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Ensayo Argumentativo: Cláusulas Petro

Lizeth Catalina Burbano Bravo

Ana Lucy Coronel Guaca

Alejandro Cuenca Burgos

Yasmin Yuliana Cuastumal Altamirano

Juan Camilo Nieto Quiroz

Diana Carolina Ortega Chicaiza

Diego Sebastian Ortega Pantoja

Facultad de Derecho, Universidad de Nariño

Seminario De Hermenéutica y Argumentación Jurídica

Manuel Antonio Coral

20 de Abril de 2022
INTRODUCCIÓN

Las cláusulas contractuales es la manera de los particulares de crear ciertas condiciones


dentro de un contrato, las cuales, después de su aprobación voluntaria por las partes presentes
en un contrato estas se convertirán en ley entre las partes y las cuales traen consigo ciertos
derechos y obligaciones.

En este caso en concreto analizaremos las llamadas cláusulas petro, las cuales tuvieron su
primera aparición en contratos en el ámbito contractual de promesas de compraventa desde
las anteriores campañas presidenciales en el año 2018; por lo que nos podemos dar cuenta
que es un tema bastante reciente y que debido a la coyuntura política del momento se
encuentra en pleno auge.

El objetivo principal en este caso, será defender la validez jurídica de estas cláusulas,
mediante tres tipos de referencias para lo cual se ha dispuesto de normatividad vigente la cual
encontramos consignada en la Constitucion Politica Colombiana, Codigo de Comercio,
Código Civil colombiano y finalmente el Código Penal, también se ha tenido en cuenta la
jurisprudencia de la corte constitucional de lo cual se extrajo varios apartes de definiciones
relacionadas a las cláusulas contractuales como su alcance, límites de las mismas y algunas
definiciones que nos ayudaran a interpretar fuentes de derecho que pueden ser atribuidas al
concepto de validez de estas cláusulas, aportando legalidad y coherencia a las mismas, y
como complemento tenemos a algunos doctrinantes referentes que aluden al tema a tratar.

A continuación entraremos al desarrollo del ensayo en la siguiente manera, primero se


abordará todo lo concerniente a la normatividad, en esta encontraremos los artículos y
códigos que nos relacionan con la validez de la cláusula y sus efectos en las partes, el
segundo tema a tratar lo abordaremos desde la línea jurisprudencial que podamos tomar como
precedente para dar toda la validez a las cláusulas,para finalizar se entablara la doctrina
correspondiente, que trabajara lo referente a los contratos, sus cláusulas y como estas tienen
unos límites o no, a la hora de celebrar un contrato entre particulares, donde cada doctrinante
según sea el caso nos dará las indicaciones con el respectivo argumento que lo sustente los ya
mencionados límites o no que puedan llegar a tener tanto los contratos como las clausulas que
allí se pacten.
Las cláusulas contractuales son la manera legal por medio de la cual daremos las reglas de
juego por así llamarlo; en la realización de un contrato por lo tanto plantear estas conllevan
consigo un gran reto,puesto que estas dependen de la voluntad y el consenso de las partes que
buscarán proteger sus intereses individuales, afortunadamente las diferentes fuentes del
derecho nos acercan a una buena creación de estas cláusulas que cabe resaltar se debe
procurar que estas sean lo mas claras posibles, estando siempre dentro del marco legal.

Artemio Llanos en su libro “El Principio De La Autonomía De La Voluntad y Sus Límites”


menciona que los hechos jurídicos pueden ser voluntarios o involuntarios y son hechos que
provienen de la naturaleza o de la actividad del hombre y que influyen o tienen consecuencias
en el derecho.
Por otra parte resalta que los actos jurídicos son hechos voluntarios realizados con la
intención de producir efectos jurídicos, resaltando en este que la voluntad existe no solamente
en cuanto al hecho, sino también en cuanto a los efectos o consecuencias que del hecho
voluntario se derivan. De tal manera que en los actos jurídicos, es tan voluntario el hecho
realizado como los efectos que emanan de él y que son deseados por el actor.

La diferencia que existe entre el hecho jurídico y el acto jurídico es que en este último la
voluntad se dirige conscientemente por el sujeto hacia un fin determinado, para obtener la
consecuencia o resultado que él desea, es así como los contratos son actos jurídicos y por
ende la Cláusula Petro también lo es, donde el elemento principal de dicho acto es la
manifestación de la voluntad dirigida a un fin determinado.

