mento, desempeñar un papel unificador que finalmente se comprobó que no
peseta, _pu~s las ciencias económicas todavía se hallan divididas en una sene de
modelos científicos inconciliables entre sí. (De hecho, con el auge actual del neo
liberalismo, la comparación entre neo liberales, marxistas y keynesianos se hace una
tarea realmente muy difícil.) La visión kuhniana de una primera etapa de preciencia
caracterizada por una anarquía de individuos o escuelas irreconciliables que no se
reconocen,entre sí no parece pintar con toda exactitud lo que realmente ocurre.
Veremos, mas adelante, que con el tiempo Kuhn modificó un tanto sus opiniones de
~962, y que su~ mo~~elos epistemológicos actuales permitirían contempla:' más
aproplad~e~te la ~ltuaClOn en este sentido. Pero hay un aspecto en el que, sm embargo,
continua teniendo razón, y es su idea de que la discusión epistemológica es síntoma de
que se está, to343 d~vía, en la primera etapa. Las dificultades en combatir el
anarquismo correspondiente a esta etapa se advierten con claridad en el campo de las
ciencias sociales, en el que comprobamos la existencia de una enorme cantidad de
discusiones sobre fundamentos, principios y orientaciones generales entre las distintas
escuelas e investigadores. Ciencia normal y paradigmas A través de su experiencia con
los científicos sociales, Kuhn creyó encontrar los conceptos claves que podían revelar
cuál es el motor histórico que permite a la ciencia atravesar distintas etapas. Luego de
aquella etapa 1 de preciencia se accedería a la etapa 2, que denominaremos la "etapa del
logro". De pronto, un científico, debido a circunstancias que pueden variar según el
contexto histórico, realiza un descubrimiento, escribe un tratado, diseña un instrumento
o artefacto, acuña un nuevo conceptoo formula una teoría que tiene un peculiar éxito
pararesolver problemas no resueltos por los individuos o las escuelas aisladas de la
etapa precientífica. Este éxito desencadena, casi inmediatamente, la etapa 3, la "etapa de
conversión", en la que, paulatinamente, la comunidad científica que corresponde a la
disciplina e se convence o persuade de lo adecuado del logro obtenido en la segunda
etapa. Aquí el empleo de la palabra "conversión" es esencial porque, por razones que
discutiremos luego, Kuhn parece pensar (o 10 pensaba en 1962) que la discusión lógica
y la comunicación argumentativa entre individuos o representantes de distintas escuelas
es una empresa poco menos que imposible. Cuando los criterios valorativos, el equipo
de conceptos y la concepción general acerca del mundo son diferentes, no existe un
terreno neutral en el que sustentarse para debatir. En este sentido, hay que reconocer que
todos hemos experimentado, en ámbitos tales como la política, la sensación de que era
totalmente imposible la comunicación con el contendor porque no había allí ni
conceptos ni principios básicos a partir de los cuales entenderse o aun describir los
hechos. Kuhn parece creer que el individuo que adopta el punto de vista del científico
que consiguió el logro 10 hace a través de una suerte de insight, en la terminología
psicoanaHtica, más parecido. a un acto de conversión religiosa que al resultado de
dejarse convencer por argumentos. Los científicos abandonan la posición en la que se
hallaban y adoptan el punto de vista del autor del logro simplemente porque
experimentan y vivencian la conveniencia de entender el mundo y actuar bajo el nuevo
marco que la novedad ofrece. Este proceso de conversión puede continuar, dice Kuhn,
hasta que desaparecen todos los científicos portadores de las posiciones anteriores,
adoptándose así de manera unánime y consensual la nueva posición. Este es el
momento, corno dice en al. gún párrafo un tanto risueño Kuhn, en que se ha muerto el
último adepto de una concepción anterior y ya toda la comunidad científica utiliza la
misma ideología cien. tí~ca para su acción. Tal estado de consenso caracteriza a la etapa
4, llamada de "CIencia normal", una de las nociones claves del pensamiento kuhniana.
Es interesante advertir que la palabra "normal" presenta algunas dificultades, pues
parecería tener una connotación valorativa, lo cual no parece adecuarse a las ideas de
Kuhn. Sig344 -------- nificaría, simplemente, una forma estereotipada de acción o de
conducta. Al parecer el concepto de "ciencia normal" tendria, entonces, un carácter
puramente descriptivo. Como enseguida veremos, lo que Kuhn defiende es que la labor
científica se hace mucho más potente y expeditiva en esta etapa que en las etapas
anteriores. Ahora bien, Kuhn introduce, en relación a la etapa 4, un segundo concepto
central e importante para su epistemología, la noción de "paradigma". En una primera
instancia y pese al uso un tanto vago que Kuhn hace de esta palabra, el paradigma
parecería ser el logro que motiva la transición de la etapa 1 a la etapa 4, y que estaría
caracterizado, por un lado, precisamente por el aporte científico que motivó el cambio,
pero, por otro, por el "estilo de trabajo" adoptado por la comunidad científica en
imitación y reflejo de aquel empleado por el científico que consiguió el logro. De
acuerdo con lo que afirma Kuhn, un paradigma sería un logro científico
consensualmente adoptado por una comunidad científica como guía sistemática para la
realización de sus tareas, logro que posibilita la práctica normal de la ciencia. l.a
expresión clave es aquí "logro científico", indicativa de que no cualquier aporte
adoptado por unanimidad constituye un paradigma en el sentido que interesa a la
epistemología y a la historia de la ciencia. En verdad, Kuhn no efectúa con claridad las
distinciones que se deberían ofrecer en este punto, y parece privilegiar la mera situación
de consenso frente a los aspectos lógicos, epistemológicos o prácticos de la actividad
científica. En opinión del autor de este libro, "logro científico" debería entenderse como
algo con características lógico-gnoseológicas, o sea, que "acerca a la verdad" o bien que
tiene peculiar eficacia para resolver problemas. No es nuestro interés, por el momento,
tomar posición al respecto, pero todo ello estaría indicando que la razón por la cual el
acceso a la etapa 4 es aconsejable, es que la ciencia normal está ligada a algún aspecto
lógico o pragmático de la actividad científica valorativamente importante, pero por
consideraciones distintas e independientes de lo que puede denominarse la mera
"descripción pragmática" o "sociológica" de la conducta de los científicos. En resumen,
oculta detrás de la forma meramente descriptiva en que Kuhn reconoce la existencia de
la etapa 4 y de la importancia del fenómeno de la constitución de paradigmas, se halla
también, en nuestra opinión, una concepción vaIorativa: el estado de ciencia normal,
realizado con la guía de un paradigma, es deseable porque garantiza una eficacia que en
la etapa 1 no se había alcanzado. Indudablemente, sea cual fuere la razón valorativa que
aconseja alcanzar la etapa 4 de ciencia normal, no cabe duda, utilizando nuestra
metáfora anterior, que ahora el ejército disperso y anárquico de la etapa 1, gracias a la
aceptación del paradigma, ha adoptado el mismo uniforme, las mismas armas, la misma
estrategia y todos los soldados avanzan en una misma dirección. Como consecuencia,
los problemas que atacan los científicos se hacen cada vez más sofisticados y los
resultados más potentes, a la vez que se discuten cada vez menos los fundamentos de la
ciencia y los temas epistemológicos, ya que hay tácita unanimidad acerca de principios
y métodos empleados para resolver problemas. En esta etapa la ciencia muestra, como
empresa comunitaria, un éxito en la resolución de problemas que otras empresas no
tienen, lo cual pone en evidencia lo que el paradigma implica, como motor de la
investigación, para la actividad científica. Es curioso que para Kuhn la actividad
científica no es descriptible, en términos 345 sociológicos, como una tarea vinculada
con el amor a la verdad o como una aventura espiritual o filosófica a su propio derecho.
La actividad científica estaría centrada en el propósito de resolver problemas. No aclara
Kuhn suficientemente si se trata de problemas prácticos, tecnológicos u otros de
naturaleza abstracta o puramente lúdicra. Sea como fuere, en la descripción de Kuhn la
actividad científica se asemeja mucho a una actividad deportiva, donde 10 que interesa,
ante todo, es quién resuelve un problema o alcanza un descubrimiento por primera vez,
o quién sustenta el record de eficacia científica. Para utilizar otra metáfora empleada por
Kuhn y que refleja el sentido de lo que estamos diciendo, los problemas son como los
enigmas de la sección pasatiempos de los suplementos dominicales de los periódicos o
también rompecabezas que hay que resolver. El desafío es evidentemente lúdicr~ y e!
cie~tífico que lo resuelve siente la satisfacción de haberlo hecho y, si es posible, de
haberlo hecho antes que otros competidores. Esta posición es muy diferente de la
concepción de la ciencia como una aventura cuyo sentido filosófico es alcanzar la
verdad, aunque, por el momento, no queremos plantear ninguna discusión acerca de
estas concepciones de Kuhn porque no resulta claro si tal comportamiento de la
comunidad científica merece, para él, algún juicio valorativo. (En principio, parecería
que para Kuhn tal proceder es "correcto", pero por razones puramente instrumentales y
pragmáticas: si los científicos desean "jugar" y, por añadidura y como resultado de ello,
resuelven problemas prácticos, obtienen conocimientos y producen beneficios para la,
humanidad" bienvenido sea el juego.) Debemos reconocer que, en algunas situaciones
que se han presentado en la historia de la ciencia contemporánea, el modo de proceder
de las comunidades científicas se corresponde con lo que Kuhn afirma. El autor de este
libro ha convivido gran parte de su vida con comunidades científicas y, especialmente,
con la comunidad matemática, y debe reconocer que e! impulso que lleva a muchos
científicos a organizar una investigación se vincula con la posibilidad de resolver un
problema no resuelto y hacerlo antes que otros. El famoso biólogo James Watson, uno
de los descubridores del código genético, describe en su libro La doble hélice la
preocupación :le su equipo por resolver cuanto antes el problema de la naturaleza
química y esructural de los cromosomas, pues un grupo sueco estaba a punto de hacerlo
y era iecesario lograr la prioridad. Todo lo cual justifica el acierto de Newton-Smith
cuanlo, en su libro La racionalidad de la ciencia, se pregunta sin tapujos si lo que
imiulsa a los científicos es un noble propósito o la posibilidad de obtener el premio
NoJeL De todos modos, la descripción de Kuhn es un tanto amplia y vaga, y no sería
mposible conciliar el amor a la verdad o el interés filosófico del científico con el
imiulso deportivo de obtener resultados concretos a la brevedad. Una característica del
paradigma, según Kuhn, es su invisibilidad. Para recurrir a ma metáfora: una persona
que utiliza anteojos mira a través de ellos, pero no los utiza para mir~r1os. Si se está
contemplando la realidad a través de un paradigma, se bservan entidades y situaciones a
través de él, pero, en general, no se tomará coniencia del mismo mientras se investiga.
Salvo que haya una situación de crisis (en na etapa posterior del desarrollo científico
que más adelante analizaremos) nadie ene interés en discutir el paradigma porque el
paradigma está fuera de cuestión. lna vez adoptado, él es la llave maestra para nuestra
inspección acerca del mundo. :16 ------------.------- __ . De modo que, a un físico del
siglo XVIII o de la primera mit;ad del siglo pasado, no se le hubiera ocurrido, a menos
que tuviera fuertes propensiones filosoficas, plantearse dudas y reexámenes acerca del
paradigma newtoni~no, ,en tanto que, e~ situacíones de, crisis, esto sería totalmente
natural. Para un c:entífico de aquella epoca, las leyes de la mecánica newtoniana eran
tan natur~l~s: evidentes y nec:s~nas que nunca se le hubiese ocurrido ponerlas en tela
de JUICIO.SU tarea. consistía en re~ol~er problemas mecánicos y astronómicos con
ellas; _pero no cue~tlOnarlas. Algo s~ml~ar hubiese dicho el propio Kant, porque en la
Critica de la razon pura trata de Justificar la validez filosófica de ese paradigma
newtoniano sin que e~ momento algu~o se le ocurra ponerlo en duda o imaginar la
posibilidad de que. exista otro, altemati~o. Debemos reconocer con Kuhn que realmente
no hay nmguna razon para diSCUtir desde un ángulo epistemológico los supuestos
científicos que, en. cierto momento de la historia, permiten obtener éxito práctico de una
m~nera continua y cada vez más amplia. Sin embargo, éste es el punto en el que
conviene record~r las p~labras de Bertrand Russell cuando afirma que la ciencia tiene
dos maneras slst~m~~cas de avanzar una de las cuales la ordinaria, parecería
corresponder a la descripción kuhniana d~ la ciencia normal: y la otra consistiría en
volver periódica y sist~máticam~nte a los principios de la ciencia para, en cada
momento, aunque parezca mnecesano, preguntarse por qué los hemos adoptado y cu~l
es la, razón por la qu~ los empleamos. El resultado de esta táctica puede conducir, y asi
lo afi:n1a, con a~lerto Rus~ell, a la modificación de las teorías y al consiguiente
progreso Científico. En tal sentido, parecería que la posición de Russell es más
aconsej~ble que aquella que adopta Kuhn a través de su tesis de la invisibilidad del
paradigma. Interludio: Kuhn como estructuralista y holista Ciertos aspectos del
pensamiento de Kuhn justifican que sea con~ebi~o como estructuralista en muchas de
las acepciones contemporáneas de este termlll? Cuando hablamos de "logro científico"
parece que deberíamos discriminar entre ejemplos como el que ofrece el descubrimiento
un tanto accidental de los rayos X por p.a~e .de Riientgen y el del advenimiento de
trascendentes teorías como la. electrodinámica de Maxwell o la mecánica cuántica. Pero
Kuhn señala que, en realidad, los sucesos en sí mismos no son tan diferentes como
parecen a primera vista. El descubrimiento de un hecho al que se considera trivial
presupone que las teorías ya existentes no son incompatibles con el mismo. Lo
realmente interesante acontece cuando el he~~o descubierto es de tal naturaleza que
obliga a cambiar la teoría y hasta la. concepcion que se tiene acerca del mundo. Por ello,
se observa que, cuando se constituye un paradigma, el descubrimiento de un hecho es
un "logro" si y sólo si implica, de alguna manera la necesidad de cambiar de teoría.
