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Discursos sobre la primera década de Tito Livio

lidad de la cosa mandada. Y creed que en este asunro sólo


tengo un consuelo: pensar que, pof mucho que me haya en-
l,ibro primero
gañado en cliversos lugares, el único acierto ha sido elegiros a
vosotros, con prefetencia a cualquier otro, para dedicaros es-
tos Discursos míos; pues haciéndolo, por un lado me parece
que demuestro mi grarirud por todos los beneficios que he
recibido de vosotros, y, por otro, pienso que me aparto del
uso común de los que escriben, los cuales suelen dedicar sus
obras a algún príncipe y, llevados por la ambiciónyla avati-
cia, alaban en é1 todas las virtudes, cuando deberían vitupe-
rarlo por sus faltas. Así que yo, para no caer en este emor, he
escogido no a los que son príncipes, sino a los que por sus
buenas cualidades merecerían serlo; no a los que podrían 11e-
narme de empleos, honores y ríquezas, sino a los que, no pu-
diendo, quisieran hacedo. Porque los hombres, si quieren l)roemio
juzgar correctamente, deben estimar a los que son liberales,
y no a los que pueden serlo, e igualmente a los que saben, no Aunque por la naturaleza envidiosa de los hombres Iatatea
a los que, sin sabe¡ pueden gobernar su reino. Además, los ,lc buscar nuevos métodos y recursos haya sido siempre tan
escritores aJaban más a Hierón de Siracusa cuando eta un l,cligrosa como buscar aguas y tierras ignotas, porque todos
particular que a Perseo de Macedonia cuando era rey, por- ,'stán más dispuestos a denostar que a loar las acciones aje-
que a Hierón, para ser príncipe, no le faltabamás que el prin- rns, sin embargo, llevado de ese deseo que siempre ha exis-
cipado, mientfas que el offo no tenía nada de rey, excepto el ticlo en mí de obrar sin ningún temor en aquellos ásuntos
reinol. Gozad, pues, del bien o el mal que vosorros mismos (lue me parecen beneficiosos para todos, me he decidido a
habéis querido, y si queréis permanecer en ese error de que ( ntrar por un camino que, como no ha sido aún recorrido
os agraden mis opiniones, proseguiré con el resto de la histo- l)or nadie, me costará muchas fatigas y dificultades, pero
ria, según os he prometido. VATETE. t¿mbién la recompensa de aquellos que consideren benig-
namente el fin a que se enáetezan mis Íabajos. Y si la po-
lrreza del ingenio, la escasa experiencia en los asuntos ac-
1,. Maquiavelo se refiere a Hierón II Q72-216 a. C.), elevado aI puesto tuales y las débiles noticias de los antíguos hacen que este
de_tirano por e1 ejército de Siracusa, y cuyas excelentes dotes y buen intento mío sea defectuoso y de poca utilidad, al menos
gobierno merecieron los elogios de Polibio, y a Perseo, último rey de
Macedonia, vencido por los romanos en el 168 a. C. y tratado con (lLleda abierto el camino para que alguien más valíoso, con
desdén por los historiadores, particularmente por Plutarco. rnejores argumentos y juicio, pueda lleval a buen término

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Discursos sobre la primera década de Tito Livio Libro I, I

