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El documento discute la indeterminabilidad de los eventos elementales y la posibilidad de que fuerzas latentes desconocidas determinen su curso. Argumenta que ni el determinismo ni el indeterminismo han sido demostrados definitivamente. También sugiere que la entelequia podría aprovechar los márgenes de indeterminación para guiar los procesos hacia resultados funcionales sin violar las leyes físicas. Finalmente, propone una jerarquía de niveles de determinación física donde las leyes superiores contienen a las inferiores como casos especiales,
El documento discute la indeterminabilidad de los eventos elementales y la posibilidad de que fuerzas latentes desconocidas determinen su curso. Argumenta que ni el determinismo ni el indeterminismo han sido demostrados definitivamente. También sugiere que la entelequia podría aprovechar los márgenes de indeterminación para guiar los procesos hacia resultados funcionales sin violar las leyes físicas. Finalmente, propone una jerarquía de niveles de determinación física donde las leyes superiores contienen a las inferiores como casos especiales,
El documento discute la indeterminabilidad de los eventos elementales y la posibilidad de que fuerzas latentes desconocidas determinen su curso. Argumenta que ni el determinismo ni el indeterminismo han sido demostrados definitivamente. También sugiere que la entelequia podría aprovechar los márgenes de indeterminación para guiar los procesos hacia resultados funcionales sin violar las leyes físicas. Finalmente, propone una jerarquía de niveles de determinación física donde las leyes superiores contienen a las inferiores como casos especiales,
No podemos obligar a nadie a suponer que, a pesar de la
indeterminabilidad, causas latentes determinen no obstante el camino y el aparecer de los corpúsculos. Quien sostiene eso, afirma más de lo que puede demostrar; pero tampoco podemos obligar a nadie a reconocer el indeterminismo como demostrado; quien niega la posibilidad de una relación causal desconocida, afirma por su parte demasiado. Tenemos que contentarnos y debemos dejarlo pendiente. Si se toma en serio la relación de indeterminabilidad, entonces los acontecimientos elementales están sujetos sólo a leyes de probabilidad. Los sucesos individuales tienen un margen de indeterminación; pueden realizar también una posibilidad que es muy rara, muy improbable. Ahora bien, si la entelequia se sirve de este espacio de indeterminación, entonces puede realizar —no sólo sin conflicto con la ley de energía sino también sin que se necesite derogar ninguna ley física— una posibilidad que tiene sentido con respecto a la formación de totalidad, el proceso de totalidad y la función adecuada del organismo. Llegamos pues... a una concepción de la realidad total, que interpreta ésta como una estructura de estratos, los cuales son diferenciabas pero no obstante relacionados mutuamente y que no son diferentes según toda su índole. La consecuencia inevitable de la investigación científica del s. xx es la siguiente: aun cuando conociésemos todos los datos de un estado actual del mundo, sin embargo, los estados futuros no podrían calcularse como hechos ya consumados y predestinados, sino tan sólo como halos de inclinaciones hacia una mayor o menor probabilidad. Por tanto, no hay ni d. ni indeterminismo en la física actual, sino tan sólo el fracaso de la descripción en categorías de materia, espacio y tiempo, al tratarse del mundo microfísico y elemental. Sobreviene la superposición jerárquica de los estratos o niveles de determinación física: las leyes de la composición nuclear sustituyen y complementan a las de las partículas elementales en estado libre; las leyes de la formación atómica (con las capas electrónicas) son a su vez superiores; las leyes moleculares, cristalinas, bioquímicas, etc., son también a su vez superiores; y así se cumple la ley general de que las leyes superiores contienen y abarcan las inferiores como casos especiales. Nada impide considerar la libre decisión personal como una última superdeterminación en este reino ascendente de campos energéticos, con la diferencia de que la energía liberada ya no es más física, sino un esfuerzo espiritual para superar la inercia y resistencia del cuerpo.