Podría creerse (pues Kuhn se expresa en ocasiones descuidadamente) que un paradigma
es sencillamente una teoría; él mismo habla, en ocasiones, de la teoría de! paradigma o
de la teoría sustentada P?r Ía ciencia normal. Pero en realidad Kuhn no identifica al
paradigma con la teona, pues el paradigma implica todo un sistema de conceptos, de
articulación"de la exp,eriencia, de métodos y de valores, noción mucho más cercana a
las de concepción 347 de mundo", ideología o Weltanschauung que a la de teoría. No
obstante, se advierte que el centro de una concepción de mundo o una Weltanschauung
es alguna clase de propuesta teórica, o sea, una serie de admisiones acerca de cómo es y
cómo funciona el universo. Conviene recordar que, al fin de cuentas, una teoría no es
meramente un conjunto de hipótesis, pues se vincula además con un lenguaje y una
lógica. De hecho, sin embargo; la invisibilidad del paradigma hace que las hipótesis que
constituyen las "teorías del paradigma" (si se nos permite hablar de esta forma) no sean
nunca puestas en contrastación, simplemente porque durante los períodos de ciencia
normal son ignoradas desde un punto de vista epistemológico, y ésta es la razón por la
cual Kuhn no acompaña a los hipotético deductivistas en su concepción del método
científico. Admite, sin la menor duda, que en el curso de la investigación normal se
proponen hipótesis y se realizan contrastaciones, pero, a diferencia de Popper, no
considera asunto de ética científica la contrastación indefinida de una teoría con el fin
de agredirla, cruelmente, en la búsqueda de refutaciones. Tal cosa no acontece en la
práctica científica real, afirma Kuhn, y por ello la noción de paradigma resulta ser un
tanto similar, en este aspecto, a la de ideología política. Un político puede cuestionar la
competencia de un ministro o de un plan económico pero difícilmente hará lo propio
con su propia ideología o trate de ponerla a prueba, En este sentido, parecería que la
concepción de la ciencia que defiende Kuhn es, realmente, muy distinta de la que
sostiene Popper. Debemos intentar ahora caracterizar con mayor precisión el punto de
vista que, a propósito de la ciencia normal, sostiene Kuhn como epistemólogo. En
cuanto a su noción .de paradigma, la posición kuhniana es fundamentalmente
sociologista, pues lo concibe como una estructura en la que, parcialmente, puede haber
elementos lógicos, peI:o que es adoptada por la comunidad científica por un peculiar
tipo de conducta SOCIal,el consenso o compromiso. Esta es una noción central para
entender la posición kuhniana: como ya dijimos, la aceptación del paradigma y la
unanimidad con que se lo utiliza en las investigaciones científicas se alcanza por medio
de una suerte de "iluminación" y no como consecuencia de una actividad crítica basada
en argumentaciones lógico-empíricas. La epistemología de Kuhn resulta ser así una
mezcla de sociologismo y pragmatismo, empleada para comprender por qué la
comunidad científica adopta y comparte un paradigma y actúa de determinada manera a
medida que la ciencia se desarrolla. En algunos de sus escritos, y para defenderse de las
acusaciones de "irracionalista" que se le han endilgado, Kuhn admite que en los
cambios de actitudes que llevan a adoptar un paradigma inciden ciertas "vertientes
racionales", consideraciones lógicas y recursos a la observación. Sin embargo,
considerada globalmente, la descripción kuhniana de la conducta 'científica en el
período de ciencia normal parece responder más a criterios sociológicos que a los de
carácter lógico y empírico que anteriormente introdujimos a propósito del método
hipotético deductivo. El lector debe recordar, pese a ello, que en la versión compleja del
método ya se manifestaban ingredientes de naturaleza sociológica, acerca le los cuales
admitíamos la imposibilidad de no tomarlos en cuenta. Así como se advierten en Kuhn
aspectos estructuralistas, no faltan en su pensamiento otros que bien podríamos
caracterizar como holísticos. En relación con su noción de paradigma, parece sostener la
idea de que todos los aspectos de una concep- ~48 .-----. ción de mundo están ligados
entre sí: experiencia, conceptos, principios, lógica, etcétera. Al científico le interesa
articular el paradigma, es decir, superar sus imperfecciones y hacerlo cada vez más
nítido y preciso, pero Kuhn supone que un paradigma es, realmente, una concepción
totalizadora acerca de la parte de la realidad en estudio, y que, en cierto modo, tal
articulación es una modificación de esa totalidad, aunque no sustancial. Parece admitir
que las modificaciones de detalle no alteran algo central que podría denominarse la
"estructura del paradigma". Hay que pensar que esto realmente es así, pues, si se habla
de "paradigma", se deberá aceptar que hay en él una estructura invariante que no puede
ser alterada por ajustes y perfeccionamientos. De otro modo, los paradigmas cambiarían
gradualmente, convirtiéndose unos en otros, tesis que Kuhn no acepta pues adopta una
posición discontinuista: el cambio de paradigmas acontece por medio de "saltos" a lo
largo de la historia, episodios que constituyen revoluciones científicas. Es pertinente
aquí, a propósito del holismo de Kuhn, recordar la posición de Quine que mencionamos
en el capítulo anterior. Si se produce, especialmente por causa de la observación y la
experimentación, algún desajuste entre las componentes empírica y teórica de la
investigación normal, tendremos a nuestro alcance para resolverlo todas las
posibilidades ya descritas a propósito del método hipotético deductivo en versión
compleja. Trataríamos de modificar aspectos conceptuales, teóricos u observacionales,
pero todo ello, en la visión epistemológica y metodológica de Kuhn, resultaría una
actividad interna al paradigma. La experiencia no puede refutar a un paradigma, tan sólo
nos puede obligar a rearticularlo de tal modo que queden eliminadas las contradicciones
internas. Se trata de una "labor de limpieza", no de un progreso científico en un sentido
revolucionario y estructnral de la palabra. La rearticulación es necesaria para que el
paradigma mantenga su coherencia y, por consiguiente, se vuelva más potente para la
resolución de enigmas y rompecabezas. La metodología en Kuhn La posición
epistemológica de Kuhn se completa con lo que pudiéramos llamar una posición
metodológica. ¿Qué ocurre durante el período de ciencia normal? ¿Qué puede advertirse
allí en cuanto a métodos? Kuhn no tiene, en el fondo, ningún prejuicio contra la
aplicación de los métodos indnctivos e hipotético deductivo en tanto éstos sean simples
instrumentos para la investigación normal. Para Kuhn, el inductivismo es una
concepción por la cual la ciencia se desarrolla por mero acrecentamiento, como podría
ocurrir con el capital de una empresa financiera próspera, pero la constitución de un
paradigma o su reemplazo por otro nada tiene que ver con tal acumulación. Como
veremos luego, los cambios de paradigma originan las revoluciones científicas, pero en
este caso lo que ha acontecido, según Kuhn, es que se han producido serios
inconvenientes con el paradigma anterior, equivalentes al estado de quiebra de la
empresa que lleva, inevitablemente, a: sn sustitución por otra mejor y más organizada.
En este sentido, si bien Kuhn es antiinductivista con respecto a la constitución o al
cambio de paradigma, admitiría que los procedimientos inductivos y estadísticos son
perfectamente utilizables para realizar "labores de detalle" en la ._-~--------~~-~. 349
etapa de ciencia normal, guiada por el paradigma. Algo similar sucedería con el método
hipotético deductivo. Tampoco éste desempeñaría papel alguno en la constitución del
primer paradigma de una ciencia o en los cambios de paradigma, pero, en problemas de
detalle, en investigaciones de laboratorio, en cuestiones especiales, todos ellos
vinculados con la práctica de la investigación normal, formular hipótesis y contrastarlas
sería un procedimiento totalmente habitual. No pierde la ocasión Kuhn, en este punto,
de señalar algo curioso. Gran parte de la actividad científica, afirma, no se relaciona con
la aplicación de métodos inductivos o del método hipotético deductivo, sino con el
ajuste o articulación del paradigma. A primera vista, esta afirmación parecería
contradecir aquella según la cual el paradigma es invisible, pero tal contradicción es
sólo aparente. Junto con el paradigma, se aceptan ciertas "fallas" en el mismo, pero se
admite a la vez que podrán ser corregidas. Por ejemplo, podría ocurrir que, para lograr
mejores resultados en la investigación normal, haya que conocer con mayor exactitud el
valor de ciertas constantes universales que aparecen en las leyes físicas, tales como la
constante de gravitación universal de la mecánica newtoniana. Una vez logrado ello, el
paradigma será más eficaz como guía para la resolución de problemas. La
articulación .del paradigma, por tanto, no niega su invisibilidad. Si se nos permite
volver a la metáfora de los anteojos, se trataría, no de criticarlos sino de mantenerlos
limpios por medio de una gamuza y así mejorar la visión. El científico kuhniano sería,
entonces, una especie de simpático oportunista capaz de utilizar múltiples recursos para
lograr que el paradigma, al que no cuestiona, le brinde el máximo provecho y le permita
resolver la mayor cantidad posible de problemas. Crisis y revolución científica En la
concepción de Kuhn, llega un momento en que los inconvenientes internos planteados
por la experiencia dentro de un paradigma comienzan a generar una situación de tal
naturaleza que acaban por provocar un colapso, ahora sí considerado como tal por
razones externas. Ante tales inconvenientes, se originaría un proceso de crisis por el
cual quienes practican una ciencia en el pedo do de ciencia normal pueden, de pronto,
sentir una insatisfacción acerca de lo que hacen, y ésta, indudablemente, no es asunto
meramente interno, sino que expresa un cuestionamiento respecto de toda una visión del
mundo y de los instrumentos paradigmáticos que se están utilizando. En el método
hipotético deductivo, estas etapas de crisis y de cambio son concebidas como resultado
de refutaciones (versión simple) o de una serie de refutaciones que originan una
"situación de escándalo" (versión compleja). Aquí habría, pues, cierta analogía entre la
posición de Kuhn y la de Popper, la cual, advertida por ciertos popperianos, originó en
éstos el intento de ubicar a Kuhn entre sus filas, tentativa que fue amable pero
drásticamente rechazada. Siguiendo con nuestra enumeración de etapas del desarrollo
del conocimiento científico según Kuhn, admitamos la existencia de una etapa 5 que
podríamos llamar "de las primeras anomalías". Una anomalía, en el lenguaje kuhniano,
es algún aspecto de la investigación que no puede ser articulado con el paradigma,
aunque' su na350 turaleza puede ser muy diversa. Puede tratarse del comportamiento
anómalo de una situación experimental (como en la experiencia de Michelson) , de la
inoperancia de un modelo planetario para predecir la posición de los astros o de un
problema que, por la naturaleza lógica del mismo, debió haberse resuelto. Es interesante
lo que Kuhn afirma a este respecto, pues tiene un tufo psicoanalítico: frente a tales
inconvenientes, la actitud inicial de los científicos no consiste en cuestionar el
paradigma, sino, lisa y llanamente, en denegarlos e ignorarlos. Se trataría de una suerte
de estrategia consistente en "esconder la dificultad debajo de la alfombra", a la espera
de que algún científico ingenioso la resuelva. Entiéndase bien, sin embargo, que no se
hace referencia aquí a anomalías tales como la del movimiento "extraño" de Urano (que
condujo al descubrimiento de Neptuno) o la del movimiento de Mercurio (que a la larga
obligó a un cambio revolucionarío de teoría). En ambos ejemplos el inconveniente fue
reconocido y se recurrió a hipótesis auxiliares o modificaciones teóricas drásticas como
medios para resolverlo, estrategias características del método hipotético deductivo en
versión compleja. En cambio, la "maniobra denegatoria" de la etapa kuhniana de ciencia
normal consiste lisa y llanamente en ignorar la dificultad y conducirse como si nada
sucediera. Como señalamos en un capítulo anterior, Leverrier formuló la hipótesis de la
existencia de un planeta desconocido, Vu1cano, para explicar las irregularidades del
movimiento de Mercurio, pero aquél nunca fue descubierto. La estrategia de Leverrier
fracasó, pero los astrónomos denegaron la dificultad por muchos años hasta que la teoría
de Einstein mostró que la hipótesis de Vu1cano era innecesaria. Un ejemplo que cita
Kuhn, a propósito de una investigación realizada por psicólogos es realmente
significativo a este respecto. A una serie de observadores se les entregó un mazo de
naipes franceses previamente mezclado y se les solicitó que los inspeccionaran en busca
de algo particular que pudieran advertir en las cartas. Realmente había en el mazo cartas
anómalas que ordinariamente no existen, tales como un seis de corazones negro, un as
de pique rojo o alguna figura que no coincide exactamente con las J, Q y K habituales.
