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Los Ángeles, a tres de enero de dos mil catorce.

Visto:

A lo principal del fs. 91, se presenta doña Mónica Isabel Cruz Montecinos,
empleada, domiciliada en calle Darío Barrueto N° 65, Población José Manso de
Velasco, Los Ángeles, quién deduce DEMANDA DE NULIDAD ABSOLUTA de
contrato, en contra de don Juan Guillermo Cruz Fernández, agricultor,
domiciliado en Fundo Santa Emilia comuna de Los Ángeles y en contra de doña
Gabriela Eugenia Cruz Fernández, orientadora del hogar, en su carácter de
curadora de doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, ambas domiciliadas en
Casa N° 13, Villa Valdivia, Los Ángeles.
Funda su acción señalando que es hija no matrimonial reconocida de don
René Absalón Cruz Castillo, fallecido con fecha 22 de marzo de 2011, siendo por
ende heredera en sus bienes y acciones transmisibles. Señala que por escritura
pública de fecha 30 de marzo de 1972, su padre don René Absalón Cruz Castillo
compró a doña Amanda Weldt David viuda de Baier un predio denominado Fundo
Santa Emilia, de una superficie de 123 hectáreas y 5547 metros cuadrados,
inscrito a fs. 341 N° 482 del año 1972 del Conservador de Bienes Raíces de Los
Ángeles, inmueble que fue integrado por tres porciones de terreno individualizadas
en dicha inscripción. Posteriormente por escritura pública de fecha 18 de agosto
de 1997, don René Absalón Cruz Castillo subdividió parte del inmueble referido,
denominado parte sur de la propiedad, en 40 lotes. Luego, por escritura pública de
15 de septiembre de 1997, subdividió nuevamente el inmueble indicado, en 41
parcelas. Finalmente el 22 de abril de 1999, por escritura pública subdividió el
inmueble denominada parte central del predio Santa Emilia, de 92 hectáreas en
155 lotes. Afirma que en todas las subdivisiones referidas se dejó establecido que
los predios resultantes quedan sujetos a la prohibición de cambiar su destino,
declarándolo en las respectivas escrituras. Refiere que su padre claramente
expresó en vida y en pleno uso de sus facultades mentales su voluntad e intención
de subdividir el predio de que era propietario, para obtener mejor utilidades del
mismo, cuestión muy normal en la zona y de conocimiento público. Agrega que
don René Absalón Cruz Castillo con fecha 23 de enero de 2003, otorgó mandato
general de administración de bienes a su hijo Juan Guillermo Cruz Fernández y a
su cónyuge doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, quienes podían actuar
conjunta o indistintamente, con facultades tales como; efectuar todos los actos que
conduzcan directa o indirectamente a la conservación, reparación,
aprovechamiento de los bienes que se les encarga administrar conforme lo
dispuesto en el artículo 2132 del Código Civil; para que, si lo estimaren o si la
situación lo ameritare, ejercer ampliamente las facultades de los artículos 2141,
2142, 2150 y 2169 del Código Civil. Al respecto señala que don René Absalón
Cruz Castillo, expresamente dejó fuera los artículo 2144 y 2145 del Código Civil,
haciendo mención expresa del artículo 2132 del mismo Código, cuestión de mayor
relevancia a la hora de interpretar la intención y voluntad del mandante.
Señala que los demandados haciendo uso del mandato general de administración
de bienes otorgado por don René Absalón Cruz Castillo, efectuaron mediante
escritura pública con fecha 3 de julio de 2003, fusión de títulos, en la que indican
que la totalidad de los lotes subdivididos del Fundo Santa Emilia conforman una
sola unidad predial por lo que solicitan se reinscriban todos los lotes como un solo
predio, teniendo en conjunto 123 hectáreas y 5500 metros cuadrados,
manteniendo su rol matriz, dejando constancia de la formación del Fundo Santa
Emilia y las posteriores tres subdivisiones efectuadas por don René Absalón Cruz
Castillo. Indica que en dicha fusión se trata siempre del mismo inmueble que era
un todo de 123 hectáreas y 5547 metros cuadrados, que se subdividió tres veces y
luego se fusionó en un solo predio, pero ahora de 123 hectáreas y 5.500 metros
cuadrados. Fusión efectuada por los demandados, sin tener facultades para ello,
en un solo paño y una sola inscripción, pasando por encima de la voluntad
expresada en su momento por don René Absalón Cruz Castillo, al momento de
subdividir, además de no incorporar en dicha escritura de fusión, la cláusula de
prohibición de cambiar el destino del inmueble agrícola conforme al DL 3516, sí
efectuada en todas las escrituras de subdivisión. Añade además que con fecha 28
de agosto de 2003 por escritura pública ante notario doña Gabriela Josefa
Fernández Valdebenito, por sí y en representación de don René Absalón Cruz
Castillo, vendió a don Juan Guillermo Cruz Fernández la nuda propiedad del
inmueble singularizado, y sus aguas, no obstante que el predio y sus aguas eran
de propiedad de don René Absalón Cruz Castillo. Aclara que el contrato lo
suscribió como vendedora doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito,
compareciendo por sí y en representación de don René Absalón Cruz Castillo,
citándose en la escritura de compraventa como título de personería y
representación, la reseñada escritura de mandato general de administración de 23
de enero de 2003. Al respecto señala que doña Gabriela Josefa Fernández
Valdebenito no tenía facultades para vender, ni don Juan Guillermo Cruz
Fernández, tenía facultades para comprar. En cuanto a la referida escritura de
compraventa señala que se dejó constancia de varios hechos, dentro de los
cuales, la referencia a la inscripción del Fundo Santa Emilia inscrito a fs. 6085 N°
3363 del año 2003, inscripción efectuada en virtud de la fusión de los lotes en que
se subdividió el mismo predio; referencia a la primitiva inscripción del fundo; los
deslindes generales; como así constancia de que don René Absalón Cruz Castillo,
es dueño de derechos de aprovechamiento de aguas inscritos a fs. 12 N° 16 del
año 1972, es decir la escritura de compraventa versa sobre el mismo inmueble
Fundo Santa Emilia ya individualizado. Agrega que en la cláusula cuarta se indicó
el precio en la suma de $40.000.000, pagaderos en $20.000.000 de contado con
cheque y con la suma de $20.000.000 que se pagarían en dos cuotas iguales de
$10.000.000 cada una con vencimientos en junio del año 2004 y junio de 2005,
con dos letras de cambio. Las partes acordaron que con la entrega y recepción del
cheque y las letras de cambio señaladas han novado la correspondiente
obligación, dando por pagado totalmente el precio de la compraventa y
renunciando a la acción resolutoria emanada del precio de venta. Refiere que
dicha cancelación saldo de precio se lee al margen de la inscripción de la nuda
propiedad de fs. 6216 N° 3427 del año 2002. Al respecto señala que los
mandatarios tampoco tenían facultades para novar la obligación, ni para renunciar
a la acción resolutoria, además no es efectivo se haya pagado realmente el precio.
Refiere que en la cláusula sexta de la cita escritura de compraventa, don René
Absalón Cruz Castillo y doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, se
reservaron el usufructo vitalicio de la propiedad materia de dicho contrato, y que
de dicha situación es fácil advertir, que al fallecimiento de los dos usufructuarios,
quedará como dueño exclusivo y pleno del inmueble fundo Santa Eliana, uno solo
de los hijos y herederos, esto es, don Juan Guillermo Cruz Fernández, con el
consiguiente perjuicio para todos los demás, de entre los cuales se incluye.
Menciona que la posesión efectiva de don René Absalón Cruz Castillo, se
concedió por resolución de fecha 17 de agosto de 2011.
En cuanto al derecho, señala que el contrato de compraventa de la nuda
propiedad del predio y sus aguas y el acto jurídico denominado fusión de títulos,
mencionados, son nulos de nulidad absoluta, por falta de voluntad, consentimiento
y error esencial; por objeto ilícito debido a contrato prohibido por la ley; por
incumplimiento de solemnidades: por falta de causa; por falta de precio, ello por
las siguientes razones:
1- La nulidad absoluta por falta de voluntad o de consentimiento.
a) Nulidad absoluta en relación al contrato de mandato definido en el
artículo 2116 del Código Civil. Sobre este punto señala que en el
contrato de mandato general de administración conferido a los
demandados, no se otorgaron facultades para autocontratar ni para
novar, ni para renunciar a la acción resolutoria emanada contrato de
compraventa, ni para practicar fusión de bienes, transgrediendo los
artículos 2131, 2132, 2144 del Código Civil, provocando en
consecuencia la nulidad absoluta del contrato o, en su defecto, la
inoponibilidad al mandante. Agrega que la naturaleza jurídica del
contrato de mandato de autos corresponde al de un mandato general de
administración de bienes, que permite efectuar todos los actos que
conduzcan directa o indirectamente a la conservación, reparación,
aprovechamiento de los bienes que se les encarga administrar conforme
lo dispuesto en el artículo 2132 del Código Civil, artículo citado
expresamente por el mandante en el número uno de las facultades, por
lo que debe interpretarse este mandato al tenor de lo señalado en el
artículo 1560, puesto que no ha otorgado un mandato general con
disposición de bienes, ya que para ello requeriría un poder especial.
