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Unidad 1

La Lógica de las Ciencias

Para comenzar con un adecuado estudio de la lógica, es menester conocer cuál es su ubicación dentro la
clasificación de las ciencias, no sin antes abordar el concepto de ciencia y sus elementos, ello obedece a que la
lógica se presenta en la ciencia como una disciplina autónoma y una herramienta auxiliar para las demás ciencias
existentes. Por ello, es importante que aprendamos a reconocer cómo se produce el conocimiento
científicodesde una perspectiva formal, para tomar conciencia del papel trascendental que juega nuestra materia
de estudio en la conformación de éste.

Al seguir con el desarrollo de esta unidad, nos adentraremos en el estudio de los principales modelos
epistemológicos que se han elaborado para formalizar el conocimiento científico, con el propósito de comprender
el carácter estructural que presenta la ciencia, pero no sólo en un nivel general, es decir, de la ciencia como un
todo, sino también en un nivel de especialización, en otras palabras, de la importancia que tienen
los modelosepistemológicos para cada una de las ciencias existentes.

Así, a partir de los modelos epistemológicos que explican la relación entre sujeto y objeto de conocimiento, se
hace una mención especial en la metodología que utilizan dichos modelos. Esto es, se pretende ubicar al
estudiante en el proceso metodológico concerniente a cada una de las posiciones epistemológicas analizadas con
el fin de que pueda determinar este proceso a partir de la epistemología adoptada.

Lo anterior se encuentra justificado en virtud de la distinción entre epistemología y metodología, no sólo desde un
punto de vista filosófico en general, sino de las propias epistemología y metodología jurídicas. Con lo cual,
evidentemente, el alumno podrá apreciar el uso de la lógica como proyecto epistemológico o metodológico.

A pesar de que de manera formal no se contempla el tema de la metodología dentro del temario de la unidad que
estamos iniciando, es perfectamente entendible y justificable académica y administrativamente su inclusión, al
menos por dos razones: a) Es un complemento necesario para el tema de la epistemología; y, b) no se entiende
correctamente la utilización de la lógica en la metodología, dependiendo de la posición epistemológica del sujeto
de conocimiento.

Merece la pena aclarar que, al seguir el estudio de los elementos de la ciencia, se hace evidente aún someramente
abordar su método, es decir, el científico, no sólo porque académicamente, si hablamos de la ciencia, se debe
recurrir a su método, sino porque el alumno debe contar con mayores argumentos para discernir entre temas
como ciencia, epistemología, metodología y método científico, tanto en lo filosófico como en lo jurídico.

Situación no expresamente prevista en nuestro programa de la asignatura, pero sí de interés docente para
comenzar a ubicar a la lógica y su interacción con estos temas.

Lo anterior nos sirve como basamento para que podamos abordar el tema concerniente a los tipos de
razonamiento que podemos encontrar en la epistemología. En este sentido es necesario identificar, a su vez, los
diversos tipos de razonamiento, así como los diversos tipos de argumentaciónutilizados en la ciencia, y
señalar oportunamente que, a pesar de que pueden utilizarse dentro de la ciencia todo tipo de pensamientos, ya
sea en el desarrollo de una hipótesis o en la elaboración de una teoría, tarde o temprano los argumentos
científicos deben ajustarse a los principios del razonamiento lógico; esto es, someter a prueba
los argumentosmediante la aplicación de ciertos criterios de inferencia y demostración.

Es así como pretendemos reconocer la importancia que tiene el uso de la lógica en su sentido más genérico, es
decir, como modelo verificativo epistemológico, para que, una vez inmersos en el conocimiento de
su estructura formal, podamos enfocarnos oportunamente en su estudio especializado en posteriores unidades
del presente curso.

Concepto de ciencia y sus elementos


Encontrar una definición inequívoca y consistente de la ciencia resulta altamente complicado, toda vez que dentro
del propio campo científico no se ha llegado a un consenso definitivo sobre qué debe y qué no debe ser
comprendido dentro de esta categoría. Sin embargo, resulta interesante explicar brevemente el devenir que tuvo
el proceso cognoscitivo del hombre que lo llevó a crear lo que hoy en día se conoce como ciencia. Al respecto, es
oportuno remitirnos a la teoría de los tres estadios de Augusto Comte (2004: 20-30).
Una vez expuesto lo anterior, podemos establecer un concepto de ciencia. Dado que las definiciones que se han
elaborado a través del tiempo han sido especialmente descriptivas de su metodología, se han evidenciado una
serie de problemas sobre los elementos que son esenciales para la conformación de ésta; sin embargo, bien se
puede establecer una definición de ciencia que se circunscriba a su esencia dentro del actuar del hombre.
Entonces, podemos decir que…

Definamos
Ciencia

La ciencia es la explicación objetiva y racional del universo.

Explicativa

Porque busca exponer las diversas formas en que se manifiestan los procesos
existentes en el universo. Averigua sus enlaces internos y descubre sus conexiones
con otros procesos

Objetiva

En tanto busca que esa exposición no dependa de sensación, emoción, conciencia,


pensamiento o pasión alguna, característica que se logra mediante la verificación y
confirmación de hipótesis, en cualquier momento y por cualquier persona, para la
creación de teorías, leyes y postulad

Racional

Dado que la explicación que se hace del universo es producto del intelecto humano,
toda vez que se realiza de manera reflexiva y bajo un sistema ordenado y derivativo

Luego de establecer nuestra definición de ciencia, es necesario determinar la forma en que se produce el
conocimiento científico con el fin de delimitar la injerencia que ésta tiene dentro del desarrollo del pensamiento.
Para ello, es imprescindible conocer los diversos modelos epistemológicos que se han desarrollado al respecto, así
como la metodología que se ha establecido como factible para cumplir con las características de objetividad y
racionalidad antes enunciadas.

Modelos epistemológicos

A lo largo de la historia, se han elaborado una serie de modelos teóricos que han tratado de explicar cómo se
debe producir y orientar el conocimiento humano, dentro de los cuales destacan, entre otras, la
corriente empirista, racionalista e idealista. A continuación, comenzaremos con su exposición para comprender
las particularidades de cada una, los aportes que ofrecen y sus limitaciones, todo ello dirigido a conocer la forma
en que se produce el conocimiento científico.

Metodología

Dados los diversos modelos epistemológicos mencionados, se han elaborado una serie de metodologías a seguir
para producir el conocimiento. Ahora, surgen dos cuestiones a atender, ¿qué se debe entender por metodología? y
¿qué tipos de metodologías existen?

Para responder al primer cuestionamiento, debemos establecer que la metodología puede ser entendida como

Metodología

La descripción, el análisis y la valoración crítica de los métodos de investigación(Asti, 1968:16).


El estudio sistemático de los métodos utilizados por una ciencia en su investigación de la realidad (Gimer, 1972:29

De esta forma, establecemos que la metodología tiene por objeto instituir el proceder que se debe seguir para la
producción del conocimiento científico; utiliza los variados medios de conocer con que disponemos para llegar
a conclusiones verdaderas.
 
Respondiendo al segundo cuestionamiento, la metodología se clasifica en metodología general y metodología
especial.

