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Generación del 27

Antes de entrar en las características de este movimiento literario es relevante mencionar


que dicha generación ve la luz en tiempos de la 2ª República, tras el exilio de Alfonso XIII, por lo
tanto encontramos un ámbito liberal y progresista que influirá posteriormente cuando se produzca la
Guerra Civil y la dictadura.
A todos los miembros de esta generación, aparte de sus fechas de nacimientos y sus estudios
(Residencia de Estudiantes, la gran mayoría), les une la conmemoración centenario por la muerte de
Góngora, homenaje al autor barroco reivindicado por su esteticismo, y por el uso de la imagen y la
metáfora, su ausencia de sentimentalismo y el cuidado de la forma. Además todos ellos tienen el
mismo guía espiritual: Ortega y Gasset. Publicarán en la revista de este último, “Revista de
Occidente”, y en la de Gómez de la Serna, “Prometeo”, y por otro lado, publicarán en sus propias
revistas de vanguardia como “Gallo” o “Carmen”, entre otras.
Debemos entender a la Generación del 27 como jóvenes no rupturistas si no que supieron
asimilar elementos precedentes. No olvidemos que en esta época conviven: la Generación del 98 y
modernistas, la Generación del 14. Los autores del 27 adoraban a Unamuno, Antonio Machado,
Rubén Darío. Herederos de los presupuestos de la Institución Libre de enseñanza, por ello
adoptaron el folclore, el gusto por la tradición popular y oral y de ahí el uso constante de los
romances (Romancero gitano de Lorca, Romancero de la novia de Gerardo Diego o Romancero de
ausencias, no de un miembro de la generación, sino cercano a la misma, Miguel Hernández). Dicha
influencia sumada a la vanguardia surgió el denominado neopopularismo. Por otra parte, también
tuvieron en consideración modelos clásicos y sobre todo el Siglo de Oro español. Recordemos que
muchos de los miembros fueron profesores y catedráticos de literatura. De ahí su amor por
Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz, Góngora, Quevedo, Lope de Vega, Bécquer, influencias
patentes en sus composiciones. Podríamos entender que a partir de este hecho era lógico que naciera
la propuesta “neogongorista” y, un poco más tarde, la propuesta “neobarroca” de Miguel
Hernández, amantes todos de la imagen, la metáfora y los símbolos. Y, por otro lado, como hemos
apuntado, seguidores de las vanguardias y de la poesía pura (Ortega y Juan Ramón Jiménez). Por
consiguiente, podríamos afirmar que la estética del 27 es ecléctica.
Los temas más recurrentes confluían en el destino, que a su vez se dividía en tres ramas: el
individual, el colectivo y el amoroso. En el individual destaca lo relacionado con la vida y la muerte
mientras que el hombre se ve relacionado con la naturaleza y con unos símbolos cristianos que se
convierten en paganos pues ignoran el punto de vista cristiano moral. En cuanto al destino amoroso
ven el amor como aquello que proporciona libertad más allá de las convenciones sociales,
destacando “Los sonetos del amor oscuro” de Lorca. Y por último, el destino colectivo, pues ellos
serán llamados la Generación de la República, están implicados en los momentos históricos y
muchas veces su poesía se tiñe de ideología progresista. Todos sus temas estarán muy relacionados
con la naturaleza, vinculada con lo mítico y los sentimientos del poeta, y con la ciudad, vista desde
el lado del progreso, relacionada con el futurismo
Los miembros de esta generación fueron: Pedro Salinas, Gerardo Diego, Dámaso Alonso,
Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Emilio Prados, Jorge Guillén, Rafael Alberti y Federico García
Lorca.
La primera etapa de la Generación del 27 es la etapa vanguardista. Todos los anteriormente
mencionados adoptan aspectos de “La deshumanización del arte” de Ortega y Gasset por lo que
rompen con la mímesis y reivindican el progreso. En esta época serán introducidos el
neogongorismo y el neopopularismo. Dentro del primero encontramos “El rayo que no cesa” de
Miguel Hernández. En el segundo Romancero gitano de Lorca o Marinero en tierra de Rafael
Alberti, La canción del farero de Emilio Prados. Las más vanguardistas entre otras serán Manual de
espumas de Gerardo Diego, “Seguro azar” de Pedro Salinas, Perfil del aire de Cernuda. Caso aparte,
será Jorge Guillén, el más fiel seguidor de Juan Ramón Jiménez y la defensa de la poesía pura y la
obsesión por la perfección formal, Cántico.
La segunda etapa fue la rehumanizada que girará en torno al surrealismo (rehumanización
del arte). Algunas de las obras escritas entonces fueron Poeta en Nueva York de Lorca, La
destrucción o el amor de Vicente Aleixandre, Sobre los ángeles de Rafael Alberti, Un río, un amor
de Luis Cernuda y La voz cautiva de Emilio Prados .
Finalmente se desarrolla la etapa del compromiso. Al estallar la Guerra Civil se escribe una
poesía política, panfletaria, en contra del régimen que se quería imponer en contra del todos los
principios progresistas. Una obra relevante fue “Entre el clavel y la espada” de Rafael Alberti”. Así
pues la Generación del 27 se divide, unos exiliados, otros fusilados y unos pocos que permanecen
en España. Destacará la poesía del exilio sobre la añoranza de la tierra, los amigos asesinados o los
propios ideales censurados.
Centrándonos en algunos de sus miembros mencionados destacamos a Federico García
Lorca, asesinado al comienzo de la Guerra, quien muestra una vitalidad desatada junto a un
profundo sentimiento de frustración. Los grandes temas de su producción son el destino trágico, la
muerte inevitable, la lucha entre el principio de autoridad y libertad, el desdoblamiento emocional
que se une con el amor imposible, la falta de “fruto” (descendencia) y las apariencias. Todo ello
llevado a cabo por numerosos símbolos que encierra su producción poética: la luna, el caballo, la
sangre, el cuchillo, los gitanos, los pozos. Lorca quedará para la historia de la literatura como la voz
de los más desfavorecidos. Una literatura simbólica de alcance universal.
Luis Cernuda quien muestra su anhelo por un mundo habitable y humano donde se disfrute
con libertad la belleza y el amor, pero solo encuentra espacio para la desesperanza. De ahí, la
constante lucha entre la realidad y el deseo, simbolizado como algo inalcanzable: las nubes. Tras el
exilio, su producción se volverá más melancólica y nostálgica Ocnos.
Pedro Salinas que concebía la poesía como un modo de encontrar la esencia de los
sentimientos, de la vida y del conocimiento. Reflexionaba sobre los conceptos más complejos a
través de los vocablos más sencillos. Destacamos su obra La voz a ti debida donde presenta a un ser
humano que solo está completo cuando ha escuchado la voz del amor, que se convierte así en un
espacio místico en el que los amantes encuentran la plenitud absoluta, la identidad y el gozo. De ahí
que se le considere el “poeta del amor”.
Vicente Aleixandre (premio Nobel) reflexiona sobre el amor, la naturaleza y la muerte. Poeta
más influido por el surrealismo: imágenes sorprendentes y uso del versículo. Espadas como labios;
Historias del corazón.
Por último, cabría mencionar a Mª Teresa de León, Concha Méndez y María Zambrano,
conocidas como las sinsombrero, como mujeres miembros de la Generación del 27.

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