Curiosamente, en los primeros intentos ningún observador detectó en las cartas nada
anormal. Pero en cuanto alguno de los sujetos de la experimentación advirtió una
anomalía, irunediatamente las advirtió todas ..En ciertos casos, algunos informaron que
sospechaban la presencia de algo extraño, pero sin·poder señalar en qué consistía, a la
vez que manifestaban un estado de angustia y nerviosidad. Lo interesante aquí es que
detectar una anomalía no parece tan fácil, sobre todo si disponemos de un "paradigma"
que nos indica qué tipo de cartas existen en el mazo normal y que, en cierto modo, nos
condiciona acerca de lo que "debemos" ver. Los científicos, en muchas ocasiones,
tienen la propensión a tomar el inconveniente como una mera perturbación y no como
una falla de sus teorías, de modo que hay una notable analogía con la situación que se
presenta en el experimento anterior. Kuhn afirma que en esta etapa 5 quien por primera
vez señala una anomalía no tiene reconocimiento comunitario. La actitud general de los
miembros de la comunidad científica frente al episodio es declarar que el denunciante es
un mal científico que no ha procedido según las normas del paradigma, pues, en los
períodos de ciencia normal, podría decirse metafóricamente que la mala calidad de un
producto .----- ...__.._._ 351 se achaca a quien lo produce y no a las herramientas que
utiliza. Sin embargo, esta etapa 5 puede dar lugar a una etapa 6 en la que las anomalías
se presentan con frecuencia y ya no se las puede denegar. Podríamos llamarla "etapa de
crisis", por cuanto la situación comienza a producir cierta insatisfacción; sin embargo, el
ingreso a las etapas 5 y 6 no involucra todavía el abandono del paradigma, a menos que
la naturaleza y gravedad de las anomalías conduzca a una "etapa de emergencia", la
etapa 7. Esta ya, decididamente, pone en peligro al paradigma, que ahora es
contempIado. críticamente. En nuestra metáfora de los anteojos, lo que ha sucedido es
que los cnstales se han roto, se ve defectuosamente con ellos y ya no hay más remedio
que admitir que, esta vez sí, la deficiencia radica en las lentes. Mientras no se disponga
de otros (un nuevo paradigma) se seguirán usando los anteojos con cristales rotos en
situación de "escándalo", pero entonces todo sucederá como si, nuevamente, el mundo
fuera interpretado por medio de imágenes que provienen de cada fragmento. El
paradigma comienza a resquebrajarse en "subparadigmas" y se advierte una señal
inequívoca de la crisis: empiezan a aparecer nuevamente las discusiones
epistemológicas, las cuestiones de principio o de fundamento de la ciencia. (A veces la
crisis afecta también el estado emocional de los científicos, quienes experimentan la
sensación de que mejor hubieran hecho en dedicarse a otra cosa.) Curiosamente, hasta
que no se produce una situación totalmente intolerable y aparece la propuesta de un
nuevo paradigma, la comunidad científica, con mucha razón desde el punto d.e vi,sta
práctico, no abandona el paradigma en crisis. Sólo cuando de pronto algún científico
realiza una transformación de la manera de pensar habitual, cambia conceptos,
principios, modos de entender y valorar la experiencia y hasta el manejo de los
lnstrumentos, puede comenzar la superación de la crisis: ha nacido un paradigma
alternativo. Esta sería la etapa 8, una llueva "etapa del logro" que repite, aunque en una
situación histórica distinta, lo que ocurrió en la etapa 2. A partir de aquí habrá una
reiteración: este nuevo logro llevará a la etapa 9, una nueva etapa de conversión en que
lo~ partidarios del viejo paradigma se irán convirtiendo al nuevo; y cuando la
conversión es general y se alcanza el estado de unanimidad y de consenso, se accede a
la etapa 10, en que se practicará ciencia normal regida, esta vez, por el nuevo
paradigma. Las etapas 8, 9 Y el comienzo de la 10 constituyen una "revolución
científica", el tercero de los conceptos centrales de la epistemología de Kuhn. Tal como
él la describe, la histo~a de una ciencia consistiría en una etapa 1 de preciencia, seguida
por .m avance hacia la etapa 4 (propuesta de un paradigma, conversión, ciencia normal),
{ luego por un proceso que abarca desde la etapa 5 hasta el comienzo de la 10
(apa:~ción d: anomalías, crisis, revolución, propuesta de un nuevo paradigma, con-
/ersron al mismo y nuevo período de ciencia normal). La etapa 11 correspondería a a
aparición de las primeras anomalías del nuevo paradigma, la 12 a la acumulación le las
mismas, la 13 a una nueva situación de emergencia, y así sucesivamente en .iclos que
históricamente se reiterarían a través de períodos de ciencia normal inte- 'rurnpidos por
revoluciones. Esta descripción del pensamiento kuhniano constituye lo que podríamos
denomilar el Kuhn "débil", en el sentido de que sus concepciones sociológicas,
epistemolóricas y metodológicas, si bien proponen una posición muy distinta a la del
método hipotético deductivo, no significan un cambio de actitud tan poderoso que
implique una revolución en la filosofía de la ciencia. Pero, junto a este Kuhn "débil", se
comprueba la existencia de un Kuhn "fuerte", pues este epistemólogo plantea además
algunas tesis que, desde el punto de vista filosófico y hasta metafísico, entrañan
notables y provocativas consecuencias. Nos parece interesante señalar estos diferentes
aspectos del pensamiento de Kuhn, sobre todo porque es posible acompañar las tesis del
Kuhn "débil" sin participar de las del "fuerte". Las primeras, que hemos descrito en este
capítulo, parecen razonables, admisibles e incluso útiles. En el capítulo siguiente
analizaremos en qué consisten las radicales afirmaciones del Kuhn "fuerte", que tanta
polémica han desatado en los ámbitos filosófico y epistemológico. ~~ __ ~~ ~~ ~ ~-----
~.~._---~--- 353 La antología La crítica y el desarrollo del conocimiento (1970),
compilada por Imre Lakatos y Alan Musgrave, incluye, entre otras, importantes
contribuciones de Popper, Lakaios, Feyerahend y Kuhn al debate epistemológico actual,
parte del cual gira alrededor de la validez o inadecuación de las ideas kuhnianas.
Epistemologías alternativas. Segunda parte: controversias acerca de Kuhn ~
CAMBRIDGE UNIVERSlTY PRESS El net ,!3~~: 355 Kuhn y Popper H asta el
momento, nuestra exposición de las ideas de Kuhn parece referirse a cómo actúa la
comunidad cienÍifica y cómo se constituye y altera el conocimiento a medida que
transcurre la historia de la ciencia. Ya hemos dicho que se puede acompañar a Kuhn en
algunas de las tesis presentadas en el capítulo anterior, aunque también sea posible
discrepar con ellas, pero el lector no dejará de advertir que la descripción kuhniana
puede, de hecho, apoyarse o refutarse sobre la base de datos históricos. No es
propiamente una discusión filosófica o epistemológica llevada a cabo con recursos
lógicos. En particular, muchas de las polémicas que Kuhn ha motivado, tanto en el
campo popperiano como también entre los partidarios del epistemólogo Lakatos,
consisten en dejar establecido si la interpretación que presenta se adapta o no a
episodios tales como "la historia del concepto de energía". Sería equivocado, sin
embargo, suponer que Kuhn ofrece una interpretación epistemológica sustentada en
datos de la historia de la ciencia, ya que, en verdad, también hay, tanto en su libro de
1962 corno en trabajos posteriores, tesis de carácter filosófico y gnoseológico, y,
especialmente, reflexiones sobre el alcance y las limitaciones del conocimiento
científico. Esto nos ha llevado a distinguir entre un Kuhn "débil", presentado en el
capítulo anterior, que se limita a describír la actividad científica en la historia tal como
él la concibe, y un Kuhn "fuerte", en el que hallarnos a un filósofo dando indicaciones
cuyo origen no parece radicar en la historia de la ciencia y que, como veremos, se
asemeja a algunas de las corrientes más importantes en la historia de la filosofía y de la
teoría del conocimiento, como la vinculada al nombre de Kant. Intentaremos ahora
ofrecer una comparación entre los puntos de vista kuhnianos y los popperianos, desde el
momento en que muchas veces se ha afirmado que son concepciones epistemológicas
que entran en abierta colisión. ¿Puede entenderse a Kuhn como sosteniendo una
posición radicalmente contraria a la de Popper? Los popperianos y algunos otros
filósofos vinculados a ellos parecen manifestar cierta ambivalencia al respecto. En una
célebre antología compilada por Imre Lakatos y AJan Musgrave, La crítica y el
desarrollo del conocimiento, publicada en 1970, el lector asiste a una animada discusión
entre ciertos popperianos y los propios Kuhn y Popper, en la cual aparece la tesis de
que, en el fondo, 'las afirmaciones de Kuhn no serían muy distintas de las de Popper.
Ambos son, en primer lugar, discontinuistas, es decir, niegan que la ciencia se desarrolle
por simple acrecentamiento y acumulación del conocimiento. En el punto de vista que
sostiene Popper, adalid de la escuela hipotético deductivista, se admite que en materia
de conocimiento científico toda una labor, incluso de siglos, puede. de pronto entrar en
estado de aniquilación porque, debido a la refutación de las teorías, hay que abandonar
éstas y reconstituir el conocimiento a partir de otras, que alteran o reemplazan a las
anteriores. Desde esta perspectiva, también habría que situar a Popper corno una suerte
de "catastrofista", porque piensa que es natural, dada la elevada probabilidad de que
todo esquema conceptual o teórico no coincida enteramente con la estructura de la
realidad, que periódicamente acontezca el derrumbe de teorías de gran prestigio.
Tampoco Kuhn es continuista. Las revoluciones científicas que hemos descrito en las
etapas 357 8, 9 y 10, implican la sustitución de una teoría por otra, si bien para Kuhn
una teoría no es más que un componente del paradigma y lo que se sustituye es un
paradigma por entero. Por todo ello, no es de extrañar que los popperianos declaren a
veces que Kuhn es un pensador afín a la tendencia que ellos profesan. Kuhn, en cambio,
lo niega y repite una humorada probablemente original de Carnap, afirman- :lo que debe
poner en duda una propiedad de la distancia (la simetría) porque advierte que Popper se
considera cercano a él mientras que él comprueba que se hala lejos de Popper. ¿Dónde
radica la diferencia entre ambos epistemólogos? En primer lugar, la uniIad de análisis
de Kuhn, el paradigma, es algo mucho más "fuerte" y complicado lue la de Popper, la
teoría. En el paradigma hallamos no sólo teorías, sino también :odo un lote de
conceptos, valoraciones, modos de entender, dividir y clasificar la exieriencia y sus
datos, etcétera, necesarios para la tarea de articulación. Como afirma {uhn, cambiar de
paradigma no es sólo cambiar un sistema de conjeturas, sino adenás alterar
drásticamente nuestra visión del mundo por la adopción de un nuevo esilo para
concebirlo y analizarlo. Popper parece pensar, por el contrario, que el arseial de
conceptos del que disponemos proviene en parte de una fuente natural, el lenruaje
ordinario, pero también de nuestra propia capacidad de construir nociones (in- .luso
independientemente de lo que sugiere la experiencia) aplicables luego a la fornulación
de conjeturas y teorías. Para Popper, en síntesis, el científico ya dispone de III
instrumental para dirigirse ante el mundo. Pero, aun en posesión del mismo, hay nuchas
posibilidades en cuanto a la manera de concebir la estructura de la realidad , los hechos
singulares, y generales que le conciernen. Por ello se formulan hipó te- .is y teorías
científicas que nos permiten conocer tal estructura a través de las expliaciones y
predicciones que derivan de aquéllas. Como se advierte, aquí el aspecto .ociológico
parece no tener especial pertinencia y sí, en cambio, la capacidad lógica le articular
proposiciones que expresen nuestras creencias acerca de cómo opera el ector de la
realidad que estamos investigando. En este sentido, Kuhn parecería ser, realmente, un
epistemólogo que funda sus esis, por un lado, en la realidad histórica, y por otro, en el
comportamiento social le los científicos: Popper, en cambio, se ocuparía
fundamentalmente de la articulaión lógica del pensamiento en determinados momentos
de la historia, pero analiza- 'a con preocupación metodológica. Dicha articulación
acontecería, piensa Popper, on cierta independencia del modo particular en que se
comporte la comunidad ientífica que construye el conocimiento. Sería, en cierto modo,
ahistórica, Sin ern- 'argo, a este respecto Kuhn ha criticado a Popper su utilización
particular de aconscímientos de la historia de la ciencia para ilustrar el método
hipotético deductivo, ello por dos razones. La primera es que muchos de los ejemplos
históricos que mplea Popper están muy simplificados y son presentados de una manera
un tanto anal. Para Kuhn, quien no sólo es epistemólogo sino también historiador, las
cosas .an sucedido en la historia de manera mucho más complicada de lo que cree
Poper, y la excesiva atención lógica que éste dispensa a los hechos le impide advertir na
serie de factores vinculados con la aceptación o el rechazo de las teorías, proeso que no
puede ser explicado, según Kuhn, sólo por medio de argumentos lógios. La segunda
crítica es que muchos ejemplos de Popper han sido tomados de la 58
----- ...--- ..----------- hlstoria de la filosofía antes que de la historia de la ciencia, y
entonces tales episodios no reflejarían el comportamiento real de la comunidad
científica. Señalemos otra diferencia entre las concepciones de Kuhn y Popper. La
metodología hipotético deductiva parece concebida para disciplinas de carácter fáctico,
en tanto que la descripción de Kuhn se podría aplicar a cualquier disciplina científica.