Por ello el acto jurídico se define como “una manifestación de la voluntad que se hace con la
intención de engendrar, modificar o extinguir un derecho” (Colin y Capitant. Curso elemental
de derecho civil. T. I, p. 151.) llegando como tal a la autonomía que tienen las partes para
pactar su contrato. En cuanto a los demás elementos del acto jurídico están íntimamente
relacionados con dicha voluntad determinando con mayor fuerza su eficacia.

El presente ensayo desarrollara el articulado que le atañe principalmente a lo netamente


normativo que permite desarrollar la posición a favor de la validez jurídica de las Cláusulas
Petro, como inicio a este desarrollo normativo se debe iniciar por la carta política, que nos
dará en su articulado las premisas en lo concerniente a libertades y límites de los derechos
que gozamos los colombianos, claro, todo esto guiado al desarrollo y sustentación de la tesis
de empezando por que “los artículos 16 y 17 de la Constitución Política prevén el derecho al
libre desarrollo de la personalidad, sin más limitaciones que las que imponen los derechos de
los demás y el orden jurídico” siendo este articulado la base del principio de la autonomía de
la voluntad, es por ello que León Duguit dice que: " la autonomía de la voluntad es un
elemento de la libertad general; es la libertad jurídica y es, en suma, el poder del hombre de
crear por un sujeto de voluntad una situación de derecho, cuando este acto tiene un objeto
lícito. En otros términos, en el sistema civilista, la autonomía de la voluntad es el poder de
querer jurídicamente, y por lo mismo el derecho a que ese querer sea socialmente protegido"

En cuanto al Artículo 333 de la C.P nos dice que : “La actividad económica y la iniciativa
privada son libres, dentro de los límites del bien común. Para su ejercicio, nadie podrá
exigir permisos previos ni requisitos, sin autorización de la ley.

La libre competencia económica es un derecho de todos que supone responsabilidades.”

Dicho artículo habla principalmente del tema económico y del desarrollo del mismo en la
sociedad, por lo tanto cuando se habla de la actividad comercial también se habla de las
libertades que esta conlleva, si hablamos de que la actividad económica es libre entre
particulares aludimos directamente a la voluntad de las partes en su ejercicio y el cómo se
desarrolla, sin ir en contra de la ley vigente y demás fuentes del derecho, como lo son la
jurisprudencia y la doctrina como lo dice Karim Alfonso Hayek “ En los contratos de derecho
privado se predica la autonomía de la voluntad de las partes, lo cual permite que se pacten
condiciones o plazos, además de otras estipulaciones siempre y cuando no sean contrarias a la
constitución , la ley y las buenas costumbres”

En contexto con el presente caso el artículo 333 dispone de este a la sociedad, para que exista
una libre y sana competencia, estando siempre dentro del marco legal y ateniéndose a sus
limitaciones para que así se cumplan con los derechos y obligaciones que estas actividades
llevan en medio de su desarrollo como lo ha referido Jaime Lombana para la revista Semana.

Cabe resaltar que como fuente legal del principio de la autonomía de la voluntad privada se
encuentra el artículo 1602 del Código Civil, según el cual: “todo contrato legalmente
celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser invalidado sino por su
consentimiento mutuo o por causas legales”, de tal manera que es nuestro ordenamiento
jurídico el que faculta a los particulares para crear normas que regulen sus relaciones
jurídicas.
Como es suficientemente conocido, uno de los principios fundamentales que inspiran el
Código Civil es el de la autonomía de la voluntad, conforme al cual, con las limitaciones
impuestas por el orden público y por el derecho ajeno, los particulares pueden realizar actos
jurídicos, con sujeción a las normas que los regulan en cuanto a su validez y eficacia,
principio que en materia contractual alcanza expresión legislativa en el artículo 1602 del
Código Civil que asigna a los contratos legalmente celebrados el carácter de ley para las
partes, al punto que no pueden ser invalidados sino por su consentimiento mutuo o por causas
legales. El artículo 1602 del Código Civil consagra el principio lex contractus, pacta sunt
servanda, por cuya virtud se impone el cumplimiento obligatorio de los pactos que se
producen de toda relación jurídica negocial. La mencionada disposición advierte sobre la
fuerza normativa característica de todo contrato como efecto inicial del vínculo, en tanto
“ata” a sus intervinientes al cumplimiento de un propósito común, en tanto ofrece
estabilidad, previsibilidad y certidumbre en las relaciones contractuales y, en principio,
genera la imposibilidad de aniquilar el vínculo por un acto unilateral.