Hace mención a lo que debe entenderse por mandato general de
administración conforme lo señala la doctrina y la jurisprudencia, citando
diversos autores.
b) Nulidad absoluta en relación a la autocontratación. Al respecto
argumenta que si bien no está regulada en el Código Civil, lo dispuesto
en el artículo 2144 del citado texto legal, debe ser considerado como un
caso de autocontratación, para lo cual se requiere autorización expresa
del mandante, pues de lo contrario, el mandatario lo tiene prohibido, y
como consecuencia a la transgresión de la misma, provoca o la nulidad
absoluta del o contrato o, en su defecto, la inoponibilidad al mandante.
Transcribe jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia en sentencia
de 20 de julio de 2005, rol 5367-2003, y fallo de la Corte de Apelaciones
de Iquique, en fallo de 16 de enero de 2009.
c) Nulidad absoluta respecto de la novación. Señala que requiere
igualmente facultad expresa para ello o tener la libre administración de
los negocios del mandante conforme lo dispone el artículo 1629 del
Código Civil, que contiene dos hipótesis, las cuales ninguna concurre
para el caso de autos.
d) Nulidad absoluta respecto de la renuncia a la acción resolutoria. Sobre
este punto, argumenta que debido a las graves consecuencias jurídicas
que produce, para que un mandatario pueda renunciar a la acción
resolutoria, debe estar premunido de poder o de facultad especial, lo
que en el caso del mandato de 23 de enero de 2003, no existe, puesto
que el mandante no autorizó a los mandatarios a renunciar
anticipadamente a la acción resolutoria, por lo cual, dicha renuncia
efectuada en la cláusula tercera del referido contrato de compraventa,
adolece de nulidad absoluta Cita los artículos 1490 y 1491 del Código
Civil.
e) Nulidad absoluta porque en el mandato no se otorgaron a los
mandatarios facultades para fusionar. En efecto el mandatario debe
ceñirse rigurosamente a los términos del mandato y en el mandato
analizado en autos, no fue otorgado a los mandatarios dicha facultad.
f) Nulidad absoluta por falta de voluntad ya que concurre error esencial.
Señala que en este caso concurre este error de acuerdo a lo establecido
en el artículo 1453 del Código Civil, por cuanto en la escritura de fusión
del inmueble de fecha 3 de julio de 2003, en su cláusula tercera se lee
que el inmueble que se solicita reinscribir como un solo predio en una
sola inscripción, tiene en conjunto una superficie de 123 hectáreas y
5500 metros cuadrados, mientras que en la escritura de compraventa de
fecha 28 de agosto de 2003, se señala que se trata de un predio
agrícola de 123 hectáreas y 5547 metros cuadrados de superficie.
2- Nulidad absoluta por incumplimiento de solemnidades. Sostiene que no se
ha cumplido con una solemnidad que constituye requisito esencial del título,
conforme al artículo 1765 del Código Civil, por cuanto a la fecha del
contrato del mandato general de 23 de enero de 2003, el matrimonio Cruz
Fernández estaba casado bajo el régimen de sociedad conyugal, el cual
sustituyeron por el de separación total de bienes mediante escritura pública
con fecha 10 de febrero de 2003, sin dar cumplimiento a lo dispuesto en el
artículo 1765 del Código Civil, que obliga a realizar inmediatamente un
inventario solemne y tasación de todos los bienes que usufructuaba la
sociedad conyugal y su consecuente liquidación, por cuya razón la sanción
es la nulidad absoluta del contrato de compraventa de fecha 28 de agosto
de 2003.
3- Nulidad absoluta por objeto ilícito y por tratarse de un contrato prohibido por
la ley. Esto, argumenta, por cuanto se ha omitido el cumplimiento del
artículo 1° del DL 3516, ya que el inmueble cuya nuda propiedad se ha
enajenado proviene de la subdivisión del predio Santa Emilia y en tal caso
le afecta la prohibición de cambiar de destino, la que debe consignarse en
la escritura respectiva, pues de lo contrario es nula, de nulidad absoluta.
Señala que dicha disposición contiene excepciones en su inciso segundo
en las cuales no cabe el caso de autos. Por otro lado hace mención a las
normas aplicables en este punto establecidas en los artículos 10, 1466,
1681, 1682, 1683 del Código Civil. Concluye que el haber omitido en la
escritura de adjudicación la constancia de la prohibición de cambiar el
destino agrícola, está sancionado con la nulidad absoluta del acto o
contrato, toda vez que no se ha dado cumplimiento a un requisito o
formalidad exigido por la ley para el valor del acto contrato, en
consideración a la naturaleza del mismo, provocando en consecuencia
objeto ilícito a la luz del 1466 del Código Civil. En relación a esto señala la
mas reciente jurisprudencia de la Corte Suprema, en causa Rol N° 5520-
2007 del 18 de diciembre de 2008.
4- Nulidad absoluta por falta de precio. Al respecto argumenta que si bien en
el contrato de compraventa de 28 de agosto de 2003, se consigna un precio
de $40.000.000 y su forma de pago, el pago del precio nunca existió,
faltando entonces un elemento esencial del contrato de compraventa, cual
es el precio, lo que acarrea la nulidad absoluta del referido contrato,
existiendo por tanto, un contrato de compraventa simulado y simulación del
pago de precio. Argumenta además que se señala en el contrato, que los
vendedores habrían recibido ese valor a su total conformidad, pero
¿quienes son los vendedores?, aparece como vendedora doña Gabriela
Josefa Fernández Valdebenito, quién actúa por sí y en representación de
don René Absalón Cruz Castillo, como integrante de una comunidad
quedada al disolverse la sociedad conyugal habida entre ellos, ello significa
entonces que $20.000.000 pertenecen la mitad a cada uno de los dueños y
vendedores; sin embargo don René Absalón Cruz Castillo jamás recibió sus
$10.000.000. Además las partes novaron la obligación de pago del saldo de
precio, aceptando el comprador dos letras de cambio, que nunca existieron,
menos se pagó el impuesto de timbres y estampillas exigido.
5- Nulidad absoluta por falta de causa. señala que en este caso no hubo pago
del precio por parte del comprador, por tanto el contrato de compraventa es
nulo, de nulidad absoluta por falta de causa. Refiere a la doctrina
mencionando diversos autores en relación a la nulidad absoluta.
Por último indica que los efectos de la declaración de nulidad absoluta es
que las cosas deben ser restituidas al mismo estado en que se hallarían si
no hubiese existido el acto nulo, conforme lo dispone el artículo 1687 del
Código Civil
Finaliza su acción principal solicitando acoger ésta y declarar:
a) Nulos, de nulidad absoluta, tanto el contrato de compraventa como la
escritura pública de fusión de títulos mencionada.
b) Que, quedan en consecuencia sin efecto alguno, las inscripciones de fojas
6216 N° 3472 del año 2003 y de fojas 6085 N° 3363 del año 2003, las que
deberán ser canceladas por señor Conservador de Bienes Raíces
correspondiente.
c) Que, el demandado deberá restituir el inmueble referido, denominado
Fundo Santa Emilia de una superficie de 123 hectáreas y 5547 metros
cuadrados, dentro de tres días de ejecutoriada la sentencia definitiva, a los
miembros de la sucesión quedada al fallecimiento de su padre don René
Absalón Cruz Castillo, entre los cuales se encuentra, más las costas de la
causa.
Al primer otrosi y con los mismos fundamentos anteriormente expuestos,
deduce DEMANDA SUBSIDIARIA DE INOPONOBILIDAD, respecto del contrato
de compraventa celebrado mediante escritura pública de fecha 28 de agosto de
2003, mediante el cual doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito por sí y en
representación de don René Absalón Cruz Castillo, vendió a don Juan Guillermo
Cruz Fernández la nuda propiedad del inmueble y sus aguas ya singularizado y de
la escritura pública de fusión de títulos de fecha 3 de julio de 2003. Señala al
efecto que el mandato general de administración conferido a los demandados,
transgrede las normas de los artículos 2131, 2132, 2144 del Código Civil,
acarreando la nulidad absoluta del contrato, o en su defecto, la inoponibilidad al
mandante, toda vez que no se ha otorgado un mandato general con disposición de
bienes, requiriendo para ello mandato especial; en cuanto a la inoponibilidad en
relación a la autocontratación , señala que para que ésta sea válida requiere
autorización expresa del mandante, pues de lo contrario, tiene prohibición de
autocontratar, por lo tanto su transgresión, como en el caso de autos, acarrea
nulidad absoluta del contrato o, en su defecto, la inoponibilidad al mandante; en
cuanto a la novación, la renuncia a la acción resolutoria y la escritura de fusión,
argumenta que necesariamente los mandatarios deben estar premunidos de
facultades especiales para ello. Y que en el caso de autos, los demandantes
carecían de ellas, para efectuar dichos actos y contratos, provocando por tanto
nulidad absoluta del acto o contrato o, en su defecto, la inoponibilidad al
mandante. Finaliza su acción subsidiaria solicitando acoger ésta y declarar:
a) Que, le son inoponibles tanto el contrato de compraventa como la escritura
pública de fusión de títulos mencionada.
b) Que, quedan en consecuencia sin efecto alguno, las inscripciones de fojas
6216 N° 3472 del año 2003 y de fojas 6085 N° 3363 del año 2003, las que
deberán ser canceladas por señor Conservador de Bienes Raíces
correspondiente.
c) Que, el demandado deberá restituir el inmueble referido, denominado
Fundo Santa Emilia de una superficie de 123 hectáreas y 5547 metros cuadrados,
dentro de tres días de ejecutoriada la sentencia definitiva, a los miembros de la
sucesión quedada al fallecimiento de su padre don René Absalón Cruz Castillo,
entre los cuales se encuentra, más las costas de la causa.