Método científico

Derivado del estudio especializado que se hace sobre la ciencia en esta unidad, vale la pena hacer especial énfasis
en el método científico, el cual es…

Pa Características de la ciencia
Una vez analizados los modelos epistemológicos y la metodología de la ciencia, tenemos las bases suficientes para
responder a un cuestionamiento surgido desde la propuesta de definición de ciencia establecida en el subtema
anterior: ¿qué hace que una explicación objetiva y racional del universo sea considerada ciencia y no
otra cosa? Para contestar dicha pregunta, debemos establecer cuáles son las características de la ciencia que
permiten a ésta ser lo que es y no una simple exposición sin fundamento alguno.

rte de la lógica que estudia


los trabajos científicos… Comprende, por lo tanto, todos los procedimientos comunes a cada una de las ciencias
para adquirir y comunicar conocimientos científicos (Gimer, 1972:3). En esta clasificación se encuentran, entre
otros, los mét La demostración científica
Una cuestión trascendental en la ciencia es lo relacionado con la verificabilidad de sus hipótesis. Diremos,
entonces, que: ¿la verificación de hipótesis cambia de acuerdo con la clase de ciencia que estemos tratando?
Efectivamente, debemos decir que dependiendo del tipo de ciencia que abordemos (exacta, natural o social), es
que se hablará de distintas formas de verificabilidad (Bunge, 2007: 12 - 14). En este orden de ideas,
observaremos la utilización de la lógica como ciencia auxiliar según la ciencia que la requiera e, incluso, del tipo de
argumentación lógica a desarrollar.

o Demostración científica

Ciencias exactas
Ya que las ciencias exactas o formales tienen como objeto de estudio creaciones abstractas del hombre, no se
puede demostrar la validez de sus hipótesis (físicamente) porque no es posible observarlas. Sin embargo, de
alguna manera se pueden comprobar sus hipótesis, verbigracia: el número 2 no existe en la naturaleza para
demostrar que reuniendo dos números 2 dan como resultado 4, dichos formalismos abstractos pueden ser
representados con este signo “2” y si se les aplica a dos de ellos el proceso matemático de la suma (representada
con este signo “+”), se puede comprobar la validez de la operación que da como resultado 4.

d Ciencias naturales
La mayoría de las ciencias naturales cuenta materialmente con su objeto de estudio, es decir, que lo puede palpar,
o manipular. Razón por la que esta clase de ciencias sí pueden demostrar sus hipótesis para verificar su validez,
por lo que muchas de las veces se recurre a la experimentación, que arroja información empírica importante
para el conocimiento de los fenómenos que se presentan en la naturaleza.

o Ciencias Sociales
En cuanto a las denominadas ciencias sociales, la verificación de validez de sus hipótesis presenta un problema.
Esto se debe al hecho de que para publicar que un enunciado es probablemente verdadero, dichas ciencias
requieren datos empíricos que muestren que una hipótesis relativa a cierto grupo de hechos materiales es
adecuada o no. No obstante, la experiencia no garantiza que sus hipótesis sean las únicas verdaderas, ya que sólo
establece la probabilidad de adecuación, sin excluir la posibilidad de que posteriormente se puedan dar mejores
aproximaciones al problema. A diferencia de las ciencias naturales, la experimentación en laboratorios no es muy
factible.

s Aplicación del razonamiento


No obstante, en la siguiente unidad se verá con mayor detalle a qué nos referimos cuando hablamos de
razonamiento. Para efectos de comprensión de la presente unidad y especialmente de la aplicación del
razonamiento en la ciencia, entenderemos preliminarmente por razonamiento a la relación existente entre dos o
más proposiciones llamadas premisas, es decir, enunciados lingüísticos que nos proponen o afirman algo a fin de
inferir una tercera proposición llamada conclusión.

Para concluir, debemos mencionar la manera en que se puede utilizar el conocimiento obtenido por la ciencia. A
pesar de existir una pluralidad de utilidades para éste, nos interesa hacer especial énfasis sobre su  aplicación
argumentativa, es decir, la “expresión externa del razonamiento” (Mans, 1978:12).

Así, pasaremos a establecer las tres grandes categorías que se han establecido para diferenciar el modo en que se
puede emplear el razonamiento en forma de argumento: demostrativa, probable y sofista.

Argumentación demostrativa

Consiste en aducir la veracidad o, en su caso, la falsedad de un argumento partiendo de una serie de


proposiciones previamente admitidas como verdaderas y ciertas, de manera que racionalmente resulte
evidenciada la veracidad o, en su caso, la falsedad de su conclusión por así desprenderse necesariamente de las
primeras (Mans, 1978:12).
deductivo, inductivo, analítico, sistemático, dialéctico y fenomenológico.

El concepto de ciencia
Como usted se percató en el desarrollo de la unidad en estudio, es de suma relevancia  que tenga claridad
respecto del concepto de ciencia y sus temas adyacentes. A fin de reafirmar sus conocimientos, realice la siguiente
actividad.

1. Observe atentamente la cápsula “¿Qué es la ciencia?”


2. Con base en lo que estudió a lo largo de la unidad y de la cápsula anterior explique, con sus propias
palabras, en un archivo en formato .doc, lo siguiente:

 ¿Qué es la ciencia?

 ¿Cuál es el valor social de la ciencia?


3. Una vez realizado lo anterior, elabore un mapa conceptual, en un archivo en el formato de su preferencia,
en el que integre el concepto de ciencia, sus estadios según Comte, la definición y elementos,
características y su clasificación.

Unidad 2

Introducción a la Lógica Moderna

El uso del pensamiento lógico es un acto fundamental en la vida de los individuos, ya que entre otras cosas
permite la organización del pensamiento, de manera tal que puedan ser establecidas una serie de formas de
argumentación que faciliten la estructuración de los conocimientos y estímulos del contexto y que rodean la vida
de los sujetos; por ende, los abogados no somos excepción a esta regla.

Cuando pretendemos establecer una verdad, cuando deseamos convencer a un juez, a un magistrado, a un
auditorio, de que nuestra postura o nuestro pensamiento es el correcto, recurrimos a varias técnicas para hacerlo:
la retórica, el razonamiento o una sólida argumentación; todo esto, claro está, presentando la evidencia que,
en su caso, respalde lo esgrimido.

Todas estas formas buscan de fondo evidenciar la procedencia de nuestro pensamiento; sin embargo, son
los argumentos los que nos permiten causar un mayor convencimiento en otras personas para aceptar como
válida una idea nuestra. Desde luego que existen tanto buenos como malos argumentos; es aquí en donde
comenzamos a cuestionar ¿qué es, entonces, lo que hace que un argumento sea bueno o malo? Para dar
respuesta al anterior cuestionamiento tenemos que acudir, sin duda alguna, a la lógica, que es la única rama del
conocimiento que nos permite establecer formalmente la corrección de los argumentos.

Antes de continuar es necesario hacer una precisión muy importante al respecto; la lógica, en tanto sistema de
verificación argumentativa, no busca que el discurso esté lleno de buenos argumentos, debido a que la calificativa
de buenos es completamente arbitraria y subjetiva; es por esto que la lógica busca la elaboración de argumentos
sólidos.

Entonces, ¿qué caracteriza a un argumento sólido? Como se expuso anteriormente, la lógica no trata de calificar si
un argumento es o no convincente, en el sentido que comúnmente es utilizado en la retórica, sino aquellos
argumentos en donde la conclusión que se expone debe ser aceptada, toda vez que así se desprende
necesariamente de sus premisas.

Un argumento es correcto si y sólo si sus premisas son verdaderas; por lo tanto, su conclusión también lo es;


es decir, que un argumento es correcto si no se puede desprender una conclusión falsa a partir de premisas que
han sido calificadas de verdaderas. Hay que tener mucho cuidado con la afirmación anterior, toda vez que ni las
premisas ni la conclusión tienen que ser verdaderas para que el argumento sea formalmente correcto, ya que
puede presentarse el caso de que se tengan conclusiones materialmente falsas, a pesar de estar estructuradas de
manera correcta.

Es esta unidad en donde comenzaremos a adentrarnos en el universo de la lógica, como forma de estructuración
del pensamiento y como herramienta aplicable y sumamente indispensable dentro del campo de trabajo del
derecho.

Lógica proposicional, de cuantificación y de clases

Si, por ejemplo, con el recuadro de la izquierda vino a su mente que probablemente va a llover y con el de la
derecha que necesariamente se trata de la formación del agua, ello quiere decir que está
haciendo inferencias correctas.

En general, se tiene la idea de que el ser humano continuamente realiza inferencias, e incluso se dice que, aunque
de forma muy elemental, su pensamiento es lógico.

El pensamiento lógico es muy importante en la vida de los seres humanos y en especial de usted como estudiante;
los libros están llenos de argumentos, ya que en ellos se pretende fundamentar o justificar las ideas de los
autores. Ya en la práctica usted deberá defender sus posturas respecto a diversos casos a partir de argumentos,
pero ¿cómo puede saber que un argumento se ha expresado correctamente?, y más específicamente, ¿qué
cánones lógicos le permitirían calificar un argumento jurídico como válido o inválido, correcto o incorrecto?
Para dar respuesta a dichas preguntas es importante que conozca y analice la lógica clásica o aristotélica, tanto
la cuantificacional, como la de clases, así como la lógica moderna o simbólica, y pueda aplicar estos tipos de
lógica en el ámbito del derecho.

Es preciso que antes de que iniciemos con el estudio de la lógica clásica, usted tenga muy claro dos términos que
trataremos más adelante: la lógica material y la formal.

