Está en la página 1de 10

Universidad Iberoamericana

Temas selectos de metafísica y ontología


1er semestre maestría en filosofía.
noviembre de 2017
Yareni Monteón López.

Democracia y conato en Spinoza.

Introducción.

El objetivo de este ensayo es mostrar la relación que existe entre el conato en Spinoza y su
idea de democracia, entre ontología y política. Para ello, en el primer apartado expondré y
explicaré algunas ideas de la ontología de Spinoza que serán útiles para el desarrollo del
segundo apartado que consistirá en articularlas con la idea de democracia presentada en el
Tratado teológico-político.

Spinoza, historiográficamente, pertenece al periodo del racionalismo moderno. Se


supondría que encontraríamos en él el mismo espíritu que en la filosofía de Descartes o
Leibniz, sin embargo, y siguiendo la tesis de Antonio Negri, Spinoza es un pensador
anómalo. Sí un racionalista, pero no un racionalista común, sino que definió otra
racionalidad, muy diferente a la de la metafísica burguesa1. “Si la filosofía de Descartes es
ante todo teórica, la de Spinoza es eminentemente práctica”2. En Spinoza no encontremos
una metafísica para la contemplación ni reflexión abstracta y estéril–¿cómo sería posible en
un materialista?– sino una metafísica y una epistemología para la acción.

En el primer apartado expondré algunas definiciones y proposiciones de la primera parte de


la Ética para reelaborar la noción de Dios en Spinoza, y así poder conectarlo con la
proposición de la tercera parte de la Ética en la que se expone y demuestra la necesidad del
conato en relación a la substancia infinita. En el segundo apartado expondré la relación que
existe entre la ley de conato de la Ética y la ley natural expuesta en el Tratado teológico-

1 Antonio Negri, La anomalía salvaje, Anthropos, Barcelona-México, 1993, p13


2 Ramón Xirau, Introducción a la historia de la filosofía. UNAM, México, 2009, p 232.
político, así cómo ambas se vinculan con la concepción de democracia en la misma obra.
Mi lectura estará guiada por la interpretación de Antonio Negri y Diego Tatián.

1. Sustancia infinita, modos, atributos y la perseverancia en la existencia.

Siguiendo el orden geométrico Spinoza comienza su ética dando definiciones metafísicas


(geométrico, porque es imposible negar su racionalismo y una ética que comienza con
metafísica, declarando su anomalía).

III. Por substancia entiendo aquello que es en sí y se concibe por sí, esto es, aquello cuyo
concepto, para formarse no necesita de otra cosa.
IV. Por atributo entiendo aquello que el entendimiento percibe de una substancia como
constitutivo de la esencia de la misma.
V. Por modo entiendo las afecciones de una substancia. O sea, aquello que es en otra cosa,
por medio de la cual es también concebido.
VI. Por Dios entiendo un ser absolutamente infinito, esto es, una substancia que consta de
infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita3.

Después de las definiciones, Spinoza presentará los axiomas y comenzará con las
proposiciones derivadas de las definiciones, los axiomas y otras proposiciones. No es mi
intención recorrer todas las deducciones que se presentan en la ética, sino presentar y
explicar algunas de proposiciones de la Ética en la que están contenidas su idea de
Naturaleza, misma que será de suma importancia para su pensamiento político:

Proposición VII: A la naturaleza de una substancia pertenece el existir


Proposición VIII: Toda substancia es necesariamente infinita.
Proposición XI: Dios, o sea, una substancia que consta de infinitos atributos, cada uno de
los cuales expresa una esencia eterna e infinita, existe necesariamente
Proposición XV: Todo cuanto es, es en Dios, y sin Dios nada puede concebirse.
Proposición XX: La existencia de Dios y su esencia son uno y lo mismo.4

3 Baruch Spinoza, Ética demostrada según el orden geométrico, Tecnó, Madrid, 2009, pp
68-69
4 4 Baruch Spinoza, Ética demostrada según el orden geométrico, Tecnó, Madrid, 2009, pp