A lo principal de fs. 129, se presenta el abogado don Juan Pablo Medina
Billard en representación del demandado, don Juan Guillermo Cruz Fernández,
contestando la acción principal iniciada en contra de éste y solicitando su rechazo,
con costas. Señala, en apoyo de su pretensión, que faltan peticiones concretas, ya
que se pretende la nulidad de una serie de actos y contratos, fundamentalmente
de la compraventa celebrada el 28 de agosto de 2003, argumentándose se
habrían realizado y ejecutado por el mandatario de una de las partes sin contar ni
estar dotado de las facultades para ello. Se dice que es nula absolutamente la
compraventa de la nuda propiedad del predio Santa Emilia por falta de voluntad o
consentimiento, que es nula también dicha compraventa por existir
autocontratación, que es nula una novación pactada en el mismo contrato, como
también es nula la renuncia a la acción resolutoria efectuada también en el mismo
contrato, que sería igualmente nulo el acto jurídico denominado fusión de títulos,
efectuado en otra escritura anterior, que existiría además nulidad por falta de
solemnidad respecto a la separación total de bienes, por no haber liquidado la
sociedad conyugal y por último que sería nulo nuevamente el contrato de
compraventa por falta de precio, por falta de causa y por infringirse el DL 3516.
Expone que luego de tan extensa relación de las diversas nulidades que alega la
demandante, en la parte petitoria sólo se remite a solicitar se declare la nulidad del
contrato de compraventa de la nuda propiedad y la nulidad de la escritura de
fusión de títulos, confundiendo por tanto los vicios que alega la actora como
constitutivos de nulidad de la compraventa con los que alega como propios del
acto jurídico fusión de títulos, faltando con ello el requisito del número 5 del
artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, debiendo pronunciarse por tanto
únicamente sobre las peticiones concretas formuladas que serían las dos
nulidades reclamadas.
Señala existir falta de titularidad para accionar de la demandante, ello porque no
tiene interés para el ejercicio de la acción de nulidad, tal como lo señala la doctrina
y jurisprudencia, interés que debe ser legítimo, real y no meramente hipotético, por
lo que una mera expectativa, o lo constituye, ya que ese interés de carácter
pecuniario, debe manifestarse al momento de celebrarse el acto que se pretende
anular. Por otro lado argumenta que el artículo 1683 del Código Civil al señalar
quienes son titulares de la acción de nulidad, se la niega a la parte que ejecuta el
acto o celebra el contrato a sabiendas o debiendo saber el vicio que lo invalidaba,
exclusión que es aplicable al heredero de esa parte, según lo ha sostenido la
jurisprudencia de nuestra Corte Suprema, quién ha señalado “que los herederos
demandan la nulidad no “iure propio”, sino “iure hereditatis”, el heredero de quién
celebró el contrato sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba, está
inhabilitado para alegar la nulidad del mismo”. Mas aún la demandante no puede
accionar de nulidad, invocando su calidad de heredera respecto de un contrato y
de un acto jurídico celebrado por su causante en vida, porque en tal caso habría
que entender que quién acciona es la sucesión del causante, la que debe actuar
de consuno, y resulta que solo demanda una de los 6 herederos del vendedor.
Refiere además que existe falta de legitimación pasiva de la acción de nulidad, por
cuanto no han sido demandados ni emplazados todos los que celebraron los actos
o contratos.
En cuanto a las nulidades solicitadas expone primeramente que la nulidad por falta
de voluntad o consentimiento, consistente en que el mandato en virtud del cual
doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, compareció vendiendo en
representación de don René Absalón Cruz Castillo, sin tener facultades para ello,
por cuanto requería mandato de disposición de bienes, no es tal, por cuanto en
dicho mandato se contiene expresa, clara, específica y reiteradamente la facultad
de vender y transferir bienes raíces (numeral cuatro del mandato), se ratifica esto
en el numeral seis del mismo al conceder la facultad de celebrar y suscribir, por
instrumentos públicos o privados toda clase de contratos, sin ninguna excepción,
se agregan dice, facultades de fijar, cobrar y percibir precios y de requerir
inscripciones (numeral siete), las contenidas en el numeral nueve, y por último las
señaladas en el numeral diecinueve. Refiere que el mandato así conferido, si
permitía la enajenación de bienes inmuebles, y con mayor razón la fusión de
títulos. Tratándose de la nulidad por autocontratación en la compraventa, señala
que ésta no existe, ya que doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito,
compareció por sí y además en representación de don René Absalón Cruz
Castillo, en uso del mandato referido, vendiendo a don Juan Guillermo Cruz
Fernández, quién compareció por sí, en calidad de comprador, no asumiendo éste
último representación alguna de su mandante, y aun cuando hubiere existido
autocontratación, ésta facultad está expresamente establecida en el mandato al
final del numeral dieciocho.
Tratándose de la nulidad de la compraventa y fusión por objeto ilícito por
incumplimiento del DL.3516, sostiene que no se especifica por la demandante cual
es el acto jurídico en que se habría omitido la exigencia de contemplar la
prohibición de cambiar el uso y destino del inmueble resultante de la subdivisión,
pero que en todo caso, el predio fue adquirido en 1972, y que a esa fecha el DL.
3516 no existía. Refiere que los actos jurídicos posteriores, fueron las sucesivas
subdivisiones que se practicaron, sin existir enajenación alguna de ninguno de los
lotes resultantes, por lo que no cabria la sanción establecida en el artículo 1°
inciso 5° del DL 3516, la cual contempla esta exigencia de consignar prohibición
de cambiar el uso y destino agrícola de los lotes resultantes de una subdivisión
bajo nulidad, sólo en los casos de enajenaciones que se hicieren de lotes
derivados de una subdivisión. Agrega además que en el acto jurídico de fusión, no
es aplicable el DL. 3516, por cuanto el legislador tuvo como propósito e intención,
la de impedir la atomización de la propiedad agraria a través de la subdivisión de
la misma, pero no de lo inverso, que sería la formación de fundos por la fusión.
Por otro lado, el predio Santa Emilia, se enajenó fusionado, no en lotes, por lo que
en dicho contrato de compraventa, no existía obligación de contemplar la cláusula
de prohibición que exigía el D.L. 3516, además, señala dicho inciso de la norma
citada fue derogado especialmente por la ley 20.623 de fecha 11 de septiembre de
2012, y que la demanda le fue notificada el mismo día, encontrándose plenamente
vigente dicha ley, quedando saneado por el solo ministerio de la ley el vicio de
nulidad que pudiere haber afectado a los actos y contratos celebrados con dicha
omisión.
Respecto a la nulidad absoluta por falta de precio indica, que éste se encuentra
fijado y determinado claramente en el contrato, por lo que no existe tal falta de
precio alegada, y si quisiere alegar la falta de pago de precio o del saldo, la acción
que corresponde no es la de nulidad, sino la acción resolutoria, hace mención a lo
establecido en el artículo 1489 y 1876.
En cuanto a la nulidad absoluta por falta de voluntad por error esencial, expone
que la actora no especifica quién padecería o sufriría tal error, pretendiéndolo
hacer valer a la disconformidad que existiría entre la superficie contemplada en la
escritura de fusión de títulos y la superficie indicada en la escritura de
compraventa de la nuda propiedad del predio sub lite, de 478 metros cuadrados,
es decir, la identidad de la cosa, el fundo Santa Emilia, quedaría en discusión y
entredicho, aun cuando la singularización del mismo, tanto por su ubicación,
deslindes e indicación de su rol de avalúo y correspondiente inscripción de
dominio, no dejan dudas de la identidad del mismo. En cuanto la nulidad absoluta
por falta de causa, se remite a lo ya dicho respecto a la falta de precio.
Refiriéndose a las demás nulidades demandadas, señala primeramente que la
novación pactada en el contrato de compraventa, fue respecto de una parte del
precio, y el pago estas parcialidades del saldo de precio, se novó por la obligación
de pagar las letras de cambio, ahora bien, refiere, la novación entendida como
modo de extinguir las obligaciones, el acreedor debe tener la facultad de
disposición del crédito, facultad detentada por la mandataria por contar con un
mandato general de administración y disposición de bienes, conferido el 23 de
enero de 2003, por lo demás, y no obstante la novación pactada, los vendedores
por si y representados, otorgaron una escritura de cancelación del pago del saldo
de precio, que había sido materia de la novación. En segundo lugar agrega que
respecto a la renuncia de la acción resolutoria, ésta es esencialmente renunciable,
nada lo impide, tal y como lo señala la ley, en el artículo 12 del Código Civil, por
tanto la renuncia efectuada por doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, por
sí y en representación de don Rene Absalón Cruz Castillo, es incuestionable.
Por último expone, que no se visualiza de manera alguna un vicio de nulidad por
incumplimiento de ciertas solemnidades al disolverse la sociedad conyugal,
establecidas en el artículo 1765 del Código Civil, ello porque la exigencia
contemplada en dicha disposición, dice relación con una de tantas operaciones
que se requieren efectuar para los efectos de proceder a la liquidación de la
sociedad conyugal que tiene por objeto la determinación del patrimonio de dicha
sociedad, separar los bienes de los cónyuges y la sociedad, para determinar si
existen o no gananciales y para el caso de existir, dividirlos entre los mismos, pero
antes y previo a la liquidación, y como consecuencia de la disolución de la
sociedad, surge y nace entre los cónyuges, automáticamente y respecto de los
bienes sociales, una comunidad regida por las normas del cuasicontrato de
comunidad, y en ese estado, los cónyuges vendieron sus respectivos derechos y
cuota de dominio e el predio Santa Emilia, por lo tanto no existió liquidación de la
sociedad conyugal, y por ende al no existir tal, no es procedente hacer exigible
una formalidad que no esta contemplada para el caso de que los comuneros
quieran transferir sus respectivos derechos cuotativos en ese estado de indivisión.