Por ello pensamos que las ideas de Kuhn tienen mayor pertinencia histórica (o, al
menos, más amplitud en su alcance) que el pensamiento popperiano, porque se puede
analizar con ellas el desarrollo de la matemática y aun de la propia lógica. Realmente es
posible, por ejemplo, describir a la lógica matemática contemporánea como una
disciplina que se constituye a partir de un logro, aunque sea un tanto difícil ubicar con
justicia cuál habría sido éste (quizá los escritos de Giuseppe Peano, los de Gottlob Frege
o los Principia Mathematica de RusselI y Whitehead). A partir de este logro, después de
mucha discusión, toda una serie de lógicos y matemáticos se constituyó como grupo y
desarrolló la disciplina. Hasta ahora no ha habido en la lógica matemática anomalías de
un grado tal que impliquen la inminencia de una revolución científica, es decir, un
cambio de paradigma, pero es verdad que gran parte de la descripción kuhniana parece
adaptarse a la aparición de esta disciplina en la hlstoria de las ciencias formales. Con la
geometría proyectiva acontece algo semejante. A mediados del siglo pasado, tal era su
vigencia que casi todos los geómetras de Italia, de gran parte de Alemania y de Francia
planteaban una gran cantidad de problemas de muy distinta índole sobre la base
denociones tales como "proyectividad", "grupo armónico", "afinidad", "homotecia",
etcétera, que provienen de la teoría general de la geometría proyectiva. Paulatinamente,
el entusiasmo por ella empezó a decrecer y el carácter solemnemente científico que se
adscribía a esta disciplina se perdió. Hacia los años 50, en la Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, el autor tuvo ocasión de asistir
a una lucha generacional entre los partidarios del "paradigma proyectívo" y una nueva
generación que se preguntaba: "¿Y todo eso para qué sirve?". Porque, por entonces, se
había comprobado que los grandes problemas de la matemática moderna y de la físico-
matemática no podían ser resueltos con métodos proyectivos: los matemáticos estaban
unánimemente convencidos de que el núcleo principal de la matemática es el algoritmo,
el cálculo, la computación, todo lo cual obligaba a adoptar enfoques diferentes. Los
logros que finalmente acabaron por producir una revolución científica en matemática
fueron textos que replanteaban la geometría moderna en forma algebraica y presentaban
los problemas desde un ángulo nuevo. Podemos reconocer que este proceso se adapta
bien a la descripción kuhniana. La epistemología de Popper no tiene mucho que decir en
este caso, porque no se trata de episodios vinculados con las teorías fácticas ni existe
por tanto nada similar a la refutación experimental u observacional. Un punto más
parece separar a Kuhn de Popper y otros hipotético deductivistas. Para Popper, la
experiencia no está ligada en principio a las teorías científicas y ni siquiera se la concibe
como un fenómeno psicológico. Popper intenta, por diferentes razones,
"despsicologizar" la noción de experiencia y llega a decir, por ejemplo, que la
observación es una peculiar relación física de ubicación, situación mutua o contacto
entre objetos físicos, uno de los cuales es el observador y el otro es lo observado. Desde
el punto de vista de Kuhn, que no hace cuestión acerca de la naturaleza ..- 359
metafísica u ontológica de la observación, lo importante es que la experiencia no es un
acontecimiento físico que, como tal, ocurre independientemente de un sistema de
creencias u opiniones. Popper afirma que observar es colocarse en una peculiar relación
física con otro objeto y que ello acontecerá independientemente de las teorías que
sustente el observador; éstas, en todo caso, intervienen para permitir que el observador
se coloque en la situación física apropiada. En cambio Kuhn no lo entiende así. Para él,
la experiencia sucede efectivamente en determinadas situaciones en que nosotros nos
ubicamos ante las cosas, pero, en cierto sentido, lo que resulta de ello es un continuo
dividido en partes discretas por el paradigma y nuestro pensamiento. Cada uno de esos
sectores se corresponde con un concepto clasificatorio o una noción que,
indudablemente, está relacionada con el paradigma. Por consiguiente, la experiencia se
parece mucho más, en Kuhn, a un modo de .ilurninar y "zonificar" la realidad (palabra
esta última que no deberíamos usar aquí debido a los prejuicios que Kuhn tiene contra
ella) por los límites de aquello que estamos iluminando y por la manera peculiar en que
arrojamos luz sobre él. En síntesis, los sucesos de la experiencia son para Kuhn algo así
como un producto combinado de nuestro modo de pensar acerca de la realidad y de la
manera en que ésta "se deja pensar". Popper diría, sin embargo, que esta cIase de
discusión es un tanto inconducente. La posición de Popper acerca de la cuestión de la
experiencia le ha valido el mote de "positivista" o "empirista", lo cual no nos parece
correcto dadas las críticas declaraciones que él ha hecho en contra del punto de vista
filosófico y epistemológico al cual se aplican dichos rótulos. Ya hemos señalado, en el
Capítulo 13, que para Popper las afirmaciones singulares acerca de la experiencia
poseen también, al igual que las proposiciones generales, características hipotéticas, lo
cual lo lleva a admitir que la base empírica de la ciencia es el resultado de un consenso
entre los científicos. En cada momento histórico se admitirá que algunas de estas
hipótesis empíricas no deben ser puestas en duda y que se las tomará como base de la
constituciól: de la experiencia para proceder, entonces, a la práctica del método
hipotético deductivo. Recordemos que Popper no asigna a dicha "base empírica
mínima", consensuada, un carácter absoluto, sino relativo a un determinado momento
de la histo- .ia de la ciencia. El carácter convencional de este acuerdo entre los
científicos es cola que se pone de manifiesto cuando, si surgen dificultades, se lo
cuestiona y finalnente se adopta otro, a partir de la constitución de una nueva base
empírica rnínina. No puede negarse que, en este aspecto del pensamiento de Popper, hay
un in- ¡-rediel1te sociológico que atañe al comportamiento de la comunidad científica
cuesIón de la que dicho episternólogo, en realidad, no se ocupa demasiado. Sin
embarso, es evidente que si en la base misma de la constitución de la base empírica apa-
'ece este componente sociológico, las consecuencias se propagarán a todas las denás
actividades que implica el método hipotético deductivo. Por ejemplo, puesto que as
teorías se aceptarán o rechazarán de acuerdo con los resultados de contrastacioles con la
base empírica mínima, tales aceptaciones o rechazos también estarán contaminados" por
el factor consensual de origen. Al fin y a la postre, la labor lógi- :o-metodológica de
Popper está impregnada de un "pecado original" de carácter so- :iológico del cual
depende toda la producción de conocimiento restante. La discreiancia entre Kuhn y
Popper en este asunto es, quizá, cuestión de detalle. Kuhn versus Popper En los párrafos
anteriores hemos querido señalar algunas analogías entre el pen~~- miento
epistemológico de Kuhn y el de Popper, pero cuando se avanza en el análisis se
comprueba la existencia de diferencias muy marcadas entre amb,?s. Desde _Y~' el autor
de este libro debe adelantar que no cree que ninguno de, ellos tenga razo.~ , si por tal
cosa se entiende el haber resuelto un problema filosofic_o~ una cuestión epistemológica
básica. El fundamento de esta convicción. es ~l sigUiente '. Cuando Popper describe su
método hipotético deductivo o Kuhn llnagl~a su~ ?OClOneSde ciencia normal,
paradigma y revolución, cada un~ a.su modo esta. conclblen?o ~o.delos a los que
respondería la producción de conoclltuentos por parte de los científicos. Verdad es que
ambos piensan que la descripción propia es válida para todos l?s. ~asos históricos Y que
por tanto tiene pertinencia univers,al, pero, en nuestra opuuon, hay situaciones en las
cuales el modelo kuhniano es mas adecuado que el po?penano y viceversa. En algunas
ocasiones históricas, las cosas parecen haber sucedido s~- m el modelo de Kuhn, pero
creemos que Popper no esta errado cuando adopta una ~rspectíva normativa y afirma
que lo que ocurrió en aque~ entonces pudo no ser ~orrecto desde el punto de vista
lógico y la actitud d~ los ~len~¡ficos ser un tanto d!sparatada. Es per-fectamente posible
que una comullldad científica acept: un p~Iadlgma o una teoría por razones de
comodidad o eficacia cuando en realidad, VIsto el problema con perspectiva filosófica,
10 que debió interesar en aquel moment~ era. el progreso del conocimiento y la
cuestión d: .quién se hallaba ma~ ce.rca o mas leJo~ de obtenerlo. Las pautas hipotético
deductlVlstas parecen ser, mas bien,. r~comenda ciones metodológicas para aceptar o
rechazar cierto:, presuntos conocllmeI:tos, en tanto que, por su parte, el modelo
kuhniano pare~ena respond~~ ,a la necesI~ad. d~ saber qué es lo relevante en la
descripción hístónca de la ~panclOn de una disciplina o de los cambios que se producen
en ella. En este sentido, ~bos modelos pueden coexistir, aunque, desde' el punto de vista
normativo poppenano, puede ll:.g:rse a la conclusión de que la comunidad científica
pudo, en su ll10:nento, cO~ldu~!1se a la manera kuhniana sin por ello proceder
racionalmente, ~ntend¡do este termmo como sinónimo de utilización de recursos
lógicos Y observ~clOnal~s para controlar la legitimidad del conocimiento científico. Lo
que los poppenanos ~¡empr.e h~ sospechado, a pesar de las aclaraciones kuhnianas, es
qu~, si la .comul1ldad, cI:ntifica se comportara siempre a la manera de Kuhn, no se
enttende bien por que hay ~u~ considerar que con la adopción de un nuevo paradigma
se alcanza mayor conocimiento que con aquel que se abandona. .' De hecho, parecería
que la posición kuhniana se desvincula de la .teon~ del co: nocimiento, cosa que de
ningún modo se puede afirmar de las prete~~lOnes de Pop per y sus adherentes. Pero
plantear las cosas de este m~do ~s adscribir a Kuhn una ubicación puramente
descriptivista Y justificadamente soctO~~g¡sta, en :anto que, en ,el caso de Popper,
tendríamos por el contt'ario una concepcion de cara,;ter =r»: más vinculada a pautas
metoqológicas Y por tanto a lo que ~Iamamos COlloclllll.ento. Kuhn negaría la validez
de estas afirmaciones, porque ha sen~lado ~~n frecu~nCIa que su modelo no es
solamente descriptivo sino también nOrl11a~lvo'. Diría que el acon~eja, por ejemplo,
superar la etapa 1 y acceder a la 4, la de ciencia normal, porque es361 ta es la condición
d~l éxito y la eficacia en ia d ' , tíficos. No excluye tampoco que una d l matena e
resolución de problemas cienperíodos de ciencia normal sea la de obt as pautas ~ara la
obtención del éxito en los una manera precisa el significado d "ener, c~noc1l1uento,
aunque nunca aclara de . e conocimiento" y' d b ' para reconocerlo. Las arnbigüedade d
K h como e enamos proceder pensamiento "fuerte", que abordar:m:s ~eni en e~~epunto
s_oncaracterísticas de su nuestro entender, la posición de Kuhn e nm~ lato, no sm antes
aclarar que, a el punto de vista epistemoló ico es deci s menos I?~eresante que la de
Popper desde sido el propósito de la cien~a: ~onocer~' en relación con lo que
tradicionalmente ha La inconmensurabilidad de los paradigmas Sin señalarlo
explícitamente h ' Kuhn en relación con la eta 'aya . emos mencionado una de las tesis
"fuertes" de la dificultad que se presentaPp:~ que hemos llamado "de conversión". En
ella, dada zonamientos, la adhesión a un p ard~mentar y dconvencer al contendor
mediante ra- . t d . ara Igma supon ria una suerte de . . , d sistema e creencias a otro
similar 1 d 1 "'1 . conversión e un d h b ' a a e I urninado" que adopt !i" 1 go e a er
profesado otra distinta La . . . a una re glOn uetesis kuhniana según la cual la forr
inconmensurabilidad de los paradigmas es la l 1 id orma en que el paradigma divide l ifi
' a a reali ad a través de la teoría central 1 . t d ' c a.s ca y artícutos, el tipo de
instrumentos em leados ' e ,SISen:: a ~ valores, el equipo de conceporender qué discuten
los "conversos" , ,:tcetera, Impide a los "no conversos" come¡ l ' s y viceversa y por
tanto dial . e un enguaje común. Por tanto el "n ' " ,ogar, por carencia :ica:, aceptar u
objetar lo que so;tien~ e~ ~~:::rso "no estar~ en con~iciones de cri- 'adlgma, hablando
metafóricamente tr f erso . De aqui resultaría que cada pa- -stanco y no hay modo de
salir de éte ár an~ o~a en un~ suerte. de compartimento o vecino, Esta posición ha sido
califi pd a dlsc~tir con qu,;n h~blta ,el cornpartimenl modo de disculpa y con cierta
bene~~l::?r t ~n~ h de irracionalista" y, también, iianos, como una "fisura irracional" El
l h Cla iacia .u n por parte de algunos kuhfi •... lec o es que trátese de irrací r a sura, no
se puede disimular que lfené . ' aciona ismo o meituiría un impedimento para la dis cu
e ., enl~rr:eno, ,tal como lo describe. Kuhn, cons- l sion ogica Sistemática arg tati . . a
entre contendores, y lo único .que restaría e; el " umen va y raCIOa, de pronto, tiene una
visión gestáltica del mod ~cto ~edlante el c~al una persael. contendor y como
consecuencia adhier o. e ~cular I~ realidad por parte isight le permitirla al nuevo
converso ca t:r aelas creencias, de este, Esa suerte de erlo y señalar las razones por las
cualesPh h. nhuevol palrad~~ma, mas no compren1 d d bl a ec o ta e eccion n u a
emente, esta tesis "fuerte" de K h '. as; una de ellas es que no existiría un len ~ ,n
c~n,duce a consecuencias muy serían desarrollar las discusiones lógicas arg aje bas~co
o neutral ~on el cual se pootro paradigma. Cada especialista se h~lIalfamenta~vas que
lIevar~an,~ adoptar ~no ) en su propio paradigma y por tant d : en ca a momento
histórico, encasilla1 universo de "conversos" y otro de "o po na hab~?rse, co~o. ya lo
señalamos, de lad de captar el nuevo paradigma p;o conve:-;os . Estos ~ltimos tienen la
posibi- .nverso" se instala o no en la nueva gala ~n ca a caso particular se verá si el "no .
axia que se le propone. (Kuhn afirma incluso que, una vez concretada una revolución
cientifica, quienes persisten en no adherir al nuevo paradigma serán considerados lisa y
lIanalnente ajenos a la cOnlUllidad científica.) La inconmellsurabilidad de los
paradigmas impediría la posibilidad de discusiones neutrales, pues un lenguaje "neutral"
estaría inserto en una especie de paradigma absoluto desde el cual se podrían discutir los
demás, lo cual, de hecho, sería imposible en razón del carácter sociológicamente
relativo de la noción de "paradigma" que Kuhn ofrece, Ante las objeciones que ha
merecido este punto de vista, el propio Kuhn ha admitido las dificultades que presenta.