este bosquejo mío que, si no me proporciona alal¡anzas, , r,¡rrlr,r, ( irrsir(lo en muchas provincias y ciudades arirtir-l
tampoco debería acamearme injurias. r1r .n r, r lt" r)o tcner vefdadero conocimiento de la hislo i
,
-- Considerando además cuánto honor se t¡ibuta a la anti- ., ,1, r(, { \tr':r('f. al leerla. su sentido. ni gozar dei sabor
¡ güedad, y cómo, muchas veces (por no hablar de otros infi- .1il¡ ¡ i! rr'il:t. l)c donde nace que muchos lectOres se com-
r nitos ejemplos), un fragmento d. ,.,.ru estatua antigua ha ¡,1,r,, rr .rl ,s,'uchar aqueila variedad de sucesos que contie-
: sido adquirido a alto precio para tenerlo consigo, honrar la rr, rr l,r'nsiu cle ningún modo imitarlos, juzgando Taimita-
i casa y hacedo copiar por los que se .o-plu..n en aquel , i,,rr rr' r,,,,lilícil, sino imposible, como si el cielo, el sol, los
arte, y cómo éstos se esfue¡zan luego, con gfan industría, en , I' rr rrt(':,, l<rs hombres, hubieran variado sus movimien-
representado en todas sus obras, y viendo por otra parte r,, .r (,r,lt'rr y sus potencias desde los tiempos antiguos.
que las valerosísimas acciones que, como la historia nos I rr, rrr n(l(), ¡rrres, alejar a los hombres de este error, he juz-
muestra, llevaron a cabo en los reinos y repúblicas antiguas r..r,l, rrr'r ,'s,rlio escribir sobre todos los libros de Tito Livio
'
los reyes, capiranes, ciudadanos, legisladores y demás htm- ,lr, , l';rrr ¡roclido sustraer alainjutia del tiempo, patama-
bres que trabajarcnpor su patria, son más a menudo admi- ,rrl',r,rr 1,, t¡rrc me pafece necesario, según mi conocimiento
radas que imitadas, hasta el punto de que cada uno huye de ,1, 1.r,, , ,,:,rs ar-rtiguas y modernas, paralamejor inteligencia de
los más significantes trabajos, sin que quede ningún signo
'.. ,1, rrroclo que quienes lean esas aclaraciones mías pue-
, ll,
de la antigua virtud¡no puedo por menos que maravillarme .l.rl rr,.r:. f ,it'ilmente extraer aquella utilidad por la que debe
y dolerme juntament-e.ff con mayor l,r ,, ,rr';t r.'l conocimiento de la historia. Y aunque esta em-
-otirro cuando veo
que en las disputas civiles entre ciudadanos, o en las enfer-
t,r, r r,(;r rlifícil, sin embargo, con la ayuda de los que me
medades, se recure siempre a los remedios que los anti- l,,n ,urrnir(lo a tomar esta carga sobre mis hombros espero
guos juzgaron convenientes y ordenaron; porque las leyes ll, .,rl.r tlt' tal manera que a los otros les quede breve cami-
'
civiles no son otra cosa que sentencias dadas por los anti- rr¡, l',rr,r ,onclucirla a su destino.
guos jurisconsultos, las cuales, recogidas en códigos, ense_
ñan a juzgar a nuestros jurisconsultos actuales. Ni tampoco
la medicina es otra cosa sino las experiencias hechas por lo, | ( r:rlt:s hayan sido siempre los principios
antig.uos médicos, sobre las que fundan los actuales sus jui- ,1, , rr;rlt¡uier ciudad y cuál fue el de Roma.
. cios_",Sin embargo, cuando se mata de o¡denar la república,
, de mantener el estado, gobernar el reino, organizai el ejér- I , r'. r lr rt' Iccn cuál fue el origen de la ciudad de Roma, qué
j cito y llevar a cabo la guerra, juzgar alos súLditos o acre- l, ,.r,,l,r,lolcrs y qué ordenamiento luvo, no se maravillan de
: centar el imperio, no se encuentra príncipe ni república que ,lr, r,rnl¿r virtud se mantuviese por muchos siglos en tal ciu-
recurra a los ejemplos de los antiguos. Ero pro..d., en mi ,l.r,l, rri liurpoco de que, más tarde, el imperio se añadiese a
, opinión, no ranto de la debilidad a que ha conducido al r r, ¡,rrblica. Y hablando en primer lugar de su nacimien-
mundo la presente religión, o del mal que el ocio y la ambi-
'l
r,r rlr1,1r que todas las ciudades son edificadas, o por los

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Discu¡sos sobre la primera década cle Tito Livio
Libro I, 1