Observe detenidamente la siguiente ilustración para que pueda analizar los términos anteriores.

Para Aristóteles, las proposiciones deben seguir una determinada estructura que puede ser utilizada por
cualquier persona; de ahí que las denomine proposición categórica estándar. En otras palabras, proposición,
porque se afirma o se niega algo; categórica, porque debe seguirse esa estructura del pensamiento y no otra; y
por su carácter abstracto no van dirigidas a ninguna persona en particular, siendo ésta la que imprime el
contenido.

Los discípulos de Aristóteles propusieron utilizar las letras A, E, I y O para referirse a los cuatro tipos
de proposiciones categóricas estándar. Se tiene la creencia de que estas letras provienen de las palabras
latinas:

A f I r m o       y       n E g O

Esto porque, como ya habrá podido notar en las proposiciones A e I, su cualidad es afirmativa, a diferencia de las
proposiciones E y O, que es negativa.

Veamos a continuación en qué consisten los cuatro tipos de proposiciones categóricas estándar, así como
algunos ejemplos que le permitirán tener más claridad al respecto.
Cuadro de oposición aristotélico
Ahora que ya conoce la manera como se conforma la estructura de las proposiciones categóricas estándar, es
necesario que revisemos cómo se dan las relaciones lógicas entre aquéllas cuyo sujeto y predicado es el mismo.

Veamos ahora los siguientes ejemplos para que tenga mayor claridad respecto de las relaciones lógicas del cuadro
de oposición entre las proposiciones.

Como ya ha estudiado, las proposiciones categóricas estándar son de cuatro tipos (A, E, I, O), y en ellas


utilizamos un término sujeto (S) y uno predicado (P). Dichas proposiciones pueden conformar
un silogismo o argumento; algunas de ellas actúan como premisas, y sirven de base o apoyo a otra
llamada conclusión, que se infiere de las primeras. Asimismo, es importante hacerle notar que adicionalmente a
los términos sujeto y predicado, en los silogismos utilizaremos un término llamado término medio “M”.

Este término medio tiene una importancia medular dentro del silogismo o argumento, puesto que por una parte es
el enlace entre ambas premisas, y por la otra, aparece en las premisas y desaparece en la conclusión. Veamos
algunos ejemplos.

Habrá notado que el término medio en los ejemplos anteriores ocupa un lugar distinto, de tal manera que
dependiendo de su ubicación es posible construir cuatro silogismos diferentes que se corresponden con las figuras
primera, segunda, tercera y cuarta. Veamos a continuación en qué consisten:

Figuras de un silogismo
Las 19 formas aristotélicas
De la combinación de las cuatro figuras que se le presentaron anteriormente, tenemos 254 tipos de silogismos,
pero de acuerdo con las reglas aristotélicas de la lógica, se reducen a 19 formas que veremos a continuación:

Como se pudo dar cuenta al revisar las 19 formas aristotélicas, éstas han sido nombradas de tal manera que,
haciendo un ejercicio de nemotecnia, puedan ser recordadas con mayor facilidad. Revisemos cómo es que los
nombres de dichas formas nos dan cuenta del modo al que corresponden.

Primera figura:
Segunda figura:

Tercera figura:

Cuarta figura:
Lógica moderna o simbólica
En el tema anterior estudió la lógica clásica o aristotélica, y a continuación iniciará con el estudio de la lógica
moderna o simbólica. Es preciso que tenga claro que en la lógica simbólica se hace uso de un sistema lógico
moderno en el que se analizan los mismos conceptos, pero con un tratamiento simbólico.

Al igual que en la lógica aristotélica, en esta lógica se usan proposiciones (llamados enunciados simples,
moleculares o atómicos), pero no necesariamente para hacer alusión a una lógica de clases, sino para
descomponer el lenguaje en enunciados simples y lograr un análisis lógico del lenguaje.

La lógica clásica o aristotélica tuvo algunos problemas lógicos internos; por ejemplo, no contempla el uso de
silogismos condicionales; la cópula “es” puede referirse a que una clase está o no contenida en otra, e igualmente
para indicar que una propiedad le es atribuible o no al sujeto; por ello, los lógicos crearon una lógica distinta
llamada lógica moderna o simbólica.

La lógica moderna procede primero a identificar las conectivas lógicas fundamentales de las que dependen los
argumentos deductivos. A partir de esas conectivas se ofrece una explicación general de estos argumentos y se
desarrollan los métodos para poner a prueba su validez. Algunos métodos son las tablas de verdad y el método
de deducción, que usted estudiará en esta unidad.

En el lenguaje natural, es decir, el que aprendemos desde niños y que en nuestro caso es el español y
probablemente para algunos de ustedes sea el náhuatl, otomí u otro, frecuentemente
utilizamos enunciados simples y compuestos. Los enunciados simples, también llamados atómicos, son
aquellos que, a su vez, no pueden descomponerse en otro; por ejemplo, el día está lluvioso, el contrato es válido,
la sentencia no es conforme a derecho, etcétera. Por su parte, los enunciados  compuestos son la unión de dos o
más enunciados simples, articulados por algún conector; por ejemplo, el contrato es válido “y” la sentencia no es
conforme a derecho; el contrato es válido “o” la sentencia no es conforme a derecho; “si” el contrato es válido,
“entonces” la sentencia no es conforme a derecho; el contrato es válido, “si y sólo si” la sentencia no es
conforme a derecho, etcétera. Como pudo ver, los enunciados compuestos están unidos por los conectores “y”,
“o”, “si…, entonces” y “si y sólo si”.

Cabe destacar que el lenguaje natural presenta oscuridad en sus conceptos, vaguedad y ambigüedad, por lo que
se buscó que la lógica simbólica fuera más objetiva y sin lugar a estos problemas, y se creó un lenguaje lógico-
artificial que ya estudiaremos más adelante.

Por lo que respecta a los enunciados simples, pueden ser verdaderos o falsos, dependiendo de la lógica
material que así lo estime, pero tratándose de silogismos o argumentos, pueden ser validos (correctos) o
inválidos (incorrectos), según su correlación o no con la estructura de pensamiento que establezca la  lógica
formal utilizada. De tal suerte que se puede dar el caso que estemos ante la presencia de argumentos falsos,
pero formalmente correctos (A), y al contrario, formalmente incorrectos, pero materialmente verdaderos (B).

Como habrá podido notar, en el silogismo “A” tenemos un argumento formalmente correcto, pero la conclusión es
materialmente falsa, toda vez que la inteligencia o no de Juan no depende únicamente de que coma carne diario.
Por su parte, el silogismo “B” es formalmente correcto y materialmente verdadero, lo que lo hace un argumento
sólido, siendo el caso que la lógica y la argumentación jurídica buscan que nuestros argumentos expresados en la
cotidianidad profesional sean de este tipo, es decir, sólidos. En otras palabras, que la conclusión se siga de sus
premisas, y que todas, premisas y conclusión, estén jurídicamente fundamentadas dentro del ordenamiento
jurídico vigente.

Lenguaje lógico-artificial
Como ya vimos, existen dos tipos de lenguaje, el natural y el artificial; éste último es empleado por varias
disciplinas, tales como la química, las matemáticas y, por supuesto, la lógica. Este lenguaje fue creado por el
hombre con la finalidad de conseguir mayor objetividad y universalidad en el análisis de argumentos.

Para que entendamos de mejor manera en qué consiste la lógica simbólica, revisemos los siguientes pasos para
realizar un análisis formal de los argumentos y veamos cómo los podemos aplicar a ejemplos concretos.

Unidad 3

La Aplicación de la Lógica en el Derecho

La presente Unidad se titula La aplicación de la lógica en el derecho, toda vez que al tomar en cuenta el desarrollo
del contenido de la misma, así como su nombre original Lógica Jurídica, se consideró oportuno redefinirla de tal
modo que le permitiera diferenciar, sin lugar a dudas, el contenido de la materia y la asignatura.

La aplicación de la lógica, se torna un referente necesario no solo de determinado campo de estudio, sino de la
cultura occidental. Por ello, si se quiere conocer su aplicación en un contexto específico como el jurídico, se
requiere, en un primer término, entrar a su formulación estricta como ciencia independiente y, en segundo lugar,
identificar la composición de la propia estructura del derecho.