En cierto momento' insinuó, a la manera del filósofo Wittgenstein, que el lenguaje
ordinario podría ayudar al desarrollo de una actividad dialéctica que consistiría en lo
siguiente: cada contendor, por todos los medios de que dispone, trataría de aclarar su
vocabulario, su nomenclatura y las reglas de su lenguaje, Sin embargo, nadie ha visto,
hasta el momento, cómo podría ello hacerse sin violar la tesis de la
inconmensurabilidad, de modo que podríamos concluir tristemente que la discusión
científica y filosófica, tal como la presenta Kuhn, es como un diálogo de sordos en el
que cada uno habla con su arquitectura paradigmática sin que el otro disponga de
medios para oírlo, en un sentido racional y comprensivo de la palabra. Kuhn y el
racionalismo --Éste es un momento oportuno para puntualizar la manera en que estamos
utilizando las palabras "racional", "racionalidad" y :'racionalismo", en particular porque
no lo hacemos con igual significado que el empleado en un capítulo anterior. Como el
lector recordará, allí discriminábalnos entre racionalistas y empiristas. Un racionalista
en aquel sentido, al modo en que la historia de la filosofía presenta por ejemplo a
Descartes, Leibniz o Hegel, supone que el instrumento por excelencia para acceder a la
verdad es esa facultad humana llamada razón. La experiencia, por el contrario, sólo
sería fuente de ilusiones, y más aún lo sería la práctica, donde cuestiones valorativas y
de interés espúreo introducirían factores de perturbación Y distorsión muy grande. Pero
en el actual contexto, "racionalismo" significa, simplemente, la convicción de que
existen criterios lógicos y controles empíricos que, convenientemente empleados,
permiten la comparación entre distintos puntos de vista y la elección de alguno de ellos
con preferencia a otros. En particular, la cuestión afecta al proceso de comparar teorías
científicas alternativas y optar entre ellas. El racionalista dirá que tales criterios
involucran el uso de argumentos lógicos (como los que están ligados a la deducción) o
también, en algunos casos, consideraciones vinculadas a la estadística Y a la teoría de
las probabilidades, Se trata, en suma, de suponer que es posible comprender los
argumentos de nuestro contendor Y decidir si son más convincentes que los nuestros, o
bien lo son menos, o bien son insuficientes, Por ello Popper es un racionalista. No niega
el valor de la experiencia; por el contrario, le asigna importancia primordial en la
práctica del método hipotético deductivo. El racionalismo popperiano radica en su
creencia de que la experiencia y la deducción lógica, en la estrecha simbiosis que el
método supone, bastan para poder comparar teorías rivales y decidir entre ellas, , 363
¿Qué decir a propósito de Kuhn? Es intere ' ción a su libro de 1962 formula . d imi sante
recordar que este, en la introduc- • , l' agra ecuruentos a las per ' mfluyeron en él. Allí
alude a Paul F ,sonas que, segun afirma, ideas analizaremos en el capítulo prd
eyerabend, filosofo un tanto complicado cuyas sis similares a las de Kuh C . eximo y
que a veces parece adherir a ciertas ten. unosamente la contesta " de F b agradecimiento
tiene un carácter un ta t .' 1 . c:on e eyera end a este d n o msu tanteo Manifiesta que . na
a que ver con posiciones "lIT' • li t " no quiere tener . aciona lS as como las de K h Vista
es enteramente diferente Es verdad ta f u n y que su punto de señala su tendencia
habitual al' mall que eSd .onna de hablar de Feyerabend es muy aíecto Pero de tod
1Umorl y a pro ucir guasadasfilosóficas a las que . , as maneras, e mote de irraci al" ta F
endilga a Kuhn parece fundado en el h h d K cion lS que eyerabend le . . ec o e que uhn
no ace ta 1 . t . d un procedmuento racional neutral tíni . p a eXJS encia e po.r tanto una
discusión o;gánica d~st{;:~~~~u:s permita la comparaci¿n, de teorías y acierta en su
evaluación de Kuhn salvo coger entre. el!as. QUlZa Feyerabend se adopte un concepto
de "razón; más a~u~~ como se ~a ms.muado muc.has veces, tos como el de la
deducción 1" tesí p h que el P!OPO!clonado con mstrumen- ogtca, esrs que a sido e ta .
llamada "escuela de Franckfurt" y 1 xpues , por ejemplo, por la ]ürgen Habermas. Sería
posible ent~~c:s :~~~r;::rtr(c:spec~lmen~e en !os escritos de fensa de su posición) que
mecanismos tales como la mo a uce.~ propio Kuh~ en deexperiencia y la sensibilidad a
la eficacia e comdPrenslOn,la adecuacl6n a la . , . I rormassn parte e una" . l'd d" sentido
mas amplio que el tradicional Se tr ta d .racionar¡ a en un opinión, merece ser tenido en
cuenta: a e un punto de vista que, en nuestra Kuhn y el realismo Prosiguiendo con el
Kuhn "fuerte", es oportuno mencionar u . . , considera que palabras como "realidad" d _
q e este eplstemologo tanto filósofo no nie a ~o esempenan papel alguno en ciencia. En
te los hechos tal co!o ~~el:apYraesuennatarneaaj¡tdad" peroconsider~ que el científico
discuo raves e un paradig n deci 1 un paradigma los constituye y los articula P ., I a, es
ecir, ta como 1 .. , . or conslgUlente no hay para la e¡ . en e sentido practico en que ella
procede lid a: . ' ara a CIenCIa, luto e independiente de la labor del cientifi~~a re~/ a .
en~:ndlda, en sen?d? absolos hechos interpretados a través de un aradt.amareahdad
estaría .constitulda por produce una revolución científica la "reaIitad" d!' d y, en este
sentido, cuando se marse en algo nuevo, pues los hechos, articulad ~a e ser 10 ~ue era
p~ra transforparecen en tanto tales y son reemplazados por Ios "por el
ahntiguho ,paradigma, desace el nuevo paradi K h . . os nuevos ec os que ahora ofreda
revolución cient7~~:: e1u~~~~odi~:ia ax~o~~~damente, en estos ténninos: "En toun
mundo nuevo" y está 1 o que era y pasa a ser otro mundo, , .' a e aro que se refiere a la
nueva articulaci' nuevo paradigma. Pero este aspecto del Kuhn "fu rt " . tr d on que
produce el K h·· e e m o uce un grave . bl u n sostiene que el concepto de "verdad"
ent . . P!O erna. rianera aristotélica es totalmente inútil "e?dl~o en un sentido absoluto y
a la :le un paradigma, ~i siquiera de la verd edndClencla. o pu:~~ hablarse de la verdad .
. d a e una proposlcIOn producida d enruna o momento de ciencia normal 'Po '? P . en
un e- ." r que. . arque no hay para la ciencia una l64 '-'--,---~ _ realidad independiente
del paradigma con la que se puedan comparar las proposiciones que se enuncian: no
podemos abandonar el paradigma para captar la realidad con la que queremos comparar
nuestros enunciados, lo cual aniquila la concepción semántica de la verdad,aquella de
Aristóteles. Tal comparación significaría aprehender el paradigma desde fuera de él,
desde otro paradigma, con lo cual se modificaría a la vez nuestra noción de "realidad".
En una palabra, el científico sólo dispone de la "realidad" como asunto interno a un
paradigma y sólo en el período de ciencia normal correspondiente al mismo. Es evidente
que aquí Kuhn adopta una posición filosófica vinculada a la teoría del conocimiento y lo
que ofrece, más que una ontología, es una tesis gnoseológica. Seguramente, si alguien le
preguntara cuáles son sus creencias ontológicas, la respuesta sería: "Ninguna, es
problema de la ciencia", y éste sería uno de los pocos momentos cientificistas en su
postura. Cada comunidad científica, al constituir su paradigma, decidirá implicitamente
cuál es su ontología. Si el "universo lleno" de Descartes fue, ra un paradigma y el
"universo de átomos y vacío" de Dalton fuese otro, la ontología que corresponde a una
ciencia normal regida por uno y otro serían muy distintas. Esto ocurrirá cada vez que se
comparen dos paradigmas y un segundo salga triunfante con relación al primero. Ya, en
este punto, se advierte la analogía entre la posición de Kuhn y la de Kant. Según hemos
visto en el Capítulo 6, Kant sostenía que hay una realidad en la que existe el "objeto en
sí" o "noúmeno" no accesible al conocimiento directo. Y la concordancia entre el
pensamiento de Kuhn y el de Kant radicaría en suponer que, para la ciencia y la
constitución del conocimiento, esta realidad está vedada y no cumple ningún papel
interno a la ciencia misma. En la ciencia, para Kant, habría fenómenos que se agrupan,
estructuran, esquematizan y clasifican como entidades u objetos gracias a nuestra
facultad de entendimiento. Nuestro sistema de categorías permite, a partir de los'
fenómenos, constituir los objetos y la objetividad, de modo que la física sería una
disciplina que es objetiva y estudia objetos, pero estos objetos son el resultado de un
peculiar tratamiento que nuestro entendimiento imprime a los fenómenos. Por tanto,
Kant cree en la ciencia objetiva, pero, al mismo tiempo, no da a esta ciencia la
capacidad de informar sobre la realidad, sino sobre lo que nuestro entendimiento ha
construido con los fenómenos. la diferencia con Kuhn es que Kant parece pensar que,
para el género humano, el entendimiento y el sistema de categorías es algo constante, en
tanto que Kuhn es más osado y piensa que en las revoluciones científicas ellos pueden
alterarse y cambiar de modo radical. Mencionábamos anteriormente el problema de la
verdad. Decíamos, a propósito de Kuhn, que el concepto de verdad pierde en cierto
modo su sentido tradicional, o bien se relativiza como algo interno concerniente a un
paradigma. Si esto es así, la concordancia entre enunciados y hechos parece asunto
interno entre lo que se dice y acontece dentro de un período determinado de ciencia
normal, regido por un paradigma. la posición de Kuhn, en este sentido, se acerca mucho
más a lo que los filósofos llaman coherentismo, tesis ya mencionada según la cual la
verdad es, más bien, asunto de coherencia entre distintos ingredientes de la construcción
del conocimiento antes que la correspondencia entre lo que se dice y lo que realmente
ocuneo Como se advierte, el concepto aristotélico de verdad se hace inútil o se relativi-
za, tragedia que le ocurre tarnbi posible, la, de discutir sobre ve:~~d~sKal};I~~rque no
sería cuestión científica, por imque el noumeno es inaccesible Sól y , dades acerca de la
realidad en razón d laci¿n ~on aquellos objetos que' nue~t~~na posi?l~ hablar de verdad
en ciencia en re~ natizac¡ón categoriales han pennitido co::t~~TIlento y nuestros
sistemas de esque- {uhn y el progreso científico ITás alannante todavía es la . " jea d p
pOSIClOnque el Kuhn "fu rt " ti e rogreso. Si hemos de ace tar I . . e e ene con respecto
de la odar~os ?oncebir algo semejante ~I roas tesis kuhll1~nas anteriores, no parece ue
prox_unaclOnessucesivas a 1; realida~ :r~~o, entendIdo como un acercamiento ~or era
lITe!evante para la discusión cienUfi:aclk ~ue Kuhn, cor;n0 hemos dicho, consias
teorías se corresponden cada vez e " u n n~ aceptaría la tesis de que nues- , real; sólo
aceptaría que el desarrollo Jn ma~ ex~ctítud y nitidez a la estructura de lal,,,a través de
~'ev:olucionescientíficas, fo~a clend~laes una sec~encia histórica en la res. Pero, ¿que
SIgnificará que un ara' para Igz;:as .se "sustituyen por otros "meeler q:le esta valoración
surgiría de I~ ca digma ~,s mejor que otro? Kuhn parece ~, regida, P?r ,~n paradigma y
el de la Ci~~~:a~lon entre ~l éxito de la ciencia nor- , mayor exito de ésta se pondría en
evid . orrnal regida por el siguiente. Aquí :? de problemas, teóricos o prácticos. Poren?la
por su mayo.r,eficacia en la resoluna nunca pudo ser resuelta en el marco deejempl~, la
cuestión astronómica plane- ,r Kefler cuando éste, a su modo ado ' 1 paradl!l"ma
geocéntrico, pero sí lo fue : sena entonces "mejor" que otro' si laP~~el .paradlgma
h~liocéntrico. Un paradíg- .~~~ que no eran resolubles en el marco e~~la no:ral regida
por él resuelve pro- , ector comprenderá que a .'I . e para igrna anterior. ¡mas son
inconmensurables, ¿¿~m~e~~~::~ta otra dificultad muy seria. Si los parasmo Problema
que el anterior no podía r os q~e .el nuevo paradigma resuelve el problema planetario
que Ptolomeo n esolver. SI se afirma que Kepler resolvió :a de concebir los problemas
con in~ pUd~ res?lver, ¿significa esto que existe man~~? El autor de este libro reconoce
e~en encia del paradigma en el que nos haucion ,que Kuhn podría ofrecer a estaq~
nOI~~ l;grado descrifrar enteramente la un filosofo pragmatista y suponer ue h cu .
