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La narrativa española posterior a 1936

Contexto histórico
La Guerra Civil transformó la narrativa condicionando la creación novelesca. Muchos
autores e intelectuales se exiliaron mientras que los que se quedaron en territorio español
sufrieron la censura, la falta de libertad y el hambre de la posguerra. Poco a poco las
restricciones fueron reduciéndose hasta llegar a los años 60 y 70 donde gracias a factores
sociales, económicos y culturales se renovaron las tendencias narrativas incluyendo la
libertad de adoptar posiciones críticas ante la sociedad española.

Desarrollo
Los novelistas más importante del exilio son: Ramón J. Sender, Max Aub, Francisco Ayala,
Manuel Andújar con Lares y penares y Rosa Chacel donde destaca Barrio de Maravillas.
Ramón J. Sender se dio a conocer por Imán. Sus novelas se definen por su realismo
y gran agilidad. Destaca además Réquiem por un campesino español.
Max Aub examina los orígenes, el desarrollo y las consecuencias de la Guerra Civil
con El laberinto mágico.
Francisco Ayala en los años 20 sacó Cazador en el alba; posteriormente en los 40
publicó Los usurpadores. Muertes de perro hablan sobre las dictaduras militares y
Recuerdos y olvidos constituyen un libro de memorias.

Las novelas de posguerra no tuvieron gran arraigo, principalmente causado por la censura.
Carmen Laforet retratando la sociedad española con todas las secuelas de la guerra con
Nada y Camilo José Cela con La familia de Pascual Duarte que acuñó la etiqueta de
“tremendisimo” son los dos autores más importantes de los años 40 en España.

En los años 50 destacan: la novela social objetivista y el realismo crítico. La primera de ellas
se rige por el comportamiento humano y la atención a lo externo y lo observable. Sus
características más importantes eran: la limitación a narrar estrictamente lo que ocurre, el
poco protagonismo de los personajes, la ausencia de monólogos interiores, anécdotas, la
sencillez estilística y la concentración espacial y temporal en cortos períodos de tiempo y en
un marco único y poco variado. El tema más habitual era la sociedad española
introduciendola con temas sobre el mundo rural como Viaje a la Alcarria de Cela, la clase
obrera como con la Central eléctrica de J.López Pacheo y la burguesía donde destaca Entre
visillos de Carmen Martín Gaite.

Por otra parte, el realismo crítico tiene ciertos rasgos distintos al realismo objetivo como son
la mayor explicitación de la intencionalidad crítica o la utilización de personajes
representativos de una clase social. Una de las obras más representativas es La colmena
de Camilo José Cela donde retrata el Madrid de posguerra. Además, Miguel Delibes fue otro
de los más destacados con El camino, Las ratas y Los santos inocentes, con estilo sencillo
para plasmar el mundo rural castellano.

La narrativa de los años 60 y principios de los 70 se muestra como la renovación de las


técnicas narrativas. En esta etapa los lectores tienen un papel activo, teniendo que hacer su
propia interpretación de la obra. Sus rasgos son: el punto de vista múltiple ya que la
narración es compartida por varios personajes, la intrascendencia de la historia que se
narra, porque a menudo va ser interrumpida por digresiones, la estructura compleja con
cambios cronológicos, saltos temporales, etc. y los monólogos interiores.
El estilo y la lengua eran lo más claro, exacto, sencillo y adecuado al nivel socio-cultural de
los personajes posible. La nueva narrativa experimenta mezclando fragmentos no literarios,
mezclando registros entre sí. En 1966 salieron tres obras muy importantes: Señas de
identidad de Juan Goytisolo, Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé y Cinco horas con
Mario de Miguel Delibes. Después obras como La parábola del náufrago de Miguel de
Delibes, La saga/fuga de J.B de Gonzalo Torrente Ballester o Retahílas de Carmen Marín
Gaite se publicaron. Los temas son muy similares a las anteriores con temática de guerra y
la crítica social. El verdadero cambio está en la forma y el estilo con un cambio radical a lo
tradicional.

Conclusión
Sin duda alguna, los autores tanto de posguerra como los actuales han sabido adaptarse a
las situaciones. Al comienzo de la transición a la democracia novelas como La verdad sobre
el caso Savolta y La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza son admirables. Más
adelante los gustos, estilos y temáticas cambian siendo El jinete polaco de Antonio Muños
Mlina u Olvidado rey Gudú de Ana María Matute obras destacadas. Otros autores
importantes son Almudena Grandes, Arturo Pérez Reverte o Juan José Millás.

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