72-81, 92
Spinoza define a la substancia, tal cual, lo que es en sí y se concibe por sí. La substancia es
algo así como un término primitivo que refiere únicamente y en general a lo que es y se
concibe. Esta substancia es percibida por el entendimiento, y eso que es percibido y que se
percibe como constitutivo de su esencia se llama atributo. Dios, es una substancia que
consta de infinitos atributos. Esto es, Dios, para Spinoza es infinitamente múltiple o dicho
de otra forma, lo existente es infinitamente múltiple y ello es Dios. Luego en la proposición
VII, Spinoza declarará que a una substancia le pertenece existir (para este momento de la
deducción, ya se habrá probado que no pueden existir dos substancias). El Ser no es
solamente infinitamente múltiple, sino también necesariamente existente o lo que es lo
mismo: lo que existe es, y es infinitamente múltiple (proposición XI). La multiplicidad de
atributos existen en la substancia, es decir en Dios, y lógicamente no pueden ser concebidos
sin Dios. La infinita pluralidad es un hecho, y no sólo un hecho, sino la realidad misma,
pues ella existe en la substancia, es decir en lo que es, en lo que existe.

La pluralidad de la que he hablado es la de los atributos que son percibidos como


constitutivos de la esencia misma de la substancia, pero también están los modos, que son
la expresión transitoria, singular y contingente de la infinita pluralidad. Los modos son en
la substancia, se conciben por ella y por sus atributos. Los cuerpos humanos, por ejemplo,
somos modos en los que se expresa el atributo de la extensión, nuestras ideas humanas, son
modos en los que se expresa el atributo del pensamiento, y tanto nuestros cuerpos como
nuestras ideas son en Dios.

Spinoza, a través de su método geométrico ––enteramente racional–– expresa su anomalía


(respecto al racionalismo cartesiano): no hay una diferencia sustancial y potencialmente
irreconciliable entre cuerpo y pensamiento, porque de hecho no existe más que una
sustancia, de hecho estos son tan sólo dos atributos de una infinidad. Ahora, los modos,
tampoco son distintos sustancialmente, porque de nuevo, no hay diferencias sustanciales,
sino que todo es concebido por y en la sustancia. Así, Spinoza puede deducir
tranquilamente que no hay un imperio dentro de otro imperio5. Los seres humanos somos
modos mixtos de extensión y pensamiento.

En la tercera parte de la Ética, Spinoza tratará de los afectos y en el prefacio escribirá:


La mayor parte de los que han escrito acerca de los afectos y la conducta humana,
parecen tratar no de cosas naturales que siguen las leyes ordinarias de la naturaleza, sino de
cosas fuera de ésta. Más aún: parece que concibe al hombre, dentro de la naturaleza como
un imperio dentro de otro imperio. Pues creen que el hombre perturba, más bien que sigue,
el orden de la naturaleza, que tiene una absoluta potencia sobre sus acciones y que sólo es
determinado por sí mismo.6

De esta manera, Spinoza, tratará a la conducta humana, sus padecimientos, no como algo
independiente de la substancia, sino como lo que está en la sustancia, sujeta a sus leyes. En
este mismo sentido, tampoco la política estará divorciada de la naturaleza, ni habrá un
esfuerzo por separarlas, sino que el orden social será explicado a partir de la substancia.

En esa misma parte de la Ética, en la proposición VI, Spinoza escribe: “Cada cosa se
esfuerza, cuanto está a su alcance, por perseverar en su ser”7. Esta ley del conatus, es
general a todo lo que es en la substancia, pero en los modos mixtos que son los seres
humanos, se expresará como un esfuerzo por perseverar en su existencia. La demostración
de esta proposición es la siguiente:

En efecto, todas las cosas singulares son modos, por lo cuales los atributos de Dios
se expresan de cierta y determinada manera (por el corolario de la Proposición 25 de la
parte I), esto es (por la proposición 34 de la parte I), cosas que expresan de cierta y
determinada manera la potencia de Dios, por lo cual Dios es obra, y ninguna cosa tiene en
sí algo en cuya virtud pueda ser destruida, o sea, nada que le prive de su existencia (por la
proposición 4 de esta parte), sino que, por el contrario, se opone a todo aquello que pueda
privarle de su existencia, y, de esta suerte, se esfuerza cuanto puede y está a su alcance por
perseverar en su ser.

