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Modelos mentales
Índice
Material básico 3
7.1. Introducción y objetivos 3
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
Material complementario 18
Material básico
Objetivos:
«En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del
cristal con que se mira» Ramón de Campoamor
«Todo es según el color del cristal con que se mira». No hay frase mejor para explicar de
manera gráfica los modelos mentales. Efectivamente, miramos el mundo según el color
del cristal de nuestras gafas.
Si quitamos la palabra traidor, nos quedamos con la declaración: «En este mundo nada
es verdad ni mentira». ¿Por qué suprimir la palabra traidor? Porque está condicionada
en su significado y en lo que proyecta al otro, a la persona que recibe ese mensaje. Esa
palabra en sí misma refleja ya una creencia: el autor considera que este mundo es
traidor. Esto es opinable.
Desde la perspectiva de la PNL que analizamos en otro tema anterior de este seminario,
lo importante es considerar esta declaración: «[…] nada es verdad ni mentira». Esto es lo
que se cuestiona precisamente en el proceso de coaching. ¿Qué parte de verdad o de
mentira hay en su modelo mental?
Según explica Wolk (2010) en su libro Coaching: el arte de soplar brasas en acción, que
una película o cualquier situación sea buena o mala son interpretaciones subjetivas que
dependen de la propia persona, es decir, del observador que es uno. Comprender la
realidad y lo que nos rodea de esta manera nos abrirá un enorme espacio de
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Desde una comprensión amplia y global de coaching, pensamos que la realidad es tal
como es. Entonces ¿cuál es la realidad?, se pregunta Wolk. Desde un principio elemental
de respeto por el otro podríamos decir que no hay tal cosa como la realidad. Como
Figura 1. Imagen del libro Coaching: el arte de soplar brasas. Fuente: Wolk (2010).
Wolk (2010 menciona a Peter Senge para definir los modelos mentales como «supuestos
profundamente arraigados, generalizaciones e imágenes que influyen sobre nuestra
manera de observar el mundo y, por lo tanto, también sobre nuestra manera de actuar
en él».
¿Podemos no tenerlos? No
Evidentemente, todos estaban haciendo la misma tarea, colocar ladrillos, pero mientras
el primero se refería a esa acción como un trabajo, el segundo apuntaba a tener metas
comunes y el tercero observaba más allá de la tarea, focalizándose en una visión de
belleza, de utilidad, algo que va más allá del propio significado material de la acción.
Las ideas y filtros mentales están siempre en cualquier ámbito de nuestra vida,
condicionando nuestras percepciones de la realidad que vemos con nuestros filtros.
Sobre estas percepciones haremos opiniones e interpretaciones y estas, a su vez,
influirán y diseñarán nuestras acciones en un sentido u otro.
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Wolk (2010) cita a Rafael Echeverría para explicar que toda acción resultará del tipo de
observador que cada uno es. Desarrolla el modelo del observador-acción-resultados,
llamando observador a la forma particular en que la persona da un sentido y significado
a la situación que tiene delante antes de intervenir en ella.
Cuando los resultados de nuestras acciones no coinciden con los objetivos propuestos,
es bastante frecuente que volvamos a hacer lo mismo que hicimos una y otra vez, sin
tener en cuenta que esas acciones se han creado de la manera en cómo estamos
interpretando la situación. De lo que se trata, a través del proceso de coaching, es de
aprender a pensar de forma diferente, lo que supone, en definitiva, cambiar el modelo
de observador.
MODELO OSAR
Observador
Acción
Resultados
Aprendizaje
Wolk (2010) lo aplica a un tema de gran relevancia para los líderes: generar contextos o
circunstancias de aprendizaje en los que sea posible que las personas observen la
realidad de formas diferentes. Contextos de confianza, respeto, que hagan posible
cuestionar y cuestionarse o cuestionarnos nuestra manera de pensar, comunicarnos,
relacionarnos y, lo más importante, de poner en interrogación también ciertos dogmas
que nos dicen cómo deben hacerse las cosas en las organizaciones.