Por consiguiente es importante destacar el Artículo 864 del Código de Comercio el cual
dice:“Definición de contrato” ; “el contrato es un acuerdo de dos o más partes para
constituir, regular o extinguir entre ellas una relación jurídica patrimonial, y salvo
estipulación en contrario, se entenderá celebrando en el lugar de residencia del proponente
y en el momento en que este reciba la aceptación de la propuesta”

Este artículo se refiere básicamente a una relación comercial mediante la cual cada una de las
partes se compromete a realizar o no ciertas condiciones dentro de los contratos, esté en
unión al artículo anteriormente mencionado “Art.333 Constitución Colombiana” se entiende
como complemento, ya que la iniciativa de la libertad económica entre particulares se
estipula mediante contrato, donde cada parte es libre de realizar las disposiciones a su
consideración y de igual manera las consecuencias que estas conllevan al incumplirse. “En
este sentido, los límites de la libertad contractual no operan como límites de la libertad de
contratar o no contratar, sino más bien como límites de la libertad de determinación del
contenido del contrato, así, puede existir contenido contractual”(Díez- Picazo, Roca Trias, &
Morales, 2002) por lo tanto, al celebrar un contrato se está llevando a cabo una negociación
entre las partes, pactando las normas que posteriormente van a ser ley para los sujetos
accionantes del contrato.
Por otra parte la definición de contrato que nos brinda el código civil refiere a que este es el
acto por el cual de manera consensuada una parte obliga a la otra y viceversa de realizar o no
alguna cosa de lo ya pactado en el artículo.
Artículo 1495: “Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con
otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser de una o de muchas
personas.”
Siendo este uno de los principales referentes para abogar la legalidad de nuestro caso, sobre
entendiéndose la voluntad al realizar dicho contrato según lo dispuesto en el artículo.

En este orden de ideas, cuando en el contrato bilateral se señala el orden en que deben
cumplirse las obligaciones contraídas por las partes, cada una de ellas debe ajustarse, en la
ejecución de las mismas, a la forma y al orden convenidos como nos lo dice el Artículo 1622
del Código Civil: “Las cláusulas de un contrato se interpretarán unas por otras, dándosele a
cada una el sentido que mejor convenga al contrato en su totalidad.
Podrán también interpretarse por las de otro contrato entre las mismas partes y sobre la
misma materia.
O por la aplicación práctica que hayan hecho de ellas ambas partes, o una de las partes con
aprobación de la otra parte.”

Sin embargo, si se controvierte judicialmente por las partes las cláusulas contractuales y la
manera como éstas deben cumplirse, entonces le corresponde al juzgador desentrañar el
sentido de las declaraciones de voluntad consignadas en la respectiva convención, para lo
cual bien puede acudir a las pautas legales consignadas por el legislador, entre las cuales está
la de que "las cláusulas de un contrato se interpretarán unas por otras, dándosele a cada una el
sentido que mejor convenga al contrato en su totalidad

En el caso de la Cláusula Petro, el nacimiento de las obligaciones o la terminación del


contrato se sujeta a la no ocurrencia o la ocurrencia de un evento externo: que las elecciones
presidenciales no las gane o las gane Gustavo Petro. El jurista Julio César Henríquez
considera que: “en este caso, a pesar de supeditar la ejecución de un acto jurídico a un
resultado electoral, desde el punto de vista estrictamente legal no hay nada ilícito en esas
estipulaciones y por lo tanto no atentan contra la ley comercial vigente. Son legales”
En las partes implicadas en estas cláusulas contractuales se pueden evidenciar implícitas las
diversas fases psicológicas dentro del acto voluntario a las cuales Artemio Llanos hace
referencia. Estas fases son:

a) Concepción: Donde forja la idea de contrato

b) Deliberación: Aquí se somete la idea concebida a un verdadero examen de las razones


que asisten al sujeto para dar a lo que se propone una u otra dirección y comienza cuando se
produce la vacilación en el sujeto acerca de la realización o no de la idea concebida o las
condiciones o formas en que se va a llevar a cabo la acción y consiste en la elección que el
sujeto hace entre el pro y el contra de la idea concebida.