Seguramente usted parta de diversas interrogantes sobre el tema, tales como ¿de qué me sirve estudiar lógica en
el derecho?, ¿de verdad se usa la lógica en el derecho?, ¿cómo puedo aplicar estos conocimientos en mi práctica
profesional?

Para resolver esas inquietudes, en esta unidad se explica y detalla el uso de la lógica deductiva en el razonamiento
judicial, así como sus límites, con el fin de que comprenda claramente temas tan concretos como la formulación
del silogismo judicial y las normas derivadas o, incluso, más complejos, como la lógica deóntica y sus falacias, en
donde identificará plenamente que la lógica sirve para perfeccionar el razonamiento jurídico, que implica desde
cuestiones tan básicas de cómo elaborar una demanda de forma clara y precisa, hasta una correcta técnica
legislativa, en el entendido de que esta herramienta ayuda a evidenciar las lagunas y antinomias del derecho.

No obstante, su papel como alumno se torna de suma importancia en esta unidad, toda vez que no basta
comprender y desarrollar los temas y actividades que la componen, sino que se requiere una función
predominantemente activa en la investigación de los temas, tales como el método de la deducción (en cuanto
hace a las reglas de reemplazo), así como la lógica deóntica, en la cual las temáticas y problemáticas propias de
esta disciplina se tornan tan abstractas y complejas que el alumno no sólo requiere de un auxilio adicional de
obras sobre el tema, sino que, a su vez, necesita del desarrollo constante de ejercicios adicionales al respecto.
Por otra parte, en el campo del derecho, la aplicación de la lógica deductiva proposicional consiste en la
simbolización de los argumentos jurídicos de acuerdo con las reglas de formación de la lógica simbólica. Es decir,
la traducción del lenguaje técnico jurídico al lenguaje artificial de la lógica.

Para realizar un análisis formal de los argumentos, se requiere:

1. Descomponer el lenguaje en enunciados simples


2. Asignar variables

3. Simbolizar el lenguaje natural

4. Demostrar su corrección/incorrección

Para esta última fase, una de las formas de demostrar su corrección/incorrección es mediante tablas de verdad,
pero ahora es fundamental que conozca y domine el método de deducción, para que profundice al respecto, revise
la presentación Método de la deducción.
Cabe mencionar que desde un punto de vista más filosófico, un silogismo o argumento para que sea eso y no otra
cosa, contiene proposiciones que son premisas y una conclusión, las cuales son susceptibles de ser verdaderas o
falsas; sin embargo, las prescripciones en general y las normas jurídicas en particular no tienen este atributo, de
tal suerte que, en el campo de la argumentación jurídica no estaríamos frente a verdaderos argumentos.

Los límites de la lógica deductiva


La lógica deductiva, o método de la deducción, nos brinda las reglas lógico-formales para poder formular
argumentos estructuralmente correctos, pero no nos dice mucho acerca del contenido, en este sentido carece de
herramientas jurídicas para poder formular argumentos sobre el fondo del asunto.
 
Unidad 4

Lógica y Derecho

Debido a la gran fuerza del positivismo jurídico en la ideología dominante del derecho, la utilidad de la lógica se ha
visto reducida a una simple aplicación mecánica, la cual ha sido denominada comúnmente silogismo judicial; sin
embargo, gracias a la evolución del pensamiento jurídico, es que tanto esa postura en concreto, como la aplicación
de la lógica en el derecho en lo general, se han visto fuertemente criticadas, ya sea por los operadores jurídicos,
como por los filósofos del derecho.

Consideremos un ejemplo: existe un enunciado normativo en nuestro sistema jurídico que nos indica que es
obligatorio que, para celebrar una compraventa, las personas celebren contrato por escrito y que, dentro del
mismo ordenamiento que estipula el enunciado anterior, exista otro que indique que está prohibido que las
personas celebren contratos por escrito. De esta forma, ¿cómo debería resolver la problemática el juzgador que
conozca del caso? La lógica clásica no podría ayudar con este problema.

La exigencia de rigor en el razonamiento jurídico para garantizar la objetividad y la imparcialidad de los


operadores judiciales, la construcción de juicios analíticos que permitan inferir conclusiones verdaderas de
premisas verdaderas, así como el encuentro, en el mundo de las acciones, de una serie de operaciones que
cumplan la misma función que la lógica en el campo de las ideas, son algunas de las nuevas pretensiones que la
dogmática jurídica busca con la inclusión de la lógica en el derecho.

Finalmente, vale la pena destacar que, pese a las grandes críticas hechas a la lógica jurídica, ésta ha tenido recién
inclusión en las constantes discusiones del derecho desde principios del siglo pasado, por lo que su avance se
encuentra aún en progreso. Aunado a lo anterior, en la actualidad ningún crítico ha establecido un rechazo tajante
de la lógica en el derecho, ya que si bien es cierto que han reconocido que ésta no ha sido suficiente para resolver
los problemas de aplicación normativa, sí reconocen su utilidad e incluso su necesidad en la ciencia del derecho.

Primeros vínculos entre la Lógica y el derecho


La lógica está íntimamente relacionada con el derecho, ya que le permite hacer un estudio, análisis e
interpretación de las normas por medio de las cuales el derecho logra una adecuada, plausible y correcta
comunión con la sociedad, ya sea a través de la creación de sus leyes, de su aplicación o de su interpretación. Con
el fin de dotar de racionalidad, objetividad y justificación a los sistemas jurídicos, la lógica ha sido empleada por
los juristas bajo diversas concepciones y contenidos, creando una conexión indubitable entre lógica y derecho.

La lógica no produce la decisión, si no que es una herramienta para verificar si una decisión es válida, es decir,
prevé una serie de criterios para controlar la racionalidad de la decisión.

A través del tiempo y de la evolución de las teorías del derecho, se han generado distintas concepciones por medio
de las cuales se ha vinculado la lógica con el derecho (Cfr. Bobbio, 2009: 9-20). Veamos de qué manera se lleva a
cabo dicha vinculación:

La argumentación y sus variedades


A pesar de no ser propio de la presente materia, tenemos que recurrir brevemente al análisis de los argumentos
para comprender de una mejor forma lo hasta ahora expuesto. Así, tenemos lo siguiente:
Las normas jurídicas y sus clases

Como se ha visto hasta ahora, el conocimiento de la lógica es primordial para la creación


de normas, leyes, reglamentos y demás normas jurídicas, toda vez que da coherencia y
certidumbre al mandato y a las consecuencias que de éstas se desprenden, la cuales, en su
mayoría, se encuentran respaldadas por la fuerza del Estado en caso de un incumplimiento
(Echave, 2008: 122).

Pero ¿sólo es posible pensar en una norma con base en la descripción antes referida? Es
claro que no es suficiente el acercamiento descriptivo realizado en el primer párrafo, pero
para entender esta cuestión se deben analizar las variantes que las normas presentan.

Un primer acercamiento necesario para tener en claro las clases de normas jurídicas existentes es conocer su
contenido en relación con su manifestación; en otras palabras, si una norma contempla una acción o una omisión.
Unidad 5

Creación de las Normas jurídicas

¿Cómo es posible que la lógica pueda intervenir en un proceso jurídico tan técnico como lo es la elaboración de
normas? Seguramente ésta sea una de las principales inquietudes que se tenga al comenzar el estudio de la
unidad en cuestión; para responderla, no cabe duda que es necesario remitirnos a lo estudiado hasta este
momento en la asignatura.

A lo largo del presente curso, hemos aprendido las herramientas básicas para estructurar nuestro pensamiento de
forma lógica; sin embargo, es en esta unidad que empezaremos a consolidar nuestro conocimiento de la lógica
con el derecho, pues comprenderemos claramente cómo interviene la primera en el proceso de creación,
determinación y aplicación de las normas jurídicas, conocimiento indispensable para la función de todo jurista.

Lo anterior se verá reflejado al analizar detalladamente actividades, tales como el silogismo judicial, formalismo
que se presenta en la operatividad de la toma de decisiones por el juzgador, así como la interpretación de distintos
enunciados normativos por parte de los distintos jueces de primera y segunda instancia, incluso por la propia
Suprema Corte de Justicia de la Nación, con la intención de evidenciar la funcionalidad de los conocimientos
adquiridos en la elaboración de normas generales y particulares.