Al primer otrosí de dicha presentación, contesta la demanda subsidiaria de
inoponibilidad deducida en contra de su mandante solicitando su rechazo,
remitiéndose a todos los fundamentos y argumentaciones alegadas como
defensas al contestar la demanda, los que da por reproducidos. Agrega que el
sujeto activo de la acción de inoponibilidad, en el caso de la falta de concurrencia,
es el dueño de la cosa transferida sin su voluntad, de acuerdo a lo prevenido en el
artículo 1815 del Código Civil, por lo que la inoponibilidad de la escritura de
compraventa y de la escritura de fusión, sólo pudieron alegarla los dueños del
predio Santa Emilia, doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, a la fecha viva,
y don Rene Absalón Cruz Castillo, fallecido, únicos titulares de dicha acción, y que
para el caso de autos, es claro que ninguno de los dos ha demandado, ni tampoco
la sucesión de don Rene Absalón Cruz Castillo, todos los cuales en conjunto
serían titulares de la acción, por el contrario, es demandada uno de los dueños.
Por otro lado, señala que conforme lo dispone el artículo 2515 del Código Civil, la
acción se encuentra prescrita, por haber transcurrido más de 5 años desde la
celebración de los contratos que se dicen inoponibles y la notificación de la
demanda de autos. Por último expone, que lo solicitado y pedido en definitiva no
corresponde a la acción de inoponobilidad y no es dable pretender se cancelen
inscripciones y se soliciten restituciones.
A fs. 143, se presenta el abogado don Eduardo Tapia Elorza en
representación de la demandada, doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito,
contestando la acción principal iniciada en contra de ésta y solicitando su rechazo,
con costas. Señala, en apoyo de su pretensión, que la afirmación de la
demandante donde expresa que las subdivisiones al Fundo Santa Emilia tuvieron
por objeto obtener mejor utilidad del predio, no es efectiva y no pasa de ser una
suposición subjetiva, toda vez que la conclusión lógica sería señalar que las
subdivisiones tenían por objeto enajenar lotes, que en 6 años, nunca se ha hecho,
y por el contrario las contribuciones de bienes raíces que gravarían a cada uno de
éstos, sería mucho mas gravosas que considerar el predio como uno solo, por
esta razón doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito y don Juan Guillermo
Cruz Fernández, ambos en representación de don Rene Absalón Cruz Castillo
proceden a fusionar todos los lotes y el predio vuelve a ser una unidad, haciendo
uso del mandato general con libre administración y disposición de bienes otorgado
por don Rene Absalón Cruz Castillo, con incluso, facultades para autocontratar.
Refiere que dicho acto de fusión no pasa de ser un acto administrativo pues el
inmueble considerado como un todo o cada uno de los lotes fusionados, no ha
salido del patrimonio del mandante, ahora bien señala, que la no inclusión de la
cláusula de prohibición de cambio de destino conforme al DL.3.516, no era
necesaria porque no implicaba enajenación de bienes y en todo caso se encuentra
saneado por ley cualquier eventual vicio de nulidad al respecto con la dictación de
la ley N° 20.623 publicada en el diario oficial de 11 de septiembre de 2012. Por
otro lado señala, que la venta de nuda propiedad efectuada por doña Gabriela
Josefa Fernández Valdebenito por sí y en representación de don Rene Absalón
Cruz Castillo a su hijo, fue hecha en relación con la venta de sus derechos en la
comunidad formada respecto del predio al disolverse la sociedad conyugal habida
con su marido, y su actuación como mandataria dice relación con la venta de los
derechos que a su cónyuge correspondían en dicho predio, facultades
expresamente contempladas para vender bienes muebles e inmuebles en el punto
cuatro de la cláusula primera del mandato de 23 de enero de 2003. En cuanto a lo
argumentado por la demandante respecto a que el comprador don Juan Guillermo
Cruz Fernández, no tenía facultades para comprar, no es efectivo porque se trata
de una persona mayor de edad, con libre administración de sus bienes que puede
celebrar los actos y contratos que desee.
Expone, que la demanda además deberá ser rechazada porque jurídicamente no
se configuran los supuestos de nulidad o inoponibilidad, ni existe el interés de la
demandante para accionar, primeramente por que la demandante solicita la
declaración de nulidad del contrato de compraventa de la nuda propiedad de 28 de
agosto de 2003, siendo la acción de nulidad de carácter personal, por lo que la
declaración judicial de la misma sólo afecta a quienes fueron parte en el contrato y
han sido partes en el juicio, según lo dispone el artículo 1690 del Código Civil,
pero además de ser personal, es indivisible, lo que significa que debió emplazarse
a todas las partes contratantes, lo que no ha ocurrido, más aún, uno de los
contratantes se encuentra fallecido por lo que se debió demandar a todos los
herederos del causante pues son sucesores en todos sus derechos y obligaciones
transmisibles, y como se ha omitido demandar a todos los herederos, la acción no
puede prosperar, esgrime que tampoco puede ser acogida la demanda porque no
se ha demandado la extinción del usufructo.
Señala que la demandante carece de interés en la nulidad, es decir, falta de
legitimación activa, ya que debió actuar de consuno con los demás herederos, por
lo tanto se debe entender que la demandante ha accionado en su calidad de
tercero ajeno al contrato que pretende anular, lo que lleva implícito que debió
invocar un interés legítimo, de carácter pecuniario y actual, del que carece, ya que
el contrato se celebró en vida de don René Absalón Cruz Castillo, teniendo en ese
momento la demandante sólo una mera expectativa, esto conforme al concepto de
interés exigido por el artículo 1683 del Código Civil, y precisado por la doctrina y
jurisprudencia, de la cual hace mención y que dan sustento a su argumentos.
Expone, por otro lado, que en el mandato otorgado por don René Absalón Cruz
Castillo a su cónyuge e hijo, declara que confiere mandato general, con
administración de bienes, tan amplio como en derecho se requiera, sin limitación
de facultades (cláusula primera), no se trata entonces de un mandato para un fin
especial, sino por el contrario, un mandato general, lo que no está en discusión, y
los actos y contratos son tan amplios e ilimitados, que los mandatarios podían no
solo disponer libremente de los bienes, sino además autocontratar, lo cual se
resalta en la parte final de dicho mandato. A esto se deben aplicar las reglas de
interpretación de los contratos, establecidas en los artículos 1560, 1545 y 1546 del
Código Civil, y el principio de conservación del contrato. En cuanto a la venta de la
nuda propiedad efectuada por doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito,
refiere, que en el mandato, se le confirieron específicamente las facultades para
vender inmuebles y para constituir usufructos y se le facultó para fijar cabidas,
deslindes, precio, forma de pago, cobrar y percibir; establecer cláusulas,
condiciones y modalidades, por tanto podía pactar formas de pago a plazo, como
lo hizo y novación en la obligación de pagar el precio por tener mandato de libre
administración, igualmente pudo renunciar a la acción resolutoria porque las
facultades de disposición son amplísimas, sin limitaciones.
En cuanto a la autocontratación sostiene que es posible, ya que la ley no lo ha
prohibido en general, sino en casos especiales, no sería admisible si el mandante
ha prohibido a su mandatario celebrar contrato consigo mismo; en cambio si lo
autoriza expresamente, el contrato es válido; si el mandante guarda silencio,
puede contratar consigo mismo, por regla general, porque la ley no lo prohíbe, lo
que se desprende del artículo 2144 y 2145, que son casos en que está
expresamente prohibido, lo que demuestra que en los demás casos el
autocontrato es lícito. Señala que para el caso de autos, no existe
autocontratación, confundiendo la demandante las situaciones, ya que doña
Gabriela Fernández Valdebenito, vendió, no a ella misma sino a don Juan
Guillermo Cruz Fernández, por lo que la demanda no puede prosperar, toda vez
que lo pedido es la nulidad absoluta del contrato, y de haber contratado en
contravención al artículo 2144 la sanción sería nulidad relativa. Sobre el error
esencial agrega, que este no existe porque hay pleno acuerdo entre comprador y
vendedor respecto de la cosa vendida, y un simple error al decir 5.500 metros
cuadrados, en lugar de 5.547, no puede ser motivo de nulidad. Tampoco hay
nulidad por incumplimiento de solemnidades para la venta, el omitir liquidar la
sociedad conyugal y efectuar adjudicación del predio, no es una solemnidad de la
venta.
Refiere que la demandante además señala que hay nulidad absoluta de la venta
del predio Santa Emilia porque ésta proviene de una subdivisión y debió insertarse
la cláusula relativa a prohibición de cambio de destino, al respecto, tal nulidad no
existe, porque el predio vendido es el originalmente adquirido por la parte
vendedora, ya que las subdivisiones efectuadas anteriormente quedaron sin
efectos, mediante fusión, es decir sin haber transferencia alguna, vendiéndose
como un solo todo y no por lotes, por otro lado, a la fecha de notificación de la
demanda, ya había entrado en vigencia la ley 20.623 publicada en el diario oficial
el 11 de septiembre de 2012. En cuanto a la nulidad por falta de pago de precio,
señala que el precio es real y serio y fue pagado, y que si en la escritura de
cancelación no se indica como se pagó el precio, no es relevante, lo importante es
que se declara pagado el precio. Cuando no hay pago del precio, el contrato no es
nulo, tal vez, se puede intentar una acción de cumplimiento o resolución de
contrato, pero jamás la nulidad.