c) Decisión: Es una fase en la que aparece claramente la voluntad, lo que se desea, lo que se
quiere.

d) Ejecución: Manifestación y realización de la voluntad

Pero esta voluntad psicológica no es apta por sí sola para que se le tome en cuenta en el
campo del derecho. Ella no trasciende más allá del fuero interno del individuo y los efectos
jurídicos que puede producir no se realizan mientras no concurran otros requisitos que el
derecho ha creído indispensable exigir para la validez jurídica de la voluntad.

Tales requisitos se encuentran señalados en forma precisa en nuestro derecho en el artículo


1502 del C. C.: "Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de
voluntad es necesario: 1. que sea legalmente capaz; 2." que consienta en dicho acto o
declaración y su consentimiento no adolezca de vicio; 3. que recaiga sobre un objeto lícito;
4« que tenga una causa lícita".j

Es por ello que Henry Capitant dice que la autonomía de la voluntad es: "un principio de
derecho privado en virtud del cual el autor o los autores de un acto jurídico tienen la facultad
de concluir libremente y de determinar a su agrado su contenido y sus efectos".

En otras palabras, los particulares, en pleno ejercicio de su libertad contractual, en el primer


caso, someten el nacimiento de las obligaciones del contrato a una condición suspensiva
negativa o, en el segundo caso, la terminación del contrato a una condición resolutoria. Se
puede sostener, con certeza, que un contrato entre particulares sí puede contener este tipo de
condiciones. Ellas son legales, no implican la comisión de un delito y, en caso de que se
cumpla o no cumpla con la condición, no se generan daños y perjuicios que deban ser
indemnizados.

en concordancia con todo lo anterior mencionado vamos a tener que:

En lo referente a jurisprudencia, se han clasificado tres sentencias proferidas por la Corte


Constitucional, respecto a temas de interés contractual y principios que defienden la
autonomía de las partes al momento de incluir estas denominadas cláusulas petro en los
contratos, de una forma libre e independiente, y de acuerdo a la ley.
Ejemplo de ello tenemos:

La sentencia T-295/99 de la Corte Constitucional,de la cual se tomaron en cuenta algunos