 
La razón de ser de todas las normas jurídicas es, de acuerdo con Villoro, ordenar la convivencia en una sociedad.
El derecho es un sistema racional de normas jurídicas que el legislador ha considerado justas para resolver los
problemas de la realidad histórica. Es, por lo tanto, el Poder Legislativo el encargado de hacer las leyes, de
legislar; por su parte, el Ejecutivo se encargará de hacer cumplir las leyes, de administrar; y el Judicial de dimitir
controversias.

En cada caso los hechos tienen una razón; sin ese contenido no se encontraría sustento en la norma jurídica ni la
moral y no se podría llevar a cabo el propósito mínimo de supervivencia, buscando en la asociación del hombre en
sociedad.

Las normas son, por lo tanto, un método de control social, siendo inteligibles, susceptibles de ser obedecidas y no
contravenir con el propio bienestar de la misma sociedad.

Para ello, recurriremos a la clasificación elaborada por el filósofo estadounidense que posicionó y perfeccionó, de
nueva cuenta, al positivismo: H. L. A. Hart, quien organiza las normas mediante la siguiente jerarquía:

El derecho entendido como jurisprudencia o interpretación y aplicación de la normas

Normalmente, la interpretación del derecho se produce con enunciados o con signos normativos; sin embargo, es
posible destacar otra idea que va más allá de las normas: se trata de la interpretación de los hechos.

El estudio de este tipo de interpretación suele realizarse al inicio del estudio de la decisión judicial; basta en todo
caso con señalar cómo la interpretación de los hechos es una tarea que se lleva a cabo con materiales tanto
jurídicos como extrajurídicos, ya sea, en el primer caso, con la tasación de las pruebas según el Código de
Procedimientos de la materia o, en el segundo, con el auxilio de otras disciplinas, como la psicología o la
criminología, para determinar el valor probatorio de las pruebas.

Es así como podemos definir que la aplicación de la norma es aquella acción que consiste en utilizar un
enunciado normativo para la resolución de un problema jurídico. En este caso su relación con la interpretación es
clara, ya que la norma, para su uso, deberá ser antes interpretada. Así, podemos decir que la aplicación de la
norma se da cuando ésta es interpretada para la resolución de un problema jurídico.

Ahora bien, lo anterior no quiere decir que la aplicación abarque la creación de normas válidas; para ello se
deberán tomar en cuenta los criterios de validez normativa del sistema. Las normas hechas por otros, que no sea
el órgano legislativo, puede que no sean consideradas como válidas, al no tener reconocida precisamente la
facultad o posibilidad para producir normas válidas.

Veamos a continuación el siguiente diagrama, que nos permitirá percatarnos sobre cuál es el ciclo por el que pasa
la norma hasta poder ser aplicada a un caso en concreto.

Para el caso del silogismo jurídico se relacionan las normas condicionadas con hechos condicionales para inferir
de ahí una consecuencia de derecho necesaria.

El raciocinio jurídico aplicador posee la estructura de los silogismos de la primera figura, modus bárbara, lo que en
el campo de la lógica aristotélica se expresaría de la siguiente forma:
Al esquema de fundamentación antes descrito lo denominaremos simple, debido a que se correlaciona un caso
con una única norma. A este tipo de casos, Robert Alexy los diferencia de los casos complejos, que se presentan
cuando:

 Una norma contiene diversas propiedades alternativas en el supuesto de hecho.

 Su aplicación exige un complemento a través de normas jurídicas aclarativas, limitativas o extensivas.

 Son posibles diversas consecuencias jurídicas.

 En la formulación de la norma se usan expresiones que admiten diversas interpretaciones.

En conclusión, el silogismo se caracteriza por corroborar en un proceso judicial hechos que se dejan subsumir bajo
un concepto jurídico, y eso de una forma en que a partir de una premisa menor, en conjunción con una premisa
mayor, se puede inferir una consecuencia jurídica.

Si, en cambio, de acuerdo con Hortensius de Saint Albin, el juicio que recae para la premisa menor no puede ser
corroborado en el proceso probatorio, el silogismo se frustra. Para recomponer este caso se requiere introducir
otra norma diversa o sustituir las pruebas aportadas para comprobar el hecho utilizado como premisa menor.

Hechos y pruebas

Las partes en el litigio tienen el derecho de aducir los hechos que fundamenten sus pretensiones. En sentido
amplio, los hechos son los datos reales que incluyen los actos y hechos jurídicos, además de todas las
circunstancias que los rodean.

La prueba en el ámbito del derecho puede ser considerada como el acto en que las partes involucradas en un
juicio intentan acreditar o negar los hechos establecidos en una demanda, con el objetivo de convencer al juez
sobre la veracidad de éstos.

En ese contexto, los requisitos generales para la admisión de las pruebas pueden resumirse en cuatro aspectos
principales.

La prueba jurídica

La prueba constituye la base de partida del razonamiento. Bajo el principio de que la prueba, con el propósito de
encontrar la verdad, no sea contraria a la moral ni ataque de manera directa el derecho, o sea que no esté
prohibida de manera expresa, es aceptada en un proceso judicial de cualquier índole. Pasaremos ahora a comentar
cuáles son  los axiomas que se desprenden de cada prueba. Recuerde que un axioma es una proposición cuya
verdad no necesita ser demostrada.

Prueba confesional

1. Se es poseedor de una verdad directa e inmediata.


2. Quien demuestre la veracidad de los hechos debe ser un experto en la materia.
3. Interés por conocer la verdad.
4. Tal verdad apoya la demostración de la pretensión.

Prueba testimonial
1. Se es poseedor de una verdad temporal, directa, mediata.
2. Interés por confirmar la existencia de una verdad.
3. Esa verdad refuerza la demostración de mi pretensión.

Prueba pericial

1. Se busca una verdad intemporal, indirecta e inmediata.


2. Interés por establecer su probable existencia.
3. Que esa verdad aparece en un proceso.
4. Apoyo a la probable demostración de mi pretensión.

Prueba documental

1. Existe una verdad evidente, plasmada en ideas o cosas que están en el proceso.
2. Demostración fehaciente de esa verdad.
3. La verdad inferida de esta prueba da certeza a la demostración de mi pretensión.

Prueba de inspección

1. Existe una verdad externa pero que incide en el proceso.


2. El juzgador es quien califica la verdad.
3. La verdad ya calificada debe ser traída al proceso.
4. Dicha verdad apoya mi pretensión.

Las críticas al silogismo judicial

La teoría del silogismo judicial ha sido objeto de diversas críticas. En primer lugar, se afirma que el silogismo no
agota el razonamiento judicial porque representa sólo el iter o método que el juez sigue para alcanzar la decisión,
pero no comprende la actividad esencial del juez a través de la que éste llega a fijar las premisas.

Theodor Viehweg (1964: 124) sostiene en su obra Tópica y jurisprudencia, que el razonamiento jurídico, más que
sistemático y deductivo, es un pensamiento que, mediante valores y criterios adecuados, debe abordar la solución
de problemas y conflictos.

Por su parte, Chaim Perelman (1973: 19) rechaza el pensamiento silogístico y matemático en el ámbito jurídico y
aboga por adoptar los aspectos relevantes de la retórica clásica, es decir, el diálogo que conduzca a condiciones
plausibles, adecuadas y justas.

Este autor, asume como conclusión que se puede llegar a algunas resoluciones judiciales por medio de
deducciones lógicas, pero que nunca pueden ser meramente deductivas.

Unidad 6

La Interpretación Jurídica

El derecho es un objeto de estudio que puede ser analizado de vastas maneras. Hasta ahora, hemos examinado
las cuestiones formales de las proposiciones y de las normas jurídicas, lo cual nos otorga ya un importante avance
para la correcta comprensión del fenómeno jurídico; sin embargo, queda aún en el aire una pregunta por
contestar: ¿Qué pasa con el contenido del derecho?

Esta misma interrogante abre muchas otras, por ejemplo ¿qué debo entender por “capacidad”?, ¿cómo logro saber
si fue correctamente aplicada una norma?, ¿existen estándares o directrices especiales a observar para la correcta
aplicación? Pareciera ser que cada persona, de acuerdo con su bagaje cultural, puede interpretar los fenómenos
jurídicos de forma diferente.

Ya no se diga cuando se trata de materias de estudio distintas como la psicología, la sociología y el propio
derecho, en donde interpretan fenómenos sociales de maneras distintas,  no es lo mismo la interpretación que se
dé sobre un hecho de violencia familia en un juzgado de lo familiar que en un juzgado penal.