5 Baruch Spinoza, Ética demostrada según el orden geométrico, Tecnó, Madrid, 2009,
p197
6 Baruch Spinoza, Ética demostrada según el orden geométrico, Tecnós, Madrid, 2009, pp

197-198
7 Baruch Spinoza, Ética demostrada según el orden geométrico, Tecnós, Madrid, 2009, p

209
Lo que se esfuerza por perseverar en su ser, no la substancia, pues ella, como ya lo había
dejado claro Spinoza, es necesariamente existente, sino los modos finitos y contingentes en
los que se expresa, de forma singular, la potencia de Dios. Es justo de esta idea que partirá
la política en Spinoza. De esta demostración, también se puede interpretar otra anomalía de
Spinoza: Dios, es decir la substancia, es obra, es decir acción. Lo existente es acto, y esto,
también se verá reflejado en su política, una política no del anquilosamiento y un Estado
estático, sino del movimiento y la vitalidad.

2. Ley natural y democracia.

Según las clasificaciones clásicas, Spinoza pertenecería al iusnaturalismo racionalista, justo


como Hobbes. En efecto, si no se pone atención a la sutilezas del planteamiento spinoziano,
su política podría ser leída como una variación sin más de una política hobbesiana, de
hecho, lo que ambos entienden por Ley natural o Derecho natural es muy similar. Hobbes
en Leviatán escribe:

El Derecho de Naturaleza, lo que los escritores llaman comúnmente, jus naturale, es la


libertad que cada hombre tiene de usar su propio poder como quiera, para la conservación
de su propia naturaleza, es decir, de su propia vida; y por consiguiente, para hacer todo
aquello que su propio juicio y razón considere como los medios más aptos para lograr ese
fin. 8

La definición que da Spinoza es la siguiente:

Por derecho e institución natural no entiendo otra cosa que las reglas de la naturaleza de
cada individuo, según las cueles concebimos a cada uno de ellos determinado naturalmente
a existir y a obrar de cierto modo […]
Es cierto que la naturaleza, considerada en absoluto, tiene un derecho sobreano sobre todo
lo que está en su poder, es decir, que el derecho de la naturaleza se extiende hasta donde
alcanza su poder. Ahora bien, el poder de la naturaleza es el poder mismo de Dios, que
posee derecho supremo sobre todo.
Pero la potencia universal de toda la naturaleza no es sino potencia de todos los individuos
reunidos; se sigue por tanto, que cada individuo tiene un derecho supremo sobre todas las
cosas que puede alcanzar, es decir, que todas las cosas que puede alcanzar, es decir, que el
derecho de cada no se extiende hasta donde se extiende su poder. Y como la suprema ley de

8 Thomas Hobbes, Leviatán o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y


civil, FCE, México, 2010, p. 106
la naturaleza es que cada cosa trate de mantenerse en su estado, en tanto que subsiste, no
teniendo razón sino de sí misma y no de otra cosa, se deduce que cada individuo, tiene un
derecho sobreaño a esto, según ya dije, a existir, y a obrar según su naturaleza9.

Ambas definiciones contienen la idea de que el derecho natural es la ejecución del poder
para la conservación de la existencia. ¿Cómo es posible la misma idea en un enfoque derive
en la necesidad de la monarquía absoluta y el otro en la democracia? La razón reside en las
consideraciones ontológicas. Para Spinoza los modos perseveran en su existencia porque
son expresión siempre acto de los infinitos atributos de la substancia. En este sentido el
Derecho Natural no sólo es lo que un modo puede ––en tanto posibilidad modal–– hacer,
sino lo que es lo que el modo hace como determinación natural. Por tanto este derecho
natural no se puede reprimir, como lo intentará hacer Hobbes, sino que se guiará hacia un
ordenamiento social (el mundo del modo mixto) en el que cada uno de los seres que lo
componen pueda preservar su existencia, este no será otro que la democracia.