arece adoptar el. punto de vista men~~ con cierta independencia de ¿uesti ay modos de
captar la eficacia de un ins- 'tuaclon alguna, por ejemplo, para decidir o~es
conceptuales. No se necesitaría connto de practica y se siente o experimenr:\un martillo
es o no mejor que otro' es em~lear un instrumento en lugar del otro a mayor o. menor
eficacia que res~lta to progreso relativo" a medida ue tr . En tal sentido,. se podría
hablar de un un, problema totalmente semejanie se ~scurren los paradIgmas. Dicho sea
de pao este acepta que se pueda discutir neu~::enta a la filosofía de A1thusser. Tarna de
ella, y a la pregunta acerca de córn ente la bondad de una teoría desde respondería que
es posible experim t o saber que una teoría es "mejor" que 1~tu.raleza práctica", una
vivencia de e~:- una suerte de "efecto de conocimiento' ractica se desarrolla con mayor
efíc ~ Dal adopta: una teoría en lugar de otra acta. e cualqllIer manera, creemos que éste
-----_.._--_.------------------- es un punto un tanto oscuro en el pensamiento de Kuhn (y
en el de A1thusser) y que no es fácil compatibilizar la tesis de la inconmensurabilidad
con la de la imposibilidad de concebir en términos absolutos el progreso del
conocimiento. En verdad que, si nos remitimos a la historia de la ciencia y, en
particular, a la historia de la tecnología, veremos en el discurso de los historiadores una
larga y clarísima descripción de cómo los medios técnicos y los procedimientos
aconsejados por la ciencia para mejorar la técnica muestran un progreso, entendido
como un aumento de eficacia y operatividad, pese a que a lo largo del tiempo los
paradigmas se sustituyen unos a otros. Quizá Kuhn contestaría que esta "vivencia" de'
progreso radique en que cada nueva etapa de la ciencia normal o de la tecnología
(aunque no esté claro que sus ideas se puedan aplicar a este último campo) nos ofrece
una visión del mundo con la cual nos hallamos más cómodos y experimentamos el ser
más eficaces que cuando adoptábamos la anterior. No creemos, sin embargo, que
argumentaciones similares a ésta resuelvan por completo las dificultades que, a
propósito del progreso científico, presentan las tesis de Kuhn y de A1thusser. En
síntesis, Kuhn afirma que no se puede hablar de "progreso científico" en términos
absolutos, es decir, como indicación de que la ciencia avanza en cierta dirección
privilegiada hacia un mayor conocimiento del mundo. Los paradigmas se sustituyen
unos a otros a través de la historia, pero no tiene sentido creer que cada uno de ellos
supone una mayor aproximación a la "verdad". Metafóricamente hablando, el devenir
de las ciencias normales y de los paradigmas sería azaroso al modo en que lo es el
movimiento browniano. Y es pertinente aquí señalar la comparación que establece Kuhn
entre su tesis del progreso relativo y la concepción clásica del progreso científico. Tanto
Aristóteles como Darwin pensaban en términos evolucionistas, afirma Kuhn, pero
Aristóteles adoptaba un modelo teleológico y finalista en tanto que Darwin no lo hada.
Las adaptaciones darwinistas permiten a los seres vivos "resolver un problema" que, en
ese contexto y en ese momento de la evolución, afecta a su propia supervivencia. Si
aconteciese una nueva Edad Glacial, los animales se adaptarían al hielo adquiriendo
coloraciones blancas, pero ello no implicaría ningún "progreso absoluto" sino
simplemente haber resuelto el problema que significaba ser detectados fácilmente por
los predadores. Sí luego desapareciesen los hielos, los animales enfrentarán un nuevo
problema, tendrán que adaptarse nuevamente, modificar su color y así sucesivamente.
La metáfora le sirve a Kuhn para señalar que cada revolución científica es, como en el
caso darwiniano, una suerte de "adaptación" a dificultades que eran irresolubles en el
paradigma anterior pero que ahora ya no lo son. Pero, así corno la evolución darwiniana
no tiene "dirección" ni "finalidad", tampoco el progreso relativo se dirige hacia algún
fin absoluto. La marcha de la ciencia, en la vi" sión que nos ofrecen Kuhn y muchos
otros epistemólogos de las escuelas contemporáneas, se vería entonces afectada por
acontecimientos que suceden, imprevista y accidentalmente, a medida que transcurre la
historia. 367 Kuhn luego de 1962 Newton-Smith. en su ya mencionado libro La
racionalidad de la ciencia, expresa una humorada a propósito de Kuhn: afirma que fue
un revolucionario que devino socialdemócrata. Debido a la enorme cantidad de críticas
y malentendidos que produjo su libro de 1962, fue alterando su posición original y el
ámbito de interés de sus estudios. En la antología de Lakatos y Musgrave (1970)
aparece un artículo de la epistemóloga Margaret Masterrnan sobre el concepto de
"paradigma", en el que la autora señala la falta de constancia semántica de Kuhn en el
empleo de esa palabra y recoge al menos veintidós sentidos distintos de la misma, Kuhn
reconoció tal polisemia, Admitió que se le habían confundido varias nociones distintas,
y ya en un postscript de 1969, incluido en una nueva edición de La estructura de las
revoluciones científicas, hace ciertas distinciones entre diferentes significados de
"paradigma", Finalmente, en su artículo "Segundas reflexiones sobre paradigmas", de
1974, expone modificaciones muy significativas de su pensamiento, Reconoce que ha
empleado "paradigma" en al menos dos sentidos distintos, que pasa a llamar "matriz
disciplinar" y "ejemplar", La primera sería un sistema de creencias y de aptitudes
instrumentales compartidas por una comunidad científica; el segundo, un ejemplo
paradigmático que sirve de guía, por imitación o inspiración, para la investigación
concreta, Cuando el concepto de paradigma empieza a resquebrajarse de este modo,
parte del atractivo que presentaba el análisis kuhniano de 1962 se pierde, Kuhn
reconoce finalmente que hay situaciones en las que la noción de paradigma, entendido
corno una especie de principio que determina el "estilo" de una investigación, no resulta
del todo clara, Preguntémonos, por ejemplo, si el psicoanálisis constituye o no un
paradigma, Para ello debemos decidir previamente si la comuniIad psicoanalítica es
una. comunidad a su propio derecho o es parte de una cornuiidad más amplia, la
psiquiátrica o la psicológica, Lo cual nos lleva a una pregunta interior: "¿Qué es una
comunidad científica?", Acostumbrados como estarnos a pensar en diferentes
disciplinas, parece natural creer que el conjunto de los químicos .onstituyen una
comunidad y el de los físicos otra, pero nada hay menos cierto desle el punto de vista de
la organización del conocimiento contemporáneo, Hay problenas de física muy distantes
de los problemas que se plantea un químico; pero en nuchos casos no es así, como lo
demuestra la existencia de problemas comunes 'inculados a la radiactividad, las órbitas
electrónicas o las partículas nucleares, que ísicos y químicos abordan utilizando una
misma teoría fundamental, la mecánica náutica, ¿N() serían entonces la comunidad de
los físicos y la de los químicos una y a misma, quizás extendida a lo largo de una suerte
de espectro continuo? Y a propóito del estudio de las membranas celulares, por ejemplo,
¿dónde termina la química comienza la biología? En tal sentido, definir una comunidad
científica para decidir i ha llegado o no al estado de consenso y luego comprobar la
existencia o no de un aradigma, no es cosa sencilla, El autor de este libro admite que no
puede responer a la pregunta acerca de si los psicoanalistas pertenecen o no a una
comunidad a u propio derecho, ¿Merecen o no este nombre los partidarios de Lacan,
cuyas caacterísticas culturales son tan peculiares? De hecho, abordan los problemas que
reocupan a los psicoanalistas ortodoxos de U)¡ modo radicalmente diferente, Por 38
----------------~~- ...--~------.----------- , .: re todavía no ha llegado a una conotra parte, la
Asociación InternaCIOnal ~dslc?anadllJcua ng pueden o no ser llamados psid si los
parti anos e d' clusión muy clara ace:c.a e "tución . 'Cuál sería entonces, en estas ~on 1-
coanalistas y ser adrIl1ti~os en ,e~a~~Sti el ~ o minúsculo que se constituyo alreciones,
el "paradigma psicoanalítico , A~~m gosPdel psicoanálisis que hoy llamamos dedor de
Freud durante los pnme;os, p digma? Las respuestas a estas pregun- " rt doxo"
'compartía o no un auténtico para ' o o , G "bl tas son complejas, si no nnposi es, K h diíi
o' su posición inicial y afirmó que , ta dific ltades u n rno 1 c , ConsCiente de es s cu '1'
d t bien a ciertos grup.os con mtereses ., di uede ser ap ica a am I " la nocion de para
Igma p t habría compartido un paradIgma, preCl~aC·omunes; el círculo de Freud, por
tpano. 1 ar en esta di'rección, el marcado m- , I'C" ero a avanz , mente el "paradigma
psicoana 1 ICO, , , ' nes kuhnianas en buena medida , , ' tení las primitivas concepcio . ,
I b d terés socíolósíco que eman, lquier grupo social tnstítccion o e u edesaparece,
porque ah?ra se adImte q~e, cua er p~sible hablar de "pequeños paradigportivo tiene su
par~,dl,gn::a,Y a~n po n~o:" randes paradigmas" de los que hablaba mas" o
"paradigrrútas , md!stingulbles ded h gb't ales Feyerabend afirma que se poKuhn en
1962, (En una de sus humora. as a 1 ~ , ado.) Cuando el sentido de la pa- ., d digma al
cnmen orgalllz - dría aplicar la nocion e para 1, la vez difícil diferenciarlo del de otras
labra "paradigma" se vuelve tan d~so, es da cias compartidas" y por tanto las H' dI' " o
"SIstema e creen , palabras tales como 1 ea og~a, , r., filosófico aunque conserven cierto
tesis de Kuhn pierden atractlv? ep~ste~~IO,gICoY110Kuhn 'desplazó su interés inicial
valor para la sociología de la ciencia. lUlza port'oe nes tales como la clasificación Y la d
1 ' ia norma a cues 1 • ,,' Por los problemas e a cienc á!' ís admite curiosamente
mgredlentes m- ., t para cuyo an ISISa, : d formaclOn de los concep os, , s traba] os más
recientes a opta po- , , E d h: er notar además, que en su " ductiVlstas, 's e ac d ' drí ser
catalogadas de raclOnahstas,
QUIJANO.
Con la conquista de las sociedades y las cuIturas que habitaban 10 que hoy es nombrado
como America Latina, comenz6 la formaci6n de un orden mundial que cu Imina, 500
aiios des pues, en un poder global que artic ula too 0 eI planeta. Ese proceso implic6, de
una parte, la brutal concentraci6n de los rccursos del mundo, bajo el control y en
beneficio de la rcducida minorfa europca de la especie y, ante tOOo, de sus cIases
dominantes. Aunque moderado por momentos frente a la revuelta de los dominados, eso
no ha cesado (:csde entonces. Pero ahora, durante la crisis en curso, tal concentraci6n se
rcaliza con nuevo fmpcLu, de modo quizfu; aun mas violcnto y a escala largamente
mayor, global. Los dominadores europcos "occidentalcs" y sus descendientes euro-
norteamericanos, son todavfa los principales beneficiarios,junto con la parte no europea
del mundo que, precisamente, no fue antes colonia europea, Jap6n principalmente. Yen
cada caso, sobre todo sus cIases dominantes. Los explotados y dominados de America
Latina y de Africa, son las principales vfctimas. De otra parte, fue establecida una
relaci6n de dominaci6n dirccta, polftica, social y cultural de los europcos sobre los
conquistados de tOOos los contipentes. Esa dominaci6n se conoce como colonialismo.