No obstante, será dentro de esta unidad que daremos respuesta a estas interrogantes de manera oportuna, en
donde veremos, a grandes rasgos, que si bien existe una amplia gama de interpretaciones posibles en un caso en
concreto, sólo serán viables aquéllas que respeten ciertas reglas y, sobre todo, que resuelvan de la mejor manera
posible el conflicto presentado, pues es gracias a la interpretación que comprenderemos de manera fehaciente el
contenido normativo de nuestro sistema jurídico.

Esto se ve reflejado en la demanda del Estado mexicano por imponer, a nivel constitucional, la obligación a todas
las autoridades del país de realizar siempre la interpretación más amplia en favor de las personas, lo cual, sin
duda alguna, podremos evidenciar con el estudio de la presente unidad.

Como podemos constatar, la interpretación es una acción fundamental dentro del estudio del derecho, en un
primer momento porque nos permite comprender de determinada manera el mandato establecido en la norma y,
en uno segundo, nos ofrece las pautas para poder actuar de la forma que consideremos adecuada, según sea el
caso.

Los cánones de la interpretación jurídica


Podría pensarse que la interpretación jurídica carece de cierta objetividad al circunscribirse directamente la
asociación de ideas respecto de un concepto o idea a nuestra experiencia; no obstante, existen diversas pautas
objetivas que buscan puntualizar sobre la idoneidad de una interpretación u otra, a las cuales se les ha
denominado escuelas interpretativas, que encuentran su fundamentación en los llamados cánones de la
interpretación.

Cabe destacar un hecho curioso: una de las escuelas de la interpretación más acogida en nuestro país es la
denominada interpretación de la voluntad del legislador, la cual imperó por, relativamente, mucho tiempo; sin
embargo, la vehemencia de su observancia trajo consigo tres consecuencias importantes, a saber:

a. Una limitación estricta del dominio de la interpretación, es aquélla caracterizada por el  adagio in claris non
fit interpretatio y la exclusión de ciertos medios considerados como creadores de derecho, la extensión por
analogía y la apreciación del resultado práctico obtenido por la interpretación.
b. Una confusión total de los métodos de interpretación de la Ley y de los actos privados.

c. La ausencia de toda indicación relativa al mecanismo real de la interpretación.

Como podrá notarse, dichas consecuencias no sólo impedían la proliferación, estudio y práctica de otras escuelas
interpretativas, sino que trajeron aparejada una revolución teórica, gracias a la cual se desprendieron los
siguientes cánones hermenéuticos para una mejora objetiva en la interpretación de las normas jurídicas:
Los criterios de interpretación según el derecho mexicano
Con lo visto hasta ahora, podemos darnos una idea general sobre las bases en las que descansa la interpretación
jurídica, es tiempo de aterrizar esos conceptos en nuestro sistema jurídico, toda vez que resulta de suma
importancia vislumbrar cómo es que se aplica la interpretación de las normas jurídicas en nuestro día a día. Para
ello, debemos comenzar respondiendo los tres cuestionamientos que a continuación se plantean:

Una vez que hemos revisado qué es la interpretación y el criterio, debemos abordar los distintos criterios de
interpretación que existen en el derecho mexicano.

Un criterio de interpretación nos ayuda a descubrir el significado de las leyes y normas que el legislador crea, son
los distintos caminos por los cuáles podemos conducirnos para llegar a éste. A continuación abordaremos cada uno
de ellos:

Las teorías de la interpretación jurídica


La teoría es el discurso que se construye alrededor de la interpretación, es decir, plantea un escenario de
posibilidades cuyo sustento descansa en la manera de percibir o concebir las cosas. Se destaca esta peculiaridad
debido a la constante confusión que se presenta entre la teoría y la doctrina, pues mientras la primera parte de la
explicación, la segunda lo hace sobre lo que debería ser la interpretación, es decir, un modelo prescriptivo
interpretativo.

Recordemos que lo que aquí interesa son las teorías de la interpretación, motivo por el cual analizaremos las tres
teorías que se enfrentan en los libros jurídicos modernos, que son:

1
Teoría cognitiva o del conocimiento por la percepción o por la experiencia

En esta teoría, interpretar es verificar el significado real y directo de los libros normativos o, en todo caso, el
sentido personal de sus autores, es decir, concebir cómo fue que el autor pensó cuando escribió los textos. Este
concepto trae consigo la opinión de que todo sistema jurídico está completo y es coherente (es decir, lógico), de
modo que todo conflicto siempre estará relacionado con alguna norma hecha para resolverlo.

2
Teoría escéptica

Esta teoría es también conocida como la teoría de la duda, o de la simple opinión, en ella la interpretación es una
actividad de valoración y decisión, no existe el significado propio de las palabras, ya que toda palabra puede tener
el significado que le ha sido asignado o puesto por la persona que la dijo, por ejemplo: amor, odio, azul, etcétera.
Según esta teoría, todos los libros pueden ser entendidos de formas diversas y las interpretaciones siempre van a
depender de las posiciones, valores, ideas o personalidades de cada sujeto que trate de interpretar los libros
jurídicos.

3
Teoría intermedia

Esta teoría se coloca en medio de las dos anteriores; en términos generales, se dice que retoma de ambas lo que
considera conveniente con el fin de obtener un resultado más preciso al realizar interpretaciones jurídicas. Nos
dice que algunas veces la interpretación es una actividad de conocimiento y, en otras, una de decisión propia, es
decir, siguiendo nuestro propio juicio; subraya los vacíos que se encuentran en los libros jurídicos. Nos señala que
podemos distinguir entre descubrir y adscribir (es decir, decidir), el significado de un texto.

El razonamiento en la interpretación jurídica


Hasta el momento, hemos visto que la lógica tradicional es la herramienta que nos ayuda a razonar y comprender
la esencia del derecho; sin embargo, uno de sus principales problemas es que no se puede utilizar para interpretar
los conceptos jurídicos, pues no proporciona puntos de vista que nos ayuden a darles un valor y tampoco nos da
las pautas para corregirlos o poder establecer una relación entre los medios y los fines. Es decir, la lógica
tradicional es absolutamente racional, pero no razonable, ya que esta característica abarca un sinfín de aspectos.

Es por ello que para darle racionabilidad al presente estudio, se recurre al uso de la interpretación jurídica, pues es
gracias a ésta que se da justificación material de la relación entre hechos, medios y fines.

Actualmente, la demanda del derecho a sus ramas de estudio especializadas, como la lógica jurídica, la filosofía
del derecho y la argumentación jurídica, es construir un modelo epistemológico sólido que pretenda aplicar la
justicia desde un inicio con quien legisle, mediante la elaboración de leyes,  y, al final, con el o la juez,
aplicándolas.

En este último caso, el juzgador no sólo se centra en la obligación de elegir una teoría de la interpretación para
aplicar al caso en concreto, sino que debe justificar fehacientemente con base en los hechos presentados en un
juicio, que el razonamiento aplicado es el que mejor satisface a la problemática planteada.

La o el juez lleva a cabo esta labor a través de la interpretación, pudiendo, incluso, aplicar varias normas que se
relacionen con el caso concreto que atiende, debido a esto debe contar con varios criterios y tiene que prever los
efectos de la aplicación de las leyes, llevando así un juicio estimativo en donde no importe determinar puras
realidades, sino decidir actuar frente a ellas, atendiendo razonablemente a la realidad, a los hechos y a las
valoraciones previstas por quien legisle, materializándolas en el orden jurídico positivo.

En consecuencia, el o la juez no podrá servirse sustancialmente de la lógica tradicional, pues no es útil para
comprender e interpretar de modo justo los contenidos de las disposiciones jurídicas, ya que no se utiliza para
crear sentencias individuales ni para establecer reglas generales; sin embargo, es menester señalar que esto no
quiere decir que un o una jurista no pueda recurrir a ella, aunque su uso es limitado en cuanto al tratamiento de
problemas jurídicos prácticos.