conceptos claves, principalmente el principio de buena fe,entonces empecemos desarrollando
en esta sentencia.
De la sentencia en mención se extrajo una parte, en concreto la definición de lo que se llama
“RESPETO DEL ACTO PROPIO”, bien, en la sentencia nos habla de que nuestras conductas
en general, hablando tanto de particulares como de entidades públicas todo esto enmarcado
en el principio constitucional de buena fe, que podemos resumirlo en el actuar sin ánimo de
lastimar o provocar daño a nadie, pero retomemos el acto propio, que es la conducta que se
realiza en virtud de la voluntad guiado o con fines jurídicos, como lo puede ser la celebración
de un contrato, ahí se evidencia el acto propio. Corte Constitucional de Colombia. Sentencia
T-295 de 1999. (Magistrado Ponente. Alejandro Martinez Caballero. Mayo 4 de 1999)
La buena fe ha sido consagrada en los ordenamientos jurídicos como uno de los principales
límites a la autonomía de la voluntad, y en este sentido, las partes deberán aceptar que su
declaración debe entenderse como la otra parte haya podido entenderla conforme la buena fe,
esto es, lo que la doctrina ha llamado la interpretación integradora, de modo que del contrato
se entiende todo aquello que pueda deducirse de su contexto de modo comprensible para las
partes (Larenz, 2002).
Ahora, continuando, en el acto propio como ya se mencionó debe existir la buena fe, siendo
este principio constitucional el que abarca el denominado respeto por el acto propio, para una
mayor claridad podemos ponerlo de la siguiente manera, dos particulares, parte A y Parte B
van a celebrar un contrato de compraventa de un inmueble, contrato con plena validez
jurídica en apariencia, con sus partes en plena capacidad para celebrar contratos, pero la parte
A esta vendiendo su inmueble porque se enteró que había una falla en dicho inmueble, falla
que evita ponerla en conocimiento de la parte B, puesto que esto bajaría considerablemente el
precio del inmueble, dicho ocultamiento induce a error a la parte B, donde la parte A trata de
aprovecharse de la parte B. aquí evidenciamos la carencia del respeto del acto propio y la
posible violación del ya mencionado principio de buena fe.
Ahora bien, pongámoslo en el contexto de nuestra tesis, la validez de la cláusula petro, y
puntualmente la buena fe en esta cláusula, empecemos diciendo que se trata de básicamente
una promesa de contrato lo cual si bien goza de validez jurídica no se trata de un contrato
perfeccionado, lo cual nos indica que esta promesa como cualquiera otra está sujeta a
diversas variables que dependeran de la voluntad e incluso de la capacidad económica de las
partes entre otras, entonces si Parte F con parte G celebran una promesa de compraventa
sobre una finca, entre otras cláusulas pactan la denominada cláusula petro,que como ya se
mencionó anula dicha promesa y no genera consecuencias económicas al menos, para
ninguna de las partes, entonces ambas partes por voluntad propia deciden poner dicha
cláusula, sin ánimo de perjudicar a la otra parte,sinó más bien como una expresión de la
voluntad y sin problema alguno aceptan que sea casi que el azar quien decida la viabilidad o
no de dicho contrato.
Aquí evidenciamos de manera rápida que ambas partes actúan de buena fe, en ningún
momento tratan de perjudicar o de obrar de mala fe contra la otra parte, es decir, ambas partes
tienen claridad de lo que implica dicha cláusula y por ende las consecuencias de su eventual
aplicación.
“Un tema jurídico que tiene como sustento el principio de la buena fe es el del respeto al
acto propio, en virtud del cual, las actuaciones de los particulares y de las autoridades
públicas deberán ceñirse a los postulados de la buena fe. Principio constitucional, que
sanciona como inadmisible toda pretensión lícita, pero objetivamente contradictoria, con
respecto al propio comportamiento efectuado por el sujeto. Se trata de una limitación del
ejercicio de derechos que, en otras circunstancias podrían ser ejercidos lícitamente; en
cambio, en las circunstancias concretas del caso, dichos derechos no pueden ejercerse por
ser contradictorias respecto de una anterior conducta, esto es lo que el ordenamiento
jurídico no puede tolerar, porque el ejercicio contradictorio del derecho se traduce en una
extralimitación del propio derecho.” En este extracto evidenciamos lo anteriormente dicho,
en palabras de la corte constitucional en la sentencia antes referida.
Sentencia C-934/2013 de la Corte Constitucional, en este caso hemos tomado el concepto que
hace referencia a la autonomía de la Voluntad privada, como una parte importante en el
desarrollo de estas cláusulas.
Para ello inicialmente se recalca lo que define como voluntad privada en esta sentencia,
tenemos que es un facultad que está otorgada por el ordenamiento jurídico, que le brinda a las
personas la posibilidad de decidir respecto a sus intereses de forma que pueda crear derechos
propios, como adquirir obligaciones con el fin de intercambiar bienes y servicios para su
beneficio, todo esto dentro de una capacidad limitada y establecida legalmente.
La cual se reconoce de la siguiente manera:
Será permitido por ejemplo, la celebración de contratos entre particulares basados en el
consentimiento de la voluntad individual, así mismo la potestad de determinar o delimitar su
contenido.
Si se quiere relacionar dicho concepto con los contratos de compraventa que incluyen las
denominadas cláusulas petro, encontramos que, está dentro del marco de la ley que los
particulares puedan utilizar esta facultad de la voluntad privada para ejercerla en el momento
de establecer las cláusulas de tipo contractual, puesto a que esto solo implica el
consentimiento de las partes, sin interferencia de otra fuente que interfiera en ello.
Netamente se habla de la capacidad de cada sujeto de adquirir derechos u obligaciones de
libre albedrío, teniendo en cuenta las buenas costumbres y aludiendo un concepto
anteriormente expuesto sobre el principio de buena fe, todo esto con el ánimo de brindar
garantías para que el contenido de estos contratos sea autónomo y limitar un poco la
obligatoriedad general conocida, de tal formas que las personas puedan gozar de facultades
que le otorga la ley, todo esto con el ánimo de incentivar a los particulares a crear autonomía.
Profundizando en ello, hemos colocado un ejemplo de tipo netamente explicativo, en este
caso tenemos que una persona x decide realizar la venta de un automóvil y una persona w
que está interesado en la compra de este mueble, para lo cual x realiza un contrato de
compraventa de forma totalmente autónoma, debido a que desea comprarse un automóvil
nuevo, entonces la persona w tambien quiere realizar la compra de forma libre y autónoma,
pautan entonces las condiciones y obligaciones que se derivan de este contrato, en el que por
supuesto existen cláusulas contractuales que fueron creadas por estos particulares netamente
con el fin propuesto de vender y comprar, aquí podemos destacar que no existen vicios que
interfieren en el contrato, que solo busca beneficio de las dos partes teniendo en cuenta que la
buena fe de las mismas.
Recordemos que la autonomía de la voluntad privada es la base en estos contratos, así mismo
cuando se realizan estas cláusulas contractuales, con el único propósito de mover el comercio
social.