Las creencias son consecuencia de que cada uno de nosotros entendemos y nos
movemos en el mundo a través de diferentes sistemas representacionales, así nos
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Una creencia es una afirmación personal que damos por buena. Se refiere a la
percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás y del mundo en general. Esa
Así explican Launer y Cannio (2008) lo que supone una creencia desde la perspectiva del
coaching. Se puede diferenciar por el enunciado de unos hechos y las creencias que dan
sentido a estos hechos.
Las creencias son interpretaciones subjetivas sobre la relación entre las cosas
y los eventos, tal y como los percibimos.
Estas ideas se encuentran bien ancladas dentro de nosotros, son resultado de nuestras
vivencias, de lo que oímos, observamos, leemos, pensamos o sentimos en nuestra vida.
Están almacenadas en nuestra memoria consciente e inconsciente y pueden llegar a ser
muy potentes. Pueden tener un efecto dinamizador o, por el contrario, frenar nuestra
acción, generar situaciones incómodas o incluso boicotearnos a nosotros mismos en
nuestras metas de forma recurrente en la vida.
Una vez que la persona ha integrado una creencia, tiende a generalizarla y a mantenerla
filtrando o deformando lo que no encaja con esta creencia. Será considerada como
verdadera y la veremos reflejada en nuestro mundo. De esta forma, mantenemos la
coherencia del modelo de nuestro mundo.
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Tenemos pues que las creencias pueden ayudar al impulso o limitar y llevarnos al
bloqueo y el fracaso.
Pilar Jericó (2018) explica el sentido de esta frase. Según Korzybski, un mapa no es el
territorio que representa, ni tampoco la forma de una palabra supone el objeto que
representa. El conocimiento que tenemos del mundo se halla condicionado y limitado
por la estructura de nuestro sistema nervioso y la estructura del lenguaje. Entendido así,
no vivimos el mundo directamente, sino que lo hacemos por medio de abstracciones,
(ideas, palabras, conceptos) que configuran los mapas mentales con los que entendemos
la realidad. Y cada persona tiene su propio mapa mental.
Imaginemos a alguien que tiene instalada la creencia de que «si me equivoco, seré
siempre un fracasado». Para esta persona, cometer errores va a suponer una amenaza
importante para su autoestima. Esto le llevará a evitar riesgos, a permanecer en silencio,
a no decir sus opiniones, a no comunicarse de forma adecuada con los demás, etc. Y los
demás, ¿qué podrían pensar de esta persona con esta actitud? Que es pasiva, que no se
compromete, que no es sincera y muchas más interpretaciones que determinarían de
forma negativa la comunicación interpersonal.
Launer y Cannio (2008) aportan claves importantes para trabajar las creencias limitantes
desde la perspectiva del coaching.
De manera sencilla, esto se hace prestando atención al comportamiento del coachee, las
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palabras que utiliza, a qué se refiere, cómo lo expresa, su lenguaje corporal. Los
comportamientos que interesan de forma especial empiezan a emerger cuando se
aborda lo que trae y le preocupa a la sesión.
Podemos ser más o menos conscientes, lo que sí está claro es que las creencias afectan
a los distintos niveles de expresión de la vida. En el plano más profundo, las convicciones
tienen que ver con la identidad sobre lo que pensamos de nosotros mismos, sobre lo que
somos. Las creencias pueden estar tanto en el área de las capacidades como en la de los
recursos.
Las preguntas que utilizaremos para detectar las huellas de estas creencias son las que
se refieren a las ganas, los deseos, los miedos, los rechazos… Una manera importante de
que emerjan las creencias más importantes –englobadas dentro de los valores– es
preguntar al cliente qué es importante para él.
Una vez que se identifica la creencia, la labor del coach será determinar en qué medida
ese modelo mental impulsa o limita.