Contestando la demanda subsidiaria de inoponibilidad, se remite a todo lo ya
señalado, sólo agrega que dicha acción está prescrita porque han transcurrido
más de cinco años desde la celebración de los actos o contratos que se
impugnan, además por la acción de inoponibilidad no es posible pretender queden
sin efecto inscripciones registrales, ni se cancelen, pues la inoponibilidad es
precisamente que ellas producen efecto, sólo que respecto de una determinada
persona no los produce.
A fs. 176, la demandante presenta su réplica de la demanda, respecto de
la contestación de la demandada doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito,
ratificando los hechos y el derecho expuestos en ella, y argumentando que no
comparte la opinión de indivisibilidad de la acción, fundado primeramente, en la
naturaleza jurídica de la comunidad hereditaria, la que conforme a la concepción
romana y germánica, la demandante estaría habilitada para actuar u obrar sola y
no de consuno con los demás comuneros, cita además jurisprudencia al respecto.
Y, en segundo lugar, por el tenor del mandato otorgado por don René Absalón
Cruz Castillo a los demandados, el que en su cláusula diecinueve señala, que los
mandatarios gozarán entre otras, de las facultades previstas en los artículos 2169
del Código Civil, por lo cual, al tenor de dicho artículo, el mandato no se ha
extinguido por la muerte del mandante, y por ende el emplazamiento a la
demandada es correcto. Agrega que en cuanto a la extinción del usufructo, éste se
constituyó a favor de dos personas, cónyuges entre sí, por lo cual sigue vigente a
favor de esta última.
Expone, que lo dicho por la demandada, en cuanto a que la demandante sería una
tercera ajena al contrato, y que carece de interés en la nulidad y falta de
legitimación activa, no es así, ya que el interés si existe y deriva de su condición
de hija no matrimonial, que acepta y reconoce la propia demandada, no deriva de
su condición de heredera, que ahora tiene. Su interés es legítimo, real, cierto y
pecuniario, incluso interés moral o legal, todo lo cual lleva a la conclusión de que si
está legitimada para accionar, interés, que existe desde la fecha de celebración
del contrato viciado, en virtud del efecto retroactivo de la declaración de nulidad.
Respecto del mandato, añade que no es un mandato general que permite vender
y transferir bienes raíces, como lo sostiene la demandada, sino que se trata de un
mandato general de administración de bienes, careciendo en consecuencia de
facultades de enajenar. En cuanto a la autocontratación, señala que la parte final
del numeral dieciocho resulta inaplicable al caso, pues dicho numeral regula las
facultades judiciales de los mandatarios, es decir, si alguna facultad de
autocontratar se confirió, ésta fue en negocios judiciales y no extrajudiciales.
Respecto a la nulidad por incumplimiento del DL 3516, sostiene que dicho DL, en
su artículo 3°, se refiere a los actos y contratos y no a las enajenaciones de bienes
raíces resultantes de una subdivisión, y respecto a la ley 20.623, ésta derogó el
inciso 5° del artículo 1° del DL 3516, esto es, la obligación imperativa que afectaba
a los notarios y conservadores, en orden a que los notarios públicos no
autorizarán ni los conservadores practicarán inscripción alguna, si dichas
escrituras no se ajustan a las disposiciones del presente DL, por lo que el
supuesto saneamiento planteado por la demandada no es tal, ya que, no será
aplicable a los casos que en la actualidad se encuentren sometidos a proceso
judicial, y en el caso de autos, se encuentra sometida a proceso judicial, desde la
fecha de interposición de la demanda, esto es el 13 de agosto de 2012, y no
desde la notificación de la demanda, ello, porque el DL 3516 es una ley especial,
que prevalece sobre cualquier regla general.
Reitera, que existe nulidad por falta de precio por aplicación del artículo 1876 del
Código Civil, por cuanto existe simulación del pago de un precio y ello provoca
falta de voluntad y nulidad absoluta del contrato de compraventa. Existe
igualmente, nulidad por error esencial, reconocido expresamente por la
demandada, en orden a que en la escritura de fusión se indican 123 hectáreas y
5500 metros cuadrados y que en la escritura de compraventa, se señalan 123
hectáreas y 5547 metros cuadrados, reconociendo entonces una diferencia de
superficie de 47 metros cuadrados, diferencia que incide en la cosa vendida, la
cual es un elemento esencial del contrato de compraventa. En cuanto a la nulidad
por falta de causa, nulidad de la novación, renuncia de acción resolutoria e
incumplimiento de ciertas solemnidades al disolverse la sociedad conyugal, se
remite a lo ya dicho en la demanda.
Respecto a la demanda subsidiaria de inoponibilidad, reitera lo expresado en el
primer otrosí de la demanda, agregando que el sujeto activo de la acción de
inoponibilidad no sólo es el dueño, como lo pretende la demandada, hay varios
casos de inoponibilidad y, por ende, varios posibles sujetos activos, además la
demandante es miembro de la sucesión quedada al fallecimiento del causante, y
por ende dueña, y por ende también goza de la acción de inoponibilidad como
dueña coutativa, no requiriendo actuar de consuno con los demás miembros de la
sucesión. Por último señala que no opera la prescripción de la acción de
inoponibilidad, pues de acuerdo al artículo 2518 del Código Civil, puede haber
interrupción natural y civil de la prescripción y hay interrupción natural, cuando el
deudor reconoce la obligación, ya expresa y ya tácitamente, lo que ha sucedido en
el caso.
A fs. 192, la demandante presenta su réplica de la demanda, respecto de la
contestación del demandado don Juan Guillermo Cruz Fernández, dando por
reproducidos y ratificando los hechos y el derecho expuestos en la demanda,
agregando que, no es efectiva la falta de peticiones concretas esgrimidas por el
demandado, ya que, la demanda es una sola y desde la presuma, la suma y a
través de todo su cuerpo, se ha demandado la nulidad absoluta del contrato de
compraventa de 28 de agosto de 2003 y de fusión de títulos de 3 de julio de 2003,
sus causales están claramente señaladas. En cuanto a la falta de titularidad para
accionar, expone que el interés reclamado por el demandado, sí existe, y éste es
derivado de su condición de hija no matrimonial, interés que es legítimo, real,
cierto y pecuniario, incluso interés moral, existente a la fecha de celebración del
contrato de compraventa viciado. Por otro lado no se ve como pudiere aplicarse el
aforismo “nemo auditor propriam turpitudinem allegans” invocado por el
demandado (sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba).
En cuanto a que debieron accionar todos los miembros de la sucesión y actuar de
consuno, no es efectivo, refiere que, ¿cómo podría obligar a los demás herederos,
hijos matrimoniales y curadora de la cónyuge sobreviviente, actuar de consuno en
la presente demanda?, obviamente el derecho se debe aplicar con sana lógica y a
lo imposible nadie está obligado. Por otra parte, agrega, existen múltiples
actuaciones judiciales o extrajudiciales y de administración social, enajenaciones
de bienes de la herencia, donde los herederos de don René Absalón Cruz Castillo
no han actuado de consuno.
Respecto a la naturaleza jurídica de la comunidad (hereditaria) su origen histórico
y contenido, señala que, conforme a la concepción romana y germánica, sobre el
particular, la demandante estaría habilitada para actuar u obrar sola y no de
consuno con los demás comuneros, cita además numerosa jurisprudencia al
respecto.
Tratándose de la falta de legitimación pasiva, se fundamenta en dos aspectos, el
primero de ellos referido a que el demandado sostiene que se emplaza y demanda
a don Juan Guillermo Cruz Castillo, que no es quién celebró el contrato de
compraventa, pues quién lo celebró es don Juan Guillermo Cruz Fernández, al
respecto se debe tener presente, que el abogado Luis Blanco Medina señala en el
primer otrosí de su contestación, que su personería y representación para actuar
en nombre de don Juan Guillermo Cruz Castillo, consta de mandato judicial de
fecha trece de septiembre de 2012, es decir el mismo señala que representa al Sr.
Cruz Castillo, no obstante se trata del Sr. Cruz Fernández. Que esta alegación del
demandado no tiene asidero, por cuanto se notificó personalmente la demanda, la
contestó, se individualizó en la presuma de la demanda y en la demanda a don
Juan Guillermo Cruz Fernández, y no al Sr. Cruz Castillo. En segundo lugar y
respecto a que no se demanda al otro vendedor, don René Absalón Cruz Castillo,
fallecido, y que debió haber sido demandada toda la sucesión de éste, reproduce
todos los argumentos y jurisprudencia ya hechas valer acerca de la naturaleza
jurídica de la comunidad hereditaria, haciendo mención a su vez al artículo 2169
del Código Civil.