hombres nativos del lugar en que se erigen, o por


extranje_
ros. Sucede lo primero cuando los habiiantes,-dispersos l, rl,rr,rrrr, s, () l)llra defender algún país recién conquistado
en
muchos sitios pequeños, no se sienten seguros, , , I , ¡rr,. rllri(f lc mantenefse con seguridad y sin gran costo,
no pudien_ ',
do cada grupo, por su situación y po. ,i ramaño, resistir
.,
'rr', l.ri nunrclosas ciudades que edificó el pueblo romano
por mismo al ímpetu de los asaltantes, y así, cuando
sí I ,'r r! ¡, l,' r;r¡ i¡,r,r".io, o bien son fundadas por un príncipe
viene
Lrn enemigo y deben unirse para su defensa, ,, ' ¡¡.r.r vrvil cr-l ellas, sino para su propia gloria, como hizo
o no llegan a
tiempo o, si lo hacen, deben abandonar muchos d. \1, ¡.rrr, lr. . on Alejandría. Y como estas ciudades no son li_
,i, ,._ 1,r,.. ¡,,,r srrs orígenes, raras veces hacen grandes progresos
ductos, que se convierten en rápida presa para
el enemigo, de
modo que, para huir de esros peligros, por propia
iniciativa o
: ., ¡,rrt.ilt
r) enumerar entre las principales del reino a que
convencidos por alguno que tenga enlre ei]os mayor 1
,,, r r(.( (.n. Scmejante a ésta fue la fundación de Florencia,
r r
aurori_
d.1d, r: reúnen para habitar juntos en un lugar
eiegido por
t¡'. ,, \/;r luc edificada por los soldados de Sila, ya por los
ellos, donde lavidasea más cómoda y la defeisa l, rl ,r
.rtt.s dc las montañas de Fiésole, que,
confiados por la
más fácil.
De esta forma nacieron, entre muchas otras, Atenas I rr1'.r ¡r;rz t¡ue nació en el mundo bajo el mandato de Octa-
y Ve-
necia. La primera, bajo el mando de Teseo, fue : rrr,), 1i(, decidieron a establecerse en la llanura sobre el
edificada
por los dispersos habitantes por razones similares; \ rr,,, I r t'icrto es que se fundó bajo el Imperio romano, y,
r
en cuan-
to aIa ofta, habiéndose asentado muchos pueblos en , r, '.rr:. I'r'irrcipios, no podía hacer otros progresos que los
algu_
nas islillas, en el ext¡emo dei mar Adriátiio, ,
¡,', I'r , oltesía del príncipe quería concededel.
con el fin de
huir de l¿s guerras que surgían | .,,, , iuclades son
fundadas por hombres libres cuando al-
continuamente en Italia, por
la llegada de nuevos bárbaros tras el declive clel : rrrr ¡'r¡1.1¡11¡, bajola dirección de un príncipe o por propia
Imperio
Romano, comenzaron entre ellos, sin que les guiase ¡r( r.rl\/¿t, es obligado por las epidemias, por el hambre o
ningún
príncipe en particular, a vivir bajo aquellas 1.y..
q,r. l.r"pn
I',
" 1,, llucrra a abandonar el país
nataT y buscar un nuevo
recieron más adecuadas para mantenerse, lo q.r. r ,, rr ricnto. Tales hombres, o habitan en las ciudades que
r;rr
1., ,.r."_ , il( il( nlrrrn en los países que conquistan, como hiZo Moi-
dió con toda felicidad, gracias a la prolongada tranquilidad
que les proporcionaba el lugar, qrr. no teriía ,, , r, Lrs cclifican de nuevo, como hizo Eneas. Aquí es don-
más ,ulidu q,r.
el mar, careciendo aquellos p,r.b1o, que infestaban ,l, ,,, t'onoce la virtud de los fundadores y la fortuna de la
Italia de
naves con que poder atacarlo, de modo que, , r'r,l,r,l lundada, que será más o menos maravillosa según
de tan modes_
tos principios, pudieron llegar a la grandezaen que l',,r'.rr sido más o menos virtuosos sus principios. La virtud
se en_
cuentran ahora. , { ( )r r( )cc por dos señales: la elección del lugar y la ordena-
En el segundo caso, cuando las ciudades son edificadas
por forasreros, o bien nacen de hombres libres I i ,n lrr I ltstr.¡ria de Fk¡rencia, Maquiavelo aúna las dos hipótesis: pri-
o que de_ , ,,, r , ,, l,,s habitantes de las montañas de Fiésole .mp.ruron u .rtuLl.-
penden de otros, como son las colonias, fundadas
po, ,rru , , , ,,,'t nrcrcados en la llanura y, poco a poco, comenzaron
a vívir
allí.
república o por un príncipe para descargar sus I r, r, strlclados
de Sila fijaron su morada, al acal¡ar la guerra civil, en
tierras de r
1,r

'.u nlc núcleo urbano, engrandeciéndolo y dotándoio de servicios.


,I it

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Discursos sobre la primera década de Tito Livio Lib¡o I. 1

ción de las leyes2. Ya que los hombres obran por necesidad r,l.r,l ' r!,1,'rncl¿ por las leyes, que nacieron hombres exce-
o por libre elección, y vemos que hay mayor virtud allí don- lr Irr,.ilrroS, y, si sus nombres no hubieran sido arrebatados
de la libertad de elección es menor, se ha considerado si se- 1,,,r I r ;rrligiicclad, veríamos cómo merecieron más alaban-
ría mejor elegir para la edificación de las ciudades lugares ., , ¡,,, A1,' jrrrrclro Magno y muchos otros de los que pefma-
estériles para que así los hombres, obligados a ingeniárse- r¡¡
'
¡ lr( ,i('() cl recuerdo. Y quien hubiera observado el reino
las, con menos lugar para el ocio, viviesen más unidos, te- ,1, l',,rlt;ur, y el orden de los mamelucos y de su ejército, an-
niendo, por la pobreza de7lugar, menos motivos de discor- r, . , lr' t lr rc luera desbaratado por el Gran Turco Salír, hu-
dia, como sucedió en Ragusa y en muchas otras ciudades I ¡r' | .r \1rst() cuánto se ejercitaban los soldados, y hubiera co'