Repertorio de los principales argumentos de la interpretación de las normas


jurídicas
Motivar una decisión judicial significa proporcionar argumentos que la sostengan de manera aparente, por tanto,
la  obligación de justificar una decisión queda satisfecha presentando una sentencia en la que se recoja una
fundamentación jurídica o un razonamiento de la decisión tomada; para algunas personas, la relación que vincula
a los argumentos que motivan la decisión con ésta es sustancial, en el sentido de que es, en lo cierto, obtenida a
partir de esos argumentos; sin embargo, para otras , esa relación es sólo formal, es decir, que la motivación
ofrecida en la sentencia no tiene por qué ser necesariamente reconstrucción o expresión del razonamiento que ha
llevado a adoptar la decisión, sino una mera racionalización ex post facto para cumplir con la obligación de
justificar las decisiones judiciales.

Por ello, podemos advertir la existencia de un vasto repertorio sobre algunos argumentos derivados de la
interpretación de las normas jurídicas. ¿Recuerda cuáles son?

Unidad 7

La Aplicación del Derecho

Estimado alumno, bienvenido a la última unidad de la asignatura Lógica Jurídica. Ya con los conocimientos previos
sobre lógica y los apartados de creación e interpretación de normas, ahora toca abordar las temáticas de la
aplicación de las normas jurídicas.

Esta unidad resulta importante por varios aspectos. En primer término se aborda el tema de la aplicación desde la
función jurisdiccional y lo que ello implica, es decir, temas como la interpretación, la labor judicial y el cómo se
garantiza el principio de legalidad para lograr la certeza jurídica.

Lo cual, como apreciará, no está de ningún modo exento de vinculación con la lógica, ya que, en general, todo
acto de autoridad debe ser lógico y ajustado a derecho; asimismo, por el papel tan importante que juega la lógica
en la jurisprudencia emitida por nuestra Suprema Corte de Justicia.

Igualmente, se dará tratamiento al caso contrario, es decir, cuando las autoridades incurren en arbitrariedad y
cómo la lógica es útil para evitarla hasta conseguir una teoría de la sana crítica.

Para este momento ya podrá analizar que, precisamente los jueces con sus decisiones y aplicación del derecho,
bajo un criterio de legalidad, irán ganando su legitimidad. Esto es, el poder Judicial, a diferencia de los poderes
Ejecutivo y Legislativo, no es elegido directamente por el pueblo, por ello se consideraba que carecía de un
carácter democrático en su designación; sin embargo, son sus decisiones las que lo dotan de legitimidad frente al
pueblo y a los otros dos poderes.

Finalmente, un tema apasionante es justificar las decisiones judiciales, para ello, al tomar en cuenta al filósofo
Robert Alexy, se reflexiona en torno a los conceptos de justificación interna y justificación externa y el cómo
influye en las decisiones judiciales.

Esperamos que el desarrollo de estos temas le sea de gran utilidad para su estudio y en la aplicación del derecho
en su formación profesional.

La aplicación del derecho


En opinión del autor Luis Alfonso Ramos Peña, “no es posible aplicar una norma si antes no se ha comprendido
su significado y se comprende el significado de una norma cuando ésta es interpretada. Es cierto que la
interpretación puede ser más o menos compleja en función de ciertas circunstancias, sin embargo es
imprescindible hacerla, para poder aplicar las normas” (2010: 125).

Las normas jurídicas vigentes y válidas constituyen el objeto del que necesariamente ha de partir el


intérprete, es decir, el juez. Todos los jueces encuentran su actividad limitada inicialmente por el marco de un
cierto sistema jurídico porque sus decisiones para la resolución de casos concretos están condicionadas, al menos
en alguna mediada por la presencia de un derecho al que está vinculado y en cuya creación no ha participado. El
juez al interpretar las normas jurídicas también crea su propia obra, aunque sea de manera limitada y, por lo
tanto, las interpretaciones que realice pueden tener contenidos distintos. Lo que quiere decir que las cualidades
del sujeto influyen decisivamente en el acto de interpretación, por eso puede haber interpretaciones buenas y
malas, e incluso varias que podemos calificar como buenas o correctas, sin embargo, no ser coincidentes o
aparecer como contradictorias.

Como vimos en unidades anteriores, es indispensable el uso de la lógica para determinar esa contradicción y su
posterior resolución.

El ejercicio del Poder Judicial: la aplicación de las normas legales y las


reglas de la lógica
En la teoría clásica de la división de poderes, el Poder Judicial ejerce la facultad soberana de dirimir
controversias aplicando la norma jurídica al caso concreto. Dicha facultad es conocida como jurisdicción, la cual
se encomienda a los jueces. El ejercicio del Poder Judicial se concretiza, entonces, en la emisión
de sentencias por parte de los jueces, en las cuales, previo análisis de los elementos vertidos en el proceso, se
emite un fallo, adecuando una norma jurídica a un caso en particular.

Nuestra constitución
establece ...
En México, de acuerdo con el artículo 94 de la Carta Magna: “el ejercicio del Poder Judicial de la federación se
deposita en una Suprema Corte de Justicia, un Tribunal Electoral, Tribunales Colegiados y Unitarios de Circuito y
en Juzgados de Distrito” (CPEUM, art. 94).

Todos los órganos jurisdiccionales tienen la obligación de impartir justicia aplicando las normas legales que
prevean la solución al conflicto. Esto deriva del principio de legalidad, al cual se deben ceñir todos los actos de
autoridad. Éste es la base de la certeza jurídica que tiene el gobernado de que se le ha administrado justicia de la
forma en que establece la ley que emana del órgano legislativo, cuyos miembros han sido elegidos mediante voto
popular y expresan la voluntad general. Entonces, al recibir una sentencia, lo que el gobernado acoge, es la
aplicación de la expresión de la voluntad general adecuada a su conflicto personal. Por lo que el círculo normativo
se completa.

Se concibe incuestionablemente como un principio básico de cualquier Estado de derecho, la obligación que tienen
los jueces de resolver conforme a las leyes. En el sistema jurídico mexicano esta obligación por parte del Estado
de impartir justicia conforme a las normas legales se encuentra contemplada en el artículo 17 constitucional:

Nuestra constitución
establece ...
Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en
los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial. Su
servicio será gratuito, quedando, en consecuencia, prohibidas las costas judiciales (CPEUM, art. 17).

Además de ceñir sus fallos a las normas legales, las decisiones judiciales deberán ser congruentes y, por utilidad
práctica, no podrían dictarse en sentidos contradictorios a la vez; sin embargo, si se parte de un caso en
particular, dos normas sí podrían dictar su solución, en distintos sentidos.

En el caso de un contrato de arrendamiento en el cual se demanda la recisión del contrato y en la contestación de


demanda se reconviene la tácita reconducción. Dos preceptos legales contemplan ambas pretensiones; pero de
acuerdo con las reglas de la lógica, el juzgador no podría aplicar ambos porque la sentencia carecería de eficacia
legal. Es decir, no se podría ejecutar la decisión judicial, debido a que ambos preceptos son excluyentes entre sí.

Es por esto que las reglas de la lógica deben imperar en toda resolución judicial, más aún, en todo acto de
autoridad. Porque aunado a la fundamentación y motivación, constituyen los pilares básicos de la  garantía de
seguridad jurídica del gobernado.
Otro ejemplo lo tenemos en la siguiente tesis de jurisprudencia:

Libertad y arbitrariedad en las decisiones judiciales


Todo Estado de derecho que guarde el principio de separación de poderes, ha de tener el origen de éstos
cimentado sobre la base de la soberanía e independencia de sus órganos representativos. Tal soberanía puede
desprender un cierto matiz de imposición debido al cuestionamiento eterno que se hace sobre el fundamento del
Estado; por eso que este concepto entraña en sí, tal vez, la primera decisión arbitral de quienes constituyeron sus
instituciones básicas.

Los conceptos de libertad y arbitrariedad pueden a menudo confundirse, ambos advierten la existencia
de límites atenuados al actuar de una persona. Tratándose de autoridades, estos límites han de estar
plenamente determinados en aras de cumplir con el principio de legalidad:

El principio de legalidad nos dice que toda autoridad ha de basar su actuar en la Ley.

Cuando estos límites establecidos en la Ley se ven rebasados por el actuar de una autoridad, estamos frente a
una conducta arbitral. Por lo que podemos afirmar que la arbitrariedad es un acto o proceder contrario a lo
establecido en la normatividad establecida, algo no precisamente justificable bajo ningún aspecto y, por ende, no
puede tenerse presente ni en un Estado de derecho ni constitucional de derecho. Las decisiones arbitrales emitidas
por cualquier autoridad, atentan, desde luego, contra la garantía de seguridad jurídica que tienen los individuos
frente al Estado. Esta garantía está concebida en la mayoría de las leyes fundamentales de cada Estado, por lo
que su vulneración traería aparejada la facultad del individuo de acudir a un juicio de garantías.