Señala que la nulidad por autocontratación, si existe, toda vez que son dos los
demandados y dos los mandatarios de don René Absalón Cruz Castillo, una de las
mandatarias, doña Gabriela Josefa Cruz Fernández, quién, como mandataria
vende al otro mandatario don Juan Guillermo Cruz Fernández, no existiendo duda
de que el demandado ha obrado directamente en el contrato como comprador y
por interpósita persona, como vendedor, a través de la otra mandataria, su madre,
lo que no podía hacer. La nulidad demandada por falta de voluntad o
consentimiento, refiere que se trata de un mandato general de administración de
bienes y no de un mandato general con disposición de bienes, requiriendo el
demandado de un poder especial para ello. En lo que respecta a la nulidad
demandada por incumplimiento del DL 3516, sostiene que dicho DL, en su artículo
3°, se refiere a los actos y contratos y no a las enajenaciones de bienes raíces
resultantes de una subdivisión, y respecto a la ley 20.623, ésta derogó el inciso 5°
del artículo 1° del DL 3516, esto es, la obligación imperativa que afectaba a los
notarios y conservadores, en orden a que los notarios públicos no autorizarán ni
los conservadores practicarán inscripción alguna, si dichas escrituras no se
ajustan a las disposiciones del presente DL, por lo que el supuesto saneamiento
planteado por la demandada no es tal, ya que, no será aplicable a los casos que
en la actualidad se encuentren sometidos a proceso judicial, y en el caso de autos,
se encuentra sometida a proceso judicial, desde la fecha de interposición de la
demanda, esto es el 13 de agosto de 2012, y no desde la notificación de la
demanda, ello, porque el DL 3516 es una ley especial, que prevalece sobre
cualquier regla general. Reitera, que existe nulidad por falta de precio por
aplicación del artículo 1876 del Código Civil, por cuanto existe simulación del pago
de un precio y ello provoca falta de voluntad y nulidad absoluta del contrato de
compraventa. Existe igualmente, nulidad por error esencial, reconocido
expresamente por la demandada, en orden a que en la escritura de fusión se
indican 123 hectáreas y 5500 metros cuadrados y que en la escritura de
compraventa, se señalan 123 hectáreas y 5547 metros cuadrados, reconociendo
entonces una diferencia de superficie de 47 metros cuadrados, diferencia que
incide en la cosa vendida, la cual es un elemento esencial del contrato de
compraventa. En cuanto a la nulidad por falta de causa, nulidad de la novación,
renuncia de acción resolutoria e incumplimiento de ciertas solemnidades al
disolverse la sociedad conyugal, se remite a lo ya dicho en la demanda.
Respecto a la demanda subsidiaria de inoponibilidad, reitera lo expresado en el
primer otrosí de la demanda, agregando que el sujeto activo de la acción de
inoponibilidad no sólo es el dueño, como lo pretende la demandada, hay varios
casos de inoponibilidad y, por ende, varios posibles sujetos activos, además la
demandante es miembro de la sucesión quedada al fallecimiento del causante, y
por ende dueña, y por ende también goza de la acción de inoponibilidad como
dueña coutativa, no requiriendo actuar de consuno con los demás miembros de la
sucesión. Por último señala que no opera la prescripción de la acción de
inoponibilidad, pues de acuerdo al artículo 2518 del Código Civil, puede haber
interrupción natural y civil de la prescripción y hay interrupción natural, cuando el
deudor reconoce la obligación, ya expresa y ya tácitamente, lo que ha sucedido en
el caso.
A fs. 213, el abogado de la demandada doña Gabriela Josefa Fernández
Valdebenito, presenta su dúplica reiterando la indivisibilidad de la acción de
nulidad, en orden a que debió emplazarse a todos quienes son partes, directas o
sucesores, lo que no ha ocurrido. Señala que la demandante es tercero ajeno al
contrato, sin interés en la nulidad, es decir falta de legitimación activa, incluso en
la réplica, la demandante reconoce que actúa en autos, no en calidad de heredera,
sino invocando un interés personal, por lo que no puede entonces accionar.
Respecto al mandato general, reitera que éste permitía celebrar todo tipo de actos
jurídicos, incluso autocontratar, consistente en un mandato general de libre
administración y disposición de bienes. Reitera igualmente, que no existe
autocontratación, pues la mandataria que vende, no vende a sí misma, sino a
Juan Guillermo Cruz Fernández, quién adquiere para sí, es decir ni comprador ni
la vendedora jamás han celebrado un autocontrato, ni siquiera simulado. En
cuanto a las nulidades por error esencial, por incumplimiento de solemnidades, por
objeto ilícito, por falta de pago de precio, por falta de causa, reitera todo lo ya
dicho en la contestación de la demanda. Por último respecto a la demanda
subsidiaria de inoponobilidad, señala que la demandada sostiene un interés propio
en la nulidad, no interés como heredera, por lo que para su acción de
inoponibilidad ha de entenderse lo mismo, hace presente que en la réplica la
demandada afirma que invoca interés de heredera y que puede hacerlo por su
cuota como comunera, lo que hace parecer que ha cambiado la causa de pedir, y
ello, procesalmente no es posible.
A fs. 216, el abogado del demandado don Juan Guillermo Cruz Fernández,
presenta su dúplica señalando que el demandante en su réplica no hace sino
reconocer explícitamente lo referente a la imprecisión en su petitorio de las
nulidades solicitadas, evitando así que el tribunal se pronuncie sobre ellas por falta
de la debida determinación de lo pedido, incluso pretende enmendar su falta
aduciendo que algunos vicios son propios de un acto u otro, como que, la falta de
precio y por ende la falta de causa, resulta inaplicable en el caso de la fusión y
sólo es aplicable al caso de la compraventa. Por otro lado, reitera que siendo la
actora heredera del vendedor en el contrato de compraventa y heredera del mismo
que celebró el acto de fusión de títulos, queda afectada por la falta de titularidad
de la acción del causante conforme lo dispuesto en el artículo 1097 del Código
Civil, el impedimento establecido en el artículo 1683 del Código Civil, que aparece
reforzado por lo dispuesto en el artículo 1685 del mismo texto legal. Cita
jurisprudencia de la Corte Suprema que da sustento a su argumento. Agrega
además, que la actora en su réplica, sostiene que no actúa como heredera, sino
que su condición para demandar deriva de su calidad de hija no matrimonial del
causante, invocando en ese otro escenario, un interés personal, cambiando y
alterando sustancialmente la causa de pedir, reconocimiento, que la coloca en la
situación de ser entonces considerada tercero ajeno a los actos y contratos
celebrados por su padre, y en tales condiciones, tampoco tiene interés, ya que si
el interés aparece de manifiesto después de celebrado el acto y contrato, como
consecuencia del fallecimiento posterior y después de muchos años de uno de los
contratantes, carece la demandante de titularidad para accionar. Alega la
demandante además, que el interés le asiste desde ya, en virtud del efecto
retroactivo de la nulidad, cuando aún no se ha declarado nulidad alguna, siendo
por tanto los actos y contratos plenamente válidos.
En cuanto a la falta de legitimación pasiva e indivisibilidad de la acción de nulidad,
refiere que debió necesariamente emplazarse a todos los que celebraron el
respectivo acto o contrato que se pretende invalidar, ya que en autos, sólo se
emplazó a la vendedora doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, pero no
así, a don René Cruz Castillo, actualmente fallecido, y entonces, ahora
representado por su sucesión, menciona doctrina de don Arturo Alessandri en su
obra Nulidad y Rescisión en el Derecho Civil Chileno, que sustentan su posición.
Añade que ahora la actora en su réplica trata de asilarse y recurre al mismo
mandato que impugna, y dice ahora que el mandato es válido, que no se ha
extinguido, pues es de aquellos que están destinados a ejercitarse después de la
muerte del mandante, y por esa vía, pretende hacer creer que el emplazamiento al
mandatario lo es también para el mandante, por lo demás, de haber hecho parecer
que el mandato está vigente para emplazar al mandante a través de su
mandatario, debió haberlo expresado así en la demanda, aunque en el mismo
mandato general, esta la limitación de no poder contestar demandas sin el previo
emplazamiento personal del mandante, siendo en este caso, por su fallecimiento,
a sus herederos.
En relación al resto de las nulidades alegadas, como la falta del consentimiento,
así, como la autocontratación y la nulidad por error esecncial, se remite a los
argumentos esgrimidos en su contestación de la demanda, los que da por
reproducidos, puntualizando en lo curioso que resulta que la demandante en su
réplica reconozca ahora, la facultad de autocontratar conferida a los mandatarios,
pero limitándola por su ubicación dentro del contexto del mandato general, solo a
los negocios judiciales, cuando ello no es así. Tratándose de la nulidad alegada
por infracción al DL 3516, expone que, la actora en su demanda no señaló los
actos y contratos en que se habría cometido la infracción del no cumplimiento del
referido DL., argumentando en su réplica que al utilizar las expresiones actos y
contratos, ello es suficiente para entender o tener por determinado el respectivo
contrato o acto que pudiere estar afecto a dicha nulidad, sin determinación de los
mismos, cuestión que no es así, ya que cuando se alega la omisión de un requisito
de un acto o contrato, se debe señalar y especificar cual es el respectivo acto o
contrato que adolece de la falta de ese requisito, no se puede demandar una
nulidad en forma general y ambigua. Por otra parte, y claramente, la exigencia de
dejar constancia de la prohibición, es en las escrituras públicas en que conste la
enajenación, si no hay enajenación, no es exigible la constancia de la prohibición,
ya que la fusión no constituye enajenación, ni tampoco hay subdivisión, y en la
escritura pública de compraventa su hay enajenación, pero no subdivisión, y
tampoco lo vendido es resultado de una subdivisión, por el contrario es resultado
de una fusión. En cuanto a la nulidad por falta de precio alegado, sostiene, que
éste fue pactado y pagado en la forma y condiciones establecidas en la escritura y
conforme lo señala el artículo 1876 inciso 2° del Código Civil, por lo demás, si
fuere efectivo, ello no es ni constituye vicio de nulidad del contrato sino que
importaría resolución del mismo. Sobre la novación y la renuncia de la acción
resolutoria, refiere que el mandatario tenía facultades suficientes para pactarla.