En armonía con la sentencia anterior nos encontramos con la sentencia C-993/06 que si bien
desarrolla la autonomía de la voluntad privada de manera amplia, la corte constitucional trata
esta autonomía bajo el artículo 16 de la constitución política, que es el derecho al libre
desarrollo de la personalidad (Const.1991, Art. 16), bien, cuando hablamos de una
celebración de un contrato hablamos entre otras cosas de capacidad y consentimiento, pero
también como elemento implícito la autonomía para celebrar el contrato o la promesa según
sea el caso, esta autonomía está dada por la libertad del individuo. La libertad, es un pilar
fundamental del estado social de derecho. claro, esta libertad no es absoluta, según lo señala
el mismo artículo (Const.1991, Art. 16) que el límite son los derechos de los demás y el orden
jurídico, y como lo reitera la corte constitucional; “Dicha libertad se traduce en la facultad de
aquel para autorregular su conducta en la vida social, reconocida por el ordenamiento
jurídico, con sujeción a los límites impuestos por éste, y que se denomina autonomía
personal”. (Corte Constitucional de Colombia, C-993 de 2006.)

con estos elementos es casi obvio que se deduce que el libre desarrollo de la personalidad
abarca también el poder o la libertad de obrar según sus intereses y esto plasmarlo en la
celebración de un contrato o la promesa del mismo, pues sin el ánimo de redundar y con la
intención de que la idea quede clara, se puede resumir en que esa autonomía de la libertad
privada es una extensión del derecho constitucional y fundamental al libre desarrollo de la
personalidad. entonces tenemos que bajo este argumento las cláusulas que se acuerden en una
promesa o en un contrato son válidas, claro, bajo el entendido de que estas no toquen ese
límite de lacerar derechos ajenos y/o actuar contra la ley, y la cláusula Petro no comete ni lo
uno ni lo otro, lo podemos ver en el siguiente ejemplo una combinación de los 3 elementos
que se trataron a lo que jurisprudencia se refiere en el presente ensayo:
La parte W decide un buen día que su casa de 3 pisos y 2 locales comerciales ubicados en el
primer piso de la casa de los cuales obtiene una buena rentabilidad ya no le dan la felicidad
que le daban en años anteriores y tiene el sueño de irse de viaje por el mundo a despejar su
mente, pues el panorama político y social lo tiene agobiado, así que piensa que esa casa y
esos locales comerciales pueden hacer feliz a otra persona y con el dinero puede acelerar el
cumplimiento de ese sueño, entonces decide ponerle un buen precio a esta casa ( incluye los
locales), de manera libre decide venderla, a los pocos días aparece un posible comprador, la
parte Z, quien le muestra un gran interés en comprarla, W está decidido a venderla, sin
embargo él no tiene urgencia en hacerlo, es más, no tiene problema en quedarsela si no
encuentra un comprador.
Pasan los días y ambas partes se ponen de acuerdo, no celebraran la compraventa de manera
directa, sino que harán una promesa de compraventa, puesto que Z no está seguro de que
vaya a seguir viviendo en el país si gana un candidato presidencial determinado, entonces
elaboran una promesa de compraventa, convirtiendo así a Z en el promitente comprador y a
W en promitente vendedor, entonces pactan una cláusula, la famosa cláusula Petro, ambos
están de acuerdo puesto que cada quien guarda sus intereses, mientras que Z condiciona la
compra a una cuestión de política y cuestiones personales, W no tiene problema en que la
compraventa no se efectúe y no ve con malos ojos quedarse y conservar su casa si
determinado candidato presidencial gana, así mismo no tiene problema en materializar esa
promesa de compraventa.
Evidenciamos que la cláusula no compromete realmente derechos ajenos, tampoco llega a
estar viciada, puesto que ambas partes actúan de buena fe al ser sinceros el uno al otro con
las intenciones que tienen, así mismo obran de manera que queden satisfechas las demandas
de parte y parte. Ambas partes celebran la promesa de compraventa en pleno uso de su
voluntad, para el caso la voluntad de vender para W y la voluntad de Z de comprar la
propiedad en caso de cumplirse los postulados de la promesa de compraventa. Por último
cada parte actúa de acuerdo a los interés que tienen, sin que terceros se vean perjudicados,
puesto que en caso de que se incumpla la promesa los afectados solo serán las partes.es decir
cada quien condujó sus intereses de acuerdo a lo que cada uno consideró correcto en su
momento y en pleno uso de su derecho al libre derecho de su personalidad con sus
convicciones y creencias, y cuyas consecuencias como ya se dijo solo impactarán a las partes
involucradas, es decir a W y a Z.
Esta es una manera sencilla de evidenciar cómo la aplicación de la cláusula petro, goza de
plena validez jurídica a la luz de las interpretaciones y postulados de la corte constitucional
respecto a temas contractuales.
CONCLUSIÓN