edificadas en semejantes sitios; elección que sería sin duda rr,¡r l¡lrr t'rr la práctica cuánto temían el ocio a que podía
la más sabia y útil si los hombres estuviesen satisfechos de , , ,,',1, r, illc:s la benignidad del país, si no 1o hubieran evita-
vivir por sí mismos y no anduvieran buscando sojuzgar a , 1, , , ,rr l, v.'s severísimas.
otros. Por tanto, ya que los hombres no pueden garantizar ,\lrrro, pues, que es más prudente elección establecerse
su seguridad más que con el pode¡ es necesario huir de esa ,,, 1,r1,,:rles fértiles, siempre que esa fertilidad se reduzca a
esterilidad de la tierra y asentarse en lugares muy fértiles, 1,, , ,l, lrirlos límites mediante las leyes. Así, queriendo Ale-
donde, pudiendo ensancharse, gracias al ubérrimo terreno, 1,r,,,1r,, Magno edificar una cíudad para su gloria, llegó el
puedan también defenderse de los asaltantes, y someter a rr ,
lr rt
('cto Dinócrates y le mostró cómo podía construirse
r

cualquiera que se oponga a su grandeza. En cuanto al ocio ,, rl t' t'l rlonte Athos, lugar que, además de ser fuerte, po-
'r
que pudiera traer consigo la abundancia del lugar, se deben ,lr.r l;rlrr-arse de tal modo que se diese a la ciudad forma
ordenar las cosas de modo que las leyes impongan esa nece- lrrn:rr1r, lo que sería algo maraviiloso y raro, digno de su
sidad que el sitio no impone, imitando a aquellos que fue- 1,r,rn,lcza. Y preguntándole Alejandro de qué vivirían los
ron sabios y vivieron en lugares amenísimos y fértiles, aptos lr.rlrirrrntes, respondió que no lo había pensado, así que el
para producir hombres ociosos e inhábiles para todo vir- r r 1, :;t' r'ió y, dejando ranquilo el monte, edificó Nejandtia,

tuoso ejercicio, que, para obviat los daños que podría cau- , l, ,r r, Ic las gentes se quedarían a vivir de buen grado por la

sar la amenidad del país mediante el ocio, impusieron la , rl lr r('z¿ de la tierra y por la comodidad del mar y del Nilo'

obligación de ejercitarse a los que habian de ser soldados, \ (luien, según esto, considere la fundación de Roma, si
de modo que, por tales órdenes, llegaron a ser mejores sol- r, ,r ril a Eneas por su padre fundador, la pondrá entre aque-
r

clados que los de aquellos lugares naturalmente ásperos y 11.,. ciudades edificadas por los forasteros, y si a Rómulo,
estériles. Entre éstos se cuenta el reino de los egipcios, en el , nr lc las edificadas por los nativos, pero, en cualquier caso,
cual, aunque el país es amenísimo, pudo tanto aquella nece- l.r vcrá siempre con un origen libre, sin depender de nadie,

2. Es sabido que Maquiavelo uriliza el término <<virrud> (uirtit) en el I Sclim I, cabeza del Imperio otomano, que conquistó Egipto a prin-
sentido de aptitud política y virtudes cívicas. , rf ios del siglo xvr.

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Discursos sobre la primera década de Tito Livio

y verá también, como se dirá más adelante, a cuántas


ohli-
gaciones la redujeron las leyes dadas por Rómulo,
Nurrrrr y
otros, de modo que la fertilidad del terreno, la comocli,l,rrl
del mar, las continuas victorias yla grandezadel imperio rrrt
la pudieron, durante muchos siglos, corromp.r, y lu ma,,trr,
vieron llena de tanta virtud, como jamás ha ostentado lrin,
guna otra ciudad o república.
Dado que los hechos que obró, y que son alabados
lrtrt
Tito Livio, sucedieron por iniciativa pública o privada, clt rr,
tro o fuera de la ciudad , comenzaré a comentar las co¡¡rll
ocurridas dentro y por consejo público, que son las quc jrr:,t,
go dignas de mayor consideración, añadiendo todol,, <.¡,re
se der:ivó de ellas, y con estos discursos concluíré .rt.
1,,,i,
mer libro o primera parte.

2. De cuántas clases son las repúblicas y de clasc.


eué
fue la república romana.

Quiero dejat a un lado el tazonamjento sobre las ciudarler


que han estado, en sus orígenes, sometidas a otro, y habllrle
de las que han tenido un origen algadocle toda servidumbrr
externa, aunque a continuación se hayan gobernado, pol.srr
propio arbitrio, como república o como principado, que ric
nen, como distintos principios, diversas leyes y ordenami.,lr
tos. Pues algunas, al principio de su existencia o después
rle
poco tiempo, recibieron leyes de uno solo y de una sola vt,r,,
como las que dio Licurgo a los espartanos, y otras las a<1.¡li
rieron poco a poco, y 7a mayotia de las veces según las cir.
cunstancias, como pasó en Roma. y desde luego poderrrori
l7amar feliz a aquella república en la que haya surgido
rrrr
hombre tan prudente que le haya dado leyes ordenadas rlc

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