Por último respecto a la demanda de inoponibilidad en forma subsidiaria, da por
reproducido lo expuesto en su contestación, agregando que la demandante
sostiene en su réplica que el sujeto activo de la presente acción no solo le
corresponde al dueño, que hay varios casos de inoponibilidad y por ende varios
posibles sujetos de la misma. Refiere que sólo tiene razón en cuanto existen
diversos casos de inoponibilidad y dependiendo de cada caso, los titulares serán
distintos, y que para el caso concreto de una compraventa, que se dice efectuada
por quién no tenía facultades para vender, el titular de la acción de inoponibilidad
solo le corresponde al dueño de la cosa vendida, sea que actúe personalmente o
a través de sus representantes o herederos en caso de su fallecimiento. Señala
por último, a este respecto, que nuevamente la demandante altera su causa de
pedir, en su réplica dice que actúa y acciona a título personal, no como heredera
para demandar la nulidad, y ahora retoma a su calidad de heredera para
demandar la inoponibilidad por su cuota como comunera hereditaria.
A fs. 225, se desarrolla la audiencia de conciliación entre las partes, no
lográndose acuerdo entre ellas por rebeldía de los demandados.
A fs. 231, se tuvo por designado mandatario común.
A fs. 234, se recibe la causa a prueba, fijándose los puntos que en dicha
resolución constan.
A fs. 340, se citó a las partes a oír sentencia.
A fs. 348, se decretaron medidas para mejor resolver.
A fs. 362, se tuvieron por no cumplidas las medidas para mejor resolver,
reteniéndose los autos para fallo.
CON LO RELACIONADO Y CONSIDERANDO:
En cuanto a la objeción de documentos de fs. 313
PRIMERO: Que, en el segundo otrosí, el abogado de la parte demandante objeta
documentos de fs. 283, primeramente, el signado con el número dos, por falsedad
de su contenido, por tratarse de un documento emanado de un tercero ajeno al
juicio, sin existir reconocimiento de dicho documento como testigo por parte de
quién lo emitió; objeta igualmente el documento signado con el número tres, por
falsedad, pues se trata de una simple fotocopia, no autenticada, no emanada de
su parte, y que no ha sido reconocida en juicio por quién lo emitió o por quién lo
cobró.
SEGUNDO: Que, los demandados, nada señalaron.
TERCERO: Que, la objeción de un instrumento tiene el carácter de formal, lo que
conlleva una doble exigencia: que sólo pueden fundarse en una causa legal
(falsedad o falta de integridad) y, que en su interposición, se deben indicar clara y
circunstanciadamente los hechos que le darían sustento.
CUARTO: Que, ahora, cabe consignar que la falsedad de un instrumento tiene
una doble faz: la falsedad consistente en la falsificación del mismo, o sea, creando
un documento privado que no existe, o la falsedad material del mismo, es decir
cuando existiendo verdaderamente un documento, se altera su contenido,
haciéndose adiciones o enmiendas (El Juicio Ordinario de Mayor Cuantía, Ignacio
Rodríguez Papic, página 153, séptima edición).
QUINTO: Que, para una mejor exposición de lo que se resolverá, es preciso dividir
la objeción en los 2 capítulos que le dieron fundamento:
1.- En relación a la objeción del documento signado con el número 2, de fs. 283,
en cuanto a la falsedad de su contenido, por tratarse de un documento emanado
de un tercero ajeno al juicio, sin existir reconocimiento de dicho documento como
testigo por parte de quién lo emitió. Es dable señalar que dicho fundamento no
guarda relación alguna con las causales señaladas precedentemente, en cuanto a
lo que ha falsedad se traduce, así, el hecho de que se trate de un documento
emanado de un tercero ajeno al juicio y que no exista reconocimiento por parte de
quién lo emitió, no son causales legales de objeción, por lo que sólo cabe el
rechazo de la objeción deducida.
2.- En relación a la objeción del documento signado con el número 3, de fs. 283,
en cuanto a ser falso por tratarse de una simple fotocopia, no autenticada, no
emanada de su parte, y que no ha sido reconocida en juicio por quién lo emitió o
por quién lo cobró. Esta objeción será desechada sin mayores dilaciones, puesto
que el demandante no cuidó en señalar, ni indicar clara y circunstanciadamente
los hechos que le darían sustento, en que consistiría la supuesta falsedad del
documento dubitado. Además, no se basa en una causa legal, sino más bien
controvierte el valor probatorio de dichos documentos, labor propia del tribunal al
momento de fallar la causa y ajena, por cierto, a las partes, ya que el hecho de
emanar de terceros ajenos al juicio, o ser simples fotocopias no son causales
legales de objeción. Por esta razón, la pretensión por estos fundamentos no puede
prosperar, y será igualmente desechada.
En cuanto al fondo:
DEMANDA PRINCIPAL
SEXTO: Que, 91, se presenta doña Mónica Isabel Cruz Montecinos, quién deduce
demanda de nulidad absoluta de contrato, en contra de don Juan Guillermo Cruz
Fernández y en contra de doña Gabriela Eugenia Cruz Fernández, en su carácter
de curadora de doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, por las razones de
hecho y de derecho ya expresadas en esta sentencia, las que se tienen por
expresamente reproducidas debido a razones de economía procesal.
SÉPTIMO: Que, en parte de prueba de su pretensión, el actor acompañó los
siguientes medios de prueba:
1.- Prueba documental, no objetada de contrario, consistente en:
a) Copia de inscripción de compraventa del Fundo denominado Santa
Emilia, de fojas 341, N° 482, del Registro de Propiedad de 1972,
agregada a fs.01.
b) Copia autorizada de escritura pública de subdivisión, del inmueble
denominado Fundo Santa Emilia, efectuada por don René Absalón
Cruz Castillo, de fecha 18 de agosto de 1997, agregada a fs. 6.
c) Copia autorizada de escritura pública de subdivisión del inmueble
denominado Fundo Santa Emilia, efectuada por don René Absalón
Cruz Castillo, de fecha 15 de septiembre de 1997, agregada a fs. 12.
d) Copia autorizada de escritura pública de subdivisión del
inmueble denominado Fundo Santa Emilia, efectuada por don René
Absalón Cruz Castillo, de fecha 22 de abril de 1999, agregada a fs.
22.
e) Copia autorizada de contrato de compraventa celebrado entre doña
Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, por sí y en presentación de
don René Absalón Cruz Castillo, como vendedores, y don Juan
Guillermo Cruz Fernández como comprador, de 28 de agosto de
2003, en donde consta que los primeros vendieron al segundo, la
nuda propiedad del inmueble denominado Fundo Santa Emilia y sus
aguas, en la suma de $40.000.000, agregada a fs. 40.
f) Copia de inscripción de la compraventa referida en el número
anterior, de fs. 6216, N° 3427, del Registro de Propiedad de 2003,
agregada a fs. 43.
g) Copia autorizada de escritura pública de fusión de títulos, del predio
denominado Santa Emilia, efectuada por don Juan Guillermo Cruz
Fernández y doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, en
representación de don René Absalón Cruz Castillo, de fecha 3 de
julio de 2003, agregada a fs. 45.
h) Copia de inscripción de la escritura de fusión referida en el número
anterior, de fs. 6085, N° 3363, del Registro de Propiedad de 2003,
agregada a fs. 71.
i) Certificado de avalúo fiscal del Fundo Santa Emilia, número de Rol
N° 01535-00010, agregado a fs. 257.
j) Documento denominado “Caballo y Rodeo”, obtenido del portal
oficial federaciones del rodeo y de criadores de caballos chilenos, de
fecha 30 de mayo de 2012, agregado a fs. 258.
k) Duplicado de certificado de Posesión Efectiva e inventario de bienes
del causante don René Absalón Cruz Castillo, agregado a fs. 261.
l) Set de 21 fotografías, agregadas de fs. 263 a fs. 273.
m) Copia autorizada de inscripción de interdicción provisoria de doña
Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, de fecha 10 de mayo de
2011, a fs. 5490, N° 1724 del Registro de Prohibiciones del año
2011, agregada a fs. 274.
n) Certificado de nacimiento de la demandante, de fs. 275.
o) Certificado de matrimonio celebrado entre don René Absalón Cruz
Castillo y doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, de fs. 276.
p) Certificado de nacimiento del demandado don Juan Guillermo Cruz
Fernández, de fs. 277.
2.- Prueba confesional, provocada en la persona de la demandada doña
Gabriela Josefa Cruz Fernández, de fs. 331.
3.- Prueba testimonial, por medio de don Antonio Villalobos Zapata, doña
Nieves del Carmen Ortega Cuevas y doña María Isabel Mellado, ya
individualizados en autos.
4.- Inspección Personal del Tribunal, de fs. 338.