En su aspecto polftico, sobre todo formal y explicito, la dominaci6n colonial ha sido
derrotada en la amplia mayorfa de los casos. America fue el primer escenario de esa
derrota. Posteriormente, desde la II Guerra Mundial, Africa y Asia. Asi, el colonialismo,
en el sentido de un sistema de dominaci6n politica formal de unas socicdades sobre
otras, parece pues as unto del pasado. EI sucesor, el impcrialismo, es una asociaci6n de
intereses sociales entre los grupos dominantes (c1ases sociales y/o "etnias") de paises
desigualmente colocados en una articulaci6n de poder, mas que una imposici6n desde el
exterior. • Aruba! Quijano estudi6 y se doctor6 en la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos de Lima. Fue funcionario de CEPAL a fmes de los anos 60, epoca a la cual
pertenecen algunos de sus trabajos mas importantes, entre elIos, "Dependencia,
UrbanizacicSn y cambio social en America Latina" e "Imperialismo y marginalidad en
America Latina". Bajola VeJascoAlvarado edit6 y dirigi61a ",vista Sociedad y Politica,
locualle vali6eJ exilio en Mexico. De esta epoe. datan "Nacionalismo, neoimperialismo
y militarismo en el Peru", "Problema agrario y movimientos campcsinos", "Crisis
imperialista y clase obn::1lI en America Latina" e "Imperialismo, Clases sociales y
estado en eJ Peru". Actualmente se desempeiia como profesor en Ja facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad de San MaICOS y dirige eJ Centro de estudios e
invcstigaciOn social (CEIS). Sus titulos mas recientes son "Modemidad. identidad y
utopia en America Latina" y una seJeccicSn de textos basicos de Jose Carlos Mariategui
con pr6Jogo y notas • su cargo, editado recientemente en eJ Fondo de Cultura
EconOmica. 12 Peni Indfgena Empero, la estructura colonial de poder produjo las
discriminaciones sociales que posterionnente fueron codificadas como "raciales",
etnicas, "antropologicas" 0 nacionales", segun los momentos, los agentes y las
poblaciones implicadas. Esas construcciones intersubjetivas, producto de la dominaci6n
colonial por parte de los europeos, fueron inclusive asumidas como categonas (de
pretension "cientffica" y "objetiva") de significaci6n ahist6rica, es decir como
fenomenos naturales y no de la historia del poder. Dicha estructura de poder, fue y
todavia es el marco dentro del cual operan las otras relaciones sociales, de tipo clasista 0
estamental. En efecto, si se observan las lineas principales de la explotaci6n y de la
dominacion social a escala global, las lineas matrices del poder mundial actual, su
distribuci6n de recursos y de trabajo entre la poblaci6n del mundo, es imposible no ver
que la vasta mayoria de los explotados, de los dominados, de los discriminados, son
exactamente los miembros de las "razas", de 1as "etnias", 0 de las "naciones" en que
fueron categorizadas las poblaciones coionizadas, en el proceso de fonnaci6n de ese
poder mundial, desde la conquista de America en adelante. De la misma manera, no
obstante que el colonialismo politico fue eliminado.la relaci6n entre la cultura europea,
Hamada tambien "occidental", y las otras, sigue siendo una relacion de dominacion
colonial. No se trata solamente de una subordinacion de las otras cuIturas respecto de la
europea, en una relaci6n exterior. Se trata de una colonizaci6n de las otras culturas,
aunque sin duda en diferente intensidad y profundidad segun los casos. Consiste, en
primer tennino, en una colonizacion del imaginario de los dominados. Es decir, actlla en
la interioridad de ese imaginario. En una medida. es parte de el. Eso fue producto, al
comienzo, de una sistematica represion no s6lo de especificas creencias, ideas,
imagenes, simbolos 0 conocimientos que no sirvieran para la dominacion colonial
global. La represion recayo, ante todo, sobre los modos de conocer, de producir
conocimiento, de producir perspectivas, imagenes y sistemas de imagenes, simbolos,
modos de significacion; sobre los recursos, patrones e instrumentos de expresion
fonnalizada y objetivada, intelectual 0 visual. Fue seguida por la imposicion del uso de
los propios patrones de expresi6n de los dominantes, asi, como de sus creencias e
imagenes referidas a 10 sobrenatural, las cuales sirvieron no solamente para impedir la
produccion cultural de los dominados, sino tambien como medios muy eficaces de
control social y cultural, cuando la represion inmediata dej6 de ser constante y
sistematica. Los colomzadores impusieron tambien una imagen mistificada de sus
propios patrones de producci6n de conocimientos y significaciones. Los colocaron,
primero, lejos del acceso de los dominados. Mas tarde, los ensefiaron de modo parcial y
selectivo, para cooptar algunos dominados en algunas instancias del poder de los
dominadores. Entonces, la cultura europea se convirtio, ademas, en una seducci6n: daba
acceso al poder. Despues de todo, mas alIa de la represion, F ColoniaIidad y
modemidad/racionalidad 13 el instrumento principal de todo poder es su seducci6n. La
europeizaci6n cultural se convirti6 en una aspiraci6n. Era un modo de participar en el
poder colonial pero tambien podia servir para destruirlo y, despues, para alcanzar los
mismos beneficios materiales y el mismo poder que los europeos; para conquistar la
naturaleza. En fin, para el "desarrollo". La cultura europea pas6 a ser un modelo cultural
universal. El imaginario en las culturas no-europeas, hoy dificilmente podria existir y,
sobre todo, reproducirse, fuera de esas relaciones. Las formas y los efectos de esa
colonialidad cultural, han sido diferentes segJin los momentos y los casos. En America
Latina,la represi6n cultural y la colonizaci6n del imaginario, fueron acompafiadas de un
masivo y gigantesco exterminio de los indigenas, principalmente por su uso como mana
de obra desechable, ademas de la violencia de la conquista y de las enfermedades. La
escala de ese exterminio (si se considera que entre el area azteca-maya-caribe y el area
tawantinsuyana fueron exterminados alrededor de 35 millones de habitantes, en un
periodo menor de 50 afios) fue tan vasta que implic6 no solamente una gran catastrofe
demografica, sino la destrucci6n de la sociedad y de la cultura. Entre la represi6n
cultural y el genocidio masivo,llevaron a que las pre vias altas culturas de America
fueran convertidas en subculturas campesinas iletradas, condenadas ala oralidad. Esto
es, despojadas de patrones propios de expresi6n formalizada y objetivada, intelectual y
plastica 0 visual. En adelante, los sobrevivientes no tendrfan otros modos de expresi6n
intelectual 0 plastica formalizada y objetivada, sino a traves de los patrones culturales
de los dominantes, aun si subvirticndolos en ciertos casos, para trasmitir otras
necesidades de expresi6n. America Latina es, sin duda, el caso extremo de la
colonizaci6n cultural por Europa. En Asia yen el Medio Oriente, las altas culturas no
pudieron ser destruidas en esa intensidad y profundidad. Pero fueron colocadas en una
relaci6n de subaltemidad, no solamente ante la mirada europea, sino tambicn ante sus
propios portadores. La cultura europea u occidental, por el poder polftico-militar y
tecnol6gico de las sociedades portadoras, impuso su imagen paradigmatica y sus
principales elementos cognoscitivos, como norma orientadora de todo desarrollo
cultural, especialmente intelectual y artistico. Esa relaci6n se convirti6, por
consecuencia, en parte constitutiva de las condiciones de reproducci6n de aquellas
sociedades y culturas, empujadas hacia la europeizaci6n en todo 0 en parte. En el
Africa,la destrucci6n cultural fue sin duda mucho mas intensa que en el Asia; pero
menor que en America. Los europeos no lograron tampoC"o alli la destrucci6n
oompleta de los patrones expresivos, en particular de objetivaci6n y formalizaci6n
visual. Lo que hicieron fue despojarles de legitimidad y de reconocimiento en el orden
cultural mundial dominado por los patrones europcos. Fueron encerrados en la categoria
de "ex6ticos". Eso es, sin duda,lo que se pone de manifiesto, por ejemplo, en la
utilizaci6n de los productos de la expresi6n plastica africana como motivo, como punto
de partida, como fuente de inspiraci6n, 14 Peru Indigena del arte de los artistas
occidentales 0 africanos europeizados, excepto como un modo propio de expresi6n
artistic a, de jerarqufa equivalente a la norma europea. Y esa es, exactamente, una
mirada colonial. La colonialidad, en consecuencia, es atin el modo mas general de
dominacion en el Mundo actual, una vez que el colonialismo como orden politico
explfcito fue destruido. Ella no agota, obviamente, las condiciones, ni las formas de
explotacion y de dominacion existentes entre las gentes. Pero no ha cesado de ser, desde
hace 500 ai'los, su marco principal. Las relaciones coloniales de perfodos anteriores,
probablemente no produjeron las mismas secuelas y sobre todo no fueron la piedra
angular de ningun poder global. Europa, colonialidad cultural y
modernidadlracionalidad Durante el mismo perfodo en que se consolidaba la
dominaci6n colonial europea, se fue constituyendo el complejo cultural conocido como
la racionalidadl modemidad europea, el Cual fue establecido como un paradigm a
universal de conocimiento y de relaci6n entre la humanidad y el resto del Mundo. Tal
coetaneidad entre la colonialidad y la elaboraci6n de la racionalidad/modemidad no fue
de ningun modo accidental, como 10 revela el modo mismo en que se elabor6 el
paradigma europeo del conocimiento racional. En realidad, tuvo implicaciones decisivas
en la constitucion del paradigm a, asociada al proceso de emergencia de las relaciones
sociales urbanas y capitalistas, las que, a su tumo, no podrian ser plenamente explicadas
al margen del colonialismo, sobre America Latina en particular. La gravitacion decisiva
de la colonialidad en la constitucion del paradigma europeo de la
racionalidadlmodemidad, es revelada con claridad en la crisis actual de ese complejo
cultural. Examinar algunas de las cuestiones basicas de esa crisis, ayudani a mostrar ese
problema. La cuesti6n de la producci6n del conocimiento Para comenzar, en la crisis
actual del paradigma europeo del conocimiento racional, esta en cuesti6n su presupuesto
fundante, el conocimiento como producto de una relacion sujeto-objeto. Aparte de los
problemas de validacion del conocimiento en el implicados, ese presupuesto levanta
otros que es pertinente aquf presentar, brevemente. En primer termino, en ese
presupuesto, "sujeto" es una categoria referida al individuo aislado, porque se constituye
en sf y ante sf mismo, en su discurso y en su capacidad de refle,li6n. EI "cogito, ergo
sum" cartesiano, significa exactamente eso. En segundo termino, "objeto" es una
categoria referida a una entidad no solamente diferente al "sujeto/individuo", sino
extemo a el por su naturaleza. Tercero, el "objeto" es tambien identico a sf mismo, pues
es constituido de "propiedades" que Ie otorgan esa identidad, 10 "definen", esto es, 10
deslindan y al mismo tiempo 10 ubican respecto de los otros "objeLos". Colonialidad y
modemidad/racionalidad 15 1.0 que estA en cuesti6n en ese paradigma., es, primero, el
caracterindividual e individualista del "sujeto", que como toda verdad a medias falsea el
problema al negar la intersubjetividad y la totalidad social, como sedes de la producci6n
de todo conocimiento. Segundo, la idea de "objeto" no es compatible con el
conocimiento a que llega la investigaci6n cientifica actual, segun el cuallas
"propiedades" son modos y momentos de un dado campo de relaciones, y en
consecuencia no hay mucho lugar para una idea de identidad, de originalidad
ontol6gicamente irreductible, al margen de un campo de relaciones. Tercero, la
exterioridad de las relaciones entre "sujeto" y "objeto", fundada en diferencias de
naturaleza, es una exacerbaci6n arbitraria de las diferencias, puesto que la investigaci6n
actualllega mas bien al descubrimiento de que hay una estructura de comunicaci6n mas
profunda en el universo. Se puede, por supuesto, reconocer en la idea de "sujeto" como
individuo aislado, un elemento y un momento del proceso de liberaci6n del individuo
respecto de estructuras sociales adscriptivas que 10 aprisionaban, pues 10 condenaban a
uno y unico lugar y rol social para toda su vida, como ocurre en todas las sociedades de
jerarquias rigidamente fijadas y sostenidas por la violencia y por ideologias e
imaginarios correspondientes, como era el caso de las sociedades/ culturas europeas pre-
modemas. Esa liberaci6n era una lucha social y cultural, asociada a la emergencia de las
relaciones socialcs del capital y de la vida urbana. Pero, de otro lado, esa propuesta es
hoy inadmisible en el campo actual del conocimiento. La subjetividad individual
diferenciada es real; pero no existe solo ante si 0 por sf. Existe como parte diferenciada,
mas no separada, de una intersubjetividad. Todo discurso, 0 toda reflexi6n, individual,
remite a una estructura de intersubjetividad. Esta constituida en ella y ante ella. El
conocimiento, en esta perspectiva, es una relaci6n intersubjetiva a prop6sito de algo, no
una relaci6n entre una subjetividad aislada, constituida en sl y ante sf, y ese algo.
Probablemente no es un accidente que el conocimiento fuera pensado entonces del
mismo modo que la propiedad, como una relaci6n entre un individuo yalgo. El mismo
mecanismo mental subyace a am bas ideas, en el momento en que estA en emergencia
la sociedad modema. La propiedad, sin embargo, como el conocimiento, es una relaci6n
entre las gentes a prop6sito de algo, no una relaci6n entre un individuo yalgo. Lo que
diferencia a tales fen6menos, es que la relaci6n de propiedad existe tanto de modo
material como intersubjetivo. El conocimiento, s610 como una relaci6n intersubjetiva.