La libertad, en cambio, se entiende para las autoridades (en específico las judiciales) como lo que la doctrina
denomina la teoría de la sana crítica.

Teoría de la sana crítica

“Arte de juzgar atendiendo a la bondad y verdad de los hechos, sin vicios ni error; mediante la lógica, la dialéctica,
la experiencia, la equidad y las ciencias y artes afines y auxiliares y la moral, para alcanzar y establecer, con
expresión motivada, la certeza sobre la prueba que se produce en el proceso” (Barrios, s. f.: 8).

Cuando estos límites establecidos en la Ley se ven rebasados por el actuar de una autoridad, estamos frente a
una conducta arbitral. Por lo que podemos afirmar que la arbitrariedad es un acto o proceder contrario a lo
establecido en la normatividad establecida, algo no precisamente justificable bajo ningún aspecto y, por ende, no
puede tenerse presente ni en un Estado de derecho ni constitucional de derecho. Las decisiones arbitrales emitidas
por cualquier autoridad, atentan, desde luego, contra la garantía de seguridad jurídica que tienen los individuos
frente al Estado. Esta garantía está concebida en la mayoría de las leyes fundamentales de cada Estado, por lo
que su vulneración traería aparejada la facultad del individuo de acudir a un juicio de garantías.

Es decir, el juez podrá permear en sus resoluciones un tanto de su intuición y experiencia propia a la luz de las
cuales tiene razón de ser el sentido de su resolución. Esto de ninguna manera puede entenderse como una
posibilidad de imparcialidad o subjetivismo por parte del juzgador, sino que la justicia no puede tener su principio
y fin en la simple aplicación de la norma material o formal, ello sería negar la concurrencia de principios y valores
en la realización de la justicia integral. Obviamente, mencionar que para evitar esa posibilidad de imparcialidad o
subjetivismo, la lógica también es relevante desde su matiz formal.

El derecho procesal mexicano se adhiere a la teoría de sana crítica, en específico, en lo que hace a la valoración de
las pruebas. Al efecto, el artículo 402 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, dispone:

La ley establece...
“Los medios de prueba aportados y admitidos, serán valorados en su conjunto por el juzgador, atendiendo a las
reglas de la lógica y de la experiencia. En todo caso, el tribunal deberá exponer cuidadosamente los fundamentos
de la valoración jurídica realizada y de su decisión”(CPCDF, art. 402).

Autoridad y legitimidad de la autoridad judicial


Para abordar este tema, empezaremos por definir los conceptos de autoridad y legitimidad.

Definamos...
Autoridad

1. “Facultad o derecho de mandar, es decir, la potestad atribuida a los agentes del poder público en razón de
su propia investidura”.
2. “La persona o sujeto que tiene la facultad mencionada”.

Ahora bien, para que la autoridad (refiriéndonos al sujeto) ejerza esa facultad, ésta tiene que ser legítima. Nos
valemos del concepto de legitimidad para referirnos a

Definamos...
Legitimidad

“Justificación que esgrime un poder político con vistas a ser obedecido y aceptado, la legitimidad es el  título que
le da el derecho al gobernante a ejercer el poder y ser obedecido. Como un poder difícilmente
logra obediencia sólo por la fuerza, toda dominación busca legitimarse para hacer más efectivo y duradero su
poder”.

Respecto de la autoridad judicial, debe existir una dominación de carácter racional, cuya legitimidad, la
justificación para ostentar el poder, descasa en la autoridad de la legalidad de ordenamientos instituidos y de
derechos de mando de los llamados por esos ordenamientos a ejercer la autoridad. Es decir, la legitimidad del
poder judicial le viene dada de las resoluciones que dicte, o sea, que logre en asentimiento y reconocimiento
social; ello en atención a que los jueces no son elegidos democráticamente, como sucede con los otros dos
poderes, sino más bien, generalmente, son designados por el legislador y, por ende, debe ganarse su legitimidad
con sus resoluciones fundamentadas desde el derecho y la lógica. Es decir…

En el Estado moderno las relaciones entre legalidad y legitimidad son muy estrechas, al punto de llegar a


confundirse. No obstante, se trata de dos conceptos diferentes, mientras la legitimidad se refiere al  título del
poder; la legalidad, al ejercicio del poder.
Así, la administración de justicia es de la justicia legal, puesto que la Ley es valorada como la fuente jurídica de
máxima racionalidad. Uno de los factores esenciales que legitima al Poder Judicial, es, ciertamente, la o las
razones o argumentos que esgrime para solucionar los conflictos jurisdiccionales y el modo de exponer esos
argumentos.

En este orden de ideas, si en el Estado moderno se entiende como función judicial la de juzgar, ésta se define
como…

Definamos...
Juzgar

“Actividad que consiste en mediar en situaciones litigiosas, para resolverlas según normas de derecho
preestablecidas, con la aspiración de dar la razón a quien acredite que la tiene de su parte” (Andrés, s. f.: 2).

Justificación interna y externa de las decisiones judiciales


La decisión judicial que pone fin a un proceso judicial y que consiste en el dictado de una norma individual tiene
que estar justificada. Los estudiosos del derecho ofrecen diferentes reconstrucciones de aquello en lo que
consiste justificar una decisión judicial y ellas, a su vez, están vinculadas con diversas premisas de base.

Al respecto, una de las premisas de base que hoy cuenta con amplio consenso en la teoría jurídica es la tesis de
que el proceso judicial en su conjunto está principalmente orientado a la  búsqueda de la verdad. Se trata de
una concepción que se puede calificar como cognitivista y racionalista del proceso judicial, en general, y de la
motivación de la premisa fáctica, en particular (es decir, de la solución, a la así llamada quaestio facti).

Cuando se habla de la justificación de la decisión judicial, se suele hacer referencia sólo a la  decisión final o
dispositivo con que se cierra el proceso judicial. No obstante, los jueces, al resolver los casos que se les presentan,
toman múltiples decisiones y, ciertamente, desde un punto de vista ideal, todas ellas deberían ser justificadas.

El análisis más usual de la decisión final de un juez pone de relieve que ella comporta al menos otras dos
decisiones que son fundamentales:
En todo caso, justificar aquí significa que la inferencia en cuestión, esto es, el paso de las premisas a la
conclusión es lógicamente (de manera deductiva) válido: quien acepte las premisas, debe aceptar también la
conclusión; o, dicho de otra manera, para quien acepte las premisas, la conclusión en cuestión está justificada. Es
decir, si aceptamos que la administración está obligada a velar por la vida de los presos y que la huelga de
hambre pone en peligro su vida, entonces debemos aceptar la conclusión de alimentarlos por la fuerza.

Ahora bien, especialmente en la justificación interna, incluso el esquema de justificación de Robert Alexy sólo es
suficiente cuando ni la norma o normas aplicables ni la comprobación de los hechos suscitan dudas razonables.
Dicho de otra manera, la lógica deductiva resulta necesaria y suficiente como mecanismo de justificación para los
casos jurídicos fáciles o rutinarios.
Pero, naturalmente, en la vida jurídica no se dan únicamente este tipo de supuestos, sino que, con cierta
frecuencia, surgen también casos difíciles (que es de los que se ocupa especialmente la teoría de la
argumentación jurídica), esto es, supuestos en que el establecimiento de la premisa normativa y/o de la premisa
fáctica resulta una cuestión problemática. En tales casos, es necesario presentar argumentos adicionales, razones
en favor de las premisas, razonamientos para fundamentar el porqué de las premisas, que probablemente no
serán ya argumentos puramente deductivos, aunque eso no quiera decir tampoco que la deducción no juegue aquí
ningún papel. A este tipo de justificación que consiste en mostrar el carácter más o menos fundamentado de las
premisas es a lo que se suele llamar justificación externa, el propósito de ésta es la justificación de la
racionalidad jurídica del contenido de cada una de las premisas que se utilizan en la justificación interna,
premisas relacionadas entre sí por un razonamiento silogístico. Por supuesto, en los casos difíciles la tarea de
argumentar en favor de una decisión se centra precisamente en la justificación externa. La justificación interna
sigue siendo necesaria, pero no es ya suficiente y pasa, por así decirlo, a un segundo plano de importancia.

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