OCTAVO: Que, por su parte los demandados acompañaron prueba documental,
consistente en:
a) Copia autorizada de mandato general otorgado por don René Absalón
Cruz Castillo a los demandados, su hijo don Juan Guillermo Cruz
Fernández y/o a su cónyuge doña Gabriela Josefa Fernández
Valdebenito, el 23 de enero de 2003, agregada a fs. 125.
b) Copia autorizada de contrato de compraventa celebrado entre doña
Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, por sí y en presentación de don
René Absalón Cruz Castillo, como vendedores, y don Juan Guillermo
Cruz Fernández como comprador, de 28 de agosto de 2003, en donde
consta que los primeros vendieron al segundo, la nuda propiedad del
inmueble denominado Fundo Santa Emilia y sus aguas, en la suma de
$40.000.000, agregada a fs. 166.
c) f) Copia de inscripción de compraventa celebrado entre doña Gabriela
Josefa Fernández Valdebenito, por sí y en presentación de don René
Absalón Cruz Castillo, como vendedores, y don Juan Guillermo Cruz
Fernández como comprador, de 28 de agosto de 2003, de fs. 6216, N°
3427, del Registro de Propiedad de 2003, agregada a fs. 280.
d) Copia autorizada de certificado emitido por don Máximo Enrique
Sandoval Alarcón, Jefe de Operaciones sucursal Los Ángeles BBVA,
quién certifica que al cliente don Juan Guillermo Cruz Fernández, Rut
7.569.940-9, número de cuenta corriente 050400520100017532 con
fecha 29 agosto 2003 fue pagado por caja el cheque serie N° 000553-6
por la suma de $20.000.000.- cobrado por Gabriela Fernández,
agregado a fs. 281.
e) Fotocopia del cheque singularizado precedentemente, de fs. 282.
f) Copia autorizada de escritura pública de cancelación de fecha 21 de
junio de 2005, en que doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, por
sí y en representación de don René Absalón Cruz Castillo, da por
pagado en su totalidad el precio de la compraventa de la nuda
propiedad del Fundo Santa Emilia, efectuada a don Juan Guillermo Cruz
Fernández. Este instrumento se encuentra agregado a fs. 284.
g) Copia autorizada de inscripción de interdicción provisoria de doña
Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, de fecha 10 de mayo de 2011,
a fs. 5490, N° 1724 del Registro de Prohibiciones del año 2011,
agregada a fs. 286.
h) Duplicado de certificado de Posesión Efectiva e inventario de bienes del
causante don René Absalón Cruz Castillo, agregado a fs. 287.
i) Certificado de matrimonio celebrado entre don René Absalón Cruz
Castillo y doña Gabriela Josefa Fernández Valdebenito, de fs. 289.
j) p) Certificado de nacimiento del demandado don Juan Guillermo Cruz
Fernández, de fs. 290.
k) Copia de sentencia de la Corte Suprema, de fecha 30 de enero de 2012,
causa Rol N° 8169-2010, agregado a fs.291.
l) Historia de la ley Nº 20.623 obtenida de la página web de la biblioteca
del Congreso Nacional, del cuaderno separado de documentos.
NOVENO: Que, de acuerdo a los antecedentes expuestos por las partes en la
etapa de discusión, en estricta relación con la demanda principal de nulidad de
contrato, este tribunal estableció los siguientes puntos de prueba:
1. Facultades que le fueron otorgadas a los demandados en el mandato de 23
de enero de 2003.
2. Efectividad que el contrato de compraventa objeto de la acción, es nulo o,
subsidiariamente, inoponible a la demandante. Circunstancias de hecho
que darían cuenta de ello.
3. Efectividad que la fusión de títulos objeto de la acción, es nula o,
subsidiariamente, inoponible a la demandante. Circunstancias de hecho
que darían cuenta de ello.
4. Efectividad que la actora carece de legitimidad activa.
5. Circunstancias de hecho que llevan a concluir que no se ha demandado a
todas las personas que en derecho correspondían.
DECIMO: Que, para la debida inteligencia del asunto materia de este juicio
conviene dejar asentado que la actora Mónica Isabel Cruz Montecinos, dedujo
demanda de nulidad absoluta de contratos, de contrato compraventa de fecha 28
de agosto de 2003 y de fusión de títulos de fecha 3 de julio de 2003, en contra de
don Juan Guillermo Cruz Fernández y de doña Gabriela Josefa Fernández
Valdebenito. En subsidio de dujo demanda de inoponibilidad de los referidos
contratos.
DECIMO PRIMERO: Que, sin entrar a discurrir sobre el fondo, es necesario dejar
sentado lo sostenido por la mejor doctrina al señalar que, cuando se intenta la
acción de nulidad de un contrato por ser personal debe dirigirse contra las
personas que lo han celebrado, es decir contra todas aquellas que dieron origen al
contrato nulo, sin que pueda omitirse a ninguna, ya que de lo contrario-de
prosperar la demanda-se declararía nulo el contrato sin oír a uno de los afectados,
infringiéndose la garantía de que nadie puede ser condenado sin ser oído. “Es
imposible, además, que se declare nulo un contrato respecto de alguno de los que
intervinieron en su celebración, y quede subsistiendo válidamente respecto de
otros que no fueron citados al juicio en que se discutió su validez, porque el
contrato o es vàlido o es nulo respecto de todo el mundo, ya que se trata de un
carácter propio del contrato, sin relación con determinadas personas”. (Alessandri
Besa, Arturo; “La nulidad y la rescisión en el Derecho Civil Chileno”, Imprenta
Universitaria, 1949, pág. 624).
DECIMO SEGUNDO: Que, así las cosas, y refiriéndonos específicamente al
último punto de prueba, este juez estima que, para que la actora señora Cruz
Montecinos pudiere pretender eficazmente la declaración de nulidad absoluta del
contrato de compraventa de 28 de agosto de 2003 y de fusión de títulos de fecha 3
de julio de 2003, debió necesariamente dirigir su acción en contra de todos
aquellos que fueron parte de esos contratos y que habrían fraguado el fraude en
su contra, lo que en la especie no ha ocurrido ya que se demandó únicamente
aquellas partes que figuran en los respectivos contratos de compraventa y de
fusión de títulos, don Juan Guillermo Cruz Fernández y doña Gabriela Josefa
Fernández Valdebenito, quienes actuaron en representación de don René Absalón
Cruz Castillo, habiendo quedado fuera del libelo los demás miembros de la
sucesión del vendedor señor Rene Absalón Cruz Castillo (con excepción de los
demandados), por ser los continuadores del difunto, cuyo fallecimiento se produjo
antes de la interposición de la demanda.
La sucesión referida, según consta del instrumento agregado a fojas 261 y a fojas
287, está compuesta por la cónyuge Gabriela Josefa Fernández Valdebenito y por
los hijos Gabriela Eugenia Cruz Fernández, René Alejandro Cruz Fernández, Juan
Guillermo Cruz Fernández, Patricia Margarita Cruz Fernández, Gladys Irene del
Pilar Cruz Fernández y Mónica Isabel Cruz Montecinos(demandante).
DECIMO TERCERO: Que, al encontrarse todos los miembros de la sucesión de
don René Absalón Cruz Castillo necesariamente vinculados a las situaciones
jurídicas materiales planteadas en la demanda, la formulación de la pretensión en
su aspecto subjetivo está incompleta al no comprender a todos quienes han
debido ser demandados, ya que la petición de tutela jurisdiccional hecha por la
actora para que resulte eficaz no puede dividirse respecto de las personas que
tienen la calidad de legítimos contradictores, ya que las consecuencias jurídicas
de la nulidad-en el evento que sea declarada-los efectos deben afectar a todos.
Entonces, por ser los demandados sólo una parte de los herederos del vendedor y
debiendo haber demandado a todos los miembros de la sucesión de dicho
vendedor don René Absalón Cruz Castillo, la demanda principal deberá ser
rechazada en la resolutiva de esta sentencia.
DEMANDA SUSIDIARIA:
DECIMO CUARTO: Que, al primer otrosí de fs. 91 y con los mismos fundamentos
anteriormente expuestos, el abogado doña Mónica Isabel Cruz Montecinos deduce
demanda de inoponibilidad en contra de los demandados, por las razones de
hecho y de derecho ya reseñadas en la expositiva de esta sentencia, las que se
tienen por expresamente reproducidas debido a razones de economía procesal.
DECIMO QUINTO: Que, esta demanda será igualmente rechazada conforme a los
argumentos expuestos para la demanda principal.
DECIMO SEXTO: Que, el resto de los medios probatorios pormenorizados en el
considerando pertinente, en este acto son desestimados, por cuanto en nada
alteran la conclusión a la que ha arribado este sentenciador y sólo fueron
enumerados para los fines procesales y de buena redacción pertinentes.
Por estas consideraciones y teniendo presente lo establecido en los
artículos 1545, 1681, 1682, 1698, 1701, 1702, 1708, 1709, 1712, 1888, 1889 del
Código Civil, artículos 144, 160, 170, 342, 358, 373, 384, 425 y demás pertinentes
del Código de Procedimiento Civil, resuelvo:
1. Que se rechaza la objeción de documentos de fs. 313.
2. Que se rechaza la demanda principal enderezada a fs. 91.
3. Que se rechaza la demanda subsidiaria enderezada a fs. 91.
4. Que se condena en las costas de esta causa a la parte demandante por
resultar vencida.
Regístrese, anótese, notifíquese y archívese en su oportunidad.
ROL N° C-2256-2013.
Pronunciada por doña NORMA ELGUETA POBLETE, Juez Titular del
Segundo Juzgado de Letras de Los Ángeles, subrogando legalmente. Autoriza
doña Clarisa Trujillo Morales, Secretaria Subrogante.

En los Ángeles, a 03 de enero de 2014, certifico que con esta fecha dí


cumplimiento al artículo 162 del Código de Procedimiento Civil.

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