Finalmente concluimos que la tesis anteriormente expuesta referente a la validez de las


cláusulas petro, incluidas en contratos celebrados entre partes particulares, si se encuentran
dentro de la legalidad y efectúan una veracidad jurídica.
Con la argumentación esgrimida anteriormente se puede sostener con certeza, que un contrato
o la promesa del mismo efectuada entre particulares, sí puede contener este tipo de
condiciones o cláusulas, basándonos en la normativa vigente, jurisprudencia y doctrina
correspondiente. Ellas son legales, no implican la comisión de delito alguno lo que de entrada
descarta la posibilidad de que el contrato o la promesa a celebrar se invalide al no satisfacer
las 4 necesidades del articulo 1502 del código civil, entonces descartar esta posibilidad, el
contrato o la promesa si cumple los requisitos del artículo en mención, ahora bien, hablemos
en este final del tipo de cláusula o el efecto que produce en caso de su aplicación, su nombre
puede resultar incómodo y sus efectos se tratan como si se tratara de una tragedia o de algo
inadmisible frente a la ley y a lo moral, esto último más relacionado con la inclinación
política de quien lo analiza, por tanto es muy subjetivo, se trata de una cláusula como
cualquier otra, en síntesis la conclusión obvia es que la cláusula puede tener el nombre que
sea y no influirá en el resultado de la aplicación de la misma, sus efectos son claros, la
anulación sobre todo de las promesas de contrato, como su nombre lo indica, es una
promesa, algo que en el futuro se perfeccionará, es decir, las partes no han perdido ni ganado
nada, no hay perjuicios que reparar a ninguna de las partes, se trata de una cláusula que
simplemente anula la promesa al no cumplirse un requisito, de manera sana evita pérdidas a
las partes involucradas, cláusula que fue pactada en virtud de la libertad de expresión, la
autonomía de la voluntad entre privados, claro, teniendo en cuenta la buena fe que como se
vio anteriormente se presume. todo esto claro, acompañado de una fuerte defensa de los
postulados por parte de doctrinantes como ( mencionen los doctrinantes) dando asi una
clara y plena validez a estas cláusulas, pues se trata de una más, como puede ser por ejemplo
la condición o cláusula de que se otorgue un crédito para perfeccionar el contrario, y en caso
de que no se otorgue el crédito simplemente el contrato se anula, generando el mismo efecto
práctico de la denominada cláusula petro

Lo anteriormente expuesto se logra después de un adecuado y cuidadoso proceso de


investigación jurídica del caso, sus consecuencias, de lo cual se extrajo una idea principal
que se desarrolla y se va moldeando de acuerdo al objetivo planteado

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