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Ética de la inmanencia de Spinoza. Sobre Dios.

Comentario Antropología Moral – Daniel Gómez Rodríguez – Curso 2022/2023.

A pesar de que Spinoza muestra un carácter contrario a la religiosidad, en el


escolio de la penúltima proposición de su obra Ética demostrada según el orden
geométrico, reconoce el papel esencial y fundamental que ocupa la religión. Spinoza deja
de mostrar la necesidad y la prohibición de la creencia, desligándose de ambas, por lo que
termina anticipándose y superando dos propuestas como la kantiana y la nietzcheana. De
esta manera, Spinoza revindicaría en tal escolio el concepto de religión, trayendo a
acotación lo que concibe como la verdadera religión, es decir, una religión alejada de los
dogmas y compatible con a acción racional.

En primer lugar, Spinoza critica y desmiente la necesaria existencia de Dios como


fundamento de la ética que encontramos en la filosofía moral de Kant. En Kant, el bien y
el mal tienen un principio metafísico, pues entiende que en este aspecto los humanos
somos seres racionales por decisión divina, y por ende, hacer uso de esta para distinguir
el bien o el mal parte de lo divino, mientras que en Spinoza las ideas de bien y de mal
pueden sostenerse sin necesidad de una idea divina, ya que su base se encuentra en lo
psicosomático, lo divino de Kant es ahora en Spinoza un fundamento material. Por otro
lado, Nietzsche es lo opuesto, rechazando totalmente la idea de Dios y cualquier derivable
del dualismo platónico, sin embargo, Spinoza superaría la idea de Nietzsche, pues este se
encontraría con la deslegitimización de la imposición de normas orales sobre los
individuos, Spinoza supera este muro al no depender de Dios, en tanto que como su ética
no necesita de la necesidad de Dios, tampoco le afecta su inexistencia, por lo que obrar
bien es necesario aún sin la imposición de cualquier Dios.

En la proposición XLII de la obra, última de todas, Spinoza afirmaría que: “La


beatitud no es el premio de la virtud, sino la virtud misma; ni gozamos de ella porque
coerzamos nuestras concupiscencias, sino que, por el contrario, porque gozamos de ella
podemos coercer nuestras concupiscencias” 1, y con ello culmina con una idea que puede
parecer opuesta a la propia obra que le precede, obra que podemos entender empieza
desde la proposición XXI. Spinoza tiene entonces un hilo conductor, el cual es que
podemos pensar nuestra mente más allá de los limites que pone el cuerpo, por lo que
culmina con la idea de que en el estado de máxima potencia lo que estamos es en
comunión con Dios, y según Spinoza, esto significa que estamos en comunión con la
naturaleza. Lo que hace Spinoza no es olvidar su argumento acerca de la necesaria unión
de cuerpo y mente, sino que pretende sustituir él a la metafísica con su nueva propuesta.
En esta propuesta ya no hay una angustia existencial y un miedo a la finitud debido a la

1Spinoza, B. (2020) Ética demostrada según el orden geométrico (trad. Pedro Lomba), Madrid: Trotta,
demostración de la proposición XLII.
concepción de un “más allá”, sino que gracias a unos recursos de la naturaleza que son
esencialmente inmanentes es que conseguimos la calma. De esta manera llega a la
construye lo que ya dijo en la proposición XXIII acerca de que “la mente humana no
puede ser destruida absolutamente con el cuerpo sino que de ella permanece algo que es
eterno”2, y así es que Spinoza muestra que la esencia del cuerpo se concibe a partir de un
tipo de eternidad, una eternidad que sucede gracias a que el individuo vive la experiencia
de su corporeidad aumentando su potencia y llegando al tercer estado de potencia,
separándose de la temporalidad del cuerpo.

Spinoza resulta ser una especie de sustituto hacia la metafísica, o como mínimo
esa es la intención de su propuesta, él pretende “hacer metafísica” según sus propias
proposiciones y logrando los mismos resultados. Podemos ver entonces que a pesar de
estas últimas proposiciones de la obra, si son bien entendidas, este no renuncia nunca a
su posición material, y por ello esa beatitud de la que habla no es más que el estadio de
la perfección humana, lo equiparable a la felicidad máxima, y por ende, un sentimiento.
Es una propuesta de tipo psicosomático donde primero es necesaria la superación de la
pasividad para pasar del primer al segundo estadio gracias a la relación que hacemos con
los otros, y cuando esta relación de comunión surge no solo con la humanidad sino con
la existencia, es entonces cuando logramos la mayor perfección y felicidad, llegamos al
tercer estadio, a la comprensión de nosotros mismos como finitud que representa la
sustancia infinita.

Referencias
- Spinoza, B. Ética demostrada según el orden geométrico (trad. Pedro Lomba), Madrid:
Trotta, 2020.

2Spinoza, B. (2020) Ética demostrada según el orden geométrico (trad. Pedro Lomba), Madrid: Trotta,
demostración de la proposición XXIII.

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