En la definición de Derecho Natural de Spinoza, además de lo que ya se ha explicado, hay


otro elemento de suma importancia, y es que la potencia universal es la de todos los
individuos reunidos: potentia multitudinis 10 . Este elemento resulta relevante para el
planteamiento político porque mientras el que pensamiento político de la época se plantea
al individuo como antecedente lógico de la sociedad (el individuo precede a la
colectividad), en Spinoza esto aparece invertido debido al presupuesto ontológico. Los
modos no pueden se concebidos por sí (aunque esto no significa que pierdan su
singularidad), sino que deben ser concebidos en Dios. Por eso para Spinoza no hay
necesidad de un contrato social. Nos asociamos porque es la única forma que tenemos
como modos finitos de perseverar en la existencia. Esto no es un descubrimiento de
Spinoza, la sociabilidad es también un hecho que todos reconocemos como necesario para
la afirmación de la vida. Sobre esto Spinoza en el Tratado teológico-político escribe:

Si consideramos, además, que los hombres, sin auxilio mutuo, viven míseramente y sin el
necesario cultivo de la razón, según demostramos en el capítulo V. Veremos claramente que

9Baruch Spinoza, Tratado teológico-político, Tratado político, Tecnós, 2017, pp. 67-68
10Diego Tatián. Spinoza y la cuestión democrática en Noveno Coloquio de Spinoza, Diego
Tatián [comp], Brujas, Argentina, 2013, pp 87-97
los hombres, para llevar una vida feliz y llena de seguridad, han debido esforzarse para
hacer de modo que poseyesen en común sobre todas las cosas de este derecho que habrá
recibido cada uno de la naturaleza, y que y no se determinase según la fuerza y el apetito
individual, sino mediante la potencia y la voluntad de todos juntos11.

Spinoza declara que para que los hombres sean capaces de llevar una vida feliz y llena de
seguridad, no se determinan ya por su fuerza y apetito individual, sino mediante la potencia
y la voluntad de la colectividad. Estamos un paso más cerca de lo que Spinoza entiende por
democracia.

Y por esta razón puede formarse una sociedad y mantenerse siempre el pacto con gran fe
sin repugnancia alguna al derecho natural, si cada uno transfiere su todo el poder que tiene a
la sociedad, que reúne, por tanto, ella sola todo el derecho supremo de la naturaleza en
todas las cosas, esto es, el sobreaño imperio al cual debe someterse cada uno, ya sea
libremente, ya sea por miedo al máximo suplicio.
En verdad se llama democracia este derecho de la sociedad que por esta razón se define;
asamblea de todos los hombres que tienen colegiadamente soberano derecho en todas las
cosas que pueden, de lo cual se deduce que la soberana potestad no está obligada por
ninguna ley, y que todo deben obedecerla en todo.12

La transferencia del poder individual al Estado, que en Hobbes, por ejemplo, funcionaba
como enajenación, en Spinoza la transferencia de la potencia individual al cuerpo colectivo
no funciona como enajenación sino como una especie de extensión de la potencia13 , en
efecto, la transferencia se da precisamente para que todos los que integran el cuerpo
colectivo sigan teniendo el soberano derecho a la existencia. La soberanía no se transfiere
por medio de un contrato, sino que ella permanece inmanente al poder colectivo, así se
llama democracia a esta forma de soberanía común e inalienable.14

Podríamos pensar que esta idea de democracia es tan represiva como la hobbesiana en tanto
que también requiere de sometimiento y transferencia de la potencia, sin embargo, Spinoza
es muy claro al distinguir entre el siervo y el súbdito: “Siervo es el que está obligado a

11 Baruch Spinoza, Tratado teológico-político, Tratado político, Tecnós, 2017, p 71


12 Baruch Spinoza, Tratado teológico-político, Tratado político, Tecnós, 2017, p 77
13 Diego Tatián. Spinoza y la cuestión democrática en Noveno Coloquio de Spinoza, Diego

Tatián [comp], Brujas, Argentina, 2013, pp 87-97


14 Diego Tatián. Spinoza y la cuestión democrática en Noveno Coloquio de Spinoza, Diego

Tatián [comp], Brujas, Argentina, 2013, pp 87-97


obedecer los mandatos del dueño, que sólo refieren a la utilidad del que manda […]; y
súbdito finalmente, aquel que hace, por mandato del poder supremo, lo que es conveniente
para el interés común, y, por tanto, para él”.15 En el mismo párrafo, Spinoza agregará sobre
la democracia:

Y creo haber expuesto claramente los fundamentos del gobierno democrático; he preferido
esta forma de gobierno, porque me parecía la más natural y la más aproximada a la libertad
que la naturaleza concede a todos los hombres. En ella nadie transfiere a otro su derecho
natural, de manera que no pueda participar en las deliberaciones en el porvenir, sino que
este poder reside en la mayoría de toda la sociedad, de la cual él constituye una parte: de
este modo todos quedan iguales, como antes, en estado natural16.