Conviene indagar, después, el origen de las creencias y buscar la intención positiva que
se encuentra detrás de cada una. Así, nuestro objetivo será encontrar la manera de
transformar esto, es decir, de quedarnos con el lado positivo, incluso cuando la creencia
es limitante. Ejemplo: el pensamiento de que las mujeres tienen que hacer mucho más
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que los hombres para triunfar puede ser un fantástico motor para ellas, ya que las puede
impulsar hacia la excelencia.
En este módulo sobre modelos mentales y la búsqueda de aquellas creencias que sirven
de impulso y motivación, conviene también conocer algunos aspectos del sentimiento
de la felicidad y bienestar relacionados con el cerebro: complejo órgano vital que supone
una parte del hardware y del software de nuestro cuerpo.
Para ello tomamos la referencia de Ana Aceituno (2019), coach ejecutiva y mentora, ¿que
en su post «¿Un cerebro feliz para alcanzar la felicidad?» se hace eco de la felicidad y el
bienestar a través del aporte de la neurociencia. Al buscar la palabra felicidad en Google,
nos encontramos con más de 183 millones de referencias, solo en español. Pero no solo
es una palabra muy buscada, sino que es, tal vez, una de las máximas aspiraciones que
tenemos todos: ser felices.
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1 Dopamina
2 Endorfina
3 Oxitocina
4 Serotonina
Figura 8. Neurotransmisores.
1. Dopamina
Aporta la alegría y energía necesarias para lograr lo que nos proponemos. Supone una
fuerza muy importante de motivación en tareas que implican mucho esfuerzo,
dedicación y constancia sostenida en el tiempo.
Lo sorprendente es que esta hormona ya se activa cuando damos el primer paso hacia
un objetivo y cuando lo vemos realizado.
Otro elemento importante para aumentar nuestra dopamina consiste en agradecer todo
lo bueno que tenemos en nuestra vida.
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Nos encontramos ante un calmante natural contra el dolor, ya sea físico o emocional. La
endorfina permite que podamos continuar adelante, produciendo en ocasiones cierta
euforia.
Por eso actividades como sonreír, bailar, cantar o trabajar en buena sintonía con otras
personas incrementa los niveles de esta hormona. Además, estas acciones nos ayudan a
reforzar los lazos sociales y aumentar la tolerancia al dolor o al sufrimiento.
3. Oxitocina
4. Serotonina
hablar con un familiar querido o una persona amiga. También ayudan pequeñas
gratificaciones como tomar el sol, recibir tratamientos corporales suaves, degustar algo
rico y hacer ejercicio físico, entre otras actividades. La serotonina fluye cuando nos
sentimos valorados o estamos en posición de liderazgo y reconocimiento social.
Esto lleva a pensar que somos capaces de cambiar nuestro estado emocional y alcanzar
un grado elevado de satisfacción y vivencias positivas. Es totalmente realista y posible
pensar que –con nuestros pensamientos y actitudes- vamos a encontrar un camino hacia
la felicidad sin que haya un estímulo exterior. Por tanto, transformar nuestras creencias
limitantes a creencias impulsoras está al alcance de nuestra mano, con trabajo, atención
consciente y plena en el proceso.
Aceituno, A. (26 de enero de 2019). ¿Un cerebro feliz para alcanzar la felicidad? [entrada
en línea]. Recuperado de http://www.anathenea.com/blog/?p=580
Wolk, L. (2010). Coaching: el arte de soplar brasas. Buenos Aires: Gran Aldea Editores.
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Tknika (12 de febrero de 2013). Rafael Echeverría: modelo OSAR [archivo de vídeo].
Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=JZz9BJjdWes
Motivando (s. f.). Mario Alonso Puig: Te construyes o te destruyes [archivo de vídeo].
Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=MtLdwDtNkhw
«La mente es un instrumento super sofisticado», en palabras del Dr. Mario Alonso
Puig, que contribuye a impulsarnos y motivarnos para superar desafíos, pero que
también puede destruirnos y limitar nuestra vida.
Bibliografía
Tracy, B. (2012). Bese ese sapo, antídoto contra los pensamientos negativos. Madrid:
Editorial Empresa Activa.
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