Par&e, pues, demostrable la asociaci6n entre individualismo y los conflictos sociales y
culturales europeos, en el momento de elaboraci6n del principal paradigma europeo de
racionalidad. Pero en ese individualismo hay otro componente cuya explicaci6n no se
agota en el contexto intemo de Europa. La radical ausencia del "otro", no solamente
postula una imagen atomistic a de la existencia social en general. Esto es, niega la idea
de totalidad social. Como 10 mostraria la 16 PerU Ind{gena practica colonial europea,
el paradigma hace posible tambien omitir toda referencia a todo otro "sujeto" fuera del
contexto europeo, esto es hacer invisible el orden colonial como totalidad, en el
momento mismo en que la propia idea de Europa esta constituyendose por relaci6n,
precisamente, al resto del mundo en colonizaci6n. La emergencia de la idea de
"occidente" 0 de Europa, es una admisi6n de identidad, esto es, de relaciones con otras
experiencias culturales, de diferencias con las otras culturas. Pero, para esa percepcion
"europea" u "occidental" en plena formaci6n, esas diferencias fueron admitidas ante
todo como desigualdades, en el sentido jerarquico. Y tales desigualdades son percibidas
como de naturaleza: s610 la cultura europea es racional, puede contener "sujetos". Las
demas, no son racionales. No pueden ser 0 cobijar "su jetos". En consecuencia, las otras
culturas son diferentes en el sentido de ser desiguales, de hecho inferiores, por
naturaleza. Solopueden ser" objetos" de conocimiento y/o de practicas de dominaci6n.
En esa perspectiva, la relaci6n entre la cultura europea y las otras culturas, se establecio
y desde entonces se mantiene, como una relacion entre "sujeto" y "objeto". Bloque6, en
consecuencia, toda relaci6n de comunicacion y de intercambio de conocimientos y de
modos de producir conocimientos entre las culturas, ya que el paradigma implica que
entre "sujeto" y "objeto" no puede haber sino una relaci6n de exterioridad. Semejante
perspectiva mental, tan perdurable como su pnictica durante 500 aflos, no podia haber
sido sino el producto de una relaci6n de colonialidad entre Europa y el resto del mundo.
En otros terminos, el paradigma europeo de conocimiento racional, no solamente fue
elaborado en el contexto de, sino como parte de una estructura de poder que implicaba
la dominaci6n colonial europea sobre el resto del mundo. Ese paradigma expresO, en un
sentido demostrable, la colonialidad de esa estructura de poder. La formaci6n y el
desarrollo de ciertas disciplinas como la Etnologfa y la Antropologia, como ha sido ya
largamente debatido, sobre todo desde la II Guerra Mundial, han demostrado siempre
esa c1ase de relaciones "sujeto" -" objeto" entre la cultura "occidental" y las demas. Por
defmici6n, son las otras culturas el "objeto" de estudio. Estudios de ese caracter sobre
las sociedades y las culturas occidentales son virtualmente inexistentes, salvo como
ir6nica parodia ("The Ritual among the Nacirema" - anagrama de American - es un
tfpico ejemplo). La cuesti6n de la totalidad en el conocimiento A pesar de su ausencia
en el paradigma cartesiano, la necesidad intelectual de la idea 0 de la perspecti va
dtlttotalidad, especialmente en referencia a la realidad social, estuvo presente en el
debate europeo. En los proses ibericos, desde temprano (Victoria, Suarez) yal servicio
de la preservaci6n del poder defendido entre la Iglesia y la Corona. En Francia bastante
mas tarde desde el siglo XVIII, y entonces ya como uno de los elementos claves de la
critica social y de propuestas sociales alternativas. Sobre todo a partir de Saint-Simon,
la idea de totalidad social fue difundida junto con las propuestas de cambio social
revolucionario, en r Colonialidad y modemidad/racionalidad 17 confrontaci6n con la
perspectiva atomistica de la existencia social que, entonces, era predominante entre los
empiristas y entre los partidarios del orden social y politico vigente. Y en el siglo XX, la
totalidad lIego a ser una perspectiva y una categoria generalmente admitidas en la
investigacion cientifica, en especial sobre la sociedad. No obstante, la
racionalidad/modernidad europeo-occidental se constituye no solamente en conflictivo
diaIogo con la Iglesia y con la religion, sino tambicn en el mismo proceso de
reestructuracion del poder, de una parte, en relaciones sociales urbanas y capitalistas y
estados-nacion; y al mismo tiempo, de colonizaci6n del resto del mundo. Ese hecho no
fue, probablemente, ajeno a que la perspectiva de totalidad social fuera elaborada segun
una imagen organicista, que termin6 prohijando una vision reduccionista de la realidad.
En efecto, aquella perspectiva fue, sin duda, util para introducir y fijar la idea de
totalidad social, esto es, de sociedad. Pero fue tambicn instrumental para hacer 10
mismo con dos otras ideas: una, la sociedad como estructura de relaciones funcionales
entre todas y cada una de las partes y en consecuencia, vinculadas a la acci6n de una y
unica logica. En consecuencia, una totalidad cerrada. LIevo, mas tarde, a la idea
sistcmica de la totalidad, en el estructural-funcionalismo. Otra, la sociedad como una
estructura en que las partes se relacionan segun las mismas reglas de jerarquia entre los
organos, de acuerdo con la imagen que tenemos de todo organismo y en particular del
humano. Es decir, donde existe una parte que rige a las demas (el cerebro), aunque no
pueda prescindir de elias para existir; asi como estas (en particular las extremidades) no
podrian existir sin relacionarse subordinadamente a esa parte rectora del organismo (es
la imagen que se difunde sobre la empresa y las relaciones entre empresarios y
trabajadores, que prolonga la leyenda del ingenioso discurso de Menenio Agripa, en los
comienzos de la republica romana, para disuadir a los prim eros huelguistas de la
historia: los propietarios son el cerebro y los trabajadores son los brazos, que forman
con el resto del cuerpo la sociedad. Sin el cerebro, los brazos no tendrian sentido, asf
como sin estos el cerebro no podriaexistir. Ambos son necesarios para que el res to
delcuerpo viva y se mantengasano, sin locual ni el cerebro,ni los brazos, asu vez,
podrfan vivir. los poderosos son el cerebro; los trabajadores, los brazos. La propuesta de
Kautsky, adoptada por Lenin, segun la cuallos proletarios no son capaces por si mismos
de elaborar su conciencia de clase y la inteligencia burguesa y/o de la pequefia
burguesia es la que debe ensenarsela, es una variante de la misma imagen. Y nopor
accidente: Lenin sostenia, explicitamente, yaen su polem ica con los populistas rusos
("Quienes son los Amigos del Pueblo"), que la sociedad es una totalidad orgatiica. En
America Latina, esa figura ha sido usada reiteradamente. Por ejemplo, Jaime paz
Zamora, en una entrevista periodistica, para referirse a la relacion entre los partidos
politicos y los sindicatos, entre los intelectuales y los obreros, en Bolivia: los partidos
son la cabeza, los sindicatos son los pies. Esa idea impregna, con frecuencia, las
practicas de la generalidad de los partidos politicos y sus "bases" populares). 18 Peru
Indfgena Esa idea organicista de totalidad social, de sociedad, no es incompatible (Oon
el paradigma general del conocimiento como una relaci6n sujeto-objeto. Tampoco la
variante sistemica. Son una opci6n altemativa frente a la perspectiva atomfstica de la
realidad, pero se sustentan en el mismo paradigma. Con todo, durante el siglo XIX y
buena parte del XX, la critica social y las propuestas de cambio social pudieron
apoyarse en esa imagen organicista, porque ponia de manifiesto la existencia del poder
como articulador de la sociedad. Contribuy6, de ese modo, a establecer y debatir la
cuestion del poder en la sociedad. De otro lado, esas ideas implican el presupuesto de
una totalidad historicamente homogenea, a pesar de que el orden articulado por el
colonialismo no 10 era. Por 10 tanto, la parte colonizada no estaba, en el fondo, incluida
en esa totalidad. Como es conocido, en la Europa de la Ilustracion las categorfas
humanidad y sociedad no se extendian a los pueblos no "occidentales" 0 solamente de
manera formal, en el sentido de que tal reconocimiento no tenia efectos pnicticos. Y en
todo caso, de acuerdo con la imagen organicista de la totalidad, la parte rectora, el
cerebro del organismo total, era Europa. Yen cada parte colonizada del mundo, los
europeos. La conocida monserga de que los pueblos colonizados eran el "white mans
burden", esta directamente asociada a esa imagen. De ese modo, en fin, aquellas ideas
de totalidad que elaboraban una imagen de la sociedad como estructura cerrada,
articulada en un orden jenirquico, con relaciones funcionales entre las partes,
presuponian una 16gica historica unica para la totalidad hist6rica, y una racionalidad
que consistia en la sujecion de cada parte a esa logica unica de la totalidad. Esa idea
lleva a concebir la sociedad como un macro sujeto historico, dotado de una racionalidad
historica, de una legalidad que permitfa prever el comportamiento de la totalidad y de
cada parte y la direccion y la finalidad de su desenvolvimiento en el tiempo. La parte
rectora de la totalidad encarnaba, de algun modo, esa logica historica. En este caso,
respecto del mundo colonial, Europa. Nada sorprendente, en consecuencia, que la
historia fuera concebida como un continuum evolutivo desde 10 primitivo a 10
civilizado; de 10 tradicional a 10 modemo; de 10 salvaje a 10 racional; del
precapitalismo al capitalismo, etc. Y que Europa se pensara a si misma como espejo del
futuro de todas las demas sociedades y culturas; como el modo avanzado de la historia
de toda la especie. Lo que no deja de ser sorprendente, de todos modos, es que Europa
lograra imponer ese espejismo a la pnictica totalidad de la culturas que colonizO. Y
mucho mas, que semejante quirnera sea aun hoy tan atractiva y para tantos. La
reconstitucion epistemologica: Ia descolonizacion La idea de totafidad, en general, estil
hoy cuestionada y negada en Europa, ya no solamente por los empiristas de siempre,
sino por toda una corriente intelectual que se denomina postmodemista. En efecto, la
idea de totalidad es un producto, en Europa, de la modemidad. Y es demostrable, como
acaba de verse, Colonialidad y modemidadlracionalidad 19 que las ideas europeas de la
totalidad lIevaron al reduccionismo te6rico y a la metafisica de un macro sujeto
hist6rico. Tales ideas han estado, ademas, asociadas a practicas politicas indeseablcs,
detras del suefio de racionalizacion total de la sociedad. No es necesario, sin embargo,
recusar toda idea de totalidad, para desprcnderse de las ideas e imagenes con las cuales
se elaboro esa categoria dentro de la modemidad europea. Lo que hay que hacer es algo
muy distinto: liberar la produccion del conocimiento, de la reflex ion y de la
comunicacion, de los baches de la racionalidad/modernidad europea. Fuera de
"Occidente", en virtualmente todas las culturas conocidas, toda cosmovision, todo
imaginario, toda produccion sistematica de conocimiento, estan asociadas a una
perspectiva de totalidad. Pero en esas culturas, la perspectiva de totalidad en el
conocimiento, incluye el reconocimiento de la heterogeneidad de toda realidad; de su
irreductible caracter contradictorio; de la legitimidad, esto es, la deseabilidad, del
caracter diverse de los componentes de toda realidad, y de la social en consecuencia.
Por 10 tanto, la idea de totalidad social, en particular, no solamente no niega, sino que
se apoya en la diversidad y en la heterogeneidad hist6ricas de la sociedad, de toda
sociedad. En otros terminos, no solamente no niega, sino requiere la idea del "otro",
diverso, diferente. Y esa diferencia no implica, necesariamente, ni la naturaleza desigual
del otro y par eso la exterioridad absoluta de las relaciones; ni la desigualdad jerarquica
0 la inferioridad social dcl otro. Las diferencias no son, necesariamente, el fundamento
de la dominaci6n. Al mismo tiempo y por eso mismo, alIi la heterogeneidad historico-
estructural, implica la copresencia y la articulacion de diversas "logicas" historicas en
tome de alguna de elIas, hegemonica, pero de ningun modo unica. De esa mancra, cierra
el paso a todo reduccionismo, asi como a la metafisica de un macro sujeto historico
capaz de racionalidad propia y de teleologia hist6rica, de la cuallos individuos y los
gropos especificos, las clases por ejemplo, serian apenas portadores 0 ... misioneros. La
critic a del paradigma europeo de la racionalidad/modemidad es indispensable, Mas
aun, urgente. Pero es dudoso que el camino consista en la negacion simple de todas sus
categorias; en la disolucion de la realidad en el discurso; en la pura negacion de la idea
y de la perspectiva de totalidad en el conocimiento. Lejos de eso, es necesario
desprenderse de las vinculaciones de la racionalidad/ modemidad con la colonialidad, en
primer tennino, y en definitiva con todo poder no constitwdo en la decision libre de
gentes libres. Es la instrumentalizacion de la razon por el poder, colonial en primer
lugar, 10 que produjo paradigmas distorsionados de conocimiento y malogro las
promesas liberadoras de la modemidad. La altemativa, en consecuencia, es clara: la
destruccion de la colonialidad del poder mundial. En primer termino, la descolonizacion
epistemologica para dar paso a una nueva comunicacion intercultural, a un intercambio
de experiencias y 20 Peru Indfgena de significaci ones, como la base de una otra
racionalidad que pueda pretender, con legitimidad, alguna universalidad. Pues nada
menos racional, finalmente, que la pretensi6n de que la especifica cosmovisi6n de una
etnia particular sea impuesta como la racionalidad universal, aunque tal etnia se Hame
Europa Occidental. Porque eso, en verdad, es pretender para un provincianismo el titulo
de universalidad. La liberaci6n de las relaciones interculturales de la prisi6n de la
colonialidad, entraDa tambien la libertad de todas las gentes, de optar individual 0
colectivamente en tales relaciones; una libertad de opci6n entre las di versas
orientaciones culturales. Y, sobre todo, la libertad para producir, criticar y cambiar e
intercambiar cultura y sociedad. Es parte, en fin, del proceso de liberaci6n social de
poder organizado como desigualdad, como discriminaci6n, como explotaci6n, como
dominaci6n.
RINCÓN Y MILLÁN.