Es importante notar que en la concepción de democracia de Spinoza la colectividad no se


homologa a la homogeneidad, ¿cómo sería posible si la substancia misma es pluralidad? El
cuerpo colectivo sigue siendo conformado por modos mixtos que no pierden su
singularidad. La soberanía no es voluntad general sino potencia extendida, conservación
colectiva del derecho natural a la existencia. Por ello la democracia en Spinoza no debería
ser entendida como un conjunto de formas definitivas fundadas en el orden del concepto
abstracto, sino como el desbloqueo, la desalienación y la liberación de la potencia
creativa17. La democracia, justo como Dios, es obra.

Conclusión.

Spinoza es un anomalía para su tiempo. La idea de democracia que desarrolla, a pesar de


compartir con los pensadores de su época algunos elementos, es excepcional, y esta
excepcionalidad se debe en gran medida a que su metafísica también lo es. Su metafísica no
sólo resuelve el problema cartesiano del dualismo sustancial, sino que hace algo muchísimo
más radical y elabora una metafísica de la acción y la multiplicidad.

15 Baruch Spinoza, Tratado teológico-político, Tratado político, Tecnós, 2017, p 77


16 Baruch Spinoza, Tratado teológico-político, Tratado político, Tecnós, 2017, p 78
17 Diego Tatián. Spinoza y la cuestión democrática en Noveno Coloquio de Spinoza, Diego

Tatián [comp], Brujas, Argentina, 2013, pp 87-97


En Spinoza, Dios, su concepto más importante, no aparecerá como objeto de contemplación
trascendente, sino como, por un lado inmanencia pura, y por otro como obra. Desde la
óptica de Spinoza, Dios, es decir la naturaleza, no pueden ser concebida y mucho menos
tratada como un objeto inerte para la contemplación, la especulación o para crear sobre ella
una fantasía en la que los seres humanos estamos separados y la podemos controlar, sino
que nosotros tendríamos que tratarnos y concebirnos como una parte de ella. Al hacer este
cambio de perspectiva, nuestra reflexión sobre el mundo de los modos mixtos (pensamiento
y extensión), cambiará radicalmente, y la forma en la que el mundo humano puede ser
comprendido y organizado dejará de ir a contracorriente de sí mismo, como en la actualidad
parece que va: en lugar de políticas para la afirmación de la vida, se piensan y practican
políticas para la muerte.

La democracia de Spinoza no es un régimen político en sentido estricto, no desarrolla una


normatividad para ser instituida a la que llame democracia ––sabe muy bien que la
estabilidad por la estabilidad es sinónimo de anquilosamiento y de muerte–– sino que ella
contiene una idea de organización social con un imperativo ético y una descripción
ontológica: todo modo finito tiene derecho a ejercer su potencia para existir. La idea de
democracia en Spinoza es un llamado a la acción para crear y re-crear cada vez que sea
necesario políticas que permitan la afirmación de la vida en colectivo. Si en Hobbes, por
ejemplo, la política se funda desde el miedo a la muerte, en Spinoza su principio es amar
(como obra) a la vida.

En el mundo contemporáneo en el que cada día se multiplican las políticas de muerte


fundadas en el miedo, la pertinencia de revisar propuestas como la de Spinoza para
proponer acciones opositoras es más que pertinente.
Bibliografía
Antonio Negri, La anomalía salvaje, Anthropos, Barcelona-México, 1993

Baruch Spinoza, Ética demostrada según el orden geométrico, Tecnós, Madrid, 2009

Baruch Spinoza, Tratado teológico-político, Tratado político, Tecnós, Madrid 2017

Diego Tatián [comp], Spinoza. Noveno coloquio. Brujas. Argentina, 2013

Thomas Hobbes, Leviatán o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil,
FCE, México, 2010

Ramón Xirau, Introducción a la historia de la filosofía. UNAM, México, 2009

También podría gustarte